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UNIVERSITAT DE LLEIDA
(043)
"1996"
SER
«*•
II v? Universitat de Lleida
VS Registre General
- 2 OCT. 1935
INDICE r~
1. Notas previas l
3. Antecedentes históricos 7
A) El Ordenamiento de 1360 7
B) La Novísima Recopilación 10
1. Notas previas 39
a) Notas previas 78
I. CONSIDERACIONES PREVIAS 87
II. ITALIA
2. Proceso cambiario 91
B) Pagaré 191
C) Cheque 205
d)Pago 404
e) Consignación 404
f) Embargo 405
A) Competencia 443
B) Iniciación 444
C) Tramitación 444
D) Resolución 449
a) Litispendencia 486
f) Compensación 513
b) Homonímia 524
a) Pago 551
b) Consignación 552
d) Novación 554
e) Caducidad 556
XVII
CONCLUSIONES 557
BIBLIOGRAFIA 581
CAPITULO PRIMERO.
1. Notas previas.
"'.- En una cauta y esquemática aproximación al tema, puesto que las fuentes de
conocimiento son indirectas y no muy numerosas -aunque coinciden en lo esencial-
puede señalarse que, en la evolución de los documentos con executionem paratam, se
distinguen diversos momentos históricos. De forma paralela al pacíum executivum, y
superando en el tiempo la vigencia exclusiva de éste, acceden a esta categoría en el s. XI
los instrumenta confessionaía en sentido estricto, basados en la simulación de un juicio
ante el juez ordinario (en el proceso romano clásico la confesión prestada en la fase in
iure se equiparaba a la res iudicata). En el siglo XIII, se concede dicho privilegio a los
instrumenta guarentigiata que responden al mismo fundamento que los anteriores, sólo
que la comparecencia no se hace ante el juez sino coram notario; estos documentos
contenían la cláusula guarentigia derivada de los primitivos pactos privados de ejecución.
En el siglo XIV adquieren fuerza ejecutiva los instrumenta publica sin necesidad de que
conste en ellos la cláusula guarentigia que ha devenido de estilo. La etapa final de esta
evolución se sitúa hacia el siglo XV, momento a partir del cual se otorga fuerza ejecutiva
a las scripturae privatae y, con el tiempo, se extiende a los documentos privados
comerciales, especialmente a la letra de cambio.
Si en el pactum executivum la fuerza ejecutiva dimanaba de la autonomía de la
voluntad de las partes, en el caso de los instrumenta guarentigiata, y de los documentos
públicos y privados, aquélla se confería por la Ley y los Estatutos.
Sobre este tema, vid, entre otros, DE LA PLAZA, "Los principios fundamentales
del proceso de ejecución", (Aplicaciones al vigente Derecho español), I, en Revista de
Derecho Privado, núm. 333, diciembre 1944, págs. 900 a 904; FAIREN GUILLEN, "Un
nuevo descubrimiento sobre la historia del juicio ejecutivo en España: el ordenamiento
sevillano de 1360", en Estudios de Derecho procesal, cit., pág. 564 (recoge para esta
cuestión las conclusiones de BRIEGLEB, Geschichte des Executiv-Processes, Stuttgart,
1845); GUTIERREZ DE CABIEDES,"Aspectos históricos y dogmáticos del juicio
ejecutivo y del proceso monitorio en España", cit., lug. cit., págs. 421 y 422; MONTERO
AROCA, Derecho jurisdiccional, II, Proceso civil 2.°, (con Orteils Ramos, Gómez
Colomer y Montón Redondo), Barcelona, 1994, págs. 193 a 195.
pudieran probarse in continenti. Las excepciones que no cumplían tal
requisito se reservaban para el proceso solemne 8. El fin del incidente
de cognición sumaria no era declarar la existencia y exigibilidad del
crédito, sino únicamente decidir si debía precederse o no a la
ejecución. Como consecuencia de ello, el juicio emitido en el
processus executivus sobre las excepciones en él examinadas no
obligaba al Juez del proceso ordinario 9.
.- Vid. DE LA PLAZA, Derecho procesal civil español, vol. Il, cit., págs. 521 y 522.
9
.- Vid. sobre el processus executivus, CHIOVENDA, Instituciones de Derecho procesal
civil, vol. I, cit, págs. 280 a 282; también de este autor Principios de Derecho procesal
civil, (trad, de la 3a ed. italiana por J. Casais y Santaló), tomo II, Madrid, 1977, págs. 757
a 760; DE LA PLAZA, Derecho procesal civil español, vol. II, cit., págs. 520 a 523;
también de este autor, "Los principios fundamentales del proceso de ejecución", II, lug.
cit., num. 335, febrero, 1945, pág. 81; GOLDSCHMIDT, Derecho procesal civil, cit.,
pág. 20; VESCOVI, "La reforma del proceso ejecutivo para Iberoamérica: la adopción
del procedimiento de estructura monitoria", en Libro Homenaje a Jaime Guasp, Granada,
1984, págs. 587 a 589.
l0
.- Al respecto, son ilustrativas las palabras de DE LA PLAZA (Derecho procesal civil
español, vol. Il, cit., pág. 523) quien señala que "nuestro juicio ejecutivo, por su traza,
por su disposición, por su contenido, hasta por los efectos de la resolución que en él
recae, es heredero directo del processus executivus del derecho común".
.- "..., abandonadas las jurisdicciones privilegiadas y las formas solemnes del juicio
ordinario, han desaparecido las principales razones que sostenían la contraposición entre
la cognitio summaria del proceso ejecutivo y la cognitio plena del proceso ordinario.
Esta contraposición ya no existe. Por una parte, no hay necesidad de una cognitio
summaria para que quien tiene un título ejecutivo obtenga la ejecución forzosa, sino que
ésta se pide directamente a los órganos ejecutivos; por otra parte, en caso de oposición
del deudor, el conocimiento sobre la existencia y sobre el cese de la obligación, que tiene
lugar por parte del mismo juez de la ejecución, es conocimiento ordinario, es una
declaración perfectamente igual a la que tendría lugar en un juicio en que se hubiese
hecho valer la acción ordinaria (...). Un conocimiento puramente superficial (qualis
qualis demonstrado) no tiene ya lugar en el proceso ejecutivo", CHIOVENDA,
Instituciones de Derecho procesal civil, vol. I, cit., págs. 282 y 283.
3. Antecedentes históricos.
A) El Ordenamiento de 1360.
l2
.- FAIREN GUILLEN, "Un nuevo descubrimiento sobre la historia del juicio ejecutivo
en España: el ordenamiento sevillano de 1360", en Estudios de Derecho procesal, cit.,
págs. 558 y ss. Hasta sus investigaciones, que tuvieron su origen en el hallazgo de dicho
Ordenamiento de 1360 por el Dr. Sáez Sánchez, publicado íntegramente (consta de 37
leyes) en el Anuario de Historia del Derecho español, tomo XVII, 1946, págs. 7 1 2 a
750, se sostenía que el primer antecedente legislativo del juicio ejecutivo era una Ley de
20 de mayo de 1396, promulgada por Enrique III en Sevilla a petición de los mercaderes
genoveses de aquella ciudad.
No debe, sin embargo, olvidarse que estudios posteriores señalan antecedentes
más remotos del juicio ejecutivo sumario; hecho que pudiera"cuestionar el fenómeno de
la recepción en el siglo XIV. Vid. en este sentido LUMBRERAS VALIENTE,
"Aportación a la historia del juicio ejecutivo en el Derecho patrio", en Revista de
Derecho Procesal Iberoamericana y Filipina, núm. 2, 1960, págs. 243 a 252; y ESTEPA
MORIANA, "El juicio ejecutivo como proceso de ejecución en el Derecho histórico
español", en Revista de Derecho Procesal Iberoamericana, núm. 1, 1977, págs. 88 a 91.
13
.- Vid. FAIREN GUILLEN, "Un nuevo descubrimiento sobre la historia del juicio
ejecutivo en España: el ordenamiento sevillano de 1360", cit., lug. cit., págs. 565 y 584.
No se exigía demanda formal escrita. Todo el Ordenamiento sevillano estaba regido por
el principio de oralidad.
Por la cláusula guarentigia se confería "amplio poder á los señores jueces de su
Magestad, que de este negocio deben conocer conforme á derecho, para que le apremien
á su cumplimiento, como por sentencia definitiva de juez competente, pasada en
autoridad de cosa juzgada y consentida, que por tal lo recibe" (Febrero novísimo, ó
documento y comprobar que la obligación estaba vencida. En su caso,
despachaba ejecución 14. Por tanto, la ejecución se fundaba en un
título legal, sin necesidad de pacto ejecutivo sobre la misma persona o
el patrimonio y sin previo conocimiento del Juez.
l6
.- A estas conclusiones llega FAIREN GUILLEN tras un análisis comparativo de las
Leyes XVI y IX del Ordenamiento de 1360 (vid. "Un nuevo descubrimiento sobre la
historia del juicio ejecutivo en España: el ordenamiento sevillano de 1360", cit., lug. cit.,
págs. 578 a 580).
.- El procedimiento previsto en ambas leyes era prácticamente el mismo, reduciéndose,
las características específicas de la Ley de 1396, a la intervención judicial en la
constitución de los títulos ejecutivos contractuales y a una mayor flexibilidad, tanto en la
admisión de excepciones, como en los plazos para su alegación y prueba. En cuanto a la
prueba, si el deudor trataba de probar las excepciones propuestas mediante una prueba
"lenta" (v.gr. testifical), debía proceder, según se establecía en la Ley de 1396, a un
munimentum in manus créditons en forma de pago contra caución del acreedor, puesto
que si no lo hacía, no se suspendía la ejecución.
.- Vid. FAIREN GUILLEN, El juicio ordinario y los plenarios rápidos, cit., págs. 111,
197 y 198; y, también de este autor, "Un nuevo descubrimiento sobre la historia del
juicio ejecutivo en España: el ordenamiento sevillano de 1360", cit., lug. cit., pág. 589.
10
B) La Novísima Recopilación.
.- En las 17 leyes del Tít. XXVIII, Lib. XI era donde se regulaba realmente el proceso
de ejecución, ya que si bien el Tít. XVI rezaba "De la execucion de las sentencias, y
despacho de executorias" estaba compuesto sólo por cinco leyes en las que se establecía
cuando aquéllas eran ejecutivas.
20
.- Vid., entre otros, HEVIA BOLAÑOS, Curia Filípica, (Primera y segunda parte),
Madrid, 1700; la primera parte está dedicada al "juyzio ordinario" y la segunda, págs. 69
a 121, reza "Del juyzio executive", destinando el primer subepígrafe al concepto de "via
executiva" que, según el citado autor, "es la que se tiene á la execucion, y cumplimiento
de los casos, è instrumentos que la traen aparejada, la quai es de su naturaleza breve y
sumaria". ELIZONDO (Práctica universal forense de los Tribunales de España, y de las
Indias, tomo primero, sexta impresión, Madrid, 1796) distingue en su obra entre "juicio
favorecida por el hecho de que todos los instrumentos ejecutivos,
tanto los de factura judicial como extrajudicial, se sustanciaban por
los mismos cauces 21; esto es, por los cauces del juicio civil ejecutivo
que "es un juicio sumario que se introdujo en favor de los acreedores,
para que sin experimentar los dispendios ni dilaciones de la via
ordinaria, ni las molestias ó vejaciones de los deudores morosos,
consiguiesen brevemente el cobro de sus créditos, sin distraerse del
desempeño de sus deberes respecto á sus empleos, oficios o
familias"22. Así, se afirmaba que el juicio ejecutivo era "un juicio
sumario en que no se trata de declarar derechos dudosos y
controvertidos, sino solo de llevar á efecto lo que ya está determinado
por el juez ó consta evidentemente de uno de aquellos títulos que por
sí mismos hacen prueba plena y á que la ley da tanta fuerza como á la
decisión judicial" 23 .
executive", "juicio ordinario", "juicio criminal" y "juicio eclesiástico. Esta distinción está
presente también en Febrero novísimo, ó librería de jueces, abogados y escribanos, tomo
quinto, cit., pág. 6; y en ORTIZ DE ZUÑIGA, Biblioteca de escribanos, (ó Tratado
general teórico-práctico para la completa instrucción de estos funcionarios), tomo II,
Madrid, 1841.
21
.- Así se ha declarado que "a lo largo de nuestro derecho histórico no se ha distinguido
nunca entre la ejecución que tiene por base un título jurisdiccional de la que se realiza en
virtud de uno extrajudicial, de forma que el verdadero -y único- proceso de ejecución era
el juicio ejecutivo" (FERNANDEZ LÓPEZ, La tercería de dominio, Madrid, 1980, pág.
202).
22
.- Febrero novísimo, o libreria de jueces, abogados y escribanos, tomo quinto, cit.,
pág. 6.
23
.- ESCRJCHE, Diccionario razonado de Legislación y Jurisprudencia, nueva edición
reformada y considerablemente aumentada por D. León Galindo y de Vera y D. José
Vicente y Caravantes, tomo III, Madrid, 1875, pág. 509.
Los títulos que traían aparejada ejecución eran varios. De una exegesis de
diferentes leyes del Libro XI de la Novísima Recopilación y de la Partida III, se obtuvo la
siguiente relación, que consta en las págs. 19 y 20 de la obra citada: "1a. La sentencia que
se declaró por pasada en autoridad de cosa juzgada. 2a. La ejecutoria dada por tribunal
superior competente, ya sea confirmando ó revocando la sentencia del juez inferior. 3a.
La confesión de la deuda hecha en juicio, y el juramento litis decisorio. 4a. Los
conocimientos, vales y papeles simples después de reconocidos conjuramento por el que
los hizo ante juez competente, ó de su orden por escrito ante el alguacil ó escribano, ó
ante este solamente, aunque no contengan expresión del dia, mes y año en que se
hicieron. 5a. El instrumento público ó auténtico que hacen fe; bien que el auténtico solo
la traerá si se reconoce judicialmente, y no de otra suerte, porque aunque hace prueba en
juicio, ninguna ley lo constituye ejecutivo como al público, por ser cosa muy diversa. 6a.
La liquidación ó instrumento simple líquido de cantidad, daños é intereses, siendo
reconocido y consentido por la parte con la solemnidad expuesta. 7a. Los libros y cuentas
12
extrajudiciales hechas por las partes ó por los contadores que eligen, si estas las
reconocen y consienten en juicio, según queda dicho, ó en instrumento público, y no de
otra suerte. 8a. El rescripto, cédula ó provisión del Rey ó Príncipe que no reconoce
superior en lo temporal, y los Reales privilegios. 9a. Los juros, libranzas y situaciones
que se dan por el Rey ó por quien en su nombre tiene potestad contra sus tesoreros,
cobradores, administradores y arrendadores de su Real haber. 10a. Los pareceres
conformes de los contadores".
24
.- Este hecho se aprecia claramente en la obra de HEVIA BOLAÑOS, Curia Filípica,
cit.. De las cincuenta y dos páginas que dedica a la "via executiva", destina solamente
tres párrafos, en la pág. 91, a la ejecución forzosa de condenas no pecuniarias: "Quando
se pide execucion, ò possession de cosa cierta en especie, que se deba entregar, el Juez
manda al executado que la entregue, y le compele, y apremia à ello, y se entrega, y da
possession de ella al exécutante, sin ser necessario mas diligencia: lo qual puede hazer
(siendo necessario) aunque sea con gente armada (...)"; "Tratándose de execucion de
derechos incorporales, como de presentar, ò elegir, no es necessario, sino que la parte a
quien competen, puede de su autoridad usar de su derecho, (...)"; "Quando se trata de
algún hecho personal que ay obligación precisa de hazer la persona, ò deposito que se
debe entregar, ò restituir, ha de ser compelida à ello, por prisión, y toma de bienes; y
siendo necessario, venta y remate de ellos, hasta que lo cumpla, (...)".
De forma semejante, en el Febrero novísimo, o libreria de jueces, abogados y
escribanos, tomo quinto, cit., se trata brevemente el tema en las págs. 34 y 35.
El escaso interés mostrado por el estudio de la ejecución forzosa de condenas no
pecuniarias pudo venir motivado por la precariedad de su regulación legal. El Tít. XVI,
del Lib. XI de la Novísima Recopilación reza: "De la execucion de las sentencias, y
despacho de executorias", y comprende solamente cinco leyes. En la primera se establece
la forma de hacer efectiva una condena no pecuniaria: "Ordenamos, que después que el
juicio, que se diere por el Alcalde, fuere confirmado ó pasado en cosa juzgada, que el
Alcalde que diere el juicio lo haga cumplir y executar hasta tercero dia, si fuere sobre
raiz ó muebles, que no sea de dineros; y si el juicio fuere dado sobre dineros, hágalo el
Alcalde executar hasta diez dias".
Lo expuesto no hace sino reflejar la penuria legal a la que estaba sometida la
ejecución de deudas no pecuniarias. A esta situación no han sabido poner remedio las
leyes procesales civiles posteriores; vid. sobre este tema, TAPIA FERNANDEZ, Las
condenas no pecuniarias, Palma de Mallorca, 1984, págs. 13 a 15; FERNANDEZ
LÓPEZ, Derecho procesal civil, III, La ejecución forzosa. Las medidas cautelares. 4a ed.,
Madrid, 1995, pág. 323; MONTERO AROCA, Derecho Jurisdiccional, II, Proceso Civil
2.°, cit., pág. 71.
13
25
.- Vid supra, nota 23.
26
.- En el escrito en que se pedía la ejecución, o después de presentado, el actor debía
jurar la certeza de la deuda, bajo pena de nulidad de la ejecución (Ley VI, Tít. XXVIII,
Lib. XI Novísima Recopilación), Además, para no incurrir en la pena de satisfacer el
exceso y otro tanto que por la plus petición imponía la citada Ley VI, se incluía en la
demanda la cláusula "protesto admitir en cuenta legítimos y justos pagos".
1
.- La práctica del "traslado sin perjuicio" no privaba al acreedor de su derecho de
ejecutar "pero lo cierto es que siguiendo, según están obligados, el rigor de la ley, deben
despachar mandamiento ejecutivo contra sus bienes" (Febrero novísimo, ó libreria de
jueces, abogados y escribanos, tomo quinto, cit., pág. 82). La ley a la que se hace
referencia en la obra citada es la Ley XII, Tít. XXVIII, Lib. XI de la Novísima
Recopilación, en la que se establecía: "...; ordenamos y mandamos, que quando se pidiere
alguna execucion, y al Juez le paresciere, que la escritura, ó recaudo porque se pide, debe
ser executada, dé su mandamiento de execucion, sin citar á la parte executada para ello".
La constatación de la práctica forense extralegal del "traslado sin perjuicio"
refuerza la hipótesis, sostenida por algunos procesalistas, relativa al hecho de que el
procedimiento monitorio o mandaíum de solvendo cum clausula iustificaíiva, nunca
regulado por disposición legal, no fue completamente desconocido en España. Vid. en
este sentido, GUTIERREZ-ALVIZ Y CONRAD1, El procedimiento monitorio. Estudio
de Derecho comparado, cit., págs. 30 a 32; TOMAS Y VALIENTE, "Estudio histórico-
jurídico del proceso monitorio", cit., lug. cit., págs. 42 y 90 a 99.
14
28
.- De acuerdo con la Ley XII, Tít. XXVIII, Lib. XI de la Novísima Recopilación debían
embargarse en primer lugar los bienes muebles y, a falta de ellos, los bienes raíces.
29
.- Así estaba prevenido en las Leyes XV, XVI y XVII, Tít. XXX, Lib. XI de la
Novísima Recopilación. La décima (décima parte del importe de la deuda) era un
derecho de la ejecución que correspondía a los alguaciles. Estos no podían cobrarse antes
de resarcir completamente al acreedor. La décima fue suprimida por Real Orden de 10 de
junio de 1835; vid. voz "décima", ESCRICHE, Diccionario razonado de Legislación y
Jurisprudencia, nueva edición reformada y considerablemente aumentada por D. León
Galindo y de Vera y D. José Vicente y Caravantes, tomo II, Madrid, 1874, pág. 604.
30
.- Ley XII, Tít. XXVIII, Lib. XI de la Novísima Recopilación. Vid. ESCRICHE,
Diccionario razonado de Legislación y Jurisprudencia, tomo III, cit., pág. 519.
Del acuse de rebeldía, que en nuestro derecho histórico se concebía como una
iniciativa necesaria de la parte para que se operara la sucesión de una fase procesal a la
siguiente, se ha pasado, en la LEC vigente, en concreto en el art. 1462, a una especial
declaración de rebeldía (no le son aplicables los preceptos de los arts. 281, 527 y 528
LEC) carente de sentido en un proceso de ejecución y a la que se ha acudido, como
veremos, para fundamentar la naturaleza declarativa del juicio ejecutivo. Vid. sobre el
particular, MANRESA Y NAVARRO, Comentarios a la Ley de Enjuiciamiento civil, T
ed., por D. H. Dago Sáinz y D. J. de Molinuevo Junoy, tomo VI, artículos 1318a 1560,
Madrid, 1957, págs. 481 y 482.
3
'.- Así lo recoge HEVIA BOLAÑOS, Curia Filípica, cit., pág. 103: "Y se pueden alegar,
y poner, y han de admitir para ello qualesquiera excepciones mutuas, peticiones de
compensaciones, y reconvenciones, y las demás legitimas excepciones, que en la via
ordinaria se pueden, y deben poner, y admitir sin distinción, ni especialidad alguna". Se
basaba, el autor de la Curia, en las Leyes I, II y XIX, Tít. XXI, Lib. IV de la Nueva
Recopilación, en las que se ponía fin a la enumeración de las excepciones, con las
15
expresiones siguientes: "... y tal que de derecho se deba recebir" o "... la tal paga ó
legítima excepción". Incluso las excepciones de "largo examen" debían admitirse por si
el deudor lograba probarlas dentro del plazo legal de 10 días (in continenti). En parecidos
términos se expresa ELIZONDO, Práctica universal forense de los Tribunales de
España, y de las Indias, tomo primero, cit., pág. 15, si bien puntualizaba que la
excepción de litispendencia no podía admitirse en "lo executive. (...); porque el Juicio
Executive no causa instancia".
Las leyes I, II y XIX, Tít. XXI, Lib. IV de la Nueva Recopilación pasaron a
formar parte de las leyes I, III y XII, Tít. XVIII, Lib. XI de la Novísima Recopilación.
Partiendo de lo dispuesto en las leyes citadas, se llevó a cabo una sistematización de las
excepciones que el ejecutado podía oponer en vía ejecutiva. Así, se distinguieron tres
clases de excepciones: las directas (que estaban enumeradas en la Ley III: pago, pacto o
promesa de no pedir la deuda, falsedad, usura, fuerza y miedo), las útiles (no se hacía de
ellas mención específica en las leyes citadas, pero se inferían de su contenido; se,citan
entre otras: la compensación, la transacción, la novación de contrato, la prescripción, el
compromiso, la declinatoria de fuero, etc.) y la tercera clase estaba formada por aquellas
excepciones que, si bien no se inferían de las leyes citadas, se admitían siempre y cuando
pudieran probarse y liquidarse in continenti. Vid. sobre este tema, Febrero novísimo, ó
librería de jueces, abogados y escribanos, tomo quinto, cit., págs. 113 a 151.
Sin embargo, esta interpretación extensiva no se acomododaba a los principios
rectores de derecho común y hubo de rectificarse en los arts. 327 y 328 de la Ley de
Enjuiciamiento sobre los negocios y causas de comercio de 1830, en cuyas
prescripciones se apoyó la Ley de Enjuiciamiento civil de 1855.
En cuanto a los medios de prueba, la ley I, del Tít. XXI, Lib. XI de la Novísima
Recopilación los limitaba a instrumentos públicos, confesión y testigos. Sin embargo, se
hizo una interpretación extensiva de la citada ley: "Pueden hacer las partes sus
respectivas probanzas por testigos, instrumentos y demás medios legales, aunque la
ejecución se haya despachado en virtud de instrumento público, porque la ley 1. tit. 28.
lib. 11. Nov. Rec. habla disyuntivamente, y no dice que se hayan de probar precisamente
las excepciones por otro también público" (Febrero novísimo, ó libreria de jueces,
abogados y escribanos, tomo quinto, cit., pág. 144. -la cursiva es nuestra-).
.- Se llamaba vía de apremio al período del juicio ejecutivo que transcurría desde la
sentencia de remate hasta que ésta quedaba enteramente ejecutada, con el pago del
crédito que reclamó el acreedor y las costas del juicio; vid. Febrero o librería de jueces,
abogados y escribanos, 4a ed. por D. José de Vicente y Caravantes, tomo IV, Madrid,
1852, pág. 318.
16
33
.- Ley XI, Tít. XXX, Lib. XI, Novísima Recopilación.
.- Febrero o librería de jueces, abogados y escribanos, tomo IV, cit., pág. 165. Ahora
bien, si se trataba de una ejecución con base en una sentencia pasada en autoridad de
cosa juzgada no cabía ulterior discusión sobre si la acción ejecutiva había sido
debidamente utilizada.
.- Vid. ob. cit., nota anterior, pág. 235.
17
execucion, con efecto, sin preceder Demanda, Respuesta, ni Condición (...)". Normas
similares contenían las Ordenanzas del Consulado de Bilbao de 1531 y las del Consulado
de Burgos de 1538.
No quisiéramos retroceder más en el tiempo, pues ello nos obligaría a efectuar un
estudio pormenorizado de la transición del antiguo instrumentum ex causa cambii a la
moderna cambial; estudio que, por otra parte, corresponde a la historia del Derecho
cambiario. Para este tema nos remitimos, entre otros, a GARRIGUES, Curso de Derecho
mercantil, tomo I, 7a ed., Madrid, 1976, págs. 764 a 769; AGUILERA-BARCHET,
Historia de la letra de cambio en España, Seis siglos de práctica trayecticia, Madrid,
1988, págs. 674 a 676; ASCARELLI, Teoría general de los títulos de crédito, (trad. R.
Cacheaux), México, 1947, págs. 43 a 50; PAVONE LA ROSA, La letra de cambio, (trad.
O.J. Maffia) Buenos Aires, 1988, págs. 15 a 25; HUECK y CANARIS, Derecho de los
títulos-valar, (trad. J. Alfaro), I a ed., Barcelona, 1988, págs. 65 a 69.
39
.- En la Exposición de Motivos de la Ley de Enjuiciamiento sobre los negocios y causas
de comercio, promulgada por D. Fernando VII, se dice lo siguiente: "Por cuanto después
de haber decretado en el Código que promulgué en treinta de mayo de mil ochocientos
veinte y nueve las leyes que arreglan las relaciones del comercio, y determinan las
formas y efectos de sus contratos, era necesario proveer al buen orden de su aplicación,
estableciendo un sistema de procedimientos en que se concilien la celeridad de sus
trámites y la economía de sus espensas con las formalidades indispensables para asegurar
el acierto en las sentencias, á cuya consecuencia me reservé en el artículo 1219 del
Código promulgar una Ley que arreglase el orden de instrucción y sustanciación en todos
los procedimientos é instancias que tienen lugar sobre los negocios de comercio,
poniéndolo en ejecución, he venido en decretar y decreto, para que se guarde y observe
en todos los Juzgados y Tribunales del Reino, la siguiente".
El art. 1219 CCom de 1829 aludía a una ley procesal mercantil que debía entrar
en vigor provisionalmente hasta la promulgación de un Código de Enjuiciamiento. Esta
ley provisional fue la de 24 de julio de 1830.
19
.- Cfr. FAIREN GUILLEN, Temas del ordenamiento procesal, tomo I, Historia. Teoría
general, Madrid, 1969, pág. 67.
.- La recepción en España de los juicios plenàries rápidos se produjo primero en el
ámbito mercantil y posteriormente en el civil. Las regulaciones procesales contenidas en
el Código de comercio de 1829 (arts. 1209 y ss.) y en la Ley de Enjuiciamiento mercantil
de 1830 se inspiran en los principios procedimentales dimanantes de la Saepe contingit y
los Estatutos italianos (s. XIV). Esta influencia es notoria en la sustanciación del juicio
ordinario (arts. 108 a 168) y en la del procedimiento en negocios de menor cuantía (arts.
446 a 458) de la Ley de 1830. Cfr. al respecto FAIREN GUILLEN, El juicio ordinario y
losplenarios rápidos, cit., págs. 101 y ss.
20
42
.- Ni en el art. 941 de la Ley de Enjuiciamiento civil de 1855, ni en el art. 1429 de la de
1881 se halla un precepto tan claro y terminante acerca del origen del título ejecutivo.
Hecho que demuestra que en nuestras Leyes de Enjuiciamiento civil estaba plenamente
asumido que lo que convierte a un documento en título ejecutivo es una disposición
expresa de la Ley.
43
.- Si la deuda consistía en la entrega de efectos de comercio, la computación a metálico
se realizaba conforme a lo establecido en el el art. 309: "Cuando la deuda consista en
efectos de comercio, se liquidará su equivalencia en numerario por los precios del
mercado de la plaza, según certificación de los síndicos del colegio de corredores, si lo
hubiere en ella, ó no habiendo colegio, por la de dos corredores nombrados de oficio,
quedando á salvo su derecho al deudor para pedir la reducción si hubiere exceso,
mediante su prueba en el término del encargado".
.- Estos títulos, que también venían relacionados en el art. 306, eran los siguientes:
escritura pública; confesión judicial; pólizas originales de contratos celebrados con
intervención de corredor público; facturas, cuentas corrientes y liquidaciones aprobadas
por el deudor, precediendo reconocimiento judicial de la firma; y, contratas privadas
suscritas por los contratantes y reconocidas enjuicio como legítimas y ciertas.
21
47
.- En el art. 41 de la Ley de Enjuiciamiento de 1830 se disponía que: "Las demandas y
los demás escritos ó alegaciones sobre negocios de comercio se estenderán con la
claridad posible, escusándose redundancias y repeticiones, y reduciéndose á esponer
sucintamente los hechos y antecedentes del negocio, el derecho ó acción que se deduce, y
la pretensión con que se concluye, fijando en este en términos positivos y precisos la
cosa que se pide, el modo legal con que se solicita, y la persona contra quien se dirige la
instancia".
.- Al proceder al embargo de los bienes, el alguacil debía tener en cuenta el orden
establecido en el art. 317: "(...) se preferirán los efectos de comercio á los demás muebles
del deudor, y unos y otros á los inmuebles, guardándose las escepciones prevenidas por
las leyes comunes sobre los bienes que no pueden ser ejecutados". Como medida de
garantía de la traba se depositaban los bienes en persona de conocida responsabilidad
(art. 315).
En el art. 320 se disponía que: "En las ejecuciones por obligaciones mercantiles
no se causa décima". Sobre el concepto de "décima", vid. supra, nota 29.
23
49
.- Vid. supra, nota 31.
50
.- El art. 327 establecía que: "En las ejecuciones sobre obligaciones mercantiles solo
tienen lugar las escepciones siguientes:
Falsedad del título.
Prescripción ó caducidad del mismo.
Fuerza con daño grave inminente en la persona para obligar al consentimiento
ó suscripción de la obligación; ó si con el mismo objeto y sin causa legal
hubiese sido aprisionado.
Falta de personalidad en el ejecutante.
Pago de la deuda.
Compensación de ella por crédito líquido.
Novación de contrato.
Quitamiento ó espera.
Transacción ó compromiso.
También tendrá lugar contra las ejecuciones despachadas por los tribunales de
comercio la incompetencia de su jurisdicción, si con arreglo á las disposiciones del
Código de Comercio no se debiere calificar de acto mercantil el contrato de que proceda
el título de la ejecución".
24
51
.- La reserva para el juicio ordinario se predicaba de aquellas excepciones que
afectaban a la esencia del contrato. Las excepciones que procedían de un vicio de
carácter procesal, como la incompetencia del juez, falta de personalidad de las partes,
defectos formales en la demanda, etc., debían ser alegadas en el juicio ejecutivo.
.- Respecto de las restantes excepciones que podían hacerse valer en el ejecutivo por
letras de cambio se admitía cualquier medio de prueba. Así, en el art. 332 se disponía lo
siguiente: "En las probanzas de los juicios ejecutivos tendrán lugar todos los medios de
prueba establecidos en el arículo 138 de esta Ley". Según este último precepto los
medios de prueba admitidos en las causas de comercio eran: las escrituras públicas o
solemnes; los documentos hechos privadamente entre las partes, de cualquiera especie
que sean; los libros de cuentas, la correspondencia epistolar; la confesión judicial; el
juramento decisorio; el juicio de expertos; el reconocimiento judicial; la vista ocular; la
confesión extrajudicial hecha de propósito con palabras positivas a presencia de testigos
y de la persona a quien aproveche; y las informaciones de testigos.
.- Sobre el significado del rigor cambiario, vid. infra, Capítulo Tercero, pág. 135.
25
54
.- Ya hemos señalado que, salvo en lo relativo a la sentencia pasada en autoridad de
cosa juzgada, las Leyes de la Novísima Recopilación no establecían límites claros a los
motivos de oposición a la ejecución; vid supra, pág. 14.
.- El art. 347 establecía que: "En caso de interponerse apelación de la sentencia de
remate, habrá de preceder al pago del acreedor que este preste fianza suficiente para
asegurar las resultas del recurso interpuesto".
.- En el período transcurrido desde 1834 (año en que se sanciona el Estatuto Real) a
1846 se nombraron diversas comisiones con la finalidad de elaborar un Código de
Enjuiciamiento Civil. La Instrucción del procedimiento civil con respecto a la Real
Jurisdicción ordinaria, de 30 de septiembre de 1853 fue el acelerador, por las críticas que
generó, de la promulgación de la Ley de Enjuiciamiento Civil de 1855. Sobre este
período histórico, vid. Crónica de la codificación española, 2 Procedimiento civil,
Ministerio de Justicia. Comisión General de Codificación, Madrid, 1972, págs. 9 a 55.
26
f Q
58
.- Así lo ha entendido comúnmente la doctrina; vid. por todos, FERNANDEZ LÓPEZ,
Derecho procesal civil, III, cit., págs. 37 y 38; y TAPIA FERNANDEZ, Las condenas no
pecuniarias, cit., págs. 96 y 97.
59
.- Cfr. FERNANDEZ LÓPEZ, Derecho procesal civil, IV, (con de la Oliva), 4a ed.,
Madrid, 1995,pág. 22.
60
.- La Ley de 1855 destina a la ejecución de sentencias de condena por cantidad líquida
y determinada los artículos 892 y 893 del Tít. XVIII. En ellos se contiene una remisión
general a las normas del Tít. XX relativas a la forma y orden de los embargos, a las
medidas de garantía de la traba y a la realización forzosa de los bienes embargados. La
tramitación especial se reduce, por una parte, a la eliminación del requerimiento de pago,
de la citación y de la sentencia de remate (para evitar actuaciones del deudor que
impidieran el cumplimiento de la sentencia, la Ley de 6 de julio de 1877 dio una nueva
redacción al art. 892 de la Ley de Enjuiciamiento civil de 1855: "Si la sentencia
contuviera condena al pago de cantidad líquida y determinada, se procederá siempre, y
sin necesidad de previo requerimiento personal al condenado, al embargo de bienes, en la
forma y por el orden prevenido en los artículos 949 al 953 inclusives"; vid. ESCRICHE,
Diccionario razonado de Legislación y Jurisprudencia, cit., tomo IV y último, Madrid,
1876, pág. 993). Y, por otra, a la no previsión legal de un incidente de oposición a la
ejecución. MANRESA y REUS (Ley de Enjuiciamiento civil, tomo IV, cit., pág. 174) se
mostraron contrarios a una absoluta supresión del citado incidente, pues, a pesar del
silencio de la Ley afirmaron que debe oírse al ejecutado "cuando escepcione que ha
pagado ya, ó cumplido lo mandado en la sentencia, solicitando que así se declare. Seria
injusto cerrar la puerta á una pretensión de esta clase, como a cualquier otro incidente
que directamente se refiera al cumplimiento de la sentencia. Estos incidentes habrán de
sustanciarse como los del juicio ordinario".
Los restantes preceptos del Tít. XVIII pueden sistematizarse atendiendo a la
naturaleza del bien a conseguir: 1) obligación de hacer, no hacer, o entregar alguna cosa
(arts. 895 a 897); y 2) cantidad ilíquida, ya proceda de frutos, ya de perjuicios (arts. 898 a
921).
28
En los arts. 949 a 954 se detallaban los bienes que podían ser
embargados, el orden que debía seguirse en el embargo y las medidas
de garantía de la traba.
67
.- Por ello el trámite relativo a la notificación de estado de la ejecución se hizo
innecesario; vid. supra, pág. 14.
68
.- Concretamente en el art. 961 se disponía que: "Si no lo hiciere, pasados los tres dias,
y acusada una rebeldía por el actor, mandará el Juez traer los autos á la vista, y con
citación de este solo pronunciará sentencia de remate" (la cursiva es nuestra). Sobre el
artículo transcrito se hizo el siguiente comentario: "Pero téngase presente que, para que
pierda el derecho á oponerse, no basta que trascurran los tres dias: es necesario además
que el actor acuse la rebeldía; y mientras esto no suceda, debe admitirse su oposición,
como se le admitiría en el juicio ordinario á contestar la demanda, después del término
del emplazamiento sin acusarse la rebeldía" (MANRESA Y NAVARRO y REUS Y
GARCÍA, Ley de Enjuiciamiento civil, tomo IV, cit., pág. 293). La Ley de
Enjuiciamiento civil de 1855 adoptó el sistema de impulso procesal de parte propio de
nuestro Derecho histórico; vid. supra, nota 30.
69
.- En el art. 963 se disponía que: "Las únicas excepciones admisibles en el juicio
ejecutivo son:
Falsedad del título ejecutivo.
Prescripción.
Fuerza ó miedo, de los que con arreglo á la ley hacen nulo el consentimiento.
Falta de personalidad en el ejecutante.
Pago, ó compensación de crédito líquido, que resulte de documento, que tenga
fuerza ejecutiva.
Quita, espera, y pacto ó promesa de no pedir.
Novación.
originaba un incidente contradictorio con fase de prueba, en el que,
salvo para acreditar la compensación, podían utilizarse todos los
medios de prueba previstos por la Ley para el juicio ordinario (arts.
964 a 969).
Transacción ó compromiso.
Ninguna otra escepcion podrá estorbar el pronunciamiento de la sentencia de
remate".
Si la excepción alegada no era una de las enumeradas por el art. 963, el Juez sólo
podía desestimarla en la sentencia puesto que la ley no le autorizaba a repelerla de plano:
"De consiguiente, cualquiera que se la causa en que se funde la oposición del ejecutado,
ha de darse al juicio la sustanciacion que se marca en los artículos siguientes, resevando
para la sentencia el desestimar la escepcion, si no es de las admisibles" (MANRESA Y
NAVARRO y REUS Y GARCÍA, ob. cit., nota anterior, pág. 301).
70
.- "Procede este fallo siempre que, estando bien despachada la ejecución, y habiéndose
observado en el procedimiento los trámites y solemnidades que prescribe la Ley, no se
haya opuesto el deudor, o no haya justificado escepcion alguna que pueda desvirtuar el
mérito del título en virtud del cual se despachó aquella". Con estas palabras MANRESA
Y NAVARRO y REUS Y GARCÍA (Ley de Enjuiciamiento civil, tomo IV, cit., pág. 307)
precisan la finalidad de la oposición a la ejecución. No es dicha oposición el trámite
adecuado para entrar en el fondo de la relación jurídico-material, ni para declarar
existentes o inexistentes los derechos controvertidos, sino para resolver, exclusivamente,
la cuestión planteada sobre el "mérito" del título ejecutivo.
7
'.- ESCRICHE, Diccionario razonado de Legislación y Jurisprudencia, cit., tomo III,
Madrid, 1875, pág. 522.
72
.- MANRESA Y NAVARRO y REUS Y GARCÍA, Ley de Enjuiciamiento civil, tomo
IV, cit., pág. 309.
32
".- MANRESA Y NAVARRO y REUS Y GARCÍA, ob. cit., nota anterior, pág. 310.
74
.- Vid. al respecto, FERNANDEZ LÓPEZ, Derecho procesal civil, III, cit., págs. 37 y
38, y IV, cit., págs. 21 y 22; y MONTERO AROCA, Derecho jurisdiccional, II, Proceso
civil 2.°, cit., pág. 197.
cambiario, destacaremos la provocada por el Decreto de 6 de
diciembre de 1868 que estableció la unidad de fueros y redujo el
número de jurisdicciones especiales existentes hasta aquellos
momentos 75.
".- El Decreto de 1868 suprimió los tribunales de hacienda y comercio, así como los de
extranjeros, y precisó las competencias de los tribunales eclesiásticos y militares. La idea
de la unificación de jurisdicciones, que había germinado en la Constitución de 1812 (su
art. 248 disponía que: "En los negocios comunes, civiles y criminales, no habrá más que
un solo fuero para toda clase de personas"), se materializó en dicho Decreto.
76
.- La otra clase de documentos mercantiles que pasaron a formar parte del art. 941 de la
Ley de Enjuiciamiento civil de 1855 eran: "los cupones de obligaciones al portador
emitidas por compañías legalmente autorizadas al efecto, siempre que confronten con los
títulos, y estos con los libros talonarios, a no ser que el director o persona que represente
a la compañía protesten en el acto de la confrontación la falsedad de los títulos".
34
71
'.- Vid. supra, págs. 23 y 24.
78
.- Ya hemos analizado la operada por el Decreto de 1868 . Sobre las restantes reformas,
vid. Crónica de la codificación española, 2, Procedimiento civil, cit., págs, 129 a 132.
35
79
.- En el art. 921.1 LEC se dispone: "Si la sentencia condenare al pago de cantidad
determinada y líquida se procederá siempre, y sin necesidad de previo requerimiento
personal al condenado, al embargo de sus bienes en la forma y por el orden prevenido
para el juicio ejecutivo".
80
.- Sobre las precisiones que se han hecho a la denominación "juicio ejecutivo", vid.
MANRESA Y NAVARRO, Comentarios a la Ley de Enjuiciamiento civil, T ed., por
D.H. Dago Sáinz y D.J. de Molinuevo Junoy, tomo VI, artículos 1318 a 1560, Madrid,
1957, pág. 375; y FERNANDEZ LÓPEZ, Derecho procesal civil, IV, cit., págs. 17 y 18.
81
.- Vemos, pues, que se volvió a incurrir en el error de considerar como parte integrante
del juicio ejecutivo el procedimiento de apremio, que no es peculiar de este juicio, sino
propio de las sentencias de condena en general, y las tercerías, que son en realidad un
36
84
.- Vid. supra, págs. 21 y 22.
85
.- Según el art. 1465 LEC, en los juicios ejecutivos sobre pago de letra de cambio sólo
eran admisibles las siguientes excepciones: falsedad del título ejecutivo o del acto que le
hubiere dado fuerza de tal, pago, compensación de crédito líquido que resulte de
documento que tenga fuerza ejecutiva, prescripción, quita o espera probada por escritura
pública o por documento privado reconocido enjuicio, y caducidad de la letra.
El art. 523 CCom disponía que contra la acción ejecutiva por letras de cambio no
se admitían más excepciones que las consignadas en la Ley de Enjuiciamiento Civil.
38
necesarias depuraciones" .
86
.- FENECH, Derecho procesal civil, 2a ed., Madrid, 1986, pág. 293.
39
1. Notas previas.
87
.- Y también del procedimiento de apremio en negocios de comercio regulado en los
arts. 1544 a 1560 LEC. Con el nombre genérico de juicio ejecutivo en materia comercial,
DE LA PLAZA (Derecho procesal civil español, vol. II, cit., págs. 519 y ss.) se refería al
juicio ejecutivo en materia de letras de cambio y al procedimiento de apremio en
negocios de comercio. Las particularidades de los citados procedimientos respecto del
juicio ejecutivo ordinario derivan, según el citado autor, de la materia sobre la cual
aquéllos versan.
S8
.- Vid. al respecto, GIRÓN TENA, "El anteproyecto de Ley Cambiaria y los problemas
actuales en la materia", en Revista de Derecho Mercantil, núm. 17, 1984, pág. 593;
MONTERO AROCA, Derecho jurisdiccional, II, Proceso civil 2.°, cit., pág. 230; y
SENES MOTILLA, "Consideraciones sobre la fuerza ejecutiva de la letra de cambio y el
40
89
.- Esta es la tesis sostenida, entre otros, por DE LA PLAZA, Derecho procesal civil
español, vol. Il, cit., págs. 504 a 507; GUASP, Derecho procesal civil, 2a ed., Madrid,
1961, págs. 803 y 804; HERCE QUEMADA, Derecho procesal civil, vol. segundo,
Juicios y procedimientos especiales. Ejecución procesal. Jurisdicción voluntaria, Madrid,
1979, págs. 3 y 57; REYES MONTERREAL, El llamado juicio ejecutivo en la L.E.C,
española, 2a ed., I, Barcelona, 1963, págs. 7 a 9; SAEZ JIMÉNEZ y LÓPEZ
FERNANDEZ DE GAMBOA, Compendio de Derecho procesal civil y penal, tomo II,
vol. H, Madrid, 1969, págs. 241 a 243.
90
.- Postulado, o como él lo denomina "verdad, casi axiomática", sobre el que elaboró su
trabajo "Los principios fundamentales del proceso de ejecución", I, cit., lug. cit., págs.
889 a 908; y II publicado también en la Revista de Derecho privado, num. 335, febrero,
1945, págs. 73 a 87.
".- GUASP, La ejecución procesal en la Ley Hipotecaria, Barcelona, 1951, pág. 56.
42
%
.- Sobre este punto, DE LA PLAZA ("Los principios fundamentales del proceso de
ejecución", I, cit., lug. cit, págs. 893 y 894) afirma que "la fuerza de convicción de una
sentencia no puede ser la misma que la que procura un título preconstituido y
configurado por la voluntad de las partes libremente expresada ante el funcionario
público que lo autoriza, ni la que producen otros títulos que, aun teniendo igual rango
para esos efectos, obtienen su fuerza más de las normas que les otorgan singulares
privilegios, con asbtracción del negocio jurídico subyacente, que de la relación causal
por consecuencia de la cual se engendraron".
97
.- Vid. en este sentido, DE LA PLAZA, "Los principios fundamentales del proceso de
ejecución", II, cit., lug. cit., pág. 76; también de este mismo autor, Derecho procesal civil
español, vol. Il, cit., págs. 547 a 550.
98
.- DE LA PLAZA, "Los principios fundamentales del proceso de ejecución", II, cit.,
lug. cit., págs. 77 a 82; GUASP, La ejecución procesal en la Ley Hipotecaria, cit., págs.
59 a 62; también de este autor Derecho procesal civil, cit., págs. 738 a 741; HERCE
QUEMADA, Derecho procesal civil, vol. segundo, cit., págs. 56 a 58; SAEZ JIMÉNEZ
y LÓPEZ FERNANDEZ DE GAMBOA, Compendio de Derecho procesal civil y penal,
tomo II, vol. II, cit., págs. 244 a 249 y 274 a 279; CORTES DOMÍNGUEZ, Derecho
procesal. Proceso civil, (con Gimeno Sendra y Moreno Catena), Valencia, 1993, págs.
400 y 401; TOME PAULE, Instituciones de Derecho procesal, (con Almagro Nosete),
tomo segundo, Proceso civil, 2, 1a ed., Madrid, 1994, págs. 172 y 173.
44
103
.- Vid. DE LA PLAZA, Derecho procesal civil español, vol. Il, cit., págs. 507 a 510;
REYES MONTERREAL, El llamado juicio ejecutivo en la L.E.C, española, I, cit., pág.
11.
l04
.- PRIETO-CASTRO, Tratado de Derecho procesal civil, II, cit., págs. 89 y 840.
l05
.- GUASP (Derecho procesal civil, cit., pág. 751) afirma que son títulos declarativos,
si bien sumarios por razones cualitativas o privilegiadas, que justifican la cognición
sumaria y limitada por parte de Juez.
En cambio, PRIETO-CASTRO (Tratado de Derecho procesal civil, II, cit., págs.
688 y 689), de acuerdo con su concepción ya expuesta considera que los títulos del art.
1429 son ejecutivos cuando el deudor no formula oposición y paga en virtud del simple
requerimiento. Pero si el deudor no paga y formula oposición, la ejecución no se efectúa
ya en base al título contractual o privado, sino que se funda en la sentencia de remate,
pues, en ella se determina el alcance de la ejecución.
106
.- Vid. entre otros, DE LA PLAZA, "Los principios fundamentales del proceso de
ejecución", I, cit., lug. cit., pág. 896 y "Los principios ...", II, cit., lug. cit., pág. 81;
GUASP, La ejecución procesal en la Ley Hipotecaria, cit., pág. 60; HERCE
QUEMADA, Derecho procesal civil, vol. segundo, cit., pág. 4. REYES MONTERREAL
(El llamado juicio ejecutivo en la L.E.C, española, 2a ed., II, 1963, pág. 113) sostiene que
los títulos ejecutivos del art. 1429 LEC no son los títulos de ejecución, sino una mera
justificación del derecho a la ejecución.
46
l07
.- Cfr. CORTES DOMÍNGUEZ (Derecho Procesal. Proceso civil, cit., págs. 401 a 40;
y Comentarios a los arts. 921 y 1442 LEC, en Comentarios a la reforma de la Ley de
Enjuiciamiento civil. Ley 34/1984 de 6 de agosto de 1984, Madrid, 1985, págs. 665 y ss.)
quien distingue entre títulos ejecutivos ex art. 1429 LEC y títulos de ejecución. El rasgo
básico de estos últimos es que dan lugar a la actividad ejecutoria sin necesidad de
requerimiento previo de pago. Por tanto, en el juicio ejecutivo el verdadero título de
ejecución es la sentencia de remate (art. 1481 LEC).
l08
.- Esta cuestión se plantea GUASP en La ejecución procesal en la Ley Hipotecaria,
cit., pág. 60, nota 1.
l09
.- Vid. REYES MONTERREAL, El llamado juicio ejecutivo en la L.E.C. española, I,
cit., pág. 11.
47
ll3
.- No desnaturaliza el proceso de ejecución, la oposición en la que se alega: la falta de
fundamento de la acción (título defectuoso o crédito no realizable ejecutivamente), la
falta de legitimación procesal de las partes, o la irregularidad en la determinación del
objeto de la ejecución misma o sobre hechos o actos que no hay posibilidad de realizar, o
deben cumplirse en forma determinada (vid. DE LA PLAZA, Derecho procesal civil
español, vol. Il, cit., pág. 514).
49
"6.- FERNANDEZ LÓPEZ, Derecho procesal civil, III, cit., pág. 23.
ll7
.- Así, se expresa CARRERAS (El embargo de bienes, Barcelona, 1957, pág. 73) en
clara contestación a la tesis sostenida por DE LA PLAZA (vid supra, pág. 41).
"8.- Vid. en este sentido, GUTIÉRREZ DE CABIEDES, "Aspectos históricos y
dogmátivos del juicio ejecutivo y del proceso monitorio en España", cit., lug. cit., pág.
434.
"9.- FERNANDEZ LÓPEZ, Derecho procesal civil, IV, cit., pág. 116.
51
l20
.- Cfr. FENECH, Derecho procesal civil, cit., págs. 292 y ss.
l21
.- El TC ha declarado que la liquidación de sentencias de condena ilíquidas durante el
proceso de ejecución debe tener lugar a través de un incidente contradictorio, pues, en
caso contrario se vulnera el derecho reconocido en el art. 24.1 CE. Cfr. SSTC 17/1983,
de 11 de marzo, f.j. 3°; 176/1985, de 17 de diciembre, f.j. 2°.
m
.- Cfr. FERNANDEZ LÓPEZ, Derecho procesal civil, III, cit., pág. 366; y FENECH,
Derecho procesal civil, cit., pág. 592.
l23
.- Cfr. ORTIZ NAVACERRADA, Título ejecutivo y liquidez de las pólizas de crédito
a efectos del despacho de la ejecución, (Consideraciones de doctrina, j
constitucionalidad), Granada, 1992, pág. 31.
52
131
.- GUTIÉRREZ DE CABIEDES, "Aspectos históricos y dogmáticos del juicio
ejecutivo y del proceso monitorio en España", cit., lug. cit., pág. 437.
l32
.- MONTERO AROCA, Derecho jurisdiccional, II, Proceso civil 2.°, cit., pág. 226.
l33
.- Cfr. CARRERAS, El embargo de bienes, cit., págs. 74 y 75; GUTIÉRREZ DE
CABIEDES, ob, cit., nota anterior, pág. 437; PEREZ GORDO, "Reflexiones
retrospectivas en torno a la naturaleza del Juicio Ejecutivo", en Revista General de
Derecho, núm. 356, pág. 427.
l34
.- Cfr. FERNANDEZ LÓPEZ, Derecho procesal civil, IV, cit., pág. 25; SERRA
DOMÍNGUEZ, Estudios de Derecho procesal, cit., pág. 525.
Se ha observado que si no existe oposición, el que haya de dictarse sentencia de
remate no sólo carece de sentido, sino que además resulta innecesaria y perturbadora,
pudiendo ser suprimida o sustituida por una providencia o por un auto. En todo caso, la
exigencia legal de la sentencia de remate sin oposición puede ser justificada
históricamente (cfr. FENECH, Derecho procesal civil, cit., pág. 459; MONTERO
AROCA, Derecho jurisdiccional, II, Proceso civil 2.°, cit., págs. 224 a 226).
Desde otra perspectiva, se ha estimado, sin embargo, que la mencionada
exigencia legal no puede considerarse inadecuada teniendo en cuenta la gravedad que
55
entraña para el deudor la siguiente fase procesal que es el procedimiento de apremio. Por
este motivo, el legislador impone, también en los supuestos en los que no se formaliza la
oposición a la ejecución, la exigencia de que el Juez ratifique mediante sentencia la
decisión adoptada al despachar ejecución (vid. CACHÓN CADENAS, El embargo, cit.,
pág. 83).
l35
.- Cfr. al respecto, SERRA DOMÍNGUEZ ("Teoría general de las medidas cautelares",
en Las medidas cautelares en el proceso civil, (con Ramos Méndez), Barcelona, 1974,
págs. 64 y 65) quien niega que el embargo decretado en el juicio ejecutivo tenga carácter
cautelar. Fundamenta dicha conclusión en la innecesariedad de su ratificación, en su
carácter normal e integrante del procedimiento y en la dicción del art. 1473.1 LEC que
supone que las medidas adoptadas con anterioridad a la sentencia de remate, son de por
sí ejecutivas. Desde un planteamiento similar, CACHÓN CADENAS (ob. cit., nota
anterior, págs. 11 y 84 a 87) sostiene que el embargo trabado en el juicio ejecutivo no
constituye una medida cautelar ya que en él no concurren las notas de instrumentalidad o
accesoriedad, provisionalidad, homogeneidad, y su regulación no es marginal respecto
del proceso principal.
l36
.- CARRERAS, El embargo de bienes, ob. cit., pág. 113. En cuanto a la dualidad
embargo ejecutivo-embargo preventivo, entiende CARRERAS, que el embargo es
siempre un acto ejecutivo, pero que en ciertas hipótesis y apoyándose en su efecto
asegurativo, se estructura como medida cautelar (cfr. ob. cit., págs. 106 a 114).
56
razones, mientras que el ejecutado sólo tendría una). Por otra parte, la
terminología que emplea la LEC en la regulación del juicio ejecutivo
muestra claramente cuál es la naturaleza del citado proceso (habla de
"acción ejecutiva", tener "aparejada ejecución", "demanda ejecutiva",
"despacho de la ejecución", "efectos de la ejecución", "ejecutante",
"ejecutado" ) l37.
l37
.- Cfr. SERRA DOMÍNGUEZ, Estudios de Derecho procesal cit., pág. 524.
l38
.- FERNANDEZ LÓPEZ, Derecho procesal civil, IV, cit., págs. 24 y 25; MONTERO
AROCA, Derecho jurisdiccional, II, Proceso civil 2.°, cit., pág. 224.
57
145
.- FERNANDEZ LOPEZ, ob, cit., nota anterior, pág. 28; FENECH, Derecho procesal
civil, cit., pág. 295.
l46
.- MONTERO AROCA, Derecho jurisdiccional, II, Proceso civil 2.°, cit., pág. 223;
FERNANDEZ LÓPEZ, Derecho procesal civil, IV, cit., pág. 23.
147
.- BECEÑA, "Los procedimientos ejecutivos en el Derecho procesal español", cit.,
lug. cit., pág. 223.
148
.- FENECH emplea la terminología "proceso sumario de ejecución" por el arraigo que,
a su entender, tiene tal denominación en la doctrina procesal. Si bien destaca la
impropiedad de dicha denominación, pues, el proceso de ejecución no es "una mera
secuela o consecuencia del proceso de declaración, sino que tiene sustantividad propia y
un interés científico y práctico extraordinario" ("Los procesos sumarios de ejecución",
cit., lug. cit., págs. 498 a 501).
60
I49
.- PÉREZ GORDO, "Reflexiones retrospectivas en torno a la naturaleza jurídica del
juicio ejecutivo", en Revista General de Derecho, núm. 357, págs. 538 a 541.
150
.- MONTERO AROCA, Derecho jurisdiccional, II, Proceso civil 2.°, cit., pág. 226.
l51
.- Vid. supra, pág. 40.
61
152
.- Cfr. MONTERO AROCA, "La naturaleza jurídica del juicio ejecutivo", cit., lug.
cit., págs. 304 y 305; CORTES DOMÍNGUEZ, "El nuevo juicio ejecutivo cambiario",
cit., lug. cit., pág. 886.
62
l53
.- Esta es la tesis sostenida por las SSTS, 1.a, 4 de febrero de 1985 (RAJ 529) "... el
juicio del que parte la presente impugnación es un ejecutivo, los cuales, conforme a
uniforme y pacífica doctrina procesal, pertenecen a la categoría de los denominados
declarativos especiales sumarios"; de 19 de septiembre de 1986 (RAJ 4778); de 8 de
octubre de 1986 (RAJ 5333). En especial, la naturaleza sumaria se pone de manifiesto en
las SSTS, 1a, de 5 de mayo de 1967 (RAJ 3258); de 8 de junio de 1968 (RAJ 3767); de
16 de abril de 1973 (RAJ 1793); de 9 de febrero de 1977 (RAJ 300); de 6 de octubre de
1977 (RAJ 3715); de 26 de mayo de 1988 (RAJ 4343); de 16 de septiembre de 1988
(RAJ 6693); de 17 de marzo de 1989 (RAJ 2160); de 15 de julio de 1995 (RAJ 5585).
154
.- Cfr. STS, 1a, de 12 de abril de 1994 (RAJ 2794).
l55
.- La SAT de Palma de Mallorca de 6 de julio de 1983 (Revista Jurídica de Catalunya,
-en adelante RJC-, Jurisprudencia civil, 1983, IV, págs. 1004 y 1005) declara que el
juicio ejecutivo es "en nuestro derecho positivo un proceso de cognición jurisdiccional
limitada"; y la SAT de Madrid, Sala Segunda, de 14 de mayo de 1987 (Revista General
de Derecho, -en adelante RGD-, núm. 523, abril 1988, págs. 2061) afirma que "el juicio
ejecutivo cambiario es un procedimiento sumario y especial, con una importante
limitación de los medios de oposición y cuyas sentencias carecen de fuerza de cosa
juzgada material". En el mismo sentido, vid. entre otras, SAT de Burgos, de 27 de
noviembre de 1987 (RGD, núms. 529-530, octubre-novbre 1988, págs. 6300 y 6301). A
su vez, la SAP de Valencia, Secc. 6a, de 27 de junio de 1994 (RGD, núm. 603, diciembre
94, págs. 13434 y 13435) califica de medidas cautelares las que se adoptan después del
despacho de la ejecución.
l56
.- La SAP de Madrid, Secc. 2a, de 14 de noviembre de 1990 dice lo siguiente: "... el
ejecutivo se encuadra en el monitorio documental, que es aquel en que se tiende a
conseguir el título ejecutivo partiendo de que el actor tiene que probar documentalmente
los hechos constitutivos de la acción que ejercita, para que el Juez pronuncie el
63
172
.- FENECH, Derecho procesal civil, cit., págs. 291 y 292. Cfr. asimismo, MANZANA
LAGUARDA, "La ejecución procesal y su adecuación constitucional", en Revista
General de Derecho, núms. 544-545, enero-febrero 90, pág. 5.
'".- Cfr. FERNANDEZ LÓPEZ, Derecho procesal civil, III, cit., págs. 67 a 73.
174
.- CARNELUTTI, Derecho procesal civil y penal, I, Derecho procesal civil, cit., pág.
341.
69
'".- FERNANDEZ LÓPEZ, Derecho procesal civil III, cit., pág. 189.
176
.- Cfr. al respecto, FERNANDEZ LOPEZ, ob. cit. nota anterior, págs. 347 a 349;
MONTERO AROCA, Derecho jurisdiccional, II, Proceso civil 2.°, cit., págs. 171 a 180;
ORTIZ NAVACERRADA, La oposición a la ejecución civil: estudio jurisprudencial,
Madrid, 1994, págs. 13 y 14; ARIAS LOZANO, El recurso de casación en ejecución de
sentencia civil, Madrid, 1994, págs. 47 y 48
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- 2 OCT. 1996
E: ¿TOgV S:
177
pueda ser planteada la oposición a la ejecución . Y es esta tarea la
que no ha sabido llevar a cabo el legislador.
'".- Cfr. FERNANDEZ LOPEZ, ob. cit., nota anterior, pág. 355; MONTERO AROCA,
Derecho jurisdiccional, II, Proceso civil 2°, cit., págs. 179 y 180; ARIAS LOZANO, ob.
cit., nota anterior, págs. 50 a 53.
l82
.- Vid, supra, págs. 41 a 43.
l83
.- Aunque así parece entenderlo ORTIZ NAVACERRADA (La oposición a la
ejecución civil: estudio jurisprudencial, cit., págs. 14 y 73) quien frente a la inexistencia
de un trámite especial en la ejecución de títulos jurisdiccionales, considera que la
existencia de previsiones procedimientales específicas para la oposición de fondo en la
ejecución de títulos extrajurisdiccionales tiene su causa, por un lado, en que dichos
títulos "al no ser producto del juicio y decisión judiciales consecuentes a una actividad
alegatoria y probatoria plena e igualitaria de las partes, sino producto directo del tráfico
civil o mercantil, presentan riesgos superiores de invalidez o ineficacia"; y, por otro, en
"su propia normalidad y mayor frecuencia, que la sitúan en la estructura ordinaria misma
del proceso ejecutivo".
72
184
.- Vid. supra, págs. 9 y ss.
l85
.- En la Ley IX del Ordenamiento de 1360 se disponía: "(...), e si allegare antes del
rematamiento que fizo pago al demandador, después de la sentencia que se dio, o quel
quito el debdo o la cosa sobre que era la contienda, o fizo otra alguna abenencia con el,
que esto que le sea reçebido e quel den plazo a que lo prueve, commo dicho es, por carta
o por escriptura publica o por confesión o por jura de la parte si la fíziere, mas non por
testigos (...)"• La diferencia respecto de la ejecución por documentos públicos con
executionem parafarti derivaba de la denominada intangibilidad del fallo, limitándose,
por tanto, en la ejecución de sentencias los motivos de oposición. Esta diferencia también
fue puesta de relieve por juristas posteriores. Cfr. Febrero novísimo, ó librería de jueces,
abogados y escribanos, tomo quinto, cit., págs. 125 y 149 y 150.
186
.- Vid. supra, pág. 23.
l87
.- Vid. supra, págs. 26 y 27.
73
l88
.- MANRESA y REUS, Ley de Enjuiciamiento civil, tomo IV, cit., pág. 174.
Sin embargo, en sus comentarios a la LEC de 1881, MANRESA justificó la
supresión de la oposición del ejecutado basándose en que ésta provocaba "dilaciones
injustificadas y depresivas en la autoridad de cosa juzgada" (Comentarios a la Ley de
Enjuiciamiento civil, T ed., tomo IV, arts. 741 a 1.035, Madrid, 1955, pág. 486). Olvida
MANRESA que el ámbito de eficacia de la cosa juzgada se encuentra limitado, entre
otros, por los denominados límites temporales de la cosa juzgada. Sin querer profundizar
en el tema, puede afirmarse que dichos límites se fundan en la posibilidad de que se
produzcan cambios en la situación jurídica definida en la sentencia firme.
189
.- Esta indeterminación no se produce en el juicio ejecutivo (ya sea "ordinario", ya
"cambiario"), pues en él, por una parte, se enuncian los motivos o causas que fundan la
74
oposición a la ejecución (arts. 1464, 1466 y 1467 LEG; art. 67 LCCH); y, por otra, se
establece un cauce procesal a través del cual pueda solicitarse, de los órganos
jurisdiccionales, la corrección de la ilicitud (arts. 1468 a 1480 LEC).
190
.- Cfr. al respecto, FERNANDEZ LÓPEZ, La tercería de dominio, cit., págs. 206 a
214; también de este autor, Derecho procesal civil, III, cit., pág. 367 y 368; MONTERO
AROCA, Derecho jurisdiccional, II, Proceso civil 2°, cit., págs. 175 y 176; ORTIZ
NAVACERRADA, La oposición a la ejecución civil: estudio jurisprudencial, cit., págs.
82 a 84.
En el mismo sentido se pronuncia la jurisprudencia. Cfr. STS de 21 de julio de
1992 (RAJ 6446), y AAP de Barcelona, Secc. 16a, de 23 de julio de 1990 (ROD, num.
558, marzo 91, págs. 1820 a 1823); en esta última resolución se declara que: "... la
oposición a la ejecución de la sentencia sólo puede realizarse por causas posteriores a la
misma, fundamentalmente por causas que afectan al derecho material declarado o
reconocido en la sentencia".
l91
.- Cfr. FERNANDEZ LÓPEZ, La tercería de dominio, cit., pág. 204.
75
192
.- Cfr. MONTERO AROCA, ob. cit., nota anterior, pág. 172.
193
.- Así, en dos autos del Juzgado de lo Social de Lleida, de 18 de enero de 1991, que
despachan ejecución en base a dos sentencias firmes de condena al pago de cantidad
líquida, se advierte al ejecutado que le asiste el derecho de oponerse a la ejecución por
las causas previstas en el art. 1464 LEC.
l94
.- AI ser la oposición a la ejecución una necesidad realmente sentida en la práctica, la
jurisprudencia también ha incidido en el tema. Así, el TS ha reconocido que la ejecución
forzosa puede ser ilícita. Las declaraciones en este sentido han sido vertidas con ocasión
del ejercicio de tercerías de dominio que, sin embargo, eran desestimadas ya que el
objeto de la tercería de dominio no consiste en denunciar la ilicitud de la ejecución, sino
el error en la atribución de la titularidad del bien embargado. A pesar de que el TS haga
una referencia genérica a otros procedimientos, acciones que las partes pueden utilizar
cuando se sientan lesionados por una ejecución ilícita, no especifica ninguna en concreto,
aunque deja abierta la posibilidad de que puedan ser utilizados los recursos ordinarios.
Cfr. SSTS, 1a, de 11 de abril de 1972 (RAJ 1666); de 26 de septiembre de 1986 (RAJ
4790); de 29 de diciembre de 1987 (RAJ 9656); de 26 de septiembre de 1988 (RAJ
6859).
76
195
.- Cfr. al respecto, FERNANDEZ LÓPEZ, Derecho procesal civil, III, cit., pág. 365;
MONTERO AROCA, Derecho jurisdiccional II, Proceso civil 2°, cit., págs. 176 y 177.
196
.- Cfr. FERNANDEZ LÓPEZ, La tercería de dominio, cit., págs. 196 a 200.
197
.- La nula eficacia -desde una perspectiva de oposición a la ejecución- de un proceso
posterior a la ejecución, ha sido puesta de relieve por el TS. En su sentencia de 21 de
julio de 1992 (RAJ 6446) dice lo siguiente: "Cierto que puede iniciar (se refiere al
legitimado pasivamente en el título ejecutivo) después un proceso contra el recurrido por
enriquecimiento injusto, pero ello evidentemente no le eximiría de las consecuencias
acabadas de exponer (pagar dos veces) ni de la posibilidad de sufrir el riesgo de
insolvencia de su demandado y de esperar la consumación de todas las instancias
judiciales para reintegrarse".
l98
.- Debido a la ausencia de fase probatoria será difícil resolver sobre la existencia o no
de hechos extintivos o excluyentes.
77
a) Notas previas.
206
.- Vid., entre otros, ALLORIO, Problemas de Derecho procesal, tomo II, (trad. Sentís
Melendo), Buenos Aires, 1963, págs. 183 y 184; de estetismo autor, voz: "Esecuzione
forzata", en Novissimo Digesto Italiano, 3a ed., tomo VI (dit-fall), Torino, 1957, págs.
726 y 727; CHIOVENDA, Instituciones de Derecho procesal civil, vol. I, (trad. Gómez
Orbaneja), Madrid, 1954, págs. 410 y 411; y Principios de Derecho procesal civil, (trad,
de la 3a ed., italiana por J. Casais y Santaló), tomo I, Madrid, 1977, pág. 305;
FAZZALARI, Note in tema de diritto e processo, Milano, 1957, págs. 142 a 148;
LIEBMAN, Problemi del processo civile, Milano, 1962, pág. 342; también, Manual de
Derecho procesal civil, (trad. Sentís Melendo), Buenos Aires, 1980, pág. 156;
MICHELI, Derecho procesal civil, III, Proceso de ejecución, (trad. Sentís Melendo),
Buenos Aires, 1970, págs. 16 y 17; REDENTI, Derecho procesal civil, (trad. Sentís
Melendo y Ayerra Redín), tomo II, Buenos Aires, 1957, págs. 302 y 303; COMOGLIO,
"Principios constitucionales y proceso de ejecución", en Justicia 94, núm. 1, págs. 237 a
240.
81
Hemos considerado interesante recoger dos testimonios sobre la cuestión que nos
ocupa. Así, CALAMANDREI (El procedimiento monitorio, Buenos Aires, 1953, pág.
61) señala que: "... no pierde su carácter inicial el proceso ejecutivo común sólo porque
también en el curso del mismo pueda incrustarse, en virtud de la oposición del deudor
contra la ejecución, un verdadero y propio juicio de cognición". Por su parte,
CARNELUTTI (Derecho procesal civil y penal, I, Derecho procesal civil, cit., págs. 341
y 342) afirma que: "Uno de los pasos adelante de la ciencia del proceso ha sido
ciertamente el de afirmar la necesidad del contradictorio también en el proceso ejecutivo
y, por tanto, salvo en lo que se refiere a su iniciación, la bilateralidad de la acción. El
deudor es, ciertamente, como el acreedor, una parte en sentido material (...); pero no se le
puede negar en absoluto la cualidad de parte en sentido" procesal ni debe subvalorarse el
aporte que la obra suya puede proporcionar al buen éxito del proceso". De este último
autor, vid, también Instituciones del proceso civil, (trad. Sentís Melendo), vol. I, pág. 184
y vol. Ill, págs. 140 a 144, Buenos Aires, 1973.
207
.- Cfr. VACCARELLA, Titolo esecutivo, precetto, opposizioni, seconda edizione,
Torino, 1993, págs. 83 a 89.
208
.- CARNELUTTI, Derecho procesal civil y penal, I, Derecho procesal civil, cit., pág.
359.
209
.- En estos términos se expresa CARNELUTTI, Instituciones del proceso civil, vol. Ill,
cit., págs. 140 a 142. Para dicho autor, la ejecución es justa o injusta dependiendo de si
debe o no precederse a ella con arreglo a derecho. Y es regular o irregular, congruente o
incongruente, según que se desarrolle con observancia o con inobservancia de las reglas
"de la ley o de la experiencia".
82
210
.- Oposición que la doctrina italiana denomina di mérito; vid. por todos ALLORIO,
Problemas de Derecho procesal, tomo II, cit., pág. 183.
2
".- Esta oposición es denominada por la doctrina italiana di rito; vid. en este sentido,
S ATTA y PUNZI, Diritto processuale civile, undicesima edizione, Padova, 1992, pág.
781.
2I2
.- REDENTI, Derecho procesal civil, tomo II, cit., pág. 488. O, como dice MICHELI
(Derechoprocesal civil, tomo III, cit., pág. 105) "... si el deudor quiere reaccionar ante el
ejercicio de la acción ejecutiva debe proponer un juicio especial de cognición...". La
oposición a la ejecución tiende a la declaración de certeza negativa de que no existe, a
favor del ejecutante y contra el ejecutado o ejecutando, la acción ejecutiva afirmada.
213
.- Cfr. CARNELUTTI, Derecho procesal civil y penal, I, Derecho procesal civil, cit.,
págs. 394 a 399; y FAZZALARI, Istituzioni di Diritto processuale, sesta edizione,
Padova, 1992, pág. 206.
214
.- En el art. 624 se dispone que: "Se è proposta opposizione all'esecuzione a norma
degli arti. 615 secondo comma e 619, il giudice dell'esecuzione, concorrendo gravi
motivi, sospende, su istanza di parte, il processo con cauzione o senza. Il giudice
sospende totalmente o parzialmente la distribuzione della somma ricavata quando sorge
una delle controversie previste nell'ari. 512". Y por lo que respecta a los efectos de la
suspensión, el art. 626 establece lo siguiente: "Quando il processo è sospeso, nessun atto
esecutivo può essere compiuto, salvo diversa disposizione del giudice dell'esecuzione".
83
215
.- Vid. ROSENBERG, Tratado de Derecho procesal civil, (trad. Romera Vera), tomo
III, Libro tercero: La ejecución forzosa; Libro cuarto: Embargo preventivo y medidas
provisionales de seguridad, Buenos Aires, 1955, págs. 6 y 100.
2I6
.- "Der Grundsatz der Parteiherrschaft gilt im Vollstreckungsrecht nur eingeschränkt.
(...). ... ist das Vollstreckungsverfahren von der ZPO als Parteiverfahren zwischen
Gläubiger und Schuldner ausgestaltet. Es handelt sich um ein kontradiktorisches
Verfahren zwischen ihnen" (LACKMANN, Zwangsvollstreckungsrecht: eine Einführung
in Recht und Praxis, 2. Auflage, München, 1993, págs. 2 y 3).
84
ese título 217. En este supuesto, los motivos de oposición son distintos
dependiendo de la clase de título ejecutivo -con o sin efectos de cosa
juzgada- en base al cual se haya despachado ejecución218.
2I7
.- De forma muy clara lo expone GOLDSCHMIDT (Derecho procesal civil, trad. L.
Prieto-Castro, Barcelona, 1936, pág. 615): "La acción ejecutiva, en cuanto derecho de
justicia material, se extingue también por la desaparición de la acción civil que le sirve
de base. Sin embargo, para que se consiga este resultado es preciso que el deudor deje sin
fuerza el título ejecutivo ya que los órganos ejecutivos viene obligados por el mismo a
realizar la ejecución".
218
.- Vid. al respecto, ROSENBERG, Tratado de Derecho procesal civil, tomo III, Libro
tercero, cit., págs. 102 a 117; GOLDSCHMIDT, ob. cit., nota anterior, págs. 615 a 619;
KISCH, Elementos de Derecho procesal civil, (trad. L. Prieto-Castro), 1a ed., Madrid,
1932, págs. 346 a 348; LACKMANN, Zwangsvollstreckungsrecht: eine Einführung in
Recht und Praxis, cit., págs. 169 a 175.
2I9
.- En el § 767.2 ZPO se dispone que: "Sie (se refiere a las excepciones) sind nur
insoweit zulässig, als die Grunde, auf denen sie beruhen, erst nach dem Schluß der
mündlichen Verhandlung, in der Einwendungen nach den Vorschriften dieses Gesetzes
spätestens hätten geltend gemacht werden müssen, entstanden sind und durch Einspruch
nicht mehr geltend gemacht werden können".
85
220
.- En el § 769 se dispone que: "Das Prozeßgericht kann auf Antrag anordnen, daß bis
zum Erlaß des Urteils über die in den §§ 767, 768 bezeichneten Einwendungen die
Zwangsvollstreckung gegen oder ohne Sicherheitsleistung eingestellt oder nur gegen
Sicherheitsleistung fortgesetzt werde und daß Vollstreckungsmaßregeln gegen
Sicherheitsleistung aufzuheben seien. Die tatsächlichen Behauptungen, die den Antrag
begründen, sind glaubhaft zu machen".
221
.- Cfr. por ejemplo, las siguientes obras: JAUFFRET, Manuel de procedure civile et
voies d'exécution, 14a ed., por Jacques Normand, Paris, 1984; y VINCENT y
PRÉVAULT, Voies d'exécution et procédures de distribution, 18a ed., Paris, 1995;
COUCHEZ, Voies d'exécution, 3ème éd., Paris, 1994.
222
.- El estudio del procedimiento civil francés cuenta con el inconveniente de que las
normas vigentes que lo regulan tienen, básicamente, su sede en dos cuerpos legales
distintos: Código de procedimiento civil de 1806 (anden Code de procédure civile, a.
CPC) y Código de procedimiento civil de 1975 (nouveau Code de procédure civile, n.
CPC). El proceso de ejecución es un ejemplo de la situación descrita. Las reglas
generales de la ejecución se establecen en los arts. 502 y ss. del n. Cpc, aunque su fuente
principal estaba constituida por el Libro quinto, de la primera Parte del Código de
procedimiento civil de 1806, titulado "De l'exécution des jugements". Sin embargo, un
buen número de artículos que pertenecían a dicho Libro han sido derogados por la Ley de
9 de julio de 1991.
No está previsto que esta Ley de 9 de julio de 1991 forme parte del nouveau
Code de procédure civile, sino que, junto con los decretos que deben dictarse para su
correcta aplicación, constituirán un Code de l'exécution tomando como ejemplo el Code
de l'organisation judiciaire, norma que comprende una primera parte legislativa (Decreto
núm. 78-329 de 16 de marzo de 1978) y una segunda reglamentaria (Decreto núm. 78-
86
ri
87
CAPITULO SEGUNDO.
I. CONSIDERACIONES PREVIAS.
II. ITALIA.
cambial y el vale cambiario". El texto de dicha norma, que entró en vigor el 4 de enero de
1934, se estructura en cuatro títulos: el título I regula la cambial, el título II el pagaré
(vaglia cambiario'), el título III contiene las disposiciones tributarias y el título IV las
disposiciones transitorias.
3
.- Son supuestos de dispensa legal del protesto, los contemplados en los artículos
siguientes: art. 51.4, en el que se dispone que el protesto por falta de aceptación dispensa
del protesto por falta de pago; art. 51. 6, en el que se establece que en caso de quiebra del
librado, haya o no aceptado, y en caso de quiebra del librador de una letra de cambio no
aceptable, la resolución declarativa de la quiebra basta al portador para ejercitar la acción
de regreso; y art. 61.4, en el que se dispensa al portador del protesto en un determinado
caso de fuerza mayor.
4
.- El Real Decreto núm. 1736, de 21 de diciembre de 1933, incorporó la legislación
uniforme de Ginebra sobre el cheque al ordenamiento jurídico italiano. La doctrina
italiana suele utilizar el nombre Legge del asegno cuando se refiere a esta norma.
ü
90
5
.- En el art. 474 se dispone que: "La esecuzione forzata (2910 c.c.) non può avere luogo
che in virtù di un titolo esecutivo per un diritto certo, liquido ed esigibile. Sono titoli
esecutivi:
1)...
2) le cambiali, nonché gli altri titoli di credito e gli atti ai quali la legge
attribuisce espresamente la stessa efficacia;".
La letra de cambio no figuraba como título ejecutivo en el Codice di procedura
civile de 1865. El reconocimiento de la cualidad de título ejecutivo se produjo en el art.
323 del Codice di commercio de 1882. Posteriormente, la letra de cambio pasó a formar
parte de la relación de títulos ejecutivos efectuada por el art. 474 del Codice di
procedura civile de 1940. Vid. VACCARELLA, Titolo esecutivo, precetto, opposizioni,
cit., págs. 18 a 21 y 176a 180.
6
.- En el art. 104 Legg. camb. se dispone que: "La validez de la letra de cambio y del vale
cambiario, incluidos aquellos a la vista o a cierto tiempo vista, no quedan subordinados a
las disposiciones de la ley del timbre. Ello no obstante, si no son regularmente timbrados
originariamente, o en el tiempo prescrito por la ley, no tiene la cualidad de título
ejecutivo.
El portador no puede ejercitar los derechos cambiarios inherentes al título si no
ha pagado la tasa de timbre debida y la correspondiente penalidad.
J 91
2. Proceso cambiario.
cambiario, quarta edizione aggiornata e ampliata, Milano, 1964, págs. 415 a 434;
CHIOVENDA, Instituciones de Derecho procesal civil, vol. I, cit., págs. 283 a 292; y
Principios de Derecho procesal civil, cit., tomo II, págs. 757 a 768; PAVONE LA
ROSA, La letra de cambio, (trad. O.J. Maffia), Buenos Aires, 1988, págs. 693 a 742;
GALGANO, Diritto commerciale, vol. IV, I contratti di impresa. I titoli di credito. Il
fallimento, prima edizione, Bologna, 1980, pág. 52; COTTINO, Diritto commerciale,
voi. secondo, tomo primo, seconda edizione, Padova, 1992, págs. 331 y 332;
CAMPOBASSO, Diritto commerciale, 3. Contratti. Titoli di credito. Procedura
concorsuali, 2a ristampa, Torino, 1992, págs. 271 y 272.
10
.- Cfr. ASCARELLI, Teoría general de los títulos de crédito, cit., pág. 69.
93
".- Vid. en este sentido, CALAMANDREI, El procedimiento monitorio, cit., pág. 148.
En el art. 2818 Codice civile se dispone que: "Ogni sentenza che porta condanna
al pagamento di una somma o all'adempimento di altra obbligazione ovvero al
risarcimento dei danni da liquidarsi succesivamente è titolo per iscrivere ipoteca sui beni
del debitore. Lo stesso ha luogo per gli altri provvedimenti giudiziali ai quali la legge
attribuisce tale effeto".
12
.- El procedimiento de ingiunzione se halla regulado en el Libro Cuarto del Códice di
procedura civile ("Dei procedimenti speciali"), Título I ("Dei procedimenti sommari"),
arts. 633 a 656. Por sus caracteres y estructura, el procedimiento de ingiunzione es
expresión legal del tipo de procedimiento que dogmáticamente se conoce como
"procedimiento monitorio documental". Vid. en este sentido, CALAMANDREI, El
procedimiento monitorio, cit., págs. 39 a 46 y 122 a 124.
En cuanto a la naturaleza del procedimiento d'ingiunzione, GUTIERREZ-
ALVIZ Y CONRADI, (El procedimiento monitorio, cit., pág. 38), señala que la mayoría
de la doctrina italiana considera que el procedimiento monitorio, en general, y el de
ingiunzione, en particular, son procesos de declaración. Vid. CHIOVENDA, Principios
de Derecho procesal civil, tomo I, cit., págs. 250 a 280; e Instituciones de Derecho
procesal civil, vol. l, cit., pág. 39, quien inserta el procedimiento monitorio (rectius, la
orden de prestación que en él se dicta), en una categoría más amplia que denomina
"declaraciones con predominante función ejecutiva"; otras especies de este género son,
según el pensamiento chiovendiano, las condenas con ejecución provisional y las
condenas con reserva. Ahora bien, CHIOVENDA entiende que la acción que da lugar a
este tipo de resoluciones es una acción especial a la que califica de "acción sumaria",
pues permite la formación del título ejecutivo en base a una cognición no definitiva,
parcial o superficial. En este mismo sentido, LIEBMAN, Manual de Derecho procesal
civil, cit., págs. 138 a 140.
La naturaleza declarativa del procedimiento de ingiunzione tampoco es discutida
por CALAMANDREI. No obstante, este autor rechaza que de la diversidad de formas
procesales se derive una acción declarativa especial distinta de la ordinaria. Vid. ob. cit.
en esta nota, págs. 73 a 82; y también de este autor, Instituciones de Derecho procesal
civil, vol.1, (trad. Sentís Melendo), Buenos Aires, 1962, págs. 365 y 366. En esta misma
línea, GARBAGNATI afirma que en el procedimiento de ingiunzione se ejercita una
acción declarativa ordinaria; vid. Il procedimento d'ingiunzione, Milano, 1991, págs. 28 a
30.
Hemos dicho que la mayoría de la doctrina procesal italiana estima que el
procedimiento monitorio es un proceso de declaración. No obstante, se ha efectuado
alguna objeción a esta tesis que debe ser citada. En concreto CARNELUTTI afirma que
el procedimiento de ingiunzione es una figura intermedia entre el proceso de cognición y
el de ejecución (vid. Instituciones de Derecho procesal civil, vol. Ill, cit., pág. 191).
94
l3
,- Vid. por todos, FAZZALARI, Istituzioni di Diritto processuale, cit., págs. 180 y 181.
14
.- En el art. 642 se dispone que: "Se il credito è fondato su cambiale, assegno bancario,
assegno circolare, certificato di liquidazione di borsa, o su atto ricevuto da notaio o da
altro pubblico uffiziale autorizzato, il giudice, su ¡nstanza del ricorrente, ingiunge al
debitore di pagare o consegnare senza dilazione, autorizzando in mancanza l'esecuzione
provvisoria del decreto e fissando il termine ai soli effetti della opposizione".
95
15
.- Vid. CALAMANDREI, El procedimiento monitorio, cit., págs. 148 y 149;
ANGELONI, La cambiale e il vaglia cambiario, cit., pág. 416; AULETTA y
SALANITRO, Diritto commerciale, cit., págs. 323 Y 324; PAVONE LA ROSA, La letra
de cambio, cit., pág. 729.
Sobre esta cuestión REDENTI, (Derecho procesal civil, tomo II, cit., pág. 228)
observa, que puede ocurrir que al acreedor no le urja compulsar directamente al deudor,
sino que sólo le interese averiguar si el deudor tiene fundadas excepciones que oponer,
antes de intentar la ejecución forzosa. GARBAGNATI, (II procedimento d'ingiunzione,
cit., págs. 8 y 9), añade a la razones señaladas, el ser el decreto, una vez precluido el
momento procesal para interponer oposición, título idóneo para declarar, con eficacia de
cosa juzgada, la existencia del derecho resultante del título. Esta fuerza o eficacia de tal
resolución es puesta de relieve también por SATTA y PUNZI (Diritto processuale civile,
cit., pág. 819): "Se non la propone (se refiere a la oposición) il decreto acquista il valore
di una sentenza passata in giudicato". No obstante, sobre-la eficacia señalada del decreto,
CARNELUTTI afirma que: "...si la falta de oposición puede ser un indicio de justicia del
decreto, en forma que justifique su eficacia ejecutiva, es verdad que fue pronunciado
inaudita altera parte y, por tanto, hay siempre un salto entre esta hipótesis y la de la
sentencia provista de las mayores garantías del proceso ordinario de condena";
Instituciones del proceso civil, vol. I, cit., págs. 154 y 155.
i6
.- La importancia, actual y práctica, de la expedición en forma ejecutiva del título
ejecutivo consiste en evitar que el deudor sea sometido por el acreedor a una
injustificada pluralidad de ejecuciones. Es por ello que REDENTI, (Derecho procesal
civil, tomo II, cit., pág. 334), refiriéndose a la letra de cambio, aunque asimismo aplicable
al vale cambiario y cheque, dice que la hoja misma en que se extiende la letra de cambio
"debe ser usada en original, como título documental (a efectos procesales) por quien sea
su legítimo poseedor a los efectos del pago".
96
l7
.- El art. 65.1 Legg, camb. limita la facultad de excepcionar del deudor: "En los juicios
cambiarlos, tanto de cognición cuanto de oposición a la ejecución, el deudor puede
oponer solamente las excepciones de nulidad de la letra en los términos del artículo 2 y
las que no estén prohibidas por el artículo 21". El art. 21 de la Legg. camb. dispone que:
"La persona contra la cual se haya promovido acción cambiaria no puede oponer al
portador las excepciones fundadas en sus relaciones personales con el librador o con los
portadores precedentes, a menos que el portador haya adquirido la letra a sabiendas en
perjuicio del deudor".
18
.- Vid. CHIOVENDA, Instituciones de Derecho procesal civil, vol. I, cit., pág. 286.
97
l9
.- Denominación que CHIOVENDA considera equívoca, pues, puede dar lugar a
confusión con la sentencia de condena provisionalmente ejecutiva. Por esto, y a pesar de
la dicción legal (art. 65.2 Legg, camb.), designa a aquella resolución con el nombre de
"sentencia de condena con reserva"; vid. Instituciones de Derecho procesal civil, vol. I,
cit., pág. 286.
20
.- Vid. CHIOVENDA, Principios de Derecho procesal civil, tomo H, cit., págs. 757 y
ss.
Se ha señalado al respecto que "il processo cambiario appartiene al tipo del
processo documentale nel quale ha luogo, come si suoi dire, un frazionamento della
cognizione. Il processo si divide, cioè, in due fasi: nella prima non si tiene conto di
determinate eccezioni che vengano opposte dal debitore dirette a paralizzare l'azione
contro di lui promossa dal portatore del titolo, e il giudice pronuncia una condanna con
riserva; nella seconda, che rappresenta la prosecuzione della prima ha luogo la
cognizione delle eccezioni riservate"; ASCARELLI y BONASI-BENUCCI, voz
"Cambiale", cit., lug cit., pág. 740.
21
.- Vid. CHIOVENDA, Instituciones de Derecho procesal civil, vol. I, cit., pág. 288.
98
24
.- Cfr. FARIEN GUILLEN, "Algunas notas sobre la protección de la letra de cambio
-cambíale- en España", en Anuario de Derecho Civil, tomo XLV, fase. II, abril-junio
1992,pág.488.
No obstante, en la distinción intervienen elementos de otra naturaleza. Así,
PAVONE LA ROSA, (La letra de cambio, cit., págs. 721 a 723), subraya que no pueden
considerarse de "larga investigación" las excepciones relativas a la existencia o validez
de la declaración cambiaria -v. gr. negación de la autenticidad de la firma- pues, siendo
discutida la existencia de la obligación, no puede justificarse la condena del deudor. A
esta misma conclusión llega CHIOVENDA, (Instituciones de Derecho procesal civil,
vol. I, cit., pág. 287), aun cuando su argumentación es técnicamente más correcta pues, se
fundamenta en la limitación del concepto de "excepción". Así, afirma que la simple
negación de la acción no puede dar lugar a una sentencia de condena con reserva porque,
sencillamente, no se trata de una verdadera excepción: "El desconocimiento de la firma
no es una excepción y mucho menos una excepción de nulidad: obliga al actor a probar la
autenticidad de la firma".
25
.- Vid. por todos, ANGELONI, La cambíale e il vaglia cambiario, cit., págs. 428 y 429.
26
.- Vid. en este sentido, ASCARELLI y BONASI-BENUCCI, voz "Cambiale", cit., lug.
cit., pág. 741.
27
.- En la oposición a la ejecución se dictará una sentencia provisional de repulsa de la
oposición a la ejecución -sentenzaprovvisoria di rigetto sull'opposizione all'esecuzione-.
Vid. sobre el particular, ANGELONI, La cambiale e il vaglia cambiario, cit., pág. 431 ;
ASCARELLI y BONASI-BENUCCI, ob. cit, nota anterior, pág. 741; y PAVONE LA
ROSA, La letra de cambio, cit., pág. 717.
100
28
.- En este sentido, REDENTI (Derecho procesal civil, tomo II, cit., pág. 229) afirma
que "en el caso de que el acreedor cambiario elija la vía del decreto de inyunción, es ese
decreto el que sustituye a la sentencia de condena con reserva".
29
.- REDENTI, ob. cit., nota anterior, pág. 499.
30
.- Vid. en este sentido, ANGELONI, La cambiale e il vaglia cambiario, cit., págs. 430 y
431; PAVONE LA ROSA, La letra de cambio, cit., págs. 717 a 719; CHIOVENDA,
Instituciones de Derecho procesai civil, vol. I, cit., págs. 291 y 292. Este último autor, en
base a una interpretación sistemática de los arts. 63 y 65 Legg. camb., afirma que el
acreedor cambiario tiene a su disposición ocho acciones: 1a. acción ordinaria de condena;
2a. acción ordinaria de condena con ejecución provisional; 3a. acción de condena con
reserva; 4a. acción de condena con reserva, con ejecución provisional; 5a. acción
ejecutiva con fraccionamiento de las excepciones; 6a. acción ejecutiva con renuncia al
101
Aunque el art. 64, así como los párrafos tercero y cuarto del art
65 Legg. camb., han sido concebidos en base al esquema general
previsto en el Codice di procedura civile para la oposición a la
ejecución -es decir, oposición preventiva u oposición al precetto (arts.
615.1 CPC y 64 Legg. camb.) y oposición sucesiva u oposición a la
ejecución ya iniciada (arts. 615.2 CPC y 65 Legg. camb.) 33-, no
podemos dejar de señalar que se ha cuestionado la vigencia de los
arts. 64 y 65 Legg. camb. Ambos artículos fueron redactados
conforme a los preceptos que, el Codice di procedura civile de 1865,
destinaba a la regulación de la ejecución (oposición, suspensión, ...).
El nuevo Codice di procedura civile, en vigor desde el 21 de abril de
1942, regula íntegramente la oposición a la ejecución y la suspensión.
Esta disciplina diverge, en parte, de la establecida en la Legge
cambiaria. Surge, pues, el problema de establecer la relación entre las
nuevas normas procesales y los preceptos de los arts. 64 y 65 Legg.
camb. La solución a la cuestión planteada parece ser que se halla en la
compatibilidad o "coordinación" de las disposiciones de la Legge
cambiaria y las del Codice di procedura civile: sin entender
derogados en su totalidad los arts. 64 y 65 Legg. camb. (entre otras
razones, por la especialidad de dicha Ley y porque el proceso
cambiario reclama ciertas particularidades frente al ordinario) deben
aplicarse los preceptos del Codice di procedura civile, relativos a la
oposición a la ejecución (arts. 615 y ss.) y a la suspensión a la
ejecución (arts. 623 y ss.), en todo aquello no expresamente regulado
por la Legge cambiaria. En definitiva, la línea de coordinación se
trazaría entre la estructura y forma del procedimiento, sujeta a las
normas procesales, y los presupuestos y contenido de las decisiones,
La notificación del título ejecutivo y del precetto (art. 479 Cpc) es una
formalidad prelimiar o preparatoria de la ejecución y, por tanto, previa a su apertura; vid.
al respecto, REDENTI, Derecho procesal civil, tomo II, cit., págs. 337 a 346.
33
.- Vid. supra, Capítulo Primero, pág. 82.
103
34
.- Vid. en este sentido, REDENTI, Derecho procesal civil, tomo II, cit., pág. 498;
PAVONE LA ROSA, La letra de cambio, cit., págs. 734 a 738; ANGELONI, La
cambiale e il valglia cambiario, cit., pág. 422; VACCARELLA, Titolo esecutivo,
precetto, opposizioni, cit., págs. 389 y 390.
En cambio, ASCARELLI y BONASSI-BENUCCI (voz "Cambiale", cit., lug. cit.,
pág. 743) consideran que los arts. 64 y 65 Legg. camb. han sido derogados por las
normas del Codice di procedura civile referentes a la oposición y suspensión de la
ejecución. Fundamentan su posición en el art. 15 del Codice civile que dispone lo
siguiente: "Le leggi non sono abrogate che da leggi posteriori per dichiarazione espressa
del legislatore, o per incompatibilità tra le nuove disposizioni e le precedenti o perché la
nuova legge regola l'intera materia già regolata dalla legge anteriore".
35
.- Cfr. AULETTA y SALANITRO, Diritto commerciale, cit., págs. 327 y 328.
104
36
,- Vid. ANGELONI, La cambiale e il vaglia cambiario, cit., pág. 421. La
inimpugnabilidad del decreto que acuerda la suspensión de la ejecución, no impide que,
posteriormente, en el juicio de oposición a la ejecución el juez competente para conocer
de la controversia, reexaminando la suspensión concedida, pueda mediante sentencia
confirmar o revocar tal medida (art. 65.4 Legg. camb.). Es decir, la eficacia del decreto
concediendo o denegando la suspensión de la ejecución es provisional.
El decreto es la forma más simple y elemental de'providencia judicial. Se emplea
de ordinario cuando no hay contradictorio (v.gr. decreto de inyunción que se pronuncia
inaudita parte, art. 641 Cpc). El decreto se pronuncia de oficio o a instancia de parte
(recurso); puede solicitarse incluso verbalmente. Si se dicta en virtud de recurso, se
consigna el decreto al pie del mismo. Cuando la petición se efectúa verbalmente, se
extiende acta y el decreto se inserta en ella. El decreto no debe ser motivado, salvo que la
motivación sea prescrita expresamente por la ley. Debe hacerse constar en él la fecha y
ser firmado por el Juez o, cuando el órgano jurisdiccional es colegiado, por el presidente,
además de por el secretario. De ordinario, el decreto no es revocable ni impugnable.
Sobre este tipo de resolución judicial, vid. por todos, LIEBMAN, Manual de Derecho
procesal civil, cit., pág. 184; SATTA y PUNZI, Diritto processuale civile, cit., pág. 232.
".- Cfr. ANGELONI, ob. cit., nota anterior, pág. 424.
38
.- Vid. al respecto, ASCARELLI y BONASI-BENUCCI, voz "Cambiale", cit., lug. cit.,
pág. 743.
105
III. ALEMANIA.
39
.- Vid. ANGELONI, La cambiale e il vaglia cambiario, cit., pág. 425.
40
.- Como consecuencia de la ratificación de los Convenios de Ginebra de 1930 y 1931,
la República Federal de Alemania publicó, el 21 de junio de 1933, la nueva Ley
Cambiaria (Wechselgesetz), y el 14 de agosto de 1933, la Ley del Cheque (Scheckgesetz).
Sin embargo, no debe olvidarse que, la legislación uniforme de Ginebra y el Reglamento
uniforme de La Haya de 1912, se inspiran, fundamentalmente, en el Derecho alemán,
concretamente en la Ordenanza Cambiaria de 1848, convertida en ley del Imperio en
1871. El fundamento del sistema cambiario alemán es la protección del tráfico jurídico,
haciendo abstracta la obligación del aceptante y de los demás responsables; esto es,
desconectando la obligación cambiaria de su causa.
106
4I
.- Vid. HUECK y CANARIS, Derecho de los títulos-valor, cit., págs. 178 y 179.
42
.- En el art. 44.1 WG se dispone que: "Die Verweigerung der Annahmne oder der
Zahlung muß durch eine öffentliche Urkunde (Protest mangels Annahme oder mangels
Zahlung) festgestellt werden".
43
.- En términos del art. 44.6 WG el protesto se sustituye por "der gerichtliche Beschluss
über die Eröffnung des Konkurses oder des gerichtlichen Vergleichsverfahrens".
107
mayor (art. 54.4 WG). Por último, pueden conservarse las acciones en
vía de regreso, sin haber levantado protesto, cuando cualquiera de los
obligados en vía de regreso hubiera anotado, en la letra de cambio, la
cláusula "sin gastos", "sin protesto" u otra equivalente (art. 46.1 WG).
44
.- Esta es una de las diferencias que presenta el cheque respecto a la letra de cambio.
Sobre las diferencias esenciales entre la letra de cambio y el cheque, vid. HUECK y
CANARIS, Derecho de los títulos-valar, cit., págs. 241 a 245.
108
2. Proceso cambiario.
A) Notas previas.
im Wechselprozeß, der in die Gruppe der Urkundenprozesse einzuordnen ist. Sinn des
Wechselprozesses ist es, das Verfahren zu beschleunigen, d.h. ein schnelles Urteil und
damit einen vollstreckbaren Titel gegen den Wechselschuldner su erreichen".
51
.- Se admiten en este proceso, contrariamente a lo que acontece en el procedimiento
monitorio, demandas para reclamar derechos que dependen de una contraprestación
(Gegenleistung); vid. en este sentido ROSENBERG, SCHWAB, GOTTWALD,
Zivilprozeßrecht, cit., pág. 985; KISCH, Elementos de Derecho procesal civil, cit., págs.
400 y 401.
52
.- § 595.1 ZPO: "Widerklagen sind nicht statthaft". ROSENBERG, SCHWAB,
GOTTWALD (ob. cit., nota anterior, pág. 988) mantienen que en el proceso documental
ordinario pueden plantearse pretensiones de indemnización por daños y perjuicios.
Ill
53
.- Vid. en este sentido y por todos, ROSENBERG, SCHWAB, GOTTWALD,
Zivilprozeßrecht, cit., pág. 985.
54
.- KISCH, Elementos de Derecho procesal civil, cit. pág. 403.
55
.- Para ROSENBERG, la sentencia con reserva es una "sentencia interlocutoria de clase
especial"; categoría intermedia entre la sentencia final y la interlocutoria. Coincide con la
primera en que realiza el acto de tutela jurídica exigida por el actor: condena al
demandado; y con la segunda, en que no agota la instancia, ya que se resolverá sobre las
excepciones reservadas en el procedimiento posterior de la misma instancia. Vid. Tratado
de Derecho procesal civil, (trad. Romera Vera), tomo I, Introducción. Libro primero:
Teoría general, Buenos Aires, 1955, pág. 331.
56
.- "Das Nachverfahren bildet mit dem Vorverfahren einen einheitlichen Prozeß"
(HARTMANN, Zivilprozeßordmmg, cit., pág. 1506).
".- Vid. GOLDSCHMIDT, Derecho procesal civil, cit., pág. 460.
112
58
.- ROSENBERG, Tratado de Derecho procesal civil, tomo I, Libro primero, cit., pág.
329.
59
.- Asimismo, este proceso puede seguirse cuando se trate de una letra de cambio
extranjera; vid. en este sentido, ROSENBERG, SCHWAB, GOTTWALD,
Zivilprozeßrecht, cit., pág. 991.
60
.- Con el término genérico Wechsel se hace referencia a dos títulos valores distintos: a
la letra de cambio (gezogener Wechsel) y al pagaré (eigener Wechsel). Así, en el § 4.1 de
la Ley sobre el impuesto cambiario (Wechselsteuergesetz), de 24 de julio de 1959, se
dispone: "Wechsel sind gezogene und eigene Wechsel".
".- Vid. en este sentido y por todos, ROSENBERG, SCHWAB, GOTTWALD,
Zivilprozeßrecht, cit., pág. 991.
,13
62
.- En los §§ 602 y 605.a se habla de "pretensiones derivadas de letras de cambio y
cheques según el espíritu de la Ley cambiaria y la del cheque", (Ansprüche aus
Wechseln/Schecks im Sinne des Wechselgesetzes/Scheckgesetzes).
Un ejemplo de la diversidad de criterios se observa con respecto a la acción de
enriquecimiento (Bereicherung). En la obra de ROSENBERG, SCHWAB y
GOTTWALD (Zivilprozeßrecht, cit., pág. 991) se afirma que no son admisibles en el
proceso cambiario las pretensiones que no derivan exclusivamente de una letra de
cambio, sino de hechos extraños a ese documento (wechselfremde Tatsachen),
excluyendo de su ámbito de aplicación la demanda de enriquecimiento prevista en el art.
89 WG. HUECK y CANARIS (Derecho de los títulos-valar, cit., págs. 208 y 209) si bien
señalan que la calificación dogmática de fa acción de enriquecimiento injusto es
discutida, y que el tenor literal del art. 89 WG "es todo menos claro" (se dice en él que el
aceptante y el librador continúan obligados con el tenedor y, a la vez, que la obligación
se ha extinguido), concluyen que en el art. 89 WG se regula "una forma especial de
acción de enriquecimiento del Derecho civil general".
En sentido contrario se pronuncia SCHOENKE, (Derecho procesal civil, cit.,
pág. 338), pues, sostiene que en el proceso cambiario y en el de cheque pueden
ejercitarse todas las acciones "derivadas de una letra de cambio tal como la regula la Ley
cambiaria y la de cheques, es decir, por ejemplo, acciones de enriquecimiento".
63
.- Vid. al respecto, GOLDSCHMIDT, Derecho procesal civil, cit., pág. 461.
64
.- Cfr. WIEDEMANN, Wertpapierrecht, 6. Auflage, München, 1994, pág. 126.
114
73
.- En este sentido, vid. LORCA NA VARRETE, El procedimiento monitorio civil, cit.,
págs. 36 a 39.
74
.- Vid. ROSENBERG, SCHWAB, GOTTWALD, Zivilprozeßrecht, cit., pág. 994.
75
.- Vid. al respecto LORCA NA VARRETE, El procedimiento monitorio civil, cit., págs.
47 a 51 y 57; y GUTIERREZ-ALVIZ CONRADI, "Actualidad del procedimiento
monitorio civil", en Justicia 90, núm.l, pág. 29.
117
76
.- Este mandato de pago sólo autoriza al acreedor a utilizar el procedimiento monitorio.
Vid. ROSENBERG, SCHWAB, GOTTWALD, Zivilprozeßrecht, cit., pág. 995.
11
- Cfr. HARTMANN, Zivüprozeßordnung, cit., pág. 1638.
78
.- CALAMANDREI, El procedimiento monitorio, cit., pág. 33. Vid. en este mismo
sentido, ROSENBERG, SCHWAB, GOTTWALD, ob. cit., nota anterior, págs. 997 a
1000.
79
.- Vid. ROSENBERG, SCHWAB, GOTT WALD, Zivilprozeßrecht, cit., pág. 1002;
ZEISS, Zivilprozeßrecht, cit., pág. 211.
118
IV. FRANCIA.
81
.- Vid. SCHOENKE, Derecho procesal civil, cit., pág. 369.
82
.- En Derecho francés se distinguen dos clases de títulos ejecutivos. Una de ellas
comprende aquellos actos, de naturaleza judicial y extrajudicial, que necesariamente
deben hallarse provistos de la cláusula ejecutiva para tener aparejada ejecución (art. 502
nouveau Code de procédure civile, en adelante n. CPC). Como ejemplos pueden citarse,
las sentencias declarativas de condena, el acta de lo convenido en el proceso verbal de
conciliación (art. 131 n. CPC), el mandamiento de pago dictado en el procedimiento
d'injonction de payer (art. 1422 n. CPC) y los actos notariales. Forman parte de la otra
clase de títulos ejecutivos los actos administrativos que, al emanar directamente del
Poder ejecutivo, tienen por sí mismos fuerza coactiva y, por tanto, están dispensados de
la cláusula ejecutiva. Vid. VINCENT y PREVAULT, Voies d'exécution et procédures de
distribution, cit., págs. 25 a 28.
83
.- El carácter obligatorio del protesto viene establecido en los arts. 148.A y 185 del
Code de commerce de 1807, según la redacción dada por el Decreto-Ley de 30 de
octubre de 1935 que integró, salvo en los supuestos en que el legislador francés hizo uso
120
87
.- Vid. VINCENT y GUINCHARD, Procédure civile, cit., pág. 487; LORCA
N AV ARRETE, El procedimiento monitorio civil, cit., pág. 61.
88
.- La redacción de estos artículos es el resultado de diversas modificaciones. Se cuentan
entre las más importantes, las producidas por los Decretos de 28 de agosto de 1972, de 12
de mayo y de 9 de septiembre de 1981, y de 4 de marzo de 1988.
89
.- Al ejercicio de la acción cambiaria por falta de pago de un cheque nos referiremos
más adelante, vid. infra, págs. 125 a 127.
90
.- En el art. 1405.2 n. Cpc se dispone: "Le recouvrement d'une créance peut être
demandé suivant la procédure d'injonction de payer lorsque: 2° L'engagement résulte de
l'acceptation ou du tirage d'une lettre de change, de la souscription d'un billet à ordre, de
l'endossement ou de l'aval de l'un ou l'autre de ces titres (...)"•
123
95
.- Vid. COUCHEZ, Voies d'exécution, cit., pág. "42; PEROCHON, Entreprises en
dificulté. Instruments de crédit et de paiement, Paris, 1992, pág. 431.
La obtención del certificado de falta de pago no exime al portador, que quiera
conservar sus acciones, de levantar protesto (art. 40 del Decreto-Ley de 1935). Aunque
de conformidad con lo establecido en los arts. 3.3 y 52.3, de la norma citada, el portador
negligente conserva su acción contra el librador si demuestra que la provisión de fondos
no existía en el momento de la emisión del cheque. Vid. en este sentido, JEANTIN, Droit
commercial, cit., pág. 64; GAVALDÀ y STOUFFLET, Droit du crédit, 2, págs. 348 y
349.
96
.- Sobre las diferentes saisies reguladas en el Derecho procesal francés, vid. supra,
Capítulo Primero, pág. 86.
97
.- En el art. 1405.1 se dispone que: "Le recouvrement d'une créance peut être demandé
suivant la procédure d'injonction de payer lorsque: 1° La créance a une cause
contractuelle ou...".
127
98
.- Vid. supra, pág. 124.
".- La emisión de un cheque constituye un acto de comercio si se emite por un
comerciante para la realización de operaciones económicas inherentes a su comercio.
ROBLOT, (Traité de Droit commercial, tome H, cit., pág. 247), critica esta situación
jurídica, considerándola ilógica, si se tiene en cuenta que el cheque ha devenido un título
bancario.
128
CAPITULO TERCERO.
I. NOTAS PREVIAS.
'.- Antes de la entrada en vigor de la LCCH, el pagaré y el cheque sólo eran títulos ejecutivos
por la vía del art. 1429.2° LEC; esto es, con reconocimiento de firma bajo juramento ante
Juez competente para despachar la ejecución. El art. 1429.4° LEC no se refería ni al cheque
ni al pagaré. Además el art. 544 CCom exigía, como" requisito previo al despacho de la
ejecución, el reconocimiento judicial de la firma del responsable del pago de un cheque o un
pagaré; por tanto, a efectos de juicio ejecutivo estos títulos-valores eran documentos
privados. La misma naturaleza les otorgó la LEC de 1830 (vid supra, pág.). En este sentido,
se manifiestan GARRIGUES, Curso de Derecho mercantil, tomo I, 7a ed., Madrid, 1976,
pág. 967; REYES MONTERREAL, El llamado juicio ejecutivo en la L.E.C, española, I, cit.,
págs. 71 a 73; FERNANDEZ LÓPEZ, Derecho procesal civil, IV, cit., pág. 36; FENECH,
Derecho procesal civil, cit., pág. 338; y ORTIZ NAVACERRADA, "Aspectos procesales-
ejecutivos de la Ley 19/1985, de 16 de julio, cambiada y del cheque" (I), en Actualidad civil,
núm. 7, diciembre 1985, pág. 354). Asimismo, la SAP de Santa Cruz de Tenerife, Secc. 1a,
129
de 22 de enero de 1990 (RGD, núm. 560, mayo 91, págs. 4522 y 4523) afirma que el pagaré
"como tal y hasta la entrada en vigor de la Ley Cambiaria que modificó la redacción del
número 4 del artículo 1429 de la Ley de Enjuiciamiento Civil, no integraba un título
ejecutivo".
Como es sabido que "lo que convierte a un documento en título ejecutivo es una
disposición expresa de la Ley" (DE LA OLIVA, "Conceptos fundamentales de la ejecución
forzosa civil", cit., lug. cit., pág. 935); disposición que, como hemos señalado era inexistente,
hasta la promulgación de la LCCH. O, en otras palabras, "... el supuesto de hecho que forma
título ejecutivo es típico y debe estar completo, no pueden entenderse como tal otros
supuestos de hecho más o menos similares" (FERNANDEZ LÓPEZ, Derecho procesal civil,
III, cit., pág. 55). Así lo entienden la SAT de Pamplona, de 11 de mayo de 1987 (RGD, núm.
522, marzo 1988, págs. 1530 a 1532); y SAT de la Coruña (Sala primera), de 25 de mayo de
1987 (RGD, núm. 525, junio 1988, págs. 4095 y 4096).
Ahora bien, esta cuestión no ha sido pacífica en la doctrina. Para LANGLE (Manual
de Derecho mercantil español, tomo II, Barcelona, 1954, págs. 442, 467 y 468), la acción
derivada de un cheque era ejecutiva por ser cambiaria. Con fundamento en el art. 542 del
CCom, en el que se declaraban aplicables al cheque las disposiciones relativas al ejercicio de
las acciones provenientes de las letras de cambio (arts. 516 y 521 CCom), entendía que el
cheque, en el que las firmas estaban legitimadas por Notario o las respectivas declaraciones
cambiarías habían sido intervenidas por Corredor de Comercio, estaba dotado de fuerza
ejecutiva sin necesidad de reconocimiento judicial de las firmas. Otro argumento en favor de
su tesis, lo encontraba en las normas fiscales: "..., si la Ley del timbre (art. 151) priva de
"eficacia ejecutiva" a este documento mercantil cuando no esté reintegrado en forma, la
llevará cuando lo esté". Y, por lo que respecta al pagaré, de lo dispuesto en el art. 532 CCom,
infería que la acción ejecutiva podía ejercitarse sin necesidad de reconocimiento judicial de
firma, si ésta estuviere legitimada por Notario o la declaración cambiaria intervenida por
Corredor de Comercio. Terminaba afirmando que: "Por tanto, la ley procesal puede
considerarse en esto reformada (ampliada) por la ley sustantiva". Esta equiparación del
pagaré y del cheque a la letra de cambio, en cuanto título ejecutivo por sí mismo, ha sido
sostenida también por GUASP amparándose igualmente en los arts. 532 y 542 del CCom
(vid. Derecho procesal civil, cit., pág. 756). En este mismo sentido, vid. SEÑEN DE LA
FUENTE, "Ejecución en España de letras de cambio y pagarés expedidos en moneda
extranjera", en Estudios jurídicos en homenaje a Joaquín Garrigues, tomo III, Madrid, 1971,
pág. 312; DIAZ RUIZ, "Sentencia sobre ejecución de pagaré incorporado a una póliza
mercantil intervenida", en Revista de Derecho bancario y bursátil, núm. 39, julio-septiembre
1990, págs. 710 a 712.
130
2
.- Dicha comprobación viene exigida no sólo por la declaración genérica del art. 1429.4°
LEC, sino también por el art. 1440.3 LEG. En efecto, a pesar de que otra cosa pudiera
inferirse del tenor literal del art. 67 in fine LCCH, el art. 1440.3 LEC es plenamente
aplicable al juicio ejecutivo cambiario. Concluir lo contrario supondría partir de unas
premisas que descartamos por ser jurídicamente incorrectas: derogación del art. 1440.3 LEC
por el art. 67 infine LCCH (este último artículo está en sede de régimen de excepciones
cambiarías y por tanto no tiene incidencia sobre el conjunto de actividades con las que se
inicia el proceso de ejecución); y despacho de la ejecución sin analizar la regularidad formal
del título ejecutivo. Cfr. en este sentido, FERNANDEZ LÓPEZ, Derecho procesal civil, IV,
cit., pág. 84; MONTERO AROCA, Derecho jurisdiccional, II, Proceso civil 2°, cit., pág.
231; CORTES DOMÍNGUEZ, Derecho procesal civil, cit., pág. 426.
131
5
.- Cfr. al respecto, SÁNCHEZ CALERO, Instituciones de Derecho mercantil, 16a ed.,
Madrid, 1992, pág. 376; DE EIZAGUIRRE, "Bases para una reelaboración de la teoría
general de los títulos-valores", en Revista de Derecho Mercantil, núm. 163, 1982, págs. 110
y 111 ; ARROYO MARTÍNEZ, "El pagaré", en Derecho cambiario. Estudios sobre la Ley
Cambiaria y del Cheque, cit., pág. 747; GARLÓN SÁNCHEZ, "El cheque", en Derecho
cambiario. Estudios sobre la Ley Cambiaria y del Cheque, cit., págs. 777 y 778;
GARRIGUES, Curso de Derecho mercantil, tomo I, cit., pág. 952, quien señala que la
relación entre los endosantes y endosatarios de un cheque constituye el "Derecho de cheque
en sentido estricto o Derecho cambiario del cheque".
I -S 1
1JJ
6
.- JIMÉNEZ SÁNCHEZ, "La cesión de la provisión", en Documentación jurídica.
Monográfico dedicado a la "Ley Cambiaría y del Cheque" de 16 de julio de 1985, tomo
XIII, enero-junio 1986, 49/50, pág. 81.
\- Cfr. SAP de Valencia, Secc. 6a, de 16 de octubre de 1990, (RGD, núm. 555, diciembre
90,vo!. H, págs. 9367 a 9369) y SAP de Castellón, Secc. 1a, de 11 de enero de 1994 (RGD,
núm. 597, junio 94, págs. 7525 a 7528).
8
.- La SAP de Oviedo, Secc. 4a, de 13 de abril de 199"4 (La Ley, 1994-3, págs. 254 a 258),
respecto de los requisitos establecidos en el art. 94 LCCH, dice lo siguiente: "(...), toda vez
que se está analizando la concurrencia de uno de los presupuestos esenciales que resultan del
propio título, que el Juez está obligado a examinar de oficio ya al admitir a trámite la
demanda (art. 1440 LEC), hasta el punto que de no cumplirse habrá de denegarse la
ejecución sin ni siquiera dar audiencia al demandado". En el mismo sentido, la SAP de
Valencia, Secc. 6a, de 27 de junio de 1994 (RGD, núm. 603, diciembre 94, págs. 13434 y
13435) declara que el Juez debe ser, en el juicio ejecutivo cambiario, extremadamente
cuidadoso "en el análisis de cuantos requisitos formales permiten, primero, despachar
ejecución y, después, dictar sentencia de remate".
134
9
.- DE LA OLIVA, en su trabajo "Conceptos fundamentales de la ejecución forzosa", cit.,
lug. cit., págs. 935 y 936, detalla las funciones que ha de desempeñar el título ejecutivo. Vid.
supra, Capítulo Primero, pág. 66.
l0
.- El art. 1439 LEC, cuya ulterior reforma es debida a la Ley 10/1992, de 30 de abril, de
Medidas Urgentes de Reforma Procesal, establece tres fueros legales, concurrentes y
electivos -correspondiendo al ejecutante la facultad de elegir- que permiten en primer lugar,
atribuir la competencia territorial a un Juez determinado y, en segundo lugar, resolver las
posibles cuestiones de competencia territorial que se planteen.
135
A) Letra de cambio.
".- Vid. en este sentido GARRIGUES, "Acción ejecutiva y acción ordinaria en la letra de
cambio", en Homenaje a E. Gómez Orbaneja, Madrid, 1977, págs. 243 a 246; OLIVENCIA
RUIZ, ("La acción cambiaria declarativa en el Derecho español", en Estudios jurídicos en
homenaje a Joaquín Garrigues, I, Madrid, 1971, págs. 284 a 286). Ambos mercantilistas dan
a conocer el alcance y el significado del denominado rigor cambiario a través de sus
manifestaciones sustantivas y procesales. Así, se engloban en las primeras, además del
formalismo de la letra, la exactitud en el cumplimiento de la obligación cambiaria, el
tratamiento de la decadencia y prescripción, el contenido de las obligaciones de los firmantes
y el régimen de pago. De las manifestaciones procesales destacan la eficacia ejecutiva de la
letra y la tasa de excepciones oponibles al acreedor cambiario.
Ahora bien, la noción de rigor cambiario (rigor cambialis) está particularmente
unida a la privilegiada protección procesal que desde la Edad Media ha gozado la letra de
cambio. En efecto, GARRIGUES, al referirse a la formación histórica de la letra de cambio,
incide en el fenómeno de las ferias cambiarías (s. XVI), destacando que los créditos
originados en ellas eran privilegiados por cuanto llevaban aparejada ejecución (executio
parata) y se deducían en procedimientos sumarios ("sans longs procés et figurés de plaids"}.
Con la introducción del endoso (s. XVII) la letra escapa de las ferias y de la dominación de
los banqueros. Se convierte en instrumento de pago y de crédito entre comerciantes. Esta
consideración justificaba el rigor y severidad con que era tratado el deudor cambiario. Así,
pues, el rigor propio de las ferias (rigor nundinarum) trasciende, según GARRIGUES, al
Derecho moderno con el nombre de rigor cambiario que hacía responder solidariamente a
136
cada firmante frente a los sucesivos adquirentes de la letra como garantía de la palabra dada
en unas relaciones profesionales presididas por el principio de la buena fe (Curso de
Derecho mercantil, tomo I, 7a ed., Madrid, 1976, págs. 766 y 767). Vid. también sobre este
tema, RUBIO, Derecho cambiario, Madrid, 1973, pág. 109; y AGUILERA-BARCHET
(Historia de la letra de cambio en España, cit., pág. 674) quien sostiene que es en el marco
de la práctica nundinal donde aparece un procedimiento sumario para garantizar el pago de
las cambiales; añade que tal hipótesis se confirma "(...) en nuestra práctica cambiaría, si
consideramos que la primera disposición legislativa que entre nosotros instaura el carácter
ejecutivo de los títulos cambíanos aparece en las Ordenanzas de Bilbao de 1531, en un
momento en el que el fenómeno ferial castellano se encuentra en pleno auge". Por tanto, ya
desde sus orígenes se constató que la letra de cambio exigía, para su buen fin, una protección
jurisdiccional privilegiada. La única forma de otorgarle dicha protección era permitiendo su
acceso directo a un procedimiento ejecutivo y sumario. Teniendo en cuenta tales hechos, la
acción cambiaria es, a nuestro entender, una acción esencialmente ejecutiva. Al respecto son
muy significativas las palabras de LANGLE (Manual de Derecho mercantil español, tomo
II, cit., pág. 172): "Si es causal (se refiere a la obligación cambiaria) el deudor podrá
defenderse alegando que la causa es inexistente o nula, mientras que si es abstracta, no
cabrán tales excepciones en el juicio cambiario (ejecutivo), sino en un juicio declarativo
ordinario" (la cursiva es nuestra).
También en el Derecho cambiario alemán actual, se constata que la precisión de lo
que deba entenderse por rigor cambiario (Wechselstrenge) se obtiene, esencialmente, en el
ámbito de proceso. Vid. supra, Capítulo Segundo, pág. 109.
137
l2
.- V.gr. cláusulas de aviso de giro, de renovación, de prórroga. Cfr. CALA VIA
MOLINERO y BALDO DEL CASTAÑO, Letra de cambio. Estudio sistemático de la Ley
Cambiaria de 16 de julio de 1985, Barcelona, 1985, págs. 54 a 57.
13
.- La doctrina mercantil suele clasificar las menciones consignadas en el art. 1 LCCH
(como ya lo hizo con las enumeradas en el art. 444 CCom) con arreglo a diversos criterios
que pueden reconducirse fundamentalmente a dos. Un criterio jurídico-sistemático permite
distinguir entre requisitos esenciales y naturales, dependiendo de que su falta prive o no de
eficacia cambiaria al documento. Un segundo criterio atiende a la materia sobre la que
versan, y agrupa las distintas menciones según se refieran a las personas, a la obligación
cambiaria o al documento mismo. En general, los diversos autores hacen referencia a ambos
criterios, si bien optan por el segundo cuando abordan el estudio detallado de los citados
requisitos formales. Vid. entre otros, GARRIGUES, Curso de Derecho mercantil, tomo I,
cit., págs. 818 y ss.; RUBIO, Derecho cambiario, Madrid, 1973, págs. 247 y ss.; VICENT
CHULIA, Compendio crítico de Derecho mercantil, tomo II, Contratos. Títulos valores.
Derecho concursal, 3a ed., Barcelona, 1990; págs. 652 y ss.; URIA, Derecho mercantil, 21a
ed., Madrid, 1994, págs. 876 y ss.; BROSETA PONT, Manual de Derecho mercantil, 9a ed.,
138
Madrid, 1991, págs. 611 y ss.; CALAVIA MOLINERO y BALDO DEL CASTAÑO, ob. cit.,
nota anterior, págs. 5 y ss,; IGLESIAS PRADA, "El libramiento de la letra de cambio", en
Derecho cambiario. Estudios sobre la Ley Cambiaria y del Cheque, Madrid, 1986, págs. 388
y ss.
l4
.- Se opone a tal designación, IGLESIAS PRADA quien entiende que el empleo de los
términos "requisitos formales" para designar las menciones exigidas por el art. 1 LCCH no es
correcta pues la forma de la letra es simplemente la forma escrita y los denominados
"requisitos formales" no son forma sino que constituyen el contenido mismo del documento;
vid. ob. cit., nota anterior, pág. 387.
139
15
.- Vid. IGLESIAS PRADA, "El libramiento de la letra de cambio", cit., lug. cit., pág. 395.
l6
.- Concepción que subyace en la definición que la doctrina alemana ofrece de letra de
cambio. En concreto y según HUECK y CANARIS "la letra de cambio es un título-valor de
carácter obligatorio que ha de emitirse de una forma determinada y, en particular, ha de
denominarse expresamente como letra de cambio y que debe referirse de manera abstracta e
incondicionada al pago de una determinada cantidad de dinero", (vid. Derecho de los títulos-
valor, cit., pág. 55).
Por lo que respecta al ordenamiento jurídico español, tan sólo señalar que pese a que
el art. 444 del CCom no lo exigía, la inclusión de la cláusula cambiaria tuvo lugar, por
primera vez, en el formato impreso oficial aprobado por Orden de 31 de julio de 1975, (BOE
de 8 de agosto de 1975, núm. 189), cuya utilización provisional finalizó el día 31 de octubre
de 1986. Esta innovación fue valorada positivamente por la doctrina. Con ella se permitía la
perfecta identificación de la naturaleza del documento, y se subrayaba el carácter cambiario
de las obligaciones que asumían los firmantes; vid. POLO SÁNCHEZ, "La reforma del
impreso oficial de la letra de cambio", en Revista Jurídica de Catalunya, núm. 3, 1975, pág.
503.
140
".- Esta es la opinión sostenida por VICENT CHULIA, Compendio crítico de Derecho
mercantil, tomo II, cit., pág. 653; IGLESIAS PRADA, "El libramiento de la letra de cambio",
cit., lug. cit., pág. 395. Aceptan los anteriores autores el empleo de otros términos que de una
manera segura e inequívoca expresen el carácter cambiario de la obligación, v. gr.: "letra",
"cambial". En contra se pronuncian PEREZ-SERRABONA GONZÁLEZ, "El libramiento y
la forma de la letra", en La letra de cambio, el pagaré y el cheque en la Ley 19/85 de 16 de
julio. Granada, 1987, pág. 37; ESCOLAR VERDEJO, La letra de cambio y el cheque,
Madrid, 1985, pág. 28; CASALS COLLDECARRERA, Estudios de oposición cambiaria, I,
1a ed., Barcelona, 1986, págs. 279 y 280.
Algunos tratadistas alemanes se muestran, asimismo, tolerantes en este punto y,
además del término Wechsel, aceptan otros como Solawechsel, Prima Wechsel, Wechselbrief.
Vid. HUECK, CANARIS, ob. cit., nota anterior, pág. 80; WAIDELICH, Wechsel und
Scheck, cit., pág. 13. En Francia la jurisprudencia admite la utilización de la palabra traite
como equivalente a la expresión "lettre de change"; vid. GAVALDÀ y STOUFFLET, Droit
du crédit, cit., pág. 26.
En la doctrina italiana, no admiten, entre otros, denominaciones equivalentes a
"cambiale" ANGELONI, La cambiale e il vaglia cambiario, cit., pág. 44; AULETTA y
SALANITRO, Diritto commerciale, cit., pág. 293. La razón reside en evitar confusiones
entre la cambial y el chèque (assegno).
18
.- Vid. CALAVIA MOLINERO y BALDO DEL CASTANO, Letra de cambio, cit., págs.
64 y 65.
141
".- La doctrina se pronuncia a favor de la plena libertad en la elección del idioma en el que
se redactará la letra de cambio; interpretación que se apoya en el principio consensualista o
espiritualista consagrado en el art. 51 del CCom. Vid. en este sentido VICENT CHULIA,
Compendio crítico de Derecho mercantil, tomo II, cit., págs. 653 y 654; SÁNCHEZ
CALERO, Instituciones de Derecho mercantil, cit., pág. 389; BROSETA PONT, Manual de
Derecho mercantil, cit., pág. 612; CALA VIA MOLINERO, BALDO DEL CASTAÑO, Letra
de cambio, cit., pág. 67; IGLESIAS PRADA, "El libramiento de la letra de cambio", cit., lug.
cit., págs. 392 y 393; VAZQUEZ BONOME, Tratado de Derecho cambiario. Letra, pagaré
y cheque, Madrid, 1993, 2a ed., págs. 99 y 100; ESCOLAR VERDEJO, La letra de cambio y
el cheque, cit., pág. 28; PEREZ-SERRABONA GONZÁLEZ, "El libramiento y la forma de
la letra", cit., lug. cit., pág. 36; HUECK y CANARIS, Derecho de los títulos-valor, cit., pág.
80.
20
.- Junto a la lengua castellana ostentan el carácter de idioma oficial, en su respectiva
Comunidad Autónoma, el euskera (art. 6 E.A. País Vasco), el catalán (art. 3 E.A. Cataluña y
art. 3 E.A. Baleares), el gallego (art. 5 E.A. Galicia) y el valenciano (art. 7 E.A. Comunidad
Valenciana).
2I
.- La SAP de Barcelona, Secc. 1a, de 20 de mayo de 1993 (ROD, num. 588, septiembre 93,
págs. 8934 y 8935) declara que son letras de cambio, por cumplir con el requisito del art. 1.1
LCCH, unos documentos redactados en inglés .
142
b) La orden de pago.
El art. 1.2 LCCH dispone que la letra deberá contener "El mandato
puro y simple de pagar una suma determinada en pesetas o moneda
extranjera convertible admitida a cotización oficial".
22
.- Cfr. VICENT CHULIA, Compendio de Derecho mercantil, tomo II, cit., pág. 653;
CALAVIA MOLINERO, BALDO DEL CASTAÑO, Letra de cambio, cit., pág. 67;
IGLESIAS PRADA, "El libramiento de la letra de cambio", cit., lug. cit., pág. 396; CASALS
COLLDECARRERA, Estudios de oposición cambiaría, I, cit., págs. 281 y 282. Este último
autor fundamenta su posición, en primer lugar, en la orientación dada por el Comité de
redacción de la Conferencia de Ginebra admitiendo que es suficiente, en el sentido de que se
entiende cumplida la exigencia del art. 1.1 de la Ley uniforme de Ginebra, con que haya
identidad entre la denominación "letra de cambio" y la palabra "pagará"; y, en segundo lugar,
en una sentencia de la AP de Santa Cruz de Tenerife, de 9 de junio de 1980, en la que se
afirma, en uno de sus considerandos, que: " ... en lo que se refiere a la traducción de la letra
básica, debe entenderse como suficiente la verificada sobre fotocopia adverada
notarialmente, tanto más cuanto la mayor parte de la cambial va redactada en castellano,
solamente la fecha, vencimiento e importe van en inglés, que por cierto, resulta fácilmente
comprensible".
Adoptan una posición contraria, ESCOLAR BERDEJO (La letra de cambio y el
cheque, cit., págs. 28 y 29); VAZQUEZ BONOME (Tratado de Derecho cambiario, cit.,
pág. 100); SANZ DE HOYOS, Derecho cambiario. Análisis de la Ley Cambiaría y del
Cheque, Madrid, 1987, pág. 19. Los autores citados sostienen que la declaración originaria
debe redactarse en un solo idioma.
143
a1) Caracteres.
b f ) Objeto.
que "un pacto de intereses que obligue a efectuar un cálculo convertirá en ilíquida la
cantidad a reclamar por el tenedor". En sentido opuesto, se ha declarado que siempre que la
cuantía de un crédito sea susceptible de fijación por un simple cálculo aritmético, no podrá
tacharse aquél de ilíquido; vid. FERNANDEZ LÓPEZ, Derecho procesal civil, III, cit., pág.
188; TAPIA FERNANDEZ, La compensación en el proceso civil, Madrid, 1988, pág. 113;
MONTERO AROCA, Derecho jurisdiccional, II, Proceso civil, 2°, cit., págs. 98 y 99.
28
.- Del régimen jurídico de la letra con intereses convencionales, establecido por la LCCH,
resulta claro que el tipo de interés anual ha de fijarse en la letra. Sin embargo, el modo en el
que dicho tipo de interés debe constar en la letra origina una cierta polémica. Parece ser que,
en principio, no habría ningún impedimento jurídico en admitir la fijación de varias tasas de
interés sucesivas; pero, ¿basta cualquier referencia al tipo de interés, v. gr. "el interés legal",
"MIBOR+0,25", etc. o debe indicarse en la letra un porcentaje concreto?. Como regla
general, entiende IGLESIAS PRADA ("EI libramiento de la letra de cambio", cit., lug. cit.,
pág. 401) que deben reputarse inválidas las cláusulas de interés cuyo tipo no venga
numéricamente fijado en el título cambiario puesto que no concretan el alcance de la
obligación de pago asumida por el librador y, en su caso, por el aceptante, endosantes y
respectivos avalistas.
29
.- Por ello, mantiene IGLESIAS PRADA (ob. cit., nota anterior, pág. 402) que si el librador
únicamente consignara la cantidad en números y, posteriormente, un tercero consignara en
letras una cantidad mayor, no podría aplicarse a tal supuesto la doctrina de la letra en blanco
-que daría lugar a una excepción personal- ya que el título ha sido íntegramente completado
por el librador (art. 1.2 LCCH), sino que se aplicaría la doctrina de la falsificación que, de
conformidad con lo previsto en el art. 93 LCCH, permite interponer una excepción real. Vid.
infra, Capítulo Quinto, págs. 536 y 537.
146
30
.- IGLESIAS PRADA ("El libramiento de la letra de cambio", cit., lug. cit., pág. 402)
señala que las presunciones inris et de iure del art. 7 LCCH sólo son aplicables cuando la
discrepancia de cantidades se manifiesta, claramente, como un error en la declaración, y no
cuando tal discrepancia haya sido expresamente querida, en cuyo caso, y en aplicación del
art. 1.2, el título ha de reputarse nulo por no aparecer la cantidad exactamente determinada.
3I
.- Vid. entre otras, SS AT de Barcelona, de 13 de diciembre de 1949 y de 6 de octubre de
1951; SAT de Sevilla, de 26 de octubre de 1965; SAT de La Coruña, de 19 de agosto de
1980; SS AT de Valencia de 11 de febrero y de 8 de noviembre de 1982 (estas resoluciones
están transcritas en, CASALS COLLDECARRERA, Estudios de oposición cambiaria, I, cit.,
págs. 341 a 345).
147
32
.- El art. 2.1 de la Ley 10/1975, de 12 de marzo, dispone que: "La unidad en el sistema
monetario español es la peseta, que equivale a cien céntimos". La Ley 10/1975 ha sido
modificada por la Ley 37/1988, de 28 de diciembre, de Presupuestos del Estado para 1989
(RAL 2595) y por la Ley 13/1994, de 1 de junio, de Autonomía del Banco de España (RAL
1554).
33
.- Esta tesis se mantiene en las siguientes sentencias: SAT de Pamplona, de 18 de
noviembre de 1967; SAP de Santa Cruz de Tenerife, de 6 de junio de 1977; SAT de
Barcelona, de 10 de abril de 1982; SAT de Zaragoza, de 18 de noviembre de 1982; SÄT de
Valencia, de 9 de octubre de 1983 (estas sentencias están reproducidas en CASALS
COLLDECARRERA, Estudios de oposición cambiaría, I, cit., págs. 346 y 355; y en
GARCÍA GIL, Jurisprudencia cambiaria, Pamplona, 1990, pág. 13); SAT de Sevilla, Sala
Segunda, de 27 de octubre de 1987 (RGD, núms. 526-527, julio-agosto 1988, pág. 4922).
34
.- El art. 444.4 CCom exigía que figurara en la letra de cambio la "cantidad que el librador
manda pagar, expresándola en moneda efectiva o en las nominales que el comercio tuviere
adoptadas para el cambio". Sobre las dificultades que generaba la interpretación de la norma
transcrita, vid. GARRIGUES, Curso de Derecho mercantil, tomo I, cit., págs. 826 y 827.
148
35
.- Vid. SAT de Sevilla, Sala segunda, de 27 de octubre de 1987 (RGD, núms. 526-527,
julio-agosto 1988, pág. 4922), SAP de Madrid, Secc. 14a, de 16 de abril de 1991 (RGD, num.
564, septiembre 91, págs. 8065 a 8067). Incluso se ha llegado a declarar que el uso de una
fórmula alternativa en la redacción del art. 1.2, "una suma determinada en pesetas" o "en
moneda extranjera convertible admitida a cotización oficial", contribuye a que sea
irrelevante la utilización de la expresión "pesetas", pues, así debe entenderse si no se
consigna una moneda extranjera, vid. SAP de Palma de Mallorca, Secc. 2a, de 9 de mayo de
1991 (RGD, núms. 568-69, enero-febrero, pág. 785); SAP de Almería, de 16 de marzo de
1994 (RGD, núms. 610-611, julio-agosto 95, págs. 9306 y 9307).
149
38
.- Vid, al respecto, entre otras, SAP de Barcelona, Secc. 13a, de 21 de julio de 1989 (RGD,
núms. 544-45, enero-febrero 90, págs. 519 y 520); SAP de Valencia, Secc, 6a, de 16 de
octubre de 1990 (RGD, núm. 555, vol. II, págs. 9367 a 9369); SAP de Valencia, Secc. 8a, de
28 de octubre de 1991 (RGD, num. 567, diciembre 91, págs. 10927 a 10930); SAP de
Valencia, Secc. 16a, de 1 de junio de 1992 (RGD, num. 576, septiembre 92, págs. 8971 y
8972); SAP de Palma de Mallorca, Secc. 4a, de 14 de abril de 1992 (RGD, núms. 580-81, en.-
febr. 93, págs. 970 a 972); SAP de Valencia, Secc. 5a, de 9 de diciembre de 1993 (RGD,
núms. 592-93, en.-febr. 94, págs. 851 y 852); SAP de Palma de Mallorca, Secc. 3a, de 1 de
diciembre de 1992 (RGD, núm. 594, marzo 94, págs. 2881 y 2882); SAP de Valencia, Secc.
5a, de 19 de enero de 1995 (RGD, núm. 609, junio 95, págs. 7641 y 7642).
151
entre otras cosas, porque ello resultaría inútil al no proyectar más luz
sobre la cuestión anteriormente planteada39.
39
.- Y es que las opiniones doctrinales, vertidas acerca de la falta de expresión de la moneda
de pago, se reducen a una toma de posición por alguna de las dos tendencias señaladas -la
formalista o la espiritualista que trata de superar la letra de la Ley en orden a la tutela del
crédito-.
Se adhieren, entre otros, a la tendencia espiritualista que quiere evitar un excesivo
rigor en la forma y, por tanto, entienden que la omisión de la especie de moneda no comporta
una indeterminación que causa la nulidad de la letra, ya que en este supuesto debe
presumirse que la orden de pago consiste en una suma dineraria en pesetas: VICENT
CHULIA, Compendio crítico de Derecho mercantil, tomo II, cit., pág. 654; PEREZ-
SERRABONA GONZÁLEZ, "El libramiento y la forma de la letra", cit., lug. cit., pág. 49;
HERNANDEZ JUAN, Las aplicaciones prácticas de la nueva Ley de la letra de cambio y el
cheque, Barcelona, 1985, págs. 32 a 34; TIRADO SUAREZ, "Reflexiones sobre las letras de
cambio sin expresión de la moneda de pago", en Revista de Derecho bancario y bursátil,
núm. 8, octubre-diciembre 1982, págs. 881 a 891; SANCHEZ ORTIZ, "Fuerza ejecutiva de
la letra cuando no expresa la moneda de pago", en RGD, núm. 450, marzo 82, págs. 452 a
454. Estos dos últimos autores se valen de diversos elementos hermenéuticos que les
permiten alcanzar tal conclusión, de los que destacaremos: el recurso a intérpretes de textos
históricos y antecedentes legislativos del CCom de 1885; la utilización excepcional en el
sistema monetario español de la moneda extranjera, por lo que para este supuesto se exige
una mención expresa de tal moneda; el carácter efectivo que debe tener la tutela
jurisdiccional del crédito para la seguridad del tráfico jurídico; las normas interpretativas de
los contratos mercantiles contenidas en el art. 57 CCom (v.gr. principio de la buena fe y
voluntad de los contratantes); la referencia al negocio causal por el que el deudor cambiario
se obliga, en la fecha del vencimiento, al desembolso de una cierta suma de pesetas.
VÁZQUEZ BONOME (Tratado de Derecho cambiario, cit., págs. 102 y 103)
basándose en que el reforzamiento de la garantía del acreedor es uno de los principios que
preside la normativa cambiaria, afirma que cuando se trate de letras libradas para pagar en
España, la omisión de la especie monetaria no debe ser causa suficiente de nulidad, ya que la
peseta es la moneda de curso legal y forzoso en España. Ahora bien, si la letra se ha girado
desde o sobre el extranjero no puede integrarse la letr,a de cambio mediante el juego de las
presunciones. En parecidos términos se expresa IGLESIAS PRADA, "El libramiento de la
letra de cambio", cit., lug. cit., págs. 399 y 400.
Adoptan una posición formalista: GARCIA LUENGO y SOTO VÁZQUEZ, El
nuevo régimen jurídico de la letra de cambio en la doctrina y en la jurisprudencia, Granada,
1986, págs. 19 y 20; SENES MOTILLA, Las obligaciones en moneda extranjera. Su
tratamiento procesal, cit., pág. 159; VÁZQUEZ IRUZUBIETA, Comentarios al Código de
Comercio y legislación mercantil especial, tomo XIX Ley Cambiaria y del Cheque (19/1985,
de 16 de julio), Madrid, 1985, págs. 45 y 46.
153
40
.- La STC 183/1985, de 20 de diciembre, señala que la discrepancia entre las decisiones de
órganos judiciales diferentes sobre supuestos jurídicamente iguales "... habrá de alcanzar
remedio mediante los recursos que el legislador cree para procurar, en garantía también del
principio de seguridad jurídica (art. 9.3), una básica uniformidad en la interpretación de la
Ley por Jueces y Tribunales" (f.j. 2°). Similares pronunciamientos se contienen en las SSTC
161/1989, de 16 de octubre; 200/1990, de 10 de diciembre, y 134/1991, de 17 de junio.
154
41
.- Vid. en este sentido LANGLE, Manual de Derecho mercantil español, cit., pág. 218;
RUBIO, Derecho cambiario, cit., pág. 259.
El art. 444.4 CCom debía interpretarse conjuntamente con el art. 489 CCom según el
cual, las letras de cambio se pagarán "en la moneda que en las mismas se designe, y si la
designada no fitere efectiva, en la equivalente, según el uso y costumbre en el mismo lugar de
pago" (la cursiva es nuestra). Por consiguiente, la moneda de pago, designada en la letra de
cambio, podía no ser la peseta.
La jurisprudencia admitió expresamente el pacto en moneda extranjera al amparo del
art. 444.4 CCom, al tiempo que señalaba la concordancia existente entre el art. 489 CCom y
el art. 1170 CC. Ahora bien, condicionaba la eficacia de una letra, cuyo importe se hallaba
expresado en moneda extranjera, a la admisión a cotización oficial de la divisa, pues, en caso
contrario la deuda no se estimaba líquida. Vid. al respecto, SAT de Madrid, de 30 de octubre
de 1984, en Justicia, 1986, num. Ill, págs. 748 y 749 en la que se declara: "... determinándose
la liquidez del contravalor y, consiguientemente, la de la deuda mediante la elemental
operación aritmética consistente en multiplicar los francos suizos por el cambio oficial de
dicha divisa en pesetas"; y SAP de Palma de Mallorca, Secc. 4a, de 14 de abril de 1992
(RGD, núm. 580-81, en.-febr. 93, págs. 971 y 972) en la que, respecto al art. 444.4 CCom, se
declara: "la admisibilidad de un pago en otro tipo de moneda que no fuera la nacional venía
condicionado a una previa reducción del importe en pesetas".
156
42
.- Seguimos en este punto a ALVAREZ PASTOR y EGUIDAZU, Control de cambios.
Régimen Jurídico de las Transacciones Exteriores en España y en la CEE, 8a ed., Madrid,
1993, págs. 269 y ss. Ponen de relieve, los autores citados, la distinción que la legislación
española, como la de otros muchos Estados, y la práctica bancaria internacional, establece
entre los billetes de Banco y los restantes medios de pago que se conceptúan como divisa.
Distinción que se fundamenta en las peculiaridades de los billetes de Banco, que no
presentan los instrumentos bancarios de pago, y que explican que su cotización sea distinta
de la de las divisas y que su movimiento físico a través de las fronteras esté sujeto a
limitaciones, incluso en Estados que mantienen una absoluta libertad de cambios (vid. v. gr.
art. 4 RD 1816/1991, de 20 de diciembre, sobre transacciones económicas con el exterior,
modificado por el RD 42/1993, de 15 de enero).
43
.- Según ALVAREZ PASTOR y EGUIDAZU (Control de cambios. Régimen Jurídico de
las Transacciones Exteriores en España y en la CEE, cit., pág. 37), el concepto de
convertibilidad se encuentra íntimamente ligado al de control de cambios. Así, una moneda
convertible es aquella que puede ser libremente comprada y vendida en los mercados de
divisas.
157
44
.- Vid. ALVAREZ PASTOR y EGUIDAZU, ob. cit., nota anterior, págs. 39 y 40.
45
.- Vid. infra, Capítulo Cuarto, pág. 327.
46
.- En rigor, el concepto de convertibilidad debe matizarse. Por una parte, se distingue entre
convertibilidad externa e interna, dependiendo de si el derecho de convertir una moneda en
cualquier otra divisa se reconoce solamente a los no residentes o también a los residentes. Y,
por otra, se señala que no estamos ante una figura jurídica que adopta una forma ilimitada o
absoluta, sino que soporta ciertas limitaciones. Vid. al respecto, ALVAREZ PASTOR y
EGUIDAZU, Control de cambios. Régimen Jurídico de las Transacciones Exteriores en
España y en la CEE, cit., págs. 41 a 54.
La convertibilidad exterior de la peseta fue oficialmente establecida por el Decreto
1146/1961, de 15 de julio. El Real Decreto 1816/1991, de 20 de diciembre, sobre
transacciones económicas con el exterior, sanciona la convertibilidad interna de la peseta de
forma plena.
158
47
.- Cfr. ALVAREZ PASTOR y EGUIDAZU, ob. cit., nota anterior, pág. 274.
48
.- Cfr. IGLESIAS PRADA ("El libramiento de la letra de cambio", cit., lug. cit., págs. 398 y
399), quien afirma que si la justificación de tal exigencia "reside en el propósito de acomodar
el contenido formal de la letra a la previsión contenida en el art. 1435 de la Ley de
Enjuiciamiento Civil, bien puede concluirse que con ello se ha contribuido de modo
inconveniente a perpetuar un requisito procesal cuya razón de ser no se advierte fácilmente,
mediante el expediente de convertir en sustantivo ese requisito". En parecidos términos se
manifiesta VICENT CHULIA, Compendio crítico de Derecho mercantil, tomo II, pág. 654.
GARCÍA LUENGO y SOTO VÁZQUEZ, (El nuevo régimen jurídico de la letra de cambio
en la doctrina y en la jurisprudencia, cit., pág. 19), estiman que los requisitos de la
convertibilidad y admisión a cotización oficial responden "a una mera concesión a razones
de política monetaria y de control de cambios, más que a un acercamiento al sistema
europeista que preconiza el Preámbulo de la Ley 19/85"; aunque, en la misma obra, en
concreto en la página 172 (en la que se trata del pago voluntario) sostienen que es
perfectamente lógico que la especie monetaria pactada se encuentre admitida a cotización
oficial.
160
49
.- Vid. en este sentido, SENES MOTILLA, Las obligaciones en moneda extranjera. Su
tratamiento procesal, cit., pág. 158.
50
.- Ordenamientos que, como es sabido, recogen sustancialmente la legislación ginebrina. En
el art. 1.2 de la Ley Uniforme de Ginebra sobre la letra de cambio y el pagaré a la orden se
dispone que la letra de cambio deberá contener "el mandato puro y simple de pagar una suma
determinada"; en idénticos términos se expresa el art. 1.2 de la Ley Uniforme sobre el
cheque.
5I
.- En efecto, en los arts. 1.2 y 100.2 de la Legg. camb. se dispone que la letra y el vale
cambiario deben contener, respectivamente, la orden o la promesa incondicionada de pagar
una suma determinada. Los arts. 1.2 y 75.2 de la WG se refieren a "die unbedingte
Anweisung (Versprechen), eine bestimmte Geldsumme zu zahlen"; en parecidos términos se
expresa el art. 1.2 de la SG. En el art. 110 del Code de commerce francés se dispone que: "La
lettre de change contient: 2°. Le mandat pur et simple de payer une somme déterminée"; el
art. 183 del Código de comercio para el pagaré y el art. l .2 del Decreto-Ley, de 30 de octubre
de 1935, para el cheque se refieren, exclusivamente, a una suma determinada.
161
52
.- Vid, al respecto ROBLOT, Traité de Droit commercial, tome II, cit., págs. 155 y 217;
GAVALDÀ y STOUFFLET, Droit du crédit, 2, cit., págs. 27, 28, 153 y 154; JUGLART y
IPPOLITO, Droit commercial, premier volume, II, Effets de commerce et chèque, deuxième
éd., Paris, 1977, pág. 53; GUYENOT, Cours de Droit commercial, II, cit., pág. 928.
De la doctrina italiana destacaremos, AULETTA y SALANITRO, Diritto
commerciale, cit., pág. 293; ANGELONI, La cambiale e il vaglia cambiario, cit., págs. 48 y
341 a 346; CALCANO, Diritto commerciale, vol. IV, I centrati di impresa. I titoli di credito.
Il fallimento, prima ed., Bologna, 1980, pág. 51; COTTINO, Diritto commerciale, voi.
secondo, tomo primo, seconda edizione, Padova, 1992, pág. 322.
53
.- Vid. SENES MOTILLA, Las obligaciones en moneda extranjera. Su tratamiento
procesal, cit., pág. 158.
162
59
.- Vid. sobre el particular, BOIXADOS, El ECU y el sistema monetario europeo,
Barcelona, 1991, págs, 41 a 73; CARBAJO VASCO, "El papel de la peseta ante el sistema
monetario europeo y el tratamiento fiscal del ECU en las operaciones con divisas", cit., lug.
cit., págs. 132 y ss.; CONTHE, "La Unión econòmica y monetaria: la larga génesis de un
Tratado", cit., lug. cit., págs. 118 y 119.
60
.- Así se dispone en la Circular 17/1987 del Banco de España, de 26 de mayo (RAL 1379).
61
.- Los textos legales básicos en materia de control de cambios son la Ley 40/1979, de 10 de
diciembre, sobre Régimen Jurídico de Control de Cambios (modificada en dos ocasiones: en
1983, por la Ley Orgánica 10/1983, de 16 de agosto, sobre delitos monetarios; y, en 1988,
por la Ley 26/1988, de 29 de julio, sobre disciplina e intervención de las Entidades de
Crédito) y el Real Decreto 1816/1991, de 20 de diciembre, sobre ransacciones económicas
con el exterior. Sobre este tema, vid. infra Capítulo Cuarto, págs. 325 y ss.
62
.- Vid. al respecto, la Orden del Ministerio de Economía y Hacienda, de 18 de abril de
1991, sobre emisión de Deuda del Estado en ECUs durante 1991 y enero de 1992 (RAL
1064).
63
.- En el art. 1.1 de la Resolución de la Dirección General de Transacciones Exteriores, de
22 de junio de 1990, sobre cuentas en ECUs de residentes abiertas en oficinas operantes en
España de Entidades delegadas (RAL 1387), se dispone que: "Las personas físicas o
jurídicas residentes podrán sin previa autorización administrativa, abrir y mantener, en
oficinas operantes en España de Entidades delegadas, cuentas acreedoras a la vista, de ahorro
o a plazo, denominadas en ECUs, en los términos establecidos en la presente Resolución".
165
64
.- Lo que no impide que DESANTES REAL se pronuncie a favor de la naturaleza
monetaria del ECU (moneda bancaria), aunque reconoce que para ello deben superarse
esquemas y argumentos que han quedado, hoy en día, obsoletos. Afirma que carece de
sentido negar la condición monetaria a un instrumento, que es aceptado como medida de
valor o como medio de pago, por el sólo hecho de que no ha sido físicamente emitido por
autoridad monetaria alguna. La función fundamental de una moneda se cumple hoy en la
medida en que puede actuar como divisa en las relaciones internacionales y el ECU cumple
perfectamente tal misión en todos los Estados miembros de la UE; vid. El ECU y la
contratación internacional, cit., págs. 63 a 75.
65
.- Vid. DESANTES REAL, ob. cit., nota anterior, pág. 81.
66
.- Sin embargo, se ha hecho notar que el ECU está todavía lejos de poder ser considerado
como una alternativa real a las monedas nacionales, sobre todo si el cambio de monedas se
deja a la iniciativa privada. Con todo es probable que tiertas medidas adoptadas por las
autoridades monetarias nacionales tampoco alcancen aquel objetivo. Así, se ha constatado
que la aceptación del ECU como moneda de curso legal no garantizaría el desplazamiento de
la moneda nacional, ya que, en una situación de moneda paralela, por el funcionamiento de
la Ley de Gresham sucedería todo lo contrario. Vid. en este sentido, DE GRAUWE, Teoría
de la integración monetaria. Hacia la Unión Monetaria Europea, (trad. M. Camarero y C.
Tamarit), Madrid, 1994, págs. 158 a 164.
67
.- Vid. en este sentido, FERNANDEZ, RIFA, y VALLS, Derecho procesal práctico, tomo
VI, cit., pág. 532; DESANTES REAL, ob. cit., nota anterior, págs. 101 y 102.
166
La figura del librado, que puede coincidir con la del librador (art.
4.b LCCH), se incorpora a la letra mediante la simple designación. En
caso de persona física, la mención esencial se hará consignando nombre
y apellidos, y si se trata de una persona jurídica por su denominación o
razón social 70. También pueden ser librados aquellas entidades a las que
el derecho no otorga personalidad jurídica, v. gr. comunidades de
propietarios 71 .
68
.- Esta cuestión está ampliamente tratada por LOUIS, "Aspectos jurídicos de la realización
de la Unión económica y monetaria", en El Derecho comunitario europeo y su aplicación
judicial, 1a ed., Madrid, 1993, vid. en especial, págs. 252 a'255.
69
.- La fórmula utilizada por la LCCH en el art. 1.3 es claramente errónea: el librado,
mientras no acepte, no es la persona que ha de pagar, sino la llamada a hacerlo.
70
.- La designación del librado puede efectuarse mediante un seudónimo, cuando sirva para
identificar perfectamente a una persona; también puede bastar la indicación de unas siglas
conocidas, etc. Vid. en este sentido y por todos, SÁNCHEZ CALERO, Instituciones de
Derecho mercantil, cit., pág. 390.
7I
.- Cfr. SAP de Valencia, Secc. 8a, de 28 de febrero de 1994 (RGD, núm. 600, septiembre
94, págs. 10107 y 10108).
167
Del tenor literal del art. 1.3 LCCH, se infiere que el domicilio del
librado no es un requisito esencial de la letra de cambio. La previsión del
art. 2.b LCCH -que salva la falta de mención del lugar de pago mediante
el recurso al lugar designado junto al nombre del librado, que se
considera, a su vez, domicilio del librado- no puede llevar a una
conclusión opuesta a la expresada. Por otra parte, esta es una cuestión
que en la actualidad no reviste mayor importancia, pues, en la gran
mayoría de las letras de cambio el lugar de pago no coincide con el
domicilio del librado -nota característica de la cambial domiciliada, art. 5
LCCH-.
76
.- "En tal materia (se refiere a la designación de librado en un título valor) es doctrina legal
totalmente consolidada la que expone que lo sustancial conste en elementos suficientes que
permitan identificar e individualizar al librado, siendo así que los simples errores
gramaticales u omisiones parciales e insignificantes carecen de trascendencia cuando por sí
mismos son insusceptibles de crear confusión e inducir a error sustancial ..." (SAP de Palma
de Mallorca, Secc. 1a, 19 enero 1989; RGD, núms. 544-45, enero-febrero 90, págs. 789 y
790).
169
anteriores expresiones y los días primero, quince y último del mes. Vid. en este sentido
IGLESIAS PRADA, "El libramiento de la letra de cambio*, cit., lug. cit., pág. 425.
80
.- Vid. en este sentido, IGLESIAS PRADA, "Él libramiento de la letra de cambio", cit., lug.
cit., pág. 422; GARCIA LUENGO y SOTO VAZQUEZ, El nuevo régimen jurídico de la
letra de cambio en la doctrina y en la jurisprudencia, cit., pág. 149.
Sin embargo, URJA aplica extensivamente a estos supuestos lo dispuesto en el art.
2.a LCCH. De esta forma, entiende que una letra con vencimiento incierto (v.gr. el día de la
muerte de X) equivale a una letra sin designación del vencimiento (vid. Derecho mercantil,
cit., pág. 881).
8I
.- A los efectos de la LCCH, se entiende por lugar una localidad o población (art. 92).
171
O'l
86
.- Sobre las nociones de domiciliación "perfecta" e "imperfecta", vid. por todos GARCÍA
LUENGO y SOTO VÁZQUEZ, El nuevo régimen jurídico de la letra de cambio en la
doctrina y en la jurisprudencia, cit., págs. 167 a 169.
87
.- Vid. supra, pág. 167.
88
.- Vid. al respecto, IGLESIAS PRADA, "El libramiento de la letra de cambio", cit., lug. cit.,
pág. 418.
173
89
.- En el supuesto de que el librador consigne en la letra las palabras "no a la orden" u otra
expresión equivalente, aquélla sólo podrá transmitirse en la forma y con los efectos de una
cesión ordinaria (art. 14.2 LCCH).
90
.- Vid. en este sentido, VICENT CHULIA, Compendio crítico de Derecho mercantil, tomo
II, cit., pág. 657.
".- Vid. por todos, IGLESIAS PRADA, "El libramiento de la letra de cambio", cit., lug. cit.,
pág. 408.
174
92
.- La doctrina considera, no obstante, que la designación del tomador no está sometida a
reglas tan rigurosas como la designación del librado porque las imprecisiones que en este
orden puedan presentarse se subsanan con la posesión del título. Vid. en este sentido
CALAVIA MOLINERO y BALDO DEL CASTAÑO, La letra de cambio, cit., págs. 13 y 14;
URIA, Derecho mercantil, cit., pág. 879.
93
.- En este sentido, se ha declarado que "el hecho de que en la letra no se designe al
tomador, contrariamente a lo que establece la regla 6a del artículo 1° de la Ley Cambiaria no
impide que se califique a la acción como cambiaria, pues tal inexistencia según algunas
audiencias, carece de relevancia, en los supuestos en los que la relación jurídica se plantea
exclusivamente entre librador y librado", SAT de Càceres, de 5 de julio de 1988 (RGD, núm.
540, sept. 1989, págs. 6173 y 6174). En la anterior sentencia se citan como antecedentes las
sentencias de la AT de Sevilla, 23 junio 1960, y la de la AT de la Coruña, 10 diciembre
1963. Vid. asimismo, SAP de Valencia, Secc. 7a, de 26 de marzo de 1990 (RGD, núm. 548,
mayo 90, págs. 3700 a 3702); SAP de Ciudad Real, Secc. 1a, de 24 de febrero de 1995 (RGD,
núm. 620, mayo 96, págs. 6356 y 6357); SAP de Madrid, Secc. 13a, de 3 de marzo de 1995
(RGD, núm. 609, junio 95, págs. 7436 y 7437) en las que se sostiene que la falta de mención
del tomador no provoca la nulidad de la letra de cambio, pues su identificación es posible,
además de por la posesión del título, si se entiende que la letra se ha librado "a la propia
175
que, en base al tenor literal del art. 2 LCCH, estima que un documento
no es letra de cambio si falta uno de los requisitos esenciales exigidos
por el art. 1 LCCH, como lo es el nombre del tomador, sin que pueda
reputarse, salvo que se especifique claramente, que la letra se halla
girada a la propia orden 94.
De estas dos menciones impuestas por el art. 1.7 LCCH, tan sólo
el señalamiento de la fecha de emisión constituye un requisito
absolutamente necesario de la declaración cambiaria, pues, la LCCH no
95
.- Vid. por todos, VICENT CHULLA, Compendio critico de Derecho mercantil, tomo II,
cit., pág. 660.
La SAP de Madrid, Secc. 8a, de 18 de abril de 1994 (ROD, num. 600, septiembre 94,
pág. 9919) salva la validez de una letra de cambio con fecha de libramiento imposible -30 de
febrero de 1988- en base a una "interpretación flexible, propia del derecho mercantil y del
espíritu que anima a la Ley Cambiaria y del Cheque 19/1985, de 16 de julio". Aunque la AP
apoya su resolución en criterios de diversa índole -extracambiarios y cambiarios-, a nuestro
entender, es determinante el hecho de que la fecha del vencimiento es indubitada y posible
-30 de mayo de 1988-; esto es, la cambial está librada a fecha fija (cfr. art. 38 LCCH). No
obstante, la citada sentencia de la AP de Madrid acude, para salvar la exigencia del art. 1.7
LCCH, a una aplicación analógica del art. 41.2 LCCH (vencimiento en día inhábil) y declara
que: "Debe, pues, entenderse firmada la letra (puesto que no se ha negado la realidad de su
firma ni la autenticidad del título valor) en el día siguiente inmediato a la inexistente fecha".
96
.- Aunque en caso de una pluralidad de libradores, se admite su diversidad cuando la fecha
de vencimiento no dependa de la de libramiento. Vid. en este sentido, IGLESIAS PRADA,
"El libramiento de la letra de cambio", cit., lug. cit., pág. 417; y CALAVIA MOLINERO y
BALDO DEL CASTAÑO, La letra de cambio, cit., pág. 66. Ambos autores siguen en este
punto a RUBIO (cfr. Derecho cambiario, cit., pág. 263).
97
.- La doctrina mercantil afirma que una fecha ficticia (supuesto que se refiere a las letras
antedatadas y postdatadas) debe tenerse por verdadera para quienes hayan acordado
adoptarla y para los terceros de buena fe. Cfr. LANGLE, Manual de Derecho mercantil
español, tomo segundo, cit., pág. 214.
98
.- Vid. en particular VICENT CHULIA, Compendio crítico de Derecho mercantil, tomo II,
cit., pág. 660; IGLESIAS PRADA, "El libramiento de la letra de cambio", cit., lug. cit., pág.
416; CALAVIA MOLINERO y BALDO DEL CASTAÑO, La letra de cambio, cit., págs. 65
y 66.
177
102
.- Cfr. al respecto, SAP de Jaén, de 14 de junio de 1993 (RGD, núms. 601-02, oct.-novbre.
94,pág. 12303).
Ahora bien, en el supuesto de que la omisión del lugar de libramiento no pueda ser
suplida porque junto al nombre del librador no consta lugar alguno, se produce la nulidad de
la letra "sin que pueda subsanarse con referencias o elementos de prueba extracambiarios
referentes al domicilio real, no expresado del librador" (SAP de Madrid, Secc. 13a, de 26 de
abril de 1994; RGD, núm. 600, septiembre 94, pág. 9922).
l03
.- La distantia loci, como requisito formal de la letra de cambio, desaparece por primera
vez en el Proyecto de Código de comercio presentado a las Cortes Españolas, el 20 de marzo
de 1882, por D. Manuel Alonso Martínez. Sobre la evolución de dicho requisito en la
dogmática cambiaria, vid. AGUILERA-BARCHET, Historia de la letra de cambio en
España, cit., págs. 436 a 444.
104
,- CASALS COLLDECARRERA, Estudios de oposición cambiaria, I, cit, pág. 295.
179
recogida por la jurisprudencia en varias resoluciones, entre las que cabe destacar, SAT de
Sevilla, Sala segunda, de 27 de octubre de 1987 (RGD, núms. 526-527, julio-agosto 1988,
pág. 4921) y SAP de Barcelona, Secc. 1a, de 20 de febrero de 1991 (vid. supra, nota 94).
Ahora bien, la doctrina se pronuncia en contra de una heteroíntegración del título;
vid. por todos PAZ-ARES, "Las excepciones cambiarías", en Derecho cambiario. Estudios
sobre la Ley Cambiaria y del Cheque, Madrid, 1986, pág. 335.
109
.- Todavía no ha tenido desarrollo legal la previsión del párrafo segundo de la Disposición
Final primera de la LCCH, que establece que en un futuro podrán estamparse firmas a través
de un medio mecánico de reproducción. Un precedente en el Derecho comparado lo
encontramos en el ordenamiento jurídico francés: la Ley núm. 66-380, de 16 de junio de
1966, admitió expresamente la firma no manuscrita del librador y de los endosantes (vid.
arts. 110 y 117 del Code de commerce en los que, refiriéndose respectivamente a la firma del
librador y de los endosantes, se dispone: "Cette signature est apposée, soit à la main, soit par
tout procédé non manuscrit").
"°.- De forma similar a lo ya expuesto sobre la designación del librado y del tomador, se
admite la posibilidad de que el empresario individual firme con su nombre comercial.
"'.- Si las tendría, aunque indirectamente, en el caso de que no se consignara en la letra el
lugar de su emisión (cfr. arts. 1.7 y 2.c LCCH). Vid. supra, pág. 178.
181
"3.- Así lo han entendido, entre otras, SAP de Santa Cruz de Tenerife, de 22 de junio de
1989 (RGD, núms. 544-45, enero-febrero 90, págs. 1011 y 1012); SAP de Sta. Cruz de
Tenerife, Secc. 1a, de 17 de septiembre de 1991 (RGD, núms. 574-575, julio-agost. 92, págs.
7743 a 7745); SAP de Albacete, de 8 de mayo de 1991 (RGD, núms. 577-78, oct.-novbre. 92,
pág. 10695); SAP de Barcelona, Secc. 13a, de 6 de abril 1992 (RGD, núms. 577-578, otc.-
novbre. 92, págs. 10572 a 10574); SAP de Barcelona, Secc. 4a, de 17 de mayo de 1993
(RGD, núm. 588, septiembre 93, págs. 8932 y 8933); SAP de las Palmas de Gran Canaria,
Secc. 5a, de 9 de diciembre de 1992 (RGD, núm. 591, diciembre 93, págs. 12688 y 12689).
En el fundamento de derecho segundo de esta última resolución puede leerse: "Según se
colige de los artículos 33, 9 y 10 de la Ley Cambiaria, la firma del aceptante de una letra de
cambio le introduce en el círculo cambiario y le obliga a su pago, de tal modo que si es una
persona individual sobre él recaerá la obligación, y si es una persona jurídica sobre ésta,
siempre que el firmante se hallase autorizado con poder de aquel en cuya representación
obró, expresándolo claramente en al antefirma, pues de otro modo la responsabilidad será
personal de quien firmó".
En contra, SAP de Valencia, Secc. 4a, de 23 de enero de 1995 (RGD, núm. 609, junio
95, pág. 7642), en la que se declara que "(...) por lo que de acuerdo con el citado párrafo 2°
del artículo 9 no es necesario el requisito exigido en su párrafo 1° ya que de manera clara y
paladina excluye dicho párrafo a los administradores de la Compañía del citado requisito".
"4.- Vid. por todos, URIA, Derecho mercantil, cit., pág. 876.
En cuanto a la jurisprudencia, vid. entre otras, SAP de Santa Cruz de Tenerife, de 22
de junio de 1989; SAP de Castellón, de 6 de febrero de 1993 (RGD, núm. 588, septiembre
93, págs. 9025 y 9026).
183
"5.- Cfr. VELASCO SAN PEDRO, La representación en la letra de cambio, cit., pág. 62;
CALA VIA MOLINERO y BALDO DEL CASTAÑO, Letra de cambio, cit., pág. 31.
"6.- Esta doctrina tuvo su punto de arranque en la STS (1.a), de 24 de abril de 1970 (RAJ
2039), en la que se declara lo siguiente: "(...) cuando el librador o endosante de una cambial,
es una empresa o sociedad, es suficiente, y cumple el trámite normal, la firma del
representante de ella, juntamente con la mención de la estampilla de la razón social en cuya
representación actúa aquél". En la misma línea, SAT de Madrid, Sala Segunda, de 6 de mayo
de 1987 (RGD, núm. 523, abril 1988, págs. 2059 y 2060); SAP de Madrid, Secc. 21a, de 1 de
junio de 1992 (RGD, núms. 577-578, oct.-novbre. 92, págs. 10457 y 10458) y SAP de
Madrid, Secc. 13a, de 19 de abril de 1993 (RGD, núms. 586-8, julio-agosto 93, págs. 7419 a
7421).
184
"7.- Esta es la doctrina contenida en las siguientes resoluciones: STS (1.a) de 12 de diciembre
de 1985 (RAJ 6436); SAP de las Palmas de Gran Canaria, Secc. 2a, de 5 de abril de 1991
(RGD, núm. 579, diciembre 92, págs. 12819 y 12820); SAP de Palma de Mallorca, Secc. 3a,
de 13 de abril de 1991 (RGD, núms. 580-81, en.-febr. 93, págs. 965 y 966); SAP de Madrid,
Secc. 20a, de 27 de octubre de 1992 (RGD, núm. 582, marzo 93, págs. 2030 a 2032); SAP de
Oviedo, Secc. 5a, de 20 de octubre de 1992 (RGD, núm. 582, marzo 93, págs. 2370 y 2371);
SAP de Madrid, Secc. 12a, de 28 de marzo de 1994 (RGD, núms. 598-99, julio-agost. 94,
págs. 8483 a 8485). En el fundamento de derecho tercero de la última sentencia citada se
declara que: "(•..); partiendo de estos hechos y de acuerdo con la doctrina antes expuesta es
claro que el demandado (...) no viene obligado a responder personalmente del pago de las
letras base de la ejecución despachada y mandada seguir adelante por la sentencia apelada,
por cuanto las aceptó como Legal Representante y con facultades para ello de la mercantil
librada y ello era conocido por la propia libradora, a la que constaba que las relaciones
comerciales mantenidas eran entre las dos sociedades y la intervención del ejecutado no era
a título personal sino como representante legal de la librada (...)" la cursiva es nuestra.
Ahora bien, hay jurisprudencia en contra que estima que no es suficiente ínter partes
la acreditación extracartular de la representación: "(...) debe seguirse el criterio de que para
que las consecuencias de la aceptación recaigan plenamente sobre el representado, se
requiere no sólo que la persona que representa se halle autorizada con poder para ello, como
aquí ocurre, en que el demandado ejecutado es administrador de la sociedad librada en la
cambial, sino que además debe expresarse "claramente" tal condición en la antefirma, ya que
el artículo 9 de la Ley Cambiaria exige la expresión de la contemplano domini cuando se
pongan firmas en nombre de otro, de modo que aparezcan de la literalidad de la declaración
cambiaria la designación del representado, pues, de otro modo, la consecuencia no puede ser
otra que la de quedar obligado personalmente el representado" (SAP de Barcelona, Secc. 4a,
de 17 de mayo de 1993; RGD, núm. 588, septiembre 93, pág. 8933). Vid., asimismo, SAP de
Castellón, de 6 de febrero de 1993 (RGD, núm. 588, septiembre 93, págs. 9204 a 9207).
"8.- Por tanto, respecto de terceras personas no debería aplicarse la contemplatiu domini
tácita. Vid. VELASCO SAN PEDRO, La representación en la letra de cambio, cit., págs. 59
a61.
185
ll9
.- En la SAP de Alicante, Secc. 4a, de 19 de nov. de 1991 (ROD, núms. 577-578, oct.-
novbre. 92, págs. 10759 y 10760) se declara: "Por otra parte, el artículo 286 del Código de
Comercio establece que los contratos celebrados por el factor de una empresa comercial
cuando notoriamente pertenezca a una empresa o sociedad conocidas, se entenderán hechos
por cuenta de dicha sociedad aun cuando el factor no lo haya expresado al tiempo de
celebrarlos, siempre que los contratos recaigan sobre objetos comprendidos en el giro o
tráfico del establecimiento. Y como en el caso de autos se cumplen tales circunstancias, pues
el firmante del documento reúne las condiciones de factor notorio como socio de la empresa,
y el negocio jurídico subyacente se realizó en beneficio de la sociedad y con su autorización
y conocimiento, ...". En parecidos términos se expresan otras muchas sentencias, entre otras,
SAT de Madrid, Sala segunda, de 4 de marzo de 1988 (RGD, núms. 526-527, julio-agosto
1988, págs. 4610 y 4611); SAP de Castellón, de 6 de febrero de 1993 (RGD, núm. 588,
septiembre 93, págs. 9204 a 9208); STS (1.a) de 7 de mayo de 1993 (RAJ 3462).
En cambio, en la SAP de La Corufla, Secc. 5a, de 27 de febrero de 1995 (RGD, núms.
610-611, julio-agosto 95, págs. 9387 y 9388) se afirma que si el demandado firmó la
aceptación de la letra en nombre de la sociedad de la que era factor notorio, debía expresarlo
así en la antefirma; en caso contrario, y al ser el juicio ejecutivo un proceso típicamente
formal y documentario el demandado debe asumir personalmente la responsabilidad.
120
.- Sobre este tema, vid., ampliamente, CALAVIA MOLINERO y BALDO DEL
CASTAÑO, Letra de cambio, cit., págs. 29 a 36; CASALS COLLDECARRERA, Estudios
de oposición cambiaría, II, 1a ed., Barcelona, 1986, págs. 423 y ss; VELASCO SAN
PEDRO, La representación en la letra de cambio, cit., págs. 65 y ss.; ALONSO ESPINOSA,
"Representación cambiaria: presupuestos y eficacia", cit., lug. cit., págs. 29 y ss.
186
l21
.- "..., esa obligación personal del representante sin indicación de su representación
encuentra su apoyo, tanto en lo ordenado por el artículo 1.717 del Código Civil, respecto a
que cuando el mandatario obra en nombre propio (...) queda obligado directamente con las
personas con quienes contrató ..." (SAP de Granada, Secc. 3a, de 8 de febrero de 1990; RGD,
núm. 564, septiembre 91, págs. 8487 y 8488).
l22
.- Ya hemos señalado que cuando el representado es una persona jurídica la jurisprudencia
ha flexibilizado el requisito de la consignación de la contemplatio domini y estima como
suficiente la mera indicación de la razón social junto a la firma del representante.
187
libramiento debe estar suscrita por el librador (art. 1.8). Y lo que es más
grave, esta nulidad afectará al conjunto de la letra de cambio, pues, como
claramente se deduce del art. 2 LCCH, todas las declaraciones
cambiarías están en relación de accesoriedad formal con el libramiento,
de suerte que sólo podrán producir sus efectos si la letra aparece
regularmente emitida 123.
Conviene señalar que el supuesto previsto por la norma del art. 4.c
LCCH -libramiento "por cuenta de un tercero"- no tiene cabida en el
esquema típico de la representación cambiaria. El ordenador no tiene que
figurar necesariamente en el título, entre otros motivos, porque esta
forma de giro sólo origina responsabilidad cambiaría en el librador.
l23
.- Cfr. VELASCO SAN PEDRO, La representación en ¡a letra de cambio, cit., págs. 71 y
72.
I24
.- Cfr. VELASCO SAN PEDRO, ob. cit., nota anterior, págs. 73 y 74.
188
l25
.- Cfr. RUBIO, Derecho cambiario, cit., pág. 248; VICENTE Y GELLA, Los títulos de
crédito en la doctrina y en el Derecho positivo, Zaragoza, 1933, pág. 225; IGLESIAS
PRADA, "El libramiento de la letra de cambio", cit., lug. cit., pág. 391.
l26
.- Vid. GARCÍA LUENGO y SOTO VÁZQUEZ, El nuevo régimen jurídico de la letra de
cambio en la doctrina y en la jurisprudencia, cit., pág. 39. Entienden, estos autores, que una
excesiva rigidez en la concepción del formalismo cambiario podría entorpecer la agilidad de
la vida económica.
189
127
.- Vid. por todos, SÁNCHEZ CALERO, Instituciones de Derecho mercantil, cit., pág. 395.
Cfr. SAP de Alicante, Secc. 4a, de 28 de abril de 1993 (Actualidad Civil, Audiencias, AC
1006, num. 17, septiembre 1993).
128
.- En estos términos se expresan CALA VIA MOLINERO y BALDO DEL CASTAÑO, La
letra de cambio, cit., pág. 58. Aunque también intuyen que puede afinarse más en la
distinción y apuntan otro elemento diferenciador que se traduce en el hecho de que la letra
incompleta se pone en circulación "sin o contra al voluntad del suscriptor". Asimismo,
BROSETA (Manual de Derecho mercantil, cit., págs. 615 y 616), entiende que lo que
distingue ambas letras es la existencia o ausencia de un pacto expreso para su puesta en
circulación y para ser posteriormente completada. En definitiva, la perfección formal de la
letra en el momento del vencimiento, o cuando se exige el cumplimiento de la obligación
cambiaria, no sería un elemento decisivo de la distinción entre ambos tipos de letras. La
admisión de esta tesis conduce a PAZ-ARES a distinguir entre "letra informal", "letra
incompleta" y "letra en blanco"; cfr. "Las excepciones cambiarías", cit., lug. cit., págs. 334 a
343.
No podemos dejar de señalar que, el momento en el cual el título ha de estar
completo, causa cierta confusión en la jurisprudencia. Así, en la SAP de Albacete, 20 marzo
1990 (RGD, núm. 564, septiembre 91, pág. 8688) se dice textualmente que: "... la necesidad
de que la letra tenga todos sus requisitos es para el momento en que se pone en circulación".
190
129
.- Vid. en este sentido SÁNCHEZ CALERO, Instituciones de Derecho mercantil, cit., pág.
395; GARCÍA-PITA Y LASTRES, "La Letra de cambio en blanco por carencia de librador",
en Revista de Derecho bancario y bursátil, núm. 6, abril-junio 1982, págs. 464 y ss.; y
CASALS COLLDECARRERA, Estudios de oposición cambiaría, III, 1a ed., Barcelona,
1987, pág. 37, quien restringe aún más el ámbito subjetivo del requisito de la firma y de una
interpretación estricta del término "emisión", empleado por el art. 12 LCCH, entiende que la
firma indispensable para la creación de una letra en blanco es la del librador.
l30
.- A ambos requisitos aluden las SSAP de Almería, de 9 de diciembre de 1992 (RGD, núm.
588, septiembre 93, págs. 9096 a 9098) y de 16 de marzo de 1994 (RGD,núms. 610-611,
julio-agosto 95, págs. 9307 y 9308). Tal y como dijimos, desde la óptica del Derecho
cambiario, la validez de una letra de cambio sólo depende de que el mencionado título-valor
reúna todos los requisitos formales enumerados en el art. 1 LCCH, a excepción de aquellas
menciones cuya omisión es subsanada por las presunciones del art. 2 LCCH, y no de la
incorporación de la declaración cambiaria originaria al modelo impreso oficial. La cláusula
cambiaria, es decir, la mención "letra de cambio" es suficiente para identificar el documento.
Sin embargo, algunos autores incluyen, entre los requisitos indispensables de la letra en
blanco, la utilización del modelo impreso oficial; vid. al respecto GARCÍA LUENGO y
SOTO VÁZQUEZ, El nuevo régimen jurídico de la letra de cambio en la doctrina y en la
jurisprudencia, cit., pág. 43; PEREZ-SERRABONA GONZÁLEZ, "El libramiento y la
forma de la letra", cit., lug. cit., pág. 60.
131
.- Sobre los mecanismos de formación de tal acuerdo, vid. GARCÍA LUENGO y SOTO
VÁZQUEZ, El nuevo régimen jurídico de la letra de cambio en la doctrina y en la
jurisprudencia, cit., págs. 45 y 46.
191
B) Pagaré.
l12
.- Cfr. PAVONE LA ROSA, La letra de cambio, cit., pág. 152. El completamiento abusivo
no elimina la pretensión cambiaria, sólo la reduce a los términos en que debió completarse la
letra; vid, SAP de Palma de Mallorca, Secc. 3a, 10 de mayo de 1989 (RGD, núms. 544-45,
enero-febrero 90, págs, 797 y 798).
l33
.- En el derogado art. 450 del CCom se disponía que: "Si la letra adoleciera de algún
defecto o falta de formalidad legal, se reputará pagaré a favor del tomador y a cargo del
librador".
I34
.- IGLESIAS PRADA, "El libramiento de la letra de cambio", cit., lug. cit., pág. 439.
192
l35
.- Cfr. SAP de Barcelona, Secc. 1a, de 10 de junio de 1994.(RGD, núms. 604-605, en.-febr.
95, págs. 1085 y 1086).
l36
.- Cfr. SAP de Santa Cruz de Tenerife, Secc. 1a, de 18 de diciembre de 1991 (RGD, núm.
582, marzo 93, págs. 2568 y 2569).
l37
.- Sobre esta cuestión, vid. supra, pág. 128.
138
.- ARROYO MARTÍNEZ, "El pagaré", en Derecho cambiario. Estudios sobre la Ley
Cambiaría y del Cheque, cit., lug. cit., 747. En cambio, el CCom otorgó al pagaré carácter
causal. Así, para que un pagaré tuviera naturaleza cambiaria debía proceder de una operación
de comercio (art. 532); este origen debía constar en el propio documento (art. 531.7).
l39
.- ARROYO MARTÍNEZ, ob. cit., nota anterior, pág. 746.
193
140
.- No puede llevar a confusión lo dispuesto en el art. 97.1 LCCH -"El firmante de un
pagaré quedará obligado de igual manera que el aceptante de una letra de cambio"- de cuyo
tenor literal se desprende, entre otras manifestaciones, la naturaleza jurídica de la acción
cambiaria dirigida contra el firmante -acción directa- y los requisitos y presupuestos de su
ejercicio, o más bien la ausencia de ellos (arts. 49 y 63 LCCH), así como el plazo de
prescripción de la acción (art. 88.1 LCCH). Pero no es correcto entender que se produce una
equiparación entre ambas figuras. Mientras que la firma del aceptante no es necesaria para la
existencia y validez de la letra (cfr. art. 1 LCCH), la firma del emisor del pagaré constituye
un requisito esencial (art. 94.7 LCCH). Por otra parte, la declaración del aceptante puede
estar limitada a una parte de la suma cambiaria (art. 30 LCCH), en cambio, la promesa del
firmante del pagaré no puede limitarse a una parte del todo.
m
.- También con respecto al pagaré, la doctrina distingue entre requisitos formales
esenciales y no esenciales o naturales. Vid. por todos, URIA, Derecho mercantil, cit., pág.
956.
l42
.- La SAP de Barcelona, Secc. 4a, de 23 de junio de 1992 (RGD, núms. 580-81, en.-febr.93,
págs. 640 a 643) realiza un estudio detallado de los requisitos establecidos por el art. 94
LCCH.
194
143
.- Una interpretación errónea de la figura del pagaré en blanco, junto a otra contra legem
de los arts. 94 y 95, hace concluir a ARROYO MARTÍNEZ, ("El pagaré", cit., lug. cit., págs.
763 y 767), que la omisión del beneficiario no acarrea la nulidad del pagaré.
En todo caso, el pagaré en blanco lo único que permite es que dicho título, que es un
título a la orden nato (art. 14 LCCH), pueda transmitirse por simple tradición.
l44
.- En cuanto a los supuestos de emisión de la declaración cambiaria del librador de un
pagaré por representación, la consecuencia jurídica que deriva de la contemplano domini
195
a) Pagaré en blanco.
l49
.- Excepto en aquellos supuestos en que la forma del contrato constituya un presupuesto
esencial para su validez (v. gr. préstamos hipotecarios), en materia de formalización de
contratos bancarios rige el principio de libertad de forma recogido en los arts. 1278 CC y 51
CCom. Ahora bien, la forma escrita es necesaria en los préstamos con interés (art. 314
CCom), así como, para probar la existencia y condición de los de cuantía superior a 1500
pesetas.
Cuestión distinta, aun cuando desde la óptica del Derecho procesal tiene mayor
relevancia, es la solución prevista en la LEC a fin de dotar de fuerza ejecutiva a las pólizas
de contratos mercantiles.
l50
.- Cfr. SASTRE PAPIOL, "El pagaré como instrumento de garantía de las operaciones de
préstamo", en Revista de Derecho bancario y bursátil, núm. 44, octubre-diciembre 1991,
págs. 1038 y ss.; POLO SÁNCHEZ, "Eficacia jurídica de un contrato de préstamo a
consumidores garantizado con la firma de un pagaré en blanco", en Cuadernos de Derecho y
Comercio, núm. 12, diciembre 1993, Consejo General de los Colegios Oficiales de
Corredores de Comercio, págs. 16 a 18.
l51
.- Dentro de los límites que marca el art. 39 LCCH, se pacta un período de presentación
que abarca no sólo el plazo de duración del préstamo o del crédito, sino además un plazo
adicional para evitar el perjuicio del título.
l52
.- Aunque parece ser que últimamente tales pagarés se emiten "a la orden", con lo cual el
deudor queda desprotegido frente a los sucesivos endosatarios (cfr. SARAZA JIMENA, "El
pagaré en blanco emitido por entidades bancarias para ejecutar pólizas de préstamo y crédito:
la necesidad de evitar la generalización de un fraude de ley", en La Ley, 1994-4, págs. 1015,
1017y 1018.
198
153
.- Vid. sobre este tema, FERNANDEZ, RIFA y VALLS, Derecho procesal práctico, tomo
VI, cit., págs. 546 y 547.
l54
.- FERNANDEZ, RIFA y VALLS, ob. cit., nota anterior, pág. 547.
155
.- La figura del fraude de ley (art. 6.3 CC) se asienta en normas imperativas que obligan a
los Tribunales a apreciar de oficio su concurrencia; cfr., entre otras, SSTS, 1a, de 5 de abril
de 1994 (RAJ 2933); de 30 de mayo de 1994 (RAJ 3765) y de 19 de mayo de 1995 (RAJ
4082).
199
158
.- Vid. asimismo, SAP de Barcelona, Secc. 1a, de 9 de mayo de 1995 (ROD, num. 612,
septiembre 95, págs. 10589 y 10590); SAP de Tarragona, de 18 de mayo de 1995 (RGD,
núm. 612, septiembre 95, págs. 11154 y 11155); AAP de Barcelona, Secc. 14a, de 16 de
diciembre de 1995 (RGD, núm. 620, mayo 96, págs. 5822 y 5823) en las que, en base a lo
dispuesto en los arts. 12 y 94 LCCH y a la determinación inicial de la cantidad prestada, se
declara que el pagaré en blanco emitido en garantía de un contrato de préstamo es válido y en
consecuencia tiene fuerza ejecutiva; es decir, no constituye un fraude de ley ya que aquel
contrato no da lugar a una situación de cuenta corriente por lo que no es precisa la
intervención de un fedatario público para liquidar la deuda. Por otra parte, se afirma que la
superposición de títulos ejecutivos no es contraria a nuestro ordenamiento jurídico (art. 1255
CC). Además en las citadas resoluciones se subraya que, en virtud del carácter formal y
abstracto del título, no debe examinarse antes de despachar ejecución el contrato causal o
subyacente.
Aunque figure en la póliza un pacto de liquidez, la SAP de Barcelona, Secc. 1a, de 1 de
febrero de 1995 (Actualidad Civil, Audiencias, núm. 17, septiembre 1995, pág. 2105) ha
declarado que el pagaré tiene fuerza ejecutiva si se completa conforme al mismo: "(...) nada
impide que el pagaré se complete conforme a los "acuerdos celebrados" con posterioridad a
su firma. Por ello si en cumplimiento de la cláusula 12 del contrato se completa el pagaré
éste tiene pleno poder ejecutivo".
159
.- Vid. SAP de León, Secc. 2a, de 9 de diciembre de 1994 (Actualidad Civil, Audiencias,
núm. 13, julio 1995, págs. 1460 y 1461); SAP de Burgos, Secc. 3a, de 9 de diciembre de 1994
(Actualidad Civil, Audiencias, núm. 9, mayo 1995, págs. 913 y 914).
202
160
.- Cfr. POLO SÁNCHEZ, "Eficacia jurídica de un contrato de préstamo a consumidores
garantizado con la firma de un pagaré en blanco", cit., lug. cit., págs. 33 y ss.
203
destinatario final (cfr. art. 10.2 LCU). Pues bien, si las cláusulas del
contrato de préstamo o de crédito, relativas a la suscripción por el
prestatario o acreditado de un pagaré en blanco en garantía del
cumplimiento de su obligación, son contrarias a las exigencias de buena
fe y justo equilibrio de las contraprestaciones -impuestas por el art.
10.1.c) LCU- deben entenderse nulas de pleno derecho (art. 10.4
LCU)161. La nulidad de las cláusulas contractuales comporta la nulidad
de las obligaciones cambiarías asumidas en el pagaré por el firmante y
avalistas. Esta consecuencia jurídica deriva tanto de la relación de
accesoriedad, cuanto de la nulidad del contrato de entrega como fuente
de la obligación cambiaria. Desde esta perspectiva, el deudor cambiario
podrá defenderse alegando la nulidad de sus obligaciones y la del propio
pagaré mediante la excepción impeditiva de validez fundada en la
l61
.- Según POLO SÁNCHEZ (ob. cit., nota anterior, págs. 48 y ss.) las citadas cláusulas
referentes al pagaré en blanco no reúnen los requisitos intrínsecos de licitud exigidos por la
LCU. Por una parte, dichas cláusulas ponen de relieve la ausencia de "buena fe" -tanto desde
una óptica objetiva como subjetiva-, así como la carencia del "justo equilibrio de las
contraprestaciones" (art. 10.1.c LCU) -la suscripción de un pagaré en blanco no se ve
compensada por contraprestación alguna de la entidad de crédito que la equilibre-. Por otra,
la imposición de una firma en blanco constituye un supuesto de cláusula abusiva en los
términos del art. 10.I.e.3° LCU ya que perjudica de manera desproporcionada al prestatario -
ausencia de comprobación de la cantidad líquida exigible, de su coincidencia con la cantidad
debida y menores garantías procesales del juicio ejecutivo-, y comporta un desequilibrio
entre los derechos y obligaciones de las partes -el cliente multipica por dos sus obligaciones
(causal y cambiaria), mientras que la entidad de crédito multiplica por tres sus derechos
(causal, cambiario y determinación unilateral de la deuda)-. Constituyen además condiciones
abusivas de crédito en los términos del art. lO.l.c.40 LCU con apoyo en los criterios ya
expuestos. Finalmente la interposición por la entidad de crédito de la acción cambiaria
conlleva "la inversión de la carga de la prueba en perjuicio del consumidor o usuario" (art.
10.I.e.8° LCU), puesto que no será la entidad de crédito la que deba acreditar el importe de
la deuda, sino el consumidor. Este último deberá probar el error, la arbitrariedad o el abuso
en el completamiento del pagaré.
Conviene recordar ahora que si el título ejecutivo fuera la póliza de crédito (art.
1429.6° LEC), la certificación del saldo a que se refiere el art. 1435.4 LEC carece, como
declaró el TC en los fundamentos jurídicos 3° y 4° de la sentencia 14/1992, de 10 de febrero,
de valor probatorio tanto sobre la existencia de la deuda como sobre su cuantía, ya que "si el
cliente de la entidad niega con un mínimo de seriedad o verosimilitud la cuantía de la suma
reclamada o incluso la existencia o la exigibilidad de la deuda, ni el art. 1435 ni ningún otro
precepto de la Ley de Enjuiciamiento Civil obligan al juzgador a dar por probada la deuda
reclamada por la entidad acreedora" (f.j. 3°).
204
nulidad del contrato de entrega (art. 67.2.1a LCCH, en relación con el art.
10.4LCU) 162 .
C) Cheque.
l64
.- SARAZA JIMENA, ob. cit., nota anterior, pág. 1020.
En el art. 10 de la Directiva 87/102/CEE se dispone que: "Aquellos Estados
miembros que, con respecto a los contratos de crédito, permitan al consumidor: a) pagar
mediante letras de cambio o pagarés, b) conceder una garantía mediante letras de cambio,
pagarés o cheques, asegurarán la adecuada protección del consumidor cuando haga uso de
dichos instrumentos en los casos indicados" (DOCE, L, núm. 42, de 12 de febrero de 1987,
pág. 51).
l55
.- Sobre esta cuestión, vid infra, Capítulo Quinto, págs. 518a 522.
206
l66
.- Cfr. al respecto, SÁNCHEZ CALERO, Instituciones de Derecho mercantil, cit. págs.
376 y 428; BROSETA, Manual de Derecho mercantil, cit., pág. 665.
l67
.- Vid. al respecto, GARRIGUES, Curso de Derecho mercantil, tomo I, cit., págs. 945 y ss.
Posteriormente esta distinción es recogida por BROSETA, Manual de Derecho mercantil,
cit., págs. 664 a 667; VICENT CHULIA, Compendio critico de Derecho mercantil, tomo II,
cit., págs. 785 a 789; CALAVIA MOLINERO y BALDO DEL CASTAÑO, El cheque.
Estudio sistemático de la Ley del Cheque de 16 de julio de 1985, Barcelona, 1987, págs. 45 y
ss; GARLÓN SÁNCHEZ, "El cheque", cit., lug. cit., págs. 779 y ss.
207
a) La denominación de cheque.
168
,- "(•-.)> esta exigencia es fruto de la preocupación que el legislador ha sentido de que
quien interviene en un cheque sepa exactamente cual es la naturaleza y efectos del título en
el que han intervenido y pueda, a través de tal conocimiento, ser consciente de que se trata de
un documento sometido a una disciplina legal específica. A partir de la vigente Ley
Cambiaria no puede, por consiguiente, deducirse que un título es un cheque, mediante el
examen de las características del documento, sino a través de la propia denominación del
título" (SAP de Palma de Mallorca, Secc. 3a, de 3 de noviembre de 1989; RGD, núms. 556-
57,en.-febr. 91,pág. 856).
l69
.- A diferencia de lo que ocurre con la letra de cambio, no existe para el cheque un modelo
impreso oficial. En nuestra práctica bancaria se utiliza un modelo normalizado de talonario
de cheques que recomendó el Consejo Superior Bancario.
l70
.- Posibilidad que dio lugar a la SAP de Palma de Mallorca, Secc. 3a, de 3 de noviembre de
1989 (RGD, núms. 556-57, enero-febrero 91) en la que se declara que "a partir de la vigente
208
b) La orden de pago.
Ley Cambiaria no puede, por consiguiente, deducirse que un título es un cheque, mediante el
examen de las características del documento, sino a través de la propia denominación del
título. La omisión de tal requisito formal del cheque establecido en el artículo 106 de la Ley,
produce como resultado la descalificación del documento como tal cheque, y su
transformación en un documento civil, privado de los efectos cambiarios del cheque".
La doctrina tiene en cuenta esta posibilidad y entiende que el cheque será válido
siempre y cuando reúna los requisitos exigidos por el art. 106 LCCH; por ello, el librador
deberá responder frente al tenedor del título del impago (el Banco seguramente se negará a
pagar el cheque extendido en un papel no confeccionado por el mismo). Vid. sobre el
particular, JIMÉNEZ SÁNCHEZ, Derecho mercantil, cit., pág. 636.
m
.- Vid. supra, págs. 141 y 142.
172
.- En este sentido se manifiesta CARLON SÁNCHEZ, "El cheque", cit., lug. cit., pág. 787.
Sostiene, el citado autor, que la consecuencia jurídica de estimar no escrita la cláusula que
incorpora una condición, salvando la validez del cheque, precisaría de una norma especial,
semejante a las contenidas en los arts. 109, 113, 118 y 121 LCCH.
En cambio, los preceptos de la LCCH citados sirven de fundamento a CALAVIA
MOLINERO y BALDO DEL CASTAÑO, (El cheque, cit., pág. 115), para proponer como
criterio general la validez del título, reputando como no escritas las cláusulas contrarias a la
naturaleza del cheque.
209
173
.- Como es sabido, la literalidad es una característica esencial de los títulos-valores. Sobre
esta cuestión, vid. ASCARELLI, Teoría general de los títulos de crédito, cit., págs. 50 y ss.
l74
.- Sobre los conceptos moneda extranjera, convertibilidad y admisión a cotización oficial,
vid. supra, págs. 155 a 166.
'".- La apertura y el mantenimiento por residentes de cuentas denominadas en divisas es
libre. Esta posibilidad se deduce de la liberalización declarada en términos generales por el
RD 1816/1991, de 20 de diciembre, sobre transacciones económicas con el exterior. Pero, en
todo caso, el art. 6.5 de la Orden del Ministerio de Economía y Hacienda, de 27 de diciembre
de 1991, que desarrolla el citado RD se refiere expresamente a dicha posibilidad: "Es
asimismo libre, sin sujeción a la obligación de información por parte de los titulares
establecida en los párrafos precedentes, la apertura y mantenimiento por residentes de
cuentas a la vista, de ahorro o a plazo denominadas en divisas, en oficinas operantes en
España de Entidades registradas".
210
l76
.- Vid supra, págs. 146 a 154.
l77
.- De conformidad con lo dispuesto en el art. 159 LCCH, la palabra Banco, en la LCCH,
comprende "no sólo los inscritos en el Registro de Bancos y Banqueros, sino también las
demás entidades de crédito asimiladas a ellos".
l78
.- Vid. por todos, CALAVIA MOLINERO y BALDO DEL CASTAÑO, El cheque, cit.,
pág. 67. Los Bancos y las Entidades de crédito son los establecimientos especialmente
dedicados al tráfico de dinero y medios de pago.
211
179
.- Vid. al respecto VICENT CHULIA, Compendio crítico de Derecho mercantil, tomo II,
cit., pág. 786. Observa el citado autor, que otras legislaciones que han incorporado a sus
respectivos ordenamientos la disciplina de los Convenios de Ginebra, aun coincidiendo en la
necesidad de que el librado sea un Banco, no sancionan el incumplimiento de este requisito
con la nulidad del cheque, v. gr. el Derecho alemán. El art. 3 de la Scheckgesetz establece
que el cheque sólo puede tener como librado a un banquero, si bien dispone finalmente que
el incumplimiento de tal requisito no provoca la nulidad del cheque ( "Die Gültigkeit der
Urkunde als Scheck wird jedoch durch die Nichtbeachtung dieser Vorschriften nicht
berührt"). La Scheckgesetz no hizo uso de la facultad que le otorga la reserva cuarta del
Convenio de Ginebra de 1931, en la que se establece que: "Cada una de las Altas Partes
contratantes se reserva la facultad, en cuanto a los cheques emitidos y pagaderos en su
territorio, de decidir que los cheques librados sobre personas que no sean banqueros o
personas o instituciones asimiladas por la Ley a los banqueros, no son válidos como
cheques".
180
.- Esta es la tesis sostenida, entre otros, por CALAVIA MOLINERO y BALDO DEL
CASTAÑO, El cheque, cit., pág. 164; GARLÓN SÁNCHEZ, "El cheque", cit., lug. cit.,
págs. 799 y 800; VICENT CHULIA, Compendìo critico de Derecho mercantil, tomo II, págs.
794 a 799. Este ùltimo autor interpreta la expresión "y los demás obligados", contenida en el
art. 146.1 LCCH y relativa a la legitimación pasiva de la acción cambiaria de regreso, en el
sentido de entenderla referida exclusivamente a los avalistas.
Por el contrario, VAZQUEZ BONOME (Tratado de Derecho cambiario, cit., págs.
466 y 467 y 535) incluye entre los "demás obligados", junto al librador, endosantes y
avalistas al librado-conformante contra el que puede precederse cambiariamente en vía de
regreso.
212
librado, de los perjuicios ocasionados por el impago del cheque 181. Las
relaciones entre el librado y librador también son extracambiarias y
surgen del pacto o contrato de cheque que va unido, normalmente, al de
cuenta corriente.
d) El lugar de pago.
m
.- Sobre el fundamento jurídico de la obligación de pago del librado, vid. por todos
C ALAVI A MOLINERO y BALDO DEL CASTAÑO, El cheque, cit., págs. 168 y 169.
182
.- Cfr. CALAVIA MOLINERO y BALDO DEL CASTAÑO, ob. cit., nota anterior, pág.
73.
213
l83
.- Ahora bien, si junto al nombre del librador no consta un lugar determinado, el cheque
será nulo; cfr. SAP de Valencia, Secc. 4a, de 29 de diciembre de 1994 (RGD, núm. 608,
mayo 95, pág. 5772). No evita la invalidez del cheque el que figure en el texto el domicilio
del librado, vid. en este sentido, SAP de Alicante, Secc. 4a, de 11 de febrero de 1991 (RGD,
núm. 567, diciembre 91, pág. 11338).
184
.- Vid. supra, pág. 176.
l85
.- Vid. supra, pág. 137.
214
Para la validez del cheque es suficiente que exista una firma que
sea aparentemente regular -puede realizarse con cualquier tipo de signo,
i o¿
legible o ilegible -, aunque en realidad sea falsa o corresponda a
1 R*J
persona inexistente o incapaz . Las personas físicas que tengan la
condición de empresario pueden firmar con el nombre civil o con el
comercial. Ahora bien, la firma del librador debe ser de puño y letra del
mismo. Por consiguiente, quedan excluidos los medios mecánicos de
escritura 188.
186
.-Ahora bien, si el librador es una sociedad no basta la simple rúbrica junto a la razón o
denominación social sino que es necesaria la firma manuscrita de quien tenga poderes (cfr,
CALAVIA MOLINERO y BALDO DEL CASTAÑO, El cheque, cit., pág. 70).
l87
.-Cfr. art. 116 LCCH.
l88
.- Vid. por todos, GARLÓN SÁNCHEZ, "El cheque", cit., lug. cit., pág. 781.
l89
.- Cfr. SAP de Barcelona, Secc. 4a, de 28 de octubre de 1993 (ROD, num. 594, marzo 94,
págs. 2525 y 2526).
215
190
.- Vid. en este sentido, CALAVIA MOLINERO y BALDO DEL CASTAÑO, El cheque,
cit., págs. 102 y ss.
191
.- Vid. supra, págs. 186 y 187.
l92
.- Vid. CALAVIA MOLINERO y BALDO DEL CASTAÑO, ob. cit., nota anterior, pág.
69.
193
.- Vid. CALAVIA MOLINERO y BALDO DEL CASTAÑO, El cheque, cit., pág. 71.
216
194
.- De la previsión legal de este supuesto se deriva, implícitamente, el reconocimiento de
personalidad jurídica a los distintos establecimientos de un mismo Banco.
217
g) Cheque en blanco.
l95
.- En Derecho cambiario "emitir" significa entregar, poner en circulación un documento
cambiario; vid. CALAVIA MOLINERO y BALDO DEL CASTAÑO, El cheque, cit., pág.
134.
196
.- Cfr. al respecto, SAP de La Coruña, Secc. 4a, de 9 de noviembre de 1994 (RGD, núms.
610-611, julio-agosto 95, pág. 9385).
l97
.- Vid. supra, págs. 188 a 191.
198
.- Sobre la figura del cheque en blanco, vid. GARLÓN SÁNCHEZ, "El cheque", cit., lug.
cit., págs. 789 y 790.
218
'".- Este epígrafe está dedicado, básicamente, al estudio de las consecuencias jurídicas que,
respecto de la letra de cambio, se derivan del Impuesto sobre Actos Jurídicos Documentados.
Aun cuando nos referiremos también al pagaré y al cheque, lo haremos de forma breve, pues
ambos títulos-valores conservan su fuerza ejecutiva aunque no estén suficientemente
reintegrados.
200
.- Aprobado por el Real Decreto Legislativo 1/1993, de 24 de septiembre.
201
.- La misma norma se contiene en el art. 80.1 del Reglamento del Impuesto sobre
Transmisiones Patrimoniales y Actos Jurídicos Documentados aprobado por el RD
828/1995, de 29 de mayo.
219
A pesar de que el fin de la norma del art. 37.1 del TR del ITP y
AJD sea exclusivamente recaudatorio 203 o, si se quiere, tiende a asegurar
la contribución de todos los ciudadanos al sostenimiento de los gastos
públicos (principio de generalidad, art. 31.1 CE), el hecho es que la
extensión de una letra de cambio en papel común o en efecto timbrado
de clase inferior a la que corresponda a su cuantía, arrebata a la letra de
cambio la fuerza ejecutiva que le otorgan los arts 1429.4° LEG y 66
204
.- El requisito del reintegro del impuesto de Actos Jurídicos Documentados es una
"exigencia netamente fiscal que no mercantil ni procesal (pues de los artículos 1, 66 de la
Ley Cambiaria y 1429 y siguientes de la Ley de Enjuiciamiento Civil nada impediría la
ejecutividad de un título valor no gravado fiscalmente)" (SAP de Barcelona, Secc. 1a, de 31
de enero de 1994; RGD, núm. 597, junio 94, págs. 7220 a 7222).
205
.- Vid, por todos SÁNCHEZ CALERO, Instituciones de Derecho mercantil, cit., pág. 398.
Entre otras muchas sentencias del TS pueden consultarse las siguientes: SSTS (1.a) de 4 de
abril de 1973 (RAJ 1570), de 16 de julio de 1984 (Col. Leg. num. 479), de 21 de abril de
1986 (Col. Leg. num. 233). La denominada jurisprudencia "menor" se pronuncia en el mismo
sentido, cfr., por ejemplo, SAT de Las Palmas, de 2 de diciembre de 1988 {RGD, núms. 541-
42, vol. II, oct.-novbre. 1989, págs. 7428 y 7429); SAP Pamplona, Secc. 2a, de 8 de febrero
de 1990 (RGD, núms. 562-63, julio-agosto 91, págs. 6912 a 6915); SAP de Barcelona, Secc.
13a, de 17 de julio de 1990 (RGD, núm. 558, marzo 1991, pág. 1807); y SAP Madrid, Secc.
14a, de 16 de abril de 1991 (RGD, núm. 564, septiembre 91, págs. 8065 a 8067); SAP de
Santa Cruz de Tenerife, Secc. 1a, de 4 de marzo de 1992 (RGD, núm, 582, marzo 93, págs.
2562 y 2563); SAP de Toledo, Secc. 1a, de 20 de enero de 1994 (RGD, núm. 603, diciembre
94, págs. 13688 y 13689).
221
206
.- A pesar de ello, se observa, en la mayoría de escritos que tratan el tema que ahora nos
ocupa, una cierta insistencia en dejar muy claro que la naturaleza cambiaria de las
obligaciones que surgen de una letra de cambio, regularmente formal, no viene determinada
por el cumplimiento de la normativa fiscal. Tal preocupación está anclada en ciertas
reminiscencias históricas que deberían de haberse superado. Una antigua y ya derogada Ley
del Timbre, de 18 de abril de 1932 (RAL 503), sancionaba con la pérdida del carácter
mercantil a las letras de cambio sin timbrar (cfr, arts. 144 y 151). La doctrina y la
jurisprudencia de la época no adoptaron una posición unitaria ante el alcance de la sanción
fiscal. Una tendencia, que podríamos denominar conservadora, acató lo dispuesto en la Ley
de 1932; v.gr. VICENTE Y GELLA quien señalaba que: "La falta de timbre priva al
documento de su condición de letra y las obligaciones en ella consignadas dejan de ser
obligaciones cambiarías" (Los títulos de crédito en la doctrina y en la jurisprudencia, cit.,
pág. 222). Así lo declaraba también la STS (1.a) 1 mayo 1952 (RAJ 1224): "La letra de
cambio no extendida en papel timbrado decae como documento mercantil y se transforma en
documento estrictamente civil". En cambio, la posición progresiva se mostraba crítica con el
texto de la Ley de 1932, pues, consideraba que la existencia jurídica de una declaración
222
209
.- Vid. supra, Capítulo Segundo, págs. 90 y 91.
2I0
.- REYES MONTERREAL, El llamado juicio ejecutivo en la LEC española, I, cit., pág.
128.
224
2
".- CALAMANDREI, "II processo civile sotto l'incubo fiscale", en Opere Guiridiche, voi.
primero, Napoli, 1965, págs. 261 y 262.
227
comparte las argumentaciones del Letrado del Estado cuando señala que,
en el ordenamiento jurídico -único e indivisible-, existen muchos
ejemplos de normas imperativas que, teniendo justificación en un sector
del mismo, proyectan su significación en otros. El Letrado del Estado
sostiene, al respecto, que las limitaciones al ejercicio del derecho al
proceso no pueden considerarse arbitrarias o injustificadas cuando
responden a una finalidad constitucionalmente legítima. Como ejemplo
de tales limitaciones de carácterfìscal, cita el Letrado la documentación
de la obligación cambiaria en un formulario tipo sujeto a reintegro, que
tiende (justificación de la sanción) "no sólo a asegurar un cobro
tributario sino también a lograr la tipicidad de un documento cuyo
libramiento o aceptación comporta un compromiso de sujeción del
deudor más riguroso que en el resto de las obligaciones civiles" (la
cursiva es nuestra).
caso en conocimiento de la Hacienda pública la falta de pago del impuesto a los efectos
procedentes".
2I4
.- Vid. en este sentido, SAP de Palma de Mallorca, de 17 de marzo de 1988 (RGD, núms.
532-533, enero-febrero 1989, págs. 709 a 712); SAP de Madrid, Secc. 19a, de 5 de julio de
1993 (RGD, núms. 589-90, oct.-novbre. 93, págs. 10543 a 10546).
En cambio, la ineficacia de la norma fiscal se mantiene por la SAP de Sevilla, Secc.
2a, de 24 de febrero de 1994 (RGD, núm. 612, septiembre 95, págs, 11107 y 11108): "Es
también necesario referir que en tanto que la Ley Cambiaria y del Cheque es posterior a la
Ley del Impuesto, puede sostenerse que las infracciones fiscales, no han sido recogidas
como causa de oposición y de privación de efectos cambiarías y ejecutivos para con la letra,
y que por tanto y con independencia de la nueva Ley del impuesto de 24 de septiembre de
1993, que no afecta a la letra que aquí se ejecuta, esta tiene fuerza ejecutiva o mejor no tiene
porque perder esa fuerza por incumplir algún requisito fiscal, máxime (...) cuando estas
excepciones deben ser interpretadas y aplicadas en forma restrictiva".
229
Por otra parte, también es cierto que la norma del art. 37.1 TR del
ITP y AJD es muy precisa -"La extensión de la letra en efecto timbrado
de cuantía inferior privará a estos documentos de la eficacia ejecutiva
que les atribuyen las leyes"- por lo que no genera dudas al intérprete.
Desde esta perspectiva, se ha declarado que el art. 37.1 TR del ITP y
AJD no limita el derecho a la tutela judicial efectiva reconocido en el art.
24.1 CE puesto que aquel precepto sólo impide al acreedor cambiario
ejercitar la acción en vía ejecutiva, quedando abierta la posibilidad de
entablar una acción declarativa ordinaria.
215
.- Al respecto se ha dicho que "..., el título de crédito en sus orígenes era un documento
confesorio, sujeto a la disciplina de los documentos de esa especie. Por eso justamente era
título ejecutivo, como son ejecutivos todos los instrumentos confesorios. (...). La calidad del
documento como título ejecutivo, que en un primer momento fuera admitida a través del
reconocimiento de la existencia de la confessió, recibe, en la legislación estatutaria, un
reconocimiento propio e independiente, que hace inútil el recurso a la confesión y que hace
prescindir cada vez más, de la disciplina peculiar de ésta" (ASCARELLI, Teoría de los
títulos de crédito, cit., págs. 44 y 45).
2I6
.- Vid. supra, nota 11.
217
.- Un propuesta en esta línea ya tuvo lugar hace algún tiempo. Así, VIADA y
COMELLAS ("El ámbito judicial en el despacho de la ejecución", en Revista de Derecho
Procesal, núm. 1, 1949, pág. 84) afirmaban que "lo mismo que cuando un documento
privado se presenta con la demanda, sin liquidar los derechos reales que correspondan, de
igual modo, la letra no timbrada en la forma debida, podría habilitarse completándose su
230
reintegro, que es lo que en definitiva debe pretender la Hacienda: que sus derechos no
queden burlados".
En este sentido, el AAP de Girona, Secc. 2a, de 20 de abril de 1995 (Actualidad Civil,
Audiencias, núm. 16, agosto 1995, pág. 1961) ha declarado, obiter dicta, que "la vigencia del
art. 37 del Real Decreto-Ley 3050/1980 de 30 de diciembre y del R.D. 3494/1981 de 29 de
diciembre, puede ser cuestionada y de hecho lo es, desde el punto de partida de una lectura
constitucional del principio de tutela efectiva, desde antaño un amplio sector- de la doctrina
científica y una representativa jurisprudencia viene poniendo de relieve las inconveniencias
de supeditar el ejercicio de una acción a las exigencias tributarias, incluidas en una norma de
carácter fiscal, habiendo sido esta doctrina seguida en parte por esta misma Sala, al haber
declarado que en todo caso el incumplimiento de una obligación tributaria no era suficiente
para privar al título de su fuerza ejecutiva".
218
.- No compartimos la opinión del Abogado del Estado, recogida en la STC 141/1988, de
12 de julio (vid. supra, pág. 228), relativa a la misión que debe cumplir la documentación de
la obligación cambiaría en un formulario tipo sujeto a reintegro.
231
219
.- Vid. supra, pág. 222.
220
.- Vid. ROD, num. 558, marzo 91, pág. 2065.
221
.- Ya hemos dicho que el vocablo "extensión" empleado en la redacción del art. 37.1 del
TR del ITP y AJD es interpretado en el sentido de "emisión o puesta en circulación" del
título-valor; vid. PÉREZ ROYO, Curso de Derecho Tributario. Parte especial. Sistema
tributario: los tributos en particular, cit., pág. 482. Igual significado se le otorga en la SAP
Santa Cruz de Tenerife, de 28 de noviembre de 1983: "CONSIDERANDO: Que el momento
determinante del pago del Impuesto de Actos Jurídicos Documentados respecto a las letras
de cambio es el de su giro, libramiento o expedición, concepto aclarado por el párrafo
segundo del artículo 33 del texto ya citado (se refiere al TR del ITP y AJD, de 30 de
diciembre de 1980), al equipararlo al "de orden de pago" o "instrumento que-caredite una
remisión de fondos", de manera que no se puede entender librada o expedida una letra -
completa o incompleta- en tanto no se ponga en circulación a las finalidades expresadas; y si
bien es cierto que faltándole el requisito del número 1° del artículo 444 del Código de
comercio, puede acreditarse que la letra ha sido puesta en circulación, al haber sido
descontada o negociada, cuando esto no es así, en tanto no se gire o libre la cambial, no se
puede decir que haya sido expedida, ni a efectos mercantiles ni fiscales, ni que haya nacido
la obligación de pagar el Impuesto, ni que puedan comenzar a computarse los seis meses a
que se refiere el artículo 36, párrafo 2°" (sentencia transcrita por GARCÍA GIL,
232
223
.- Vid. asimismo, AAP de Sevilla, Secc. 6a, de 4 de febrero de 1994 (ROD, num. 612,
septiembre 95, págs. 11105 y 11106).
224
.- Sentencia transcrita en GARCÍA GIL, Jurisprudencia cambiaria, cit., pág. 32. El mismo
razonamiento es empleado por la SAP de Barcelona, Secc. 11a, de 1 de junio de 1995 (RGD,
núms. 613-614, oct.-novbre. 95, págs. 12186 y 12187) para estimar el recurso: "(...) si la
voluntad del Legislador de 1985 hubiera sido no privar de fuerza ejecutiva a.las letras de
cambio que infrinjan el impuesto a que se hallan sujetas como acto jurídico documentado, al
redactarse el Real Decreto 1/93 lo hubiera plasmado expresamente, lo que nos tiene que
llevar a estimar que las letras de cambio carecen de fuerza ejecutiva, ya que su complemento
con la adición de timbres móviles únicamente lo recoge la Disposición Transitoria Cuarta del
Real Decreto de 30 de diciembre de 1980 (...) ". El Juzgado de Primera Instancia había
despachado ejecución y, posteriormente, dictó sentencia de remate al entender que las letras
de cambio tenían eficacia ejecutiva, pues habían sido reintegradas al dorso con timbres
móviles.
234
225
.- Sentencia reproducida en GARCÍA GIL, ob. cit., nota anterior, pág. 34. Dicha finalidad
condiciona el fallo del AAP de Sevilla, Secc. 6a, de 4 de febrero de 1994 en el que se afirma
que la subsanación del defecto del timbre, mediante la fórmula sustitutoria del pago a
metálico, "consagraría un sistema que vendría a favorecer a quienes por este medio burlasen
el sentado requisito".
m
.- Vid. al respecto, SAT de Bilbao, de 20 de febrero de 1982 y SAT de Barcelona, de 2 de
mayo de 1985 (transcrita en CASALS COLLDECARRERA, Estudios de oposición
cambiaría, II, cit., pág. 187).
235
228
.- Sentencia transcrita en CASALS COLLDECARRERA, Estudios de oposición
cambiaría, II, cit., pág. 182. Vid. en el mismo sentido, SAT Bilbao de 5 de mayo de 1981, en
CASALS COLLLDECARRERA, ibidem, pág. 185; y SAT de Madrid, Sala segunda, de 19
de junio de 1987 (RGD, núm. 523, abril 1988, págs. 2063 y 2064) en la que se declara que
"es al tiempo de llevarlas al protesto cuando las mismas deben cumplir todos los requisitos
precisos para su validez y eficacia jurídicas".
m
.- Vid, al respecto SAP de Barcelona, Secc. 1a, de 31 de enero de 1994 (RGD, núm. 597,
junio 94, págs. 7220 a 7222) en la que se declara que el requisito fiscal "se debe entender
cumplido con la liquidación del impuesto previamente a su presentación ante la Jurisdicción
a efectos de ejercitar la acción ejecutiva, no antes, es decir, ni antes del vencimiento ni de su
presentación al cobro ...". En este mismo sentido se pronuncia la SAP de Santa Cruz de
Tenerife, Secc, 1a, de 20 de abril de 1995 (Actualidad Civil, Audiencias, núm. 14, julio 1995,
págs. 1705 y 1705).
237
230
.- Sentencia transcrita en GARCÍA GIL, Jurisprudencia cambiaria, cit., pág. 34.
231
.- RJC, Jurisprudencia, núm. 3, julio-septiembre, 1979, págs. 602 y 603.
238
232
.- Así lo recoge el TC en el f.j. 8°: "El Ministerio Público considera que el obstáculo fiscal
no resulta de especial trascendencia pues, en todo caso, la falta de pago del impuesto puede
subsanarse,...".
240
236
.- STC 93/1991, de 6 de mayo, f.j. 2°. Sobre la misma cuestión, vid. las SSTC 162/1986, de
17 de diciembre, f.j. 4°; 2/1989, de 18 de enero, f.j. 3°; 105/1989, de 8 de junio f.j. 3°;
21/1990, de 15 de febrero, f.j. 7°.
237
.- Vid. en este sentido, STC 39/1988, de 9 de marzo, f.j.l0.
238
.- Así, SSTC 116/1990, de 21 de junio, f.j. 3°; 213/1990, de 20 de diciembre, f.j. 2°;
93/1991, de 6 de mayo, f.j. 2°; 64/1992, de 29 de abril, f.j. 3°.
242
239
.- STC 162/1986, de 17 de diciembre, f.j. 4°.
240
.- Vid. entre otras, SSTC 87/1986, de 27 de junio; 3/1987, de 21 de enero; 39/1988, de 9 de
marzo; 174/1988, de 3 de octubre; 115/90, de 21 de junio; 213/1990, de 20 de diciembre;
93/1991, de 6 de mayo; 127/1991, de 6 de junio; 16/1992, de 10 de febrero; 41/1992, de 30
de marzo.
241
.- Vid. entre otras, SSTC 132/1987, de 21 de julio; 174/1988, de 3 de octubre; 213/1990,
de 20 de diciembre; 133/1991, de 17 de junio.
242
.- Vid. STC 116/1990, de 21 de junio.
243
.- Vid. SSTC 11/1988, de 2 de febrero; 139/1989, de 17 de julio.
244
.- Vid. SSTC 162/1986, de 17 de diciembre; 2/1989, de 18 de enero.
245
.- Vid., en particular, STC 127/1991, de 6 de junio, f.j. 3°.
243
4°. No puede pasar por alto que la sanción del art. 37.1 TR del ITP
y AJD se aplica a cualquier supuesto de incumplimiento fiscal, sea
imputable al acreedor cambiario o no lo sea 249. Si no es imputable al
acreedor cambiario, nos encontraríamos, de no permitir la subsanación,
no ya ante un absurdo 25°, sino frente a la injusticia de favorecer a quien,
no sólo ha incumplido la obligación tributaria sino que además no ha
satisfecho la obligación cambiaria. La situación de indefensión en la que
puede quedar el acreedor es clara25 .
249
.- El librador es el sujeto pasivo del impuesto sobre la letra de cambio, salvo que sea
expedida en el extranjero, en cuyo caso lo será el primer tenedor en España (art. 34.1 TR del
ITP y AJD).
250
.- Como se declara en la SAT de Barcelona, Sala 1a, de 30 de marzo de 1979, transcrita
supra págs. 238 y 239.
251
.- Sobre esta cuestión, son muy expresivas las palabras de CALAMANDREI ("II-processo
civile sotto l'incubo fiscale", cit., lug. cit., pág. 269): "Ancor più repugnanti ai supremi fini
della giustizia sembrano poi tutte quelle disposizioni fiscali le quali, direttamente o
indirettamente, possono, come si è notato fin dall'inizio del presente scritto, distruggere nel
processo civile la uguaglianza delle parti; tutti gli ostacoli che la ragione fiscale introduce nel
corso normale del processo, tutte le restrizioni apportate al regime delle prove, tutte le
deviazioni dal normale funzionamento del mecanismo dell'onere della prova, costituiscono,
nella massima parte dei casi, un aggravamento di difficoltà per il creditore che chiede di
esser pagato, e un gratuito sollievo per il debitore che non vuoi pagare".
246
Por otra parte, los medios materiales a través de los cuales podría
tener lugar la subsanación no son desconocidos por el Derecho
tributario, pues, el pago del Impuesto sobre Actos Jurídicos
Documentados en metálico o mediante timbres móviles está previsto en
varios casos, entre los que cabe destacar:
distintos a los que debieran utilizarse para la satisfacción del tributo (art.
116.6 y 7 Reglamento del ITP y AJD).
- Ante una elevación del importe del Impuesto sobre Actos
Jurídicos Documentados, las Disposiciones Transitorias de las leyes
fiscales han permitido la utilización de efectos timbrados, aún no
adaptados a la nueva escala de tributación, completando la diferencia de
gravamen mediante la adhesión de timbres móviles (v.gr. Disposición
Transitoria cuarta del anterior TR del ITP y AJD).
252
.- Vid. asimismo, SAT de Madrid, Sala segunda, de 19 de junio de 1987 (ROD, num. 523,
abril 1988, págs. 2063 y 2064); AAP de Girona, Secc. 2a, de 20 de abril de 1995 (Actualidad
Civil, Audiencias, núm. 16, agosto 1995, pág. 1961).
En contra, SAP de Palma de Mallorca, de 17 de marzo de 1988 (RGD, núms. 532-
533, enero-febrero 1989, págs. 709 a 712); SAP de Santa Cruz de Tenerife, Secc. 13a, de 16
de mayo de 1992 (RGD, núm. 582, marzo 93); SAP de Alicante, Secc. 4a, de 22 de julio de
1993 (Actualidad Civil, Audiencias, núm. 19, 1993, págs. 1937 y 1938); SAP de Madrid,
Secc. 18a, de 5 de junio de 1995 (RGD, núm. 612, septiembre 95, págs. 10465 y 10466) en
las que se declara que el incumplimiento de la norma del art. 36.2 TR del ITP y AJD
determina la privación de fuerza ejecutiva de la letra de cambio.
253
.- Vid. al respecto, SAP de Santa Cruz de Tenerife, de 19 de diciembre de 1985; SAP de
Castellón de la Plana, de 13 de mayo de 1985; SAP de Alicante, de 11 de octubre de 1985
(todas ellas transcritas en Ministerio de Justicia. Centro de publicaciones, Año 1985). En el
mismo sentido, vid. SAT de La Coruña, Sala primera, de 31 de enero de 1987 (RGD, núm.
525, junio 1988, pág. 4086); SAT de Granada, Sala primera, de 26 de noviembre-de 1987
(RGD, núm. 531, diciembre 1988, págs. 7485 y 7486); SAT de Càceres, de 13 de junio de
1988 (RGD, núm. 540, septiembre 1989, págs. 6171 y 6172); SAT de Albacete, de 13 de
septiembre de 1988 (RGD, núms. 541-42, vol. II, oct.-novbre 1989, págs. 7610 y 7611); SAP
de Valencia, Secc. 7a, de 11 de septiembre de 1989 (RGD, núms. 541-42, vol. II, oct.-novbre
1989, págs. 7146 a 7149); SAP de Sevilla, Secc. 5a, de 6 de febrero de 1989 (RGD, núm.
549, junio 90, págs. 5056 a 5058); SAP de Madrid, Secc. 11a, de 1 de octubre de 1991 (RGD,
núms. 568-69, enero-febrero 92, pág. 504); SAP de Madrid, Secc. 10a, de 14 de marzo 1994
(RGD, núms. 598-99, julio-agost. 94, págs. 8477 y 8478); SAP de Madrid, Secc. 13a, de 17
249
parte, en el art. 36.2 del texto legal citado se prevé, para el caso de
defraudación que ahora nos ocupa, una única consecuencia jurídica que
es de carácter exclusivamente fiscal: "procederá la adición de las bases
respectivas, a fin de exigir la diferencia". Dicha sanción administrativa
ha de imponerse a los autores de la defraudación, no a un tercero que no
intervino en el negocio causal que dio origen al nacimiento de las letras
y que por tanto confía en su literalidad.
de febrero de 1995 (ROD, num. 608, mayo 95, págs. 560 y 561); SAP de Lugo, de 29 de
marzo de 1995 (ROD, num. 619, abril 96, pág. 4645).
254
.- Vid. SAT de La Coruña, Sala primera, de 28 de abril de 1987 (ROD, num. 525, junio
1988, págs. 4090 y 4091); SAT de Zaragoza, de 16 de septiembre de 1988 (RGD, núm. 537,
junio 1989, págs. 4258 y 4259); SAP de Sevilla, de 7 de diciembre de 1990 (RGD, núm. 561,
junio 91, págs. 5512 y 5513).
250
255
.- Cfr. MARTIN MORENO, "Los documentos mercantiles: tributación en el impuesto
sobre actos jurídicos documentados", en Cuadernos de Derecho y Comercio, num. 14,
septiembre 1994, Consejo General de los Colegios de Corredores de Comercio, págs. 341 a
348; DÍAZ MORENO, "El Pagaré", en Derecho mercantil, (coord. J. Jiménez Sánchez), cit.,
págs. 628 y 629.
256
.- El art. 76.2.a) del Reglamento del ITP y AJD dispone que: "A los efectos del número
anterior cumplen función de giro: a) Los pagarés cambiarios, excepto los expedidos con la
cláusula "no a la orden" o cualquiera otra equivalente".
257
.- El pago en metálico, que sustituye al empleo de efectos timbrado, puede ser autorizado
por el Ministerio de Economía y Hacienda "cuando las características del tráfico mercantil, o
su proceso de mecanización, así lo aconsejen, adoptando las medidas oportunas para la
perfecta identificación del documento y del ingreso correspondiente al mismo, sin que ello
implique la pérdida de su eficacia ejecutiva" (art. 37.3 TR del ITP y AJD).
251
2:>8
.- La Orden del Ministerio de Economía y Hacienda, de 13 de junio de 1991, aplicó a los
pagarés el sistema diseñado en 1982 (Orden del Ministerio de Economía y Hacienda", de 31
de marzo de 1982, modificada en 1989) para los recibos negociados por las Entidades de
crédito.
259
.- Vid. en este sentido, SANZ DE HOYOS, Derecho cambiario. Análisis de la Ley
Cambiaria y del Cheque, cit., pág. 169.
260
.- Es doctrina reiterada del TS que las normas sancionadoras no pueden interpretarse
extensivamente. Vid. supra, nota 205.
261
.- El art. 37.1 TR del ITP y AJD se refiere concretamente a la extensión de la letra de
cambio.
252
262
.- Vid. asimismo, AAP de Barcelona, Secc. 14a, de 2 de junio de 1993 (RGD, núms. 589-
90, oct.-novbre. 93, págs. 10583 y 10584); SAP de León, Secc. 2a, de 2 de julio de 1994
(Actualidad Civil, Audiencias, núm. 6, marzo 1995, págs. 641 y 642); SAP de Badajoz, Secc.
2a, de 14 de marzo de 1995 (Actualidad Civil, Audiencias, núm. 14, julio 1995, pág. 1609);
SAP de Barcelona, Secc. 16a, de 10 de mayo de 1995 (RGD, núm. 612, septiembre 95, págs.
10590 y 10591).
253
puede autorizarse el pago en metálico (art. 37.3 del citado cuerpo legal)
o la utilización de un procedimiento sustitutivo.
263
.- Vid. VÁZQUEZ BONOME, Tratado de Derecho cambiario, cit., pág. 447; DIAZ
MORENO, "El Cheque", en Derecho mercantil, (coord. J. Jiménez Sánchez), cit., pág. 640.
264
.- CALAVIA MOLINERO y BALDO DEL CASTAÑO, El cheque, cit., pág. 533.
265
.- Según la doctrina mercantil, la deficiente protección del acreedor cambiario en el
sistema del CCom ha sido una de las causas jurídicas de la crisis de la letra de cambio; vid.
sobre esta cuestión, POLO DIEZ y POLO SÁNCHEZ, "El futuro de la letra de cambio", en
Revista Jurídica de Catalunya, núm. 4, 1980, págs. 23 y ss.
254
fórmula para alcanzar tal fin ha consistido siempre en evitar, para las
letras de cambio, las diligencias de reconocimiento judicial de la
legitimidad de la firma o, en su caso, de la certeza de la deuda previstas
en los arts. 1430 y 1431 LEC. Estas diligencias se denominan por la
doctrina "diligencias preparatorias de la ejecución", ya que constituyen
los trámites previstos por la LEC para atribuir a un documento privado la
O AQ
cualidad de título ejecutivo . La LCCH no ha establecido ningún
mecanismo para eludirlas, simplemente las ha suprimido.
"La acción que nace de las letras de cambio para exigir en sus
casos respectivos del librador, aceptantes y endosantes, el pago
o el reembolso, será ejecutiva, debiendo despacharse la
ejecución, en vista de la letra y del protesto, sin otro requisito
que el reconocimiento judicial que hagan de su firma el
librador o endosantes demandados. Igual acción corresponderá
al librador contra el aceptante, para compelerle al pago.
m
.- Cfr. FERNANDEZ LÓPEZ, Derecho procesal civil, IV, cit., pág. 36.
270
.- Únicamente en este supuesto se liberaba al aceptante del reconocimiento judicial: "La
Ley de Enjuiciamiento Civil, en su texto original, solamente mencionaba de modo expreso al
aceptante, porque le preocupaba el tema del reconocimiento como documento privado que
es" (PRIETO-CASTRO, Tratado de Derecho procesal civil, II, cit., págs. 101 y 102).
27
'.- Vid. supra, Capítulo Primero, págs. 33 y 34.
256
m
.- Cfr. GUASP, Derecho procesal civil, cit., pág. 741.
273
.- En la Exposición de Motivos de la Ley de 16 de diciembre de 1954 (RAL 1870) se
manifiesta lo siguiente: "En línea de actualización del ordenamiento jurídico nacional,
entiéndese llegado el momento de acometer la reforma que, contenida en el subsiguiente
articulado, entraña una restauración de la eficacia auténticamente ejecutiva que el legislador
español quiso atribuir a las obligaciones consignadas en determinados títulos solemnes y
sirve al designio de impedir que los que fueron arbitrados como medios legítimos de defensa
sean desnaturalizados hasta convertirse en cauce formalmente apto para el fraude de la Ley.
Basta recordar la razón de ser del propio juicio ejecutivo para encontrar cumplida
justificación a la modificación de los números cuarto y sexto del artículo 1429 de la Ley de
Enjuiciamiento Civil y, para poner en armonía el texto procesal y el sustantivo del artículo
521 del Código de Comercio, afín de que mediante la intervención de los Agentes de Bolsa y
257
del avalista entre los obligados cambíanos contra los cuales podía
dirigirse la acción ejecutiva, se completó el art. 521 CCom con el párrafo
siguiente:
274
.- En el art. 517 CCom se disponía que: "Si el portador de la letra protestada dirigiera su
acción contra el aceptante antes que contra el librador y endosantes, hará notificar a todos
ellos el protesto por medio de Notario público dentro de los plazos señalados en la Sección 5a
de este título para recoger la aceptación; y si se dirigiere contra alguno de los segundos, hará
dentro de los mismos plazos igual notificación a los demás.
Los endosantes a quienes no se hiciere esta notificación quedarán exentos de
responsabilidad, aun cuando el demandado resulte insolvente, y lo mismo se entenderá
respecto del librador que probare haber hecho oportunamente provisión de fondos".
27S
.- A tenor de lo dispuesto en el art. 1433.2 LEC, la negación de la firma suponía, para el
acreedor cambiario, el cierre de la vía ejecutiva.
259
276
.- Vid. OMAR Y GELPI, "La eficacia de la letra de cambio como título ejecutivo.
Comentarios a la Ley 16-XII-1954", en Revista Jurídica de Cataluña, 1956, marzo-abril,
págs. 131 y 132. Por lo que respecta a los efectos que produce la intervención adicional
pública sobre un documento privado, puede consultarse, RODRÍGUEZ ADRADOS,
"Comentario a la resolución de la D.G.R.N. de 13 de diciembre de 1985, sobre no inscripción
de carta de pago intervenida por Agente de Cambio y Bolsa", en Revista de Derecho
Notarial, julio-diciembre 1985, págs. 344 a 354.
Sobre este tema debe recordarse que el Decreto 3110/1968, de 5 de diciembre,
modificó el art. 33 del Reglamento para el Régimen Interior de los Colegios Oficiales de
Corredores de Comercio aprobado por el Decreto 853/1959, de 27 de mayo, y suprimió la
necesidad de la presencia física del Corredor de Comercio en el otorgamiento de una póliza y
en la aceptación, libramiento etc. de una letra de cambio.
En estos momentos, estimamos que resulta conveniente precisar que la legitimación
de firmas es una forma documental que ha quedado, con la LCCH, totalmente apartada del
quehacer de los Agentes Mediadores Colegiados, "puesto que lo que se intervinene por el
Agente o Corredor no son las firmas, sino el libramiento, la aceptación, el aval o el endoso"
(RODRÍGUEZ ADRADOS, La fe pública en el ámbito mercantil. Competencia de los
notarios y de los agentes mediadores colegiados, 1a ed., Madrid, 1986, págs. 121 a 126).
277
.- OMAR Y GELPI (ob. cit., nota anterior, pág. 130) lo argumentaba así: "... si cuesta
mucho trabajo al proveedor que su cliente le acepte letras de cambio para el pago a plazos
del precio de la venta, al extremo que hay comerciantes que sistemáticamente se niegan a
aceptar letras en tales casos, máxime cuando actúa fuertemente la competencia entre
proveedores, constituirá una rareza, en la inmensa mayoría de los supuestos, que un
comerciante acepte a su proveedor las letras con que ha de pagar el precio de las mercancías
260
en declarativo
2S0
.- Vid. sobre el particular, CORTES DOMÍNGUEZ, "El nuevo juicio ejecutivo cambiario",
en Derecho cambiario. Estudios sobre la Ley Cambiaria y del Cheque, págs. 880 y 885;
CREMADES, "El crédito bancario y su instrumentación", en La Ley, 1987-1, pág. -1089;
VICENT CHULIA, Compendio crítico de Derecho mercantil, tomo II, cit., pág. 754;
FRANCO ARIAS, "Del juicio ejecutivo", en La reforma de los procesos civiles.
(Comentario a la Ley 10/1992, de Medidas Urgentes de Reforma procesal), 1a ed., Madrid,
1993, pág. 127; FERNANDEZ MONTALVO y XIOL RÍOS, Comentarios a la Ley de
Medidas Urgentes de Reforma Procesal, I, La reforma del proceso civil, Valencia, 1992,
pág. 230.
281
.- DE LA OLIVA, "En defensa del título ejecutivo, en defensa del Derecho", en Revista de
Derecho procesal, 1988, núm. 2, págs. 411 y 412.
262
282
.- Vid. en este sentido, SÁNCHEZ CALERO, "La reforma del régimen de la letra de
cambio y del cheque", en Revista de Derecho bancario y bursátil, núm. 8, octubre-diciembre
1982, págs. 781. Este mismo autor, al analizar el Anteproyecto de Ley Cambiaría y del
Cheque de 1984, señala que con la supresión del reconocimiento judicial de las firmas se
abandona "el absurdo sistema del art. 1429 de la LEC vigente, que sitúa a las letras no
intervenidas en peor condición que un simple documento privado" ("La reforma del Derecho
cambiario dentro de la reforma del Derecho mercantil", en Revista de Derecho bancario y
bursátil, núm. 15, julio-septiembre 1984, pág. 501).
La doctrina mercantilista reclamaba un retorno al sistema establecido por las
Ordenanzas del Consulado de Bilbao de 1737 en el que a las letras de cambio se les daba la
misma fe y el mismo crédito que a las escrituras auténticas otorgadas ante escribanos
públicos. En el número IV, del capítulo XIII de las mencionadas Ordenanzas se establecía
que: "A las letras de cambio, como se previene, y manda también por el capítulo setenta y
quatro de las Ordenanzas, confirmadas por su Magostad el dia siete del mes de agosto del
año pasado de mil seiscientos y sesenta y quatro, se ha de dar la misma fe, y crédito que a las
Escrituras autenticas, otorgadas ante Escribanos públicos, entre los Vecinos, Moradores,
Estrangeres, y demás personas que vinieren a pedir justicia en el Consulado de esta Villa, y
lo mismo a las Cédulas de cambio, para que se llevan a pura, y debida execucion, con efecto,
sin preceder Demanda, Respuesta, ni Condición, como, y en la forma que en dicho capitulo
se contiene, y atendidas las razones que expresa" (transcrito en AGUILERA-BARCHET,
Historia de la letra de cambio en España, cit, págs. 861 y 862).
283
.- SÁNCHEZ CALERO, "La reforma del régimen de la letra de cambio y del cheque", cit.,
lug. cit., págs. 781 y 782.
263
284
.- DE LA OLIVA, "Tratamiento procesal de la letra, el cheque y el pagaré", en Revista de
Derecho procesal, 1988, núm. 1, pág. 52.
285
.- DE LA OLIVA, ob. cit., nota anterior, pág. 49.
286
.- DE LA OLIVA, "Tratamiento procesal de la letra, el cheque y el pagaré", cit., lug. cit.,
pág. 50.
264
287
.- DE LA OLIVA, ob. cit., nota anterior, pág. 52.
m
.- Señala DE LA OLIVA ("En defensa del título ejecutivo, en defensa del Derecho", cit.,
lug. cit., pág. 417) que "..., la principal cuestión que suscita la supresión de la obligatoriedad
del protesto notarial está ligada, como se verá, a principios generales del Derecho -el de
audiencia- y a verdaderos derechos fundamentales -el derecho de defensa o, formulado
negativamente, la prohibición de la indefensión".
289
.- DE LA OLIVA, "Tratamiento procesal de la letra, el cheque y el pagaré", cit., lug. cit.,
pág. 51 ; y "En defensa del título ejecutivo, en defensa del Derecho", cit., lug. cit., pág. 408.
290
.- El Grupo Centrista presentó una enmienda de sustitución, la número 67, al art. 66 LCCH
del Proyecto de Ley Cambiaria y del Cheque en el Congreso de los Diputados en la que
defendía la necesidad del reconocimiento judicial de las firmas al entender que "el sistema
propuesto por el proyecto contradice a todo el sistema jurídico español y constituye una
grave lesión a las garantías ciudadanas". El reconocimiento podía eludirse "cuando la firma
265
292
.- DE LA OLIVA, "En defensa del título ejecutivo, en defensa del derecho", cit., lug. cit.,
pág. 419.
VICENT CHULIA (Compendio crítico de Derecho mercantil, tomo II, cit., págs. 754
y 755) estima que el cauce procesal adecuado para el ejercicio de la acción cambiaria es el
procedimiento monitorio documental. En esta misma línea, SÁNCHEZ ANDRÉS ("Marco
histérico-comparativo de la nueva disciplina sobre la letra de cambio", en Derecho
Cambiario. Estudios sobre la Ley Cambiaria y del Cheque, cit., pág. 75) atribuye a la
"insuficiente articulación" de un proceso documental, la escasa concordancia entre el plano
procesal y el sustantivo.
267
a) Función probatoria.
293
.- El protesto apareció en la práctica cambiaria como un instrumento de protección y de
garantía de la efectiva recuperación del importe del cambio del librador cuando el librado
rechazaba el mandato trayecticio. El protesto formaba parte del deber de diligencia al que
debía ajustarse el acreedor, y que operaba protegiendo la posición de los deudores contra los
efectos de una obligación exigible por cauces procesales especialmente estrictos. El
acreedor, para poder realizar cualquier actuación contra el deudor, debía, pues, poseer una
prueba terminante del incumplimiento, lo que resultaba difícil en los casos en los que el
librado, sin aceptar o rechazar el cambio, se limitaba a mantener una postura ambigua. Por
esto, se entendió que la constatación del incumplimiento no podía dejarse en manos del
librado. Los tenedores recurrían a los Notarios para obtener una constatación pública del
hecho del incumplimiento que asegurara el éxito de la acción de regreso. Sobre los orígenes
y posterior desarrollo del protesto en la práctica cambiaria, vid. extensamente tratado,
AGUILERA-BARCHET, Historia de la letra de cambio en España, cit., págs. 648 a 664.
294
.- La falta de aceptación se presume al no estar aceptada cuando se entrega para su
protesto. La falta de pago se funda en el hecho de que la letra obra en poder del tenedor (art.
45.1 LCCH a contrario sensu).
268
297
.- RUBIO, Derecho cambiario, pág. 361.
Según POLO DIEZ y POLO SÁNCHEZ ("El futuro de la letra de cambio", cit., lug.
cit., págs. 30 y 31), "la masificación de la letra terminó con el protesto entendido como acto
notarial que acreditaba el cumplimiento del deber de diligencia por el tenedor, pero no
terminó con el protesto como acto formal previo para la conservación de las acciones
cambiarias".
298
.- Como consecuencia de una imperfecta cita e identificación de las normas, sobre cuya
posible inconstitucionalidad se dirigió el Juez a las partes (cfr. art. 35.2 LOTC), el TC en la
sentencia 21/1985, de 15 de febrero, no entró a analizar la conformidad con la Constitución
de la notificación del protesto por personas autorizadas por el Notario, pero distintas de él.
La cuestión de inconstitucionalidad de las normas establecidas en el art. 504.2.2a y 3a CCom
se planteaba por posible vulneración de la prohibición de indefensión establecida en el art.
24.1 CE. En este sentido, se alegaba que la protección constitucional debe extenderse a la
fase preprocesal del protesto, protección que el art. 504 minorizaba, pues, permitía que la
notificación del protesto se llevara a cabo por persona carente de fe pública, afectando
jurisdiccionalmente, esta falta de fehaciencia, al aceptante.
La degradación del protesto operada por la LCCH -que puede ejemplificarse en que
ya no es presupuesto necesario de la acción ejecutiva, así como en el hecho de que la
alegación de la falsedad de la firma en el acto del protesto no impide que prospere la
demanda ejecutiva- desaconseja el planteamiento de una cuestión de inconstitucionalidad del
art. 52 LCCH. Ello no impide que se haya precisado que la declaración de las personas
autorizadas por el Notario, consistente en afirmar que han entregado la notificación, no
puede quedar amparada por la fe pública; vid. al respecto, AGUILERA-BARCHET, Historia
de la letra de cambio en España, cit., pág. 663; ALONSO SOTO, "El pago de la letra de
cambio", cit., lug. cit., pág. 638.
271
299
.- Al proyecto de Ley cambiaria y del cheque fueron presentadas, en el Congreso de los
Diputados, dos enmiendas por el Grupo Minoría Catalana -en concreto enmiendas núms. 58
y 59 (vid. Documentación Jurídica, Monográfico dedicado a la "Ley Cambiaria y del
Cheque", cit., pág. 340)- con la finalidad de otorgar a otros fedatarios públicos competencia
para protestar la letra de cambio. Dichas enmiendas no fueron admitidas.
En la doctrina, tampoco existe acuerdo sobre dicha cuestión. ARROYO ("Juicio
ejecutivo fundado en letra de cambio protestada por Agente de cambio y bolsa", en Justicia,
1984, págs. 861 a 872) entiende que existe una equiparación de la dación de fe pública, en el
ámbito mercantil, entre Notarios y Agentes Mediadores Colegiados. Al ser el protesto un
acto típicamente mercantil, aquél cae dentro de la esfera de la competencia objetiva de los
Agentes Mediadores Colegiados. En contra, RODRÍGUEZ ADRADOS (La fe pública en el
ámbito mercantil, cit., págs. 51 y 52), quien afirma que el acta de protesto ha sido siempre
-desde el CCom de 1829- competencia exclusiva de los Notarios. Añade que, de la previsión
legal de actos equivalentes al protesto notarial (art. 51 LCCH), no se desprende,
necesariamente, que la LCCH admita el protesto realizado por Agente Mediador Colegiado.
300
.- Vid. al respecto, CASALS COLLDECARRERA, "El protesto después de la Ley
Cambiaria", cit., lug. cit., pág. 44.
La extensión de la habilitación para levantar el protesto a otros funcionarios no es
desconocida por el Derecho comparado: arts. 68 a 73 de la Ley cambiaria italiana (en el art
68 se dispone que: "El protesto debe ser hecho en un solo acto por un notario o por un oficial
judicial. En los municipios en los cuales no exista notario u oficial judicial el protesto puede
ser levantado por el Secretario del Ayuntamiento. No se requiere la asistencia de testigos
para levantar el protesto"); arts. 79 a 87 de la WG (en el art. 79 se dispone que: "Jeder protest
muß durch einen Notar, einen Gerichtsbeamten oder einen Postbeamten aufgenommen
werden. Den Postbeamten stehen solche Personen gleich, denen von der Postverwaltung die
Aufnahme von Protesten übertragen ist"); y arts. 159 a 162 del Code de commerce francés
(en el art. 159 se dispone que: "Les protêts faute d'acceptation ou de payement sont faits par
un notaire ou par un huissier").
272
b) Función conservativa.
301
.- Entre las modificaciones en la forma de levantar el protesto pueden destacarse: la
ampliación de los plazos para la presentación de las letras al protesto y para notificarlo; la
alteración de las inhabilidades temporales (respecto a los días inhábiles, vid. Real Decreto
1039/1990, de 27 de julio, sobre días inhábiles a efectos de protestos); la "plenitud" de la
cédula de notificación; el lugar en que ha de practicarse la notificación; las personas con las
que ha de entenderse la diligencia de notificación.
302
.- Vid. GARRIGUES, Curso de Derecho mercantil, tomo I, cit., pág. 899.
273
303
.- Afirmación con la que queremos poner de relieve la diferencia con el régimen previsto
en el CCom y la LEC ya derogado. Resulta claro que con la demanda ejecutiva y el título
ejecutivo, el tenedor debe acompañar la escritura que acredite el poder del Procurador, el
documento o documentos que acrediten el carácter con que el ejecutante se presenta enjuicio
en los casos en que actúe como representante o sucesor de otra persona (art. 503.1 y 2 LEC),
y las copias de la demanda y de los documentos que presente para entregarlos al deudor o
deudores al citarlos de remate (art. 1439.2 LEC).
304
.- PÉREZ DE LA CRUZ BLANCO, "Las acciones cambiarias", cit., lug. cit., pág. 673.
274
305
.- Cfr, AGUILERA-BARCHET, Historia de la letra de cambio en España, cit., págs. 655
a 660.
306
.- En ei Código de Comercio de 1829 se establecía expresamente la obligatoriedad del
protesto para poder reclamar, incluso del aceptante, el importe de la letra. En efecto, en el
art. 522 se disponía que: "Ningún acto ni documento puede suplir la omisión y la falta de
protesto para la conservación de las acciones que competen al portador contra las personas
responsables a las resultas de la letra, ..." (la cursiva es nuestra). Este artículo es el
precedente del art. 509 del CCom de 1885.
307
.- Cfr. RODRÍGUEZ ADRADOS, "El protesto y otras manifestaciones de la fe pública en
la Ley cambiaria y del Cheque", en Documentación Jurídica. Monográfico dedicado a la
"Ley Cambiaría y del Cheque ", cit., págs. 56 y 57.
308
.- Cfr. SÁNCHEZ CALERO, Instituciones de Derecho mercantil, cit., pág. 418; CASALS
COLLDECARRERA, Estudios de oposición cambiaría, IV, 1a ed., Barcelona, 1988, pág.
173; PARICIO SERRANO, "Identidad de efectos cambiarios del protesto y la declaración
equivalente", en Revista de Derecho bancario y bursátil, núm. 33, enero-marzo 1989, pág.
183.
275
309
.- DÍAZ RODRÍGUEZ, "La letra de cambio, estudiada desde el punto de vista procesal",
en Revista de Derecho procesal, 1945, pág. 559. Opinión que, por otra parte, era común en la
doctrina y jurisprudencia. En nuestra tradición histórica, así como en el sistema del CCom y
la LEC, derogado por la LCCH, ostentaban la condición de título ejecutivo los documentos
que ofrecían fehaciencia suficiente de la legitimidad de los créditos en ellos consignados.
276
310
.- En el art. 509 CCom 1885 se disponía que: "Ningún acto ni documento podrá suplir la
omisión y falta de protesto para la conservación de las acciones que competen al portador
contra las personas responsables a las resultas de la letra".
3
".- Así se declara en la Exposición de Motivos de la LCCH. La protección no alcanza
solamente al acreedor al que se exime de los gastos y trámites del protesto, sino también al
librado o aceptante a quien la publicidad del protesto puede resultar en extremo lesiva.
312
.- La LCCH limita la flexibilidad del régimen del protesto estableciendo una serie de
supuestos en los que aquél es condición necesaria para que el portador pueda ejercitar las
acciones de regreso:
.protesto en el que se hará constar la falta de aceptación o de pago, cuando el
librador haya exigido expresamente el levantamiento del protesto notarial (art. 51.2).
.protesto necesario para constatar la omisión de la fecha en la aceptación, cuando la
letra sea pagadera a cierto plazo desde la vista, o cuando deba presentarse a la aceptación en
un plazo fijado por una estipulación especial (art. 29.2).
.protesto necesario, previsto en el art. 81.2, para que el tenedor de un ejemplar de
letra no aceptada pueda ejercitar sus acciones de regreso.
.protesto necesario, previsto en el art. 83.2, para que el tenedor de una copia pueda
ejercitar como tenedor cambiario sus acciones de regreso, cuando el poseedor del título
original le niegue la entrega de éste.
Los tres últimos protestos son calificados por la doctrina de especiales, pues, frente a
los ordinarios (por falta de aceptación o de pago) acreditan otro tipo de vicisitudes de la
práctica cambiaria. Vid, sobre esta cuestión, VICENT CHULIA, Compendio crítico de
Derecho mercantil, tomo II, págs. 724 y 725; JIMÉNEZ SÁNCHEZ, Derecho mercantil, cit.,
pág. 598.
277
315
.- En cambio, si es el caso, debe hacerse constar que el tenedor incumplió la petición de
segunda presentación a la aceptación prevista en el art. 28.1 LCCH, pues, ante esta situación,
el librado puede pedir el resarcimiento de daños por protesto injustificado, y los obligados en
vía de regreso pueden defenderse frente a la acción anticipada de regreso por falta de
aceptación, alegando la omisión de la segunda presentación. Vid. en este sentido,
MENENDEZ MENENDEZ, "La aceptación de la letra de cambio", cit., lug. cit., págs. 529 y
530.
279
3I6
.- Cfr. IGLESIAS PRADA, "EI libramiento de la letra de cambio", cit., lug., cit., págs. 418
a 421; VICENT CHULIA, Compendio crítico de Derecho mercantil, tomo II, cit., pág. 660;
VAZQUEZ BONOME, Tratado de Derecho cambiario, cit., pág. 135. Sobre esta cuestión,
vid. supra, págs. 171 y 172.
3I7
.- El hecho de que, como regla general, cuando se nombre domiciliatario éste sea una
entidad bancaria no implica que esa tercera persona encargada de pagar la letra no pueda ser,
de conformidad con la LCCH, cualquier persona física o jurídica, aunque no tenga la
condición de entidad bancaria.
280
322
.- Otras normas que han sido dictadas para el correcto funcionamiento del SNCE son la
Orden de 29 de febrero de 1988, del Ministerio de Economía y Hacienda; Circular 1/1990,
de 2 de febrero; Circular 11/1990, de 6 de noviembre; Circular 5/1991, de 26 de julio;
Circular 13/1992, de 26 de junio; Circular 1/1995, de 30 de junio, todas ellas del Banco de
España; Orden de 26 de febrero de 1996, del Ministerio de Economía y Hacienda.
282
cambíanos del protesto. Ante esta afirmación legal, debe precisarse que
las mencionadas declaraciones sustituyen al protesto notarial,
exclusivamente, como presupuesto del ejercicio de las acciones
cambiarías de regreso y que es ésta la única consecuencia jurídica en la
que se equiparan. Es obvio que las declaraciones del librado,
domiciliatario o, en su caso, de la Cámara de Compensación no
producirán los efectos del protesto en cuanto documento público. Las
declaraciones sustitutivas del protesto tienen naturaleza privada, no están
cubiertas por la fe pública, por tanto, no queda fijado auténticamente el
texto de la letra, ni tampoco el texto, firma y fecha de la propia
declaración 323.
323
.- Cfr. POLO, "Innovaciones fundamentales de la nueva Ley Cambiaria y del Cheque", cit.,
lug. cit., pág. 56; RODRIGUEZ ADRADOS, "El protesto y otras manifestaciones de la fe
pública en la Ley Cambiaria y del Cheque", cit., lug. cit., págs. 65 y 66.
283
324
.- Vid. en este sentido, BROSETA, Manual de Derecho mercantil, cit., pág. 652;
VÁZQUEZ BONOME, Tratado de Derecho cambiario, cit.. pág. 273; GINER P ARRENO,
"De nuevo sobre la necesidad de la firma específica de la cláusula sin gastos", en La Ley,
1991-1, págs. 983 a 986.
284
protesto deberá correr con los gastos del mismo 325. Por el contrario,
cuando la cláusula hubiera sido puesta por un endosante o un avalista,
los gastos del protesto podrán ser reclamados a todos estos firmantes,
incluido aquél que la ha establecido (art. 56.3 LCCH), puesto que, en
este caso, el protesto es necesario para conservar las acciones de regreso
contra el librador y los demás obligados cambiarios.
325
,- Vid infra, Capítulo Cuarto, pág. 351.
285
326
.- Este supuesto no era desconocido por nuestros textos históricos. En efecto, en la Ley
VII, Tit. IH, Lib. IX de la Novísima Recopilación se dice: "..., quando los primeros
aceptantes hubiesen hecho concurso ó cesión de bienes, ó se hallase implicada y difícil la
paga por concurrencia de derechos ú otro motivo; pues basta certificación del impedimento,
para recurrir pronta y executivamente contra los demás obligados al pago" (la cursiva es
nuestra).
Tampoco ha sido desconocido por los precedentes legislativos inmediatos de la
LCCH. El art. 510 CCom de 1885 autorizaba el protesto por falta de pago, aun antes del
vencimiento, si la persona a cuyo cargo se había girado la letra se constituía en quiebra,
concediendo al tenedor el derecho de regreso "contra los responsables a las resultas de la
letra". Era la acción cambiaria que la doctrina denominaba de regreso por falta de seguridad
en el librado; vid. por todos, GARRIGUES, Curso de Derecho mercantil, tomo I, cit., pág.
913.
327
.- El auto de declaración de quiebra se publica por edictos que se insertan en IQS
"periódicos oficiales de la plaza o de la provincia" e incluso en el BOE cuando, por la
importancia de la quiebra o por otras razones, el Juez lo estime conveniente (art. 1337 LEC).
328
.- El Juez debe ordenar la anotación de la declaración de quiebra en los Registros Civil
(art. 46 LRC), Mercantil (art. 321 RRM) y de la Propiedad (art. 2.4 LH).
Por su parte, la providencia en la que se tenga por solicitada la declaración del estado
de suspensión de pagos "se anotará en un registro especial, que se llevará en cada Juzgado,
en el Registro Mercantil y en el de la Propiedad donde estén inscritos los inmuebles del
suspenso" (art. 4.1 LSP).
286
relacionada esencialmente con la disyuntiva del proceso ...". En base a esta premisa, se
afirma en la citada resolución que es incoherente que un Juez requiera de pago "sabiendo de
antemano que legalmente no lo puede hacer", y además se señala que no podrá adoptarse el
embargo "por lo dispuesto en el artículo 9.5 de la Ley de Suspensión de Pagos". En
consecuencia, se concluye en dicha resolución que no existe razón alguna por la que deba
admitirse a trámite un procedimiento ejecutivo que no sirve para ejecutar el crédito. Cfr. en
este sentido, SAP de Zaragoza, Secc. 2a, de 18 de septiembre de 1993 (RGD, núm. 600,
septiembre 94, págs. 10353 y 10354); AAP de Castellón, Secc. 1a, de 26 de febrero de 1994
(RGD, núm. 597, junio 94, págs. 7568 a 7570); SAP de Madrid, Secc. 19a, de 14 de julio de
1994 (RGD, núm. 603, diciembre 94, págs. 13226 y 13227); SAP de Lleida, Secc. 2a. de 21
de septiembre de 1994 (Actualidad Civil, Audiencias, núm. 3, febrero 1995, págs. 300 y
301).
En cambio, TERRASA GARCÍA ("Acciones ejecutivas contra el suspenso. Valor
concursa! de las sentencias de remate", en Revista General de Derecho, núms. 589-99, julio-
agost. 94, págs. 8281 y ss.) entiende que pueden iniciarse juicios ejecutivos contra el
suspenso. El autor intenta justificar que la sentencia de remate no altera la naturaleza del
crédito puesto que sólo es apta para su reconocimiento. A favor de la admisibilidad de-
nuevos juicios ejecutivos, después de dictarse la providencia de admisión a trámite de la
suspensión, se pronuncian, entre otras, la SAP de Santa Cruz de Tenerife, de 26 de mayo de
1987 (RGD, núm. 522, marzo 1988, págs. 1629 y 1630); la SAT de Barcelona, Sala 1a, de 19
de abril de 1988 (RGD, núm. 525, junio 1988, págs. 3923 a 3928); AAP de Alicante, Secc.
4a, de 2 y 4 de junio de 1992 (RGD, núms. 577-578, oct.-novbre. 92, págs. 10761 a 10763).
Para CORDÓN MORENO (Suspensión de pagos y quiebra. Una visión
jurisprudencial, Pamplona, 1995, págs. 76 a 81) la solución depende de la posición que se
mantenga acerca de la naturaleza del juicio ejecutivo.
288
"'.- Cfr. al respecto, DE LA OLIVA, Derecho procesal civil, IV, cit., pág. 410.
332
.- Vid. infra, Capítulo Cuarto, págs. 370 a 373.
289
333
.- En cambio, el protesto por falta de aceptación no crea dificultades; antes al contrario,
facilita el ejercicio de la acción de regreso antes del vencimiento. Así, en el supuesto de que
se presente al librado (respecto del que hubiera resultado infructuoso el embargo de sus
bienes) la letra para su aceptación y éste no acepte, el tenedor hará levantar protesto por falta"
de aceptación, lo que le permitirá ejercitar la acción de regreso antes del vencimiento
acogiéndose al supuesto de la letra a) del art. 50.2 LCCH, sin que deba acreditar el resultado
negativo del embargo.
334
.- El art. 510 CCom disponía que: "Si la persona a cuyo cargo se giró la letra se
constituyere en quiebra, podrá protestarse por falta de pago aun antes del vencimiento; y
protestada, tendrá el portador expedito su derecho contra los responsables a las resultas de la
letra".
335
.- Vid supra, nota 312.
290
336
.- Sobre la forma de acreditar el embargo infructuoso, vid. infra, Capítulo Cuarto, págs.
367 a 369.
337
.- VÁZQUEZ BONOME, Tratado de Derecho cambiario, cit., pág. 262.
338
.- Vid. JIMÉNEZ SÁNCHEZ (Derecho mercantil, cit., pág. 598) para quien el protesto en
caso de haber resultado infructuoso el embargo de los bienes del librado es un protesto
especial, asimilable a los protestos por falta de pago.
291
339
.- Vid. en este sentido, ASCARELLI y BONASI-BENUCCI, voz "Cambiale", en
Novissimo Digesto Italiano, II, cit., pág. 730; HUECK y CANARIS, Derecho de los títulos-
valar, cit., pág. 179; ROBLOT, Traite de Droit commercial, II, cit., pág. 220.
292
340
.- Sentido que sí se emplea, por ejemplo, en sede de ejecución provisional; cfr.
FERNANDEZ LÓPEZ, Derecho procesal civil, III, cit., pág. 146.
293
341
.- Vid. supra, pág. 274.
342
.- La omisión de protesto es uno de los supuestos más frecuentes de decadencia del título
cambiario. Pueden presentarse, no obstante, otros casos, v. gr. la falta de presentación a
aceptación necesaria o la falta de presentación al pago en tiempo hábil cuando en virtud de la
cláusula "sin gastos" no se haya de levantar protesto (art. 63 LCCH). Como muy bien ha
señalado VICENT CHULIA (Compendio critico de Derecho mercantil, tomo II, cit., pág.
741 ) la opción del legislador, a favor del reforzamiento de la posición del tenedor, ha tenido
como consecuencia la reducción de los supuestos de perjuicio de la letra. No obstante, de
esta medida no puede extraerse la conclusión de que la LCCH "... ha suprimido además el
concepto de letra perjudicada", como lo hace el TS en su sentencia de 28 de noviembre de
1988 (RAJ 8718), pues, no se corresponde con lo dispuesto en el art. 63 LCCH.
294
343
.- Vid. REYES MONTERREAL, El llamado juicio ejecutivo en la L.E.C, española, I, cit.,
págs. 125 y ss.; ALONSO PRIETO, Siete estudios de Derecho procesal cambiario, Gijón,
1974, págs. 29 y ss.
Muy tangencialmente analizan el tema CASALS COLLDECARRERA, Estudios de
oposición cambiaría, IV, cit, págs. 218 y ss.; y GÓMEZ DE LIAÑO (Jurisprudencia
cambiaría. Juicio ejecutivo, cit., págs. 97 a 119) quien se umita a constatar la falta de
uniformidad tanto en la doctrina como en la jurisprudencia.
La aplicación extensiva de los números 2 y 3 del art. 1429 LEG a la letra de cambio
perjudicada o no ejecutiva es analizada también por FERNANDEZ, RIFA y VALLS,
Derecho procesal práctico, tomo VI, cit., págs. 169 a 172.
295
344
.- Vid. en este sentido, REYES MONTERREAL, El llamado juicio ejecutivo en la L.E.C,
española, I, cit., pág. 125; y CASALS COLLDECARRERA, Estudios de oposición
cambiaria, IV, pág. 218. También en esta línea, BROSETA (Manual de Derecho mercantil,
cit., pág. 654) sostiene que "podrá continuar la práctica judicial española consistente en
obtener efectos ejecutivos de letras perjudicadas, ahora en vía de regreso, acogiéndose al
artículo 1430 LEC; previo reconocimiento judicial de la firma del obligado de regreso, la
letra funciona como documento privado del artículo 1429.2° LEC".
345
.- Vid. en este sentido, ALONSO PRIETO, Siete estudios de Derecho procesal cambiario,
cit., pág. 35.
296
346
.- Vid. ALONSO PRIETO, ob. cit., nota anterior, págs. 35 a 41.
297
347
.- Vid. RGD, núm. 561, junio 91, págs. 5238 y 5239. En el mismo sentido se pronuncia la
SAT de Madrid, Sala Primera, de 25 de junio de 1987 (RGD, núms. 520-521, enero-febrero
1988, págs. 395 y 396).
298
348
.- Vid., asimismo, SAT de Burgos, de 9 de octubre de 1987 (RGD, núms. 529-530, oct.-
novbre. 1988, págs. 6318 y 6319).
299
350
.- En este mismo sentido se expresa la sentencia ya citada de la AT de Burgos, de 9 de
octubre de 1987. En ella se declara que un talón perjudicado es un documento apto para ser
convertido en título ejecutivo ya que en él concurren los requisitos exigidos por el art. 1435
LEC, es decir, deudor cierto y cantidad exigible.
351
.- Vid. asimismo, SAP de Tarragona, Secc. 2a, de 10 de octubre de 1994 (Actualidad Civil,
Audiencias, núm. 16, agosto 1995, págs. 2007 y 2008).
301
352
.- Este mismo razonamiento se contiene en la SAT de Barcelona, Sala Primera, de 7 de
abril de 1988 (RGD, núm. 525, junio 1988, págs. 3919 y 3920), en la que se afirma que la
pretensión de equiparar letras de cambio a documentos privados tiene como finalidad eludir
la prescripción de la acción cambiada.
EXCLÒS DE
302
CAPITULO CUARTO.
SER
del acreedor a obtener la condena del deudor, sino que solamente
impide que aquél pueda alcanzar la tutela judicial a través de los
cauces privilegiados del juicio ejecutivo.
1. Deuda pecuniaria.
inferirse lo contrario. Y ello tiene que ser así, porque no es razonable entender que el
Juez deba despachar ejecución de forma automática sin analizar, v. gr. si la expresión
numérica que consta en el título ejecutivo es superior a 50.000 pts. Vid. en este sentido,
FERNANDEZ LÓPEZ, Derecho procesal civil, IV, cit., pág. 84; MONTERO AROCA,
Derecho jurisdiccional, II, Proceso civil 2°, cit., pág. 231; CORTES DOMÍNGUEZ,
Derecho procesal. Proceso civil, cit., pág. 426; ORTIZ NAVACERRADA, "Aspectos
procesales-ejecutivos de la Ley 19/1985, de 16 de julio, cambiaria y del cheque", (I), en
Actualidad Civil, núm. 7, diciembre 1985, pág. 362.
En contra GÓMEZ DE LIAÑO (Jurisprudencia cambiaria. Juicio ejecutivo, cit.,
pág. 143), quien afirma que estimándose el Juez competente "despachará la ejecución, ya
que al juicio ejecutivo cambiario no le son aplicables los párrafos primero y segundo del
art. 1467 según dispone el art. 67 de la LCCH, por lo que aquella posibilidad prevista por
el art. 1440 con carácter general para el juicio ejecutivo, es evidente, que no se produce
en el cambiario".
3
.- Por otra parte, aunque también quepa reclamar en juicio ejecutivo ordinario créditos
que tengan por objeto la entrega de cosas o especies que se cuentan, pesan o miden (art.
1436.3 LEC) y efectos privados o públicos, sean o no negociables en Bolsa (arts. 1437 y
1438 LEC), las deudas en especie no pueden encontrar satisfacción, en forma específica,
por los cauces del mencionado juicio. Esta es una opinión general en la doctrina
procesalista; vid. por todos, MANRESA Y NAVARRO, Comentarios a la Ley de
Enjuiciamiento civil, tomo VI, cit., págs. 416 a 419. En contra REYES MONTERREAL
(El llamado juicio ejecutivo en la L.E.C, española, I, cit., págs. 138 a 145) quien postula
la satisfacción de las deudas en especie por los trámites del juicio ejecutivo.
.- HERNÁNDEZ GIL, Obras completas, tomo III, Derecho de obligaciones, Madrid,
1988, pág. 126.
304
5
.- HERNÁNDEZ GIL, ob. cit. nota anterior, pág. 114.
6
.- Frente a las deudas de moneda individual y a las de especie monetaria, se considera a
las deudas de suma de dinero como las genuinas deudas pecuniarias. En estas últimas son
indiferentes los signos o medios de pago y lo que se requiere es que posean valor o curso
legal. Vid. al respecto, LACRUZ BERDEJO, Elementos de Derecho civil, II, Derecho de
obligaciones, vol. primero, 2a ed., Barcelona, 1985, págs. 136 y 137; DIEZ-PICAZO,
Fundamentos del Derecho civil patrimonial, II, Las relaciones obligatorias, 4a ed.,
Madrid, 1993, págs. 257 a 259; PUIG BRUTALI, Fundamentos de Derecho civil, tomo I,
vol. II, Derecho general de las obligaciones, 4a ed., Barcelona, 1988, págs. 326 a 328;
BONET CORREA, Las deudas de dinero, Madrid, 1981, págs. 290 y ss., también de este
último autor, Comentarios al Código civil y Compilaciones faroles, (dirigidos por M.
Albaladejo y S. Díaz Alabart), tomo XVI, vol. 1°, arts. 1156 a 1213 CC, 2a ed., Madrid,
1991, pág. 155; "Problemática actual de las obligaciones pecuniarias", en Revista de
Derecho Notarial, núm XXXVI, abril-junio 1962, pág. 200; y "Las cuestiones
interpretativas del artículo 1170 del Código civil sobre el pago de las deudas de dinero",
en Anuario de Derecho Civil, tomo XXIV, fascículo IV, octubre-diciembre, 1971, pág.
1118; VATTIER FUENZALIDA, "Problemas de las obligaciones pecuniarias en el
Derecho español", en Revista Crítica de Derecho Inmobiliario, enero-febrero 1980, núm.
536, págs. 55 a 60; PAZ-ARES, Comentario del Código Civil, tomo II, Madrid, 1991,
pág. 201; ALB AC AR LOPEZ y SANTOS BRIZ, Código civil. Doctrina y
jurisprudencia, tomo IV, arts. 1088 a 1444, I a ed., Madrid, 1991, pág. 305.
.- El hecho de que a las obligaciones pecuniarias les sea aplicable la máxima genus
nunquam perit no comporta, ineludiblemente, su sujeción al régimen jurídico de las
obligaciones genéricas (v. gr. no es aplicable a las deudas de suma de dinero el
procedimiento de determinación del art. 1167 CC); vid. en este sentido, PUIG BRUTAU,
Fundamentos de Derecho civil, tomo I, vol. Il, cit., pág. 325; HERNANDEZ GIL, Obras
305
2. Cantidad líquida.
brevemente expondremos .
completas, tomo III, Derecho de obligaciones, cit., págs. 126 y 127; VATTIER
FUENZALIDA, "Problemas de las obligaciones pecuniarias en el Derecho español", cit.,
lug. cit., págs. 56 y 57; BONET CORREA, Las deudas de dinero, cit., págs. 271 a 274.
8
.- Vid. ampliamente tratado, VATTIER FUENZALIDA, voz "Obligaciones líquidas", en
Nueva Enciclopedia Jurídica, tomo XVIII, oblig-parr, Barcelona, 1986, págs. 128 a 131.
9
.- Vid. IGLESIAS, Derecho romano. Instituciones de Derecho privado, 6a ed.,
Barcelona, 1972, págs. 520 y 521.
'°.- Entre los autores que perfilan la categoría de las obligaciones líquidas basándose en
el aspecto de su incontestabilidad, vid. HEDEMANN, Tratado de Derecho civil, vol. Ill,
Derecho de obligaciones, (trad. J. Santos Briz), Madrid, 1958, pág. 198; LAURENT,
Principes de Droit civil français, tome dix-huitième, 4ème éd., Bruxelles, 1887, págs.
416a 425, para quien un crédito cuya legalidad es contestada no es líquido, "..., il y a lieu
à procès; donc la dette est litigieuse, loin d'être liquide". Incluso afirma que desde el
momento en que es preciso hacer una liquidación "qu'elle soit facile ou non", el crédito
no es líquido; sin embargo, advierte que la jurisprudencia admite la compensación de
créditos que pueden ser fácilmente liquidados. En el mismo sentido, POTHIER (Oeuvres
contenant les Traités du Droit français, nouvelle édition par M. Dupin, tome premier,
Bruxelles, 1829, pág. 194), quien afirma que "une dette es liquide, lorsqu'il est constant
qu'il est dû, et combien il est dû, cum cerium est an et quantum debeatur. Une dette
contestée n'est donc pas liquide". Para TOULLIER (Le Droit civil français, nouvelle
édition, tome quatrième, Bruxelles, 1848, págs. 133 y 134) una deuda líquida debe reunir
dos requisitos: 1.° la certeza de su existencia, y 2.° la determinación de su cuantía o de la
suma a la que asciende. Puntualiza este último autor que la contestación o
306
l4
.- Vid. sobre el particular, y entre otras muchas, las sentencias del TS (Sala 1 .a) de 31 de
enero de 1978 (RAJ 20), 12 de abril de 1985 (Col. Leg. num. 235), 30 de marzo de 1988
(Col. Leg. num. 269), 12 de julio de 1988 (Col. Leg. num. 678), 21 de noviembre de
1988 (Col. Leg. num. 879), 5 de julio de 1989 (Col. Leg. num. 539), 5 de marzo de 1990
(RAJ 1896), 19 de mayo de 1991 (RAJ 3713), 6 de junio de 1991 (RAJ 4422), 22 de
julio de 1991 (RAJ 5412), 4 de noviembre de 1991 (RAJ 8139), 28 de marzo de 1992
(RAJ 2341), 22 de septiembre de 1992 (RAJ 7017), 27 de'octubre de 1992 (ROD, num.
583, abril 93, págs. 3057 a 3061), 24 de marzo de 1994 (RAJ 2173), de 24 de mayo de
1994 (RAJ 3741), 29 de septiembre de 1994 (RAJ 7025).
l5
.- Un examen exhaustivo de las obligaciones líquidas sobrepasaría los límites propios
del presente trabajo.
i6
.- Aunque a nuestro juicio, la ¡liquidez es una modalidad de incertidumbre, y en este
sentido puede sostenerse que es incierta aquella obligación cuyo objeto está
indeterminado. Ahora bien, desde otra perspectiva puede afirmarse que la certeza de la
existencia de la deuda emana, no de su naturaleza o de la forma en que se consigna, sino
de la clase de documento en el que se expresa.
l7
.- TAPIA FERNANDEZ, La compensación en el proceso civil, Madrid, 1988, pág. 113.
308
25
.- REDENTI, Derecho procesal civil, tomo H, cit., págs. 310 y 311.
Según el Diccionario de la Real Academia con el término endíadis se hace
referencia a "una figura de la retórica por la cual se expresa un solo concepto con dos
nombres coordinados".
26
.- "El título ejecutivo sería, pues, una prueba "integral" de que el crédito existe y de que
el prestador del título está legitimado para pedir una determinada tutela efectiva"
(MICHÈLI, Derecho procesal civil, III, cit., pág. 9).
2
\- Vid. más ampliamente supra Capítulo Tercero, págs. 272 y ss.
nuevo título ejecutivo (art. 1429.7° LEG), y si bien lo hace con la
finalidad de evitar que los valores anotados en cuenta reciban un trato
discriminatorio respecto de los valores representados mediante un
*\ Q
28
.- En el art. 5.1 de la Ley 24/1988, de 28 de julio, del Mercado de Valores dispone que:
"Los valores negociables podrán representarse por medio de anotaciones en cuenta o por
medio de título. La modalidad de representación elegida habrá de aplicarse a todos los
valores integrados en una misma emisión". Para otorgar el mismo tratamiento procesal a
los valores, independientemente de la forma de representación, se integra el art. 1429 con
un nuevo apartado, el séptimo, según el cual tienen aparejada ejecución: "Los
certificados expedidos por las entidades encargadas de los registros contables respecto de
los valores representados mediante anotaciones en cuenta a los que se refiere la Ley
24/1988, de 28 de julio, del Mercado de Valores, siempre que se acompañe copia de la
escritura pública de representación de los valores o, en su caso, de la emisión".
29
.- Esta configuración del título ejecutivo es cuestionada, tanto desde una óptica teórica
como práctica, entre otros, por FERNANDEZ LÓPEZ, Derecho procesal civil, IV, cit.,
pág. 43. Asimismo, CORTES DOMÍNGUEZ, "La reforma en el juicio ejecutivo y
proceso de ejecución", en Comentarios sobre la reforma procesal, (Ley 10/92, de 30 de
abril), Oviedo, 1992, págs. 128 y 129, reconoce que la inautenticidad del documento
originará en la práctica no pocos problemas "centrados todos ellos en la discusión sobre
la existencia de aquellos elementos que dependen de la autenticidad del título".
Las críticas a la reforma procesal civil en este punto no son exclusivas de la
doctrina; en efecto, la no exigencia de fedatario público en la creación del título ejecutivo
del art. 1429.7° LEC supuso la presentación de una enmienda al proyecto de Ley de
Medidas Urgentes de Reforma Procesal: enmienda núm. 166, presentada por el Grupo
Popular, Boletín Oficial de las Cortes Generales. Congreso de los Diputados, de 18 de
marzo de 1992, Serie A, núm. 80-5, pág. 73, en la que se afirma que "atribuir fuerza
ejecutiva a certificaciones tan someramente descritas, como hace el texto del artículo, es
improcedente", y olvidando la innovación introducida por la LCCH, puntualiza que "los
títulos recogidos en el 1429 siempre han exigido una fehaciencia especial. No se acaba
de ver por qué un certificado de un servicio de compensación bancaria va a tener más
privilegios que la compensación judicial, o entre particulares".
FRANCO ARIAS ("Del juicio ejecutivo", cit., lug. cit., págs. 130 a 132)
considera que la causa de que se dote de ejecutividad a simples documentos privados,
reside en las necesidades del mercado que no siempre son incompatibles con la seguridad
jurídica. Así, en el supuesto del art. 1429.7° LEC, el hecho de que las certificaciones
sean emitidas por entidades cuyo funcionamiento está sometido a control administrativo
(argumento utilizado por el TC (Pleno) en su sentencia 14/1992, de 10 de febrero, f.j.5°,
para concluir que el art. 1435.4 LEC no vulnera el principio de igualdad que proclama el
art. 14 CE), junto a que dichas certificaciones se emiten a instancia de los titulares de los
valores anotados en cuenta y que no pueden expedirse, para los mismos valores y para el
ejercicio de los mismos derechos, más de un certificado al objeto de evitar la duplicidad
de títulos (arts. 12.3 Ley del Mercado de Valores y 19.3 RD 116/1992, de 14 de febrero,
sobre representación de valores por medio de anotaciones en cuenta y compensación y
liquidación de operaciones bursátiles), justifica, según FRANCO ARIAS, que pueda
312
A) En dinero efectivo.
32
.- Vid. el comentario al art. 944 de la Ley de Enjuiciamiento civil de 1855 por
MANRESA Y NAVARRO y REUS Y GARCÍA, en Ley de Enjuiciamiento civil, tomo
IV, cit., págs. 275 y 276.
33
.- Art. 2.1 de la Ley 10/1975, de 12 de marzo, de regulación de la moneda metálica.
34
.- Dinero efectivo como medio de pago significa moneda metálica y billetes de Banco;
en definitiva, moneda de curso legal (art. 1170.1 CC, la referencia a la "moneda de plata
u oro" es una dicción circunstancial, propia del sistema monetario vigente en la época de
la codificación). Una moneda tiene curso legal cuando goza de la sanción y
proclamación estatal; es decir, cuando se encuentra legalmente admitida como posible
medio general de pago. Además a la moneda se le puede imponer un curso forzoso; en
este supuesto, tiene que ser necesariamiente aceptada como medio de pago con pleno
poder liberatorio. Parte de la doctrina suele utilizar indistintamente ambas expresiones.
No obstante, el curso forzoso expresa, más exactamente, la irrecusabilidad del pago. La
Ley de 9 de noviembre de 1939 (RAL 1693) decretó el curso forzoso de los billetes del
Ì14
B) En moneda extranjera.
Banco de España que pasaron de esta forma a constituir medios de pago dotados de pleno
poder liberatorio. Con anterioridad, el billete de Banco era tan sólo un título valor. Sobre
los conceptos moneda de curso legal y curso forzoso, vid. DIEZ-PICAZO, Fundamentos
del Derecho civil patrimonial, II, cit., págs. 256 y 257; BONET CORREA, Comentarios
al Código civil y Compilaciones forales, tomo XVI, vol. 1°, cit., pág. 161; LACRUZ
BERDEJO, Elementos de derecho civil, II, Derecho de obligaciones, vol. primero, cit.,
pág. 133; HERNÁNDEZ GIL, Obras completas, tomo III, Derecho de obligaciones, cit.,
pág. 120; PUIG BRUTAU, Fundamentos de Derecho civil, tomo I, vol. H, cit., págs. 330
y331.
35
.- Según HERNÁNDEZ GIL (Obras completas, tomo III, Derecho de obligaciones, cit.,
pág. 121) el dinero bancario "està representado por los diversos documentos en los que
se contienen órdenes de pago respecto del dinero que previamente ha sido depositado en
los bancos o que se ha obtenido el derecho a disponer de él mediante la apertura de una
cuenta de crédito". En último término, el denominado dinero bancario o de giro tiene la
función de excluir la efectiva presencia del dinero (v. gr. cheques, pagarés, certificados
de depósito, giros bancarios).
36
.- Sobre las diferencias entre moneda extranjera y divisa, nos remitimos a lo dicho en el
Capítulo Tercero del presente trabajo. Vid. supra, págs. 155 y 156.
37
.- Vid. FERNANDEZ LÓPEZ, Derecho procesal civil, III, cit., pág. 190. Sobre la
distinción entre obligación monetaria internacional y obligación pecuniaria en moneda
extranjera, vid. DIEZ-PICAZO, Fundamentos del Derecho civil patrimonial, II, cit., págs.
273 y 274; SENES MOTILLA, Las obligaciones en moneda extranjera. Su tratamiento
procesal, cit., págs. 48 a 50; DESANTES REAL, Las obligaciones contractuales
internacionales en moneda extranjera, (Problemas relativos al ámbito de la ley
aplicable), Madrid, 1994, págs. 29 a 50.
315
38
.- Vid. en este sentido, BONET CORREA, Las deudas de dinero, cit., pág. 275; y PAZ-
ARES, Comentario del Código civil, tomo H, cit., pág. 205. Este último autor afirma que
"las deudas en moneda extranjera son deudas de dinero en sentido estricto, puesto que su
objeto es transferir un poder patrimonial abstracto".
39
.- CORTES DOMÍNGUEZ, Comentario al art. 1435 LEG, en Comentarios a la reforma
de la Ley de Enjuiciamiento civil. Ley 34/1984 de 6 de agosto de 1984, cit., pág. 701.
316
40
.- Sobre esta cuestión, SERRA DOMÍNGUEZ ("Observaciones críticas sobre el
Proyecto de Reforma Urgente de la Ley de Enjuiciamiento Civil", en Justicia 83, núm.
IV, pág. 811) señala que la reforma de la LEC en lo que a la moneda extranjera se refiere
carece de justificación, pues, la ejecución en tal moneda podía tener lugar siempre que la
legislación en materia de divisas lo permitiera. A efectos del embargo hubiera sido
suficiente, según el citado autor, con justificar, en cualquier forma, el contravalor de la
moneda extranjera en pesetas.
4I
.- El texto de los autos viene recogido en CADENAS CORONADO, "Ejecución de
obligaciones en moneda extranjera", en Revista de Derecho bancario y bursátil, núm. 6,
abril-junio 1982, págs. 475 y 476.
Ante la reacción que tales resoluciones judiciales provocaron en los mercados
internacionales de capitales, el Gobierno tuvo que elaborar un proyecto de Real Decreto,
sobre pago de deudas en moneda extranjera, cuyo contenido era el siguiente:
"Artículo 1. A todos los efectos legales, se entiende que todas las deudas en
moneda extranjera son líquidas siempre que se trate de divisa convertible que esté
admitida a cotización oficial y se derive de una operación internacional que esté
liberalizada o haya obtenido autorización previa.
Artículo 2. En las reclamaciones de las deudas a que se refiere el artículo primero
se expresará el importe en pesetas al cambio del día en que se hace la reclamación".
Esta norma no fue remitida a las Cortes. En su dictamen sobre el proyecto
transcrito, el Consejo de Estado estimó erróneo el limitar el concepto jurídico de liquidez
a las deudas pecuniarias expresadas en pesetas. Como afirma en su dictamen, la liquidez
supone una "determinación numérica inmediata" con independencia de que se trate de
una deuda en pesetas o en moneda extranjera. Vid. Dictamen del Consejo de Estado,
núm. 43.988, Secc. 2a, Justicia, de 25 de febrero de 1982, en Recopilación de Doctrina
Legal 1982, núm. 112, 1985, págs. 285 a 287.
317
42
.- Vid. los comentarios de CORTES DOMÍNGUEZ, "La deuda en divisa extranjera y el
juicio ejecutivo" (Comentario al auto del Juzgado de Primera Instancia núm. 21 de
Madrid, de 23 de octubre de 1981), en Justicia 82, núm. 2, págs. 57 a 64; CADENAS
CORONADO, ob. cit., nota anterior, págs. 477 a 491; BONET CORREA, "La ejecución
de deudas en moneda extranjera", en La Ley, 1982-3, págs. 748 a 750; AGUILÓ PINA Y
GINEBREDA MARTI, "Las obligaciones en moneda extranjera y su exigibilidad en
juicio", en Revista General de Derecho, núm. 489, junio 1985, págs. 1745 a 1747.
En la revista Justicia, 1982, núm. 3, en concreto en la sección Audiencia pública
y bajo el título "El juicio ejecutivo y la liquidez de la deuda en divisa extranjera
(polémica periodística)", págs. 193 a 206, se reproducen varios artículos, publicados en
periódicos y revistas españolas, unos valorando y otros justificando (en la polémica
periodística tomó parte el Magistrado Juez de Primera Instancia, número 21 de los
Madrid) el contenido de las resoluciones judiciales que denegaron el despacho de la
ejecución en moneda extranjera.
43
.- Cfr. CORTES DOMÍNGUEZ, ob. cit., nota anterior, págs. 61 a 64; y CADENAS
CORONADO, "Ejecución de obligaciones en moneda extranjera", cit., lug. cit., pág. 491.
La falta de normas reguladoras de la ejecución por deudas en moneda extranjera
se pone de relieve en uno de los fundamentos jurídicos del auto de 4 de noviembre de
1981: "... si el contratante residente en España, que pactó con no-residente, tiene la
pertinente autorización administrativa, el pacto es válido y puede hacerse efectivo; en
estas circunstancias nada impide el voluntario pago en divisas, incluso en juicio
declarativo, con los condicionamientos dichos, la pretensión, aunque la doctrina es
fluctuante, sería posible (artículo 1170 del Código civil); pero no en el juicio ejecutivo
para el requerimiento de pago, donde la computación a metálico es obligada -número 2
del artículo 1435 de la LEC- y esta computación es siempre en pesetas, pues, tal artículo
no contempla otra posibilidad de liquidez".
318
55
.- SENES MOTILLA, Las obligaciones en moneda extranjera. Su tratamiento
procesal, cit., pág. 37.
56
.- Vid. CORTES DOMÍNGUEZ, Derecho procesal. Proceso civil, cit., pág. 405.
La ausencia de distinción se hace patente en la SAT de Barcelona, Sala 3.a, de 30
de junio de 1987 (citada en nota 52) en cuyo fundamento de derecho cuarto se declara:
"(•••); habiéndose por lo demás cumplido por el ejecutante el requisito exigido en el
artículo 1436 de la Ley de Enjuiciamiento Civil de aportar documento acreditativo del
cambio oficial publicado en el Boletín Oficial del Estado, con referencia, en el caso, al
día anterior al vencimiento de la obligación (...), del que claramente resulta el carácter
convertible y de cotización oficial del dólar U.S.A." (la cursiva es nuestra).
57
.- Vid. supra, Capítulo Tercero, pág. 156.
58
.-Las divisas admitidas a cotización oficial están relacionadas en la Norma primera de
la Circular 22/1992, del Banco de España, de 18 de diciembre; Vid. supra, Capítulo
segundo, pág. 158.
323
59
.- Cfr. entre otras, SSTS (1.a) de 5 de enero de 1980 (RAJ 19), de 17 de febrero de 1989
(RAJ 1206) y de 8 de mayo de 1991 (RAJ 3577). En el fundamento de derecho cuarto de
la STS de 17 de febrero de 1989 se afirma que el "referir el tipo de cotización en pesetas
324
al "día que se efectúe su pago"", "no implica contradicción o desvío alguno a la letra y
espíritu del rituario art. 1436, ni menos aún respecto al 1445".
Sobre esta cuestión se han hecho públicas otras opiniones. Así, según SENES
MOTILLA (Las obligaciones en moneda extranjera. Su tratamiento procesal, cit., págs.
184 y 185) el único tipo de cambio que garantiza la satisfacción al ejecutante de aquello
que le es debido es el correspondiente al día en que se despacha ejecución.
60
.- Vid. en este sentido, FERNANDEZ LÓPEZ, Derecho procesal civil, IV, cit., págs. 30
y31.
61
.- En efecto, los arts. 1.2, 94.2 y 106.2 LCCH sólo exigen que la moneda extranjera sea
convertible admitida a cotización oficial sin hacer referencia alguna al negocio jurídico
subyacente.
325
62
.- Cfr. AGUILÓ PINA y GINEBREDA MARTI, "Las obligaciones en moneda
extranjera y su exigibilidad enjuicio", cit., lug. cit., pág. 1752.
63
.- SENES MOTILLA, Las obligaciones en moneda extranjera. Su tratamiento
procesal, cit., pág. 188.
En el mismo sentido, se pronuncia el Auto de la AP de Barcelona, Secc. 16a, de
25 de abril de 1989 (RGD, núm. 540, septiembre 1989, págs. 5868 y 5869), en el que
textualmente se declara que: "Primero.- La promulgación de la Ley de Control de
Cambios de 10 de diciembre de 1979 al introducir una importante legislación material
que permitía a los residentes españoles celebrar negocios con residentes extranjeros,
obligándose al pago de cantidades de dinero en moneda extranjera, ha tenido su reflejo
procesal en la Ley 34 de 1984 conforme a la nueva redacción de los artículos 1435 y
1436 de la Ley de Enjuiciamiento Civil".
.- La Disposición Derogatoria primera de la Ley 40/1979 derogó la Ley Penal y
Procesal de Delitos Monetarios, de 24 de noviembre de 1938. Esta ley marcó, durante
más de cuarenta años, el régimen de control de cambios en España.
326
65
.- ALVAREZ PASTOR y EGUIDAZU, Control de cambios. Régimen Jurídico de las
Transacciones Exteriores en España y en la CE, cit., -pág. 16. No obstante, dichos
autores recogen, en la obra citada, el Dictamen del Consejo de Estado, al Proyecto del
Real Decreto 1816/1991, en el que se especifica que la Ley 40/1979 no puede
considerarse jurídicamente una "ley marco", aproximándose más a la realidad de su
naturaleza las expresiones "ley de autorizaciones" o "ley penal en blanco".
HERVAS CUARTERO (El nuevo régimen de control de cambios.
Liberalización de las transacciones económicas con el exterior, Madrid, 1992, pág. 19)
otorga también categoría de "ley marco" a la Ley 40/1979. En este sentido se pronunció
también BONET CORREA, "El ordenamiento monetario español y el nuevo régimen
jurídico de control de cambios", en Anuario de Derecho Civil, tomo XXXIII, fascículo
III, julio-septiembre 1980, pág. 696. Cfr. también STS (2.a), de 28 de octubre de 1993 (La
Ley, 1994-1, págs. 659 a 662).
327
66
.- Tales objetivos se alcanzan exigiendo que los cobros y pagos exteriores se canalicen
por vía bancaria, y que las entidades registradas los comuniquen a las autoridades
monetarias. Vid. al respecto, ALVAREZ PASTOR y EGUIDAZU, ob. cit. nota anterior,
págs. 2 y 3; y HERVAS CUARTERO, ob. cit. nota anterior, págs. 11 a 14.
6
\- ALVAREZ PASTOR y EGUIDAZU, Control de cambios. Régimen jurídico de las
Transacciones Exteriores en España y en la CE, cit., pág. 3. También en este sentido,
HERVAS CUARTERO, El nuevo régimen de control de cambios, cit., pág. 11. En
definitiva, el concepto de sistema de control de cambios no se corresponde,
necesariamente, con la idea de restricciones a los cambios y la figura del delito monetario
para sancionar las operaciones ejecutadas sin la correspondiente autorización.
328
68
.- Vid. DOCE, L, núm. 178, de 8 de julio de 1988, págs. 5 a 18. Debe señalarse que el
Gobierno español en esta materia ha superado las exigencias contenidas en la Directiva
88/361/CEE, pues, en primer lugar la normativa española se adelanta en un año a la
exigencia impuesta por la UE de liberalización de los movimientos de capitales (cfr. art.
6 y Anexo IV de la Directiva 88/361/CEE, págs. 16 y 17). En segundo lugar, porque
aquélla establece una liberalización erga omnes, mientras que la Directiva 88/361/CEE
sólo exige liberalizar las transacciones entre Estados miembros de la CEE (art. 1). Y, en
ultimo término, la legislación española ha suprimido no sólo las restricciones, sino
también todo tipo de control administrativo previo; en cambio, la Directiva permite el
mantenimiento de verificaciones y controles encaminados a comprobar el cumplimiento
de las normas de los Estados miembros, especialmente en materia fiscal (art. 4). Cfr. al
respecto, ALVAREZ PASTOR y EGUIDAZU, ob. cit. nota anterior, pág. 32.
69
.- En relación con este tema, se ha afirmado que al no contemplarse en el Acta de
Adhesión restricciones a las libertades de establecimiento y libre prestación de servicios
(en cambio, sí se establecieron restricciones a los movimientos de capitales; vid. arts. 61
a 66 del Acta relativa a las condiciones de adhesión del Reino de España y de la
República Portuguesa, y a las adaptaciones de los Tratados, firmada en Madrid, el 12 de
junio de 1985 y publicada en el BOE, núm. 1, de 1 de enero de 1986), las operaciones
corrientes, en divisas ya se hallaban liberalizadas, sin sujeción a período transitorio
alguno, desde el momento mismo de la incorporación de España a la UE. Es decir, los
cobros y pagos exteriores ya eran totalmente libres salvo los que procedían de
operaciones de capital y, en particular, los derivados de operaciones financieras. En este
sentido, vid. HUERTA TOCILDO, "Incidencia del Derecho comunitario en el futuro de
la legislación española sobre control de cambios", en Poder Judicial, 2a época, núm. 6,
junio 1987, pág. 41; SENES MOTILLA, Las obligaciones en moneda extranjera. Su
tratamiento procesal, cit., págs. 74 a 78. Se conocen con el nombre de operaciones
corrientes o por cuenta corriente las operaciones consistentes en contratación de
mercancías o prestación de servicios entre residentes y no residentes, o en transferencias
unilaterales (sin contrapartida) al o del extranjero; vid. ALVAREZ PASTOR y
EGUIDAZU, Control de cambios. Régimen Jurídico de las Transacciones Exteriores en
España y en ¡a CE, cit., pág. 583. Acepción que coincide, en lo sustancial, con la
mantenida por el Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas que, en la sentencia
329
de 31 de enero de 1984 recaída en el asunto Luis i y Carbone, declara que los pagos
corrientes "son transferencias de divisas que constituyen una contraprestactón en el
marco de una transacción subyacente" (vid. Rec. 1984, 377).
70
.- El art. 4 del Real Decreto 1816/1991 ha sido modificado por el Real Decreto
42/1993, de 15 de enero (BOE núm. 27, de 1 de febrero de 1993) para adecuarlo a los
efectos jurídicos derivados de la aplicación del Acta Única Europea y la realización del
Mercado Único.
71
.- El art. 7.1 de la Ley 40/1979, de 10 de diciembre fue declarado inconstitucional por
el TC (Pleno) en su sentencia 160/1986, de 16 de diciembre, puesto que imponía penas
privativas de libertad careciendo del carácter de Ley Orgánica exigido por los arts. 17.1 y
81.1 CE.
En la actualidad, y salvo el recurso a las cláusulas de salvaguardia del art. 3 del
Real Decreto 1816/1991, la única operación que puede ser constitutiva de delito
monetario es la salida del país, sin autorización previa, de moneda metálica, billetes de
Banco y cheques al portador por cuantía superior a cinco millones de pesetas por persona
y viaje. Sobre la trascendencia del Real Decreto 1816/1991, de 20 de diciembre, respecto
de los delitos monetarios, vid. ALVAREZ PASTOR y EGUIDAZU, Control de cambios.
Régimen Jurídico de las Transacciones Exteriores en España y en la CE, cit., págs. 96 y
97; CALDERÓN CEREZO, "A vueltas con los delitos monetarios", en Actualidad
Jurídica Aranzadi, 16 de julio de 1992, núm. 62, págs. 1 a 3. Los restantes capítulos de la
Ley 40/1979 (capítulos III y IV, referentes a las Infracciones administrativas y a la
Inspección e investigación, respectivamente) son plenamente aplicables.
Respecto del delito monetario la STS (2a.), de 17 de septiembre de 1993, en su
fundamento de derecho quinto declara, por una parte, que el mantenimiento de la
exigencia de autorización previa para la exportación física de billetes de banco en
cantidad superior a 5 millones de ptas., no supone contradicción alguna con la vigencia y
330
78
.- Vid. HERVAS CUARTERO, El nuevo régimen de control de cambios, cit., pág. 15.
79
.- Vid. supra nota 68.
80
.- Vid. ALVAREZ PASTOR y EGUIDAZU, Control de cambios. Régimen Jurídico de
las Transacciones Exteriores en España y en la CE, cit., págs. 69 y ss.
8I
.- Entre otras, la lucha contra determinadas actividades delictivas, singularmente el
narcotráfico, como se recoge en la Exposición de Motivos del propio Real Decreto.
Cfr. asimismo, STS (2.a) de 17 de septiembre de 1993 (La Ley, 1994-1, págs. 276
a 284).
334
82
.- El art. 3 del R.D. 1816/1991 es desarrollado por la Orden del Ministerio de Economía
y Hacienda, de 27 de diciembre de 1991, en cuyo art. 3 se dispone que: "El
procedimiento para la obtención de la necesaria autorización administrativa para la
ejecución de las transacciones que se sometan a cualesquiera de las cláusulas de
salvaguardia a que se refiere el art. 3° del Real Decreto 1816/1991, se establecerá en la
propia norma que regule la correspondiente restricción".
83
.- La realización de pagos y transferencias al extranjero tampoco está condicionada a la
comprobación del cumplimiento de las obligaciones fiscales que pudieran corresponder,
vid. ALVAREZ PASTOR y EGUIDAZU, Control de cambios. Régimen Jurídico de las
Transacciones Exteriores en España y en la CE, cit., págs. 68 y ss.
335
84
.- Estos mecanismos de control de cambios (en especial, la verificación administrativa
previa) están también previstos en leyes específicas, v. gr. art. 7.2 del Real Decreto
671/1992, de 2 de julio, sobre Régimen de las inversiones extranjeras en España.
85
.- Es decir, un sistema de control de cambios no tiene que ser, necesariamente,
prohibitivo y sancionador. La Exposición de Motivos del Real Decreto 1816/1991 se
pronuncia sobre esta cuestión de forma muy clara: "La plena y total liberalización de las
transacciones exteriores no debe, sin embargo, entenderse sin el mantenimiento de
mecanismos de información y comunicación que permitan el conocimiento estadístico de
los cobros, pagos y transferencias con el exterior y aseguren la observancia del
ordenamiento jurídico español...".
86
.- Estos mecanismos de control se han precisado en diversas normas, v. gr., Orden del
Ministerio de Economía y Hacienda de 27 de diciembre de 1991, Resolución de la
Dirección General de Transacciones Exteriores de 7 de enero de 1992, la Circular
3/1992, del Banco de España, de 15 de enero.
336
87
.- A la DGTE corresponde, de conformidad con lo establecido en el art. 11.3.a del Real
Decreto 1816/1992, establecer los controles sobre las transacciones exteriores y/o los
cobros, pagos o transferencias con el extranjero que queden sujetas a prohibición o
limitación.
88
.- Vid. FERNANDEZ, RIFA y VALLS, Derecho procesal práctico, tomo VI, cit., págs.
65 y 66.
89
.- Vid. supra, pág. 329.
90
.- Vid. por todos, CORTES DOMÍNGUEZ, Comentarios a la reforma de la Ley de
Enjuiciamiento civil, cit., págs. 699 y ss., en las que analiza la nueva redacción de los
arts. 1435 y 1436 LEC dada por la Ley 34/1984, de 6 de agosto, de Reforma Urgente de
la Ley de Enjuiciamiento civil.
338
92
.- Vid. en este sentido, IGLESIAS PRADA, "EI libramiento de la letra de cambio", cit.,
lug. cit., pág. 398.
93
.- CORTES DOMÍNGUEZ, Comentarios a la reforma de la Ley de Enjuiciamiento
civil, cit., pág. 704.
94
.- El art. 47 LCCH es aplicable también al pagaré por remisión del art. 96 LCCH. En
cuanto al cheque, el art. 142 LCCH establece un régimen de pago en moneda extranjera
sustancialmente idéntico al previsto para la letra de cambio y el pagaré.
341
95
.- En efecto, la imposibilidad de efectuar el pago en moneda extranjera se erige en
presupuesto del pago en moneda nacional en el juicio ejecutivo cambiario. En cambio, en
sede de juicio ejecutivo ordinario, el art. 1445.4 LEG otorga al deudor una. facultas
solutionis para pagar libremente en pesetas, siempre que acredite su convertibilidad a la
moneda extranjera objeto de la obligación. SENES MOTILLA, (Las obligaciones en
moneda extranjera. Su tratamiento procesal, cit., págs. 192 y ss.), se pronuncia en contra
de la mencionada opción legal concedida al deudor por ser una medida que se opone a
los principios informadores del régimen jurídico de las deudas en divisas (cfr. art. 1170.1
CC), así como a los presupuestos determinantes del despacho de la ejecución en moneda
extranjera.
96
.- Como ya se indicó en el Capítulo Tercero (vid. supra, pag. 159), el hecho de que una
divisa no sea objeto de cotización por el Banco de España no impide que pueda ser
libremente negociada por parte de las Entidades operantes en el mercado de divisas.
342
97
.- En contra CORTES DOMÍNGUEZ, (Comentarios a la reforma de la Ley de
Enjuiciamiento civil, cit., pág. 704) para quien la adecuación del negocio jurídico a la
legislación sustancial en materia de control de cambios se predica del momento de la
celebración del negocio, de tal forma que "siendo legal el negocio jurídico en el
momento de su celebración, nada importa que posteriormente esa consideración quede
modificada por un cambio de la Ley vigente en materia de control de cambios".
98
.- En la STS (1.a), de 11 de octubre de 1991 (RAJ 6914) se afirma la licitud de un pacto
en moneda extranjera.
".- Vid. en este sentido SENES MOTILLA, Las obligaciones en moneda extranjera. Su
tratamiento procesal, cit., págs. 66 y 67.
La naturaleza jurídica de la autorización administrativa en el ámbito del control
de cambios y sus repercusiones y efectos en los negocios jurídicos privados ha sido
ampliamente estudiada por BONET CORREA; vid., entre sus trabajos, los siguientes:
"La validez de los contratos afectados por el régimen de control de cambios", en Anuario
343
de Derecho Civil, tomo XIII, fascículo I, enero-marzo 1960, págs. 262 y ss.; "Negocios
jurídicos en moneda extranjera y autorización administrativa", en Anuario de Derecho
Civil, tomo XXrV, fascículo I, enero-marzo, 1971, págs. 149 y ss. Para BONET la
autorización administrativa, en el ámbito de los negocios jurídicos en moneda extranjera,
no es un elemento constitutivo, sino tan sólo un condicionamiento de su eficacia ("una
simple modalidad para su eficacia"). Las normas de control de cambios, no tienen por
objeto disciplinar la formación del negocio jurídico, sino que "se refieren a un aspecto
parcial de los mismos, a la habilitación que impone el poder público en cuanto al
ejercicio de una actividad concreta respecto de las monedas y divisas que han de
traspasar las fronteras del país". En definitiva, su finalidad es la defensa de la moneda
nacional. Además, al existir la posibilidad de obtener la autorización administrativa ex
post fació queda claro que el defecto es subsanable y, por tanto, la autorización más que
afectar a la validez de los actos del negocio jurídico incide en su ejercicio y
desenvolvimiento. Esta es también la tesis defendida por DESANTES REAL; cfr.
"Inversiones extranjeras y autorización administrativa previa: repercusiones en los
contratos privados subyacentes", en La Ley, 1991-1, págs. 1056 y 1057; y Las
obligaciones contractuales internacionales en moneda extranjera, cit., págs. 212 y ss.
La jurisprudencia del TS mantiene una postura similar; cfr. entre otras las SSTS
a
(1. ) de 8 de abril de 1958 (RAJ 1467); de 13 de octubre de 1983 (Col. Leg. num. 504),
en cuyo considerando tercero se declara que "las normas administrativas, fiscales y
penales que se citan en modo alguno obstan a la eficacia civil del contrato"; y de 12 de
enero de 1989 (RAJ 100).
Sin embargo, debe señalarse que no hay unanimidad en torno a este tema. Así, se
ha sostenido que la infracción de la normativa de control de cambios genera la nulidad
del negocio, pues, no puede ser civilmente válido un acto que al propio tiempo es ilícito
desde el punto de vista penal o administrativo. Aunque se precisa que en los supuestos en
que las operaciones están sometidas a meros controles (verificación previa,
comunicaciones, etc.), la inobservancia de los mismos no afecta a la validez del negocio,
sino que sólo impide el pago; vid. PAZ-ARES, Comentario del Código civil, tomo II, cit.,
págs. 218 a 220.
Desde una óptica distinta a la anterior, se ha afirmado que la autorización
administrativa constituye un elemento propio del negocio jurídico, siendo éste válido si
cuenta con ella; vid. en este sentido, MARTIN-RETORTILLO, "Transmisión de minas.
Necesidad de autorización administrativa", en Anuario de Derecho Civil, tomo XII,
fascículo I, enero-marzo, 1959, págs. 235 y ss. Ahora bien, debe puntualizarse que la
concepción de la autorización administrativa como una auténtica conditio iuris se hizo
desde el estudio de la Ley de Minas de 19 de julio de 1944 (derogada por la Ley de
Minas de 21 de julio de 1973) de la que se infiere que la" propiedad minera no es una
clase o categoría de la ordinaria. El CC conceptúa la propiedad minera como especial
(art. 427) y la doctrina la enmarca en la categoría de los derechos reales
administrativamente estructurados,
Por su parte, DIEZ-PICAZO al estudiar la repercusión de la exigencia de
autorización administrativa en el régimen jurídico de las obligaciones, concluye que un
pronunciamiento definitivo sobre el tema exige una interpretación pormenorizada de las
normas que imponen las autorizaciones administrativas y las sanciones que de su
violación se derivan. Si el resultado de la exegesis fuera la nulidad del contrato por
infringir normas imperativas, éste "deberá ser considerado como nulo con nulidad
radical, por consiguiente, alegable por cualquier interesado", vid. Fundamentos del
Derecho civil patrimonial, II, cit., págs. 280 y 281.
344
100
.- El art. 10 RD 1816/1991, de 20 de diciembre, regula los supuestos constitutivos de
infracción administrativa. Al establecer el citado RD un sistema de control de cambios
mucho más liberalizador que su precedente -el RD 2402/1980, de 10 de octubre- y eximir
de la necesidad de autorización administrativa a la mayor parte de las transacciones y
transferencias con el exterior, han quedado vacíos de contenido la práctica totalidad de
los tipos penales contemplados en el art. 6 de la Ley Orgánica 10/1983, de 16 de agosto.
La única operación que puede dar lugar a un delito monetario es la salida física, sin
autorización previa, de moneda y cheques bancarios al portador por importe superior a
cinco millones de pesetas. Vid. supra, nota 71.
"".- Se ha consultado la Ley de Enjuiciamiento Civil, edición oficial, Imprenta del
Ministerio de Gracia y Justicia, Madrid, 1881.
345
l04
.- Cfr. MONTERO AROCA, La reforma de los procesos civiles.(Comentario a la Ley
10/1992, de Medidas Urgentes de Reforma procesal), cit., pág. 59.
La no elevación de la cuantía mínima del juicio ejecutivo a 80.000 pesetas fue
defendida por SERRA DOMÍNGUEZ alegando que el juicio ejecutivo se rige por
criterios totalmente distintos de los que presiden los juicios declarativos ("Notas en torno
al anteproyecto de Ley de Medidas Urgentes de Reforma Procesal", en Justicia 92, núm.
1, pág. 16).
l05
.- Con la finalidad señalada, la doctrina alemana aboga por la introducción del
procedimiento monitorio en aquellos ordenamientos en los que aún no se halla regulado
(Reino Unido de la Gran Bretaña e Irlanda del Norte, Irlanda, Portugal y España). Vid. al
respecto WOLF, "Abbau prozessualer Schranken im europäischen Binnenmarkt", en
Wege zu einem europäischen Zivilprozeßrecht, Tübinger Symposium zum 80. Geburtstag
von Fritz Baur, Tübingen, 1992, pág. 63, en la que textualmente se dice lo siguiente: "Zur
Verwirklichung des Binnenmarkts muß den Unternehmen deshalb die Benutzung eines
Mahnverfahrens mit seinen Vorteilen für die rasche Rechtsdurchsetzung grundsätzlich
auch in anderen Mitgliedstaaten, die ein solches Verfahren bisher nicht kennen, zur
ungehinderten Ausübung ihrer Geschäftstätigkeit zur Verfügung gestellt werden".
La doctrina procesal y el legislador español no han ignorado las ventajas
económicas y sociales que pueden derivarse de un instituto procesal como es el
procedimiento monitorio. Varias iniciativas, desde diferentes ámbitos, lo corroboran.
347
106
.- De lo dispuesto en el art. 66 LCCH se infiere que no coincidirá el importe de la letra
con la suma reclamada, lo que en ningún caso afectará a su liquidez, ya que dicha suma
es susceptible de ser determinada por un simple cálculo aritmético. Vid. en este sentido,
SAP de Toledo, Secc. 1a, de 10 de mayo de 1993 (Actualidad Civil, Audiencias, núm. 22,
1993, págs. 2324 y 2325).
107
.- Cfr. por todos, FERNANDEZ LÓPEZ, Derecho procesal civil, IV, cit., pág. 32.
l08
.- No examinaremos el supuesto recogido en el art. 62 LCCH -letra de resaca-, pues, se
trata de una forma extrajudicial de hacer efectiva la responsabilidad cambiaria.
349
l09
.- Sobre la cláusula de intereses, desde la perspectiva del art. 1.2 LCCH, Vid. supra,
Capítulo Tercero, pág. 144.
"°.- Estos intereses han sido asimilados a los intereses procesales ex art. 921.4 LEG. En
este sentido, vid. GARCÍA LUENGO y SOTO VAZQUEZ, El nuevo régimen jurídico de
la letra de cambio en la doctrina y en la jurisprudencia, cit., pág. 243; VÁZQUEZ
IRUZUBIETA, Comentarios al Código de Comercio y legislación mercantil especial,
tomo XIX, Ley Cambiaria y del Cheque, cit., pág. 310.
A nuestro entender esta equiparación no es correcta, pues, los intereses del art.
58.2 LCCH se producen por el simple hecho de demora en el pago de la deuda cambiaria
y no son una sanción a una conducta procesal contumaz u obstativa. Sobre los intereses
procesales, su naturaleza y cuantificación, vid. FERNANDEZ LÓPEZ, Derecho procesal
civil, III, cit., págs. 197 a 207.
'".- Según la Disposición adicional tercera del Real Decreto-Ley 12/1995, de 28 de
diciembre, sobre medidas urgentes en materia presupuestaria, tributaria y financiera, el
interés legal del dinero queda establecido en el 9 por 100 hasta el 31 de diciembre de
1996 (vid. el art. 1 de la Ley 24/1984, de 29 de junio, sobre Interés Legal del Dinero,
modificado por la Disposición adicional quinta de la Ley 13/1994, de 1 de junio, de
Autonomía del Banco de España).
350
"3.° Los demás gastos incluidos los del protesto y los de las
comunicaciones".
La fórmula amplia, utilizada en la redacción de este precepto y
que engloba todos aquellos gastos necesarios para el mantenimiento
de los derechos cambiarios, ha sido criticada por la doctrina por su
imprecisión y por resultar "excesivamente favorecedora de la posición
jurídica del tenedor y, por tanto, rigurosa frente a los obligados
cambiarios", pues, mediante el reconocimiento de la exigibilidad de
los gastos en términos tan generales "se está permitiendo que se
reclamen, incluso en vía ejecutiva y so pretexto de su carácter
accesorio, sumas relevantes cuya cuantía se determina sin
participación directa o indirecta del deudor, sin el respaldo de la
autoridad pública reconocida y sin constancia en ninguna de las
formas previstas en el art. 1.429 de la Ley de Enjuiciamiento
Civil"113.
En el concepto de gastos pueden entenderse los desembolsos
realizados por falta de aceptación o de pago del título cambiario. Así,
se entienden comprendidas las comisiones y los gastos de devolución,
que las entidades de crédito suelen cobrar cuando resultan
insatisfechas las letras de cambio negociadas y presentadas al cobro a
través de ellas, y los impuestos que graven dicha operación 114. En
"2.- Vid. en este sentido PÉREZ DE LA CRUZ BLANCO, "Las acciones cambiarías",
cit., lug. cit., pág. 676; VAZQUEZ IRUZUBIETA, Comentarios al Código de Comercio
y legislación mercantil especial, tomo XIX, cit., pág. 310. Sin embargo, para VÁZQUEZ
BONOME (Tratado de Derecho cambiario, cit., pág. 280) el interés para calcular el
importe al que se refiere el art. 58.1.2° LCCH no será otro que el tipo de interés legal del
dinero incrementado en dos puntos, que esté vigente el día en que se ejercite la acción.
"3.- PÉREZ DE LA CRUZ BLANCO, "Las acciones cambiarias", cit., lug. cit., págs.
676 y 677.
"V Vid. en este sentido, GARCIA LUENGO y SOTO VÁZQUEZ, El nuevo régimen
jurídico de la letra de cambio en la doctrina y en la jurisprudencia, cit., pág. 244; y
PÉREZ DE LA CRUZ BLANCO, "Las acciones cambiarias", cit., lug. cit., pág. 676. Este
último autor sostiene que el carácter manifiestamente indemnizatorio de la norma del art.
58.1.3° LCCH -que aproxima la responsabilidad por falta de pago a la propia del deudor
351
doloso del art. 1107 CC- conlleva la exigibilidad de los gastos bancarios derivados de la
falta de pago.
"5.- Vid. VAZQUEZ BONOME, Tratado de Derecho cambiario, cit., pág. 280. Este es
también el criterio mantenido por la jurisprudencia. Entre otras resoluciones pueden
consultarse, SAP de Zaragoza, Secc. 4a, de 2 de julio de 1990 (RGD. núm. 571, abril
1992, págs. 3543 y 3544); SAP de Palma de Mallorca, Secc. 3a, de 1 de diciembre de
1993 (RGD, núm. 594, marzo 94, págs. 2880 y 2881); SAP de Girona, Secc. 2a, de 17 de
septiembre de 1993 (RGD, núms. 604-05, en.-febr. 95, págs. 1414 y 1415); y SAP de
Córdoba, Secc. 3a, de 15 de julio de 1994 (RGD, núms. 613-614, oct.-novbre 95, págs.
12709 a 12711) en la que se fundamenta la exclusión de los gastos de descuento o
negociación sosteniendo que "más que gastos en realidad se trata de un beneficio en
favor del librador descontatario por cobrar el crédito inherente a la letra antes de su
vencimiento, que a su vez representa el interés o ganancia del banco descontante",
mientras que "los gastos a que el librador tiene que hacer frente en favor de la entidad
bancaria por devolución de los efectos cuando las letras no se atiende a su vencimiento
(sic), han de considerarse como gastos nacidos de la propia letra, y, por ende, deben
considerarse incluidos en el artículo 58 de la Ley Cambiaria y del Cheque, siendo posible
su reclamación junto con el importe de la letra en vía ejecutiva".
352
"7.- VICENT CHULIA (Compendio crítico de Derecho mercantil, tomo II, cit., pág. 713)
restringe la presunción de pago del art. 45.1 LCCH al concreto supuesto de hecho
contemplado en dicho precepto; es decir, al pago efectuado por el librado o
domiciliatario, por tanto, al pago extintivo de todas las obligaciones cambiarías y no a un
pago recuperatorio -esto es, el realizado por los obligados en vía de regreso y avalista del
aceptante-.
En contra, vid, entre otros, SÁNCHEZ CALERO (Instituciones de Derecho
mercantil, cit., págs. 415) y ALONSO SOTO ("El pago de la letra de cambio", cit, lug.
cit., pág. 626) quienes afirman que la presunción del art. 45.1 LCCH es también válida en
favor de cualquier otro deudor cambiario que ha satisfecho la deuda en vía de regreso.
ll8
.- Sobre la cuenta de resaca como documento que funda la legitimación activa en las
acciones cambiarías de reembolso, vid. ALONSO PRIETO, Siete estudios de Derecho
procesal cambiario, cit., págs. 65 a 89 (con abundante jurisprudencia al respecto); y
VÁZQUEZ DONÓME, Tratado de Derecho cambiario, cit., págs. 282 y 283.
"9.- Cfr. por todos, GARRIGUES, Curso de Derecho mercantil, tomo I, cit., pág. 723.
354
120
.- Cfr. PÉREZ DE LA CRUZ BLANCO, "Las acciones cambiarías", cit., lug. cit., pág.
668.
Sobre esta cuestión, se ha declarado que, aun admitiendo que pueda oponerse la
falta de legitimación, la no presentación de dicha cuenta no impide el despacho de la
ejecución ni vicia de nulidad el título. Varias razones apoyan la anterior afirmación: la
ausencia en el CCom y en la LEC de preceptos que exijan que el tenedor de la letra haya
de justificar por escrito, además de la tenencia, la legitimación de la misma al llevarla
implícita el propio título, cuando se trata de personas que ya figuran en el mismo; el
válido ejercicio de la acción ejecutiva no requiere más que la aportación de la letra con
su protesto; no puede admitirse que la cuenta de resaca sea la que fundamente el derecho
y la acción que se ejercita; finalmente, cabría añadir que en la práctica mercantil y
bancaria hace tiempo que no se extiende cuenta de resaca, todo lo más nota de cargo.
Cfr., entre otras sentencias, SAT de La Coruña, Sala primera, de 20 de abril de 1987
(RGD, núm. 525, junio 1988, pág. 4089); SAP de Madrid, Secc. 12a, de 7 de marzo de
1989 (RGD, núm. 537, junio 1989, págs. 4018 a 4020) y SAP de Madrid, Secc. 12a. de 29
de enero de 1990 (RGD, núm. 548, mayo 90, págs. 3532 a 3534).
l21
.- PÉREZ DE LA CRUZ BLANCO, ob. cit., nota anterior, pág. 678.
355
dice el art. 153 LEG-, es una facultad del actor o del ejecutante, que
no obstante está sometida a la concurrencia de los siguientes
requisitos: el mismo actor ha de ejercitar las diversas acciones frente
al mismo demandado -identidad subjetiva- (art. 153 LEC); el Juez
ante quien se ejerciten las acciones acumuladas debe ser competente
para conocer de cada una de ellas (art. 154.2° LEC); las acciones que
se acumulan han sustanciarse en un proceso de la misma naturaleza
(art. 154.3° LEC) y no deben ser incompatibles entre sí (art. 153
LEC)127.
l27
.- La LEC entiende que dos acciones son incompatibles "cuando se excluyan
mutuamente, o sean contrarias entre sí, de suerte que la elección de la una impida o haga
ineficaz el ejercicio de la otra" (art. 154.1° LEC).
128
.- En estos supuestos la competencia territorial ha de atribuirse al Juzgado que debe
conocer de la acción principal, que es el del lugar en que debe cumplirse la obligación
con mayor entidad económica (Cfr. STS, 1a, de 25 de enero de 1973 (RAJ 49) en la que
se declara que la acción principal "ha de ser la de mayor contenido económico" y SAP de
Zaragoza, Secc. 4a, de 28 de septiembre de 1990; RGD, núm. 571, abril 92, págs. 3544 y
3545).
l29
.- Vid. supra, Capítulo Primero, pág. 39.
359
130
.- Vid. supra, págs. 169 y 170.
360
l31
.- El art. 39 LCCH dispone que las letras de cambio a la vista serán pagaderas a su
presentación -precepto también aplicable al pagaré (art. 96 LCCH)-. En ellas lo
trascendental es la presentación al pago. Por tanto, quedan dichas letras, en principio,
excluidas de la presentación a la aceptación. No obstante dicha presentación no está
prohibida por la LCCH. Es más, incluso puede ser que el tenedor de una letra de cambio
a la vista la presente al librado manifestando que no desea obtener el pago sino la
aceptación. El motivo podría ser el deseo de fortalecer el crédito cambiario y favorecer,
de este modo, su circulación. Vid. en este sentido, MENENDEZ MENENDEZ, "La
aceptación de la letra de cambio", cit., lug. cit., págs. 520 y 521; GARCÍA-PITA Y
LASTRES, La aceptación de la letra de cambio, Madrid, 1992, págs. 133 a 137.
361
l35
.- El art. 29.2 LCCH recoge un supuesto de protesto necesario. Vid. supra, Capítulo
Tercero, pág. 276, nota 312.
l36
.- De acuerdo con lo dispuesto en el art. 27 LCCH las letras de cambio a un plazo
desde la vista deberán presentarse a la aceptación en el término de un año a partir de su
fecha. Este plazo puede ser acortado por el librador, aunque también puede fijar uno más
largo. Los endosantes, en cambio, sólo pueden acortarlo. Estos plazos son también
aplicables a los pagarés que deban hacerse efectivos a cierto plazo desde la vista (art.
97.2 LCCH).
363
'".- Cfr. GARCÍA LUENGO y SOTO VÁZQUEZ, El nuevo régimen jurídico de la letra
de cambio en la doctrina y en la jurisprudencia, cit., págs. 154 y 155.
138
.- También aplicable al pagaré (cfr. art. 96 LCCH).
364
una deuda que no haya vencido no es exigible 141. Por este motivo el
regreso antes del vencimiento sólo tendrá lugar en aquellos supuestos
expresamente previstos por la LCCH. Concretamente, los supuestos a
los que nos referimos se establecen en el art. 50.2 LCCH y son casos
en los que, bien por motivos jurídicos, bien por motivos económicos,
el legislador ha previsto que la letra no va a ser atendida, por lo que
carece de sentido esperar al vencimiento 142.
141
.- La exigibilidad supone la llegada del vencimiento si se trata de una obligación a
término. Una vez la deuda esté vencida, el acreedor está facultado para reclamar la
prestación. Vid. al respecto, DIEZ-PICAZO, Fundamentos del Derecho civilpartimonial,
II, cit., págs. 627 y 628; LÓPEZ VILAS, Comentarios al Código civil y Compilaciones
forales, tomo XVI, vol. 1°, cit., pág. 521.
Desde el punto de vista del Derecho procesal, y en concreto del proceso de
ejecución, la exigibilidad "se explica por la necesidad de que no aparezca del título
ejecutivo ninguna circunstancia que pueda impedir la satisfacción del interés del
acreedor (por ejemplo, la pendencia de un término o de una condición)", CARNELUTTI,
Derecho procesal civil y penal, I, Derecho procesal civil, cit., pág. 361. Vid. también en
este sentido, REDENTI, Derecho procesal civil, tomo II, cit., pág. 311.
M2
.- Es más correcto, a nuestro juicio, hablar en estos supuestos de ejercicio de la acción
antes del vencimiento, o de ejecución sin vencimiento -resaltando el porqué de la
excepción al requisito del art. 1435.3 LEG- que de vencimiento anticipado o vencimiento
ope legis (expresiones utilizadas por NAVARRO PÉREZ, La Ley Cambiaría y del
Cheque, (Comentarios y Jurisprudencia), Granada, 1991, pág. 122).
El art. 50.2 LCCH no regula ninguna hipótesis de vencimiento anticipado
porque, como se ha señalado, la acción de regreso anterior al vencimiento es una facultad
del tenedor, por lo que no puede "decirse que la renuncia a este derecho comporta para él
perjuicios accesorios, como puede ser el inicio del cómputo del plazo de ejercicio de la
acción de que está asistido" (PÉREZ DE LA CRUZ BLANCO, "Las acciones
cambiarías", cit., lug. cit., pág. 680). En el mismo sentido, se pronuncia VICENT
CHULIA, Compendio critico de Derecho mercantil, tomo II, cit., pág. 740.
143
.- Esta acción de regreso tiene su antecedente legislativo inmediato en el art. 481
CCom de 1885, en el que se disponía: "En el caso de negarse la aceptación de la letra de
cambio, se protestará, y en virtud del protesto tendrá derecho el tenedor a exigir del
366
147
.- Vid. en este sentido, PÉREZ DE LA CRUZ BLANCO, "Las acciones cambiarías",
cit., lug. cit., pág. 680.
148
.- Vid. supra, Capítulo Tercero, pág. 285.
149
.- Vid. por todos, FERNANDEZ, RIFA y VALLS, Derecho procesal práctico, tomo
VI, cit., pág. 535.
La acreditación del embargo infructuoso no sólo genera dificultades sino también
algún que otro despiste, pues se ha llegado a afirmar que "el tenedor de la cambial deberá
interponer, en su caso, la pretensión de vencimiento anticipado presentando testimonio
de la ejecutoria en la que conste el embargo infructuoso" (ORDUÑA MORENO, La
insolvencia: análisis de su concepto y concreción de su régimen jurídico, Valencia,
1994, pág. 304).
368
l50
.- ORTIZ NAVACERRADA, "Aspectos procesales-ejecutivos de la Ley 19/1985, de
16 de julio, cambiaria y del cheque", (I), cit., lug. cit., págs. 358 y 359.
151
.- El art. 1455.3 LEG responde a un cambio legal producido, en el principio de
rogación o dispositivo, por los arts. 24.1 y 118 CE. En la actualidad "el principio
dispositivo ha de entenderse en un sentido limitado y compatible con una mayor
intervención judicial en el desarrollo del litigio y en la ejecución de lo resuelto" (SAP de
Barcelona, Secc. 16a, de 16 de junio de 1993; ROD, num. 591, diciembre 93, págs. 12396
y 12397).
152
.- Vid. en este sentido, ORTIZ NAVACERRADA, "Aspectos procesales-ejecutivos de
la Ley 19/1985, de 16 de julio, cambiada y del cheque", (I), cit., lug. cit., pág. 359.
369
153
.- Sobre esta cuestión, vid. supra Capítulo Tercero, págs. 289 a 291.
370
l54
.- Por suponer una desviación del objeto de nuestro estudio, no vamos a detenernos en
examinar la otra alternativa que permite la letra y la colocación sistemática del art. 50.3
LCCH; esto es, la solicitud de plazo en el marco del juicio declarativo ordinario.
371
se acaba de decir sobre el art. 50.3 LCCH, que es más bien poco, nada
nuevo puede añadirse que goce de un expreso respaldo legal.
l55
.- ORTIZ NAVACERRADA, "Aspectos procesales-ej ecuti vos de la Ley 19/1985, de
16 de julio, Cambiaria y del Cheque" (y II), en Actualidad civil, núm. 8, diciembre 1985.
pág. 422.
156
.- Ahora bien, la suspensión de la diligencia de requerimiento de pago, embargo y
citación de remate podría producirse si el deudor hubiera sido informado del despacho de
la ejecución y hubiera presentado la solicitud de plazo antes de formalizarse la
mencionada diligencia. Puede entenderse que en este caso se paralizarían las actuaciones
ejecutivas del art. 1442 LEC.
372
157
.- Según GUTIERREZ GONZALEZ (Las resoluciones inlerlocutorias en el proceso
civil. Sistema de recursos, Madrid, 1991, pág. 18) los autos resuelven aquellas cuestiones
"en las que entran en juego elementos claros de decisión, y en consecuencia, se pueden
derivar efectos sobre las cargas y los derechos de las partes".
l58
.- Cfr. ORTIZ NAVACERRADA "Aspectos procesales-ej ecuti vos de la Ley 19/1985,
de 16 de julio, Cambiada y del Cheque" (II), cit., pág. 422.
159
.- Aun cuando debe señalarse que este auto podría recurrirse si se alegara la
vulneración del art. 50.3 LCCH: el Juez deniega la petición del ejecutado por entender
que no se dan los supuestos de hecho contemplados en el art. 50.2 b) o c).
373
l60
.- Los supuestos previstos en los párrafos 2° y 3° del art. 147 Code de commerce son
los siguientes: "2° Dans les cas de faillite (redressement judiciaire) du tiré, accepteur ou
non, de cessation des payements même non constatée par un jugement, ou de saisie de
ses biens demeurée infructueuse; 3° Dans les cas de faillite (redressement judiciaire) du
tireur d'une lettre non acceptable".
161
.- Vid. al respecto, ROBLOT, Traité de Droit commercial, II, cit., pág. 224.
374
162
.- El ámbito de aplicación del art. 1435.5 LEC se analiza con rigor por FERNANDEZ,
RIFA y VALLS, Derecho procesal práctico, tomo VI, cit., págs. 81 a 92.
375
163
.- Vid. asimismo, SAT de Albacete, de 19 de julio de 1988 (RGD, núms. 541-42, oct.-
novbre. 1989, vol. II, págs. 7608 y 7609); SAP de Barcelona, Secc. 11a, de 28 de julio de
1993 (Revista Jurídica de Catalunya, Jurisprudencia, 1994, núm. 1, págs. 147 y 148).
I64
.- Sobre las diferencias que median entre el aval cambiario y la fianza, vid. por todos,
POLO, "Innovaciones fundamentales de la nueva Ley Cambiaria y del Cheque", cit., lug.
cit., pág. 63; y AÑOVEROS TRIAS DE BES, El aval cambiario, Madrid, 1990, págs. 63
a 66.
l65
.- Cfr. SAP de Jaén, de 16 de septiembre de 1991 (RGD, núms. 577-578, otc.-novbre.
92, págs. 10907 y 10908).
376
CAPITULO QUINTO.
I. NOTAS PREVIAS.
'.- En el art. 47 LUG se dispone que: "Todos los que libran, aceptan, endosan o avalan
una letra de cambio, quedan obligados solidariamente con el portador. El portador tiene
derecho a accionar contra todas esas personas, individual o colectivamente, sin necesidad
de observar el orden en que se obligaron. El mismo derecho tiene todo signatario de una
letra de cambio que ha reembolsado su valor. Dirigida la acción contra uno de los
377
obligados, ello no impide accionar contra los otros, aunque sean posteriores a aquél que
fue primeramente perseguido".
2
.- Sobre el régimen de responsabilidad cambiaria, la Exposición de Motivos de la LCCH
dice lo siguiente: "Otro mecanismo fundamental para reforzar la garantía del tenedor es
el establecimiento de la solidaridad pasiva absoluta de los deudores cambiarios, a los
que, con independencia de su posición en el título se podrá demandar conjunta o
separadamente".
3
.- Cfr. SAP de Santa Cruz de Tenerife, Secc. 1a, de 9 de octubre de 1990 (RGD, núms.
574-75, julio-agost. 92, págs. 7739 y 7740).
4
.- Vid. por todos, PÉREZ DE LA CRUZ BLANCO, "Las acciones cambiarías", cit., lug.
cit., pág. 666.
5
.- Los supuestos en los que el acreedor podía ejercitar el ius variandi se inferían de lo
dispuesto en los arts. 516 y 518 CCom: excusión en los bienes del demandado o
acreditación de la insolvencia total o parcial de éste. Cfr. OLIVENCIA RUIZ, ""lus
variandi" del titular de la acción cambiaria en caso de quiebra del demandado",
(Comentario a la Sentencia del Tribunal Supremo de 30 de septiembre de 1959), en
Anuario de Derecho Civil, tomo XIII-I, enero-marzo, I960, passim.
378
justificación al hecho de que una acción por violación de una patente, en la que se
exigiera una indemnización superior al límite cuantitativo máximo del juicio declarativo
de menor cuantía, debiera ventilarse por los cauces de dicho procedimiento y no por los
del juicio declarativo de mayor cuantía como exige el art. 483 LEC. Sobre esta cuestión,
vid. BARONA VILAR, Competencia desleal. (Normas procesales en la Ley 3/1991, 10
enero, de Competencia desleal), Valencia, 1991, págs. 69 y 70; y también de esta misma
autora, Protección del Derecho de marcas. (Aspectos procesales), 1a ed., Madrid, 1992,
págs. 55 y 56.
10
.- Vid. supra, Capítulo Primero, págs. 23 y 24.
Debe señalarse, no obstante, que la pérdida ya se había producido con
anterioridad, pues el art. 1465 LEC de 1881 establecía las excepciones que podían
oponerse a la ejecución por letras de cambio.
381
".-Un proceso sumario, en sentido estricto, es aquél en el que se limitan las alegaciones
del actor y/o del demandado, así como los medios de prueba. Como consecuencia del
conocimiento limitado que adquiere el Juez, la sentencia que pone fin a las instancias de
dicho proceso no tiene fuerza de cosa juzgada material. Posteriormente, cabe promover
un proceso ordinario sobre el mismo objeto sin vinculación a la sentencia recaída en el
proceso sumario. Cfr. DE LA OLIVA SANTOS, Derecho procesal civil, IV, cit., pág.
141.
12
.- Así, se ha declarado que, la inexistencia de límites en la alegación de excepciones
basadas en las relaciones recíprocas entre acreedor y deudor cambiario, produce un
382
cambio en su naturaleza jurídica: "En cierto modo el juicio ejecutivo cambiario actual se
aleja propiamente de su naturaleza de proceso de ejecución y se aproxima a otro de tipo
declarativo, uno especial derivado de la letra de cambio" (SAP de Barcelona, Secc. 14a,
de 21 de diciembre de 1991; RGD, núm. 576, septiembre 92, pág. 8921). Vid. supra,
Capítulo Primero, pág. 61.
13
.- V. gr. cumplimiento defectuoso (exceptio non rite adimpleti contradits). Vid. infra,
págs. 506 a 508.
14
.- V.gr. se ha cuestionado la eficacia del art. 1479 LEG: "(...); y ello es aplicable tanto
en vía declarativa como ejecutiva, ya que las excepciones que se mencionan en el
artículo 67 no condicionan la ejecutividad del artículo 66. Todo ello hace que este
tribunal tenga que entrar inevitablemente en el fondo litigioso. Y si se entra en el fondo
litigioso por expresa disposición de la Ley, ello significa que el procedimiento ejecutivo
cambiario es cauce legal suficiente para debatir esta cuestión y por lo tanto tiene que
producir el efecto de cosa juzgada" (SAP de Barcelona, Secc. 16a, de 25 de julio de 1991;
RGD, núms. 577-78, mayo 92, pág. 4613).
15
.- Cfr. al respecto, SERRA MALLOL, Ley cambiaria y del cheque. Teoría y aplicación
práctica, Madrid, 1986, págs. 74 y 75.
383
1. Consideraciones generales.
16
.- Aun cuando debe señalarse que las normas del art. 57 LCCH, han eliminado la casi
totalidad de las diferencias en la relación externa del acreedor con los deudores (persiste
la diferencia relativa a la interrupción de la prescripción; cfr. arts. 89 LCCH y 1974 CC)
al conceder aquéllas al acreedor cambiario el ius electionis y el ius variandi. Ambos
derechos le eran negados por los arts. 516 y 518 CCom. Así, se ha declarado que en la
relación externa "..., la solidaridad cambiaria se asimila a la común, permitiéndose la
posibilidad de ejercitar conjunta y simultáneamente la acción directa y la de regreso, si
bien esta última deberá cumplir para que prospere los requisitos para ella establecidos
según los casos", (SAP de Santa Cruz de Tenerife, Secc. 1a, de 9 de octubre de 1990;
RGD, núms. 574-75, julio-agost. 92, págs. 7739 y 7740).
Las diferencias más relevantes entre la solidaridad cambiaria y la de Derecho
civil se observan en la relación interna entre los deudores. Aunque, debería puntualizarse
que en tema de solidaridad cambiaria no cabe hablar de relaciones internas en sentido
estricto entre los obligados cambiarios, pues no existe una relación distributiva entre
ellos (cfr. RUBIO, Derecho cambiario, cit., pág. 384.
l7
.- OTERO LASTRES ("Reflexiones sobre la solidaridad cambiaria", en Anales de la
Academia Matritense del Notariado, tomo XXIX, 1990, págs. 37 y ss.) afirma que las
relaciones entre los obligados cambiarios encaja en la estructura de las obligaciones
solidarias pasivas no uniformes del Derecho civil. Otros autores, entre ellos,
GARRIGUES (Curso de Derecho mercantil, tomo I, págs. 918 a 921), VICENT
384
CHULIA (Compendio crítico de Derecho mercantil, tomo II, cit., págs. 715 a 718),
ALONSO SOTO ("El pago de la letra de cambio", cit., lug. cit., págs. 654 y 655) y
CALAVIA y BALDO (Letra de cambio, cit., págs. 352 a 354) califican la solidaridad
cambiaria de solidaridad especial, incluso imperfecta (GARRIGUES), dotada de
sustantividad propia; esto es, característica del Derecho cambiario. Según GARRIGUES,
el hecho de que el acreedor pueda dirigirse contra el librador o contra cualquiera de los
endosantes no arguye la existencia de una verdadera solidaridad entre ellos, sino que se
funda en que el acreedor lo es de varias deudas distintas, tantas como firmas haya en la
letra. En resumen, no hay concurrencia de dos o más deudores en una obligación (como
dice el art. 1137 CC), sino concurrencia de varias obligaciones en un mismo título. Para
explicar por qué el pago de un obligado en vía de regreso libera a los firmantes
posteriores, pero no a los anteriores, acude a la institución de la fianza solidaria entre
deudores. En esta misma línea se mantiene CORTES DOMÍNGUEZ ("El nuevo juicio
ejecutivo cambiario", cit., lug. cit., págs. 886 y ss.), quien considera que, mientras en las
obligaciones solidarias existe un único derecho y una única obligación, en la solidaridad
cambiaria hay tantas obligaciones como personas obligadas. No obstante, esta diferencia
debe ser matizada, pues, reconocidos civilistas afirman que en la solidaridad de Derecho
civil hay una pluralidad de obligaciones "si bien conexionadas por la unidad o
comunidad de fin o interés económico, por la unidad de objeto (prestación) y de la causa"
(JORDANO BAREA, "Las obligaciones solidarias", en Anuario de Derecho Civil, tomo
XLV, fase. III, julio-septiembre 1992, págs. 850 a 854). Vid. en el mismo sentido, SOTO
NIETO, "Caracteres fundamentales de la solidaridad pasiva", en Revista de Derecho
Privado, julio-agosto, 1980, págs. 785 a 790. Por su parte, DIEZ-PICAZO (Fundamentos
del Derecho civil patrimonial, II, cit., pág. 206) admite que la articulación de la relación
solidaria entre deudores es compleja, ya que se realiza a través de vínculos distintos;
ahora bien, concluye que la relación obligatoria en la solidaridad pasiva es una sola.
18
.- No nos referiremos al supuesto de concurrencia de dos o más sujetos en una
declaración cambiaria (v. gr. pluralidad de aceptantes, art. 44 LCCH), pues, entre ellos
385
no tiene lugar la acción cambiaria. Así, cuando el pagador es uno de los obligados de
igual grado, si exige el reintegro a los coobligados, habrá que estar a lo que se derive de
las relaciones extracambiarias que medien entre ellos, siendo de aplicación, a falta de
pacto expreso, la normativa del CC. Vid. por todos, VIGENT CHULIA, Compendio
crítico de Derecho mercantil, tomo II, cit., pág. 717.
Sobre esta cuestión puede consultarse la STS (Sala 1.a), de 4 de junio de 1976
(RAJ 2629), en la que se declara: "(•••) los coobligados al pago de una letra de cambio
comprendidos dentro del mismo grado, aunque son entre sí deudores solidarios, no lo son
cambiarios, pues las relaciones jurídicas que entre ellos existan se regulan en atención al
contrato causal que les ligue, o, en su defecto, y según la doctrina científica, por las
reglas del Derecho Civil existentes sobre las obligaciones solidarias, (...)".
19
.- No debe entenderse, sin embargo, que sean deudores cambiarios subsidarios con
respecto al aceptante, ya que no gozan del beneficio de excusión.
20
.- La cláusula de no responsabilidad por falta de aceptación impide que se desencadene
frente al librador el regreso anticipado previsto en el art. 50.2 LCCH (vid. supra,
Capítulo Cuarto, págs. 363 y ss.)
386
21
.- El avalista del obligado principal no se convierte, por este hecho, en obligado
principal. De conformidad con lo dispuesto en el párrafo segundo del art. 37 LCCH, si se
ejercita la acción cambiaria contra el avalista del aceptante, aquél puede reclamar el pago
a este último. Esta consecuencia jurídica no contradice el principio de accesoriedad del
aval que establece el art. 37.1 LCCH ("El avalista responde de igual manera que el
avalado") y que se hace patente incluso en el ámbito procesal. Así, en la STS (Sala 1a.),
de 2 de abril de 1990 (RAJ 2688) se declara que es competente para conocer de la acción
cambiaria, interpuesta contra un avalista, el Juez del lugar del cumplimiento de la
obligación según el título, aunque sea distinto del Juez del domicilio del avalista.
387
22
.- Vid. en este sentido, VICENT CHULIA, Compendio crítico de Derecho mercantil,
tomo II, cit., págs. 715 y 716.
23
.- La accesoriedad formal y la autonomía sustancial son los dos principios que presiden
el nuevo régimen jurídico del aval en la LCCH; vid. al respecto, DUQUE DOMÍNGUEZ,
"El aval de la letra de cambio", en Documentación Jurídica. Monográfico dedicado a la
"Ley cambiaria y del Cheque", de 16 de julio de 1985, cit., pág. 21; ROJO
FERNANDEZ-RIO, "El aval de la letra de cambio", en Derecho Cambiario. Estudios
sobre la Ley Cambiaria y del Cheque, cit., págs. 550 y ss.; AÑOVEROS TRIAS DE
BES, El aval cambiario, cit., págs. 47 y ss.
388
24
.- El ius electionis permite al acreedor dirigir su acción hacia aquel o aquellos deudores
"que juzgue más solventes o le ofrezcan mayores garantías de atendencia y agilidad ante
la intimación reclamadora", (SOTO NIETO, "Caracteres fundamentales de la solidaridad
pasiva", cit., lug. cit., pág. 785).
25
.- En el párrafo segundo del art. 57 LCCH se dispone que: "El portador tendrá derecho
a proceder contra todas estas personas individual o conjuntamente, sin que le sea
indispensable observar el orden en que se hubieren obligado".
26
.- En el párrafo cuarto del art. 57 LCCH se dispone que: "La acción intentada contra
cualquiera de las personas obligadas no impedirá que se proceda contra las demás,
aunque sean posteriores en orden a la que fue primeramente demandada".
Sobre el régimen jurídico del ius variandi en la relación obligatoria con
solidaridad pasiva, vid. DIEZ-PICAZO, Fundamentos del Derecho civil patrimonial, II,
cit., págs. 208 y 209.
389
27
.- En el párrafo tercero del art. 57 LCCH se establece lo siguiente: "El mismo derecho
corresponderá a cualquier firmante de una letra de cambio que la haya pagado".
390
28
.- Entiéndase como innovación, puesto que, obviamente, el tenedor legítimo de la letra
de cambio puede solicitar el despacho de la ejecución frente a un único deudor
cambiario.
391
29
.- Es cierto que una misma letra de cambio puede librarse en dos o varios ejemplares
idénticos. El tenedor puede enviar un ejemplar al librado para recoger la aceptación y,
simultáneamente, utilizar el segundo ejemplar para llevar cabo el endoso. Como que los
distintos ejemplares tienen valor sustantivo y pueden circular como el original, la LCCH
a fin de evitar fraudes prevé una serie de mecanismos tendentes a alcanzar la efectividad
de lo dispuesto en el art. 80.1 LCCH: "Cuando se pague uno de los ejemplares, se
extinguirán los derechos derivados de todos los demás, ...". Estos mecanismos están
contenidos en los arts. 79 y 81 y, de no ser observados, quien haya aceptado o endosado
varios ejemplares responderá frente a su tenedor de buena fe por cada ejemplar firmado
que no le haya sido devuelto (cfr. arts. 80.2 y 80.3 LCCH). Pero en estos supuestos lo
que sucede, como regla general, es que los ejemplares están en manos de distintos sujetos
cambiarios; es decir, hay, en potencia, más de un acreedor cambiario, supuesto al que no
se refiere el art. 57 LCCH.
En cuanto al pagaré, no le son aplicables las normas de la LCCH relativas a la
pluralidad de ejemplares de una letra de cambio. Y por lo que se refiere al cheque, la
LCCH no regula la emisión de ejemplares. Sin embargo, al no establecer prohibición
expresa, y como que el texto uniforme de Ginebra de 1931 (arts. 49 y 50) permite la
expedición de un cheque en varios ejemplares, se ha afirmado que, salvo que se trate de
un cheque al portador, es válida la emisión de ejemplares de un cheque en el
ordenamiento jurídico español. Vid. en este sentido, CALAVIA y BALDO, El Cheque,
cit., págs. 127a 129.
Por lo que respecta a las copias, debe señalarse que su poseedor sólo se convierte
en tenedor legítimo con la posesión del original. La copia separada del original otorga,
únicamente, el derecho de regreso contra los endosantes y avalistas que figuran en la
copia (art. 83.2 LCCH). En este caso, la copia y el original tampoco pertenecerán a un
mismo sujeto cambiario. Las normas de la LCCH referentes a las copias sí son aplicables
al pagaré.
30
.- SANZ DE HOYOS, Derecho cambiario. Análisis de la Ley cambiaría y del cheque,
cit., pág. 128.
3I
.- Se ha apuntado al respecto, que el título cambiario podría ser sustituido por un
testimonio expedido por el Juez que entienda de la demanda ejecutiva presentada en
primer lugar (SANZ DE HOYOS, ob. cit., nota anterior, pág. 128). Sin embargo, esta
392
solución no es acorde con el Derecho procesal que limita con un numerus clausus los
títulos que abren paso a la ejecución.
Por otra parte, el desglose de documentos sólo se acuerda una vez ha terminado
el procedimiento respectivo.
32
.- En contra SENES MOTILLA ("Consideraciones sobre la fuerza ejecutiva de la letra
de cambio y el juicio ejecutivo cambiado", cit., lug cit., pág. 500) quien niega la
existencia de la acumulación de acciones ya que "el tenedor es titular de un único
derecho y de una única acción que se ostenta y ejercita frente a una pluralidad de
sujetos". Vid., no obstante, las opiniones doctrinales recogidas en nota 17.
".- Cfr. GÓMEZ ORBANEJA, Derecho procesal civil, vol. primero, 8a ed., Madrid,
1979, pág. 161; PRIETO-CASTRO, Tratado de Derecho procesal civil, I, 2a ed.,
Pamplona, 1985, pág. 379; DAVILA MILLAN, Litisconsorcio necesario. Concepto y
tratamiento procesal, 2a ed., Barcelona, 1992, págs. 15 a 18.
La pluralidad de partes en el proceso, o litisconsorcio, supone que un conjunto de
personas actúan en posición de parte activa y/o pasiva. En este sentido, la pluralidad de
sujetos procesales no altera el principio de dualidad de partes que informa el proceso
civil.
393
contra varios individuos, o varios contra uno" (art. 156). Junto a las
hipótesis de litisconsorcio pasivo y activo, previstas en el art. 156
LEG, la doctrina añade una tercera que califica de litisconsorcio
mixto y que viene caracterizada por litigar varios actores frente a
varios demandados 34.
34
.- Vid. por todos, FERNANDEZ LÓPEZ, Derecho procesal civil, I, cit., pág. 554; y
DAVILA MILLAN, ob. cit., nota anterior, págs. 18 y 19.
35
.- Vid. RAMOS MÉNDEZ, Derecho procesal civil, tomo I, 5a ed., Barcelona, 1992,
pág. 281.
36
.- Frente al litisconsorcio voluntario, y aunque nada diga la LEC, la doctrina distingue
el litisconsorcio necesario que viene impuesto por una norma jurídica (litisconsorcio
necesario propio) o por la jurisprudencia (litisconsorcio necesario impropio). Sin
embargo, como se ha puesto de relieve, el litisconsorcio voluntario y el necesario distan
mucho de ser dos especies del mismo género. El litisconsorcio voluntario es un simple
expediente procesal de utilización discrecional para el actor, cuyo único fundamento es
la economía procesal. En cambio, el litisconsorcio necesario se configura como un
presupuesto procesal de la sentencia de fondo. Vid. en este sentido, FERNANDEZ
LÓPEZ, Derecho procesal civil, I, cit., pág. 554; LIEBMAN, Manual de Derecho
procesal civil, cit., pág. 77.
37
.- MONTERO AROCA, Derecho jurisdiccional, II, Proceso Civil 1.°, (con Orteils
Ramos y Gómez Colomer), Barcelona, 1994, pág. 46. Vid. también en este sentido,
CARRERAS DEL RINCÓN, La solidaridad de las obligaciones desde una óptica
procesal, 1a ed., Barcelona, 1990, págs. 121 a 141; DAVILA MILLAN, Litisconsorcio
necesario. Concepto y tratamiento procesal, cit., págs. 49 a 67; RAMOS MÉNDEZ,
Derecho procesal civil, tomo I, cit., págs. 284 a 287.
394
38
.- Esta posibilidad no ha impedido que parte de la doctrina, apoyándose en
determinadas sentencias del TS, afirme la existencia, junto al litisconsorio voluntario
propio (art. 156 LEC), del litisconsorcio voluntario impropio. Este último tipo de
litisconsorcio voluntario se constituye por la acumulación de acciones que no son
conexas, pues, no nacen de un mismo título ni se fundan en una misma causa de pedir,
pero sí poseen elementos semejantes u homogéneos (conexión impropia o afinidad). La
afinidad consiste en que las diversas relaciones jurídicas tengan en común un punto de
hecho o de derecho a decidir. Vid. en este sentido, PRIETO-CASTRO, Tratado de
Derecho procesal civil, I, cit., pág. 382.
Sin embargo, el reconocimiento de las dificultades de orden procesal que el
litisconsorcio voluntario impropio puede generar, ha determinado que se reclame una
regulación que permita separar los procedimientos cuando se de este tipo de
litisconsorcio. Vid. al respecto, FAIREN GUILLEN, "Sobre el litisconsorcio en el
proceso civil", en Estudios de Derecho procesal, cit., pág. 130.
El litisconsorcio voluntario impropio se regula en el Derecho procesal civil
italiano y alemán (cfr. art. 103 Cpc y § 60 ZPO). No obstante, debe señalarse que en
ambos ordenamientos procesales se prevé la separación de las causas, bien a instancia de
todas las partes, bien de oficio cuando según el Juez el proceso experimenta un excesivo
retraso. Vid. sobre este punto, CHIOVENDA, Principios de Derecho procesal civil, tomo
H, cit., págs. 642 a 644; ROSENBERG, SCHWAB y GOTTWALD, Zivilproßrecht, cit.,
págs. 244 a 246.
39
.- Cfr. GOMEZ ORB ANEJA, Derecho procesal civil, vol. primero, cit., págs. 163 y
164.
395
40
.- FERNANDEZ LÓPEZ, Derecho procesal civil, I, cit., pág. 556.
4I
.- En concreto, el art. 154.1° LEC dispone que dos o más acciones no podrán
acumularse entre sí: "Cuando se excluyan mutuamente, o sean contrarias entre sí, de
suerte que la elección de la una impida o haga ineficaz el ejercicio de la otra".
42
.- En cambio, para CORTES DOMÍNGUEZ ("El nuevo juicio ejecutivo cambiario",
cit., lug. cit., pág. 887) las acciones que el tenedor puede ejercitar contra los diferentes
obligados cambiarios son incompatibles entre sí "pues, evidentemente, son incompatibles
en su ejercicio la acción dirigida contra uno y la que se pueda dirigir contra cualquier
otro". Es decir, señala que el problema no está en que el acreedor tenga el derecho contra
todos por el todo, sino en que pueda ejercitar ese derecho de forma conjunta.
43
.- O los que hubieran librado, endosando o avalado un pagaré o un cheque (art. 148
LCCH).
396
44
.- Cfr. art. 1144 CC destinado, entre otros, a regular la solidaridad pasiva -institución
pensada y creada en interés del acreedor-. No resulta difícil percibir que el art. 57 LCCH
ha querido incorporar al Derecho cambiario la estructura de la solidaridad pasiva del
Derecho civil.
45
.- Así, los actos de disposición sobre el objeto del litigio (renuncia, allanamiento,
transacción, etc.) sólo perjudican al litisconsorte que los realiza y no a los demás. Ahora
397
bien, al ser el procedimiento único cualquier defecto o crisis en el mismo, afectará por
igual a todos los litisconsortes. En este sentido, las excepciones procesales que
interponga cualquier litisconsorte aprovecharán a todos por igual. Cfr. FERNANDEZ
LÓPEZ, Derecho procesal civil, I, cit., págs. 556 y 557.
46
.- Vid. en este sentido, PRIETO-CASTRO, Tratado de Derecho procesal civil, tomo I,
cit., pág. 384; FAIREN GUILLEN, "Sobre el litisconsorcio en el proceso civil", cit., lug.
cit., pág. 136; DA VILA MILLAN, Litisconsorcio necesario. Concepto y tratamiento
procesal, cit., pág. 210; GONZALEZ VELASCO, "En el llamado litisconsorcio
voluntario no hay litisconsorcio", en Revista de Derecho Procesal Iberoamericana, núm.
4, 1982, pág. 662.
47
.- RGD, núm. 558, septiembre 93, pág. 9283.
398
a) Competencia territorial.
48
.- Este artículo, nuevamente reformado por la Ley 10/1992, de 30 de abril, de Medidas
Urgentes de Reforma Procesal, excluye expresamente las sumisiones expresa y tácita.
Ahora bien, la sumisión tácita, como expediente técnico que evita que surja una cuestión
de competencia, ya fue eliminada del juicio ejecutivo por la Ley 34/1984, de 6 de agosto,
de Reforma Urgente de la Ley de Enjuiciamiento civil, al modificar la redacción del art.
1440 LEC y disponer que el Juez "apreciará su propia competencia objetiva y territorial".
49
.- Cfr. FERNANDEZ, RIFA y VALLS, Derecho procesal práctico, tomo VI, cit., pág.
277.
50
.- Cfr. FERNANDEZ LÓPEZ, Derecho procesal civil, II, cit., págs. 101 y 102.
399
52
.- La STS, 1.a, de 24 de octubre de 1967 (RAJ 4544), declara que: "(...), y en vías de
discernir cuál de las acciones acumuladas en una demanda es la principal, tiene también
declarado la jurisprudencia que se atenderá a la que, según los casos, sea fuente o base de
los demás".
".- El AAP de Burgos, Secc. 3a, de 8 de febrero de 1989 (ROD, num. 555, diciembre 90,
vol. II, págs. 9836) acoge dicha doctrina y declara que "(...) habiendo optado (se refiere
al tenedor) en el presente caso por el ejercicio conjunto, tal y como permite el artículo 57
de la Ley Cambiaria y del Cheque, de las acciones cambiarías directa contra el librado-
aceptante y de regreso contra el librador, es opinión de la Sala que en tales hipótesis el
lugar del pago y por ende del cumplimiento y exigencia unitaria de las referidas
obligaciones, independientes entre sí, pero que no por ello dejan de estar afectadas por el
completo vínculo de la solidaridad, no puede quedar a la libre designación del ejecutante,
dentro de la posibilidad que le otorga el fuero electivo por el artículo 1439 de la Ley de
Enjuiciamiento Civil a falta de pacto expreso; sino que será el determinado por el
artículo 2.b) de la referida Ley cambiaria, que establece como lugar del pago para el
librado-aceptante, el designado junto a su nombre, configurando así la Ley un fuero
imperativo con lógica atracción por la naturaleza del vínculo de solidaridad cambiaria
que les une, respecto del de los demás demandados elegido por el actor".
401
c) Requerimiento de pago.
58
.- Sobre esta cuestión, vid. infra, págs. 466 y ss.
59
.- Cfr. MAJADA, Práctica del juicio ejecutivo, 3a ed., Barcelona, 1987, pág. 131.
404
d) Pago.
e) Consignación.
f) Embargo.
62
.- Cada firmante asume una deuda propia, que incluso puede tener un objeto distinto al
del resto de las obligaciones cambiarías, v. gr. supuesto de aceptación parcial (art. 30
LCCH).
63
.- Cfr. MAJADA, Práctica del juicio ejecutivo, cit., págs. 131 y 132.
No obstante, esta forma de actuar ha sido calificada de injusta al entender que se
traban los bienes no para cubrir las responsabilidades del deudor, sino para cubrir
posibles eventualidades procesales (CORTES DOMÍNGUEZ, "El nuevo juicio ejecutivo
cambiario", cit., lug. cit., pág. 889).
64
.- Cfr. en este sentido, CACHÓN CADENAS, El embargo, cit., págs. 589 y 590.
65
.- Vid. supra, nota 44.
406
66
.- Vid. CORTES DOMÍNGUEZ, "El nuevo juicio ejecutivo cambiario", cit., lug. cit.,
pág. 890.
67
.- MONTERO AROCA, Derecho jurisdiccional, II, Proceso Civil 2°., cit., pág. 232.
68
.- La importancia del embargo dentro del proceso de ejecución ha sido puesta de relieve
de forma diáfana por CARRERAS (El embargo de bienes, cit., pág. 98) "... sin la
existencia del embargo no puede precederse a la realización de ninguna de sus formas; el
embargo es, en éste y sólo en este sentido, presupuesto de los demás actos de naturaleza
ejecutiva".
69
.- En contra, SENES MOTILLA, "Consideraciones sobre la fuerza ejecutiva de la letra
de cambio y el juicio ejecutivo cambiario", cit., lug. cit., pág. 500.
407
70
.- Esta situación es abordada por la SAP de Burgos, Secc. 3a, de 24 de enero de 1990
(RGD, núms. 656-66, oct.-novbre. 91, págs. 9611 y 9612) y se resuelve en el sentido que
estimamos correcto: "(...), es evidente que hasta que no se termina la fase de
requerimiento de pago a todos los demandados, no puede válidamente seguirse el juicio a
no ser que se pretenda que, continuando el juicio por aplicación estricta de la dicción del
artículo 1463 de la Ley de Enjuiciamiento Civil -lo que puede originar una más que
difícil ordenación del procedimiento cuando haya una pluralidad de demandados que
vayan personándose en juicio en forma sucesiva-, si paga el último de los requeridos, se
decreta la nulidad de lo actuado y se cierre entonces el procedimiento abierto, con los
perjuicios económicos y procesales que ello llevaría consigo".
408
h) Oposición a la ejecución.
71
.- En la SAP de Burgos, citada en la nota anterior, se declara que: "(...) obligar a un
demandado cambiario a formular su defensa mediante la alegación de su causa de
oposición frente a la acción ejercitada contra él sin saber si los demás co-demandados
van o no a comparecer en autos y en qué forma, le causa una evidente indefensión, ya
que no sabe si va a ser el único que se oponga o va ha haber otras personas que, al
personarse en las actuaciones van en buena lógica a oponerse a la acción ejercitada
contra todos, circunstancia que puede llevar a adoptar una u otra línea de defensa;
indefensión que, además, es predicable por la desigualdad que origina frente a los otros
demandados quienes, al comparecer después y poder con ello tomar conocimiento del
estado de las actuaciones y con ello de la defensa de quien formuló su oposición en
primer lugar, puede perjudicar a éste haciéndole partir en el período procesal siguiente en
una situación de inferioridad frente a los demás".
72
.- O, como declara la SAP de Burgos, Secc. 3a, de 24 de enero de 1990: "(...), cuando
haya varios demandados en un juicio ejecutivo, no cabe decretar la rebeldía de ninguno
de ellos hasta que no ha transcurrido el plazo de tres días que previene el artículo 1462 al
último de los demandados y sólo entonces otorgar a todos los debidamente personados en
autos el plazo de cuatro días para formular el escrito de oposición (...)".
73
.- Vid. supra, págs. 393 y 394.
409
74
.- Vid. supra pág 397. y bibliografía allí citada.
Porque no hay unidad de sentencia, se ha afirmado que en el litisconsorcio
voluntario no existe un verdadero litisconsorcio, pues, no existe una verdadera
comunidad de suerte; vid. GONZÁLEZ VELASCO, "En el llamado litisconsorcio
voluntario no hay litisconsorcio", cit., lug. cit., pág. 673.
75
.- PRIETO-CASTRO, Tratado de Derecho procesal civil,'l, cit., pág. 384.
76
.- Vid. en este sentido, FAIREN GUILLEN, "Sobre el litisconsorcio en el proceso
civil", cit., lug. cit., págs. 143 y ss; PRIETO-CASTRO, ob. cit. nota anterior, pág. 383;
GONZALEZ VELASCO, "En el llamado litisconsorcio voluntario no hay litisconsorcio",
cit., lug. cit., págs. 646 a 649; RAMOS MÉNDEZ, Derecho procesal civil, I, cit., págs.
290 y 291; MONTERO AROCA, Derecho jurisdiccional, II, Proceso civil 1°, cit., págs.
49 y 50; MORENO CATENA, Derecho procesal civil, cit., pág. 89.
77
.- Así, PRIETO-CASTRO sostiene que el litisconsorcio necesario es de dos clases:
eventualmente necesario o cuasinecesario o especial y necesario en sentido estricto
(Tratado de Derecho procesal civil, I, cit., pág. 383).
78
.- Cfr. FARIEN GUILLEN, "Sobre el litisconsorcio en el proceso civil", cit., lug. cit.,
pág. 143; D A VIL A MILLAN, Litisconsorcio necesario. Concepto y tratamiento
procesal, cit., pág. 28.
410
79
.- Vid. FAIREN GUILLEN, "Sobre el litisconsorcio en el proceso civil", cit., lug. cit.,
págs. 143 a 145.
80
.- CARRERAS DEL RINCÓN, La solidaridad de las obligaciones desde una óptica
procesal, cit., págs. 207 y ss. Por el contrario, el autor sostiene que tanto la sentencia
como la cosa juzgada sólo despliegan eficacia entre las partes y sus causahabientes.
81
.- CARRERAS DEL RINCÓN, ob. cit., nota anterior pág. 209.
82
.- No basta que se deduzca en el proceso una relación jurfdico-material plurisubjetiva
para exigir sin más el litisconsorcio necesario. Es preciso examinar el petitum de la
acción afirmada. Así, no puede exigirse el litisconsorcio necesario cuando se ejerciten
acciones de condena, pues, conforme a lo establecido en los arts. 1137 y ss. CC, el
acreedor puede dirigir su demanda contra uno, contra varios o contra todos los deudores
solidarios sin que le puedan oponer la excepción de litisconsorcio. En cambio, la
necesidad del litisconsorcio, en la solidaridad de las obligaciones, se produce cuando se
ejercitan acciones constitutivas y, en ocasiones, cuando éstas son declarativas. Vid. en
este sentido, CARRERAS DEL RINCÓN, La solidaridad de las obligaciones desde una
óptica procesal, cit., págs. 121 y ss.
El vínculo de solidaridad impuesto por el art. 57 LCCH excluye toda posibilidad
de surgimiento del litisconsorcio pasivo necesario cuando el acreedor cambiario demande
a alguno o algunos de los responsables cambiarios y no a todos. Cfr., entre otras
resoluciones, la SAT de Bilbao, de 30 de junio de 1988 (RGD, núms. 538-39, julio-
agosto 1989, págs. 5108 y 5109).
411
determinen las normas del Derecho material, el fallo deba ser único
para todas las partes en el litigio.
litisconsorio de unitario .
".- Vid. CARRERAS DEL RINCÓN, La solidaridad de las obligaciones desde una
óptica procesal, cit., págs. 211 y 212.
412
84
.- La excepción de pago tiene una naturaleza especial. No es una excepción real o
absoluta; ahora bien, puede oponerla cualquier deudor contra el acreedor que ha sido
satisfecho. Vid. en este sentido, GARRIGUES, Curso de Derecho Mercantil, tomo I, cit.,
pág. 794; ALONSO SOTO, "El pago de la letra de cambio", cit., lug. cit., pág. 625.
85
.- CARRERAS DEL RINCÓN, La solidaridad de las obligaciones desde una óptica
procesal, cit., pág. 217.
413
86
.- Vid. al respecto, CASALS COLLDECARRERA, Estudios de oposición cambiaria,
V, 1a ed., Barcelona, 1990, pág. 270.
414
i) Procedimiento de apremio.
87
.- En el caso de que la sentencia de remate hubiera sido apelada, la realización forzosa
de los bienes embargados podrá tener lugar, a pesar de la apelación, si el ejecutante
presta fianza suficiente (art. 1476 LEC).
88
.- La inclusión del procedimiento de apremio dentro del juicio ejecutivo ha sido objeto
de crítica por parte de la doctrina, pues estima que las normas relativas al procedimiento
de apremio no son exclusivas del juicio ejecutivo -proceso especial de ejecución-, sino
que tienen un campo de aplicación mucho más amplio que abarca la ejecución de las
condenas pecuniarias independientemente de la naturaleza del título ejecutivo. Vid. sobre
esta cuestión, Capítulo Primero, pág. 32.
415
haga efectiva por los cauces del juicio ejecutivo. La LCCH y la LEC
les otorgan tal derecho. El ejercicio de la acción de regreso se rige por
dos importantes principios: uno, de preferencia por el reembolsante
que libera a mayor número de obligados y otro, de adquisición por el
reembolsante de la cualidad de legítimo tenedor con sus
correspondientes derechos 90. En base a tales principios, el título
ejecutivo debe ser entregado, a quien libere a mayor número de
responsables cambiarios (v.gr. librador, endosante de fecha anterior).
Sería absurdo, a nuestro parecer, que los otros deudores que hubieran
satisfecho parte de la deuda pudieran conservar una acción de
naturaleza cambiaria contra las mismas personas frente a las que están
obligados a garantizar el pago de la letra. No obstante, la pérdida de la
acción cambiaria no comporta, la de las acciones civiles que les
correspondan.
B) lus varianti.
a) Planteamiento de la cuestión.
93
.- La excusión y la insolvencia eran presupuestos del ins variandi en el sistema del
CCom(cfr. arts. 516 y 518).
94
.- En el art. 1144 CC se dispone: "El acreedor puede dirigirse contra cualquiera de los
deudores solidarios o contra todos ellos simultáneamente. Las reclamaciones entabladas
contra uno no serán obstáculo para las que posteriormente se dirijan contra las demás,
mientras no resulte cobrada la deuda por completo".
95
.- Vid. entre otros, PÉREZ DE LA CRUZ BLANCO, "Las acciones cambiarías", cit.,
lug. cit., pág. 666; SANCHEZ CALERO, "La reforma del Derecho cambiario dentro de
la reforma del Derecho mecantil", cit., lug. cit., págs. 498 y 499; POLO, "La protección
del acreedor cambiario ante el impago de la letra", cit., lug. cit., págs. 126 y 127;
RODRIGUEZ JIMENEZ, "Acciones, excepciones y prescripción de la letra de cambio",
en La letra de cambio, el pagaré y el cheque en la Ley 19/1985 de 16 de julio, cit., págs.
173 y 174.
418
96
.- Vid. supra, pág. 391.
97
.- Vid. supra, pág. 391.
98
.- FERNANDEZ LÓPEZ, Derecho procesal civil, I, cit., pág. 572. Añade el citado autor
que no es "razonable permitir al acreedor que, lite pendente, abandone la acción frente a
un deudor solidario y la dirija frente a otro; y menos aún si no la abandona e incoa un
litigio paralelo".
".- Vid. en este sentido, SENES MOTILLA, "Consideraciones sobre la fuerza ejecutiva
de la letra de cambio y el juicio ejecutivo cambiario", cit., lug. cit., pág. 500.
420
Resulta obvio que las cuestiones que suscita el ejercicio del ins
variandi -cuestiones que acabamos de apuntar y en la medida de lo
posible resolver- desaparecen si previamente el acreedor desiste del
proceso de ejecución ya incoado. Ahora bien, en relación con este
tema debe señalarse que el desistimiento no es, en ningún caso,
presupuesto del ius variandi 10°.
1. Consideraciones generales.
100
.- Es decir, a pesar de los problemas de carácter procesal que se creen, el ¡us variandi
regulado en el art. 1144 CC, permite que se multipliquen las reclamaciones judiciales.
Cfr. DIEZ-PICAZO, Fundamentos del Derecho civil patrimonial, II, cit., pág. 209.
421
101
.- No ha sido el alzamiento del embargo la única medida procesal propuesta para evitar
que las consecuencias de una posible ejecución injusta se prolonguen en el tiempo. El
Anteproyecto de Ley Cambiaria y del Cheque de 1984 preveía que si en el plazo de cinco
días hábiles siguientes al requerimiento judicial de pago, el deudor o deudores negaban
categóricamente su firma o alegaban falta absoluta de representación, podía el Juez, a la
vista de las circunstancias del caso y documentación aportada, suspender el embargo
exigiendo, si lo consideraba conveniente, caución o garantía adecuada (Vid.
Documentación Jurídica. Monográfico dedicado a la "Ley Cambiaria y del Cheque" de
16 de julio de 1985, cit., pág. 197).
En concreto en el art. 68 del mencionado Anteproyecto se disponía que:
"Despachada la ejecución, se entregará el mandamiento a un Agente Judicial, el cual
requerirá al deudor o deudores demandados, a fin de que, en el plazo improrrogable de
cinco días hábiles se personen en el Juzgado por sí o por medio de representante, ya para
realizar el pago, ya para consignar o garantizar adecuadamente la cantidad reclamada, o
ya para negar categóricamente la autenticidad como propia de la firma en la letra de
cambio o alegar la inexistencia total de cualquier representación por quien la suscribió en
su nombre.
Transcurrido dicho plazo sin que el deudor hubiere pagado, consignado o
garantizado la cantidad reclamada, se procederá de inmediato a embargarle bienes
suficientes a cubrir la cantidad por la que se haya despachado la ejecución y las costas,
los cuales se depositarán con arreglo a derecho.
Si el deudor o deudores negaren categóricamente su firma o alegaren la falta
absoluta de representación, podrá el Juez, a la vista de las circunstancias del caso y
documentación aportada, suspender el embargo, exigiendo, si lo considera conveniente,
la caución o garantía adecuada".
El Anteproyecto de 1984 seguía en este punto a la Ley Cambiaria italiana en
cuyo art. 64 se dispone que: "La oposición al mandamiento no suspende la ejecución;
pero el presidente del tribunal, o el pretor competente por la cuantía, en virtud del
recurso del oponente que desconozca la propia firma o la representación o bien, que
aduzca graves y fundados motivos, puede, con resolución motivada, examinados los
documentos aportados, suspender en todo o en parte los actos ejecutivos, exigiendo
caución idónea". Sobre el art. 64 Legg. camb., vid. supra, Capítulo Segundo, págs. 101a
105.
422
102
.- FERNANDEZ, RIFA y VALLS, Derecho procesal práctico, tomo VI, cit., pág. 560.
En parecidos términos se pronuncian, SENES MOTILLA, "Consideraciones sobre la
fuerza ejecutiva de la letra de cambio y el juicio ejecutivo cambiario", cit., lug. cit., pág.
501; CORTES DOMÍNGUEZ, "El nuevo juicio ejecutivo cambiario", cit., lug. cit., págs.
885 y 886.
m
.- El alzamiento del embargo, ex art. 68 LCCH, consiste en una declaración de
voluntad que anula la decisión jurisdiccional de proceder al embargo contenida en el auto
que despacha ejecución.
104
.- La enmienda núm. 68 presentada por el Grupo Centrista, en el Congreso de los
Diputados, solicitaba la supresión del art. 68 al entender "que bastan las normas del
Juicio ejecutivo de la Ley de Enjuiciamiento Civil, recientemente modificada, sin
introducir correctivos o procedimientos especiales". Por su parte, el Grupo Popular
presentó dos enmiendas al art. 68. En la enmienda núm. 130 abogaba por la supresión del
citado artículo. En la justificación de dicha enmienda, se dice que el Proyecto de Ley
423
106
.- Cfr. FERNANDEZ, RIFA y VALLS, Derecho procesal práctico, tomo VI, cit., pág.
573.
425
107
.- En la práctica el requerimiento de pago, el embargo de bienes y la citación de remate
se documentan en la misma diligencia.
I08
.- Así lo entiende la doctrina, aun cuando del art. 68 podría inferirse que en el acto de
la diligencia de requerimiento de pago sólo cabría alegar la falta absoluta de
representación; vid, por todos, FERNANDEZ LÓPEZ, Derecho procesal civil, IV, cit.,
pág. 86.
426
109
.- Este inconveniente -o contradicción- se salvaba en el Anteproyecto de Ley
Cambiaria y del Cheque de 1984, en cuyo art. 68 se establecía que tales manifestaciones
debían hacerse en presenciajudicial (vid. supra, nota 101).
"°.- Vid. en este sentido, FERNANDEZ LÓPEZ, Derecho procesal civil, IV, cit., págs.
85 y 86; y DE LA OLIVA, "Tratamiento procesal de la letra, el cheque y el pagaré", cit.,
lug. cit., pág. 62.
427
"2.- La doctrina señala, como un caso clásico de estafa procesal, el engaño al Juez, quien,
en virtud de error, dicta una resolución injusta y gravosa económicamente para una de las
partes. Vid. al respecto, BUSTOS RAMÍREZ, Manual de Derecho penal, Parte especial,
1a ed., Barcelona, 1986, págs. 233 a 235.
El Código Penal vigente también atribuye al fraude procesal la condición de
agravante del delito de estafa (cfr. art. 250.1.2°).
"3.- MUÑOZ SABATE, "El levantamiento condicional de embargo en el proceso
ejecutivo cambiario", en Revista jurídica de Cataluña, núm. 2, 1986, pág. 39.
"4.- Vid. en este sentido, MAJADA, Práctica del juicio ejecutivo, cit., págs. 108 y 109.
El autor estima que es aplicable, a las manifestaciones mendaces que el deudor haga ante
un funcionario judicial con ocasión de la diligencia del art. 1442 LEC, o una vez
promovido el juicio ejecutivo (art. 68.1a LCCH), o antes de iniciarse éste (art. 68.3a
LCCH), la doctrina que rechaza la procedencia de sancionar en vía penal la conducta de
quien niega la autenticidad de la firma, en las diligencias preparatorias de la ejecución,
para impedir el acceso al juicio ejecutivo.
429
"9.- Vid. portodos, FERNANDEZ LÓPEZ, Derecho procesal civil, IV, cit., pág. 85.
120
.- Vid. sobre este particular, VELASCO SAN PEDRO, La representación en la letra
de cambio, cit., pág. 88.
12
'.- Vid. portodos, FERNANDEZ LÓPEZ, Derecho procesal civil, IV, cit., pág. 85.
431
122
.- DE LA OLIVA, "Tratamiento procesal de la letra, el cheque y el pagaré", cit., lug.
cit., pág. 61.
l23
.- En la regla tercera del art. 68 LCCH se dispone que:
"En ningún caso se levantará el embargo cuando la letra de cambio se encuentre en
alguno de los casos siguientes:
a) Cuando el libramiento, la aceptación, el aval o el endoso hayan sido
intervenidos, con expresión de la fecha por Agente de Cambio y Bolsa o
Corredor de Comercio Colegiado, o las respectivas firmas estén
legitimadas en la propia letra por Notario.
b) Cuando se trate de ejecución despachada contra un obligado cambiario
que, en el protesto o requerido de pago notarialmente o en acto de
conciliación antes de iniciarse el juicio ejecutivo, no hubiera negado
categóricamente la autenticidad de su firma en la letra, o no hubiera
alegado la falta absoluta de representación.
c) Cuando el obligado cambiario hubiere reconocido su firma judicialmente o
en documento público".
Respecto al contenido del apartado a) debe entenderse suprimida la referencia a
los Agentes de Cambio y Bolsa, ya que, como es sabido, por la Ley 24/1988, de 28 de
julio, del Mercado de Valores, aquéllos han quedado, en todo caso, privados de su
condición de fedatarios mercantiles.
l24
.- En cambio, CORTES DOMÍNGUEZ ("El nuevo juicio ejecutivo cambiario", cit.,
lug. cit., pág. 880) otorga a las "circunstancias del caso" un carácter meramente subjetivo
y señala que será la credibilidad y la calidad personal y moral del deudor la determinante
del alzamiento del embargo.
l25
.- Siguiendo a GUTIERREZ DE CABIEDES ("La excepción de carácter", en Estudios
de Derecho procesal, cit., pág. 282) entendemos por acreditar, justificar, "afrontar una
prueba semiplena, que engendra en el Juez no una certeza, sino una simple posibilidad, o
si se quiere, la no certeza del hecho contrario". Vid. en el mismo sentido, BURGOS
432
128
.- Cfr. LÓPEZ PEÑA y CASA, La prueba pericial caligráfica, 2a ed., Buenos Aires,
1993,pág. 63.
l29
.- Vid infra, pág. 448.
l30
.- En estos términos se expresa DE LA OLIVA ("Tratamiento procesal de la letra, el
cheque y el pagaré", cit., lug. cit., pág. 64). Ahora bien, quizá estas dificultades se
desvanezcan si descendemos del plano teórico al práctico. Por ejemplo, el supuesto de
los auxiliares dependientes del empresario. El gerente o factor mercantil es un auxiliar
del empresario al que se confieren poderes generales para administrar, dirigir y contratar
sobre todo lo que forma parte del normal u ordinario giro y tráfico de la empresa (art. 283
CCom). Su nombramiento, así como el otorgamiento de los poderes generales, puede
realizarse en forma escrita, mediante escritura pública que se inscribirá en el Registro
Mercantil; formalidad a la que también debe sujetarse la revocación del poder (cfr. arts.
87.2 y 94.5 RRM). Por tanto, la revocación del poder, o la ausencia del mismo, puede
probarse mediante certificación expedida por el Registrador (arts. 23.1 CCom y 77
RRM); y también puede acreditarse por referencia a los datos publicados en el Boletín
Oficial del Registro Mercantil (arts. 21.1 CCom; 386.5 y 388.10 RRM).
131
.- Vid. en este sentido, SENES MOTILLA, "Consideraciones sobre la fuerza ejecutiva
de la letra de cambio y el juicio ejecutivo cambiario", cit., lug. cit., pág. 503.
434
l32
.- En este sentido se pronuncia MUÑOZ SABATE, "El levantamiento condicional de
embargo en el proceso ejecutivo cambiario", cit., lug. cit., págs. 41 y 42.
l33
.- Cfr. CALA VIA MOLINERO y BALDO DEL CASTANO, Letra de cambio, cit.,
pág.31.
l34
.- Cfr. DE LA OLIVA, "Tratamiento procesal de la letra, el pagaré y el cheque", cit.,
lug. cit., págs. 65 y 66.
435
U5
.- Recuérdese que el despacho de la ejecución, en sentido amplio, incluye importantes
actividades anteriores a la declaración de voluntad con que da comienzo la ejecución
forzosa, y de la que son presupuesto necesario, v. gr. examen de los presupuestos
procesales, análisis de la regularidad formal del título ejecutivo; cfr. FERNANDEZ
LÓPEZ, Derecho procesal civil, III, cit., págs. 173 a 184.
l36
.- Quizá sea una apariencia falsa. Hemos dicho que la ejecución está correctamente
despachada, y que el Juez tendrá dificultades para adquirir certeza sobre la falsedad de la
firma y la falta absoluta de representación, por tanto, si decide alzar el embargo, con toda
seguridad exigirá caución.
436
!37
,- Una documentación que diera cuenta de la solvencia del deudor podría ser la
declaración del impuesto sobre el patrimonio, o, en su caso, del impuesto de sociedades.
Vid. en este sentido, ORTELLS RAMOS, El embargo preventivo, cit., pág. 111.
l38
.- Vid. TOME PAULE, "Teoría de las cauciones procesales", en Revista de Derecho
Procesal Iberoamericana y Filipina, núm. 4., 1962, págs. 789 y 790. Este autor divide las
garantías procesales en dos grandes grupos: garantías que tienen una finalidad
institucional (v. gr. garantías encaminadas a lograr: la imparcialidad de los órganos
jurisdiccionales, la marcha normal del proceso, la actuación uniforme de los órganos
jurisdiccionales) y garantías con una finalidad patrimonial.
437
139
.- Debe reconocerse, sin embargo, que la identificación entre los términos fianza y
caución tiene su apoyo en nuestro Derecho histórico. Vid. sobre este tema, TOME
PAULE, ob. y lug. cit. nota anterior, pág. 785; CALDERÓN CUADRADO, Las medidas
cautelares indeterminadas en el proceso civil, 1a ed., Madrid, 1992, pág. 50;
CABALLOL ANGELATS, La ejecución provisional en el proceso civil, Barcelona,
1993, págs. 208 a 210.
l40
.- DIEZ-PICAZO, Fundamentos del Derecho civil patrimonial, II, cit., págs. 414.
141
.- Lo impiden, v. gr., los arts. 385 y 1428 LEC.
142
.- Error jurídico puesto de relieve por ORTELLS RAMOS, Comentario al art. 385
LEC, en Comentarios a la reforma de la Ley de Enjuiciamiento civil. Ley 34/1983 de 6
de agosto de 1984, cit., pág. 290.
438
l43
.- No obstante, parece ser que en la generalidad de los casos no sucede así, sino que el
Juez acuerda o no el alzamiento del embargo, en función de que decida, o no, ordenar al
ejecutado que preste caución. Cfr. FERNANDEZ LÓPEZ, RIFA y VALLS, Derecho
procesal práctico, tomo VI, cit., pág. 582.
144
.- A falta de la caución, sólo se cuenta con el patrimonio del solicitante como sustrato
ordinario de la responsabilidad de todo deudor (art. 1911 CC); vid. al respecto,
ORTELLS RAMOS, El embargo preventivo, cit., pág. 110. La idea de garantía implica
un especial refuerzo que puede añadirse a algunos créditos. Por tanto, la responsabilidad
patrimonial universal del deudor no es una auténtica forma de garantía, ya que es un
elemento común a todos los acreedores; vid. sobre el particular, DIEZ-PICAZO,
Fundamentos del Derecho civil patrimonial, II, cit., págs. 123 a 126.
l45
.- Vid. en este sentido, ORTELLS RAMOS, Derecho Jurisdiccional, II, Proceso civil
2°, cit., pág. 267; CALDERÓN CUADRADO, Las medidas cautelares indeterminadas
en el proceso civil, cit., págs. 56 y 57.
439
B) Cuantía de la caución.
147
.- Téngase en cuenta que consignando la cantidad reclamada se evitaría el embargo sin
tener que acreditar la falsedad de la firma o la falta absoluta de representación.
l48
.- Vid. en este sentido la STC 202/1987 (2.a) de 17 de diciembre en la que se declara
que: "Es ese interés concretado en el eventual perjuicio el que el Juez ha de ponderar,
junto con las demás circunstancias, entre las cuales, ..., la de la cuantía discutida en el
proceso ..., que motivó, en definitiva, la fijación de la fianza..." (f.j. 5°).
149
.- Vid. supra, págs. 431 a 434.
441
C) Calidad de la caución.
150
.- Por este motivo, entendemos que el Juez no debería aceptar como caución una
simple manifestación de bienes. No obstante, la anterior conducta sí es admitida como
caución por MUÑOZ SABATE, "El levantamiento condicional de embargo en el proceso
ejecutivo cambiario", cit., lug. cit., pág. 331.
442
l51
.- Las cargas procesales son, según GOLDSCHMIDT (Derecho procesal civil, cit.,
pág. 203) "imperativos del propio interés". En virtud de ellas, la parte procesal se ve
constreñida a realizar una determinada conducta procesal para evitar las consecuencias
desfavorables (perjuicio procesal) que legalmente se derivan de su no realización.
l52
.- A nuestro entender, la declaración equivalente no puede equipararse al protesto a los
efectos de evitar el alzamiento del embargo. Es la presencia de un fedatario público la
que otorga a la negación de la autenticidad de la firma o a la falta absoluta de
representación la eficacia prevista en la regla tercera del art. 68 LCCH. La declaración
equivalente ex art. 51 LCCH nada añade al documento privado. No obstante, hay
opiniones opuestas a la que sostenemos; vid. VAZQUEZ BONOME, Tratado de
Derecho cambiario, cit., pág. 318.
l53
.- El reconocimiento judicial del art. 68.3a.c) LCCH no debe adecuarse, de forma
necesaria, a lo dipuesto en los arts. 1430 y 1431 LEC. Se ha señalado al respecto, que
cualquier reconocimiento judicial despliega los efectos sancionados en la LCCH (vid. en
este sentido, CORTES DOMÍNGUEZ, Derecho procesal. Proceso civil, cit., pág. 423).
443
A) Competencia.
CAPITULO CUARTO.
SER
del acreedor a obtener la condena del deudor, sino que solamente
impide que aquél pueda alcanzar la tutela judicial a través de los
cauces privilegiados del juicio ejecutivo.
1. Deuda pecuniaria.
inferirse lo contrario. Y ello tiene que ser así, porque no es razonable entender que el
Juez deba despachar ejecución de forma automática sin analizar, v. gr. si la expresión
numérica que consta en el título ejecutivo es superior a 50.000 pts. Vid. en este sentido,
FERNANDEZ LÓPEZ, Derecho procesal civil, IV, cit., pág. 84; MONTERO AROCA,
Derecho jurisdiccional, II, Proceso civil 2°, cit., pág. 231; CORTES DOMÍNGUEZ,
Derecho procesal. Proceso civil, cit., pág. 426; ORTIZ NAVACERRADA, "Aspectos
procesales-ejecutivos de la Ley 19/1985, de 16 de julio, cambiaria y del cheque", (I), en
Actualidad Civil, núm. 7, diciembre 1985, pág. 362.
En contra GÓMEZ DE LIAÑO (Jurisprudencia cambiaria. Juicio ejecutivo, cit.,
pág. 143), quien afirma que estimándose el Juez competente "despachará la ejecución, ya
que al juicio ejecutivo cambiario no le son aplicables los párrafos primero y segundo del
art. 1467 según dispone el art. 67 de la LCCH, por lo que aquella posibilidad prevista por
el art. 1440 con carácter general para el juicio ejecutivo, es evidente, que no se produce
en el cambiario".
3
.- Por otra parte, aunque también quepa reclamar en juicio ejecutivo ordinario créditos
que tengan por objeto la entrega de cosas o especies que se cuentan, pesan o miden (art.
1436.3 LEC) y efectos privados o públicos, sean o no negociables en Bolsa (arts. 1437 y
1438 LEC), las deudas en especie no pueden encontrar satisfacción, en forma específica,
por los cauces del mencionado juicio. Esta es una opinión general en la doctrina
procesalista; vid. por todos, MANRESA Y NAVARRO, Comentarios a la Ley de
Enjuiciamiento civil, tomo VI, cit., págs. 416 a 419. En contra REYES MONTERREAL
(El llamado juicio ejecutivo en la L.E.C, española, I, cit., págs. 138 a 145) quien postula
la satisfacción de las deudas en especie por los trámites del juicio ejecutivo.
.- HERNÁNDEZ GIL, Obras completas, tomo III, Derecho de obligaciones, Madrid,
1988, pág. 126.
304
5
.- HERNÁNDEZ GIL, ob. cit. nota anterior, pág. 114.
6
.- Frente a las deudas de moneda individual y a las de especie monetaria, se considera a
las deudas de suma de dinero como las genuinas deudas pecuniarias. En estas últimas son
indiferentes los signos o medios de pago y lo que se requiere es que posean valor o curso
legal. Vid. al respecto, LACRUZ BERDEJO, Elementos de Derecho civil, II, Derecho de
obligaciones, vol. primero, 2a ed., Barcelona, 1985, págs. 136 y 137; DIEZ-PICAZO,
Fundamentos del Derecho civil patrimonial, II, Las relaciones obligatorias, 4a ed.,
Madrid, 1993, págs. 257 a 259; PUIG BRUTALI, Fundamentos de Derecho civil, tomo I,
vol. II, Derecho general de las obligaciones, 4a ed., Barcelona, 1988, págs. 326 a 328;
BONET CORREA, Las deudas de dinero, Madrid, 1981, págs. 290 y ss., también de este
último autor, Comentarios al Código civil y Compilaciones faroles, (dirigidos por M.
Albaladejo y S. Díaz Alabart), tomo XVI, vol. 1°, arts. 1156 a 1213 CC, 2a ed., Madrid,
1991, pág. 155; "Problemática actual de las obligaciones pecuniarias", en Revista de
Derecho Notarial, núm XXXVI, abril-junio 1962, pág. 200; y "Las cuestiones
interpretativas del artículo 1170 del Código civil sobre el pago de las deudas de dinero",
en Anuario de Derecho Civil, tomo XXIV, fascículo IV, octubre-diciembre, 1971, pág.
1118; VATTIER FUENZALIDA, "Problemas de las obligaciones pecuniarias en el
Derecho español", en Revista Crítica de Derecho Inmobiliario, enero-febrero 1980, núm.
536, págs. 55 a 60; PAZ-ARES, Comentario del Código Civil, tomo II, Madrid, 1991,
pág. 201; ALB AC AR LOPEZ y SANTOS BRIZ, Código civil. Doctrina y
jurisprudencia, tomo IV, arts. 1088 a 1444, I a ed., Madrid, 1991, pág. 305.
.- El hecho de que a las obligaciones pecuniarias les sea aplicable la máxima genus
nunquam perit no comporta, ineludiblemente, su sujeción al régimen jurídico de las
obligaciones genéricas (v. gr. no es aplicable a las deudas de suma de dinero el
procedimiento de determinación del art. 1167 CC); vid. en este sentido, PUIG BRUTAU,
Fundamentos de Derecho civil, tomo I, vol. Il, cit., pág. 325; HERNANDEZ GIL, Obras
305
2. Cantidad líquida.
brevemente expondremos .
completas, tomo III, Derecho de obligaciones, cit., págs. 126 y 127; VATTIER
FUENZALIDA, "Problemas de las obligaciones pecuniarias en el Derecho español", cit.,
lug. cit., págs. 56 y 57; BONET CORREA, Las deudas de dinero, cit., págs. 271 a 274.
8
.- Vid. ampliamente tratado, VATTIER FUENZALIDA, voz "Obligaciones líquidas", en
Nueva Enciclopedia Jurídica, tomo XVIII, oblig-parr, Barcelona, 1986, págs. 128 a 131.
9
.- Vid. IGLESIAS, Derecho romano. Instituciones de Derecho privado, 6a ed.,
Barcelona, 1972, págs. 520 y 521.
'°.- Entre los autores que perfilan la categoría de las obligaciones líquidas basándose en
el aspecto de su incontestabilidad, vid. HEDEMANN, Tratado de Derecho civil, vol. Ill,
Derecho de obligaciones, (trad. J. Santos Briz), Madrid, 1958, pág. 198; LAURENT,
Principes de Droit civil français, tome dix-huitième, 4ème éd., Bruxelles, 1887, págs.
416a 425, para quien un crédito cuya legalidad es contestada no es líquido, "..., il y a lieu
à procès; donc la dette est litigieuse, loin d'être liquide". Incluso afirma que desde el
momento en que es preciso hacer una liquidación "qu'elle soit facile ou non", el crédito
no es líquido; sin embargo, advierte que la jurisprudencia admite la compensación de
créditos que pueden ser fácilmente liquidados. En el mismo sentido, POTHIER (Oeuvres
contenant les Traités du Droit français, nouvelle édition par M. Dupin, tome premier,
Bruxelles, 1829, pág. 194), quien afirma que "une dette es liquide, lorsqu'il est constant
qu'il est dû, et combien il est dû, cum cerium est an et quantum debeatur. Une dette
contestée n'est donc pas liquide". Para TOULLIER (Le Droit civil français, nouvelle
édition, tome quatrième, Bruxelles, 1848, págs. 133 y 134) una deuda líquida debe reunir
dos requisitos: 1.° la certeza de su existencia, y 2.° la determinación de su cuantía o de la
suma a la que asciende. Puntualiza este último autor que la contestación o
306
l4
.- Vid. sobre el particular, y entre otras muchas, las sentencias del TS (Sala 1 .a) de 31 de
enero de 1978 (RAJ 20), 12 de abril de 1985 (Col. Leg. num. 235), 30 de marzo de 1988
(Col. Leg. num. 269), 12 de julio de 1988 (Col. Leg. num. 678), 21 de noviembre de
1988 (Col. Leg. num. 879), 5 de julio de 1989 (Col. Leg. num. 539), 5 de marzo de 1990
(RAJ 1896), 19 de mayo de 1991 (RAJ 3713), 6 de junio de 1991 (RAJ 4422), 22 de
julio de 1991 (RAJ 5412), 4 de noviembre de 1991 (RAJ 8139), 28 de marzo de 1992
(RAJ 2341), 22 de septiembre de 1992 (RAJ 7017), 27 de'octubre de 1992 (ROD, num.
583, abril 93, págs. 3057 a 3061), 24 de marzo de 1994 (RAJ 2173), de 24 de mayo de
1994 (RAJ 3741), 29 de septiembre de 1994 (RAJ 7025).
l5
.- Un examen exhaustivo de las obligaciones líquidas sobrepasaría los límites propios
del presente trabajo.
i6
.- Aunque a nuestro juicio, la ¡liquidez es una modalidad de incertidumbre, y en este
sentido puede sostenerse que es incierta aquella obligación cuyo objeto está
indeterminado. Ahora bien, desde otra perspectiva puede afirmarse que la certeza de la
existencia de la deuda emana, no de su naturaleza o de la forma en que se consigna, sino
de la clase de documento en el que se expresa.
l7
.- TAPIA FERNANDEZ, La compensación en el proceso civil, Madrid, 1988, pág. 113.
308
25
.- REDENTI, Derecho procesal civil, tomo H, cit., págs. 310 y 311.
Según el Diccionario de la Real Academia con el término endíadis se hace
referencia a "una figura de la retórica por la cual se expresa un solo concepto con dos
nombres coordinados".
26
.- "El título ejecutivo sería, pues, una prueba "integral" de que el crédito existe y de que
el prestador del título está legitimado para pedir una determinada tutela efectiva"
(MICHÈLI, Derecho procesal civil, III, cit., pág. 9).
2
\- Vid. más ampliamente supra Capítulo Tercero, págs. 272 y ss.
nuevo título ejecutivo (art. 1429.7° LEG), y si bien lo hace con la
finalidad de evitar que los valores anotados en cuenta reciban un trato
discriminatorio respecto de los valores representados mediante un
*\ Q
28
.- En el art. 5.1 de la Ley 24/1988, de 28 de julio, del Mercado de Valores dispone que:
"Los valores negociables podrán representarse por medio de anotaciones en cuenta o por
medio de título. La modalidad de representación elegida habrá de aplicarse a todos los
valores integrados en una misma emisión". Para otorgar el mismo tratamiento procesal a
los valores, independientemente de la forma de representación, se integra el art. 1429 con
un nuevo apartado, el séptimo, según el cual tienen aparejada ejecución: "Los
certificados expedidos por las entidades encargadas de los registros contables respecto de
los valores representados mediante anotaciones en cuenta a los que se refiere la Ley
24/1988, de 28 de julio, del Mercado de Valores, siempre que se acompañe copia de la
escritura pública de representación de los valores o, en su caso, de la emisión".
29
.- Esta configuración del título ejecutivo es cuestionada, tanto desde una óptica teórica
como práctica, entre otros, por FERNANDEZ LÓPEZ, Derecho procesal civil, IV, cit.,
pág. 43. Asimismo, CORTES DOMÍNGUEZ, "La reforma en el juicio ejecutivo y
proceso de ejecución", en Comentarios sobre la reforma procesal, (Ley 10/92, de 30 de
abril), Oviedo, 1992, págs. 128 y 129, reconoce que la inautenticidad del documento
originará en la práctica no pocos problemas "centrados todos ellos en la discusión sobre
la existencia de aquellos elementos que dependen de la autenticidad del título".
Las críticas a la reforma procesal civil en este punto no son exclusivas de la
doctrina; en efecto, la no exigencia de fedatario público en la creación del título ejecutivo
del art. 1429.7° LEC supuso la presentación de una enmienda al proyecto de Ley de
Medidas Urgentes de Reforma Procesal: enmienda núm. 166, presentada por el Grupo
Popular, Boletín Oficial de las Cortes Generales. Congreso de los Diputados, de 18 de
marzo de 1992, Serie A, núm. 80-5, pág. 73, en la que se afirma que "atribuir fuerza
ejecutiva a certificaciones tan someramente descritas, como hace el texto del artículo, es
improcedente", y olvidando la innovación introducida por la LCCH, puntualiza que "los
títulos recogidos en el 1429 siempre han exigido una fehaciencia especial. No se acaba
de ver por qué un certificado de un servicio de compensación bancaria va a tener más
privilegios que la compensación judicial, o entre particulares".
FRANCO ARIAS ("Del juicio ejecutivo", cit., lug. cit., págs. 130 a 132)
considera que la causa de que se dote de ejecutividad a simples documentos privados,
reside en las necesidades del mercado que no siempre son incompatibles con la seguridad
jurídica. Así, en el supuesto del art. 1429.7° LEC, el hecho de que las certificaciones
sean emitidas por entidades cuyo funcionamiento está sometido a control administrativo
(argumento utilizado por el TC (Pleno) en su sentencia 14/1992, de 10 de febrero, f.j.5°,
para concluir que el art. 1435.4 LEC no vulnera el principio de igualdad que proclama el
art. 14 CE), junto a que dichas certificaciones se emiten a instancia de los titulares de los
valores anotados en cuenta y que no pueden expedirse, para los mismos valores y para el
ejercicio de los mismos derechos, más de un certificado al objeto de evitar la duplicidad
de títulos (arts. 12.3 Ley del Mercado de Valores y 19.3 RD 116/1992, de 14 de febrero,
sobre representación de valores por medio de anotaciones en cuenta y compensación y
liquidación de operaciones bursátiles), justifica, según FRANCO ARIAS, que pueda
312
A) En dinero efectivo.
32
.- Vid. el comentario al art. 944 de la Ley de Enjuiciamiento civil de 1855 por
MANRESA Y NAVARRO y REUS Y GARCÍA, en Ley de Enjuiciamiento civil, tomo
IV, cit., págs. 275 y 276.
33
.- Art. 2.1 de la Ley 10/1975, de 12 de marzo, de regulación de la moneda metálica.
34
.- Dinero efectivo como medio de pago significa moneda metálica y billetes de Banco;
en definitiva, moneda de curso legal (art. 1170.1 CC, la referencia a la "moneda de plata
u oro" es una dicción circunstancial, propia del sistema monetario vigente en la época de
la codificación). Una moneda tiene curso legal cuando goza de la sanción y
proclamación estatal; es decir, cuando se encuentra legalmente admitida como posible
medio general de pago. Además a la moneda se le puede imponer un curso forzoso; en
este supuesto, tiene que ser necesariamiente aceptada como medio de pago con pleno
poder liberatorio. Parte de la doctrina suele utilizar indistintamente ambas expresiones.
No obstante, el curso forzoso expresa, más exactamente, la irrecusabilidad del pago. La
Ley de 9 de noviembre de 1939 (RAL 1693) decretó el curso forzoso de los billetes del
Ì14
B) En moneda extranjera.
Banco de España que pasaron de esta forma a constituir medios de pago dotados de pleno
poder liberatorio. Con anterioridad, el billete de Banco era tan sólo un título valor. Sobre
los conceptos moneda de curso legal y curso forzoso, vid. DIEZ-PICAZO, Fundamentos
del Derecho civil patrimonial, II, cit., págs. 256 y 257; BONET CORREA, Comentarios
al Código civil y Compilaciones forales, tomo XVI, vol. 1°, cit., pág. 161; LACRUZ
BERDEJO, Elementos de derecho civil, II, Derecho de obligaciones, vol. primero, cit.,
pág. 133; HERNÁNDEZ GIL, Obras completas, tomo III, Derecho de obligaciones, cit.,
pág. 120; PUIG BRUTAU, Fundamentos de Derecho civil, tomo I, vol. H, cit., págs. 330
y331.
35
.- Según HERNÁNDEZ GIL (Obras completas, tomo III, Derecho de obligaciones, cit.,
pág. 121) el dinero bancario "està representado por los diversos documentos en los que
se contienen órdenes de pago respecto del dinero que previamente ha sido depositado en
los bancos o que se ha obtenido el derecho a disponer de él mediante la apertura de una
cuenta de crédito". En último término, el denominado dinero bancario o de giro tiene la
función de excluir la efectiva presencia del dinero (v. gr. cheques, pagarés, certificados
de depósito, giros bancarios).
36
.- Sobre las diferencias entre moneda extranjera y divisa, nos remitimos a lo dicho en el
Capítulo Tercero del presente trabajo. Vid. supra, págs. 155 y 156.
37
.- Vid. FERNANDEZ LÓPEZ, Derecho procesal civil, III, cit., pág. 190. Sobre la
distinción entre obligación monetaria internacional y obligación pecuniaria en moneda
extranjera, vid. DIEZ-PICAZO, Fundamentos del Derecho civil patrimonial, II, cit., págs.
273 y 274; SENES MOTILLA, Las obligaciones en moneda extranjera. Su tratamiento
procesal, cit., págs. 48 a 50; DESANTES REAL, Las obligaciones contractuales
internacionales en moneda extranjera, (Problemas relativos al ámbito de la ley
aplicable), Madrid, 1994, págs. 29 a 50.
315
38
.- Vid. en este sentido, BONET CORREA, Las deudas de dinero, cit., pág. 275; y PAZ-
ARES, Comentario del Código civil, tomo H, cit., pág. 205. Este último autor afirma que
"las deudas en moneda extranjera son deudas de dinero en sentido estricto, puesto que su
objeto es transferir un poder patrimonial abstracto".
39
.- CORTES DOMÍNGUEZ, Comentario al art. 1435 LEG, en Comentarios a la reforma
de la Ley de Enjuiciamiento civil. Ley 34/1984 de 6 de agosto de 1984, cit., pág. 701.
316
40
.- Sobre esta cuestión, SERRA DOMÍNGUEZ ("Observaciones críticas sobre el
Proyecto de Reforma Urgente de la Ley de Enjuiciamiento Civil", en Justicia 83, núm.
IV, pág. 811) señala que la reforma de la LEC en lo que a la moneda extranjera se refiere
carece de justificación, pues, la ejecución en tal moneda podía tener lugar siempre que la
legislación en materia de divisas lo permitiera. A efectos del embargo hubiera sido
suficiente, según el citado autor, con justificar, en cualquier forma, el contravalor de la
moneda extranjera en pesetas.
4I
.- El texto de los autos viene recogido en CADENAS CORONADO, "Ejecución de
obligaciones en moneda extranjera", en Revista de Derecho bancario y bursátil, núm. 6,
abril-junio 1982, págs. 475 y 476.
Ante la reacción que tales resoluciones judiciales provocaron en los mercados
internacionales de capitales, el Gobierno tuvo que elaborar un proyecto de Real Decreto,
sobre pago de deudas en moneda extranjera, cuyo contenido era el siguiente:
"Artículo 1. A todos los efectos legales, se entiende que todas las deudas en
moneda extranjera son líquidas siempre que se trate de divisa convertible que esté
admitida a cotización oficial y se derive de una operación internacional que esté
liberalizada o haya obtenido autorización previa.
Artículo 2. En las reclamaciones de las deudas a que se refiere el artículo primero
se expresará el importe en pesetas al cambio del día en que se hace la reclamación".
Esta norma no fue remitida a las Cortes. En su dictamen sobre el proyecto
transcrito, el Consejo de Estado estimó erróneo el limitar el concepto jurídico de liquidez
a las deudas pecuniarias expresadas en pesetas. Como afirma en su dictamen, la liquidez
supone una "determinación numérica inmediata" con independencia de que se trate de
una deuda en pesetas o en moneda extranjera. Vid. Dictamen del Consejo de Estado,
núm. 43.988, Secc. 2a, Justicia, de 25 de febrero de 1982, en Recopilación de Doctrina
Legal 1982, núm. 112, 1985, págs. 285 a 287.
317
42
.- Vid. los comentarios de CORTES DOMÍNGUEZ, "La deuda en divisa extranjera y el
juicio ejecutivo" (Comentario al auto del Juzgado de Primera Instancia núm. 21 de
Madrid, de 23 de octubre de 1981), en Justicia 82, núm. 2, págs. 57 a 64; CADENAS
CORONADO, ob. cit., nota anterior, págs. 477 a 491; BONET CORREA, "La ejecución
de deudas en moneda extranjera", en La Ley, 1982-3, págs. 748 a 750; AGUILÓ PINA Y
GINEBREDA MARTI, "Las obligaciones en moneda extranjera y su exigibilidad en
juicio", en Revista General de Derecho, núm. 489, junio 1985, págs. 1745 a 1747.
En la revista Justicia, 1982, núm. 3, en concreto en la sección Audiencia pública
y bajo el título "El juicio ejecutivo y la liquidez de la deuda en divisa extranjera
(polémica periodística)", págs. 193 a 206, se reproducen varios artículos, publicados en
periódicos y revistas españolas, unos valorando y otros justificando (en la polémica
periodística tomó parte el Magistrado Juez de Primera Instancia, número 21 de los
Madrid) el contenido de las resoluciones judiciales que denegaron el despacho de la
ejecución en moneda extranjera.
43
.- Cfr. CORTES DOMÍNGUEZ, ob. cit., nota anterior, págs. 61 a 64; y CADENAS
CORONADO, "Ejecución de obligaciones en moneda extranjera", cit., lug. cit., pág. 491.
La falta de normas reguladoras de la ejecución por deudas en moneda extranjera
se pone de relieve en uno de los fundamentos jurídicos del auto de 4 de noviembre de
1981: "... si el contratante residente en España, que pactó con no-residente, tiene la
pertinente autorización administrativa, el pacto es válido y puede hacerse efectivo; en
estas circunstancias nada impide el voluntario pago en divisas, incluso en juicio
declarativo, con los condicionamientos dichos, la pretensión, aunque la doctrina es
fluctuante, sería posible (artículo 1170 del Código civil); pero no en el juicio ejecutivo
para el requerimiento de pago, donde la computación a metálico es obligada -número 2
del artículo 1435 de la LEC- y esta computación es siempre en pesetas, pues, tal artículo
no contempla otra posibilidad de liquidez".
318
55
.- SENES MOTILLA, Las obligaciones en moneda extranjera. Su tratamiento
procesal, cit., pág. 37.
56
.- Vid. CORTES DOMÍNGUEZ, Derecho procesal. Proceso civil, cit., pág. 405.
La ausencia de distinción se hace patente en la SAT de Barcelona, Sala 3.a, de 30
de junio de 1987 (citada en nota 52) en cuyo fundamento de derecho cuarto se declara:
"(•••); habiéndose por lo demás cumplido por el ejecutante el requisito exigido en el
artículo 1436 de la Ley de Enjuiciamiento Civil de aportar documento acreditativo del
cambio oficial publicado en el Boletín Oficial del Estado, con referencia, en el caso, al
día anterior al vencimiento de la obligación (...), del que claramente resulta el carácter
convertible y de cotización oficial del dólar U.S.A." (la cursiva es nuestra).
57
.- Vid. supra, Capítulo Tercero, pág. 156.
58
.-Las divisas admitidas a cotización oficial están relacionadas en la Norma primera de
la Circular 22/1992, del Banco de España, de 18 de diciembre; Vid. supra, Capítulo
segundo, pág. 158.
323
59
.- Cfr. entre otras, SSTS (1.a) de 5 de enero de 1980 (RAJ 19), de 17 de febrero de 1989
(RAJ 1206) y de 8 de mayo de 1991 (RAJ 3577). En el fundamento de derecho cuarto de
la STS de 17 de febrero de 1989 se afirma que el "referir el tipo de cotización en pesetas
324
al "día que se efectúe su pago"", "no implica contradicción o desvío alguno a la letra y
espíritu del rituario art. 1436, ni menos aún respecto al 1445".
Sobre esta cuestión se han hecho públicas otras opiniones. Así, según SENES
MOTILLA (Las obligaciones en moneda extranjera. Su tratamiento procesal, cit., págs.
184 y 185) el único tipo de cambio que garantiza la satisfacción al ejecutante de aquello
que le es debido es el correspondiente al día en que se despacha ejecución.
60
.- Vid. en este sentido, FERNANDEZ LÓPEZ, Derecho procesal civil, IV, cit., págs. 30
y31.
61
.- En efecto, los arts. 1.2, 94.2 y 106.2 LCCH sólo exigen que la moneda extranjera sea
convertible admitida a cotización oficial sin hacer referencia alguna al negocio jurídico
subyacente.
325
62
.- Cfr. AGUILÓ PINA y GINEBREDA MARTI, "Las obligaciones en moneda
extranjera y su exigibilidad enjuicio", cit., lug. cit., pág. 1752.
63
.- SENES MOTILLA, Las obligaciones en moneda extranjera. Su tratamiento
procesal, cit., pág. 188.
En el mismo sentido, se pronuncia el Auto de la AP de Barcelona, Secc. 16a, de
25 de abril de 1989 (RGD, núm. 540, septiembre 1989, págs. 5868 y 5869), en el que
textualmente se declara que: "Primero.- La promulgación de la Ley de Control de
Cambios de 10 de diciembre de 1979 al introducir una importante legislación material
que permitía a los residentes españoles celebrar negocios con residentes extranjeros,
obligándose al pago de cantidades de dinero en moneda extranjera, ha tenido su reflejo
procesal en la Ley 34 de 1984 conforme a la nueva redacción de los artículos 1435 y
1436 de la Ley de Enjuiciamiento Civil".
.- La Disposición Derogatoria primera de la Ley 40/1979 derogó la Ley Penal y
Procesal de Delitos Monetarios, de 24 de noviembre de 1938. Esta ley marcó, durante
más de cuarenta años, el régimen de control de cambios en España.
326
65
.- ALVAREZ PASTOR y EGUIDAZU, Control de cambios. Régimen Jurídico de las
Transacciones Exteriores en España y en la CE, cit., -pág. 16. No obstante, dichos
autores recogen, en la obra citada, el Dictamen del Consejo de Estado, al Proyecto del
Real Decreto 1816/1991, en el que se especifica que la Ley 40/1979 no puede
considerarse jurídicamente una "ley marco", aproximándose más a la realidad de su
naturaleza las expresiones "ley de autorizaciones" o "ley penal en blanco".
HERVAS CUARTERO (El nuevo régimen de control de cambios.
Liberalización de las transacciones económicas con el exterior, Madrid, 1992, pág. 19)
otorga también categoría de "ley marco" a la Ley 40/1979. En este sentido se pronunció
también BONET CORREA, "El ordenamiento monetario español y el nuevo régimen
jurídico de control de cambios", en Anuario de Derecho Civil, tomo XXXIII, fascículo
III, julio-septiembre 1980, pág. 696. Cfr. también STS (2.a), de 28 de octubre de 1993 (La
Ley, 1994-1, págs. 659 a 662).
327
66
.- Tales objetivos se alcanzan exigiendo que los cobros y pagos exteriores se canalicen
por vía bancaria, y que las entidades registradas los comuniquen a las autoridades
monetarias. Vid. al respecto, ALVAREZ PASTOR y EGUIDAZU, ob. cit. nota anterior,
págs. 2 y 3; y HERVAS CUARTERO, ob. cit. nota anterior, págs. 11 a 14.
6
\- ALVAREZ PASTOR y EGUIDAZU, Control de cambios. Régimen jurídico de las
Transacciones Exteriores en España y en la CE, cit., pág. 3. También en este sentido,
HERVAS CUARTERO, El nuevo régimen de control de cambios, cit., pág. 11. En
definitiva, el concepto de sistema de control de cambios no se corresponde,
necesariamente, con la idea de restricciones a los cambios y la figura del delito monetario
para sancionar las operaciones ejecutadas sin la correspondiente autorización.
328
68
.- Vid. DOCE, L, núm. 178, de 8 de julio de 1988, págs. 5 a 18. Debe señalarse que el
Gobierno español en esta materia ha superado las exigencias contenidas en la Directiva
88/361/CEE, pues, en primer lugar la normativa española se adelanta en un año a la
exigencia impuesta por la UE de liberalización de los movimientos de capitales (cfr. art.
6 y Anexo IV de la Directiva 88/361/CEE, págs. 16 y 17). En segundo lugar, porque
aquélla establece una liberalización erga omnes, mientras que la Directiva 88/361/CEE
sólo exige liberalizar las transacciones entre Estados miembros de la CEE (art. 1). Y, en
ultimo término, la legislación española ha suprimido no sólo las restricciones, sino
también todo tipo de control administrativo previo; en cambio, la Directiva permite el
mantenimiento de verificaciones y controles encaminados a comprobar el cumplimiento
de las normas de los Estados miembros, especialmente en materia fiscal (art. 4). Cfr. al
respecto, ALVAREZ PASTOR y EGUIDAZU, ob. cit. nota anterior, pág. 32.
69
.- En relación con este tema, se ha afirmado que al no contemplarse en el Acta de
Adhesión restricciones a las libertades de establecimiento y libre prestación de servicios
(en cambio, sí se establecieron restricciones a los movimientos de capitales; vid. arts. 61
a 66 del Acta relativa a las condiciones de adhesión del Reino de España y de la
República Portuguesa, y a las adaptaciones de los Tratados, firmada en Madrid, el 12 de
junio de 1985 y publicada en el BOE, núm. 1, de 1 de enero de 1986), las operaciones
corrientes, en divisas ya se hallaban liberalizadas, sin sujeción a período transitorio
alguno, desde el momento mismo de la incorporación de España a la UE. Es decir, los
cobros y pagos exteriores ya eran totalmente libres salvo los que procedían de
operaciones de capital y, en particular, los derivados de operaciones financieras. En este
sentido, vid. HUERTA TOCILDO, "Incidencia del Derecho comunitario en el futuro de
la legislación española sobre control de cambios", en Poder Judicial, 2a época, núm. 6,
junio 1987, pág. 41; SENES MOTILLA, Las obligaciones en moneda extranjera. Su
tratamiento procesal, cit., págs. 74 a 78. Se conocen con el nombre de operaciones
corrientes o por cuenta corriente las operaciones consistentes en contratación de
mercancías o prestación de servicios entre residentes y no residentes, o en transferencias
unilaterales (sin contrapartida) al o del extranjero; vid. ALVAREZ PASTOR y
EGUIDAZU, Control de cambios. Régimen Jurídico de las Transacciones Exteriores en
España y en ¡a CE, cit., pág. 583. Acepción que coincide, en lo sustancial, con la
mantenida por el Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas que, en la sentencia
329
de 31 de enero de 1984 recaída en el asunto Luis i y Carbone, declara que los pagos
corrientes "son transferencias de divisas que constituyen una contraprestactón en el
marco de una transacción subyacente" (vid. Rec. 1984, 377).
70
.- El art. 4 del Real Decreto 1816/1991 ha sido modificado por el Real Decreto
42/1993, de 15 de enero (BOE núm. 27, de 1 de febrero de 1993) para adecuarlo a los
efectos jurídicos derivados de la aplicación del Acta Única Europea y la realización del
Mercado Único.
71
.- El art. 7.1 de la Ley 40/1979, de 10 de diciembre fue declarado inconstitucional por
el TC (Pleno) en su sentencia 160/1986, de 16 de diciembre, puesto que imponía penas
privativas de libertad careciendo del carácter de Ley Orgánica exigido por los arts. 17.1 y
81.1 CE.
En la actualidad, y salvo el recurso a las cláusulas de salvaguardia del art. 3 del
Real Decreto 1816/1991, la única operación que puede ser constitutiva de delito
monetario es la salida del país, sin autorización previa, de moneda metálica, billetes de
Banco y cheques al portador por cuantía superior a cinco millones de pesetas por persona
y viaje. Sobre la trascendencia del Real Decreto 1816/1991, de 20 de diciembre, respecto
de los delitos monetarios, vid. ALVAREZ PASTOR y EGUIDAZU, Control de cambios.
Régimen Jurídico de las Transacciones Exteriores en España y en la CE, cit., págs. 96 y
97; CALDERÓN CEREZO, "A vueltas con los delitos monetarios", en Actualidad
Jurídica Aranzadi, 16 de julio de 1992, núm. 62, págs. 1 a 3. Los restantes capítulos de la
Ley 40/1979 (capítulos III y IV, referentes a las Infracciones administrativas y a la
Inspección e investigación, respectivamente) son plenamente aplicables.
Respecto del delito monetario la STS (2a.), de 17 de septiembre de 1993, en su
fundamento de derecho quinto declara, por una parte, que el mantenimiento de la
exigencia de autorización previa para la exportación física de billetes de banco en
cantidad superior a 5 millones de ptas., no supone contradicción alguna con la vigencia y
330
78
.- Vid. HERVAS CUARTERO, El nuevo régimen de control de cambios, cit., pág. 15.
79
.- Vid. supra nota 68.
80
.- Vid. ALVAREZ PASTOR y EGUIDAZU, Control de cambios. Régimen Jurídico de
las Transacciones Exteriores en España y en la CE, cit., págs. 69 y ss.
8I
.- Entre otras, la lucha contra determinadas actividades delictivas, singularmente el
narcotráfico, como se recoge en la Exposición de Motivos del propio Real Decreto.
Cfr. asimismo, STS (2.a) de 17 de septiembre de 1993 (La Ley, 1994-1, págs. 276
a 284).
334
82
.- El art. 3 del R.D. 1816/1991 es desarrollado por la Orden del Ministerio de Economía
y Hacienda, de 27 de diciembre de 1991, en cuyo art. 3 se dispone que: "El
procedimiento para la obtención de la necesaria autorización administrativa para la
ejecución de las transacciones que se sometan a cualesquiera de las cláusulas de
salvaguardia a que se refiere el art. 3° del Real Decreto 1816/1991, se establecerá en la
propia norma que regule la correspondiente restricción".
83
.- La realización de pagos y transferencias al extranjero tampoco está condicionada a la
comprobación del cumplimiento de las obligaciones fiscales que pudieran corresponder,
vid. ALVAREZ PASTOR y EGUIDAZU, Control de cambios. Régimen Jurídico de las
Transacciones Exteriores en España y en la CE, cit., págs. 68 y ss.
335
84
.- Estos mecanismos de control de cambios (en especial, la verificación administrativa
previa) están también previstos en leyes específicas, v. gr. art. 7.2 del Real Decreto
671/1992, de 2 de julio, sobre Régimen de las inversiones extranjeras en España.
85
.- Es decir, un sistema de control de cambios no tiene que ser, necesariamente,
prohibitivo y sancionador. La Exposición de Motivos del Real Decreto 1816/1991 se
pronuncia sobre esta cuestión de forma muy clara: "La plena y total liberalización de las
transacciones exteriores no debe, sin embargo, entenderse sin el mantenimiento de
mecanismos de información y comunicación que permitan el conocimiento estadístico de
los cobros, pagos y transferencias con el exterior y aseguren la observancia del
ordenamiento jurídico español...".
86
.- Estos mecanismos de control se han precisado en diversas normas, v. gr., Orden del
Ministerio de Economía y Hacienda de 27 de diciembre de 1991, Resolución de la
Dirección General de Transacciones Exteriores de 7 de enero de 1992, la Circular
3/1992, del Banco de España, de 15 de enero.
336
87
.- A la DGTE corresponde, de conformidad con lo establecido en el art. 11.3.a del Real
Decreto 1816/1992, establecer los controles sobre las transacciones exteriores y/o los
cobros, pagos o transferencias con el extranjero que queden sujetas a prohibición o
limitación.
88
.- Vid. FERNANDEZ, RIFA y VALLS, Derecho procesal práctico, tomo VI, cit., págs.
65 y 66.
89
.- Vid. supra, pág. 329.
90
.- Vid. por todos, CORTES DOMÍNGUEZ, Comentarios a la reforma de la Ley de
Enjuiciamiento civil, cit., págs. 699 y ss., en las que analiza la nueva redacción de los
arts. 1435 y 1436 LEC dada por la Ley 34/1984, de 6 de agosto, de Reforma Urgente de
la Ley de Enjuiciamiento civil.
338
92
.- Vid. en este sentido, IGLESIAS PRADA, "EI libramiento de la letra de cambio", cit.,
lug. cit., pág. 398.
93
.- CORTES DOMÍNGUEZ, Comentarios a la reforma de la Ley de Enjuiciamiento
civil, cit., pág. 704.
94
.- El art. 47 LCCH es aplicable también al pagaré por remisión del art. 96 LCCH. En
cuanto al cheque, el art. 142 LCCH establece un régimen de pago en moneda extranjera
sustancialmente idéntico al previsto para la letra de cambio y el pagaré.
341
95
.- En efecto, la imposibilidad de efectuar el pago en moneda extranjera se erige en
presupuesto del pago en moneda nacional en el juicio ejecutivo cambiario. En cambio, en
sede de juicio ejecutivo ordinario, el art. 1445.4 LEG otorga al deudor una. facultas
solutionis para pagar libremente en pesetas, siempre que acredite su convertibilidad a la
moneda extranjera objeto de la obligación. SENES MOTILLA, (Las obligaciones en
moneda extranjera. Su tratamiento procesal, cit., págs. 192 y ss.), se pronuncia en contra
de la mencionada opción legal concedida al deudor por ser una medida que se opone a
los principios informadores del régimen jurídico de las deudas en divisas (cfr. art. 1170.1
CC), así como a los presupuestos determinantes del despacho de la ejecución en moneda
extranjera.
96
.- Como ya se indicó en el Capítulo Tercero (vid. supra, pag. 159), el hecho de que una
divisa no sea objeto de cotización por el Banco de España no impide que pueda ser
libremente negociada por parte de las Entidades operantes en el mercado de divisas.
342
97
.- En contra CORTES DOMÍNGUEZ, (Comentarios a la reforma de la Ley de
Enjuiciamiento civil, cit., pág. 704) para quien la adecuación del negocio jurídico a la
legislación sustancial en materia de control de cambios se predica del momento de la
celebración del negocio, de tal forma que "siendo legal el negocio jurídico en el
momento de su celebración, nada importa que posteriormente esa consideración quede
modificada por un cambio de la Ley vigente en materia de control de cambios".
98
.- En la STS (1.a), de 11 de octubre de 1991 (RAJ 6914) se afirma la licitud de un pacto
en moneda extranjera.
".- Vid. en este sentido SENES MOTILLA, Las obligaciones en moneda extranjera. Su
tratamiento procesal, cit., págs. 66 y 67.
La naturaleza jurídica de la autorización administrativa en el ámbito del control
de cambios y sus repercusiones y efectos en los negocios jurídicos privados ha sido
ampliamente estudiada por BONET CORREA; vid., entre sus trabajos, los siguientes:
"La validez de los contratos afectados por el régimen de control de cambios", en Anuario
343
de Derecho Civil, tomo XIII, fascículo I, enero-marzo 1960, págs. 262 y ss.; "Negocios
jurídicos en moneda extranjera y autorización administrativa", en Anuario de Derecho
Civil, tomo XXrV, fascículo I, enero-marzo, 1971, págs. 149 y ss. Para BONET la
autorización administrativa, en el ámbito de los negocios jurídicos en moneda extranjera,
no es un elemento constitutivo, sino tan sólo un condicionamiento de su eficacia ("una
simple modalidad para su eficacia"). Las normas de control de cambios, no tienen por
objeto disciplinar la formación del negocio jurídico, sino que "se refieren a un aspecto
parcial de los mismos, a la habilitación que impone el poder público en cuanto al
ejercicio de una actividad concreta respecto de las monedas y divisas que han de
traspasar las fronteras del país". En definitiva, su finalidad es la defensa de la moneda
nacional. Además, al existir la posibilidad de obtener la autorización administrativa ex
post fació queda claro que el defecto es subsanable y, por tanto, la autorización más que
afectar a la validez de los actos del negocio jurídico incide en su ejercicio y
desenvolvimiento. Esta es también la tesis defendida por DESANTES REAL; cfr.
"Inversiones extranjeras y autorización administrativa previa: repercusiones en los
contratos privados subyacentes", en La Ley, 1991-1, págs. 1056 y 1057; y Las
obligaciones contractuales internacionales en moneda extranjera, cit., págs. 212 y ss.
La jurisprudencia del TS mantiene una postura similar; cfr. entre otras las SSTS
a
(1. ) de 8 de abril de 1958 (RAJ 1467); de 13 de octubre de 1983 (Col. Leg. num. 504),
en cuyo considerando tercero se declara que "las normas administrativas, fiscales y
penales que se citan en modo alguno obstan a la eficacia civil del contrato"; y de 12 de
enero de 1989 (RAJ 100).
Sin embargo, debe señalarse que no hay unanimidad en torno a este tema. Así, se
ha sostenido que la infracción de la normativa de control de cambios genera la nulidad
del negocio, pues, no puede ser civilmente válido un acto que al propio tiempo es ilícito
desde el punto de vista penal o administrativo. Aunque se precisa que en los supuestos en
que las operaciones están sometidas a meros controles (verificación previa,
comunicaciones, etc.), la inobservancia de los mismos no afecta a la validez del negocio,
sino que sólo impide el pago; vid. PAZ-ARES, Comentario del Código civil, tomo II, cit.,
págs. 218 a 220.
Desde una óptica distinta a la anterior, se ha afirmado que la autorización
administrativa constituye un elemento propio del negocio jurídico, siendo éste válido si
cuenta con ella; vid. en este sentido, MARTIN-RETORTILLO, "Transmisión de minas.
Necesidad de autorización administrativa", en Anuario de Derecho Civil, tomo XII,
fascículo I, enero-marzo, 1959, págs. 235 y ss. Ahora bien, debe puntualizarse que la
concepción de la autorización administrativa como una auténtica conditio iuris se hizo
desde el estudio de la Ley de Minas de 19 de julio de 1944 (derogada por la Ley de
Minas de 21 de julio de 1973) de la que se infiere que la" propiedad minera no es una
clase o categoría de la ordinaria. El CC conceptúa la propiedad minera como especial
(art. 427) y la doctrina la enmarca en la categoría de los derechos reales
administrativamente estructurados,
Por su parte, DIEZ-PICAZO al estudiar la repercusión de la exigencia de
autorización administrativa en el régimen jurídico de las obligaciones, concluye que un
pronunciamiento definitivo sobre el tema exige una interpretación pormenorizada de las
normas que imponen las autorizaciones administrativas y las sanciones que de su
violación se derivan. Si el resultado de la exegesis fuera la nulidad del contrato por
infringir normas imperativas, éste "deberá ser considerado como nulo con nulidad
radical, por consiguiente, alegable por cualquier interesado", vid. Fundamentos del
Derecho civil patrimonial, II, cit., págs. 280 y 281.
344
100
.- El art. 10 RD 1816/1991, de 20 de diciembre, regula los supuestos constitutivos de
infracción administrativa. Al establecer el citado RD un sistema de control de cambios
mucho más liberalizador que su precedente -el RD 2402/1980, de 10 de octubre- y eximir
de la necesidad de autorización administrativa a la mayor parte de las transacciones y
transferencias con el exterior, han quedado vacíos de contenido la práctica totalidad de
los tipos penales contemplados en el art. 6 de la Ley Orgánica 10/1983, de 16 de agosto.
La única operación que puede dar lugar a un delito monetario es la salida física, sin
autorización previa, de moneda y cheques bancarios al portador por importe superior a
cinco millones de pesetas. Vid. supra, nota 71.
"".- Se ha consultado la Ley de Enjuiciamiento Civil, edición oficial, Imprenta del
Ministerio de Gracia y Justicia, Madrid, 1881.
345
l04
.- Cfr. MONTERO AROCA, La reforma de los procesos civiles.(Comentario a la Ley
10/1992, de Medidas Urgentes de Reforma procesal), cit., pág. 59.
La no elevación de la cuantía mínima del juicio ejecutivo a 80.000 pesetas fue
defendida por SERRA DOMÍNGUEZ alegando que el juicio ejecutivo se rige por
criterios totalmente distintos de los que presiden los juicios declarativos ("Notas en torno
al anteproyecto de Ley de Medidas Urgentes de Reforma Procesal", en Justicia 92, núm.
1, pág. 16).
l05
.- Con la finalidad señalada, la doctrina alemana aboga por la introducción del
procedimiento monitorio en aquellos ordenamientos en los que aún no se halla regulado
(Reino Unido de la Gran Bretaña e Irlanda del Norte, Irlanda, Portugal y España). Vid. al
respecto WOLF, "Abbau prozessualer Schranken im europäischen Binnenmarkt", en
Wege zu einem europäischen Zivilprozeßrecht, Tübinger Symposium zum 80. Geburtstag
von Fritz Baur, Tübingen, 1992, pág. 63, en la que textualmente se dice lo siguiente: "Zur
Verwirklichung des Binnenmarkts muß den Unternehmen deshalb die Benutzung eines
Mahnverfahrens mit seinen Vorteilen für die rasche Rechtsdurchsetzung grundsätzlich
auch in anderen Mitgliedstaaten, die ein solches Verfahren bisher nicht kennen, zur
ungehinderten Ausübung ihrer Geschäftstätigkeit zur Verfügung gestellt werden".
La doctrina procesal y el legislador español no han ignorado las ventajas
económicas y sociales que pueden derivarse de un instituto procesal como es el
procedimiento monitorio. Varias iniciativas, desde diferentes ámbitos, lo corroboran.
347
106
.- De lo dispuesto en el art. 66 LCCH se infiere que no coincidirá el importe de la letra
con la suma reclamada, lo que en ningún caso afectará a su liquidez, ya que dicha suma
es susceptible de ser determinada por un simple cálculo aritmético. Vid. en este sentido,
SAP de Toledo, Secc. 1a, de 10 de mayo de 1993 (Actualidad Civil, Audiencias, núm. 22,
1993, págs. 2324 y 2325).
107
.- Cfr. por todos, FERNANDEZ LÓPEZ, Derecho procesal civil, IV, cit., pág. 32.
l08
.- No examinaremos el supuesto recogido en el art. 62 LCCH -letra de resaca-, pues, se
trata de una forma extrajudicial de hacer efectiva la responsabilidad cambiaria.
349
l09
.- Sobre la cláusula de intereses, desde la perspectiva del art. 1.2 LCCH, Vid. supra,
Capítulo Tercero, pág. 144.
"°.- Estos intereses han sido asimilados a los intereses procesales ex art. 921.4 LEG. En
este sentido, vid. GARCÍA LUENGO y SOTO VAZQUEZ, El nuevo régimen jurídico de
la letra de cambio en la doctrina y en la jurisprudencia, cit., pág. 243; VÁZQUEZ
IRUZUBIETA, Comentarios al Código de Comercio y legislación mercantil especial,
tomo XIX, Ley Cambiaria y del Cheque, cit., pág. 310.
A nuestro entender esta equiparación no es correcta, pues, los intereses del art.
58.2 LCCH se producen por el simple hecho de demora en el pago de la deuda cambiaria
y no son una sanción a una conducta procesal contumaz u obstativa. Sobre los intereses
procesales, su naturaleza y cuantificación, vid. FERNANDEZ LÓPEZ, Derecho procesal
civil, III, cit., págs. 197 a 207.
'".- Según la Disposición adicional tercera del Real Decreto-Ley 12/1995, de 28 de
diciembre, sobre medidas urgentes en materia presupuestaria, tributaria y financiera, el
interés legal del dinero queda establecido en el 9 por 100 hasta el 31 de diciembre de
1996 (vid. el art. 1 de la Ley 24/1984, de 29 de junio, sobre Interés Legal del Dinero,
modificado por la Disposición adicional quinta de la Ley 13/1994, de 1 de junio, de
Autonomía del Banco de España).
350
"3.° Los demás gastos incluidos los del protesto y los de las
comunicaciones".
La fórmula amplia, utilizada en la redacción de este precepto y
que engloba todos aquellos gastos necesarios para el mantenimiento
de los derechos cambiarios, ha sido criticada por la doctrina por su
imprecisión y por resultar "excesivamente favorecedora de la posición
jurídica del tenedor y, por tanto, rigurosa frente a los obligados
cambiarios", pues, mediante el reconocimiento de la exigibilidad de
los gastos en términos tan generales "se está permitiendo que se
reclamen, incluso en vía ejecutiva y so pretexto de su carácter
accesorio, sumas relevantes cuya cuantía se determina sin
participación directa o indirecta del deudor, sin el respaldo de la
autoridad pública reconocida y sin constancia en ninguna de las
formas previstas en el art. 1.429 de la Ley de Enjuiciamiento
Civil"113.
En el concepto de gastos pueden entenderse los desembolsos
realizados por falta de aceptación o de pago del título cambiario. Así,
se entienden comprendidas las comisiones y los gastos de devolución,
que las entidades de crédito suelen cobrar cuando resultan
insatisfechas las letras de cambio negociadas y presentadas al cobro a
través de ellas, y los impuestos que graven dicha operación 114. En
"2.- Vid. en este sentido PÉREZ DE LA CRUZ BLANCO, "Las acciones cambiarías",
cit., lug. cit., pág. 676; VAZQUEZ IRUZUBIETA, Comentarios al Código de Comercio
y legislación mercantil especial, tomo XIX, cit., pág. 310. Sin embargo, para VÁZQUEZ
BONOME (Tratado de Derecho cambiario, cit., pág. 280) el interés para calcular el
importe al que se refiere el art. 58.1.2° LCCH no será otro que el tipo de interés legal del
dinero incrementado en dos puntos, que esté vigente el día en que se ejercite la acción.
"3.- PÉREZ DE LA CRUZ BLANCO, "Las acciones cambiarias", cit., lug. cit., págs.
676 y 677.
"V Vid. en este sentido, GARCIA LUENGO y SOTO VÁZQUEZ, El nuevo régimen
jurídico de la letra de cambio en la doctrina y en la jurisprudencia, cit., pág. 244; y
PÉREZ DE LA CRUZ BLANCO, "Las acciones cambiarias", cit., lug. cit., pág. 676. Este
último autor sostiene que el carácter manifiestamente indemnizatorio de la norma del art.
58.1.3° LCCH -que aproxima la responsabilidad por falta de pago a la propia del deudor
351
doloso del art. 1107 CC- conlleva la exigibilidad de los gastos bancarios derivados de la
falta de pago.
"5.- Vid. VAZQUEZ BONOME, Tratado de Derecho cambiario, cit., pág. 280. Este es
también el criterio mantenido por la jurisprudencia. Entre otras resoluciones pueden
consultarse, SAP de Zaragoza, Secc. 4a, de 2 de julio de 1990 (RGD. núm. 571, abril
1992, págs. 3543 y 3544); SAP de Palma de Mallorca, Secc. 3a, de 1 de diciembre de
1993 (RGD, núm. 594, marzo 94, págs. 2880 y 2881); SAP de Girona, Secc. 2a, de 17 de
septiembre de 1993 (RGD, núms. 604-05, en.-febr. 95, págs. 1414 y 1415); y SAP de
Córdoba, Secc. 3a, de 15 de julio de 1994 (RGD, núms. 613-614, oct.-novbre 95, págs.
12709 a 12711) en la que se fundamenta la exclusión de los gastos de descuento o
negociación sosteniendo que "más que gastos en realidad se trata de un beneficio en
favor del librador descontatario por cobrar el crédito inherente a la letra antes de su
vencimiento, que a su vez representa el interés o ganancia del banco descontante",
mientras que "los gastos a que el librador tiene que hacer frente en favor de la entidad
bancaria por devolución de los efectos cuando las letras no se atiende a su vencimiento
(sic), han de considerarse como gastos nacidos de la propia letra, y, por ende, deben
considerarse incluidos en el artículo 58 de la Ley Cambiaria y del Cheque, siendo posible
su reclamación junto con el importe de la letra en vía ejecutiva".
352
"7.- VICENT CHULIA (Compendio crítico de Derecho mercantil, tomo II, cit., pág. 713)
restringe la presunción de pago del art. 45.1 LCCH al concreto supuesto de hecho
contemplado en dicho precepto; es decir, al pago efectuado por el librado o
domiciliatario, por tanto, al pago extintivo de todas las obligaciones cambiarías y no a un
pago recuperatorio -esto es, el realizado por los obligados en vía de regreso y avalista del
aceptante-.
En contra, vid, entre otros, SÁNCHEZ CALERO (Instituciones de Derecho
mercantil, cit., págs. 415) y ALONSO SOTO ("El pago de la letra de cambio", cit, lug.
cit., pág. 626) quienes afirman que la presunción del art. 45.1 LCCH es también válida en
favor de cualquier otro deudor cambiario que ha satisfecho la deuda en vía de regreso.
ll8
.- Sobre la cuenta de resaca como documento que funda la legitimación activa en las
acciones cambiarías de reembolso, vid. ALONSO PRIETO, Siete estudios de Derecho
procesal cambiario, cit., págs. 65 a 89 (con abundante jurisprudencia al respecto); y
VÁZQUEZ DONÓME, Tratado de Derecho cambiario, cit., págs. 282 y 283.
"9.- Cfr. por todos, GARRIGUES, Curso de Derecho mercantil, tomo I, cit., pág. 723.
354
120
.- Cfr. PÉREZ DE LA CRUZ BLANCO, "Las acciones cambiarías", cit., lug. cit., pág.
668.
Sobre esta cuestión, se ha declarado que, aun admitiendo que pueda oponerse la
falta de legitimación, la no presentación de dicha cuenta no impide el despacho de la
ejecución ni vicia de nulidad el título. Varias razones apoyan la anterior afirmación: la
ausencia en el CCom y en la LEC de preceptos que exijan que el tenedor de la letra haya
de justificar por escrito, además de la tenencia, la legitimación de la misma al llevarla
implícita el propio título, cuando se trata de personas que ya figuran en el mismo; el
válido ejercicio de la acción ejecutiva no requiere más que la aportación de la letra con
su protesto; no puede admitirse que la cuenta de resaca sea la que fundamente el derecho
y la acción que se ejercita; finalmente, cabría añadir que en la práctica mercantil y
bancaria hace tiempo que no se extiende cuenta de resaca, todo lo más nota de cargo.
Cfr., entre otras sentencias, SAT de La Coruña, Sala primera, de 20 de abril de 1987
(RGD, núm. 525, junio 1988, pág. 4089); SAP de Madrid, Secc. 12a, de 7 de marzo de
1989 (RGD, núm. 537, junio 1989, págs. 4018 a 4020) y SAP de Madrid, Secc. 12a. de 29
de enero de 1990 (RGD, núm. 548, mayo 90, págs. 3532 a 3534).
l21
.- PÉREZ DE LA CRUZ BLANCO, ob. cit., nota anterior, pág. 678.
355
dice el art. 153 LEG-, es una facultad del actor o del ejecutante, que
no obstante está sometida a la concurrencia de los siguientes
requisitos: el mismo actor ha de ejercitar las diversas acciones frente
al mismo demandado -identidad subjetiva- (art. 153 LEC); el Juez
ante quien se ejerciten las acciones acumuladas debe ser competente
para conocer de cada una de ellas (art. 154.2° LEC); las acciones que
se acumulan han sustanciarse en un proceso de la misma naturaleza
(art. 154.3° LEC) y no deben ser incompatibles entre sí (art. 153
LEC)127.
l27
.- La LEC entiende que dos acciones son incompatibles "cuando se excluyan
mutuamente, o sean contrarias entre sí, de suerte que la elección de la una impida o haga
ineficaz el ejercicio de la otra" (art. 154.1° LEC).
128
.- En estos supuestos la competencia territorial ha de atribuirse al Juzgado que debe
conocer de la acción principal, que es el del lugar en que debe cumplirse la obligación
con mayor entidad económica (Cfr. STS, 1a, de 25 de enero de 1973 (RAJ 49) en la que
se declara que la acción principal "ha de ser la de mayor contenido económico" y SAP de
Zaragoza, Secc. 4a, de 28 de septiembre de 1990; RGD, núm. 571, abril 92, págs. 3544 y
3545).
l29
.- Vid. supra, Capítulo Primero, pág. 39.
359
130
.- Vid. supra, págs. 169 y 170.
360
l31
.- El art. 39 LCCH dispone que las letras de cambio a la vista serán pagaderas a su
presentación -precepto también aplicable al pagaré (art. 96 LCCH)-. En ellas lo
trascendental es la presentación al pago. Por tanto, quedan dichas letras, en principio,
excluidas de la presentación a la aceptación. No obstante dicha presentación no está
prohibida por la LCCH. Es más, incluso puede ser que el tenedor de una letra de cambio
a la vista la presente al librado manifestando que no desea obtener el pago sino la
aceptación. El motivo podría ser el deseo de fortalecer el crédito cambiario y favorecer,
de este modo, su circulación. Vid. en este sentido, MENENDEZ MENENDEZ, "La
aceptación de la letra de cambio", cit., lug. cit., págs. 520 y 521; GARCÍA-PITA Y
LASTRES, La aceptación de la letra de cambio, Madrid, 1992, págs. 133 a 137.
361
l35
.- El art. 29.2 LCCH recoge un supuesto de protesto necesario. Vid. supra, Capítulo
Tercero, pág. 276, nota 312.
l36
.- De acuerdo con lo dispuesto en el art. 27 LCCH las letras de cambio a un plazo
desde la vista deberán presentarse a la aceptación en el término de un año a partir de su
fecha. Este plazo puede ser acortado por el librador, aunque también puede fijar uno más
largo. Los endosantes, en cambio, sólo pueden acortarlo. Estos plazos son también
aplicables a los pagarés que deban hacerse efectivos a cierto plazo desde la vista (art.
97.2 LCCH).
363
'".- Cfr. GARCÍA LUENGO y SOTO VÁZQUEZ, El nuevo régimen jurídico de la letra
de cambio en la doctrina y en la jurisprudencia, cit., págs. 154 y 155.
138
.- También aplicable al pagaré (cfr. art. 96 LCCH).
364
una deuda que no haya vencido no es exigible 141. Por este motivo el
regreso antes del vencimiento sólo tendrá lugar en aquellos supuestos
expresamente previstos por la LCCH. Concretamente, los supuestos a
los que nos referimos se establecen en el art. 50.2 LCCH y son casos
en los que, bien por motivos jurídicos, bien por motivos económicos,
el legislador ha previsto que la letra no va a ser atendida, por lo que
carece de sentido esperar al vencimiento 142.
141
.- La exigibilidad supone la llegada del vencimiento si se trata de una obligación a
término. Una vez la deuda esté vencida, el acreedor está facultado para reclamar la
prestación. Vid. al respecto, DIEZ-PICAZO, Fundamentos del Derecho civilpartimonial,
II, cit., págs. 627 y 628; LÓPEZ VILAS, Comentarios al Código civil y Compilaciones
forales, tomo XVI, vol. 1°, cit., pág. 521.
Desde el punto de vista del Derecho procesal, y en concreto del proceso de
ejecución, la exigibilidad "se explica por la necesidad de que no aparezca del título
ejecutivo ninguna circunstancia que pueda impedir la satisfacción del interés del
acreedor (por ejemplo, la pendencia de un término o de una condición)", CARNELUTTI,
Derecho procesal civil y penal, I, Derecho procesal civil, cit., pág. 361. Vid. también en
este sentido, REDENTI, Derecho procesal civil, tomo II, cit., pág. 311.
M2
.- Es más correcto, a nuestro juicio, hablar en estos supuestos de ejercicio de la acción
antes del vencimiento, o de ejecución sin vencimiento -resaltando el porqué de la
excepción al requisito del art. 1435.3 LEG- que de vencimiento anticipado o vencimiento
ope legis (expresiones utilizadas por NAVARRO PÉREZ, La Ley Cambiaría y del
Cheque, (Comentarios y Jurisprudencia), Granada, 1991, pág. 122).
El art. 50.2 LCCH no regula ninguna hipótesis de vencimiento anticipado
porque, como se ha señalado, la acción de regreso anterior al vencimiento es una facultad
del tenedor, por lo que no puede "decirse que la renuncia a este derecho comporta para él
perjuicios accesorios, como puede ser el inicio del cómputo del plazo de ejercicio de la
acción de que está asistido" (PÉREZ DE LA CRUZ BLANCO, "Las acciones
cambiarías", cit., lug. cit., pág. 680). En el mismo sentido, se pronuncia VICENT
CHULIA, Compendio critico de Derecho mercantil, tomo II, cit., pág. 740.
143
.- Esta acción de regreso tiene su antecedente legislativo inmediato en el art. 481
CCom de 1885, en el que se disponía: "En el caso de negarse la aceptación de la letra de
cambio, se protestará, y en virtud del protesto tendrá derecho el tenedor a exigir del
366
147
.- Vid. en este sentido, PÉREZ DE LA CRUZ BLANCO, "Las acciones cambiarías",
cit., lug. cit., pág. 680.
148
.- Vid. supra, Capítulo Tercero, pág. 285.
149
.- Vid. por todos, FERNANDEZ, RIFA y VALLS, Derecho procesal práctico, tomo
VI, cit., pág. 535.
La acreditación del embargo infructuoso no sólo genera dificultades sino también
algún que otro despiste, pues se ha llegado a afirmar que "el tenedor de la cambial deberá
interponer, en su caso, la pretensión de vencimiento anticipado presentando testimonio
de la ejecutoria en la que conste el embargo infructuoso" (ORDUÑA MORENO, La
insolvencia: análisis de su concepto y concreción de su régimen jurídico, Valencia,
1994, pág. 304).
368
l50
.- ORTIZ NAVACERRADA, "Aspectos procesales-ejecutivos de la Ley 19/1985, de
16 de julio, cambiaria y del cheque", (I), cit., lug. cit., págs. 358 y 359.
151
.- El art. 1455.3 LEG responde a un cambio legal producido, en el principio de
rogación o dispositivo, por los arts. 24.1 y 118 CE. En la actualidad "el principio
dispositivo ha de entenderse en un sentido limitado y compatible con una mayor
intervención judicial en el desarrollo del litigio y en la ejecución de lo resuelto" (SAP de
Barcelona, Secc. 16a, de 16 de junio de 1993; ROD, num. 591, diciembre 93, págs. 12396
y 12397).
152
.- Vid. en este sentido, ORTIZ NAVACERRADA, "Aspectos procesales-ejecutivos de
la Ley 19/1985, de 16 de julio, cambiada y del cheque", (I), cit., lug. cit., pág. 359.
369
153
.- Sobre esta cuestión, vid. supra Capítulo Tercero, págs. 289 a 291.
370
l54
.- Por suponer una desviación del objeto de nuestro estudio, no vamos a detenernos en
examinar la otra alternativa que permite la letra y la colocación sistemática del art. 50.3
LCCH; esto es, la solicitud de plazo en el marco del juicio declarativo ordinario.
371
se acaba de decir sobre el art. 50.3 LCCH, que es más bien poco, nada
nuevo puede añadirse que goce de un expreso respaldo legal.
l55
.- ORTIZ NAVACERRADA, "Aspectos procesales-ej ecuti vos de la Ley 19/1985, de
16 de julio, Cambiaria y del Cheque" (y II), en Actualidad civil, núm. 8, diciembre 1985.
pág. 422.
156
.- Ahora bien, la suspensión de la diligencia de requerimiento de pago, embargo y
citación de remate podría producirse si el deudor hubiera sido informado del despacho de
la ejecución y hubiera presentado la solicitud de plazo antes de formalizarse la
mencionada diligencia. Puede entenderse que en este caso se paralizarían las actuaciones
ejecutivas del art. 1442 LEC.
372
157
.- Según GUTIERREZ GONZALEZ (Las resoluciones inlerlocutorias en el proceso
civil. Sistema de recursos, Madrid, 1991, pág. 18) los autos resuelven aquellas cuestiones
"en las que entran en juego elementos claros de decisión, y en consecuencia, se pueden
derivar efectos sobre las cargas y los derechos de las partes".
l58
.- Cfr. ORTIZ NAVACERRADA "Aspectos procesales-ej ecuti vos de la Ley 19/1985,
de 16 de julio, Cambiada y del Cheque" (II), cit., pág. 422.
159
.- Aun cuando debe señalarse que este auto podría recurrirse si se alegara la
vulneración del art. 50.3 LCCH: el Juez deniega la petición del ejecutado por entender
que no se dan los supuestos de hecho contemplados en el art. 50.2 b) o c).
373
l60
.- Los supuestos previstos en los párrafos 2° y 3° del art. 147 Code de commerce son
los siguientes: "2° Dans les cas de faillite (redressement judiciaire) du tiré, accepteur ou
non, de cessation des payements même non constatée par un jugement, ou de saisie de
ses biens demeurée infructueuse; 3° Dans les cas de faillite (redressement judiciaire) du
tireur d'une lettre non acceptable".
161
.- Vid. al respecto, ROBLOT, Traité de Droit commercial, II, cit., pág. 224.
374
162
.- El ámbito de aplicación del art. 1435.5 LEC se analiza con rigor por FERNANDEZ,
RIFA y VALLS, Derecho procesal práctico, tomo VI, cit., págs. 81 a 92.
375
163
.- Vid. asimismo, SAT de Albacete, de 19 de julio de 1988 (RGD, núms. 541-42, oct.-
novbre. 1989, vol. II, págs. 7608 y 7609); SAP de Barcelona, Secc. 11a, de 28 de julio de
1993 (Revista Jurídica de Catalunya, Jurisprudencia, 1994, núm. 1, págs. 147 y 148).
I64
.- Sobre las diferencias que median entre el aval cambiario y la fianza, vid. por todos,
POLO, "Innovaciones fundamentales de la nueva Ley Cambiaria y del Cheque", cit., lug.
cit., pág. 63; y AÑOVEROS TRIAS DE BES, El aval cambiario, Madrid, 1990, págs. 63
a 66.
l65
.- Cfr. SAP de Jaén, de 16 de septiembre de 1991 (RGD, núms. 577-578, otc.-novbre.
92, págs. 10907 y 10908).
376
CAPITULO QUINTO.
I. NOTAS PREVIAS.
'.- En el art. 47 LUG se dispone que: "Todos los que libran, aceptan, endosan o avalan
una letra de cambio, quedan obligados solidariamente con el portador. El portador tiene
derecho a accionar contra todas esas personas, individual o colectivamente, sin necesidad
de observar el orden en que se obligaron. El mismo derecho tiene todo signatario de una
letra de cambio que ha reembolsado su valor. Dirigida la acción contra uno de los
377
obligados, ello no impide accionar contra los otros, aunque sean posteriores a aquél que
fue primeramente perseguido".
2
.- Sobre el régimen de responsabilidad cambiaria, la Exposición de Motivos de la LCCH
dice lo siguiente: "Otro mecanismo fundamental para reforzar la garantía del tenedor es
el establecimiento de la solidaridad pasiva absoluta de los deudores cambiarios, a los
que, con independencia de su posición en el título se podrá demandar conjunta o
separadamente".
3
.- Cfr. SAP de Santa Cruz de Tenerife, Secc. 1a, de 9 de octubre de 1990 (RGD, núms.
574-75, julio-agost. 92, págs. 7739 y 7740).
4
.- Vid. por todos, PÉREZ DE LA CRUZ BLANCO, "Las acciones cambiarías", cit., lug.
cit., pág. 666.
5
.- Los supuestos en los que el acreedor podía ejercitar el ius variandi se inferían de lo
dispuesto en los arts. 516 y 518 CCom: excusión en los bienes del demandado o
acreditación de la insolvencia total o parcial de éste. Cfr. OLIVENCIA RUIZ, ""lus
variandi" del titular de la acción cambiaria en caso de quiebra del demandado",
(Comentario a la Sentencia del Tribunal Supremo de 30 de septiembre de 1959), en
Anuario de Derecho Civil, tomo XIII-I, enero-marzo, I960, passim.
378
justificación al hecho de que una acción por violación de una patente, en la que se
exigiera una indemnización superior al límite cuantitativo máximo del juicio declarativo
de menor cuantía, debiera ventilarse por los cauces de dicho procedimiento y no por los
del juicio declarativo de mayor cuantía como exige el art. 483 LEC. Sobre esta cuestión,
vid. BARONA VILAR, Competencia desleal. (Normas procesales en la Ley 3/1991, 10
enero, de Competencia desleal), Valencia, 1991, págs. 69 y 70; y también de esta misma
autora, Protección del Derecho de marcas. (Aspectos procesales), 1a ed., Madrid, 1992,
págs. 55 y 56.
10
.- Vid. supra, Capítulo Primero, págs. 23 y 24.
Debe señalarse, no obstante, que la pérdida ya se había producido con
anterioridad, pues el art. 1465 LEC de 1881 establecía las excepciones que podían
oponerse a la ejecución por letras de cambio.
381
".-Un proceso sumario, en sentido estricto, es aquél en el que se limitan las alegaciones
del actor y/o del demandado, así como los medios de prueba. Como consecuencia del
conocimiento limitado que adquiere el Juez, la sentencia que pone fin a las instancias de
dicho proceso no tiene fuerza de cosa juzgada material. Posteriormente, cabe promover
un proceso ordinario sobre el mismo objeto sin vinculación a la sentencia recaída en el
proceso sumario. Cfr. DE LA OLIVA SANTOS, Derecho procesal civil, IV, cit., pág.
141.
12
.- Así, se ha declarado que, la inexistencia de límites en la alegación de excepciones
basadas en las relaciones recíprocas entre acreedor y deudor cambiario, produce un
382
cambio en su naturaleza jurídica: "En cierto modo el juicio ejecutivo cambiario actual se
aleja propiamente de su naturaleza de proceso de ejecución y se aproxima a otro de tipo
declarativo, uno especial derivado de la letra de cambio" (SAP de Barcelona, Secc. 14a,
de 21 de diciembre de 1991; RGD, núm. 576, septiembre 92, pág. 8921). Vid. supra,
Capítulo Primero, pág. 61.
13
.- V. gr. cumplimiento defectuoso (exceptio non rite adimpleti contradits). Vid. infra,
págs. 506 a 508.
14
.- V.gr. se ha cuestionado la eficacia del art. 1479 LEG: "(...); y ello es aplicable tanto
en vía declarativa como ejecutiva, ya que las excepciones que se mencionan en el
artículo 67 no condicionan la ejecutividad del artículo 66. Todo ello hace que este
tribunal tenga que entrar inevitablemente en el fondo litigioso. Y si se entra en el fondo
litigioso por expresa disposición de la Ley, ello significa que el procedimiento ejecutivo
cambiario es cauce legal suficiente para debatir esta cuestión y por lo tanto tiene que
producir el efecto de cosa juzgada" (SAP de Barcelona, Secc. 16a, de 25 de julio de 1991;
RGD, núms. 577-78, mayo 92, pág. 4613).
15
.- Cfr. al respecto, SERRA MALLOL, Ley cambiaria y del cheque. Teoría y aplicación
práctica, Madrid, 1986, págs. 74 y 75.
383
1. Consideraciones generales.
16
.- Aun cuando debe señalarse que las normas del art. 57 LCCH, han eliminado la casi
totalidad de las diferencias en la relación externa del acreedor con los deudores (persiste
la diferencia relativa a la interrupción de la prescripción; cfr. arts. 89 LCCH y 1974 CC)
al conceder aquéllas al acreedor cambiario el ius electionis y el ius variandi. Ambos
derechos le eran negados por los arts. 516 y 518 CCom. Así, se ha declarado que en la
relación externa "..., la solidaridad cambiaria se asimila a la común, permitiéndose la
posibilidad de ejercitar conjunta y simultáneamente la acción directa y la de regreso, si
bien esta última deberá cumplir para que prospere los requisitos para ella establecidos
según los casos", (SAP de Santa Cruz de Tenerife, Secc. 1a, de 9 de octubre de 1990;
RGD, núms. 574-75, julio-agost. 92, págs. 7739 y 7740).
Las diferencias más relevantes entre la solidaridad cambiaria y la de Derecho
civil se observan en la relación interna entre los deudores. Aunque, debería puntualizarse
que en tema de solidaridad cambiaria no cabe hablar de relaciones internas en sentido
estricto entre los obligados cambiarios, pues no existe una relación distributiva entre
ellos (cfr. RUBIO, Derecho cambiario, cit., pág. 384.
l7
.- OTERO LASTRES ("Reflexiones sobre la solidaridad cambiaria", en Anales de la
Academia Matritense del Notariado, tomo XXIX, 1990, págs. 37 y ss.) afirma que las
relaciones entre los obligados cambiarios encaja en la estructura de las obligaciones
solidarias pasivas no uniformes del Derecho civil. Otros autores, entre ellos,
GARRIGUES (Curso de Derecho mercantil, tomo I, págs. 918 a 921), VICENT
384
CHULIA (Compendio crítico de Derecho mercantil, tomo II, cit., págs. 715 a 718),
ALONSO SOTO ("El pago de la letra de cambio", cit., lug. cit., págs. 654 y 655) y
CALAVIA y BALDO (Letra de cambio, cit., págs. 352 a 354) califican la solidaridad
cambiaria de solidaridad especial, incluso imperfecta (GARRIGUES), dotada de
sustantividad propia; esto es, característica del Derecho cambiario. Según GARRIGUES,
el hecho de que el acreedor pueda dirigirse contra el librador o contra cualquiera de los
endosantes no arguye la existencia de una verdadera solidaridad entre ellos, sino que se
funda en que el acreedor lo es de varias deudas distintas, tantas como firmas haya en la
letra. En resumen, no hay concurrencia de dos o más deudores en una obligación (como
dice el art. 1137 CC), sino concurrencia de varias obligaciones en un mismo título. Para
explicar por qué el pago de un obligado en vía de regreso libera a los firmantes
posteriores, pero no a los anteriores, acude a la institución de la fianza solidaria entre
deudores. En esta misma línea se mantiene CORTES DOMÍNGUEZ ("El nuevo juicio
ejecutivo cambiario", cit., lug. cit., págs. 886 y ss.), quien considera que, mientras en las
obligaciones solidarias existe un único derecho y una única obligación, en la solidaridad
cambiaria hay tantas obligaciones como personas obligadas. No obstante, esta diferencia
debe ser matizada, pues, reconocidos civilistas afirman que en la solidaridad de Derecho
civil hay una pluralidad de obligaciones "si bien conexionadas por la unidad o
comunidad de fin o interés económico, por la unidad de objeto (prestación) y de la causa"
(JORDANO BAREA, "Las obligaciones solidarias", en Anuario de Derecho Civil, tomo
XLV, fase. III, julio-septiembre 1992, págs. 850 a 854). Vid. en el mismo sentido, SOTO
NIETO, "Caracteres fundamentales de la solidaridad pasiva", en Revista de Derecho
Privado, julio-agosto, 1980, págs. 785 a 790. Por su parte, DIEZ-PICAZO (Fundamentos
del Derecho civil patrimonial, II, cit., pág. 206) admite que la articulación de la relación
solidaria entre deudores es compleja, ya que se realiza a través de vínculos distintos;
ahora bien, concluye que la relación obligatoria en la solidaridad pasiva es una sola.
18
.- No nos referiremos al supuesto de concurrencia de dos o más sujetos en una
declaración cambiaria (v. gr. pluralidad de aceptantes, art. 44 LCCH), pues, entre ellos
385
no tiene lugar la acción cambiaria. Así, cuando el pagador es uno de los obligados de
igual grado, si exige el reintegro a los coobligados, habrá que estar a lo que se derive de
las relaciones extracambiarias que medien entre ellos, siendo de aplicación, a falta de
pacto expreso, la normativa del CC. Vid. por todos, VIGENT CHULIA, Compendio
crítico de Derecho mercantil, tomo II, cit., pág. 717.
Sobre esta cuestión puede consultarse la STS (Sala 1.a), de 4 de junio de 1976
(RAJ 2629), en la que se declara: "(•••) los coobligados al pago de una letra de cambio
comprendidos dentro del mismo grado, aunque son entre sí deudores solidarios, no lo son
cambiarios, pues las relaciones jurídicas que entre ellos existan se regulan en atención al
contrato causal que les ligue, o, en su defecto, y según la doctrina científica, por las
reglas del Derecho Civil existentes sobre las obligaciones solidarias, (...)".
19
.- No debe entenderse, sin embargo, que sean deudores cambiarios subsidarios con
respecto al aceptante, ya que no gozan del beneficio de excusión.
20
.- La cláusula de no responsabilidad por falta de aceptación impide que se desencadene
frente al librador el regreso anticipado previsto en el art. 50.2 LCCH (vid. supra,
Capítulo Cuarto, págs. 363 y ss.)
386
21
.- El avalista del obligado principal no se convierte, por este hecho, en obligado
principal. De conformidad con lo dispuesto en el párrafo segundo del art. 37 LCCH, si se
ejercita la acción cambiaria contra el avalista del aceptante, aquél puede reclamar el pago
a este último. Esta consecuencia jurídica no contradice el principio de accesoriedad del
aval que establece el art. 37.1 LCCH ("El avalista responde de igual manera que el
avalado") y que se hace patente incluso en el ámbito procesal. Así, en la STS (Sala 1a.),
de 2 de abril de 1990 (RAJ 2688) se declara que es competente para conocer de la acción
cambiaria, interpuesta contra un avalista, el Juez del lugar del cumplimiento de la
obligación según el título, aunque sea distinto del Juez del domicilio del avalista.
387
22
.- Vid. en este sentido, VICENT CHULIA, Compendio crítico de Derecho mercantil,
tomo II, cit., págs. 715 y 716.
23
.- La accesoriedad formal y la autonomía sustancial son los dos principios que presiden
el nuevo régimen jurídico del aval en la LCCH; vid. al respecto, DUQUE DOMÍNGUEZ,
"El aval de la letra de cambio", en Documentación Jurídica. Monográfico dedicado a la
"Ley cambiaria y del Cheque", de 16 de julio de 1985, cit., pág. 21; ROJO
FERNANDEZ-RIO, "El aval de la letra de cambio", en Derecho Cambiario. Estudios
sobre la Ley Cambiaria y del Cheque, cit., págs. 550 y ss.; AÑOVEROS TRIAS DE
BES, El aval cambiario, cit., págs. 47 y ss.
388
24
.- El ius electionis permite al acreedor dirigir su acción hacia aquel o aquellos deudores
"que juzgue más solventes o le ofrezcan mayores garantías de atendencia y agilidad ante
la intimación reclamadora", (SOTO NIETO, "Caracteres fundamentales de la solidaridad
pasiva", cit., lug. cit., pág. 785).
25
.- En el párrafo segundo del art. 57 LCCH se dispone que: "El portador tendrá derecho
a proceder contra todas estas personas individual o conjuntamente, sin que le sea
indispensable observar el orden en que se hubieren obligado".
26
.- En el párrafo cuarto del art. 57 LCCH se dispone que: "La acción intentada contra
cualquiera de las personas obligadas no impedirá que se proceda contra las demás,
aunque sean posteriores en orden a la que fue primeramente demandada".
Sobre el régimen jurídico del ius variandi en la relación obligatoria con
solidaridad pasiva, vid. DIEZ-PICAZO, Fundamentos del Derecho civil patrimonial, II,
cit., págs. 208 y 209.
389
27
.- En el párrafo tercero del art. 57 LCCH se establece lo siguiente: "El mismo derecho
corresponderá a cualquier firmante de una letra de cambio que la haya pagado".
390
28
.- Entiéndase como innovación, puesto que, obviamente, el tenedor legítimo de la letra
de cambio puede solicitar el despacho de la ejecución frente a un único deudor
cambiario.
391
29
.- Es cierto que una misma letra de cambio puede librarse en dos o varios ejemplares
idénticos. El tenedor puede enviar un ejemplar al librado para recoger la aceptación y,
simultáneamente, utilizar el segundo ejemplar para llevar cabo el endoso. Como que los
distintos ejemplares tienen valor sustantivo y pueden circular como el original, la LCCH
a fin de evitar fraudes prevé una serie de mecanismos tendentes a alcanzar la efectividad
de lo dispuesto en el art. 80.1 LCCH: "Cuando se pague uno de los ejemplares, se
extinguirán los derechos derivados de todos los demás, ...". Estos mecanismos están
contenidos en los arts. 79 y 81 y, de no ser observados, quien haya aceptado o endosado
varios ejemplares responderá frente a su tenedor de buena fe por cada ejemplar firmado
que no le haya sido devuelto (cfr. arts. 80.2 y 80.3 LCCH). Pero en estos supuestos lo
que sucede, como regla general, es que los ejemplares están en manos de distintos sujetos
cambiarios; es decir, hay, en potencia, más de un acreedor cambiario, supuesto al que no
se refiere el art. 57 LCCH.
En cuanto al pagaré, no le son aplicables las normas de la LCCH relativas a la
pluralidad de ejemplares de una letra de cambio. Y por lo que se refiere al cheque, la
LCCH no regula la emisión de ejemplares. Sin embargo, al no establecer prohibición
expresa, y como que el texto uniforme de Ginebra de 1931 (arts. 49 y 50) permite la
expedición de un cheque en varios ejemplares, se ha afirmado que, salvo que se trate de
un cheque al portador, es válida la emisión de ejemplares de un cheque en el
ordenamiento jurídico español. Vid. en este sentido, CALAVIA y BALDO, El Cheque,
cit., págs. 127a 129.
Por lo que respecta a las copias, debe señalarse que su poseedor sólo se convierte
en tenedor legítimo con la posesión del original. La copia separada del original otorga,
únicamente, el derecho de regreso contra los endosantes y avalistas que figuran en la
copia (art. 83.2 LCCH). En este caso, la copia y el original tampoco pertenecerán a un
mismo sujeto cambiario. Las normas de la LCCH referentes a las copias sí son aplicables
al pagaré.
30
.- SANZ DE HOYOS, Derecho cambiario. Análisis de la Ley cambiaría y del cheque,
cit., pág. 128.
3I
.- Se ha apuntado al respecto, que el título cambiario podría ser sustituido por un
testimonio expedido por el Juez que entienda de la demanda ejecutiva presentada en
primer lugar (SANZ DE HOYOS, ob. cit., nota anterior, pág. 128). Sin embargo, esta
392
solución no es acorde con el Derecho procesal que limita con un numerus clausus los
títulos que abren paso a la ejecución.
Por otra parte, el desglose de documentos sólo se acuerda una vez ha terminado
el procedimiento respectivo.
32
.- En contra SENES MOTILLA ("Consideraciones sobre la fuerza ejecutiva de la letra
de cambio y el juicio ejecutivo cambiado", cit., lug cit., pág. 500) quien niega la
existencia de la acumulación de acciones ya que "el tenedor es titular de un único
derecho y de una única acción que se ostenta y ejercita frente a una pluralidad de
sujetos". Vid., no obstante, las opiniones doctrinales recogidas en nota 17.
".- Cfr. GÓMEZ ORBANEJA, Derecho procesal civil, vol. primero, 8a ed., Madrid,
1979, pág. 161; PRIETO-CASTRO, Tratado de Derecho procesal civil, I, 2a ed.,
Pamplona, 1985, pág. 379; DAVILA MILLAN, Litisconsorcio necesario. Concepto y
tratamiento procesal, 2a ed., Barcelona, 1992, págs. 15 a 18.
La pluralidad de partes en el proceso, o litisconsorcio, supone que un conjunto de
personas actúan en posición de parte activa y/o pasiva. En este sentido, la pluralidad de
sujetos procesales no altera el principio de dualidad de partes que informa el proceso
civil.
393
contra varios individuos, o varios contra uno" (art. 156). Junto a las
hipótesis de litisconsorcio pasivo y activo, previstas en el art. 156
LEG, la doctrina añade una tercera que califica de litisconsorcio
mixto y que viene caracterizada por litigar varios actores frente a
varios demandados 34.
34
.- Vid. por todos, FERNANDEZ LÓPEZ, Derecho procesal civil, I, cit., pág. 554; y
DAVILA MILLAN, ob. cit., nota anterior, págs. 18 y 19.
35
.- Vid. RAMOS MÉNDEZ, Derecho procesal civil, tomo I, 5a ed., Barcelona, 1992,
pág. 281.
36
.- Frente al litisconsorcio voluntario, y aunque nada diga la LEC, la doctrina distingue
el litisconsorcio necesario que viene impuesto por una norma jurídica (litisconsorcio
necesario propio) o por la jurisprudencia (litisconsorcio necesario impropio). Sin
embargo, como se ha puesto de relieve, el litisconsorcio voluntario y el necesario distan
mucho de ser dos especies del mismo género. El litisconsorcio voluntario es un simple
expediente procesal de utilización discrecional para el actor, cuyo único fundamento es
la economía procesal. En cambio, el litisconsorcio necesario se configura como un
presupuesto procesal de la sentencia de fondo. Vid. en este sentido, FERNANDEZ
LÓPEZ, Derecho procesal civil, I, cit., pág. 554; LIEBMAN, Manual de Derecho
procesal civil, cit., pág. 77.
37
.- MONTERO AROCA, Derecho jurisdiccional, II, Proceso Civil 1.°, (con Orteils
Ramos y Gómez Colomer), Barcelona, 1994, pág. 46. Vid. también en este sentido,
CARRERAS DEL RINCÓN, La solidaridad de las obligaciones desde una óptica
procesal, 1a ed., Barcelona, 1990, págs. 121 a 141; DAVILA MILLAN, Litisconsorcio
necesario. Concepto y tratamiento procesal, cit., págs. 49 a 67; RAMOS MÉNDEZ,
Derecho procesal civil, tomo I, cit., págs. 284 a 287.
394
38
.- Esta posibilidad no ha impedido que parte de la doctrina, apoyándose en
determinadas sentencias del TS, afirme la existencia, junto al litisconsorio voluntario
propio (art. 156 LEC), del litisconsorcio voluntario impropio. Este último tipo de
litisconsorcio voluntario se constituye por la acumulación de acciones que no son
conexas, pues, no nacen de un mismo título ni se fundan en una misma causa de pedir,
pero sí poseen elementos semejantes u homogéneos (conexión impropia o afinidad). La
afinidad consiste en que las diversas relaciones jurídicas tengan en común un punto de
hecho o de derecho a decidir. Vid. en este sentido, PRIETO-CASTRO, Tratado de
Derecho procesal civil, I, cit., pág. 382.
Sin embargo, el reconocimiento de las dificultades de orden procesal que el
litisconsorcio voluntario impropio puede generar, ha determinado que se reclame una
regulación que permita separar los procedimientos cuando se de este tipo de
litisconsorcio. Vid. al respecto, FAIREN GUILLEN, "Sobre el litisconsorcio en el
proceso civil", en Estudios de Derecho procesal, cit., pág. 130.
El litisconsorcio voluntario impropio se regula en el Derecho procesal civil
italiano y alemán (cfr. art. 103 Cpc y § 60 ZPO). No obstante, debe señalarse que en
ambos ordenamientos procesales se prevé la separación de las causas, bien a instancia de
todas las partes, bien de oficio cuando según el Juez el proceso experimenta un excesivo
retraso. Vid. sobre este punto, CHIOVENDA, Principios de Derecho procesal civil, tomo
H, cit., págs. 642 a 644; ROSENBERG, SCHWAB y GOTTWALD, Zivilproßrecht, cit.,
págs. 244 a 246.
39
.- Cfr. GOMEZ ORB ANEJA, Derecho procesal civil, vol. primero, cit., págs. 163 y
164.
395
40
.- FERNANDEZ LÓPEZ, Derecho procesal civil, I, cit., pág. 556.
4I
.- En concreto, el art. 154.1° LEC dispone que dos o más acciones no podrán
acumularse entre sí: "Cuando se excluyan mutuamente, o sean contrarias entre sí, de
suerte que la elección de la una impida o haga ineficaz el ejercicio de la otra".
42
.- En cambio, para CORTES DOMÍNGUEZ ("El nuevo juicio ejecutivo cambiario",
cit., lug. cit., pág. 887) las acciones que el tenedor puede ejercitar contra los diferentes
obligados cambiarios son incompatibles entre sí "pues, evidentemente, son incompatibles
en su ejercicio la acción dirigida contra uno y la que se pueda dirigir contra cualquier
otro". Es decir, señala que el problema no está en que el acreedor tenga el derecho contra
todos por el todo, sino en que pueda ejercitar ese derecho de forma conjunta.
43
.- O los que hubieran librado, endosando o avalado un pagaré o un cheque (art. 148
LCCH).
396
44
.- Cfr. art. 1144 CC destinado, entre otros, a regular la solidaridad pasiva -institución
pensada y creada en interés del acreedor-. No resulta difícil percibir que el art. 57 LCCH
ha querido incorporar al Derecho cambiario la estructura de la solidaridad pasiva del
Derecho civil.
45
.- Así, los actos de disposición sobre el objeto del litigio (renuncia, allanamiento,
transacción, etc.) sólo perjudican al litisconsorte que los realiza y no a los demás. Ahora
397
bien, al ser el procedimiento único cualquier defecto o crisis en el mismo, afectará por
igual a todos los litisconsortes. En este sentido, las excepciones procesales que
interponga cualquier litisconsorte aprovecharán a todos por igual. Cfr. FERNANDEZ
LÓPEZ, Derecho procesal civil, I, cit., págs. 556 y 557.
46
.- Vid. en este sentido, PRIETO-CASTRO, Tratado de Derecho procesal civil, tomo I,
cit., pág. 384; FAIREN GUILLEN, "Sobre el litisconsorcio en el proceso civil", cit., lug.
cit., pág. 136; DA VILA MILLAN, Litisconsorcio necesario. Concepto y tratamiento
procesal, cit., pág. 210; GONZALEZ VELASCO, "En el llamado litisconsorcio
voluntario no hay litisconsorcio", en Revista de Derecho Procesal Iberoamericana, núm.
4, 1982, pág. 662.
47
.- RGD, núm. 558, septiembre 93, pág. 9283.
398
a) Competencia territorial.
48
.- Este artículo, nuevamente reformado por la Ley 10/1992, de 30 de abril, de Medidas
Urgentes de Reforma Procesal, excluye expresamente las sumisiones expresa y tácita.
Ahora bien, la sumisión tácita, como expediente técnico que evita que surja una cuestión
de competencia, ya fue eliminada del juicio ejecutivo por la Ley 34/1984, de 6 de agosto,
de Reforma Urgente de la Ley de Enjuiciamiento civil, al modificar la redacción del art.
1440 LEC y disponer que el Juez "apreciará su propia competencia objetiva y territorial".
49
.- Cfr. FERNANDEZ, RIFA y VALLS, Derecho procesal práctico, tomo VI, cit., pág.
277.
50
.- Cfr. FERNANDEZ LÓPEZ, Derecho procesal civil, II, cit., págs. 101 y 102.
399
52
.- La STS, 1.a, de 24 de octubre de 1967 (RAJ 4544), declara que: "(...), y en vías de
discernir cuál de las acciones acumuladas en una demanda es la principal, tiene también
declarado la jurisprudencia que se atenderá a la que, según los casos, sea fuente o base de
los demás".
".- El AAP de Burgos, Secc. 3a, de 8 de febrero de 1989 (ROD, num. 555, diciembre 90,
vol. II, págs. 9836) acoge dicha doctrina y declara que "(...) habiendo optado (se refiere
al tenedor) en el presente caso por el ejercicio conjunto, tal y como permite el artículo 57
de la Ley Cambiaria y del Cheque, de las acciones cambiarías directa contra el librado-
aceptante y de regreso contra el librador, es opinión de la Sala que en tales hipótesis el
lugar del pago y por ende del cumplimiento y exigencia unitaria de las referidas
obligaciones, independientes entre sí, pero que no por ello dejan de estar afectadas por el
completo vínculo de la solidaridad, no puede quedar a la libre designación del ejecutante,
dentro de la posibilidad que le otorga el fuero electivo por el artículo 1439 de la Ley de
Enjuiciamiento Civil a falta de pacto expreso; sino que será el determinado por el
artículo 2.b) de la referida Ley cambiaria, que establece como lugar del pago para el
librado-aceptante, el designado junto a su nombre, configurando así la Ley un fuero
imperativo con lógica atracción por la naturaleza del vínculo de solidaridad cambiaria
que les une, respecto del de los demás demandados elegido por el actor".
401
c) Requerimiento de pago.
58
.- Sobre esta cuestión, vid. infra, págs. 466 y ss.
59
.- Cfr. MAJADA, Práctica del juicio ejecutivo, 3a ed., Barcelona, 1987, pág. 131.
404
d) Pago.
e) Consignación.
f) Embargo.
62
.- Cada firmante asume una deuda propia, que incluso puede tener un objeto distinto al
del resto de las obligaciones cambiarías, v. gr. supuesto de aceptación parcial (art. 30
LCCH).
63
.- Cfr. MAJADA, Práctica del juicio ejecutivo, cit., págs. 131 y 132.
No obstante, esta forma de actuar ha sido calificada de injusta al entender que se
traban los bienes no para cubrir las responsabilidades del deudor, sino para cubrir
posibles eventualidades procesales (CORTES DOMÍNGUEZ, "El nuevo juicio ejecutivo
cambiario", cit., lug. cit., pág. 889).
64
.- Cfr. en este sentido, CACHÓN CADENAS, El embargo, cit., págs. 589 y 590.
65
.- Vid. supra, nota 44.
406
66
.- Vid. CORTES DOMÍNGUEZ, "El nuevo juicio ejecutivo cambiario", cit., lug. cit.,
pág. 890.
67
.- MONTERO AROCA, Derecho jurisdiccional, II, Proceso Civil 2°., cit., pág. 232.
68
.- La importancia del embargo dentro del proceso de ejecución ha sido puesta de relieve
de forma diáfana por CARRERAS (El embargo de bienes, cit., pág. 98) "... sin la
existencia del embargo no puede precederse a la realización de ninguna de sus formas; el
embargo es, en éste y sólo en este sentido, presupuesto de los demás actos de naturaleza
ejecutiva".
69
.- En contra, SENES MOTILLA, "Consideraciones sobre la fuerza ejecutiva de la letra
de cambio y el juicio ejecutivo cambiario", cit., lug. cit., pág. 500.
407
70
.- Esta situación es abordada por la SAP de Burgos, Secc. 3a, de 24 de enero de 1990
(RGD, núms. 656-66, oct.-novbre. 91, págs. 9611 y 9612) y se resuelve en el sentido que
estimamos correcto: "(...), es evidente que hasta que no se termina la fase de
requerimiento de pago a todos los demandados, no puede válidamente seguirse el juicio a
no ser que se pretenda que, continuando el juicio por aplicación estricta de la dicción del
artículo 1463 de la Ley de Enjuiciamiento Civil -lo que puede originar una más que
difícil ordenación del procedimiento cuando haya una pluralidad de demandados que
vayan personándose en juicio en forma sucesiva-, si paga el último de los requeridos, se
decreta la nulidad de lo actuado y se cierre entonces el procedimiento abierto, con los
perjuicios económicos y procesales que ello llevaría consigo".
408
h) Oposición a la ejecución.
71
.- En la SAP de Burgos, citada en la nota anterior, se declara que: "(...) obligar a un
demandado cambiario a formular su defensa mediante la alegación de su causa de
oposición frente a la acción ejercitada contra él sin saber si los demás co-demandados
van o no a comparecer en autos y en qué forma, le causa una evidente indefensión, ya
que no sabe si va a ser el único que se oponga o va ha haber otras personas que, al
personarse en las actuaciones van en buena lógica a oponerse a la acción ejercitada
contra todos, circunstancia que puede llevar a adoptar una u otra línea de defensa;
indefensión que, además, es predicable por la desigualdad que origina frente a los otros
demandados quienes, al comparecer después y poder con ello tomar conocimiento del
estado de las actuaciones y con ello de la defensa de quien formuló su oposición en
primer lugar, puede perjudicar a éste haciéndole partir en el período procesal siguiente en
una situación de inferioridad frente a los demás".
72
.- O, como declara la SAP de Burgos, Secc. 3a, de 24 de enero de 1990: "(...), cuando
haya varios demandados en un juicio ejecutivo, no cabe decretar la rebeldía de ninguno
de ellos hasta que no ha transcurrido el plazo de tres días que previene el artículo 1462 al
último de los demandados y sólo entonces otorgar a todos los debidamente personados en
autos el plazo de cuatro días para formular el escrito de oposición (...)".
73
.- Vid. supra, págs. 393 y 394.
409
74
.- Vid. supra pág 397. y bibliografía allí citada.
Porque no hay unidad de sentencia, se ha afirmado que en el litisconsorcio
voluntario no existe un verdadero litisconsorcio, pues, no existe una verdadera
comunidad de suerte; vid. GONZÁLEZ VELASCO, "En el llamado litisconsorcio
voluntario no hay litisconsorcio", cit., lug. cit., pág. 673.
75
.- PRIETO-CASTRO, Tratado de Derecho procesal civil,'l, cit., pág. 384.
76
.- Vid. en este sentido, FAIREN GUILLEN, "Sobre el litisconsorcio en el proceso
civil", cit., lug. cit., págs. 143 y ss; PRIETO-CASTRO, ob. cit. nota anterior, pág. 383;
GONZALEZ VELASCO, "En el llamado litisconsorcio voluntario no hay litisconsorcio",
cit., lug. cit., págs. 646 a 649; RAMOS MÉNDEZ, Derecho procesal civil, I, cit., págs.
290 y 291; MONTERO AROCA, Derecho jurisdiccional, II, Proceso civil 1°, cit., págs.
49 y 50; MORENO CATENA, Derecho procesal civil, cit., pág. 89.
77
.- Así, PRIETO-CASTRO sostiene que el litisconsorcio necesario es de dos clases:
eventualmente necesario o cuasinecesario o especial y necesario en sentido estricto
(Tratado de Derecho procesal civil, I, cit., pág. 383).
78
.- Cfr. FARIEN GUILLEN, "Sobre el litisconsorcio en el proceso civil", cit., lug. cit.,
pág. 143; D A VIL A MILLAN, Litisconsorcio necesario. Concepto y tratamiento
procesal, cit., pág. 28.
410
79
.- Vid. FAIREN GUILLEN, "Sobre el litisconsorcio en el proceso civil", cit., lug. cit.,
págs. 143 a 145.
80
.- CARRERAS DEL RINCÓN, La solidaridad de las obligaciones desde una óptica
procesal, cit., págs. 207 y ss. Por el contrario, el autor sostiene que tanto la sentencia
como la cosa juzgada sólo despliegan eficacia entre las partes y sus causahabientes.
81
.- CARRERAS DEL RINCÓN, ob. cit., nota anterior pág. 209.
82
.- No basta que se deduzca en el proceso una relación jurfdico-material plurisubjetiva
para exigir sin más el litisconsorcio necesario. Es preciso examinar el petitum de la
acción afirmada. Así, no puede exigirse el litisconsorcio necesario cuando se ejerciten
acciones de condena, pues, conforme a lo establecido en los arts. 1137 y ss. CC, el
acreedor puede dirigir su demanda contra uno, contra varios o contra todos los deudores
solidarios sin que le puedan oponer la excepción de litisconsorcio. En cambio, la
necesidad del litisconsorcio, en la solidaridad de las obligaciones, se produce cuando se
ejercitan acciones constitutivas y, en ocasiones, cuando éstas son declarativas. Vid. en
este sentido, CARRERAS DEL RINCÓN, La solidaridad de las obligaciones desde una
óptica procesal, cit., págs. 121 y ss.
El vínculo de solidaridad impuesto por el art. 57 LCCH excluye toda posibilidad
de surgimiento del litisconsorcio pasivo necesario cuando el acreedor cambiario demande
a alguno o algunos de los responsables cambiarios y no a todos. Cfr., entre otras
resoluciones, la SAT de Bilbao, de 30 de junio de 1988 (RGD, núms. 538-39, julio-
agosto 1989, págs. 5108 y 5109).
411
determinen las normas del Derecho material, el fallo deba ser único
para todas las partes en el litigio.
litisconsorio de unitario .
".- Vid. CARRERAS DEL RINCÓN, La solidaridad de las obligaciones desde una
óptica procesal, cit., págs. 211 y 212.
412
84
.- La excepción de pago tiene una naturaleza especial. No es una excepción real o
absoluta; ahora bien, puede oponerla cualquier deudor contra el acreedor que ha sido
satisfecho. Vid. en este sentido, GARRIGUES, Curso de Derecho Mercantil, tomo I, cit.,
pág. 794; ALONSO SOTO, "El pago de la letra de cambio", cit., lug. cit., pág. 625.
85
.- CARRERAS DEL RINCÓN, La solidaridad de las obligaciones desde una óptica
procesal, cit., pág. 217.
413
86
.- Vid. al respecto, CASALS COLLDECARRERA, Estudios de oposición cambiaria,
V, 1a ed., Barcelona, 1990, pág. 270.
414
i) Procedimiento de apremio.
87
.- En el caso de que la sentencia de remate hubiera sido apelada, la realización forzosa
de los bienes embargados podrá tener lugar, a pesar de la apelación, si el ejecutante
presta fianza suficiente (art. 1476 LEC).
88
.- La inclusión del procedimiento de apremio dentro del juicio ejecutivo ha sido objeto
de crítica por parte de la doctrina, pues estima que las normas relativas al procedimiento
de apremio no son exclusivas del juicio ejecutivo -proceso especial de ejecución-, sino
que tienen un campo de aplicación mucho más amplio que abarca la ejecución de las
condenas pecuniarias independientemente de la naturaleza del título ejecutivo. Vid. sobre
esta cuestión, Capítulo Primero, pág. 32.
415
haga efectiva por los cauces del juicio ejecutivo. La LCCH y la LEC
les otorgan tal derecho. El ejercicio de la acción de regreso se rige por
dos importantes principios: uno, de preferencia por el reembolsante
que libera a mayor número de obligados y otro, de adquisición por el
reembolsante de la cualidad de legítimo tenedor con sus
correspondientes derechos 90. En base a tales principios, el título
ejecutivo debe ser entregado, a quien libere a mayor número de
responsables cambiarios (v.gr. librador, endosante de fecha anterior).
Sería absurdo, a nuestro parecer, que los otros deudores que hubieran
satisfecho parte de la deuda pudieran conservar una acción de
naturaleza cambiaria contra las mismas personas frente a las que están
obligados a garantizar el pago de la letra. No obstante, la pérdida de la
acción cambiaria no comporta, la de las acciones civiles que les
correspondan.
B) lus varianti.
a) Planteamiento de la cuestión.
93
.- La excusión y la insolvencia eran presupuestos del ins variandi en el sistema del
CCom(cfr. arts. 516 y 518).
94
.- En el art. 1144 CC se dispone: "El acreedor puede dirigirse contra cualquiera de los
deudores solidarios o contra todos ellos simultáneamente. Las reclamaciones entabladas
contra uno no serán obstáculo para las que posteriormente se dirijan contra las demás,
mientras no resulte cobrada la deuda por completo".
95
.- Vid. entre otros, PÉREZ DE LA CRUZ BLANCO, "Las acciones cambiarías", cit.,
lug. cit., pág. 666; SANCHEZ CALERO, "La reforma del Derecho cambiario dentro de
la reforma del Derecho mecantil", cit., lug. cit., págs. 498 y 499; POLO, "La protección
del acreedor cambiario ante el impago de la letra", cit., lug. cit., págs. 126 y 127;
RODRIGUEZ JIMENEZ, "Acciones, excepciones y prescripción de la letra de cambio",
en La letra de cambio, el pagaré y el cheque en la Ley 19/1985 de 16 de julio, cit., págs.
173 y 174.
418
96
.- Vid. supra, pág. 391.
97
.- Vid. supra, pág. 391.
98
.- FERNANDEZ LÓPEZ, Derecho procesal civil, I, cit., pág. 572. Añade el citado autor
que no es "razonable permitir al acreedor que, lite pendente, abandone la acción frente a
un deudor solidario y la dirija frente a otro; y menos aún si no la abandona e incoa un
litigio paralelo".
".- Vid. en este sentido, SENES MOTILLA, "Consideraciones sobre la fuerza ejecutiva
de la letra de cambio y el juicio ejecutivo cambiario", cit., lug. cit., pág. 500.
420
Resulta obvio que las cuestiones que suscita el ejercicio del ins
variandi -cuestiones que acabamos de apuntar y en la medida de lo
posible resolver- desaparecen si previamente el acreedor desiste del
proceso de ejecución ya incoado. Ahora bien, en relación con este
tema debe señalarse que el desistimiento no es, en ningún caso,
presupuesto del ius variandi 10°.
1. Consideraciones generales.
100
.- Es decir, a pesar de los problemas de carácter procesal que se creen, el ¡us variandi
regulado en el art. 1144 CC, permite que se multipliquen las reclamaciones judiciales.
Cfr. DIEZ-PICAZO, Fundamentos del Derecho civil patrimonial, II, cit., pág. 209.
421
101
.- No ha sido el alzamiento del embargo la única medida procesal propuesta para evitar
que las consecuencias de una posible ejecución injusta se prolonguen en el tiempo. El
Anteproyecto de Ley Cambiaria y del Cheque de 1984 preveía que si en el plazo de cinco
días hábiles siguientes al requerimiento judicial de pago, el deudor o deudores negaban
categóricamente su firma o alegaban falta absoluta de representación, podía el Juez, a la
vista de las circunstancias del caso y documentación aportada, suspender el embargo
exigiendo, si lo consideraba conveniente, caución o garantía adecuada (Vid.
Documentación Jurídica. Monográfico dedicado a la "Ley Cambiaria y del Cheque" de
16 de julio de 1985, cit., pág. 197).
En concreto en el art. 68 del mencionado Anteproyecto se disponía que:
"Despachada la ejecución, se entregará el mandamiento a un Agente Judicial, el cual
requerirá al deudor o deudores demandados, a fin de que, en el plazo improrrogable de
cinco días hábiles se personen en el Juzgado por sí o por medio de representante, ya para
realizar el pago, ya para consignar o garantizar adecuadamente la cantidad reclamada, o
ya para negar categóricamente la autenticidad como propia de la firma en la letra de
cambio o alegar la inexistencia total de cualquier representación por quien la suscribió en
su nombre.
Transcurrido dicho plazo sin que el deudor hubiere pagado, consignado o
garantizado la cantidad reclamada, se procederá de inmediato a embargarle bienes
suficientes a cubrir la cantidad por la que se haya despachado la ejecución y las costas,
los cuales se depositarán con arreglo a derecho.
Si el deudor o deudores negaren categóricamente su firma o alegaren la falta
absoluta de representación, podrá el Juez, a la vista de las circunstancias del caso y
documentación aportada, suspender el embargo, exigiendo, si lo considera conveniente,
la caución o garantía adecuada".
El Anteproyecto de 1984 seguía en este punto a la Ley Cambiaria italiana en
cuyo art. 64 se dispone que: "La oposición al mandamiento no suspende la ejecución;
pero el presidente del tribunal, o el pretor competente por la cuantía, en virtud del
recurso del oponente que desconozca la propia firma o la representación o bien, que
aduzca graves y fundados motivos, puede, con resolución motivada, examinados los
documentos aportados, suspender en todo o en parte los actos ejecutivos, exigiendo
caución idónea". Sobre el art. 64 Legg. camb., vid. supra, Capítulo Segundo, págs. 101a
105.
422
102
.- FERNANDEZ, RIFA y VALLS, Derecho procesal práctico, tomo VI, cit., pág. 560.
En parecidos términos se pronuncian, SENES MOTILLA, "Consideraciones sobre la
fuerza ejecutiva de la letra de cambio y el juicio ejecutivo cambiario", cit., lug. cit., pág.
501; CORTES DOMÍNGUEZ, "El nuevo juicio ejecutivo cambiario", cit., lug. cit., págs.
885 y 886.
m
.- El alzamiento del embargo, ex art. 68 LCCH, consiste en una declaración de
voluntad que anula la decisión jurisdiccional de proceder al embargo contenida en el auto
que despacha ejecución.
104
.- La enmienda núm. 68 presentada por el Grupo Centrista, en el Congreso de los
Diputados, solicitaba la supresión del art. 68 al entender "que bastan las normas del
Juicio ejecutivo de la Ley de Enjuiciamiento Civil, recientemente modificada, sin
introducir correctivos o procedimientos especiales". Por su parte, el Grupo Popular
presentó dos enmiendas al art. 68. En la enmienda núm. 130 abogaba por la supresión del
citado artículo. En la justificación de dicha enmienda, se dice que el Proyecto de Ley
423
106
.- Cfr. FERNANDEZ, RIFA y VALLS, Derecho procesal práctico, tomo VI, cit., pág.
573.
425
107
.- En la práctica el requerimiento de pago, el embargo de bienes y la citación de remate
se documentan en la misma diligencia.
I08
.- Así lo entiende la doctrina, aun cuando del art. 68 podría inferirse que en el acto de
la diligencia de requerimiento de pago sólo cabría alegar la falta absoluta de
representación; vid, por todos, FERNANDEZ LÓPEZ, Derecho procesal civil, IV, cit.,
pág. 86.
426
109
.- Este inconveniente -o contradicción- se salvaba en el Anteproyecto de Ley
Cambiaria y del Cheque de 1984, en cuyo art. 68 se establecía que tales manifestaciones
debían hacerse en presenciajudicial (vid. supra, nota 101).
"°.- Vid. en este sentido, FERNANDEZ LÓPEZ, Derecho procesal civil, IV, cit., págs.
85 y 86; y DE LA OLIVA, "Tratamiento procesal de la letra, el cheque y el pagaré", cit.,
lug. cit., pág. 62.
427
"2.- La doctrina señala, como un caso clásico de estafa procesal, el engaño al Juez, quien,
en virtud de error, dicta una resolución injusta y gravosa económicamente para una de las
partes. Vid. al respecto, BUSTOS RAMÍREZ, Manual de Derecho penal, Parte especial,
1a ed., Barcelona, 1986, págs. 233 a 235.
El Código Penal vigente también atribuye al fraude procesal la condición de
agravante del delito de estafa (cfr. art. 250.1.2°).
"3.- MUÑOZ SABATE, "El levantamiento condicional de embargo en el proceso
ejecutivo cambiario", en Revista jurídica de Cataluña, núm. 2, 1986, pág. 39.
"4.- Vid. en este sentido, MAJADA, Práctica del juicio ejecutivo, cit., págs. 108 y 109.
El autor estima que es aplicable, a las manifestaciones mendaces que el deudor haga ante
un funcionario judicial con ocasión de la diligencia del art. 1442 LEC, o una vez
promovido el juicio ejecutivo (art. 68.1a LCCH), o antes de iniciarse éste (art. 68.3a
LCCH), la doctrina que rechaza la procedencia de sancionar en vía penal la conducta de
quien niega la autenticidad de la firma, en las diligencias preparatorias de la ejecución,
para impedir el acceso al juicio ejecutivo.
429
"9.- Vid. portodos, FERNANDEZ LÓPEZ, Derecho procesal civil, IV, cit., pág. 85.
120
.- Vid. sobre este particular, VELASCO SAN PEDRO, La representación en la letra
de cambio, cit., pág. 88.
12
'.- Vid. portodos, FERNANDEZ LÓPEZ, Derecho procesal civil, IV, cit., pág. 85.
431
122
.- DE LA OLIVA, "Tratamiento procesal de la letra, el cheque y el pagaré", cit., lug.
cit., pág. 61.
l23
.- En la regla tercera del art. 68 LCCH se dispone que:
"En ningún caso se levantará el embargo cuando la letra de cambio se encuentre en
alguno de los casos siguientes:
a) Cuando el libramiento, la aceptación, el aval o el endoso hayan sido
intervenidos, con expresión de la fecha por Agente de Cambio y Bolsa o
Corredor de Comercio Colegiado, o las respectivas firmas estén
legitimadas en la propia letra por Notario.
b) Cuando se trate de ejecución despachada contra un obligado cambiario
que, en el protesto o requerido de pago notarialmente o en acto de
conciliación antes de iniciarse el juicio ejecutivo, no hubiera negado
categóricamente la autenticidad de su firma en la letra, o no hubiera
alegado la falta absoluta de representación.
c) Cuando el obligado cambiario hubiere reconocido su firma judicialmente o
en documento público".
Respecto al contenido del apartado a) debe entenderse suprimida la referencia a
los Agentes de Cambio y Bolsa, ya que, como es sabido, por la Ley 24/1988, de 28 de
julio, del Mercado de Valores, aquéllos han quedado, en todo caso, privados de su
condición de fedatarios mercantiles.
l24
.- En cambio, CORTES DOMÍNGUEZ ("El nuevo juicio ejecutivo cambiario", cit.,
lug. cit., pág. 880) otorga a las "circunstancias del caso" un carácter meramente subjetivo
y señala que será la credibilidad y la calidad personal y moral del deudor la determinante
del alzamiento del embargo.
l25
.- Siguiendo a GUTIERREZ DE CABIEDES ("La excepción de carácter", en Estudios
de Derecho procesal, cit., pág. 282) entendemos por acreditar, justificar, "afrontar una
prueba semiplena, que engendra en el Juez no una certeza, sino una simple posibilidad, o
si se quiere, la no certeza del hecho contrario". Vid. en el mismo sentido, BURGOS
432
128
.- Cfr. LÓPEZ PEÑA y CASA, La prueba pericial caligráfica, 2a ed., Buenos Aires,
1993,pág. 63.
l29
.- Vid infra, pág. 448.
l30
.- En estos términos se expresa DE LA OLIVA ("Tratamiento procesal de la letra, el
cheque y el pagaré", cit., lug. cit., pág. 64). Ahora bien, quizá estas dificultades se
desvanezcan si descendemos del plano teórico al práctico. Por ejemplo, el supuesto de
los auxiliares dependientes del empresario. El gerente o factor mercantil es un auxiliar
del empresario al que se confieren poderes generales para administrar, dirigir y contratar
sobre todo lo que forma parte del normal u ordinario giro y tráfico de la empresa (art. 283
CCom). Su nombramiento, así como el otorgamiento de los poderes generales, puede
realizarse en forma escrita, mediante escritura pública que se inscribirá en el Registro
Mercantil; formalidad a la que también debe sujetarse la revocación del poder (cfr. arts.
87.2 y 94.5 RRM). Por tanto, la revocación del poder, o la ausencia del mismo, puede
probarse mediante certificación expedida por el Registrador (arts. 23.1 CCom y 77
RRM); y también puede acreditarse por referencia a los datos publicados en el Boletín
Oficial del Registro Mercantil (arts. 21.1 CCom; 386.5 y 388.10 RRM).
131
.- Vid. en este sentido, SENES MOTILLA, "Consideraciones sobre la fuerza ejecutiva
de la letra de cambio y el juicio ejecutivo cambiario", cit., lug. cit., pág. 503.
434
l32
.- En este sentido se pronuncia MUÑOZ SABATE, "El levantamiento condicional de
embargo en el proceso ejecutivo cambiario", cit., lug. cit., págs. 41 y 42.
l33
.- Cfr. CALA VIA MOLINERO y BALDO DEL CASTANO, Letra de cambio, cit.,
pág.31.
l34
.- Cfr. DE LA OLIVA, "Tratamiento procesal de la letra, el pagaré y el cheque", cit.,
lug. cit., págs. 65 y 66.
435
U5
.- Recuérdese que el despacho de la ejecución, en sentido amplio, incluye importantes
actividades anteriores a la declaración de voluntad con que da comienzo la ejecución
forzosa, y de la que son presupuesto necesario, v. gr. examen de los presupuestos
procesales, análisis de la regularidad formal del título ejecutivo; cfr. FERNANDEZ
LÓPEZ, Derecho procesal civil, III, cit., págs. 173 a 184.
l36
.- Quizá sea una apariencia falsa. Hemos dicho que la ejecución está correctamente
despachada, y que el Juez tendrá dificultades para adquirir certeza sobre la falsedad de la
firma y la falta absoluta de representación, por tanto, si decide alzar el embargo, con toda
seguridad exigirá caución.
436
!37
,- Una documentación que diera cuenta de la solvencia del deudor podría ser la
declaración del impuesto sobre el patrimonio, o, en su caso, del impuesto de sociedades.
Vid. en este sentido, ORTELLS RAMOS, El embargo preventivo, cit., pág. 111.
l38
.- Vid. TOME PAULE, "Teoría de las cauciones procesales", en Revista de Derecho
Procesal Iberoamericana y Filipina, núm. 4., 1962, págs. 789 y 790. Este autor divide las
garantías procesales en dos grandes grupos: garantías que tienen una finalidad
institucional (v. gr. garantías encaminadas a lograr: la imparcialidad de los órganos
jurisdiccionales, la marcha normal del proceso, la actuación uniforme de los órganos
jurisdiccionales) y garantías con una finalidad patrimonial.
437
139
.- Debe reconocerse, sin embargo, que la identificación entre los términos fianza y
caución tiene su apoyo en nuestro Derecho histórico. Vid. sobre este tema, TOME
PAULE, ob. y lug. cit. nota anterior, pág. 785; CALDERÓN CUADRADO, Las medidas
cautelares indeterminadas en el proceso civil, 1a ed., Madrid, 1992, pág. 50;
CABALLOL ANGELATS, La ejecución provisional en el proceso civil, Barcelona,
1993, págs. 208 a 210.
l40
.- DIEZ-PICAZO, Fundamentos del Derecho civil patrimonial, II, cit., págs. 414.
141
.- Lo impiden, v. gr., los arts. 385 y 1428 LEC.
142
.- Error jurídico puesto de relieve por ORTELLS RAMOS, Comentario al art. 385
LEC, en Comentarios a la reforma de la Ley de Enjuiciamiento civil. Ley 34/1983 de 6
de agosto de 1984, cit., pág. 290.
438
l43
.- No obstante, parece ser que en la generalidad de los casos no sucede así, sino que el
Juez acuerda o no el alzamiento del embargo, en función de que decida, o no, ordenar al
ejecutado que preste caución. Cfr. FERNANDEZ LÓPEZ, RIFA y VALLS, Derecho
procesal práctico, tomo VI, cit., pág. 582.
144
.- A falta de la caución, sólo se cuenta con el patrimonio del solicitante como sustrato
ordinario de la responsabilidad de todo deudor (art. 1911 CC); vid. al respecto,
ORTELLS RAMOS, El embargo preventivo, cit., pág. 110. La idea de garantía implica
un especial refuerzo que puede añadirse a algunos créditos. Por tanto, la responsabilidad
patrimonial universal del deudor no es una auténtica forma de garantía, ya que es un
elemento común a todos los acreedores; vid. sobre el particular, DIEZ-PICAZO,
Fundamentos del Derecho civil patrimonial, II, cit., págs. 123 a 126.
l45
.- Vid. en este sentido, ORTELLS RAMOS, Derecho Jurisdiccional, II, Proceso civil
2°, cit., pág. 267; CALDERÓN CUADRADO, Las medidas cautelares indeterminadas
en el proceso civil, cit., págs. 56 y 57.
439
B) Cuantía de la caución.
147
.- Téngase en cuenta que consignando la cantidad reclamada se evitaría el embargo sin
tener que acreditar la falsedad de la firma o la falta absoluta de representación.
l48
.- Vid. en este sentido la STC 202/1987 (2.a) de 17 de diciembre en la que se declara
que: "Es ese interés concretado en el eventual perjuicio el que el Juez ha de ponderar,
junto con las demás circunstancias, entre las cuales, ..., la de la cuantía discutida en el
proceso ..., que motivó, en definitiva, la fijación de la fianza..." (f.j. 5°).
149
.- Vid. supra, págs. 431 a 434.
441
C) Calidad de la caución.
150
.- Por este motivo, entendemos que el Juez no debería aceptar como caución una
simple manifestación de bienes. No obstante, la anterior conducta sí es admitida como
caución por MUÑOZ SABATE, "El levantamiento condicional de embargo en el proceso
ejecutivo cambiario", cit., lug. cit., pág. 331.
442
l51
.- Las cargas procesales son, según GOLDSCHMIDT (Derecho procesal civil, cit.,
pág. 203) "imperativos del propio interés". En virtud de ellas, la parte procesal se ve
constreñida a realizar una determinada conducta procesal para evitar las consecuencias
desfavorables (perjuicio procesal) que legalmente se derivan de su no realización.
l52
.- A nuestro entender, la declaración equivalente no puede equipararse al protesto a los
efectos de evitar el alzamiento del embargo. Es la presencia de un fedatario público la
que otorga a la negación de la autenticidad de la firma o a la falta absoluta de
representación la eficacia prevista en la regla tercera del art. 68 LCCH. La declaración
equivalente ex art. 51 LCCH nada añade al documento privado. No obstante, hay
opiniones opuestas a la que sostenemos; vid. VAZQUEZ BONOME, Tratado de
Derecho cambiario, cit., pág. 318.
l53
.- El reconocimiento judicial del art. 68.3a.c) LCCH no debe adecuarse, de forma
necesaria, a lo dipuesto en los arts. 1430 y 1431 LEC. Se ha señalado al respecto, que
cualquier reconocimiento judicial despliega los efectos sancionados en la LCCH (vid. en
este sentido, CORTES DOMÍNGUEZ, Derecho procesal. Proceso civil, cit., pág. 423).
443
A) Competencia.
CONCLUSIONES
con el secuestro de los bienes muebles del deudor (art. 158 Code de
commercé). Por lo que respecta al cheque, la normativa vigente
permite al tenedor de un cheque impagado por falta de provisión de
fondos conseguir frente al librador un certificado de falta de pago,
equivalente a un mandamiento de pago, que en caso de ser inatendido
comporta la expedición de un título ejecutivo.
Aun cuando según el art. 37.1 del TR del ITP y AJD refiera el
cumplimiento del requisito fiscal al momento de la extensión de la
letra de cambio, de lege data no puede rechazarse, a nuestro parecer,
la posibilidad de que la irregularidad fiscal de la letra de cambio
pueda subsanarse. La subsanación permite que la letra de cambio
conserve su eficacia ejecutiva y que la norma fiscal alcance su fin.
Así, en un buen número de sentencias se ha admitido el reintegro
posterior a la extensión de la letra de cambio, estimándose suficiente
para la conservación de la fuerza ejecutiva, que la letra de cambio esté
correctamente timbrada en el momento de deducir la demanda. Es
más, a nuestro entender, debe permitirse la subsanación de la
irregularidad fiscal una vez ha sido presentada la demanda ejecutiva.
En caso contrario, se producirá una desproporción, valorada
negativamente por el Tribunal Constitucional, entre el objetivo que se
persigue (la recaudación del impuesto) y el modo en que se opera
(negar la entrada en el proceso de ejecución). Esta conclusión se
fundamenta, básicamente, en la constante doctrina del Tribunal
Constitucional sobre el modo de actuar frente al incumplimiento de
un presupuesto o requisito procesal subsanable.
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BIBLIOGRAFIA
MARTINEZ PARDO, "La liquidez de los créditos, (art. 1435, párr. 4°.,
LEG)", La Ley, 1989-3, págs. 880 a 887.
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FUENTES