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La segunda clínica
La segunda clínica es la clínica borromea, la del síntoma al
que Lacan le cambia la ortografía y llama sinthome. Esta segunda
clínica es la de los nudos, que es continuista y se maneja por
grados. Es decir que si bien tiene en sus polos dos opuestos, el
acento no recae sobre ello sino sobre su gradación; lo que
determina que no por eso se pierda la discontinuidad. Esta
conceptualización se puede ilustrar con una cita de Georgio
Agamben: En la perspectiva arqueológica, que es la de mi
investigación, las antinomias (por ej., la de democracia versus
totalitarismo) no desaparecen, pero pierden su carácter
sustancial y se transforman en campos de tensiones polares, entre
las que es posible encontrar una vía de salida... el problema,
sobre todo, es que si no se comprende lo que se pone en juego en
el fascismo, no se llega a advertir siquiera el sentido de la
democracia[…]Pero superar la lógica binaria significa sobre
todo ser capaces de transformar cada vez las dicotomías en
bipolaridades, las oposiciones sustanciales en un campo de
fuerzas recorrido por tensiones polares que están presentes en
cada uno de los puntos sin que exista posibilidad alguna de
trazar líneas claras de demarcación.1
1
ellos mismos. Agrega que en el caso de la epistemología de la
clasificación cuando se hace una bipartición se acumulan casos
alrededor de la línea divisoria, es el problema de lo indiscernible.
La acumulación cuestiona el corte mismo si esto estalla se
restablece la continuidad.2
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contemplación de la imagen en el espejo en la vertiente
imaginaria.3
El que estén anudados de distintas maneras según cuales
sean las particularidades del caso produce distintos modos de
manifestación del goce.
Es por eso que hay esta división entre el Nombre del Padre
y el que lo encarna, el padre, que en Lacan ocupa posiciones
antinómicas. El padre tiene que asumir su potencia, un padre que
haga valer su función reconociéndose como el que lo tiene para lo
cual tiene que haber dejado de ser el que lo es. Es decir que él no
puede ser idéntico a sí mismo, que tiene que haber una distancia
entre el padre real y el Nombre del Padre. Esta exigencia es clave
para determinar la estructura clínica en un sentido o en el otro en
que devengará el sujeto.6. 7
3
Si en la primera clínica el Nombre del Padre era un
signifícante que producía la significación fálica, en la segunda
clínica el Nombre del Padre es otro redondel porque es una
función que anuda los otros tres. En este sentido es un cuarto
nudo que puede ser reemplazado por otro elemento equivalente,
éste puede tratarse por ejemplo del síntoma. En la clínica de los
nudos, estos pueden estar anudados de un modo de cadena
interpenetrada o de un modo borromeo o están sueltos y tienen un
elemento que los anude, ya sea el sinthome como reparación de la
falla o como Nombre del Padre en tanto que cumple la función de
anudamiento.
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Entonces, el más simple es el trivial sin ningún punto de
cruce (es solo un redondel de cuerda o anillo) y el segundo es el
trébol con tres puntos de cruce. Los nudos pueden constituir una
cadena de un modo que sean nudos triviales no encadenados o
bien estar encadenados con interpenetración (como sería el punto
de capitón) o con un cuarto elemento que los anude.
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Cuando el nudo tiene un punto donde el cruce pasa de un
modo en que se produce una interpenetración se genera un error
que requiere de un cuarto elemento que compense la falla. Es el
caso de Joyce que tiene interpenetrados lo simbólico y lo real y lo
imaginario está suelto, por lo que requiere de un cuarto que junte
los tres. Es una reparación sinthomática porque la
interpenetración no cesa a pesar de la reparación. Este cuarto
nudo tiene el valor del sinthome y es el que viene a reparar la falla
en el nudo, es lo que puede restituir el enlace del lapsus ocurrido.
Esta falla o punto de desanudamiento es muy importante en la
clínica de la psicosis porque es el lugar donde luego al ser suplido
por el sinthome se podrá establecer las coordenadas en que se
produjo el desanudamiento, es decir que su localización es après-
coup.8
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los dos puntos de error y que sería equivalente a lo que Freud
llamó realidad psíquica.
Caso clínico
Tomaré un caso de un paciente internado, que tiene
tratamiento tanto psiquiátrico como con un analista y que puede
servir para ilustrar estos ejes de la clínica. Se trata de un paciente
con muy escasos recursos simbólicos. Al preguntársele por su
tratamiento dice que está bien con “los terapeutas”, que a él le
sirven, que “aprende con ellos, lo mismo que con la televisión”,
de la que él aprendió “como un loro”. Para él el tratamiento y la
televisión tienen el mismo estatuto. Ambos tienen como esencia
el consistir meramente en una enseñanza. Agrega que el padre no
lo dejó trabajar con él en el taller que tenía, que resolvía todo sin
enseñarle nada, por lo que ahora él no sabe resolver las cosas.
Desde el efecto que ha producido en el sujeto se puede deducir
que es un padre que no ejerció su función de tal. Del que no
recibió la función que desde la operación paterna era necesaria
para constituir un sujeto mínimamente reconocido. Esta falla en la
transmisión “de una enseñanza”, no es otra que la de no haber
podido realizar una metáfora con el Nombre del Padre que le
brindaría una suplencia a la manera de la neurosis.
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sobre lalengua en el marco del lazo social. Este trabajo sobre
lalengua efectuado por el lazo social para armar un lenguaje,
podría ser equiparado a lo que Freud conceptualizó como la
articulación entre la representación de Cosa y la representación de
palabra.9
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que aún los S1 son desarmados en sus partículas ínfimas: los
fonemas. Si bien ambos sujetos padecen de la pajarera del
lenguaje cada uno lo resuelve de un modo singular.
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neurosis se encontraba una neurosis infantil, por lo cual su
ausencia denota que allí se trata de otra cosa.10
Esta neurosis infantil va a constituir lo que devendrá el
fantasma del sujeto, fantasma que vela lo real enmascarándolo,
fantasma que no es más que la realidad psíquica; y que falta en la
psicosis y cuyo equivalente será el delirio. En el Seminario22,
Lacan sitúa la realidad psíquica freudiana como correlato del
Edipo y a su vez éste como correlato del Nombre del Padre, dice
yo nunca hablé del Edipo yo hablé del Nombre del Padre y sería
el que anuda los tres registros: simbólico, imaginario y real.11
En el Seminario 23, el concepto de sinthome aparece en
Lacan como remiendo del lapsus ocurrido, es decir que no sería la
realidad psíquica la que anuda sino un remiendo que viene a
producir una suplencia en el punto donde se produjo el lapsus. Ya
en su primera enseñanza Lacan habla, -como fue señalado en la
clase anterior-, en: De una cuestión preliminar… de suplencia en
relación a la estabilización, pero en referencia al delirio. El
sinthome permitiría al sujeto cierta inclusión dentro de los
parámetros sociales.
10
Toda la primera parte de la obra de Lacan refiere a la
antítesis presencia-ausencia de un significante y las consecuencias
clínicas presentes en el delirio, cuando éste falta. Considerar que
el delirio pueda ser una suplencia no es ajeno a la teoría freudiana
de intento de curación. El criterio de este concepto que ya estaba
presente en De una Cuestión preliminar…, es reformulado o más
bien ampliado. Son creaciones que no implican una actividad
propiamente delirante, como otro tipo de suplencia que aparece
tan claramente en el seminario de Joyce; justamente porque en
este seminario toma otra dimensión y es el cuarto nudo que ata los
redondeles interpenetrados RS al que se ha soltado I.
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sinthome permite localizar con qué se puede estabilizar un sujeto.
Quedando demostrado con el caso mismo que además del aporte
que significa pensar la clínica en base a estructuras, no por eso
esta nueva clínica las deja de lado, sino que es más bien una
clínica del modus operandis o sea de la particularidad con que
funciona el sujeto, de sus recursos para resolver su enfermedad.
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Este hilo conductor se basa en la posibilidad del alojamiento
de lalengua de la transferencia; es lo que va a permitirle a un
sujeto la posibilidad de un lazo social aunque sea mínimo. Como
dice Eric Laurent, Toda la teoría de la transferencia está en juego
en la segunda clínica: se trata de hacerse basta y destinatario de
esos signos ínfimos. Es necesario entrar en la matriz del discurso
por el signo y no por el sentido, lo que supone decidir que allí
hay una entrada posible.13
13
Lo que se planteaba respecto de los efectos de la
transferencia en cuanto a la paranoia o la erotomanía, permiten
pensar la transferencia posible en la psicosis con ese rasgo de ser
o bien odiado o bien amado por el Otro. La transferencia
encuentra su lugar y su función en la psicosis en la medida en que
se pueda localizar al sujeto en relación a su goce y donde es
convocado por el Otro a toda la gama que va del amor al odio.
La discontinuidad en la estructura
La discontinuidad en lo simbólico está basada en que el
significante consiste en un sistema de oposiciones. El significante
en sí mismo da cuenta de esta discontinuidad pero en la cadena
cuando aparece encadenado se presenta en continuidad.
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Schreber. Se ve en sus memorias que muestra como en la medida
en que aparece la discontinuidad del significante en su forma más
pura, que es el significante desencadenado circunscribe una serie
de sonidos que van desde el susurro, el cuchicheo hasta el grito y
que dan cuenta de una gradación y de la presencia simultánea de
las dos series continuas y discontinuas. Cuanto más el discurso
pierda su lógica y su sentido, mayor va a ser la incidencia del
goce. Cuanto más se estiran las voces hasta que el significante
devenga incomprensible, más se acentúan los fenómenos de goce
Dice Schereber cuanto más aumentan en mí la voluptuosidad de
las almas, -por el hecho del acecho permanente e ininterrumpido
de los nervios de Dios, es percibida con un incremento continuo y
acelerado-, más se está constreñido a estirar las voces en su
duración.15
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2º Se ha mutilado el pene y ve su órgano sobre el suelo en un mar
de sangre. Se mira entre las piernas percibe que su pene
comienza a crecer.
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interrogarse cómo pueden ser una manifestación de lo reprimido
cuando no se trata allí del mecanismo de la represión.
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complejo de Edipo, a través de la alucinación negativa, de que no
tiene el pene que remedaría la amenaza de castración.
18
El se hace un nombre propio, que su padre no le había
legado al abdicar de su función paterna, ya que para él éste nunca
fue su padre. Su narcisismo, su megalomanía, la certeza de su
destino como artista famoso dan consistencia a su ego que
funciona como sinthome. Es decir como cuarto nudo que viene a
reparar el lapsus ocurrido entre lo simbólico y lo real que están
interpenetrados dejando suelto a lo imaginario. Que si bien, por
un lado ata lo imaginario para que no se aleje, por otro no
resuelve la interpenetración que se mantiene entre lo simbólico y
lo real, error que le permitirá a Lacan considerar que hay allí
manifestaciones bizarras.
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De este deslizamiento de lo imaginario, también dan cuenta
las epifanías que son textos breves fragmentarios de diálogos
totalmente banales que dejan un interrogante sobre su sentido
final ya que quedan abiertas sin conclusión ninguna por lo tanto
sin significación. Esta falta de sentido obedece a la carencia de
capitoneado del lenguaje. Muy semejantes a ciertas alucinaciones
que se ven en Schreber por ejemplo. Y que por la certeza que
generan dan cuenta del goce que está ligado a ellas por el peso de
lo real del cual ellas están lastradas. A pesar de esto las epifanías
si bien vacían la significación no hay una ruptura con lo
imaginario en forma completa, sino que está retenida por una
significación consistente en su vocación de artista. Para él las
epifanías tenían mucha importancia porque las consideraba
manifestaciones espirituales, pero extrañas y vividas como
impuestas donde se le revela algo del orden del ser en tanto
conciernen a su vocación.
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el conjunto de las psicosis. La escritura de Joyce obedece a una
lógica de pacificación del enigma, aunque hay un goce privado de
la letra en su uso fonemático y no en la creación de una neo
realidad. El rasgo que lo diferencia parcialmente de un delirio es
que esta producción no obtura el enigma con la certeza, sino que
lo rodea, lo cultiva, y sin embargo lo pacifica.
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se revela fuera de toda significación, enigmático y que muestra la
pérdida de los lazos del sujeto con el Otro. Este goce enigmático
puede provocar actos inmotivados como fugas o crímenes, como
los crímenes de los esquizofrénicos.
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melancólico no desencadenado; le otorgan un ser. Estas
identificaciones imaginarias le permiten sostenerse precariamente
al faltarle la dimensión simbólica que implica la identificación al
ideal. Al carecer de la posibilidad de la precipitación de un S1 que
le de una identidad, su ser es un conjunto de rasgos dispersos. Y
al producirse una frustración en el cumplimiento de esos rasgos se
produce el desencadenamiento. Estas identificaciones no son
dialectizables carecen de la incertidumbre del neurótico. Está
identificado con lo literal del mandato y no con su función de
representación por eso debe realizarlas al pie de la letra. Son una
mera copia de un ideal de alguna norma social. Cuando el sujeto
no se puede seguir sosteniendo ahí, toma el estatuto de desecho
Esto es equivalente a “la sombra del objeto cayó sobre el yo” del
discurso freudiano.22 La identificación al rasgo es literal. El sujeto
es idéntico al rasgo por lo que un trastorno en lo imaginario puede
descompensarlo al perder esta prótesis imaginaria que actúa como
una “cataplasma”.
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lalengua. Los meros signos al no ser pensados como resto de la
articulación significante, se los puede abordar como
manifestaciones de lalengua. La clínica de las psicosis ordinarias
con pocos o ninguna manifestación de P0 como fenómenos
elementales, ponen sin embargo de manifiesto los de Fi0. Por otra
parte ya Lacan en De una Cuestión Preliminar… destacaba la
aparición en lo real del significante, como cadena rota. Luego este
mismo significante solo, asemántico va a permitir la nueva
consideración de las psicosis ordinarias ya que el tratamiento no
es por la reconstitución de S1-S2, sino a través del signo que no
significa nada.
24
transferencia para que el sujeto mismo pueda construir una salida
singular.
Hidalgo, Pág. 12
2
.-Miller, Jacques-Alain.- Los inclasificables de la clínica
psicoanalítica, Ed. Paidos, Pág. 400-401
3
- Freud, Sigmund.- Observaciones psicoanalíticas sobre un
caso de paranoia, Ed. Biblioteca Nueva, Pág. 1494-1500
25
.- Miller, Jacques-Alain.- Los inclasificables de la clínica
12
Manantial, Pág. 84
26
.- Freud, Sigmund.- Duelo y melancolía, Ed. Biblioteca
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