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El Hombre a la luz del ocultismo, la Teosofía y la Filosofía – Conferencia: I

Christiania, 2 de junio de 1912

Mis queridos amigos,

Hemos hablado en anteriores ciclos de conferencias sobre muchos temas importantes que se
plantean en relación con la perspectiva teosófica en el mundo. En esta ocasión hemos elegido un
tema que está entre los más importantes de todos para la vida y pensamiento teosófico, el
hombre mismo. De todas las ramas del conocimiento humano este es un tema de primera
importancia y valor, y sin duda para la Teosofía. La Teosofía en realidad debería ser una sensación

fresca de lo que el griego entiende por la palabra “Anthropos”. Si queremos encontrar una
verdadera representación moderna de la palabra griega, podríamos decir “el que mira hacia
arriba, a las alturas.” Esta es la definición del hombre que encuentra su expresión en la palabra
“anthropos”, – el que mira hacia arriba en las alturas para encontrar la fuente y el origen de su
vida. Tal es el hombre, de acuerdo con el concepto griego. Reconocer al hombre como un ser de
esta naturaleza es la gran razón de ser de la Teosofía, la Teosofía quiere elevarse por encima de los
detalles de la existencia del mundo de los sentidos y de la actividad exterior de la vida, a las alturas
de la experiencia espiritual en la que son capaces de aprender de dónde ha venido y a dónde va el
hombre. El hombre mismo, con razón, el objeto de estudio por cada concepción del mundo, tiene
que ser pre-eminentemente para la Teosofía.

En este ciclo de conferencias proponemos considerar al hombre en su naturaleza espiritual desde


tres puntos de vista: el estudio del hombre que se persigue en todas las grandes concepciones del
mundo, aunque en la vida exterior ordinaria por lo general no encontremos el mismo
reconocimiento. Me refiero a los puntos de vista del ocultismo, la Teosofía y la filosofía.

Ahora bien, es obvio que primero tendremos que llegar a un entendimiento conjunto del
significado de estas tres palabras. Cuando se habla de Ocultismo, para la mayoría del mundo
educado de hoy estamos hablando de algo totalmente desconocido. El Ocultismo para la vida
ordinaria y cotidiana, en su forma original y propia, siempre ha sido algo secreto y oculto.

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El Ocultismo comienza, en efecto, cuando se parte de la idea de que si se quiere llegar a un
autoconocimiento y experiencia del propio ser, el hombre no puede permanecer constantemente
con el tipo de visión que le ofrece la conciencia ordinaria, tiene que seguir adelante con una visión
totalmente diferente, un tipo completamente diferente de conocimiento. Voy a aclararlo con una
comparación. Tal vez vivamos en una ciudad y veamos las experiencias de unos pocos individuos
en esa ciudad. Y si la ciudad es bastante grande, realmente solo podremos saber algunos
pequeños detalles de todo lo que se va conociendo en la misma. Supongamos que queremos
realizar un mapa de toda la ciudad. Buscaríamos un lugar elevado en el entorno donde obtener un
visión que sin movernos no la podríamos tener. Y si quisiéramos conectar y estudiar la vida
intelectual y moral del lugar, entonces tendremos que buscar en nosotros mismos una altura
espiritual que nos elevase por encima de las experiencias cotidianas.

Este es el paso que tiene dar el hombre si quiere ir más allá de las experiencias de la conciencia
ordinaria, estas experiencias muestran, en realidad, sólo una parte de todo lo que va a
experimentar durante toda su vida con todas esas conexiones. El conocimiento debe ir más allá de
uno mismo, debe ascender a un punto de visión por encima de la conciencia ordinaria y del
conocimiento ordinario. De ello se desprende, naturalmente, que los detalles, tenderán a
desaparecer en cuanto a la intensidad de luces, colores y sombras. Cuando subimos a una altura
con el fin de obtener una visión más amplia de cualquier ciudad, lo contemplamos como un todo y
no nos paramos en los detalles más sutiles que pueden permitirnos una experiencia más cercana.
Es lo mismo con un punto de vista que se eleva por encima de la conciencia ordinaria. Se tiene que
renunciar a mucho de lo que pertenece a la parte más detallada e individual de la vida. Sin
embargo, se obtiene algo del otro lado, que es de capital importancia para el conocimiento de la
Naturaleza del Hombre, que le da una visión de lo que está en la base misma de la naturaleza
humana y que es igual para todos los hombres.

La única manera de llegar a ese punto de vista es proceder a la senda del desarrollo y alcanzar lo
que se suele llamar el conocimiento clarividente. Podemos leer sobre él en libros sobre el tema y
aprender lo que tiene que ver con las almas con el fin de llegar al conocimiento clarividente.
Encontramos descrito cómo los medios ordinarios de conocimiento, la percepción de los sentidos
y la reflexión con la facultad ordinaria de la comprensión y el juicio, aquí no son suficientes, y se
muestra cómo estos tienen que ser superados y sustituidos. Un nuevo medio de adquirir
conocimiento, significa que se encuentra escondido en el alma como la semilla en la tierra, y tiene
que ser descubierto y desarrollado.

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Es probable que ya han aprendido de la literatura sobre el tema las tres etapas que se distinguen
en el camino hacia el conocimiento clarividente u oculto.

La primera etapa es la del conocimiento imaginativo,

la segunda la del conocimiento inspirativo, y

la tercera la del conocimiento intuitivo.

Si queremos describir en un lenguaje popular los resultados del auto-conocimiento obtenido por
medio de la imaginación, la inspiración y la intuición, tendríamos que decir que permite al hombre
contemplar las cosas que están ocultas a la conciencia ordinaria. Con el fin de llevarles de una
manera sencilla a lo que se alcanza en el conocimiento oculto y la visión clarividente, me basta
señalar el contraste entre el sueño y la vigilia.

Cuando el hombre está despierto tiene a su alrededor el mundo de los sentidos, forma su entorno,
y lo juzga con su intelecto y sus facultades de conocimiento.

Cuando entra en el estado de sueño, entonces la conciencia – es decir, la conciencia ordinaria – se


oscurece, pero el hombre no deja de ser el mismo cuando duerme, ni vendrá a ser diferente
cuando se despierte.

El hombre está vivo en el tiempo que transcurre entre dormir y despertar, sólo que él no tiene la
suficiente fuerza y energía anímica como para percibir lo que está en su entorno cuando está
dormido. Para decirlo de otra manera, los poderes de conocimiento del hombre requieren ser
afilados por los órganos de los sentidos físicos, y los nervios antes de que pueda tomar conciencia
de lo que hay en su entorno.

Por la noche, cuando el hombre se aleja de sus órganos de los sentidos y su sistema nervioso, las
fuerzas en el alma son demasiado débiles para que él pueda ser capaz de despertarse a sí mismo y
de percibir su entorno. Ahora es posible, a través de los medios empleados para la formación del
conocimiento oculto, que el alma, que es demasiado débil para percibir su entorno en la noche,
pueda entrar en una condición en la que puede percibir, en determinadas circunstancias, incluso
cuando se encuentra en el estado sueño normal. De esta manera se abre a la percepción del
hombre un mundo nuevo y más amplio, se podría decir -la expresión es en cierto aspecto
injustificada- un mundo superior.

Tenemos por tanto que ver con un cambio en el alma, un cambio que está en la dirección del
fortalecimiento de las fuerzas interiores del alma, el aumento de la energía del alma. Cuando este
cambio se produce, el hombre aprende a conocer lo que es la verdadera naturaleza de lo que sale
del cuerpo durante el sueño y entra en él otra vez al despertar. Se entera de que la parte de él que
está fuera del cuerpo durante el sueño contiene la semilla interior y el núcleo de su ser, que entra
en el cuerpo al nacer y se desvanece de nuevo cuando sale por la puerta de la muerte. Además, el

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hombre llega a conocer que durante el tiempo entre la muerte y un nuevo nacimiento vive en el
mundo del alma y del espíritu. En pocas palabras, aprende a tener conocimiento de que es un ser
espiritual y que se familiariza con un entorno que es de naturaleza espiritual y oculta para la
conciencia ordinaria. En el mundo espiritual se encuentran los cimientos de toda la existencia,
incluida la existencia física, de modo que siguiendo el camino del hombre, el conocimiento oculto
adquiere la facultad de contemplar los cimientos más profundos y originales de la existencia. Él,
sin embargo, sólo podrá adquirir esta facultad, en primer lugar del propio proceso de cambio,
tiene que convertirse en un tipo diferente de “conocedor” de lo que está en la conciencia
ordinaria.

El ocultismo sólo puede encontrar su camino hacia el hombre, cuando el hombre se dispone a
aplicar en su propia alma los medios que se dan para alcanzar el conocimiento oculto. Ha estado
en la naturaleza de las cosas hasta el momento actual –de la que a menudo se encuentran indicios
en la literatura– que no era la preocupación de cada ser humano educarse a sí mismo para poder
tener una visión directa del mundo espiritual y penetrar en las bases originales de la existencia.
Los medios para hacerlo se imparten únicamente en pequeños círculos de personas, y que se toma
con estricto cuidado antes de que a un hombre se le den los medios para alcanzar el conocimiento
oculto, debe tener una preparación y entrenamiento que le harán madurar para aplicar esos
medios a su propia alma.

Es fácil entender por qué esto tiene que ser así. El conocimiento oculto superior lleva, como
hemos visto, a los fundamentos de toda la existencia, que conducen al mundo del que se deriva de
nuestro mundo y lo elabora. Al mismo tiempo, el hombre adquiere facultades que no tenía antes,
y así, cuando llega a ser capaz de penetrar en los fundamentos de la existencia, está en
condiciones de ejecutar obras que no pueden ser llevadas a cabo con los medios ordinarios de
conocimiento. Aquí debo referirme a un hecho sobre el cual tendré algo que decir más tarde: por
el momento sólo quiero citarlo para demostrar lo imposible que es dar el conocimiento oculto a
todo el mundo.

El hombre tiene que tener el egoísmo implantado en él durante la evolución de la Tierra. Sin
egoísmo, no podría cumplir con su tarea en la Tierra, pues su tarea terrestre consiste en la
evolución del egoísmo al amor, es a través del amor que él tiene que dominar, ennoblecer y
espiritualizar el egoísmo. Al final de la evolución de la Tierra el hombre estará impregnado de
principio a fin con el amor, pero no habría podido evolucionar en libertad hasta ese amor, si el
egoísmo no se hubiera implantado en su naturaleza desde el principio. Ahora, el egoísmo está en
el más alto grado de peligro y daña cuando trata de llevar a cabo algún acto tras del mundo de la
conciencia ordinaria. Toda la historia del hombre está llena de egoísmo, y se ha forjado un daño
infinito por esta causa en la vida ordinaria, pero todo el trabajo con el egoísmo en la vida ordinaria

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es una bagatela en comparación con el daño y perjuicio que causa, si es capaz de trabajar con el
conocimiento oculto. Es por ello que siempre se ha requerido de aquellos a quienes se impartieron
los medios de conocimiento oculto, que deben tener un carácter disciplinado y completamente
preparado para que, aunque la tentación siempre será grande, no volver a trabajar en el sentido
del egoísmo. Ese fue el primer y más importante requisito en la preparación para el conocimiento
oculto. Cualquier persona que admita dicho conocimiento debe ser totalmente incapaz de permitir
que el ocultismo sea desviado para fines egoístas. Naturalmente, esto significa que sólo unos
pocos en el curso de la evolución podrían ser elegidos para su recepción en las escuelas ocultas, lo
que en la antigüedad fueron llamados Misterios y, a veces también conocido con otros nombres.
El conocimiento oculto al que estos pocos alcanzan con características definidas y cualidades.

La característica de la que ahora voy a hablar está actualmente sufriendo un cambio, pero ha sido
común a todas las escuelas de ocultismo, pues con razón hasta el momento es este el nombre. En
las escuelas ocultas, donde se imparten los medios para el conocimiento oculto a los hombres,
entre las muchas cosas que había que superar en el proceso de superar el egoísmo, se requería del
alumno que no debía hablar en los misterios ocultos o escuelas con palabras comunes, que no
debe tratar de hacerse entender con las palabras cotidianas de la vida de la conciencia externa.
Pues una especie de egoísmo refinado y superior entra en el hombre en cuanto se hace uso de las
palabras y los pensamientos e ideas que se emplean en la vida externa. A la vez que entran en
consideración todas las cosas del hombre que no nos permiten verlo como un ser humano puro y
simple, sino como miembro de un pueblo o barrio en particular, con todos los egoísmos que le
pertenecen a través del hecho de que él ama a su propia gente. Esto está muy justificado en la
vida ordinaria pues para la conciencia externa los hombres deben tener estos egoísmos refinados
y superiores, que son algunas de las cualidades más loables de la vida humana. Sin embargo, para
el conocimiento más elevado, para el conocimiento de todos los seres humanos, hay que buscar
detrás de la vida de la conciencia ordinaria, no podemos llevar con nosotros, aunque se hayan
refinado, estos egoísmos superiores. Por tanto, debe darse una preparación especial en las
escuelas de ocultismo, para la creación y el estudio de un idioma totalmente humano.

El lenguaje de la vida ordinaria no se utiliza en las escuelas de ocultismo, sino un lenguaje que
trabaja en el ser humano de una manera muy diferente. Porque es un idioma que no trabaja por
medio de palabras y pensamientos, como es el caso del conocimiento ordinario, sino por medio de
símbolos. Aquellos de ustedes que conocen las matemáticas fácilmente comprenderán por qué los
símbolos fueron elegidos para este propósito, porque los símbolos tienen un significado universal.
Mediante el desarrollo de uno mismo hasta la etapa de un lenguaje que habla en símbolos, uno es
capaz de ir más allá de todo egoísmo que confunde el juicio y la conciencia común, incluso más allá
de los egoísmos más fuertes de los que hemos hablado. Esto significaba sin embargo, que lo que
uno podía decir era sólo comprensible para aquellos que habían aprendido el idioma. El idioma
constaba de símbolos que puedan ser arrastrados, o rastrear los movimientos de la mano en los

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rituales, o expresado en combinaciones de color y así sucesivamente. En las escuelas de lo oculto,
lo que se impartía con palabras no era de importancia -pues era sólo preparatorio- pero lo que se
señala con símbolos comunes es, independiente de las palabras humanas, es independiente
incluso de los pensamientos humanos comunes. Por lo tanto, el primer paso a dar en una escuela
de ocultismo, es el estudio de un lenguaje de símbolos.

En tiempos muy antiguos los que se iniciaron en los misterios estaban bajo orden estricta de no
traicionar ante otras personas ajenas nada del lenguaje de los misterios, pues si un hombre que
estaba fuera de los Misterios pudiera conocer los símbolos y eran lo suficientemente inteligente
podría llegar a poseer -sin ningún tipo de preparación- un medio de conocimiento oculto. La
creación de los símbolos proporcionan la posibilidad de un lenguaje común a todos los hombres. El
secreto de mantenimiento de los símbolos impidió que el conocimiento que se expresa en él
llegue a los que no están maduros para recibirlo. De este modo, a través del hecho de que uno
estaba obligado a hablar y a usar un lenguaje simbólico se prevenía al mismo tiempo de que el
conocimiento del misterio se comunicara de manera indiscriminada. El verdadero conocimiento
del misterio, el ocultismo verdadero, era un conocimiento que se mantuvo guardado en las
escuelas secretas de los Misterios y se tuvo que alcanzar para el desarrollo de las facultades
ocultas. Es un conocimiento que por su naturaleza pertenece a toda la Humanidad, sin embargo
siempre estuvo limitado a estrechos círculos de personas por el camino que he descrito.

Hay todavía otra razón por la cual el ocultismo no se puede comunicar a la Humanidad en general.
Al igual que en verdad es necesario, en primer lugar estar libre de egoísmo, si es que se le
permitiera penetrar en el mundo que se abre a la visión oculta, pues lo que realmente hace el
hombre es imposible, cuando su poder del conocimiento se ha transformado y se ha hecho capaz
de contemplar ese mundo totalmente diferente, de hacer uso allí de las ideas y concepciones a las
que está acostumbrado. La creación de símbolos sirve, más allá de este fin: proporciona un medio
por el cual uno puede expresar lo que no se puede expresar con ideas o palabras comunes. Pero el
ser humano sólo puede dedicarse al ocultismo, cuando no está orientado con los sentidos y el
cerebro, cuando está fuera de ellos. Todas las palabras ordinarias, sin embargo, están conectadas
en su origen con el cerebro, que surgen de la observación externa, por lo tanto, cuando un
hombre percibe un hecho de conocimiento oculto, a la vez siente lo imposible que es darle
expresión con palabras ordinarias. El conocimiento oculto es un conocimiento que se obtiene
fuera del cuerpo. Darle expresión por el uso de medios que se alcanzan a través del cuerpo es
absolutamente imposible.

El conocimiento oculto, sin embargo, aunque solo puede ser adquirido por unas pocas personas
que tienen el impulso de descubrirlo, su contenido mismo, es algo que es esencial y de primera
importancia para toda la humanidad. El conocimiento oculto es la experiencia de los fundamentos

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de la existencia y en especial de las bases de la existencia humana, y debe entrar con el derecho a
la vida. Pero deben encontrarse medios para llevar el conocimiento oculto a la vida del hombre y
llevarlo dentro de la comprensión de la gente en general.

El primer elemento que ayuda a hacer comprensible el conocimiento oculto es, y siempre lo ha
sido, lo que en los tiempos más recientes se ha llamado la Teosofía. En la Teosofía, uno tiene que
renunciar a lo que acabamos de ver que es una característica esencial del conocimiento oculto, es
decir, el hacer uso solamente de la forma más elevada del lenguaje. Uno abandona esta restricción
y se procede a vestirse de verdades ocultas con las palabras humanas comunes e ideas. El
conocimiento oculto que se comunica, por ejemplo, a un pueblo determinado en una forma que
emplea las ideas y los conceptos actuales de este pueblo. El resultado es que el conocimiento
oculto se convierte en algo específico y diferenciado, que aparece en la forma de las
comunicaciones realizadas a través de las palabras de una parte de la humanidad. Los que estaban
en posesión de un conocimiento secreto, fueron obligados a revestirlo en el lenguaje de un pueblo
en particular, y así encontramos vestidos en el idioma de los pueblos en particular lo que es en
realidad la propiedad de toda la humanidad.

En los Misterios el objetivo ha sido siempre el de seguir siendo lo más humano posible, en el
sentido más amplio de la palabra. Al mismo tiempo, los iniciados de los Misterios tenían que
hacerse entender, tenían que expresarse en la lengua de la gente y en las ideas que las personas
ya habían desarrollado. Y así los teósofos individuales que se han presentado entre los seres
humanos han tenido que esforzarse para hacerse inteligibles en lo que respecta a la finalidad
concreta y el objeto o el ámbito particular de la vida sobre la que estaban hablando.

No es fácil de expresar en esta forma el conocimiento oculto, en un idioma en particular o en una


forma particular de ideas. Pero se ha hecho y no en pequeño grado, en diversas regiones de la
Tierra y en distintos momentos de la historia del hombre. El ocultismo es una cosa en la que uno
tiene que encontrar el camino a través de la formación y la disciplina clarividente. La Teosofía, por
el contrario, es una cosa que se nos presenta en las ideas y conceptos que tenemos ya y en el que
el conocimiento oculto sólo se ha vestido cuando éste ha sido hábil y bien hecho, entonces las
verdades ocultas están dentro de la comprensión de cualquier hombre saludable que tiene buen
juicio y se esfuerza en dominarlo. La Teosofía es absolutamente comprensible para cualquier
persona con una inteligencia sana, pero si él se toma la molestia no tenemos derecho a decir que
sólo él puede captar lo oculto en sí mismo que puede desarrollar la visión de lo oculto. Cuando las
verdades ocultas están vestidas de las ideas, como lo están en la Teosofía, que están dentro del
alcance de toda la inteligencia humana saludable.

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Ahora, de acuerdo con las leyes que prevalecen en la evolución de la humanidad (tendremos más
que decir sobre esto más adelante) llegó un momento en que era necesario hacer un cambio. En el
pasado lejano de la evolución que encontramos entre los pueblos más antiguos (no me refiero
aquí a los pueblos decadentes que una antropología de las Naciones Unidas la llama “primitiva”,
sino a los pueblos originales de los que habla la ciencia espiritual), entre estos pueblos originarios
nos encontramos con misterios y escuelas ocultas que comunican el conocimiento oculto a unos
pocos individuos, y encontramos también una Teosofía más ampliamente comunicada, es decir,
las verdades ocultas vertidas en ideas familiares. Pero a medida que pasa el tiempo, se observa un
cambio. Considerando que, hasta ahora casi la única forma en que el hombre podría acercarse a
los primeros cimientos de la existencia estaba en la forma de la Teosofía, que comenzó a
transformarse en algo más de carácter religioso. Se reconoció que si bien es cierto que el
entendimiento humano sano, si va lo suficientemente lejos, puede muy bien aprovechar la
Teosofía, pero con el progreso de la vida humana se estaba haciendo casi imposible para los
hombres adoptar el punto de vista integral de un entendimiento humano sano, y la provisión
también tenía que ser para aquellos que, simplemente a través de las condiciones de la vida
externa, no tenían ninguna posibilidad de desarrollar su inteligencia lo suficientemente lejos para
que pueda penetrar en las verdades ocultas. Había que encontrar una forma en la que podría
alcanzar como una especie de “fe” en el conocimiento de los fundamentos de la existencia.

En los misterios había lo que podríamos llamar una “sensación” de conocimiento, y fuera de este
se desarrolló la forma religiosa del conocimiento, que se convirtió en los últimos tiempos en la
forma más popular y más accesible del conocimiento en comparación con la Teosofía. Cuando nos
remontamos a un largo recorrido en la evolución de la humanidad, nos encontramos con una
concepción del mundo que no tiene un carácter religioso, – en el sentido en que entendemos hoy
en día esa palabra. En la primera época post-Atlante, en la antigua India, nos encontramos con un
conocimiento oculto de los cuales las personas fueron capaces de tomar parte en la forma de la
Teosofía. Para esta época de la Antigua India la “religión” coincide con la Teosofía. Cuando
volvemos a la evolución de la religión, nos encontramos con la Teosofía como punto de partida.
Con el progreso de la evolución se hizo más y más necesario hacer uso de la forma religiosa en los
conocimientos. Ya no se podía suponer que el hombre con su entendimiento humano sano puede
tener idea de lo que la Teosofía era capaz de dar. Y así las verdades de la Teosofía comenzaron a
verterse en un molde nuevo y se convirtieron en las verdades de la religión.

Pasando a tiempos más recientes, nos encontramos con que en el cristianismo el cambio se ha
completado, – el cambio, es decir, de la forma teosófica de los conocimientos a los religiosos. En
las diversas iglesias y credos cristianos, que se han desarrollado a través de los siglos, se encuentra
muy poco rastro de la Teosofía. La antigua Teosofía ha desaparecido en las profundidades y vemos
cómo con el desarrollo del cristianismo se desarrolla también una teología, de modo que en el

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tiempo que tenemos, además de la fe de una teología, la Teosofía, se convierte en un objeto, si no
de odio, en todo caso, de antipatía para los teólogos.

Una tercera forma en la que luchas del hombre después de que los fundamentos de la existencia
se han vestido es el filosófico. El conocimiento oculto es adquirido por el ser humano en la medida
en que esta libre del cuerpo físico. La Teosofía expresa el conocimiento oculto en los
pensamientos y las palabras externas. La filosofía se esfuerza por llegar a los cimientos del mundo
con los instrumentos de conocimiento que, a pesar de ser refinados y sutiles en la calidad, están
ligados, no obstante al cerebro físico. La filosofía, tal como la encontramos en la época en esencia
filosófica de la evolución humana, no se establece, al igual que la Teosofía, de lo que se ha
adquirido fuera del cuerpo físico, la filosofía intenta, en la medida en que pueda ser, acercarse a
los fundamentos de la existencia por medio de las facultades ordinarias de conocimiento del
hombre. Las verdades de la filosofía se esfuerzan pues con facultades de conocimiento que, a
pesar de ser más sutil, sin embargo, están conectadas con el cuerpo. La filosofía tiene, en el fondo,
la misma meta que el ocultismo y la Teosofía, es decir, buscar los fundamentos de la existencia,
haciendo uso del pensamiento y los medios de investigación que están ligados con el cerebro y la
percepción exterior. Con la ayuda de ambos, se propone profundizar en los fundamentos de la
existencia. Y, trabajando como lo hace con las facultades de conocimiento más sutiles y refinadas
del hombre, la filosofía sigue siendo forzosamente la única preocupación de unos pocos. La
filosofía nunca podrá llegar a ser popular. Muchas personas sienten la filosofía como algo que es
demasiado difícil para ellos, si no es tediosa y aburrida!.

Ahora la característica mencionada de la filosofía es importante, que trabaje con las facultades de
conocimiento que están ligadas a los sentidos, y que elija de éstos lo más sutil y lo más refinado.
Porque, en la medida en que emplea los medios que están conectados con la personalidad, la
filosofía tiene, inevitablemente, un carácter personal. Sin embargo, cuando el hombre realmente
tiene éxito en ejercitar muy sutilmente sus facultades de conocimiento, es posible para él
deshacerse de algo del elemento personal, y en la medida en que es capaz de hacer esto, la
filosofía se convierte en Universal, de todos los humanos. Uno tiene que entrar muy
profundamente en la filosofía y ser capaz de detectar su carácter universal. Su carácter personal
es, por desgracia demasiado evidente. Se requiere una profunda penetración para percibir los
principios fundamentales que son comunes a pensadores tan aparentemente diferentes, por
ejemplo, como los antiguos filósofos griegos Parménides y Heráclito. Uno puede, sin embargo
rápidamente apreciar la diferencia entre éstos y un crítico poco amable como Schopenhauer, que
se aproxima más al lado externo de la filosofía, sólo ve lo que se divide en muchos puntos de vista
personales distintos, y no ve la secuencia de estos puntos de vista humanos personales.

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En este sentido, la filosofía es lo contrario del ocultismo. La filosofía tiene que ser alcanzada por el
más personal de los medios, mientras que el ocultismo se logra dejando a un lado la personalidad.
Por lo tanto, es difícil para alguien que dirija de una manera filosófica correcta de lo que es
personal en él para ser comprendido por sus semejantes. Por otro lado, cualquier persona que
tiene éxito en el ocultismo en la confección de las expresiones e ideas que están al día y
comprensibles por lo general, obtendrá la comprensión de todo el mundo. En el ocultismo se
elimina por completo del elemento personal. Los sistemas filosóficos surgen directamente de lo
personal en el hombre, el ocultismo surge de lo impersonal y es por esto capaz de ser
comprendido en general. Y cuando se trata de expresar el ocultismo en términos de la Teosofía, el
esfuerzo siempre está en hablar a cada corazón humano y al alma humana, y esto se puede hacer
en gran medida.

La descripción anterior de los tres puntos de vista puede servir como una especie de introducción,
de preparación para nuestros estudios, les ha capacitado para ver por sí mismos lo que podríamos
denominar las características más externas del Ocultismo, la Teosofía y el punto de vista filosófico.

El Ocultismo es, en sus resultados uno y lo mismo para toda la Humanidad. En realidad no hay tal
cosa como una diferencia de perspectiva en el Ocultismo, -no más de lo que son las matemáticas-.
Sólo es necesario en lo que respecta a cualquier pregunta en particular disponer de los medios que
se tienen a mano para adquirir conocimientos sobre esta cuestión, y el conocimiento será el
mismo al que se llega por todos los que tienen los medios adecuados a su disposición. Por lo tanto,
hablando en el sentido ideal, podemos admitir la existencia de diferentes puntos de vista en el
ocultismo, como podemos imaginar que puede haber diferentes puntos de vista en las
matemáticas. Por lo tanto donde quiera que a hecho su aparición el ocultismo, siempre ha sido
reconocido como único y universal. Es cierto que en las diferentes Teosofías que han existido, de
vez en cuando se ha facilitado la capa exterior, por así decirlo, de las verdades ocultas, y las
diferencias se manifiestan, pero eso es porque las verdades han tenido que ser revestidas de
forma diferente para un pueblo o una época, que para otra gente u otra época. En otras palabras,
las diferencias entre las Teosofías que existen en la Tierra están en la forma de pensamiento que
se utiliza para revestir a las verdades ocultas. Los cimientos del ocultismo son siempre y en todas
partes uno y el mismo.

Las religiones, por el contrario, ya que tienen su origen en el ocultismo teosófico, han adquirido las
diferencias respecto a las personas y los tiempos. El ocultismo no conoce tales diferenciaciones, no
tiene nada que pueda suscitar la oposición entre el hombre y el hombre. No existe motivo para la
oposición, ya que el ocultismo es la única propiedad indivisa de toda la Humanidad. Y en la medida
en que la Teosofía se preocupa de los tiempos para la prestación de una expresión correcta y
apropiada del ocultismo, también debe tener cuidado para absorber lo menos posible las

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diferenciaciones que se han manifestado en la Humanidad. Debe fijarse el objetivo de tener una
expresión fiel a la verdad oculta y a las conexiones ocultas, de este modo es inevitable que
también trabajen para el derrocamiento de todas las concepciones del mundo especializadas y
ayudar a romper las diferenciaciones religiosas. Tenemos que aprender a superar por completo la
inclinación a una Teosofía de un sello definido y colorido. En la historia de la evolución han ido
surgido Teosofías que han tendido a recibir un cierto matiz y el color de acuerdo – no voy a decir,
con los prejuicios religiosos, pero si con sentimientos religiosos y opiniones preconcebidas. La
Teosofía tiene que tener siempre en cuenta sus ideales, -que son un reflejo del ocultismo-. Por
tanto, puede haber tal cosa como la Teosofía budista o la Teosofía hindú, o la de Zoroastro o la
cristiana. Naturalmente, deben tomarse en consideración las ideas y pensamientos propios con los
que determinadas personas se acercan a la Teosofía. Sin embargo, nunca se debe abandonar el
ideal de ser una expresión pura de la verdad oculta. Fue, por ejemplo, un rechazo del principio
fundamental de los ocultistas de todo el mundo, cuando la Teosofía hizo su aparición entre ciertas
sociedades de Europa Central, y se autodenominaba una Teosofía “cristiana”. Como cuestión de
hecho, se puede tener una Teosofía cristiana, como una Teosofía budista o zoroástrica.

La Teosofía tiene que asumir que la relación con la religión es la de un expositor de sus verdades.
La Teosofía está en condiciones de comprender las verdades de la religión. Y luego, dar forma y
expresión a algún aspecto particular del ocultismo y el ocultismo tiene que ser comprendido
independientemente de todas estas diferenciaciones.

Como ya he señalado, este debe ser nuestro ideal. Es bastante comprensible que el ocultismo haya
sido revestido de muchas y variadas maneras en todo el mundo, aun cuando todos los ocultistas
están de acuerdo en cuanto a su conocimiento, sin embargo es de gran importancia que en
nuestro tiempo vuelva la posibilidad de hablar con una sola voz sobre el ocultismo. Esto sólo se
puede dar si está realmente presente la buena voluntad de sacudirse de una vez por todas las
diferencias que tienen su origen en sentimientos y opiniones preconcebidas. Y es alentador ver
cómo este deseo ya está ganando terreno para un acuerdo general sobre las cuestiones
elementales del conocimiento oculto. En lo que respecta, por ejemplo, al conocimiento de la
reencarnación y el karma en un futuro próximo será posible lograr algo así como un acuerdo
universal. A medida que nuestra Teosofía se desarrolle, en primer lugar, se preocupará, ante todo,
de la difusión por toda la Tierra de las grandes e importantes verdades sobre la reencarnación y el
karma. Pues estas verdades están destinadas a prevalecer, e incluso los prejuicios religiosos se
rinden ante ellas.

Un gran trabajo por la paz en la Tierra se llevaría a cabo si la unidad y la armonía pueden ser
establecidas en lo que respecta a las esferas superiores del conocimiento oculto. Vemos que están
ante nosotros como un ideal. Es difícil de alcanzar. Cuando uno reflexiona cuán íntimamente los

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hombres están encadenados a sus prejuicios religiosos y a todo el camino en el que han sido
educados, uno fácilmente percibe la dificultad de presentar algo que no tenga el color de cualquier
prejuicio religioso, sino que sea tan fiel como sea posible a la imagen del conocimiento oculto.

Dentro de ciertos límites, debemos estar preparados para reconocer que mientras el budista tome
el punto de vista de la fe budista, rechazara el punto de vista del cristiano. Y si la Teosofía adquiere
una coloración budista, será natural para la Teosofía budista mostrarse hostil, o al menos
indiferente, al ocultismo. También podemos entender lo difícil que es, en un reino en el que
prevalecen las formas cristianas, llegar a un conocimiento objetivo, digamos, de aquellos aspectos
del ocultismo que encuentran su expresión en el budismo. Nuestro ideal, sin embargo, debe ser
siempre cumplir con el punto de vista de la comprensión, tanto de uno como de lo otro y
establecer en toda la tierra una relación armoniosa y pacífica basada en la comprensión mutua.

Los budistas y los cristianos que se han hecho teósofos y se entienden entre sí, podrán estar
seguros de descubrir el punto de vista en el que están de armonioso acuerdo. Un teósofo tiene
delante el ideal de un solo ocultismo universal, libre de todo prejuicio religioso. El cristiano que se
ha convertido en teósofo entiende al budista, cuando dice: “No es posible que un Bodhisattva que
ha pasado de una encarnación a otra y puede por fin convertirse en Buda (como sucedió en el caso
particular con la muerte de Suddhodana) pueda regresar de nuevo en un cuerpo humano. Pues al
convertirse en Buda, ha alcanzado un grado tan elevado de la evolución humana que no necesita
ya pasar de nuevo por un cuerpo humano. El cristiano responde al budista:”. El cristianismo hasta
ahora me ha dado una revelación respecto a los Bodhisattvas, pero a medida que se esfuerza
después de la Teosofía a aprender a reconocer no sólo que esta verdad fuera de su conocimiento,
sino que también debe recibirla como la verdad “Porque así como teósofo, el cristiano se dirá a sí
mismo:” Entiendo lo que es un Bodhisattva, sé que el budismo habla de la verdad absoluta acerca
de estos seres, que pronuncia una verdad que se puede hablar en las tierras donde prevalece el
budismo. Yo entiendo, lo que dice el budista, que un Buda no regresa de nuevo en un organismo
de carne. “El cristiano que se ha convertido en teósofo entiende al budista que se ha convertido
en teósofo. Y si el cristiano ahora está en su turno para hacer frente a los budistas, puede decir:
“Cuando uno estudia la fe cristiana en su contenido oculto, como se estudia en las escuelas de
ocultismo, entonces se descubre que el Ser que es designado por el nombre de Cristo “-el nombre
de Cristo puede ser bastante desconocido para el otro- es un Ser que nunca estuvo en la Tierra
antes del Misterio del Gólgota. Él es un Ser que nunca podrá venir de nuevo en un cuerpo físico,
pues eso estaría en contradicción con toda la naturaleza de Cristo.”.

Cuando el budista que se ha convertido en un teósofo oye esto a los cristianos, él les responderá
de la siguiente manera: “Así como usted entiende lo imposible que es para mí admitir que un
Buda, pueda venir otra vez en un cuerpo carnal, – al igual que usted me entiende, reconociendo lo

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que se me ha impartido a mí como la verdad, así estoy dispuesto a reconocer la parte de verdad
que le ha sido comunicada a usted. Trato de reconocer lo que usted recibe de su fe, es decir, que
al principio del cristianismo se encuentra, no tanto un Maestro, sino una escritura, una ley. “Para
los lugares ocultistas en los inicios del cristianismo no es Jesús de Nazaret, sino el Cristo, y se
establece el mismo momento de su inicio en el Misterio del Gólgota.

El budismo difiere del cristianismo, ya que tiene un maestro personal, como punto de partida,
mientras que el cristianismo tiene una escritura, la escritura de la salvación y la liberación, el
hecho consumado por la muerte en la cruz en el Gólgota. No es una doctrina, sino un hecho, un
acto que se sitúa en la base de la evolución cristiana. El teósofo budista entiende, y recibe lo que
se da como la base oculta del cristianismo y, al hacerlo, ayuda a establecer la armonía en la
humanidad. Él estaría rompiendo la armonía si aplicara al cristianismo sus ideas budistas. Es la
parte de los cristianos, cuando se convierten en teósofos, el comprender el Budismo en sí, para no
volver de alguna manera a sus propias ideas acerca de los Bodhisattva y Buda, en lugar de
entenderlos, ya que se encuentran en el budismo. Del mismo modo que es la parte de los budistas
recibir las ideas cristianas como son, porque constituyen la base oculta del cristianismo. Así como
es imposible reunir al Ser que se denomina con el nombre de Cristo con los seres de una especie
inferior, es decir, con los Bodhisattvas, así también es imposible, si queremos permanecer fieles al
ideal de la Teosofía, permitir a la Teosofía ser otra cosa que un fiel reflejo del ocultismo indiviso.

Aplicar las propiedades de un Bodhisattva al Cristo sería obstaculizar la gran misión de paz que la
Teosofía tiene que cumplir. Por otro lado, la Teosofía cumple con su misión de paz, cuando se
compromete a traer a la humanidad las bases universales de la verdad en una forma científica,
adaptada a nuestra época y generación. Cuando nosotros, los occidentales entendemos el
budismo, el brahmanismo o el zoroastrismo sin prejuicios, o cuando el cristianismo se entiende en
la forma en que debe entenderse, entonces será posible que las ideas realmente fundamentales
del cristianismo puedan encontrar el reconocimiento y la respuesta entre los hombres.

La humanidad no siempre ha tenido la percepción del hecho de que una acción se sitúa en los
inicios del cristianismo y por lo tanto, no puede ser cuestión de un retorno de Cristo. Una y otra
vez ha sucedido en el transcurso de los siglos que los hombres se han presentado y han hablado
de un retorno de Cristo. Tales enseñanzas siempre han sido silenciadas y refutadas, y lo serán de
nuevo, porque van en contra de la misión grande y universal de la vida y la paz que pertenece al
cumplimiento de la Teosofía, si quiere ser una expresión pura del ocultismo. El ocultismo siempre
ha tenido el carácter de universalidad y es independiente de todos los budistas, así como de todos
los matices de coloración cristiana. Por lo tanto, puede comprender objetivamente al musulmán o
al de Zoroastro o al budista, así como también al cristiano. Lo que he dicho les ayudará a ver cómo
es que el ocultismo, que es universal, ha llegado a asumir en la Teosofía tantas formas diferentes

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en el curso de la evolución humana. Y serán capaces también de ver por qué en nuestro tiempo es
tan importante sostener el ideal, no es que una forma de religión deba obtener la victoria sobre el
resto, pues todas las diferentes formas de expresión de la religión deben entenderse mutuamente
una a la otra. La primera condición para esto, sin embargo, es que los hombres deben llegar a un
entendimiento de las bases ocultas que son las mismas para todas las religiones.

Mi intención en esta conferencia ha sido dar una especie de introducción a las importantes
cuestiones que vamos a tratar en los días siguientes.

Traducido por Gracia Muñoz

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