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El acoso en la escuela: un
fenómeno creciente
por Jorge Manzarbeitia
BULLYING HORIZONTAL
BULLYING HORIZONTAL
No se trata de un fenómeno nuevo en nuestros centros, pero los graves hechos que
estamos conociendo día a día han sensibilizado de tal forma a la sociedad que se ha
pasado de decir que "son cosas de crios" a pensar en las graves consecuencias que
pueden acarrear a un joven el hecho de verse sometido a una situación de acoso.
En estos casos es muy importante como percibe el joven la situación y como la vive. No
podemos valorarla con nuestros ojos de adultos y con nuestros patrones.
Por este motivo hemos de tener la capacidad de ponernos en la piel del niño o del
adolescente que sufre. A esta capacidad la denominamos empatía y nos ha de permitir
valorar como vive el joven el acoso que sufre.
En nuestras aulas, calles y lugares donde los niños y adolescentes se relacionan en
grupo está sucediendo algo grave y hemos de actuar para poner fin a este tipo de
situaciones.
¿Qué es el bullying?
La palabra bullying la tomamos prestada del inglés y deriva del vocablo bull, toro y nos
referimos con ella al que protagoniza un acoso entre iguales en niños y adolescentes. Se
trata de un acoso sistemático, que se produce reiteradamente en el tiempo por parte de
uno o varios acosadores a una o varias víctimas, tiene lugar ante un grupo que o bien
permanece como espectador silencioso o bien participa a su vez activamente acosando
en mayor o menor grado y, en general, no existe una disputa previa entre acosadores y
acosados.
Los centros escolares son pues lugares propicios para ello y suele pasar desapercibido
por parte del profesorado por tener lugar preferentemente en lugares alejados de la
supervisión directa del adulto, es decir, en patios, servicios, vestuarios, comedores, a la
salida del centro o en el transporte escolar, si bien pueden continuar el acoso en
presencia del profesor en el aula de forma subterfugia sin que este se de cuenta de ello.
Basta una mirada o un escrito para que el acosador intimide al acosado.
En este sentido mi propuesta sería la de dotar a los centros de auxiliares de docencia.
Éstas son unas personas que aun no siendo docentes tendrían una formación similar a la
de los monitores de comedor o actividades extraescolares, con formación específica en
actitudes disruptivas.
Los motivos del bullying hay que buscarlos más en el acosador que en el acosado,
aunque las victimas más propicias suelen ser aquellas que presenten algún rasgo
característico que las haga aparecer como diferentes ante los ojos de los acosadores.
Estos para justificar el acoso ante el grupo en el cual se da se ceban en estas personas en
muchas ocasiones basándose en prejuicios existentes.
Desafortunadamente, todos podemos ver que algunas personas en nuestra sociedad
tienen prejuicios hacia grupos concretos, como extranjeros, personas con otras opciones
sexuales, etc.
Los acosadores aprovechan en ocasiones estos prejuicios que usan como justificación de
sus actos, más, si cabe, ante personas en formación que aun no tienen plenamente claro
lo que está bien y lo que esta mal ni del daño que pueden causar ciertas actitudes.
Los bulls suelen ser personas con ciertos complejos e inseguridades, con baja
autoestima, con carencias afectivas y faltos de habilidades sociales para interactuar en
las relaciones grupales, en muchos casos han sufrido malos tratos en el propio hogar o
han convivido con personas con odio social o intolerantes hacia ciertas personas o
grupos y presentan en cierto número de casos rasgos psicopáticos más o menos
acentuados.
Los acosadores
malostratos en el hogar
convivencia con personas con odio social
convivencia con personas intolerantes
con rasgos psicopáticos
Importante: La detección
Tengamos presente que muchos acosadores son o han sido amigos con bastante grado
de intimidad con los acosados y en ocasiones alternan periodos de amistad.
El bullying puede darse entre niños y jóvenes de cualquier edad.
El bullying es un fenómeno que afecta a todas las clases sociales y se da por igual en
niños como en niñas.
Es extraordinariamente importante poder detectar los casos de bullying entre nuestros
alumnos e hijos. Pero, ¿Cómo? La respuesta no es fácil puesto que, como hemos dicho
anteriormente, los agresores procuran no ser vistos en acción y tratan de actuar en
lugares donde pueden hacerlo con mayor impunidad. El silencio de las victimas por
vergüenza y por miedo a las represalias son sus aliados. El silencio del grupo también.
Este silencio grupal se produce por diversos motivos no excluyentes. De una parte es
evidente que uno de los motivos es el miedo que los integrantes del mismo pueden tener
de convertirse en víctima. Por otro lado el acosador puede haber tejido tan bien su red y
justificado sus acciones que el grupo le apoye o como mínimo le deje actuar sin
cuestionarse la legitimidad.
En los centros docentes se hace necesaria una estricta vigilancia de los lugares donde se
puede producir el acoso por parte de personal cualificado para hacer imposible estas
situaciones.
Por otro lado hemos de mantener una estricta observación de las relaciones que se dan
entre los alumnos, tanto en el aula como fuera de ella.
La presencia de los llamados líderes negativos debe ser detectada y tratar de desarrollar
las acciones pertinentes para limitar al máximo su capacidad de acción. La realización
de sociogramas, las entrevistas con los alumnos, las tutorías tanto individuales como
colectivas, el contacto cotidiano con los padres y sobre todo una observación directa y
activa de los alumnos, de su entorno relacional y de sus hábitos nos puede aportar
información suficiente para sospechar lo que ocurre en muchos de los casos de acoso
que se dan en nuestros centros.
También es importante que no solo nos fijemos en aquellos alumnos más ruidosos. A
veces detrás de un alumno silencioso y con una conducta ejemplar se encuentra una
víctima que sufre. Conocemos el caso de alumnos que viven con tal angustia su
situación que tratan de aislarse totalmente del grupo, ocupando los lugares del aula que
se encuentran más alejados de la vista de sus acosadores, que jamás hacen una
intervención en clase y que ni siquiera levantan la cabeza de su cuaderno para tratar de
pasar lo más inadvertidos posible y no despertar la cólera de sus acosadores.
Ni que decir tiene que esos alumnos tratan de eludir en lo posible la asistencia al centro.
Muchas veces se inventan enfermedades para que sus padres les permitan no acudir a la
escuela o instituto y en ocasiones llegan a desarrollar verdaderas enfermedades
psicosomáticas que les comporten tal dispensa, lo cual ocurre de forma inconsciente.
La Prevención
Pero es mejor prevenir que curar y en estos casos una prevención a edades tempranas es
vital para evitar que se acaben dando estas situaciones de acoso entre jóvenes. La
escuela no solo debe ocuparse de los contenidos académicos, sino que debe trabajar las
actitudes, normas y valores. Así educando en la cooperación, la tolerancia, la
solidaridad, la resolución pacífica de conflictos, el respeto de las normas para la
convivencia, etc. y siendo capaces de que los niños sepan situarse en la posición de los
demás, es decir sepan percibir como sienten los otros que les rodean, conseguiremos
formar a los futuros adultos del mañana para que sepan vivir en paz con sus semejantes.
Profesores
¿COMO ES UN MATON?
EL ENVIDIOSO
(El Envidioso: Extractos seleccionados de "La Envidia" de Carlos Castilla del
Pino en http://www.acosomoral.org/indexsoc.htm )
3) suele estar provocada por un alumno (el matón), apoyado generalmente en un grupo,
contra una víctima que se encuentra indefensa, que no puede por sí misma salir de esta
situación;
CONSECUENCIAS
Los estudios realizados sobre el bullying en la escuela reflejan que éste se produce con
una frecuencia bastante superior a lo que cabría temer. Parece que a lo largo de su vida
escolar todos los alumnos podrían verse dañados por este problema, como observadores
pasivos, víctimas o agresores.
Y es que como sucede con las otras formas de violencia, la intimidación y victimización
que se produce en la escuela puede dañar a todas las personas que con ella conviven:
3) En las personas que no participan directamente de la violencia pero que conviven con
ella sin hacer nada para evitarla puede producir, aunque en menor grado, problemas
parecidos a los que se dan en la víctima o en el agresor (miedo a poder ser víctima de
una agresión similar, reducción de la empatía...); y contribuyen a que aumente la falta
de sensibilidad, la apatía y la insolidaridad respecto a los problemas de los demás,
características que aumentan el riesgo de que sean en el futuro protagonistas directos de
la violencia.
PREVENIR
Para prevenir o detener la violencia que a veces se produce en la escuela es preciso:
a) Adoptar un estilo no violento para expresar las tensiones y resolver los conflictos que
puedan surgir
.
b) Desarrollar una cultura de la no violencia, rechazando explícitamente cualquier
comportamiento que provoque la intimidación y la victimización.
CAUSAS
Apenas se han realizado investigaciones sobre qué condiciones incrementan el riesgo de
que surja la violencia en las relaciones que se establecen entre profesores y alumnos,
pero los escasos estudios existentes sugieren la posibilidad de extrapolar la mayoría de
los resultados obtenidos, en este sentido, en contextos familiares; según los cuales, el
riesgo de violencia se incrementaría, por ejemplo, con: la falta de habilidades sociales
(de comunicación y de resolución de conflictos), el estrés y la justificación de la
violencia.
5) La situación de agresor es mucho más frecuente entre los chicos que entre las chicas,
y suele mantenerse muy estable, o incrementarse a lo largo del tiempo; especialmente en
la preadolescencia.
ESCUELA Y FAMILIA
MEDIOS DE COMUNICACIÓN
2) La influencia de la televisión a largo plazo depende del resto de las relaciones que el
niño establece; a partir de las cuales interpreta todo lo que le rodea, incluyendo lo que
ve en la televisión. En función de dichas relaciones algunos niños y adolescentes son
mucho más vulnerables a los efectos de la violencia televisiva que otros.
3) La repetida exposición a la violencia a través de los medios de comunicación puede
producir cierta habituación, con el consiguiente riesgo que de ello se deriva de
considerar la violencia como algo normal, inevitable; reduciendo la empatía con las
víctimas de la violencia. Para favorecer la superación de esta tendencia conviene
promover en los niños y en los jóvenes una actitud reflexiva y crítica respecto a la
violencia que les rodea, también la que les llega a través de la televisión.
4) La incorporación de la tecnología audiovisual (televisión, cine, vídeo....) al aula de
clase puede ser de gran utilidad como instrumento educativo para prevenir la violencia,
proporcionando un excelente complemento de otros instrumentos (los textos, las
explicaciones del profesor). Entre las ventajas que los documentos audiovisuales
adecuadamente seleccionados pueden tener, como complemento de otras herramientas
más utilizadas, cabe destacar que aquellos: favorecen un procesamiento más profundo
de la información; logran un mayor impacto emocional; son más fáciles de compartir
por el conjunto de la clase; y llegan incluso a los alumnos con dificultades para atender
a otros tipos de información, entre los que suelen encontrarse los alumnos con mayor
riesgo de violencia (que no suelen leer ni atender a las explicaciones del profesor). En
los apartados 4.4, 3.3, 3.4, 3.5 y 3.6, se incluyen diversas actividades y materiales
audiovisuales de gran eficacia en este sentido.
CULTURA DE LA VIOLENCIA
Qué es.
El «bullying» hace referencia a un grupo de personas que
se dedican al asedio, persecución y agresión de alguien, o
bien a una persona que atormenta, hostiga o molesta a
otra. Aparecen cuatro aspectos claves:
a) ataques o intimidaciones físicas, verbales o
psicológicas, destinadas a causar miedo, dolor o daño a la
víctima;
b) abuso de poder, del más fuerte al más débil;
c) ausencia de provocación por parte de la víctima;
d) repetidos incidentes entre los mismos niños o jóvenes
durante un tiempo largo y sostenido.
Tipos de abusos.
Los chicos suelen desarrollar una violencia física, y las
chicas, verbal y de exclusión
Pueden ser físicos (golpes, empujones, patadas...),
psicológicos (burlas, poner motes, amenazas, gestos
obscenos...), relacionales (dar de lado, aislar, extender
rumores maliciosos...) o económicos (exigir dinero o
cosas, robar...).
Dónde se da.
En cualquier centro y, según el estudio en Navarra, en
cualquier parte de él: en el aula, en el patio, en los pasillos,
en los aseos... aprovechando que no está el profesor o
incluso en su presencia. También, en los alrededores del
centro, en los lugares de ocio, etc.
Violencia machista.
El estudio de Hernández reveló también la persistencia de
ideas y actitudes machistas entre los más jóvenes. Por
ejemplo, no eran pocos quienes decían que «las chicas son
más débiles que los chicos», «las mujeres están más
adaptadas para cocinar y planchar que los hombres» o,
peor, que «es comprensible que un chico pegue a una
chica si ésta antes le ha insultado».
Nos asusta la ignominia: ser marginados con injurias y oprobios . Lo que está mal visto por la
sociedad despierta vergüenza en el individuo.
Las personas que se sienten avergonzadas con frecuencia no son libres , no se aman, tienden a
fundirse con referentes idealizados...y a la depresión. Padecen la herida de los no amados.
Cuando iba al colegio, uno de mis compañeros de clase era huérfano. Era un niño anodino y tímido,
llevaba calcetines largos de lana y jerseis oscuros que olían a naftalina, y no dejaba de parpadear. En
ocasiones, no podía apartar la vista de él, por desagradable que me resultara su imagen. Por el
contrario, yo procedía de una familia respetable , por lo que estaba muy pagado de mi mismo, y
siempre llevaba la ropa adecuada. Algo ardía en mi interior cuando contemplaba a aquel niño. Ahora
se que se trataba de la herida de los no amados . Cuando lo castigaban yo también me sentía atrapado
y culpable . En lo más profundo de mi ser anidaba un niño que era huérfano y deseaba serlo. Quería
manifestarlo, y, al mismo tiempo , temía hacerlo.
Una vez que falsifiqué la firma de mi padre , el profesor que lo advirtió pronunció unas palabras que
se clavaron para siempre en mi interior como símbolo de vergüenza:
-"Ahora no mereces más respeto que ese de ahí"- refiriéndose al niño huérfano.
Nunca las palabras habían despertado en mi tal sensación de vergüenza. Me sentía avergonzado
porque mi arrogancia social acababa de hacerse añicos, pero, ante todo, sentía vergüenza por el niño
huérfano, carecía de valor, no era amado.
De forma confusa percibía lo siguiente: "Si el profesor sólo me quiere siempre y cuando sea distinto
al niño huérfano , es decir siempre y cuando sea un niño adaptado y respetable, entonces no me
quiere". A partir de aquel día , viví con la inquietante sensación, no sólo en la escuela, sino también
en casa , de que no era amado, de que era un huérfano, aun cuando las apariencias dictaban lo
contrario.