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de Construcción
y
Ornamentación
Las rocas, y otros materiales pétreos artificiales utilizados en la construcción,
son sustancias heterogéneas caracterizadas por amplios rangos de
variación composicional, textural y estructural. Esta variabilidad hace que las
propiedades de los materiales, que son las que dictan sus campos de aplicación, sean
también variables. Así, la adecuación de un material para un propósito concreto, tanto
desde el punto de vista constructivo-ornamental como restaurador, debe basarse en
determinadas propiedades que deben, a su vez, ser fácilmente medibles en el
laboratorio.
Las propiedades de los materiales se clasifican generalmente
como físicas, químicas y mecánicas, aunque en el campo de la
construcción/ornamentación/restauración también pueden incluirse las propiedades
relacionadas con su trabajabilidad. Es evidente que la lista de propiedades que
pueden medirse en un material es muy extensa. Por ello en este tema se presentan
aquellas que tienen más relevancia desde el punto de vista que nos atañe.
Dentro de las propiedades físicas se incluyen densidad, porosidad,
permeabilidad a líquidos y gases, capacidad calorífica, conductividad y expansión
térmicas, etc. Entre las propiedades químicas pueden incluirse la resistencia a
soluciones ácidas y alcalinas, y a las reacciones inducidas por la presencia de sales.
Las propiedades mecánicas incluyen la resistencia a la compresión, tensión, flexión e
impacto y penetración por otro cuerpo y por otras acciones que involucran la
generación de fuerzas, como la cristalización de hielo y sales en el interior del sistema
poroso de los materiales y los cambios volumétricos de los mismos debidos a cambios
de temperatura.
Estas propiedades, que en última instancia resultan de la composición química
y mineralógica de los materiales, de su textura y de su estructura, permiten
caracterizar la resistencia de los materiales a los agentes de deterioro. Esto último
gobierna la vida útil del material, que a fin de cuentas es equivalente a la vida útil de
las partes del edificio construidas con el mismo y, para determinados elementos
constructivos, del edificio mismo.
Una misma propiedad de un material puede medirse en distintos aparatos, bajo
distintas condiciones experimentales y utilizando probetas de muestra de distintas
dimensiones y formas. Esto supone generalmente obtener resultados distintos para
una misma propiedad, por lo que éstas deben medirse siguiendo normativas que
aseguren que los datos obtenidos son comparables con los obtenidos en otros
laboratorios. Entre estas normas cabe mencionar las de la Sociedad Americana para el
Ensayo de Materiales (American Society for Testing Materials, o ASTM), las de grupo
italiano para la Normativa de Productos Pétreos (Normativa Manuffati Lapidei, o
NORMAL) del Consiglio Nazionale delle Ricerche-Istituto Centrale per il Restauro (CNR-
ICR) y las de la Reunión Internacional de Laboratorios de Ensayos de Materiales
(RILEM), incluyendo las de la Comisión 25 para la Protección y Erosión de los
Monumentos (25 Protection andErosion des Monuments, o PEM) de la RILEM.
1.PROPIEDADES FISICAS
1.1.ISOTROPÍA Y ANISOTROPÍA
Estos conceptos se utilizan para calificar el comportamiento de los materiales
respecto de las direcciones del espacio. Así, un material es isótropo respecto de una
propiedad determinada cuando esa propiedad no varia al variar la dirección en la que
se mida la propiedad. En este caso, se dice que la propiedad es escalar. Por el
contrario, un material es anisótropo cuando la propiedad varía según la dirección
considerada. En este caso, la propiedad es vectorial.
1.3.POROSIDAD
La porosidad de un material es el volumen de espacios abiertos que contiene
relativo a su volumen total. Los poros son pequeños espacios abiertos existentes en
los materiales rellenos por soluciones acuosas y/o gaseosas (e.g., aire). Los poros
pueden estar abiertos (i.e., intercomunicados) o cerrados, y ser grandes o pequeños. El
tamaño de poro medio y el grado de intercomunicación entre los poros determinan el
tipo y grado de movimiento de soluciones líquidas y gaseosas por el interior de los
materiales. Esto controla en gran parte su durabilidad. Los poros pueden clasificarse
en función de su tamaño en:
Megaporos:_____________ 256-0.062 mm
Macrocapilares:_________ 0.062-0.0001 mm
Microcapilares:_________ <0.0001 mm
Existen distintos conceptos de porosidad. La porosidad teórica viene dada por la
ecuación:
1.5.DESORCION DE AGUA
Los materiales localizados en contacto con el aire retienen cierta cantidad de
humedad. La cantidad de agua retenida es función de las condiciones ambientas
(temperatura y humedad relativa), así como de la naturaleza de las sustancias
(hidrófilas o hidrófobas) y de la composición de la solución acuosa (agua pura vs.
soluciones salinas). Si las condiciones ambientales cambian, por ejemplo,
descendiendo la humedad relativa, el material tiende a ceder vapor de agua al medio
aéreo, secándose. Este proceso de desorción de agua es inverso al de adsorción,
aunque si la muestra se encuentra saturada en agua, es inverso al de absorción.
La tasa de desorción o secado depende de la diferencia entre la humedad del
material y la del medio ambiente (a mayor diferencia, mayor tasa de secado), de la
naturaleza del material y de la naturaleza de la porosidad
(sustancias hidrorepelentes con poros grandes tienden a eliminar más rápidamente la
humedad).
La técnica de medición de la desorción de agua es similar a la de saturación de
agua, y persigue evaluar la facilidad de los materiales para eliminar el agua absorbida
en el interior de su sistema poroso. El ensayo se realiza con el mismo material
utilizado en el de saturación, y se basa en medir las pérdidas de masa, a tiempos
parciales, respecto del peso de la muestra saturada en agua. Este ensayo debe
realizarse en un ambiente con temperatura (20 ºC) y humedad relativa (60 %)
constantes para asegurar la comparación de muestras distintas. Las pérdidas de masa
permiten calcular la cantidad de agua desorbida:
1.6.CAPILARIDAD
El fenómeno de la capilaridad, cuyo resultado es el movimiento ascendente o
descendente de un líquido en el interior de un tubo fino de un material sólido cuando
éste es sumergido en el líquido, es debido a la existencias de fuerzas en la superficie
de las sustancias sólida (e.g., vidrio), líquida (e.g., agua) y gaseosa (e.g., aire) en
contacto. Estas fuerzas se denominan de tensión superficial. La conjunción de estas
fuerzas hace que las gotas de un líquido depositadas sobre la superficie de un material
sólido presenten ángulos de contacto sólido-líquido variados en función de la
naturaleza de los sólidos y líquidos. Así, los líquidos “mojan” a los sólidos cuando el
ángulo de contacto está comprendido entre 0 y 90º, en cuyo caso el líquido asciende
por el capilar. Si por el contrario la conjunción de fuerzas mencionada anteriormente
condicionan que el ángulo de contacto sólido-líquido esté comprendido entre 90 y 180,
el líquido no moja al material y desciende por el capilar. Estas relaciones se ilustran
en las Figuras 3 y 4. En consecuencia, el efecto que debe producir un
material hidrofugante (protectivo o consolidante) aplicado sobre un material debe ser
el de incrementar el ángulo de contacto del material pétreo, y obstaculizar el ascenso
del agua por su sistema poroso. El efecto contrario es el obtenido por los agentes
detergentes o jabones (i.e., tensoactivos).
La altura a la que asciende (o desciende) un líquido en un capilar no es sólo
función del ángulo de contacto, sino que depende también del radio del capilar. La
ecuación que permite calcular la altura alcanzada es:
2.1.RESISTENCIA A LA COMPRESION
La resistencia a la compresión es la carga (o peso) por unidad de área a la que el
material falla (se rompe) por fracturación por cizalla o extensional (Figura 6). Esta
propiedad es muy importante en la mecánica de materiales, tanto en situación no
confinada (i.e., uniaxial) como confinada (i.e., triaxial). Dado que los materiales cerca
de la superficie terrestre, incluyendo los edificios, suelen estar sometidos a
condiciones no confinadas, consideraremos exclusivamente esta situación. En este
caso, la resistencia a la compresión uniaxial (i.e., longitudinal) se mide en una
prensa hidráulica que registra el esfuerzo compresor (l) aplicado sobre una probeta
de material en una dirección del espacio, y la deformación lineal (l) inducida en esa
misma dirección.
Figura 9. Deformación frágil y dúctil bajo compresión, torsión y extensión ( 1, 2 y 3,
son los esfuerzos principales mayor, intermedio y menor, respectivamente). Las flechas
marcan las tendencias en el comportamiento de los materiales al variar la presión, la
temperatura, la presión de fluidos localizados en los poros y la tasa de deformación.
Como se ha indicado más arriba, la presencia de agua en el interior del sistema
poroso de un material altera sus propiedades mecánicas. Este efecto se debe dos
causas: 1) al desarrollo de presiones hidráulicas en los poros rellenos de agua que
afectan a los esfuerzos intergranulares (i.e., contactos de granos), y 2) a la alteración
de las propiedades de superficie de los granos (minerales). Esto puede causar
inestabilidad a lo largo de superficies más débiles y disminuir la resistencia a la cizalla
o fricción, produciéndose una reducción más o menos significativa de su resistencia a
la compresión.
La razón entre los coeficientes de resistencia a la compresión del material
saturado en agua y seco, denominado coeficiente de ablandamiento, es una medida
del efecto del agua sobre la resistencia a la compresión:
2.2.RESISTENCIA A LA TENSION
La resistencia a la tensión es el esfuerzo tensional por unidad de área a la que el
material falla (se rompe) por fracturación extensional. Esta propiedad, que es una
indicación del grado de coherencia del material para resistir fuerzas “tirantes”,
depende de la resistencia de los minerales, del área interfacial entre granos en
contacto y del cemento intergranular e intragranular.
Existen distintas técnicas para medir la resistencia a la tensión, tanto en
materiales pétreos como en morteros, cementos y hormigones. En el ensayo de
tracción directa, quizás el más apropiado, se utilizan probetas cilíndricas con una
razón longitud/diámetro de 2 a 2.5. Los extremos de las probetas se introducen (y
pegan con resina epoxi) en unas cápsulas que están unidas a cadenas que transmiten
el esfuerzo tensional sin introducir componentes de torsión. La norma ASTM D2936
regula los métodos y condiciones experimentales este ensayo.
Los conceptos, definiciones y controles de la deformación introducidos
anteriormente para la resistencia a la compresión pueden ser extendidos sin más
problema a la resistencia a la tensión. Respecto de los materiales pétreos de
construcción, puede generalizarse que, para un material dado, la magnitud de la
resistencia a la tensión suele ser de un orden de magnitud menor que la resistencia a
la compresión. En la Tabla 5 se presentan valores de resistencia a la tensión para
algunas rocas medidos con la técnica de tracción directa.
2.3.RESISTENCIA A LA FLEXION
La resistencia a la flexión, o módulo de ruptura, es la resistencia de un material
a ser doblado (plegado) o flexurado. La medida de esta propiedad se realiza con barras
de material asentadas sobre dos pivotes y aplicando carga sobre el centro de la barra
(norma ASTM C99-52). La resistencia a la flexión (Sm) viene dada por la expresión:
2.4.FATIGA
Cuando los materiales sufren esfuerzos de forma cíclica sin llegar al punto de
ruptura, se observa un debilitamiento mecánico de los mismos con el tiempo. Esto
implica una pérdida de sus propiedades mecánicas, que puede dar lugar a
la fracturación bajo esfuerzos mucho menores que los apropiados para los materiales
“frescos” que no han sido sometidos a esfuerzos. A esta característica de los materiales
se le denomina fatiga.
Se ha encontrado que la causa fundamental del fallo por fatiga de los materiales
pétreos es la microfracturación. Los experimentos llevados a cabo sugieren una
evolución episódica para la fatiga. Inicialmente, se produce
una microfracturación entre los contactos de grano y en el interior de los cristales a
favor de los planos de exfoliación y superficies de partición de los mismos. A
continuación, existe un periodo de aquiescencia, con escasa deformación adicional. En
el último estadio, las microfracturas coalescen, perdiéndose coherencia e iniciándose
el fallo (fracturación) del material. No obstante, también parece que la fatiga es un
proceso continuo, disipándose la energía en forma de microfracturas hasta el punto en
que se supera un nivel crítico en el que ocurre el fallo.
La mayor parte de los procesos de deterioro de tipo mecánico que sufren los
materiales pétreos en los edificios se deben al fallo por fatiga, ya que los esfuerzos
generados no suelen superar la resistencia a la compresión, tensión o flexión de los
materiales “frescos”. No obstante, también hay que tener en cuenta el efecto de otros
procesos físicos y químicos de alteración, que modifican las propiedades mecánicas
originales de los materiales, generalmente reduciendo sus propiedades mecánicas.
Las rocas son materiales con elevada resistencia a la compresión y en menor
medida a la flexión y la tensión. Por esta razón son materiales apropiados para
elementos constructivos tales como muros, paramentos, columnas, etc., que sufren
importantes cargas compresivas, y no tanto para elementos constructivos que sufren
importantes esfuerzos tensionales y de flexión, como los generados en
estructuras adinteladas o arquitrabadas. Por esta razón, la luz de los arquitrabes no
puede ser elevada.
La resistencia a la tensión es una propiedad particularmente importante desde
el punto de vista de los procesos de alteración de materiales pétreos de construcción.
Esto es debido tanto a la existencia de procesos de alteración cíclicos que generan
importantes esfuerzos tensionales capaces de producir fallos mecánicos (fracturación)
por fatiga en los materiales, como al hecho de ser la propiedad mecánica
cuantitativamente más deficiente en los mismos. Entre los procesos de deterioro
mecánico por generación de esfuerzos tensionales cabe destacar los cambios
volumétricos que sufren los materiales al sufrir variaciones de temperatura, la
formación de hielo y la cristalización e hidratación/deshidratación de sales solubles en
el interior del sistema poroso de los materiales.
2.5.DUREZA
La dureza es la resistencia de los materiales para resistir la penetración de otro
cuerpo. Para el caso de minerales, la dureza se ha considerado clásicamente como la
resistencia que presenta un mineral a ser rayado por otro mineral o material. F. Mohs
dedujo empíricamente una escala cualitativa basada en las durezas relativas de
distintos minerales que ha sido muy utilizada como criterio de clasificación y de
determinación. Esta escala es como sigue:
Cada uno de estos minerales es capaz de rayar a los situados antes que él en la
escala, y a su vez es rayado por los que vienen después. La medida de la dureza suele
ser cualitativa (aunque hay métodos de determinación precisa) estableciéndose en una
primera aproximación en base a los siguientes criterios: si la uña raya al mineral la
dureza es menor de 2.5; si una navaja raya al mineral la dureza es menor de 5.5; si el
mineral raya al vidrio la dureza es igual o mayor de 7. Así, el cuarzo se diferencia de la
calcita en que aquel raya al vidrio y ésta no.
Esta propiedad es vectorial, es decir, depende de la dirección en que se aplique
en un mineral, debido a la diferente distribución de enlaces cristalinos en las
estructuras minerales. Así por ejemplo, la distena (Al2SiO5) es un mineral de hábito
prismático que presenta una dureza de 4 a lo largo de su elongación mayor y de 6.5
perpendicularmente a la misma. En general, los minerales presentan durezas más
bajas en superficies de exfoliación respecto de otras direcciones. En cualquier caso, la
dureza depende del tipo de enlaces atómicos presentes, de la estructura y de la
composición. A igualdad de otros factores, los minerales con estructuras más densas
son más duros (e.g. el aragonito tiene una dureza de 4 y la calcita de 3), y los que
presentan elementos más pequeños son más duros (e.g. el corindón (Al 2O3) tiene una
dureza de 9 y la hematites (Fe2O3) de 6, presentando el Al+3 un radio iónico de 0.57 Å
y el Fe+3 de 0.67 Å). En general, los minerales que presentan moléculas de (OH) o de
agua (H2O) tienen durezas bajas, lo cual es debido a que en las estructuras hidratadas
existen enlaces débiles entre estas moléculas y el resto de los átomos, como en el caso
del yeso (CaSO4·2H2O) y el talco (Mg3Si4O10(OH)2).
Aplicadas a los materiales pétreos, esta propiedad es importante para evaluar
la trabajabilidad, con utensilios de impacto y abrasivos, de los materiales en la
cantera y en la obra. Existen muchos métodos de evaluar la dureza: la resistencia
al rayado, a la indentación, a la abrasión, al rebote y al impacto. La gran
complejidad de los materiales pétreos no permite una correlación clara entre los
distintos parámetros de resistencia mecánica y de dureza, aunque en general, la
dureza de los materiales aumenta a medida que la resistencia a la compresión
aumenta. Dado que las rocas son materiales frágiles, presenta débil o moderada
resistencia al impacto, por lo que son materiales trabajables con herramientas de
impacto. Esto permite en la mayor parte de los casos un buen acabado. Lo mismo
puede decirse de su buena trabajabilidad por pulido, particularmente en rocas como
calizas y mármoles, aunque existen rocas relativamente duras (i.e., aquellas que
presentan abundante cuarzo, como cuarcitas y granitos) que resisten bien la raya y la
abrasión.
3.EXPANSIÓN TÉRMICA
En general, el incremento de la temperatura de cualquier material produce un
aumento de su volumen. Esto se debe a que la energía térmica absorbida induce un
incremento en las vibraciones de los átomos constitutivos de la materia, agrandando
las distancias interatómicas. Este fenómeno se describe como expansión volumétrica
de origen térmico a presión constante, o simplemente expansión térmica, y su
medida se realiza en términos del coeficiente de expansión térmica (). Este
coeficiente representa el incremento relativo de volumen producido al aumentar la
temperatura en un grado a presión constante, y puede escribirse como:
= 1/V*(V/T)
cuando el incremento de volumen no depende de la temperatura a la que se mida. Las
dimensiones de son ºC-1, y sus valores son positivos en la mayor parte de los casos
ya que, como se ha indicado anteriormente, las sustancias suelen aumentar de
volumen al aumentar la temperatura. No obstante, existen algunos sustancias que
disminuyen su volumen al aumentar la temperatura en determinados rangos de esta
última, como es el caso del cuarzo- (y el agua).
Por lo que se refiere a los minerales cuya estructura cristalina no es cúbica,
como es el caso de la mayoría de los minerales que constituyen las rocas comunes,
sus coeficientes de expansión térmica dependen de la dirección cristalina en la que se
mida (esto es, los minerales son anisótropos respecto de esta propiedad). Así, el
cuarzo- se expande más perpendicularmente a su eje c (eje principal de simetría y de
elongación) que paralelamente a él. Este comportamiento se denomina expansión
térmica diferencial, y su medida se realiza en términos de coeficientes de
expansión térmica lineal (l), que representan los incrementos relativos de longitud
producidos al aumentar la temperatura en un grado a presión constante:
= 1/l*(l/T)
La dimensión de este coeficiente es también ºC-1, y sus valores son positivos en
la mayor parte de los casos por la misma causa que se ha indicado más arriba. No
obstante, existen algunas sustancias que disminuyen su longitud en direcciones
determinadas al aumentar la temperatura, como en el caso de la calcita, que se
expande paralelamente a su eje c y se contrae perpendicularmente a él. No obstante,
el coeficiente de expansión térmica de la calcita en términos de volumen es positivo, ya
que la contracción que sufre perpendicularmente al eje c es proporcionalmente menor
a la expansión que sufre paralelamente al mismo. En el caso del cuarzo-, el
incremento de temperatura supone contracciones en todas las direcciones
cristalográficas, por lo que el resultado neto es un descenso de volúmen (o aumento de
densidad).
Figura 11. Expansión térmica volumétrica y lineal de algunos minerales formadores de
rocas (tomado de Winkler, 1973).
Tabla 6. Expansión térmica lineal y volumétrica del cuarzo desde 0 a 1000 ºC a 1 bar de
presión (tomado de Winkler, 1973).
Temperatura ( ºC) Incremento de l (%) Incremento de volumen (%)
c // c
50________________ 0.07____________ 0.03_____________________ 0.17
100________________ 0.14____________ 0.08_____________________ 0.36
200________________ 0.30____________ 0.18_____________________ 0.78
300________________ 0.49____________ 0.29_____________________ 1.27
400________________ 0.72____________ 0.43_____________________ 1.87
500________________ 1.04____________ 0.62_____________________ 2.70
570________________ 1.46____________ 0.84_____________________ 3.76
573 Transición de cuarzo- a cuarzo-
580________________ 1.76____________ 1.03_____________________ 4.55
600________________ 1.76____________ 1.02_____________________ 4.54
700________________ 1.75____________ 1.01_____________________ 4.51
800________________ 1.73____________ 0.97_____________________ 4.43
900________________ 1.71____________ 0.92_____________________ 4.34
1000________________ 1.69____________ 0.88_____________________ 4.26
m1 1 - - 3 4 0.5
m2 1 - - 2 3 0.5
m3 - 1 - 3 4 -
m4 - 1 - 2 3 -
m5 1 2/3 - 4 6 -
m6 1 1/3 - 4 5 -
m7 1 1/15 - 4 5 0.3
m8 1 1/30 - 4 5 0.3
m9 1 - 2/3 4 6 -
m10 1 - 1/3 4 5 -
m11 1 - 1/15 4 5 0.3
m12 1 - 1/30 4 5 0.3
4.2.POROSIDAD
La porosidad se ha obtenido con un porosímetro de inyección de mercurio sobre
pequeñas muestras de unos mm de diámetro. Los resultados obtenidos se muestran
en la Figura 13, que permite apreciar la gran heterogeneidad en la distribución de
poros del travertino y la homogeneidad de la porosidad de los morteros. No obstante,
los mayores porcentajes de porosidad se localizan en ambos tipos de materiales en el
rango de 0.001 y 0.01 milímetros (1-10 micras). En términos generales, puede
concluirse que la porosidad de los morteros no difiere excesivamente de la de
los travertinos.
Figura 13.- Distribución de la porosidad en función del tamaño de poro en
los travertinos y morteros M3 y M4.
Aunque este tipo de ensayo no permite evaluar los porcentajes de radios de poro
mayores de 1 mm, no se dispone de información sobre la porosidad macroscópica tan
elevada que presentan tanto los travertinos como los morteros de restauración
fabricados. No obstante, los ensayos de saturación libre en agua y desorción permiten
especular con una macroporosidadsimilar en ambos materiales.
4.4.CAPILARIDAD
Se han utilizado probetas prismáticas de dimensiones 3 x 3 x 10 cm (3 probetas
por tipo de material). Las curvas de succión y penetración capilar (Figura 15) muestra
que los coeficientes de absorción y penetración capilar son algo mayores en los
morteros que en el travertino, aunque las diferencias son mínimas y las formas de las
curvas son similares para todos los materiales. En consecuencia, la succión capilar en
los morteros de restauración fabricados será algo mayor que en el travertino. La
importancia de esta característica negativa puede minimizarse a nuestro juicio, ya que
los arriates que anteriormente existían adyacentes a los pilares, y que eran una fuente
importante de agua en el subsuelo que ascendía por capilaridad, han sido eliminados.
Aunque el ascenso capilar no debe una fuente importante de degradación en los
pilares, ante la ausencia de un reservorio de agua de riego, se recurrió
a hidrofugarloscon un protectivo hidrorrepelente.
Figura 15.- Curvas de succión y penetración capilar en las muestras de travertino y
morteros M3 y M4. C.S.C. y C.P.C. son los coeficientes de succión y penetración
capilares, respectivamente. Las curvas se han construido sobre los valores medios
obtenidos para cada tiempo. Se indican además las barras de error sobre las medias
para cada tiempo y el error en las regresiones lineales con las que se han estimado los
coeficientes.