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Ekeko

Ekeko es un dios de la abundancia, fecundidad y alegría. Así mismo es una manifestación cultural
característica del altiplano andino y aún hoy en día recibe culto en Bolivia, las regiones sur
del Perú del norte de Chile y Argentina.
Es un ídolo que se cree provee de abundancia al hogar donde se le tributa ofrendas de cigarrillos.

Un ekeko cargado de bienes.

Toma la forma de un hombre de corta estatura, sonriente, ligeramente grueso, vestido con ropas
típicas del altiplano o también ropa de ejecutivo u hombre de negocio e incluso ropa de mendigo.
Suele cargar gran cantidad de bultos de alimentos y otros bienes de primera necesidad que cuelgan
de sus ropas, en un pie, le falta una sandalia.
Actualmente la estatuilla que lo representa, dispone de un orificio apropiado en su boca para poder
introducirle un tabaco o puro encendido.
Originalmente el nombre provendría del quechua iqaqu (en quechua: ekjakjo)?.1

Índice
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 1Historia
 2Bibliografía
 3Referencias
 4Notas
 5Enlaces externos

Historia[editar]
Se piensa que se originó entre los habitantes de las culturas pre hispanicas sudamericanas. Tras la
conquista, lo habrían adaptado los aymaras y luego los incas, quienes lo convirtieron en símbolo de
la fertilidad y la buena suerte.
*Ecaco, I. Thunnupa. Nombre de uno de quien los indios antiguos cuentan muchas fábulas y muchos aún en
estos tiempos las tienen por verdaderas y así sería bien procurar deshacer esta persuasión que tienen, por
embuste del demonio.
*Dios fue tenido destos indios vno a quien llamauan Tunuupa, de quien cuentan infinitas cosas, dellas muy
indignas no solo de Dios, sino de qualquier hombre de razón, otras tiran algo a los misterios de nuestra fe...
Ludovico Bertonio (1612)2

El arqueólogo boliviano Carlos Ponce Sanginés opinaba que las antiquísimas figuras antropomorfas
(con joroba prominente y apéndice fálico) serían de la época del Imperio inca, y antecesoras del
equeco de la época de la colonia.3 Manuel Rigoberto Paredes de Iturri escribió que estas diminutas
estatuillas fálicas serían remanentes de remotas fiestas sagradas del solsticio de verano.4
En sus inicios, el ekeko era de piedra, jorobado, tenía rasgos indígenas y no llevaba ningún tipo de
vestimenta: su desnudez era el símbolo de la fertilidad.
En la colonia el culto a la deidad tomó nueva fuerza en La Paz (actual sede de gobierno de Bolivia)
durante el cerco que ésta ciudad soportó durante el alzamiento indígena de Tupac Katari contra el
control español. Incluso el aspecto blancoide que tomó el rostro del Ekeko según los estudiosos
bolivianos tiene relación con la autoridad española Don Sebastián de Segurola quien instauró la
famosa fiesta de Alasitas.
La Iglesia Católica intentó erradicar su culto en tiempos de la colonia, sin mayor éxito, aunque la
imagen llegó a sufrir ciertos cambios: fue vestida y sus rasgos cambiaron a los de un mestizo.
Hoy en día, existe especialmente en regiones de Bolivia, la creencia de que el ekeko es capaz de
conceder los deseos de sus seguidores si estos le ofrecen una copia de ellos en miniatura, y muchos
tienen en casa una imagen para que les resuelva los problemas, dejando dinero a su lado y
manteniendo un cigarro encendido en su boca, que si se consume hasta la mitad es señal de mal
augurio, pero si se llega a consumir totalmente le puede conceder el deseo al ofrendante. Las figuras
que le ofrecen son de cerámica, metal o piedrareproducciones exactas del objeto de sus
peticiones: automóviles, electrodomésticos y alimentos. Cuando se desea amor, se le entregan
miniaturas de gallos y gallinas. La deidad es conocida en los diferentes lugares del mundo donde
colonias de emigrantes bolivianos han extendido su culto.
La figura del ekeko tomó gran popularidad en la provincia de Buenos Aires (Argentina) durante
el periodo hiperinflacionario de los años ochenta. Allí sus adeptos lo toman como una especie de
patrono de la fortuna.
En Argentina y Chile, el nombre ekeko se utiliza como apelativo coloquial para referirse a alguien
que carga muchos objetos, como la deidad. Así mismo, es común que una persona que llegue a un
lugar cargando muchas cosas durante su camino afirme que "parecía un ekeko" respecto a los demás.

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