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CONCEPTO DE CAUSA EN CIENCIA Y

FILOSOFÍA
CRÍTICA AL CONCEPTO DE CAUSA SIMPLE DE RICHARD DAWKINS
DESDE LA FILOSOFÍA ARISTOTÉLICO-TOMISTA

UNIVERSIDAD DEL NORTE SANTO TOMÁS DE AQUINO


CENTRO DE ESTUDIOS DE LA ORDEN DE PREDICADORES (CEOP)

SEMINARIO DE INVESTIGACIÓN I

ANTONIO LUIS LEMOS – MARIANO CABRERA MENDOZA


BUENOS AIRES – ARGENTINA
Introducción
Clinton Richard Dawkins (Nairobi, 26 de marzo de 1941) es un etólogo, zoólogo,
biólogo evolutivo y divulgador científico británico. Autor de varios libros, entre ellos se
destaca “el gen egoísta”, “el espejismo de Dios”, y muchos otros.
Dawkins admite que el universo tiene una causa, pues no puede evadir la sentencia
“de la nada, nada sale”, pero al conceder la posibilidad de la existencia de una causa invoca
una causa simple, pues entiende que, de algún modo, una causa debe ser menos compleja que
su consecuencia. Dawkins considera una paradoja el concepto de causa simple aplicada a una
inteligencia, entonces ¿qué idea de causa simple maneja Richard Dawkins?
Este trabajo propone, por un lado, explicar que la simplicidad que propone Dawkins
es equívoca y, por el otro, mostrar la verdadera simplicidad como causa desde la filosofía.
De este modo, profundizar el debate entre filosofía y ciencias a través de una cuestión
específica y discutiendo un tema actual.
El argumento de Dawkins
Para empezar el estudio, mostraremos la concepción de causa en Dawkins.
En el capítulo 3 de su libro el espejismo de Dios expone la refutación a los argumentos
de Tomás de Aquino a partir de un principio de regresión.
[…] Estos argumentos [las tres primeras vías] se apoyan en la idea de una regresión
e invocan a Dios para terminarla. Ellos hacen la totalmente no garantizada asunción de que
Dios mismo es inmune a la regresión. Aún si permitimos el dudoso lujo de conjurar
arbitrariamente un terminador a una regresión infinita, y le damos un nombre, simplemente
porque necesitamos uno, no existe en absoluto ninguna razón para dotar a ese terminador con
cualquiera de las propiedades normalmente adscritas a Dios: omnipotencia, sabiduría infinita,
creatividad para diseñar; para no decir nada sobre atributos humanos tales como escuchar
plegarias, perdonar pecados y leer los pensamientos más íntimos.1

Dawkins plantea que un Dios no puede explicar el fin de una regresión por el simple
hecho de que no entendamos “por ahora” qué podría ser ese terminador natural. Establece a
partir de ejemplos experimentales que, para todas las cosas que admiten una regresión, debe
haber un terminador explicable y más simple de aquello desde lo cual partimos. Aquí
vislumbramos algo de la concepción de simplicidad que propone.
Uno de los argumentos más fuertes de los creacionistas es el del diseño: las cosas
están ordenadas; no puede existir un orden a partir del azar; luego debe existir un diseño, y
consiguientemente un diseñador. Dawkins da una doble respuesta a este argumento.
Por un lado, ofrece una respuesta negativa.
[…]Por más estadísticamente improbable que sea una entidad que se trata de explicar
invocando a un diseñador, el mismo diseñador tiene que ser por lo menos tan estadísticamente
improbable como la entidad.2

Y vuelve sobre la primera refutación…


[…] El diseño inteligente sufre de exactamente la misma objeción que el azar, […]
Mientras mayor sea la improbabilidad, más implausible se convierte el diseño inteligente.
Visto claramente, el diseño inteligente resultaría en un redoblamiento del problema. De

1
DAWKINS, R., The God Delusion, London, BANTAM PRESS, 2006, p. 77
2
DAWKINS, R., The God Delusion, London, BANTAM PRESS, 2006, p. 114
nuevo, esto es, porque el mismo diseñador (o diseñadora) hace surgir inmediatamente el
mayor problema de su propio origen, ¿quién diseñó al diseñador?3

Al final propone tres posibilidades, niega las dos primeras y concluye por exclusión.
[…] Tanto el azar, como el diseño, fracasan como solución al problema de la
improbabilidad estadística, porque uno de ellos es el problema; y el otro nos regresa hasta él.
La selección natural es la única solución real.4

Resumiendo: Dawkins asume que existe una causa del universo; asume también que
debe ser simple a causa de la regresión; pero excluye la posibilidad que esa causa sea Dios,
pues “¡tendría que ser muy muy complejo y también presumiblemente irreductible!”5
Es inevitable darse cuenta de que todo el argumento únicamente se fundamenta en la
causa material del universo. Y no puede siquiera admitir una causa agente. Es por eso por lo
que admite que esa causa irreductible debe ser de algún modo una partícula o una especie de
energía. Pero si lo forzamos a ir más allá de esa concepción, inevitablemente él afirma que
“es muy misterioso cómo el universo llegó a existir, […] Y la explicación debe ser algo muy
simple”6. Porque “las cosas simples no nos incitan a invocar un diseño”7. ¿Acaso hemos
llegado a un lugar común?
En el libro el relojero ciego cae en una gruesa contradicción, pues define las cosas
complejas como “algo cuyas partes constituyentes están ordenadas de forma que es
improbable que se haya originado solo por azar”8. También añade “el comportamiento de
una cosa compleja debería explicarse en términos de interacciones entre sus componentes,
consideradas como peldaños sucesivos de un orden jerárquico, […]su existencia se produjo
a consecuencia de un proceso de transformaciones graduales, cumulativas, hechas paso a
paso a partir de cosas más simples”9. ¿Cómo estos procesos de transformaciones graduales
(azar) produjeron algo que no puede explicarse desde el azar?

3
DAWKINS, R., The God Delusion, London, BANTAM PRESS, 2006, p. 120
4
DAWKINS, R., The God Delusion, London, BANTAM PRESS, 2006, p. 120
5
DAWKINS, R., The God Delusion, London, BANTAM PRESS, 2006, p. 120
6
Debate entre el biólogo Richar Dawkins y el cardenal George Pell [en línea:
https://www.youtube.com/watch?v=-vj4falKEw4&t=416s] visto por última vez: 09/11/17.
7
DAWKINS, R., El relojero ciego, Barcelona, RBA EDITORES, 1993, p. 21.
8
DAWKINS, R., El relojero ciego, Barcelona, RBA EDITORES, 1993, p. 35
9
DAWKINS, R., El relojero ciego, Barcelona, RBA EDITORES, 1993, p. 35
Dawkins propone, en un documental de National Geographic, otra refutación a la
existencia de un diseñador, aunque de un modo mucho más débil10. Su argumentación es
como sigue: si existiese un diseñador, todas las cosas parecerían estar diseñadas y no habría
ningún error, pues incluso un ingeniero puede volver sobre el plano de su diseño para
modificarlo. Pero en la naturaleza vemos algunos errores (p.ej. el nervio laríngeo de la jirafa)
que muestran que no han sido corregidos por un ingeniero, mucho menos han sido diseñados.
Y concluye, por destrucción del consecuente, que no existe un diseñador.

Causa en ciencia
Para entender la perspectiva de Dawkins, estudiaremos la concepción de causa para
la ciencia.
Antes que nada, aquí nos referimos a ciencia en el sentido actual de la palabra. De
hecho, cuando escuchamos ciencia, inmediatamente nos viene a la mente: método científico.
El método científico se centra en la búsqueda de conocimientos que puedan ser controlados
mediante experimentos. Estos experimentos, cuando tienen un mismo resultado en las
condiciones espaciotemporales necesarias, abren paso a lo que se conoce como método, que
igualmente aplicados en las circunstancias proporcionadas, dan como resultado lo que se
espera.
Los métodos utilizados por una ciencia particular son los medios que emplean para
lograr sus objetivos. Por esta razón, a este tipo de ciencia se la conoce como ciencia
experimental, pues para comprobar la validez de sus hipótesis, recurren al empleo sistemático
de la experimentación. Por este motivo, cuando se habla de estas ciencias, suele decirse que
emplean el método experimental.
Dentro de este panorama nos preguntamos si dentro de las ciencias particulares hay o
no un estudio de las causas de las cosas.
“Las ciencias particulares estudian un tipo específico de entes, en sus principios
próximos”11, es decir, estudian los fenómenos de las cosas y no la esencia. Las ciencias
particulares aíslan cierto aspecto de las cosas pues analizan con detalle un grupo de entes
dotados de una propiedad peculiar dentro de un campo de investigación que es un sector del

10
Pruebas de la evolución [en línea: https://www.youtube.com/watch?v=modDe1Cjly0&t=4s] visto por
última vez: 16/11/17.
11
SANGUINETI J. J., Lógica, Pamplona, EUNSA, 2000, p. 175
mundo. Y el objeto formal de cada ciencia es la propiedad que caracteriza a ese ámbito de la
realidad.
Dado que las ciencias particulares tienen métodos experimentales, no realizan
cualquier experimento, sino aquellos experimentos que corresponden a cada objeto formal
de cada disciplina. Por eso decimos que las ciencias particulares explican el cómo de las
cosas, apuntan a la descripción fáctica, partiendo de principios que sacan de la experiencia.
Ahora, las causas estudiadas por las ciencias particulares explican fenómenos que
ocurren dentro de lo que se puede comprobar, es decir, medir. Y todo lo mensurable deja de
lado muchas otras cosas. No podría explicar más allá de lo que los sentidos perciben. Y eso
imposibilita un estudio de la esencia de las cosas que no siempre está sujeta a medición y
mucho menos a percepción sensible. Además, utilizando un lenguaje filosófico, las ciencias
particulares se concentran meramente en las causas materiales de las cosas. Y dentro de esto,
estudian las causas de las cosas en una dimensión meramente perceptible.
Todo este supuesto está sosteniendo al argumento de Dawkins. Cuando él habla de
regresión, se refiere a un tipo de regresión que puede ser percibido y medido. Llega así, a la
concepción de una causa por regresión hasta una pequeña partícula o energía.
Entonces, lo que la ciencia empírica entiende por causa no es otra cosa que una
explicación mensurable y perceptible de los fenómenos de la naturaleza sensible, en un sector
muy limitado de la realidad. Con todo esto, ¿cómo una ciencia particular presumirá tener el
derecho de explicar la causa de la totalidad de las cosas?

Causa en filosofía
Para mirar el problema desde otra perspectiva, estudiaremos las causas desde la
filosofía.
Para una aproximación a la idea de causa en filosofía, no diremos primeramente las
cuatro concepciones que menciona Aristóteles12, sino la corta definición de santo Tomás “se
llaman causas aquellas cosas de las cuales dependen otras según su ser o su hacerse” 13. Uno
incluso puede buscar el griego para la palabra causa (aitia) que tiene el significado de
responsable. Una causa es aquella que es responsable por el ser o el hacerse de alguna otra
cosa.

12
Cfr. Aristóteles, Metafísica, libro V, cap. 2, 1013a 25.
13
Santo Tomás, In I Physicorum, Lectio 1, n. 5.
Es importante distinguir las causas de una cosa de las condiciones necesarias para esa
cosa. P. ej. la presencia de aire en la atmósfera fue la condición necesaria para la explosión
de la bomba en Hiroshima, pero no fue una de las causas. Sería absurdo pensar que el aire
fue el responsable de la explosión, porque no se puede encontrar en la presencia de aire en la
atmósfera la razón de la explosión de la bomba.
Una causa real es la responsable de que una cosa llegue a existir. P.ej. para la
construcción de una casa necesitamos los materiales, el plano, el constructor, y la finalidad
de la casa. Estas causas explican la existencia de la casa y no son simplemente la condición
de su existencia.
Podemos decir, además, que toda causa es un principio, pero no todo principio es una
causa. Pues lo común a todo tipo de principio es “ser lo primero a partir de lo cual algo es, o
se conoce, o se produce,”14 la causa, como ya dijimos, es principio a partir del cual algo se
hace y llega a ser. Y, naturalmente, de esto se sigue que toda causa es anterior a su efecto.
Ahora, en la regresión en busca de una causa primera ¿se llegará a una simplicidad
inteligente?

La verdad al respecto y refutación a Dawkins


El lugar común del cual partimos es que el universo se explica a partir de una causa.
Dawkins primeramente cae en una falacia de petición de principio, o asumir en las premisas
lo que se quiere demostrar en la conclusión cuando afirma que la causa del universo tiene
que ser simple (en esto tiene razón). Pero niega que esta simplicidad pueda ser atribuida a un
dios inteligente, pues la inteligencia supone complejidad, p.ej.: un cerebro o una
computadora. Este argumento asume en la premisa que todo inteligencia supone
complejidad, y eso es lo que debería demostrar en la conclusión, o al menos demostrar que
esa premisa es verdadera para partir de ese supuesto. Pues no se sigue que nuestro cerebro es
la causa de nuestro entendimiento, aun cuando utilizamos el cerebro para entender.15
Es cierto que una causa debe ser más simple que su efecto por el simple hecho de que
toda combinación necesita un combinador, ya que todo compuesto es posterior a sus
componentes y donde hay diversidad no se puede formar un todo si no es por una causa que
lo unifica. Si el combinador fuese complejo (combinado), también necesitaría un combinador

14
Aristóteles, Metafísica, libro V, cap. 1, 1013a 16.
15
Cfr. AUGROS, M. Who designed the Designer?, San Francisco, IGNATIUS PRESS, 2015, p. 123
y así sucesivamente. O esta sucesión es ad infinitum, o termina en un combinador simple. No
puede ser ad infinitum, pues no explicaría nada.
Cuando decimos “combinador”, parece que estamos dando una cualidad personal a la
causa. No estamos diciendo eso (al menos en este caso), puede ser una fuerza o causa de
combinación. Tomemos un ejemplo de la carpintería. Los carpinteros saben que para que una
combinación de cuatro maderas de igual medida que forman un cuadrado tenga rigidez, no
es posible simplemente unir los extremos de cada madera con clavos, pues así, el cuadrado
no quedaría rígido. El carpintero debe agregar una madera en diagonal para que el cuadrado
completo sea rígido. La propiedad de rigidez del cuadrado no se logra solo con un
combinador (el carpintero), sino también de una propiedad propia de la triangularidad, que
se estudia en geometría. Así, las cosas complejas necesitan un combinador.
Avanzando en nuestro razonamiento, resulta que la causa primera es inmóvil. Esto se
explica así:16
Todas las cosas que vemos están en movimiento. Y todo movimiento es un
movimiento de algo, o producido por otra cosa. Luego el movimiento como efecto necesita
también una causa, llamaremos a esta causa “motor”, y en la cadena de motores y móviles
debemos llegar a un motor primero. Ahora bien, este motor o está en movimiento, o es
inmóvil. Si está en movimiento, o recibe el movimiento de otro o se mueve a sí mismo. Si
recibe el momento de otro, ya no es el primer motor. Si se mueve a sí mismo, o tendría que
tener dos partes o una sola parte que mueve y es movida. Si tiene dos partes (una que mueve
y otra que es movida) en realidad, la parte que mueve es el verdadero motor, porque la parte
que es movida, no se moverá si está separada del primer motor. Si se mueve a sí mismo, sería
motor y móvil, en definitiva, sería acto y potencia al mismo tiempo y bajo el mismo respecto,
lo cual es absurdo. Por tanto, la causa primera es inmóvil.
No solo es inmóvil, tampoco sufre cualquier especie de cambio. No puede sufrir
alteración, aumento o disminución. Pues para sufrir esas cosas, debería estar en potencia para
tal o cual cosa. Pero la causa primera no puede estar en potencia, porque si estuviese, recibiría
el acto de otro motor “puesto que lo que tiene potencia puede no estar actuando”17, y ese otro
motor sería la causa primera, pues no podríamos ad infinitum. Luego, no puede sufrir ninguna
especie de cambio.

16
Cfr. Aristóteles, Física, Libro VIII, caps. 5-6.
17
Aristóteles, Metafísica, Libro XII, cap. 6, 1071b13.
Además, es simple. He aquí la piedra de tropiezo de Dawkins. Simplicidad significa
ausencia o negación de cualquier composición18. No es cuerpo, porque ningún cuerpo mueve
a otro si, a su vez, no es movido. Ya vimos que la causa primera es inmóvil. Por tanto, no es
cuerpo. Tampoco es compuesto de materia y forma, pues es “suficiente con decir que [la
causa primera] no es cuerpo para mostrar que no puede tener composición de materia y forma,
ya que todo lo que tiene composición de materia y forma es corpóreo”.19
Por último, es inteligente. Nuestra experiencia dice que las cosas que se mueven se
mueven por contacto, es decir, cuerpo a cuerpo. Pero existe dos tipos de movimiento que
puede causar un motor: por contacto y por deseo o intelecto.20 Si el primer motor no mueve
por contacto, mueve por deseo o intelección.
Hasta ahora, nuestra causa es “motor”.

18 GONZÁLES, A. L., Teología natural, Pamplona, EUNSA, 2008, p. 157.


19 GONZÁLES, A. L., Teología natural, Pamplona, EUNSA, 2008, p. 159.
20 Cfr. ARISTÓTELES, Acerca del alma, Libro III cap. 10, Madrid, GREDOS, 1978, p. 246 ss.
Conclusión
Se trata, en fin, de si la razón o lo racional están o no al comienzo de todas las cosas
y en su fundamento. Se trata de saber si lo real surgió del azar y la necesidad, es decir, de lo
irracional; si, por tanto, la razón es un subproducto casual de lo irracional y carece también
de importancia en el océano de lo irracional, o si continúa siendo cierta idea que constituye
la explicación de todas las cosas reales.
Si la ciencia experimental no va de la mano con la filosofía y no está pidiendo
constantemente auxilio frente a lo que la sobrepasa, simplemente se desviaría y perdería el
camino del entendimiento de su propio objeto de estudio. “Ninguna ciencia se basta; ninguna
disciplina considerada aislada es luz suficiente para sus propias vías. Desvinculada, ella se
contrae, se debilita, y en la primera ocasión se extravía”21

21
A.D. SERTILANGES, La vida Intelectual, Buenos Aires, ED. SANTA CATALINA, 1942, p. 118
Bibliografía
A. D. SERTILANGES, La vida Intelectual, Buenos Aires, ED. SANTA CATALINA, 1942.
ARISTÓTELES, Metafísica, Madrid, GREDOS, 1994; Física, Madrid, GREDOS, 1995;
Organon, Madrid, GREDOS, 1982; Acerca del alma, Madrid, GREDOS, 1978,
ARTIGAS, M., Filosofía de la ciencia, Pamplona, EUNSA, 2009.
AUGROS, M., “Who designed the Designer?”, San Francisco, IGNATIUS PRESS, 2015
BERQUIST, D., notes for Word Cause, apuntes de filosofía [en línea: http://www.aristotle-
aquinas.org/the-school-of-aristotle-the-ly/01-theoretical-or-looking-
philosophy/03-first-philosophy-or-wisdom/02-the-fourteen-books-of-
wisdom/04-fifth-book/]
DAWKINS, R., The God Delusion, London, BANTAM PRESS, 2006; El relojero ciego,
Barcelona, RBA EDITORES, 1993.
GONZÁLES, A. L., Teología natural, Pamplona, EUNSA, 2008.
HUGON, EDUARDO, O.P., Las veinticuatro tesis tomistas, Buenos Aires, POBLET,
1940.
SANGUINETTI, J. J., Lógica, Pamplona, EUNSA, 2000.
SANTO TOMÁS DE AQUINO, Comentario a la Física de Aristóteles, Pamplona, EUNSA,
2001; Comentario al libro XII de la Metafísica de Aristóteles, Bs.As., ÁGAPE,
2017; Suma Teológica, Madrid, B.A.C., 2001.

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