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Poesía española de principios de siglo 1

LA POESÍA ESPAÑOLA DE PRINCIPIOS DE SIGLO. ANTONIO MACHADO


Y JUAN RAMÓN JIMÉNEZ.

1. LA POESÍA ESPAÑOLA DE PRINCIPIOS DE SIGLO


La poesía española de principios de siglo sigue dos caminos.
Por una parte, algunos poetas como Juan Ramón Jiménez, A. Machado o Valle-
Inclán, deslumbrados por la figura de Rubén Darío, dan sus primeros pasos en la
estética modernista. En sus inicios, esta tendencia se caracteriza por la exhuberancia
sonora y visual y por la riqueza métrica (experimentan con formas tradicionales y nuevas,
incluso con pies métricos latinos). También se inscriben en la estética modernista Manuel
Machado (Alma (1902) o Ramón Pérez de Ayala (La paz del sendero (1904)).
Más tarde, los tres grandes poetas mencionados al principio evolucionan hacia la
sublimación de la poesía (Juan Ramón), el compromiso filosófico y social (Machado) o el
esperpento (Valle-Inclán).

Hacia 1914 se suele dar por terminado el Modernismo, aunque su huella


perdurará por mucho tiempo. El movimiento cultural característico de esta
segunda década del siglo será el llamado Novecentismo, el cual, utilizando como
nombre y como bandera el nuevo siglo, se opone decididamente a cuanto se considera
todavía como propio del ochocientos. Podemos distinguir en la poesía varios caminos:

a. El Posmodemismo o postsimbolismo: los nuevos poetas proceden a una


depuración de los elementos más ornamentales y superficiales de la tradición
rubeniana que deja paso a un lenguaje más sencillo y personal, en el que no es rara la
ironía ni, con el paso del tiempo, cierta tendencia a la intelectualización. Destacan los
canarios Tomás Morales y Alonso Quesada.

b. Frente a estos poetas, se sitúan otros que vienen a ocupar un espacio entre el
Modernismo y la radical ruptura con las vanguardias, acentuando el componente
intelectual y refrenando el sentimental de acuerdo con la sensibilidad
novecentista; es el caso de José Moreno Villa o Mauricio Becarisse.

c. Camino de la renovación poética está además, el llamado neopopularismo que


supone una reelaboración de la poesía de carácter tradicional y folclórico, es una de
las vías abiertas por A. Machado; destaca en esta línea el sevillano Femando Villalón.
Más tarde, será componente esencial de algunos de los autores principales del 27
como García Lorca o Alberti.

d. Citamos, por último, la reacción antimodemista del vanguardismo en esta segunda


década del siglo: futuristas, creacionistas y ultraístas son los pioneros del
vanguardismo en España, y con figuras como Juan Larrea o Gerardo Diego abrirán el
camino a la síntesis de tradición y vanguardia (sobre todo la surrealista, ya en los años
20) característica de la Generación del 27.

En este contexto, un esfuerzo de renovación importante en la lírica española de su


tiempo es el que lleva a cabo Juan Ramón Jiménez, quien con su evolución y su
magisterio, parece anunciar y presidir casi todos los rumbos de la creación poética de su
tiempo, desde la perspectiva novecentista de deshumanización e intelectualización del
arte.

Por otra parte, la poesía también se hace eco de los problemas de España, así como
trata temas como la religión, la existencia, la realidad, el tiempo... destacan en este
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sentido dos grandes poetas: Unamuno y A. Machado. En la poesía de Antonio Machado


se produjo una evolución que pretendía la superación del Modernismo inicial y la
búsqueda de nuevos cauces expresivos, esta se puede considerar una tendencia general
en la poesía de la segunda década el siglo ("del cisne al búho", sintetizó Salinas)

Por último, mencionaremos como un caso aparte dentro de su generación, por su postura
invariablemente al margen de la poesía deshumanizada, al zamorano León Felipe. Al
llegar la guerra su tono se hace más entendido, más intenso, violento, profético. Luego en
el exilio, su voz será entre imprecatoria y dolorida.
2. ANTONIO MACHADO
Antonio Machado y Ruiz, nació en Sevilla en 1875 dentro de una familia liberal que
en 1883 se trasladó a Madrid. Allí, el poeta ingresó junto con su hermano Manuel en la
Institución Libre de Enseñanza, cuyo espíritu laico, tolerante y progresista marcó para
siempre su carácter. En 1899 vivía con su hermano en París. Allí trabajó como traductor y
entró en contacto con la vida literaria parisiense. Fue en su segunda etapa en París, en
1902, cuando conoció a Rubén Darío, con quién entabló gran amistad.
De nuevo en Madrid, frecuentó con Manuel los círculos modernistas. Publica en 1903
su primer libro y empieza a ser reconocido como poeta. En 1907, obtuvo la cátedra de
francés en el Instituto de Soria y en 1909 se casó con la jovencísima Leonor Izquierdo (14
años), con quien viajó de nuevo a París, donde asistió a las clases de filosofía Henri
Bergson. Pero en 1911, su esposa sufrió tuberculosis. Le recomiendan aire puro y
regresan a España. Leonor murió en 1912. Antonio Machado queda muy afectado y
decide trasladarse. Consigue plaza en el Instituto de Baeza, donde se dedica a la
enseñanza, la poesía y la Filosofía. Su conciencia social se agudiza con el contacto con la
miserable realidad andaluza.
En 1919, se trasladó a Segovia, donde desarrolla una cierta actividad pública y su
poesía se desmarca abiertamente del vanguardismo deshumanizado de los jóvenes
poetas del momento. En 1927, fue elegido miembro de la Real Academia Española. Fue
entonces cuando conoció a Pilar Valderrama, la Guiomar en sus últimos poemas
amorosos.
Al estallar la Guerra Civil, se alineó sin dudas con la legalidad republicana. Sus
planteamientos políticos se alineaban con la izquierda, con ideales de transformación
social profunda, igualdad y modernización, democracia. Fue evacuado a Barcelona y
cruzó, junto con su madre y ya enfermo, la frontera francesa junto con millares de
refugiados que huían de la brutal represión franquista. Murió en Colliure, un pueblito
francés cercano a la frontera con España, el 22 de Febrero de 1939.
Poética:
En su arranque Machado tiene una doble raíz, el romanticismo tardío de Bécquer y
Rosalía y el simbolismo. Ello lo sitúa entre los modernistas, pero pronto se propuso
"seguir camino bien distinto"; a los versos sensoriales y sonoros, prefirió una poesía que
expresara "una honda palpitación del espíritu". Más tarde definirá la poesía como "palabra
esencial en el tiempo". Con ello quiere decir que se propone expresar lo esencial, las
realidades más profundas (del hombre, del mundo) sin desligarlas del tiempo (sea del fluir
de la propia vida, sea de las vicisitudes del momento histórico).
Su lenguaje poético se va depurando progresivamente hacia la sobriedad y la
densidad. En sus mejores momentos, le caracteriza la hondura, la cálida y entrañable
humanidad.
Etapas de su creación poética:
a. Soledades
En los años en que triunfa el Modernismo, Machado tiene una doble raíz dentro de
ese movimiento: el romanticismo tardío de Bécquer y Rosalía y el simbolismo. Publica
Soledades en 1903 y luego, en 1907, Soledades, solerías v otros poemas, en el que se
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suprimen algunas composiciones (las más próximas a los ideales modernistas de belleza
exterior y sonoridad) y se añaden muchas más.
Predomina en los poemas el tono melancólico y doliente. Los temas son el amor, el
paso del tiempo, la soledad, la infancia perdida, los sueños... Machado pretende captar en
esos versos los que denomina universales del sentimiento. Utiliza símbolos, en la estela
del simbolismo francés, con sentidos cambiantes, para explorar el interior escondido de su
alma. Son la fuente, el camino, el laberinto, el río, la tarde, el crepúsculo, el jardín...En la
edición de 1907 añade un nuevo símbolo, las galerías del alma, que sugieren los
recovecos interiores de la conciencia. Se agudiza la sensación de angustia por el paso del
tiempo y la premonición de la muerte y aparece un Dios de estilo unamuniano (inexistente
pero deseable). El paisaje aparece quizás con más fuerza, cercano a lo que vendrá en el
próximo libro, pero sigue siendo proyección de los estados de ánimo del poeta.

b. Campos de Castilla (primera edición, 1912):


La sensibilidad de Machado conectó profundamente con las tierra castellanas: "Me
habéis llegado al alma / ¿O acaso estabais en el fondo de ella?" Con Campos de Castilla
Machado da un aire mucho más realista a su poética. Su yo, su identidad, su angustia
personal se queda a un lado y los paisajes reales, las vidas de los otros, la Historia, el
compromiso social y político o las preocupaciones filosóficas revolucionan la temática y
trastocan la actitud del poeta. El simbolismo está atenuado, y el subjetivismo del paisaje
se ve abrumadoramente superado por la realidad. Los poetas novecentistas, con Juan
Ramón a la cabeza, no verán con buenos ojos esta evolución a la vez realista y
humanista de Machado.
En Campos de Castilla conviven poemas muy diversos. Abundan los que describen las
tierras y las gentes castellanas, con frecuencia escritos desde un punto de vista
regeneracionista que echa de menos las glorias del pasado.
Hay también textos que nos hablan de la tragedia de España, dividida en dos, la
España tradicionalista y atrasada, cuajada de hipocresía e injusticias, y la España
redentora, joven, que dará la vuelta a la tortilla y sacará al país de la miseria, la injusticia y
el atraso.
Del periodo de Baeza son poemas en los que Castilla se ve con más lirismo,
emotividad, intimismo. También composiciones en las que aparece la Andalucía de los
señoritos, los latifundios, los jornaleros miserables y explotados. Se rearma el Machado
regeneracionista, que critica duramente la España tradicional, religiosa y atrasada.
La serie Proverbios y cantares integrará los poemas breves en los que el poeta da
salida a sus inquietudes filosóficas y existenciales, así como a meros juegos o
humorismos. Por último, en Campos de Castilla aparece un largo romance épico, La tierra
de Alvar González, cuya sombría historia gira en torno a la codicia, producto de la dureza
y miseria de aquellas tierras.

c. Nuevas canciones
Es el libro de un poeta insatisfecho con las tendencias intelectualistas de la lírica
(protagonizadas en parte por Juan Ramón Jiménez) y con los restos de la poética
heredada del siglo XIX. Añade, asimismo, una cincuentena de nuevos proverbios y
cantares. Y para su nueva poética, parte de los poemas apócrifos, que publica como
obras de una serie de escritores que inventa, cada uno con sus propia personalidad y
tendencias, para entablar un curioso diálogo imaginario con ellos.

d. Últimos poemas:
En los años posteriores a 1924, su producción poética es más bien escasa. No
publica, independientemente, ningún nuevo libro de versos; sí diversas ediciones de sus
Poesías completas (1928 y 1933), con algunos poemas añadidos cada vez. Entre tales
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composiciones, cabe destacar, las Canciones a Guiomar, testimonio de su nuevo y tardío


amor.
Cuando estalla la guerra civil. Machado quiere ser poeta cívico y bélico de la España
Republicana. Surgen así sus Poesías de Guerra, una veintena de composiciones. Entre
ellas hay poemas breves como el dedicado a la defensa de Madrid. Incluía también
algunas coplas, romances y canciones con notas de paisaje valenciano, y nueve sonetos,
alguno estremecedor, como el titulado La muerte del niño herido. Pero la pieza más
hermosa de la serie es El crimen fue en Granada, desgarradora elegía de Federico García
Lorca.

e. Obra en prosa y teatro:


Con el tiempo, la producción en prosa fue para Machado una actividad compensatoria,
sustitutiva de la corriente poética que dejaba de empujarle con ímpetu. Pero el viejo poeta
va a revelarse como un gran prosista. Buena parte de tal producción responde a sus
crecientes preocupaciones filosóficas.
Algunos de sus escritos, inéditos o dispersos fueron reunidos por Guillermo de Torre
en 1957 con el título de Los complementarios. En él se recogen sus cartas enviadas a
Unamuno, en as que se leen confesiones valiosísimas. Son igualmente fundamentales
sus divagaciones y apuntes sobre la cultura, el esbozo de su discurso de ingreso en la
Academia de la Lengua, que nunca llegó a pronunciar.
Pero su gran obra en-prosa es el Juan de Mairena. Se trata de un conjunto de
artículos, párrafos sueltos o cortos diálogos, atribuidos a tal personaje ficticio, que
comenzó a publicar en la prensa a partir de 1934 y recogió en un volumen años después.
En ellos, con un tono a veces serio y a veces irónico, trata las cuestiones más diversas.
A partir de 1936, siguió publicando las presuntas lecciones y meditaciones de Mairena.
Junto a los temas señalados, dominan ahora las cuestiones políticas, estrechamente
ligadas a los dramáticos sucesos de entonces. Es en esas páginas donde se puede ver a
un Machado de incalculables dimensiones, vigoroso, entero y cercano.

3. JUAN RAMÓN JIMÉNEZ


Nació en Moguer (Huelva) en 1881. En su paso por la Universidad de Sevilla entra en
contacto con el Krausismo, la poesía popular y la tradición poética premodernista. La
muerte de su padre le produjo fuertes trastornos psíquicos y tuvo que ser internado en un
sanatorio francés y en Madrid, donde entró en contacto con la Institución Libre de
Enseñanza y Giner de los Ríos. Contactó también con los modernistas del momento. Su
depresión no cesa y en 1905 se traslada a Moguer, allí permanece retirado durante 6
años y escribe su famoso libro Platero y yo. Vuelve a Madrid en 1912, es muy reconocido
como poeta y frecuenta de nuevo los ambientes regeneracionistas: dirige las
publicaciones de la Residencia de Estudiantes. En 1916 se casa con Zenobia Camprubí
en Nueva York. Al regreso a España, se considera maestro de los jóvenes poetas del
extraordinario momento literario español... pero lleva una vida retirada y poco amiga de
distinciones y comparecencias públicas. A pesar de la fama de escritor solitario, refugiado
en su torre de marfil, con la guerra civil Zenobia y él se alinean claramente con la
legalidad vigente y los ideales republicanos; procuran ayudar a los refugiados. Se
exiliarán primero a EEUU, luego a Cuba, para terminar en Puerto Rico, donde el poeta
ejercerá hasta el final de su vida como profesor de la universidad. Allí, en 1956 recibirá el
Premio Nobel. Esta noticia le llega poco después de la muerte de su esposa. El poeta sólo
la sobrevivirá dos años: murió en Puerto Rico en 1958.
Juan Ramón fue un hombre de un temperamento alterable y frecuentemente
depresivo, y de una sensibilidad exacerbada. Cada vez se sintió más desapegado de los
detalles materiales de la existencia y más obsesionado por su creación. “Yo tengo
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escondida en mi casa, por su gusto y por el mío a la Poesía. Y nuestra relación es la de


los apasionados”

Trayectoria poética.
La idea de Juan Ramón de la poesía está presidida por una triple sed: sed de belleza,
sed de conocimiento y sed de eternidad. Para él poesía es belleza, es un modo de
Conocimiento, su poesía es en fin, expresión de un ansia de Eternidad.
Ante todo, Poesía es Belleza, expresión -a menudo melancólica- de todo lo bello.
Pero es también un modo de conocimiento que permite ahondar en la esencia de las
realidades, en su verdad más profunda. Y es, en fin, expresión de un anhelo de eternidad,
concebida como posesión inacabable de la Belleza y la Verdad. Fue un maestro para los
poetas puros del novecentismo y para los componentes del grupo poético del 27.
Su obra resume los caminos recorridos por la poesía española desde el Modernismo
hacia nuevas formas. En esa trayectoria ininterrumpida, suelen distinguirse varias etapas
que el poeta plasma en uno de sus poemas más famosos escrito en 1918 y que sólo
describe las etapas hasta esa fecha:
1ª poesía sencilla (inocente):
Vino, primero, pura
Vestida de inocencia.
Y la amé como un niño.
2ª Poesía envuelta en el Modernismo:
Luego se fue vistiendo de
No sé qué ropajes.
Y la fui odiando, sin saberlo
Llegó a ser una reina,
Fastuosa de tesoros...
¡Qué iracundia de yel y sin sentido!
3ª etapa en la que su poesía se depura hacia la sencillez:
...Más se fue desnudando
Y yo le sonreía.
Se quedó con la túnica
De su inocencia antigua.
Creí de nuevo en ella
4ª "Poesía desnuda" finalmente depurada del Modernismo:
Y se quitó la túnica,
Y apareció desnuda toda...
¡Oh pasión de mi vida, poesía
desnuda, mía para siempre!

Más tarde el propio Juan Ramón reduce esta evolución a tres etapas:
• Época sensitiva.-desde sus comienzos hasta 1915.
• Época intelectual.-se inicia con el Diario de un poeta recién casado,
1916, y se prolonga hasta que abandona España en 1936.
• Época suficiente o verdadera según sus propias palabras. Desde 1936
hasta su muerte.
Según esto, cabe distinguir en su trayectoria las siguientes etapas:
a. En los comienzos, una poesía pura, en el sentido de sencilla con la
influencia de Bécquer. El principal libro es Arias tristes (1903)
b. Adopta luego los “ropajes” modernistas: valores sensoriales, ritmos amplios
(uso del alejandrino), con todo, será el suyo un modernismo intimista. Así en
libro como La soledad sonora, Sonetos espirituales… escritos entre 1908 a
1915 de esta época es también Platero y yo.
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c. Su afán de renovación le lleva a una "poesía desnuda”. Es la época


intelectual. Desaparecerán el léxico modernista, la adjetivación sensorial o
los ritmos sonoros, para dejar paso a la concentración conceptual y emotiva.
Es una poesía nueva, fuera de escuelas o tendencias; Estío es un libro
escrito en 1915 que representa el primer paso claro hacia una nueva
sencillez: vuelta al octosílabo, a la asonancia, preferencia por el poema
breve, supresión de lo ornamental... La ruptura definitiva con el Modernismo
se da en 1916, cuando Juan Ramón escribe el Diario de un poeta recién
casado, libro fundamental en la poesía del siglo XX; el autor lo considera
como su mejor libro. Predominan los poemas breves, densos, en versos
escuetos y preferentemente libres, sin rimas o con leves asonancias. Otros
libros de esta época son Eternidades (1918), Piedra y cielo (1919)... El
volumen La estación total, que reúne poemas fechados entre 1923 y 1936, y
que se publicó en Argentina en 1946, es un salto adelante en el carácter
metafísico, profundo y depurado de la obra de Juan Ramón. Ya es más
coherente con la fase final de su obra que con el momento intelectual nacido
con el Diario de un poeta recién casado.
d. Etapa final: posterior a 1936, en el exilio. Es una poesía cada vez más
acendrada y profunda, que desemboca en lo metafísico, incluso en cierto
misticismo (diálogo con un dios que él identifica con la Naturaleza o la
Belleza absoluta). Es una poesía de imágenes profundas, sin forma, materia
pura. El poeta genera un paraíso ahistórico de contemplación y afirmación
de la eternidad del yo sin recurrir a las religiones al uso. En esta etapa
escribe En el otro costado (1936-42) en el que figura el largo poema en
prosa "Espacio", cima de la creación Juanramoniana. También produjo el
libro Dios deseado y deseante (1948-49), libro en el que desarrolla la
búsqueda de un estado de conciencia sublime que acabará identificando con
lo divino.

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