El Registro Público de la Propiedad es la institución encargada de otorgar seguridad jurídica al tráfico comercial a través de la publicidad que proporciona, al inscribir las traslaciones de dominio, necesidad que se ha reclamado desde los tiempos más remotos, según se desprende de las Leyes Españolas que son los antecedentes de nuestra legislación y que estuvieron vigentes durante la Colonia y al inicio del México independiente; al proliferar en la antigüedad la rapidez de las ventas y a fin de determinar en forma veraz al propietario, condiciones o cargas que pesen sobre determinado inmueble, fue necesario la creación de un registro cuya finalidad era para proteger a los compradores, en el cual se inscribían los “censos y tributos, e imposiciones e hipotecas que tienen las casas y heredades que se adquirían, disposición ésta que fue emitida por Carlos I en el año de 1539”. Con posterioridad a fin de controlar la propiedad raíz con fines catastrales y tributarios, el Estado crea en 1784 el oficio de hipotecas, aplicándose después la propia legislación positiva española, las Leyes de Indias, Decretos, Cédulas reales etc. Más tarde constituido el país en República centralista y siendo presidente Don Antonio López de Santa Ana, se dictó el 20 de octubre de 1853 una Ley y arancel del oficio de Hipotecas que más que regular las inscripciones, se refiere a las ventas del oficio de Hipotecas a particulares como “oficio vendible y enajenable”, encargándose ésta función a los escribanos, quienes se encontraban bajo la vigilancia de los Ayuntamientos de las cabeceras de Distrito. Una vez constituido México en República Federal el 3 de junio de 1861 se dictó un decreto en el Estado de Veracruz en el que se ordenó el otorgamiento de escrituras públicas y registro de las hipotecas a cargo del juez de 1ª instancia del cantón en las cabeceras de Distrito. Al surgir el Código Civil del D.F. y territorio de la Baja California en 1870, por primera vez se le da una estructura al Registro Público de la Propiedad, donde se cambia el sistema de “oficio vendible y renunciable”, y se habla de registradores con capacidades, se procura que el registrador tenga ya cierta cultura jurídica y se le encomienda la misión de la calificación pública jurídica. Este Código fue adoptado por nuestro Estado, mismo que entró en vigor en 1872, estableciendo en el artículo 3334 que en toda población donde haya tribunal de 1ª instancia se establecerá un oficio denominado Registro Público. Sin embargo, cabe hacer mención que en el mismo año de 1872 entró en vigor el Reglamento del Registro Público el cual establece que éste quedará a cargo de los Ayuntamientos y se establecerá en las Cabeceras de Distrito, no obstante esta incongruencia entre el Código y el Reglamento sobre quien conoció de los registros, si los Jueces o los Ayuntamientos, acorde a los documentos que obran en esta institución se desprende la participación conjunta, toda vez que las inscripciones las realizaba el Juez y los libros los autorizaban con sus sellos los Ayuntamientos, considerando que estos últimos realizaban la función de vigilantes. Con posterioridad surge la Ley número 15 en el año de 1884 que dispone: “cesa la intervención de los Ayuntamientos en el Registro Público”, quedando éste, a cargo de una oficina que con tal objeto se establece en la Capital del Estado y que se denominará Registro Público de la Propiedad; complementariamente el reglamento del mismo año, dispuso que el Registro Público de la Propiedad raíz dependerá directamente del Ejecutivo del Estado. A consecuencia de ello ésta oficina se instaló en un local destinado al efecto en Palacio de Gobierno, el día primero de marzo del año de 1884. No obstante esto, surge en 1904 la Ley sobre Reorganización del Registro Público de la Propiedad en el Estado, la que disponía que en cada una de las cabeceras de Distrito Judicial hubiera una oficina denominada Registro Público de la Propiedad; y según constancias registral.
Protocolo Por El Que Se Enmienda La Convención Sobre La Prescripción en Materia de Compraventa Internacional de Mercaderías. Viena, 11 de Abril de 1980