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Pesticidas y enfermedades emergentes

21 de julio de 2016

Por Marytere Narváez


Mérida, Yucatán.
(Agencia Informativa
Conacyt).- Anillo de
cenotes es el nombre
con que se conoce a la
alineación semicircular
de cuerpos de agua que
conforman una red
cavernosa que se
extiende por oeste,
centro y este del estado
de Yucatán. A pesar de su riqueza geológica, histórica, arqueológica, cultural y turística,
actualmente son afectados gravemente por la presencia de pesticidas organoclorados
restringidos en diversos países por normas internacionales, como el Convenio de
Estocolmo de 2009.

Desde hace ocho años, Ángel Polanco Rodríguez, quien labora en el Centro de Investigaciones
Regionales de la Universidad Autónoma de Yucatán (CIR Uady), estudia desde una
perspectiva multidisciplinaria la prevalencia de contaminantes y enfermedades emergentes que
son resultado principalmente del uso de pesticidas organoclorados en actividades agrícolas de
la región.

Entrevistado por la Agencia Informativa Conacyt, Polanco Rodríguez detalló los resultados
obtenidos en un proyecto financiado por el Consejo Nacional de Ciencia y
Tecnología (Conacyt), cuyo objetivo principal fue determinar la existencia, tipos y niveles de
plaguicidas en once municipios que forman parte del anillo de cenotes, que desemboca por el
noroeste en Celestún y por el noreste en el municipio de Dzilam de Bravo.

Agencia Informativa Conacyt (AIC): ¿Cuál es el impacto de los pesticidas organoclorados en


la salud humana?

Ángel Polanco Rodríguez (APR): Los pesticidas organoclorados son contaminantes


persistentes en el medio ambiente que pueden bioacumularse en el ser humano. Tienen un alto
impacto en la salud pública porque pueden desarrollar procesos neurotóxicos, genotóxicos y
cancerígenos ya que son disruptores endocrinos, lo que significa que intervienen o suplantan el
sistema hormonal cuando hay una exposición crónica. Por ejemplo, en las zonas rurales, los
hombres fumigan en sus milpas y en los cultivos de hortalizas que normalmente las mujeres
tienen en sus patios, donde también hay animales de pequeñas especies.

Cuando se tiene la cosecha de maíz, por ejemplo, se guarda dentro de la casa para
conservarlo durante los próximos cinco a seis meses, y ahí mismo fumigan, entonces son
varios los riesgos y muchos de alto impacto. Aquí es importante conocer los dos tipos de
impacto que tienen los pesticidas: de tipo agudo, que puede manifestarse en mareos y dolores
de cabeza en el momento en que están fumigando; y de tipo crónico, en el que los
contaminantes se van bioacumulando en el tejido graso durante toda la vida y las
repercusiones son mucho más severas.

AIC: ¿Cuáles son las zonas más afectadas en Yucatán y cuáles son sus características?

APR: Hay casi cinco mil cenotes distribuidos en el anillo, y la zona donde obtuvimos mayores
niveles de concentración fue en la zona del centro —que abarca municipios como Tekit y
Tekax—, a la que se le llama zona de recarga, que es importante porque aquí se recarga la
corriente durante el tiempo de lluvias.

Encontramos mayor contaminación también en la zona noreste, en municipios como Dzilam


González y Buctzotz, e influyen diversas situaciones de tipo geohidrológico. El mayor problema
que tenemos es que todo el tipo de suelo que tenemos es muy rocoso, muy permeable, se
llama sistema cárstico, y a diferencia de las políticas de otros países con sistemas similares,
aquí no hay ninguna normatividad para el control y monitoreo continuo de contaminantes para
este sistema.

El estado de Yucatán tiene


diversas características que
lo hacen vulnerable de
manera natural a cualquier
tipo de contaminantes,
como la alta deforestación
—en los últimos 25 años se
ha perdido alrededor de 24
por ciento
de la vegetación— y, en la
zona ganadera del
área noreste, hay una serie
de fallas y fracturas sobre el
terreno, como
grietas. Diversos estudios
reportan que los cuerpos de
agua, incluidos los cenotes,
actúan como trampas de
los contaminantes y cuando
fumigan en las actividades
agropecuarias, los cenotes
son receptores de cualquier
contaminante. Uno de estos
es el lindane que se utiliza
mucho en la ganadería para
baños garrapaticidas, a pesar de estar restringido.

AIC: ¿Cuál fue la presencia de pesticidas organoclorados en estas zonas del anillo de
cenotes?

APR: Por medio de cromatografía de gases con captura de detección de electrones, se


obtuvieron mayores niveles de concentración en época de secas, con 13.56 partes de millón de
heptacloro en Dzilam González y 10.86 partes de millón de lindane en esta área. Los mayores
niveles de concentración de pesticidas fueron de heptacloro y lindane en la zona ganadera, que
es la zona más vulnerable a la deforestación, el suelo cárstico, alta densidad de cenotes, fallas,
fractura y corrientes subterráneas.

AIC: ¿Qué contribuye a que los habitantes de la zona maya continúen comprando estos
productos?

APR: Hay algunas trampas porque los que venden estos productos a nivel internacional lo
venden con otros nombres, pero el principio activo es el mismo. En la zona rural casi la mitad
de la gente es analfabeta, por lo que no siempre saben lo que están poniendo y a veces hasta
los combinan. Ellos le llaman "rociar líquidos", o sea, pesticidas o herbicidas. No usan
protección como se requiere, mascarilla mucho menos, si acaso se ponen un pañuelo o un
sombrero y playeras de manga larga. Entonces es muy peligroso porque lo están respirando,
está entrando por la piel.

AIC: ¿Cuáles son las alternativas ante esta problemática?


APR: En primera instancia, hay que ver el problema de manera integral, hay datos de
contaminación en acuíferos, enfermedades por contaminantes emergentes, degradación de
medio ambiente, daño a la biodiversidad, hay muchas cosas por hacer. En el aspecto
social, hay que trabajar mucho con las comunidades con el fin de llegar a producir
bioplaguicidas que no afecten su salud y las de sus familias, y eso se puede trabajar con
investigación participativa. Lo importante es seguir midiendo, ya tenemos estos resultados pero
hay que ver qué va a pasar dentro de los siguientes años y hay que trabajar de manera
conjunta con diversas instituciones.

AIC: ¿Qué disciplinas intervienen en el proyecto?

APR: Tratamos de que sea un estudio multidisciplinario con un enfoque cuantitativo para
detectar niveles de contaminantes en el agua, y también con un enfoque cualitativo para
investigar cuáles son las percepciones de los habitantes de estas regiones, principalmente de
la zona maya. Colaboramos también con biólogos, físicos, químicos, ingenieros y antropólogos
médicos de instituciones como la Universidad de Cádiz, Massachusetts Institute of Technology,
Università degli Studi di Udine, Università Ca’Foscari de Venecia y Michigan State University.

Palabras clave:

 Contaminación

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