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INTRODUCCION
En una ocasión, recibimos este llamado: "Pido que el amor crezca en ustedes junto con el
conocimiento y el discernimiento. Quisiera que saquen provecho de cada cosa y cada circunstancia,
para que lleguen puros e irreprochables al día de Cristo, habiendo hecho madurar, gracias a Cristo
Jesús, el fruto de la santidad". Filipenses 1, 9-11a
El tomar cada circunstancia de nuestra vida y sacarle provecho para madurar y dar fruto. El morir a
nosotros mismos para que sea Jesús el que viva en nosotros, el entender con humidad que el dueño
de nuestra vida y de nuestra misión es sólo Dios, el confiar plenamente en que Dios tiene un plan
perfecto para cada uno de nosotros, el amar a nuestros hermanos sin importar las circunstancias y
condiciones en que esté nuestra relación, el crecer en conocimiento de la Palabra del plan de Dios
es nosotros… indica un claro crecimiento espiritual y es signo también de un paso más para llegar a
la Santidad.
En el nuestro crecimiento espiritual, hay un camino perfecto para llegar a Jesús, y con Jesús, llegar
al Padre. Ese camino es María, la Reina de Cielo abierto.
¡Oh Padre eterno!, aquí están tus hijos, están aquí porque quieren que tu entres, que tu fortalezcas
esa fe que está oculta debajo de aquellas apariencias..." (Madre de la Oración: Colón Panamá, abril
2 de 1993).
¿A dónde podríamos dirigirnos con mayor confianza en esta hora de oscuridad, que no sea al
Corazón Inmaculado de María?
Volviendo los ojos hacia ella, les invito a todos los miembros esta hermosa misión llamada Cielo
abierto, a la Consagración total según san Luis María Grignion de Montfort. Consagración que
muchos santos de ayer y hoy han realizado. Ella nos librará de esta hora de oscuridad y maldad.
Que Dios nos guíe en estas semanas de preparación. Los bendigo con todo mi corazón.
INDICACIONES GENERALES
Nuestra consagración a Jesús por María consiste en doce días preliminares para que el alma trate
de vaciarse del espíritu del mundo, que es todo lo opuesto al espíritu de Jesucristo.
A éstos seguirán tres semanas de oración y meditación, durante las cuales el alma:
1. Buscará un mejor conocimiento de sí misma (en la primera semana)
2. Buscará un mejor conocimiento de María (en la segunda semana)
3. Buscará un mejor conocimiento de Jesucristo (en la tercera semana).
Todas las meditaciones que haremos, serán acompañadas de lecturas Bíblicas, pasajes del libro “La
Imitación de Cristo” del beato Tomás de Kempis y del libro “Tratado de la verdadera devoción a la
santísima Virgen María” de san Luis María Grignion de Montfort.
PRIMERA PARTE
Examina tu conciencia, reza, practica la renuncia a tu propia voluntad; mortificación y sobre todo,
pureza de corazón. Esta pureza es la condición indispensable para contemplar a Dios en el Cielo,
verle en la tierra y conocerle a la luz de la fe.
La primera parte de la preparación se deberá emplear en vaciarse del espíritu del mundo, que es
contrario al espíritu de Jesucristo. El espíritu del mundo consiste en esencia en la negación del
dominio supremo de Dios, negación que se manifiesta en la práctica del pecado y la desobediencia;
por tanto es totalmente opuesto al espíritu de Jesucristo, que es también el de María.
Esto se manifiesta por la concupiscencia de la carne, por la concupiscencia de los ojos y por el
orgullo como norma de vida, así como por la desobediencia a las leyes de Dios y el abuso de las
cosas creadas. Sus obras son el pecado en todas sus formas; en consecuencia todo aquello por lo
cual el demonio nos lleva al pecado; obras que conducen al error y oscuridad de la mente y
seducción y corrupción de la voluntad. Sus pompas son el esplendor y las artimañas empleadas por
el demonio para hacer que el pecado sea deleitoso, en las personas, sitios y cosas.
En estos doce días nos haremos conscientes de aquellas cosas que nos hacen pecar, para evitarlas
por completo. Por ejemplo, las malas miradas, los malos pensamientos, el exponerme a situaciones
peligrosas para mi ama, las malas palabras, los excesos en comida, televisión, bebida, cigarro,
imaginación, pérdida de tiempo y demás.
El mundo nos incita al pecado con sus anuncios con su falta de moralidad, con su pensamiento de
que no existe el pecado en ningún lado, sino que la vida es para disfrutarse. Debemos recordar que
el pecado es aquello que nos aleja de Dios, y mientras más alejados estemos de Él, nuestra vida se
torna más vacía, lo cual nos lleva a una tristeza profunda y continua, y una falta de ese “algo” que
nunca podremos llenar con ningún placer, solamente Dios puede hacerlo.
Disfruten estos 12 días aprendiendo y meditando qué es lo que me aleja de Dios y como evitarlo.
Comenzar así:
a) Ponte en la Presencia de Dios
b) Invocar al Espíritu Santo: “Ven Espíritu Santo, ven por medio de la poderosa intercesión, del doloroso e inmaculado
corazón de María, tu amadísima esposa” (tres veces)
c) Ve al día que corresponde para ver las lecturas que tocan.
d) Leer las lecturas que corresponden a cada día
e) Hacer las oraciones para los doce días preliminares (página 4): Veni Creator, Ave Maris Stella y el Magníficat.
f) Seguir las indicaciones para concluir.
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Ven, Creador, Espíritu amoroso, Salve, del mar Estrella, Proclama mi alma la grandeza del
ven y visita el alma que a ti clama Salve, Madre sagrada Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi
y con tu soberana gracia inflama De Dios y siempre Virgen, salvador; porque ha mirado la
los pechos que criaste poderoso. Puerta del Cielo Santa. humillación de su esclava.
Tú que abogado fiel eres llamado, Tomando de Gabriel Desde ahora me felicitarán todas las
del Altísimo don, perenne fuente El Ave, Virgen alma, generaciones, porque el Poderoso ha
de vida eterna, caridad ferviente, Mudando el nombre de Eva, hecho obras grandes por mí su nombre
espiritual unción, fuego sagrado. Paces divinas trata. es santo, y su misericordia llega a sus
fieles de generación en generación.
Tú te infundes al alma en siete La vista restituye,
dones, Las cadenas desata, El hace proezas con su brazo: dispersa
fiel promesa del Padre soberano; Todos los males quita, a los soberbios de corazón, derriba del
tú eres el dedo de su diestra mano, Todos los bienes causa. trono a los poderosos y enaltece a los
tú nos dictas palabras y razones. humildes, a los hambrientos los colma
Muéstrate Madre, y llegue de bienes y a los ricos los despide
Ilustra con tu luz nuestros sentidos, Por Ti nuestra esperanza vacíos.
del corazón ahuyenta la tibieza, A quien, por darnos vida,
haznos vencer la corporal flaqueza, Nació de tus entrañas. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose
con tu eterna virtud fortalecidos. de la misericordia como lo había
Entre todas piadosa, prometido a nuestros padres en favor de
Por ti, nuestro enemigo desterrado, Virgen, en nuestras almas, Abrahán y su descendencia por
gocemos de paz santa duradera, Libres de culpa, infunde siempre.
y, siendo nuestro guía en la carrera, Virtud humilde y casta. Amén
todo daño evitemos y pecado.
Vida nos presta pura,
Por ti al eterno Padre conozcamos, Camino firme allana;
y al Hijo, soberano omnipotente, Que quien a Jesús llega,
y a ti, Espíritu, de ambos procedente, Eterno gozo alcanza.
con viva fe y amor siempre creamos.
Amén Al Padre, al Hijo, al Santo
Espíritu alabanzas;
Una a los tres le demos,
Y siempre eternas gracias.
Amen
Conclusión:
Medita un momento en cuáles son las cosas del mundo que te están llevando al pecado
Ten, durante el día, presente tu Consagración: ¡Vas a ser esclavo de María! Ya nada te va a pertenecer.
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razón, podría yo esperar en tu gracia, y alegrarme con el don de la nueva consolación. Gracias sean
dadas a Ti, de quien viene todo, siempre que me sucede algún bien. Porque delante de Ti yo soy
vanidad y nada, hombre mudable y flaco. ¿De dónde, pues, me puedo gloriar, o por qué deseo ser
estimado? ¿Por ventura de la nada? Esto es vanísimo. Verdaderamente, la gloria frívola es una
verdadera peste y grandísima vanidad; porque nos aparta de la verdadera gloria y nos despoja de la
gracia celestial.
Porque contentándose un hombre a sí mismo, te descontenta a Ti; cuando desea las alabanzas
humanas, es privado de las virtudes verdaderas. La verdadera gloria y alegría santa consiste en
gloriarse en Ti y no en sí; gozarse en Tu nombre, y no en su propia virtud, ni deleitarse en criatura
alguna, sino por Ti. Sea alabado Tu nombre, y no el mío; engrandecidas sean Tus obras, y no las
mías; bendito sea Tu santo nombre, y no me sea a mí atribuida parte alguna de las alabanzas de los
hombre. Tú eres mi gloria. Tú eres la alegría de mi corazón. En Ti me gloriaré y ensalzaré todos los
días; mas de mi parte no hay de qué, sino de mis flaquezas.
procura consolarle como tú lo quisieras para ti. El principio de toda tentación es la inconstancia del
ánimo y la poca confianza en Dios.
Porque como la nave sin timón la llevan a una y otra parte las olas, así el hombre descuidado y que
desiste de sus propósitos es tentado de diversas maneras. (Imitación de Cristo, libro 1, cap. 13)
¿Cómo podré olvidarme de Ti, que te dignaste acordarte de mí aun después que yo me perdí y
perecí? Usaste de misericordia con tu siervo sobre toda esperanza, y sobre todo merecimiento me
diste tu gracia y amistad. ¿Qué te volveré yo por esta gracia? Porque no se concede a todos que,
dejadas todas las cosas, renuncien al mundo y escojan vida retirada. ¿Por ventura es gran cosa que
yo te sirva, cuando toda criatura está obligada a servirte? No me debe parecer mucho servirte, sino
más bien me parece grande y maravilloso que Tú te dignaste recibir por siervo a un tan pobre e
indigno y unirle con tus amados siervos.
Tuyas son, pues, todas las cosas que tengo y con que te sirvo. Pero, por el contrario, Tú me sirves
más a mí que yo a Ti. El cielo y la tierra que Tú creaste para el servicio del hombre, están prontos, y
hacen cada día todo lo que les has mandado; y esto es poco, pues aun has destinado los ángeles
para servicio del hombre. Mas a todas estas cosas excede el que Tú mismo te dignaste servir al
hombre, y le prometiste que te darías a Ti mismo. ¿Qué te daré yo por tantos millares de beneficios?
¡Oh! ¡Si pudiese solamente, siquiera un solo día hacerte algún digno servicio! Verdaderamente Tú
solo eres digno de todo servicio, de toda honra y de alabanza eterna. Verdaderamente Tú solo eres
mi Señor, y yo soy un pobre siervo tuyo, que estoy obligado a servirte con todas mis fuerzas, y
nunca debo cansarme de alabarte. Así lo quiero, así lo deseo; y lo que me falta, ruégote que Tú lo
suplas. Grande honra y gran gloria es servirte, y despreciar todas las cosas por Ti. Por cierto, grande
gracia tendrán los que de toda voluntad se sujetaren a Tu santísimo servicio. Hallarán la suavísima
consolación del Espíritu Santo los que por amor tuyo despreciaron todo deleite carnal. (Imitación de
Cristo, libro III, cap. 10)
pasiones, que el de buen natural, si pone poco cuidado en las virtudes. (Imitación de Cristo, libro I,
cap. 25)
SEGUNDA PARTE
Durante este período, consideraremos tanto la oposición que existe entre el espíritu de Jesús y el
nuestro, como el miserable y humillante estado en que nos han reducido los pecados.
Además, siendo la verdadera devoción una manera fácil, corta, segura y perfecta para llegar a esa
unión con Nuestro Señor, que es la perfección a la imitación de Cristo. Entraremos decididamente
por este camino, firmemente convencidos de nuestra miseria e incapacidad. Pero, ¿cómo conseguir
esto sin el conocimiento de sí mismo?
Nosotros, al conocernos a nosotros mismos, también nos vamos nos vamos perdonando a nosotros
mismos, nos vamos amando y así vamos también conociendo el gran Amor de Dios hacia nosotros,
ya que Dios mora (Shekinah), en nosotros, somos su Templo, su morada.
Disfruta también esta semana de conocerte a ti mismo, de ver que no eres perfecto, y que Dios te
Ama tal cual eres, y tú debes también amarte así. Sólo así podrás aceptar a los demás y amarlos tal
cual son, con sus errores, defectos, debilidades, fortalezas, logros, dones y carismas.
Las oraciones que nos ayudarán en esta semana serán las letanías al Espíritu Santo, las letanías a
la Virgen, el Ave Maris Stella y un misterio del Rosario.
Puedes escoger entre las letanías del Espíritu Santo o las de la Virgen.
Comenzar así:
a) Ponte en presencia del Señor.
b) Invoca al Espíritu Santo: “Ven Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu Amor.
Envíanos Señor tu Espíritu y todo será creado, y renovarás la faz de la tierra” (tres veces)
c) Ve al día que corresponde para ver las lecturas que tocan.
d) Lee las lecturas que corresponden al día
e) Haz las oraciones para los días correspondientes (páginas 12 y 13). Las letanías del Espíritu Santo, el Ave Maris Stella y
un misterio del Rosario (el que Dios te ponga en el corazón y que corresponda al día)
ORACIONES QUE SE REZARAN DESDE EL DIA 13º AL 19º, INCLUSIVE
f) Seguir las indicaciones para concluir.
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Asístanos, te pedimos Señor, la virtud del Espíritu Santo, que purifique clemente nuestros corazones y nos
preserve de todo mal. Te lo pedimos por el mismo Jesucristo Nuestro Señor.
Amen.
LECTURAS PARA LOS DÍAS 13 AL 19 Las lecturas están en el apéndice A (después de la página 36)
Durante la primera semana dedicarán todas sus oraciones y actos de piedad a pedir el conocimiento
de sí mismos y la contrición de sus pecados, y todo lo harán con espíritu de humildad. Podrán
meditar lo que he dicho sobre nuestro mal fondo y no se considerarán en los seis días de esta
semana, más que como caracoles, babosas, sapos, cerdos, serpientes, animales inmundos; o bien
meditarán estas tres palabras de San Bernardo: Piensa lo que fuiste, semen pútrido; lo que eres,
vaso de estiércol; lo que serás, cebo de gusanos. Rogarán a Nuestro Señor y al Espíritu Santo que
les ilumine por estas palabras: Señor, que yo vea; Señor, que me conozca; Ven Espíritu Santo, y
recitarán todos los días el Ave, Maris Stella, y las letanías de la Santísima Virgen o del Espíritu
Santo. Recurrirán a la Santísima Virgen, pidiéndole esta gracia, que debe ser el fundamento de las
otras, y para ello dirán todos los días el Ave, Maris Stella y las letanías. (Tomado del Libro: Tratado
de la Verdadera Devoción núm. 228)
ti? Me hice el más humilde y abatido de todos, para que vencieses tu soberbia con mi humildad.
Aprende, polvo, a obedecer; aprende, tierra y lodo, a humillarte y postrarte a los pies de todos.
Aprende a quebrantar tus inclinaciones, y rendirte a toda sujeción. (Tomado del Libro: Imitación de
Cristo Libro III, cap. 13)
¡Oh ignorante, y miserable pecador! ¿Qué responderás a Dios, que sabe todas tus maldades, tú que
temes a veces el rostro de un hombre airado?
¿Por qué no te previenes para el día del juicio cuando no habrá quien defienda ni ruegue por otro,
sino que cada uno tendrá bastante que hacer por sí? (Tomado del Libro: Imitación de Cristo, libro I,
cap. 24)
TERCERA PARTE
Los actos de amor, afectos piadosos hacia la Santísima Virgen, la imitación de sus virtudes,
especialmente imitar su humildad profunda, su fe viva, su obediencia ciega, su continua oración
mental, su mortificación en todas las cosas, su pureza incomparable, su caridad ardiente, su
paciencia heroica, su dulzura angelical y su sabiduría divina: siendo esto, como dice san Luis María
Grignion de Montfort, las diez virtudes principales de la santísima Virgen.
Tenemos que unirnos a Jesús por María, ésta es la característica de nuestra devoción; por tanto,
San Luis María Grignion de Montfort nos pide que nos empleemos a fondo para adquirir un
conocimiento de la Santísima Virgen.
María es nuestra soberana y nuestra medianera, nuestra Madre y nuestra Señora. Además es por
ella y a través de ella que esta misión de Cielo abierto comenzó.
Esforcémonos, pues, en conocer los efectos de esta realeza, de esta mediación, y de esta
maternidad, así como las grandezas y prerrogativas que son los fundamentos o consecuencias de
ello.
Nuestra Santísima Madre también es perfecta, un molde en donde podemos ser moldeados para
poder hacer nuestras sus intenciones y disposiciones. Esto no lo conseguiremos sin estudiar la vida
interior de María, o sea, sus virtudes, sus sentimientos, sus acciones, su participación en los
misterios de Jesucristo y su unión con Él.
Si nosotros nos unimos al corazón de María conociendo cómo ella pensaba, actuaba, sentía y
participaba en la vida de Jesús, nosotros podremos imitarla y ser como ella. Así nos configuraremos
perfectamente con Jesús.
Disfrutemos esta tercera parte de nuestra Consagración. Una semana para conocer más a nuestra
Reina, a nuestra Madre, a nuestra intercesora ante Jesús.
¡Dios los bendiga!
Comenzar así:
Ponte en la Presencia de Dios.
Invoca al Espíritu Santo: “Espíritu Santo fuente de Luz: ¡Ilumínanos!” (tres veces)
Ve al día que corresponde para ver las lecturas que tocan.
Lee las lecturas que corresponden a cada día
Haz las oraciones para los días correspondientes (páginas 18, 19 y 20): Letanías de la Virgen, la oración a
Nuestra Señora de San Luis María Grignion de Montfort y 2 misterios del Rosario que correspondan al día.
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Te pedimos, Señor, que nosotros, tus siervos, gocemos siempre de salud de alma y cuerpo; y por la
intercesión gloriosa de Santa María, la Virgen, líbranos de las tristezas de este mundo y concédenos las
alegrías del cielo. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
Salve, María , amadísima Hija del Eterno Padre; salve María, madre admirable del Hijo; salve, María,
fidelísima Esposa del Espíritu Santo; salve, María, mi amada Madre, mi amable Maestra, mi
poderosa Soberana; salve, gozo mío, gloria mía, mi corazón y mi alma! Sois toda mía por
misericordia, y yo soy todo vuestro por justicia, pero todavía no o soy bastante. De nuevo me
entrego a Ti todo entero en calidad de eterno esclavo, sin reservar nada, ni para mí, ni para otros.
Si algo ves en mí que todavía no sea tuyo, tómalo enseguida, te lo suplico, y hazte dueña absoluta
de todos mis haberes para destruir y desarraigar y aniquilar en mí todo lo que desagrada a Dios y
plantar y levantar y producir todo lo que os guste.
La luz de tu fe disipe las tinieblas de mi espíritu; tu humildad profunda ocupe el lugar de mi orgullo;
tu contemplación sublime detenga las distracciones de mi fantasía vagabunda; tu continua vista de
Dios llene de su presencia mi memoria, el incendio de caridad de tu corazón abrase la tibieza y
frialdad del mío; cedan el sitio a tus virtudes mis pecados; tus méritos sean delante de Dios mi
adorno y suplemento. En fin, queridísima y amadísima Madre, haz, si es posible, que no tenga yo
más espíritu que el tuyo para conocer a Jesucristo y entender sus divinas voluntades; que no tenga
más alma que la tuya para alabar y glorificar al Señor; que no tenga más corazón que el tuyo para
amar a Dios con amor puro y con amor ardiente como Tú.
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No pido visiones, ni revelaciones, ni gustos, ni contentos, ni aun espirituales. Para Ti el ver claro, sin
tinieblas; para Ti el gustar por entero sin amargura; para Ti el triunfar gloriosa a la diestra de tu Hijo,
sin humillación; para Ti el mandar a los ángeles, hombres y demonios, con poder absoluto, sin
resistencia, y el disponer en fin, sin reserva alguna de todos los bienes de Dios. Esta es, divina
María, la mejor parte que se te ha concedido, y que jamás se te quitará, que es para mi grandísimo
gozo. Para mí y mientras viva no quiero otro sino el experimentar el que Tú tuviste: creer a secas,
sin nada ver y gustar; sufrir con alegría, sin consuelo de las criaturas; morir a mí mismo,
continuamente y sin descanso; trabajar mucho hasta la muerte por Ti, sin interés, como el más vil de
los esclavos. La sola gracia, que por pura misericordia te pido, es que en todos los días y en todos
los momentos de mi vida diga tres amenes: amén (así sea) a todo lo que hiciste en la tierra cuando
vivías; amén a todo lo que haces al presente en el cielo; amén a todo lo que obras en mi alma, para
que en ella no haya nada más que Tú, para glorificar plenamente a Jesús en mí, ahora y en la
eternidad. Amén.
Concluir así:
Dale gracias a Dios por haberte dado a María con tus propias palabras
Medita un momento en la vida de María, y en cómo nunca dejó de confiar en Dios a pesar de los momentos
tan difíciles que pasó. Medita también en tu Consagración: ¡Vas a ser esclavo de María!
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LECTURAS PARA LOS DÍAS 20 AL 26 Las lecturas están en el apéndice A (después de la página 36)
Día 23º En qué consiste la perfecta consagración a Jesús por María (1era parte)
Toda vez que nuestra perfección consiste en estar conformes, unidos y consagrados a Jesucristo, la
más perfecta de todas las devociones es, sin duda alguna, la que nos conforma, une y consagra
más perfectamente a este acabado modelo de toda santidad; y pues que María es entre todas las
criaturas la más conforme a Jesucristo, es consiguiente que entre todas las devociones, la que
consagra y conforma más un alma a Nuestro Señor, es la devoción a la Santísima Virgen, su Santa
Madre, y cuanto más se consagre un alma a María, más se unirá con Jesucristo, y, he aquí por qué
la perfecta consagración a Jesucristo no es otra cosa que una perfecta y entera consagración de sí
mismo a la Santísima Virgen, y ésta es la devoción que yo enseño; o con otras palabras, una
perfecta renovación de los votos y promesas del santo Bautismo. Consiste, pues, esta devoción en
entregarse enteramente a la Santísima Virgen para ser todo de Jesucristo por medio de María. Es
menester entregarle: primero, nuestro cuerpo con todos sus sentidos y sus miembros; segundo,
nuestra alma con todas sus potencias; tercero, nuestros bienes exteriores, o sea nuestra fortuna
presente y futura; cuarto, nuestros bienes interiores y espirituales, o sea nuestros méritos, nuestras
virtudes y nuestras buenas obras pasadas, presentes y futuras; en una palabra: todo lo que tenemos
en el orden de la naturaleza y en el orden de la gracia, y todo lo que lleguemos a tener en lo porvenir
en el orden de la naturaleza, de la gracia y de la gloria, y esto sin reserva ninguna, ni de un céntimo,
ni de un cabello, ni de la menor buena obra, y además por toda la eternidad, y sin pretender ni
esperar ninguna otra recompensa de nuestra ofrenda y de nuestros servicios, que la honra de
pertenecer a Jesucristo por María y en María, aun cuando esta amable Señora no fuere, como lo es
siempre, la más liberal y reconocida de las criaturas. (Tomado del Libro Tratado de la Verdadera
Devoción a la Santísima Virgen por San Luis María Grignion de Montfort. Núms.120-121)
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Día 24º En qué consiste la perfecta consagración a Jesús por María (2da. parte)
Esta devoción es un camino fácil, corto, perfecto y seguro para llegar a la unión con Dios que es la
perfección cristiana.
Es un camino fácil: Es un camino que Jesús ha recorrido viniendo a nosotros, y en que no se
encuentra ningún tropiezo para llegar a El. Es verdad que es posible llegar a la unión con Dios por
otros caminos, pero será pasando por muchas más cruces y extraños desfallecimientos, y al través
de muchas más dificultades, penosísimas de vencer.
Es un camino corto: Esta devoción a la Santísima Virgen es un camino corto para hallar a Jesucristo,
ya sea porque en él no hay extravíos, ya sea porque, como acabo de decir, por él se camina con
más gozo y facilidad y, por tanto, con más prontitud. Se avanza más en poco tiempo de sumisión y
de dependencia de María, que en años enteros de propia voluntad y de apoyo sobre sí mismo. Es
un camino perfecto: Esta devoción a la Santísima Virgen es un camino perfecto para ir a unirse a
Jesucristo, toda vez que la divina María es la más perfecta y la más santa de las puras criaturas, y
que Jesucristo que vino perfectamente a nosotros, no tomó otro camino para su grande y admirable
viaje. El Altísimo, el Incomprensible, el Inaccesible, El que es, ha querido venir a nosotros,
pequeños gusanos de la tierra que nada somos. ¿Cómo se ha obrado esto? El Altísimo ha
descendido perfecta y divinamente por María hasta nosotros sin perder nada de su divinidad y de su
santidad, y por María deben los más pequeños subir perfecta y divinamente al Altísimo sin temor
alguno.
Es un camino seguro: Esta devoción a la Santísima Virgen es un camino seguro para ir a Jesucristo
y adquirir la perfección uniéndose a El. Porque esta práctica que enseño, no es nueva; es tan
antigua, que no se pueden marcar sus principios. Y no se la podría condenar sin trastornar los
fundamentos del cristianismo. Consta, pues, en conclusión, que esta devoción no es nueva, y que si
bien no es común, cosiste esto en que es demasiado preciosa para ser saboreada y practicada por
todo el mundo. Esta devoción es un medio seguro para ir a Nuestro Señor, porque es propio de la
Santísima Virgen el conducirnos seguramente a Jesucristo, como lo es de Jesucristo llevarnos
seguramente al Padre Eterno. (Tomado del Libro Tratado de la Verdadera Devoción a la Santísima
Virgen por San Luis María Grignion de Montfort. Núms.152-164)
Día 25º En qué consiste la perfecta consagración a Jesús por María (3era. parte)
Persuadíos de que si sois fieles a las prácticas interiores y exteriores de esta devoción, que os voy a
marcar a continuación, tendrán lugar los efectos siguientes:
Efecto 1º. El Espíritu Santo os dará por María, su amada Esposa, luz para conocer lo malo de
vuestro fondo, vuestra corrupción y vuestra incapacidad para todo bien, si Dios no es su principio,
como autor de la naturaleza y de la gracia, y por consecuencia de este conocimiento os
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despreciaréis y no pensaréis en vos sino con horror. Os consideraréis como un reptil que lo mancha
todo con su baba, o como un áspid que lo inficiona todo con su veneno, o como una maliciosa
serpiente que sólo procura engañar. En fin, la humilde María os hará partícipe de su profunda
humildad, la que os hará, despreciándoos, que no despreciéis a nadie y deseéis que os
menosprecien.
Efecto 2º. La Santísima Virgen os dará parte de su fe, que fue sobre la tierra más grande que la fe
de todos los Patriarcas, de los Profetas, de los Apóstoles y de todos los Santos.
Efecto 3º. Esta Madre del Amor Hermoso quitará de vuestro corazón todo escrúpulo, todo temor
servil y desarreglado.
Efecto 4º. La Santísima Virgen os llenará de una gran confianza en Dios y en Ella misma porque ya
no os acercaréis a Jesucristo por vosotros mismos, sino por medio de esta buena Madre.
Efecto 5º. El alma de la Santísima Virgen se os comunicará para glorificar al Señor. Su espíritu
entrará en el lugar del vuestro, para regocijarse en Dios, su Salvador, siempre que seáis fieles a las
prácticas de esta devoción.
Efecto 6º. Si cultivamos bien a María, que es el árbol de la vida en nuestra alma, siguiendo con
fidelidad la práctica de esta devoción, Ella dará su fruto en su tiempo, y este fruto suyo es Jesucristo.
Efecto 7º. Por medio de esta práctica, fidelísimamente observada, daréis a Jesucristo más gloria en
un mes, que de ninguna otra manera, por más difícil que sea, en muchísimos años. (Tomado del
Libro Tratado de la Verdadera Devoción a la Santísima Virgen por San Luis María Grignion de
Montfort. Núms.213-225)
María es la Reina del cielo y de la tierra por la gracia, como Jesús es Rey por naturaleza y por
conquista; pues el reino de Jesucristo consiste principalmente en el corazón y en el interior del
hombre, según estas palabras: “El reino de Dios está dentro de vosotros “, del mimo modo el reino
de la Santísima Virgen está principalmente en el interior del hombre, es decir, en las almas, y en las
almas es en donde principalmente está más glorificada con su Hijo que en todas las criaturas
visibles, y podemos llamarla con los santos, Reina de los corazones. (Tomado del Libro Tratado de
la Verdadera Devoción a la Santísima Virgen por San Luis María Grignion de Montfort. Núms.12-38)
CUARTA PARTE
Será una semana en que haremos actos de amor a Dios, le daremos gracias por todas las
bendiciones que hemos recibido de Jesús, y oraremos por contrición, es decir, para que el Espíritu
Santo os regale dolor de nuestros pecados. Al final nos confesaremos y repararemos a través de la
penitencia.
Durante este período nos emplearemos en estudiar a Jesucristo. ¿Qué se tiene que estudiar de
Jesucristo?
Primero: El Hombre - Dios, su Gracia y su Gloria. Después, sus derechos en el dominio soberano
sobre nosotros. Él es nuestro dueño, nuestro creador, nuestro Rey. Y nosotros, habiendo renunciado
a Satanás y al mundo, tomaremos a Jesucristo como Nuestro Señor.
Segundo: Su vida interior; las virtudes y los actos de su Sagrado Corazón; su asociación con María y
los misterios de la Anunciación y Encarnación. Durante su infancia y vida oculta, también su primer
milagro en la fiesta de las bodas de Cana y su dolorosa pasión en el Calvario.
Esta dignidad nos hará saber que somos Amados y que debemos devolver ese Amor que Dios nos
ha dado, amando a nuestros hermanos. Sólo el que se sabe Amado sabe amar también.
Que esta última semana de Consagración sea una semana de Amor, de sabernos y sentirnos
Amados, una semana de conocer el Amor extremo que Cristo nos da todos los días y de llegar al
Padre por la mediación de Jesús.
Comenzar así:
Ponte en presencia del Señor.
Invoca al Espíritu Santo con tus propias palabras, desde el fondo de tu corazón.
Ve al día que corresponde para ver las lecturas que tocan.
Leer las lecturas que corresponden a cada día
Haz las oraciones para los días correspondientes (páginas 27, 28, 29,y 30): Ave Maris Stella, letanías del Santo
Nombre de Jesús, la oración de San Luis María a Jesucristo, la oración Oh Jesús que vives en María y 3 misterios
del Santo Rosario.
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Señor Jesucristo, que dijiste: Pedid y recibiréis, buscad y hallaréis, llamad y se os abrirá; te suplicamos
derrames sobre nosotros la ternura de tu divino amor, a fin de que amándote de todo corazón, con palabra
y con obras, nunca cesemos de alabarte. Haz, Señor, que temamos y amemos también perpetuamente tu
santo nombre, porque jamás abandona tu providencia a los que proteges con la fortaleza de tu amor. Que
vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
a vuestro gusto, la hago ahora, mi Jesús querido, como vos queréis la haga. Y si en mi alma o en mi
cuerpo veis alguna cosa que no pertenezca a esta Princesa augusta, arrancadla, os ruego arrojadla
lejos de mí; que no siendo de María, indigna es de Vos.
¡Oh, Espíritu Santo! Concededme todas las gracias, plantad, regad y cultivad en mi alma el árbol de
la vida verdadero, que es la amabilísima María, para que crezca y florezca y dé con abundancia el
fruto de vida. ¡Oh, Espíritu Santo! Dadme mucha devoción y mucha afición a María; que me apoye
mucho en su seno maternal, y recurra de continuo a su misericordia, para que en ella forméis dentro
de mí a Jesucristo, al natural, crecido y vigoroso hasta la plenitud de su edad perfecta. Amén.
Conclusión:
Medita un momento en cuáles son las cosas del mundo que te están llevando al pecado
Medita en el Amor que Dios nos ha tenido y demostrado a través de Jesús.
Haz todos los días el ejercicio de hablarle a Jesús con todo tu corazón, háblale como le hablarías a una novia, a un
novio a tu Amado para contarle lo que está en tu corazón en este momento.
Al finalizar esta semana te confesarás para prepararte a hacer tu consagración.
31
LECTURAS PARA LOS DÍAS 27 AL 33 Las lecturas están en el apéndice A (después de la página 36)
Como ya lo he demostrado, y aún demostraré más adelante, pues esta devoción nos es necesaria
para hallar a Jesucristo perfectamente, para amarle tiernamente y para servirle fielmente. (Tomado
del Libro Tratado de la Verdadera Devoción a la Santísima Virgen por San Luis María Grignion de
Montfort. Núms.61-62)
Día 29º La imitación de Cristo y desprecio de todas las vanidades del mundo.
Quien me sigue no anda en tinieblas, dice el Señor. Estas palabras son de Cristo, con las cuales nos
amonesta que imitemos su vida y costumbres, si queremos verdaderamente ser alumbrados y libres
de toda la ceguedad del corazón.
Sea, pues, nuestro estudio pensar en la vida de Jesucristo. La doctrina de Cristo excede a la de
todos los Santos, y el que tuviese espíritu hallará en ella maná escondido.
Mas acaece que muchos, aunque a, menudo oigan el Evangelio, gustan poco de él, porque no
tienen el espíritu de Cristo. Les conviene que procuren conformar con El toda su vida. ¿Qué te
aprovecha disputar altas cosas de la Trinidad, si careces de humildad, por donde desagradas a la
Trinidad? Por cierto, las palabras subidas no hacen santo ni justo; mas la virtuosa vida hace al
hombre amable a Dios.
Más deseo sentir la contrición que saber definirla. Si supieses toda. 1a Biblia. a la letra y los dichos
de todos los filósofos, ¿qué te aprovecharía todo sin caridad y gracia de Dios? Vanidad de
vanidades y todo vanidad, sino amar y servir solamente a Dios. Suma sabiduría es, por el desprecio
del mundo, ir a los reinos celestiales. (Tomado del Libro: Imitación de Cristo, Libro I, cap. 1)
Como vivimos en un siglo orgulloso, en que hay un gran número de sabios hinchados, espíritus
fuertes y críticos que encuentran defectuosas las prácticas de piedad mejor fundadas y más sólidas,
vale más, para no darles ocasión de crítica sin necesidad, decir la esclavitud de Jesús en María, y
llamarse el esclavo de Jesucristo, que es esclavo de María, tomando la denominación de esta
devoción más bien de su fin último, que es Jesucristo, que el camino y medio para llegar a este fin,
que es María, por más que una y otra se pueden, a la verdad, usar sin escrúpulo. Otra razón es, que
el principal misterio que en esta devoción se celebra y se honra es el misterio de la Encarnación, en
el cual no se puede ver a Jesucristo sino en maría y encarnado en su seno, es más a propósito decir
la esclavitud de Jesús en María, según aquella hermosa plegaria de tan grandes almas: Oh Jesús
que vives en María, ven vivir y reinar en nosotros, etc.
Los que adopten esta esclavitud dirán con gran devoción el Ave María o la salutación angélica, cuyo
precio, mérito, excelencia y necesidad, pocos cristianos, aun los más ilustrados, conocen. Ha sido
preciso que la Santísima Virgen se haya aparecido muchas veces a grandes santos muy esclavos
suyos para mostrarles tan gran mérito. (Tomado del Libro Tratado de la Verdadera Devoción a la
Santísima Virgen por San Luis María Grignion de Montfort. Núms. 243, 245, 249)
APÉNDICE A
Lecturas
Lecturas 37
Día 2º “Sed perfecto, como nuestro Padre Celestial”: Mateo 5, 48 y Mateo 6, 1-15
“Por su parte, sean ustedes perfectos como es perfecto el Padre de ustedes que está en el Cielo”.
"Guárdense de las buenas acciones hechas a la vista de todos, a fin de que todos las aprecien.
Pues en ese caso, no les quedaría premio alguno que esperar de su Padre que está en el Cielo.
Cuando ayudes a un necesitado, no lo publiques al son de trompetas; no imites a los que dan
espectáculo en las sinagogas y en las calles, para que los hombres los alaben. Yo se lo digo: ellos
han recibido ya su premio.
Tú, cuando ayudes a un necesitado, ni siquiera tu mano izquierda debe saber lo que hace la
derecha: tu limosna quedará en secreto. Y tu Padre, que ve en lo secreto, te premiará.
Cuando ustedes recen, no imiten a los que dan espectáculo; les gusta orar de pie en las sinagogas
y en las esquinas de las plazas, para que la gente los vea. Yo se lo digo: ellos han recibido ya su
premio. Pero tú, cuando reces, entra en tu pieza, cierra la puerta y ora a tu Padre que está allí, a
solas contigo. Y tu Padre, que ve en lo secreto, te premiará.
Cuando pidan a Dios, no imiten a los paganos con sus letanías interminables: ellos creen que un
bombardeo de palabras hará que se los oiga. No hagan como ellos, pues antes de que ustedes
pidan, su Padre ya sabe lo que necesitan.
Ustedes, pues, recen así: Padre nuestro, que estás en el Cielo, santificado sea tu Nombre, venga
tu Reino, hágase tu voluntad así en la tierra como en el Cielo. Danos hoy el pan que nos
corresponde; y perdona nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros
deudores; y no nos dejes caer en la tentación, sino líbranos del Maligno.
Porque si ustedes perdonan a los hombres sus ofensas, también el Padre celestial les perdonará a
ustedes. Pero si ustedes no perdonan a los demás, tampoco el Padre les perdonará a ustedes".
Lecturas 39
"No juzguen a los demás y no serán juzgados ustedes. Porque de la misma manera que ustedes
juzguen, así serán juzgados, y la misma medida que ustedes usen para los demás, será usada
para ustedes.
¿Qué pasa? Ves la pelusa en el ojo de tu hermano, ¿y no te das cuenta del tronco que hay en el
tuyo? ¿Y dices a tu hermano: Déjame sacarte esa pelusa del ojo, teniendo tú un tronco en el tuyo?
Hipócrita, saca primero el tronco que tienes en tu ojo y así verás mejor para sacar la pelusa del ojo
de tu hermano. No den lo que es santo a los perros, ni echen sus perlas a los cerdos, pues podrían
pisotearlas y después se volverían contra ustedes para destrozarlos.
Pidan y se les dará; busquen y hallarán; llamen y se les abrirá la puerta. Porque el que pide, recibe;
el que busca, encuentra; y se abrirá la puerta al que llama.
¿Acaso alguno de ustedes daría a su hijo una piedra cuando le pide pan? ¿O le daría una culebra
cuando le pide un pescado? Pues si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos,
¡con cuánta mayor razón el Padre de ustedes, que está en el Cielo, dará cosas buenas a los que
se las pidan! Todo lo que ustedes desearían de los demás, háganlo con ellos: ahí está toda la Ley
y los Profetas.
Entren por la puerta angosta, porque ancha es la puerta y espacioso el camino que conduce a la
ruina, y son muchos los que pasan por él. Pero ¡qué angosta es la puerta y qué escabroso el
camino que conduce a la salvación! y qué pocos son los que lo encuentran".
Lecturas 40
Día 4º “Todo lo que tengo, se lo debo a Dios”: Imitación de Cristo (Kempis) Libro 2,
Capítulos 4 y 7
Capítulo IV: Del corazón puro y sencilla intención.
1. Con dos alas se levanta el hombre de las cosas terrenas, que son sencillez y pureza. La
sencillez ha de estar en la intención y la pureza en la afición. La sencillez pone la intención en Dios;
la pureza le reconoce y gusta. Ninguna buena obra te impedirá, si interiormente estuvieres libre de
todo desordenado deseo. Si no piensas ni buscas sino el beneplácito divino y el provecho del
prójimo, gozarás de interior libertad. Si fuese tu corazón recto, entonces te sería toda criatura
espejo de vida, y libro de santa doctrina. No hay criatura tan baja ni pequeña, que no represente la
bondad de Dios.
2. Si tú fueses bueno y puro en lo interior, luego verías y entenderías bien todas las cosas sin
impedimento. El corazón puro penetra al cielo y al infierno. Cual es cada uno en lo interior, tal juzga
lo de fuera. Si hay gozo en el mundo, el hombre de puro corazón le posee. Y si en algún lugar hay
tribulación y congojas, es donde habita la mala conciencia. Así como el hierro, metido en el fuego,
pierde el orín y se pone todo resplandeciente; así el hombre que enteramente se convierte a Dios,
se desentorpece y muda en nuevo hombre.
3. Cuando el hombre comienza a entibiarse, entonces teme el trabajo, aunque pequeño, y toma
con gusto la consolación exterior. Mas cuando se comienza perfectamente a vencer y andar
alentadamente en la carrera de Dios, tiene por ligeras las cosas que primero tenía por pesadas.
2. Ten fuertemente con Jesús viviendo y muriendo, y encomiéndate a su fidelidad, que El solo te
puede ayudar, cuando todos te faltaren. Tu amado es de tal condición, que no quiere consigo
admitir a otro, mas Él solo quiere tener tu corazón y como rey sentarse en su propia silla. Si tú
supieses bien desocuparte de toda criatura, Jesús morará de buena gana contigo. Hallarás casi
todo perdido cuanto pusieres en los hombres, fuera de Jesús. No confíes ni estribes sobre la caña
vacía; porque toda carne es heno, y toda su gloria caerá como flor de heno.
Lecturas 41
3. Si mirases solamente la apariencia de fuera de los hombres, presto serás engañado. Porque si
te buscas tu descanso y ganancias en otros, muchas veces sentirás daño: si en todo buscas a
Jesús, hallarás de verdad a Jesús: mas si te buscas a ti mismo, también te hallarás, pero para tu
daño. Pues más se daña el hombre a sí mismo, si no busca a Jesús, que todo el mundo y todos
sus enemigos le pueden dañar.
Lecturas 42
DIA 5º “Que busque tu Gloria y no la mía”: Imitación de Cristo (Kempis) Libro 3, Capítulo 40
Capítulo XL: Que ningún bien tiene el hombre suyo ni cosa alguna de qué alabarse.
El Alma:
1. Señor, ¿qué es el hombre para que te acuerdes de él, o el hijo del hombre para que le visites?
¿Qué ha merecido el hombre para que le dieses tu gracia? Señor, ¿de qué me puedo quejar si me
desamparas? ¿cómo justamente podré contender contigo, si no hicieres lo que pido? Por cierto,
una cosa puedo yo pensar y decir con verdad: Nada soy, Señor, nada puedo, nada bueno tengo de
mí; mas en todo me hallo vacío, y camino siempre a la nada. Y si ni soy ayudado e instruido
interiormente por Ti, me vuelvo enteramente tibio y disipado.
2. Mas Tú, Señor, eres siempre el mismo, y permaneces eternamente, siempre bueno, justo y
santo, haciendo todas las cosas bien, justa y santamente, y ordenándolas con sabiduría. Pero yo,
que soy más inclinado a caer que aprovechar, no persevero siempre en un estado, y me mudo
siete veces al día. Mas luego me va mejor cuando te dignas alargarme tu mano auxiliadora; porque
Tú solo, sin humano favor, me puedes socorrer y fortalecer, de manera que a Ti solo se convierta y
en Ti descanse mi corazón.
3. Por lo cual, si yo supiese bien desechar toda consolación humana, ya sea por alcanzar devoción
o por la necesidad que tengo de buscarte, porque no hay hombre que me consuele, entonces con
razón podría yo esperar en tu gracia, y alegrarme con el don de la nueva consolación.
4. Gracias sean dadas a Ti, de quien viene todo siempre que me sucede algún bien. Porque
delante de Ti yo soy vanidad y nada, hombre mudable y flaco. ¿De dónde, pues, me puedo gloriar,
o por qué deseo ser estimado? ¿Por ventura de la nada? Esto es vanísimo. Verdaderamente la
gloria frívola es una verdadera peste y grandísima vanidad; porque nos aparta de la verdadera
gloria, y nos despoja de la gracia celestial.
Porque contentándose un hombre a sí mismo, te descontenta a Ti: cuando desea las alabanzas
humanas, es privado de las virtudes verdaderas.
6. Busquen los hombres la gloria que se dan recíprocamente: yo buscaré la gloria que viene
solamente de Dios. Porque toda la gloria humana, toda honra temporal, toda la alteza del mundo,
comparada con tu eterna gloria es vanidad y necedad. ¡Oh verdad mía y misericordia mía, Dios
mío, Trinidad bienaventurada: a Ti sola sea alabanza, honra, virtud y gloria para siempre jamás!
Lecturas 44
Día 6º “El modelo de los Santos”: Imitación de Cristo (Kempis), Libro 1, Capítulo 18 (a)
Capítulo 18: DE LOS EJEMPLOS DE LOS SANTOS PADRES
1. Considera bien los heroicos ejemplos de los Santos Padres, en los cuales resplandeció la
verdadera perfección y religión, y verás cuán poco o casi nada es lo que hacemos. ¡Ay de
nosotros? ¿Qué es nuestra vida comparada con la suya? Los Santos y amigos de Cristo sirvieron
al Señor en hambre y en sed, en frío y desnudez, en trabajos y fatigas, en vigilias y ayunos, en
oraciones y santas meditaciones, en persecuciones y muchos oprobios.
2. ¡Oh, cuán graves y cuántas tribulaciones padecieron los apóstoles, mártires, confesores,
vírgenes y todos los demás que quisieron seguir las pisadas de Cristo? Pues en este mundo
aborrecieron sus vidas para poseer sus almas en la vida eterna ¡Oh, cuán estrecha y retirada vida
hicieron los Santos Padres en el yermo! ¡Cuán largas y graves tentaciones padecieron! ¡Cuán de
ordinario fueron atormentados del enemigo! ¡Cuán continuas y fervientes oraciones ofrecieron a
Dios! ¡Cuán rigurosas abstinencias cumplieron! ¡Cuán gran celo y fervor tuvieron en su
aprovechamiento espiritual! ¡Cuán fuertes peleas pasaron para vencer los vicios! ¡Cuán pura y
recta intención tuvieron con Dios!
3. De día trabajaban, y por la noche se ocupaban en larga oración; aunque trabajando, no cesaban
de la oración mental. Todo el tiempo gastaban bien; las horas les parecían cortas para darse a
Dios, y por la gran dulzura de la contemplación, se olvidaban de la necesidad del mantenimiento
corporal. Renunciaban todas las riquezas, honras, dignidades, parientes y amigos; ninguna cosa
querían del mundo; apenas tomaban lo necesario para la vida, y les era pesado servir a su cuerpo
aun en las cosas más necesarias. De modo que eran pobres de lo temporal, pero riquísimos en
gracia y virtudes. En lo de fuera eran necesitados; pero en lo interior estaban con la gracia y divinas
consolaciones recreados.
Ajenos eran al mundo, mas muy allegados a Dios, del cual eran familiares amigos. Teníanse por
nada en cuanto a sí mismos y para nada con el mundo eran despreciados; mas en los ojos de Dios
eran muy preciosos y amados. Estaban en verdadera humildad; vivían en sencilla obediencia;
andaban en caridad y paciencia, y por esa cada día crecían en espíritu y alcanzaban mucha gracia
delante de Dios. Fueron puestos por dechados a todos los religiosos, y más nos deben mover para
aprovechar en el bien, que no la muchedumbre de los tibios para aflojar y descaecer.
Lecturas 45
Día 7º Nuestros santos Patronos: Imitación de Cristo (Kempis), Libro 1, Capítulo 18 (b)
Capítulo 18: DE LOS EJEMPLOS DE LOS SANTOS PADRES
4. ¡Oh, cuán grande fue el fervor de todos los religiosos al principio de sus sagrados institutos!
¡Cuánta la devoción de la oración! ¡Cuanto el celo de la virtud! ¡Cuánta disciplina floreció! ¡Cuánta
reverencia y obediencia al superior hubo en todas las cosas! Aun hasta ahora dan testimonio de
ello las señales que quedaron, de que fueron verdaderamente varones santos y perfectos los que,
peleando tan esforzadamente, vencieron al mundo. Ahora ya se estima en mucho aquel que no
quebranta la Regla, y con paciencia puede sufrir lo que aceptó por su voluntad.
5. ¡Oh tibieza y negligencia de nuestro estado, que tan presto declinamos del fervor primero, y nos
es molesto el vivir por nuestra flojedad y tibieza! ¡Pluguiese a Dios que no durmiese en ti el
aprovechamiento de las virtudes, pues viste muchas veces tantos ejemplos de devotos!
Lecturas 46
Día 8º Cómo resistir a las tentaciones (1era parte): Imitación de Cristo (Kempis), Libro 1,
Capítulo 13
2. Mas las tentaciones son muchas veces utilísimas al hombre, aunque sean graves y pesadas;
porque en ellas es uno humillado, purgado y enseñado. Todos los Santos por muchas tribulaciones
y tentaciones pasaron; y aprovecharon. Y los que no las quisieron resistir fueron tenidos por
réprobos y sucumbieron. No hay religión tan santa, ni lugar tan secreto, que no haya tentaciones y
adversidades.
3. No hay hombre seguro del todo de tentaciones mientras vive; porque en nosotros mismos .está
la causa de donde vienen, pues que nacimos con la inclinación al pecado. Pasada una tentación o
tribulación, sobreviene otra; y siempre tendremos que sufrir, porque se perdió el bien de nuestra
felicidad. Muchos quieren huir las tentaciones y caen en ellas más gravemente. No se puede
vencer con sólo huirlas; mas con paciencia y verdadera humildad nos hacemos más fuertes que
todos los enemigos:
4. El que solamente quita el mal que se ve y no arranca la raíz, poco aprovechará; antes tornarán a
él más presto las tentaciones, y se hallará peor. Poco a poco, con paciencia y larga esperanza,
vencerás (con el favor divino) mejor, que no con violencia y propia fatiga. Toma muchas veces
consejo en la tentación, y no seas desabrido con el que está tentado; antes procura consolarle,
como tú lo quisieras para ti.
Lecturas 47
Día 9º Cómo resistir a las tentaciones (2da parte): Imitación de Cristo (Kempis), Libro 1,
Capítulo 13
6: Algunos padecen graves tentaciones al principio de su conversión, y otros al fin. Pero otros son
molestados casi por toda su vida. Algunos son tentados blandamente, según la sabiduría y el juicio
de la divina Providencia, que mide el estado y los méritos de los hombres, y todo lo tiene ordenado
para la salvación de sus escogidos.
7. Por eso no debemos desconfiar cuando somos tentados, sino antes rogar a Dios con mayor
fervor que sea servido de ayudarnos en toda tribulación; el cual, sin duda, según el dicho de San
Pablo, nos dará, junto con tentación, .tal auxilio, que La podamos resistir (1 Cor., 10, 13).
Humillemos, pues, nuestras almas debajo de la mano de Dios en toda tribulación y tentación,
porque Él salvará y engrandecerá a los humildes de espíritu.
Día 10º Renunciar al mundo: Lucas 18, 15-30 e Imitación de Cristo (Kempis), Libro 3,
Capítulo 10
“Le traían también niños pequeñitos para que los tocara, pero los discípulos empezaron a
reprender a esas personas. Jesús pidió que se los trajeran, diciendo: «Dejen que los niños vengan
a mí y no se lo impidan, porque el Reino de Dios pertenece a los que son como ellos. En verdad les
digo que el que no reciba el Reino de Dios como niño no entrará en él.»
Cierto hombre importante le preguntó: «Maestro bueno, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida
eterna?» Jesús le dijo: «¿Por qué me llamas bueno? Sólo Dios es bueno, nadie más. Ya sabes los
mandamientos: No cometas adulterio, no mates, no robes, no levantes falsos testimonios, honra a
tu padre y a tu madre.» Pero él contestó: «Todo esto lo he cumplido ya desde joven.» Al oír esto,
Jesús le dijo: «Todavía te falta una cosa: vende todo lo que tienes, reparte el dinero entre los
pobres y tendrás un tesoro en el cielo; después ven y sígueme.» Ante tal respuesta, el hombre se
puso triste, pues era muy rico.
Al verlo, dijo Jesús: «¡Qué difícil es, para los que tienen riquezas, entrar en el Reino de Dios! Es
más fácil para un camello pasar por el ojo de una aguja que para un rico entrar en el Reino de
Dios.» Los presentes dijeron: «¿Quién podrá salvarse entonces?» Jesús respondió: «Lo que es
imposible para los hombres es posible para Dios.»
En ese momento Pedro dijo: «Ya ves que nosotros hemos dejado todo lo que teníamos y te hemos
seguido.» Jesús respondió: «Yo les aseguro que ninguno dejará casa, esposa, hermanos,
padre, o hijos a causa del Reino de Dios sin que reciba mucho más en el tiempo presente y, en el
mundo venidero, la vida eterna.»”
2. ¡Oh fuente de amor perenne! ¿Qué diré de Ti? ¿Cómo podré olvidarme de Ti, que te dignaste de
acordarte de mí, aun después que yo me perdí y perecí? Usaste de misericordia con tu siervo
sobre toda esperanza, y sobre todo merecimiento me diste tu gracia y amistad. ¿Qué te volveré yo
por esta gracia? Porque no se concede a todos que, dejadas todas las cosas, renuncien al mundo
y escojan vida retirada. ¿Por ventura es gran cosa que yo te sirva, cuando toda criatura está
obligada a servirte? No me debe parecer mucho servirte, sino más bien me parece grande y
maravilloso que Tú te dignaste de recibir por siervo a un tan pobre e indigno y unirle con tus
amados siervos.
3. Tuyas son, pues, todas las cosas que tengo y con que te sirvo. Pero por el contrario, Tú me
sirves más a mí que yo a Ti. El cielo y la tierra que Tú criaste para el servicio del hombre, están
prontos, y hacen cada día todo lo que les has mandado; y esto es poco, pues aún has destinado a
los ángeles para servicio del hombre. Mas a todas estas cosas excede el que Tú mismo te dignaste
de servir al hombre, y le prometiste que te darías a Ti mismo.
4. ¿Qué te daré yo por tantos millares de beneficios? ¡Oh! ¡Si pudiese yo servirte todos los días de
mi vida! ¡Oh! ¡Si pudiese solamente, siquiera un solo día, hacerte algún digno servicio!
Verdaderamente Tú solo eres digno de todo servicio, de toda honre y de alabanza eterna.
Verdaderamente Tú solo eres mi Señor, y yo soy un pobre siervo tuyo, que estoy obligado a
servirte con todas mis fuerzas, y nunca debo cansarme de alabarte. Así lo quiero, así lo deseo; y lo
que me falta, ruégote que Tú lo suplas.
5. Grande honra y gran gloria es servirte, y despreciar todas las cosas por Ti. Por cierto grande
gracia tendrán los que de toda voluntad se sujetaren a tu santísimo servicio. Hallarán la suavísima
consolación del Espíritu Santo los que por amor tuyo despreciaren todo deleite carnal. Alcanzarán
gran libertad de corazón los que entran por senda estrecha por amor tuyo, y por él desechan todo
cuidado del mundo.
6. ¡Oh agradable y alegre servidumbre de Dios, con la cual se hace el hombre verdaderamente
libre y santo! ¡Oh sagrado estado de la profesión religiosa, que hace al hombre igual a los ángeles,
apacible a Dios, terrible a los demonios, y recomendable a todos los fieles! ¡Oh esclavitud digna de
ser abrazada y siempre deseada, por la cual se merece el Sumo Bien, y se adquiere el gozo que
durará sin fin!
Lecturas 50
Día 11º Enmendar nuestras faltas: Imitación de Cristo (Kempis), Libro 1, Capítulo 25 (a)
Capítulo 25: De la fervorosa enmienda de toda nuestra vida.
1. Vela con mucha diligencia en el servicio de Dios, y piensa de ordinario a que viniste, y por qué
dejaste el mundo. ¿No es por ventura con el fin de vivir para Dios, y ser hombre espiritual? Corre,
pues, con fervor a la perfección, que presto recibirás el galardón de tu trabajo, y no habrá de ahí
adelante temor ni dolor en tu fin. Ahora trabajarás un poco, y hallarás después gran descanso, y
aun perpetua alegría. Si permaneces fiel y fervoroso en obrar, sin duda será Dios fiel y rico en
pagar. Ten firme esperanza que alcanzarás victoria, mas no conviene tener seguridad, porque no
aflojes ni te ensoberbezcas.
2. Se hallaba uno lleno de congoja luchando entre el temor y la esperanza; y un día cargado de
tristeza entró en la iglesia y se postró delante del altar en oración, y meditando en su corazón
varias cosas, dijo: ¡Oh! ¡Si supiese que había de perseverar! Y luego oyó en lo interior la divina
respuesta: ¿Qué harías si eso supieses? Haz ahora lo que entonces quisieras hacer, y estarás
seguro. Y en aquel punto, consolado y confortado, se ofreció a la divina voluntad, y cesó su
congojosa turbación. Y no quiso escudriñar curiosamente para saber lo que le había de suceder,
sino que anduvo con mucho cuidado de saber lo que fuese la voluntad de Dios, y a sus divinos ojos
más agradable y perfecto, para comenzar y perfeccionar toda buena obra.
3. El Profeta dice: Espera en el Señor, y has bondad, y habita en la tierra, y serás apacentado en
sus riquezas. Detiene a muchos el fervor de su aprovechamiento, el espanto de la dificultad, o el
trabajo de la pelea. Ciertamente aprovechan más en las virtudes, aquellos que más varonilmente
ponen todas sus fuerzas para vencer las que les son más graves y contrarias. Porque allí
aprovecha el hombre más y alcanza mayor gracia, adonde más se vence, a sí mismo y se mortifica
el espíritu.
4. Pero no todos tienen igual ánimo para vencer y mortificarse. No obstante, el diligente y celoso de
su aprovechamiento, más fuerte será para la perfección, aunque tenga muchas pasiones, que el de
buen natural, si pone poco cuidado en las virtudes. Dos cosas especialmente ayudan mucho a
enmendarse, es a saber: desviarse con esfuerzo de aquello a que le inclina la naturaleza
viciosamente y trabajar con fervor por el bien que más le falta. Trabaja también en vencer y evitar
lo que de ordinario te desagrada en tus prójimos.
5. Mira que te aproveches dondequiera; y si vieres y oyeres buenos ejemplos, anímate a imitarlos.
Mas si vieres alguna cosa digna de reprensión, guárdate de hacerla; y si alguna vez la hiciste,
Lecturas 51
procura enmendarte luego. Así como tú miras a los otros, así los otros te miran a ti. ¡Oh! ¡Cuán
alegre y dulce cosa es ver los devotos y fervorosos hermanos, con santas costumbres y observante
disciplina! ¡Cuán triste y penoso es verlos andar desordenados, y qué no hacen aquello a que son
llamados por su vocación! ¡Oh! ¡Cuán dañoso es ser negligentes en el propósito de su llamamiento,
y ocuparse en lo que no les mandan!
Lecturas 52
Día 12º Velar sobre sí mismo: Imitación de Cristo (Kempis), Libro 1, Capítulo 25 (b)
Capítulo 25 : De la fervorosa enmienda de toda nuestra vida.
6. Acuérdate de la profesión que tomaste, y proponte por modelo al Crucificado. Bien puedes
avergonzarte mirando la vida de Jesucristo; porque aún no estudiaste a conformarte más con El,
aunque ha muchos años que estás en el camino de Dios. El religioso que se ejercita intensa y
devotamente en la santísima vida y pasión del Señor, halla allí todo lo útil y necesario
cumplidamente para sí; y no hay necesidad que busque cosa mejor fuera de Jesús. ¡Oh! ¡Si viniese
a nuestro corazón Jesús crucificado, cuán presto y cumplidamente seríamos enseñados.
7. El fervoroso religioso acepta todo lo que le mandan, y lo lleva muy bien. El negligente y tibio
tiene tribulación sobre tribulación, y de todas partes padece angustia, porque carece de
consolación interior, y no le dejan buscar la exterior. El religioso que vive fuera de la observancia,
cerca está de caer gravemente. El que busca vivir más ancho y descuidado, siempre estará en
angustias, porque lo uno y lo otro le descontentará.
8. ¿Cómo lo hacen tantos religiosos que están encerrados en la observancia del monasterio? Salen
pocas veces, viven abstraídos, comen pobremente, visten ropa basta, trabajan mucho, hablan
poco, velan largo tiempo, madrugan muy temprano, tienen continuas horas de oración, leen a
menudo, y guardan en todo exacta disciplina. Mira cómo los cartujos, los cistercienses, y los
monjes y monjas de diversas órdenes se levantan cada noche a alabar al Señor. Y por eso sería
torpe que tú emperezases en obra tan santa, donde tanta multitud de religiosos comienza a alabar
a Dios.
9. ¡Oh! ¡Si nunca hubiésemos de hacer otra cosa sino alabar al Señor nuestro Dios con todo el
corazón y con la boca! ¡Oh! ¡Si nunca tuvieses necesidad de comer, beber y dormir, sino que
siempre pudieses alabar a Dios, y solamente ocuparte en cosas espirituales! Entonces serías
mucho más dichoso que ahora cuando sirves a la necesidad de la carne. ¡Pluguiese a Dios que no
tuviésemos estas necesidades, sino solamente las refecciones espirituales, las cuales gustamos
bien raras veces!
10. Cuando el hombre llega al punto de no buscar su consuelo en ninguna criatura, entonces
comienza a gustar de Dios perfectamente y está contento con todo lo que le sucede. Entonces ni
se alegra mucho, ni se entristece por lo poco; mas pónese entera y fielmente en Dios, el cual le es
todo en todas las cosas, para quien ninguna perece ni muere, sino que todas viven y le sirven sin
tardanza.
Lecturas 53
11. Acuérdate siempre del fin, y que el tiempo perdido jamás vuelve. Nunca alcanzarás las virtudes
sin cuidado y diligencia. Si comienzas a ser tibio, comenzará a irte mal. Mas si te excitares al
fervor, hallarás gran paz, y sentirás el trabajo muy ligero por la gracia de Dios y por el amor de la
virtud. El hombre fervoroso y diligente, a todo está dispuesto. Mayor trabajo es resistir a los vicios y
pasiones, que sudar en los trabajos corporales. El que no evita los defectos pequeños, poco a poco
cae en los grandes. Te alegrarás siempre a la noche, si gastares, bien el día. Vela sobre ti;
despiértate a ti; y sea de los otros lo que fuere, no te descuides de ti. Tanto aprovecharás, cuanto
más fuerza te hicieres. Amén.
Lecturas 54
SEGUNDA PARTE
Día 13º Conócete a ti mismo: Lucas 11, 1-10
“Un día estaba Jesús orando en cierto lugar. Al terminar su oración, uno de sus discípulos le dijo:
«Señor, enséñanos a orar, como Juan enseñó a sus discípulos.» Les dijo: Cuando recen, digan:
Padre, santificado sea tu Nombre, venga tu Reino. Danos cada día el pan que nos corresponde.
Perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todo el que nos debe. Y no
nos dejes caer en la tentación.»
Les dijo también: «Supongan que uno de ustedes tiene un amigo y va a medianoche a su casa a
decirle: «Amigo, préstame tres panes, porque un amigo mío ha llegado de viaje y no tengo nada
que ofrecerle». Y el otro le responde a usted desde adentro: «No me molestes; la puerta está
cerrada y mis hijos y yo estamos ya acostados; no puedo levantarme a dártelos». Yo les digo:
aunque el hombre no se levante para dárselo porque usted es amigo suyo, si usted se pone
pesado, al final le dará todo lo que necesita.
Pues bien, yo les digo: Pidan y se les dará, busquen y hallarán, llamen a la puerta y les abrirán.
Porque todo el que pide recibe, el que busca halla y al que llame a la puerta, se le abrirá.”
TERCERA PARTE
Día 20º Conociendo a María: Lucas 2, 16-21; 42-52
“Fueron apresuradamente y hallaron a María y a José con el recién nacido acostado en el pesebre.
Entonces contaron lo que los ángeles les habían dicho del niño. Todos los que escucharon a los
pastores quedaron maravillados de lo que decían. María, por su parte, guardaba todos estos
acontecimientos y los volvía a meditar en su interior.
Después los pastores regresaron alabando y glorificando a Dios por todo lo que habían visto y
oído, tal como los ángeles se lo habían anunciado. Cumplidos los ocho días, circuncidaron al
niño y le pusieron el nombre de Jesús, nombre que había indicado el ángel antes de que su madre
quedara embarazada”...
"Cuando Jesús cumplió los doce años, subió también con ellos a la fiesta, pues así había de ser.
Al terminar los días de la fiesta regresaron, pero el niño Jesús se quedó en Jerusalén sin que sus
padres lo supieran. Seguros de que estaba con la caravana de vuelta, caminaron todo un día.
Después se pusieron a buscarlo entre sus parientes y conocidos. Como no lo encontraran,
volvieron a Jerusalén en su búsqueda.
Al tercer día lo hallaron en el Templo, sentado en medio de los maestros de la Ley, escuchándolos
y haciéndoles preguntas. Todos los que le oían quedaban asombrados de su inteligencia y de sus
respuestas. Sus padres se emocionaron mucho al verlo; su madre le decía: «Hijo, ¿por qué nos
has hecho esto? Tu padre y yo hemos estado muy angustiados mientras te buscábamos.»
Él les contestó: «¿Y por qué me buscaban? ¿No saben que yo debo estar donde mi Padre?» Pero
ellos no comprendieron esta respuesta. Jesús entonces regresó con ellos, llegando a Nazaret.
Posteriormente siguió obedeciéndoles. Su madre, por su parte, guardaba todas estas cosas en su
corazón. Mientras tanto, Jesús crecía en sabiduría, en edad y en gracia, ante Dios y ante los
hombres".
Día 23º En qué consiste la perfecta consagración a Jesús por María (1era parte)
Ya está la lectura en las páginas 24 y 25
Lecturas 57
Día 24º En qué consiste la perfecta consagración a Jesús por María (2da. parte)
Ya está la lectura en las páginas 25 y 26
Día 25º En qué consiste la perfecta consagración a Jesús por María (3era. parte)
Ya está la lectura en la página 26
CUARTA PARTE
Día 27º Conocimiento de Jesús: Juan 1, 38-39; Mateo 26, 1-2; 26-29; 36-46; Mateo 16, 13-18
"Jesús se volvió y, al ver que lo seguían, les preguntó: «¿Qué buscan?» Le contestaron: «Rabbí
(que significa Maestro), ¿dónde vives?» Jesús les dijo: «Vengan y lo verán.» Fueron, vieron dónde
vivía y se quedaron con él aquel día. Eran como las cuatro de la tarde. Cuando Jesús terminó
todos estos discursos, dijo a sus discípulos: «Ustedes saben que la Pascua cae dentro de dos días,
y el Hijo del Hombre será entregado para ser crucificado.»...
Mientras comían, Jesús tomó pan, pronunció la bendición, lo partió y lo dio a sus discípulos,
diciendo: «Tomen y coman; esto es mi cuerpo.» Después tomó una copa, dio gracias y se la pasó
diciendo: «Beban todos de ella: esto es mi sangre, la sangre de la Alianza, que es derramada por
una muchedumbre, para el perdón de sus pecados. Y les digo que desde ahora no volveré a beber
del zumo de cepas, hasta el día en que lo beba nuevo con ustedes en el Reino de mi Padre.»...
Llegó Jesús con ellos a un lugar llamado Getsemaní y dijo a sus discípulos: «Siéntense aquí,
mientras yo voy más allá a orar.» Tomó consigo a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo y comenzó a
sentir tristeza y angustia. Y les dijo: «Siento una tristeza de muerte. Quédense aquí conmigo y
permanezcan despiertos.» Fue un poco más adelante y, postrándose hasta tocar la tierra con su
cara, oró así: «Padre, si es posible, que esta copa se aleje de mí. Pero no se haga lo que yo
quiero, sino lo que quieres tú.» Volvió donde sus discípulos, y los halló dormidos; y dijo a Pedro:
«¿De modo que no pudieron permanecer despiertos ni una hora conmigo?
Estén despiertos y recen para que no caigan en la tentación. El espíritu es animoso, pero la carne
es débil.» De nuevo se apartó por segunda vez a orar: «Padre, si esta copa no puede ser apartada
de mí sin que yo la beba, que se haga tu voluntad.» Volvió otra vez donde los discípulos y los
encontró dormidos, pues se les cerraban los ojos de sueño. Los dejó, pues, y fue de nuevo a orar
por tercera vez repitiendo las mismas palabras. Entonces volvió donde los discípulos y les dijo:
«¡Ahora pueden dormir y descansar! Ha llegado la hora y el Hijo del Hombre es entregado en
manos de pecadores. ¡Levántense, vamos! El traidor ya está por llegar.»"...
Jesús se fue a la región de Cesarea de Filipo. Estando allí, preguntó a sus discípulos: «Según el
parecer de la gente, ¿quién soy yo? ¿Quién es el Hijo del Hombre?» Respondieron: «Unos dicen
que eres Juan el Bautista; otros que eres Elías, o bien Jeremías o alguno de los profetas.» Jesús
les preguntó: «Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?» Pedro contestó: «Tú eres el Mesías, el Hijo
del Dios vivo.» Jesús le replicó: «Feliz eres, Simón Barjona, porque esto no te lo ha revelado la
carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los Cielos. Y ahora yo te digo: Tú eres Pedro (o sea
Piedra), y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia; los poderes de la muerte jamás la podrán vencer”.
Lecturas 59
Día 29º La imitación de Cristo y desprecio de todas las vanidades del mundo.
Ya está la lectura en la página 35
Día 32º Jesús Palabra de Vida Eterna: Juan 17, 3-6; 14-17
““Y ésta es la vida eterna: conocerte a ti, único Dios verdadero, y al que tú has enviado, Jesús, el
Cristo. Yo te he glorificado en la tierra y he terminado la obra que me habías encomendado. Ahora,
Padre, dame junto a ti la misma Gloria que tenía a tu lado antes que comenzara el mundo. He
manifestado tu Nombre a los hombres: hablo de los que me diste, tomándolos del mundo. Eran
tuyos, y tú me los diste y han guardado tu Palabra...
Yo les he dado tu mensaje, y el mundo los ha odiado, porque no son del mundo como tampoco yo
soy del mundo. No te pido que los saques del mundo, sino que los defiendas del Maligno. Ellos
no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. Conságralos mediante la verdad: tu palabra
es verdad”.
Bueno será que en ese día se pague algún tributo a Jesucristo y a la Virgen, ya por
vía de penitencia de la infidelidad a los votos del bautismo, ya para protestar de la
completa dependencia del dominio de Jesús y de María. Este tributo será según la
devoción y la capacidad de cada cual, como ayuno, una mortificación, una limosna;
aun cuando no se diera más que un alfiler, es bastante para Jesús, que sólo atiende a
la buena voluntad. Todos los años, se renovará la misma consagración, observando
estas prácticas durante 33 días.
¡Oh Sabiduría eterna y encarnada! ¡Oh amable y adorable Jesús, verdadero Dios y
verdadero hombre, Hijo único del Padre Eterno y de María, siempre virgen! Os adoro
profundamente en el seno y en los esplendores de vuestro Padre, durante la
eternidad, y en el seno virginal de María, vuestra dignísima Madre, en el tiempo de
vuestra Encarnación.
Por esto he recurrido a la intercesión de vuestra Santísima Madre, que Vos me habéis
dado como mediadora ante vos, y por este medio espero obtener de Vos la contrición
y el perdón de mis pecados, la adquisición y la conservación de la Sabiduría.
¡Oh Madre admirable! Presentadme a vuestro Hijo en calidad de eterno esclavo, a fin
de que, pues me rescató por Vos, me reciba de vuestras manos. ¡Oh Madre de
misericordia!, concededme la gracia de alcanzar la verdadera sabiduría de Dios, y de
colocarme, por tanto, entre los que Vos amáis, enseñáis, guiáis, alimentáis y protegéis
como a vuestros hijos y esclavos. ¡Oh Virgen fiel!
Lugar..........................................................................................................
Fecha..........................................................................................................
Nombre y Firma.........................................................................................
Firma de un testigo.....................................................................................