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FLAVIO HERRERA Tu arte, florilegio y pedrería,

El Beso forjó en milagro de amor profundo

Se iluminó la estancia de una venusta gracia altivo trono para la patria mía
cuando acerqué a tu boca la mía temblorosa, y letras de oro para la admiración del mundo.
mientras por tierra y cielo relampagueó mi
audacia Tus libros, abrazo de historia y de leyenda
cortándole a la vida su más intacta rosa.
arrullan el alma con místico acento,
¿Qué jugo, di, qué jugo el corazón invoca son majestad y beso, relámpago y ala;
tiene como tus labios tan íntimos dulzores?
Mujer, dime: ¿Qué abejas buscaron en qué para el aeda, tu genio es loada senda,
flores para la posterioridad: regio monumento
las mieles trasegadas al panal de tu boca?
y plegaria de amor para Guatemala.
¡Oh, beso! con la gloria de tu emoción celeste
–comunión de alma y boca, brasa y
diafanidad–
abriste en el más puro de los espasmos: Este,
a nuestro barro efímero rutas de eternidad.

Tu labio, jardín donde la fiebre es jardinera;


botón de calentura mi labio nunca ahíto,
fundiéronse en las llagas de la inmortal
hoguera
para beberse juntos de un beso el infinito.

ENRIQUE GÓMEZ CARRILLO


Pajarillos
Iremos por la vida como dos pajarillos
que van en los de rubias espigas, y
hablaremos
de sutiles encantos y de goces supremos
con ingenuas palabras y diálogos sencillos.
JOSÉ MILLA VIDAURRE
Cambiaremos sonrisas con la hermana violeta
El desamor que atisba tras la verde y oscura celosía,
Tuviste la gloria de traspasar los Andes y aplaudiremos ambos la célica armonía
del amigo sinsonte que es músico y poeta.
en alas de tu numen florido;
Daremos a las nubes que circundan los flancos
fuiste grande entre los grandes
de las altas montañas nuestro saludo atento,
y de la patria: su hijo bien nacido. y veremos cuál corren al impulso del viento
como un tropel medroso de corderillos blancos.
Oiremos cómo el bosque se puebla de sus ollas;
rumores,
de misteriosos cantos y de voces extrañas; su nixtamal,
y veremos cuál tejen las pacientes arañas sus piedras de moler.
sus telas impalpables con los siete colores.
Todo lo disponible se hizo presente’.
Iremos por la vida confundidos en ella,
sin nada que conturbe la silenciosa calma,
y el alma de las cosas será nuestra propia
alma,
y nuestro propio salmo el salmo de la estrella.

Y un día, cuando el ojo penetrante e inquieto


sepa mirar muy hondo, y el anhelante oído
sepa escuchar las voces del desconocido,
se abrirá a nuestras almas el profundo secreto.
este es uno de los poemas de enrique Gómez
que se llama A LA QUE VA CONMIGO
JOSE BATRES
Cuento
Una vieja soltera se moría
y sin cesar pedía
al confesor que estába cerca de ella
la palma y la corona de doncella;
y su afán era tanto
que era capaz de impacientar a un santo,
aunque no lo mostrase el padre cura,
hombre muy ponderable de dulzura.
Una de tantas veces, sin embargo,
que estába repitiendole el encargo
nuestra virgen anciana
por centésima vez en la mañana,
aburrido el pastor de aquella tema
a la vieja le dijo con gran flema:
“Mire, Tía Pascuala, que la cosa
LUIS ENRIQUE SAM COLOP
es algo peligrosa,
Copa de la Raíz pues si su doncellez no es verdadera,
y la van a enterrar de ésta manera
‘se deshacía cubierta con insignias virginales,
se desmoronaba y el menor de sus males
será ir al infierno en cuerpo y alma
se humedecía...’ tan sólo por la culpa de la palma;
Y cuando los objetos de los hombres de mírese bien en ello, madre mía,
madera se rebelan contra ellos: y no le salga cara su porfía.’
“El Señor, le responde, me és testigo
‘Hablaron todas sus tinajas, que no reza conmigo
éso que usted acaba de decirme.
sus comales, ¡Si por algo no temo yo el morirme…!
sus platos, Ello…en fin…es del todo…indiferente,
Pero…mejor será…porque la gente sobre todas las miradas,
no vea…vanidad en mi persona, si, sobre todas ellas
que me entierren sin palma ni corona’.
Que importa que te digan india,
dice el abuelo,
que ellos no saben de estrellas…

MÁXIMO SOTO HALL VIRGILIO RODRIGUEZ MACAL

SI TE DICEN INDIA MARIO ALBERTO CARRERA


Si te dicen india…
Si te dicen india…
dice el abuelo,
ANGELINA ACUÑA CASTAÑEDA
ellos no saben de estrellas Alma Que me Buscas
No importa que te digan india, Yo sé que hay un alma lejos de la mía.
qué podrá enseñar
quien no conozca las cosas bellas, Un alma distante que también espera.
y no querrán verte digna, Que busca mis huellas esquivas
solo por vestir tu raíz,
tu divina esencia. Y que de mis pasos huye sin saberlo
Tus ojos, saben esperar el mañana, Tal vez han rozado sus líricas alas
y platicarle al sol,
El suave temblor de las mías.
qué se siente mirar desde la más grande
ventana, Acaso en sus ojos mi luz fascinada
tu cielo no tiene fronteras,
como el don que tienes para amar Encendió un instante la imagen perdida

India, si, india a muchas leguas, Quizá en los vaivenes del mundo inconstantes
la que canta con los pájaros, Las dos almas se oyen se ven se preguntan
la que nuevas voces estrena,
la que hoy le arranca los versos, Pero no se escuchan ni miran y parten
a un juglar que le canta a las quimeras, Buscándose siempre sin hallarse nunca
ser un sueño viviente es ilusión
Alma que me buscas yo que desespero
Así tú,
enseñando y aprendiendo, Te busco y te llamo sin nombre preciso
bella entre la gente,
Con alas de música locura y anhelos
Surcando silencios de tedio y de frio jose batres Montufar
Donde en que milagro Cuando En que Yo pienso en ti
En qué extraño mundo de lumbres arcanas Yo pienso en ti, tú vives en mi mente
sola, fija, sin tregua, a toda hora,
Tal vez para entonces nos diga el destino aunque tal vez el rostro indiferente
Que ya estamos juntas y somos hermanas. no deje reflejar sobre mi frente
la llama que en silencio me devora.
En mi lobrega y yerta fantasía
brilla tu imagen apacible y pura,
como el rayo de luz que el sol envía
a traves de una boveda sombria
al roto mármol de una sepultura.
Callado, inerte, en estupor profundo,
mi corazón se embarga y se enajena
y allá en su centro vibra moribundo
cuando entre el vano estrépito del mundo
la melodía de tu nombre suena.
Sin lucha, sin afán y sin lamento,
CARLOS WYLD OSPINA sin agitarme en ciego frenesí,
Poesía breve sin proferir un solo, un leve acento,
las largas horas de la noche cuento
La episcopal mansión de ancha portada ¡y pienso en ti!
con escudos tallados en la piedra
en el patio una fuente abandonada
y al tejado asomándose la hiedra,
roba la luz a la plazuela oscura
llena de emanaciones salitrosas
y en que, bajo una paz de sepultura,
duermen su sueño secular las cosas …

Nadie penetra a los salones viejos,


ni cruza por los patios azulejos
del antiguo palacio abandonado …

Sólo de vez en cuando, en la alta noche,


ante la puerta se detiene un coche,
y baja de él un clérigo enlutado.

LUIS ENRIQUE SAM COLOP

MARCO ANTONIO FLORES


AYER

Para romper las costras de la luna


nos pusimos un yelmo en la mirada
nos tiramos de cabeza en los charcos
que reflejaban su rostro por las noches
Desde entonces caminamos con agua entre
los ojos JOSE MILLA VIDAURRE
y lodo en las pupilas.
Chapin
Poco a poco El verdadero chapín ama a su patria
hemos ido encontrando el encanto de la ardientemente, entendiendo con frecuencia por
ceguera patria la capital donde ha nacido; y está tan
la música que nos acompaña en el peregrinaje adherido a ella, como la tortuga al carapacho
va tejiendo los sueños con un dulce remolino. que la cubre. Para él, Guatemala es mejor que
París; no cambiaría el chocolate, por el té ni
por el café (en lo cual tal vez tiene razón). Le
gustan más los tamales que el vol-au-vent, y
prefiere un plato de pipián al más suculento
roastbeef. Va siempre a los toros por
diciembre, monta a caballo desde mediados de
agosto hasta el fin del mes; se extasía viendo
arder castillos de pólvora; cree que los pañetes
de Quezaltenango y los brichos de
Totonicapán pueden competir con los mejores
ADRIAN RECINOS paños franceses y con los galones españoles;
y en cuanto a música, no cambiaría los
Voy corriendo sonecitos de Pascua por todas las óperas de
Voy corriendo en el viento de mi niñez en ese Verdi. Habla un castellano antiquísimo: vos,
Lebu tormentoso, y oigo, tan claro, la palabra mirás, tené, andá; y su conversación está
“relámpago”. -Relámpago, relámpago”. Y voy salpicada de provincialismos, algunos de ellos
volando en ella, y hasta me enciendo en ella tan expresivos como pintorescos.
todavía. Las toco, las huelo, las beso a las
palabras, las descubro y son mías desde los
seis y los siete años; mías como esa veta de
carbón que resplandece viva en el patio de mi
casa. Es el año 25 y recién aprendo a leer.
Tarde, muy tarde. Tres meses veloces en el río
del silabario. Pero las palabras arden: se me
aparecen con un sonido más allá de todo
sentido, con un fulgor y hasta con un peso
especialísimo. ¿Me atreveré a pensar que en
ese juego se me reveló, ya entonces, lo oscuro
y germinante, el largo parentesco entre las
cosas?.

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