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Se iluminó la estancia de una venusta gracia altivo trono para la patria mía
cuando acerqué a tu boca la mía temblorosa, y letras de oro para la admiración del mundo.
mientras por tierra y cielo relampagueó mi
audacia Tus libros, abrazo de historia y de leyenda
cortándole a la vida su más intacta rosa.
arrullan el alma con místico acento,
¿Qué jugo, di, qué jugo el corazón invoca son majestad y beso, relámpago y ala;
tiene como tus labios tan íntimos dulzores?
Mujer, dime: ¿Qué abejas buscaron en qué para el aeda, tu genio es loada senda,
flores para la posterioridad: regio monumento
las mieles trasegadas al panal de tu boca?
y plegaria de amor para Guatemala.
¡Oh, beso! con la gloria de tu emoción celeste
–comunión de alma y boca, brasa y
diafanidad–
abriste en el más puro de los espasmos: Este,
a nuestro barro efímero rutas de eternidad.
India, si, india a muchas leguas, Quizá en los vaivenes del mundo inconstantes
la que canta con los pájaros, Las dos almas se oyen se ven se preguntan
la que nuevas voces estrena,
la que hoy le arranca los versos, Pero no se escuchan ni miran y parten
a un juglar que le canta a las quimeras, Buscándose siempre sin hallarse nunca
ser un sueño viviente es ilusión
Alma que me buscas yo que desespero
Así tú,
enseñando y aprendiendo, Te busco y te llamo sin nombre preciso
bella entre la gente,
Con alas de música locura y anhelos
Surcando silencios de tedio y de frio jose batres Montufar
Donde en que milagro Cuando En que Yo pienso en ti
En qué extraño mundo de lumbres arcanas Yo pienso en ti, tú vives en mi mente
sola, fija, sin tregua, a toda hora,
Tal vez para entonces nos diga el destino aunque tal vez el rostro indiferente
Que ya estamos juntas y somos hermanas. no deje reflejar sobre mi frente
la llama que en silencio me devora.
En mi lobrega y yerta fantasía
brilla tu imagen apacible y pura,
como el rayo de luz que el sol envía
a traves de una boveda sombria
al roto mármol de una sepultura.
Callado, inerte, en estupor profundo,
mi corazón se embarga y se enajena
y allá en su centro vibra moribundo
cuando entre el vano estrépito del mundo
la melodía de tu nombre suena.
Sin lucha, sin afán y sin lamento,
CARLOS WYLD OSPINA sin agitarme en ciego frenesí,
Poesía breve sin proferir un solo, un leve acento,
las largas horas de la noche cuento
La episcopal mansión de ancha portada ¡y pienso en ti!
con escudos tallados en la piedra
en el patio una fuente abandonada
y al tejado asomándose la hiedra,
roba la luz a la plazuela oscura
llena de emanaciones salitrosas
y en que, bajo una paz de sepultura,
duermen su sueño secular las cosas …