El resumen sirve como ejercicio de comprobación que permite valorar en
qué medida se ha comprendido el texto. Su objetivo es reformular el contenido del texto de forma ordenada, condensada y sintética.
Un resumen debe presentar las siguientes características:
Brevedad: debe ajustarse a las cinco líneas de extensión que se
proponen en el ejercicio de la prueba de acceso.
Selección adecuada de la información: hay que recoger todas las ideas
esenciales y desechar las ideas secundarias, los ejemplos, los datos, las reiteraciones,...
Generalidad: sólo deben aparecer las ideas más generales. Si la
información que aporta el texto es concreta, hay que abstraer de ella los conceptos generales a los que se refiere y redactar a partir de ellos el resumen.
Ordenación: debe ajustarse a la estructura u organización del texto y
captar la jerarquía de sus ideas.
Debe recoger el propósito o intención del autor en el texto: intención
crítica, explicativa, irónica, humorística,...
Objetividad: no debe interpretar ni valorar lo que dice el texto. No se pide
si se está de acuerdo o en desacuerdo con las opiniones vertidas por el autor en el texto.
Redacción personal: el resumen no debe recoger literalmente oraciones
o pasajes tomados directamente del texto. No debe realizarse un resumen telegráfico ni una paráfrasis del texto. Debe recoger con las palabras de quien lo ha leído lo sustancial del texto.
Al igual que en el resto de de textos se debe cuidar la redacción y la
ortografía. Para ello, una vez escrito, hay que revisar estos aspectos:
Ortografía y puntuación: hay que buscar siempre la corrección.
Vocabulario empleado: hay que buscar la precisión, tratando de evitar
el uso de palabras comodines, las reiteraciones innecesarias o el léxico de registro coloquial.
Sintaxis utilizada: hay que buscar la claridad expresiva, por lo que se
deben evitar construcciones muy desordenadas, farragosas o mal construidas.