You are on page 1of 1

<Center>https://cdn.pixabay.com/photo/2015/07/18/16/26/angel-850536_960_720.

jpg

[Fuente](https://pixabay.com/es/%C3%A1ngel-ni%C3%B1o-fantasma-esp%C3%ADritu-lindo-
850536/)

## Abominación</center>

<div class=”text-justify”>

─Sí, señor, es mi hermano. No, no me enfurece que lo llamen así. Todos en el pueblo lo sabían.
Nunca intentamos ocultarlo, aunque nadie llegó a verlo. Mi padre sellaba el cuarto…

El puñetazo la dejó sorda. Saboreó la sangre. Tentó el diente flojo. Su propio quejido le llegó lejano.
No lloraba. Había llorado antes, pero no por ellos, sino por él, que estaba asustado, solo (y por su
padre que se enfriaba sobre el charco de sangre).

Ojalá su hermano hubiera huido a los montes. Ojalá, pero no. Se escondía más cerca;
desorientado, descoyuntado por la transformación.

─Señor, nunca mató a nadie… Fuera de la transformación era una criaturita callada…

Recordaba las gallinas de Nola, su cara de espanto, las plumas ensangrentadas. Padre le dio un
cabrito para callarla. “Seguro fue un zorro, pero yo te reparo, Nola”. Padre lloraba.

Recordó el cabrito desmembrado, en el mismo corral de Nola.

─Tiene miedo, señor, dolor, hambre…

Cuando hallaron al pastorcito del barranco, ya los zamuros habían hecho su trabajo. Su padre
dudó, pero no quiso perdonar más.

Era un chico hundido en la oscuridad más sola, hambriento, aterrado…

La patada casi quebró una costilla. El gendarme la arrastró.

Con un aullido doloroso convocó a su hermano y su corazón de muerte.

De las mismas sombras tomó forma. Saltó a la cara embrutecida del hombre y arrebató su
alimento: la lengua y los ojos primero.

</div>

<center>●●●</center>

Cuando terminó de comer, sonrió mansamente.

─No, hermano, ya no tengo miedo ─dijo. Vamos a cruzar los montes.

You might also like