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CANDIDATO: Iván Duque-Centro Democrático.

Principios de campaña: Legalidad, emprendimiento y equidad.


JUSTICIA:
En cuanto a justicia, hay varias propuestas polémicas, que implican una reforma a la justicia, tan
necesaria en este país.
1. Una de las propuestas más polémicas de Duque en cuanto a justicia es la de unificar las cortes
para crear una súper corte. Lo que propone el candidato de Centro Democrático es unir los seis
altos tribunales judiciales, es decir, la Corte Suprema de Justicia, el Consejo de Estado, la Corte
Constitucional, el Consejo Superior de la Judicatura, el Consejo Nacional Electoral y la
Jurisdicción especial para la paz, recordemos que esto último tendría grandes consecuencias en
el proceso de paz. Esto tiene como objetivo, como afirmó Uribe, que una sola corte tome las
decisiones jurídicas del país, “administrando la justicia transicional pactada con las FARC,
eliminando la impunidad total a delincuentes, exigiendo el cumplimiento de las penas para
lograr legibilidad política y corrigiendo los abusos a militares y civiles”.
En este sentido, es importante tener en cuenta que esta es una propuesta que ha generado
controversia, en la medida en que si Duque llegase a ganar, se llevaría a cabo una reforma muy
drástica que le quitaría independencia a la justicia y dejaría el poder de las 3 ramas, ejecutiva,
legislativa y judicial en manos de un partido político, teniendo en cuenta que Uribe sería elegido
como el presidente del Congreso de la República. Además, acabaría con la Corte
Constitucional, la cual ha sido uno de los mayores avances de la Constitución del 91 y que ha
permitido el reconocimiento de derechos a comunidades y grupos sociales.
Por otro lado, esta propuesta ha generado diferentes reacciones por parte de sectores de la
oposición, quienes han declarado que sería el inicio de una larga dictadura, una estrategia de
Uribe para librarse de sus investigaciones, el fin de la acción de tutela y un retroceso hacia la
Constitución del 86. Quienes se han visto a favor de la propuesta, han afirmado que esto
simplificaría los procesos judiciales y mejoraría la eficacia en momentos de complejidad
jurídica.

2. Otra de las propuestas que ha generado polémica ha sido en materia de corrupción. Lo que
propone Duque es reducir inventivos económicos de funcionarios que hagan parte de actos de
corrupción, además ha afirmado que “en un gobierno del Centro Democrático, las empresas,
representantes legales, miembros de junta y funcionarios que sobornen o reciban sobornos no
podrán volver a contratar con el Estado ni aspirar a cargos públicos”. De esta manera, Duque
planea acabar con la corrupción y por supuesto, con la mermelada.
Esta propuesta ha sido bien recibida por los ciudadanos, sin embargo, muchos sectores de la
sociedad han afirmado que aunque es una propuesta viable, no es la solución a la corrupción ni
a los problemas de Colombia. Evidentemente se necesitan cambios más grandes, es por esto
que Duque ha destacado que los funcionarios públicos como concejales y congresistas, no
podrán estar por más de tres periodos en su puesto. Es así como planea aumentar la participación
política de los ciudadanos.
Teniendo en cuenta esto, el debate por propuestas como estas se ha centrado específicamente
en las ventajas y desventajas de reducir los incentivos económicos para la corrupción, el
aumento de responsabilidad jurídica y la transparencia en el sistema judicial.
3. Otra de sus propuestas controversiales es que el Congreso tenga la capacidad de elegir a los
magistrados de las altas cortes y de contratación. Muchos han criticado esta propuesta, pues
afirman que esto beneficiaría a Uribe en cuanto a la evasión de sus investigaciones, favorecería
la corrupción y aumentaría la mermelada. Es controversial teniendo en cuenta el historial de
Colombia en cuanto a la elección para cargos públicos. Los ciudadanos creen que esta sería una
forma del Congreso para pagar por favores recibidos y poner a familiares y amigos en el
gobierno, en este caso en las altas Cortes, tomando como ejemplo el caso de la Yidispolítica.
Quienes están a favor de la propuesta, han afirmado que esto ampliaría la participación del
Congreso en cuanto a licitaciones públicas y que más allá de aumentar la mermelada, frenaría
la corrupción y permitiría que funcionarios públicos ascendieran de cargo por meritocracia y
no por conveniencia.

4. OTRA PROPUESTA: Por último, la polémica se ha visto dirigida recientemente hacia su


propuesta de “aumentar la rigurosidad y punibilidad de los delincuentes y los reincidentes”.
Esta tiene que ver con el aumento de penas a criminales y evasores de la ley. De esta manera,
ha propuesto implementar la Ley 1826 del año 2017, con la cual planea acortar el proceso de
justicia y hacerlo más eficaz para judicializar a los delincuentes. Se cree que esto aumentaría el
gasto público en procesos de justicia que no son convenientes para Colombia y frenaría la
independencia del sistema judicial, teniendo en cuenta la unificación de las cortes.
ECONOMÍA:
1. Propone quitar el IVA por seis días al mes. Esto para reactivar la industria y generar confianza
en empresarios e inversionistas.
2. La base de su propuesta económica se centra en la política de extracción, en la cual propone
que la minería se centre en el petróleo, carbón, plata y oro. Muchos afirman que es un camino
fácil que ha generado retrocesos, ha generado desempleo en ciertas zonas agrarias.
3. Simplificación tributaria y reducción de los trámites para que sea más fácil la relación entre el
estado y las personas. Es viable, confianza en el país
4. Se debe garantizar recursos del estado se gasten bien. No es reducir gastos innecesarios.
5. Bajar impuestos, para que haya más inversión y más empleo. No responde a los problemas del
país.
6. Sistema tributario afecta la inversión, la competitividad.
7. Romper con la informalidad porque afecta sostenibilidad de finanzas públicas, del sistema
pensional, del sistema de salud. Modelo fiscal para que hayan más empresas con capacidad de
emplear. Bajar impuestos a las empresas para que haya más empleo, fomentar empleo. Con qué
se reemplazan las empresas. Controlar evasión pero no se sabe cómo, requeriría cambiar la
Dian. No es prudente bajar los impuestos, es mejor eliminar exenciones, controlar evasión y
después si bajar los impuestos. Es populismo, no se puede bajar la deuda e ir al FMI para
presupuesto.
8. Su énfasis esta generar actividad económica y empresarial con incentivos a empresas a sectores
y la seguridad industrial. Gavelas tributarias. En estos momentos no se puede hacer zonas
francas especiales pero ya no hay los recursos de petróleo que estaban en el gobierno Uribe.
9. Los emprendimientos podrán gozar de una exención de renta por cinco años para impulsar su
creación, se debe analizar que es emprendimiento y quienes van a tener beneficios tributarios.
10. No se puede subir salario mínimo y bajar impuestos. Suena bien a las personas pero en realidad
llevaría a una crisis.
11. También critican que Duque no tenga en cuenta la necesidad de promover el desarrollo
productivo desde las regiones y plantea la inequidad como un problema que “está al final de la
cadena”. “Pensar el crecimiento económico de esta manera es, en el mejor de los casos,
ingenuo”, afirman los economistas.
12. En materia temática observamos que para Duque prácticamente todos los problemas
económicos del país se pueden solucionar con tecnología, big data, incentivos tributarios y la
economía naranja (la economía de las industrias creativas). En efecto, las palabras “tecnología”,
“digital”, “big data”, “información”, “redes”, “inteligente”, “incentivos” y “economía naranja”
aparecen 72 veces en el documento de 13 páginas. En contraste, las palabras “igualdad” y
“equidad” aparecen 0 y 8 veces respectivamente, a pesar de ser Colombia el undécimo país más
desigual del mundo. La analogía sugiere que Duque piensa la inequidad como un problema que
está al final de la cadena, y que, por lo tanto, no debe ser directamente resuelto, sino que se
resolverá automáticamente cuando seamos un país mejor ordenado y crezcamos más. Pensar el
crecimiento económico de esta manera es, en el mejor de los casos, ingenuo. La capacidad de
la estructura económica colombiana de generar equidad gracias al puro crecimiento es limitada,
pues el empleo se ha desplazado sostenidamente hacia sectores de servicios de baja
productividad, hay sectores sistemáticamente rezagados y la productividad ha crecido a tasas
nulas o negativas durante las últimas tres décadas. Además de lo anterior, el crecimiento
económico por sí mismo es incapaz de corregir la inequidad territorial en Colombia por la
desconexión entre nuestras regiones, que impide que el mayor crecimiento de unos lugares se
transmita a los demás. Colombia es el contrario al del árbol de Duque: necesitamos construir
equidad interregional, transformar nuestra estructura productiva y fortalecer políticas
equitativas (como las de educación), para así alcanzar un crecimiento verdadero y efectivo (esto
es, mejor repartido entre regiones y sectores). Este asunto no es menor, pues seguramente la
visión del árbol de Duque regirá el proceso de elaboración del plan nacional de desarrollo si
llegara a ser elegido presidente
13. EXCLUSIÓN DEL TEMA DE LA DESIGUALDAD ECONÓMICA EN MUJERES Y LA
PAZ
14. Destacamos positivamente en este frente la propuesta de emitir un estatuto de subsidios que,
aunque no es nueva, sí es fundamental para Colombia. Colombia necesita urgentemente
eliminar subsidios ineficientes y focalizar el inmenso gasto en subsidios en quienes realmente
los necesitan. Desafortunadamente Duque no explica qué establecería su estatuto ni qué alcance
tendría.
15.
16. Lo fundamental es que establezca que los subsidios deben otorgarse a partir de criterios
estrictamente técnicos y sin intervención de agentes políticos, y deben ser periódicamente
evaluados. Al respecto Duque guarda absoluto silencio.
17.
18. Finalmente, encontramos ilógico y totalmente contradictorio que Duque anuncie un estatuto
que suponemos establecerá que solo existirán subsidios cuando sean la mejor solución a un
problema de política pública, y simultáneamente proponga una artillería de subsidios para
solucionar problemas en diversos frentes sin que nadie haya revisado si esa es efectivamente la
mejor solución.
En materia fiscal, Duque propone algunas cosas convenientes, aunque vagas y poco novedosas (como
impulsar la factura electrónica y simplificar el sistema tributario), y otras cosas totalmente inconvenientes,
como revisar la regla fiscal para “hacerla contracíclica”. Dicha regla, al reducir el riesgo de endeudamiento
excesivo de la Nación, aumentó la confianza de los inversionistas internacionales en Colombia, y le permitió
al gobierno de Santos conseguir la deuda más barata de nuestra historia. Además, la regla fiscal ya tiene un
componente contracíclico que nos permitió aumentar la inversión incluso en el peor momento de la baja de
los precios del petróleo. Por lo tanto, consideramos esta propuesta innecesaria y peligrosamente
inconveniente. Cualquier cambio a la regla para gastar más nos llevaría irremediablemente a perder el grado
de inversión que tanto esfuerzo nos costó recuperar después del aumento en el gasto del gobierno de Uribe
y, por lo tanto, a pagar más intereses por las deudas en que necesariamente tendremos que incurrir en los
próximos años. Sería retroceder casi 10 años en nuestra agenda de responsabilidad económica.

Igualmente preocupante nos resulta que Duque proponga crear garantías de responsabilidad jurídica y de
incentivos a la inversión. Volver a los tiempos de los contratos de estabilidad jurídica sería inconveniente,
pues abriría un hueco adicional en las finanzas públicas. Además, no conocemos evidencia alguna de que las
exenciones parciales otorgadas por el gobierno de Uribe hayan aumentado el empleo o el desarrollo.

La propuesta de Duque de disminuir el gasto y priorizar la inversión es obvia, etérea, poco novedosa (ya lo ha
hecho el gobierno de Santos) y, sobre todo, poco creíble viniendo del Centro Democrático. Como bien ha
demostrado Oskar Nupia, Uribe subió el gasto como proporción del PIB de 14 % a 18,4 %. Uribe gastaba
apenas un peso en inversión por cada cuatro pesos en funcionamiento (un verdadero gobierno “derrochón”),
mientras que Santos en promedio se ha gastado un peso en inversión por cada tres pesos en
funcionamiento. Por lo tanto, la promesa de Duque de racionalizar el gasto priorizando la inversión equivale
a decir que hará lo que ha hecho Santos, quien reversó lo que hizo Uribe. Esto nos resulta poco creíble, por
decir lo menos.

En suma, las propuestas fiscales de Duque son poco realistas, poco factibles, poco novedosas y, sobre todo,
inconvenientes. Brilla por su ausencia una explicación de cómo balanceará las delicadísimas finanzas de la
Nación hacia adelante, gastando lo que el país necesita sin perder el grado de inversión. Todos los
economistas sabemos que la única forma de lograrlo es con una reforma tributaria, que deberá
inexorablemente aumentar las tarifas que pagan los más ricos de Colombia (máxime si queremos reducir los
impuestos que pagan las empresas). No aparece absolutamente ninguna referencia de Duque al respecto, lo
cual es preocupante y poco honesto con el electorado.

En materia de crecimiento económico, varias de las propuestas de Duque no son en realidad propuestas, sino
manifestaciones de intenciones. Propone, por ejemplo, “buscar un crecimiento de la economía, expandiendo
la clase media y reduciendo la pobreza”. No se entiende con claridad cuál es la propuesta allí.

Encontramos conveniente su propuesta de adelantar acciones para aumentar la oferta exportable, aunque lo
que propone para hacerlo (mecanismos alternativos de financiación y acompañamiento técnico) ya se hace
hoy en día.

Lamentamos la ausencia de una estrategia para la diversificación y sofisticación de productos. Duque


propone profundizar los mercados de capitales, pero no dice cómo lo hará. Además, la política de desarrollo
productivo del gobierno de Santos ya contiene un conjunto de acciones concretas para conseguirlo. Igual
ocurre con su propuesta de simplificación normativa, que ya ha sido ampliamente adelantada por el actual
gobierno.

En cuanto a propuestas para el sector rural, estamos de acuerdo con fortalecer la provisión de bienes
públicos agropecuarios. Pero tenemos dudas acerca de la conveniencia y factibilidad de dar incentivos
tributarios para la inversión en el agro. ¿De dónde saldrá la plata para pagar estos incentivos? Además, la
historia (particularmente la historia del gobierno Uribe) nos muestra que en muchas ocasiones los subsidios
agropecuarios han sido ineficientes, y que corren un alto riesgo de ser asignados sin seguir criterios técnicos
y con sesgos políticos.

Otro aspecto francamente preocupante es que Duque no plantee absolutamente ninguna solución a la
inmensa desigualdad en la tenencia de la tierra, y que tampoco haga mención alguna a la necesidad de dar
asistencia técnica y acompañamiento a los pequeños productores. Estos últimos solo aparecen mencionados
como agentes que podrán ser integrados a los procesos agroindustriales.

En resumen, los pequeños productores y los campesinos sin tierra parecen tener en la política de Duque el
rol de empleados, jornaleros y asociados, y no el de pequeños propietarios eficientes que provean el
alimento de los colombianos.

De la política de emprendimiento de Duque encontramos convenientes sus propuestas de aumentar el


financiamiento y reducir los impuestos de empresas pequeñas y formales. Sin embargo, lo primero no es
novedoso (pues la actual política de desarrollo productivo ya contiene acciones concretas), y lo segundo no
parece factible en la situación fiscal actual.
Lo mismo debemos decir de su promesa de aumentar el gasto de Colombia en investigación, desarrollo e
innovación a 1,5 % del PIB: ya fue diagnosticado y propuesto, y no explica Duque de dónde saldrán los
recursos.

2. Su experiencia y capacidad de ejecución

Sobre este punto lo que hay que decir es claro y poco. Duque tiene una buena hoja de vida. Ha realizado
estudios en prestigiosas universidades estadounidenses, ocupó un alto cargo en el BID (Banco
Interamericano de Desarrollo) y realizó una muy buena gestión como senador, presentando proyectos como
la Ley de ampliación a la licencia de maternidad y la Ley Naranja. Esta excelente hoja de vida carece, sin
embargo, de la mínima experiencia como administrador. Es claro que un presidente puede asesorarse muy
bien por su gabinete, y que la microgerencia es indeseable; pero un candidato a jefe de Estado debe mostrar
evidencia de su experiencia administrativa y capacidad de ejecución.

3. Su carácter y estilo de liderazgo

Sobre estos aspectos también consideramos que lo que hay por decir es poco y es claro. No hemos podido
ver mucho del carácter de Duque, pues éste se ha enfocado fuertemente en remedar el carácter del
expresidente Uribe. Sobre su estilo de liderazgo tampoco tenemos mucha evidencia, principalmente porque
no lo hemos visto liderando ningún cargo aún en su trayectoria.

Sin embargo, es justo decir que en lo que va corrido de la campaña, se evidencia más bien un liderazgo
externo: nuevamente, el del expresidente Uribe. Creemos que es muy inconveniente para la democracia
colombiana que un candidato a jefe de Estado tenga de antemano un jefe de facto que no está sujeto a
rendición de cuentas, y que no respetó plenamente durante sus gobiernos la división de poderes.

En este sentido, creemos que una presidencia de Duque pondría en peligro principios fundamentales de
nuestra democracia, y podría dar lugar al surgimiento de más poderes para-institucionales de los que ya
tenemos.

* Allison Benson es estudiante de PhD en Desarrollo Internacional del London School of Economics and
Political Science (LSE) y Andrés Trejos es estudiante de PhD en Economía del University College London.

https://www.ivanduque.com/propuestas/justicia/2

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