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La mujer en todas las sociedades, y culturas, desde años atrás, resulta ser quien
debe sufrir ante el patriarcado propio del varón, siendo víctima de abusos, de violaciones,
de malos tratos, de esclavitud, al grado que hasta nuestros días se ha naturalizado el
sufrimiento que ellas soportan, los actos de violencia contra la mujer ocurren a diario y las
autoridades lo ven como ver llover. Necesario es que en nuestro caso el estado de
Guatemala, en cumplimiento de los tratados internacionales, emprenda una política
tendiente a erradicar, prevenir y sancionar la violencia que la mujer es objeto, de hecho
vemos con buenos ojos la creación de tribunales de femicidio en los departamentos de San
Marcos, Quiche, Sololá y Peten, en los que las mujeres de estos departamentos tendrán
pronto acceso a la justicia, y una justicia especializada en donde se tenga conocimiento
pleno de toda la teoría de género, y positivo resulta no solo capacitar a los juzgadores sino
al personal en general, puesto que es de esa manera en la que se lograra un cambio
positivo en la Administración de Justicia.
ENSAYO
Agregando que esta división del que hacer sería en todo estrato social. Margaret Mead
refirió que el concepto de género era cultural y no biológico como se pretendía hacer ver, lo
que al ser analizado siempre con antojo patriarcal se le dio el tinte de pasado de moda y no se
le dio el interés debido.
En el ámbito y punto de vista religioso, existió una época en que la mujer fue tratada
como igual y en que la misma religión se oponía al dominio del sistema patriarcal, pero la
misma necesidad del varón en cuanto a poder ejercer dominio sobre la mujer y sobreponiendo
sus intereses muchas veces personales, utilizo la religión como mecanismo de control en favor
del hombre por sobre las mujeres, y desde épocas igual, históricas, fue utilizado y se utiliza el
nombre de Dios, para ejercer control mediante violencia hacia la mujer como se puede notar
no solo en la sociedad en la que vivimos sino que, en la religión musulmán es aún más notorio,
en cuanto a la marginación y sumisión que la mujer es objeto; situación que en la época en que
nos encontramos debe ser superada en beneficio de la mujer misma y de la sociedad como
parte importante de ella.
De todo ello surgió un sistema de género binario en el que se oponía al hombre contra
la mujer, generando una jerarquización entre ambos, y podemos establecer que conforme se
fueron profesionalizando las actividades laborales, se fue relegando a la mujer y dejando
únicamente para el varón esas calidades bajo el amparo de que la mujer debía dedicarle
tiempo al hogar, es decir las actividades que realizaba la mujer en el seno de la sociedad si se
profesionalizaban dejaban de ser actividades propias de la mujer.
Situación que está siendo superada, por cuanto es necesario comprender que el
estudiar al género representa establecer no cuestiones biológicas ni culturales, sino tratar de
enrolar a la mujer dentro de la sociedad en un plano de igualdad, y en todo ámbito sea este por
ejemplo político o laboral, y que de esta manera, se involucre otorgándole su rol dentro de la
misma sociedad y reconociéndole como parte importante de ella en un plano igualitario con el
varón y en beneficio del mundo como parte importante para el desarrollo de la sociedad.
Al respecto, al ubicarnos dentro del Sistema Legal Guatemalteco, nos damos cuenta que
existen normas que por su origen provienen de culturas patriarcales (leyes napoleónicas por
citar un ejemplo), y que el hecho de adoptar los mismos instrumentos legales, adquirimos ese
mismo patrón cultural machista, pues se encuentran en sus articulados, vocablos
androcéntricos, familistas, de invisibilidad, y de más sesgos sexistas que denotan su origen
patriarcal.
Resulta necesario darle un matiz positivo al objetivo pleno del estado de Guatemala que
constituye lograr el bien común de los guatemaltecos, entendiendo que se debe abarcar a todo
ciudadano que se encuentre en el territorio nacional, y siendo que estadísticamente hablando
existe un poco más del cincuenta por ciento de población femenina a nivel nacional, el estado
mismo debe proteger también a la mujer y garantizarle el Bien Común, y ello solo se lograra
con una política publica positiva con enfoque de género que involucre no solo a los órganos
operadores de justicia, sino que también se involucre a la misma sociedad civil que estén
organizados y con la ayuda de organizaciones no gubernamentales afines al tema, y todo ello
en beneficio de la mujer Guatemalteca erradicando la violencia que es víctima en la sociedad
en que vivimos.
Eventos y pasajes históricos importantes pueden traerse a colación entre los que se
pueden mencionar que la mujer en la época prehistórica era quien se encargaba de la
procreación y cuidado de los niños, lo que promovió su ubicación o reconocimiento dentro del
hogar, posteriormente la mujer tuvo necesidad de que el hombre la defendiera en las guerras,
promoviendo la división de trabajo y la cimentación del sistema patriarcal.
De lo cual se establece que los roles tanto de la mujer como del hombre son asignados según
la función o pertenencia a un género, sometiéndose al capricho de la sociedad y cultura,
delimitando así el comportamiento femenino, existiendo leves variaciones según la cultura o
sociedad que se pertenezca, pero el sistema patriarcal es el que ha predominado manteniendo
a la mujer como objeto, como esclava, como ente sin derechos y a quien vulneran a diario sus
derechos, situación que en la actualidad se viene superando.
Definitivamente positivo ha sido la promulgación de leyes en defensa de los derechos
de la mujer, ante la sociedad machista o patriarcal en la que Guatemalteca se encuentra
inmersa, todo lo relacionado en cuanto a la sumisión de la mujer y el dominio o estereotipo que
el varón ha ejercido sobre la mujer es notorio y llora sangre ante el sometimiento de la mujer.
CONCLUSIONES:
BIBLIOGRAFIA: