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LOS NIÑOS
La innovadora investigación que cambiará nuestra forma de comprender las
experiencias místicas de los niños
Tobin Hart
Prólogo de Joseph Chilton Pearce,
autor de Magical Child
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Título original: The Secret Spiritual World of Children
Autor: Tobin Hart, Ph. D.
Publicado en el 2003 por Inner Ocean Publising, Inc.,
Makawao, Canada.
Copyright © 2003 by Tobin Hart
Título en castellano:
El mundo espiritual secreto de los niños
Editado por Ediciones La Llave D.H.
Copyright © Ediciones La Llave D.H., 2006
D.L.: VI-431/06
I.S.B.N.: 84-95496-58-5
EDICIONES LA LLAVE, DH
Tel/Fax: 945 14 26 77
e-mail: info@edicioneslallave.com
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Vitoria Gasteiz, España
3
© Está prohibido reproducir parte alguna de esta obra,
por cualquier medio sin la autorización expresa del autor
o del editor, dada por escrito; se permite, en cambio,
resumir y citar para fines de estudio, siempre y cuando se
mencionen los nombres del autor, de los traductores y de
la editorial.
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Versión epub porRogelio Cruz Rojas
cruzrogelio09@live.com
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AGRADECIMIENTOS
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Departamento de Psicología de la State University of
West Georgia, por todo su apoyo; a Scott Guffey, Carey
Giles, Ted Smith y Chris Johnson, por su colaboración
profesional; y al equipo del Instituto ChildSpirit Institute,
por su apoyo continuo en todas las fases del proyecto.
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Para Maia y Haley
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PRÓLOGO
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mentes suficientemente maduras. Pero, por más que me
sienta encantado de que Tobin Hart me lo haya mostrado,
como padre de cinco hijos, abuelo de doce nietos y
bisabuelo de un bisnieto, me siento muy disgustado
conmigo mismo por no haber sabido captar, durante todo
este tiempo, lo mismo que él ha sido capaz de percibir.
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eleva por encima de los animales y, muy posiblemente,
también "sobre los ángeles". Y, al igual que ocurre con la
espiritualidad en general, la espiritualidad de los niños no
es un sentimiento ocasional que añadir a su currículo vital
como si fuese una pizca de picante o de condimento sino
que es, por el contrario, la misma esencia de su vida. La
cuestión de la espiritualidad infantil se ramifica hasta
abarcar todos los aspectos de la vida de los niños, quienes
acabarán, a la postre, convirtiéndose en adultos y, por
consiguiente, también nos atañe a todos nosotros.
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—¿Papá, sabes por qué vienen los niños al mundo? —
preguntó la hija de cinco años de un amigo;
—No, dímelo tú —le respondió mi amigo.
—Para enseñarnos a pensar con el corazón, de modo que
todo funcione mejor porque, si sólo pensásemos con la
cabeza, la vida sería muy difícil —respondió ella.
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Hace algunos años, Gerald Jampolsky —psiquiatra
especializado en disfunciones infantiles— puso de relieve
el incremento en el número de padres que temían que sus
hijos estuviesen atravesando un episodio psicótico. Esos
niños tenían una edad comprendida entre los tres y los
siete años aproximadamente, el núcleo de la etapa que
Jean Piaget denomina "el niño del sueño" y Rudolph
Steiner llama "el niño etéreo", es decir, con un pie en la
tierra y el otro anclado todavía en el reino imaginal del
espíritu y dotada del conocimiento intuitivo de otros
planos de existencia, un conocimiento que pierde
posteriormente. Yo creía que la mayoría de los casos
recogidos por Jampolsky eran de naturaleza
esencialmente "psíquica", puesto que los niños relataban
percepciones extrasensoriales, eventos y fenómenos que
los padres eran incapaces de percibir. Sin embargo, tras
leer el libro de Tobin Hart, me he visto obligado a revisar
mi perspectiva de lo psíquico y de lo espiritual.
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respuesta. De ese modo, antes de llevar a cabo la
exploración sensorial táctil o directa de lo novedoso o
desconocido —mediante la que el cerebro construye la
"estructura de conocimiento correspondiente" a dicho
evento— tiene lugar el "control parental", cuya función
no es tan sólo validar que es seguro explorar el evento,
sino saber si los padres también lo conocen y sancionan.
La mayoría de las crías de mamíferos utilizan esta
maniobra de salvaguardia. Aunque la mayor parte de los
padres reaccionamos a la señal de nuestro hijo dando un
nombre al "objeto-evento", puesto que la naturaleza nos
dispone a ello, las señales de reconocimiento que
transmitimos los padres también son mucho más sutiles,
incluso inconscientes. Sea como fuere, cuando el padre
reconoce el evento de alguna manera, el niño se percata
de ese reconocimiento y sabe que el evento forma parte
del mundo paterno. Entonces pasa a explorar el objeto o
evento y construye su propia impresión neuronal de la
novedad ahora nombrada y sancionada. De esta manera,
su experiencia del mundo va desarrollándose como un
duplicado o una copia fiel de la de los padres y, de hecho,
la refleja. Como decía Walt Whitman:
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sorprendente descubrimiento de que, muchas veces, los
padres somos incapaces de distinguir a qué están
señalando nuestros hijos y, en consecuencia, no
reaccionamos en absoluto. "¿Qué es eso, mamá? ¿Qué es
eso, papá?", pregunta una y otra vez el niño que señala
generalmente en vano. En ausencia de una respuesta
confirmatoria por parte de los padres y de la consiguiente
palabra que permita la identificación, la norma general es
que el niño no lleve a cabo ninguna exploración sensorial,
aunque ésta resulte decisiva para crear la correspondiente
estructura neuronal de conocimiento. Jones constató que
este fenómeno ocurre entre padres e hijos de todas las
culturas, acuñando la expresión de "fantasías semi-
alucinatorias del niño pequeño" para tratar de explicar por
qué los niños creen ver cosas que, en realidad, no existen.
Sin embargo, la inexistencia de tales "posibles objetos"
sólo se aplica al ojo paterno y no al ojo del niño. La
diferencia es crucial.
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en el caso de que su propio hijo le señale algo de esas
características demandando una palabra-etiqueta
sancionadora, no podrá darle su aprobación. De ese
modo, nos aseguramos de que nuestra visión cultural del
mundo se transmita a nuestros hijos, sin que importe
demasiado la naturaleza de las restricciones y carencias
de la realidad que compartimos con ellos.
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respuesta positiva que garantice la validez de las
experiencias del niño, obliga al cerebro de éste a desechar
esos fenómenos en beneficio de la interpretación
sostenida por los adultos. De ese modo, damos forma al
mundo, siguiendo el modelo transmitido por nuestros
padres mientras que vamos perdiendo, al mismo tiempo,
nuestra capacidad de percepción intuitiva. Usar o perder
es la ley de la naturaleza, una ley que, frecuentemente,
hace que nuevos mundos aparezcan y desaparezcan tan
rápidamente como la bruma matinal y que acaben
recibiendo la denominación de fantasías alucinatorias.
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de los sentidos externos— es nuestro modo de parecernos
al creador. Así pues, el cultivo de la intuición, la
imaginación y la capacidad de juego de los niños es un
aspecto fundamental de su desarrollo espiritual que
enlaza con la inteligencia formando, por así decirlo, una
doble hélice ya que no sólo hace que Dios nazca en ese
niño, sino que también lo convierte en Dios. Hace dos mil
años, nuestro Gran Ejemplo advertía: "Sería mejor atarse
al cuello una piedra de molino y lanzarse al océano que
hacer daño a un niño". Es una declaración directa y
contundente, aunque no reparemos demasiado en todos
los significados de la palabra "daño".
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INTRODUCCIÓN
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los niños.
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Entonces se quedó en silencio y pareció sumirse en
las profundidades del sueño.
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más detalle sobre el ángel de Haley pero, por ahora, tan
sólo deseo subrayar que, en muchas ocasiones, la hora de
acostar a mi hija me ha resultado tan fascinante que me
ha llevado a emprender, durante cinco años, la
exploración y la investigación de ese mundo oculto. Y lo
que he descubierto es que el caso de mi hija no es, ni
mucho menos, tan excepcional como parecería a primera
vista y que los niños tienen vidas espirituales
considerablemente ricas, capaces de asumir toda clase de
formas. Sin embargo, son muy pocos los adultos que
tienen conciencia de esa dimensión secreta.
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actitud no conduce al perfeccionamiento de la naturaleza
espiritual de los niños, sino a su represión.
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clave, los mandamientos y los dogmas de su fe religiosa.
También son muchas las escuelas que están cada vez más
interesadas en la formación "ética" de los niños y, con
frecuencia, los padres dudan de cuál debe ser su papel en
la formación religiosa de sus hijos. Sin embargo, tanto la
religión como la educación moral suelen abordar,
tradicionalmente, la cuestión desde el exterior hacia el
interior pero, por más valioso que sea este enfoque, pasa
por alto el hecho de que la vida espiritual de los niños se
desarrolla, por el contrario, desde el interior hacia el
exterior. Por ejemplo, si revisamos la práctica totalidad
de los textos sobre desarrollo y psicología infantil,
comprobaremos la ausencia de cualquier tipo de
referencia a la espiritualidad infantil. Nada en absoluto.
Lo más frecuente es que, en el caso de que los
investigadores se topen con la espiritualidad infantil,
limiten sus observaciones a las "conversaciones sobre
Dios" que mantienen los niños, es decir, al modo en que
conciben a Dios y hablan sobre él, concluyendo que, por
lo general, los niños no tienen y no pueden tener vida
espiritual alguna puesto que todavía no han desarrollado
la capacidad de razonamiento formal, lo cual ocurre
generalmente en la adolescencia.
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utilizamos estas nociones para filtrar nuestra comprensión
de los niños, estamos pasando por alto su espiritualidad
innata porque la espiritualidad no sólo trasciende lo
racional sino también todas nuestras ideas acerca de Dios.
En ausencia de una imagen adecuada de la espiritualidad
de nuestros pequeños y de, nuestra propia divinidad, es
prácticamente imposible que lleguemos a apreciar esa
divinidad no sólo en nuestros hijos sino, a la postre,
también en nosotros mismos.
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campo de estudio es la sala de estar familiar, el
dormitorio de los niños, el diario personal de los padres y
la amplitud de nuestros propios recuerdos, mientras que
los datos recogidos son las mismas experiencias y el
impacto que éstas puedan tener a lo largo de la vida.
Contando, puescon el amable permiso de todas esas
personas, me propongo compartir algunas de estas
historias con los lectores. Para preservar la identidad de
los protagonistas, he variado en muchos casos los
nombres y la información que permitiese identificarlos.
Además de todos esos datos, he tenido en cuenta el
trabajo llevado a cabo por otros investigadores en este
mismo campo y he estudiado los relatos autobiográficos
de muchos personajes históricos, como el poeta místico
inglés William Blake y el líder nacionalista hindú
Mahatma Gandhi, por ejemplo, constatando una y otra
vez la sorprendente riqueza espiritual de sus experiencias
infantiles. Asimismo, para ayudarme a desentrañar y
entender este misterio, me he sumergido tanto en los
escritos de las tradiciones de sabiduría como en
disciplinas académicas que van desde la psicología hasta
la literatura.
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los niños, he obtenido una mirada de curiosidad como
única respuesta. Sin embargo, en algunas ocasiones en
que he explicado un poco más detenidamente cuál era el
propósito de mi investigación, la respuesta ha sido: "Bien,
nunca se lo he dicho a nadie, pero...", seguida, de la
revelación de alguna experiencia íntima infantil que
modeló de manera irrevocable la vida de esa persona.
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refiriendo solamente al hecho concreto de ver ángeles. En
su momento, veremos que la espiritualidad es de
naturaleza mucho más variada y no siempre tan
espectacular. Si bien los mismos niños afirman que todo
el mundo posee ciertas capacidades espirituales, desearía
comprobar el alcance general de esa afirmación.
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estadística en la que han participado cuatrocientos
jóvenes adultos y los resultados obtenidos señalan que las
experiencias espirituales en la infancia son más comunes
de lo que creemos. En lugar de centrarnos sobre
preguntas generales, como suele ocurrir en los
cuestionarios de esta índole, preguntamos a los
participantes sobre una amplia variedad de experiencias
espirituales como, por ejemplo, los momentos de
asombro y temor reverencial, las experiencias unitivas o
la recepción de guía espiritual procedente de fuentes
invisibles, por citar sólo unos pocos. Las respuestas
afirmativas a algunas de las preguntas planteadas en esa
encuesta anónima oscilaban entre el 10 y el 80 por ciento.
Entre el 60 y el 90 por ciento de las personas que
indicaron la edad en que había tenido lugar la
experiencia, dijeron que las primeras experiencias de esa
naturaleza habían ocurrido durante su infancia,[3] unos
datos que no hacen sino subrayar la importancia que
reviste la espiritualidad para todas las familias y todos los
profesores.
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que siguen orientando su vida aunque, en ocasiones,
también suponen una considerable fuente de confusión en
el marco de una sociedad que no reconoce esa clase de
potencial.
¿Qué es la espiritualidad?
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mayor parte de nuestro ser (nuestro organismo está
formado en gran parte por moléculas de agua). De ese
modo, en lugar de concebimos como seres humanos que;
ocasionalmente, tienen experiencias espirituales, sería
más adecuado pensar que somos seres espirituales que
tienen experiencias humanas. Aunque es muy probable
que esa frase ya luzca como una pegatina en el coche de
algunas personas, en mi opinión transmite perfectamente
el hecho de que nuestra vida es, esencialmente, espiritual,
lo cual no significa que algunos de nosotros seamos
espirituales y otros no, sino que toda la existencia es un
evento de naturaleza espiritual. Así pues, ¿cómo hablar al
respecto y establecer distinciones que puedan semos de
utilidad?
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especial cuando los seguidores de un determinado credo
asumen que son dueños de la verdad absoluta y exigen a
las demás personas que compartan esa misma opinión.
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Como le ocurre al pez en el agua, con independencia de
que lo sepamos o no, la espiritualidad siempre está
presente.
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perceptiva de los niños les permite disfrutar de una
conciencia directa e intuitiva del mundo. Los niños
parecen estar más cerca de la luz. En consecuencia, su
visión del mundo no necesita ser elaborada
cuidadosamente con la lógica y el lenguaje sino que
puede emerger a partir de una experiencia espiritual
directa y cristalizar en una sensación, una imagen o un
sentimiento de realidad o pertenencia.
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que somos el mismo espíritu. Las tradiciones sagradas del
planeta afirman que ese proceso conduce de manera
irrevocable al amor y la sabiduría. El espíritu busca,
simultáneamente, la creación y la comunión. Tiende al
incremento de la diversidad y, al mismo tiempo, hacia un
sentido de unidad indestructible e indivisible.
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acceso a una profunda guía y comprensión interior, una
fuente intuitiva de sabiduría, censuelo y consejo que, con
frecuencia, les lleva a penetrar en el meollo de cualquier
asunto. Por ejemplo, Alissa, una niña de dos años, decía
insistentemente a su madre que "tenía que hablar con la
señora". La "señora" era una desconocida que estaba
dando una charla en un taller al que asistía la madre. Ésta
no tenía ni idea de lo que quería decirle la pequeña, pero
tuvo en cuenta su insistencia. Así que, tras observar un
buen rato a la desconocida desde el regazo de su madre y
esperar pacientemente a que concluyese su charla, Alissa
corrió hacia ella y le anunció que tenía que comunicarle
algo. La pequeña dijo a la mujer que debía dejar que su
padre entrase en su corazón. En ese momento, la mujer
rompió a llorar y, más tarde, confesó que había sacado a
su padre completamente de su vida y que estaba
debatiéndose sobre si eso era lo correcto.
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ojos y oídos recién estrenados. No es difícil encontrar a
niños pequeños absortos en un momento gozoso
columpiándose o dando vueltas tan sólo para sentir que el
mundo gira en tomo a ellos. Los niños son místicos
naturales cuyo asombro les despeja, en ocasiones, el
camino hacia el éxtasis y la unión.
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los niños no abordan —ni pueden hacerlo— esa clase de
"cuestiones últimas", como las denominaba el teólogo
Paul Tillich,[6] sin embargo, las evidencias que
aportaremos demuestran que no son pocos los niños que
buscan su alimento espiritual en la reflexión metafísica.
Al igual que otras tradiciones, el sufismo afirma, por
ejemplo, que la reflexión profunda puede abrirnos a la
más alta comprensión que es el alimento del corazón.[7]
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compasión.
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de una pesadilla: "Gritaba que la fábrica de mi abuelo se
estaba quemando. Gritaba tan alto que despertó a todos
los que dormían en la casa. Unos minutos después
recibimos una llamada telefónica comunicando que la
fábrica estaba en llamas". Y una madre relata lo
siguiente: "Cuando mi hijo pequeño tenía unos dos años,
estábamos de visita en casa de unos parientes. Desde el
lugar donde lo acosté a dormir un rato, se podía ver la
ventana del garaje. De pronto, rompió a llorar señalando a
la ventana y dijo que no podía dormirse porque tenía
miedo del 'viejo triste que había en el garaje'. Pero, en ese
momento, no había nadie dentro del garaje. Lo que no
tenía modo de saber —si bien lo averiguamos
posteriormente— era que, hacía varios años, un anciano
se había suicidado en ese garaje". Puede que la
integración y el desarrollo de esta clase de facultades tan
sólo refleje la evolución natural de la conciencia humana
que va abriendose lentamente a las múltiples dimensiones
del universo. De ese modo, exploraremos el alcance
natural de esta clase de percepciones y también el papel
que cumplen en la vida espiritual y los posibles riesgos
que comportan.
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a lo largo del texto la sabiduría y las intuiciones de los
grandes sabios y místicos de diversas tradiciones
sagradas, para que sirvan de base y orientación tanto en
nuestro entendimiento del mundo espiritual, como en lo
que concierne a las experiencias espirituales que muchos
de ellos tuvieron en su propia infancia.
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Catalina de Siena tuvo una visión de Jesús y de varios
santos que transformó radicalmente su vida.[10] Y
Ramakrishna, una de las figuras espirituales más
prominentes en la India del siglo XIX, también disfrutó
de su primera apertura a la divinidad a la edad de seis
años.[11] A los nueve años de edad, el poeta William
Blake escribía lo siguiente: "Brillantes alas angélicas
esparciendo sus colores como estrellas sobre cada rama".
[12] Por su parte, cuando sólo era un muchacho, Ramana
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aunque su principal valor siempre sea el de recordarnos
que también debemos prestar atención a los impulsos
espirituales, de naturaleza más sutil, de nuestros hijos.
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debida atención, los niños pueden convertirse en nuestros
maestros espirituales. Como explicaba una madre: "El
otro día, mi hija, que sólo tiene un año y medio, vino y
me dio un beso. Fue algo tan puro y tierno por su parte
que no pude sino ponerme a llorar. De inmediato pensé
que también ésa era la manera en que yo deseaba
expresar mi amor a los demás: con pureza, con ternura,
sin esperar nada a cambio".
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desarrollo espiritual de los pequeños?
• ¿ Cuáles son los problemas y peligros que deben
afrontar los niños en lo que concierne a su propio
potencial espiritual?
• ¿Cómo sería un programa de formación espiritual para
los niños?
• ¿De qué modo las experiencias espirituales tempranas
sirven de puntos de referencia para la vida espiritual
posterior?
• ¿Son los niños de hoy en día distintos a los de épocas
pasadas? ¿Representan la punta de lanza de la
evolución?
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gran importancia para millones de adultos y cuando el
estado del mundo exige la sabiduría y la compasión de
una visión espiritual, ha llegado la hora de acoger y
alentar la inteligencia espiritual de nuestros hijos y, como
adultos, también de reivindicar nuestra propia
espiritualidad. Nos esforzamos en comprender nuestro
mundo, en encontrar referentes morales, en superar el
egoísmo, en desarrollar nuestra personalidad y nuestra
compasión y en descubrir nuestra vocación; pero es
posible que la fuente de todo ello esté muy cerca de
nuestro hogar, en la auténtica vida espiritual de nuestros
hijos. Ese mundo espiritual ha permanecido secreto y
merece que siga siendo sagrado, pero es un mundo que
puede beneficiarse de la luz del diálogo juicioso y de una
nueva comprensión. Este libro no sólo pretende contribuir
a ese diálogo sino que es también una suerte de llamada
que intenta invocar al espíritu que habita en nuestros hijos
y en nosotros mismos.
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PRIMERA PARTE
UN MUNDO SECRETO
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1. ESCUCHAR A LA SABIDURÍA
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conciencia. A través de esa apertura, puede advenir una
pequeña y casi silenciosa vocecilla, alguna perla de
comprensión o, tal vez, un ángel.
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momento, estaba acabando de pasar a limpio su trabajo
en el ordenador. Sin embargo, dado que tecleaba muy
lentamente, el proceso era largo e incluso, en ocasiones,
penoso.
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aquella sugerencia. Haley, más que predispuesta a
cualquier cosa que la distrajese de su tediosa tarea, se
mostró inmediatamente de acuerdo.
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habido tres cosas muy importantes: la alegría, la felicidad
y el miedo. Se sentía contenta de que negros y blancos le
prestasen tanta atención. También se sentía feliz por
poder hacer lo que siempre había querido, es decir,
interpretar música [gospel] y cantar a Dios y al amor.
Pero añadió que también había sentido miedo, miedo de
ser tan famosa y de que a algunas personas no les gustase
su contribución al acercamiento entre negros y blancos y
tratasen de hacerle daño". Aunque las ideas que
expresaba mi hija no figuraban explícitamente en los
materiales que había leído, parecían capturar, con
fascinante claridad y franqueza, la vida de Mahalia
Jackson.
52
Le pregunté a Haley cómo había conseguido
contactar con Mahalia y ella me respondió: "Fue muy
fácil. Sólo me acosté en la cama, me relajé y le pedí a mi
ángel que me ayudase. Entonces me dirigí mentalmente a
www.mahaliajackson.com y allí estaba ella frente a mí.
Nos pusimos a hablar y me contó su vida".
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la comunicación con una fuente exterior a nosotros como,
por ejemplo, un ángel, los místicos y los sabios también
sostienen que dicha fuente mora en lo más profundo de
nosotros mismos. Rumí, el poeta místico del siglo XIII,
nos ofrece la siguiente. metáfora:
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regulara las capas más profundas de la conciencia, pero la
mayoría de los mapas contemporáneos de la psicología
infantil (y también de la adulta) pasan por alto la
compleja naturaleza espiritual del ser humano. Así pues,
necesitamos rehabilitar la idea de que nuestra naturaleza
es mucho más amplia. La cuestión es que el
reconocimiento de la sabiduría interior de los niños —y,
en especial, su correcta valoración— es tarea imposible
si, en primer lugar, no reconocemos su valor en nosotros
mismos.
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del gran Yo.[6] Por su parte, Meister Eckhart, el fraile
dominico del siglo XIII, se refiere a él como "el hombre
interior".[7] Ralph Waldo Emerson habla de la
"superalma".[8] Y, en sus escritos, el psiquiatra italiano
Roberto Assaglioli se refiere a las diferentes dimensiones
del gran Yo como "yo superior", "yo transpersonal" y "yo
universal".[9]
56
vez, están influidas por éste. De ese modo, cuando le
damos una orden, el subconsciente obedece de inmediato.
Por ejemplo, podemos conducir nuestro coche sin tener
que pensar en cada uno de los movimientos del brazo
necesarios para girar el volante y nos cepillamos los
dientes sin tener que reparar en ello. Pero la mente
subconsciente no sólo sirve al ego sino que también lo
condiciona. Todos poseemos determinados rasgos
personales que están "fijados" desde nuestro nacimiento y
que pueden determinar nuestras acciones, palabras y
pensamientos o bien internalizamos las voces procedentes
de nuestros padres y los medios de comunicación. Tal vez
se trate de las expectativas depositadas en nosotros por
nuestra familia o por el entorno sobre lo que debemos ser,
a quién debemos parecemos, etc.
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conseguirlo". La mayor parte de los enfoques
psicoterapéuticos constituyen tentativas de superar o, al
menos, de reconocer la existencia de esos automatismos.
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guerrero, que constituyen una especie de molde de la
personalidad humana. Así pues, las corrientes
subconscientes se entremezclan para conformar el
inconsciente colectivo. Las corrientes fluyen, se
encuentran y se funden.
59
carezca de alma propia y sea un fragmento de un alma
mayor, la gran alma de la que todos formamos parte".[12]
Y, por su parte, el físico Erwin Schrodinger concluye:
"Por su misma naturaleza, la mente es un singularia
tantum, y yo añadiría que el número total de mentes es
sólo uno".[13]
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Este sencillo mapa nos brinda una imagen de las
profundidades de nuestro mundo interior y del modo en
que, como suelen señalar las tradiciones sagradas, todos
nos hallamos separados e interconectados
simultáneamente. Aunque este curso de agua pueda estar
formado por diferentes corrientes, todas ellas constituyen
un mismo río y están formadas por idéntico material, es
decir, la unidad indivisible de la conciencia.
61
hablado de ello ni me lo había sugerido anteriormente,
pero esa comprensión ya no me ha abandonado en mis
momentos de oración. Siempre que rezo, pido que se me
conceda más amor y sabiduría. Aunque es algo que suena
muy simple, hace que me concentre increíblemente. Ése
era mi secreto especial porque, hasta la fecha, nunca
había hablado de esto con nadie. Seguí rezando del
mismo modo hasta que cumplí los treinta años más o
menos. Cuando contraje matrimonio, introduje algún
cambio en mi manera de rezar y también comencé a pedir
una mayor apertura de corazón, lo que me parece una
variación sobre el mismo tema. Creo que, en algún
momento, mis plegarias me han permitido experimentar
la trascendencia o algo por el estilo. Con el paso del
tiempo, fui comprendiendo que estaba recibiendo
pequeños atisbos: una orientación, una visión o una
actitud para afrontar cada situación. Hasta que no pasó
mucho tiempo, no tuve la suficiente madurez para
comprender que la sabiduría significa que nuestros actos
y nuestra relación con el mundo están de acuerdo con lo
que conocemos. Por eso he intentado vivir de acuerdo a
mis intuiciones para poder aprender de ellas".
62
nuestro sentido de la verdad con lo que es más adecuado.
[17] Si bien ése es un desafío que todos debemos afrontar
63
pila, puesto que quiere asegurarse de que Jimmy "no se
aparta del buen camino" en su labor a favor de la paz
mundial.
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Cuando la abuela y el niño entraron de nuevo en la casa,
Krista advirtió que su madre mostraba una mirada muy
pacífica, totalmente distinta a la que tenía antes de salir.
Krista preguntó si había pasado algo afuera y la abuela de
Levi respondió: "Levi ha estado hablándome de mi madre
(fallecida hacía más de veinte años) y me ha enseñado un
juego que dice haber aprendido cuando estuvo en el cielo.
Era el mismo juego que, cuando yo era pequeña, solía
jugar con mi madre, un juego de palabras, un juego de
adivinanzas. Levi dice que se lo ha enseñado la bisabuela
Brown. (Ni Krista ni su madre se habían referido a ella en
ninguna ocasión con la palabra bisabuela.) Le he
preguntado cómo es que conocía a la abuela Brown y él
me ha corregido diciendo, 'Es la bisabuela Brown, tu
mamá. Es muy guapa y se parece mucho a ti, abuela' ". Y
es verdad que, según confirmó Krista, se parecían mucho.
"Levi siguió mencionando anécdotas concretas sobre la
bisabuela Brown como, por ejemplo, que era muy
divertida, llena de energía y Capaz de agotar a todos, y
describió perfectamente su personalidad". Hoy en día,
Levi que ahora ya tiene algunos años más todavía habla a
su abuela, de vez en cuando, sobre la bisabuela Brown.
Consuelo y consejo
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cosas mientras que otros pueden recibir consuelo y
consejo interior en la forma de un aliado. Los guías
espirituales que asumen la forma de ángeles, santos y
antepasados forman parte de las principales tradiciones
sagradas. Por ejemplo, la Biblia contiene doscientas
noventa y cuatro alusiones a los ángeles. Por su parte, los
animales también son un símbolo muy utilizado por
muchas religiones para representar las energías
espirituales, Se cree que el animal posee cierto poder o
"medicina" —como lo denominan los nativos americanos
— que sirve de tótem, símbolo o vínculo entre el dominio
invisible y el mundo material. Cuando un chamán adopta
la forma de un animal en una ceremonia, está tratando de
invocar a esas energías para obtener consejo y sanación.
La idea subyacente es que, de alguna manera, la imagen,
representación o forma del animal encarna o simboliza
determinadas cualidades que son los arquetipos, modelos
o formas primarias que están profundamente inscritos en
nuestra mente colectiva. En la mayoría de los relatos
sobre animales guía, los seres humanos nunca eligen al
animal, sino que es éste quien nos elige y viene a
nosotros. El nativo norteamericano Alce Negro explica
que, en sus visiones juveniles, recibía la visita de un
caballo y un águila que lo aconsejaban.[18] Y el autor
contemporáneo Ted Andrews relata que, cuando tenía
cuatro años, conversaba con un lobo del reino espiritual.
[19]
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Adam —el perro de la familia— acababa de morir y
Laura, de siete años, estaba atravesando un período muy
difícil debido a ello. La pequeña amaba profundamente a
su perro y no podía asimilar su pérdida. Según la madre:
"Laura lloraba mucho y yo era incapaz de consolarla. Un
día iba conduciendo el coche, acompañada de Laura,
mientras ella no dejaba de hablar. Yo me sentía agotada y
le pedí que hiciese el favor de tumbarse unos minutos a
descansar. Por suerte me hizo caso pero, transcurridos
unos veinte minutos, volvió a incorporarse y me dijo,
'¡Mamá, ha ocurrido algo maravilloso! He salido de mi
cuerpo y he hablado con Adam. Me ha dicho que la
muerte se le hacía mucho más difícil porque yo me siento
muy mal y que si, realmente quería ayudarle, debía
enviarle amor y luz. Lo he hecho así y se ha sentido
mucho mejor'. Laura hizo una pausa y luego añadió,
'Adam me ha dicho que también ha venido a verme
porque, de ese modo, cuando muera alguien cercano a mí,
sabré qué hacer?' ".
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momento. Sin embargo, una vez en el hospital y en medio
de todo aquel dolor, Laura insistió en sostener en brazos
al bebé agonizante. Parecía increíblemente tranquila y
lúcida y no se alteró ni lloró en ningún momento, sino
que tan sólo trató de ayudar al bebé agonizante
enviándole luz y amor. Pero, en realidad, nos ayudó
todos".
68
Al principio, la madre de Alissa asumió que se
trataba de una pura fantasía, pero no pasó mucho tiempo
antes de que se le presentase la oportunidad de comprobar
que las visitas de Kiwa a su hija eran algo más que eso,
Cierto día, Alissa anunció: 'Kiwa me explica cómo
arreglar las cosas y me ha dicho cómo arreglar la cabeza
de Jane'. Jane era una amiga de la madre aquejada de
terribles migrañas. Y la madre comenta: "Nunca había
hablado a Alissa sobre los dolores de cabeza de Jane ni
tampoco los había mencionado en casa. No tengo ni idea
de cómo Alissa averiguó el problema de Jane hasta que,
cierto día en que Jane estaba con nosotras. Alissa dijo que
Kiwa tenía algo que comunicar a Jane. No quiso
mencionarme lo que Kiwa tenía que comunicarle porque,
según dijo, ese mensaje no era para mí sino para Jane.
Finalmente, Alissa se acercó a Jane y, tocándola, le
susurró muy suavemente al oído, 'Relájate'. Parece simple
pero, para Jane, aquello supuso un acontecimiento muy
importante y profundo que la liberó de su problema. Ella
tiene serios problemas para relajarse y es una persona
muy nerviosa que nunca se toma el tiempo necesario para
calmarse y tranquilizarse. Sin embargo, aunque no creo
que fuesen tan sólo las palabras que Alissa le dijo en ese
momento, de alguna manera Jane se sintió curada".
69
relacionada con la capacidad para identificar y articular
modelos mentales complejos, mientras que la sabiduría
puede emerger como una propuesta elegantemente
simple. No se trata de la simplicidad nacida de la
ignorancia, sino de la simplicidad que se templa con lo
esencial de la vida y atraviesa las brumas de la
complejidad. Los niños suelen ir al meollo de las
cuestiones y, a menudo, reconocen el dolor, la injusticia y
la falsedad muy rápidamente, Sin necesidad de recurrir a
cálculos ni argucias, la sabiduría va directamente a lo que
tiene más importancia. De ese modo, las comprensiones
más profundas, las revelaciones auténticas, las visiones
curativas, advienen de manera directa e intuitiva.
70
cuando Katherine dejó de hablar, nos acercamos y yo tan
sólo dije, 'Mi hija, Alissá, dice que Kiwa, su delfín,
necesita hablar con usted'."
71
estado debatiéndome durante los últimos cinco años y
que está relacionada con mi incapacidad, como hija, para
percibir el amor de mi padre. Las abejas y la miel
representan la creación de algo dulce, inocente y
saludable' ".
72
fuente que siempre había estado muy cerca de ella. Según
relata: "Cuando yo sólo tenía doce años, mi padre falleció
de repente. Pero, tras su muerte, estaba convencida, para
consternación de toda mi familia, de que él todavía estaba
allí. Percibí claramente su presencia en mi cuarto y
tuvimos una conversación sobre el hecho de que su
cuerpo se había ido, pero que él todavía seguía allí.
Mientras me dirigía a él, me sentía casi en estado de
pánico, esperando verlo muy mal, pero lo que me
transmitió, por el contrario, fue un sentido de su presencia
y la comprensión de que era bueno comunicarme con él.
Así que estaba hablando con él del modo en que iba a
proseguir nuestra relación cuando alguien me descubrió
teniendo esa conversación con él y me hizo ir al cuarto de
mi madre para pasar la noche porque creían que estaba
histérica. Tras la muerte de mi padre —sigue contando
Diana—, mi madre estuvo muy enferma durante varios
años y él me ayudó a sobrellevarlo. Yo me dirigía mucho
a él durante aquellos años y, cuando era pequeña, a
menudo sentía que él también se comunicaba conmigo.
Entonces me sentaba y cogía papel y lápiz mientras él me
enseñaba. Era como si me dictase las palabras que yo
necesitaba. Cuando me sentaba a escribir en mi diario,
sentía que él me acompañaba, como un gato sentado en
mi regazo. Llegó un momento en que estábamos tan
unidos —sigue explicando Diana— que ya ni siquiera
tenía que preguntarle nada. Sencillamente sabía la cosa
correcta que tenía que decir, hacer o escribir. Su
73
presencia me infundía una confianza absoluta. Parecía
que toda su experiencia estaba oculta en mi inexperiencia.
Cuando tenía doce o trece años, me gustaba experimentar
con la escritura, ya que sentía que esta clase de escritura
era lo mejor que yo sabía hacer y que procedía tanto de su
capacidad como de la mía. Me sentía poseedora del gran
regalo de todos sus conocimientos. De algún modo, sus
habilidades se combinaban con las mías y yo tan sólo
estaba continuando algo que él había empezado. Cuando
entro en comunicación directa con él, las respuestas me
vienen muy rápidamente y suelen comenzar antes de que
yo concluya mi pregunta. Es como hablar con tu mejor
amigo y ser capaz de terminar sus frases. Eso tiene la
misma cualidad y se transmite muy rápidamente y con
gran precisión".
74
mensaje —tan evidente como inquietante— era, "Puedes
valerte por ti misma. No necesitas recurrir a papá cada
cinco minutos". Hasta que no pasó algún tiempo no
comprendí que no estaba alejándose de mí, sino tan sólo
dejándome más espacio. Había cosas que tenía que llevar
a cabo por mí misma. Él siguió susurrándome en el oído,
pero de un modo diferente. No quería que pasara por la
vida sin conocer mi propio poder. Pero dijo que seguiría
ayudándome. Un día, al percibir la belleza de un capullo
blanco, tuve un sentimiento muy profundo y lloré como
no lo había hecho en veinte años. El mero hecho de
experimentar tanta belleza me resultaba casi insoportable.
No podía explicarlo. Me hallaba en presencia de un amor
divino, tan profundo que me parecía un agravio el hecho
de no cambiar para siempre. Cuando siento el amor
divino, el lugar donde se halla mi padre, me doy cuenta
de que la cólera es innecesaria —tanto la mía cómo la de
mi marido o la de mi madre—, que la línea que nos
separa es sumamente delgada, que nuestras almas son
grandiosas, que las peleas cotidianas son estúpidas y que
nuestras reacciones a las pequeñas molestias de la vida
son superfluas. Siento el perdón divino hacia todas las
debilidades humanas. Quiero cultivar ese sentimiento,
pero soy incapaz de expresarlo con claridad".
75
que los trasciende ."El poeta inglés John Keats decía que
su poesía le parecía la obra de otra persona.[20] Hildegard
von Bingen —cuyos primeros encuentros con lo divino
ocurrieron cuando tenía tres años de edad— afirmaba que
sus escritos le eran dictados por el Espíritu Santo: "No
escucho esas cosas con los oídos corporales o con los
pensamientos de mi mente, sino enteramente con mi
alma".[21] Y, por su parte, William Blake —quien veía -
ángeles cuando era pequeño— dijo a propósito de su
poema Jerusalén: "Escribí ese poema directamente tal
como me iba siendo dictado, doce y hasta veinte o treinta
versos cada vez... Puedo elogiarlo, pues, ya que no
pretendo ser sino su escriba. Sus autores residen en la
eternidad".[22]
76
profundamente real para mí. A pesar de todas las
amenazas externas, siento una gran paz interior. En
medio de estos días solitarios y estas noches tristes, oigo
que esa voz interior me dice, 'Eh, siempre estoy contigo'
".[23]
77
relación era distinta a los juegos imaginarios que solía
jugar con mis juguetes y mis muñecas. Cuando era
pequeña no sabía de dónde procedía ese nombre, ya que
era muy diferente de los nombres que había oído en mi
familia y en el vecindario. En sexto curso, comencé a
estudiar francés en el colegio y eso supuso toda una
revelación puesto que supe que mi Gigi tenía ascendencia
francesa. (Resulta que mi amiga Meg tiene un don
especial para las lenguas, sobre todo el francés. Los
hablantes nativos comentan muchas veces que Meg no
tiene ningún acento extranjero sino su propio acento
peculiar, como si se hubiese criado en Montreal, París o
en alguna remota región de Francia.)
78
era muy parecida a ellos. Lo único que sabía es que, para
poder sentirme más segura, tenía que mantener la
existencia de Gigi en secreto. A partir de los diez años,
las imposiciones morales comenzaron a ser más estrictas
y Gigi empezó a desvanecerse. Yo tenía que escoger
cuáles creencias eran las correctas y cuáles no y, dado
que cada vez estaba más insegura de mantener aquella
relación, comencé a soterrarla y también enterré muchas
cosas con ella. Aun cuando Gigi era el ser que me hacía
sentir más segura, se ocultó en lo más profundo de mí."
79
de los trece años de edad, Jeanne veía una luz brillante en
la que, según decía, podía tocar, oler y escuchar a
diferentes santos. Su primer encuentro tuvo lugar en el
jardín de la casa de su padre, donde, según describió,
"Dios me envió una voz para guiarme. Al principio, me
sentí asustada".[24] Pero, con el paso del tiempo, fue
confiando y dependiendo cada vez más de aquella guía. A
los diecisiete años, la voz que había perdurado a lo largo
de toda su adolescencia, le ordenó que dejara su casa y se
alistase en el ejército. Y, sorprendentemente, al cabo de
muy poco tiempo, se hallaba al mando del ejército que
liberó a Francia de la invasión británica. Jeanne vivió en
el siglo XV y es más conocida como Juana de Arco,
siendo perseguida y, finalmente, ejecutada debido a las
acusaciones relacionadas con su conocimiento interior.
80
la fuente última de la intuición y la inspiración puesto que
el dominio espiritual es demasiado vasto y misterioso
para que podamos reducirlo de esa manera. Por el
contrario, los factores más importantes a tener en cuenta
son la cualidad de nuestra comprensión, el modo en que
afecta a nuestra vida y el uso que hacemos de ella.
El ojo de la contemplación
81
afirmaba que esta modalidad no racional de conocimiento
es muy importante porque "despeja el camino a la Madre
del ser, el corazón íntimo de las cosas".[27]
82
curiosidad de Haley por Mahalia, siempre asume el
carácter de una "gracia". La tradición sufí, por ejemplo,
sostiene que el conocimiento liberador no procede del
buscador sino que es recibido como un don divino. Pero,
aun siendo un regalo, las tradiciones contemplativas
también señalan que ciertas prácticas y técnicas tales
como la plegaria y la meditación pueden favorecer este
proceso mediante el cambio de conciencia, la apertura al
conocimiento y la invitación al "presente", tanto en su
sentido de regalo como de aquí-y-ahora. Así pues, estar
en el momento presente es el regalo y el lugar donde se
dispensan los dones del espíritu.
83
poco de televisión, ordenador o lectura y, al final del día,
los apremiamos a dormirse. Tanto niños como adultos
disponemos de muy poco tiempo y de pocos alicientes
para quedarnos quietos y sentir las profundas corrientes
que fluyen dentro y fuera de nuestro ser. En
consecuencia, nuestras vidas son mucho más
superficiales.
84
Si, antes de que se inicie el habitual diálogo interno y
la obligación de los horarios los ponga en movimiento,
permitimos que los niños se relajen sencillamente durante
unos minutos en ese espacio flexible y atento, tendrán la
posibilidad de plasmar en su jornada un poco de la
conciencia que se ubica más allá de la lógica y los
sentidos.
85
Cuando sólo era un adolescente, George se escapó en
algunas ocasiones de su casa para tratar de encontrar a
una persona que le sirviese de inspiración y guía
espiritual pero, cada vez que visitaba a un predicador
diferente, retornaba más decepcionado y desalentado. Por
último, cierto día en que estaba sentado en silencio,
descubrió una profunda fuente de conocimiento que él
denominó la "luz interior". Ese muchacho era George
Fox, fundador en el siglo XVII[28] de la Sociedad de los
Amigos, más conocida como los cuáqueros. En
reconocimiento a esa luz interna, los servicios religiosos
de los cuáqueros están dominados por el silencio, de
modo que los participantes puedan atender a su propia
voz interior. Porque en lo más profundo del silencio es
donde mora la "tenue vocecilla", la "palabra en el
corazón" que está más allá de cálculos y complicaciones.
86
de baño estaba hecho con pequeños azulejos de color
blanco y negro principalmente, aunque también de otros
colores, que parecían casi un mosaico. A veces, me
quedaba totalmente absorta en el diseño. No sé
exactamente cómo explicarlo, pero parecía como si
hubiese varias capas tridimensionales superpuestas.
Entonces, mientras permanecía sentada allí, Gigi podía
aparecer sobre mi hombro. Cuando me concentraba en el
suelo, parecía entrar en trance. Durante todo ese rato,
podía comprender cosas sobre el mundo y sobre mí
misma en aquellas capas superpuestas. Yo simplemente
lo sabía intuitivamente. Parecía proceder de algún lugar
muy profundo dentro de mí".
87
pasado y anticipamos el futuro, mientras que el otro es la
conciencia del momento presente donde sentimos el
estado de flujo. Cuando los niños (y adultos) descubren
su propia y peculiar manera de sosegarse, se produce un
cambio sutil que nos aleja de la mente charlatana y nos
sumerge en la corriente más grande de la conciencia.
88
modo, advierten, "Pedid y recibiréis". La concentración
en una petición interior es parecida a la capacidad de
sintonización de un receptor de radio, la cual es
independiente de la estación que deseemos escuchar.
Podemos sintonizar con la intuición escribiendo una
pregunta clara o formulándola en voz alta o en silencio
antes de irnos a dormir como, por ejemplo, "¿Cómo
puedo ayudar a esa persona?" "¿Cómo es Mahalia
Jackson?" También podemos concentrarnos dirigiendo
interiormente nuestra petición de consejo a una persona
sabia, a nuestro yo superior o, quizá, nuestro ángel. El
hecho de imprimir a nuestra intención la forma de una
pregunta o de una plegaria ferviente puede catapultarnos
a las profundidades del conocimiento.
89
Marshall se dieron cuenta de que, a los nueve meses, el
pequeño sufría un retraso en su desarrollo; sin embargo,
cuando cumplió los tres años, también advirtieron que
tenía una comprensión muy profunda del mundo. A los
cinco años, Marshall comenzó a recoger por escrito su
especial sabiduría personal y, para asombro de todos,
utilizaba palabras que, si bien no había leído nunca,
escribía correctamente. Aunque el proceso le consume
mucho más tiempo y esfuerzo que sentarse simplemente
con pluma y papel o al teclado de un ordenador, su madre
afirma que Marshall escribe con relativa facilidad.
Cuando tenía seis años escribió un poema, donde expresa
lo importante que es prestar atención a la inspiración, que
lleva por título "Mi armonía es libre", recogido en su
libro Kiss of God:
90
Pero la escucha a la que nos referimos no llega a
través de los oídos, sino que se efectúa con el corazón. La
mente contemplativa y el corazón no conocen mediante la
lógica y la abstracción sino con la intuición y los
sentimientos. Como Marshall escribía a la edad de siete
años: "La poesía es la espléndida bondad del corazón".
[31] Así pues, no estamos hablando de reacciones
91
modo, Dante los denominaba "amor", Homer los llamaba
"la cadena dorada que une al cielo y la tierra", mientras
que el poeta Rumi hablaba de "un manantial
desbordándose de su contenedor".
92
La sabiduría es un modo de ser y de conocer que nos
lleva más allá de los límites impuestos por nuestro
pequeño yo, más allá del depósito de nuestra propia
experiencia, sumergiéndonos en las corrientes más
profundas de la conciencia. Los niños viven inmersos en
esas corrientes y forman parte de ellas. Antes desarrollar
las limitaciones propias del sentido del yo y las nociones
sobre lo que podemos conocer y lo que no, todas las
posibilidades permanecen abiertas y disponibles en
nuestra mente. En muchos momentos en que abren su
mente y su corazón a lo correcto y verdadero, los niños
reciben comprensiones muy importantes. Y, en la medida
en que, inevitablemente, van creciendo en experiencia y
capacidad intelectual y que su yo se fortalece, no tienen
por qué abandonar el camino de la sabiduría. Si
respetamos su conocimiento contemplativo y exploramos,
al mismo tiempo, el nuestro, ayudaremos a que nuestros
hijos equilibren ambas modalidades de conocimiento sin
que pierdan de vista la luz interior de su mente.
93
esperanza que recorre el presente libro:
94
2. EL ASOMBRO
95
—Yo era el agua —respondió Miranda sin inmutarse.
—¿El agua? —repitió el padre.
—Sí, ha sido maravilloso. Yo era el agua. Ella me ama y
yo la amo. No sé cómo decirlo.
96
es capaz de provocar, en niños (y adultos) una apertura
tan vasta y profunda que puede desembocar en el éxtasis
y el estado unitivo. Es muy difícil comprender y explicar
completamente esa clase de experiencias, si bien
podemos constatar su presencia en poemas, relatos y
textos espirituales de todas las culturas y épocas. El poeta
místico Walt Whitman describe con estas palabras una de
tales experiencias:
97
experiencias extáticas pertenecen exclusivamente a la
extraña provincia de los "místicos", sin embargo, son más
comunes y familiares de lo que parece. Durante los
últimos veinticinco años he tenido oportunidad de
escuchar el relato de las experiencias místicas acaecidas a
cientos de personas "comunes" —tanto niños como
adultos— y lo que explican coincide completamente con
los testimonios de los grandes místicos del mundo. En
especial, los niños parecen místicos naturales dotados de
una apertura intrínseca al misterio, el asombro y el gozo.
98
señalaba William James hace más de un siglo, una de las
cualidades de tales experiencias es la inefabilidad, puesto
que las palabras no aciertan a transmitir toda su
profundidad y significado.[4] Por ejemplo, la pequeña
Miranda dijo con respecto a su experiencia con las olas,
"No sé decirlo de otro modo". Y, al igual que muchas
otras personas, Alce Negro también manifestaba que,
cuando intentaba explicar las visiones espirituales de su
infancia, se quedaba sin palabras: "Cuando me detengo a
reflexionar sobre mis visiones, veo y siento su significado
con esa parte de mi ser que es como un extraño poder
luminoso pero, cuando la parte que habla intenta expresar
con palabras el significado, es como si cayese una espesa
niebla que me aleja de él".[5]
99
o que pertenece a otro mundo—, los niños nos enseñan,
en cambio, que ese otro mundo se ubica, exactamente, en
el aquí y ahora. Por lo general, las experiencias de
profunda unidad van acompañadas de sentimientos de
perfección, comprensión, aprecio y amor ("Ella me ama y
yo la amo"). De ese modo, la "reverencia" y la
"compasión" hacia toda forma de vida que se derivan
espontáneamente del asombro, conforman, para muchas
personas, el auténtico fundamento de la ética. El célebre
humanista Albert Schweitzer sostiene que ese sentimiento
de reverencia es la actitud más profunda que podemos
albergar los seres humanos".[8]
100
escuchar la red que nos une. Todos mis miedos se
desvanecieron. Me sentía completamente renovada y, al
mismo tiempo, como si hubiese vuelto a mi verdadero
hogar".
101
sentimiento diáfano de que todo era perfecto,
absolutamente perfecto".
102
que la tradición hindú, por su parte, afirma que es la
conciencia pura e indiferenciada que reside más allá de la
mente individual.
103
preestablecidas del mundo. Como resultado de todo ello,
sus experiencias pueden verse negadas y malinterpretadas
y convertirse en una fuente de problemas y de vergüenza:
"No hay nadie que piense como yo. Así que debo ser
estúpido".
104
literalmente, "exaltación del ánimo" y, en consecuencia,
ir en pos de nuestra dicha se refiere al cultivo del
sentimiento de totalidad que puede arribar a través del
asombro. El hedonismo alimenta el egoísmo, mientras
que el asombro fortalece nuestro sentimiento de conexión
y nuestro sentido de responsabilidad hacia el espíritu, la
sociedad y el yo. Los místicos reiteran que, si bien las
experiencias de asombro no son la meta última, sirven
para que no perdamos de vista el eje central en torno al
cual gira nuestra vida.
105
determinar el modo en que el niño ve y comprende el
mundo y acabar conformando el núcleo de su identidad
espiritual, de su ética y de sus objetivos vitales. Toda
comprensión radical —como, por ejemplo, una
maravillosa visión ocurrida a los ocho años— tiene que
ser trabajada, asimilada e integrada a lo largo de toda una
vida. Tales visiones o mensajes nunca dejan de ser
palabras vivas cuyo significado, al igual que ocurre con
los textos sagrados de las tradiciones de sabiduría, ya
desplegándose en la medida en que tratamos de
plasmarlas en la vida cotidiana, alentados por un
creciente sentido de plenitud y participación.
106
parecía que ya no pertenecía a mi gente.[12]
107
muy inseguros sobre el modo de integrar o de dar sentido
a una determinada experiencia, especialmente en el
marco de una sociedad o de una familia que no saben
acoger ni entender esa clase de visiones. Sin embargo,
aunque las experiencias de asombro terminen
difuminándose en el tapiz de la vida, piedras de toque que
siguen vivas en nuestro interior o, tal como dice Alce
Negro, "recordándose a sí mismas".
108
llegar al lado de las llamas, cayó al suelo y se prendieron
los volantes de su vestido. Al ver que los volantes del
vestido estaban siendo consumidos, Peggy no se sintió
asustada sino tan sólo muy excitada y, por eso, se puso de
pie y gritó a su hermano: "¡Mira, Jimmy, estoy
quemándome!"
109
no experimentaba ningún dolor. Y, cuando llegamos al
hospital, empecé a hacer preguntas sobre los aparatos que
veía: '¿Qué es eso? ¿Para qué sirve?' " Él equipo médico
trató de trasladarla en helicóptero a otro hospital, situado
en Galveston y dotado de mejor equipamiento, pero el
médico dijo que no hacía falta porgue, según pronosticó,
"Es posible que no llegue a mañana".
110
conocida y, al mismo tiempo, lo conocía todo. No había
palabras sino que conocía al instante cada pensamiento.
No había bueno ni malo puesto que todo formaba parte de
la existencia. Definitivamente, había una razón para
experimentar no sólo eso sino también el resto de las
cosas."
111
resplandor rosáceo. En el otro lado, los colores eran más
profundos, los aromas más intensos y las personas que
encontraba siempre eran muy amables conmigo. Antes de
quemarme, me gustaba subirme a un árbol de mimosa
que hay cerca de nuestra casa. Y, muchas veces, cuando
cruzaba al otro lado, también llegaba al pie de un enorme
árbol de mimosa que estaba rodeado de niños. Me pedían
que subiese con ellos y que fuese cada vez más alto. Y,
cuando más subía, más brillante era la luz qué recibía.
Entonces, me sentaba en las ramas del árbol y hablaba
con ellas. Me tranquilizaba conocerlas tan bien. Sentía
como si formasen parte de mí. Otras veces, me veía
rodeada por un círculo de amigos que entrelazaban sus
manos alrededor de mí. Me sentía completamente amada.
Todavía puedo percibirlos —añadió tímidamente—. Sé
que siempre están conmigo. Sí, siempre tengo conmigo a
un amigo especial. Él fue al primero que vi. Él estaba allí
para recibirme con los brazos abiertos y envolverme con
su amor. Podían pasar las horas sin que pronunciase una
sola palabra, sino tan sólo amándome. Volvía con mucha
más fuerza, recargada para tres días, y todo el mundo
decía que me veía luminosa o que estaba distinta. Mi
familia se daba cuenta y me decía cosas como, 'Tu cara
parece diferente' o 'Estás radiante'."
112
dudarlo un instante: "Las personas necesitan saber que no
van a ser juzgadas y que la vida es sencillamente como la
hora del recreo en la escuela. No hay nadie que lleve la
cuenta de la puntuación. Todos estamos conectados.
Somos eternos. Ahora experimento gran compasión por
los demás. Sé cosas que no tengo manera de conocer
pero, en ocasiones, me descubro tocando a un
desconocido o brindándole algún consejo y éste rompe a
llorar porque se siente apreciado y liberado. Sé que mi
misión es ayudar, curar y hablar sin permitir que mi ego
ocupe el centro de la escena. Cada día me esfuerzo por
conseguirlo. Volvería a pasar con gusto por todo aquello
para aprender lo que sé ahora".
113
pronto, contempló una gran nube negra de tormenta que
parecía cubrir todo el cielo. Al mirar hacia arriba,
contempló una bandada de grullas blancas volando contra
el fondo de la nube negra y, en ese momento, se sintió
totalmente sobrecogido. Según explicaba: "Vi una luz,
sentí mucho gozo y experimenté una gran corriente en mi
pecho, como una explosión. A partir de ese día, fui [una
persona] diferente y comencé a ver que, dentro de mí,
había otra persona". En efecto, su cuerpo albergaba a dos
personas, una de ellas era el creyente y la otra su Señor.
Aquel joven había experimentado el aspecto inmanente
de la divinidad, es decir, dotado de forma, aquí y ahora,
presente en todas las cosas y en él mismo.
114
dirección en que mirase, veía una refulgente sucesión de
constantes oleadas que, a gran velocidad, me atravesaban
por todos lados". Y quedó inconsciente.
115
en su lugar secreto: "Tenía quince años de edad y estaba
sentada en silencio en mi "lugar especial", a corta
distancia de mi casa. Me sentía en armonía con la
naturaleza mientras los pajarillos y los insectos pululaban
por todos lados. Entonces tuve, de repente, la experiencia
de que todo estaba conectado, no sólo en el sentido de
que todos formamos parte de lo mismo sino, más
asombroso si cabe, en el sentido de que, en cierto modo,
todo es lo mismo: la montaña mayestática, la hoja de
hierba y yo".
116
La naturaleza parece resonar profundamente en nuestro
interior. Aunque, hoy en día, la atracción por los juegos
electrónicos es muy poderosa; hay pocos regalos que los
padres podemos hacer a nuestros hijos tan valiosos como
los períodos que pasan en la naturaleza.
La mente de principiante
117
el niño que observa a un pajarillo cercano o somos
testigos del temor que le sobrecoge en una gran tormenta,
podemos intuir un poco el asombro inherente al mundo a
través de los ojos de ese pequeño. Y, tal como los niños,
los místicos y los sabios constatan a menudo, los eventos
cotidianos —el canto de un pájaro, una taza de té o un
abrazo cariñoso— se tornan extraordinarios cuando les
prestamos una atención profunda sin dejar de atender, al
mismo tiempo, al lugar del que dimana nuestra vida, lo
cual nos lleva a vivir con las cosas en lugar de vivir frente
a ellas.
118
sobre la proximidad del espíritu.
119
"Verdaderamente os digo que, a menos que os volváis
como niños, nunca entraréis en el reino de los cielos".[20]
Y eso significa que hay que tener un corazón puro y
abierto.
El aprecio y el juicio
120
permitiendo sencillamente que las cosas sean lo que son
para aprender de ellas y poder entenderlas. Si bien los
niños aprenden muy pronto a juzgar, manipular, poseer y
protegerse del mundo, también podemos ayudarles a
cultivar ese sentido natural de abierta apreciación y
observación del momento.
121
Tómate el tiempo suficiente para no hacer nada más que
sentir lo que hay en torno a ti. Luego, regresa y
compartiremos lo que has descubierto". Pequeños
ejercicios como los recién descritos aminoran la marcha
de la mente que juzga, de modo que podemos dedicarnos
a apreciar plenamente el momento presente.
Ser y hacer
122
Primeramente, invitamos al niño a que encuentre un
lugar confortable donde sentarse. Si es posible, tañemos
una campana tres veces para señalar el inicio del ejercicio
e infundirle un aire ceremonial que también ayuda a
delimitarlo como un período especial. Seguidamente
decimos: "Toma unas cuantas respiraciones lentas,
profundas y purificadoras. Libera todas las tensiones y
permite que tu cuerpo se relaje, estirando y desperezando
las partes que lo necesiten. Siente la suave atracción de la
gravedad y deja que la silla o el suelo donde estás sentado
te sostengan sin que hagas ningún esfuerzo por tu parte.
Sencillamente siente la gravedad mientras te quedas en
silencio y sin hacer nada durante unos minutos [por
ejemplo, de dos o tres minutos a diez o quince]. Presta
atención tan sólo a tu respiración, permitiendo que entre y
salga sin ningún esfuerzo. Cuando surja un pensamiento o
te distraigas con algún problema, no luches contra él pero
tampoco lo alimentes. Tan sólo sé y déjalo tal cual.
Vuelve a prestar atención a tu respiración sin hacer nada.
Los pensamientos y las preocupaciones son como
burbujas bajo el agua que, cuando llegan a la superficie,
explotan y desaparecen".
123
Cuando afrontes tus actividades diarias y, sobre todo,
cuando las cosas se compliquen, puedes tomar unas
cuantas respiraciones profundas y recuperar esa frescura".
De ese modo, el no hacer es un contrapeso simple y
poderoso para la agitación de las mentes y los cuerpos
que es tan común en nuestra sociedad actual.
La entrega y el control
124
capacidad para la entrega, la rendición y la confianza.
Algunas veces los niños desarrollan sus peculiares
estrategias de entrega como dar vueltas y vueltas tan sólo
para marearse y perder el control o por el simple hecho de
querer que los sostengan los brazos de un adulto. Los
ceremoniales de acogida y despedida también ayudan a
clarificar este punto. En el día de Año Nuevo, en el
cumpleaños o, sencillamente, al finar de la jornada,
podemos pedir al niño que diga o escriba aquello que
desea conservar (un recuerdo, una comprensión e incluso
una posesión) y aquello que quiere abandonar, (un suceso
frustrante, un sentimiento de enojo, una molestia, un
juguete o alguna prenda de ropa que ya no necesite).
Después el pequeño introduce en un sobre la hoja donde
ha escrito las cosas de las que quiere desprenderse, lo
adorna adecuadamente, lo cierra y, con la fanfarria y el
ceremonial apropiados, lo rompe en trocitos o lo quema.
Podemos hacer algunos comentarios referentes al modo
en que la naturaleza se renueva cada año mediante el
cambio de las estaciones y que, por ejemplo, los árboles
tienen que desprenderse de las hojas viejas para que les
crezcan hojas nuevas y cómo las hojas podridas se
convierten en abono para alimentar a la nueva vida. Es
asombroso el modo en que nos aferramos a los
resentimientos, temores y recuerdos negativos que
petrifican nuestra conciencia. En lugar de ello, podemos
ayudar a que los niños comprendan que el ritmo natural
de la rendición constructiva los prepara para nuevos
125
gozos.
126
3. ENTRE EL TÚ Y EL YO
127
sin dejar por ello de marcar sus propios límites, se
preocupó de proporcionárselo.
128
prevaleciente es que el conocimiento reside en la cabeza,
las tradiciones sagradas asignan al corazón el
conocimiento quintaesencial. Por ejemplo, el término
chino hsin —frecuentemente traducido como mente— se
refiere tanto a la mente como al corazón.[3] Según la
filosofía china, el conocimiento del corazón es el ojo del
Tao. Platón, por su parte, lo denomina el ojo del alma[4]
mientras que, en la rueda de la medicina de los nativos
americanos, la energía del corazón está relacionada con la
dirección sur.[5] En este capítulo, exploraremos el modo
en que los niños experimentan y expresan el
conocimiento o el encuentro entre corazones, que
constituye la esencia del amor y la compasión.
La compasión natural
129
Chessie, suele emerger en el espacio que se cierne entre
el tú y el yo.
130
del pupitre, abandonó su asiento y vino hasta mi mesa
arriesgándose a ser presa de mi enfado. 'Toma me dijo,
puedes coger mi lápiz. Sabemos que tienes un mal día'.
Entonces puso el lápiz en mi mesa, se dio media vuelta y
volvió a ocupar su sitio. En ese mismo instante, mi
frustración se derritió y me sentí avergonzada por
haberme mostrado tan brusca con aquellos niños y
agradecida por su bondad. En ocasiones, los niños pueden
ser muy provocadores, pero el regalo de Jamie fue
perfecto".
131
Stacey había ido a pasar las vacaciones de Acción de
Gracias a casa de sus padres. En aquella época, su
matrimonio estaba atravesando una etapa muy difícil y,
finalmente, había llegado a la conclusión de que la
relación estaba terminando. En un momento dado, se
apartó del nutrido grupo de familiares y amigos (marido
incluido) que, con motivo de la festividad, se habían
reunido a comer y se encerró sola en una habitación para
poder llorar y liberar los sentimientos de profundo pesar y
agotamiento que conlleva toda ruptura matrimonial.
Stacey creía que nadie la escuchaba hasta que su sobrino,
de un año de edad, se dirigió donde estaba sentada y,
simplemente, se quedó de pie a su lado cogiéndola del
brazo. En ese momento, fue como si la recorriese una
descarga eléctrica. "Sencillamente me vació —afirma la
mujer—. No he podido olvidarlo desde entonces y
siempre lo tengo presente como el ejemplo perfecto del
poder curativo que encierra una presencia silenciosa y
cariñosa."
132
desatendido?' Ése era el modo en que me sentía
exactamente. Por un lado, me sentía contento por los
niños pero, por el otro, recuerdo que, desde la época en
que ingresé en el primer curso del instituto hasta mi
último año allí, veía muy poco a mi padre y pensaba algo
así como, 'Vale, ha adoptado a todos esos niños ¿pero qué
ocurre conmigo?' Mi pequeño hermanastro de cinco años
había captado mis sentimientos a la perfección".
133
y, antes de volver a cenar, ya había perdido el reloj.
Cuando cumplí veintidós años —habían transcurrido más
de doce desde aquel día— leí un libro de Martín Buber
que hablaba sobre la experiencia del "tú-yo", una
experiencia que me brindaba una imagen para
comprender lo que había ocurrido con mi madre el día de
mi décimo cumpleaños. Decidí telefonearle de inmediato
para preguntarle si se acordaba de aquel día y del regalo.
No lo había olvidado. Entonces, también le hablé del
dolor que sabía que había sentido en aquellos momentos.
Ella pareció sorprendida por mis palabras, pero estuvo
completamente de acuerdo y me preguntó cómo lo había
sabido y percibido con tanta claridad".
Compasión en acción
134
enojada y frustrada maestra. De ese modo, todo regalo
genuino —es decir, que no conlleve obligaciones
implícitas ni espere nada a cambio— reviste un inmenso
poder curativo para quienes lo comparten.
135
bastante gruñón unos calzones de seda muy llamativos
con grandes corazones estampados. Su abuelo siempre
había sido una persona muy difícil para las compras y
también tenía muy mal genio, pero aquel regalo supo
robarle una amplia sonrisa de complicidad y fue evidente
que la niña también experimentó un gran placer al
dárselo.
136
cariño... El fruto del amor es el servicio, que es, a su vez,
compasión en acción".[8]
137
de contemplar su lado más amable y cariñoso. En el
pasado, siempre que intentaba abrazarlo, él se quedaba
rígido, sin saber cómo reaccionar. Ahora no deja de dar
abrazos. Al final de aquel día, vino y me dijo que quería
volver a la escuela al día siguiente. Antes, lo único que
decía prácticamente era que odiaba la escuela".
138
La Regla de Oro
139
nuestras más altas expectativas como seres humanos y
que saben despertar y sacar lo mejor de nosotros mismos.
140
que nos rodea y hacia nosotros mismos. El modo en que
tratamos a nuestra esposa, las cosas que decimos sobre
algún vecino molesto o las que le gritamos a otro
conductor cuando se interpone en nuestro camino,
proporcionan a nuestros hijos un mapa sobre el modo en
que deben llevar a cabo sus propias acciones. Por encima
de todo, les enseñamos a través de lo que somos y de
nuestra manera de vivir. Nuestro propio desarrollo y el de
nuestros hijos están interconectados puesto que crecemos
al mismo tiempo. Así pues, la pregunta más importante
que debemos plantearnos es, "¿Bajo qué circunstancias y
de qué modo soy capaz de vivir desde el corazón?"
Porque, sólo cuando despleguemos nuestra propia
compasión, estaremos contribuyendo a que nuestros hijos
también desarrollen su compasión natural.
141
Además de compartir historias y biografías sobre
personajes compasivos, podemos pedirles a nuestros hijos
que nos hablen de las dificultades que puedan
experimentar con compañeros problemáticos —
gamberros, por ejemplo— y explorar con ellos las
tensiones naturales originadas en las amenazas, el miedo
y el enfado, por un lado, y el amor y la comprensión, por
el otro. Por ejemplo, ¿En qué momento hay que
defenderse y cuándo, por el contrario, hay que poner la
otra mejilla? ¿Y existe algún modo de hacer ambas cosas
al mismo tiempo? ¿Cómo podemos mostrarnos, a la vez,
diplomáticos e inflexibles, afrontando con aplomo las
situaciones aunque sin apartarnos un ápice de lo que, para
nosotros, es lo correcto? ¿Puede la vulnerabilidad
convertirse en una expresión de coraje, fortaleza y
confianza? ¿Por qué la palabra coraje —es decir, la
expresión de nuestra fuerza interior— significa "tener
corazón"?
142
en el momento en que encontramos realmente a la otra
persona, nos sentimos dentro de su mundo, lo cual
significa que experimentamos empatía hacia ella. Y,
cuando eso ocurre, a menudo tenemos la sensación de
que acabamos de conocerla: "Ah, eres así. No me había
dado cuenta antes". El ser que hay ante nosotros cobra
entonces una nueva dimensión, como un recorte de cartón
que, de pronto, asume una forma tridimensional dotada
de profundidad, contenido, significado, complejidad,
valor y belleza, muy superiores a lo que éramos capaces
de apreciar previamente. Por eso, no es infrecuente que
nuestras fantasías sobre quién creemos que es la otra
persona o sobre lo que deseamos que sea, se vean
refutadas en la medida en que su existencia individual
cobra fuerza por encima del peso de nuestras
proyecciones.
143
donde reside la raíz de una ética poderosa.
144
podemos obtener inmensos beneficios del hecho de
sentamos tranquilamente unos minutos a observar desde
el corazón, respirando profunda y suavemente y
centrando la conciencia en la zona del pecho. La mayoría
de las veces tiene lugar un desplazamiento emocional
hacia una mayor sensación de ternura, espaciosidad,
sosiego y adaptación, un proceso capaz de alterar
radicalmente el escenario que hay ante nosotros o que
domina nuestra mente. Hay pocas actividades que
resulten tan sencillas, al tiempo que tan beneficiosas, y
que sean practicadas con menos frecuencia.
145
eléctrico más potente que hay en el cuerpo, el cerebro
puede seguir o ajustarse al corazón (aunque,
posiblemente, las funciones de ambos están
completamente imbricadas) y, de ese modo, se produce
un aumento de las ondas alfa, asociadas a la relajación
profunda. Así pues, la tecnología externa está empezando
a confirmar los cambios fisiológicos que ocurren cuando
vemos a través del corazón.
146
revela en la misma medida en que nos abrimos a él. La
premio Nobel y genetista, Barbara McClintock, se refería
a un proceso de experimentación más cercano, donde
llegaba a "sentir los organismos" con los que trabajaba y
que eran simples plantas de trigo. La clave de su
asombrosa y avanzada comprensión genética es, en sus
propias palabras, "abrirse lo suficiente para permitir que
venga a ti".[11] Este sentimiento de apertura permite que
dejemos de ver al otro como algo separado y que pase a
formar parte, íntima y profundamente de nosotros
mismos. El sabio hindú Krishnamurti afirmaba que, en la
vida espiritual este sentimiento es indispensable: "Para
estar plenamente vivo, es necesario que el discípulo se
vea conmovido por el sentimiento extraordinario de la
vida, pero no de su vida o la de alguna otra persona, sino
de la vida en sí, de la humanidad, de los árboles".[12]
147
anteriores, tal vez tras la lectura del recomendable libro
recién citado.
Hilos de plata
148
resonantes. Los pensamientos, los sentimientos, los
estados de animo, etc., son vibraciones, energía e
información que se transmite desde un cuerpo-mente a
otro cuerpo-mente.
149
distinguir cuándo se trata de ella y cuándo de mí. A
veces, se enfada conmigo porque cree que soy la causante
de su dolor de barriga, y yo tengo que decirle, 'No, no me
duele ahora' ".
150
Lissy".
151
conciencia. Son varios los estudios que demuestran
científicamente que nuestros cuerpos pueden comunicarse
entre sí. Dean Radin, investigador y antiguo profesor de
psicología, llevó a cabo un estudio en el que se situaba a
dos hombres —que no se conocían— en sendas
habitaciones aisladas entre sí. Se pidió a cada uno de ellos
que generase pensamientos de amor hacia la persona que
estaba en la otra habitación. Durante el período en que
uno de ellos emitía esa clase de pensamientos, el registro
de la tensión arterial del sujeto que recibía los
pensamientos disminuía automáticamente. Por el
contrario, cuando se pedía al sujeto que dirigiese
pensamientos de odio hacia el otro, la tensión arterial de
éste experimentaba un brusco incremento. Ambos
hombres nunca se habían visto anteriormente,
desconocían la naturaleza del experimento y tampoco
mantuvieron, en el curso del estudio, ningún contacto
directo físico o verbal entre sí. De ese modo, aunque el
segundo hombre no tenía conocimiento alguno de los
pensamientos de amor u odio del primero, su cuerpo sí
que los registraba.[17]
152
en consecuencia, pueden ser muy sensibles a las señales,
corporales. No obstante, el niño empático no siempre
sabe qué hacer con esas sensaciones, que pueden acabar
convirtiéndose en un serio problema para el puesto que,
tal como Ellen afirma, muchas veces son sobrecogedoras.
153
profunda y receptiva (Por lo general, son los adultos los
que necesitan más tiempo, para entrar en situación,
mientras que los niños suelen sintonizar más fácil y
rápidamente.) Entonces, pido que permanezcan sentados
frente a frente y en silencio, que "se vacíen"
completamente y que, a continuación, se soliciten
permiso, respetuosamente y por turnos, para "sintonizar"
o comunicarse con el otro mientras se miran a los ojos
(aunque muchos prefieren mantenerlos cerrados).
154
reconocer los muy variados modos y formas que pueden
asumir. Así pues, pueden ser experimentadas como una
sensación corporal (por ejemplo, opresión en el pecho,
dolor en la cadera), un sentimiento (tristeza, amor,
miedo), una forma geométrica o una sensación de
movimiento, un propósito vital (debo trabajar más) o una
creencia nuclear (soy despreciable), un símbolo (una hoja
congelada que se quiebra al tocarla), una imagen (un
agujero en el abdomen), una escena (un niño corriendo
por el campo) o el impulso de formular una determinada
pregunta (¿qué ocurrió cuando tenía once años?). En
ocasiones, la información adopta la forma de un mensaje
dirigido a la otra persona. En ese caso, podemos decir que
el yo superior del niño sintoniza con el yo superior de la
otra persona para brindarle algunas palabras de sabiduría.
La información empática es capaz de adoptar toda clase
de formas. El reto estriba en aprender a identificarlas y a
confirmarlas consecuentemente.
155
alguna sensación como que esa persona siente dolor o
está actuando de ésa o aquella manera pero piensa de otro
modo. A veces, siento que debo prestarle mi apoyo
porque me parece que esa persona necesita mi ayuda o
algo así.
156
Gladys tuvo oportunidad de comprobar que los
sueños pueden contener informaciones muy importantes:
"Mi madre decía tener sueños muy reales sobre las cosas
que iban a suceder pero, cuando era pequeña, siempre
creía que exageraba. Sin embargo, en cierta ocasión mi
hermana se despertó en medio de una pesadilla, gritando
que la fábrica, de mí abuelo estaba quemándose y, unos
minutos después, recibimos una llamada telefónica que lo
confirmaba; A partir de ese día, he sido más respetuosa
con los mensajes que recibimos en sueños. De hecho,
cuando mi abuelo falleció algún tiempo después, yo ya lo
sabía por un sueño que había tenido la noche anterior".
157
mantienen las partículas subatómicas que están muy
alejadas entre sí. De ese modo, podemos recibir señales
procedentes de otras personas y también podemos
enviarles señales deliberadamente.
158
una "ducha" de increíble calidez y amor.[21] La
investigación de Dossey pone de manifiesto los efectos
positivos que tiene la plegaria en todo proceso de
curación, sugiriendo que su eficacia está directamente
relacionada con una cualidad que, como él mismo afirma,
parece algo pasada de moda: el amor.
159
Brian pero, nada más saltar agarrado de la cuerda, ésta se
soltó y Brian cayó fuera del montón de hojas rodando
colina abajo por una zona muy escarpada hasta acabar
chocando con la barbilla y el pecho contra un gran árbol.
Se hizo varios cortes en la cara y se rompió algunas
costillas. A partir de ese día, Brian ha hecho más caso a
las "corazonadas" de Stephanie.
La gratitud
160
algunas sencillas preguntas relacionadas con la gratitud.
Por ejemplo, podemos preguntarles: "¿Cuál es la cosa por
la que te sientes más agradecido? ¿Cómo te hace sentir la
persona o la cosa más especial de tu vida? ¿Cómo sería tu
vida sin ellas?" Si la experiencia del aprecio hace vibrar
nuestro corazón, el hecho de expresarlo lo hace cantar.
Una vez que el niño identifica a alguien o algo, podemos
seguir preguntándole: "¿Puedes expresarle a esa persona
[mascota, objeto, etc.] tu sentimiento de gratitud, tal vez
con una plegaria, un abrazo antes de ir a dormir que dura
un poco más que de costumbre, una nota, una palabra o
tan sólo con un pensamiento cariñoso?"
161
la niña para que tuviese suficiente tiempo de decir todas
sus oraciones nocturnas!
El perdón
162
se aseguran de que todas las partes sean escuchadas y
entendidas. Pero, sobre todo, es muy importante que se
entienda perfectamente su respectivo sentido del daño
sufrido. De ese modo, la pregunta "¿Por qué le has
pegado?" sólo consigue suscitar una ola de
culpabilización ("Porque ella me ha empujado primero")
que, por lo general, arrastra a un círculo vicioso de
recriminaciones interminables. En cambio, preguntas
como "¿Qué sentiste al hacer eso?" tienen más
probabilidades de sacar a la luz los sentimientos de
cólera, daño, vulnerabilidad e injusticia que suelen
ocultarse bajo la superficie. Y, si formulamos la pregunta
al revés ("¿Y qué crees que sentía él?"), permitimos que
el niño se mueva desde la culpa y las justificaciones
superficiales hacia la escucha empática del corazón, el
entendimiento e incluso la posibilidad del perdón
genuino.
La alegría
163
ese modo, debemos vigilar si cada día hemos obtenido
nuestra cuota de gozo, nuestra dosis de belleza, si hemos
reído juguetonamente o si hemos cantado o tarareado. El
deleite es una afirmación del espíritu.
164
manera que pudiésemos escucharlas juntos. Tras unos
minutos de audición y de expresar nuestras respectivas
opiniones al respecto, penetramos en un mundo privado,
de manera tan íntima y rápida, que todos solemos
sorprendernos por la vulnerabilidad y la comprensión que
compartimos en esos momentos. Podemos hacer lo
mismo en nuestro entorno familiar o escolar y
asombrarnos del modo en que los corazones se acercan
entre sí cabalgando sobre las ondas musicales.
165
nuestros hijos descubran sus propios modos de
tranquilizarse y ser más amables consigo mismos. La otra
noche, por ejemplo, mi hija se preparó un baño con velas
(muy) largo y (muy) profundo.
166
en un día invernal, un beso en la mejilla o un paseo por el
bosque. Cuando tenemos presente el corazón podemos
filtrar y vencer la complejidad del mundo moderno.
¿Dedicamos el tiempo necesario para abrazar a nuestros
hijos antes de acostarlos por la noche? Incluso cuando les
metemos prisa para que lleguen a tiempo al autobús
escolar, todavía podemos abrazarlos con nuestro corazón
y despedirlos con una sincera plegaria de buenos deseos
como, por ejemplo. "Hoy quiero amarte [complacerte, ser
bueno contigo etc.]" Las prioridades también se ponen de
manifiesto cuando planteamos preguntas trascendentales
del tipo "Si éste fuese tu último día de vida ¿qué harías,
con quién te gustaría estar, que dirías a las personas que
dejas atrás?"
167
4. EL CUESTIONAMIENTO
168
exactamente las mismas preguntas fundamentales que
intentan resolver la filosofía y la religión. Para muchas
personas la reflexión, la investigación y el planteamiento
de esa clase de preguntas constituyen la esencia y el
campo de exploración de la búsqueda espiritual. La
fascinación que sentimos bajó una noche estrellada o el
hecho de cobrar conciencia de una injusticia pueden
hacer germinar en nuestro interior el deseo de saber más,
un deseo que quizá termine floreciendo en una vida de
búsqueda consciente y llena de profundas preguntas. Para
individuos como Gandhi —quien tuvo una profunda
hambre de verdad desde muy pequeño— plantear las
grandes preguntas es el modo que tenemos de entablar
diálogo con el misterio y el espíritu.
169
positivos, la perspectiva de Piaget es incorrecta o, cuanto
menos, incompleta. De hecho, si bien parece que el
desarrollo cognitivo infantil tiene lugar a lo largo de
distintas etapas, éstas son demasiado amplias y generales
y no parecen, en consecuencia, más que una tosca
esquematización. Por eso, cuando observamos más
detenidamente, descubrimos flagrantes excepciones al
modelo de Piaget. Incluso los niños más pequeños
evidencian una cierta capacidad para reflexionar sobre las
grandes preguntas (metafisica), para interesarse sobre la
experimentación y las fuentes válidas de conocimiento
(epistemología), para razonar sobre un determinado,
problema (lógica), para cuestionar los valores (ética) y
para reflexionar, en suma, sobre su propia identidad en el
mundo.
170
esto no es —tal como algunos autores sugieren— una
etapa necesaria de nuestro desarrollo. La mayoría de los
niños que he tenido oportunidad de entrevistar evidencian
una sólida capacidad analítica y una estructura egoica
sana, al tiempo que mantienen activa y en perfectas
condiciones su capacidad de intuición. En mi opinión, la
búsqueda del equilibrio entre ambos factores constituye el
desafío fundamental que debemos afrontar todos, los
padres y los profesores interesados en el completo
desarrollo del potencial infantil.
La gran pregunta
171
Pero el cuestionamiento —ya se trate en niños
pequeños o en científicos formados— no trata tan sólo de
encontrar respuestas. Como explica el físico David
Bohm: "El cuestionamiento no es... un fin en sí mismo, ni
su principal propósito es encontrar respuestas sino que,
más bien, lo esencial en este caso es la totalidad del flujo
de la vida, un flujo que sólo puede ser armónico en
presencia de una indagación continua".[4] Si convive con
niños pequeños, estará acostumbrado a las preguntas
interminables (¿Por qué, por qué, por qué?) o, tal vez, a
esa clase de preguntas complejas que desafían a las
respuestas fáciles. Cuando tenía seis años de edad, Julian
preguntaba: "Qué son el cielo y el infierno?" "¿Existe de
verdad el demonio?" De ese modo, Julian no sólo
pensaba en el modo de conseguir que su hermano
pequeño le dejase tranquilo de vez en cuando, sino que
también reflexionaba muy seriamente sobre el infinito, el
cero, Dios y la muerte. La indagación y el
cuestionamiento radical hacen que nos centremos en las
prioridades y alimentan y dirigen nuestro anhelo
espiritual.
172
respuestas que necesita. No le pueden ser dadas, porque
usted no sabría vivirlas aún, y se trata precisamente de
vivirlo todo.[5]
173
profundidad. La profundidad está más relacionada con la
formulación de buenas preguntas que con el hecho de
tener todas las respuestas. La investigadora Patricia Arlin
afirma que la sabiduría no consiste tanto en la capacidad
para resolver problemas, como para descubrirlos.[6] Los
niños evidencian una notable capacidad para identificar
problemas que los adultos solemos pasar por alto o dar
por sentados. Un niño de cuatro años llamado Dan
preguntaba: "¿Cómo empezó todo? Dime, ¿existe Dios?"
Y, por su parte, Julian, de cinco años, también
preguntaba: "¿Por qué hay más negros en la cárcel?"
174
esperaré'. Sin embargo, cuando arribó el segundo curso,
las cosas no mejoraron sino que, más bien, fueron a peor
puesto que dedicábamos mucho menos tiempo a los
juegos. Cuando llegué a cuarto curso recuerdo que pensé,
'Debo de ser un bicho raro. La gente no me entiende. Sin
embargo; no soy un marginado social puesto que tengo
amigos, aunque nadie, sobre todo mis profesores,habla de
estas cosas. La escuela no parece estar muy interesada en
mis preguntas ni, de hecho, en ninguna clase de
preguntas, sino únicamente en las respuestas. Lo único
que tenemos que hacer es dar las respuestas que se
esperan de nosotros' ".
175
Jim y Christina. Por esa razón, en el caso de que mis
preguntas fuesen desestimadas o las respuestas careciesen
de sentido o contenido, era como verter agua sobre fuego
y, más concretamente, sobre mi fuego. Por otro lado, rara
vez encontraba que las respuestas divertidas careciesen de
sentido o fuerza. Muchas veces, el mero hecho de mirar
las cosas de manera inusual bastaba para propiciar un
cambio radical de perspectiva.
176
inteligente. Cualquier pregunta encierra siempre un
mundo de ideas en su interior y la idea que subyace en el
corazón de todas las preguntas es lo que Rilke denomina
"la gran pregunta".[7] Las preguntas, las conjeturas y las
creencias de los niños (y también sus tentativas de
interpretación) son una invitación que nos dice: "Por
favor, ven a sentarte conmigo a la mesa de la gran
pregunta en este momento y también en cualquier otro
momento, para sopesarla, masticarla y digerirla conmigo.
Quedo a la espera de tu respuesta". ¿Pero cuál suele ser
nuestra respuesta?
La palabra viva
177
que se medita sobre la comprensión proporcionada por la
pregunta o idea, se mantiene fija la mirada, de igual modo
que las preguntas que hacen los niños absorben y
concentran su atención.
178
pusieron al alcance de esta niña de seis años la
comprensión intuitiva más profunda. "Viajaba en coche
con otros miembros de mi familia desde el norte de
Nuevo México a Colorado, para pasar allí nuestras
vacaciones. Iba sentada en la parte de atrás con mi
hermana y mi hermano, contemplando el soberbio paisaje
a través de la ventanilla. En aquella época siempre estaba
pensando en cosas como Dios y, hacía muchísimas
preguntas, aunque no sabía muy bien por qué razón mi
familia nunca hablaba de temas religiosos o espirituales.
Lo único que quería era comprender un poco mejor el
modo en que funcionan las cosas y qué es eso que llaman
Dios. Y, en aquel momento en el coche, estaba
preguntándome cómo eran las cosas antes de que
hubiésemos nacido y antes incluso de que existiese el
mundo, el universo. De repente, todo comenzó a
disolverse. Los coches, la carretera, las señales e incluso
los árboles y la tierra, se disolvieron. Al principio me
sentí algo triste ante la perspectiva de perder todas esas
cosas, pero no me sentía realmente vacía porque, en esa
vacuidad, había una plenitud increíble. En ese momento,
tenía la absoluta certeza de que las cosas eran perfectas
ya que veía que todo estaba interconectado y que había
algo más grande. Fue un momento de pura paz y
revelación. No es fácil encontrar las palabras. Todo me
parecía muy claro y obvio. He pensado mucho al respecto
pero, hasta hoy, nunca había escrito ni hablado del
asunto".
179
Es muy dudoso que una experiencia de esta clase
hubiese sido posible durante una sesión continua de vídeo
en la parte trasera de la furgoneta familiar. ¿Hubiese
gozado Christina del tiempo y el espacio suficientes para
descubrir que el aburrimiento rinde frutos insospechados?
Los juegos electrónicos son imanes que atraen
poderosamente la atención de los niños y, si bien es cierto
que pueden reportar algún provecho, no es menos cierto
que también hacen que los niños pierdan algo muy
importante. Porque si bien la comprensión contemplativa
se enmarca en el seno de las grandes preguntas, emerge
en la amplitud del silencio. Creemos, por lo general, que
los grandes textos de las tradiciones de sabiduría
contienen palabras inspiradas, pero la "palabra viva"
exige nuestra exploración y nuestro compromiso
personal. Es como si las palabras estuviesen codificadas y
comprimidas y tan sólo mostrasen su fachada exterior.
Por eso, tenemos que sopesarlas una y otra vez para
descodificar el mensaje que contienen de acuerdo a la
cualidad de nuestra conciencia. La conclusión que extrajo
Christina de su propia epifanía fue la siguiente: "La
visión y la conexión que alcancé entonces han seguido
estando siempre disponibles. Sólo tengo que abrirme a
ellas. Las respuestas siempre están aquí. Únicamente
tenemos que percibirlas".
180
abrirlos como para que ellos nos abran a nosotros puesto
que son como una doble llave que abre una serie de
cerraduras que conducen simultáneamente al mundo y a
nosotros mismos. Para los sufíes, el despliegue, de la
sabiduría mística sólo es posible gracias al "conocimiento
de la presencia", el cual pasa por la investigación crítica o
la inspección profunda de nuestro propio yo.[9] Como
afirma el profeta Mahoma: "Quien se conoce a sí mismo,
conoce a su Señor".[10] El código es descifrado, las
palabras cobran vida y el mundo se abre únicamente
cuando, en nuestro interior, también se produce la
correspondiente apertura.
181
— que estaba de pie en el apartamento de mi padre. Mi
madre, mi hermana y mi padre éramos muy felices por
aquel entonces. Mis padres divorciados volvían a estar
juntos y eso significaba la culminación de todos mis
sueños. Pero, de pronto, sonó el teléfono. Más tarde, supe
que era una mujer que preguntaba por mi padre. Mi
madre contestó, pero luego colgó bruscamente el teléfono
y se puso a gritar a mi padre diciéndole que era
doblemente mentiroso. En ese momento, no entendía lo
que quería decir exactamente, pero sentía que era algo
malo. Entonces cogió su bolso y nos llevó a mi hermana
y a mí hasta su coche. Era de noche y el cielo estaba
cubierto de estrellas. Sentía que mi corazón se partía en
pedazos. Y, aunque no quería que eso ocurriese, lo único
que podía hacer era mirar.
182
madre y mi hermana en el asiento delantero del coche. Yo
iba sentada atrás y podía ver sus regazos a través de la
ventanilla, pero un segundo antes todo lo que veía era la
parte posterior de sus cabezas.
183
"Apenas me tumbé en la cama, todo el cuarto se puso a
dar vueltas y, en un instante, me pareció que estaba en el
techo y que mi cuerpo estaba dormido sobre la cama. Me
veía tumbada en la cama pero no estaba segura de lo que
ocurría. ¿Dónde estaba yo realmente? ¿Quién era yo?
¿Estaba en el techo o en la cama? A partir de esa
experiencia empecé a concebirme de otro modo. Yo no
era tan sólo un cuerpo, sino algo más".
Soy aire
184
preocupan, sin duda, sus juguetes y sus problemas
escolares, pero también se ven conmovidos
profundamente por los misterios del ser humano —como
el amor y la muerte— y, en consecuencia, sus preguntas y
sus preocupaciones merecen toda nuestra consideración y
respeto.
185
pensar un poco y trate de resolverlo por sí misma".
Seguidamente, una pequeña muestra de las reflexiones de
que Denise hacía gala entre los cuatro y los seis años:
Soy aire y creo que todo es aire como yo: plantas, rocas,
animales, edificios, etc. Cuando el viento sopla puedo
sentirlo. Cada persona tiene un aire de distinto sabor. El
mío sabe a uva y cereza. Dios no nos hizo porque él
también es aire como nosotros. Todo es aire: el hámster,
el cuadro y el resto de las cosas. Todos somos lo mismo.
No soy mi cerebro. No soy nada. [Entonces señaló lejos de
sí misma.] Yo soy aire como todo lo demás. Antes no era
nada. Yo vine de la nada. Vine del aire.
En realidad, no estamos hechos de materia alguna. Nada
de lo que hay en este cuarto está hecho de verdadera
materia. La verdadera materia no puede ser cambiada ni
dañada. Por ejemplo, el cubre de la cama no es verdadera
materia puesto que se puede romper. Estamos hechos de
algo, pero no de verdadera materia. La, única verdadera
materia es el aire.
Somos aire. Somos los colores del aire. No creo que el
aire duerma siquiera puesto que siempre está en
movimiento. Sin embargo, nosotros dormimos pero, si
somos aire, ¿por qué tenemos que dormir? ¿Seremos
aire?
¿Sabes cómo sé que soy aire? Lo sé porque es lo que era
antes de nacer. Procedo de ahí.
[¿Qué sucede cuándo un animal muere?] Él sigue siendo
186
aire. El aire está dentro de nosotros, alrededor de
nosotros, en todas partes. Ese aire sigue moviéndose aun
cuando no haya viento.
[¿Por qué estamos vivos?] No lo sé ahora. [¿Quieres
decir que lo sabrás cuando seas más mayor?] ¡No!
Quiero decir que puedo saberlo cualquier día a partir de
hoy.
187
haciendo?"
188
recogía, al volver a casa de la escuela, toda la basura que
encontraba en el camino. Hablaba de los pesticidas que se
utilizan en los frutales y de las secuelas de la coloración
artificial en las aves. Él señor Simpson había construido
una ruta natural en el patio trasero de la escuela y, en su
aula, había toda clase de objetos fascinantes como un
avispero, un esqueleto humano y distintas rocas y
minerales.
189
conduce a mayores profundidades.
190
Nuestras vidas están llenas de momentos en los que
tenemos la opción de profundizar más o de avanzar al
siguiente ítem, persona o tarea. Por ejemplo, cuando
estamos comiendo, ¿saboreamos cada bocado
percibiendo su textura en nuestro paladar antes de dar el
siguiente bocado? Cuando tenemos una nueva idea, ¿nos
abrimos a ella o no le hacemos caso alguno y,
sencillamente, la archivamos en nuestra mente? En los
momentos en que nos permitimos profundizar un poco
más, las percepciones no se miden por la cantidad sino
por su cualidad e intensidad. Aunque ambos tipos de
experiencia tienen su utilidad, nuestras vidas son
modeladas principalmente por las experiencias de más
intensidad, profundidad y significado.
191
conocimiento mediante la dialéctica de la intuición y el
análisis. Por su parte, el entendimiento —que reside en
una capa aún más profunda— nos lleva más allá del
poder de la inteligencia para ver con el ojo del corazón,
una modalidad de conocimiento que sirve tanto a la
comunidad como al individuo. La experiencia entonces
tiene la posibilidad de convertirse en sabiduría, la cual
combina la visión de la verdad con una conducta ética
correcta. Y, por último, en lo más profundo de todo,
reside la posibilidad de la transformación. Este proceso
de profundización puede ocurrir en cualquier momento a
lo largo de alguna tarea o ejercicio. La apertura al
momento presente y la inmersión en sus profundidades
no tiene por qué suponer ningún menoscabo en el
intercambio de información sino que, muy al contrario, lo
enriquece, le aporta el contexto adecuado y mantiene vivo
su espíritu. Las grandes preguntas siempre se hallan en el
centro del proceso de aprendizaje.
Un conocimiento oscuro
192
ocho años se sintió asustada y me dijo, "¿Sabes, mamá?,
todavía no sé lo que es real y lo que no' ", un comentario
que refleja una profunda auto-conciencia y plantea una
cuestión filosófica fundamental sobre la prueba y la
certeza. ¿Cómo sabemos lo que es real? ¿Cuáles son los
requisitos para determinar la verdad?
193
cabo las hormigas. Pero tuve que volver a sentarme
rápidamente porque la altura de la hierba me resultaba
abrumadora. En aquel momento, supe que también yo
formaba parte de algo mucho más grande. Lo que
comprendí en ese momento (y no he olvidado desde que
tenía cinco años sino que lo tengo muy presente con todo
lujo de detalles, claridad e intensidad) es que mi casa y el
planeta formaban parte de una suerte de mesa o silla
gigante o que una familia similar a la mía podía vivir en
mi camiseta. Bueno, aquello me intrigaba realmente, así
que fui a ver a mi inteligente papá y le pregunté algo así
como, '¿Formamos parte de algo tan grande que nuestro
planeta cabría en la mesa de un gigante?' Él se limitó a
reír. Su risa no era mala, pero creo que la pregunta le
sorprendió por completo. Sin embargo, ése fue el
principio de mi bloqueo".
194
método que aconseja el enfoque de la llamada teología
negativa del cristianismo consiste en poner en suspenso
sistemáticamente nuestras principales asunciones,
incluidos los dogmas básicos del cristianismo. Por último,
la deconstrucción postmoderna también pone en tela de
juicio el origen de nuestras creencias y de nuestras
estructuras de poder y conocimiento.[16]
195
El hecho de atender seriamente a las preguntas y las
experiencias, en apariencia anodinas, de los niños, puede
ayudarnos a liberar nuestra mente ya que también nos
obligan a preguntarnos qué es la realidad, quiénes somos
nosotros o si Dios es una entidad iracunda y distante o
está más cerca de nosotros que la palma de nuestra mano.
¿Estamos buscando en un determinado lugar
sencillamente porque allí hay más luz? El estudioso de
comunicación Marshall McLuhan afirma que, cuando
descubrimos la falsedad de las creencias que sostienen
nuestra vida, experimentamos el "colapso de nuestro
mundo". En el caso de los niños, el colapso y la
consiguiente reconstrucción del mundo ocurren de
manera natural y constante. William de Baskerville,
personaje creado por el escritor Umberto Eco, reflexiona
del siguiente modo sobre el proceso de construcción del
conocimiento: "El orden que nuestra mente imagina se
parece a una red o una escalera construida para alcanzar
algo. Pero, con el tiempo, nos vemos obligados a arrojar
la escalera, porque descubrimos que, aunque haya
servido, carecía de sentido".[18]
196
nuestras creencias y buscamos nuevos modos de vernos
sorprendidos por lo sagrado y de erigir nuestro
entendimiento —ya sea sobre nuestra identidad o sobre la
naturaleza del mundo—, estamos participando
conscientemente de ese ciclo. La rigidez es ajena a la
practica espiritual, y las preguntas de los niños pueden
ayudar a romper su maldición.
197
fueses tú, quién querrías ser?"
• Nuevas perspectivas: "¿Cómo crees que ve el mundo una
hormiga o un marciano?" "¿Qué crees que dicen tus
padres cuando tú no estás presente?" "¿Qué harías si
sólo te quedase una semana de vida?" "¿Cómo crees
que se siente por dentro un terrorista y explícame la
razón?".
198
las preguntas contribuyan a desenmascarar
verdaderamente nuestros prejuicios y nos permitan
escuchar nuestra propia voz interior, sin tratar de dirigir
el proceso de un modo predeterminado. En muchos casos,
los adultos también invitan a los niños a formar parte del
mencionado "comité de clarificación".
Experimentos mentales
¿ El 4 es 4 para todos?
¿Todos los sietes son iguales?
Cuando el preso piensa en la luz,
¿es la misma que te ilumina?[20]
199
—escribe Jung—, me sentaba en una piedra y jugaba a un
juego imaginario que consistía en que, si bien yo estaba
encima de la piedra y ella debajo, la piedra era capaz de
pensar y decir: 'Estoy tumbada aquí en este terraplén y él
está sentado sobre mí'. Entonces, surgía inevitablemente
la siguiente pregunta: '¿Soy yo el que se sienta sobre la
piedra o soy la piedra sobre la que él está sentado?' "[21]
200
travieso pensador del siglo XX— conocía el poder del
juego conceptual y desarrolló la totalidad de su
importante trabajo en el laboratorio de su mente, en
forma de "experimentos mentales". Básicamente, solía
plantearse cuestiones como las siguientes: "¿Qué
ocurriría si viajase a la velocidad de la luz montado en un
cohete? ¿Y qué le sucedería al Universo?" Él era muy
consciente de que "la imaginación es más importante que
la razón", precisamente porque nos permite trascender la
visión que tenemos del mundo.[23] Como afirmaba el
filósofo ArthurSchopenhauer: "El asunto no consiste
tanto en ver lo que nadie ha visto, como en pensar lo que
nadie ha pensado todavía sobre lo que ve todo el mundo.
[24] Y eso no sólo conduce a las revoluciones científicas,
201
arbustos y, mientras jugaba con esa idea, comencé a
reparar en el hecho de que yo estaba precisamente allí y
no en ninguna otra parte, es decir, con otra familia o en
otra época. Me encontraba en ese espacio único y no
podía estar en ningún otro lado. Intenté recordar entonces
dónde estaba yo antes de vivir con mi familia, pero me
fue imposible. Sólo podía remontarme hasta un punto
concreto de mi memoria y, después, nada en absoluto. No
obstante, seguí insistiendo y, en un momento dado, me
pareció percibir un rostro cuyo cuello se fundía en el
espacio como si el resto de su cuerpo fuese el universo.
Entonces tuvo lugar una especie de escena retrospectiva
sobre un evento dificultoso en el que yo miraba una pared
muy alta construida con troncos cuadrados y pintados con
alquitrán. Aunque esa imagen resultaba incomprensible
para mí, podía verla con toda claridad. Pero, poco
después, se produjo como un destello a corta distancia y
me vino el pensamiento de que, ésta vez, tendría que
prestar más atención a las cosas, que el final todavía
estaba muy lejos pero que no sería tan malo. A
continuación, salí de los arbustos sintiendo que la
realidad era mucho más grande que lo que me rodeaba,
que mi vida estaba imbricada con ella y que, con
independencia de mis elecciones y mis deseos, yo tenía
un camino trazado. Tuve la sensación de que la vida tenía
un propósito diferente a cualquier cosa que yo hubiese
imaginado o querido. Posteriormente, comprendí que la
felicidad consiste en desear aquello que se cruza,
202
inevitablemente, en nuestro camino".
203
recordar perfectamente cómo miraba por encima de mi
misma, viéndome junto a mis amigos, cuestionándome
profundamente quién era yo y sabiendo que, de algún
modo, eso se parecía a ver con los ojos de Dios".
204
5 VER LO INVISIBLE
205
consuela antes de entrar en el quirófano. Una niña afirma
recordar su "vida anterior", cuando vivía con su "otra
familia". Un muchacho sale ileso de una caída desde la
ventana de un tercer piso y dice que lo han sostenido
"unas personas vestidas de oro".
206
"manantial de luz inagotable",[3] donde cada onda
constituye un estrato o nivel de conciencia diferente de la
realidad. Llama la atención que, más de dos milenios
después, la teoría de las supercuerdas de la física teórica
sostiene que hay diez dimensiones de existencia que
dimanan igualmente de una especie de luminiscencia
divina, el Big Bang. De ese modo, los físicos explican
nuestro familiar universo de cuatro dimensiones
afirmando que, en el momento del Big Bang, seis de estas
diez dimensiones quedaron plegadas o "compactadas",
mientras que las otras cuatro se expandieron en la gran
explosión que dio origen al universo que percibimos.[4]
207
dimensiones superiores.[5] De ese modo, la creación va
descendiendo, como la electricidad que discurre a través
de una serie de transformadores, y se manifiesta en los
distintos planos de la existencia. La materia y el cuerpo
físico tan sólo son la expresión más densa de dicha
energía.
208
desplaza entre las distintas dimensiones a través de una
especie de "agujero de gusano" al que podemos acceder
espontáneamente en estados alterados como el sueño o,
deliberadamente, utilizando prácticas como la
meditación. Por ejemplo, durante las experiencias extra-
corporales y las experiencias cercanas a la muerte, así
como en la Época del Sueño —como la denominan los
aborígenes australianos—, nuestra conciencia vence la
atracción magnética que ejerce el cuerpo físico y se abre
a las otras dimensiones. Hay evidencias incuestionables
de que algunas personas son capaces de percibir el mundo
desde posiciones privilegiadas (como, por ejemplo, el
techo de una sala de operaciones o un lugar distante) que
resultan imposibles para nuestro cuerpo físico.
209
como un meteorito que aterriza en nuestro patio trasero
sino que se parece, más bien, a la suave brisa que nos
acaricia en el rostro. Sin embargo, aunque lo que nos
revela es mucho más sutil que un meteorito, no es menos
real. La visión multidimensional del mundo —de lo
invisible— exige una cierta sensibilidad y apertura a
infinitud de la conciencia que los niños parecen poseer de
manera natural. Para ellos, el velo que separa los distintos
planos de existencia puede ser muy fino. De ese modo,
esta clase de experiencia entra dentro de la categoría de lo
espiritual cuando (1) conlleva la apertura y la expansión
de la conciencia, (2) nos muestra más de lo que somos y
lo que es el universo y modela, en consecuencia, nuestra
visión del mundo y, por último, (3) refleja un
conocimiento intuitivo e inmediato que suele ser la ruta
de acceso a la sabiduría espiritual.
210
Creer para ver
211
había iniciado un insólito experimento que consistía en
trasladar periódicamente en autobús a Hugh y varios de
sus compañeros al cercano campus de Princenton
University para asistir como oyentes a las clases de los
físicos más eminentes del momento (Einstein entre ellos),
en la esperanza de que los científicos tuviesen un impacto
positivo en la vida de aquellos adolescentes
problemáticos.
212
Para Hugh, ese momento fue toda una revelación que
cambió su vida para siempre. En lugar de cerrarse en sí
mismo y de aceptar el mundo como algo dado, la
perspectiva de Oppenheimer le devolvió al misterio y la
posibilidad de todas las cosas, pero también a la
responsabilidad de tener que descubrir la certeza por sí
mismo. Eso era una doble invitación. Por un lado, de
apertura a la posibilidad infinita, o lo que el poeta W.B.
Yeats denomina "inocencia radical" o el momento de
suspensión de nuestras creencias[7] y, por el otro, la
necesidad de averiguar por uno mismo, de ser
consecuentes con nuestros propios estándares.
213
Poco tiempo después de que mi hija me hablase de
su ángel, mi familia y yo decidimos visitar Asheville, en
Carolina del Norte, para pasar allí un fin de semana.
Varios amigos nos habían dicho que era un lugar muy
hermoso y pensamos que sería interesante explorar la
zona acompañados de nuestras hijas, que por aquel
entonces tenían tres y siete años respectivamente. Un par
de días antes de nuestra partida, recibí una llamada
telefónica de una amiga que mencionó una página web,
creada por una niña y su madre, que mi amiga
consideraba muy interesante. Cuando encontré la página
en cuestión, constaté que era verdaderamente extraña,
pero despertó en mí una sensación positiva y decidí
volver a visitarla en el futuro. Entonces, también descubrí
que, precisamente, madre e hija vivían en Asheville.
Pocos minutos después, estaba hablando con Nancy —la
madre—, que nos invitó a visitarla en nuestro viaje del fin
de semana.
214
que formaban una especie de consejo y que, a veces,
respondían a sus preguntas como una tríada a la que ella
había dado el nombre de STJ. El primer guía es una loba
gris llamada Sanka y según explicaba Llael: "Me protege,
me hace compañía y juega conmigo pero, sobre todo, me
trae información sobre cada cosa. Es como si me diese
acceso al Internet del universo. Cuando tenía nueve años,
conocí a Sanka en Town Creek Indian Mount, en las
afueras de Charlotte".
215
Aunque estas descripciones son interesantes, también
podrían ser el producto de una fantasía desaforada. Hay
personas que podrían preocuparse incluso de que Llael
estuviese engañándose a sí misma. Pero, en mi calidad de
psicólogo y de terapeuta con una dilatada experiencia,
tengo una cierta capacidad para evaluar el estado mental
de las personas. Llael —como muchos otros niños y
adultos de los que hemos hablado— desafía todos los
mapas psiquiátricos puesto que parece perfectamente
adaptada y sana psicológicamente. Sin embargo, habla de
cosas que cualquier psiquiatra diagnosticaría de "delirio",
un posible síntoma de esquizofrenia o, más
benignamente, como una mera fantasía o un intento de
llamar la atención.
216
me resultara perfectamente creíble.
217
como parece a primera vista. Si bien algunos niños tienen
más fácil acceso que otros a esas dimensiones; y existen
distintos estilos y grados de profundidad; todos los niños
poseen, de un modo u otro, la capacidad de ver más allá
de las apariencias.
218
para poder hacerlo. Algunas personas piensan que eso es
muy extraño y que hay que ver para creer porque, de lo
contrario, es un engaño. La diferencia reside en la
apertura. En lo que a mí concierne, no tengo que conectar
con nada ni viajar a ningún lugar porque mis guías
siempre están aquí conmigo".
219
ver colores y formas o tener una sensación táctil o
escuchar un sonido al oler una flor. "Escuché flores que
sonaban y veía notas que brillaban", escribe Saint Martín,
filósofo espiritualista del siglo XVIII.[9]
220
que dibujen la silueta de una persona en una hoja en
blanco y, a continuación, escuchando una pieza musical,
señalen en el papel la posición, la forma, el color o
cualquier otra impresión que reciban en su propio cuerpo.
Todos esos juegos ayudan a que los niños exploren la
riqueza natural de sus percepciones.
221
preguntó:
222
explorado fundamentalmente en el capítulo 2, suele
localizarle en el abdomen (la zona del plexo solar),
aunque también puede dar lugar a un aumento de la
sensibilidad táctil, como en el caso de las personas que
reciben información sosteniendo un Objeto o sanando a
alguien. Por ejemplo, cuando damos un masaje, tal vez
experimentemos más calor y energía o, sencillamente,
permitimos que nuestras manos se muevan de la manera
que "sentimos correcta". Por su parte, la audición —de
voces o sonidos interiores— se potencia cuando
concentramos la atención en la zona situada encima de
los oídos (es interesante mencionar que esta área
anatómica recibe, en inglés, el nombre de temple [sien],
como el lugar donde muchas personas se congregan
regularmente para escuchar y recibir "la palabra"). Pero,
en ocasiones, también conocernos sin mediación de
ningún sentido interior como la vista o el oído, y ese
conocimiento intuitivo se asocia a la apertura del chakra,
situado en parte alta de la cabeza, que la tradición tántrica
denomina de la coronilla.
223
en la mesa de la cocina, si se acordaba de haber estado en
la "barriguita de mamá" antes de nacer. Y su respuesta
inmediata fue la siguiente: "¡Sí!" Entonces le pregunté
cómo era y, después de una pausa y de mirar a su
alrededor, respondió: "[Piscina!", señalando a la piscina
que hay en el jardín. Y, a los dos años de edad, ambos
estábamos viendo en silencio un funeral por la televisión,
cuando Maia —que estaba muy atenta— señaló a la
pantalla y, de pronto, señaló: "¡Vuelve a casa!"
224
Mi amigo me la trajo y me explicó lo que había
sucedido. Aunque Maia estaba asustada, parecía
perfectamente, exceptuando que sentía un gran dolor en
el cuello. Comprobamos que no tenía ninguna fractura
pero, durante los dos días siguientes, andaba con el
hombro encogido casi hasta la oreja y, cuando se giraba
para mirar algo, movía todo el cuerpo en vez de girar
solamente su cuello. El diagnóstico fue que sufría una
distensión muscular. Nos sentíamos muy agradecidos de
que no hubiese ocurrido algo más grave.
225
respondió que no había estado mirando ninguna ventana
¡sino tan sólo un cuadro en la pared!
226
—Eso es lo que estoy viendo ahora —precisó ella.
227
gente y, en ocasiones, interpretaba esos dibujos y
explicaba el significado exacto que tenían los colores de
cada persona. A veces, ponía un poco de negro sobre mi
silueta y me decía, 'Eso es por pelearte con papá' ".
228
algo o que, sencillamente, sea él mismo. Los miembros
del grupo deben dibujar entonces todo lo que sienten:
colores, formas, palabras, sentimientos, escenas o
cualquier cosa que se les ocurra. Además, situamos a los
niños bastante alejados entre sí para que no puedan ver lo
que dibujan los demás.
229
¿Pero qué son esas luces y colores que ven los,
niños? La práctica totalidad de las tradiciones espirituales
recurre al símbolo de la luz para referirse la naturaleza
del espíritu y utilizan términos cómo iluminación,
luminosidad, claridad, etc., o afirman —tal como hace El
Corán en el Islam— que "Dios es la luz de los cielos y la
tierra".[13] También hay referencias a la zarza ardiente, el
corazón en llamas y las aureolas con que se representa a
los seres espirituales. Dichas aureolas, que con frecuencia
adoptan la forma de un disco brillante o dorado situado
detrás de la cabeza, son el símbolo de la propia
iluminación, la unión y la encarnación del espíritu. Así
pues, Jesús es el Cristo porque, según se afirma, es la
encarnación de dicha luz.
230
cuerpos energéticos o, si se prefiere, el resultado de la
intersección de distintos campos energéticos. Estos
campos están conectados entre sí mediante una compleja
red de "hilos de energía" comparables a transformadores
que permiten que la vida, la energía o el prana, fluya
entre el cuerpo material y los cuerpos energéticos
constituidos por distintas vibraciones. En esa red,
nuestras emociones, pensamientos e intenciones son
energía y, en consecuencia, las visiones de colores, hilos,
cadenas y esferas que experimentan muchos niños son
percepciones de dicha energía e información.
231
explicado, con todo lujo de detalles, distintas cosas sobre
los cristales. "Me ha dicho que cada persona posee unos
colores diferentes y que cada color significa algo
diferente. La verdad es que me ha dado tantos detalles
que no estoy segura de si percibe todo eso en realidad o,
sencillamente, se lo ha inventado pero, en cualquier caso,
es encantador". Avalan nunca me había hablado de eso.
Sé que tengo que ser muy cuidadosa a la hora de
preguntar sobre esas cosas porque, si lo atosigo, se queda
callado como un muerto. No obstante, estoy empezando a
darme cuenta de lo especial que es".
232
comenzamos a desentrañar.
233
"Lloraba —escribe en su autobiografía— porque sabía
que era la última vez que miraba aquel jardín.
Sencillamente, acababa de darme cuenta de eso. No podía
decir cómo, pero no tenía la menor duda. Cuando mi
madre... me encontró por fin y me preguntó cuál era el
problema, no pude sino decirle, 'Nunca más veré este
jardín' ".[14] Tan sólo tres semanas después, cuando sólo
tenía siete años, perdió la vista a causa de un accidente
que sufrió en la escuela.
234
objetos dándoles forma... Veía que el mundo era luz,
reposaba en la luz y existía por su causa... La luz era la
razón de mi existencia...
La luz cubría con sus colores todas las personas y cosas.
Mi madre y mi padre, la gente que encontraba o que
corría por la calle, todos tenían sus colores
característicos, colores que, antes de quedarme ciego,
nunca había visto.[15]
235
manos descubrieron que los objetos no se hallan
confinados rígidamente dentro de una forma... sino que se
expanden en todas direcciones. Sólo tenía que mover mis
manos de una rama a otra [de un manzano] para sentir las
corrientes que circulaban entre ellas".[16]
236
minutos cuando escuché que todavía estaban hablando y,
puesto que ya era muy tarde para unas niñas tan
pequeñas, decidí que había llegado el momento de zanjar
inevitablemente la conversación y de hacer que se
durmiesen.
237
espeluznante golpe a gran velocidad en el que la pequeña
dio una vuelta de campana y que podía haber acabado en
un desastre, pero del que salió apenas con unos rasguños.
Las niñas siguieron hablando de diferentes cuestiones
durante varios minutos. No había ninguna señal de que
estuviesen compitiendo entre sí, sino que tan sólo estaban
compartiendo sus experiencias. Yo me sentía
enormemente agradecido de poder escuchar aquellas
palabras, pero ya no quería seguir escondido más tiempo,
de modo que entré en la habitación, les recordé que era
muy tarde y les pregunté por qué estaban despiertas
todavía. Entonces, ellas me permitieron entrar en su
conversación y añadieron nuevas historias y matices hasta
que, finalmente, conseguí que se durmieran.
238
pequeños. "Teníamos una amiga que murió el pasado
diciembre —éxplica la mujer—, los chicos y yo fuimos al
entierro y vimos el féretro. Tres o cuatro días después,
Jamie, que tiene tres años y medio, vino a mi habitación y
me dijo, 'Alisen ha venido. Ahora es un ángel' ".
239
en un accidente automovilístico. Su abuelo y ella siempre
habían mantenido una relación muy estrecha, pero la
muerte del abuelo fue tan repentina que Sarah no pudo
despedirse de él. Ella explica lo siguiente: "Incineraron
sus restos y todos asistimos al funeral, aunque yo no
sentía que estaba dándole el adiós definitivo a mi abuelo.
Pero creía que ya no iba a volver a verlo y lo añoraba
mucho. Esa noche dormí en su habitación. La casa estaba
llena de gente puesto que el resto de la familia también
había venido. Yo no podía conciliar el sueño porque lo
extrañaba mucho. A eso de las nueve, me dormí durante
una hora pero, al dar las diez, me puse a pensar otra vez
en él. En torno a la medianoche, tuve la extraña sensación
de que había alguien más en la habitación. Podía percibir
el aroma de la pomada "Ben Gay" desplazándose por el
cuarto. Antes de eso, la habitación no olía en absoluto.
Yo había utilizado esa habitación desde que tenía nueve
años y no comenzó a oler hasta esa medianoche, cuando
todo el mundo estaba durmiendo. El olor era muy débil al
principio y creí que lo estaba imaginando, pero después
se hizo cada vez más intenso. Cuando vivía, mi abuelo
usaba mucho esa pomada. Supe sencillamente que era él.
Después, el aroma fue desvaneciéndose poco a poco.
Creo que tan sólo estaba diciéndome adiós".
240
fascinado los relatos sobre experiencias cercanas a la
muerte de personas que, tras haber estado clínicamente
muertas, explican el modo en que flotan por encima de su
cuerpo, siendo también muy frecuente que vean a
parientes, amigos, antiguas mascotas y, en ocasiones,
seres angelicales que les dan la bienvenida. Sin embargo,
en el tránsito de la muerte, hay quienes avanzan y parecen
evolucionar, mientras que otros se sienten aterrorizados y
confusos.
241
extraño incidente a la canguro y ella me dijo que, haría
cosa de treinta o cuarenta años, un niño que iba en un
trineo había muerto en ese mismo sendero".
242
estaba muy oscuro. Sin embargo, cuando desperté en
aquella ocasión, había mucha luz y era como si el techo y
las paredes hubiesen desaparecido. Donde antes estaba el
techo del dormitorio, había ahora una escalera de oro que
conducía hacia la luz. Algo me dijo que me acercase a ver
la luz y estar junto a ella, así que comencé a ascender por
la escalera. No tenía barandilla sino que estaba construida
con escalones de oro. Había entidades a ambos lados de
la escalera para impedir que me cayese. (Lo que
comprendí muchos años después, cuando comencé a leer
sobre serafines, ángeles, etc., es que había una jerarquía
de ángeles custodiando el camino hacia aquella luz
fabulosa. Términos como "belleza" y "pureza" son toscas
descripciones de lo que sentí entonces.) Así que subí para
escuchar lo que es la vida y lo que es el cielo. Tan sólo
tenía cinco años y aquello me resultaba pavoroso y
sobrecogedor, pero la "luz" se dio cuenta de mi estado.
Aunque no mediaron palabras entre nosotros, hubo en
todo momento algún tipo de comunicación que, desde
entonces, no me ha abandonado y que puede asumir, en
ocasiones, la forma de voces y palabras. Ya no estaba en
mi cama, sino que miraba atrás y veía mi cuarto y
también a mi tío, que compartía la habitación conmigo.
Cuando descendí, entré en la casa por el recibidor. En los
momentos difíciles de mi vida, siempre trato de recordar
las lecciones que me fueron mostradas a los cinco años,
esto es, que todos estamos relacionados, que vamos en
una determinada dirección y, sobre todo, que somos
243
amados."
244
describirlo, Tammy menciona: "Lo más extraño es que,
de hecho, veía a tres seres. Robert era el que más se
relacionaba conmigo. Era pequeño, poco más o menos de
mi tamaño. Pero, si bien parecía un niño, no era infantil
en absoluto puesto que sabía muchas cosas. Yo me
comunicaba mentalmente con él pero, si estaba sola,
también le hablaba en voz alta. Detrás de Robert había
una chica con aspecto de ángel. Ella flotaba y portaba. un
vestido blanco, diáfano y vaporoso. Nos observaba y
protegía tanto a Robert como a mí. Justo detrás de ella,
había ese otro ser, ¡que no tenía forma ni género!
Parecían formar una fila, pero es muy difícil de explicar.
Su recuerdo nunca me abandona".
245
Claire me decía, 'Esa persona ha vuelto'. Luego comenzó
a decir que también veía a un perro y decía, 'Mi perro'. En
cierta ocasión en que sentí la presencia de mi padre,
Claire apuntó con su biberón hacia ese lugar diciendo,
'Mamá, ese señor está aquí otra vez'. Anoche mismo
estaba leyéndole a Claire en su cuarto cuando, de repente,
sentí la presencia de mi padre. Entonces Claire levantó la
cabeza y dijo, 'El chico grande está aquí otra vez, mamá'.
Extendí la mano en el aire y sentí un hormigueo en mis
dedos. Puse a Claire en su cuna, pero ella siguió mirando
hacia la misma zona de la habitación y, con una sonrisa,
dijo, 'Chico grande aquí ahora, mamá'. A la mañana
siguiente, estaba descolgando un retrato de papá, cuando
Claire sonrió primeramente y, luego, dijo sin dejar de
sonreír, 'Éste es el papá'. Entonces le precisé que ése era
mi papá. 'Es el chico grande', me dijo sonriendo y
asintiendo con la cabeza. A continuación le pregunté si
era quien la miraba y ella volvió a asentir. Cuando le
pregunté dónde estaba en ese momento, Claire tiró de mí
hasta su cuarto y dijo señalando a un determinado punto,
'Está aquí'. Le pregunté si era su amigo y ella se rió y
volvió a asentir con la cabeza".
246
Sólo quiero ser su abuelo un poco".
247
el tiempo es relativo a la velocidad de nuestro
movimiento pero, por el otro, también se dice que es
eterno e instantáneo. La mente racional es incapaz de
comprender las paradojas temporales como, por ejemplo,
¿cómo es posible que algo esté a punto de suceder y
también que haya sucedido? No hace falta pensar
demasiado al respecto para concluir que, en un universo
multidimensional, el tiempo es curvo. Tan sólo
necesitamos considerar la experiencia directa de los
niños. Por ejemplo, Hildegard von Bingen (cuyas
visiones comenzaron cuando era pequeña) predecía, en
ocasiones, eventos futuros. Pero los niños no sólo nos
cuentan lo que sucederá en el futuro sino también lo que
ocurrió hace mucho tiempo.[18]
248
veces, y me sentí como me había sentido en mis visiones.
El sueño se había cumplido y hasta que no pasaron tres
años, no volví a ver a mi madre". Los niños nos dicen lo
que pasará y también hablan de cosas que ocurrieron hace
mucho tiempo. Theresa refiere la experiencia que tuvo
con Nicole, una niña de tres años: "El otro día, Nicole y
yo estábamos tomando el desayuno y, sin venir a cuento,
me dijo, 'Hace mucho, mucho tiempo, cuando yo era un
niño pequeño, sabía encender y apagar la luz sin ayuda de
nadie'. Entonces le pregunté cuál era su nombre de
entonces y ella me respondió que no se acordaba en ese
momento, pero que tenía once años y que yo también
había sido su madre. Tras unos cuantos bocados a su
tostada añadió, 'Y hace mucho, mucho más tiempo, tú
eras un chico y yo era tu mamá, y la abuela, el papá y los
tíos también estaban allí'. Hasta ese momento había
estado escuchando en silencio, pero entonces dije algo así
como '¿Ah, sí, también estaban?' Y la respuesta de Nicole
fue, 'Sí, mamá, cada vez le toca a uno. Todo el mundo
tiene su turno', Lo único que pude decirle fue algo así
como 'Mamá no siempre se acuerda tan bien de las cosas
como tú'. Bien, Nicole dejó su tostada, me miró fijamente
a los ojos y dijo, 'Mamá, sé todo lo que tú sabes'. En ese
momento, pareció que Nicole me engullía y sentí un
temor y una humildad tales que no supe que añadir. No
hay nada como mostrarse humilde ante la verdad que nos
transmite una niña de tres años. Es tan fascinante
escuchar lo que ella comparte conmigo sobre los ángeles,
249
las hadas y los "colores" que ve en la gente".
250
referente a Bath, Stevenson trata de reunir tantos detalles
como le es posible —nombres, fechas, descripciones de
lugares y eventos— e investiga los archivos para
descubrir si ocurrió un accidente mortal en esa época y
lugar. Y no es infrecuente que esa clase de eventos se
vean confirmados por la documentación existente. Así
pues, la meticulosa investigación llevada a cabo por
Stevenson aporta pruebas tangibles de que, en numerosas
ocasiones, los recuerdos y las reacciones, emocionales de
algunos niños se corresponden con eventos que
sucedieron antes de que ellos viviesen, llegando incluso a
constatar que muchos síntomas crónicos —como
inflamaciones crónicas de garganta, erupciones cutáneas
o incluso marcas de nacimiento— están relacionados con
las zonas del cuerpo donde la persona sufrió heridas en su
presunta vida anterior. Pero exploraremos este fenómeno
más detenidamente en el capitulo 8.
251
otra persona pero que, de algún modo, también era ella".
252
Protección
253
brazos besándola y abrazándola. Pero, esa noche, fuimos
testigos de algo que desafía todas las leyes de la física.
Eryn salió a toda velocidad de su habitación. Nosotros
estábamos en el segundo piso y miramos hacia arriba en
el mismo momento en que Eryn quedó suspendida en el
vacío sobre las escaleras del tercer piso. No había manera
de que pudiésemos sostenerla. Fue un momento de pánico
que nos dejó petrificados e impotentes. Pero, de pronto,
mientras estaba en el aire, Eryn fue propulsada
nuevamente contra la pared de la escalera. Subimos a
toda prisa y pudimos verla sentada sonriendo claramente
a algo que nosotros no podíamos ver".
254
fracturado, sino sólo un par de rasguños. Su madre acudió
rápidamente al hospital y, una vez que comprobó que
estaba en perfecto estado, le preguntó qué había pasado.
La respuesta de John fue: "Un hombre vestido con un
traje de oro me ha sostenido cuando caía". Y quería saber
quién era ese hombre.
255
pregunté a qué se refería, él me respondió, 'Los que iban
vestidos de oro y que me han sostenido' ".
256
casos de personas dotadas de poderes psíquicos cuya vida
está desintegrada. No obstante, cuando tenemos la
suficiente sensibilidad, no es difícil obtener respuestas y
tratar de plasmarlas en nuestra vida. A la postre, no son
las capacidades extraordinarias o las experiencias
maravillosas las que determinan la espiritualidad de una
vida, sino que la medida de nuestra espiritualidad radica
en lo que hacemos con dichas experiencias, es decir, en lo
que aprendemos de ellas y en el modo en que las vivimos.
Las experiencias profundas son importantes puntos de
referencia en nuestro viaje y las capacidades intuitivas
una modalidad de conocimiento tan poderosa como
incomprendida pero, cuando no están dirigidas por la
sabiduría y el amor, son desestabilizadoras. De ese modo,
son muchos los sabios y místicos que nos advierten de
que cualquier poder humano —ya sea físico, intelectual o
intuitivo— se torna destructivo cuando no está guiado por
la fuerza del corazón.
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nunca hemos soñado es especialmente aplicable a los
niños. Así pues, nuestra principal tarea como padres y
amigos consiste en respetar y tratar de entender tanto lo
que ven nuestros hijos como el modo en que lo ven y,
principalmente, infundirles ánimo en lugar de limitarnos
a juzgarlos.
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