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El buen éxito solo viene por confianza en Jehová

SANTIDAD perfecta, firmeza por lo que es correcto, junto con misericordia y gran paciencia...
éstas son las sobresalientes cualidades de Dios que se demuestran en el libro bíblico de Jueces.
Y el hecho de que no puede haber buen éxito sin tomar en cuenta a Dios y confiar en él de
todo corazón es la principal lección que ese libro enseña. Su relato abarca el período algo
inestable de la historia israelita que transcurrió entre la muerte de Josué y los acontecimientos
que llevaron al establecimiento de un reino bajo Saúl.

La historia del período de los jueces es un relato que muestra a Israel cayendo
alternativamente en idolatría y bajo la opresión de sus enemigos y volviendo a Jehová, con
resultante liberación. Bajo el fuerte y fiel caudillo Josué y los hombres de la generación de
Josué, que habían sido testigos oculares del poder majestuoso de Jehová ejercido a favor de
los que lo adoraban, los israelitas habían tenido buen éxito. Pero ahora “empezó a levantarse
otra generación que no conocía a Jehová ni la obra que él había hecho por Israel. Y los hijos de
Israel se pusieron a hacer lo que era malo a los ojos de Jehová y a servir a los Baales.”—Jue.
2:10, 11.

CÓMO CAYÓ EN IDOLATRÍA ISRAEL

Aunque no hubieran visto personalmente todas las obras de Dios, ¿por qué habría de caer en
tal lazo una nación que tuviera los antecedentes que Israel tenía, y que conocía la ley de Dios y
Su odio de la idolatría? Como explican los doctos bíblicos Keil y Delitzsch*:

“Respecto a la naturaleza de Baal y la adoración de Astarté, . . . de las alusiones más precisas


en la historia de Gedeón se desprende claramente que aquello no consistía en oposición
directa a la adoración de Jehová, . . . sino que era sencillamente una mezcla de la adoración de
Jehová con la adoración pagana o cananea de la naturaleza.”

La adoración de Baal-berit en Siquem, un lazo en el cual cayeron los israelitas después de la


muerte de Gedeón, era, según este comentario,

“sencillamente una corrupción de la adoración de Jehová, en la cual se ponía a Baal en el lugar


de Jehová y se le adoraba de manera similar . . . La adoración de Jehová hasta podía ser
continuada exteriormente con relación a esta adoración idolátrica. . . . Esto sirve para explicar
por qué los israelitas apostataban rápidamente y con repetición constante desde Jehová a la
adoración de Baal, al mismísimo tiempo que en el tabernáculo se continuaba firmemente con
la adoración de Jehová en conformidad con los mandatos de la ley.”

No obstante, si lo que se acaba de citar es verdad, esta práctica, semejante a la “unión de fes”
de hoy día, a pesar de su apariencia exterior de servicio a Jehová, era un abandono y
rechazamiento de Jehová. Falseaba por completo la santidad de Dios y era una degradación
repugnante, tal como dice el escritor del libro de Jueces (muy probablemente Samuel):
“Abandonaron a Jehová y se pusieron a servir a Baal y a las imágenes de Astoret.”—Jue. 2:13.

Dios no podía dejar que el pueblo que representaba su nombre y soberanía continuara
recibiendo su protección. Dejó que las naciones enemigas permanecieran en el país y las usó
como instrumentos para castigar al Israel infiel. Por causa de Su nombre y como disciplina —
para conservar a Israel de modo que la ley y la verdad de Jehová permanecieran— Dios
permitió que el pueblo experimentara opresión. Cuando recobraban el sentido, se libraban de
sus ídolos divinizados y acudían a él con sinceridad, él los libraba. (Neh. 9:26-28) Esto lo hacía
por medio de levantar jueces.

JUECES LLAMADOS DIRECTAMENTE POR DIOS

Jehová llamaba a los jueces directamente y les otorgaba poder milagroso para que pudieran
librar a Israel. Frecuentemente ellos continuaban juzgando por algunos años en tiempos de
paz. No siguieron una línea de sucesión, sino que fueron levantados individualmente cuando
se les necesitó. Parece que algunos jueces efectuaron su juzgar solamente sobre cierta sección
de Israel. The Interpreter’s Dictionary of the Bible (1962, tomo 1, pág. 584) sugiere:
“Indudablemente es necesario reconocer que en muchos casos los jueces eran
contemporáneos unos de otros y ejercían autoridad sobre zonas tribuales limitadas.”

Se menciona a trece jueces, entre ellos a Débora, profetisa y juez. Abimelec, el inicuo hijo de
Gedeón, intentó gobernar el país por tres años, pero no fue juez de Israel. (Jue. 9:22) Aunque
una suma de los espacios de tiempo que se mencionan llega a 410 años, parece que la Biblia
permite solo unos 350 años para el período de los jueces hasta el establecimiento de la
monarquía en el tiempo de Samuel.

Este período de 350 años se calcula como sigue, tomando en consideración que algunas
judicaturas se traslaparon: 479 años completos desde el Éxodo hasta la construcción del
templo. De esto se restan 129 años, a saber: 40 años de vagar por el desierto, 6 años de la
conquista de Canaán bajo Josué, 40 años del reinado de Saúl, 40 del reinado de David, 3 años
de Salomón antes de que empezara a construir el templo. La lectura de Hechos 13:20 en la
Versión Valera no concuerda con los manuscritos griegos de más antigüedad.—Deu. 2:7; Jos.
14:7, 10; Hech. 13:20; 2 Sam. 5:4; 1 Rey. 6:1.

MILAGROS EJECUTADOS POR LA FORTALEZA DE JEHOVÁ

Es emocionante leer los relatos de las hazañas de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté y los demás
jueces. Barac, con 10.000 hombres, destruyó por completo una enorme fuerza enemiga que
poseía 900 carros de guerra armados con guadañas que sobresalían de sus lados o de sus ejes.
(Jue. 4:3, 16) Gedeón, con 300 hombres, puso en fuga a un ejército de 135.000 madianitas.
(Jue. 7:19-22; 8:10) Jefté hirió a 20 ciudades de los opresores amonitas. (Jue. 11:32, 33) Sansón
cargó las tremendas puertas de la ciudad filistea de Gaza por varios kilómetros hasta la cumbre
de una montaña y las depositó allí. Degolló a miles de estos enemigos empedernidos de Israel
en una sola batalla, sin ayuda. Finalmente, mató más enemigos al morir que durante su vida,
cuando derribó el gran templo del dios filisteo Dagón mientras los filisteos ofrecían sus
sacrificios idolátricos y se alborozaban por haber capturado al hombre fuerte de Dios. Tres mil
filisteos murieron.—Jue. 15:14, 15; 16:1-3, 28-30.

La obra de Sansón fue muy importante, porque él ‘llevó la delantera’ y empezó a librar a Israel
de la mano de los filisteos en un tiempo en que hasta la tribu principal de Judá temblaba y se
sobrecogía de temor delante de ellos. (Jue. 13:5; 15:9-13) Bajo el profeta Samuel este
aplastamiento de los filisteos continuó efectuándose, y finalmente el rey David los subyugó por
completo.

Quizás haya quienes se pregunten por qué una mujer, Débora, llegó a ser juez de la nación. El
lugar donde ella juzgaba era bajo una palmera, donde la gente venía a ella para que ella
juzgara sus problemas y casos según la ley mosaica. Ella también era profetisa. Nunca condujo
al ejército de Israel en batalla, pero estimuló y fortaleció a Barac, un hombre de Neftalí, para
que acaudillara en la pelea contra el rey Jabín de Hazor, quien había oprimido a Israel por 20
años. Y estuvo dispuesta a acompañar a Barac en el ataque. (Jue. 4:4-9) El hecho de que se
empleara a una mujer de esta manera parece reflejar la baja condición espiritual a que había
llegado Israel en aquel tiempo. Parece que no había ningún hombre en la parte septentrional
de Israel que tuviera la fe fuerte y la prominencia que se necesitaban para llevar la delantera.
Pero el espíritu de Dios que vino sobre Barac, junto con la seguridad que le dio Débora, que era
profetisa inspirada, lo impelieron a congregar un ejército de 10.000 hombres y lograr una
asombrosa victoria.—Jue. 4:10.

VICTORIA SOLO POR MEDIO DE LA ADORACIÓN PURA


Los últimos cinco capítulos de Jueces no están colocados en orden cronológico. Estos capítulos
son, de hecho, apéndices al libro de Jueces. Los capítulos 17 y 18 de Jueces registran el
principio de la adoración idolátrica poco después de la muerte de Josué y el pecado y la
injusticia que estuvieron relacionados con esa adoración desde su mismo principio. Los últimos
tres capítulos pintan lo arraigada que había llegado a estar en aquel período temprano la
corrupción producida por la influencia de los cananeos. Y esto nos ayuda a ver por qué Dios
mandó el exterminio de los pueblos cananeos.

Sin embargo, este último relato, que describe la guerra que efectuaron contra Benjamín las
otras tribus debido a la extremada degradación moral de Benjamín, también ilustra que la
nación de Israel en conjunto se había mantenido apartada de tal corrupción. Las tribus
mostraron gran celo por lo que era correcto. Pero evidentemente habían confiado en sí
mismas y su acción no fue principalmente motivada por interés en limpiar de oprobio el
nombre de Jehová. Aquí, como sucede a través de todos los relatos de los jueces, la absoluta
necesidad de confiar completamente en Jehová recibe énfasis de este modo: Aun con su celo
por la adoración limpia, parece que las 11 tribus confiaron en su propio poder en los primeros
dos intentos de castigar a Benjamín. Fueron derrotadas en estas batallas, con una pérdida de
40.000 hombres. El sumo sacerdote Fíneas estaba con el Arca sagrada que había sido traída de
Silo a Betel, donde el ejército acampaba. Pero después de las dos derrotas las tribus ayunaron
y ofrecieron ofrendas quemadas y de comunión, reconociendo así que necesitaban que Jehová
peleara la batalla por ellas. Solo entonces entregó Jehová a los benjaminitas en sus manos.—
Jue. 20:20-29.

Una lectura del libro de Jueces fortalece la fe. Es un testimonio vigoroso acerca de la santidad
de Jehová Dios y su insistencia en la adoración pura y acerca de su gran misericordia para con
los que lo invocan con sinceridad y verdad. El libro inspira en sus lectores la confianza de que
pueden salir victoriosos por medio de ‘hacer rodar sus obras sobre él.’ Por medio de su
Caudillo y Gran Juez nombrado, Jesucristo, vendrá liberación a los que ponen su confianza en
Jehová, prescindiendo de lo grandes que sean los obstáculos.—Pro. 16:3; Rom. 8:35-39.

[Nota]

Comentario por Keil y Delitzsch sobre el libro de Jueces, págs. 269, 270 (Eerdmans Publishing
Co., Grand Rapids, Mich.). “Vean qué clase de amor nos ha dado el Padre, para que seamos
llamados hijos de Dios.”—1 Juan 3:1.

1-3. ¿Qué factores estorban el disfrute de la vida? (Ecl. 1:15; 2:18-21; 4:1-3; 9:11, 12)
TODA persona normal quisiera dar a su vida algún significado. Pero muchos se quejan de que
el sistema en el cual vivimos ofrece poco que sirva de estímulo hacia un verdadero propósito.

2 Estos individuos señalan al hecho de que uno pudiera empezar con una meta, pasar años
obteniendo una educación en el campo que haya escogido, y entonces descubrir que no puede
conseguir empleo. Una gran cantidad de graduados universitarios están teniendo que aceptar
labores comunes para ganarse el sustento.

3 Por otra parte, los que han logrado buen éxito financiero saben que una guerra u otra
calamidad puede acabar rápidamente con todo lo que han obtenido. Y la muerte de una
persona amada puede condenarlos a una vida de soledad.

4. (a) ¿Por qué dicen algunos que ‘Dios está muerto’? (b) ¿Cuáles son los pensamientos y
sentimientos de Jehová con relación a la humanidad? (Job 14:14, 15; Lam. 3:34-36; Jon. 4:10,
11)

4 Al considerar las cosas de esta manera, algunos dicen: ‘Dios está muerto.’ Es decir, Dios no se
interesa en los asuntos de la humanidad. Pero, habiendo diseñado y producido el universo,
Dios sí tiene intenso interés en tratar con él. De hecho, en la mente de Dios hay un futuro para
el hombre y un propósito para con toda persona que vive, o ha vivido. Además, ese propósito
toma en consideración nuestros sentimientos, de modo que el que cumplamos con el
propósito de la vida también significa nuestra más plena felicidad y disfrute. Eso es lo que
deseamos, ¿verdad?

NUESTRA IMPOTENCIA

5. ¿Cómo describió Moisés la situación de la humanidad?

5 Pero hay que reconocer que la humanidad no puede cambiar los asuntos. Moisés el salmista
inspirado describió nuestra condición de impotencia de este modo: “En sí mismos los días de
nuestros años son setenta años; y si debido a poderío especial son ochenta años, sin embargo
en lo que insisten es en penoso afán y cosas perjudiciales; porque tiene que pasar
rápidamente, y volamos.”—Sal. 90:10.
6. ¿Por qué no pueden librarse a sí mismos de la esclavitud a la muerte los seres humanos?

6 “En el salmo cuadragésimo noveno, Sal. 49 versículos seis al nueve, se expresa lo impotente
del hombre en cuanto a poder librarse de la esclavitud a la muerte: “Los que están confiando
en sus medios de mantenimiento, y que siguen jactándose acerca de la abundancia de sus
riquezas, ninguno de ellos puede de manera alguna redimir siquiera a un hermano, ni dar a
Dios un rescate por él; (y el precio de redención del alma de ellos es tan precioso que ha
cesado hasta tiempo indefinido) para que todavía viva para siempre y no vea el hoyo.” El
escritor del Salmo sabía que el precio era demasiado precioso, demasiado alto, más allá de lo
que la humanidad podía alcanzar. En lo referente a lo que el hombre imperfecto pudiera
hacer, el socorro estaba tan lejos que la lejanía era “hasta tiempo indefinido,” de modo que en
realidad no había esperanza de lograrlo.

7. ¿Cómo vendió Adán su prole, y qué recibió de esta “venta”?

7 Esta triste situación de impotencia está sobre todos nosotros debido a que nuestro
antepasado Adán vendió a su prole futura, sin consentimiento de ésta, a esclavitud al pecado y
la muerte. El precio que él recibió por la “venta” fue la ejecución egoísta de lo que él deseaba
hacer, el salir con independencia, en rebelión contra Dios. Por eso, cada uno de nosotros es, tal
como el apóstol Pablo dijo que él era, “carnal, vendido bajo el pecado.”—Rom. 7:14.

8. Debido a su esclavitud, ¿cómo pudieran las personas sinceras presentar su súplica a Dios?

8 Así, pues, si alguna vez se había de librar al hombre, Dios tenía que entrar en acción para
proveer lo necesario. Los sinceros claman: “Ayúdanos, oh Dios de nuestra salvación, por amor
a la gloria de tu nombre; y líbranos y encubre nuestros pecados por causa de tu nombre.”—
Sal. 79:9.

DIOS NO PUEDE PASAR POR ALTO EL PECADO

9. ¿En qué situación llegó a estar la humanidad con referencia a Dios?

9 ¿Oye Jehová esta oración? Y, si lo hace, ¿puede contestarla? ¿Es esta situación de no
poderse ayudar el hombre a sí mismo un problema que Dios pueda resolver? Ciertamente éste
es un problema verdadero. Surgió hace unos seis mil años. El primer hombre, Adán, se había
unido a Satanás, el enemigo de Dios, en su acción de traer iniquidad a la Tierra. Se hizo
enemigo de Dios, e hizo lo mismo a sus hijos, quienes, al heredar de él el pecado y la
imperfección, ejecutaron obras injustas. Como nos dice el apóstol Pablo, Adán puso a la raza
humana en la posición de enemigos de Dios.—Rom. 5:10.

10, 11. (a) ¿Por qué no podía Jehová simplemente pasar por alto el pecado que había entrado
en el universo? (b) ¿Qué ilustración hay de que el minimizar el desafuero resulta en graves
problemas?

10 Sin embargo, Jehová amaba a su creación, pues sabía que no podían ayudarse a sí mismos.
Pero en su amor a la humanidad, ¿podía él pasar por alto voluntariamente la iniquidad que
Satanás, junto con Adán, había introducido en el universo? ¿Podía Dios decir a cualquier
individuo que pecara: ‘Mira, me caes simpático y quiero mostrarte misericordia, así que
simplemente voy a pasar por alto tu pecado’? En armonía con su justicia y rectitud no podía
pasar por alto el pecado y dejarlo pasar sin pedir cuentas. Si hiciera esto, estaría socavando el
cimiento de su gobierno, porque la Biblia dice: “Justicia y Derecho, la base de tu trono.”—Sal.
89:15, Biblia de Jerusalén.

11 Hoy tenemos en algunas naciones de la Tierra un ejemplo de los resultados de tratar con
“blandura” con el desafuero y, en realidad, pasarlo por alto voluntariamente. En muchos casos
esas naciones han sido negligentes y no celosas al proceder contra los malhechores. Se ha
dejado que los criminales anden sueltos. El resultado ha sido que la gente ha perdido fe en los
gobiernos, y todo finalmente se desintegra. Sin embargo, el Gobernante Universal no dejará
que eso acontezca con relación a las leyes que él hizo.

LA SOLUCIÓN MEDIANTE UNA “DESCENDENCIA”

12. Después de haber pecado Adán, ¿cómo reveló Dios el medio por el cual rescataría a la raza
humana?

12 Desde el punto de vista humano, no había solución para el problema. Pero Jehová resuelve
maravillosamente problemas aparentemente insolubles, todavía manteniendo la dignidad de
su soberanía universal y, al mismo tiempo, extendiendo misericordia. Después de ver el
resultado, nos sentimos movidos a decir: ‘Sencillamente no se pudo haber hecho esto de
ninguna otra manera y haber sido tan cabal, justo y totalmente bueno.’ Por eso, como la Biblia
muestra, al mismo tiempo en que Dios pronunció juicio sobre Adán por su pecado, Dios reveló
que vendría al rescate de la raza humana cuando anunció: “Él [la descendencia] te magullará [a
ti, Satanás] en la cabeza.” (Gén. 3:15) Con el transcurso del tiempo, Dios permitiría que los
hombres vieran cómo su propósito se desenvolvería.

13. ¿Quién resultó ser la ‘descendencia de la mujer’ y por qué lo escogió Dios a él?

13 ¿Quién, en particular, sería designado por Dios para que fuera la “descendencia” que con el
tiempo le aplastaría la cabeza a Satanás? ¡El Hijo unigénito de Jehová! Él fue escogido como el
principal que serviría para resolver la cuestión acerca de lo excelente y justo de la gobernación
o soberanía de Jehová, lo cual había sido desafiado. ¿Por qué escogió Jehová a este Grande
para quien sentía tan estrecho afecto? Bueno, cuando Satanás presentó su desafío, esto puso
en tela de juicio la lealtad de todas las criaturas del universo, llegando hasta este mismo Hijo
de Dios. Más que eso, la cuestión de la lealtad se concentraría en él más que en toda otra
criatura de Dios, porque él era el Hijo principal de Jehová, en la posición siguiente a la de Él en
el universo.

14. ¿Qué sentía el Hijo de Dios para con la humanidad?

14 Además, en los Proverbios, capítulo ocho, este Hijo, simbolizado por la sabiduría, dice, al
hablar acerca de la obra creativa de Dios: “Las cosas que eran el objeto de mi cariño estaban
con los hijos de los hombres.” (Vers.° Pro. 8:31) Él amaba profundamente a la humanidad.
Gustosamente aceptó esta asignación para vindicar a su Padre, primero por lealtad a Él y,
además, por el amor que le tenía a la humanidad.

15. ¿Por qué ha permitido Dios que continúe la maldad?

15 Debido a la cuestión universal envuelta en este asunto, Jehová el Soberano Universal


permitió que el pecado existiera por un tiempo para resolver la cuestión de su soberanía y de
la lealtad de su gran familia de criaturas inteligentes. También tuvo que tomar tiempo para
colocar un fundamento para la remoción del pecado y entonces permitir a las criaturas
humanas pecaminosas la oportunidad de aprender acerca de Sus arreglos y aprovecharlos. Por
eso, completamente con buen propósito y por un espacio de tiempo relativamente corto
dentro del tiempo universal, Dios ha permitido que la maldad tenga lugar. En realidad, la
manera en que Dios ha decidido proceder es la única manera por la cual puede ayudar eficaz y
genuinamente a la humanidad.

BASE LEGAL PARA TRATAR CON LA HUMANIDAD


16. ¿Por qué se necesitaba un fundamento o base legal para que Dios tratara con la
humanidad?

16 Ahora bien, para tener tratos con los que habían nacido en pecado, aunque no fuera por
culpa de ellos, Dios tenía que tener algún fundamento legal que le sirviera para tratar con
ellos. De otro modo, todos los hombres tendrían que morir para siempre, puesto que la ley de
Dios exigía que los pecadores fueran removidos del universo. Solo el sacrificio de otro hombre,
uno perfecto, como aquel precio “precioso” que estaba más allá del alcance de la humanidad,
podría comprar de nuevo lo que Adán había perdido, y cancelar el juicio que el tribunal justo
de Dios tenía contra la humanidad. Acerca de esto, Jesús dijo: “El hijo del hombre no vino para
que se le sirviera, sino para servir y para dar su alma en rescate en cambio por muchos.”—Mat.
20:28.

17, 18. ¿Qué estaría demostrando Dios por el establecimiento de este fundamento legal?

17 Al establecer esta base o fundamento legal, Jehová demostraría lo correcto de su


gobernación universal. Al mismo tiempo podría extender misericordia a los seres humanos. El
apóstol Pablo lo expresa así:

18 “Porque todos han pecado y no alcanzan a la gloria de Dios, y es como don gratuito que por
su bondad inmerecida se les está declarando justos mediante la liberación por el rescate
pagado por Cristo Jesús. Dios lo presentó como ofrenda para propiciación [es decir, una
cubierta para los pecados] por medio de fe en su sangre. Esto fue con el fin de exhibir su
propia justicia . . . en esta época presente, para que sea justo aun al declarar justo al hombre
que tiene fe en Jesús.”—Rom. 3:23-26.

19. ¿Cómo obtienen los seres humanos una posición aprobada legal ante Jehová Dios?

19 Así, Dios trata con la familia humana por medio de su Hijo, Jesucristo, quien obra como el
representante de Jehová en este asunto. El sacrificio de su vida contrapesó el juicio y compró a
la raza humana. Entonces, los que son obedientes al arreglo de Dios pueden obtener una
posición aprobada legal ante él. El apóstol Pablo dijo de esta acción misericordiosa por parte
de Jehová y su Hijo: “Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, un
hombre, Cristo Jesús, que se dio a sí mismo como rescate correspondiente por todos.”—1 Tim.
2:5, 6.
20. ¿Qué había de lograr el Hijo de Dios mientras estuviera en la Tierra?

20 Dios, en su sabiduría, diseñó el único medio por el cual podía ayudar a la humanidad a
obtener una posición justa y una esperanza de vida eterna como miembros de su familia
universal limpia, justa y perfecta. A exactamente el momento apropiado en su horario, Dios
ejecutó su acto de mayor generosidad. Envió a su Hijo desde los cielos a la Tierra, para que
llegara a ser un individuo humano. Aquí en la Tierra este Hijo podría primera y principalmente
probar que hombres perfectos que aman a Dios pueden ser leales a Dios y su gobernación a
través de cualquier y toda prueba o circunstancia. Su vida podría ser también el precio de
rescate para la humanidad, porque entre la humanidad no había ningún hombre perfecto que
pudiera suministrar este precio. Esto, por supuesto, exigiría que él muriera.—Tito 2:11-14.

JESUCRISTO, NUESTRO AYUDANTE

21. Según 1 Juan 2:1, 2, el proceder de fidelidad de Jesús en la vida lo calificó para llegar a ser
¿qué?

21 Por su proceder fiel, Jesucristo calificó para llegar a ser el Ayudante de todos los que desean
servir a Dios. El apóstol Juan escribió: “Si alguno comete un pecado, tenemos un ayudante
para con el Padre, a Jesucristo, uno que es justo. Y él es un sacrificio propiciatorio [que cubre]
por nuestros pecados.”—1 Juan 2:1, 2.

22. ¿Por qué no pierden los siervos fieles de Dios su posición aprobada cuando fallan en algún
aspecto?

22 Ahora bien, el Diablo ha tratado de hallar culpa en los siervos de Dios desde el tiempo de
Abel, el hijo de Adán. ¡De hecho, a Satanás se le llama “el acusador de nuestros hermanos, que
los acusa día y noche delante de nuestro Dios!” (Rev. 12:10) Por eso, al tiempo debido en la
contienda respecto a la integridad, Jesucristo ha comparecido delante de Dios como ayudante.
Él tiene acceso al trono de Dios a favor de nosotros. Cuando siervos fieles de Dios han
cometido una equivocación, han cometido un pecado, y sinceramente se han arrepentido y
han confesado, Jesús ha presentado el mérito de su sacrificio para que no se les dé muerte...
pues su sacrificio propiciatorio puede cubrir las equivocaciones y pecados de ellos.
23. ¿Qué actitud debemos mantener con relación a nuestra condición pecaminosa?

23 El apóstol Pablo describe la lucha que él, Pablo, tenía y que todos los demás cristianos
tienen, y cómo, a pesar de sus mejores esfuerzos, cometen equivocaciones o errores, aunque
no de manera deliberada, insolente ni voluntariosa. Él dijo: “Lo bueno que deseo no lo hago,
mas lo malo que no deseo es lo que practico. Ahora, pues, si lo que no deseo es lo que hago, el
que lo obra ya no soy yo, sino el pecado que mora en mí.” (Rom. 7:19, 20) El valor del sacrificio
de expiación de Cristo aplicado por los pecados de ellos, por los cuales se arrepienten y
confiesan, es la base para que se les declare justos.—1 Juan 1:9.

24. En su posición de ayudante, ¿cómo puede Jesús probar que las acusaciones de Satanás son
falsas?

24 Además, en su oficio de ayudador Jesús ha probado delante de Dios que las acusaciones del
Diablo contra los cristianos son calumnias. Él llama atención a los actos de fe de los cristianos y
al hecho de que han invocado a Dios con verdadero arrepentimiento cuando han pecado.
Porque él sabe que, como se declara en Hebreos 6:10: “Dios no es injusto para olvidar la obra
de ustedes y el amor que mostraron para con su nombre, en que han servido a los santos y
continúan sirviendo.” Jesús también ha mostrado delante del tribunal celestial que los siervos
de Dios en la Tierra se han dado cuenta de su propia incompetencia y falta de justicia y han
pedido misericordia con el sacrificio de Cristo como base... la manera señalada por Dios.

25. ¿Por qué no tienen condenación los que están en unión con Cristo?

25 Y Jehová Dios ha aceptado la intercesión de Jesús a favor de ellos. El Diablo ha sido


derrotado en todo ataque que ha hecho. Así, Jesús ha llevado a cabo lealmente su labor de
sumo sacerdote y los ha protegido de toda condenación, como dice la Biblia: “Por lo tanto no
tienen condenación los que están en unión con Cristo Jesús. Porque la ley de ese espíritu que
da vida en unión con Cristo Jesús te ha libertado de la ley del pecado y de la muerte.”—Rom.
8:1, 2.

26, 27. ¿Cómo pueden ser producidos como hijos de Cristo, con posición limpia delante de
Dios, ciertos individuos?

26 El profeta Isaías nos ayuda además a ver cómo Cristo imparte vida verdadera a todos los
que ejercen fe en él. Isaías escribió proféticamente acerca de los sufrimientos de Cristo y dijo,
hablando a Jehová: “Si pones su alma como ofrenda por la culpa, él verá su prole.” (Isa. 53:10)
Cristo no obtiene prole por el método natural. Cuando él estuvo en la Tierra estaba facultado
para tener su propia familia. Pero no lo hizo. En vez de eso, entregó esa potencialidad en su
sacrificio. Como dijo: “El Hijo del hombre . . . vino . . . para dar su alma en rescate en cambio
por muchos.”—Mat. 20:28.

27 Por lo tanto, Jesús llegó a ser el “último Adán.” El primer Adán produjo una familia, una
imperfecta, con malas características. Jesucristo produce una familia que alcanza la justicia.
Los individuos pueden ser transferidos de la familia de Adán y ser regenerados por medio de la
vida sacrificada de Jesucristo y, al ponerse la nueva personalidad, pueden llegar a estar ‘a su
imagen.’ Pueden ser limpiados para ser hijos del “Padre Eterno,” el “último Adán.” Jehová ha
‘puesto el alma de ése como ofrenda por la culpa,’ y acepta esta ofrenda como expiación por la
culpa de todos los que ejercen fe.—1 Cor. 15:45; Isa. 9:6.

28. ¿Para quién está produciendo Jesucristo una familia de criaturas humanas perfectas?

28 Verdaderamente, debido a lo que Jehová Dios y Jesucristo han hecho para la humanidad,
nuestra vida puede tener verdadero propósito. Todos los que aprovechen los beneficios de
expiación del sacrificio de Jesús durante su gobernación como Rey-sacerdote pueden llegar a
ser hijos humanos perfectos del Hijo de Dios. Esto conduce también a que se les cuente como
hijos del Altísimo para toda la eternidad y vivan bajo condiciones de justicia. ¿Por qué? Porque
Jesús no está produciendo una familia para retenerla como suya. Después de llevarlos a la
perfección humana, él entrega la humanidad comprada y rehabilitada a Jehová Dios, “el Padre,
a quien toda familia en el cielo y en la tierra debe su nombre,” para que Dios los someta a
prueba en cuanto a su lealtad inquebrantable y merecimiento de ser Sus hijos para siempre.—
Efe. 3:14, 15; 1 Cor. 15:26, 28. Dios no es parcial, sino que en toda nación el que le teme y obra
justicia le es acepto.”—Hech. 10:34, 35.

1. ¿Cuán profundo ha sido el amor de Dios a la humanidad, y por eso, qué sería difícil que nos
imagináramos?

EL DIOS Altísimo ya ha demostrado su amor superlativo a la humanidad. Aunque amaba


profundamente a su Hijo unigénito, Jehová Dios hizo arreglos para que éste muriera a favor de
nosotros de modo que pudiéramos ser reconciliados con Él y con el tiempo disfrutar de vida
eterna en perfección. (Juan 3:16; Rom. 5:6-8) En vista de esto, ¿pudiéramos imaginarnos que
Dios hubiera de considerar a los seres humanos como solo una masa de personas “sin rostro,”
o que él hubiera de seleccionar a cierto grupo sobre el cual otorgar su favor y entonces
sencillamente pasar por alto a las demás personas?
2. ¿Cómo considera Jehová a cada persona?

2 ¡Eso jamás pudiera suceder! Dios reconoce a toda persona como individuo distinto. Su
“voluntad es que hombres de toda clase sean salvos y lleguen a un conocimiento exacto de la
verdad.” (1 Tim. 2:4) El apóstol Pedro, al ver que Dios aceptó a los gentiles en la congregación
cristiana, exclamó: ¡“Con certeza percibo que Dios no es parcial, sino que en toda nación el [o
la persona, individualmente,] que le teme y obra justicia le es acepto”!—Hech. 10:34, 35.

3. ¿Por qué podemos estar seguros de que bajo el mando del reino de Cristo cada individuo
recibirá atención?

3 Jesucristo fue enviado por Dios para darse como “rescate correspondiente por todos.” (1
Tim. 2:6) Él ‘gustó la muerte por todo hombre,’ y compró a la raza entera. (Heb. 2:9) Entonces,
¿sería lógico que el Hijo de Dios tuviera una actitud apática, y dijera, en realidad: ‘Yo di mi
sangre vital por todos, pero ¿qué importancia tiene esta sola persona? ¿Me da lo mismo que
pierda su vida como que no?’ ¡Nunca! Bajo su reino cada individuo a quien su rescate aplica
recibirá atención, con la oportunidad de alcanzar la vida.

4. ¿Qué aprendemos de la Biblia acerca de la constancia del amor de Dios?

4 Por lo tanto Jehová siempre está presto y dispuesto a otorgar su ayuda y mostrar su amor a
cualquiera que ejerce fe en él. Y la intensidad y constancia de su amor son mucho mayores de
lo que nosotros podemos expresar para otros. Note el amor de Dios para Abrahán, Isaac y
Jacob, que eran hombres imperfectos pero que le sirvieron de todo corazón. Siglos después, el
amor de Jehová era tan vigoroso como siempre. Moisés le dijo a la nación de Israel: “A tus
antepasados se apegó Jehová para amarlos.” (Deu. 10:15) Él toleró por siglos la terquedad de
aquella nación debido a este amor.—Mal. 3:6.

5. ¿Desea Jehová expresar amor solo para con unos pocos escogidos?

5 El amor de Jehová es tan grande y duradero como aquél para los que le sirven hoy. Él está
esperando, por decirlo así, la oportunidad para ‘apegarse’ a cualquiera que lo invoque con
sinceridad y verdad. “En cuanto a Jehová,” dice la Biblia, “sus ojos están discurriendo por toda
la tierra para mostrar su fuerza a favor de aquellos cuyo corazón es completo para con él.” (2
Cró. 16:9) “Su oídos [están] atentos a su ruego.”—1 Ped. 3:12.

6. ¿Qué muestra que Dios no busca faltas?

6 A medida que Jehová observa la Tierra y ve las muchas angustias que experimentan los
hombres, se conmueve profundamente por la humanidad. Su deseo es ayudar a cada uno de
ellos. Aunque no ‘cierra los ojos’ a la maldad, busca los buenos puntos de la gente, más bien
que sus faltas. Dijo el salmista: “Si errores fuese lo que tú vigilas, oh Jah, oh Jehová, ¿quién
podría estar de pie?” No; más bien, Jehová al vernos recuerda que todos nosotros “somos
polvo.”—Sal. 130:3; 103:14.

7, 8. (a) ¿Cómo demostró Jesús que realmente deseaba ayudar a la gente? (b) ¿Qué deben
movernos a hacer los tiernos sentimientos de Dios y Cristo para con la humanidad?

7 El Hijo de Dios estuvo muy deseoso de usar su poder para ayudar a la gente cuando estuvo
en la Tierra. Cuando un leproso le dijo: “Si tan solo quieres, puedes limpiarme,” Jesús “se
enterneció, y extendió la mano y lo tocó, y le dijo: ‘Quiero. Sé limpio,’” de modo que lo sanó.—
Mar. 1:40, 41.

8 Cuando Jesús sanaba a la gente que venía a él en busca de ayuda, el sanar estaba
acompañado de profundo sentimiento. De la misma manera Jehová Dios y su Hijo están
manifestando interés y amor actualmente a cualquiera que ha hecho una pausa en los asuntos
de la vida cotidiana para dar consideración a las “buenas nuevas” acerca del propósito de Dios.
¿Está usted investigando la Palabra de Dios ahora mismo con genuino escudriñamiento y
obteniendo algún conocimiento acerca de Él? Si así es, esto en sí mismo es una prueba de que
él está interesado en usted. ¿Por qué se puede decir esto con seguridad?

9. ¿Qué hace Jehová para el que sinceramente examina Su Palabra?

9 Esa declaración es verdadera porque Dios ve alguna virtud o excelencia de corazón en


cualquiera que sinceramente investiga su Palabra. Como resultado de esto, abre la mente de
esa persona al entendimiento. Jesús dijo: “Nadie puede venir a mí a menos que el Padre, que
me envió, lo atraiga.” (Juan 6:44) Usted no puede entender los propósitos de Dios sin la ayuda
del espíritu de Dios. Si usted está aprendiendo acerca del propósito de Dios, puede estar
seguro de que él lo está ayudando.
EL APRECIO DE DIOS... UN EJEMPLO

10. ¿Qué muestra que Jehová aprecia a sus siervos?

10 Dios, al responder así al esfuerzo de usted por obtener entendimiento, está desplegando
otra excelente cualidad para con usted. Esa cualidad es aprecio. Indudablemente usted tiene y
expresa aprecio por la mayoría de las cosas que otras personas hacen por usted, y quizás diga:
Gracias, o quizás haga alguna otra cosa. Pero el aprecio que las criaturas humanas sienten es
mucho menos profundo y sentido que el aprecio que Dios siente para con los que muestran fe
en él y que respetan su Palabra. Él se regocija en ellos. Jesús hasta dijo que hay gozo en el cielo
por un solo pecador que se arrepiente o abandona las cosas malas para agradar a Dios. (Luc.
15:10) Sí, Jesús dijo que una persona que diera sólo un vaso de agua fría al que reconociera
como siervo de Dios de ninguna manera quedaría sin su galardón. (Mat. 10:42) Y la
recompensa de Jehová siempre excede por mucho el valor de la adoración o servicio que uno
le rinde a él. Jehová observa y aprecia a cada uno que respeta su nombre y trata a su pueblo
con bondad. Por eso, Su corazón y Su ayuda van hacia esa persona.

11. ¿Cómo revela Marcos 14:3-9 que Jesús, también, mostraba aprecio?

11 Cuando una mujer entró en la casa donde Jesús estaba participando en una comida y le
derramó aceite perfumado sobre la cabeza, Jesús sintió tanto aprecio que dijo: “En verdad les
digo: Dondequiera que se prediquen las buenas nuevas en todo el mundo, lo que hizo esta
mujer también se contará para memoria de ella.” Y sus palabras han resultado veraces, porque
el buen hecho de aquella mujer, aunque pequeño, está registrado en las Escrituras y ha sido
llamado a la atención de millones de personas.—Mar. 14:3-9.

12. ¿Qué efecto debería tener en nosotros el espíritu de aprecio del Padre y el Hijo?

12 Nosotros, a nuestra vez, deberíamos mostrar aprecio por la bondad que Dios nos muestra
al ayudarnos a adquirir conocimiento acerca de su propósito y al darnos la oportunidad de
conseguir vida eterna. El individuo debe agradecer que a Dios le haya parecido propio
permitirle ser como la gente a la cual Pablo predicó en Antioquía, en Asia Menor. Allí ciertos
judíos que alegaban servir a Dios se oponían a la verdad. Pero el registro declara: “Al oír esto
[sobre la oportunidad de ser aceptados por Dios] los de las naciones [gentiles], empezaron a
regocijarse y a glorificar la palabra de Jehová, y todos los que estaban correctamente
dispuestos para vida eterna se hicieron creyentes.” (Hech. 13:48) Aquellas personas
apreciaban la bondad de Dios. Este aprecio les ayudó a ser la clase de gente que a Dios le
complace aceptar.

OIDOR DE LA ORACIÓN

13. ¿Por medio de quién deben dirigirse las oraciones a Dios, y por qué no debemos temer que
él no escuche?

13 Pues bien, nosotros sabemos que Dios nos ha comunicado su propósito. ¿Podemos
nosotros, a nuestra vez, comunicar nuestros pensamientos más profundos y nuestros deseos
de corazón a Dios? Sí. Hacemos eso por medio de la oración. No hay que temer que Dios no
vaya a escuchar a uno. El único requisito que él pone es un corazón sincero y el
reconocimiento de que uno es pecador, que necesita ayuda. Al que clama a él se le muestra
qué hacer. Esa persona llega a conocer que las oraciones que se dirigen a Dios tienen que ser
ofrecidas por medio de Jesucristo como el Sumo Sacerdote nombrado por Dios. El apóstol
escribió: “Porque no tenemos como sumo sacerdote a uno que no pueda condolerse de
nuestras debilidades, sino a uno que ha sido probado en todo sentido igual que nosotros, pero
sin pecado. Acerquémonos, por lo tanto, con franqueza de expresión al trono de bondad
inmerecida, para que obtengamos misericordia y hallemos bondad inmerecida para ayuda al
tiempo oportuno.”—Heb. 4:15, 16.

14-16. ¿Qué asuntos son propios para la oración, y por qué?

14 ¿Qué asuntos son propios para la oración? Cualquier cosa que afecte la relación de uno con
Dios; cualquier cosa que afecte espiritualmente a uno. El apóstol Juan dijo: “No importa qué
sea lo que pidamos conforme a su voluntad, él nos oye.”—1 Juan 5:14.

15 El pedir “conforme a su voluntad” significaría que no oraríamos por cosas que promueven
intereses estrictamente egoístas, tales como riquezas, posición sobre nuestro semejante,
venganza, placeres egoístas y cosas como ésas. Pero, por ejemplo, una persona soltera que
deseara casarse pudiera pedir ayuda a Dios respecto a hallar un cónyuge apropiado, o para
vivir una vida equilibrada y útil si tal cónyuge no se hace accesible inmediatamente. Las parejas
casadas pudieran orar con relación a tener hijos, o para sabiduría al criar a los hijos. Tenemos
los ejemplos de Ana, quien oró a Dios por un hijo, y de los padres de Sansón, quienes pidieron
consejo acerca de cómo criar a su hijo. (1 Sam. 1:10-17; Jue. 13:8-14) También, podemos orar
por armonía en nuestro matrimonio y pedirle que bendiga nuestros esfuerzos por hacer de
nuestro matrimonio un matrimonio de éxito. Hasta una mudanza a otro lugar o un cambio de
empleo puede ser asunto acerca del cual orar, porque esto puede afectar a la familia de uno
económicamente y, junto con esto, espiritualmente.

16 Estos asuntos, aunque íntimamente personales, definitivamente afectan nuestra vida y


requieren ajustes en los cuales necesitamos la sabiduría de Dios. Dios se interesa y se
complace en oírnos presentarle esas oraciones. Sea lo que sea, el deseo de hallar y hacer la
voluntad de Dios es el factor principal. Por supuesto, cada persona tiene sus propias
circunstancias, que difieren de las de otras personas, y esto afecta los asuntos por los cuales
ora.

17. ¿Qué confianza nos da Salmo 32:8 en cuanto a que Jehová conteste nuestras oraciones?

17 La respuesta procedente de Dios puede esperarse con confianza en la forma de guía sabia
que es conveniente al caso individual de la persona. Dios promete: “Te haré tener perspicacia y
te instruiré en el camino en que debes ir. Ciertamente daré consejo con mi ojo sobre ti.”—Sal.
32:8.

18. ¿Qué pudiera incluir el obrar en armonía con nuestras oraciones?

18 Por supuesto, habiendo orado, el individuo debe entonces ser consistente y obrar en
armonía con su oración. Debe buscar consejo sobre el problema, primero, de la Biblia. Como
dijo el salmista: “He llamado con todo mi corazón. Respóndeme, oh Jehová. Tus disposiciones
reglamentarias ciertamente observaré.” (Sal. 119:145) Dios, que conoce nuestros problemas
de antemano, se encargó de que en su Palabra inspirada se escribiera consejo sobre todos los
problemas humanos. La persona también pudiera consultar a otras personas que puedan
ayudarla a ver lo que la Biblia dice sobre el asunto, hasta buscar las oraciones de ellas a su
favor. Debe persistir en orar hasta que obtenga un entendimiento claro de cuál es el proceder
sabio que se debe seguir. Si la persona no hace eso, no estará mostrándole a Dios que tiene fe
o que realmente está interesada en conseguir la respuesta de Dios. Ese fue el punto de la
parábola de Jesús acerca de la viuda que persistió en recurrir al juez para conseguir socorro
antes de que él finalmente se lo otorgara.—Luc. 18:1-8; Sant. 1:5-8.

19. ¿Cómo podemos llegar a conocer a Dios mejor?

19 La persona que ora y obra con fe en Dios puede estar segura de que se le guiará de manera
que pueda tomar el proceder más provechoso. Realmente llegará a conocer a Dios, quien
promete: “La intimidad con Jehová pertenece a los que le temen.” (Sal. 25:14) Los tratos de
Dios con esa persona serán una realidad, y ella se dará cuenta de que está ‘andando con Dios,’
siendo sostenida, guiada y amada por Dios. El temor a Dios que se menciona en el salmo no es
un temor mórbido, sino un respeto saludable a Dios. Si usted ama a Dios querrá llevarle sus
problemas, y no tendrá temor de que se le repulse o rechace. De ese temor que inhibe, el
apóstol Juan escribió: “El amor perfecto echa fuera el temor, porque el temor ejerce una
restricción.”—1 Juan 4:18.

20. ¿Por qué no deberíamos temer el llevar ante Jehová cualquier problema?

20 Usted nunca debe tener temor o vacilar en cuanto a llevar a Jehová los asuntos más
íntimos, sean cuales sean, incluso sus pecados. Él no verá su problema como cosa tonta ni se
reirá de usted como pudieran hacer las criaturas humanas. “Él da generosamente a todos y sin
reconvenir.” “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonarnos nuestros
pecados y limpiarnos de toda injusticia.”—Sant. 1:5; 1 Juan 1:9.

REMUNERADOR

21. ¿Cómo desea Jehová que pensemos de él con relación a que él sea remunerador o
recompensador, y cómo debería afectarnos esto?

21 Además, es enteramente apropiado, no egoísta, esperar que Dios, no solo oiga nuestras
oraciones, sino también nos recompense o remunere por nuestra fidelidad a él. Jehová desea
que anhelemos la recompensa de la vida como algo que él da con gusto, pues sabe que
nosotros apreciamos esa recompensa y la usaremos de la manera correcta. Jehová desea que
sepamos que él es un Dios de la clase que recompensa a los que lo aman. Él no es como
muchas personas mundanas que no aprecian ni muestran consideración a los que hacen las
cosas por amor o lealtad. Y un dios que no apreciara la lealtad, que nunca recompensara a sus
siervos, no sería merecedor de adoración. Pero Jehová Dios es leal; es afectuoso y entra en
relación estrecha con sus amigos. A los que tienen fe en él, promete: “De ningún modo te
dejaré y de ningún modo te desampararé.”—Heb. 13:5.

22. (a) ¿De qué recompensas disfrutamos aun ahora por servir a Dios? (b) ¿Qué bendiciones
están todavía en el futuro?
22 Por eso, en hacerse íntimo amigo de Dios, en comunicarse uno con él y andar con él, hay
gran recompensa ahora. Y hay mayor recompensa o galardón que esperar, de cosas que van
mucho más allá de lo que podemos concebir. El que mantengamos fidelidad a Dios da, ante
todo, una mejor vida ahora, con propósito, y gran libertad de los problemas y preocupaciones
que este mundo experimenta. (Efe. 3:20) Entonces, hay la expectativa de ser parte del
“fundamento” de la “nueva tierra.” ¡Qué gozo sería participar en las etapas iniciales de hacer
de la Tierra un paraíso! ¡Qué magnífico estar uno presente para recibir a otras personas que
vuelvan en la resurrección y enseñar, ayudar y educar a estas personas! Hay un excitante
futuro ante nosotros... ¡un excelente propósito en la vida futura!

23. ¿Por qué es importante que la gente no se demore en declararse del lado de Dios, y qué
está envuelto en esto?

23 Pero no tenga en menos la maravillosa oportunidad que tiene de servir a Dios ahora.
Porque ésta es la última vez que la gente tendrá una oportunidad de ponerse del lado de Dios
en la cuestión de la gobernación universal en medio de un mundo entero de personas que no
conocen las provisiones de Dios. Además, es la última oportunidad de proclamar las “buenas
nuevas” a estas personas en medio de condiciones de oposición. ¡Qué manera excelente de
probar que usted es leal a Dios! El hacer esto trae la mayor recompensa. Ahora hay la
oportunidad de trabajar como miembro de “la casa de Dios, que es la congregación del Dios
vivo, columna y apoyo de la verdad” en compartir y proclamar las buenas nuevas del Reino a
otros.—1 Tim. 3:15.

[Ilustración de la página 25]

El buscar la dirección de Jehová por orar en unión puede ayudar a los cónyuges a conservar la
armonía maritalJESÚS abrió su Sermón del Monte con una serie de nueve declaraciones que
describen a las personas que son verdaderamente felices. En la primera de estas “felicidades,”
Jesús dijo: “Felices son los que están conscientes de su necesidad espiritual, puesto que a ellos
pertenece el reino de los cielos.”—Mat. 5:3, NM; Versión Popular.

“Los que están conscientes de su necesidad espiritual” son, según el griego literal de Mateo,
personas “pobres [en cuanto] al espíritu.” El relato paralelo de Lucas informa que Jesús dijo:
“Felices son ustedes, los pobres, porque de ustedes es el reino de Dios.” (Luc. 6:20) Jesús
señaló que una razón importante para su venida como Mesías era “declarar buenas nuevas a
los pobres.” (Luc. 4:18) Esto no indica ningún mérito especial en ser pobre o que los pobres
tengan automáticamente el favor de Dios. Pero los que siguieron a Jesús, personas a quienes
se había dado la esperanza de participar en las bendiciones del reino de Dios, fueron
principalmente sacados de entre la gente pobre o común. (1 Cor. 1:26-29; Sant. 2:5) Estas
personas oprimidas se reconocían como pobres “en cuanto al espíritu” (espiritualmente)
también. En vez de sucumbir a la amargura debido a las circunstancias exteriores, llegaron a
estar “conscientes de su necesidad espiritual,” más cabalmente al tanto del hecho de que
dependían de Dios.

En contraste, Jesús declaró: “Mas ay de ustedes los ricos, porque ya disfrutan de su


consolación completa.” (Luc. 6:24) Muchas veces la riqueza material embota el sentido de
necesidad espiritual. Un ejemplo de esto se puede ver en las palabras de reprensión de Jesús a
ciertos cristianos de Laodicea, Asia Menor: “Dices: ‘Soy rico y he adquirido riquezas y no
necesito absolutamente nada,’ mas no sabes [es decir, no estás consciente de que
espiritualmente] eres desdichado y lastimoso y pobre y ciego y desnudo.”—Rev. 3:17.

La razón por la cual deben sentirse felices los que están conscientes de su necesidad espiritual
es que “a ellos pertenece el reino de los cielos.” Ellos aceptaron a Jesús como el Mesías, y esto
les presentó oportunidades de gobernar con él en el reino celestial de Dios por medio de
Cristo. (Luc. 22:30; Juan 14:1-4) ¡Cómo debió haber alentado el corazón de la humilde “gente
común” aprender que podían estar encaminados hacia el reino de Dios, mientras que las
personas ricas y bien educadas que confiaban en su riqueza y que consideraban a la gente
común como ‘maldita’ no lo estaban! (Juan 7:49) Por supuesto, personas acaudaladas
pudieran manifestar el mismo espíritu de humildad y aprecio espiritual que les haría obtener
felicidad también.—1 Tim. 6:17-19; Sant. 1:9, 10.

¿QUIÉNES SON LOS QUE SE LAMENTAN QUE SERÁN CONSOLADOS?

La segunda “felicidad” que Jesús declaró fue: “Felices son los que se lamentan, puesto que
ellos serán consolados.” (Mat. 5:4) El relato paralelo por Lucas dice: “Felices son ustedes los
que lloran ahora, porque reirán.”—Luc. 6:21.

“Los que se lamentan” no son todas las personas que expresan tristeza. Más bien, éstos
pertenecen a la misma clase de personas que “los que están conscientes de su necesidad
espiritual” a las cuales se menciona en la declaración anterior de Jesús. Su lamentación es una
“tristeza de manera piadosa” debido a su propio estado pecaminoso y las circunstancias
aflictivas. que han sido el resultado de la pecaminosidad humana. (1 Cor. 5:2; 2 Cor. 7:10) Ellos
escuchan el consejo del escritor bíblico Santiago: “Acérquense a Dios, y él se acercará a
ustedes. Límpiense las manos, pecadores, y purifiquen su corazón, indecisos. Sientan la
desdicha y laméntense y lloren.”—Sant. 4:8, 9.
Estos lamentadores piadosos “serán consolados.” (Compare con Lucas 2:25.) Entre los
consuelos que vienen por medio de Jesucristo están el perdón de pecados y la vida eterna.

A los lamentadores a quienes se refirió Jesús se les puede llamar “felices” tanto ahora como en
el futuro. Porque ejercen fe en Jesús, disfrutan del bienestar que proviene de una relación
favorable con Jehová Dios. (Juan 3:36) En cuanto a la felicidad futura, los que ahora se
lamentan debido a la injusticia de la humanidad pueden esperar ‘alivio al tiempo de la
revelación del Señor Jesús desde el cielo con sus poderosos ángeles en fuego llameante, al
traer él venganza sobre los que no conocen a Dios y sobre los que no obedecen las buenas
nuevas acerca de nuestro Señor Jesús.’—2 Tes. 1:7, 8.

En contraste con la felicidad que se pronuncia sobre los que se lamentan, Jesús declaró: “Ay,
ustedes que ríen ahora, porque se lamentarán y llorarán.” (Luc. 6:25) Esto no condena la risa ni
el divertirse. Obviamente Jesús se estaba refiriendo a los buscadores de placeres cuyas vidas
están dedicadas a sus propias comodidades. Estos ni se lamentan por su condición pecaminosa
heredada ni se conduelen por el sufrimiento de sus congéneres. Esos individuos buscan sus
propias “comodidades” en una vida en que buscan su propia satisfacción y los placeres
pasajeros que esa vida puede ofrecer.

Jesús dio énfasis a que la risa frívola de éstos está limitada solo a “ahora.” Esos individuos “se
lamentarán y llorarán” cuando Dios ponga fin al sistema de cosas actual que ha suministrado
las ocasiones para la hilaridad y la alegría de ellos. (Mat. 13:42, 50; 22:13; 24:51; 25:30) En
armonía con las palabras de Jesús, Santiago amonesta: “Que su risa se torne en lamento, y su
gozo en desaliento. Humíllense a los ojos de Jehová, y él los ensalzará.”—Sant. 4:9, 10; 5:1-6.

FELICIDADES PARA LOS “DE GENIO APACIBLE”

Después Jesús dijo: “Felices son los de genio apacible, puesto que ellos heredarán la tierra.”
(Mat. 5:5) ¿A qué clase de personas se refirió?

En las Escrituras el término para ‘apacibilidad de genio,’ o “mansedumbre,” no sugiere


cobardía, debilidad ni un disfraz de delicadeza condescendiente, hipócrita. Al contrario, la
mansedumbre es una cualidad interior de apacibilidad y sosiego que la gente ejerce ante todo
en su relación con Dios, en su respuesta a Su voluntad y guía. Los individuos realmente
mansos, en vez de amargarse ante la extensa opresión e injusticia que hay en la Tierra,
disciernen que estos ayes se deben en gran medida a la imperfección humana. Para con Dios
no sienten amargura, sino un sentido intenso de dependencia. Esta disposición mental, a su
vez, se refleja en comportarse para con sus congéneres en armonía con este consejo: “No
devuelvan mal por mal a nadie. . . . Si es posible, en cuanto dependa de ustedes, sean pacíficos
con todos los hombres.”—Rom. 12:17-19; Tito 3:1, 2.

La felicidad de estas personas de genio apacible se debe a que “heredarán la tierra.” ¿Cómo se
realiza eso? Jesús, quien en sentido perfecto era “de genio apacible y humilde de corazón,” es
el principal Heredero de la Tierra. (Sal. 2:8; Mat. 11:29; 28:18; Heb. 1:2; 2:5-9) Las Escrituras
Hebreas predijeron que el “hijo del hombre” tendría quienes estuvieran asociados con él en la
gobernación en su reino celestial. (Dan. 7:13, 14, 22, 27) Como “coherederos con Cristo,” los
de genio apacible participarán en la herencia de la Tierra perteneciente a Jesús. (Rom. 8:17)
Además, en la región o esfera terrestre del reino de Jesús muchas otras personas que por sus
cualidades son ‘como ovejas’ entrarán en la vida eterna. (Mat. 25:33, 34, 46) ¡Ciertamente una
expectativa de felicidad!

[Ilustración de la página 27]

Las palabras de Jesús realmente hacían que la gente meditara en su relación con Dios

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