¿Por qué

creo
N O
en

DI O S ?
¿Y soy ateo?
Aldhair Alvarez G.

Lima - Perú
2016
 ÍNDICE

¿Por qué los ateos hablamos de Dios?.............................................. 7

El rezo................................................................................................... 9
Todo pasa por algo.............................................................................. 10
La necesidad y esperanza de un dios................................................ 12
Respeto a las ideas............................................................................... 15
La moral Cristiana............................................................................... 16
Prefiero ser creyente............................................................................ 20
Dios y religión en los colegios........................................................... 23
Apreciación personal sobre mi ateísmo........................................... 24
 Q
uiero aclarar, en primer lugar, que escribiré, en estos
textos, Dios con mayúscula, puesto que me refiero al
dios de las religiones monoteístas, sobre todo al del
cristianismo que, en mi país, está muy arraigado. Por otro lado,
si escribo dios con minúscula, me refiero a su acepción general
(como dios de la tierra o los dioses griegos).
No discuto la existencia o inexistencia de algún dios. Estúpido
sería decir que sé que no existe, al igual que estúpido sería decir
que sé que sí existe, ateos y religiosos no pueden demostrar (al me-
nos por el momento) su existencia, estamos ante un debate entre
fe y razón, son dos caras de una misma moneda, uno tira para lo
emocional y el otro, bueno, es obvio. Cuestionamos, sobre todo,
las creencias, que muchos de nosotros las consideramos absurdas
aunque por lo tan arraigadas que están, ya en apariencia dejan de
serlo. Siento la necesidad un poco ególatra de hablar de mí prime-
ro, de mi ateísmo, de mi conversión, de mis vivencias; será lo más
corto posible, de lo contrario hay un “libre albedrío” para ignorar
esto y seguir con la lectura principal.
Nací en el seno de una familia cristiana, madre católica y pa-
dre evangélico. Fui a un colegio católico donde el 99% bien podía
ser católico, excepto por unos pocos casos de otras religiones. Fui
católico, no de los que se golpeaban el pecho ni rezaba a diario o
acudía a misa, pero tenía una fuerte creencia religiosa. Muy su-
persticioso, creyendo que el rezar cambiaba las cosas, aunque me
hacía sentir más tranquilo. Empecé a dudar de Dios en plena clase
de Filosofía (lo irónico es que el profesor era profesor del curso de
religión y lo que sabía de Filosofía era solo básico y algo muy me-
morista) cuando nadie conocía ese curso y solíamos decir “¿para
qué nos sirve?”. Recuerdo que nos enseñó las ramas de la Filosofía
y lo más importante fue cuando pasó un video en clase sobre la
alegoría de la cueva de Platón. La tarea para el examen era razonar,
simplemente tratar de entender lo que significaba esa alegoría. Fue
en ese examen que empecé a darme cuenta de mi capacidad para

5
razonar, algo que todos tenemos si lo sabemos utilizar y lo ejercita-
mos. Saqué una buena nota gracias a mi interpretación de esa ale-
goría, pero más que eso, dio un giro a mi concepción sobre lo que
conocemos. Si aquella alegoría nos daba a entender que vivimos
viendo sombras y figuras que son solo reflejos distorsionados de la
realidad, y la cueva es nuestra ignorancia, entonces era necesario
poder dudar y desprenderse de todo, de dar un nuevo vistazo a las
cosas, de concebirlo de otro modo. Vi esa cueva como la religión,
así que empecé a dudar de la religión y luego de Dios. Me volví
deísta, luego me volví agnóstico para luego ser ateo negativo (no
creencia en Dios) y terminar como ateo militante (positivo), de los
que creen que Dios no existe. Esa conversión duró cerca de tres
meses hasta el agnosticismo, y me tomó cuatro años para poder
forjar mi ateísmo. Un ateísmo que no empezó del internet, como
muchos (aunque debemos aprovechar la tecnología para difundir
y aunque no tengo nada contra los ateos de internet, muchos solo
lo son por moda y hacen ver al ateísmo como otra religión más y
no como un proceso para forjar la capacidad crítica de la perso-
na, alejándose del misticismo), sino que empezó en una clase de
Filosofía.
Es así que ya para el cuarto año de ateo tengo esta recopilación
corta de mi concepción sobre Dios y esa creencia, concepción que
aún es falible, como todo ser humano, y que estoy dispuesto a me-
jorarlo o cambiarlo si es que las pruebas son sólidas.

6
 ¿Por qué en nada, que se creen superiores
intelectuales, y que no creen en
los ateos fantasmas.
Bueno, si hubiese la opción
hablamos de “ninguna de las anteriores”,
desde luego la marcaría. Eso de
de dios? “creer en ovnis” o “no creer en

N
nada”, nos encasilla, nos pone
i resentidos con dios, ni en una camisa de fuerza como
“no creemos en nada”. dogmas. Puedo resumirlo en
¿Qué es el ateísmo? que hay ateos buenos, como
Cansados estamos de decirlo, ateos malos, ateos por moda
etimológicamente: ateísmo es y ateos que buscan la verdad,
“Sin dioses”. Acá no hay dog- ateos que creen en ovnis y ateos
mas, ni mandamientos, ni un que no creen en ellos, y por
sistema de creencias. El ateo último, no, sí creemos en algo
puede creer en lo que le plazca, o quizás en mucho, pero no en
pero su condición de ateo lo dioses. Esto de saber qué es el
hace descreído de los dioses. ateísmo funciona como intro-
He oído y leído que los ateos ducción para responder a la
creen en ovnis, o que no creen
7
pregunta de este título. Habla-
mos y, necesariamente, vamos a
hablar de dios; en primer lugar
por ser ateos. Su misma etimo-
logía lo dice: sin dioses. El tér-
mino ateo no nace, sino, hasta
la ilustración en el siglo XVIII.
Ese término nace como una
separación de la imposición de
la creencia de una deidad, con
el fin de abogar por la razón. Es
claro que si te separas de Dios,
vas a hablar de él, ya que se ha
vivido un buen tiempo creyen-
do en lo que te contaron.
Por otra parte, si hablamos
tanto de Dios, es
porque cuando
nos separamos de
aquella creencia
nos damos cuenta
de la realidad que
se vive en una
sociedad como la
del Perú, que en
su constitución se
define país laico, en teoría (claro
está) pero, quienes vivimos acá,
sabemos que es un país cristia-
no-católico en su práctica. Es por
ello que hablamos (tanto) Dios,
porque quienes profesan la fe
cristiana y sobre todo la católi-
ca, creen que, por ser mayoría,
8
tienen más derechos que los
demás por ser minoría.
Un ejemplo claro y que puede
ser usado a modo de prueba:
Sal a las calles y dile a cualquier
persona que “Dios lo bendi-
ga”. Todo seguirá igual, quizás
te agradezca, quizás te mire
raro, o quizás te mire y pase de
largo, así sin más. Ahora, dile
a cualquier persona que “Dios
no existe” o que “las religiones
te mantienen en la ignorancia”,
y lo más probable es que (si no
es ateo) te acuse de blasfemo,
de irrespetuoso, que rendirás
cuentas con Dios
al final de tu vida y
hasta puede que te
mande al infierno o te
cite la conocida frase
de “Dios, perdónalo
porque no sabe lo que
hace”, y esta última es
la que oculta soberbia
entre sus palabras, ya
que nos atribuye una falta grave
que debe ser perdonada por al-
guien a quien nunca conocimos,
nunca vimos, nunca tuvimos
contacto y debido a que “no sa-
bemos lo que hacemos”, es decir,
ignorancia total.
 El Rezo
E
n mis últimos momentos
de cristiano-católico, iba
cuestionando sobre la
utilidad del rezo. Vinieron a mi
mente incongruencias sobre lo
que se dice de Dios y el rezo.
Ora y todo saldrá bien, deja
todo en manos de Dios.
Se supone que Dios es un ser
omnisciente, omnipotente y
omnipresente, un ser que todo
lo ve y todo lo sabe. Y que tiene
un plan para nosotros, un des-
tino predeterminado, sabe qué
pasará con nosotros posterior-
mente.
¿Por qué rezamos? En innume-
rables ocasiones de nuestra vida
se nos han presentado proble-
mas de diversa índole, leves y
hasta muy graves, en las cuales
alguna persona nos ha dicho
“reza para que todo salga bien”.
Bien, si Dios sabe que pasará
luego y tiene un destino para
mí: ¿por qué rezo para cambiar
ese suceso inevitable? ¿eso no es
contradecir al mismo Dios?
¿Y el libre albedrío? Es decir,
nuestra capacidad (que Dios
nos ha dado) de elegir libre-
mente ¿no estaría también
siendo contradicha?, puesto que
lo que hagamos está sujeto a lo
que Dios ya conoce, no es una
elección libre.
El rezo también se confluye con
mi segundo y tercer título: El
rezo en “El rezo” y “Todo pasa
por algo”.
9
 todo pasa por algo
E
s una situación que pasa
muy a menudo y estoy
seguro que muchos se
sentirán identificados. Muchos
hemos pasado por un proceso
negativo, como por ejemplo la
agonía de una persona cercana.
Es normal que te digan (si de
religiosos hablamos) que Dios
la va a ayudar o que en sus
manos está su futuro; te dicen
que ores y que te encomiendes
a él. Se pueden dar dos casos,
que viva o que muera: si vive,
entonces tus rezos han servi-
do, Dios ha hecho algo grande
grande por aquella persona;
10
pero, ¿y si muere? La típica
respuesta es “Dios sabe por qué
hace las cosas”, otra es “Dios tie-
ne algo mucho mejor para esa
persona, ahora está con él y vi-
virá feliz”, así como sus distintas
variantes en la que Dios se sale
con las suyas en la mayoría de
casos, quizás porque todo pasa
por algo. Esta frase de “todo
pasa por algo” encierra un gran
misticismo. Claro que en parte
tiene razón pero dependiendo
de lo que quieras dar a entender.
Suele tener connotaciones pro-
videnciales, es decir, algo pasa
pasa porque Dios así lo quiso,
y así es como prefieren pensar
las personas para sentirse me-
jor, que hay alguien supremo
capaz de regir con justicia lo
que existe en el universo. No y
sí. Las cosas sí pasan por algo,
pero no por un Dios que mueva
sus fichas como se le ocurra,
no por un evento externo del
tiempo y del espacio, sino por
un evento dentro de estos. Algo
lo causa. Si nos quedamos con
solo la postura de que existe
causa para todo, caeríamos en el
determinismo, en el cual, si des-
plazamos al azar de todo, sería
un determinismo fuerte, caso
contrario sería un determinis-
mo débil. Personalmente creo
en que existen la causalidad y la
casualidad. Que las cosas pasan
porque algo las causa pero que
también hay momentos de azar
y distintas posibilidades. Pón-
gase el caso de que, como si de
un efecto mariposa se hablase,
del antojo de comer un helado,
conozca a la que en 20 años se-
ría mi esposa. Una posición un
poco mística y romántica diría
que gracias al helado, la conocí,
y al extremo mística si diría que
el antojo se dio porque tenía
que conocerla, es decir, el des-
tino. No lo creo así. No puedo
tomar como hecho aislado nada
de esto, debo ser lo más racio-
nal posible. De un antojo, bien
pueden suscitarse varios finales,
que tenga flojera de saciarlo
(quizás por la distancia) o bien,
que lo haga; o es más, el anto-
jo puede ser débil o pasajero o
algo fuerte, eso también depen-
de. En caso que opte por saciar-
lo, depende del lugar a donde
vaya, de la disponibilidad de
tiempo para ir más lejos (don-
de venden más variedades) o
cerca (donde venden pocas), de
mis ganas de caminar, de poder
haberme olvidado el dinero y
demorar. Así tenemos muchas
probabilidades, y como casua-
lidad, la conocí, pero dentro de
esa casualidad también hay una
causalidad, todos los eventos
anteriores que han hecho que
yo me dirija a aquel lugar y que
lo mismo pase con ella. No hay
nada místico, solo el hecho de
que usualmente buscamos lo
ideal de las situaciones, de vol-
verlas mágicas. En un universo
posible pude haberla conocido
11
como, por otro lado, no pude
haberlo hecho. Si en un univer-
so fáctico, la conocí, asumir una
postura contra-factual sería la
de preguntarme “¿y si no sacia-
ba mi antojo? ¿y si iba a otra
lugar?”. Los hechos de dieron,
no como debieron, ni deben, ni
deberían, sino que se dieron por
sus circunstancias. El que algo
deba pasar de tal forma y no de
otra, creo que es más un proble-
ma ético.
Toda esta situación me sirve
para explicar el hecho de que no
hay muchas posibilidades de ir
contra Dios si el círculo es cre-
yente. ¿Por qué?, es una nece-
sidad, como la necesidad emo-
cional que tenemos de volver
mágicos esos eventos simples.
12
La necesidad
de un di
D
e algo en lo que es-
toy en contra, es de la
elevada esperanza que
supone creer en Dios. Dios,
como ya antes lo dije, es aquel
ser necesario para nuestro
porvenir tan incierto. Actúa a
manera de esperanza en esta ad-
versidad futura. El miedo a ese
que desconocemos y hasta de lo
que conocemos pero tememos
que pase. La esperanza es como
una montaña. Mientras más
esperanza, más alta la montaña.
Pero, la caída es más dolorosa y
hasta mortal. Cuando se pasan
situaciones graves y se teme
del futuro, Dios es la esperanza
que suele quedar dentro de una
persona creyente, es eso que
no vemos pero “sentimos” que
está ahí para hacer sentir mejor
a uno y “resolverá” la adversi-
dad (al menos en la mente del
presente).
Esto está muy arraigado entre
los creyentes. Supongamos que
Pedro tiene muchas tareas pen-
dientes que hacer, quizás de la
d y esperanza miedo); este produce una sa-
tisfacción y alivio más elevada

ios que el “dar parte del peso” a una

persona. Con el clásico pensa-
miento de que “Dios todo lo
puede”, se termina de creer que
este, en realidad, le produce
gran alivio con el solo hecho
de pensar que “dejar todo en
manos de Dios” todo estará
bien. Y sí, por el momento, todo
está bien, y se siente demasiado
bien, como dejar parte del tra-
bajo a un amigo, pero ¡vamos!,
es Dios.
universidad
Por otro lado, está la necesi-
o del trabajo, viene
dad de creer en una vida eterna
alguien (quizás un amigo o
luego de esta vida, la necesidad
familiar) y te dice: “déjame que
de calmar los miedos y tener
te ayudo, dame esa parte a mí y
una salida rápida (a un cielo
no te preocupes”. Lógicamente,
lleno de dicha) de este mundo
esta persona que ha sido ayu-
que está siendo destruido por el
dada, es decir, Pedro, se sentirá
mismo humano; claro, en caso
más aliviado, pues gran parte
de que haya hecho el “bien” y
del peso que tenía lo ha coloca-
no el “mal”, de lo contrario iría a
do en manos de su amigo. Esto
quemarse al infierno. Esta vida
es similar a lo que pasa con
eterna es absurda para mí. Si
Dios. La única diferencia es que
yo le preguntara a un creyen-
a Dios no lo ven, ni lo tocan,
te si cree en esta vida eterna y
ni lo oyen; solo lo (dizque)
me responde que sí, y le repre-
sienten. Y al ser Dios, un ser
guntara “¿Por qué no te matas
perfecto y tan asentado en una
ahora?”, es lógico que o no sabrá
persona (gracias al adoctrina-
qué responder o me saldrá con
miento, la enculturación y el
13
cualquier sinsentido, como
decir que está en este mundo
para cumplir una misión, y aún
no puede irse. En el último caso,
esperaría que lo cumpla lo antes
posible, quién sabe y muere por
un accidente de tránsito.Pero
¿por qué es absurdo? Yo, como
ateo, al tener esta vida como
mi única vida, me dedicaría a
vivirla al máximo intentando
dejar un buen legado; de lo
contrario, sabiendo que existe
una vida eterna, ya sea de dicha
o de castigo, preferiría seguir las
leyes de Dios y hacer las buenas
acciones que para él concierne,
sin preocuparme tanto sobre el
legado que yo pueda dejar ni de
vivir mi vida al máximo; des-
pués de todo, luego tendré una
vida eterna al lado de Dios.
Dios como karma. Mi pos-
tura es de no creyente en el
karma, pues también está ligado
con el destino. Me parece inte-
resante el hecho de la necesidad
de un Dios justiciero, algo así
como el karma de los (muchos)
cristianos. Cuando nos pasa
algo negativo, sobre todo si es
por parte de otra persona, senti-
mos la necesidad de una
14
venganza; una venganza que a
menudo no se puede realizar,
y es ahí donde entra lo místi-
co, el “todo da vueltas”, y en el
plano religioso, Dios. Proyecta-
mos nuestra
venganza y la
depositamos
en él, espe-
rando que
“haga justicia”
y le devuelva
el mal “que se
merece” a la persona que atentó
contra nosotros. En momentos
de crisis, lo racional se vuelve
irracional. Solo es necesario
ver la realidad, ver el mundo
con ojo crítico para darse cuen-
ta que los que bien hacen, no
siempre reciben lo bueno, y los
que mal hacen, no siempre reci-
ben lo malo.
Como añadido, el psicólogo
estadounidense Steven Reiss
realizó un estudio para deter-
minar el ¿por qué creemos en
Dios? El objetivo es satisfacer
nuestros deseos humanos bási-
cos: la curiosidad, la aceptación,
la familia, el honor, el idealismo,
la independencia, el orden, la
actividad física, el poder,
el contacto social, lo romántico,
el ahorro, la comida, el estatus,
la tranquilidad y la venganza.
También explica que en algunos
casos, depende de la persona-
lidad de
la persona
para deter-tampoco ideas, por lo tanto,
minar qué tampoco a ningún dios. El
religión respeto es un valor que se basa
seguir. en la reciprocidad, respeta para
Aunque no que seas respetado. Las cosas,
podemos las ideas, es decir, lo que no po-
aislarlo de su geografía, ya que see raciocinio, no me respetan
también depende del lugar don- y yo no las respeto, pero tam-
de uno sea criado y de la propia poco las irrespeto. Las ideas se
familia. discuten, se someten a prueba,
se aceptan, se comparten o se

Respeto a niegan, pero no se les respeta, al

igual que las creencias. Respeto

las ideas al creyente, para mí será absur-

da su creencia pero no lo vuelve
Este punto es el más corto, per- absurdo al creyente, se necesita
sonalmente no respeto creencias diferenciar a la persona de su
pensamiento.

15
 LA MORAL cristiana: El me
mism

Q
ué pasa, pues, con la
moral religiosa? No se
negará que, gracias a
dios (irónicamente), sabemos
lo que es bueno y malo (no en
todos los casos), pero es algo
que yo, particularmente, discuto
y discrepo.
Esta moralidad cristiana es, a
mi parecer y en pocas palabras,
realizar un bien individualista
y egoísta disfrazado de bien
común y colectivo.
Desde pequeños se nos enseña
que hay cosas que están bien y queremos ir
hay otras que están mal, cosas al cielo y no al infierno. ¿Qué se
que Dios permite y cosas que esconde tras esto?, el individua-
Dios no lo permite. Si haces co- lismo disfrazado de bien colec-
sas buenas, Dios te tendrá en el tivo, claro está.
cielo; por el contrario, si haces Propongo un ejemplo, pero an-
cosas malas, un castigo, un in- tes quiero aclarar unos puntos:
fierno. Está claro, y ya lo dije, la
religión se basa en el miedo; no • Medio para un fin y un fin
creo que el infierno no provo- mismo / intención y acción
que terror en algún niño. Se les El medio para un fin y el fin
enseña, desde pequeños, a ser mismo se explican con dos
egoístas, a hacer el bien porque ejemplos (cabe aclarar que aquí
16
edio para un fin y el fin
mo
no tomo al pie de la letra lo que tenemos el hacer todas estas
quiso expresar Inma- cosas para alcanzar un fin que
nuel Kant). es el de estar con ella.
Para un mejor entendimiento, adjun-
Primer ejem- to una pequeña tabla más abajo.
plo: Conozco a una ¿No parece un poco deshonesto
chica y me empieza esto? ¿Hacer tantas cosas por
a gustar, por lo tanto querer estar con ella y no por-
hago y demuestro que que se lo merezca y la aprecie?
la aprecio con diver- Este ejemplo es para entrar a lo
sas acciones mías: la que se llama intención y acción.
consiento, me preocu- En el ejemplo del segundo fin;
po por ella, la mimo, la acción se refiere a las cosas
la ayudo y hasta en las que he hecho por aquella chica,
ayudas me desvelo, todo mientras que la intención fue
sea por ella. hacer aquellas cosas por estar
Bien, el medio para un fin es el con ella.
hacer todas esas cosas. Pero, hay ¿Alguna vez se ha escuchado el
dos tipos de fines: Hacer aque- famoso “hechos y no palabras”?,
llas cosas porque se lo merece, hoy en día ¿quién confía en los
porque la aprecio y porque ella hechos cuando detrás se pueden
es el fin mismo; y por otro lado, esconder oscuras intenciones?

MEDIO PARA UN FIN FIN MISMO

Realizar determinadas acciones por ella Para Estar con ella
Realizar determinadas acciones por ella Por Ella misma

17
Segundo ejemplo: Conoz- si lo hago tengo un espacio en
co a un chico millonario, con el cielo (y si no lo hago, existe
casas y departamentos propios, un infierno al cual puedo ir a
autos de lujo, un derrochador parar)?
de dinero; y me entero que está Si la ayudo (medio para un fin)
pasando por momentos difíciles por el bien común, este sería mi
de vida o muerte. fin mismo. Si lo hiciera (ayu-
Mi acción es ayudarlo y salvarlo darla como medio para un fin)
con la intención de que sea un porque no quiero un infierno y
bien común, por la sociedad. Mi quiero ir al cielo, este sería mi
medio para un fin es ayudarlo fin mismo; pero un fin indivi-
con el fin mismo de que es parte dualista, busco solo mi benefi-
de la sociedad y mi acción es cio (el cielo).
buena en sí porque he ayudado
a alguien, el es humano al igual En otras palabras:
que yo y me beneficia como tal,
ACCIÓN INTENCIÓN
humano.
Por otro lado, puede que mi ac- Ayudar Por el bien común
ción sea ayudarlo y salvarlo con Ayudar Por Ir al cielo y no al infiern
la intención de que me agradez- Con esta explicación busco
ca con dinero o lujos. Mi medio aclarar por qué me parece tan
para un fin es ayudarlo y mi deshonesta la moral religiosa.
fin mismo es cosificarlo, verlo Y la pregunta, que yo haría en
como un objeto al cual sacar mi contra, sería: ¿no se supone
dinero y beneficio para mí. que cuando realizas una acción,
Creo que era la mejor forma también deberías buscar un
de explicar la diferencia en- beneficio propio, ya que, de lo
tre intención y acción. Ahora contrario, estarías yendo contra
pasemos de lleno al plano de la ti mismo?
moral religiosa. Eso es cierto, pero en parte. Si
¿Ayudo a una persona por el realizamos una acción buena,
bien común y colectivo o lo buscamos el beneficio mutuo, el
hago porque Dios me dice que mío y el del otro. Que no me
18
 Lo ilustraré con un ejemplo:
En el caso de una persona que
comete delitos, bien nos quedan
dos opciones para hacerle ver
que lo que hace está mal. Para
la sociedad o para él. Si le deci-
mos que no haga el mal porque
la cárcel es dura y es un lugar
donde va a sufrir, entonces
dejará de hacerlo puesto que es
denigre y no denigre al
perjudicial para sí mismo (para
otro. De lo contrario, si busca-
él), pero eso no nos asegura que
mos solo el beneficio propio (ir
hará el bien o si es que lo hace,
al cielo), cosificamos al otro, se
de todas maneras, es por su
vuelve un objeto y un medio
propio beneficio. En cambio, si
para un fin.
le decimos que no haga el mal
Pero eso no se queda a una
porque esto supone deshumani-
cuestión de beneficio propio.
zar y/o cosificar al otro, es decir,
no Ya antes aclaré que la religión
dañarlo y a la vez dañarse a sí
se basa en el miedo. El miedo
mismo, y que tiene que hacer el
al infierno es parte de la moral
bien porque es entender al otro,
religiosa, y es usado para hacer
tratarlo como a uno mismo, de
el bien. Esto sigue siendo una
igual a igual, es humano como
moral deformada, no haces
lo somos nosotros; es una moral
el bien porque (como ya an-
que está destinada a hacer el
tes dije) es beneficioso para la
bien por el bien mismo y por los
sociedad, sino porque tienes
demás; muy distinto a hacer el
miedo a pasar una post-vida
bien y no el mal por miedo.
eterna en un lugar oscuro y
Y esto tiene mucho que ver con
ardiente. De cualquier manera,
el adoctrinamiento religioso en
infundir miedo diciendo que se
los niños; algo que tocaré más
irá al infierno si no hace el bien,
adelante en el subtítulo “Dios y
es abuso y una moral inmoral.
la religión en los colegios”.
19
 Prefiero ser creyente y ha
existe o no, no

E
sto me sucedió en una
clase de la asignatura de
Introducción a la Histo-
ria. El profesor, en uno de los
tantos desvíos del tema que
suelen darse en una clase, me
planteó este caso.
“Esto es algo que comento con
algunos de mis colegas ateos.
Supongamos que un ateo ya
hizo de todo, ya hizo lo que
quiso. Y Dios si existe y ahora le
toca saldar cuentas con él. Por
todos sus actos será condenado
a un infierno infinito. Por otro hacia los ateos.
lado, prefiero ser creyente, pues Luego de unas horas, pasada la
así no pierdo nada. Si hago el clase, pensé en ello y me di con
bien y en caso que Dios exista, la respuesta (y me reencontré
iré al cielo; de lo contrario, si con un viejo amigo “la apuesta
Dios no existiera, no pierdo de Pascal”).
nada”. Comenzaría con dos puntos,
No respondí a nada, puesto que una aclaración y una pregunta:
rápidamente el tema cambio
Aclaración: Lo que dio a enten-
a otro, además, quise analizar
der el profesor, implícitamente
muy bien ese caso y no decir
(para los que no leen entre
cualquier verborrea acompa-
líneas) y hasta explícitamente
ñada de alguna blasfemia por
(para quienes captaron la falacia
haberme agarrado desprevenido
en el mensaje), fue que los ateos
ante lo que creo, era una ofensa
hacemos lo que se nos venga en
20
acer el bien, ya que si Dios
o pierdo nada
gana (capri- tal Dios es todo lo contrario).
cho). Propongo Pregunta: ¿Cuál de todas las
analizar bien religiones es la verdadera?
sus palabras. Como bien podemos observar,
¿Por qué ir de existe una disputa entre las
lleno a una religiones por llamarse “la única
generalización y verdadera”. La pregunta es
y dar a enten- primordial para entrar en la res-
der que el ateo puesta que quiero aquí expresar.
hace lo que se Supongamos el caso de que si yo
le da la gana?
No, no todos
los ateos ha-
cemos lo que
se nos da la gana y no todos los
creyentes hacen el bien. No se
nos acuse, pues, de libertinaje.
Nos regimos, también, bajo una
moral que no es la religiosa y,
por tanto, no es la única exis-
tente. Si de alguna manera nos
sentimos un poco más libres o
lo somos, es porque nos libera-
mos de los dogmas religiosos ya prefiero creer en Dios, tendría
implantados en nosotros. Que que saber bajo qué preceptos y
no se nos acuse, nuevamente, bajo qué religión hacer “el bien”.
de libertinaje, puesto que no No todas las religiones compar-
seguir la palabra de Dios no es ten mismos mandatos, al con-
hacer el mal (aunque para trario, muchas se contradicen:
21
lo que para una religión no es
malo, para otra, puede serlo.
Si decido hacer el bien bajo el
cristianismo y al final, Dios
existe, pero es el dios de los
musulmanes, entonces me juz-
gará bajo los preceptos de estos.
Por lo tanto, salgo perjudicado.
Se puede dar el caso de que al
hacer el bien bajo el cristianis-
mo, y el dios de los cristianos
exista, entonces me juzgará
bajo esta religión, por lo tanto,
iré al cielo. Pero es cuestión de
probabilidades, como si jugara
a la lotería o a la ruleta. Por tal
razón, ni ser creyente y hacer el
bien, puede ser una opción del
cual no perderé nada.
22
Por mi parte, seguiré siendo
ateo y me regiré bajo la mora-
lidad política y filosófica que
yo mantengo firme. Es decir,
mis acciones buscarán el bien
mutuo, el bien de la sociedad,
el bien en sí mismo, no haré lo
que no quiero que me hagan y
no trataré a las personas como
medio para un fin, sino como
fin mismo. En todo caso, si Dios
decide juzgarme y castigarme
porque no hice lo que mandó
y no creí en él, demostrando
que es un dios egoísta, celoso y
narcisista; entonces prefiero no
creer en él con más razón.
 Dios y religión en los
colegios
N
o conviene sacar a la re-
ligión (cristiano-católi-
ca) de los colegios, pues
disminuirían los creyentes. Y es
el sentimiento de grupo el que
hace uno acepte más a quien
comparte sus creencias, es por
ello que se prefiere adoctrinar
a los demás y hacerlos parte de
su creencia. Son los niños, un
libro en blanco en el cual poder
escribir; en el cual implantar
estas creencias. Si
no se les adoctrina,
hay más probabi-
lidades de que las
siguientes gene-
raciones no sigan
una religión, y así,
ir desplazándola.
Soy de la idea de
que los colegios, en un estado
“laico”, no deberían de dar privi-
legios y prioridad a una reli-
gión más que otra; el curso de
religión (que debería llamarse
adoctrinamiento católico si ha-
blamos del Perú) debería tener
un enfoque histórico y que
abarque las religiones más do-
minantes, en el que no debamos
conocer el Padre Nuestro al pie
de la letra para sacar buenas
notas. Llevar un curso de ética
para reemplazar la moral reli-
giosa, porque moral basada en
el miedo, es todo menos moral,
sino, bien podemos comparar-
lo con el anillo de Giges que
menciona Platón. Un anillo con
el poder de volver invisible a
quien lo use; en
este caso si pudie-
ses ser invisible y
hacer cosas que
te solías reprimir
porque siendo vi-
sible, a la luz de la
justicia puedes ser
castigado; si eres
capaz de, por ejemplo, robar
siendo invisible, entonces habla-
mos de hipocresía y no moral,
pero si eres capaz de reprimirte
de hacerlo, aún siendo invisible,
eso es moral. Lo mismo pasa
con Dios, si lo haces por miedo,
hablamos de hipocresía.
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Apreciación personal sobre mi
ateísmo

Q
uienes somos ateos y perseguimos no solo la verdad,
sino también el ayudar a los demás, el buscar el bienes-
tar, el mejorar cada día, etc. sabemos que no existe solo
la moral religiosa, que no se necesita creer en Dios o algún otro
dios para perseguir el bien y ser buenas personas. No es racional ni
lógico sentenciar a los ateos que por ser descrídos de Dios, ya son
automáticamente malas personas, sumergidas en el vicio porque
“se supone” que Dios es lo bueno, y lo que no es de Dios, es malo.
Eso solo es pensamiento religioso muy distinto a la realidad. Tam-
poco podemos caer en decir que los creyentes no razonan ni que
los ateo somos más inteligentes.
El ateísmo ha significado para mí, el cambiar gran parte de mi
vida y de mis pensamientos. Alejándome de todo misticismo que
pudiera cegar mi concepción sobre la realidad. En cierta forma,
el ateo, al separarse de la idea de Dios, al dudar de él, al reconocer
que Dios es creación humana en el sentido no de su existencia,
sino que es una idea necesaria, que es todo lo que vemos pero
dotado de perfección, que en ningún momento hasta la actualidad
se conoce su palabra, pues solo se conoce la de quienes hablan en
nombre de él y es interpretado como cada quien quiere, al sepa-
rarse de eso y más, agudiza su capacidad crítica, porque se desliga
de lo que es algo superior a él, porque ya no es una respuesta para
todo, que no es el fin o algo que lo detenga en un “Dios”, sino que
tiene que seguir y buscarla por sí mismo y evitar el conformismo.
Dios para eso está, para ser la respuesta a todo; y eso es ya algo
malo.
No invito a ser ateo, ni incito a serlo; invito a razonar, a dudar,
y si después de tanta duda, Dios sigue existiendo para ti con buen
razonamiento y ya no es la respuesta a todo, sino una parte del
todo; bien por ti.

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