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Coloma,

María Agustina

Miradas sobre la Desigualdad


Social. Una aproximación a los
diálogos entre la teoría y la empiria
en la sociología contemporánea

Tesis presentada para la obtención del grado de Licenciada en


Sociología

Directora: Muñiz Terra, Leticia

Coloma, M. (2018). Miradas sobre la Desigualdad Social. Una aproximación a los diálogos entre la
teoría y la empiria en la sociología contemporánea. Tesis de grado. Universidad Nacional de La Plata.
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación. En Memoria Académica. Disponible en:
http://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/tesis/te.1487/te.1487.pdf

Información adicional en www.memoria.fahce.unlp.edu.ar

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https://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0/
UNIVERSIDAD NACIONAL DE LA PLATA
FACULTAD DE HUMANIDADES Y CIENCIAS DE LA
EDUCACIÓN
DEPARTAMENTO DE SOCIOLOGÍA

LICENCIATURA EN SOCIOLOGÍA

TRABAJO FINAL // TESINA

Miradas sobre la Desigualdad


Social.
Una aproximación a los diálogos entre la
teoría y la empiria en la sociología contemporánea

Alumno/a. María Agustina Coloma


Legajo 80660/0
Correo electrónico:
colomaagustina@gmail.com
Director: Muñiz Terra Leticia M.
Fecha Febrero 2018
RESUMEN

La presente tesina se concentra en algunas de las miradas desde la sociología

contemporánea sobre la desigualdad social. Los estudios sociológicos sobre la

desigualdad social han prosperado en la última década.

En el marco de una abundante producción sobre la temática desde la ciencia

social, coexisten distintas formas de construir este objeto de estudio. Por eso en este

trabajo se realiza un abordaje del campo de los estudios sobre la desigualdad intentando

recuperar las conceptualizaciones fundamentales del tema.

Las perspectivas sobre la justicia social y la estructura de clases son un punto de

partida necesario para estos debates.

Además cobra importancia relacionar estas elaboraciones con otros temas afines

tanto del desarrollo del pasado reciente de la sociología como del presente. Es por ello

que se retoman algunos puntos nodales de la producción científica argentina y también

debates en torno a la marginalidad, la pobreza y la exclusión.

Se exploran cuatro aproximaciones empíricas a la desigualdad para dar cuenta de

la variedad de formas de construcción empírica de la temática y de los diálogos de éstas

con las teorías generales. Se ilustra a partir de las mediciones de desigualdad por

ingreso, los estudios de movilidad social, las tipologías y los estudios de trayectorias.

Palabras Clave:

Desigualdad Social- Clase Social- Trayectorias- Mecanismos-Justicia Social

2
ÍNDICE

Agradecimientos…………………………………………………………………………5

Introducción…………………………………………………………..………………….6

1. Conceptualizaciones sobre la desigualdad social, miradas teóricas………….…..…10

1.1 Puntos de partida: Orígenes de los estudios de la desigualdad social…………..….11

1.2 Clases sociales: La estructura social en el estudio de la desigualdad………………21

2. La desigualdad social: Mecanismos y aproximaciones desde el punto de vista

sociológico………………………………………………………………………..…….27

2.1 Los mecanismos de la desigualdad social………………………………………….27

2.2 Punto de vista sociológico de la desigualdad ……………………………………...30

3. Discusiones locales: el diálogo disciplinar en torno a las condiciones de vida……..34

3.1 Gino Germani y los aportes en los análisis de la estructura social…………………35

3.2 Miradas sobre la marginalidad y exclusión……………………………………..….38

3.3 Pobreza y estrategias familiares de reproducción………………………….………42

4. Construcciones empíricas en torno a la desigualdad social…………………………50

4.1 La desigualdad desde el ingreso……………………………………………………53

4.2 La desigualdad desde la categoría ocupacional…………………………………….55

4.3 La desigualdad desde las tipologías estructurales y articuladas………………..…56

3
4.4 La desigualdad desde las trayectorias…………………………..………………….58

4.5 La construcción del objeto y las miradas sobre la igualdad social………………..61

5. Reflexiones finales………………………………………………………..………...63

6. Referencias bibliográficas…………………………………………………………...67

4
Agradecimientos

En ocasión de la entrega de este trabajo quisiera dedicar unas palabras a aquellas

personas con quienes comparto mi vida cotidiana y que han servido de alguna u otra

forma de inspiración en estos últimos tránsitos.

En primer lugar quisiera agradecer a Leticia Muñiz Terra por su incansable labor

pedagógica. El apoyo y la enseñanza que brinda exceden cualquier cargo docente.

Asimismo sólo tengo palabras de gratitud para con todos los profesores con

quienes me crucé en la carrera. La seriedad, y la humanidad con que se enseña en esta

casa son destacables, en tiempos de vínculos líquidos e institucionalidades

fragmentadas.

Mis compañeros de equipo también merecen un lugar, gracias por permitirme

seguir en contacto con el mundo académico en momentos en que fueron mi único

vínculo, y por la actualidad de las discusiones y diálogos.

Agradezco a mis amigas de la facu, algunas se quedaron en el camino otras aún

están, pero junto a todas ustedes he crecido y crezco.

A mis amigas de la vida, a mis amigas y amigos del tango y a Ana Julia mi

compinche de la vida que desde siempre me escucha con renovada paciencia. Todos

ustedes contribuyen a hacer mi vida plena y con sentido. Gracias.

A Adolfo por la compañía y por inspirarme con el ejemplo.

Por último quisiera agradecer a mi familia, a mis padres y hermanos. En especial

a mi madre, por enseñarme el amor a su profesión y a ser perseverante a pesar de las

dificultades en que a veces nos pone la vida, y a mi hermano por su complicidad y

paciencia.

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INTRODUCCIÓN

Vivimos en un mundo desigual, actualmente nadie desafiaría esta afirmación.

Paradójicamente los derechos y conquistas de aquellos grupos postergados de larga data

parecen ser manifestados y escuchados. La igualdad en términos legales es

históricamente la mayor que hemos vivido, los recursos económicos y la explotación

económica se encuentran en un punto de apogeo inigualable (Willkinson y Pikett, 2009)

“…los trabajadores manuales de las sociedades occidentales ganan ahora entre tres y,

cuatro veces más que sus homólogos a principios de siglo” (Giddens, 2000: 330). Aun

así particularmente América Latina es definida como la región más desigual del planeta1

(Reygadas, 2008).

Esta tesina recopila algunos de los debates fundamentales en torno a la

desigualdad desde las ciencias sociales, y particularmente desde la perspectiva de la

sociología actual en Argentina.

La estructura social y la desigualdad son temas nodales que han preocupado a las

ciencias sociales. Ambos aspectos forman parte del acervo de temas con que las ciencias

sociales han emergido. Sin embargo atravesando momentos de mayor opacidad y otros

en los cuales se corren al centro de la escena de la ciencia social y de las preocupaciones

sobre la cuestión social.

La desigualdad social es una de las problemáticas relevantes presente en las

sociedades estudiadas por de los organismos internacionales, ya que Latinoamérica es

“la región más desigual del mundo”, asimismo la inclusión y la igualdad, sumadas al

combate de la pobreza se enuncian como parte prioritaria en las agendas políticas. Sin

1
En términos de ingreso.

6
embargo no todos los estudiosos acuerdan en su caracterización, las facetas que

incorpora y las posibles formas de intervención social.

Coexisten diferentes formas de conceptualización, medición y de

operacionalización, como disímiles aproximaciones empíricas. También difiere el peso

explicativo de los factores que se tienen en cuenta para la denuncia de las condiciones

de vida, y para la comprensión de las tensiones que se originan a raíz de la desigualdad,

así como las tensiones que derivan de éstas.

La preocupación por la desigualdad y su contracara la igualdad, se puede

encontrar emparentada con el surgimiento de las ciencias sociales desde sus inicios en

el S. XVIII.

Las condiciones que posibilitaron el ascenso de la burguesía como son el inicio

de la sociedad industrial y las nuevas formas de organización económica y política son

consecuencias del proceso histórico ligado al triunfo de la Revolución Francesa.

El ideario de los derechos del hombre y del ciudadano, que habilitó este proceso

trajo, de la mano de las nacientes ciencias sociales y junto a la emergencia de la

cuestión social y urbana, la preocupación por las condiciones de vida de la clase

trabajadora.

Dadas estas circunstancias generales podemos observar que desde las ciencias

sociales tiene lugar a la emergencia de diferentes respuestas.

Estudios clásicos de economía, sociología y filosofía se han dedicado a sentar las

bases para el estudio de diferentes tipos de desigualdad. Han intentado explicar las

jerarquías sociales y las diferencias en la distribución de algunos bienes o atributos, sus

causas y consecuencias.

Durante el siglo XX, de la mano del auge del estado de bienestar, los Estados

Nación occidentales, demuestran que la conciliación entre democracia y capitalismo es

7
funcional en muchas sociedades, en ese escenario la desigualdad social y el estudio de

las estructuras sociales plantean nuevos interrogantes. Para el caso de América Latina y

Argentina en particular los modelos socio-políticos de los últimos cincuenta años

plantean el desafío de vivir en sociedades desiguales en variados aspectos.

La desigualdad social por parte de la sociología en Argentina ha sido una

inquietud que está ligada al establecimiento de esta ciencia social desde sus inicios. Aun

así este tema se ha acrecentado en los últimos años (Kessler, 2014)

A partir de la definición de la desigualdad social surgen diferentes formas de

categorización y separaciones. A su vez, estas categorías se vuelven justificantes de

jerarquías y de criterios de distribución (de bienes materiales y simbólicos) y justicia en

una sociedad determinada. En relación con lo anterior, el presente trabajo se propone

explorar sobre las diferentes construcciones de formas de conceptualizar, definir y

medir la desigualdad.

Según su peso relativo los estudios intentan, además, asociar alguna de estas

categorías como principal factor explicativo o desencadenante o atenuante de otras

desigualdades. Tal es así que el ingreso suele ocupar un lugar preponderante en los

estudios de desigualdad, junto con el análisis de las clases sociales.

Sin pretender ser exhaustivos este texto tomará algunos referentes del

pensamiento social contemporáneo para intentar responder interrogantes sobre la

desigualdad social. En particular esta tesina se pregunta: ¿Cuáles son las

conceptualizaciones fundamentales desarrolladas en el marco de las ciencias sociales

sobre la desigualdad social? ¿Cuáles son actualmente las definiciones del problema?,

¿Qué consecuencias y posibles causas se aventuran a arrojar?, ¿Cuáles son las

dimensiones que se tienen en cuenta a la hora de estudiar la desigualdad?

8
Particularmente se rescatarán los desarrollos a nivel local y de los últimos años dentro

de la problemática.

Se intentará dilucidar de la aproximación a la desigualdad que se hace, e ilustrar

sobre algunas de las formas posibles de aproximación empírica a su estudio.

En el primer capítulo nos concentraremos en encuadrar la problemática de

manera más general y abstracta. Retomaremos el análisis de la desigualdad a raíz del

debate en torno al liberalismo y la democracia y la conceptualización de las clases

sociales.

En el segundo nos ocuparemos de definir algunas particularidades en torno a la

disciplina sociológica y los estudios de la desigualdad.

En el tercero nos adentraremos en las discusiones locales de las temáticas afines

surgidas en el contexto de los últimos años en Argentina.

Por último tomaremos algunos estudios del campo actual para ver en la forma en

que se construyen las aproximaciones empíricas que se están llevando a cabo en el área

en cuestión.

Para finalizar realizaremos algunas reflexiones respecto a lo expuesto

anteriormente para responder a las preguntas de investigación anteriormente planteadas.

9
1. Conceptualizaciones sobre la desigualdad social, miradas teóricas

―Los hombres nacen y permanecen libres e iguales en derechos.

Las distinciones sociales sólo pueden fundarse en la utilidad común‖

Art 1. Declaración de los Derechos

del Hombre y del Ciudadano de 1789.

Reconstruiremos dentro de las ciencias sociales cuáles son las concepciones

sobre la desigualdad, la pregunta inicial que guiará este capítulo es ¿Cuáles son las

concepciones respecto a la temática que coexisten en la ciencia social? ¿Cuáles son los

puntos de partida y con qué otros conceptos se entrelazan? ¿Cómo podemos estudiar la

desigualdad social?

Para ello deberemos preocuparnos por distinguirla de otros términos afines,

asimismo demarcar los límites y derivaciones que cada una de las concepciones

permite.

La desigualdad social como preocupación académica dentro del campo de la

sociología surge ligada a los estudios de la estructura social, se relaciona con los

principios distributivos de cada sociedad. “Los sociólogos hablan de la existencia de

una Estratificación Social para describir las desigualdades. La estratificación puede

definirse como las desigualdades estructurales que existen entre diferentes grupos de

individuos” (Giddens, 2000: 317).

Es por ello que este capítulo tendrá dos ejes principales para en su desarrollo, en

principio retomaremos los debates en torno a la igualdad y la libertad, en sintonía con

ello veremos luego las diferentes formas de estudiar las clases sociales.

10
1.1 Puntos de partida: Orígenes de los estudios de la desigualdad social

El debate sobre la igualdad y la libertad se remonta a la época de la caída del

Antiguo Régimen en donde los iusnaturalistas y los socialistas utópicos rivalizaban

sobre cuál era la proveniencia de las desigualdades naturales.

La forma de organización del trabajo en las sociedades modernas, supone dos

procesos simultáneos, una creciente fragmentación de los procesos productivos, y la

consecuente coordinación de los circuitos para el ensamble y el consumo de productos,

incluso a escala global.

Tal como ya lo planteara Durkheim en La División del Trabajo Social (1967) en

las sociedades complejas el lazo social se organiza a partir de las diferencias. Esta

afirmación que aún conserva actualidad señala que la interdependencia se vuelve una

forma de organización del bienestar común.

La diferenciación social no tiene necesariamente que ver con la desigualdad. La

desigualdad se relaciona con procesos sociales históricos, políticos, culturales y

territoriales a partir de los cuales grupos sociales otorgan valores a las condiciones

diferenciales.

Para que una diferencia se convierta en desigualdad mediará un proceso social y

político. En este proceso se configura la distribución desigual de bienes en un grupo

social determinado.

Estas formas de apropiación y distribución de bienes materiales y simbólicos no

son estáticas, y la justificación de lo que los miembros de la sociedad merecen, lo justo

o lo equitativo varía a través del tiempo y el espacio.

En una sociedad que se ha liberado del sistema estamentario del Antiguo

Régimen, el derecho de nacimiento pierde su centralidad, la igualdad política toma lugar

11
y se identifica con la libertad, y con el ascenso social ligado al mérito y ya no al derecho

de nacimiento.

A partir, la igualdad ante la ley y la consecución de derechos políticos, civiles y

más tarde sociales, la igualdad política se conjuga de la mano de la libertad antes que de

la de la igualdad social.

El surgimiento del proletariado supone una doble libertad de la clase

trabajadora. Mientras que son políticamente iguales al resto de los hombres, son libres

de vender su fuerza de trabajo pues ya no poseen lazos de sujeción a un señor feudal. A

la vez son libres de toda propiedad salvo su propia fuerza de trabajo por lo cual se

hallan compelidos a trabajar para otro. Este carácter paradójico de la libertad de la clase

trabajadora configura gran parte de las relaciones entre el Estado, el mercado y la

sociedad civil desde los albores del desarrollo del capitalismo.

La igualdad social se revitalizará en sintonía con el Estado de Bienestar en

Occidente de mediados del SXX. Es entonces cuando los análisis de la estructura social

toman importancia como forma de aprehender los mecanismos de distribución, valor y

jerarquización de las sociedades modernas, en última instancia la desigualdad de

condiciones de vida de los miembros de la sociedad.

Nos encontramos en un contexto en el que las condiciones de vida de las grandes

mayorías mejoran a partir de la intervención del Estado en la economía, a través de

políticas redistributivas. El mercado sin intervenciones ni trabas, por sí sólo no

contribuye al mejoramiento general de las condiciones económicas. Igualdades de

derecho y desigualdades de hecho conviven y persisten.

Las críticas a las jerarquías sociales persistentes están en sintonía con el avance

del cuestionamiento a la idea de las capacidades naturales. ¿Será posible que aquellos

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que obtienen los mayores logros y beneficios de una sociedad sean los mejor dotados en

capacidades y bienes?

Se ha planteado que: “la idea de desigualdad natural tiende a legitimar las

desigualdades sociales existentes y a encubrir su génesis social, en aras de favorecer la

reproducción del statu quo (Beteille, 1983).” (Mora Salas, 2004:19).

Se agrega que se trata de argumentos etnocéntricos cuyo carácter tiende a ocultar

los corporativismos operantes (Dubet, 2011: 74). Avanzaremos frente a la necesidad de

especificar y sumar claridad respecto a los mecanismos que se ponen en juego para

reproducir la estructura social desigual.

Este fenómeno que ya no será concebido por los científicos sociales como

fundamentado por las características naturales sino como social y organizacional (Tilly,

2000: 98).

Los debates en torno a la justicia social y el rol del Estado en el SXX se

producen a partir de las tensiones entre capitalismo y democracia en los estados

nacionales. Los estados-nación logran amenizar los componentes del capitalismo la

democracia a cuenta de inclinar el carácter del Estado para uno de los dos polos de la

dupla libertad- igualdad. De esta manera se generan distintas configuraciones del Estado

de Bienestar

Las justificaciones, las jerarquías categoriales y los valores que sirven para

argumentar sobre la legitimidad de las formas de organización desiguales suelen

cambiar, e inscribirse en relaciones de poder: “La desigualdad no puede comprenderse

al margen de las relaciones de poder que operan en diferentes niveles y dimensiones de

la vida social” (Reygadas, 2008: 10).

En concordancia con esto, los referentes de los estudios de desigualdad plantean

que cuando se mira el origen de la misma, se suele relacionar estas construcciones

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jerárquicas formadas a partir de atributos y características particulares de individuos o

grupos, con la distribución asimétrica de bienes y otros valores sociales. Es decir que

las desigualdades estructurales, se vinculan con la estructura de repartición social.

De esta manera se realiza una operación que justifica las asimetrías en la

distribución2 a partir de atributos que son percibidos como “características naturales”

de los individuos, opacando el origen político y contingente de los criterios justificantes

de las jerarquías sociales (Tilly, 2000).

La explicación de las causas de la desigualdad tiene vinculación con la

concepción misma de la relación individuo- sociedad, y en última instancia con la

concepción sobre la justicia social, esto quiere decir que “…la distribución asimétrica

de las ventajas y desventajas en una sociedad, que es resultado de relaciones de poder

mediadas culturalmente” (Reygadas, 2008: 38).

Sumando a la argumentación de Reygadas sobre la relación entre desigualdad y

poder, sostenemos junto a Dubet (2011) que, en las sociedades modernas la

desigualdad es una forma de justificación de la justicia social, es decir de la distribución

de bienes y capacidades sociales.

Mora Salas (2004) plantea que los estudios sobre desigualdad han optado por

alguna explicación de desigualdad que destaque, o bien la distribución de capacidades y

recursos entre los individuos, o bien el carácter desigual de las pautas de intercambio y

relaciones o bien la asimetría estructural. Estos tres énfasis definen así perspectivas que

tomadas por separado presentan limitaciones.

Por ello este autor al igual que Reygadas (2008) proponen una mirada

alternativa que conjugue elementos de las tres perspectivas señaladas, y proponen

enfoques superadores de los anteriores.

2
Distribución que como afirma Tilly (2003) es una distribución de dones y atributos por un lado
y de perjuicios y desventajas en el otro extremo.

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Estas tres aristas de la explicación que tienen diferente peso para las teorías están

vinculadas con diferentes concepciones sobre la igualdad, es por eso que nos

detendremos sobre las posibles maneras de identificarla.

En principio retomaremos la caracterización de igualdad de Mora Salas (2004)

haciéndola dialogar con las reflexiones que hace Dubet (2011) sobre la igualdad de

oportunidades e igualdad de posiciones. Ambos están en relación a la teoría de la

justicia que se plantea desde los aportes de Rawls, y su concepción de la justicia social y

con el origen de la discusión en torno a liberales e igualitaristas.

Siguiendo a Mora Salas podemos sostener que hay cuatro definiciones posibles

de igualdad, cada una con sus particularidades.

Estas diferentes formas de la igualdad sirven para pensar cuál es la correlación

del Estado, el mercado y los individuos aislados, como también para pensar el ideal

igualitario que identifican, y a cuáles inequidades sociales buscan erradicar.(Dubet,

2011: 18)

Mora Salas sigue a Turner para plantear cuatro dimensiones de la igualdad según

detallamos a continuación (Mora Salas 2004: 21 y 22): Igualdad ontológica, igualdad de

oportunidades, igualdad de condiciones e igualdad de resultados.

La igualdad ontológica se plantea como un principio moral según el cual (ya

sea desde las religiones o desde las ideas socialistas más radicales) todas las personas

son iguales.

La igualdad de oportunidades versa sobre el acceso igualitario de las personas a

la estructuras de oportunidades, esta concepción plantea que las desigualdades

posteriores serán resultado de retribuciones diferenciales en función de las capacidades

y talentos individuales. Se trata del ángulo más liberal de la igualdad ya que legitima

resultados diferenciales siempre que las oportunidades sean igualitarias.

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La igualdad de condiciones es un principio complementario al anterior que

supone nivelar las condiciones de vida de los grupos. El acento está en garantizar

condiciones igualitarias más allá del punto de origen.

Por último plantea la igualdad de resultados, se trata de una dimensión que no

tiene en cuenta los arbitrios individuales, su énfasis está en la obtención de los mismos

resultados para todos. Se infiere que para que esto suceda organismos u organizaciones

macrosociales deben intervenir para forzar un resultado igualitario.

Estas cuatro nociones de igualdad y la idea de las oportunidades vitales nos

sirven para situarnos en el debate la desigualdad social, para profundizar vamos a

retomar las dos concepciones que plantea Dubet, éstas atraviesan la discusión hasta

interpelar al Estado, el ideal del Estado benefactor, y las sociedades salariales, y las

intervenciones estatales que se habilitan a partir de estas caras de la desigualdad.

Dubet toma dos de estas dimensiones y las esgrime de manera tal de comprender

sus beneficios y limitaciones. Él entiende que la igualdad de posiciones y la igualdad de

oportunidades no son en principio contradictorias, pero como tienen implicancias

diferentes se hace necesario da prioridad a una de ellas en el terreno de la intervención

social.

Delimitaremos brevemente los dos modelos igualitarios para mostrar que es lo

que se esgrime a partir de las dos perspectivas.

El principio de la igualdad de posiciones se refiere a la igualdad de lugar, es

decir los lugares que los individuos ocupan en la estructura social, se parte de la idea de

que no todos ocupamos una posición equivalente y se busca reducir las distintas

desigualdades a través de un acortamiento en las distancias entre estas posiciones.

La principal crítica que se le hace a esta concepción tiene que ver con su

carácter conservador y poco dinámico, ya que en su afán por igualar, suele fijar a las

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personas en posiciones de la estructura social, aun cuando estas posiciones sean

subordinadas y los fijen en una situación que no consideren justa.

La igualdad de oportunidades está basada en otro principio, el principio de la

diferencia, consiste en ofrecer iguales oportunidades para favorecer el principio

meritocrático. Se trata de una concepción que de origen no está en contra de las

inequidades, sólo de las injustas, por ello las propuestas que se hagan en concordancia

con esta idea de igualdad tenderán a buscar promover oportunidades que puedan ser

aprovechadas a raíz del mérito individual.

Las críticas principales se elaboran a partir de que en una sociedad meritocrática

las desigualdades provenientes del mérito están justificadas, de esta forma tanto el éxito

como el fracaso están argumentados llegando a culpabilizar a los fracasados como

responsables de su suerte (Dubet, 2011: 82).

Otra crítica que se le hace es que en la realidad tampoco existe un contexto en el

que las condiciones de partida sean exactamente equitativas; además es un tipo de

principio que no está en contra de las desigualdades en sí mismas, y tiende a ver estas

diferencias como si fueran características de las personas. Se hace difícil cuando media

el mérito en el criterio de igualdad descentrarse del plano individual de las

características y dones personales.

Las dos formas igualitarias son incluso complementarias, aunque la posición de

Dubet es clara con respecto a las prioridades, plantea que debe tomarse primero la

igualdad de posiciones como criterio distributivo de justicia social, según lo que

sostiene en su explicación las posiciones determinan las oportunidades (Dubet, 2011:

99).

17
Adicionalmente sostiene, al contrario de los liberales más extremos, que cuando

el único factor regulatorio es el meritocrático, esto se convierte en un perjuicio para

todo el cuerpo social.

Rawls intenta aportar en esta discusión sobre la justicia planteando que el énfasis

debe estar en las condiciones de los procesos3 de los cuales emana el mérito.

Estos pensadores entienden que el Estado puede ser una gran herramienta para

mejorar los mecanismos de distribución de una sociedad, en este sentido, los individuos

nunca se encuentran plenamente libres, capaces e iguales frente a la oportunidad, no

existe situación ideal de mercado, sino que los procesos culturales y socio-políticos

atraviesan a la justicia social y la equidad. Las aristas de la igualdad que observan y de

como esta se impone en la sociedad moderna, sirven para retomar las preguntas sobre

cuál es el criterio de justicia que prima, cuál es el nivel de desigualdad que cada

sociedad tolera (Mora Salas, 2004: 31), y cuáles son las opciones como colectividad

frente a los resultados que se producen a partir de este fenómeno.

Podemos vincular estas concepciones de igualdad con lo planteado previamente

que nos ilustraba sobre cómo las explicaciones de la desigualdad social hacen foco en

diferentes niveles explicativos.

Lo que queremos exponer es que una explicación que esté centrada en el

individuo, por lo general va a propiciar una concepción cercana a la igualdad de

oportunidades y una explicación centrada en las estructuras va a ser afín a la igualdad de

posiciones, de condiciones o de resultados.

3
“…el autor complementa este último elemento con un requerimiento adicional, a saber, el
establecimiento de “reglas del juego” equitativas y no arbitrarias (justas) que permitan una competencia
limpia (justa) entre los miembros que conforman la sociedad, una vez que todos han alcanzado el
umbral básico de desarrollo social fijado normativamente.
De esta forma, Rawls formula una concepción propia de la justicia, que él mismo denomina
como justicia de
procedimiento, con el objeto de poner énfasis en el proceso y no tanto en el contenido en el
resultado.” (Mora Salas, 2004: 31)

18
Las teorías centradas en la interacción también son deudoras de la idea de la

igualdad de posiciones o condiciones.

Además existen teorías más complejas como la de Reygadas que se manifiesta

como estructuralista y constructivista, simultáneamente para esta propuesta veremos

más adelante como combina las reflexiones sobre los ideales igualitarios.

Veamos algunos argumentos en torno a la idea planteada arriba de las formas de

explicación de este fenómeno haciendo énfasis o bien en el polo individual, en el polo

relacional o en el polo estructural.

Los aportes que ponen la mirada en la explicación individualista, al tomar como

punto de partida a los individuos, suelen concentrare en las capacidades y recursos que

estos poseen o adquieren (Muñiz Terra y Roberti 2017a). Estas perspectivas suelen

estar centradas en indagar sobre las decisiones individuales terminan desencadenando

procesos de desigualdad y también suelen tener cierta afinidad con las teorías liberales y

con el enfoque de la igualdad de oportunidades o en el fomento de las capacidades, por

ejemplo como lo plantea Sen (1995), estas teorías se desarrollan consecuentemente a

partir del ideal del mérito individual.

Otra contribución importante es la que realiza Tilly (2000), en su perspectiva

pone el énfasis en las interacciones generadoras de la desigualdad.

Se busca explicar la desigualdad social teniendo en cuenta que forma parte de

procesos organizacionales y se hace efectiva a partir de pares categoriales, de forma que

los polos de los pares representan lo deseable y lo indeseable.

Los pares categoriales siempre presentan un polo que se hace acreedor de

ventajas y logra cristalizar este beneficio a lo largo del tiempo.

Además de señalar que estos pares categoriales pueden funcionar de manera

interna o externa a las instituciones, es decir que algunos son transversales y otros se

19
activan dentro de los límites de determinado contexto; es interesante señalar que este

autor también plantea cuatro mecanismos fundamentales a partir de los cuales se

generan las desigualdades y persisten, que son la explotación, el acaparamiento de

oportunidades, la emulación y la adaptación, estos mecanismos serán presentados en

detalle más adelante.

La tercera perspectiva crece a partir de un examen general de la sociedad, se

ubica en el otro polo de los estudios individualistas, en el de los agregados sociales:

“Los estudios centrados en los condicionamientos estructurales han enfocado su mirada sobre

las estructuras de distribución desigual de los beneficios y las cargas entre los diferentes

sectores e individuos que conforman la sociedad” (Muñiz Terra y Roberti, 2017a: 4).

Hay también otro aporte que realiza Mora Salas (2004) que resulta interesante en este

desarrollo de los puntos de partida. Se trata de un concepto que sirve para reflexionar sobre la

movilidad, pues si bien, las conceptualizaciones de las estructuras nos hablan de procesos que

tienden a fijarse y reproducirse en el tiempo - por eso hablamos de desigualdades persistentes-

, no existen sociedades sin movilidad.

Mora Salas (2004) trae la reactivación del concepto original de Dahredorf de

oportunidades vitales, el cual es retomado por otros pensadores también. El concepto de

oportunidades vitales es útil para pensar la desigualdad porque remite a la realización del

individuo y su proyecto de vida. En palabras de Mora Salas:

Dahrendorf aclara que al emplear el término ―oportunidades‖ se hace

referencia a dos dimensiones que se presentan articuladas, pero que son

susceptibles de ser diferenciadas conceptualmente con fines analíticos.

La primera apunta al reconocimiento de las opciones que una sociedad

brinda a sus miembros para promover su desarrollo.(…)El concepto de

―oportunidades vitales‖ de Dahrendorf es coincidente con la noción de

20
―estructura de oportunidades(…). Y en segundo lugar, la búsqueda de un

criterio normativo que sirva para definir las metas del desarrollo social

y humano, y en consecuencia, permita tomar decisiones sobre los

―cambios‖ necesarios que debe introducirse en una sociedad para

favorecer que la mayoría de sus integrantes alcancen estas metas.

Entonces el aporte de la noción de oportunidades vitales nos permite articular en el

dualismo individuo-sociedad, recuperar la noción de un sujeto activo: un agente social

portador de un proyecto, pero a la vez contemplar limitaciones normativas y en el plano de la

expectativas posibles, un agente cuyas posibilidades están limitadas por la estructura social.

Por último, es interesante remarcar que las discusiones actuales no sólo dan por

sentadas desigualdades persistentes sino que, como planteaba Rawls, buscan los límites

tolerables de la desigualdad, en un mundo dónde las identidades e identificaciones son

múltiples (Lahire, 2004). De cara a la igualdad ontológica, ya no se espera erradicar la

desigualdad. Las preguntas de las investigaciones tienen relación con la cohesión social, el

carácter del lazo social y su forma para poder evidenciar un trato diverso a determinados

sujetos o grupos, trato que pueda surgir desde el mercado, el Estado o los vínculos

interpersonales.

1.2 Clases sociales: La estructura social en el estudio de la desigualdad.

Las investigaciones sobre la estructura social y la movilidad adquieren

importancia para comprender las configuraciones que toman los procesos generadores

de desigualdades.

La estratificación permite pensar en grupos de individuos que conforman una

particular jerarquía social, además permiten captar la dimensión relacional de este

21
fenómeno, la desigualdad no puede comprenderse al margen de los procesos

estructurales.

Las sociedades modernas de Occidente no tienen estratos legalmente separados

o castas, es por ello que desde las clases sociales se integra a individuos que comparten

privilegios o condiciones de vida similares (Giddens, 2000: 316).

Un punto que es necesario mencionar en este apartado es el carácter de las clases

sociales como categoría analítica del investigador, en este sentido seguimos a Muñiz

Terra y Roberti (2017a: 5) cuando expresan:

…las clases sociales no son una realidad de la sociedad, sino una

categoría de la sociología. Tal como sostiene Thompson (1977) ―la clase

no existe por afuera de la experiencia vivida por los sujetos y solo es

construida como categoría colectiva histórica o analíticamente‖. En este

mismo sentido, Bourdieu (2012) sostiene que el sociólogo, en función de

los objetivos de su investigación, puede agrupar a los individuos que

estén próximos y sean iguales en las características pertinentes de

aquello que esté estudiando.‖

La estratificación, entonces es una forma de clasificar a partir de agrupar

individuos que comparten ciertas condiciones materiales o simbólicas en clases. Según

los distintos paradigmas teóricos variarán cuáles son los límites de cada clase y los

criterios para este agrupamiento.

Las teorías de la estratificación se han perfeccionado a partir de las perspectivas

desarrolladas originalmente por Karl Marx y Max Weber.

A los análisis de las clases enfocados en la propiedad, la explotación y los

factores económicos, desarrollados por Marx, Weber agrega el status, el partido y el

mercado. (Giddens, 2000: 321)

22
Existen en la actualidad un acercamiento paradigmático para el estudio de las

clases sociales entre marxistas y weberianos (Longhi, 2005), aunque persisten

diferencias, grosso modo puede decirse que para ambas tradiciones la esfera económica

se considera determinante y generadora de acciones y prácticas de los actores

(Crompton, 1994: 225). Sumado a ello el actor social se conceptualiza como racional, y

el estudio de la constitución y desarrollo de la estructura social es considerado un objeto

central de la disciplina sociológica (Longhi, 2005: 106-109), aun así también sobreviven

diferencias que resultan en esquemas diferentes sobre el espacio social.

Seguiremos las reflexiones sobre las clases de Erik Olin Wright, como referente

del paradigma neo-marxista, y de John Goldthorpe para hacer mención de la teoría neo-

weberiana actual, aun así veremos que en ambos se incorporan elementos del otro

paradigma (Giddens, 2002: 324).

Para desplegar la teoría de las clases, Wright toma en cuenta principalmente tres

dimensiones. Se trata de comprender las “relaciones de clase en términos de intereses,

experiencia vivida y capacidad colectiva” (Wright, 1992: 120).

Las dimensiones nombradas permiten entonces revitalizar los debates en torno a

la complejidad creciente y las contradicciones presentes en la actualidad (Wright, 1992:

59). Quisiéramos ilustrar el resultado de la estructura de clase planteada por Wright con

la siguiente cita:

Por su parte, la aproximación neomarxista se basa en las relaciones

sociales de producción (bienes de capital) y también en los bienes de

organización (autoridad) y de cualificación. En el esquema de Wright se

subraya la importancia de la interacción de la propiedad del capital, el

control sobre los recursos productivos y la posesión del conocimiento,

23
para dibujar un mapa de 12 clases sociales… (Domingo-Salvany et

al.2013: 4).

En esta teoría la clasificación se hace a partir de los criterios de propiedad,

control sobre los recursos productivos y conocimiento previamente enunciados.

Este pensador llega a definir una estructura social compuesta en una primera

versión por seis agregados sociales (Atria, 2004: 24) y luego complejiza esta visión

hasta llegar a estudiar de doce clases socio-ocupacionales. El esquema de clases de E.

O. Wright que queda planteado en relación a estos criterios es el siguiente:

Fuente: Atria, 2004. Pág. 25.

Por el lado de los neo-weberianos, el análisis se fundamenta en la posición en el

mercado de trabajo, es un enfoque ligado a las relaciones de intercambio:

La aproximación neo-weberiana se basa en el análisis de las relaciones

sociales que se producen en los mercados de trabajo y las unidades

productivas, diferenciando entre la situación de mercado, que hace

referencia a las características del empleo en relación al salario, la

seguridad económica y la posibilidad de promoción, y la situación de

24
empleo, en referencia a la posición en la jerarquía de autoridad y

autonomía en el trabajo (Atria, 2004: 27).

El cambio que produce Weber a partir del cual las clases se determinan el las

relaciones de intercambio y no en las relaciones de producción, tiene continuidad en el

caso del paradigma neoweberiano. En este sentido Goldthorpe contempla la

cualificación, el carácter del trabajo, y los riesgos económicos para realizar su

clasificación. También toma en cuenta el tamaño de los establecimientos y el carácter

manual o no manual.

Con estos elementos Goldthorpe, construye en principio una clasificación de

ocho clases, y luego junto a Erikson desagrega tres clases fundamentales, las cuales al

interior están compuestas en total por once categorías socio-ocupacionales. Las clases

fundamentales son las clases de servicios, las clases intermedias y las clases

trabajadoras, dentro de las que habita cierta heterogeneidad de condiciones.

Podemos ver en el siguiente gráfico el esquema de clases de Goldthorpe y

Erikson:

25
Fuente: Atria, 2004. Pág. 27.

Existen otras clasificaciones que también son utilizadas en la actualidad cuyo

principal criterio de clasificación es la ocupación, como son el Clasificador de la

Condición Socio-ocupacional, construido por Susana Torrado; el esquema de Alejandro

Portes, el esquema de Clases Ocupacionales basado en la Heterogeneidad Estructural

(CObHE) (Fernández Melián, Clemenceau, Rodríguez de la Fuente, 2015)

A partir de estos esquemas clasificatorios se desarrollan modelos explicativos de

modos de ser, formas de vida, comportamientos y diseños de planeamientos políticos.

En el campo de la desigualdad social estas aproximaciones tienen importancia a

la hora de realizar investigaciones. En particular se han desarrollado a raíz de los

análisis de la desigualdad y la movilidad y también desde el campo de los estudios

socio-demográficos. (Álvarez Leguizamón, S; Arias, A. y Muñiz Terra, L 2016: 26).

26
2. La desigualdad social: Mecanismos y aproximaciones desde el punto de vista

sociológico

―…estudiar ―la misma cosa‖ casi nunca es estudiar

una misma cosa, a pesar de que alguna gente haya

decidido llamarla con el mismo nombre‖4

En este capítulo avanzaremos desde los puntos de partida que mencionamos

arriba para ver cuáles son los mecanismos que mencionan algunos referentes de la

temática, es decir, de qué manera se hacen duraderas las jerarquías sociales, cómo a

través del tiempo se mantienen las configuraciones de la igualdad- desigualdad.

Esta idea tiene su antecedente en el estudio de los cierres sociales de Weber, y

nos sirve para desnaturalizar el funcionamiento del status y del mérito.

También repasaremos brevemente cuáles han sido las principales dimensiones

en las que se hizo foco en el análisis de los procesos de desigualdad y cuáles son

algunas de las aproximaciones empíricas que se han realizado.

2.1 Los mecanismos de la desigualdad social

Es interesante remarcar que la mayoría de los teóricos de la desigualdad social

han utilizado la herramienta conceptual de los mecanismos para describir una posible

forma de movimiento, o conservación de las inequidades en la jerarquía social.

Es por ello que traemos a colación tres referentes que mencionan los

mecanismos. Creemos que los análisis centrados en los mecanismos pueden ayudar a

4
Becker, 2009:121.

27
comprender la caja negra de la desigualdad y sus dinámicas, por eso también veremos

cuales mecanismos estudian.

Clarifiquemos que queremos decir cuando nos referimos a los mecanismos.

Elster (1997) sostiene que los mecanismos son patrones frecuentes y de fácil

reconocimiento y que nos permiten explicar ex post por que se ha producido un

acontecimiento. Para los sociólogos los mecanismos son herramientas útiles para

explicar cuándo se ha activado determinada cadena de acontecimientos, sorteando las

explicaciones indicativitas que carecen de sentido cuando se trata del estudio de las

personas.

Vamos a tomar en consideración los mecanismos que recuperan Tilly, Lamont

Beljean y Clair y también Reygadas.

Tilly (2000) plantea como principales mecanismos la explotación, el

acaparamiento de oportunidades, la emulación y por último la adaptación, este último

mecanismo no se pone en juego para generar desigualdad pero si para conservarla, ya

que los mecanismos adaptativos son muchas veces funcionales a las condiciones de la

desigualdad.

Para Tilly estos mecanismos contribuyen a la reproducción y persistencia de las

desigualdades.

Nos gustaría recuperar un estudio de Lamont et al. (2104) sobre los procesos

culturales y las vías causales de la desigualdad que identifica cuatro mecanismos

principales en la producción y reproducción de la desigualdad social tomada como

proceso cultural.

Dentro de los procesos culturales, ellos, se centran en dos grandes y amplias

categorías como son la identificación y la racionalización. Las nombradas sirven como

criterios clasificatorios, se trata de procesos que están puestos en acción

28
permanentemente, procesos intersubjetivos de creación de significado que contribuyen a

la producción y reproducción de la desigualdad.

Adentro de estos procesos más amplios detallan los mecanismos que permiten

observar las desigualdades en un nivel supra individual.

Se trata ahora de cuatro mecanismos que nos sirven para entender cómo

funciona la identificación y la racionalización como originantes de inequidades. Así la

racialización y la estigmatización funcionan en el caso de la identificación.

La estandarización y la evaluación en los procesos de la racionalización de las

sociedades.

Por último veremos lo que nos dice Reygadas (2008: 42). Él plantea que hay dos

mecanismos principales a partir de los que se produce la apropiación-expropiación de

los bienes socialmente valiosos, se trata de los mecanismos de exacción y de exclusión.

Con exacción se hace referencia a los mecanismos que hacen fluir la riqueza de

un sector social a otro. Se trata de un concepto que incluye la explotación pero puede

tomar también otras formas, como la dominación, por ejemplo. El mecanismo de la

exclusión se trata de aquellas configuraciones sociales que impiden que los bienes

fluyan hacia otros sectores sociales o que éstos tengan acceso a ellos.

Para Reygadas los mecanismos se relacionan con el flujo de viene sociales, ya

sea ayudando a su conservación en cierto sector o su trasvasamiento, de un sector social

a otro.

Estos mecanismos sumados a los que nombramos acompañando a Tilly y

Lamont y a la discusión sobre el carácter individual, relacional o estructural del

fenómeno, se ponen en juego en gran parte de las decisiones sobre la justicia social de

una sociedad, nos hablan de la desigualdad como un proceso relacional y

29
multidimensional. Con causas y características a la vez materiales y simbólicas como ya

lo plantearan los clásicos pensadores de la estructura social.

Asimismo se hace referencia a la dimensión analítica del tiempo habilitando el

análisis de las continuidades y rupturas. Aquello que sirve para hacer perdurar la

desigualdad o para aumentar la igualdad varia a lo largo del tiempo. Podemos hablar de

sociedades relativamente móviles en las que los agentes sostienen sus relaciones

sociales entre el mérito y la adscripción, estas condiciones se pueden hacer visibles a

partir de los estudios sobre movilidad y estructura social.

Los estudiosos de la estructura social y la desigualdad suelen poner énfasis en

diferentes clivajes sobre los procesos de diferenciación social.

Así las principales dimensiones que tienen en cuenta a la hora de describir a

grandes rasgos las sociedades actuales tienen que ver con la clase, el género, la etnia, la

edad, además otros estudios toman el trabajo, las trayectorias educativas, la migración,

la ciudadanía.

Las investigaciones suelen observar cómo la desigualdad se genera en estas

esferas de la vida cómo se vinculan estas dimensiones con otras y como se generan

procesos a lo largo del tiempo que explican las posiciones subordinadas o dominantes

de los sujetos en la estructura social.

2.2 Punto de vista sociológico de la desigualdad

Por último intentaremos remarcar algunos trabajos que se concentran en ilustrar

el punto de vista disciplinar sobre la desigualdad social y diferenciarlo de otros temas de

investigación.

30
Una contribución a este debate es la de Willkinson y Pikett, quienes a partir de

su trabajo buscan mostrar la asociación de la desigualdad con el malestar y descentrar la

perspectiva del ingreso como fuente única de la felicidad colectiva.

Desde esta mirada sobre la relación entre desarrollo económico y desigualdad,

estos pensadores buscan dar una respuesta a la realidad contradictoria de que en la cima

de los logros materiales y tecnológicos del primer mundo hay un fracaso social

expresado en infelicidad, aislamiento y consumismo (Wilkinson y Pikett, 2009).

A partir de esta meta, ilustran la falta de asociación entre los problemas sociales

y la renta para varios países. En la misma argumentación exponen que estos problemas

están en coincidencia con la desigualdad, de forma que las sociedades más desiguales

padecen mayores problemas independientemente de la renta (Willkinson y Pikett, 2009:

43).

Los autores no minimizan el efecto de la escasez material en los problemas

sociales, pero abogan por el peso específico de la desigualdad social como generadora

de malestar.

Goldthorpe, asimismo, muestra que los enfoques economicistas y

epidemiológicos llegan a conclusiones parciales ya que sus puntos de partida no

contemplan esta perspectiva sociológica.

Goldthorpe (2012) ha sabido condensar las características primordiales del

enfoque sociológico en las líneas que se citan a continuación:

El énfasis en los aspectos relacionales de la desigualdad y no solo en los

atributivos es, por lo tanto, un proceder que hace al enfoque sociológico

distintivo. Un segundo proceder es el reconocimiento del hecho de que la

estructuración de la desigualdad —o estratificación social— es más que

unidimensional. Al menos desde los tiempos de Max Weber (1922/1968),

31
los sociólogos han concebido la desigualdad no solo en función de la

clase, sino también en términos de otro concepto relacional: el estatus

(2012: 47).

Es importante remarcar estas características ya que ha sido común la subsunción

de en los estudios a una sola dimensión, nos referimos al ingreso o la renta, como

explicativa de todas las demás.

Nos gustaría dejar planteados algunos de los puntos de partida para el análisis de

la apropiación que hace Reygadas, ya que consideramos que constituyen una posición

adecuada para la comprensión de la desigualdad social. Este pensador hace énfasis, tal

como venimos mencionando en tres aspectos de este problema, estos aspectos son el

político, el relacional y el multidimensional.

Haremos referencia a cinco postulados que el propio Reygadas identifica como

fundantes de su perspectiva y que aportan para esta matriz.

Estos cinco postulados constituyen el punto de partida del enfoque de la

apropiación-expropiación.

El primero nos encuadra en la temática de los mecanismos y afirma que:

…muchas desigualdades sociales se explican por la existencia de

mecanismos de apropiación que hacen posible que los distintos agentes

(individuales o colectivos) dispongan de beneficios diferenciales y, por

tanto, accedan a porciones asimétricas de la riqueza y el bienestar

sociales ( …) A su vez, estos accesos desiguales facilitan la reiteración

de los mecanismos de apropiación, que se institucionalizan y pueden

reproducirse durante largos períodos históricos (Reygadas, 2008:42).

El segundo postulado se relaciona con el carácter social de la generación de

riqueza, la capacidad individual de producir no alcanza para explicar las asimetrías de la

32
sociedad, por eso “…las mayores desigualdades están relacionadas con la posibilidad

que tienen algunos individuos o grupos sociales de quedarse con una parte de la riqueza

y los medios de bienestar generados por otros u obtenidos de manera colectiva” (Op.

Cit: 43).

El tercer postulado remarca una disputa en torno a la legitimidad de las

riquezas apropiadas por cada agente social. Lo que para unos es una apropiación justa o

legítima, para otros es una expropiación ilegítima.

El cuarto postulado de este enfoque se relaciona con una paradoja, en este caso,

los mecanismos diseñados para alcanzar una igualdad pueden provocar otras formas de

desigualdad (Reygadas, 2005).

El quinto postulado versa sobre la existencia de una dialéctica entre igualdad y

desigualdad. Este postulado sostiene que los procesos que producen mayor desigualdad

están enlazados con aquellos que la reducen.

Resta agregar que para este enfoque es necesaria una combinación de la

perspectiva estructural y la construccionista.

Hasta aquí hemos visto algunos de los puntos nodales del tema de la desigualdad

social a nivel general y hemos ahondado en la perspectiva sociológica sobre este tema.

En el siguiente capítulo nos adentraremos en las discusiones de los últimos años en el

contexto argentino, para luego poner todo en diálogo con algunas investigaciones sobre

la problemática planteada.

33
3. Discusiones locales: el diálogo disciplinar en torno a las condiciones de
vida.

―…somos humanamente la misma versión del pueblo,

aunque nos separa la casta, la clase o la actividad‖ 5

Los primeros abordajes respecto a la estructura social en Argentina, desde la

sociología vinieron asociados al contexto de los Estados de Bienestar en el promediar

del siglo XX.

En las décadas de los sesenta y setenta los pensadores sociales viraron hacia

conceptos como el de marginalidad y exclusión de la mano del impulso del Centro para

el Desarrollo Económico y Social de América Latina (DESAL)

En los ochenta y noventa el núcleo de quienes estudiaban las condiciones de

vida, evolucionó hacia los estudios de la pobreza, situación en la que “cayeron” muchos

nuevos pobres de la mano del contexto neoliberal imperante en toda la región. Además

los estudios de los organismos internacionales se inclinaron hacia las perspectivas

analíticas que miraban la pobreza como insuficiencia de recursos. Se hizo necesario el

dialogo disciplinar en esta temática sobre las condiciones y características de la pobreza.

En las últimas dos décadas los estudios de la desigualdad social, y

particularmente en el período reciente, los estudios sobre desigualdades en el contexto

latinoamericano parecen haber cobrado nueva vitalidad (Kessler, 2014).

Se han amplificado las investigaciones empíricas y los diálogos teóricos, de esta

manera se da cuenta de la promoción de estudios sobre las condiciones de vida y la

estructura social enmarcadas en este enfoque. A la vez el tema parece formar parte de la

5
Kusch, R (1975), citado en: Rivara, L. (2016).

34
agenda de los gobiernos y otros organismos, cuando no se trata de disminuir la

desigualdad se interpela por la inclusión de minorías postergadas.

Para llegar al concepto de desigualdad desde una perspectiva local, repasaremos

las miradas que se dieron en torno a las condiciones de vida desde la sociología,

tomaremos para ello los antecedentes de Gino Germani, y los conceptos de

marginalidad, vulnerabilidad, exclusión y pobreza.

3.1 Gino Germani y los aportes en los análisis de la estructura social.

Gino Germani (1911-1979) fue sin duda una influencia pujante para el desarrollo

de la sociología en el país, tanto desde su trabajo intelectual como desde su influencia a

nivel institucional. Su labor fue crucial para la creación de la carrera de sociología en la

Universidad de Buenos Aires e institutos de investigación como el Instituto de

Sociología y luego el Instituto Di Tella. (Mera y Rebón, 2010).

La importancia de su obra en Argentina y América Latina está dada porque sus

estudios “…delimitaron la sociología como campo disciplinario en permanente diálogo

con otras disciplinas de las ciencias sociales y las humanidades” (Op. Cit.: 14).

Su producción versó sobre temas centrales de la sociología de los años cincuenta

y también estuvo influido por algunas ideas de la sociología estadounidense,

particularmente por el estructural funcionalismo, del cual posteriormente, durante su

exilio en Harvard, tomaría cierta distancia (Germani A., 2010)

Sus obras se han producido entre los años 50 y 70, han tenido como ejes

temáticos: las clases sociales, la metodología y epistemología, las migraciones y su

vinculación con la configuración de la sociedad argentina, asimismo como algunos

estudios electorales basados en el uso de estadística aplicada.

35
“La primera investigación empírica fue llevada a cabo en una zona obrera del

Gran Buenos Aires conocida como Isla Maciel (Germani, 1958) y representó una

verdadera inmersión en la realidad de los suburbios para los estudiantes y los

entrevistadores.”(Óp. Cit: 30)

Sus tesis sobre la modernización y los aspectos patológicos de la modernidad en

Latinoamérica han sido los elementos que en el contexto de su producción han suscitado

las mayores controversias. (Germani A., 2010).

En partículas fue criticada su visión del peronismo tempranamente por, entre

otros, Murmis y Portantiero (1971). La concepción de masas en disponibilidad y la

relación irracional masas-líder como un fenómeno de liderazgo carismático del

peronismo, ha servido para ubicar a Germani como el emblema de la interpretación del

peronismo como un fenómeno político con cariz autoritaria similar al fascismo.

En palabras de su hija: “La compleja relación entre democracia y desarrollo y las

variadas formas en las cuales los procesos de modernización podían llevar a soluciones

autoritarias constituyó el hilo conductor de su trabajo…” (Germani, A. 2010: 28)

Germani ha sido releído a la luz de la distancia cronológica, lo que posibilitó

nuevas miradas sobre su obra.

Poniendo el foco en los estudios de la estructura de clases, de la movilidad social

y de la marginalidad, podemos ver que existe una línea de conexión entre estos

antecedentes y los estudios posteriores de movilidad y desigualdad sociales.

Los trabajos inaugurales en el país desde la sociología, en este nivel son los

llevados adelante por Gino Germani, fundamentalmente a partir de dos de sus obras: La

Estructura Social Argentina (1955) y La Clase Media en Buenos Aires (1942).

Murmis (2010) en un artículo sobre la obra de Germani destaca que, en su título

Estructura Social de la Argentina, el sociólogo ítalo argentino realiza varias operaciones

36
conceptuales. Por un lado se interesa por presentar la existencia misma de las clases,

además ofrecer una muestra de la importancia y magnitud de la desigualdad social,

además:

Germani ofrece, entonces, una identificación de clases sobre la base de

la ocupación, una búsqueda del desarrollo de clases como la clase media

y algo sobre el papel de las clases en distintos terrenos como la

demografía o el voto.

La clase basada en la ocupación es el principal elemento morfológico y

también causal (Murmis, 2010: 75).

Entendemos que el ejercicio de Germani inaugura los estudios socio-

ocupacionales en la sociología regional.

Seguimos también las reflexiones al respecto que se hacen en un reciente estudio

sobre Estructura Social Argentina que afirma:

En sintonía con la vertiente socio-demográfica encontramos la

perspectiva que estudia la Estructura Social analizando los cambios en

la ocupación y la estratificación y movilidad que los mismos pueden

propiciar. Esta mirada fue originalmente desarrollada por Germani

(1955) y profundizada luego en varios estudios sobre la temática.

(Leguizamón, Arias, Muñiz Terra, 2016: 26)

Además el prolífico Germani publicó el primer estudio sobre movilidad social en

Argentina, en un compilado de Lipset y Bendix, en 1963, (Jorrat, 2008: 86).

Nos interesan estos estudios fundantes que van a ser retomados posteriormente

en las décadas de los setenta y los ochenta.

37
3.2. Miradas sobre la Marginalidad y la exclusión.

Un aporte altamente problematizado para pesar la estructura social en clave

latinoamericana han sido las discusiones en torno a la marginalidad. Nun, (2001, 2014),

Minujín (1993); Auyero, (1997); Salvia, (2007) Eguía, Ortale, Piovani y Weingast

(2010); Kessler (2011) son sólo algunos de los artículos que retoman esta discusión.

Siguiendo a Salvia (2007) podemos decir que el desarrollo de la concepción de

marginalidad surge primero desde la perspectiva de DESAL acorde a las teorías de la

modernización de Germani, como una falta de integración de ciertos grupos sociales

(Auyero, 1997: 7). Es retomada por las teorías de la dependencia en los años setenta y

posteriormente un ajuste teórico en los años noventa y dos mil.

En los años sesenta, la producción de estudios con la temática marginalidad es

impulsada por las investigaciones de DESAL. Esa producción está vinculada a la teoría

de la modernización; el sujeto marginal es aquel ligado a prácticas económicas, sociales

y culturales tradicionales no integrado a las instituciones y valores modernos, de allí

que “El fenómeno de la marginalidad se explicaba por la resistencia cultural de los

sectores tradicionales a incorporar las pautas de vida moderna” (Salvia, 2007: 6). Esta

primigenia concepción de marginalidad estuvo ligada a la dimensión ecológico-

urbanística de manera que se utilizaba para describir barrios sin servicios públicos, de

viviendas precarias en las afueras de las urbanizaciones latinoamericanas (Gutiérrez,

2004: 27), se trataba una concepción ligada a la calidad del hábitat.

La respuesta que viene a complejizar esta definición viene del lado de los

desarrollos de la marxista Teoría de la Dependencia en los años setenta y problematiza

el concepto como segregación (Gutiérrez, 2004).

38
En este caso los aportes vienen de la mano de José Nun (20016) y Miguel

Murmis (1969), quienes se dedican a avanzar sobre la condición de la marginalidad

económica. Para esta visión los marginales son aquellos que no están insertos en el

proceso de acumulación monopólica del capitalismo: los sectores no monopólicos, las

actividades pre-capitalistas y la economía de subsistencia ocupaban trabajadores que

conformaban una población excedente no funcional a los sectores monopólicos

dominantes (Salvia, 2007: 79).

Se hace referencia a las relaciones de producción de América Latina en un

contexto de desarrollo desigual y combinado del capitalismo.

Segal (1981) acotando a la definición de forma más delimitada, plantea que la

marginalidad permite indagar sobre un modo de vida relativamente homogéneo

montado en circuitos económicos, sociales y culturales propios, poco relacionado con la

estructura social en su conjunto.

Esta definición supone la correlación de tres variables: mala inserción en el

mercado, llegada reciente a la ciudad; vivienda mala, o situación ocupacional irregular,

se plantea también la no correspondencia entre la definición societaria de derechos

reconocidos, y el efectivo goce de los mismos.

Se destaca en Álvarez Leguizamón y Arias (2016: 408) que en los años noventa

hay un ajuste teórico sobre el concepto. En este caso es llevado adelante por parte de los

investigadores Salvia, Pautassi y Bogani, que conforman un equipo interdisciplinario

llamado “Marginaciones Sociales” en el que se retoma y actualiza el enfoque de la masa

marginal, según las autoras:

Salvia hace un análisis histórico del concepto de masa marginal (Salvia,

2007, 2010) que denomina ―marginalidad económica‖ por oposición a


6
La edición de 2001 recupera la publicación de 1969 titulada “Superpoblación relativa, ejército
industrial de reserva y masa marginal” Aparecida en Revista Latinoamericana de Sociología, vol V, num
2, pp178-236. Según se aclara en la misma.

39
los enfoques que llama de ―marginalidad social‖ que serían los de la

DESAL y la visión de Gino Germani. Afirma como ―principal hipótesis‖

(Salvia, 2010) que la marginalidad laboral se extiende en los grandes

centros urbanos de la Argentina y de América Latina –en tanto países

capitalistas sometidos a un desarrollo desigual combinado y

dependiente– y que constituye un componente sistémico del régimen de

reproducción social y de dominación político-institucional (Álvarez

Leguizamón y Arias, 2016: 408).

Sería interesante buscar líneas de diálogo y continuidad entre este desarrollo y

diagnóstico y la hipótesis de la heterogeneidad estructural que se desprende desde

algunos referentes actuales sobre la desigualdad social. Sobre todo porque ambas líneas

plantean la existencia de mundos sociales diferenciados en relación a los derechos, a los

circuitos económicos y el producto bruto de una sociedad.

La variante de la heterogeneidad social estructural que se sostiene desde ámbitos

como la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL- ONU) plantea

el carácter de la estructura económica como dual, con sectores de productividad alta y

sectores de productividad baja en la economía.

La idea de la marginalidad presenta el propiedad de una integración débil de

amplios segmentos de la población, en relación a la incapacidad del sistema de absorber

la creciente fuerza de trabajo (Auyero, 1997), es entonces que entre ambas propuesta

hay cierta compatibilidad conceptual.

Otra de las discusiones que toma relevancia en el contexto regional viene dada

por la idea de la exclusión.

La discusión tiene origen en el contexto europeo pero llama la atención de los

intelectuales locales. Es el sociólogo francés Castel, quien ha sabido poner en cuestión

40
la crisis de la sociedad salarial y el empleo de las sociedades del primer mundo tomando

la perspectiva de la exclusión (Kessler 2011).

Ha puesto foco en la fundamentación del trabajo asalariado como mecanismo de

inclusión social. En ese sentido la crisis del empleo redunda en una crisis de

desafiliación social.

Esta noción de exclusión entonces, reincorpora el carácter relativo como así

también el dinámico de los procesos sociales (Eguía et al., 2010: 259).

Seguimos a Eguía et al. (2010) cuando realizan una recuperación en torno a la

validez del concepto para el estudio de la pobreza y las condiciones de vida vulnerables.

Los autores retoman la cuestión sobre si el concepto genera aportes o se trata de una

incorporación acrítica a la discusión local.

Destacan la validez del término y además proponen su utilidad junto con

perspectivas como la de la vulnerabilidad que permiten dar cuenta del carácter profundo

del problema.

Defienden la noción por permitir visibilizar transformaciones estructurales,

desde una mirada dinámica y multidimensional -material y simbólica-. También lo

afirma Kessler: “Ya no se trata, como lo ha señalado Paugam (1996) de designar uno o

varios grupos sociales caracterizados por una exclusión de hecho, sino de subrayar la

existencia de un proceso que, afectando a poblaciones diversas, tenía un desenlace

común en una situación de penuria.” (Kessler, 2011: 7);

Asimismo se destaca que la perspectiva de la exclusión tiene una vinculación

con la problemática del pleno ejercicio de los derechos de ciudadanía civiles, políticos y

sociales.

Esta concepción no estuvo libre de críticas, tanto Kessler (2011) como Minujín

retomado por Eguía et al (2010) en los citados artículos, señalan la limitación de este

41
abordaje conceptual signado por su poca especificidad: ¿qué quiere decir ciertamente

ser o estar excluido? Se hace referencia a una dimensión, a varias, a derechos, a la

desafiliación total con la sociedad, son algunos de los interrogantes que deberá

enfrentar esta perspectiva.

Sumado a esto los investigadores citados proponen la incorporación del

concepto de vulnerabilidad en concordancia con el de exclusión de manera de plantear

una progresión.

Se entiende la vulnerabilidad como una degradación de las vinculaciones propias

del Estado de Bienestar:

A partir de la noción de vulnerabilidad intentan dar cuenta del aumento

de las dificultades para entrar al mercado de trabajo, de la caída,

fragmentación e individualización de la relación salarial, del desarrollo

de una cultura de lo aleatorio y de la proliferación de una gran cantidad

de espacios intermedios… (Eguía et al. 2010: 262).

Así, la exclusión tiene que ver con el desenlace de una trayectoria de aumento de

la vulnerabilidad. Tanto en la dimensión económica como en la social (ibídem.)

3.3 Pobreza y estrategias familiares de reproducción.

Podemos remarcar que en el país, el auge de los estudios de pobreza se transita

en la década de los noventa, aun así hay estudios de esta temática particular que se

remiten a los años ochenta, hay aportes muy importantes desde el desarrollo de los

estudios de la pobreza que crean un corpus de investigación que pese a las distancias

conceptuales es sólido y acoplado.

42
Las investigaciones sobre las condiciones de la vida en la pobreza desde la

disciplina sociológica se encontraron en una particular relación con el contexto

neoliberal impuesto por la dictadura de 1976, y con la profundización de este esquema

societal llevada a cabo a partir de la década del noventa por medio de , entre otras cosas,

las reestructuraciones estatales.

Entonces en ese momento se profundiza lo comenzado años atrás, se lleva

adelante un mayor desfinanciamiento público, la privatización de empresas estatales y el

sistema previsional, el plan de convertibilidad, la apertura y cambios en la estructura

tributaria, endeudamiento externo por nombrar sólo algunas de las reformas de

magnitud que tuvieron lugar en el decenio.(Aronskind, 2013)

Es en este contexto que se hace necesario reparar en los cambios en la

composición, el volumen y el carácter de la pobreza (Eguía et al, 2010: 247).

Seguimos a Boltvinik (1999) para dar una definición inicial de la pobreza que

nos permitirá plantear su distancia con las otras nociones recuperadas en este capítulo,

el autor señala:

Si el concepto de pobreza ha de tener alguna utilidad debemos

restringirlo a expresar la insatisfacción de aquellas necesidades

humanas cuya satisfacción depende de condiciones económicas. De lo

contrario, la pobreza se confunde con otras dimensiones del sufrimiento

(o desventaja) del ser humano. (Boltvinik, 1999: 37).

Además, continuando el énfasis en las necesidades, podemos afirmar también

que existe una división en la elaboración de los métodos de medición según se

consideren las necesidades a evaluar de manera directa o indirecta.

43
Resulta entonces que el método de las Necesidades Básicas Insatisfechas, es un

método directo, y el de la Línea de pobreza indirecto, también existen métodos

combinados que usan ambos enfoques. (Boltvinik, 1999: 35)

El método de las necesidades básicas insatisfechas (NBI), se presenta en un

trabajo pionero en de Altimir, Minujin y Somigliana (1984, citado en Eguía et al, 2010),

en el mismo se construyó un indicador de NBI a partir de 5 variables, se consideró que

un hogar era pobre al poseer al menos una de estas variables en déficit. Se persiguió

que el indicador poseyera criterios en relación a la representación geográfica, la alta

correlación con la situación de pobreza y la comparabilidad (Eguía et al., 2010: 250). La

base de la información fue el censo de 1980.

Por otro lado, el método de la línea de pobreza se basa en el ingreso como

indicador indirecto de la capacidad potencial de satisfacer necesidades. Su énfasis está

en la determinación de una canasta alimentaria, una canasta de necesidades básicas y la

determinación de un nivel mínimo de vida aceptable (Boltvinik, 1999: 44).

Se establece este nivel y luego se compara con la situación de cada hogar para

ubicarlo en relación a esa línea de corte. Asimismo, estas estimaciones suelen hacerse

en base a información relevada por el Instituto Nacional de Estadística y Censos

(INDEC) en encuestas de seguimiento periódico como la Encuesta Permanente de

Hogares (EPH).

En función de una canasta básica alimentaria y la canasta básica se establece

además de la pobreza la condición de indigencia, situación esta última que supone que

no se llega a cubrir los bienes de canasta básica alimentaria. Los debates entonces

suelen estar centrados en los alimentos, su carga calórica y la definición de estas

canastas en relación a los precios.

44
Quizás ligado a la necesidad del saber técnico y de producir resultados acordes

a las demandas de los organismos internacionales, las discusiones sobre la pobreza

estuvieron signadas por los métodos de medición, y su comparación. Los dos tipos de

medición planteados, a partir de la LP o de Las NBI, no implican alternativas sino más

bien métodos complementarios.

Estudios significativos de las miradas de la pobreza a partir de los indicadores

pueden mencionarse Beccaria (1993), Boltvinick (1992, 1993), Minujin y otros (1993),

Minujin y Kessler (1995) Lo Vuolo, Barbeito, Pautassi y Rodríguez, (1999).

Suele comprenderse que estas formas de medición son sensibles a distintos

aspectos de la pobreza, es así que se caracteriza como nuevos pobres a quienes tienen

ingresos por debajo de la línea de pobreza, pero no poseen NBI, y como pobres

estructurales a quienes tienen NBI. Estos indicadores son los que se construyen

tomando de base los censos y las encuestas estatales como la EPH.

Los enfoques multidimensionales de los estudios sobre condiciones de vida

como son los comentados arriba vienen a complementar estas miradas, a la vez surgen

núcleos de estudios específicos desde la problemática de la pobreza en sociología. Estos

últimos, surgen en diálogo con las indagaciones sobre la cuantificación e identificación

de los pobres.

A raíz de estas concepciones se busca remarcar la heterogeneidad de la pobreza

y no perder la conexión con otras nociones analíticas y explicativas, de esta manera es

posible superar la clásica crítica hecha a los enfoques de la medición de la pobreza

sobre su mirada direccionada hacia la cuantificación.

A finales de la década de los ochenta y principio de los noventa se desarrolla

otro núcleo de estudios desde otra perspectiva, los estudios de estrategias de

reproducción producidos por Gutiérrez (1994) y los estudios de las estrategias

45
familiares de reproducción liderados por el equipo platense de las investigadoras Eguía

y Ortale (2004). Más cercanamente las investigaciones buscan relacionar dimensiones

significativas de esta experiencia con los ciclos de vida (Rausky, 2009; Bravo

Almonacid, 2015)

Este otro conjunto de miradas busca superar los problemas poniendo en diálogo

otras dimensiones además de la cantidad, y calidad respecto a las condiciones de

pobreza.

Es interesante retomar las críticas que se le hicieron a los estudios de la pobreza,

para tenerla en cuenta a la hora de adentrarse en las discusiones, podemos marcar que

“…fueron los propios estudios sobre pobreza quienes señalaron los límites de la noción.

En especial, porque la idea de pobreza presuponía una población particular, los pobres,

con una identidad propia y diferente al resto de la sociedad.”(Kessler, 2011:5) esta

observación si bien es válida no anula los aportes importantes que se realizan a partir de

esta temática.

Pondremos el foco en la perspectiva de las estrategias familiares de

reproducción, se considera que estas investigaciones actualizan a otros antecedentes del

campo de la antropología que estudiaban las estrategias de reproducción social (Eguía,

1990: 32).

La importancia de los mismos se hace notoria de cara ampliar la comprensión de

este fenómeno y reiteramos, analizar la pobreza no sólo desde su identificación. En ese

sentido las estrategias se analizan “…entendidas como la trama de prácticas y

representaciones puestas en juego por las unidades domésticas para lograr su

reproducción” (Eguía et al: 2010: 268).

46
La mirada orienta el análisis de los hogares pobres hacía varias cualidades que

permiten por un lado poder correrse del consumo mercantilizado y del ingreso e

incorporar los bienes públicos gratuitos y el autoabastecimiento.

Por otro lado desde esta perspectiva se busca caracterizar las prácticas en tres

dimensiones principales. Estas dimensiones son las estrategias laborales, las estrategias

alimentarias y las estrategias en torno al proceso de salud- enfermedad- atención (Óp.

Cit.).

Podemos mencionar varios aportes más que son para destacar desde esta

perspectiva.

En principio la contribución que hacen a “…estudiar las articulaciones entre las

condiciones económico-políticas generales y las condiciones específicas de producción

y reproducción social de las unidades domésticas a través de abordajes cualitativos”

(Menéndez 1989, citado en Eguía et al. 2010: 269).

En segundo lugar es importante comprender que las estrategias nos permiten

descentrarnos del polo de la privación y la falta y concentrarnos en las prácticas

efectivas.

Asimismo nos permite problematizar sobre la representación de la acción

racional de los sujetos, se critica la construcción de los pobres como maximizadores

racionales de recursos.

Desde aquí se problematiza la idea de inferir comportamientos a raíz de la

posición social, también se problematiza la racionalidad de la acción como deber ser de

los pobres y se hace especial hincapié en la categoría de opciones, las estrategias se

concentran en el polo positivo de lo que se practica. Siguiendo a Eguía: “…el concepto

de estrategias remite al de opciones. Propone concebir las relaciones sociales de

producción y reproducción como una estructura de opciones” (Eguía, 1990: 33).

47
Por último es importante destacar que esta metodología nos permite aprehender

las desigualdades al interior de la unidad familiar, ya que “La situación de la pobreza no

es “vivida” de igual manera por los distintos integrantes de la unidad familiar.”(Óp. Cit:

60)

Otras investigaciones cualitativas no siempre toman el concepto de estrategias

pero están en sintonía con lo planteado desde esta propuesta. Además posteriormente el

concepto de estrategias es usado para estudiar otros campos y otras clases sociales.

Para finalizar, nos gustaría remarcar la importancia de estos estudios tomando

en cuenta una de las conclusiones de Reygadas en su obra La Apropiación (2008). Este

sociólogo plantea que en el área de la estructura social los estudios suelen concentrarse

en los mecanismos que favorecen la distinción y la desigualdad, de esa manera existe

una falta de información sobre los mecanismos que ayuden a mitigar la desigualdad, es

decir aquellas formas sociales que actúan en pos de la apertura e igualación (Reygadas,

2008: 19), en este sentido las estrategias familiares de reproducción podrían

considerarse un aporte al estudio de estos mecanismos.

Aspiramos a poner en el tapete las discusiones que están en relación con los

estudios de la desigualdad social en Argentina, sus configuraciones y la esencia de cada

enfoque, para ello repasamos algunas de las aristas que han tenido en cuenta los

estudios de la sociología contemporánea.

Las miradas sobre la pobreza, la marginalidad, la vulnerabilidad y la exclusión

dan contenido a los estudios sobre las clases sociales y la desigualdad, ayudan a la

comprensión de su dinámica y su carácter complejo.

En el próximo capítulo nos centraremos en algunos estudios contemporáneos

sobre la desigualdad social para presentar un panorama amplio en relación a este campo

48
de estudios y así poder conocer la manera en que se estudia la desigualdad desde la

sociología en Argentina actual.

49
4. Construcciones empíricas en torno a la desigualdad social

―Las ciencias sociales viven de los conceptos.

Tallarlos es un arte.

No necesariamente en el sentido artístico de la palabra,

sino en cuanto a artesanía, un hacer…‖7

En este capítulo retomaremos algunos de los referentes disciplinares en los

estudios de la desigualdad con el fin de examinar las principales miradas sobre la

cuestión presentes en el contexto argentino actual.

Decidimos realizar un corte en el período 2003- 2015. El inició y el final de la

periodización hace referencia al contexto socio-político para así establecer una

demarcación para la realización de este documento.

Algunos destacan las producción sobre el período 2003-2013 y sus controversias

(Kessler, 2014) existe un diagnóstico compartido respecto a una mejora en las

condiciones de vida posteriores a la salida de la crisis de 2001.

En este sentido creemos que con el cambio de la orientación política del

gobierno nacional en 2015, y asimismo varios otros escalones administrativos

provinciales y municipales, es factible suponer que a partir del nuevo gobierno del

presidente Mauricio Macri, la política económica, social, distributiva y otras áreas de la

gestión estatal cambiaron de sentido influyendo en las condiciones de vida de la

población.

7
( Ortiz, 2004:11)

50
Tomando este corte con referencia al contexto socio-político, nos remitimos al

período 2003-2015 para dar cuenta de la actualidad de los debates en torno a la

desigualdad.

La relación entre el contexto social y las producciones científicas no es algo que

esté inmerso en esta tesina, pero podemos inferir que la cambiante realidad suele verse

reflejada en la actualidad de algunas temáticas en detrimento de otras. Así, la agenda

científica suele dar cuenta de su diálogo con la cuestión social y la agenda social

(Kessler, 2014: 6).

Nos preguntaremos cuáles son los estudios de referencia de la temática que se

realizaron en el período delimitado y buscaremos su correspondencia con los

antecedentes planteados en los capítulos anteriores.

A partir de la lectura de variados trabajos sobre la temática de la desigualdad y

sus clivajes, por ejemplo desigualdades de género, desigualdades de raza y etnia,

desigualdades en la trayectoria laboral, en la trayectoria escolar, desigualdades según

generaciones, estudios de las clases sociales, seleccionamos cuatro miradas para

ejemplificar la construcción del objeto y las elecciones que de ellos dimanan (Bourdieu,

Chamboredon y Passeron 2002: 69).

Procederemos a mostrar una selección variada de miradas sobre la desigualdad

que coexisten y son relevantes. Nos interesa exponer el proceso de construcción del

objeto de estudio.

En particular explorar sobre la relación con la realidad como algo que cobra

sentido a los ojos del investigador de cara a los interrogantes propuestos.

Tomaremos algunas producciones de ciertos referentes de la comunidad

científica por considerar que son especialistas en la temática desde abordajes que no

51
siempre coinciden, y así dan cuenta de las presentes distancias a la hora de realizar

investigaciones y generar conocimiento sobre la sociedad argentina.

Se hace necesario señalar que la lectura que se hace de las investigaciones sobre

la desigualdad responde a revelar las perspectivas que se encuentran asumidas en las

investigaciones. No se buscará analizar los resultados de las mismas ni las proyecciones

o evaluaciones que contengan, la indagación se vincula con los objetivos enunciados, a

fin de obtener una perspectiva sobre las miradas múltiples presentes en este campo de

estudios

El objetivo de este capítulo es mostrar las relaciones entre las teorías generales y

las aproximaciones empíricas. Explorar a partir de qué aproximaciones se estudia la

desigualdad social en el país y si estos enfoques presentan diferencias, similitudes o

rupturas o miradas suplementarias.

En particular abordaremos la mirada general de estos estudios sobre la

desigualdad y sus causas; las dimensiones y temas explorados, las clases sociales y los

mecanismos enunciados y los métodos de recolección de información.

En función de lo planteado haremos una parcelación de los puntos de partida

empíricos de los estudios.

De esta manera podemos ver qué punto de partida para la construcción de las

teorizaciones sobre el mundo social puede servirnos como una clasificación provisoria.

La advertencia que se hace al respecto de esta clasificación es que la misma no

se remite a diferencias de las explicaciones causales de la desigualdad, sino a las

formas de construcción del problema.

En este sentido realizamos una primera separación entre los estudios que

priorizan una dimensión en su perspectiva de la desigualdad para construir su objeto de

estudio y aquellos que priorizan una mirada multidimensional.

52
Veremos entonces cuatro formas de construir el punto de partida de las

investigaciones: unas que se concentran en la dimensión del ingreso, otras que se basan

en la categoría socio-ocupacional, otra que realizan análisis tipológicos y por último

aquellas investigaciones que estudian la desigualdad social a partir de trayectorias.

Con estas formas expondremos la variedad de aproximaciones presentes en una

temática en expansión.

4.1 La desigualdad desde el ingreso

Podemos ver que existe una cantidad de estudios que se concentra en mirar la

desigualdad desde una construcción primordialmente unidimensional.

Estas investigaciones dialogan con otros estudios y marcos teóricos más

generales para brindar explicaciones del fenómeno pero tienen un punto de partida muy

claro: la renta de los individuos.

En tales producciones su recorte teórico-metodológico suele estar ligado a una

característica particular del objeto de estudio que sirve para estructurar su interpretación

sobre el fenómeno de la desigualdad.

Las investigaciones que toman como punto de partida el ingreso, recuperan,

particularmente dentro del hogar, el ingreso del Primer Sostén del Hogar. Enumeramos

algunos estudios que retoman esta perspectiva: Lindenboim (2007, 2008), INDEC

(2015), CEPAL (2015); Salvia (2014), (Salvia y Vera (2013) entre otros

Se trata de los estudios sobre desigualdad social que trabajan a partir de censos,

estadísticas privadas o la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) o bien trabajan con

datos secundarios ligados al ingreso y a las estadísticas demográficas.

53
Este tipo de mediciones e indicadores de carácter sintético suele estar en relación

con otras del tipo de la medición de la pobreza, indicadores frecuentemente ligados a

organismos internacionales. A partir de la medición de ingresos la tradición sobre la

desigualdad ha construido análisis cuantitativos y con sesgo economicista (Saraví,

2015).

Para este tipo de aproximaciones el ingreso es un indicador indirecto de las

capacidades del hogar (Chávez Molina 2015: 2).

A partir del ingreso se realizan distintas operaciones en torno a la estratificación,

se realizan indicadores como el índice de Gini, la estratificación en deciles o quintiles,

análisis de media, mediana, para determinar escalas en función de esta dimensión.

El índice de Gini suele ser el indicador por excelencia más comúnmente

utilizado para medir la desigualdad por ingresos (Kessler, 2014: 60).

Según este coeficiente si toda la renta fuese a parar a una sola persona

(desigualdad máxima) y el resto no recibiera nada, el coeficiente Gini sería igual a 1. Si

la renta se compartiese de una manera absolutamente igualitaria y todos tuvieran

exactamente los mismos ingresos (total igualdad) valor sería 0, de esta manera cuanto

más bajo es su valor, más igualitaria es una sociedad (Wilkinson y Pikett, 2009: 44).

Esta es la medida sobre la cual se sostiene que América Latina es la región más

desigual8.

Para estos estudios la desigualdad es un problema de distribución de renta.

8
Hay estudios que toman indicadores como la libertad de género, o mediciones que eliminan
al último decil para hacer comparaciones entre países y regiones que arrogan otros resultados.
(Reygadas, 2008)

54
4.2 La desigualdad desde la categoría ocupacional

Los estudios sobre movilidad social se ubican en una tradición bastante

establecida dentro de la sociología, que parten desde Gino Germani, y son luego

retomados desde la sociología contemporánea encontrándose en diálogo con los

estudios sobre estructura social y los estudios sobre pobreza.

En ellos se parte de una estratificación de cara a las clases sociales que busca

incorporar dimensiones como la autoridad, el tipo de trabajo y la educación tal como

vimos en el capítulo uno, para emparéntalas con clasificaciones ocupacionales a partir

de clasificadores como el Clasificación Internacional Uniforme de Ocupaciones

(CIUO), el Clasificador Nacional de Ocupaciones (CNO) o el Clasificador de

Ocupaciones en base a la Heterogeneidad Estructural (COBHE).

La perspectiva de la movilidad social, de la cual nombramos algunos trabajos

significativos: Sautu (1999), Kessler y Espinoza (2007), Dalle (2010), Plá (2012),

Salvia y Plá,(2009) Chávez Molina (2015), Plá y Rodríguez de la fuente (2016), entre

otros se haya inserta en el centro de los debates sobre la movilidad y la desigualdad, de

forma que dialoga con otras perspectivas y formas de ver la desigualdad, y busca

ampliar la mirada de la dimensión del ingreso hacia otros factores explicativos.

Actualmente el desarrollo de esta perspectiva encuentra afinidad con la

perspectiva de las investigaciones latinoamericanas que plantean la existencia de la

heterogeneidad social estructural (CEPAL; Torrado, 1994).

Según esta hipótesis las sociedades integradas de manera desigual a los circuitos

económicos mundiales, presentan sectores económicos de productividades dispares,

como característica estructural, de forma que en el circuito productivo coexisten

sectores de productividad media y alta y otros de productividad baja. En ese sentido el

55
Clasificador COBHE, plantea el carácter estructural de la heterogeneidad para

aprehender la morfología de los estratos sociales.

Los estudios sobre movilidad social suelen trabajar con tablas de movilidad para

examinar la movilidad en sentido horizontal y vertical, de forma intrageneracional y

también intergeneracional, de padres a hijos (Benza, Iuliano, Álvarez Leguizamón y

Pinedo 2016).

Los estudios sobre movilidad son los que recuperan la tradición de los estudios

de estructura social, más específicamente de la dinámica estructural. Se han ocupado de

la configuración de las clases en el interior de los estratos y de la mirada estructural

sobre las clases sociales.

4.3 La desigualdad desde las tipologías estructurales y articuladas.

Hemos visto lo que sucedió con las investigaciones sobre la pobreza en los

ochenta y noventa, que junto con las investigaciones centradas en la identificación y

medición, surge la necesidad de construir otra mirada en la cual otros estudios se

encargan de recalcar que se trata de fenómenos complejos. Las miradas sintéticas de los

indicadores estadísticos y de la cuantificación tienen su utilidad pero no son suficientes

para la comprensión y del fenómeno o para la creación de políticas eficaces.

De la misma forma se hace necesario ampliar estas perspectivas de corte

morfológico hacia otras multidimensionales que realicen indagaciones cualitativas de

toda la estructura social, y no sólo de los sectores más bajos como sucedió con los

estudios de la pobreza.

Frente a los enfoques que buscan obtener un índice cuantitativo o mediciones

unidimensionales ha surgido otra forma que plantea la “construcción de tipologías como

56
procedimiento alternativo y fructífero para la medición “cualitativa” a partir del

reconocimiento de la complejidad “multidimensional” que se pone de manifiesto en el

análisis de cualquier realidad social.” (López Roldán, 2012).

Se trata en este caso de una propuesta que se plantea como estructural y

articulada (Op. Cit.) cuyo desarrollo es incipiente en la región.9

La novedad que plantea este método se relaciona con el uso cualitativo de los

datos cuantitativos. Esta operación se realiza a partir de una serie de pasos que permiten

configurar las tipologías.

Uno de esos pasos en el inicio de la construcción es el análisis de

dimensionalización. Las dimensiones consideradas como significativas surgirán de un

diagrama de dispersión. Este proceso consiste en “…determinar en una primera etapa la

forma reducida, estructurada y significativa del espacio de atributos inicial sobre el que

se basará y se construirá posteriormente la tipología” (Óp. Cit: 36)

La tipificación que se propone desde el análisis de correspondencias múltiples,

plantea utilizar como insumo encuestas como la EPH, para luego mediante un ejercicio

de tipificación y ordenamiento teóricos, agrupar combinando conjuntos diversos de

cualidades en función de su ubicación en el espacio social. (López Roldán, 2012).

De este modo, y desde un punto de vista metodológico:

…el análisis de correspondencias múltiples ofrece una formalización

geométrica y algebraica que permite el paso de lo cuantitativo a lo

cualitativo, de variables medidas o tratadas a nivel nominal a un

tratamiento cuantitativo que conserva la naturaleza y las operaciones

propias de las medidas cualitativas, permite el paso de lo heterogéneo a

una construcción de orden estructural basado en la comparación de


9
En el libro (Fachelli, López-Roldán, López y Sourrouille:2012) que presenta el método, y sobre
el que versa este apartado se dedica todo un capítulo a explicarlo, ya que se trata de una combinación
compleja pero con gran potencial para el estudio de la desigualdad social.

57
perfiles, en las posiciones relativas y en la ordenación espacial

(tipológica) de formas, más que en los efectos de magnitud (Óp. .Cit: 39).

Mirar la desigualdad desde la construcción de tipologías permite dejar de pensar

en la causalidad economicista, y empezar a buscar otras formas de regularidad de la

acción social, en otros términos explicativos.

Además permite aprehender categorías emergentes del campo de estudio. Desde

esta perspectiva se han realizado estudios de la desigualdad y estructura social a partir

de tipologías.

Estas tipologías están construidas a raíz de una serie de características frecuentes

compartidas por los grupos sociales posteriormente a la recolección.

Se recupera el uso de esta herramienta ya que permite un diálogo con los

estudios sobre movilidad y también desde las miradas cualitativas sobre la desigualdad

social. Es interesante pensar en las relaciones entre la explicación, la descripción y la

construcción del objeto a la luz de este ejercicio.

4.4 La desigualdad desde las trayectorias

La otra línea centrada en la experiencia de la desigualdad es la que ha estudiado

mayormente las condiciones de vida de los pobres y clases medias desde enfoques

etnográficos y cualitativos (Benza et al, 2016). Este corpus está en sintonía con las

perspectivas multidimensionales, que buscan relacionar los distintos niveles de la

experiencia social con los procesos estructurales.

Las investigaciones que se han centrado en realizar estudios cualitativos de las

condiciones de vida, atendiendo al carácter multidimensional y complejo de las

58
condiciones de vida poseen un gran valor y utilidad para la comprensión de procesos

sociales.

En particular se destacan aquellas que se han concentrado en el estudio de esta

experiencia de la pobreza retomando el planteo hecho desde las estrategias familiares de

reproducción o realizando aportes propios (Rausky, 2009; Gutiérrez, 2004; Bravo

Almonacid, 2015; Crego, 2012; entre otros).

Dentro de los análisis cualitativos nos concentraremos en mirar las trayectorias

como método de aprehensión cualitativo de la realidad compleja.

Sabemos que no es la única forma de aprehender este carácter complejo pero

nos parece que es una manera útil para ilustrar esta perspectiva, que ha sido fructífera en

relacionar la desigualdad social y los enfoques cualitativos.

Así como afirma Guevara (2017: 2) respecto a la coherencia entre la desigualdad

y las trayectorias: “Las desigualdades se producen y re-producen en las interacciones

sociales (Reygadas, 2004) y en diversos niveles, y en este punto coincide con la

perspectiva de trayectorias. Ambos núcleos de análisis nos permiten una mirada de los

fenómenos sociales que consideran simultáneamente miradas micro y macro de la

realidad social.”, es por ello que sostenemos que las trayectorias son una forma

privilegiada de mirar este objeto.

Los análisis de trayectorias (Muñiz Terra 2009, 2012; Roberti, 2012; Harvey

2013; Balerdi, 2012, entre otros) ponen su foco en dos cuestiones, la interacción entre el

individuo y la estructura social y el carácter temporal de la experiencia humana.

A la vez se pone atención a las articulaciones meso sociales como son las

políticas institucionales y también a las inscripciones espaciales, cada una de las cuales

merece un análisis acorde a sus particularidades y presenta dimensiones propias (Muñiz

Terra, 2012).

59
En este sentido las trayectorias sirven para poner la mirada en el carácter

relacional procesual y develar desde la perspectiva heurística las vinculaciones entre el

sujeto y la estructura, tal como afirman Muñiz Terra y Roberti:

Considerando entonces la complejidad que significa realizar un análisis

de la desigualdad en tanto construcción y reconstrucción relacional,

procesual, multidimensional y multiescalar, desde nuestro punto de vista,

para abordar este fenómeno puede utilizarse la perspectiva de las

trayectorias vitales, ya que esta aproximación heurística promueve el

estudio de la articulación/tensión de las distintas dimensiones y sus

escalas a lo largo del tiempo y el espacio (Muñiz Terra, 2012). En

particular, proponemos el uso de la perspectiva biográfica pues

posibilita recuperar las historias de vida de los actores sociales como

resultado de una sedimentación diacrónica y espacial de las dimensiones

macro, meso y micro sociales (2017a: 5).

Los análisis basados en trayectorias buscan mirar las formas en que la

desigualdad se inserta en la experiencia de los individuos. Para ello buscan mostrar la

configuración a partir de la cual las personas ven el mundo. Los sujetos configuran su

experiencia como procesos de acumulación de privilegios o desventajas en dispares

áreas de la vida social, como son el trabajo, la familia, los vínculos sociales en general.

Esta perspectiva proporciona una observación de los individuos como agentes activos,

sin perder de vista la estructura de clase y las posiciones relacionales asociadas a la

apropiación-expropiación.

60
4.5 La construcción del objeto y las miradas sobre la igualdad social.

En este apartado veremos la vinculación de las construcciones empíricas y los

puntos de partida teóricos.

Pudimos ver en los ejemplos anteriores que las construcciones en torno a la

desigualdad social como objeto de estudio varían en sus objetivos, puntos de atención y

en lo que de ellas resulta.

Los estudios que construyen su objeto en relación al ingreso y en la categoría

ocupacional tienden a aproximarse a miradas que ven estos factores como muestra de

las capacidades de las personas y también como indicadores de su posición social.

Las miradas centradas en el carácter multidimensional de la desigualdad se han

concentrado en los mecanismos y desarrollos generadores de la desigualdades como

procesos persistentes (Tilly, 2000), en ese sentido también es posible plantear su

compatibilidad con las explicaciones interaccionistas.

En cuanto a la desigualdad por ingreso, tiene una mirada acorde a la explicación

individualista porque el ingreso de la persona que es sostén del hogar es considerado el

factor que ordena y ubica la posición de los sujetos en la estructura social.

Si la desigualdad en la distribución del ingreso se toma como la dimensión

explicativa de la desigualdad social, los procesos macro y meso sociales que la generan

parecen perder importancia.

Las investigaciones que toman a las ocupaciones como su punto de partida,

suelen subsumir el carácter explicativo estructural de las clases sociales a las categorías

socio-ocupacionales, de esta manera el debate estructural queda en la trastienda, en la

elección del clasificador, la ubicación de las profesiones en clases pasa por una decisión

metodológica cuando debe serlo de carácter teórico, o en el mejor de los casos teórico-

61
metodológica. Luego sucede igual operación que con el ingreso, el individuo es

portador de una profesión, ergo, se ubica en tal clase social.

El ejemplo de las tipologías es aún difícil de analizar por su carácter novel,

parece perseguir el objetivo de desprenderse del economicismo, considerando las

frecuencias y también, al ser especialmente sensible a categorías emergentes que

permiten la construcción de tipos en función de varias dimensiones puestas en juego.

En esta tipología las posiciones de los grupos en el espacio social son

determinadas por varias dimensiones. En este sentido podría decirse que la misma

presenta una intención de carácter estructural al proponer la construcción de sectores

sociales de cara a diferencias cualitativas válidas para todo el espacio social.

La propuesta de las trayectorias demuestra su utilidad al estar centrada en las

articulaciones.

El sujeto es aprehendido por su carácter de agente en el universo social, y de esta

manera su trayectoria es entendida como la interacción entre los condicionamientos

estructurales y los proyectos y deseos personales.

62
5. Reflexiones finales

En las siguientes líneas realizaremos una reflexión a partir de lo expuesto en esta

tesina, retomando los interrogantes planteados al inicio.

En este sentido, revisitamos los puntos de partida más abstractos y generales

sobre las concepciones de igualdad, justicia social y las conceptualizaciones sobre

clases sociales. Nos planteamos a partir de ellos recobrar el nivel más general y

abstracto para dar cuenta de las nociones que se encuentran fundamentando la

problematización.

A partir de ello pudimos exponer las concepciones sobre la justicia social

basadas en la igualdad ontológica, la igualdad de posiciones, la igualdad de

oportunidades y la igualdad de resultados. De la misma forma mostramos las

perspectivas sobre las clases sociales, enfocándonos en los aportes de Wright y

Goldthorpe.

Nos pareció significativo reconstruir el punto de vista disciplinar sobre la

desigualdad desde la formulación de la perspectiva sociológica. La cual cobró vigor con

los aportes de Reygadas, a la vez que con la recuperación de los mecanismos.

Nos concentramos en las discusiones disciplinares de temáticas afines en la

sociología argentina.

Realizamos la mencionada contextualización con el objeto de recortar el campo

de problemas y exponer las afinidades conceptuales, también nos resultó vital sumar

estos puntos de vista para avanzar en las aproximaciones expuestas previamente.

Nos interesó recuperar las contribuciones fundacionales de Gino Germani, y las

miradas de las condiciones de vida en la perspectiva de los estudios de la marginalidad,

63
de la vulnerabilidad, de la exclusión y de la pobreza. A partir de allí reconstruimos los

aportes de cada concepción y pudimos nutrirnos de estas perspectivas para dotar de

profundidad la problemática planteada.

Por último nos concentramos en los estudios empíricos de la desigualdad en el

período 2003-2015 en Argentina. Perseguimos el objetivo de brindar un panorama de

métodos que nos permitiera poner en evidencia el diálogo entre teoría y empiria en la

construcción del objeto. Nos interesó destacar cuatro aportes en este sentido, por lo que

puntualizamos en las mediciones de desigualdad por ingreso, los estudios de movilidad

social, las tipologías y los estudios de trayectorias.

Teniendo en cuenta que varios informes advierten sobre la proliferación de

investigaciones que tematizan la desigualdad social, podemos decir que dentro de las

ciencias sociales de Argentina, se trata de un campo de producción de conocimiento

vivo y en disputa (Álvarez Leguizamón et al. 2016: 48).

Los estudios de la desigualdad social se inscriben dentro de los estudios de

estructura social, abarcando una variedad de dimensiones y enfoques referentes al tema.

En este sentido pudimos recuperar algunos de los puntos centrales del debate y de las

construcciones empíricas presentes en la actualidad.

Pudimos identificar las temáticas que están relacionadas, y que nutren los

diálogos disciplinares. Los principales clivajes en torno al estudio de las desigualdades

se desarrollan en torno al género, la etnia, el ingreso, la inserción ocupacional, la edad o

generación, las trayectorias ocupacionales, las trayectorias educativas y la segregación

geográfica.

Pudimos recuperar los puntos de partida y los diálogos del campo científico en

relación al desarrollo de investigaciones en el contexto actual.

64
Identificamos que el enfoque particular de la sociología tiene dos dispositivos

primordiales que son: la perspectiva relacional ligada al estudio de las clases sociales y

la perspectiva multidimensional sustentada en la incorporación de los procesos

culturales y simbólicos como parte inherente de los procesos económicos, sociales y

políticos.

A partir de esta toma de posición podemos recuperar algunas reflexiones

pertinentes sobre la temática esgrimida.

En principio, ninguna sociedad presenta estructuras completamente estáticas en

el tiempo por lo que se hace importante estudiar los aspectos dinámicos de la

desigualdad, ya sea a través de la movilidad social como de la movilidad inter e intra

generacional, lo cual puede ser abordado desde diversos enfoques empíricos.

Los estudios clásicos tienden a generar explicaciones de la desigualdad ligadas

al ingreso de los individuos. Desde la sociología se sostiene la dualidad explicativa

siendo, al mismo tiempo, también estructural.

Los autores que hemos visto a lo largo de esta tesina y los mecanismos que ellos

mencionan hacen hincapié en el carácter de los procesos a lo largo del tiempo y de las

condiciones cambiantes, dinámicas de esta situación.

Pudimos advertir que pocos estudios se centran en el carácter acumulativo de la

experiencia. Para este tipo de estudios resulta de gran importancia entonces incorporar

la perspectiva que pone especial atención a los procesos en relación al tiempo y al

espacio, en ese sentido se advierte que la perspectiva biográfica presenta grandes

ventajas para esta problematización.

Teniendo en cuenta que existe una vasta producción local y regional de la

temática es interesante que se les dé valor a estas producciones para evitar el

neocolonialismo desde la teoría científica.

65
A la luz de los estudios sobre estrategias familiares de reproducción, condiciones

de vida en la pobreza y trayectorias escolares y laborales pueden esgrimirse diálogos

disciplinares de gran potencial.

Es importante remarcar que cobra relevancia en la ciencia social una revisión de

la idea de Reygadas (2000)que plantea la falta de estudios sobre los mecanismos que

ayuden a mitigar la desigualdad. Se ha planteado que dichos mecanismos funcionan

simultáneamente con aquellos que la generan y reproducen.

Resulta interesante revalorizar a los agentes sociales de cara a aquellas formas

sociales que actúan en pos de la apertura e igualación, y en consecuencia, que se ahonde

en la generación de metodología para la comprensión de estos procesos mencionados.

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