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La historia del azúcar en Guatemala se remonta al siglo XVI. Según datos históricos,
fue Cristóbal Colón el que trajo las primeras plantas al nuevo continente. La caña
de azúcar es originaria del sureste de Asia y el registro más antiguo que la menciona
data del año 1000 antes de Cristo, en India.
El azúcar no tuvo apenas importancia hasta que los indios descubrieron métodos
para convertir el jugo de la caña de azúcar en cristales granulados que eran más
fáciles de almacenar y transportar.
En Guatemala se cultivó caña de azúcar desde el siglo XVI de forma artesanal y en
1587 ya había varios trapiches en el valle de Guatemala y el ayuntamiento de
Santiago promulgó las ordenanzas del gremio de los hacedores de azúcar.
El primer ingenio fue documentado en 1591. Durante siglos se cultivó y procesó de
manera artesanal la caña. Con el crecimiento e importancia de la Agroindustria,
empezaron los intentos de asociarse, el 19 de diciembre de 1937 se conformó el
“Consorcio Azucarero”, en esa época las exportaciones del edulcorante eran
apenas, cerca del 13% de la producción.
Uno de los hallazgos más relevantes tiene que ver con el empleo, que según el
estudio, por cada uno de los que generan los ingenios en sus plantas de producción,
se gestionan empleos adicionales en otros sectores de la economía.
La importancia de la producción de azúcar como promotor de empleo radica en que
los 11 ingenios del país demandan una gran cantidad de insumos a sectores
intensivos en mano de obra como el agrícola y los servicios.
Respecto al Producto Interno Bruto (PIB), por cada peso que los ingenios aportan,
se fomentará en la economía un efecto cuatro veces mayor, lo que significa que son
dinamizadores de la economía guatemalteca.
Cada quetzal que pagan por impuestos a la producción, se traduce en 10 veces más
impuestos pagados por las actividades del resto de la cadena; de esta manera, son
grandes generadores de recursos destinados a financiar inversión pública, como
educación y la salud.
Finalmente, una de las conclusiones revela que, la presencia de los ingenios en los
municipios y sus áreas de influencia hacen que estos tengan mejores ingresos, sean
más prósperos y que haya mejor calidad de vida.
En los municipios cañicultores, frente al resto del país, las necesidades básicas
insatisfechas de la población son menores, pese a que la inversión pública es baja.
Los ingenios generan alrededor de 77 mil empleos directos y 385 mil indirectos. De
esa suma, 35,000 empleos corresponden a cortadores de caña.
INGENIO LA UNIÓN
INGENIO MAGDALENA
INGENIO EL PILAR
INGENIO SANTA ANA
INGENIO TRINIDAD
INGENIO TULULA
INGENIO SANTA TERESA
Localización geográfica