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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA EDUCACIÓN UNIVERSITARIA


UNIVERSIDAD POLITÉCNICA TERRITORIAL DEL ESTADO ARAGUA
“FEDERICO BRITO FIGUEROA”
DEPARTAMENTO DE SERVICIO COMUNITARIO ESTUDIANTIL
MARACAY - ESTADO ARAGUA

Alumno:
Jesus Rivas 23791609
Este proceso nuevo en el que la sociedad mundial se encuentra actualmente
inmerso, ha traído consigo muchos cambios tanto a favor como en contra de la
sociedad; la globalización ha permitido que se reemplace la comunicación directa por la
virtual, ya que actualmente un gran porcentaje de las personas se conocen y establecen
una conversación desde algún aparato electrónico sin ver la necesidad de conocerse o
simplemente escuchar la voz.

A nivel familiar la globalización nos ha afectado en dos formas, como


anteriormente se expuso. En un buen sentido, la globalización nos ha permito
permanecer en constante contacto con nuestros allegados, asimismo, estar al tanto por
ejemplo, de la salud de un familiar, sin la necesidad de estar presencialmente; esto a su
vez tiene su contra pues ha hecho que las situaciones de conversación directas se
pierdan pues la necesidad de visitar a alguien cada vez más nula e innecesaria, a
excepción de situaciones, limites, graves o extremas. Asimismo, con la globalización se
ha perdido el sentido de una reunión familiar, ya que, en dicha situación muchos de los
miembros prefieren estar cerca de la vida cibernética, que del mundo real, pues este no
implica mostrar las verdaderas intenciones, es decir, afrontar de manera autónoma,
responsable, y madura las consecuencias y responsabilidades de los actos.

Con respeto al contexto tecnológico, es de suponer que seguirán evolucionando,


y con esto a su vez apareciendo nuevas formas de reemplazo al ser humano, en vista de
suponer que le harán la vida más fácil. En ese afán desaforado de hacer la vida más fácil
y sencilla, se llegará a un extremo de sedentarismo casi total, pues las personas cada vez
más serán reemplazadas por máquinas, los que a su vez implicaría elevar la tasa de
desempleo, pobreza, violencia y desigualdad.
Tomando en cuenta un poco de historia; a partir de los años 60 y 70 del siglo
pasado, una comunidad de expertos en informática y sistemas de redes,
autodenominados hackers, acordaron utilizar cooperativamente sus habilidades para
descubrir nuevas posibilidades tecnológicas. Este acuerdo hizo posible la evolución de
las computadoras y el trabajo colectivo en pro de lo que ellos denominaron el software
libre: programas informáticos que surgen gracias a la colaboración de diversas personas
y que permite a los usuarios copiar, modificar o distribuir su contenido sin tener que
pagar permisos de propiedad intelectual. En la medida que aumentó el intercambio
abierto, libre y gratuito de desarrollos tecnológicos fue consolidándose una subcultura
hacker basada en la apertura a la que se incorporaron conceptos como: innovación
cooperativa, construcción social de la tecnología o propiedad comunitaria. Las
tecnologías actuales se iniciaron en los años setenta del siglo pasado en el campo de la
informática. La informática estudia lo que los programas son capaces de hacer (teoría de
la computabilidad), de la eficiencia de los algoritmos que se emplean (complejidad y
algorítmica), de la organización y almacenamiento de datos (estructuras de datos, bases
de datos), de la comunicación entre programas, humanos y máquinas (interfaces de
usuario, lenguajes de programación, procesadores de lenguajes…), entre otras cosas.

La importancia de la informática en nuestros días se debe a que está presente en


nuestras vidas de forma habitual y de ella depende el avance de las nuevas tecnologías
en cualquier campo. El fruto más evidente de la informática en nuestra sociedad es
mantener a las personas informadas y actualizadas, a través de una mejor comunicación.
De esta forma, durante las últimas décadas el uso creciente de ordenadores para
funciones no relacionadas directamente con el cálculo científico ha introducido cambios
sustanciales en las aplicaciones de la informática. La utilización de los ordenadores se
ha ido extendiendo progresivamente hacia usos comerciales y gubernamentales y, en la
medida en que el 90% de la información que se requiere para el desarrollo de
actividades comerciales y gubernamentales se encuentra en soporte electrónico, el
tratamiento automático de la información ha ido adquiriendo una importancia
económica y política creciente. En este contexto, la precisión de los sistemas de
tratamiento automático de la información resulta crucial, puesto que la capacidad y la
rapidez de acceso automático a la información dependen justamente de la precisión de
dichos sistemas. Por ello, el tratamiento automático de la información constituye, en la
actualidad, una de las prioridades básicas de los programas de investigación y desarrollo
tanto nacionales como a nivel internacional.

Dada la importancia económica y política de la tecnología de la información, los


países más industrializados han realizado grandes inversiones, por un lado, para el
desarrollo de investigación básica y, por otro, para potenciar y acelerar su reutilización
en el desarrollo de tecnología y de aplicaciones comerciales.

Actualmente ninguna empresa puede funcionar sin informática, es a través de


ella, todo se resuelve con mayor facilidad. El mundo está informatizado. La informática
tal vez sea el área que más influenció en el devenir de la humanidad en el último cuarto
del S.XX. Si hoy vivimos en la Era de la Información, esto se debe al avance
tecnológico en la transmisión de datos y a las nuevas facilidades de comunicación,
ambos impensables sin la evolución de computadoras y dispositivos. Existe informática
en casi todo que hacemos y en casi todos los productos que consumimos. Es muy difícil
pensar en cambios, transformaciones e innovaciones en finanzas, empresas o en la
educación, sin que en alguna parte del proceso la informática no esté vinculada.

Al pasar de los años, se ha entendido que las comunicaciones y la computación


son el motor de la globalización, debido a que, los avances de la computación y los
elementos electrónicos utilizados para las comunicaciones han sido admirables en el
campo de la economía global. En la actualidad existen institutos como el Electrónica,
Tecnología e información (ETI) y las Tecnología de Información y Telecomunicaciones
(TIC), han llegado a ser parte fundamental de la globalización, a pesar de que estas no
solo dieron su origen si no también fueron la base del conocimiento y de la sociedad.
Pero también es cierto que con este auge de crecimientos tecnológicos, ha llamado la
atención de muchos dirigentes de países lo que ha dado hincapiés a la búsqueda de la
soberanía tecnológica.

El concepto de soberanía se ha relativizado en el mundo debido a la


globalización y a la cooperación internacional. Un nuevo concepto emerge asociado a la
capacidad de maniobra política, social y económica de un Estado, tanto a nivel externo
como interno. Esta nueva acepción permite hablar de soberanía tecnológica, entendida
como el desarrollo y control de las tecnologías que responden a las exigencias actuales
de la seguridad, a los desafíos medioambientales, sanitarios y migratorios.
El término de soberanía tecnológica para algunas naciones puede entenderse
como la posibilidad de construir a nivel local de decisiones autogestión sobre temas
tecnológicos, pero es evidente que, para ello se requiere capacitación de personal,
proyectos de innovaciones tecnológicas y de ser posible apoyo de aquellas naciones que
ya tienen independencia o soberanía tecnológica.

Investigadores como la profesora María Vázquez (2010) dice claramente al


respecto en la revista Saberes (Julio – Agosto, Año 4, Número 42) que vivimos en un
mundo en el que la globalización y la cooperación internacional han dado un nuevo
sentido al concepto de soberanía, concepto que de esta forma se ha relativizado. Existen
otros autores más atrevidos, como Richard Haass (2006) el cual enfatizan que: “La
soberanía morirá víctima del tráfico de personas, ideas, 'gases invernadero’, mercancías,
euros, drogas, virus y correos electrónicos.” (p.56). No es un secreto que los avances
tecnológicos son un arma de doble filo y dependen de la conciencia de cada persona y
de cada nación en utilizar estos avances en pro de la sociedad.

En un mundo en evolución cada vez más rápida, es preciso superar el nivel de


desarrollo de la investigación científica, de la política industrial o del liberalismo
absoluto, y tomar conciencia de que los desafíos son culturales y sociales sin embargo,
hablar de soberanía tecnológica desconcierta. La realidad es que el concepto moderno
de soberanía, que se remonta al siglo XVI, está sometido a enormes presiones para
evolucionar merced al proceso de globalización y a las nuevas necesidades de articular
servicios para amplios sectores de la población mundial.

Países como Venezuela se está sumando y tienen como meta la soberanía


tecnológica, para ello han creado políticas y decretos que enfatizan y van en búsqueda
de esa liberación y creación tecnológica. Hoy día, el desarrollo tecnológico es una
realidad en el país, vinculado a un elemento importante que se beneficia, participa y
apropia de los conocimientos: el pueblo. La política de Estado en materia tecnológica
está estrechamente ligada al Poder Popular, y a la necesidad de dar acceso a
oportunidades que en otras épocas estaban disponibles para un grupo reducido. Los
países con miras de desarrollo o soberanía tecnológica debe tener sus infraestructuras de
investigación, de desarrollo, que generen esos productos que está requiriendo nuestra
sociedad, el enfoque que le desde el Gobierno, por supuesto, es generar la tecnología
que la gente requiere y no lo que se necesita para la comercialización.

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