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La Genética Criminal, es el estudio que relaciona las aberraciones o

malformaciones cromosomáticas o cariotípicas con la delincuencia. A


partir del descubrimiento del ADN y de la diferenciación entre
cromosomas masculinos y femeninos, la Genética toma un nuevo
impulso, encontrándose sujetos que tienen más o menos cromosomas
que los demás con resultados físicos y mentales notables.
Cada célula contiene en su núcleo un número fijo de cromosomas y
cada uno de éstos está compuesto de unidades hereditarias llamadas
Genes. Los genes que componen cada cromosoma son miles de
unidades las cuales pueden realizar 5 millones de combinaciones
posibles en los genes, que se combinan como cartas de baraja, están
los planos de la construcción del nuevo individuo, su sexo, el color de
los ojos, del pelo, el grupo sanguíneo, el factor RH y quizá su
predisposición a delinquir.
La dotación biológica de los seres humanos está contenida dentro de
cada célula donde existen 46 cromosomas, donde 44 son llamados
autosomas y los otros dos pertenecen al sexo y son llamadas
gonosomas o cromosomas sexuales. En el hombre gonosoma es
masculino (Y) y otro femenino (X), en la mujer los dos son femeninos
(XX). El Gonosoma masculino es dominante, es decir X mas Y igual a
hombre, X mas X igual a mujer.
Toda célula debe tener, normalmente, dos cromosomas sexuales o
gonosomas: XX para la mujer y XY para el hombre. Los últimos avances
biológicos en el examen de la criminalidad nos llevan al estudio de las
aberraciones cromosómicas, es decir a las malformaciones cariotipicas
por exceso de cromosomas o por defecto de cromosomas, las cuales
son llamadas Anomalías Cromosómicas sexuales numéricas, las cuales
se presentan en la siguiente tabla:
Por defecto: Aberración Características. Síndrome de Turner XO,
Monosomia de los cromosomas El YO no se ha encontrado y parece
ser letal. Presenta genitales externos de tipo femenino, corta estatura,
cuello corto y escurrido hacia los hombros, implantación baja de las
orejas, pecho ancho, manos subdesarrolladas y pezones muy
separados, útero pequeño y ovarios substituidos por haces fibrosos. Se
da un caso por cada 5000 hembras.
Por exceso Klinefelter Trisomia de los cromosomas sexuales: En la
mujer XXX XXXX XXXXX En el hombre: XXY XXXY XXXXY XXYY
XXXYY Se han encontrado también XYYY En XSXY circunferencia
torácica disminuida, caderas anchas, atrofia testicular, escaso vello en
el cuerpo, piernas muy largas, los demás órganos sexuales normales.
Su cociente intelectual promedio es de 83.9. Aunque pueden tener
relaciones sexuales son estériles. En XXXY, los síntomas anteriores se
agravan, principalmente en disminución de inteligencia, pues dan un
promedio de cociente intelectual de 52.2 En XXXXY, la inteligencia en
estos sujetos alcanza apenas un promedio de 35.2 de cociente. En XYY
no da muchas características físicas especiales. Del súper macho Es el
síndrome del doble Y. XYY
En un estudio encontraron que la única característica es la de una
estatura de más de 1.80 y en lo demás aparentan ser físicamente
normales. Se propone que el exceso de cromosomas puede originar
una predisposición a los trastornos de conducta, pues el sujeto afectado
posee un terreno especial que lo hace más sensible que el resto de las
personas, ante estímulos criminógenos ambientales.
Parece existir una correlación positiva de la existencia de una doble YY
a la agresividad, siendo ésta una característica más masculina que
femenina. Aunque el numero de delincuentes con este problema es muy
bajo (2.5% para Klinefelter y 2.8 para XYY), es indudable que los
estudios de genéticos han dado nuevos y valiosos elementos para la
comprensión del fenómeno antisocial.
A partir de los descubrimientos de Mendel sobre la transmisión de las
características hereditarias comenzó el descubrimiento de la genética,
y todos los avances en el área llamaron la atención de los criminólogos,
los cuales buscaron desde luego las posibilidades de que cierta
disposición hacia el crimen pudiera ser adquirida por dotación biológica,
es decir por herencia. Los primeros descubrimientos fueron en enfermos
mentales, encontrado la gran incidencia de parentesco consanguíneo
entre los anormales. Actualmente no se puede afirmar que la existencia
de una tara hereditaria es explicativa de la génesis del delito, dado que
no es la enfermedad o la criminalidad lo que se hereda, sino la
predisposición.
La aportación importante de las corrientes que buscan en la herencia la
causa criminal es que en el momento actual nos obliga a estudiar cuáles
son los factores hereditarios y cómo influyen en la conducta criminal.
La relación entre herencia y criminalidad se han estudiado bajo tres
métodos distintos: 1.- el análisis de la genealogía del delincuente 2.- la
genealogía estadística 3.- la investigación de los gemelos. Pensando en
la herencia criminal, varios investigadores han orientado sus esfuerzos
al estudio de familias criminales, realizando una verdadera genealogía
criminal, encontrando concordancias notables, y demostrando que
existen familias célebres en la que la mayoría de los componentes son
criminales.
Algunos estudios de genética proponen la existencia de un cromosoma
extra al cual se le atribuye la conducta criminal, el cromosoma 47 (XXY,
o XYY).
En 1961, según Glasser, se tuvo la primera noticia sobre su existencia.
Se halló un cromosoma Y extra en un sujeto, llegando a relacionarse su
conducta delictiva con la presencia del mismo. En 1968, durante la
defensa de un caso de asesinato en París, se alegó la inocencia del
encausado por demencia, por tener el triplete cromosómico XYY, por lo
que un panel de expertos recomendó al tribunal la reducción de la
sentencia. López Saiz y Codon, desde el punto de vista psiquiátrico, el
estudio de la herencia ha conseguido algunos resultados con las
investigaciones de los caracteres psicológicos normales y patológicos
heredados en el caso de los gemelos univitelino, y los métodos
estadísticos puestos en marcha de manera científica en grupos
extensos de sujetos antisociales. Existen estudios genéticos en las
familias criminales que se basan en la elaboración de árboles
genealógicos, que permite conocer lo que ha ocurrido a través del
tiempo a la descendencia de un individuo determinado. Se afirma que
los estudios genéticos sobre familias criminales se remontan al siglo
XIX. Uno de ellos, referido por Dugdale, en 1877, el cual se refiere a un
sujeto de nombre Juke, alcohólico, residente en Nueva York, quien se
dice tuvo 709 descendientes, entre ellos 202 prostitutas y mantenidos,
77 delincuentes y 142 vagabundos. Estabrook amplió las
investigaciones, hasta localizar 3,00 descendientes, de los cuales la
mitad son deficientes mentales, y un tercio vagos, mendigos, prostitutas
y delincuentes. Hjurwitz hace ver como el número de delincuentes va
decreciendo con el tiempo. Otros ejemplos son los de las familias Zero,
Victoria, Marcus y Kallikak, esta última investigada por Goddard, quien
encuentra dos ramas, una “buena” y otra “mala”, ya que el iniciador tuvo
dos mujeres, una normal y una deficiente mental, siendo la familia
“normal” y la otra “antisocial”. Sin embargo, los sociologistas proponen
que esto es producido por el aprendizaje derivado de la convivencia,
pues era lógico que los hijos de los criminales siguieran el ejemplo de
los padres. La crítica más generalizada para estas investigaciones es
que la obtención de métodos no es totalmente confiable, pues el
diagnóstico de debilidad mental o la calificación de vagos o prostitutas
se hace con base en referencias generalmente verbales. La estadística
familiar. Para vencer las dificultades anteriores, varios investigadores se
preocuparon por usar la estadística y buscar datos más directos, así
como formas de comparación o control. Goring (1919) y Lund (1918)
coinciden en sus estudios al encontrar que la proporción de
delincuentes condenados a prisión por delitos graves, es mayor entre
aquellos en los que ambos padres fueron delincuente, que entre
aquellos en los que un solo padre fue condenado, y estos últimos son
más que aquellos sin padres con antecedentes criminales Bernhard
(Rudolf, 1930), efectuó un estudio sobre criminales dividiendo en dos
grupos: a) Aquellos cuyos padres no eran criminales, pero los abuelos
y otros ascendientes si. b) Aquellos sin parientes criminales. El
resultado fue, que en el grupo “a” la proporción de hermanos
delincuentes es el doble que en el grupo “b”, a pesar de que ambos
ambientes fueron considerados “no criminógenos” Una de las más
antiguas estadísticas sobre la herencia criminal fue suministrada por
Marro, quien estudió los progenitores vivos de 500 delincuentes,
comparándolos con 500 no delincuentes, después de un análisis
estadístico encontró el factor alcoholismo en un 40% de ellos y taras
mentales en más de un 42% en los progenitores y colaterales de los
delincuentes, frente a un 16% de casos de alcoholismo en los
progenitores de los no delincuentes y un 13% de taras en sus
progenitores y colaterales. Sobre el valor de estos estudios se afirma
que efectivamente, desde el punto de vista psiquiátrico el alcoholismo
puede estar correlacionado con cuestiones hereditarias que llegan a los
descendientes agrandados. Dicha idea es rechazada por otros
científicos para quienes el valor hereditario y la descendencia en los
alcohólicos no pueden ser consideradas aisladamente sin tomar en
cuenta otros elementos del medio y elementos de tipo afectivo.

1. En cuanto al factor de la herencia

Han sido numerosos los estudios que han tratado de buscar al delito y
a la criminalidad una explicación genética de carácter hereditario. No
porque se considere que los actos criminales de los antepasados
puedan ser transmitidos hereditariamente, pero sí que son susceptibles
de transmisión las tendencias que los originan, como podría ser la
agresividad, la excitabilidad, la violencia etc. Para fundamentar sus
tesis, los seguidores de esta tendencia se han fundamentado en tres
tipos básicos de estudios: los genealógicos, los estadísticos y los
biológicos. Nos gustaría detenernos en cada uno de estos estudios,
pero la extensión de este artículo no nos lo permite, por ello, haremos
referencia al más interesante y el más reciente, que es el estudio que
se refiere al factor de tipo biológico relacionado con el cariotipo, esto es
el conjunto de cromosomas de un individuo.

En los estudios cromosomáticos, los investigadores han orientado sus


trabajos en el sentido de buscar si la criminalidad de halla ligada a algún
tipo de malformación genética, dado que los genes contenidos en los
cromosomas celulares son los encargados de la trasmisión de los
rasgos hereditarios. Se ha observado que la falta de un cromosoma, o
bien la presencia de un cromosoma suplementario o anómalo se
traduce en un desequilibrio orgánico que comporta consecuencias
distorsionadoras en su desarrollo.

Este es el caso el denominado síndrome del cromosoma "Y


supernumerario” descubierto por Jacobs (Nature, 1965), apoyándose
en un estudio anterior de Court Brown (1962). Jacobs hizo un estudio,
usando 197 pacientes de comportamiento peligroso, que se hallaban
recluidos en el State Hospital de Lanarkshire (Escocia), encontrando 7
varones con un cromosoma XYY. Un varón normal tiene un sexo
cromosómico XY, donde la X corresponde a la mitad de la cromatina de
la célula materna y la Y a la mitad de la cromatina paterna. Pero en
ciertas ocasiones y sin saber por qué razón, no se produce la
disyunción, añadiéndose toda la cromatina sexual paterna YY, sin que
ésta se haya dividido en dos mitades durante la fase de meiosis celular.
Los investigadores del tema comenzaron a encontrar un elevado
número de varones XYY entre los reclusos de penales y de los
manicomios; la mayoría eran violentos, agresivos, peligrosos, de
conducta criminal, o nada más que deficientes mentales.

2. En cuanto al factor de la endocrinología

Estos estudios han tratado de reconducir el comportamiento humano


general y, el criminal en particular, a procesos hormonales, de tal forma
que cuando aparecen determinadas disfunciones por la alteración en el
ritmo de la secreción ya sea por defecto –hiposecreción- o por exceso
–hipersecreción- se pueden producir cambios temperamentales debido
a la conexión que existe entre el sistema hormonal y el sistema
neurovegetativo, responsables de la vida instintivo-afectiva.

Las investigaciones más interesantes en este ámbito de la


endocrinología se hicieron con dos glándulas en concreto: la tiroides y
las gónadas o glándulas sexuales. La tiroides, por cuanto segrega la
hormona tiroxina (acelerador biológico) que activa o estimula los
diferentes sistemas (nervioso, circulatorio, respiratorio, etc.) de ahí que
cuando surgen disfunciones de esta glándula, como el hipertiroidismo
se produzcan cambios físicos y psíquicos: taquicardia, pérdida de peso,
excitación, agresividad. Las glándulas sexuales, por cuanto son las
responsables de la elaboración de una serie de hormonas, en concreto
en el hombre la testosterona -acelerador biológico- con efectos
estimulantes, y en la mujer la progesterona, de efectos tranquilizantes.

En los últimos años, en el marco de la delincuencia agresiva y sexual


se han desarrollado exploraciones científicas sobre la relación en los
niveles de testosterona y el comportamiento criminal masculino, ya que
en unos estudios realizados en EE.UU. se ha comprobado que los
reclusos violentos y los delincuentes sexuales muestran unos niveles
de testosterona más altos que el resto de los presos, así como del
correspondiente grupo de control.

Sobre estas bases se pretendió establecer relaciones directas entre las


agresiones violentas y la testosterona en cifras elevadas. Estas
investigaciones sirvieron también para justificar unos datos que habían
llamado la atención y eran difíciles de explicar sobre bases biológicas o
antropológicas: los bajos porcentajes de criminalidad que presentaban
las mujeres en relación con los hombres.

Estos estudios pudieron recibir un impulso valioso con el Proyecto


Genoma de hace varios años, que causó furor por identificar genes
relacionados con todo tipo de alteraciones físicas y psicológicas en el
individuo.

3. En cuanto al factor la biotipología

Se conocen como técnicas somatotípicas aquellas mediante las cuales


se trata de establecer correlaciones entre las características físicas de
los individuos y los tipos psíquicos o los rasgos psicológicos. En los
estudios realizados se han planteados dos cuestiones fundamentales:

Si entre los criminales predomina algún biotipo concreto.

Si existe o no correspondencia entre cada uno de tales tipos y las


variedades de comportamiento antisocial.

Ambas cuestiones se han planteado sobre todo en torno a dos


clasificaciones biotipológicas concretas, como son las formuladas por
KRETSCHMER y SHELDON.
ERNEST KRETSCHMER, psiquiatra alemán trató de comprobar si
había relación entre enfermedad mental y estructura corporal. Concluyó
afirmando la existencia de tres biotipos fundamentales: pícnicos,
leptosomáticos y atléticos, a los que correspondían, respectivamente,
otros tantos temperamentos: ciclotímico, esquizotímico e ixotímico. Por
su parte SHELDOM, confeccionó su biotipología, estableciendo unos
tipos paralelos a los de Kretschmer. Los biotipos que estableció se
denominan: endomorfo, mesomorfo y ectomorfo a los que
corresponderían los temperamentos: viscerotónico, somatotónico y
cerebrotónico.

SHELDOM, utilizando datos que proporciona la embriología, elaboró


una serie de rasgos corporales para relacionar las características
psíquicas o temperamentales. Se basa en que en el embrión humano
aparecen tres capas (endodermo, mesodermo y ectodermo) de las que
se van derivando los tejidos correspondientes -visceral, muscular y
nervioso- dando lugar a los tres tipos de sujetos referenciados. Los
endomorfos, serían aquellos que tienen más desarrollada la primera
capa -endodermo- (tejidos viscerales) que evidencian una estructura
corporal débil, con tendencia a la gordura y a las formas redondeadas.
Los rasgos temperamentales específicos muestran un carácter amable,
extrovertido, sociable, cómodo. Los mesomorfos, serían aquellos que
tienen más desarrollada la segunda capa –mesodermo- (tejido óseo y
muscular). Personas fuertes y resistentes. Su tipo psíquico es agresivo,
enérgico, osado, valiente, inestable y ambicioso. Los ectomorfos, serían
aquellos con la tercera capa -ectodermo- más desarrollada (tejido
nervioso). Son personas de cuerpo alargado, con extremidades
delgadas y finas. Su tipo psíquico es introvertido, hipersensible,
intelectual, desordenado, y con tendencia a la depresión. Sheldom llegó
a la conclusión de que en el grupo del tipo mesomórfico hay un
predominio de criminales debido a su gran musculatura y temperamento
agresivo; presentando cierta tendencia a verse involucrados en delitos
pasionales.

EL ADN

Todas las especies de organismos tienen su origen en un proceso de


evolución biológica. Durante este proceso van surgiendo nuevos
cambios a causa de una serie de procesos naturales. Para entender lo
referente a los factores endógenos, es necesario describir algunos
conceptos operacionales que servirán para el manejo del tema.

La Anatomía es el estudio de la forma y la estructura de los seres vivos.


La Fisiología es el estudio de cada uno de los órganos de los seres
vivos, así como el estudio de sus funciones pero en conjunto, es el
estudio de los procesos físicos y químicos que tienen lugar en los
organismos vivos durante la realización de sus funciones necesarias
para la vida.

La ciencia está descubriendo una de las realidades más sorprendentes


de la herencia. Ésta ayuda a explicar los factores endógenos de la
antisocialidad. La ciencia tiene un entendimiento más claro del
mecanismo, que es tan preciso, que cumple continuamente con una
serie de cambios. Esto tiene que ver con la sustancia llamada ADN, que
son las siglas al nombre de ácido desoxirribonucleico. Cada ser vivo
posee un código genético propio. Este código contiene todas las
informaciones indispensables para el desarrollo de nuestro organismo;
y claro, lo que determina nuestra tendencia hacia la antisocialidad. El
ADN es el portador de la clave de la herencia.

Según Lombroso, puede existir en determinadas personas que debido


a rasgos hereditarios o genéticos, hay un desarrollo direccional hacia la
criminalidad. Este desarrollo direccional puede disminuirse o
aumentarse mediante la acción tanto de circunstancias internas como
externas. Pero no todo el desarrollo se deriva de la herencia o se
predestina por el ADN, los individuos están expuestos a diversas
influencias externas e internas; algunas experiencias tienen mayor
impacto que otras, si el entorno se cambia, ellos cambian.

DELITO Y HERENCIA

Las características criminales o antisociales parten del estudio de los


elementos de la predisposición antisocial: el sexo, la edad, los daños
cerebrales, etc. El estudio de estos elementos permite conocer la
predisposición antisocial individual, a la que hay que agregar el estudio
de las condiciones ambientales como la familia, la situación económica,
trabajo, grupos sociales, etc. Todo esto pretende explicar el cómo un
ser humano se convierte en antisocial. Los estudios de la herencia
tienen conclusión en el área crimino-biológica.

También es importante saber la influencia de las emociones y los vicios


de la madre sobre el bebé. Los Médicos, Psicólogos y Criminólogos
desarrollistas saben que el ambiente prenatal afecta profundamente al
feto. La placenta lo une con la madre, permite que pasen los alimentos
y a través de ella se expulsan los desechos; sin embargo, no puede
impedir el paso de todas las sustancias nocivas, de modo que la
embarazada deberá seguir una dieta sana y no tomar drogas (entre
ellas, el alcohol y el cigarro), evitar en lo posible las enfermedades
contagiosas y los ambientes que causan estrés. Esto tendrá
consecuencias de estrés fetal, causando un desorden psicobiológico;
por ejemplo, podemos ver como hay niños que nacen con alcoholismo
fetal.

Por otro lado, se define a los enfermos mentales con tendencia a las
conductas antisociales a los que desde muy pequeños presentan cierto
defecto mental permanente unido a una fuerte tendencia al vicio o al
acto antisocial. A continuación, en base a la reunión de diversos
estudios sobre la Genética Criminal recopilados por la Dra. Angie
Vázquez, se transcriben los de mayor importancia y relación en el tema
de los factores endógenos de la criminalidad, aclarando que este trabajo
no pretende llegar a la totalidad de factores ni profundizar en el tema,
pues ocuparía demasiadas hojas, y solo se muestra una aproximación:
(10) y (11)

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