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180

Antes de comer

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PERA
PIDAN EL DELICIOSO LICOR TÓNICO, ESTO.\LACAL

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AVENIDA DE MAYO 1061 - Buenos Aires

LA MUJER Y DOIM QUIJOTB

Administración: MEJICO 998 — Precios de la Suscripción de "LA MUJER"
CAPITAL INTERIOR
Trimestre 2.50 Trimestre 3.-
— Semestre » b.-
Semestre 5.
IL-
. .

Ano »
Año . . .
Número suelto . . , . > 0.25
Número suelto O/JO Número atrasado » 0.40
Krüger — Juega con las negras,
dá jaque á la Reina
y mate á las tres jugadas.
 ALBUM REVISTA «LA MUJER

WILLL\MS
(a) EL SECRETARIO
Si veis al pie de avisos oficiales
Con que suple El Pais sus materiales
Y sus gastos crecidos,
Ese alias indicado,
No preguntéis e! nombre
De quién es él, que el nombre reservado
Lo lleva nuestro hombre.
Nació con brava estrella,
Como pudo nacer cualquier otario,
Pues que, debido á ella.
Ha sido y es dos veces Secretario.
La primera, al decir de muchas gentes
Un tanto maldicientes.
Hizo del municipio
Una barbaridad desde el principio.
Y en la segunda
Si el desacierto abunda,
No ha de pararse en necias nimiedades
Convirtiéndolo... en dos barbaridades.
Allá por la Intendencia
Dicen los empleados, con prudencia
Y en voz bastante baja.
Que el hombre no baraja
Con toda habilidad,
Y debe ser así,
Y debe ser verdad
Lo que se murmuraba
Cuando el mismo Bulrí,
Con marcada ansiedad
Mirando sus polainas, exclama'^a:
—Yo no sé, «no comprendo, no transijo»,
Cual dice el negro Juan, de Camprodon,
^Cómo? ¿Por qué?... ¿Ni á qué fue el amacijo
De esa nueva elección?
¿Es hombre ducho en la materia edil?
¿Sabe el hombre siquiera
7^0 que saber debiera
Un pobre zascandil?
Todo me lo deshace y embarulla,

Y yo que no soy ducho.

Que no preciso mucho
Para andar como grulla,
Me encuentro abatatado,
Estoy aturrullado.
Estoy tan aturdido,
Cohortado y molido,
¡
A}' Dios! que si no fuera
Porque íl mí la Intendencia
Me da un corte bestial de prominencia
Con que nunca soñara.
Ni en mi vida creyera.
De fijo renunciara.
Antes de que dijera
Cielos, la Capital:
\l\ y Hulliiche son tal para cual.

I.KAKAR.

L.Mbaila mirando
al termómetro:
— ¡Pucha!
¡Cuarenta grados en un día!
Mas grados que los que yo di por lo del Par-
qus ¿1 mis oficiales.
Bulrrich mirando el termómetro:
—¡Cuarenta grados á la sombra! Yo me
eclipso de Buenos Aires, dirijirc la Inten-
dencia desde mi quinta del Tigre, y i\ los
pobres que los parta un rayo.
Cao mirando el termómetro:
— ¡Caramba! ¡Caramba! Cuarenta grados á
la sombra! Si sube el calor diez grados
mas, me veré en la triste necesidad de
bañarme.
 ALBUM -REVISTA «LA MUJER.

ENSALADA Á LA MINUTA gos y el General; en la gro-

tesca figuia que está hacien-
do el doctor Rosa (a) Melón,
con el nuevo déficit en el Pre-
Ayer nos preguntaba un supuesto, sancionado
amigo: y pro-
mulgado; en las próximas car-
—Por supuesto que darán us- nestolendas y en todo lo que
tedes en el próximo número
se preste á dar rienda suelta
todos esos cuadros horripilan-
al buen humor y á la risa
de asñxiados ambulantes v
tes
Lo demás
de montones de muertos allá en la
Cha-
Phs. Y
á propósito del Pre-
carita? supuesto, se dice, y como dicen se lo
—Pues se equivoca usted de medio á cuento, que días pasados el ministro
Afelón
medio porque La Mujer no piensa se dirigió á una oñcina allacito
ni
c] Congreso
quiere publicar cosas semejantes aobjeto de pedir informes v en la que
sos-
dignas de otras publicaciones, como
muv tuvo la siguiente interlocución:
< arros de Chacaritas, que bus- —¿Y el gefe?
can por esos medios atraerse la cu- —Está tomando baños.
riosidad pública, como sucedió —¿Y el segundo geíe?
con —Se ha ido á la estancia de su tío
el fusilamiento del desgraciado
Ciia-
nes. —¿y el oficial primero?
—i Quiere usted nada más repu^-- —Está de vacaciones.
nante! ^ ^ —¿Y los escribientes?
- Pero, hombre, la novedad!... —El uno no sale de su casa desde
-La novedad se encuentra en las cosas que nos amenazó la bubónica.
alegres que para lamentaciones —¿1 el otro?
nos basta —El otro teme á
y nos sobra con las que el público lanza insolarse y se lo pasa
contra el señor Intendente tomando baños de lluvia
y sus afines —Y^ usted, ¿quién es?
los seiiores del Concejo. Y
p'or otra par- —¿Yo? El ordenanza que los represento á
te quédese para esas
publicaciones el ser todos por si hay algo que hacer.
repQvtevs de la Chacarita.
La Muíer busca su nota en -Luego, ¿usted podría hacer el trabajo
^
(letodos?
las risueñas idas
y venidas de --Casi casi.
los hombres políticos; de los Corte, señor Ministro, corte
que andan en reelección pa- aunque sean parientes del
ra el nuevo Congreso de las ; mismito Banco de la Nación
idas y venidas de Pellagrin-
Argentina.

Marmitón.

AÑO NUEVO
Es elque, con el número pa- haberlo dicho,
sado, empezó La Mujer. muchos de los
lectores de La Mujer han
No lo dije?
¿Por qué? dido la deferencia de man-
te-
Hubiese sido propio del título darnos sus felicitaciones.
de esta Revista no ocuparse de
esas cosas.
Hay cntónces que hacer pú-
¿A qué mujer le
.
blica manifestación de aírra-
agrada decir que tiene un año decimiento á esos espontá-
mas ?

Pei'o la
neos y cariñosos recuer-
, verdad es que dos, y la hago: Muchas
SI no ,

hé dicho ha sido por olvi^

lo
gracias, y tengan la perfecta
deslizan con tanta convic-
í^'cwf^I^"^^ ción de que La Mujer seguirá
m^clc ^ prosperidad los días, los pros-
perando sin necesidad de pic-nic^
^ y aunque le pese á Pellicer v protes-
VV "^i^eva cuenta de
nada diría si no
ello.
ten todos los Mochos de Carros
\ Cha-
fuera que, sin
caritas.
 ALBUM-REVISTA «LA MUJER»
LAS BRASILERAS
Yo no sé poi que siendo el Brasil una
de las naciones más importantes de Amé-
rica, América ha de saber tan pocas co-
sas del Brasil.
Sábese que produce café; que hay ta-
baco en Bahía; que hay azúcar; que hay
frutas tropicales y que hay ñebre ama-
rilla; con esto ya creen estar al corriente
de los pormenores y particulares de este
país encantador, atrayente y meigo, por-
que la verdad es que le embruja á uno
hasta no querer abandonarlo.
Pues en el Brasil hay algo mas; mucho
mas; muchísimo mas que los productos
vegetales; hay mujeres muy instruidas (y
no hablo de los hombres porque no quiero
trastrueque de sexos en el artículo pre-
sente);hay escritoras eminentes; hay poe-
encantadoras; hay
tisas dulces, inspiradas,
señoras que ejercen profesiones de médi-
co, abogado, dentista, etc., y, en fin, hay,
sobre todo un carácter amable y cariñoso
ue hace de la brasilera una mujer llena
e sociales encantos.
Me cupo la honra de tratar á la escri-
tora de mas altos vuelos; novelista ilus-
tre y cuentista seductora: A Julia López
de Almeida, cuyo retrato acompaño para
que La Mujer se honre publicándolo.
Julia López de Almeida .es una inteli-
gencia delicada, como su espíritu; es dul-
ce porque robó á la piña y á la caña de
su patria el jugo sacarino que destilan sus
frases y sus ojos; es un talento cultivado;
es una escritora correcta y una narrado-
ra entretenida y una noveladora inspi-
rada.
Al propio tiempo que siente pasión por
la literatura y escribiendo goza, dice élla,
en lo cual forma conmigo uno de los más
visibles contrastes y eso que á la vista
somos un contraste viviente; cuida de sus
hijos con amor infinito y seguramente los
conceptúa sus mejores obras. Tiene tres
y no le pesa ninguno, pues aunaue se in-
clina suavemente al modernismo femeni-
no, está circundada por las bellezas del
hogar y por la exceisitud de la madre.
Ju ia López de Almeida ha heredado de
su padre el talento como lo heredaron sus
hermanas; la mayor de ella, Adelina Ló-
pez de Vieira, es, según me dicen, gran
poetisa y ambas colaboraron en una edi-
ción de cuentos infatiles que han sido de-
clarados de texto.
Tiene publicadas, también, Julia López
y agotadas las ediciones de otros libros de
cuentos: Tragos é Illumimiras, A Familia
Mndeiros, A viuda Simoes y el Libro das-
Noivas, además de muchos artículos suel-
tos para ios periódicos.
Ahora conserva inéditos dos ó tres vo-
lúmenes, porque, dice y tiene mucha razón,
que ni una línea escribe de valde; eso le
hace esperar un editor que encontrara,
seguramente, porque sus obra^ son aquí
muy leídas y su nombre grande.
Al enviar el retrato de esta ilustre bra-
silera, reputada como la mejor prosista
del país, para que honre con él sus colum-
nas La .Mujer, no lo hago tanto por
complacerla, pues élla no sabe si su efigie
va á Buenos Aires ó se queda en mi á -
bum, como por estar segura que hago un
favor á los lectores de ese ilustrado sema-
nario dándoles á conocer á tan distinguida
literata.
Me
lamentaba al comenzar estas líneas
de que no se conociese mas el Brasil»
sobre todo en el Plata, estando tan cerca.
Conocen en Buenos Aires y Montevideo
la literatura francesa y un poco la italia-
na. ¿Por qué no conocen la brasilera? ¿Por
el idioma? No puede ser mas que por
esto, cosa que no me explico. El portu-
^i\és es una lengua dulce, acariciadora y
muy comprensible para los que hablaa
castellano, por lo tanto, el motivo es la
desidia, que no debe existir, sobre todo-
entre vecinos que han de vivir estrechán-
dose de todos modos y por varios motivos.
Para que dos pueblos sean amigos no
bastan las vi>itas cortesanas, ni los feste-
jos, que desaparecen en los países repu-
blicanos al desaparecer las personalidades
que los recibieron en nombre de sus res-
pectivas naciones, pues en cierta c ase de
agasajos entra por mucho la simpatía per-
sonal, el carácter y la condición del re-
presentante.
Para que dos pueblos sean amigos hay
necesidad de abrir comercio intelectual;
comunidad de ideas, conocimiento de la
literatura, las ciencias, las arle?, la vida
íntima, con visitas periódicas; todo, en fin,
lo que estrecha lazos y compenetra aspi-
raciones.
Yo nunca me alegraré bastante de haber
venido á este Brasil hermoso, en donde
la cultura es ambiente y la hospitalidad
religión y la caballerosidad doctrina por
todos estudiada y aprendida.
EVA CANEL.
Enero 17, 1900.- Río Janeiro,
 ALBUAÍ REVISTA
- « LA MUJER »

CABALLERIA RUSTICANA guían hablarle del asunto que A la Corte

Cuando reinaba en España don Alfon-
so XII, llegó á Madrid una comisión de
los mayores contribuyentes de un pueble-
cito situado en una apartada región, con
»el objeto de gestionar cerca del gobierno,
la construcción de una carretera, que
pusiera al pueblo en comunicación con
•el ferrocarril inmediato.
Componían la comisión, el alcalde del
lugar como presidente de ella y los dos
vecinos más ricos del pueblo.
Llegaron á Madrid vestidos con los pin-
torescos trajes que lucían en su aldea los
días de tiesta y envueltos en sus inmen-
les había llevado, pues como buenos cam-
pesinos siempre tenían presente la máxima:
d Dios rogando y con el mazo dando.
Con esta resolución se dirigieron á pala-
cio y en la intendenci^i del mismo, pusie-
ron de manifiesto su deseo de ser recibi-
dos en audiencia por el sober ino.
El conde de X, secretario particular de
su magestad, se hizo cargo de aquellos lu-
gareños R. tomó nota de su pretención, se-
ñalándoles día y hora para la audiencia. Al
despedirse, le preguntó el alcalde, que era
el más decidido de los tres: — Y diga usted
señor, ¿estamos bien vestidos así para ver
al rey?— A lo que el conde respondió se-
camente: -La etiqueta de palacio obliga á
venirde frac— Bueno,
bueno — digeronlos
tres á un tiempo— nos
compraremos trajes
de trac. Y salieron
de allí muy satisfe-
chos de pensar que
iban á ser recibidos
nada menos que por
el gefe del estado.

Llegó el día seña-

lado para la audien-
cia y en la puerta de
palacio, paróse un co-
che de plaza que con-
ducía, á nuestros tres
lugareños ridicula-
mente vestidos de frac
y con unos so ubreros
de copa del tamaño
más grande que se
pudo encontrar.
La gente que los
vió bajar del coche
podía contener la
i ñ\ II
i*isa al ver aquellas
J_S i

"sas capas de paño

parduzco, que, en
algunos pueblos de
España, es la pren-
da de más etiqueta,
y de la cual no pres-
cinde el lugareño en
las ocasiones más
solemnes, aunque el
calor le achicharre.
Visitaron los pa-
letos al gefe del go-
bierno y también á
los diputados y se-
nadores por su re-
gión, con objeto de
interesarles en el
pronto despacho del
asunto y después de
estas visitas, no qui-
sieron regresar al
pueblo, sin presen-
tar antes sus res-
petos al rey, para
hacer así gala de
sus sentimientos mo-
nárquicos y tam-
ién, por si conse-
 ALBUM -REVISTA «LA MUJER»
tres cataduras que parecían más apropó-
sito para entrar en la casa de Orates que en
el palacio real. En tal estado los había pues-
to el dueño de una tienda de ropas usa-
das, donde acudieron á surtirse de todas
las prendas de etiqueta que necesitaban
y que adquirieron á muy poca costa.
Entraron en las oficinas de la secreta-
ría particular, con los monumentales som-
breros de copa debajo del brazo, y al ver
el conde aquellos tres mascarones, tuvo
un momento de vacilación y tentado estu-
vo de mandarlos salir de allí con cajas
destempladas, pues, apesar del carácter
democrático que el rey quería imprimir
á su monarquía, aquello, más parecía una
burla á la magestad real, que un acto de
respeto y homenaje al soberano. Pero
reflexionó que aquellos salvajes represen-
taban los intereses políticos de una región
de España y que un desaire á éllos, podría
traer enemigos á la dinastía y se decidió
á introducirlos, aunque con disgusto, en
la cámara real.
—Vamos— lesdijo secamente y en tono
imperioso, disponiéndose á salir delante;
pero el alcalde se le interpuso diciendo: —
Oiga usted señor; yo quisiera que usted
nos explicara todas las cirimonias que
tenemos que hacer delante del rey, por-
que como nunca hemos salido del pueblo,
no sabemos nada de estas cosas. A lo
De
regreso en el pueblo nuestros hé-
roes se hacían lenguas contando á sus
vecinos las maravillas que habían visto
en la Corte, y su entrevista con el rey era
Jo que reíerían con verdadero entusiasmo,
el conde respondió de mala gana:— Pues
como eso es muy difícil de explicar v
muchísimo más difícil aún que ustedes lo
aprendan, lo que deben hacer es fijarse
bien en mí, que entraré delante de uste-
des y procurar hacer todos lo mismo que
yo haga.— Muy bien, muy bien— contesta-
ron y se dispusieron á seguirle, haciendo
todo lo que él hiciera.
Ptásose el conde su clac y marchó á lo
largo de aquellas soberbias galerías, se-
guido de los tres gorilas, que, iban detrás
de él fijándose en cuanto hacía, para imi-
tarlo. Así llegaron hasta la puerta del
salón, donde esperaron á que el mayor-
domo de servicio, les diera la orden de
entrar. A los pocos minutos se abrió la
puerta de aquel artístico y deslumbrante
salón; descubrióse enseguida el conde y
apoyando la copa del clac sobre el pecho,
lo cerró y penetró unos pasos. Al ver los
aldeanos, la operación que el conde había
hecho con el sombrero, tuvieron un mo-
mento de vacilación, pero repuestos inme-
diatamente de su sorpresa, se armaron de
valor y apoyando resueltamente las copas
de sus galeras en los robustos pechos,
tiraron hacia sí de las alas con toda la
fuerza de que eran capaces, aplastando
bárbaramente los descomunales sombre-
ros y penetraron con altivo continente en
que la cámara real.
J .Ol,vkÍÍo.j /
sin omitir ningún detalle. Pero, lo que
nunca pudieron acabar de comprender,
era la necesidad de aplastar los sombreros
para ver al monarca.
MANUEL ESCALAMBRE.
 ALRÜAI- REVISTA «LA MUJER ^

EN MAR DEL PLATA

Diálogo entre un matrimonio Diálogo entre un turista

que están dados al demonio. y un vasco, que es el bañista.
-Que te parece el traje con que ahora No habrá temor ni pena
Se baña una señora? De que pueda tragarla una ballena
Te pido solamente
-¡Delicioso! Cál Ballena conociendo
Que no mojes el rulo de tu Trente. Compañera, mal no haciendo.
 ALBUM REVISTA «LA MUJER»
-

LA BUBONICA
U PELUCA IMPROVISADA
R K (
-
H T A.

Un doctor hactereOlógico
Que le ha salido Ala ciencia
En estos tiempos que corren,
Cual si un bubón le saliera,
Al rumor que y en casa i

Tenemos á la epidemia,
Publicó, en no stí qué pane.
Una curiosa receta
Nect-saria, seg'iin tH,
preservarnos de e/Ja.
«í^ara
Después de hablarnos de cocos
y bacillus y otras yerbas, Un muclüuho muy petizo
— Haciendo ladescripción jumo á un calNo viÓ un erizo.
De la sublime bacteria
En términos tan modernos
Que no ha\' diablo que ia entienda-
Frosigue^ manifestando
La niíls seg-ui a ui añera
Para escapar de los cocos
Y toda su parentela;
La que siéndome curiosa
Transcribo al pié de la letra.
Pues entre cos.is muy sandias
Dice cosas en que acierta :

«listeYminio de las ratas,

Mineros y comadrejas;
Matar moscas } inosquitos Si se lo coloco al calvo
O esterilizarlos.... De esa de su calvicie le salvo.
Mism-i forma de las pulg^as
No dejar rastro siquiera;
Lo njismo las cucarachas,
•Sobre todo si son hembras
(Para saber e.. distingo
Concurrir á la Intendencia);
uas chinches; los abeiorros,
Las catanj^as y luciérnagas;
Las langostas (¿de dos piés?
Tienen relación estrecha
Una especie con la otra
Y existe concomitencia
Entre los cocos y cacc>s
Según se vé). «Si hay sospechas
De tacilltts en la casa, Y le deja el chiquilin
Taparse bien las orejas, gratis, un buen peluquín.
Las narices y la boca.»
(Y si algo más no lo expresa);
• No comer, no beber agua,

No respirar, que se cuelan

AMOR !

Por ahi ! (y, ahora, atención, lí

Que con lo acertado empieza):
«No tomen vino Trapiche Suelto blondo cabello.
el De entonces suspirando
Pues de seguro revientan
(Las personas, no lo micros); En ondas por su cuello Preguntóme hasta cuando
No subir en bicicletas Y en guirnaldas de rizos por su frente, Durará la ansiedad que me devora;
De tEl Meteur*] privarse mucho La vi por vez primera. Y siento dentro del pecho
De leer las decadencias
Literarias (?); huir del Mocho Risueña y placentera Mi corazón estrecho
Cual si fuera el cocos-hembra; Como un rayo de luz del stil naciente. Para el amor inmenso que atesora.
De Lasso comas prolificus
Del semanario de informes La vi... bajó los ojos. Amor! blando murmullo
Llamado Caras Caretas, Y púdicos sonrojos De un beso, eterno arrullo
Focus de tnicrobius máximos
Que á nuestra ciudad infecta Tiñei on sn mejilla nacarada; De las almas hermanas que se tocan :

Des que al sinfónico Eustaquio Estremecióse, y luego, Amor! plegaria ardiente

Se le pasó por las.... suelas Veloz, llena de fuego,
Dejar de coser botines En que coij fé vehem-ínte («:an.

Y dedicarse á las letras>. Se encontró con la mia su mir.ida. A Dios 3- á la maier al par se invo

*** •
En su faz ruborosa, -Vmor tal lo comprendo,
!

.Su mano temblorosa Tal vez ay revistiendo

¡
!

Siguen otras prescripciones Y su seno agitado y palpitante,

pue no copio por lo extensas, De formas una imagen ilusoria ;

Pues casi son suficientes Creí entrev'er un cielo... Tal vez creyendo ufano
Las que ahí apuntadas quedan; Y á impulsos de mi anhelo Que para el ser humano
Así, pues, el que desee Tendí ella los brazos delirante.
No se lo lleve Pateta
i
Hay algo mas que dicha tra .sitoria.
Y quiera vivir tranquilo
Tornóse otra vez roja, Oh! no! no es quimera
Riéndose de la epidemia.
Puede muy bien precaverse Y tembló cual la hoja Mi amor! mi alma espera, (res,
Aplicando esa receta. Que ;il huracán inclínase gimiendo; Envuelta en sus divinos resplando-
LIRDER. Me contempló un momento, Y siente estremecida
Y con turbado acento Que viene á aarle vida,
Me dijo adiós y se alejó sonriendo. Como el rocío á las marchitas llores.
íM.^RTIN coro.n.\do
BELLAS ARTE

UN''.
 RUSO
!
 ALBUM REVISTA «LA MUJER.
-

FRANCISCO e. FIGUEROA
Liquida su inteligencia
del Banco en liquidación
3' el noventa y seis liquida
el puesto de «enador.

JULIO HERRERA
Lo mismo que es Julio Herrera
Senador de la Nación
podría serlo cualquiera
en teniendo un buen facón.

APARICIO CÁSTULO
De todo ha sido en Juiuy Es senador por la Rioja
liastaque hartos del señor aunque él es de Catamarca.
le nombraron Senador Todo á ta Rioja lo debe.
para no tenerle allí. Nadie es profeta en su patria^

GARCÍA L. ANTONIO D. ERIBERTO MENDOZA PEDRO ALCORTA FIGUEROA

Riojano, bailarín D. Eriberto Mendoza Aunque fué Gobernador
y Doctor y Senador Ministro y Gobernador y ministro de Gobierno
paisano y admirador <jue ha llegado A lo que llega y senador y otras cosas
del ilustre don Jamln un senador del montón. apenas se llama Pedro.
 ALBUM-REVISTA «LA MUJER»

MÁSCARAS Y COMPARSAS
Es inútil, no hay otro tema de qué caballos muertos, ni de si la casa se había
Siablar. convertido en horno (crematorio), en gabi-
nete de baño ruso, en
estufa floricitltante co-
mo ::iría un adepto ó
adicto de la macanitis
(iecadentitis . .

Y la verdad es que
apesar de los chaparro-
nes el calor sigue su-
biendo como si fuera
alcista de la Bolsa.
El soberano Febo lan-
za sus rayos, que, mas
que rayos, parecen pu-
ñales,según loseíectos
que producen.
Los carros y carrico-
ches de la Asistencia
Pública y de la Policía
circulan á todo escape
recojiendo asfixiados ó
por asfixiarse, que lo
mismo da; la alarma
cunde; se forman corri-
llos; se toman precau-
ciones; se publican re-
cetas contra los avan-
ces de la atmósfera, y
por todas partes se ve
el tendal. de caballos
. .

muertos, que parecen

ser los preteridos por
el flajelo... solar.
Pero ahí anda el doc-
tor Albarracín hacien-
do de las suyas, dispu-
tándole su presa á la
horrible parca. .

¡Sa ve, doctor Alba-

rracínl...
¡un ¡Qué calor!. .

Salgamos á respirar
el aire. libre.
. . . . ¡Li-
bre! ¿Dónde está ese
aire?
Tomo carruaje mi
(el de centavos
diez
por y puede
asiento)
ser que yendo en co-
— ¿Los baños 5^ bañistas. . .?
—¿Las fiestas campestres...?
—¿Las carreras...?
—¿Los conciertos, las ker-
cmeses, los teatros. .? .

—
Cá, señor, ¿quién va á
hablar de nada de eso con
el calor que ha hecho?
—Pues, entonces, ¿será de
los Que van, vienen entran,
salen, ó de los que se casan...?
— Como para casarse ha
estado la atmósfera. Fres- . .

cos han de haber quedado si

no han huido á otras regio-
nes... Pero no es de eso de
lo que vamos á hablar, ni
•<ie los asfixiados, ni de los
 ALBUM -REVISTA «LA MUJER»
che logre hallarlo.— Nada: el aire respi-
rable sigue faltando; pero, en cambio,
por todas partes se oyen(si no se res-
piran) los alegres aires de las músicas
carnavalescas.
Son los muchachos que se están pre-
parando para el próximo carnaval.
—
— E viva il Carnevale! me grita al
oído con voz estentórea un bravo alba-
ñil genovés que bebe. .los vientos por
.
que llegue el carnaval para disfrazarse
de cualquier cosa.
Por supuesto que nunca se disfrazó
solo, siempre va acompañado de algún
amigo y altro che amico!
Cuantas veces los hé encontrado en esa
facha cantando el Bebamos de Puritanos'-
ó la Bella Marianina:
Te lo é ditto tan le volte.
Pero volvamos á l:?s comparsas que
se preparan para lucir sus habilidades-
en las próximas carnestolendas.
¿Cuántas son?
¡Qué se yo! la mar de comparsas,
con sus buques y pescados, aplicando
el término vulgar.
Orfeones son diez ó doce, empe-
zando por el Primitivo gallego y con-
cluyendo por el Orfeón del Plata, que
noches pasadas salió por esas calles
seguido de una inmensidad de curio-
sos y admiradores.
Yo no sé si este año saldrán los-
Turcos de ambas Barracas, II Lago
di Como^ José Verdi, etc., porque no
he tenido ocasión de saberlo.
En cambio, se ponderan mucho y
con justicia los preparativos que viene
haciendo la Marina Nacional... fqut-
se va suprimiendo en las economías
del Presupuesto.)
Lo que parece que desaparecerá ca-
si por completo son las numerosas com-
parsas de negros de todas las la3Ms.
Aquellos mozambiqnes, ntifias y baíi-
Qi/eles, últimos restos de nuestrc^s car-
navales republicanos y, m;is que repu-
blicanos, tradicionales" serán escasos.. .
En cambio por todos los ámbitos déla
ciudad se oyen los rasguidos de gui-
tarras.
Son descendieníes rt^presentau-
los ('^
ntesde Santos Vega; los Moreiras, Ba--
 {

ALBUM - « REVISTA LA MUJER »

Barrientes, ras sueltas y en conjunto que
Mellizos de con distintas v variadas care-
todos los tas darán anima-
años, afines ción á la fiesta.
de la andan-
te caballe-
ríagauches-
ca.Por ahí Las habrá pa-
andan os 1 ra todos los
gau chi tos gustos, desde
deCañuelas la cara del be-
y los de la bé, hasta la del anciano nigromántico;
Laguna del desde la del im ^ bécil toni hasta
Carancho y la del alegre pa yaso; desde el
otros mu- rostro picaresco de la cocotta
chos. francesa hasta la graciosa ma-
No falta- ñola del barrio de Lavapiés;
rán los esti- desde la odalisca hasta la criolla,
los, ni las Sí, pues; prohibiendo en absoluto el jue-
relaciones go húmedo de los pomos y prometido que
nilos bailes habrá orden y respeto, las mascaritas
criollosque sueltas y aun agarradas acudirán á los
ya se ensa- innumerables corsos que desde ya se indi-
yan con éxi- can tendrán lugar.
to feliz.
Habrá tra-
¡Qué ani- jes capri-
mación y chosos,muy
cuánta ale-
ca pr icho-
gría! Casi, casi me olvido del calor al ver sos, como
tanto rostro juvenil resplandeciente. por ejem-
Como que recien se preparan para ir al plo, de
el
baile. em pernd or
Otra cosa será cuando del baile vuelvan. de la China
Como, por con para-
ejemplo, esos guas, como
otros dos com- ese á quien
pañeros del bra- los travie-
vo genovés al- sos mucha-
bañil que mar- chos le ata-
chan como sali- rán una ra-
dos de un baile taenla tren-
ó de la trnstien- za para dar-
da de una pu'- se el placer
períaque mejor ó la satisfacción de irle gritando:
sería para éllos. — ¡La bubónica! ¡La bubónica!
Vanrespiran- De rigurosa actualidad.
do. cansancio
. .
Y ya que de corsos hablo, ¿se seguirá
y el que lleva la con el tradicional cortejo de desairados
careta junto al coches sin adornos?
brazo derecho ¿Asistirán á ellos las personas conduci-
parece que va diciendo: das de particular? Seguirán aquellas
— Ma come ne hemo divertio! interminables detenciones (parada y fon-
Y no son- sólo las comparsas, formadas da, como dice «El último chulo») que les han
por las sociedades musicales las que ya se dado á esas fiestas mas carácter de cere-
preparan, que habrán otras muchas másca- monia fúnebre que de corso carnavalesco?
KI-KI-RT-KÍ.
LETRILLA
Mi vecina Rosalía Mi buen amigo Jonás, La bella huérfana Estela
Tiene la rar manía • Que es casado con Andrea, Dice llena de candor.
De ponerse en los balcones, Cuando con ella pasea, Que no conoce otro amor.
Desde que amanece el día Se llevaal primo detrás Que el cariño de su abuel i

Hasta el toque de oraciones; Pegado como una oblea; Y el Ídem de su tutor;

Y 5 0 dig'o Y )'o digo : Y yo digo:
«Esa breva busca un hig-o». «A los toros vá mi amigo». «La inocencia te bendigo!»

T?stan bruto don José, Mi flairante capitán, Mauricia la solterona

Y tan estúpido y tan
¡Vále:ame Diosl yo no sé
Corno hay hombre que haga pan
Y pena se lo dé;
sin
Pero digo:
¡«Qué barato que está
De bravura señalada, Tiene unos ojos de mona,
Con cristianísimo afán Que ILra como dos caños
Ha encomendado su espada Cada vez que reflexiona
A virgen de Lujan;
la Que está sola á los veinte años;
Y yo digo : Y yo digo:
el trigo! «H03' me paso al enemigo». «Pobre niña sin abrigo!»
MARTIN CORONADO
 ALBUM-REVISTA •LA MUJER»

SURSUM !
Pues que todo no
Ni todo aquí es dolor,
es llanto ni torturas,
ni pesadumbre...
Para mi amigo Tomás A. Amadeo.

Cada vida es formada por inmensa

Nada turba la calma silenciosa Cadena de dolientes agonías...;
De esta noche de estío sosegada..., Pero todo en el mundo se compensa.
l^uerrae todo..., la tierra ya reposa Cada lágrima es fuente de alegrías!
Por el vital efluvio aletargada ;

A viv r! A vivir! Deber tan santo

Todocalla en la tierra, todo calla, Muy pocos llevan al ansiado puerto!
Solo se oye del suelo en lo profundo Arrojemos del pecho el fiero llanto
TJp algo que se agita y que batalla Y alegremos este árido desierto!
En las propias entrañas de este mundo...
Mucho hé dudado... más al fin vencida
Es un algo pequeño, muy pequeño, La duda miro aquí á mis piés inerte...!
Es el pólen, el gérmen de la vida; Hoy acepto el problema de la Vida
lis la esencia vital de todo sueño, Despreciando el misterio de la Muerte!
Nunca creada ni jamás perdida.
1900.
Calla mar, callan viento, tierra y cielo;
el
IsTatura'eza entera queda muda
Que todo es nada ante el vital anhelo, SUPREMO DESEO
Que ante la Vida abísmase la Dudal
SONETO
Más, ¿para qué dudar sin este instante
•Claras veo mi vida y mi destino?
J.ejos de mí la duda torturante!... Campesinas, que en medio de cantares.
.¡Claro veo por fin en mi camino!...
En medio de canciones y alegría,
Cuando tras de la sierra muere el día
Lejos, lejos, fantásticas visiones Tornáis á vuestros plácidos hogares;
Que en tan cruel tortura hora tras hora
Mostráronme á través de sus ficciones Vosotras, que del mundo y sus pesares
Una imagen, del mundo, engañadora... No conocéis la crueldad impía,
El triste sollozar del alma mía
Mostráronme la dicha bendecida Calmad con vuestras risas y cantares...!
De haber nacido con infausta suerte,
Y maldecir me hicieron de la Vida Deseo terminar estos terrores,
Deseo terminar este martirio,
Y suspirar me hicieron por la Muerte!
Tengo sed de alegría, sed de calma;
Más, hoy, caida la engañosa venda
Abrojos veo convertirse en flores, Deseo que terminen mis dolores
Contemplo llana la empinada ^enda Y que acabe por siempre este delirio
Y en placeres cambiados los dolores... Que como un cáncer me corroe el alma!
XXI - XII 99.
mundo hay muchas amarguras.
Sé que en el Juan Mas y Pi.
Que hay mucho fango yimucha podredumbre, fRemitidos.)
 ALBUM -REVISTA «LAJVJUJER

QUISI- COSAS
Al honorable Deliberante
Hizo La Prensa bajar los lomos
De la manera más humillante
Por la ordenanza sobre los pomos.

No paró en eso que otra hocicada

Viene enseguida más peregrina,
Pues que le borran de una plumada
La que prohibe la serpentina.

¡Pobre Concejo Deliberante,

Cómo te encuentras tan decadente
Que ni siquiera puedes chistante
Una palabra decir chístente! {*) El tramway contra el calor
ó sea gran bañadera,
con un chorro de primera
¿quién lo inventará, señor?

TRIBUNALES DE JUSTICIA.— SU APEKTURA

Después de un mes de reposo

Se abrieron los tribunales,
Si allí buscas la justicia
Guarda é passa, caminante.

Entre una mamá y una hija :

—Pero, hija mía, ¿cómo fue eso?

- Fue que me dijo que se iba á suicidar. .

-¿Y bien?
— Que me dió lástima porque pensé que sería par
En el Banco de Préstamos: dre de familia.
— Amigo León (León es el viejo tasador de ese Ban-
co) necesito dinero hé resuelto que usted me
y al efecto
desmonte estos brillar^tes de mi mujer. En su lugar
pondremos unas piedras químicas y.. ¡Hay que ir á
Mar del Plata, amigo mío!
— No tendría inconveniente en servirlo si no lo hu-
biese hecho ya su señora.
—¿Cómo?
— Poniendo en esa pulsera piedras químicas en vez
de los brillantes que antes tenía y que se encuentran
empeñados en este Banco.
— ¡
Qué picardía!

Por cobarde y negligente

póngase, en lugar del zorro,
—Con careta de Bulrrí la cabeza de cachorro
me disfrazo! del estúpido intendente.
— ¿No te arredras?
Pues se burlaron de ti
y te van á tirar piedras. Entre los desalojados del barrio Nueva Pompeya¿.
se encuentran, dice un diario de la mañana, cincuenta,
(*) Del verbo decadente «Chista>'/>. indios... mejicanos!
 ALBUM REVISTA
- «LA MUJER>
He ahí una verdadera curiosidad que ha venido á
descubrir la amenaza bubónica y las insolaciones.
¿Cómo no llegó antes Carretas y Chacaritas?
Con versos y macanitas
da al tigre una desazón
la famosa redacción
de «Carros y ChacaJitas».
Unmatrimonio en Mar del Plata.
Ella, entusiasmada románticamente:
—¡Qué aire, qué tapete verde más delicioso el que
nos finjen esas aguas!
El, sin fijarse en ese tapete y recordando el otro:
— Ahora podemos hablar con franqueza. Ya sabes
que yo no hé querido meterme directamente pero su-
;
CORRESPONDENCIA CRITICA
A José M. Sdnches. — Recibo sus versos titulados Al
Ci jicero Río de la Plata, con pretensiones de que se
publiquen en La Mujer. Aunque el autor posee, al pa-
recer, un remarcable patriotismo, no basca eso: se nece-
sitaría que sus versos fueran pasables siquiera y no lo
son. Malitos, muy malitos, señor José M. Sánchez.
Sr. E. B. López —Efectivamente, como usted lo ex-
presa en su Z)z'¿í/ogo (Entre amigos), Carros y Chacaritas
no aceptó el desafío que le hizo La Mujer. Agra-
dezco su recuerdo y si no publico sus versos es por-
que los considero fuera de oportunidad.
A. P. (Belgrano). — Apesar
de la halagüeña esperan
za que me deja usted entrever de mandarme su nom-
bre si se publica, le voy á dar el disgusto de manifes
tarle que La Primera es una sarta de macavas y por ,
lo tanto... ¡al carnero!
Y aun se permite usted preguntar:
—¿Qué infortunio mayor marcará el cielo?
El de La Primera, hombre, el de La Primera es el
mayor de los infortunios habidos y por haber.
A Diciembre.— Usted, como el anterior, promete
mandar su nombre si se publica su Lírica en prosa.
Que no puede ser Diciembre, que no pu.de ser. Eso
ni prosa ni es lírica. Cambie el compás y puede
e.-í
ser que alguna vez acierte.
En cuanto á la promesa de decir quien se oculta
bajo el pseudónimo de «Diciembre», me es igual, pues
para dar mi opinión á las composiciones que me
envían no me detienen consideraciones de nombre: la
verdad lisa y llana sea á quien sea.
Sr. E. Postigo.— B.I articulo de usted titulado ¡Cómo
^adelantan las ciencias! está escrito como para leerlo
pongo que habrás recibido de tu querido tío!...
— Si, esposo mío — responde élla sentimentalmen-
te, — hé recibido su último suspiro y nada más. ¿Te
parece poco?
El fakir Antonio Luchess ha puesto en cal-
zas pretas á nuestro ilustrado Intendente Muni-
cipal.
Pide fakir se le permita exhibirse con
el
sus habilidades, y esto que en cualquier barraca
de los estramuros de París, Londres etc., se
perm'.te por no ofrecer peligro de ninguna cla-
se, ha obligado al Intendente de la gran Ate-
nas del Plata á dar traslado de la solicitud...
al Consejo General de Higiene!
Por Dios, señor Intendente
zi~-^-
Sea más... claro-vidente.
***
Señor Intendente Municipal: La sección
de Flores no tiene más que una plaza y esta la ha con-
cedido usted para una kermesse. Es decir, que para
entrar allí hay que pagar.
Los que no tengan dinero que se queden sin res-
pirar único paseo público que tiene Flores.
el aire del
Señor Intendente Municipal: los paseos públicos son
del público que no paga y no para explotar al público
con fiestas particulares por más honorables y distin-
guidas que sean las damas que las dirijan.
CUASI-MODO.
en familia y no en L.'V Mujer. Carece del último
adelanto de la ciencia y es la manera de forjar mate-
ria gris artificial cuando no se tiene.
A. Marata (Piedad 1447)— Su relato histórico dedi-
cado á los lectores de Caras y Caretas, desdeciría
para los lectores de La Mujer. Así La Mujer, que
agradece sus espontáneos elogios, cree mas propio
que mande Vd. eso á la misma Caras y Caretas. ¿Que
si se lo publ.carán? ¡Ya lo creo! ¿No publican reco-
mendaciones del vino Trapiche, con el que podría cau-
sarse mas víctimas que con las insolaciones? Nada, á
Caras y Caretas con él.
falta de espacio me impide dar
Mariano Brais—l^a.
Lo que no se dice.
cabida á su novelita titulada
Ya encontraré la oportunidad.
Tani-Qnerón —l^a. narración titulada CiV/z/o />(>; uno,
referente á un hecho producido en la guerra anillo-
africana, es interesante; pero carece do \erda.UTa
forma literaria.
Cr/'o— ¿Con que padece Vd. de achaques literarios y
nos pregunta qué se necesita para que La Mujer
acepte sus elocubraciones} Nada, por que La Mujer
no acepta ni da cabida á eso. Lo que La Mujer pu-
blica es todo aquello que en concepto de la Direc-
ción deba ó pueda publicarse.
Enrique M. Zinny — Aplazo para el número si-
guiente la publicación de su artículo Los decadentes,
•X propósito del libro «Sensación» de Jorge A. Boero.
No está del todo mal, y hubiese estado mejor con
menos alabanzas y mas critica imparcial.
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que el miércoles 27 del p. p. Diciembre
ha tenido tal éxito, que en pocos días
seguramente ha de quedar agotada la
edición que hemos hecho de este ele-
gante y artístico libro.
No somos nosotros los llamados á es-
tremar la nota de los elogios y si hace-
mos la afirmación anterior, es posterior
en nosotros á la que en igual sentido le
ha prodigado la prensa nacional y ex-
tranjera bonaerense.
Rogamos á nuestros agentes, en vis-
la de este resultado, que se apresuren
á hacer sus nuevos pedidos, antes de
dar lugar á que no pudieran servírseles
por no quedar en nuestro poder los ne-
cesarios ejemplares.
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