You are on page 1of 24

Adefesia

De Patricia Suárez

(Adefesia: dícese de una situación anormal, patéticamente


ridícula, un suceso disparatado, grotesco.)

Argentina.
Un crudo invierno de los ‘50.
Una ciudad de provincias.

Personajes
Fina, la renga
Octavio, su amante

Escena 1: Al pasar por tu ventana


La mesa de Fina.
Va disponiendo los platos hondos.

FINA (canta):.

Hache, i, jota, ca,


ele, elle, eme, ene, a
que si usted no me quiere
otro amante me querrá.

OCTAVIO: Tu Octavio no pudo venir antes.

FINA lo abraza, lenta y cariñosa: Pero viniste.

OCTAVIO: Sí.

FINA: Comiste?

OCTAVIO: Algo.

FINA: Tengo el banquete de los enfermos del hígado.

OCTAVIO: Pero estoy lleno, de verdad.

FINA: ¿Qué te hizo tu mujer?

OCTAVIO: Cogote de gallina.

FINA: Ves? Esa mujer no te quiere.

OCTAVIO: Por favor, que Fina no empiece.

1
FINA: Octavio: si esa mujer te quisiera, no te haría gallina. La gallina tiene una grasa
que daña el hígado. Además, como que me llamo Josefina Díaz, que le pone culantro.
La semilla de culantro es veneno puro para el hígado. ¿Vos le pasaste las recetas que yo
te di, a tu mujer? Mirá que son las que usamos en el hospital, las del doctor Belcredi; las
cocineras me la dieron tal como son y si tu mujer te cocinara como yo te digo, vos
marcharías bien. Venderías salud, mirá lo que te digo. En cambio, ¿te viste cómo estás?
Parecés un membrillo que al primer viento se cae del árbol.

OCTAVIO: Apenas la probé a la sopa de gallina.

FINA: Apenas…?

OCTAVIO: Sí, es que…

FINA: Te duele el estómago.

OCTAVIO: No, creo que no.

FINA: ¿Cómo? No es una cuestión de fe, querido. ¿Te duele o no te duele? ¡Jesús, qué
de mentiras! Por qué me decís que estás lleno, si no estás lleno?

OCTAVIO: No sé.

FINA le pone la mano en la frente: Tenés fiebre.

OCTAVIO: No…

FINA: Ya te doy un aspirina. (prepara en un vaso aspirina y azúcar, lo revuelve, le da a


beber del vaso). Ahora te vas a sentir mejor, Octavio. Tenés tos? (el hace que no) Abrí la
boca que te examino la garganta (él hace que no) Hacé lo que te digo; a la enfermera no
se le replica. (El abre la boca) Tenés un poco irritado. Miel, voy a darte unos
caramelitos de miel, de los que repartimos entre los niños tísicos. ¿Qué pasa? No los
chuparon, estúpido. No te van a contagiar. Además, te abre el apetito.

OCTAVIO (farfullando, con el caramelo en la boca): Pero es que no tengo apetito…

FINA (amenazante): Octavio… Voy a comerme uno también yo. Que me raspa la
garganta. Tuve que cantar para distraer a los pobrecitos tullidos. Me miraban con una
carita, ¡cómo les gusta la música a los niños! Hache i jota ka,/ ele elle eme a,/
que si usted no me quiere,/ otro amante me querrá… Al doctor Belcredi
se le iban los ojos; “Qué voz tiene, Fina, qué afinada es”. Qué viejo verde. Los niños,
qué dulzura, estiraban las manitos y me pedían: “¡Otra, otra!” (suspira) Al final me
enojé y los planté en la mitad de la canción. ¿Sabés qué hacían? Se burlaban, Octavio!
“Me tomaron por un lorito?”, les pregunté. Los canallas se reían doblados. De mi pie
cojo se reian; pero les pegué cuatro gritos: “¡No les canto más, malvados del infierno!!”
Se quedaron mudos. ¿Tu mujer le canta a tu hijo?

OCTAVIO: …

2
FINA: ¿Canta o no canta? Se me pegó: Hache i jota ka/ ele elle eme a/… ¿Es
que doy risa bailando, es eso? Yo no sé de qué se ríen los tullidos si ellos van a quedar
así o peor todavía. Se hacen los valientes porque les dicen que los científicos
experimentan con una vacuna contra la polio. ¡Jesús, qué de mentiras! ¿Le diste a tu
hijo el cubrepiés que le tejí? ¿Te dio las gracias?

OCTAVIO: …

FINA: Cuando lo tragues, hablás. No te habrá dado las gracias: es un chico, los chicos
son todos así... Angelitos del cielo, dicen algunos. Pero son egoístas, ingratos, crueles.
Además vaya uno a saber la educación que le darán… a tu hijo quiero decir… vos no,
querido: a tu mujer, me refiero. Porque vos debés hacer una cosa y ella debe deshacer y
malcriarlo apenas te das vuelta. Yo una vez lo vi a Albertito y a la nenita cuando iba a lo
de la tía y no me pareció un chico muy… Salió a ella. Tu hijo, ¿tira más para tu mujer?

OCTAVIO: …Todos dicen que es igual a Octavio.

FINA: La gente no te quiere insultar. A veces es mejor callarse lo que uno piensa. Qué
te van a decir? Para mí que tu hijo es igual a tu mujer. O vaya uno a saber quién, de la
raza de ella. (Viene con una cacerola y le sirve). Carne seca y papas. El manjar de los
enfermos del hígado, dice el doctor. Ya te sirvo. Ay, hablo y me duele acá. El pecho, el
ardor. Un año atrás, yo que soy una romántica, te hubiera dicho: es el amor. Pero hoy te
digo: es la pleura. Es que tuve un día, querido, que más que un día pareció una noche.
Yo mañana sin falta pido que me cambien del pabellón de niños paralíticos. No los
atiendo más. Vos qué pensás, Octavio?

OCTAVIO: Octavio no tiene para vos más que…

FINA: ¿Qué?

OCTAVIO: Octavio quiere que sepas…

FINA: Hablo con el muñeco. Hablo con la atracción de feria.

OCTAVIO: No, no es un muñeco. Es Octavio Monferrato. Que mi adorada Fina me dé


tiempo para que encuentre las palabras para decirle lo que quiero decirle.

FINA: Estás silencioso hoy.

OCTAVIO: A veces tengo las palabras en la cabeza, adentro de un pionono y para


cuando me vienen…

FINA: Siempre pensando en comer lo que no podés. Tu mujer te sigue comprando esas
porquerías en la pastelería La Blanquita.

OCTAVIO: No hablo de pasteles.

FINA: De pionono, ya te escuché. Tu mujer te mete en el cuerpo cien toneladas de


azúcar al año, por eso andás babieca…

3
OCTAVIO: Hablo de lo que le pasa a Octavio.

FINA: Pero a mí, no me estás escuchando.

OCTAVIO enérgico: Sí, sí, escucho.

FINA: Qué te conté?

OCTAVIO: Que Fina va a pedir el cambio del pabellón de los paralíticos a otro.

FINA: Acabáramos! Sí, ¿y?

OCTAVIO: No sé. ¿Cómo voy a opinar yo sobre tu trabajo? La verdad, el pobre


Octavio, el bruto Octavio, de hospitales entiende poco…

FINA: ¿No sos el hombre que está a mi lado? No puedo decir mi marido, porque vive la
alacrana esa que se sacude en tu casa. Pero para mí es como si lo fueras, Octavio. Tenés
la autoridad de opinar sobre cuanta cosa yo te interrogue.

OCTAVIO: Sí, pero…. Octavio también tiene problemas en el trabajo. En el Correo


quieren echar a don Mauricio…

FINA: Sí, pero no son problemas de igual importancia. Porque vos, a ver, ¿qué es lo
peor que podés hacer? Despachar mal una carta. Iba a Tandil y vos la mandás por error
al Africa Negra, por ejemplo. Pero yo, si me equivoco, mato un paralítico. Puedo
confundir la medicación y ese paralítico no camina nunca más.

OCTAVIO: Tenés razón.

FINA: Por eso. No justifica que estés tan silencioso.

OCTAVIO:

FINA: Anoche soñé con vos. Ay, qué sueño. Mirá (se rasca la mejilla), me pongo roja.
Ves que me pongo roja? No es colorete. En el sueño, yo estaba entre tus brazos y vos me
besabas…

OCTAVIO carraspea: …

FINA: No te gusta la comida?

OCTAVIO: Me gusta; está rica.

FINA: Cométela toda, dejá el plato limpito y te prometo un premio…(distraída por la


lascivia) ¿Qué decía? Ah, sí. El sueño. Estaba entre tus brazos y me besabas. Casi corro
esta mañana a verte al Correo, pero vos sabés cómo soy… no quise compromterte y…
Además, correr es una manera de decir…Le jugué a la quiniela de la tarde. Carmencita,
que es una sucia, me dijo que le jugara al 35, que es el pajarito… porque en el sueño
pasaba todo despues. Pero yo le jugué al 44, la cárcel. Porque vivir ocultando nuestro
amor es eso, una cárcel.

4
OCTAVIO: Fina lo quiere a Octavio?

FINA: Qué pregunta es esa?

OCTAVIO: A veces pienso que vos no lo querés más.

FINA: Yo soy una mujer que cuando quiere, se entrega por completo a su hombre.

OCTAVIO: Por qué Fina no le jugó al 75 entonces? El 75 es los besos.

FINA: Ay, Octavio. Vos no tenés seso. Me dio pudor por el quinielero. Mirá si se me
arrima, me hace una propuesta indecente después. Viste cómo son los hombres, tienen
prejuicio. Creen que las enfermeras somos todas unas cualquiera. No comprenden que
somos unas apóstoles de la medicina.

OCTAVIO: Antes Fina trataba a su Octavio diferente, cariñosa.

FINA: Antes era antes.

Octavio se dobla sobre el plato y llora.

FINA seria, autoritaria: ¿Qué pasa? Te comés todo el plato. No quiero ningún
berrinche. Esto es una panacea para los enfermos del hígado y hasta del riñón.

OCTAVIO solloza: No es la comida…

FINA: Qué feo un hombre llorando, Octavio.

OCTAVIO llora más fuerte: Es que no puedo…, no puedo.

FINA: Andá a lavarte la cara y después me decís tranquilito qué te pasa.

OCTAVIO: No. Ya pasa.

FINA: Respirá hondo. Podés decírmelo. ¿Qué fue? ¿Robaste estampillas otra vez?

Octavio hace que no con la cabeza.

FINA: Otro delito peor que ese no podés haber hecho…

OCTAVIO: La Angiolina se enteró.

FINA: …

OCTAVIO: La Angiolina supo de lo nuestro.

FINA: Cómo?

OCTAVIO: Eso.

5
FINA: Vos abriste la boca.

OCTAVIO: No.

FINA: Te dio culpa y le contaste.

OCTAVIO: Te juro que no.

FINA: ¡No jures!

OCTAVIO: Parece que la hermana me vio salir de acá… y fue y le dijo.

FINA: ¡Jesús, qué de mentiras! Tu cuñada hace dos años que te ve entrar y salir.

OCTAVIO: Pero estaban peleadas y ahora parece que se amigaron. Le hizo una visita a
la Angiolina y le contó.

FINA: Las culebras nunca están mudas. (comprende de pronto) ¿Venís a dejarme? Es
eso? Por eso tanto silencio…? Se enteró la santa esposa y rápido hacemos desaparecer a
la manceba, a la engañada…

OCTAVIO: Octavio nunca a engañó a Fina.

FINA: La esclava, la desposeída, la renguita, la tullida…

OCTAVIO: Fina no escucha las palabras de su Octavio…

FINA: el hazmerreír de todo el mundo, el quasimodo, ¡el monstruo! Ay, ay. Pero cuando
viniste a mí… cuando llegaste solo, abandonado de la mano de Dios, vomitando bilis,
hecho pedazos, que creías que te morías y yo en la guardia te miré… fue mirarte nada
más, jugar con fuego… El doctor te desahució en un cuarto de hora, pero yo te cuidé.
Cada vez que te hacía beber té dulce… ¡ah! me enamoré de vos. Hablabas bajito,
palabritas dulces… aunque al principio mucho no te entendia por eso de Octavio esto,
Octavio lo otro… Pero vos, ahora, me das a beber del tazón de la amargura…

OCTAVIO: Octavio no abandonará a Fina.

FINA: ¿Y acaso vino ella a verte en todos esos días? No, la señora estaba con sus
parientes en el campo. ¿Qué época era esa? La siega, la yerra, la doma? Todas esas
prácticas bárbaras que sigue tu mujer y los suyos. ¿Y a quién tenías al lado? A Josefina
Díaz, enfermera diplomada por la Cruz Roja Argentina, entregada a su trabajo desde su
primera juventud…

OCTAVIO con esfuerzo al dirigirse a ella: Octavio no va a dejarte, Fina.

Fina llora.

FINA: Andáte, Octavio. Enfardelá tu corazón y andáte. Yo sé qué es. No es tu mujer que
te apremia. ¡Si lo sabré yo, Jesús! No importa…

6
OCTAVIO: No.

FINA: El doctor Belcredi me dijo que existe una operación. Es un riesgo, pero se puede
intentar. En el país se lo hicieron a un señorito de abolengo, por retacón… Te ponen un
taco, una especie de taco de acero abajo en el talón… Con que me lo hagan aquí, ya
puedo andar parejo…Ahí sí, ya no te daría la vergüenza de salir a la calle conmigo.
Saldrías del brazo por la calle con una mujer que anda parejito, y dejarías a tu mujer.
Ahí no le tendrías pena a tu mujer …

OCTAVIO: …

FINA: Te ilusionaste con un pobre bicho, Octavio.

OCTAVIO: Pero si no es eso.

FINA: Estoy mal hecha.

OCTAVIO: Voy a dejarla a la Angiolina.

FINA encima de la frase de él: Volvéte con tu mujer, Octavio. Yo no tengo coraje para
hacerme una operación.

OCTAVIO: Escapemos los dos a otra parte. Octavio vino a decirte que si Fina quiere, él
deja a su esposa.

Se miran por primera vez.

FINA muy dulce: Qué idea, Octavio.

OCTAVIO casi tartarmudo: Octavio te quiere, Fina.

FINA: A veces pierdo el norte cuando te escucho.

OCTAVIO idem que lo anterior: Octavio te adora. Octavio siente que…

FINA: A veces creo que estoy con el ventrílocuo y el muñeco. Uno de esos que habla
con el estómago…

OCTAVIO: ¡Estúpita! Habla Octavio Monferrato.

FINA: Ya lo sé, Octavio. Que me querés mucho y que no me engañás con tu mujer: en
un corazón tan chico no pueden caber dos almas.

OCTAVIO: Fina lo cuida a Octavio. Ahora Octavio pagará los favores recibidos y…
y… y te cuidará a vos.

FINA: Qué esperanza.

7
OCTAVIO: Viajan los dos a Alta Gracia. O a Santa Rosa de Calamuchita. Allá mi tío
tiene una fonda, yo puedo trabajar ahí. O puedo criar animales. Conejos, pollos. Patos,
chanchos. Fina no tendrá que trabajar.

FINA: ¿Una chacra?

OCTAVIA: La chacra.

FINA: Una chacra. Vos qué sabés para tener una chacra, Octavio?

OCTAVIO: Me gustan los animales. Fina no, Fina no tiene que meterse en el barro, en
el chiquero. Fina puede poner inyecciones,. Puede ofrecer a poner inyecciones, si
quiere… Estará tranquila con su Octavio, Fina.

FINA: Juntos…

OCTAVIO: Sí.

FINA: No sé.

OCTAVIO: Que diga que sí.

FINA: …

OCTAVIO: Octavio se morirá si Fina le dice que no.

FINA: Vas a morirte porque tenés el hígado hecho un trapo.

OCTAVIO: Octavio morirá de pena. Yo sé que no es el príncipe soñado. Que hablo un


poco raro. Antes hablaba como cualquier mortal, pero me pasó eso… en el campo de la
Angiolina. Si a Fina o cualquier ser humano lo patea un caballo, ya no se puede ser
Romeos que mueren por Julietas o Julietas por Romeos. A los accidentes nomás se los
sobrevive.

FINA: No es cierto.

OCTAVIO: Yo sé que no soy el hombre perfecto. Ya siento un sudor frío.

FINA: Cuánto tiempo vas a tardar en reírte de mí?

OCTAVIO: ¡Pero si no le importa que seas renga! Fina pedía… Cuántas veces le dijo
que no lo quería a su Octavio del alma, que si lo quería dejara a su esposa …?

FINA: No comiste nada, Octavio.

OCTAVIO: Sí, comí. Le dije a la Angiolina que mañana tomo una decisión. Y que se la
haré saber. Le pasaré plata para que críe a los hijos, ¿cómo se dice?, que los envíe a la
escuela y que no les falte comida. Que no les falte remedios, que no les falte nada. Y
Octavio formará otra familia, con la mujer que ama.

8
FINA: A veces siento que estoy oyéndote contar una cinta que viste en el cine.

OCTAVIO: Es una decisión tomada.

FINA. …

OCTAVIO: ¿Qué pasa?

FINA: El plan éste, no sé…

Fina comienza a levantar la mesa.

FINA: Yo no iré a un pueblo de provincias a pinchar culos… Yo no aguanto eso de ir a


morir a la sierra. ¿Por qué esto ahora, Jesusito? ¿No podés esperar un poco más para
dejarla a tu mujer, Octavio?

OCTAVIO: Fina dice que la Angiolina me quiere matar. Le dice bicho rastrero.

FINA: Es que te cocina unas cosas muy malas para tu salud, Octavio. Esa manía que
tiene con el ajo y con el puerro… Pero de ahí a dejarla así… No sé, me podrías
consultar primero. No soy un poste, soy un alma sensible, como dice el doctor, y por eso
canto con tanto sentimiento a los paralíticos y los escrofulosos…

OCTAVIO: Ahora Fina no quiere que Octavio la deje a la esposa.

FINA: No dije eso. Todo lo entendés al revés.

OCTAVIO: Primero Fina quiere una cosa, después parece que quiere otra. Llora, se tira
de los pelos, se enrabiá porque existe la santa esposa Angiolina y Fina lo quiere a
Octavio para ella sola. Se lo repite dos años, noche y día, día y noche. Que no quiere
compartir a su Octavio. Pero ahora que por fin Octavio toma la decisión de hacerla
suya, parece que lo prefiere de pelele.

FINA: Cuánto tiempo vas a tardar en avergonzarte, Octavio? Voy a querer un día
agarrarte del brazo y vos vas a decirme: Salí de acá adefesio mal hecho. ¿Acaso alguien
pensó que Adefesia es mi segundo nombre? ¿Que Adefesia es mi nombre de pila?
Yo eso no podría soportarlo, querido. Volvéte a tu casa. Después de todo este tiempo…
¿qué necesidad de …? Es linda tu mujer. La vi una vez que salía de La Buenos Aires.
Tenía un vestido verde… y se bamboleaba acá y allá, parejito…

OCTAVIO:...

FINA: …parecía que bailaba el vals cuando andaba… ¿Para qué le servirá a ella su
elegancia y su hermosura, digo yo?

OCTAVIO: El amor de Octavio por Fina durará tanto como su vida.

FINA: Que no será mucho si no te cuidás el hígado.

OCTAVIO: Me voy.

9
FINA: Como que hay un Dios, que si no te cuidás del hígado, Octavio, te viene un
ataque cuando menos lo esperás y te quedás duro.

Fina sale con los platos.

OCTAVIO: Está bien. No la dejo a la Angiolina.

Fina asomándose.

FINA desilusionada: Ahh. ¿No vas a dejarla entonces?

OCTAVIO: No dice Fina que no quiere que la deje?

FINA: Vos me querés volver loca. Me duele el pie, me duele el pie que me parece que
me muero. ¡Jesusito, auxíliame en mi aflicción!

Al cabo de unos instantes, Octavio va apresurado tras ella.

FINA: Me duele el pie.

Se besan, hay momento de pasión.

FINA: Mucho, me duele.

Los platos, en la cocina, se caen con estrépito.

Escena 2: Me casé con un Enano


Pasada la medianoche.
Llaman a la puerta y Fina sale abrir, envuelta en un salto de cama y muerta de frío.
Abre, entra Octavio con dos valijas de cartón.

FINA: …

Octavio la besa con pasión.

OCTAVIO: Octavio viene a vivir con Fina.

FINA: …

OCTAVIO: Viene a vivir con Fina.

FINA: ¿Quién? Vos, Octavio?

OCTAVIO: Como Fina tanto quería, juntos para siempre.

FINA: Si?

OCTAVIO: La enteré a la Angiolina de la decisión.

10
FINA: Así de repente? Ay! Pobre tu mujer…

OCTAVIO: Fina la llamaba culebra ponzoñosa.

FINA: No. Sí, pero…

OCTAVIO: Si Fina se arrepintió de tenerlo acá a su Octavio, mejor se vuelve al nido.

FINA (lo retiene): No, Octavio! Perdonáme; estoy dormida.

OCATVIO: Ya lo sé. Fina no se da cuenta todavía del sacrificio que hizo Octavio por
ella.

FINA: Es que me tomás tan de sorpresa…

OCTAVIO: Octavio dejó atrás todo su pasado. Y empezará una nueva vida

FINA: ¿Con quién?

OCTAVIO: Con su adorada.

FINA: Me perdí Octavio. Necesito una brújula para entenderte.

OCTAVIO: La dejé a la Angiolina. Y Octavio viene a vivir con Fina.

FINA: ¿Dejaste a esa pobre alma de Dios?

OCTAVIO: A la Angiolina.

FINA: Sí, bueno. Que ningún mal te había hecho.

OCTAVIO: Sabandija, la adorada Fina le decía también a la Angiolina. Me acuerdo:


“¿Cuándo dejarás a esa maldita sangüijuela que te chupa hasta la última gota de vida,
Octavio?” Puede que haya sido sabandija o sangüijuela. No me acuerdo bien. Es por la
emoción que tiene Octavio de ver a Fina, que se confunde los insultos y maldiciones
que ella le echó a la abandonada Angiolina.

FINA: ¡Maldiciones no, Octavio!

OCTAVIO: Cómo que no? Ojalá se seque; que se le pudran los dientes de adelante; que
se enferme de picor en la casucha…

FINA: ¡Octavio, Octavio, por favor!

OCTAVIO: Mi abuela decía cachucha. A mí me parece más fino casucha.

FINA: Es que viniste tan pronto… No hace ni dos horas que te fuiste.

OCTAVIO: Se lo dije y vine corriendo.

11
FINA: Tu mujer como lo tomó?

OCTAVIO: Estaba dormida y cuando se despertó vio las dos valijas y se dio cuenta.

FINA: Pero vos le hablaste, le explicaste? Porque a lo mejor vio las valijas y pensó que
te convertiste en viajante comisionista. Le dijiste, así como hablás vos, Octavio se
marcha para siempre a la casa de su amante?

OCTAVIO: No, así no le dije.

FINA: ¿Qué parte no le dijiste así, Octavio?

OCTAVIO: La primera.

FINA: ¡Jesús, qué de mentiras!

OCTAVIO: Le dije: Me voy, Angiolina.

FINA: Octavio se va.

OCTAVIO: No.

FINA: Su marido se va.

OCTAVIO: No: “Me voy”, le dije.

FINA: Octavio se marcha con la tullida de su amante.

OCTAVIO: “Me voy, Lina. Hoy, 28 de junio, le llegó mi olvido. Respecto de los niños
no se preocupe. No le faltará nada, verá.”

FINA: A ella no le decís Octavio así, Octavio asá? No le hablás con el muñeco al lado?
Con ella hablás como un hombre normal? Yo nunca conocí a nadie así, Octavio. Y mirá
que yo conocí una punta de locos, porque la de enfermera es una profesión que…
bueno, que siempre los hombres están rondando como moscardones, por eso… La
verdad, a veces pienso y no sé cómo me fui a enamorar de vos. Qué vaga ilusión tendría
cuando te vi…?

OCATVIO: En la bilis estaba pensando Fina.

FINA: ¿Qué?

OCTAVIO: Porque yo vomitaba bilis.

FINA: Ah, sí.

OCTAVIO: Verde.

FINA: …

12
OCTAVIO: La bilis. Era verde.

FINA: Sí, sí.

OCTAVIO: Fina se acordó?

FINA: Sí, sí… Cada vez que te daba la cucharada de jarabe, me pedías una cita.
“¿Puede Octavio salir con usted?” Y yo me negaba. Claro, pensaba que me hablabas de
un amigo tuyo, que te esperaba en la vereda. ¡Qué risa me dio! Coqueteaba; ya sé, ya sé.
No debí jugar con fuego. Tardé en caer que el otro era vos mismo. Que tenías la rareza
de hablar así… Hasta que me dí cuenta que vos amigos no podés tener… Ojo, te digo
esto porque me hacés hacer memoria.

OCTAVIO: Fina dijo que se enamoró de Octavio.

FINA; Ah, sí. Esta en la boca no me se queda nunca quieta.

OCTAVIO: Mirá lo que trajo Octavio para los dos. (Se abre la gabardina, saca dos
pollitos).

FINA: ...

OCTAVIO: Dos pollitos, se los robé a doña Márgara, la vecina. Tiene un montón, todas
gallinas blancas y gordas. A los perros se les caen la baba cuando las miran y los gatos
se tiran de los bigotes de deseo. Mirálos qué lindos. ¿No le gustan a la adorada Fina? Si
son dos gallinas, el lunes voy y compro un gallito. Y así ya tenemos el primer paso del
criadero de Octavio y Fina.

FINA: ¿Qué hacés, Octavio, con esos bichos en mi casa?

OCTAVIO: Los dos criaremos pollos, Octavio y su adorada van a tener un criadero
grande y próspero que será la envidia de todos los polleros de la provincia.

FINA: Te prefería cuando robabas estampillas para coleccionar.

OCTAVIO: Ese era otro Octavio, el de antes. El nuevo, cría pollo.

FINA: ¿Qué vas a hacer con esos bichos? (Fina estornuda)

OCTAVIO: Hoy los encierro en la cocina y mañana consigo tejido de alambre y les
armo un gallinero.

FINA: Acá? En la casita que era de tía Azucena.

OCTAVIO: Seremos ricos. Sabe Fina cuándo los pollos de Octavio respiren el olor de la
montaña cordobesa, cómo van a crecer?

FINA: Jesús, no desampares a tu sierva.

13
OCTAVIO: Parece que Fina quiere que Octavio se vuelva con la esposa.

FINA: No, no…

OCTAVIO: ¿Adónde voy a dormir?

FINA: ¿Adónde va a dormir Octavio?

OCTAVIO: Eso.

FINA: No sé. ¿Conmigo…?

OCTAVIO: No irán los dos tortolitos a estar muy apretujados? Es chiquito el lecho
virginal de Fina. Fina puede caerse de la cama y se da un chingazo en el pie
malformado.

FINA: ¿En el pie malformado…?

OCTAVIO: Digo, por ejemplo.

FINA: Ves que tengo razón. Si vos me hubieras dicho, por ejemplo, yo el 5 de agosto o
mejor, el 10, que ya cobré el sueldo, dentro de dos meses, la dejo a mi mujer, yo hubiera
comprado unas frazadas, hubiera encargado una colcha tejida; le pedía la lámpara a
Celestina, mi hermana…

OCTAVIO: Que Fina no se haga mala sangre. Octavio se arregla.

FINA: …

OCTAVIO: Pongo acá los bultos y una cobija y listo. Duermo acá.

FINA: ¿Acá en el suelo?

OCTAVIO: Enrolladito, Octavio no tendrá frío.

Octavio hace como dijo. Desarma los bultos, sale al dormitorio de Fina, vuelve con
una cobija.

OCTAVIO (por la cobija): Esta la puedo usar?

Fina asiente. Se queda en calzoncillos y camiseta. Se acuesta y se enrolla.


Un largo momento.

FINA: ¿Qué hacés, Octavio?

OCTAVIO: Duerme.

FINA: No, no estás durmiendo.

OCTAVIO: Que Fina cante a su Octavio una canción de cuna.

14
FINA: ¿Qué?

OCTAVIO: Para dormir.

FINA: ¿Tu mujer te cantaba canciones de cuna?

OCTAVIO: Siempre.

Fina se sienta y se pone al lado de él.

FINA: Yo no sé canciones de cuna. En el pabellón no se cantan canciones de cuna.


Cuando hay que dormir, se apaga la luz y se terminó. Yo nomás canto canciones de
alegría, para la alegría. O para que se dejen de fastidiar con las quejas de me duele esto,
me duele lo otro.

OCTAVIO: Bueno, que Fina cante una del repertorio que sabe a su Octavio.

FINA: Pero no sé cuál.

OCTAVIO fastidiado: Una cualquiera.

FINA:
Me casé con un enano
Por hartarme de reír,
Le puse la cama en alto
Y no se podía subir
Ay chunga lagalá cachunga lá
Ay chunga laga la gachón
Ay chungalá las señoritas
Que gastan el polisón.

OCTAVIO: Esa es una ronda.

FINA: Sí.

OCTAVIO: Con esa no puede conciliar el sueño tu...

FINA: Otra no me acuerdo.

OCTAVIO: Bueno, que Fina cante con esa.

FINA:
Qué tontas son las mujeres
Que se asustan del ratón
Y no se asustan del hombre
Que es un animal mayor…

OCTAVIO: Octavio tendría que levantarse a bailar con su Fina adorada. Pero Octavio
está que tirita de frío…

15
FINA: Quedáte así, quedáte así.

OCTAVIO: Mañana, que en el Correo no me esperen, eh. Mañana Octavio se queda


aquí al lado de su Finita, calentito.

FINA: ¿Qué?

OCTAVIO: Me quedo; no voy a trabajar.

FINA alarmada: Por qué?

OCTAVIO: Porque no. Voy a renunciar. Ahí no aprecian como se debe a Octavio
Monferrato. Empiezo otra vida y mañana no, porque me quedo, pero pasado mañana
voy y renuncio al Correo. No voy nunca más.

FINA: ¿Nunca más?

OCTAVIO: Ni siquiera voy a ir a buscar el tintero, el secante. Ni los sellos yugoslavos


que tengo escondidos.

FINA: Creo que necesito una friega en la espalda.

OCTAVIO: Ya ni los sellos me importan.

FINA: ¿Y qué vas a hacer, Octavio? ¿Vas a salir a buscar trabajo así, en pleno invierno,
con este frío…?

OCTAVIO: No.

FINA: No.

OCTAVIO: No.

FINA: ¿Y qué vas a hacer?

OCTAVIO: Estar acá. Cuidar los pollitos.

FINA: …

OCTAVIO: Octavio se quedará acá con su adorada.

FINA: Estoy necesitando una pastilla. El dolor me viene del tobillo para arriba y me dá
arcadas.

OCTAVIO: Pobrecita Fina.

FINA: …

OCTAVIO: Me entró el sueño ahora. Octavio se le duerme a Finita…

16
Fina se sienta y lo acaricia.
Al segundo, Octavio está dormido.

FINA: Octavio: ¿te dormiste? ¿Estás dormido?

OCTAVIO:

FINA: Qué rápido te dormís, Octavio. Jesus te conserve el buen dormir.

Fina entre embelesada y desesperada.

FINA: Tampoco es que yo quería un compadrito. Nunca me gustaron los compadritos.


Los calaveras, los milongueros. Un hombre como un refucilo no quería, no. (dudando)
¡Yo, que tanto te adoro, Octavio! Yo nunca tuve un amor, no sé qué era eso… ¿Por qué
el amor trastorna a las personas? El doctor Belcredi debe tener una respuesta para esto,
una pastilla, un jarabe. ( Un tiempo; sorda): Yo no soy de callejear para ver si se me
arrima uno y me prueba, prueba a ver si le gusto… una fruta yo no soy… no quiero que
me machuquen por nomás un día. Por eso, Octavio, vos eras… vos fuiste para mí… vos
sos el único. El unico hombre de mi vida. ¡Ay, Jesusito asistime! (Sofocación) Octavio,
¿te dormiste del todo, verdad? Octavio…

Octavio está dormido como un tronco; ella lo besa en la frente.


Se queda sentada al lado de él.
Las luces bajan, apagón.

Escena 3:
Dos meses después.
Octavio está tallando figuritas de madera.
Las gallinas van y vienen libremente por la casa.
Entra Fina, abrigada, con la renguera muy acentuada.

FINA: …

OCTAVIO: Mirá. Hice un caballito.

Fina se quita bufanda, abrigo y lo cuelga del perchero.

OCTAVIO: No le gusta a Finita?

FINA: Muy lindo.

OCTAVIO: Un día feo en el hospital?

FINA: No.

OCTAVIO: …Fina tiene la carita pálida.

FINA: La encontré a tu mujer.

17
OCTAVIO: Ah. Justo que hoy que yo no fui a vender las estatuitas, ella fue? Le cobraste
al doctor López los dos chanchitos que le vendí? Los quería para un sobrinito. Les hice
un hociquito lo más mono! No, mono, no. Chanchito.

FINA: No fue una casualidad encontrarla.

OCTAVIO: Estaba enferma la abandonada Angiolina?

FINA: Yo estoy enferma. Ella está en sus cabales.

OCTAVIO: Fina le decía culebra ponzoñosa.

FINA: Podés terminarla con eso, Octavio? Día y noche me repetís lo mismo.

OCTAVIO: Yo no le puse a Fina el mote en la boca.

FINA: Vino tu mujer al hospital y estuvimos hablando.

OCTAVIO: Están todos bien?

FINA: Sí. El nene te manda sus saludos.

OCTAVIO: Me echan de menos.

FINA: No.

OCTAVIO: Qué raro.

Fina camina y resbala sin llegar a caerse.

FINA: ¡Podrías limpiar la caca de estos bichos! ¿Querés que me mate?

OCTAVIO: El maíz pisingallo que les di estaba picado. Creo que les hizo mal y por eso
ensucian por todas partes… Pero ya colgué la colcha para que se oree… no le va a
quedar nada…

FINA: ¿La colcha al crochet? La del ajuar de la tía Azucena?

OCTAVIO: ¿Cuál es el escándalo? Las gallinas tienen el culito así de chiquito: Fina no
debe ser tan aspamentosa.

Octavio sigue tallando sin levantar la vista.


Fina se acomoda delante de él.

FINA: Octavio, tengo que hablarte.

OCTAVIO: …

FINA: Es importante, querido.

18
OCTAVIO: Oigo.

FINA: Necesito que me mires cuando te hablo.

OCTAVIO: Tengo los oídos a los costados. No en los ojos.

FINA: Ya sé. Pero quiero que me prestes atención.

OCTAVIO: Octavio tiene que leerle los labios a Fina?

FINA haciendo enorme acopio de paciencie: Oíme bien, querido. Hablé con tu esposa.
La cité en el comedor del hospital. Estuvo muy bien la charla. Yo, con todo lo que me
dijiste de tu mujer, pensé que iba a hacer una escena. Nada de eso, se sentó y escuchó
todo lo que le dije. Una señora lo más bien para vos; con la boca como un buzón de
grande, pero muy compuesta. Si debo ser sincera, tengo que admitir que yo estaba más
nerviosa que ella. Por eso me había anotado las palabras que le tenía que decir. Primero
le aclaré que yo no soy una desalmada…

OCTAVIO: ¿Qué tenía Fina que decirle a la mujer de Octavio?

FINA: Cosas, Octavio. Cuestiones de mujeres.

OCTAVIO: Le habló la esposa perdida a Fina adorada del accidente del caballo?

FINA: Me comentó, sí. Cuando eras jovencito, me dijo. Estabas comprometido con ella
cuando te pateó el alazán.

OCTAVIO: En la nuca, todavía me duele si me toco.

FINA: No te toques entonces, y escucháme.

OCTAVIO: Era un caballo grande como un búfalo.

FINA: Sí, sí. Dice que ella se sintió responsable del accidente. Porque como sucedió en
el campo de su familia… Se sintió obligada a casarse con vos, aunque fuera un
matrimonio póstumo. Que es si vos te hubieras muerto.

OCTAVIO: ¿Puedo seguir con las figuritas?

FINA: No, esperá. No terminé. Como sea, tu mujer dice que te perdona y que podés
volver con ella.

OCTAVIO: …

FINA: Eso, que te espera esta noche misma en la casa. Que te mantendrán la estufa
encendida. Y que no te demores callejeando.

OCTAVIO: Octavio no vuelve con la esposa.

19
FINA: No seas así, Octavio. No te creas que no me costó convencerla. Le expliqué
claramente que no la habías dejado por hacerle un daño. Que te dejaste llevar por un
impulso funesto, pasional. Pero que en tu corazón siempre la seguiste amando y… Ella
no es una mujer reconrosa y te perdona. No eches a la basura el perdón de una mujer tan
piadosa, Octavio.

OCTAVIO: La esposa era pérfida.

FINA: Octavio, no hagás renegar.

OCTAVIO: Yo no la quiero. Octavio quiere nada más a su Fina.

FINA: Octavio, ¡basta de capricho! Mirá la gallina blanca! Sacá la gallina de arriba de
la carpetita de coco! ¡Me la va a arruinar con las pezuñas!

Octavio saca la gallina.

OCTAVIO: Garras tiene, no pezuñas.

FINA: Bueno, que juntes tus petates y ella te recibe esta tarde o mañana y ya verán
cómo se arreglan. Yo, Octavio, te deseo todo lo mejor. Digámonos adiós en paz y
tengamos el mejor recuerdo posible de nosotros. ¡Sacáme esa gallina de la vista! Está
arañando la alfombrita, qué bicho de mierda. Cagan comen y duermen no hacen otra
cosa. No ponen un huevo ni por milagro.

OCTAVIO: Yo no quiero irme con la Angiolina.

FINA: Así es la vida, Octavio.

OCTAVIO: Pero si Octavio se va del lado de Fina, ¿la adorada qué hará?

FINA: Vos hablás de mí, de yo? ¡Necesito una rosa de los vientos para entenderte,
Octavio! ¡Ah, ah! Ya estoy confundida; hablo como vos, camino como las gallinas: en el
hospital me van a meter en el pabellón de locos mansos cualquier día. Pero no me van a
dejar salir. ¡Ni cantar! Apenas abra la boca, me amordazan.

OCTAVIO: Adónde irá Fina la adorada, la esposa del corazón de Octavio?

FINA: Seguiré adelante. Renga, pero seguiré.

OCTAVIO: Vos no tenés adonde ir, Fina.

FINA: Me estás diciendo vagabunda. Me llamás vagabunda porque estás enojado en


este momento. Se te va a pasar, Octavio. Verás que fui el amor de tu vida y al amor de la
vida es mejor recordarlo bien que tenerlo al lado todo el día. Vos también sos el amor de
mi vida.

OCTAVIO: Fina se hizo ilusión con el doctor Belcredi.

FINA: No, no. Yo te fui fiel, Octavio. Porque soy una mujer de ley, que cuando quiere…

20
OCTAVIO: Si tanto quiere Fina al coso ese, Octavio le puede proponer que gaste en el
criadero. Que ponga una platita y cuando haya ganancias, se le devuelve. Tiene un
nombre en economía cuando una persona pone plata en un asunto ajeno. ¿Cómo se
dice?

FINA: Inversión se llama, Octavio. Vos me tendrías que haber contado lo del caballo a
tiempo. Un accidente lo puede tener cualquiera. Uno pasea por el campo y viene un
caballo y te da una patada en la nuca… Pasa todos los días que los caballos patean en la
cabeza a los incautos; es la fatalidad. Decímelo a mí que soy renga. Un accidente no
envilece el alma de las personas, sino que… Una cosa es la fatalidad y otra es vivir
como una bomba de tiempo que le explota a los seres queridos en el rostro sin el menor
aviso.

OCTAVIO: Fina nació con el alma envilecida.

FINA: No me digas eso, Octavio… Yo te he querido con todo mi ser, con desesperación.
Si algún reproche tenés, hacéselo a mi desesperación. Que si yo hubiera sido sensata, si
yo hubiera usado la cabeza… ¡No se puede vivir pensando con el liguero! Pero me
enamoré, los besos, las caricias… Jesús, Jesús… ¡Está bien, está bien! Tenían razón,
tienen razón: no hay que jugar con fuego. ¿Y qué? Ya está hecho y bien que lo padezco.

OCTAVIO: Octavio te dice: no es el pie el asunto. La vileza corre por la sangre de


Josefina Asunción Díaz.

Octavio se pone a llorar.


Junta sus cosas.

OCTAVIO: Estás echando a tu Octavio.

Fina llora con disimulo.

FINA: Lleváte todos los pollos, Octavio.

OCTAVIO: Octavio no quiere irse.

FINA: No lo hagas peor.

OCTAVIO: Cuando uno quiere a una y esa una no lo quiere, es como cuando un calvo
encuentra un peine.

FINA: Así, sin brújula no me hables. (…) Y lleváte ese gallo maldito que hace dos
semanas que no duermo.

OCTAVIO: Octavio se marcha. Pero Fina, ¿qué hará cuando vengan a sacarla de la casa
los religiosos? Adónde irá Fina, sin casa…? Porque allá en Calamuchita la esperaba el
tío de Octavio, a Octavio y a su adorada y a todos los pollos, para poner el criadero y
hacerse ricos.

FINA: No entiendo…

21
OCTAVIO: La casa, ésta. La vendí.

FINA: ¿Esta casa…?

OCTAVIO: Sí. Se la vendí a la curia. Quieren poner una escuela de catecismo.

FINA: En mi casita, la que heredé de la tía Azucena?

OCTAVIO: Sí.

FINA: La vendiste.

OCTAVIO: Octavio la vendió.

FINA: Cómo?

OCTAVIO: Con el poder que Fina le dio.

FINA: Con el…? Qué poder?

OCTAVIO: El de las pastillas.

FINA: Estás chiflado, Octavio.

OCTAVIO intentando aclararse: Fina le hizo el poder a Octavio para que le retire las
pastillas en la farmacia del Saladillo. Las pastillas para el dolor del pie de la pobre Fina.
Ella hace el turno noche, Octavio busca las pastillas por la mañana. Fina puso: Denle las
pastillas a Octavio Monferrato en calidad de testaferro… y la firma: dos letritas: J. D.

FINA: ¿¿Me falsificaste la firma???

OCTAVIO: Fina lo adora a Octavio; ya no está la tarasca alacrana de la esposa que les
hacía la vida imposible. Ahora están juntos para siempre y se irán a Calamuchita a
ponerse un criadero. Necesitan plata; Octavio hace …¿cómo se dice? El padre Adolfo
compra la casa, de la Orden Salesiana… el Escribano Rapetti, el que estaba internado en
la 216 por la apendicitis, que se recuperó gracias a los rezos al Jesús de Fina, hizo el
boleto de compra-venta… todo muy correcto; cobró una comisión un poco salada…

FINA: El escribano Rapetti…?

OCTAVIO: Ese al que le cantabas:


El gato de la alegría
Ha caído del tejado
Se ha roto siete costillas
Y, por medio, el espinazo.
Ya le llevan a enterrar
Por la Calle del Pescado

Fina horrorizada.

22
FINA: Rapetti, el de la apendicitis? El que tiene la escribanía en el centro? Ese?

OCTAVIO:
Queriendo hacer testamento
Llamaron al abogado
Dejó a la gatita parda
Un cuarto de charqui asado.
Con el golpe y las heridas
Se murió el señor don gato
Lo llevaron a enterrar
Cuatro gatos colorados.

FINA: ¿Qué hiciste, Octavio?!

OCTAVIO saca de su chaqueta dos pasajes de tren: Los boletos de tren. Para Octavio y
su adorada. A Córdoba ciudad; ahí el tío los busca y se los lleva a Calamuchita en
carreta.

Fina examina los pasajes.

OCTAVIO: Pero ahora a Octavio, Fina lo echa como un perro.

Octavio le quita los pasajes, dá media vuelta y se encamina hacia la puerta.

FINA: ¡Las gallinas, Octavio!

Octavio se vuelve, pero no hace nada.


Fina, nerviosa, revolea a los pollos y los encierra fuera de escena.

FINA: ¿Cuándo vienen por mi casa?

Octavio hace dos con las manos.

FINA: Dos meses?

El sigue levantando dos dedos.

FINA: Dos semanas?

Octavio hace no con la cabeza.

FINA: La plata de la venta. ¿Dónde está?

OCTAVIO: En el criadero; en Calamuchita.

Un tiempo

OCTAVIO: Octavio se marcha. Adiós, Fina.

23
FINA: No, Octavio, no!

OCTAVIO: Que Fina se busque otro amor, que para Octavio está muerta.

Octavio sale.

FINA: Octavio, ¡no te vayas!

Fina sale; vuelve al instante tiritando de frío.

FINA estática: Octavio se fue al final…

Fina tararea una canción, sin sentimiento, pensativa.

FINA:
Al tururú, duerme niña tranquila,
Al tururú, duerme no tengas miedo
Al tururú, que son las once y media
Ay, ay, ay, que me lo ha dicho el sereno…

Apagón final

24

You might also like