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El acto administrativo.
Referencias Legislativas
• Ley 30/1992, de 26 de noviembre, de Régimen Jurídico de las
Administraciones Públicas y del Procedimiento Administrativo
Común.
• Ley 29/1998, de 13 de julio, reguladora de la Jurisdicción
Contencioso–Administrativa.
Derecho Administrativo
Guión-resumen
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1. El acto administrativo
1.1. Concepto
El concepto de acto administrativo es uno de los más importantes de todo el Derecho
Administrativo por cuanto estos actos constituyen la piedra angular de todo el ordena-
miento jurídico-administrativo.
Tal como destaca FORSTHOFF, si tratamos de buscar una definición que responda al
significado literal de las palabras, tendríamos que decir que acto administrativo es cualquier
acto realizado por la Administración como si fuese un particular, sin distinguir si dicha acti-
vidad es regulada o no por el Derecho público y sin hacer referencia a su objeto y a su fin.
Ahora bien, si queremos delimitar más el concepto deberíamos tener en cuenta que
el acto administrativo es el obrar de la Administración con sometimiento al Derecho Admi-
nistrativo.
El origen del concepto es discutido por la doctrina. Así, unos lo sitúan en el Derecho
Administrativo francés, mientras otros lo sitúan en Alemania.
La doctrina alemana señala que el acto administrativo tiene una semejanza con una
sentencia judicial, es decir, como un acto que decide autoritariamente la situación jurídica
del súbdito, en un caso concreto.
De esta forma, según GARRIDO FALLA, el acto administrativo trata de ejecutar o con-
cretar la ley y se convierte en requisito previo de toda operación material realizada por la
Administración Pública.
ENTRENA CUESTA, de una forma más breve, lo define como “un acto jurídico reali-
zado por la Administración con arreglo al Derecho Administrativo”.
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“Los actos administrativos que dicten las Administraciones Públicas, bien de oficio o
a instancia del interesado, se producirán por el órgano competente ajustándose al proce-
dimiento establecido.
Por tanto, podemos concluir que en las definiciones más básicas del acto administrati-
vo confluyen dos elementos principales, como son, de un lado, la condición de acto jurídi-
co, pues se trata de un hecho humano realizado por una voluntad consciente y exterioriza-
da, que produce efectos jurídicos. Y, además, la necesaria participación de la Administración
como sujeto activo.
Sin embargo, como ponen de relieve diversos autores, hay que añadir a estos ele-
mentos que el contenido de un acto podrá expresarse también, en determinadas ocasio-
nes, con una manifestación no proveniente de la voluntad consciente, como podría ser la
expedición de un certificado solicitado a una autoridad administrativa, o la emisión de un
informe o dictamen de un órgano consultivo, en los que se requiera simplemente una acti-
vidad de juicio registral o expedidor de un acto que, por su contenido y significación jurí-
dica, constituya un acto administrativo.
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— Acto presunto, aquí se produce una ficción jurídica, puesto que no se produce
ningún acto administrativo. Ante la ausencia de voluntad administrativa, la ley
sustituye la voluntad inexistente por una de carácter positivo o negativo, depen-
diendo de los casos. Es decir, transcurrido un cierto tiempo de inactividad de la
Administración ante una petición o solicitud, el solicitante puede entender,
según los casos, que su petición ha sido aceptada o rechazada. Así pues, el silen-
cio administrativo se convierte, mediante esta ficción, en acto administrativo. La
regla es que el silencio es positivo, es decir, se entenderá estimada la solicitud del
ciudadano; siendo muy limitados los casos de silencio negativo.
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Antes de iniciar el análisis de cada uno de ellos, conviene destacar que no todos revis-
ten la misma importancia: mientras que el subjetivo y el objetivo deberán concurrir en
todo acto administrativo, la exigencia de los restantes dependerá de lo que en cada caso
disponga el Derecho positivo.
Así pues, para que podamos hablar de un acto válidamente producido, su elemento
subjetivo requiere:
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rizar una relación de las que haya dictado de forma verbal, con expre-
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• Planteamiento general
La Administración, única autora posible de los actos, actúa a través de Órganos que deben ser competentes. Ade-
más, el titular del órgano ha de contar con la correspondiente legitimación y hallarse en situación abstracta de
imparcialidad.
• La competencia
— Es irrenunciable y se ejercerá por los órganos administrativos que la tengan atribuida, salvo casos de delega-
ción y avocación.
— Delegación: implica conferir el ejercicio de la competencia a otros órganos administrativos, aunque no sean
dependientes jerárquicos.
— Avocación: se produce cuando el órgano superior asuma el conocimiento de un asunto que corresponde a
órganos dependientes.
• Legitimación
El titular debe reunir los requisitos necesarios (nombramientos, toma de posesión, etc.) para actuar en nombre de
la Administración.
• Imparcialidad
Objetivo
• El acto ha de referirse a un objeto posible, lícito y determinado.
• Su contenido podrá estar integrado por una declaración de voluntad, conocimiento, deseo o juicio.
Final
• El acto debe tender a la satisfacción del interés general, de lo contrario incurrirá en desviación de poder.
Causal
• Es la razón justificadora de cada acto; la circunstancia que justifica en cada caso que un acto se dicte.
Formal
• Los actos se producirán por escrito, a menos que su naturaleza exija o permita otra forma más adecuada de
expresión y constancia.
• Si la competencia se ejerce de forma verbal, el funcionario que la reciba oralmente efectuará y firmará la cons-
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• Los actos administrativos de una misma naturaleza (nombramientos, p.e.) podrán refundirse en un único acto. VINCIT
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4.1.2. Validez
Un acto es válido cuando reúne todos los requisitos o elementos que exige el orde-
namiento; consecuentemente, un acto es inválido cuando carece de alguno de ellos, o, si
lo tiene, está viciado.
Los vicios o carencias del acto pueden ser más o menos importantes: es justamente en
función de esta importancia como se establecen los diferentes niveles o grados de invalidez.
Y en lo referente a la eficacia, el mismo art. 57.1 de la LRJ-PAC añade que los actos serán
válidos y producirán efectos desde la fecha en que se dicten, salvo que en ellos se disponga
otra cosa, con lo cual, además de presumirse válido, el acto produce efectos inmediatamen-
te (salvo los casos, ya mencionados, del art. 57.2 de la Ley 30/1992). Esto implica que la
interposición de un recurso administrativo no suspende la eficacia del acto, que sigue pro-
duciendo sus efectos. Este carácter no suspensivo de los recursos se justifica para impedir el
que pueda paralizarse la actividad administrativa, mediante recursos arbitrarios.
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Sin embargo, la eficacia hace referencia a los efectos jurídicos del acto, es decir, a la
publicación, notificación, o alguna condición. Un acto que sea válido puede ser declarado
nulo (art. 62 de la LRJ-PAC) o anulable (art. 63 de la LRJ-PAC). Al mismo tiempo, un acto
perfectamente válido puede que sea ineficaz si está pendiente de su publicación, notifica-
ción o alguna otra condición que supedite su eficacia (art. 57 de la LRJ-PAC).
“La eficacia quedará demorada cuando así lo exija el contenido del acto o esté supe-
ditada a su notificación, publicación o aprobación superior”.
resados:
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“Se notificarán a los interesados las resoluciones y actos administrativos que afec-
ten a sus derechos e intereses, en los términos previstos en el artículo siguiente”.
B) Contenido
C) Plazo
El mismo apartado 2 del art. 58 establece el plazo en que deben cursarse las notifica-
ciones:
“Toda notificación deberá ser cursada en el plazo de diez días a partir de la fecha
en que el acto haya sido dictado”.
NOTIFICACIÓN
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D) Práctica
“1. Las notificaciones se practicarán por cualquier medio que permita tener cons-
tancia de la recepción por el interesado o su representante, así como de la fecha,
la identidad y el contenido del acto notificado.
La acreditación de la notificación efectuada se incorporará al expediente.
2. En los procedimientos iniciados a solicitud del interesado, la notificación se prac-
ticará en el lugar que éste haya señalado a tal efecto en la solicitud. Cuando ello
no fuera posible, en cualquier lugar adecuado a tal fin, y por cualquier medio
conforme a lo dispuesto en el apartado primero de este artículo.
Cuando la notificación se practique en el domicilio del interesado, de no hallar-
se presente éste en el momento de entregarse la notificación, podrá hacerse
cargo de la misma cualquier persona que se encuentre en el domicilio y haga
constar su identidad. Si nadie pudiera hacerse cargo de la notificación se hará
constar esta circunstancia en el expediente junto con el día y la hora en que se
intentó la notificación, intento que se repetirá por una sola vez en una hora dis-
tinta dentro de los tres días siguientes.
3. “…”. Derogado por la Ley 11/2007, de 22 de junio, de acceso electrónico de los
ciudadanos a los Servicios Públicos, en lo relativo a la notificación por medios
telemáticos.
4. Cuando el interesado o su representante rechace la notificación de una actuación
administrativa, se hará constar en el expediente, especificándose las circunstan-
cias del intento de notificación y se tendrá por efectuado el trámite siguiéndose
el procedimiento.
5. Cuando los interesados en un procedimiento sean desconocidos, se ignore el
lugar de la notificación o el medio a que se refiere el apartado 1 de este artículo,
o bien, intentada la notificación, no se hubiese podido practicar, la notificación
se hará por medio de anuncios en el tablón de edictos del Ayuntamiento de su
último domicilio, en el Boletín Oficial del Estado, de la Comunidad Autónoma
o de la Provincia, según cuál sea la Administración de la que proceda el acto a
notificar y el ámbito territorial del órgano que lo dictó.
En el caso de que el último domicilio conocido radicara en el extranjero, la noti-
ficación se efectuará mediante su publicación en el tablón de anuncios del Con-
sulado o Sección Consular de la Embajada correspondiente.
Las Administraciones Públicas podrán establecer otras formas de
notificación complementarias a través de los restantes medios de
difusión, que no excluirán la obligación de notificar conforme a los
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E) Notificación defectuosa
Podemos definir la notificación defectuosa como aquella que no contiene todos los
requisitos exigidos en el art. 58.2 Ley 30/1992.
Sin embargo, la Ley 30/1992 en su art. 58.3, indica que:
“Las notificaciones que conteniendo el texto íntegro del acto omitiesen alguno
de los demás requisitos previstos en el apartado anterior surtirán efecto a partir
de la fecha en que el interesado realice actuaciones que supongan el conoci-
miento del contenido y alcance de la resolución o acto objeto de la notificación
o resolución, o interponga cualquier recurso que proceda”.
Por tanto, aquí se subsana el vicio por la manifestación expresa o implícita.
La interposición del recurso procedente –y no la de cualquier otro– con-
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FORMA FORMA
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son desconocidos. • Notificar en el tablón de
3. IMPOSIBILIDAD DE anuncios del
NOTIFICACIÓN 3. Porque se ignora el lugar Ayuntamiento del último
de notificación. domicilio.
• Se publicará en el BOE de
la CCAA o de la
4. Porque no se pudo practicar
provincia.
la notificación intentada.
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— Convalidación. VINCIT
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por la Ley 4/1999, de 13 de enero) establece la obligación que tiene la Admi- ADAMS
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nistración para dictar resolución expresa en todos los procedimientos y a notificarla cual-
quiera que sea su forma de iniciación.
Se exceptúa de la obligación de resolver, los supuestos de terminación del procedi-
miento por pacto o convenio, así como los procedimientos relativos al ejercicio de dere-
chos sometidos únicamente al deber de comunicación previa a la Administración.
El plazo máximo en el que debe notificarse la resolución expresa será el fijado por la
norma reguladora del correspondiente procedimiento. Este plazo no podrá exceder de seis
meses salvo que una norma con rango de ley establezca uno mayor o así venga previsto en
la normativa comunitaria europea.
Cuando las normas reguladoras de los procedimientos no fijen el plazo máximo, éste
será de tres meses. Este plazo y los previstos en el párrafo anterior se contarán:
a) En los procedimientos iniciados de oficio, desde la fecha del acuerdo de iniciación.
b) En los iniciados a solicitud del interesado, desde la fecha en que la solicitud haya
tenido entrada en el registro del órgano competente para su tramitación.
El transcurso del plazo máximo legal para resolver un procedimiento y notificar la
resolución se podrá suspender en los siguientes casos:
a) Cuando deba requerirse a cualquier interesado para la subsanación de deficien-
cias y la aportación de documentos y otros elementos de juicio necesarios, por
el tiempo que medie entre la notificación del requerimiento y su efectivo cum-
plimiento por el destinatario, o, en su defecto, el transcurso del plazo concedido,
todo ello sin perjuicio de lo previsto en el art. 71 de la Ley 30/1992.
b) Cuando deba obtenerse un pronunciamiento previo y preceptivo de un órgano
de las Comunidades Europeas, por el tiempo que medie entre la petición, que
habrá de comunicarse a los interesados, y la notificación del pronunciamiento a
la Administración instructora, que también deberá serles comunicada.
c) Cuando deban solicitarse informes que sean preceptivos y determinantes del
contenido de la resolución a órgano de la misma o distinta Administración, por
el tiempo que medie entre la petición, que deberá comunicarse a los interesados,
y la recepción del informe, que igualmente deberá ser comunicada a los mismos.
Este plazo de suspensión no podrá exceder en ningún caso de tres meses.
d) Cuando deban realizarse pruebas técnicas o análisis contradictorios o dirimentes
propuestos por los interesados, durante el tiempo necesario para la incorpora-
ción de los resultados al expediente.
e) Cuando se inicien negociaciones con vistas a la conclusión de un pacto o con-
venio en los términos previstos en el art. 88 de Ley 30/1992, desde la declara-
ción formal al respecto y hasta la conclusión sin efecto, en su caso,
de las referidas negociaciones que se constatará mediante declara-
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De acordarse, finalmente, la ampliación del plazo máximo, éste no podrá ser superior
al establecido para la tramitación del procedimiento.
Contra el acuerdo que resuelva sobre la ampliación de plazos, que deberá ser notifi-
cado a los interesados, no cabrá recurso alguno.
Directamente relacionada con la obligación de resolver y con el transcurso de los pla-
zos, se encuadra la denegación presunta que supone el silencio administrativo negativo, y
la excepción del silencio positivo, que se analizará en el siguiente epígrafe.
PARADA VÁZQUEZ, por su parte, reconoce la diferenciación entre actos expresos o
tácitos en virtud del silencio administrativo, y añade: “también se habla de actos presun-
tos porque la voluntad administrativa se deriva de hechos concluyentes”. Como se verá a
continuación, formalmente, la ausencia de respuesta, el silencio de la Administración fren-
te a una petición o el recurso de un particular, es un hecho jurídico, pues falta la declara-
ción de voluntad dirigida a producir efectos jurídicos como es propio de actos expresos. El
silencio es el comportamiento del que no manifiesta ninguna voluntad: qui tacet non uti-
que fatetur. Y añade PARADA que, a diferencia de otros órdenes como el civil, el Derecho
Administrativo atribuye al silencio un significado estimatorio o desestimatorio (de ahí que
se hable de silencio positivo o negativo).
Más conexión con el problema de la forma de la declaración de voluntad administra-
tiva, como recuerda GARRIDO FALLA, presentan las declaraciones tácitas, que consisten
en comportamientos de la Administración que, sin tener por fin manifiesto una voluntad,
directamente la presuponen. La ya extinguida “jurisdicción de agravios” declaró expresa-
mente que del silencio administrativo “se distingue el acto administrativo tácito, en el que,
si bien se produce la misma abstención del pronunciamiento principal, sin embargo, con-
siste en una declaración indirecta o en una ejecución que significa por sí misma y sin pre-
cisión de una disposición general que lo interprete o dé valor, aquiescencia o repulsa”.
Y desde este punto de vista, el mencionado autor concluye que todo el problema de
las declaraciones tácitas resulta ser una cuestión de interpretación, a los efectos de cono-
cer lo que la Administración ha querido. Señala ZANOBINI que estas declaraciones o actos
tácitos se producirían en todos aquellos acuerdos que no serían jurídicamente posibles sin
un acto precedente, lo que revelaría la existencia de éste, como es el caso de
un funcionario que implica un precedente acto de nombramiento, o la con-
cesión de una subvención a una institución, que presupone el reconocimien-
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6. El silencio administrativo
La regulación del silencio administrativo, positivo o negativo, es la garantía que impi-
de que los derechos de los particulares se vacíen de contenido por la inactividad de la
Administración. Se establece tal garantía en el art. 43, y actúa cuando los ciudadanos no
obtienen respuesta expresa de la Administración dentro de plazo.
La Ley 4/1999 introduce una importante modificación en la Ley 30/1992 en el
supuesto en que transcurrido el plazo para resolver una solicitud la Administración no con-
testa al ciudadano, es decir, lo que conocemos como silencio administrativo. Tenemos que
establecer, en primer lugar, que la Administración tiene la obligación de resolver aun en el
supuesto que hayan transcurrido los plazos fijados en la Ley.
En cuanto al silencio administrativo, el art. 43, que lo regula en procedimientos ini -
ciados a solicitud del interesado, prevé:
Como regla general el silencio positivo (es decir, se entenderá estimada la solicitud del
ciudadano), exceptuándose sólo cuando una norma con rango de ley por razones imperiosas
de interés general o norma de la Unión Europea establezca lo contrario. No podemos
olvidar que, cuando se regula el silencio, en realidad se están tratando de establecer medidas
preventivas contra patologías del procedimiento ajenas al correcto funcionamiento de la
Administración que diseña la propia Ley. Pues bien, estan situación de falta de respuesta
por la Administración nunca puede causar perjuicios innecesarios al ciudadano, sino que,
equilibrando los intereses en presencia, normalmente debe hacer valer el interés de quien
ha cumplido correctamente con las obligaciones legalmente impuestas.
Se exceptúan de la regla general de silencio positivo los procedimientos de ejercicio
del derecho de petición, los de revisión de actos administrativos y disposiciones generales,
los iniciados de oficio y los procedimientos de los que pudiera derivarse para los solicitantes
o terceros la adquisición de facultades sobre el dominio o servicio público.
La reforma de 1999 suprime la certificación de actos presuntos que permitía a la Admi-
nistración, una vez finalizados los plazos para resolver y antes de expedir la certificación o
que transcurriera el plazo para expedirla, dictar un acto administrativo expreso aun cuando
resultara contrario a los efectos del silencio ya producido. Por todo ello, el silencio admi-
nistrativo positivo producirá un verdadero acto administrativo eficaz, que la Administración
Pública sólo podrá revisar de acuerdo con los procedimientos de revisión establecidos en la Ley.
Igualmente, se concibe el silencio administrativo negativo como ficción legal para
permitir al ciudadano interesado acceder al recurso contencioso-administrativo, aunque,
en todo caso, la Administración tiene la obligación de resolver expresamente, de forma que
si da la razón al ciudadano, se evitará el pleito.
Por su parte, el art. 44 regula la inactividad de la Administración en los procedimientos
iniciados de oficio.
Se diferencian los casos en los que pudiera derivarse el reconocimiento o
constitución de derechos o situaciones jurídicas individualizadas, en los cuales los
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interesados que hubieran comparecido podrán entender desestimadas sus pre- VINCIT
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La obligación de dictar resolución expresa a que se refiere el art. 42.1 de la Ley 30/1992,
se sujetará al siguiente régimen:
Los actos administrativos producidos por silencio administrativo se podrán hacer valer
tanto ante la Administración como ante cualquier persona física o jurídica,
pública o privada. Los mismos producen efectos desde el vencimiento del
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que la misma se haya producido, y su existencia puede ser acreditada por ADAMS
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SILENCIO ADMINISTRATIVO
Art. 43
Positivo Negativo
— El interesado podrá entender estimada la solici- — El interesado podrá entender desestimada la solicitud.
tud. — Se producirá:
— Es la regla general: sólo será negativo en los 1. Cuando lo establezca una norma con rango de ley
casos previstos (ver cuadro adjunto). por razones imperiosas de interés general o de la
— Tiene consideración de acto finalizador del pro- Unión Europea .
cedimiento. 2. Si se ejercita el derecho de petición (art. 29 de la
— Puede acreditarse por cualquier medio, incluido Constitución).
el certificado, el cual deberá emitirse en el plazo 3. Si la estimación acarrease transferencia de facultades
máx. de 15 días. relativas al dominio o al servicio público.
— Produce efectos desde el vencimiento del plazo 4. En los procedimientos de impugnación de actos y
en que debió dictarse y notificarse la resolución. disposiciones (regla general).
— La resolución expresa posterior, en su caso, será 5. Cuando se trate de procedimientos iniciados de
siempre confirmatoria. oficio de los que pudiesen derivar derechos para
los interesados (art. 44.1).
— Permite interponer el recurso que proceda.
— Acreditación y momento de producción de efectos: igual
que el silencio positivo.
— La resolución expresa posterior, en su caso, podrá
confirmar o no la denegación.
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En todo caso, las Administraciones Públicas informarán a los interesados del plazo
máximo normativamente establecido para la resolución y notificación de los procedimien-
tos, así como de los efectos que pueda producir el silencio administrativo, incluyendo dicha.
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La suspensión puede ser dictada por la misma autoridad que realizó el acto, por una
autoridad gubernativa y por la autoridad judicial. En cuanto a la suspensión gubernativa,
ésta puede ser de oficio o en virtud de recurso.
Parece natural que la autoridad administrativa que ha realizado el acto pueda, en oca-
siones, suspender la ejecución del mismo. Esta facultad guarda perfecta correspondencia
con los fines de la Administración Pública, a saber: la satisfacción de los intereses generales.
Si la Administración vulnera estos requisitos, actúa por vía de hecho y sí que podrían
emplearse aquí los interdictos.
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Hay que tener en cuenta que no podrá imponerse una obligación de este
tipo (pecuniaria) que no estuviese establecida con arreglo a una norma de
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rango legal.
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Con las multas coercitivas lo que la Administración hace es enviar multas encadena-
das en el tiempo, una y otra vez, con el fin de hacer efectiva la prestación. No tienen carác-
ter retributivo, sino que se orientan a forzar el cumplimiento de la obligación legal que se
trate, por ejemplo los recargos de Hacienda o de las Cotizaciones a la Seguridad Social.
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A través de este sistema, la Administración utiliza la coacción con el fin de poder eje-
cutar sus actos, sin necesidad de acudir a los Tribunales, en el supuesto que el afectado no
cumpla con su obligación.
arts. 93 a 101
REGLAS GENERALES
Apremio Multa Ejecución Compulsión
sobre el subsidiaria sobre las
patrimonio coercitiva personas
• Los actos administrati- • Se utilizará cuando, • Se impondrán en la • Debe tratarse de • Debe autorizarse la
vos serán inmediata- en virtud de acto forma y cuantía que actos no personalísi- Ley.
mente ejecutivos, pre- administrativo, las Leyes determinen. mos que puedan ser • Se respetará la dig-
vio apercibimiento. hubiese de satisfa- • Pueden reiterarse realizados por sujeto nidad de la persona
cerse cantidad
• No se iniciará ninguna por lapsos de tiempo distinto del obligado. y los derechos esta-
líquida.
acción ejecutiva sin suficientes para • La Administración blecidos en la
• No podrá imponer-
resolución previa que se obligación pecu- cumplir lo ordenado. podrá realizar el acto Constitución.
la fundamente. niaria que no estu- • Es independiente de por sí o a través de • Procede cuando se
• La interposición de un viere establecida las sanciones que las personas que se trate de actos per-
recurso no suspende la con rango de ley. procedan y compati- determine, a costa sonalísimos de no
ejecución del acto ble con ellas. del obligado. hacer o soportar.
impugnado, salvo que • Procede: • El importe podrá • Si el responsable de
ésta pudiese causar per- - En actos personalí- liquidarse provisio- una obligación per-
juicios de imposible o simos, si no cabe o nalmente y antes de sonalísima de hacer
difícil reparación o se no se cree conve- la ejecución. no la ejecuta, resarci-
fundamente en causa niente la compul- rá daños y perjuicios.
de nulidad. sión directa.
• No se admitirán inter- - En actos cuya eje-
dictos contra las actua- cución pueda el
ciones de los órganos obligado encargar
administrativos. a otro.
EJECUTIVIDAD INMEDIATA
ACTO DE GRAVAMEN
ACTO FAVORABLE
1. Apremio sobre
el patrimonio.
ACCIÓN
DE OFICIO 2. Ejecución subsidiaria.
3. Multa coercitiva.
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4. Compulsión sobre
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GRADOS
DE INVALIDEZ
El efecto inmediato de la nulidad supone que el acto es ineficaz por sí mismo, sin
necesidad de intervención del juez, a quien, en todo caso, puede pedirse una declaración
de nulidad en el supuesto de que sea necesario para destruir la apariencia creada o para
vencer la eventual resistencia de un tercero.
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Hay que tener en cuenta, sin embargo, que no sólo los actos administrativos pueden
adolecer de nulidad absoluta, sino también las disposiciones de carácter general.
CARACTERÍSTICAS
DE LOS ACTOS NULOS
Respecto a estos actos, la LRJ-PAC no limita los supuestos que implican la anulabili-
dad, tal como lo hace con los nulos de pleno derecho, sino que anulable será
todo aquello que no sea nulo de pleno derecho y es suficientemente impor-
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producirá efectos a partir de la fecha en que tenga lugar (art. 67 LRJ-PAC). ADAMS
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CARACTERÍSTICAS DE
LOS ACTOS ANULABLES
8.2.2. Irregularidad
En sentido estricto, la irregularidad no es una categoría de la invalidez: los defectos
que la originan no son de entidad suficiente como para invalidar el acto. La doctrina deno-
mina “irregularidades no invalidantes” a estos vicios o defectos que no invalidan el acto:
— Defectos de forma que no reúnen las condiciones del art. 63.2 (afectar a un ele-
mento esencial para alcanzar su fin y dar lugar a indefensión). De este modo,
como dijimos antes, un defecto de forma de carácter ordinario no invalida el acto.
— Las actuaciones fuera del tiempo establecido tampoco invalidarán el acto, salvo
en el supuesto que el término o plazo sea verdaderamente esencial (63.3 de la
LRJ-PAC). Si la Administración dicta el acto fuera del plazo legal, no se produce
automáticamente la anulabilidad: es necesario ver si el plazo infringido era o no
esencial (ejemplo: si se produce retraso en una notificación, normalmente no da
lugar a anulabilidad, en la medida en que el acto sólo produce efectos desde su
notificación; pero si se admite un candidato a una oposición fuera del plazo legal
sí se produce la anulabilidad).
Las consecuencias prácticas de esta tercera categoría llamada “irregularidad” son míni-
mas, puesto que el acto sigue siendo válido. Ahora bien, el art. 63.3 de la LRJ-PAC esta-
blece que la inobservancia del plazo no invalida el acto, pero puede dar lugar a responsa-
bilidad del funcionario causante de la demora.
El acto será irregular cuando cumple con los requisitos de legalidad pero tiene algún
defecto formal o externo. La irregularidad como regla general no determina la anulabilidad
del acto, salvo el supuesto del art. 63.2 de la LRJ-PAC. Veámoslo con un ejemplo: la Admi-
nistración concede a un ciudadano una pensión de jubilación, pero al notificársela resulta
que equivoca la dirección y en vez de mandársela a su domicilio se la manda a otro; o cuan-
do al solicitante le faltaba en la solicitud algún requisito no esencial; o cuan-
do se concede la pensión pero por más dinero que el que le corresponde. Estos
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“El órgano que declare la nulidad o anule las actuaciones dispondrá siempre la con-
servación de aquellos actos y trámites cuyo contenido se hubiera mantenido igual de no
haberse cometido la infracción.”
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9.3. Convalidación
Íntimamente ligado con el tema de la invalidez de los actos, la Ley establece qué
puede hacer la Administración ante la presencia de estos actos y así, nos encontramos con
la llamada convalidación de los actos. Ya hemos visto que esta convalidación sólo podrá
efectuarse cuando se trate de actos anulables, nunca de actos nulos de pleno derecho.
“1. La Administración podrá convalidar los actos anulables, subsanando los vicios de
que adolezcan.
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