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LA CASA EN BAHÍA BLANCA: UN PROYECTO HELIOS

La figura de Wladimiro Acosta (1900-1967) se distingue con singularidad en el panorama


arquitectónico argentino del siglo XX. Su labor profesional, desarrollada a lo largo de varias
décadas, puede caracterizarse por la intensa búsqueda de una expresión plástica ligada
a los principios de la modernidad y su articulación con la preocupación por dar una
respuesta, a través de las mismas formas arquitectónicas, a la influencia que el clima ejerce
sobre la vida de los hombres y su hábitat. Esto último lo llevó a formular un método
novedoso: el sistema Helios. Una herramienta concebida para proyectar edificios en los que
sus mismas formas son las que controlan, de manera natural y eficiente, la incidencia del
sol sobre los espacios.

Además, la formalización de una exposición ordenada de sus proyectos y sus ideas en la


edición de dos valiosos libros, lo convierte en el exponente local más acabado del
arquitecto, que al tiempo que desarrolla su obra profesional, se ocupa con esmero de su
cuidada difusión. Este riguroso trabajo documental permite una muy buena aproximación a
sus proyectos y a la formulación de sus ideas sobre la arquitectura y la ciudad.

El primero de ellos, Vivienda y Ciudad. Problemas de arquitectura contemporánea, fue


publicado en 1937 y reúne un numeroso conjunto de obras proyectadas por Acosta. Los
trabajos están expuestos cronológicamente y abarcan un importante arco temporal. Los
primeros proyectos están fechados en 1920 y los últimos son de 1935. El segundo, Vivienda
y Clima, no estaba terminado en el momento de su muerte, acaecida en 1967. [1] Su
esposa y dos de sus colaboradores más cercanos se ocuparon de la edición final, aparecida
por primera vez en 1976. El núcleo de este libro está dedicado a la presentación de la teoría
y a la ejemplificación de la puesta en práctica del sistema Helios. Para esto último, recurrió
a la exposición y descripción de numerosos proyectos de su autoría.

La actuación de Wladimiro Acosta se presenta en su conjunto como una sólida construcción


que surge de haber mantenido, sin concesiones y a lo largo de todo su desarrollo, una
férrea coherencia y fidelidad frente a una serie de principios: la preocupación social y el
convencimiento de que la arquitectura es una práctica que puede contribuir a la
construcción de un mundo más justo; la firme adhesión a las ideas de la modernidad en el
compromiso de desarrollar –a través de sus proyectos– una imagen arquitectónica sin
retóricas, sin valores
agregados que el eficaz funcionamiento y el buen habitar no justifiquen y, por último, la
convicción de que la arquitectura no puede dejar de considerar primordialmente la influencia
del clima sobre los espacios que el hombre habita y que debe otorgar una respuesta en la
que sean las mismas formas arquitectónicas las que posibiliten y aseguren el correcto
asoleamiento como marco de una vida sana.

La articulación de esta solidez teórica y conceptual con la minuciosa exposición de sus


ideas, proyectos y edificios plasmada en las dos publicaciones, consolida una situación de
una singularidad excepcional en el panorama arquitectónico local. Ideas e ideales,
proyectos y edificios, y la posibilidad de recorrerlos de manera ordenada a través de la
lectura de los libros, constituyen un legado arquitectónico y cultural de gran valor.
LA ARQUITECTURA HELIOS

El capítulo cuarto de Vivienda y Clima lleva por título “La arquitectura Helios” y en su punto
II (La arquitectura Helios en la zona templada. Viviendas particulares. Viviendas colectivas.
Instituciones) están concentrados todos los edificios construidos por Acosta que el libro
incluye. En el resto de la publicación solo se exponen proyectos y el desarrollo de su teoría.

Dentro del conjunto de su producción, las viviendas unifamiliares proyectadas siguiendo la


preceptiva del sistema Helios conforman un universo de obras notables. Son ocho casos
que constituyen una variedad geográfica interesante y que en el libro se presentan en este
orden y con los siguientes títulos:
Casa en Villa del Parque
Casa en La Falda
Casa en la ciudad de Rosario
Casa en Bahía Blanca
Casa en Ramos Mejía
Casa en Punta del Este
Casa en calle La Pampa
Casa en Bariloche a orillas del lago Gutiérrez

Estas viviendas constituyen un conjunto que presenta cierta homogeneidad. Si bien Acosta
no fecha estas obras en el libro, se sabe que, salvo la casa en Bariloche que es de 1959,
las restantes fueron proyectadas y construidas en un corto período de tiempo que va desde
1933 hasta 1941. Esa casa también presenta otras características singulares o que solo
comparte con un pequeño grupo dentro del conjunto. La casa en Bariloche es la única
proyectada en una planta; el resto, todas tienen dos. Junto con la casa en la Falda son las
únicas casas de veraneo y con la de Punta del Este, son las únicas dos que, según lo que
se observa en las fotos publicadas, en el momento de su construcción, no se encontraban
en un medio urbano consolidado.

Seis de las ocho casas fueron diseñadas para familias similares, constituidas por un
matrimonio con dos hijos; la familia de Rosario tiene tres y la de Punta del Este, cuatro. La
casa en Bahía Blanca incluye en su programa un espacio para el trabajo del padre de la
familia (abogado) y la de Ramos Mejía, un atelier fotográfico. Los primeros dueños de esta
última fueron Roberto Coppola y Grete Stern.

La exposición de las casas en el libro se materializa siempre a través de los mismos


elementos: un pequeño texto que describe de manera general el comitente y alguna otra
particularidad del proyecto, plantas, cortes, vistas y fotografías interiores y exteriores. El
espacio destinado a cada una de ellas varía en extensión. Cada obra ocupa entre dos y
cuatro carillas, a excepción de la casa en Bahía Blanca que, llamativamente, se extiende a
siete páginas del libro.

En el primero de los libros, Vivienda y Ciudad, es a partir de los proyectos de la Casa en


San Fernando y la Casa en los alrededores de Buenos Aires, ambos de 1932, en que los
grandes aleros (que más tarde Acosta denominará losas viseras y que caracterizarán sus
obras construidas más conocidas) empiezan a notarse. Si bien la preocupación por la
regulación de la incidencia del clima sobre la arquitectura está presente a lo largo de todo
este primer libro, son solo tres los proyectos que aparecen catalogados como Helios. De
1933 son las “Viviendas Tipo Helios-A” y la “Vivienda Tipo Helios-B” y del año siguiente, las
“Casas Colectivas Helios levantadas sobre pilares”.

Es interesante señalar que en 1929, Alejo Martínez construyó en la


ciudad de Concordia una de las viviendas unifamiliares más originales
y logradas de la modernidad local: la casa Camaño, obra que puede
ubicarse como un antecedente de las búsquedas posteriores
del inventor del sistema Helios.

Esta casa fue publicada por primera vez en 1932, [2] pero es importante destacar la
posibilidad de que Acosta y Martínez se hubiesen conocido personalmente. En esos años.
Alejo Martínez fue compañero de estudios de Alberto Prebisch, juntos hicieron el viaje a
Europa después de su graduación como arquitectos y mantuvieron un vínculo cercano
a lo largo de sus vidas.

Wladimiro Acosta, habiendo llegado a Buenos Aires en 1928, trabajó con Alberto Prebisch
durante un tiempo. Además de la publicación de la obra de Martínez en 1932, es posible
que Prebisch hubiese oficiado como intermediario de un acercamiento profesional entre
este y Acosta y de allí el conocimiento del proyecto de la casa Camaño por parte del
segundo.

Las similitudes formales entre la fachada noreste de la casa Camaño y la losa visera del
acceso de la casa en Villa del Parque [3] y la de la casa en Bahía Blanca son evidentes.
Inclusive, en los dos proyectos de Acosta, el particular diseño del tabique de apoyo lateral
de esa losa es similar al de la casa en Concordia.

LA CASA EN BAHÍA BLANCA

Como consecuencia de la observancia primordial de “la adaptación de la forma


arquitectónica al clima” [4] y por ende, de la aplicación del sistema Helios en todas ellas, las
casas presentan rasgos formales de analogías importantes. Sin embargo, cada una de ellas
adquiere una presencia singular que la destaca en algo dentro del conjunto de las ocho.

La casa en Bahía Blanca figura en el libro, al igual que el resto de las viviendas, sin
referencias precisas a su localización ni a la identidad de los comitentes. Sabemos, sin
embargo, que está ubicada en la esquina de la calle 19 de Mayo y la avenida Alem y que el
abogado Adriano Pillado fue quien realizó el encargo al arquitecto Acosta. De allí que en
algunas publicaciones posteriores se la denomine Casa Pillado.

Esta vivienda está ubicada en un terreno en esquina, situándose la construcción sobre la


línea municipal (en la calle 19 de Mayo) y con un importante retiro (sobre el otro lado) que la
separa de la avenida. El volumen construido se apoya sobre el eje divisorio del predio
paralelo a la avenida y, al estar separado de esta en el otro lado, conforma un volumen de
perímetro semilibre, con el evidente propósito de obtener las mejores condiciones de
asoleamiento para la casa, desarrollando una larga fachada expuesta al norte.

Se trata de una parcela que tiene una gran superficie y, sin embargo, toda la construcción
está consolidada en un solo volumen de dos niveles. Este tiene un perímetro complejo y
una particular configuración en la articulación de sus partes, pero todas están reunidas en
un mismo bloque, sin desmembrarse en distintas volumetrías. En realidad, esta condición
se extiende a las ocho casas particulares. Muchas de ellas (la casa en Villa del Parque, por
ejemplo) disponen de terrenos de superficies excepcionales por tratarse de lotes urbanos y,
sin embargo, todos los locales se aglutinan en una planta de evidente compacidad y dentro
de la cual no se disponen patios. Todos los locales se iluminan y ventilan naturalmente a
través del perímetro del volumen unificado.

En las áreas de servicio de algunas de ellas, el lavadero ocupa una superficie semicubierta,
pero con un techo de menor altura que permite que, a través de esa diferencia de nivel, se
ventile la cocina mediante ventanas alargadas, ubicadas junto al cielorraso. Solo en la casa
en la calle La Pampa se dispone un patio interior de servicio, que en el plano incluido en el
libro se indica como lavadero y a través del cual se ventila la cocina.

Como puede leerse en la escueta memoria que figura en el libro, la casa en Bahía Blanca
“consta de dos partes independientes aunque comunicadas entre sí: estudio para el jefe de
familia, abogado, y vivienda para la familia, compuesta por los esposos y dos hijas”.

La casa tiene dos accesos ubicados sobre la calle 19 de Mayo; uno principal y otro de
servicio. El primero da acceso a un pequeño vestíbulo y desde él, a un hall a través del cual
se ingresa a la vivienda propiamente dicha, al área de servicio y a una escalera que lleva al
escritorio del abogado, ubicado en el primer piso.

Al igual que en otra de sus casas, Acosta dispone aquí un living de doble altura [5] cuyo
resultado es el de un espacio que exhibe una esencial modernidad. Una intensa abstracción
plástica (líneas y planos de una destacada pureza, una paleta de colores y materiales
sumamente acotada) define este ámbito, al que se abren –a la manera de balcones en tres
de sus lados desde la planta alta– el escritorio, la biblioteca y un sun room. El cuarto
paramento está materializado por una carpintería que ocupa toda su superficie y que,
abriéndose hacia el
jardín ubicado al norte, aporta la luminosidad necesaria para completar la notable calidad
espacial de esta casa. Esta combinación de doble altura, locales en el entrepiso asomando
sobre la planta baja y una gran carpintería vertical evoca algunas obras tempranas de Le
Corbusier, como la Maison Citrohan (1922) y, localmente, a dos proyectos de Alejo
Martínez: su casa particular (1932) y también, la casa taller Forner Bigatti (1937). [6]
LA LOSA VISERA

En esa fachada orientada al norte (la que mira al jardín y a la avenida Alem) es donde
Acosta proyectó la ubicación de la losa visera; el gran pórtico de hormigón armado que
regula la incidencia del sol en el interior de la vivienda, controlando su influencia y
asegurando un correcto asoleamiento en las distintas estaciones del año. En esta fachada
se ubican, además de la carpintería de doble altura mencionada, los vanos del comedor y
de los tres dormitorios (ubicados en la planta baja) y el escritorio y el sun room (planta alta).
O sea, la casi totalidad de los ambientes principales de la vivienda.

La losa visera también le aporta al edificio control plástico y visual, en la medida en que lo
integra en un cuerpo único. La altura de este pórtico coincide con la altura mayor de la casa
(el sector de dos niveles ubicado en el frente sobre la calle, donde se encuentra el estudio
del abogado), conservando esa misma altura sobre el sector de una sola planta de los
dormitorios y el vacío que se ubica a continuación de estos. Un quiebre en el desarrollo de
la losa visera define dos zonas en esta fachada norte. La primera, se ubica en relación al
bloque de la
casa de mayor altura (dos niveles) y la segunda, retrasada respecto de la primera, se
desarrolla sobre los dormitorios (sector de un solo nivel) y el vacío entre estos y el lote
adyacente. Se establece así una gradación de masas que va desde el lleno total en el
extremo sobre la calle, hasta el vacío encuadrado bajo la losa visera, en el otro.

A su vez, la pared de esta fachada presenta dos quiebres, quedando fragmentada en tres
planos que se van retrasando y, de esta manera, intensifican el contraste de luces y
sombras que toda esta situación de complejidad volumétrica expuesta al norte, provoca.

De esta variedad de situaciones (quiebres en el plano de la pared y en el de la losa visera,


cambio de altura en el volumen que esta cubre, gradación y alternancia de llenos y vacíos
de distintos tamaños) resulta una imagen de rica, armoniosa y novedosa plasticidad.

La losa visera se extiende hasta el fondo del lote, donde se apoya sobre un pilar y un
tabique. La aparición de estas dos piezas verticales con distintas secciones genera un vano
que funciona como una ventana que se abre hacia el lote adyacente. Una viga, desarrollada
sobre este límite del terreno perpendicular a la losa visera, oficia de dintel de otras dos
ventanas alargadas, ubicadas a continuación de la ya mencionada y que, en conjunto,
construyen un límite de una plasticidad y materialización poco frecuente en una pared
divisoria de lotes.

Un espacio libre de planta rectangular, que en los planos incluidos en Vivienda y Clima está
referenciado simplemente como cancha, separa el dormitorio de los padres del terreno
adyacente. La losa visera queda vinculada en este sector con la pared divisoria del otro
predio
vecino, mediante dos vigas que materializan las aristas superiores de este prisma vacío.
Además, la losa visera, al atravesar una franja de esta superficie en todo su ancho, integra
este lugar a la volumetría general del edificio. Si bien, este espacio está destinado al
deporte
y también permite la circulación directa entre el jardín y el área de servicios de la casa,
pareciera que su existencia responde, en mayor grado, a la resolución expresiva de la
fachada norte y todo el conjunto Edificado.

En la terraza sobre los dormitorios, Acosta ubicó un solario, un ámbito de incorporación


frecuente en sus viviendas. En dos de sus lados y hasta alcanzar la altura de la losa visera,
quedan determinados otros dos vanos alargados (hacia el jardín) y un tercero (hacia el
lateral) que posibilitan observar el jardín y la calle desde la terraza, así como la terraza
desde el jardín y desde la calle.

Todos estos vanos conforman una compleja estructura plástica que se percibe como una
escultura cubista de gran tamaño, tanto por los vacíos que se generan entre las formas
arquitectónicas, como por las múltiples visiones que es posible establecer entre todos estos
ámbitos exteriores, por el contraste entre luces y sombras y por la especial integración que
todas estas condiciones adquieren en el conjunto.
La elección del travertino, para revestir algunos paramentos (interiores y exteriores), los
bancos de la terraza solario y los pisos de algunos locales principales, contribuyen a la
concreción de esa atmósfera de evidente abstracción moderna. La utilización de esta piedra
profundiza esa idea de monocromía y de una paleta acotada de materiales presentes en el
edificio, haciendo posible percibir de manera mucho más clara (descarnada) la pureza, la
sobriedad y el equilibrio de la geometría proyectada. El travertino, además, por ser un
material
utilizado con frecuencia por los arquitectos modernos, establece una conexión con otras
obras vanguardistas de la época.

La losa visera define una imagen que identifica claramente los edificios proyectados por
Acosta, como una impronta personal de su producción. El resultado obtenido en esta
vivienda se relaciona cercanamente con la casa en Villa del Parque, donde también
proyectó una serie de elementos y una disposición similar a la que se observa en esta obra.

Estas ocho viviendas particulares reunidas en la exposición de Vivienda y Clima han


soportado de diferentes maneras, el tiempo transcurrido desde su finalización. La casa en
Villa del Parque ha sido lamentablemente distorsionada en sucesivas intervenciones que la
apartaron de su esencia. En la casa en Bahía Blanca aún se mantienen formas y espacios
originalmente proyectados por Acosta, que nos siguen hablando de una modernidad heroica
de trascendental valor, en el acontecer cultural local del siglo pasado.

Carlos Gustavo Giménez es arquitecto y profesor de Historia de la Arquitectura en la


Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la Universidad de Buenos Aires.
1. Vestíbulo / 2. Toilette / 3. Hall / 4. Living / 5. Comedor / 6. Hall íntimo / 7. Pasillo /
8. Dormitorio niños / 9. Dormitorio padres / 10. Cuarto de vestir / 11. Baño padres /
12. Baño niños /13. Office / 14. Entrada de servicio / 15. Calefacción / 16. Antecocina /
17. Cocina / 18. Despensa / 19. Garaje / 20. Cuarto de planchar / 21. Baño de servicio /
22. Dormitorio de servicio / 23. Patio cubierto / 24. Secadero / 25. Cancha

1. Hall de espera 2. Escritorio 3. Cuarto oscuro 4. Estudio 5. Biblioteca 6. Vacío del living
7. Sun-room 8. Terraza-solario
NOTAS
[1] En el Prefacio de Vivienda y Clima, escrito por Telma Reca, viuda
de Wladimiro Acosta, se lee: “Wladimiro Acosta dejó esta obra escrita
No este libro compuesto. He procurado que sea compaginado,
aproximadamente, del modo como, en largas conversaciones con él, había
llegado a inferir que proyectaba hacerlo”.
[2] “Arquitectura en Concordia. La obra del arquitecto Alejo Martínez (h)”,
Nuestra Arquitectura, número N° 35, año 3, junio de 1932.
[3] Sobre la casa en Villa del Parque puede verse: Giménez, Carlos G., .:
“La casa de Villa del Parque de Wladimiro Acosta. Funcionalismo, Cubismo
y Clima”, en Summa+ 133, Buenos Aires, 2013. , página p. 132.
[4] La adaptación de la forma arquitectónica al clima es el título que lleva
el capítulo 3 de Vivienda y Clima.
[5] El living de doble altura, con características similares a este, se
encuentra en la casa en la calle La Pampa. En la casa en Ramos Mejía,
Acosta también utilizó la doble altura, pero en este caso, es en el atelier
fotográfico.
[6] Estos proyectos pueden verse en Giménez, Carlos, Navarro, Ángel, : Alejo
Martínez. La experiencia moderna en la Argentina, Editorial Nobuko-SCA,
2012, Buenos Aires.

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