You are on page 1of 5

Humberto Augusto Maturana Romesín (Santiago, 14 de septiembre de 1928) es

un biólogo y escritor de autoayuda chileno, Premio Nacional de Ciencias (1994). Co-


creador del concepto de autopoiesis junto a Francisco Varela.Ex trabajador del MIT entre
los años 1958 y 1960.
Desarrolló en la década de los setenta el concepto de autopoiesis, el que da cuenta de la
organización de los sistemas vivos como redes cerradas de autoproducción de los
componentes que las constituyen. Además, sentó las bases de la biología del conocer,
disciplina que se hace cargo de explicar el operar de los seres vivos en tanto sistemas
cerrados y determinados en su estructura. Otro aspecto importante de sus reflexiones
corresponde a la invitación que Maturana hace al cambio de la pregunta por el ser
(pregunta que supone la existencia de una realidad objetiva, independiente del
observador), a la pregunta por el hacer (pregunta que toma como punto de partida
la objetividad entre paréntesis, es decir, que los objetos son traídos a la mano mediante las
operaciones de distinción que realiza el observador, entendido éste como cualquier ser
humano operando en el lenguaje), premisas básicas, ente otras, de su obra de autoayuda.
Profundizó su trabajo junto con su discípulo y luego colaborador Francisco Varela.
Humberto Maturana y la Educación

Humberto Maturana y La Educación en Chile

" El educar se constituye en el proceso en el cual el niño o el adulto convive con otro, y al convivir con el otro se
transforma espontáneamente, de manera que su modo de vivir se hace progresivamente más congruente con el
del otro en el espacio de convivencia. El educar ocurre, por lo tanto, todo el tiempo; de manera recíproca, como
una transformación estructural contingente a una Historia en el convivir en el que resulta que las personas
aprenden a vivir de una manera que se configura según el convivir de la comunidad donde viven.

Fuente : http://www.reeditor.com/

"La Educación", como "Sistema Educacional" configura un mundo, y los educandos confirman en su vivir el mundo
que vivieron en su educación. Los educadores, a su vez, confirman el mundo que vivieron al ser educados en el
educar. La Educación es un proceso contínuo que dura toda la vida, y que hace de la comunidad donde vivimos
un mundo espontáneamente conservador en lo que al educar se refiere. Esto no significa, por supuesto, que el
mundo del educar no cambie, pero si, que la educación, como sistema de formación del niño y del adulto, tiene
efectos de larga duración que no se cambian fácilmente. Hay dos épocas o periodos cruciales en la Historia de
toda persona que tienen consecuencias fundamentales para el tipo de comunidad que ellos traen consigo en su
vivir. Estos son la infancia y la juventud. En la infancia, el niño vive el mundo en que se funda su posibilidad de
convertirse en un ser capaz de aceptar y respetar al otro desde la aceptación y respeto de si mismo. En su
juventud, se prueba la validez de ese mundo de convivencia en la aceptación y respeto por el otro desde la
aceptación y respeto por si mismo en el comienzo de una vida adulta social e individualmente responsable. Como
vivamos, educaremos, y conservaremos en el vivir el mundo que vivamos como educandos. Y educaremos a otros
con nuestro vivir con ellos el mundo que vivamos en el convivir. Pero, ¿ qué mundo queremos ?. Yo quiero un
mundo en el que mis hijos crezcan como personas que se aceptan y se respetan a si mismas, aceptando y
respetando a otros en un espacio de convivencia en el que los otros los aceptan y respetan desde el aceptarse y
respetarse a si mismos. En un espacio de convivencia de esa clase, la negación del otro será siempre un error
detectable que se puede y quiere corregir. ¿ Cómo lograrlo ?. Eso es fácil : Viviendo ese espacio de convivencia.
Vivamos nuestro educar, de modo que el niño aprenda a aceptarse y a respetarse a si mismo, al ser aceptado y
respetado en su ser, porque asi aprenderá a aceptar y respetar a los otros. Para hacer esto debemos

Para hacer esto debemos reconocer que no se es de ninguna manera trascendente, pero que se deviene en un
contínuo ser cambiante o estable, pero no absoluto o necesariamente para siempre. Todo sistema es conservador
en lo que que le es constitutivo, o se desintegra. Si decimos que un niño es de cierta manera: bueno, malo,
inteligente, o tonto; estabilizamos nuestra relación con ese niño de acuerdo a lo que decimos, y el niño, a menos
que se acepte y respete a si mismo, no tendrá escapatoria y caerá en la trampa de la no aceptación y el no respeto
a si mismo, porque sólo podrá ser algo dependiente de lo que surja como niño bueno, o malo, o inteligente, o
tonto, en su relación con nosotros. Y si el niño no puede aceptarse y respetarse a si mismo, no puede aceptar y
respetar al otro. Temerá, envidiará, o despreciará al otro, pero no lo aceptará ni respetará; y sin aceptación y
respeto por el otro como un legítimo otro en la convivencia, no hay fenómeno social. (...) ¿ Es difícil educar para
la aceptación y respeto de si mismo que lleva a la aceptación y respeto por el otro, asi como a la seriedad en el
quehacer ?. No, pero si requiere que el profesor o profesora sepa cómo interactuar con los niños y niñas en un
proceso que no los niega o castiga por la manera de aparecer en la relación, o porque no aparecen como las
exigencias culturales dicen que deben ser, y lo pueden hacer porque se respetan a si mismos y al otro. Lo central
en la convivencia humana es el amor, las acciones que constituyen al otro como legítimo otro en la realización del
ser social que vive en la aceptación y respeto por si mismo, tanto como en la aceptación y respeto por el otro. La
biología del amor se encarga de que esto ocurra como un proceso normal si se vive en ella. (...) La ambición puede
ocasionalmente llevar a la riqueza o al éxito individual, pero no lleva a la transformación armónica del mundo en
la sabiduría de una convivencia que no genera ni pobreza ni abuso. Lo dicho es también válido para la educación
del adolescente. El adolescente moderno aprende valores, virtudes que debe respetar, pero vive en un mundo
adulto que las niega. Se predica el amor, pero nadie sabe en qué consiste, porque no se ven las acciones que lo
constituyen, y se lo mira como expresión de un sentir. Se enseña a desear la justicia, pero los adultos vivimos en
el engaño. La tragedia de los adolescentes, es que comienzan a vivir un mundo que niega los valores que se les
enseñó. El amor no es un sentimiento, es un dominio de acciones en las cuales el otro es constituído como un
legítimo otro en la convivencia. La justicia no es un valor trascedente, o un sentimiento de legitimidad, es un
dominio de acciones en el cual no se usa la mentira para justificar las propias acciones o las del otro. (...) La
responsabilidad se da, cuando nos hacemos cargo de si queremos o no las consecuencias de nuestras acciones; y
la libertad se da, cuando nos hacemos cargo de si queremos o no nuestro querer o no querer las consecuencias
de nuestras acciones. Es decir, responsabilidad y libertad surgen en la reflexión que expone nuestro quehacer en
el ámbito de las emociones a nuestro quererlas o no quererlas en un proceso en el cual no podemos sino darnos
cuenta de que el mundo que vivimos depende de nuestros deseos. Si la Educación en Chile no lleva a los jóvenes
chilenos a la responsabilidad y libertad de ser cocreadores del mundo en que viven porque limita la reflexión, la
Educación en Chile no sirve ni a Chile ni a los chilenos...".
Resumen Texto Maturana

En el proceso evolutivo debe existir un proceso donde comienza lo intrínsecamente humano, al


parecer nuestros ancestros bípedos eran capaces de relacionarse armónicamente en una
estructura muy similar a la nuestra. Según Humberto Maturana en su libro: “Emociones y
Lenguaje en Educación y Política”, se puede determinar que ese proceso, el origen de lo
humano, se da con el desarrollo del lenguaje. Ello provocó un aumento de tamaño del cerebro
y más aún que el lenguaje esté relacionado con el emocionar. Ahora ese lenguaje se establece
mediante una cierta coordinación de acciones que permite que dos personas se comuniquen
más allá de la simple simbolización del mismo. Pero estas coordinaciones de acciones deben ser
consensuadas. Este proceso evolutivo ha sido configurado en una conservación de ciertos
fenotipos ontogénicos, o de estilos de vida. Debe conservarse lo nuevo en la conservación de lo
viejo, así nuestro estilo de vivir ya estaba establecido en nuestros antepasados, lo hemos ido
traspasando de generación en generación, la diferencia está en que las relaciones con el medio
ya no son las mismas, y cuando eso ocurre establecemos que: la especie ha evolucionado. La
competencia es un fenómeno cultural humano, el ser humano le da un valor “ético”, que en
otros seres vivos no se da. Por ello para evolucionar no debió haberse dado la competencia, sino
todo lo contrario, se establecieron acciones armónicas cotidianas como lo son: el criar hijos,
compartir comida, tocarse. Una relación sensual que generó un emocionar, un estilo de vida
basado en el amor, capaz de generar el lenguaje. Las emociones se refieren al dominio de
acciones, Todas nuestras acciones están dadas por alguna emoción, cuando gritamos o
golpeamos una cosa probablemente estamos reflejando una emoción de ira, o de satisfacción
cuando sonreímos, entonces estos dominios de acciones son la manifestación de nuestras
emociones. Ahora bien, este dominio de acciones dado en una relación de interacciones donde
reconocemos y respetamos al otro como un legítimo otro en la convivencia, necesariamente
tiene que darse en el amor, de otra manera no habría surgido el lenguaje, ya que la agresión
impide reconocer y respetar al otro como un legitimo otro. Si bien el amor es la emoción
fundamental que gatilló la evolución de lo humano, por medio del lenguaje, también lo es para
los fenómenos sociales. Al aceptar al otro como un legítimo otro en la convivencia estamos
dando por sentado que todo proceso social se funda en el amor. No podemos esperar que surja
el lenguaje como proceso social en una relación de competencia, ya que en la operacionalidad
de la aceptación mutua en coordinaciones conductuales consensuales de coordinaciones
conductuales consensuadas esta implícito el respeto del otro. En nuestra vida actual esa
operacionalidad aún está presente, somos seres sociales, nos relacionamos bajo las mismas
normas que nuestros antepasados, seguimos mostrando ciertos patrones sociales, somos.

Recolectores, compartimos la comida, hembras y machos cuidan a los hijos, vivimos en núcleos
familiares. Estas características se mantienen gracias al amor, sin él nuestra historia sería
diferente, probablemente no habríamos evolucionado por no ser capaces de formar nuestro
lenguaje, el proceso de lenguajear no se habría dado. Entonces el amor es la emoción que funda
lo social. Las relaciones humanas que no se basan en él, no son relaciones sociales. Así, si estas
se basan en otras emociones, los dominios de acciones no serán de colaboración ni de compartir,
ya que no implicarían la aceptación del otro como un legitimo otro en la convivencia y no
podemos llamarlas relaciones sociales. Para entender la biología de la educación, debemos
saber que los seres vivos son sistemas determinados en su estructura. Vale decir que la relación
que establezcamos con el medio y la forma que este nos afecta es exclusivamente dependiente
de nosotros, de la forma de nuestra estructura en ese instante preciso y no de lo que esta afuera.
En esa visión muchos fenómenos se producen por el tipo de relaciones con los otros y no dentro
del cuerpo, el lenguaje es uno de ellos, el proceso del lenguaje no se da en el cerebro, es decir,
no está en el cerebro, sino que se da en las relaciones de coordinaciones de acciones
consensuadas con otros en el medio, por lo tanto el lenguaje no está en mi cuerpo, sino que se
genera en la interacción con otros. Por esta razón decimos que el lenguaje es dinámico,
cambiante, ya que depende de mi relación con el medio y como mi estructura se adapta en él.
En la convivencia con otros establecemos el lenguajear, en esa forma de vivir particular del ser
humano, que en los procesos educativos se da con mayor fuerza, puesto que al cambiar nuestra
estructura cambiará nuestra relación con el medio y como aprendemos a adaptarnos asumiendo
el nuevo conocimiento en el conocimiento viejo. Educar es un proceso donde la persona convive
con otras y durante ese proceso se transforma espontáneamente. Este proceso ocurre durante
toda la vida, en una primera etapa el niño vive en el mundo de la aceptación y respeto de si
mismo y del otro, en la juventud valida esa aceptación como un paso fundamental hacia la
adultez al hacerse social e individualmente responsable. Entonces nuestra forma de vida es una
manera de educar y con ello conservaremos el mundo que vivimos. De ahí que esa forma de
vida se establezca en el amor, para que nuestros hijos se respeten a sí mismos y a los demás. De
lo contrario, estaremos impartiendo una educación nociva que no queremos para ellos.
Debemos construir un sistema educativo para Chile que permita que los niños se acepten a sí
mismos y a los demás, dentro de un espacio de vida cotidiano y que pueda reflexionar sobre su
quehacer y cambiar el mundo, donde sus errores le permitan crecer y no negarse, evitando la
competencia y valorizando lo propio. ¿Para qué educar? Para que nuestra sociedad reconozca
la armonía que impera en el amor, buscando el bienestar humano en conjunto con la naturaleza.

Reflexión Reconocer al ser humano como un ser que se relaciona, que se comunica y que es
capaz de construir su propio mundo a través del lenguaje es la clave para desarrollar los procesos
educativos que se requieren en nuestro país. Entender que nuestros alumnos deben desarrollar
competencias complejas, para solucionar problemas complejos de la vida real, nos ayudará a
superarnos para entregarles una mejor educación, donde ellos sean los constructores de su
propio aprendizaje mediante una aceptación de sí mismos y de los otros, siempre relacionados
con el dominio de sus emociones.

You might also like