You are on page 1of 17

Suma Psicológica

ISSN: 0121-4381
sumapsi@konradlorenz.edu.co
Fundación Universitaria Konrad Lorenz
Colombia

Freidin, Esteban; Fernández, Gerardo; Pitón, Daniel


PSICOPATOLOGÍA Y CEREBRO: DESDE LOS DEMONIOS A LOS NEUROTRANSMISORES
Suma Psicológica, vol. 11, núm. 2, septiembre-octubre, 2004, pp. 231-246
Fundación Universitaria Konrad Lorenz
Bogotá, Colombia

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=134233585006

Cómo citar el artículo


Número completo
Sistema de Información Científica
Más información del artículo Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal
Página de la revista en redalyc.org Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto
Psicopatología y cerebro 231

Suma Psicológica, Vol. 11, No2


Septiembre de 2004, 231-246,
ISSN 0121-4381

PSICOPATOLOGÍA Y CEREBRO:
DESDE LOS DEMONIOS A LOS
NEUROTRANSMISORES1

Esteban Freidin2,
Gerardo Fernández y Daniel Pitón
Instituto de Investigaciones Médicas “Alfredo Lanari”,
Argentina
ABSTRACT

Mental disorders have always been a matter of social importance, and the
way they have been conceptualized has varied in diverse historical times
and contexts. However, since the second half of the 19th century, the
idea that mental processes, either normal or abnormal ones, are brain
processes, began to grow with scientific facts in its favor. From a therapeutic
point of view, in the 1970s, psychiatry experienced a big progress with
the development of psychopharmachology, and during the 20 th century,
psychologists developed some therapeutic technics derived from
conditioning principles, which have resulted of great efficiency in changing
mental illness patients´ behavior, thoughts, and emotions. In this article,
we explore some studies that have contributed to the understanding of
the neurobiology of mental disorders, and besides, we mention some
researches which showed that while psychopharmachology and
psychology achieve improvements in patients´ sympthoms, they also
modify the fuctioning of their brains.

Key words: psychopathology, brain, neuroscience, psychotherapy

RESUMEN

Las enfermedades mentales fueron y son un problema de relevancia social,


cuya conceptualización ha variado en diferentes momentos y contextos his-
tóricos. Sin embargo, desde la segunda mitad del siglo XIX, la idea de que

1 Este trabajo ha sido realizado con el apoyo de CONICET, y parcialmente financiado por el subsidio
UBACYT P602, N. 1022/03. Queremos agradecer a Alba Mustaca y a Mariana Bentosela por sus
valiosos comentarios y sugerencias en versiones anteriores de este manuscrito.
2 Psicología Experimental y Aplicada, Instituto de Investigaciones Médicas “Alfredo Lanari”, Combatien-
tes de Malvinas 3150, 1427, Buenos Aires, Argentina. e-mail: efreidin@yahoo.com

Suma Psicológica, Vol. 11, No 2, 231-246, septiembre 2004, Bogotá (Col.)


232 Esteban Freidin, Gerardo Fernández y Daniel Pitón

los procesos mentales, tanto normales como anormales, son procesos lleva-
dos a cabo por el cerebro, comenzó a fortalecerse con hallazgos científicos
que argumentaron en su favor. Desde un punto de vista terapéutico, hacia
1970, se dieron grandes progresos en la psiquiatría con el estallido de la
psicofarmacología, y, durante el siglo XX, se idearon un conjunto de técni-
cas terapéuticas derivadas de los principios generales del condicionamiento
que evidenciaron gran eficacia en el cambio de la conducta, los pensamien-
tos y las emociones de las personas afectadas por algunos problemas men-
tales específicos. En este artículo se exploran algunos de los estudios que
han aportado evidencias acerca de la neurobiología de ciertos trastornos
psicopatológicos, y a su vez, se hace referencia a algunas investigaciones
que muestran que, tanto los psicofármacos como la psicoterapia, al obtener
reversiones en los síntomas de los pacientes, modifican también aspectos
específicos de su funcionamiento cerebral.

Palabras clave: psicopatologia, cerebro, neurociencias, psicoterapia.

L
as enfermedades mentales fue- teraciones psiquiátricas son compa-
ron y son un problema de rele- rables en hombres y mujeres, aunque
vancia social. En una de las cada sexo presenta tipos de trastornos
más amplias revisiones de los trastor- ligeramente diferentes. Aparecen di-
nos mentales realizada en EE.UU., que ferencias sexuales especialmente pro-
abarcó 18.000 adultos, se constató minentes en la depresión, que es
que, en un período de seis meses, un mucho más frecuente en las mujeres,
20% de los adultos norteamericanos y en la dependencia de drogas y alco-
sufre algún tipo de alteración incluida holismo, que son padecidos en su ma-
dentro de la categoría de las yoría por hombres. Determinados
psicopatologías; al menos el 8% pre- trastornos psiquiátricos tienden a apa-
senta trastornos de ansiedad, y el 6% recer a una edad relativamente tem-
ó 7% padece dependencia o abuso de prana, como por ejemplo el abuso de
drogas, sobre todo consumo de alco- drogas y la esquizofrenia. El rango de
hol. La depresión y trastornos relacio- edades que oscila entre los 25 a los
nados afecta al 6% de la población 44 años presenta picos en depresión,
evaluada, y al menos 1 de cada 100 es personalidad antisocial, mientras que
esquizofrénico (Rosenzweig & Leiman, la alteración cognitiva (p.ej., déficits
1992). En el último estudio epide- de memoria) ocurre especialmente en
miológico a gran escala realizado en personas de más de 65 años
Norteamérica, hallaron que la depre- (Rosenzweig & Leiman, 1992). Estos
sión tiene una tasa de prevalencia a problemas generan sufrimiento en
lo largo de toda la vida del 17.1%, aquellos que los padecen y los fami-
obteniéndose datos similares en el liares y personas que los rodean, y
resto del mundo (Nemeroff & Owens, también implican un alto porcentaje
2002). Las frecuencias totales de al- de discapacidad y pérdida de producti-

Suma Psicológica, Vol. 11, No 2, 231-246, septiembre 2004, Bogotá (Col.)


Psicopatología y cerebro 233

vidad. Por ejemplo, se ha estimado que rreado por las presiones cotidianas y
la depresión es la segunda causa más laborales y por la delincuencia, por
importante de discapacidad a nivel nombrar sólo algunas, pueden ser vis-
mundial, sólo superada por el trastor- tos como factores vinculados al desa-
no isquémico de corazón (Nemeroff y rrollo de desórdenes de ansiedad, los
Owens, 2002). Este trastorno del esta- que a su vez están íntimamente rela-
do de ánimo, como motor de conduc- cionados con la aparición de síntomas
tas suicidas, figura entre las diez depresivos (Gould, Goodwin &
principales causas de muerte en mu- Chrousos, 1988).
chos países del mundo; aproximada- En síntesis, considerando estos
mente el 15% de aquellos que sufren datos epidemiológicos sobre las enfer-
de depresión o trastorno bipolar (i.e., medades mentales, y sin olvidar las
alternancia de episodios depresivos penosas realidades que hay detrás de
con episodios maníacos) cometen sui- los mismos, se puede apreciar que el
cidio cada año (Nemeroff, 1998). estudio de los desórdenes psicopato-
Por su parte, algunas característi- lógicos es una empresa de relevancia
cas de las sociedades modernas pare- social. El estudio y el tratamiento de
cen contribuir diferencialmente en la los trastornos mentales representa un
incidencia de ciertos desórdenes men- gran desafío y, a su vez, una esquiva
tales. Por ejemplo, continuamente en respuesta que la ciencia se ha propues-
la televisión y en afiches en las calles to pagar a la sociedad.
de cualquier ciudad, pueden verse En este artículo nos proponemos
modelos de figuras femeninas extrema- explorar algunas evidencias acerca de
damente delgadas o masculinas la neurobiología de ciertos trastornos
esculturalmente musculosas que po- psicopatológicos, haremos referencia
drían estar actuando como factores de a algunos logros que se han obtenidos
presión cultural, principalmente sobre en el tratamiento de estos problemas
los adolescentes y los jóvenes. La aso- y mencionaremos algunas investigacio-
ciación existente entre estas caracte- nes que muestran que, tanto los
rísticas socioculturales relativamente psicofármacos como la psicoterapia, al
recientes y el incremento, por ejemplo, obtener reversiones en los síntomas de
en la incidencia de la anorexia que se los pacientes, modifican también as-
ha registrado en las últimas décadas, pectos específicos de su funcionamien-
ha conducido a algunos autores a con- to cerebral.
siderar que trastornos de este tipo son
síndromes parcialmente determina- CARACTERÍSTICAS DE LOS
TRASTORNOS MENTALES
dos por factores psicosociales distin-
tivos de las culturas en las que Actualmente, los diagnósticos de las
aparecen (Vandereycken & Hoek, enfermedades mentales se realizan
1992). Por otra parte, la aceleración principalmente en función de la dura-
de los hábitos de vida y el estrés aca- ción, la frecuencia y la intensidad de

Suma Psicológica, Vol. 11, No 2, 231-246, septiembre 2004, Bogotá (Col.)


234 Esteban Freidin, Gerardo Fernández y Daniel Pitón

las conductas, pensamientos y emo- enfermedades de gran heterogenei-


ciones anómalas que presentan los dad. Por ejemplo, los pacientes con
pacientes (American Psyquiatric esquizofrenia suelen presentar sín-
Association, 1994). Es frecuente que tomas de los denominados psicóticos,
el diagnóstico de determinadas perso- como las alucinaciones y los delirios,
nas resulte difícil, pues un mismo sín- aunque también se caracterizan por un
toma puede estar presente en diversos marcado embotamiento emocional. Por
trastornos. La mayoría de las catego- su parte, en los enfermos que padecen
rías de las enfermedades mentales no el trastorno depresivo mayor predomi-
cuenta con síntomas patognomónicos nan rasgos patológicos emocionales,
(i.e., síntomas cuya presencia permita como el estado de ánimo deprimido y
decidir de manera inequívoca acerca la anhedonia (incapacidad para obte-
de la presencia de un desorden espe- ner placer), pero también estas res-
cífico). Esto a su vez conduce a que el puestas emocionales anormales
acuerdo respecto a los criterios diag- suelen presentarse junto a ideas de-
nósticos sea siempre un tema lirantes de tinte negativa, asociadas
controversial en el campo de la a pensamientos de muerte y suicidio.
psicopatología, y que resulte un cons- En las personas con desórdenes de
tante desafío lograr progresos en esta ansiedad aparece sintomatología re-
área. Un importante avance en este lacionada a pensamientos de preocu-
aspecto se ha logrado a partir de la pación excesiva en el trastorno de
realización de los manuales de diag- ansiedad generalizada, memorias ví-
nóstico de enfermedades mentales, vidas del evento traumático y pesadi-
como por ejemplo el DSM norteameri- llas recurrentes en el síndrome de
cano o el CIE europeo, basados en la estrés postraumático, miedo exagera-
investigación de numerosos grupos do hacia determinadas situaciones u
independientes de distintos lugares del objetos en la fobia social o específica,
mundo. A partir de este esfuerzo en o simplemente respuestas fisiológicas
conjunto, se ha logrado establecer con- de ansiedad como palpitaciones, tem-
senso respecto a los rasgos caracterís- blores y sudoración en el trastorno de
ticos y al trazado de los límites que pánico, por ejemplo. En el Trastorno
determinan las diversas categorías de Obsesivo Compulsivo (TOC), la ansie-
desórdenes mentales. El trabajo con- dad suele ser desencadenada por ideas
tinuo en este sentido ha permitido y que involunta-riamente aparecen en
permitirá seguir afinando los criterios el pensamiento de la persona (i.e.,
para los diagnósticos y las definicio- ideas obsesivas con frecuencia aso-
nes de la psicopatología. ciadas a conductas de limpieza, orden
No obstante, a partir de la breve y cuidado). Estas ideas perturban al
nómina de trastornos mentales a que sujeto y demandan una acción (deno-
se hizo referencia, podemos apreciar minada comportamiento ritual, p.ej.,
que el término psicopatología engloba lavarse las manos con frecuencias

Suma Psicológica, Vol. 11, No 2, 231-246, septiembre 2004, Bogotá (Col.)


Psicopatología y cerebro 235

inusualmente altas) que la persona rirlos como enfermedades o desórdenes


realiza de manera compulsiva logran- mentales.
do disminuir la ansiedad, al menos
hasta la siguiente vez que la idea ob- LA RELACIÓN MENTE-CEREBRO Y
sesiva logra imponerse en sus pensa- SUS IMPLICACIONES EN EL
DESARROLLO DE UN PROYECTO
mientos. En el ámbito de los trastornos
CIENTÍFICO DE LOS TRASTORNOS
de alimentación, nos encontramos MENTALES
con la anorexia y la bulimia, entre los
principales desórdenes. La primera es La mayoría de las enfermedades men-
caracterizada por el rechazo de una ali- tales mencionadas y los rasgos que las
mentación adecuada y por un inten- caracterizan no han aparecido de for-
so miedo a engordar, a pesar de que ma exclusiva en las sociedades mo-
estos enfermos se encuentran muy dernas de los últimos 100 años, en los
por debajo de su peso normal. En la que se abordó su estudio de manera
bulimia, uno de los síntomas princi- científica. Por supuesto, en el pasado
pales es la aparición de crisis de vora- los nombres y categorizaciones de es-
cidad, en las que los enfermos tos trastornos (si acaso las había) eran
ingieren una cantidad exagerada de muy distintos de las actuales, por lo que
alimentos en un muy breve lapso de las comparaciones entre distintas épo-
tiempo, para luego adoptar conductas cas pueden resultar controversiales.
compensa-torias inadecuadas (p.ej., Durante la época oscurantista y
inducir el vómito) para evitar el au- hasta casi el comienzo del siglo XX,
mento de peso (American Psyquiatric comúnmente se consideraba que las
Association, 1994). personas que presentaban algunos de
Esta breve descripción no sólo evi- los síntomas arriba mencionados y
dencia la gran heterogeneidad que que, por lo tanto evidenciaban conduc-
abarcamos cuando hablamos de tas extravagantes, habían sido vícti-
psicopatología, sino también permite mas de una posesión satánica o
dar una aproximación hacia el reco- demoníaca y, entonces, su conducta
nocimiento de qué aspectos compar- era atribuida a tal ente inmaterial
ten estos diversos trastornos para (Eysenck, 1978). Posteriormente, aún
estar englobados en la categoría de dentro de los abordajes precientíficos
enfermedades mentales. Los sínto- de estos problemas, el padre del psi-
mas que caracterizan estos desórde- coanálisis, Sigmund Freud, con-
nes suelen implicar anormalidades en ceptualizó los síntomas neuróticos
las áreas del comportamiento, el pen- (p.ej., los característicos de la fobia o
samiento y/o las emociones. Este del trastorno de pánico) como mera-
tipo de funciones son comúnmente mente signos observables de comple-
denominadas funciones mentales o jos subyacentes, reprimidos en el
psicológicas, de ahí que la alteración inconsciente, pero demasiado inten-
de las mismas haya conducido a refe- sos como para permanecer totalmen-

Suma Psicológica, Vol. 11, No 2, 231-246, septiembre 2004, Bogotá (Col.)


236 Esteban Freidin, Gerardo Fernández y Daniel Pitón

te fuera del alcance de la conciencia. males como anormales, son procesos


Los síntomas resultarían formaciones llevados a cabo en el SNC, comenzó a
de compromiso de la puja de dos fuer- fortalecerse con evidencias que argu-
zas inconscientes: un aval de repre- mentaron en su favor (Kandel, 1998).
sión y el mismo impulso del material Las ciencias del cerebro y algunos
reprimido por reaparecer en la con- científicos estudiosos de la conducta
ciencia y comandar las acciones de la comenzaron a realizar esfuerzos por
persona (Eysenck, 1978). delimitar qué áreas cerebrales o redes
Estos dos enfoques de los trastor- y poblaciones neuronales específicas
nos mentales, por sólo mencionar al- intervenían en el adecuado funciona-
gunos, rara vez vincularon los miento de distintas funciones psicoló-
desórdenes del comportamiento, las gicas, así como qué desregulaciones o
emociones y el pensamiento al funcio- desvíos se encontraba en la actividad
namiento del cerebro. Esto implicó una de los cerebros de las personas con
concepción difusamente dualista en lo problemas psicopatológicos identifi-
que respecta a la relación entre los cables. Este enfoque se vio ampliamen-
procesos mentales y el cerebro; es de- te favorecido con la aparición de las
cir, mente y cerebro fueron consi- técnicas de imágenes cerebrales como
derados entidades diferentes. El la Tomografía Axial Computada (TAC),
psicoanálisis junto con los primeros la Resonancia Magnética funcional
estudios científicos de la conducta que (RMf) y la Tomografía por Emisión de
negaban la importancia de la investi- Positrones (TEP) que permiten obser-
gación del cerebro retrasarían la pos- var, “en vivo” y de manera relativamen-
terior conceptualización científica de te no invasiva (en relación al método
las enfermedades mentales (Kandel, anátomo-clínico del siglo XIX), la es-
1998). tructura (la TAC) y la actividad del ce-
En 1861, gracias a la observa- rebro (la TEP y la RMf) a través del
ción post mortem de cerebros de pa- monitor de una computadora.
cientes con lesiones cerebrales y las Las propuestas que especulan so-
correlaciones de estas lesiones con las bre las relaciones entre dos instan-
alteraciones del comportamiento que cias consideradas diferentes, mente
habían presentado en vida (i.e., méto- y cerebro, sea explícita (p.ej., el dua-
do anátomo-clínico), Paul Broca des- lismo cartesiano) o implícitamente
cubrió que un área específica de la (p.ej., el psicoanálisis), han encontra-
corteza del lóbulo izquierdo del cere- do dificultades para integrarse a este
bro estaba íntimamente vinculada a la marco científico. Poco a poco los en-
capacidad de producir lenguaje habla- foques dualistas, han perdido capaci-
do. Este hallazgo fue ampliamente con- dad de intercambio con el resto de las
firmado y, desde entonces, la idea de disciplinas científicas como la
que los procesos mentales, tanto nor- neurociencia, la genética del compor-

Suma Psicológica, Vol. 11, No 2, 231-246, septiembre 2004, Bogotá (Col.)


Psicopatología y cerebro 237

tamiento, la biología evolutiva y la personas se encuentran ante situa-


misma psicología. ciones en las que perciben algún tipo
En función de la progresiva fuerza de amenaza, la amígdala (área cere-
ganada por la idea de que toda función bral vinculada a la respuesta de mie-
mental es una función cerebral, comen- do) envía señales que activan
zó a delinearse un abordaje científico glándulas del sistema endocrino. Las
de los problemas psicopatológicos que glándulas suprarrenales –i.e., las que
conceptualizó los mismos como pro- se encuentran sobre los riñones-
blemas del funcionamiento y/o es- secretan hormonas esteroides (p.ej.,
tructura del cerebro. Este enfoque del glucocor-ticoides), que facilitan la mo-
problema ha resultado ser heurís- vilización de las reservas de energía
ticamente valioso, ha estimulado gran para afrontar la situación estresante,
número de investigaciones al respecto y permiten que el individuo pueda dar
y, a su vez, ha permitido una mayor una respuesta adecuada ante el su-
comprensión de los factores determi- puesto peligro, por ejemplo, huir o lu-
nantes y los mecanismos subyacentes char. Esta respuesta neuroendocrina
a las alteraciones comportamentales es apropiada ante una situación ex-
de los distintos problemas psiquiátri- trema, cuando se afronta un verdade-
cos; una comprensión que, desde en- ro peligro y se debe tener una rápida
tonces, avanza día a día (Kandel, 1998; reacción; una vez que la amenaza se
para más información ver Freidin & ha diluido, la respuesta más funcio-
Mustaca, 2001). nal consiste en el retorno de estas hor-
A continuación, se presentan al- monas a sus niveles basales. Por el
gunos de los estudios que han contri- contrario, cuando esta activación
buido a la comprensión de la neuroendocrina es crónica, resulta en
neurobiología de ciertos trastornos efectos deletéreos. Luego de que el or-
psicopatológicos. Por ejemplo, Sheline, ganismo está sometido por un largo
Wang, Gado, Csernansky y Vannier período de tiempo a un agente
(1996) hallaron que la duración de los estresante, aunque más no sea de or-
episodios depresivos está asociada po- den psicológico, como las pesadillas
sitivamente al grado de atrofia del área recurrentes en el trastorno por estrés
cerebral hipocámpica de estos enfer- postraumático, el hipocampo no logra
mos. A su vez, se ha encontrado, en inhibir la secreción de hormonas
pacientes con trastorno por estrés esteroides. Este aumento de la secre-
postraumático, atrofia en el mismo ción de glucocorticoides sostenida en
área del cerebro (Sapolsky, 2000). La el tiempo está vinculado a la atrofia
atrofia del hipocampo en ambos tras- neuronal hipocampal a la que aludi-
tornos se asocia a los excesos de mos previamente. A su vez, este cam-
glucocor-ticoides, una hormona que es bio estructural específico en el cerebro
secretada como parte de la respuesta trae aparejados problemas en el pro-
al estrés por el organismo. Cuando las cesamiento de la memoria y en la ca-

Suma Psicológica, Vol. 11, No 2, 231-246, septiembre 2004, Bogotá (Col.)


238 Esteban Freidin, Gerardo Fernández y Daniel Pitón

pacidad para realizar nuevos aprendi- (Kayes, 1992). Por otra parte, se sugi-
zajes, síntomas que pueden observar- rió que la disminución de la saciedad
se tanto en enfermos depresivos como y aumento de la ingesta, junto con el
en pacientes con trastorno de estrés estado de ánimo disfórico que se ob-
postraumático (Sheline & cols.,1996; serva en estos pacientes, estarían re-
Sapolsky, 2000). lacionados con los bajos niveles de
Por su parte, también los trastor- serotonina encontrados en el líquido
nos fóbicos están ligados al mecanis- cefalorraquídeo de las personas con
mo cerebral del miedo. Las fobias son este desorden (Oldman, Walsh,
miedos específicos llevados al extremo, Salcoviskis y cols., 1995). Este
y consistentemente con esto, la activi- neurotransmisor participa en gran
dad del núcleo amigdalino se encuen- cantidad de conexiones sinápticas de
tra involucrada en este desorden. áreas cerebrales vinculadas a la mo-
Rauch, Savage y Alper (1995) mostra- dulación de la conducta alimenticia
ron que, cuando se expone a los pa- (p.ej., en el hipotálamo), y su
cientes con fobias simples a los desregulación parece estar también
estímulos fóbicos, presentan una acti- relacionada con la aparición de sínto-
vidad aumentada de las zonas límbicas mas depresivos. Esto es un ejemplo de
(i.e., el conjunto de estructuras cere- un enfoque prometedor y relativamente
brales que incluye a la amígdala) y nuevo en el estudio de la neurobiología
paralímbicas, medidas con la TEP. de los trastornos mentales, en el que
Otras evidencias que vinculan los se cambia el foco de investigación, pa-
síntomas psicopatológicos con el cere- sando de las enfermedades como ca-
bro pueden ser extraídas del campo de tegorías cerradas a la consideración de
los trastornos de alimentación. Por síntomas específicos que pueden es-
ejemplo, se encontraron altos valores tar presentes en varias de ellas. Este
del péptido YY (sustancia que general- abordaje consiste en considerar un
mente se encuentra en la región cere- síntoma presente en distintas
bral hipotalámica) en bulímicas en psicopatologías y relacionarlo al com-
abstinencia de crisis de voracidad. Esta promiso de áreas o conexiones
evidencia sugirió que la elevada con- neuronales específicas en el cerebro
centración del péptido YY en el cere- de los distintos tipos de pacientes
bro de los pacientes bulímicos podría (Andreasen, 1997). Así, se ha visto que
funcionar como un impulso a la con- la alteración del estado del ánimo en
creción de uno de los comportamien- pacientes depresivos y bulímicos po-
tos patológicos de este trastorno, como dría estar vinculada a los cambios en
son los atracones con comida. Esto la neurotransmisión serotoninérgica
también contribuiría a la explicación observados en ambos trastornos.
de por qué en las personas con buli- En síntesis, sostener que las fun-
mia, frecuentemente reaparecen sín- ciones mentales no son más que fun-
tomas luego de períodos de mejoría ciones cerebrales, es una postura que

Suma Psicológica, Vol. 11, No 2, 231-246, septiembre 2004, Bogotá (Col.)


Psicopatología y cerebro 239

cuenta con importantes evidencias a rebro de las personas que los pade-
favor, algunas de las cuales hemos re- cen respecto a personas sanas. Des-
visado arriba. Estos aportes pueden ser de esta conceptualización del
resumidos en la premisa, que muchas problema, partieron consistentes bús-
veces se transforma en observación, de quedas de respuestas.
que las alteraciones específicas de la En un comienzo, algunos psiquia-
conducta (p.ej., los síntomas de cual- tras vieron en el cerebro el lugar de
quier trastorno mental) comprenden intervención por excelencia para bus-
cambios característicos de la estruc- car soluciones a estos desórdenes. A
tura y/o funcionamiento del cerebro. fines de la década de 1950 y en los años
Este planteamiento nos permite 60, se descubrió de manera no inten-
anular la falsa dicotomía que suele cional que determinadas drogas pro-
establecerse entre el estudio de los ducían cambios en el estado de ánimo,
procesos fisiológicos y el estudio de los en el pensamiento y en la conducta.
procesos psicológicos. A la fisiología Un ejemplo fue el caso de las mejorías
le concierne el funcionamiento de los en el estado de ánimo de tuberculosos
distintos órganos corporales, incluyen- con síntomas depresivos, tras la apli-
do, por supuesto, el cerebro. La fun- cación de un agente prescripto contra
ción más importante del cerebro es la la tuberculosis. A partir de esta obser-
organización y control del comporta- vación, y luego de posteriores estudios,
miento, el pensamiento y las emocio- se desarrolló la droga IMAO (i.e.,
nes, y esto es justamente el objeto de inhibidora de la monoamino oxidasa)
estudio de la psicología (Gray, 1985). que es considerada parte de la pri-
Esta imagen sofisticada en la que me ra generación de fármacos
conceptualizamos las enfermedades antidepresivos (Nemeroff, 1998). Ha-
mentales como desórdenes del funcio- cia 1970, se dieron grandes progresos
namiento mental que ocurren en el en la psiquiatría con el estallido de la
cerebro es esencial en la construcción psicofarmacología, al mejorar la obje-
y desarrollo de un proyecto científico tividad de los diagnósticos psiquiátri-
de la psicopatología (Andreasen, 1997). cos, y al hallar tratamientos
farmacológicos relativamente efectivos
LOS PSICOFÁRMACOS para algunos trastornos mentales,
La manera de conceptualizar un pro- como la depresión y el trastorno
blema, muchas veces trae en sí mis- maniaco-depresivo (Kandel, 1998).
mo la forma de enmarcar la búsqueda En un comienzo, los primeros
de soluciones. Desde una concepción psicofármacos se descubrían de ma-
científica, se argumenta que, sean nera no intencional, y por lo tanto no
cuales fueren los factores causales de se conocía demasiado acerca de sus
las enfermedades mentales, deberían mecanismos de acción en el cerebro.
encontrarse diferencias en el fun- Actualmente, se pueden conocer las
cionamiento y/o la anatomía del ce- vías por las que algunos psicofármacos

Suma Psicológica, Vol. 11, No 2, 231-246, septiembre 2004, Bogotá (Col.)


240 Esteban Freidin, Gerardo Fernández y Daniel Pitón

afectan el comportamiento. Por ejem- realizado por Pavlov en el condicio-


plo, se constató que el metabolismo de namiento de la respuesta salivatoria
la amígdala disminuía en el cerebro en perros (Pavlov, 1927). Otro ejemplo
de aquellos depresivos que respondían paradigmático en los estudios de
positivamente al tratamiento con dro- aprendizaje con animales no huma-
gas antidepresivas (Drevets, 1999). Al nos han sido los experimentos reali-
investigar los mecanismos de acción zados en lo que se denominó “caja de
de los psicofármacos, se han logrado lanzadera”. Esta caja consta de dos
avances en la obtención de drogas cu- partes, separadas por una valla; los
yos efectos terapéuticos son más es- animales pueden saltar fácilmente
pecíficos y directos, al mismo tiempo esa valla para pasar de un lado a otro
que se han logrado evitar algunas de de la caja. A través del piso pueden
las consecuencias secundarias enviarse descargas eléctricas de ma-
indeseadas de su consumo. nera independiente a cada lado de la
En resumen, desde un marco en el caja. Esta corriente genera dolor en
que se comprendían los trastornos el animal y determina que éste salte
mentales como problemas en el fun- hacia el otro lado en el que no hay
cionamiento del SNC, los primeros in- descargas en ese momento, así esca-
tentos en la búsqueda de cambios en pando de las mismas. Si ahora incor-
las emociones, en los pensamientos y/ poramos un sonido previo a cada
o en las conductas de los pacientes presentación de la descarga, el perro
psiquiátricos se enfocaron en el estu- rápidamente aprenderá a evitar la des-
dio de fármacos específicos que ejer- carga, saltando al otro lado al escuchar
cían su acción sobre el cerebro. el mismo. En este procedimiento, el
comportamiento del organismo (p.e.,
TRATAMIENTOS PSICOLÓGICOS emisión de gemidos), así como algu-
EFECTIVOS
nas de sus medidas fisiológicas (p.e.,
Al referirnos a los intentos de modifi- la defecación, y la aceleración del la-
cación del comportamiento buscados tido cardiaco y de la respiración cuando
cuando abordamos el tratamiento de se presentaba el sonido), evidenció la
los trastornos mentales, es necesario participación de procesos emociona-
mencionar los aportes de la psicología les vinculados a la ansiedad y el te-
básica y aplicada. Los psicólogos ex- mor. Cuando se asocia el sonido a la
perimentales desde principios de siglo descarga, el primero parece adquirir
XX, entre los más reconocidos el ga- la posibilidad de desencadenar reac-
nador del Premio Nóbel Ivan Pavlov, ciones de temor (i.e., miedo condicio-
han estudiado sistemáticamente y nado clásicamente), y por lo tanto el
con procedimientos rigurosos la pro- animal escapa al sonido saltando, al
ducción de cambios en la conducta ani- igual que previamente hacía con la
mal y humana a través de procesos de descarga (Eysenck, 1978). A su vez, el
aprendizaje. Un estudio clásico fue el animal, al saltar hacia el otro lado de

Suma Psicológica, Vol. 11, No 2, 231-246, septiembre 2004, Bogotá (Col.)


Psicopatología y cerebro 241

la caja, se ve recompensado por la ter- J.B Watson, propusieron hipótesis de


minación o evitación de la descar- adquisición y tratamiento de trastor-
ga, lo que también conduce a sostener nos neuróticos con simples modelos de
este proceso de aprendizaje. No condicionamiento. Se conjeturó que
obstante, a diferencia del condi- algunos trastornos eran producto de
cionamiento clásico que responde a aprendizajes disfuncionales, por lo que
las contingencias entre el EC y el EI podían ser combatidos logrando que el
independientemente del comporta- paciente realizara nuevos aprendiza-
miento del sujeto, el aprendizaje que jes incompatibles con sus síntomas.
resulta del refuerzo que obtiene el ani- Esto dio origen a la terapia de la con-
mal como consecuencia de su conduc- ducta, hoy enriquecida por los
ta se ha denominado condicionamiento abordajes cognitivo-comportamentales.
instrumental (Domjan, 1999). Este tipo Un ejemplo de este tipo de modelos es
de aprendizaje es representado en una aquel que Watson elaboró para expli-
de las leyes psicológicas más antiguas, car y tratar las fobias y obsesiones en
que es la Ley del Efecto de Edward Lee humanos. Watson sostenía que al igual
Thorndike, quien fue uno de los prin- que un perro se condicionaba a desa-
cipales propulsores del estudio expe- rrollar reacciones de temor ante un
rimental del aprendizaje. Él expresaba sonido (como en el ejemplo último),
esta ley de la siguiente manera: “De gran parte de los trastornos fóbicos
las varias respuestas dadas en la mis- podían explicarse como reacciones
ma situación, aquellas que sean acom- emocionales condicionadas. Él propo-
pañadas o cercanamente seguidas por nía entender la fobia como el aprendi-
la satisfacción del animal serán, per- zaje de una asociación circunstancial
maneciendo las demás variables igua- entre el estímulo fóbico (tal vez, ini-
les, las más firmemente conectadas cialmente neutro) y una situación
con la situación (…) [A] Mayor (…) sa- emocionalmente intensa y negativa. En
tisfacción (...) mayor será el fortaleci- la condición experimental del ejemplo,
miento (…) de la conexión” (Thorndike, el animal aprendía a saltar una valla
1911, p.24, extraído de Domjan, 1999). para evitar la descarga señalada por
Con la acumulación y sistema- un sonido; no obstante, cuando los
ticidad de este tipo de estudios se lo- ensayos experimentales continúan,
graron establecer varios factores pero la descarga ya no se presenta más
moduladores y principios generales del (i.e., en la etapa de extinción del apren-
aprendizaje, considerado en su senti- dizaje), el animal difícilmente perma-
do más amplio como cambios relativa- nece sin reacciones de temor y sin
mente permanentes de la conducta saltar ante el sonido, a pesar de que
debidos a la experiencia (Domjan, éste ya no anticipa la descarga. De
1999). Sobre la base de estos logros igual forma, pensaba Watson, los
experimentales (psicología básica), al- fóbicos evitan sistemáticamente los
gunos psicólogos pioneros, entre ellos estímulos que les generan temor, por-

Suma Psicológica, Vol. 11, No 2, 231-246, septiembre 2004, Bogotá (Col.)


242 Esteban Freidin, Gerardo Fernández y Daniel Pitón

que la conducta de evitación es recom- asociaciones con objetos preparados


pensada por la disminución de la an- evolutivamente (p.ej., víboras y arañas
siedad, descenso que por su parte los o estímulos con características pare-
obsesivos logran a través de sus com- cidas; Ledoux, 1996).
portamientos rituales. Al evitar los Este modelo contenía en sí mismo
estímulos fóbicos o al realizar las con- la solución del problema, lo que en tér-
ductas compulsivas, estos pacientes no minos de la fobia y TOC implicó un
logran “la prueba de realidad” que les tratamiento eficaz. Si se inmoviliza al
permitiría comprobar que esos estímu- perro de tal manera que no pueda sal-
los no generan consecuencias negati- tar, y entonces experimente que el so-
vas más que sus reacciones de temor nido ya no precede a la descarga
aprendidas (Eysenck, 1978). eléctrica, éste extingue sus respues-
Algunas teorías actuales sobre las tas de ansiedad y temor ante el soni-
fobias se concentran en la idea de la do. Lo mismo había que lograr con los
preparación, que sostiene que esta- fóbicos y obsesivos. Así surgió la tera-
mos preparados evolutivamente para pia de exposición y de prevención de
aprender ciertas cosas con mayor fa- respuesta para estos trastornos, que
cilidad que otras. Por ejemplo, es más consiste en prevenir que el sujeto, ante
fácil que aprendamos a tener miedo un estímulo ansiógeno, realice la res-
a las víboras o arañas que a un en- puesta que frecuentemente utiliza
chufe eléctrico, simplemente porque para descender sus niveles de ansie-
este último a aparecido recientemen- dad (p.ej., lavarse las manos en el TOC,
te en la historia filogenética de nues- o evitar el estímulo fóbico en la fobia).
tra especie. Esto implica que aún no En un primer momento, estos estímu-
se han generado preparaciones inna- los que el paciente estaba acostum-
tas para lidiar con esta clase de estí- brado a evitar generan gran ansiedad,
mulos, aunque para aquellos que y activan su sistema límbico, sistema
viven en las modernas ciudades sea cerebral vinculado al procesamiento
potencialmente más riesgoso un en- emocional. Sin embargo, lenta y gra-
chufe de electricidad (que puede dar dualmente, mientras el paciente
una descarga mortal) que una víbo- practica técnicas de relajación, la an-
ra, que rara vez tendrán ocasión de siedad suele descender, y finalmente
cruzar en sus vidas cotidianas el sujeto extingue sus respuestas de
(Ledoux, 1996). miedo, pues la exposición a esta si-
En resumen, uno de los mecanis- tuación no trae consecuencias nega-
mos por el cual se cree se puede ad- tivas, y comienza a asociarse a un
quirir un trastorno fóbico, es que el estado de relajación (Eysenck, 1978).
sujeto, al atravesar una situación Éstas y otras técnicas terapéuti-
traumática, asocia sus intensas emo- cas derivadas de los principios gene-
ciones de miedo a un objeto presente rales del condicionamiento han
en la misma, siendo más probables las evidenciado gran eficacia en el cam-

Suma Psicológica, Vol. 11, No 2, 231-246, septiembre 2004, Bogotá (Col.)


Psicopatología y cerebro 243

bio de la conducta, el pensamiento y cionó– estaría involucrado en muchos


las emociones de las personas afec- desórdenes de ansiedad en humanos.
tadas por algunos problemas menta- De hecho, se encontró que veteranos
les específicos. Es consistente con el de guerra con desorden por estrés
enfoque científico de la relación postraumático evidenciaban diferen-
mente-cerebro pensar que estos cias en el flujo de sangre de áreas ce-
cambios comportamentales terapéu- rebrales específicas, entre ellas la
ticos reflejan cambios en el funciona- corteza orbitofrontal, respecto a ex
miento cerebral de los pacientes. combatientes sin trastornos de ansie-
Si bien a principios del siglo XX dad. Puesto que para extinguir una
ciertos psicólogos experimentales re- respuesta de miedo condicionado se
chazaron el estudio del cerebro, otros, requiere la inhibición orbitofrontal de
como Pavlov (1927), desde un comien- la amígdala, estas marcadas diferen-
zo especularon que los cambios que cias en la corteza orbitofrontal de los
podían observarse en el comportamien- pacientes con estrés postraumático
to de sus animales experimentales de- sugieren un correlato neuroanatómico
bían responder al establecimiento de de su fracaso por extinguir sus cróni-
nuevas conexiones neuronales en el cas y disfuncionales respuestas de
cerebro de los mismos o, al menos, al estrés ante estímulos normalmente no
fortalecimiento de conexiones ya exis- significativos (Charney, Grillon y
tentes. Lo que entonces era sólo una Bremner, 1998).
especulación, hoy es un hecho cientí- En síntesis, acabamos de descri-
fico. Estudios con modelos simples, bir cómo (además de la utilización de
como los realizados en el caracol ma- psicofármacos) el comportamiento y las
rino Aplysia, han brindado evidencia emociones pueden modificarse a par-
de que el aprendizaje produce cambios tir de aprendizajes funcionales (p.ej.,
sostenidos en la efectividad de las co- aprender a andar en bicicleta) o
nexiones sinápticas (Kandel, Schwartz disfuncionales (p.ej., en la adquisición
y Jessell, 1997). Según Kandel, Pre- de una fobia).
mio Nóbel de Fisiología 2000, no pue- Por una parte, los psicofármacos
de haber cambios persistentes en la actúan inicialmente a nivel bioquímico,
conducta que no estén reflejados en el llegando a producir cambios fisiológi-
SNC, ni cambios persistentes en el SNC cos en el cerebro que se expresan a
que no estén reflejados en cambios en simple vista en cambios de la con-
algún nivel de organización de la con- ducta de la persona; por otro lado, la
ducta (Kandel, 1998). Un ejemplo en psicoterapia busca intervenir produ-
el campo de la psicopatología es la evi- ciendo nuevos aprendizajes que mo-
dencia de que la plasticidad neuronal difiquen directamente la conducta, los
en la amígdala es crucial para la ad- pensamientos y las emociones que di-
quisición de un miedo condicionado, ficultan la vida del paciente. Si qui-
mecanismo que –como arriba se men- siéramos poner la hora correcta en un

Suma Psicológica, Vol. 11, No 2, 231-246, septiembre 2004, Bogotá (Col.)


244 Esteban Freidin, Gerardo Fernández y Daniel Pitón

reloj, podríamos mover los mecanis- ción de respuesta, descritas breve-


mos que se encuentran debajo de las mente con anterioridad), encontraron
agujas y así lograríamos mover las un decremento sustancial en la acti-
mismas hasta la posición adecuada. vidad del núcleo caudado derecho –
No obstante, buscando el mismo obje- medido como tasa metabólica de
tivo, también podríamos proceder mo- glucosa– en aquellos que respondían
viendo directamente las agujas, lo cual positivamente a los tratamientos. Los
inevitablemente provocaría el movi- pacientes que evidenciaban mejorías
miento de los engranajes del reloj (i.e., (i.e., reducción de síntomas) luego de
cambios a nivel de los mecanismos). la terapia psicológica tenían un sig-
De forma análoga, ocurre con los cam- nificativo decremento bilateral en la
bios que se busca producir en los pa- tasa metabólica de glucosa en el nú-
cientes psiquiátricos. A través de la cleo caudado comparado con aquellos
utilización de los psicofármacos, pro- que no respondieron al tratamiento.
cedemos a nivel bioquímico y logramos A su vez, hallaron que los cambios en
cambios en el comportamiento. Al uti- la sintomatología de los pacientes
lizar terapias psicológicas efectivas, correlacionaban positivamente con las
procedemos en sentido inverso, obte- modificaciones en la actividad de esta
nemos cambios en la conducta, pero área basal del cerebro (Baxter,
no sólo eso: el terapeuta que obtiene Schwartz, Bergman & cols., 1992). En
mejorías en el paciente, estaría pro- otro estudio, constataron que había
duciendo necesariamente cambios en decrementos significativos en los ni-
el cerebro del mismo. veles de la hormona tiroidea T4, en
Esto no es sólo una posible infe- aquellos pacientes depresivos que res-
rencia, sino un hallazgo. En el año pondían a la terapia cognitivo-
1992, se mostró por primera vez que comportamental respecto de aquellos
una terapia psicológica que logra cam- enfermos que no mejoraban (Joffe,
bios funcionales en el comportamien- Segal & Singer, 1996). Estos cambios
to del paciente y revierte sus síntomas, en la hormona T4 de pacientes diag-
produce cambios en áreas especificas nosticados como depresivos habían
del cerebro previamente asociadas a la sido previamente encontrados con el
sintomatología. Parte de este hallazgo uso de psicofármacos antidepresivos.
consistió en descubrir que el TOC está Estos dos ejemplos ilustran que los
generalmente asociado a hiperactividad psicofármacos y la psicoterapia actúan
en el núcleo caudado derecho (área modificando aspectos específicos del
basal del cerebro) de los pacientes. funcionamiento cerebral o neuroen-
Luego de tratar a pacientes que pre- docrino de los pacientes con trastor-
sentaban este trastorno con la aplica- nos mentales al obtener reversiones en
ción de un psicofármaco (fluoxetina) o sus síntomas.
bien con terapia de la conducta (con Al igual que en la analogía del re-
las técnicas de exposición y de preven- loj, sabemos que al producir cambios

Suma Psicológica, Vol. 11, No 2, 231-246, septiembre 2004, Bogotá (Col.)


Psicopatología y cerebro 245

en un nivel del organismo, estamos REFERENCIAS


modificando otros y que, por lo tanto, American Psyquiatric Association (1994). Diagnostic
podemos llegar al mismo resultado fi- and Statistical Manual of Mental Disorders.
Am. Psychiatric Assoc., Washinbgton DC, 4th
nal (poner en hora el reloj u obtener
Ed.
mejorías en el paciente psiquiátrico)
Andreasen, N. D. (1997). “Linking mind and brain
por diferentes caminos: sea mover las in the study of mental illness: a project for a
agujas o mover los engranajes en el scientific psychopatology”. En: Science, 275,
pp. 1586-1593.
reloj, sea utilizar psicofármacos o te-
rapias psicológicas efectivas en el Baxter, L. R., Schwartz, J. M. Bergman, K. S. et al.
(1992). “Caudate glucose metabolic rate
tratamiento de los trastornos psico- changes with both drug and behavior
patológicos. therapy for obsesive-compulsive disorder”.
En: Archives of General Psychiatry, 49, pp.
618-689.
CONCLUSIONES
Charney, D. S., Grillon, C. & Bremner, J. D. (1998).
“The neurobiological basis of anxiety and
Este conjunto de hallazgos científicos
fear: circuits, mechanisms, and
muestra que las características neurochemical interactions (part 1)”. The
comportamentales, emocionales y Neuroscientist, 4, 1, pp. 35-44.

cognitivas de los pacientes con desór- Domjan, M. (1999). Principios de aprendizaje y con-
ducta. 4º edición, México: International
denes psicopatológicos se condicen con Thomson Editores.
alteraciones específicas en la estruc- Drevets, W. C. (1999). “Prefrontal cortical-
tura y/o funcionamiento cerebral. Los amigdalar metabolism in major depression”.
En: Annals of the New York Academy of
estudios mencionados junto con las
Sciences, 877, pp. 614-637.
evidencias de la efectividad de las te-
Eysenck, H. J. (1978). Usted y la neurosis. Buenos
rapias psicofarmacológicas y psicoló- Aires: Ed. Huemul.
gicas en el tratamiento de estos Freidin, E & Mustaca, A (2001). “Aportes teóricos
trastornos, y los cambios que logran a de Kandel a la psiquiatría y a la psicología”.
En: Medicina, 61, pp. 898-902.
nivel bioquímico, neurofisiológico y
Gould, P. W., Goodwin, F. K. & Chrousos, G. P.
cognitivo-conductual-emocional, seña- (1988). “Clinical and Biochemical
lan de manera inequívoca que la cien- manifestations of depression. Relation to
neurobiology of stress (Second of two parts)”.
cia está transitando un camino En: The New England Journal of Medicine,
adecuado en la búsqueda de tratamien- 319, 7, pp. 413-420.
tos eficaces y de un mayor conocimien- Gray, J. A. (1985). “A whole and its parts: Behavior,
to de los desórdenes mentales. Esto the brain, cognition and emotion”. En:
Bulletin of The British Psychological Society,
es un mensaje que nos alienta a pensar 38, pp. 99-112.
que al fin contamos con pruebas Joffe, R., Segal, Z. & Singer, W. (1996). “Change in
confiables para esperar de un futuro tyroid hormone levels following response to
cognitive therapy for major depression in
no muy lejano un conocimiento profun- women”. En: American Journal of Psychiatry,
do y soluciones definitivas para estos 153, pp. 411-413.
problemas de gran relevancia social. Kandel E. R., Schwartz, J. H. & Jessell T. M. (1997).
Neurociencia y conducta. Madrid: Prentice Hall.

Suma Psicológica, Vol. 11, No 2, 231-246, septiembre 2004, Bogotá (Col.)


246 Esteban Freidin, Gerardo Fernández y Daniel Pitón

Kandel, E. R. (1998). “A new intelectual framework Rauch, S. L., Savage, C. R. & Alper, M. N. (1995). “A
for psychiatry”. En: American Journal of positron emission tomographic study of sim-
Psychiatry, 155, pp. 457-469. ple phobic symptom provocation”. En: Archi-
ves General Psychiatry, 52, pp. 20-28.
Kayes, W. (1992). “Neuropeptide abnormalities”.
En: Psychobiology and Treatment of Anorexia Rosenzweig, M. R. & Leiman, A. I. (1992). Psicolo-
Nervosa and Bulimia Nervosa. Compilado gía Fisiológica (2da. Ed.). McGRAW-HILL/
por Halmi, K.. Washington: American teramericana de España.
Psychatric Press,
Sapolsky, R. M. (2000). “Glucocorticoids and
Ledoux, J. E. (1996). The emotional brain. The hippocampal atrophy in neuropsychiatric
mysterious underpinnings of emotional life. disorders”. Arch. Gen. Psychiatry, 57, pp.
New York: Simon and Shuster. 925-935.
Nemeroff, Ch. B. (1998). “The Neurobiology of Sheline, Y. I., Wang, P. W., Gado, M., H.,
Depression”. En: Scientific American, pp. Csernansky, J. G. & Vannier, M. W. (1996).
28-35. “Hippocampal atrophy in recurrent major
Nemeroff, Ch. B. & Owens, M. J. (2002). depression”. En: Proc. Natl. Acad. Sci. USA,
“Treatments of mood disorders”. En: Nature 93, pp. 3908-3913.
neuroscience supplement, 5, pp. 1068-1070. Vandereycken, W. & Hoek, H. (1992). “Are eating
Oldman, A., Walsh, A., Salcoviskis, P. et al (1995). disorders culture-bound syndromes?”. En:
“Biochemical and behavioral effects of acute Psychobiology and Treatment of Anorexia Nervosa
tryptophan depletion in abstinent bulimic and Bulimia Nervosa. Compilado por Halmi,
subjects: a pilot study”. En: Psychological K. Washington: American Psychatric Press.
Medicine, 25, pp. 995-1001.
Pavlov, I. P. (1927). Conditioned reflexes. Oxford: Recibido el 20 de febrero y aceptado el 11 de marzo
Oxford University Press. de 2004

Suma Psicológica, Vol. 11, No 2, 231-246, septiembre 2004, Bogotá (Col.)

You might also like