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196 VICTORIA LIVIA UNZUETA
cialmente, de ser el primer código penal redactado por mexicanos, Martínez de Castro, Presiden••
de acuerdo con las más avanzadas teorías penalistas propuestas Penal para el Distrito Federal _
existencia de instituciones corporativas antiguas -como el ejér- Código del Distrito Federal de JtI
cito y la Iglesia- así como la pervivencia de prácticas y normas xico, Librería de la Viuda de ~
III::roRIA LMA UNZUETA CuLTIJRA POLÍTICA LIBERAL Y PENALlSMO DECIMONÓNICO 197
o evidencia la Federal y Territorio de la Baja California, México, Imprenta del Comercio, 1874.
3 Demetrio Sodi, Nuestra ley penal, estudios prácticos y comentarios sobre el
-como el ejér- Código del Distrito Federal de 1 0 de abril de 1872, 2 tomos, segunda edición, Mé-
icas y normas xico, Librería de la Viuda de. Ch. Bouret, 1917, primera edición: 1905.
CULTURA POLÍTICA LIBERAL Y PENAllSVO
198 VICTORIA LIVIA UNWETA
NUESTROS AUTORES
go Civil del Distrito FederaL
blicado en 1872; Derecho - -
Resulta indispensable realizar una breve semblanza biográfica e
forma de lecciones para uso dl!J:
historiográfica de cada uno de los autores que analizaremos. En el
de Jurisprudencia, de 1873;
caso de Antonio Martínez de Castro, 4 podemos decir que nació en
penal del Distrito Federal y
Sonora, al norte del país, en 1825, y murió en la Ciudad de México
dado y comentado, impreso
en 1880. En 1850 se graduó como abogado y participó en el Con-
los derechos del hombre, ~
greso Constituyente de 1856 por el estado de Sinaloa. El presidente
en lo relativo a los derechos
Demetrio Sodi, coterr'
Juárez lo nombró como parte de la comisión para redactar el códi-
de Oaxaca en 1866, y allí se -
go penal para el distrito y los territorios, labor que fue interrumpida
tituto de Ciencias Y Artes de
por la intervención francesa y que reanudó en 1868 para culminar
Escuela Libre de Derecho, en
sus trabajos en 1871. Fue miembro de la delegación municipal
la Escuela Nacional de JurispI1
que gobernó la Ciudad de México después de la victoria liberal en
en 1895, en donde ocupó el
la Guerra de Reforma (1857-1860) y ministro de Justicia e Instruc-
trado del Tribunal Superior V
ción Pública de 1867 a 1869 y. en colaboración con Gabino Barre-
Corte de Justicia de 1908 a
da, elaboró la Ley de Instrucción Pública de 1867, que dio origen
fue secretario de justicia del
a la Escuela Nacional Preparatoria.
Entre sus obras se encuen
J osé María Lozano y Zenil nació en Texcoco, cerca de la Ciudad
1909; Mis sesenta días de
de México, en 1823, y murió en ella en 1893. Estudió leyes yejer-
nueva Ley Procesal Civil, del.
ció como abogado; en la administración ocupó diversos cargos pú-
de la Academia de Legislac:ilJi
blicos entre los que destacan los siguientes: magistrado suplente
dad de México en 1934. Su"
de la Suprema Corte de Justicia en 1861, diputado federal en los
ticos y comentarios sobre el
periodos de 1867-1869 y 1869-1871, miembro del consejo direc-
abril de 1872, vio la luz por
tivo del diario capitalino El Siglo XIX en 1870, y presidente municipal
fue revisada y publicada en . .
del Distrito Federal entre 1873 y 1874. En 1871 apoyó la candi-
~
datura de Porfirio Díaz a la presidencia. Posteriormente, fue pre- :/
#
sidente de la Suprema Corte de Justicia y procurador general de
EL ORIGEN DEL DERECHO A , '
Justicia durante el Porfiriato. Entre sus obras jurídicas se cuentan,
,;¡ji
en colaboración con Manuel Dublán, Legislación mexicana o co-
La concepción del derecho a . .
lección completa de las disposiciones legislativas expedidas desde
la independencia de la República; como autor individual. el Códi- tos. filosóficos q..u. ejUstifi~
qUieneS cometen una tr
~~
más amplio de los sentidos, las características del origen de la so- de su sociedad y conservar.
ciedad y la naturaleza del pacto social que cada uno de nuestros damental.
autores tiene. Para Lozano y Zenil:
Martínez de Castro señala que:
se debe establecer una correspondencia inequívoca entre las ne- y procurando que el ej
cesidades políticas y la legislación de un pueblo para que la jus- lincuente, retraiga a los
1
~
ticia cumpla con la tarea fundamental de permitir la pervivencia
Para Lozano, entonces. d
6 Martínez de Castro, Exposición de motivos dirigida al Supremo Gobierno
tigar es una constante en
por el Lic. Antonio Martínez de Castro, Presidente de la Comisión encargada de
formar..., México, Librerías "La Ilustración", 1891, pp. 23-24. 9 Lozano, op. cit., p. 6.
7 [bid., p. 24. 10 [bid., pp. 6-7.
8 [bid., pp. 5-6. 11 [bid., p. 8.
.c'"".....,
g
ra que sea la época; no se concibe sociedad humana en la cual el y fenómenos; modificar <
poder público no esté revestido de este derecho para su propia con- la necesidad del castigo..
servación, desarrollo y perfección: "el origen del derecho de cas-
Cabe hacer mención que,"
tigar está en la misma naturaleza humana, en la naturaleza del . _:iil
tltuye como una rama ese
hombre, ser inteligente, libre y esencialmente sociable" .12 El orden
cambia del derecho a castigar.
moral debe regir a la ley penal, ésta no debe restringir nuestra li-
establece una concepción
bertad para que se constituya como una condición indispensable de
rente; esto quiere decir que
la existencia social. Por lo tanto, el desarrollo del derecho penal está
dica punitiva a una socioj ,
intrínsecamente ligado al desarrollo social, artístico y cultural:
concepción positivista del
de a la del delincuente, al
A proporción que en una sociedad son menos los crímenes, a pro-
que debe estudiarse cuidad
porción de que se averiguan y castigan inmediatamente que se co-
meten, cada individuo se encuentra mejor garantido en su vida, en
lización de la pena".
su libertad, en su fortuna y en su honra, la asociación corresponde Es por ello que esta escuell
mejor a sus fines, se establece sobre bases sólidas la paz y la con- sa en la idea de que, al defe
fianza, y las artes y el comercio se desarrollan y vigorizan, derra- bre defiende a la sociedad,
mando por todas partes la abundancia y el bienestarY y social al mismo tiempo;
[...] la defensa del de.
Por esta misma razón, en México, la época aciaga de los enfren-
za, es inherente al d,
tamientos intestinos ha dejado huella imborrable en las institu- es otra cosa que una
ciones y, en consecuencia, falta de confianza de los ciudadanos y protege e informa el
desprestigio de la ley, por lo cual resulta indispensable elaborar una en la personalidad del
nueva legislación adecuada a la realidad mexicana y conforme con que significa que pe
en el ejercicio de los
los lineamientos científicos que permita a la sociedad recobrar la
fensa recae sobre el
confianza en sus autoridades y en sus leyes. de la justicia. 15
Sodi, según la definición que nos proporciona de sí mismo, per-
tenecía a la escuela positivista, de la cual señala que son muchos
los autores y cada uno tiene su propia posición, pero LA DEFINICIÓN DEL DEUTO
L..] los puntos en que convergen los escritores positivistas son éstos: Dentro de la relación juril
desechar las especulaciones metafísicas, las abstracciones jurídi- y su entorno social, los limi
cas; aplicar el método experimental, la observación de los hechos el cumplimiento de las ob"
os enfren- [. ..] la defensa del derecho, que se verifica haciendo uso de la fuer-
za, es inherente al derecho que se trata de defender, puesto que no
lIS institu-
es otra cosa que una función del mismo. La misma ley que justifica,
dadanos y protege e informa el derecho, autoriza la defensa. Esta ley reconoce
Iboraruna en la personalidad del hombre un sujeto inviolable de derechos; lo
lbrmecon que significa que permite al hombre el empleo de todas sus fuerzas
ecobrarla en el ejercicio de los derechos... El daño que por necesidad de la de-
fensa recae sobre el agresor injusto se justifica con la ley general
de la justicia. 15
ismo, per-
n muchos
LA DEFINICIÓN DEL DELITO
miembros del cuerpo social determina cuáles son las acciones u [. ..] además de que no pu-
una cosa imposible que se •
omisiones que merecen ser consideradas como delitos y que, en
consecuencia, merecen un castigo o punición suficiente para evi-
tar la repetición del acto transgresor. La tipificación del delito, la
misma pena a quien se le
que al que intentó vana m""
medida del castigo y su correspondencia con el acto delictivo refle- Cabe resaltar que esta clasifili
jan, en el marco de la cultura política, la relación que se establece nar la relación que se establece.,
entre el Estado y el individuo por medio del marco jurídico. causado y la intención del a~it
Los delitos son, en palabras de Martínez de Castro, "aquellos Resulta de particular impo
actos que al mismo tiempo son contrarios a la justicia moral y a la la primera afirmación tajante
conservación de la sociedad"; 16 para que un delito se considere como de señalar la relevancia que,
tal debe causar un daño a la sociedad o a un derecho individual, por ción de la inocencia del impu
lo cual la pena debe imponerse considerando la magnitud de este constitucional en 2007:
19
La clasificación de los delitos que Martínez de Castro propone, Martínez de Castro señala
y que se consigna en el mencionado Código, es la siguiente: optó por una agravación p
delito simple, ya que CUalquil
A. Delitos contra la propiedad. cación de una pena ya purg,
B. Delitos contra las personas: a) cometidos por particulares; tada considerando el estado
b) delitos de los funcionarios públicos en el ejercicio de social de reprimir el delito.
sus funciones. to respecto de la ejemplari,
C. Delitos contra la seguridad interior. que, según Martínez de Castni¡,~
ciente para reprimirlo y la
Martínez de Castro hace la distinción entre delito de culpa,
Martínez de Castro:
es decir, el no intencional y el delito intencional, con sus diferen-
tes grados y estableció el punto intermedio entre el delito frustra-
18 [bid., p. 9.
do y el conato, esto es, el delito intentado; esto se debe a que Cabe mencionar que las re'
19
lilas acciones u [...l además de que no puede decirse con propiedad que se frustra
leJitos y que, en una cosa imposible que se intenta ejecutar, no es justo aplicar la
iciente para evi- misma pena a quien se le frustra la ejecución de un delito posible,
que al que intentó vanamente cometer un delito irrealizable. lB
6n del delito, la
,delictivo refle-
Cabe resaltar que esta clasificación tiene como objeto determi-
(lile se establece
nar la relación que se establece entre la gravedad del daño social
~jurídico.
causado y la intención del actor.
1Stro, "aquellos
Resulta de particular importancia establecer que ya desde 1871,
~moral ya la
la primera afirmación tajante que hace Martínez de Castro es la
omsidere como
¡.
de señalar la relevancia que, en el nuevo código, tiene la presun-
'individual, por
ción de la inocencia del imputado, derecho que fue elevado al nivel
IIgIlitud de este
constitucional en 2007: 19
or dos elemen-
[. ..] todo acusado se presume inocente mientras no se pruebe la
existencia del delito que se le imputa y que él lo cometió. Esta de-
~ y la violación claración tiene dos objetos; uno de ellos es que, durante el proceso,
Ílriable, supuesta traten los jueces a los acusados con las consideraciones que se de-
8V'edad, tanto co- ben tener al desgraciado que, siendo tal vez inocente, ha perdido su
libertad por engañosas apariencias [. ..l. 20
~.
206 VICTORIA LIVIA UNZUETA CULTURA poLÍTICA LIBERAL y PENALlSMO DB:IIIIIíII
por lo tanto. a todas las obligaciones de hacer o no hacer. en ma- sin embargo. la presunción 1,
teria penal. les corresponde una pena clasificada por la calidad de truye porque el agente al~ti
los delitos punibles -delitos de culpa y delitos intencionales- y penal. que alegue que creía
deben ser del conocimiento público; el delito es, pues. "la infrac- ralmente lícito violarla. ni
ción voluntaria de la ley penal haciendo lo que ella prohíbe o dejan- y probada por el responsable
do de hacer lo que manda". 23 Esto significa que. para que un delito en que quiso cometer el delito¡,¡
sea considerado como tal. debe contener en sí mismo la intención to del ofendido.
o el conocimiento de cometerlo y la libertad de acción para llevar- En el caso de los delitos
lo a cabo; sin estos dos elementos no es posible considerar que una
acción sea delito. 24
Los elementos constitutivos del delito son. por lo tanto. el cono-
cimiento y la intención. los cuales proporcionan a la acción el ca-
rácter de voluntaria y la colocan bajo el dominio de la ley penal;
sin embargo. en algunos casos
21Ibid., p. 10.
22Lozano y Zenil, op. cit., p. 24.
23 Ibid., p. 34.
~
alguno de ellos, la acción deja de ser voluntaria y no puede calificarse como 26 Ibid., p. 48.
delito", ibid., p. 36. 27 Idem.
1M 1JvlA UNZUETA CuLTURA POLÍTICA LIBERAL Y PENALISMO DECIMONÓNICO 207
K:er, en ma-
sin embargo, la presunción legal de la intención dolosa no se des-
la calidad de
truye porque el agente alegue y pruebe la ignorancia de la ley
cionales-y
penal, que alegue que creía que la leyera injusta o que era mo-
~ -la infrac-
ralmente lícito violarla, ni tampoco cuando la excepción alegada
libe o dejan-
y probada por el responsable de que erró sobre la persona o cosa
ue un delito
en que quiso cometer el delito, o que se obró con el consentimien-
la intención
to del ofendido.
para llevar-
En el caso de los delitos de culpa,
lI'aI' que una
lCimiento y la
lÍO ellos,o sin 25 Ibid., pp. 47-48.
ilicarse como 26 Ibid., p. 48.
27 Idem.
;:
dado, de la impericia, y excluye el dolo; estas circunstancias, ade- sin embargo, también puede
más de interrelacionarse entre sí. se relacionan con las condiciones ción constituyan, por su propia
propias del agente:
[.. .J en consecuencia no ~
tituyen un verdadero
[' ..J la edad, el sexo, la mayor o menor ilustración de la persona, la intencionales considera y
dignidad en que está constituido, la profesión que ejerce, su carác- minal antes de llegar al ...-'
ter, su valor habitual o su pusilanimidad, todas estas circunstancias en la necesidad de ren
y otras muchas influyen más o menos en cada individuo y arguyen dientes de su voluntad, el
más o menos culpa, por su imprevisión, su descuido o impericia,28 dos es punible, y aquél
~'~
lo sujeta la ley penal;30
por lo cual. deben valorarse únicamente en el caso particular y esto
corresponde, sin duda, al juez. esto es, que si el delito no ll~
Es evidente, por otro lado, que el aspecto positivo obligatorio agente, los actos realizados de ."..•. •.
de la aplicación de la ley penal es de vital importancia para Loza- de que éstos constituyan un "
no, ya que considera que nada debe dejarse al arbitrio del juez, nato no es punible. Lozano de
pues esto lleva a la inequidad en la aplicación de la ley; sin em-
[. ..] consiste [. .. ] en ejecu1iillO
bargo, es mucho más peligroso que la legislación trate de abarcar ta e inmediatamente a la
todos los casos particulares, porque, aun con el esfuerzo más gran- al acto que la constituye_
de, la mayor parte de ellos quedaría fuera. conato sea punible que DO,..
El delito se compone de dos elementos: por un lado, el pensa- ción por causas depen
miento del acto delictuoso, que queda en la conciencia del delin-
cuente fuera de la acción legal de los hombres, y por otro lado, los En el mismo sentido,
actos de ejecución, que son propiamente los penados por la ley; [. ..] la teoría que dis~
dentro de éstos, puede ocurrir que los actos que preparan la consu- gándolos con penas respel¡
mación del delito no constituyan en sí mismos una infracción y que el menor mal causado a Ia~'
no den luz acerca de las intenciones criminales del delincuente: revela el culpable que
30 en la conveniencia para
de presentar en cada paso.]
[.. .J he aquí los actos preparatorios del delito, actos que no dan a co-
to y una amenaza si p
nocer por sí solos cuál es el delito que el reo tenía intención de per-
petrar; actos que no constituyen un conato punible, que no forman
Por lo cual. si el delito
un delito determinado que tenga pena señalada en la ley [. .. ];29
agente hasta el último acto
30 [bid., p. 79.
28 Ibid., p, 64. 31 [bid., p. 80.
29 [bid., p. 78. 32 [bid., p. 83.
pUNZUETA CuLTURA POLÍTICA UBERAL y PENALlSMO DECIMONÓNlCO 209
;ias. ade- sin embargo, también puede suceder que estos actos de prepara-
dciones ción constituyan, por su propia naturaleza, un delito en sí mismos,
~', .
30 ¡bid., p. 79.
31 ¡bid., p. 80.
32 ¡bid.. p. 83.
j
CULTURA POLÍTICA LIBERAL Y PENAUSMO . . ,
210 VICTORIA LNIA UNZUlITA
j
liza, puede ser por tres. razones: que se trate de un delito imposi- En cuanto a la mayor o
ble o que los medios para realizarlo sean del todo inadecuados, en gundas, en tanto la exte~
este caso se trata de un delito intentado; si el delito no se consuma previsiones generales de la,
por factores ajenos a la voluntad del agente, se trata de un delito vantes o atenuantes dete
frustrado. Al igual que en el conato, en la tentativa y el delito frus- cometido y, en consecue
trado, si los actos preparatorios del delito constituyen un delito en respectiva. Las circunsta~
sí mismos, deben castigarse con la pena correspondiente a este se- den ser aplicadas en penas
gundo delito sí consumado y no con la correspondiente al delito las circunstancias agrav;
intentado o frustrado, aunque haya faltado la intención criminal de ración de la pena, pero no
cometerlo, debido a que ésta sí existía para la comisión de otro deli- En el caso de la reinCÍI
to, y fue ésta la que lo llevó a cometer todos los actos que consu- tancia agravante del delito.
maron el segundo delito. desafía a la sociedad al
Sin embargo, las distinciones que se han hecho entre el cona- naturaleza o de otra por el
to, la tentativa y el delito frustrado no atienden a la mayor o me- resultó suficiente para su
nor perversidad del agente, sino al daño social causado; por lo que peligroso para la subsis
trínsecas de la criminalidad
[.. .] en el orden moral. lo mismo que en el orden legal permanecen yen el segundo delito, la
inalterables los elementos constitutivos del crimen y la circunstan- al agente, esto es a su pe.......
cia de no haberse consumado [... 1ha sido puramente accidental, y
un riesgo social más gr.
se debe a causas extrañas a la voluntad del ajente. Con todo, la pena
debe medirse, no sólo con relación a la perversidad del criminal, sino
aplicación de una pena maftII
teniendo en cuenta [. . .] la necesidad de contener a los demás con cidencia pueda conside
su ejemplo saludable. 33 ble, deben concurrir la
llevado a juicio y conde
Por esto, la imposición de la pena debe estar basada específica- to, que haya purgado o se--,.,
mente en las condiciones particulares de cada delito y del delincuen- transcurrido la mitad del.
te, para lo cual se han instrumentado las circunstancias agravantes "18
delito. "4"
y atenuantes de cada delito a Sodi define el delito callIlI
a la justicia, a los sen~
[. ..] efecto de determinar la culpabilidad del ajente y caracterizar la
naturaleza de la infracción [.. .] Estas circunstancias que modifican lo que hiere y ataca al ontBi
la criminalidad de la infracción, atenuándola o agravándola, surten en delitos de culpa e intelll
el efecto de atenuar o agravar la pena, y de ellas unas son relativas a
la persona del ajente, otras dicen relación a la infracción misma. 34 [...1 aquellos que se ejii
tos en sí no lo son ~I ';~
33 ¡bid., p. 89.
35 Sodi, op. cit., p. 30.
34 ¡bid., p. 204.
lImA lJvIA UNZlJETI\ CULTURA POLÍTICA LIBERAL Y PENALISMO DECIMONÓNICO 211
lelito imposi- En cuanto a la mayor o menor perversidad del actor y, las se-
decuados,en gundas, en tanto la extensión del daño producido, respecto de las
Dseconsuma previsiones generales de la ley; esto es, las circunstancias agra-
• de un delito vantes o atenuantes determinan el grado de criminalidad del acto
I!l delito frus- cometido y, en consecuencia, inciden directamente sobre la pena
1 un delito en respectiva. Las circunstancias agravantes o atenuantes sólo pue-
Ole a este se- den ser aplicadas en penas temporales y, por lo tanto, divisibles;
IIlte al delito las circunstancias agravantes o atenuantes sólo inciden en la du-
o criminal de ración de la pena, pero no cambian su naturaleza.
lde otro deli- En el caso de la reincidencia, considerada ésta como una circuns-
¡que consu- tancia agravante del delito, el problema se sitúa en que el criminal
desafía a la sociedad al cometer un segundo crimen de la misma
lJtre el cona- naturaleza o de otra por el cual ya se le infringió una pena que no
nayor o me- resultó suficiente para su enmienda, convirtiéndolo en un elemento
O; por lo que peligroso para la subsistencia social y, aunque las condiciones in-
trínsecas de la criminalidad de hecho sean las mismas en el primero
I permanecen
yen el segundo delito, la criminalidad extrínseca,'que corresponde
la circunstan-
t accidental, y
al agente, esto es a su perversidad, es mucho mayor y representa
Hodo, la pena un riesgo social más grande. Es ésta la situación que autoriza la
aiminal, sino aplicación de una pena mayor en el segundo delito. Para que la rein-
OS demás con cidencia pueda considerarse como tal y en consecuencia sea puni-
ble, deben concurrir la circunstancia de que el culpable haya sido
llevado ajuicio y condenado definitivamente por el primer deli-
lespecífica-
to, que haya purgado o se haya indultado su pena y que no haya
Idelincuen-
transcurrido la mitad del tiempo señalado para la prescripción del
:agravantes
delito.
Sodi define el delito como "lo que es contrario al bien público,
IB'acterizar la a la justicia, a los sentimientos medios de probidad y de piedad,
be modifican lo que hiere y ataca al orden jurídico, etc.";35 los delitos se dividen
lIdola, surten en delitos de culpa e intencionales; los primeros son
lJIl relativas a
i6n misma. 34 [. ..] aquellos que se ejecutan sin dolo, es decir que aunque son líci-
tos en sí no lo son por las consecuencias que producen, si el culpa-
esta prisión, para que rinda resultados, debe ser purgada en un es-
os actos que tablecimiento en que los presos únicamente tengan contacto con
!!I'Se entre el sus pastores religiosos y su familia y no con los otros presos, de-
lWdial del de- bido a que los dos primeros le infunden el deseo de reformarse, y
bjetivo de la los segundos influyen de manera negativa en el preso. Por lo tan-
Ide la socie-
to, las condiciones de legitimidad de las penas son la divisibilidad,
la moralidad, la revocabilidad, y de reparación la ejemplaridad, la
correccionalidad y la aflictividad.
La pena, para ser efectiva, debe ser proporcional a la natura-
lDSumarse (GO- leza y gravedad del delito, y debe purgarse en un establecimiento
s constitutivos adecuado para tal efecto. Martínez de Castro señala que es muy im-
sico, que debe
I justamente", portante el carácter reformador de la pena y hace especial énfasis
en que durante el tiempo en que los presos cumplen su condena
!le debía reali-
se les debe dar orientación moral, enseñanza de las primeras letras
ita irrealizable
medios que se y una buena formación religiosa, así como una instrucción en algún
oficio o arte para que después puedan trabajar honesta y lucrati-
le las intencio-
le hizo cuanto
f) a cabo el de- 40 Martínez de Castro, op. cit., p. 14.
hecho", ibid.. 41 Martínez de Castro cita a Ortolan: "Eléments de Droit pénal". núm. 1365,
en ibid., p. 14.
CULTURA POLÍTICA UBERAL y pENALlSIIIO _ ,
214 VICTORIA LIVIA UNZUETA
vamente, y que a partir de los trabajos que desempeñen dentro Si hay quienes afirman
de la prisión reúnan un pequeño capital para su subsistencia. Todo es la rehabilitación del co
esto con la finalidad de reincorporar al individuo a la vida social; de éste, las penas tienen la
sin embargo, no deben dejar de tomarse las medidas indispensa- niendo al agresor en im
bles para proteger a la sociedad de aquellos individuos que falaz- pena de muerte resulta la
mente simulan una rehabilitación, por lo cual, en el proyecto de capital, Lozano dice:
código se establece la libertad preparatoria como medio de pro-
tección a la sociedad.
Por todo lo anterior, Martínez de Castro es favorable a la abo-
lición de
Lozano señala que "la pena no sólo tiene por objeto reparar el
mal causado, impedir la repetición del delito y calmar lajusta alarma
de la sociedad, sino muy especialmente también corregir al delin- Demetrio Sodi y "la
cuente, hacerle volver sobre sus pasos, combatir sus instintos cri- las teorías de la retribu
minales y hacer de él un miembro útil a la sociedad. 43 dación, de la coacción psí.
el único fundamento del
dere la pena 'como una
Hay que buscar en la pena un sufrimiento que, en armonía o co- w
rrespondencia con la gravedad de la infracción, corrija al delincuen- órganos especiales • 46 por
te, apartándole de la senda del mal y haciéndole volver al camino de presión del delito y la de
la virtud y de la justicia [... ] La pena, aplicada justa y oportunamen- sujetarse a las siguientes
te, debe contener a los demás a quienes es de esperarse que retraiga
el ejemplo del castigo; débese además procurar que la imposición de
la pena calme la alarma, la inquietud y la desconfianza producidas
por la perpetración del delito [... ].44
45
46
¡bid., pp. 457-458.
C. Lombroso, citado en
cisa que "la pena es el mal que
3'"
42 ¡bid., p. 19.
p",ición 1",,01, a ",u<a del _ : :
Lozano y Zenil, op. cit., p. 204.
idem, p. 246.:~
43
44 ¡bid., p. 438.
lA l.ivIA UNZUErA CuLTURA POLÍTICA LIBERAL Y PENALISMO DECIMONÓNICO 215
cho del delito singular, sino también de todos los delitos semejantes penales justas apegadas a la
[... ]; 3 a la pena debe exceder al provecho del delito hasta compen- cia moral universal o ley na~ ..'_.- '
sar lo que a ella falta en cuanto a certidumbre y proximidad; 4 a si en primera instancia, de un denII
se hallan en consecuencia dos o más delitos, debe imponerse una po, un derecho individual Y
pena más fuerte al más dañoso [. .. ].47
que considera al delincuente
ña al cuerpo social, que la o
Es por ello que, según Sodi, las cualidades que debe poseer una
el liberalismo constituciona)j~
pena son las de divisibilidad, certidumbre, igualdad, conmensura-
tado de una acción negativa
bilidad, analogía, ejemplaridad, economía, remisibilidad, supresión
por lo cual ésta puede reprimirtll
del poder de dañar, tendencia a la enmienda moral, convertibilidad
ca, el derecho a la defensa ~
en provecho, simplicidad en la descripción y popularidad.
el propio derecho violado, es
En cuanto a la pena de muerte, Sodi considera que:
sara misma. Por ello afirmaroqM
sición de una concepción del
Si la diferente condición social, económica, física, fisiológica, inte-
lectual y moral de cada hombre hace imposible la igualdad de las a la noción del derecho penal
penas, que nunca podrán afectar de idéntica manera a dos conde- En el sentir de Martínez
nados, la pena de muerte es, tal vez, la que ofrece menor desigual- to violatorio de la justicia ~
dad [... ] La pena de muerte ¿es conmensurable? No [... ], pero esta que constituyen violaciones a..
pena no se aplica sino a determinados delincuentes, los que revelan
sus cosocietarios; no así para
un peligro máximo para la sociedad [... ].48
en esencia, un acto contrario
jurídico, poniendo a la soci<
Esto es, si el delito denota una falta de adaptación social y la
duo. La principal innovación
pena es una reacción a esta transgresión, entonces a la imposición
demos situarla en el propio
de una pena, a esta reacción, es a lo que Sodi denomina como de-
pena, que responde a la in
recho de defensa social.
danos en igualdad de cirCUIJtl
estamentaria de la justicia. ~
mentas independientes al ~
CONCLUSIONES
los códigos criminales anterillll
básico de derecho penal de fJIIIII
Hemos visto cómo, para Martínez y Lozano, el derecho a castigar es
Es por ello que los conce~
un derecho de la sociedad basado en la justicia y la utilidad social,
sado y la pena aplicada, las «::aMI
que garantiza su conservación y, al mismo tiempo, el bienestar que
dad de las penas, entre otras..
genera el tan deseado progreso. Éste debe ser plasmado en leyes
quitando los amplios límites diIIi
ridad a los juzgadores, resultaili
47 [bid., p. 247.
48 ¡bid., pp. 296-298, 313. liberal. De la misma manera. 11M
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tada como una pena "justa", es considerada como un mal necesa- sufre grandes transformad
rio, debido a la mala administración de justicia, al pésimo estado cepción criminalista del derl
del sistema penitenciario y a la poca educación del pueblo mexi- tutelar que salvaguarda bi,
cano, situaciones que deben superarse y desaparecer paulatina- relación del Estado con el .
mente conforme sean subsanados dichos defectos. riación en la cultura política
En el mismo sentido, la medida del mal causado, según la par-
ticipación del agente en el hecho delictivo, la naturaleza misma
del hecho y el estado de su comisión, pretenden la inclusión de ele- BIBLIOGRAFÍA
mentos objetivos para la valoración del daño social causado, de tal
forma que se elimine la subjetividad para garantizar el principio Lozano y Zenit J osé María,
liberal de igualdad jurídica. Adicionalmente, estos elementos ase- del Distrito Federal y Tem,
guran el principio de certeza jurídica, ya que manifiestan la certi- ta del Comercio, 1874.
dumbre de que, si un individuo comete un delito, ineludiblemente Martínez de Castro, Antonio,
se hará acreedor a una pena, afirmaciones todas éstas que perma- Gobierno por el Lic. Antonio
necen incólumes durante todo el periodo. misión encargada de formar
Resulta de particular importancia el papel prioritario que para y Territorio de la Baja-~
todos nuestros autores tiene el sistema penitenciario concebido, en toda la República Mexicana
el caso del liberalismo constitucionalista, como la herramienta prác- correcta, sacada de la oficial.
tica para reformar a los delincuentes y alcanzar así el máximo ob- Ilustración", 1891.
jetivo del derecho penal: su reinserción en el cuerpo social como Musacchio, Humberto, Dicci
ciudadanos responsables y productivos; la efectividad del sistema tomos, México, Andrés
penitenciario, para el positivismo jurídico, reside en la protección Sodi, Demetrio, Nuestra ley
que éste brinda a la sociedad. el Código del Distrito FedenIIII
Como hemos podido observar, la importancia que el código pe- México, Librería de la Vi
nal de 1871 tiene dentro de la cultura política liberal decimonóni- 1905.
ca mexicana trasciende a las diversas teorías penalistas, las cuales
se adaptan para encontrar fundamento a los principios enunciados
en él: el penalismo clásico le dio origen y el positivismo la justifi-
cación.
No obstante lo anterior, si como establecimos en primera ins-
tancia, la justicia determina el vínculo fundamental entre el Esta-
do y el individuo, establecido a través del pacto social, podemos
1
observar claramente cómo, a pesar de que el elemento constitu-
cional no cambia, la relación jurídica, en términos de justicia penal, J
<~
primera ins-
,mtre el Esta-
ial, podemos
oto constitu-
usticia penal.
,
INDICE
ública,
PREFACIO . 7
PARTE 1
Introducción: la cultura política "tradicional"
Natalia Silva Prada . 11
tde 2001 Encuentros imaginados entre súbdito y monarca:
'.':f historias de perdón y petición en la España
IIn. de la Edad Moderna
dUbrede Luis R. Corteguera . 23
La presencia del rey ausente: simulacro real
de 2001. y ejercicio del poder imperial en la Lima
de los Austrias
Alejandra B. Osario .. 47
Cultura política tradicional y opinión crítica:
los rumores y pasquines iberoamericanos
de los siglos XVI al XVIII
Natalia Silva Prada .. 89
PARTE 2
Introducción: cultura política liberal y nuevo orden
MarceJJo Carmagnani y Ríccardo Forte 147
Indios republicanos: acerca de la posibilidad
conceptual de una "historia republicana"
en las Américas
Mark Thurner..................................................... 159
[337]
338 ÍNDICE
paras.·
de l a "
de! ....
ÍNDICE
.
\
195
221
253
Tradición y modernidad en la historia
de la cultura política. España e Hispanoamérica,
siglos XVI-XX, de Riccardo Forte
303
y Natalia Silva Prada (coordinadores).
se terminó de imprimir en la Ciudad de México
durante el mes de diciembre del año 2009
en Imprenta de Juan Pablos, S.A.,
Malintzin 199, Col. del Carmen, Coyoacán.
La edición, en papel de 75 gramos,
consta de 1 000 ejemplares más sobrantes
para reposición y estuvo al cuidado
de la Coordinación de Publicaciones
del Departamento de Filosofía.
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