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Facultad de Teología
Evangelios sinópticos
TBS 031 - 2017
Eduardo Pérez-Cotapos Larraín
1. Objetivos
1.1. Antecedentes
1. Si fuésemos estrictos en el lenguaje, este curso debería llamarse «Introducción a los
Evangelios Sinópticos». Es un curso que no pude pretender dar a conocer todo sobre los Sinópti-
cos. Esto por múltiples razones:
a. Los Sinópticos son un cuerpo de escritos literariamente muy complejos. El asunto de sus mu-
tuas interrelaciones (sus semejanzas) y de la especificidad de cada obra plantea (sus diferen-
cias) plantea una tensión difícil de resolver. En otro sentido, es una tensión apasionante.
b. Los Sinópticos son un cuerpo de escritos teológicamente muy centrales en el conjunto del
Nuevo Testamento. En cuanto son los testigos de la auténtica tradición sobre Jesús nos abren
las más fundamentales puertas de acceso a Jesús: a su persona y su mensaje. Por otra parte, te-
niendo presente que las diversas etapas de redacción de los Sinópticos abarcan casi toda la se-
gunda mitad del siglo primero, en ellos tenemos reflejadas las principales corrientes teológicas
de ese período. Es una de las tres grandes corrientes teológicas del Nuevo Testamento, junto a
Pablo y Juan. Esta doble importancia plantea otra tensión difícil de resolver: Jesús vs. Iglesia
primitiva. Es una tensión paralela a la señalada a nivel literario.
c. Los Sinópticos son el grupo de textos más ampliamente estudiado de toda la Biblia. La abun-
dancia, variedad y calidad de los materiales existentes sobre ellos es enorme. Constituyen un
campo casi inabarcable. A esto se suma la existencia de diversas metodologías para abordar
los textos, las que habitualmente son complementarias, pero en algunas pocas ocasiones son
mutuamente excluyentes. Es decir, cualquier presentación que se haga supone opciones meto-
dológicas y un cierto ángulo concreto que, en buena medida, depende de las líneas de pensa-
miento que más conozca/comparta el expositor. No se debe perder de vista esta dificultad para
evitar falsas seguridades y rigideces; y así evitar caer en una pedantería exegética, y monismos
metodológicos que terminan empobreciendo la lectura del texto.
2. Junto a las anotaciones anteriores, y a modo de antecedente, se debe tener siempre pre-
sente que el «conocimiento» de un texto bíblico jamás puede agotarse en una serie de sesiones
académicas. La lectura de un texto de los Sinópticos debe llevarnos al encuentro con Jesús, que
subyace a todos ellos; y también al encuentro con la Iglesia primitiva que nos transmitió la me-
moria de Jesús, y cuya huella se trasluce en todos los textos. Debemos estudiar el texto hasta lle-
gar a un encuentro con él que sea capaz de interpelar nuestra vida. El proceso de lectura de un
texto no concluye cuando nosotros «desentrañamos» el sentido del texto, sino cuando dicho texto
«interpreta» nuestra vida. Cuando el texto nos permite ver nuestra realidad con ojos nuevos.
Cuando el texto nos «desentraña» a nosotros mismos (cf. Hebreos 4,12). El amplio proceso de
conocimiento de los textos bíblicos, por tanto, va mucho más allá de lo que puedan dar algunas
sesiones académicas. Cubre toda la vida y debe ser efectuado poniendo en relación toda nuestra
existencia con dichos textos.
1.2. Precisando
1. Si somos realmente conscientes de lo señalado, veremos que las pretensiones de un curso
como este deben ser necesariamente muy limitadas. Es un curso que se plantea como Intro-
ducción a los textos mismos. Es decir, quiere entregar herramientas para ayudar a entender mejor
su sentido y así situar en un punto de partida adecuado para efectuar un largo camino de profun-
dización de dichos textos. El objetivo del curso puede plantearse como un apoyo para evitar fal-
sos problemas, un eliminar simplismos o torpezas de comprensión. El curso quiere abrir puertas,
iniciar un camino, no concluirlo.
2. En el modo concreto de plantear el curso hay una opción metodológica de mi parte. Una
opción que me convence y defiendo, pero que no es indiscutible. Se trata de una opción por el
llamado «Método histórico crítico». No es el único posible, y no está exento de límites. Pero creo
que es actualmente un método insustituible para el estudio de los Sinópticos por la amplitud de
sus observaciones sobre los evangelios y por su sistematicidad. También por su adecuación a una
serie de rasgos característicos de nuestra cultura científico-técnica; aunque por lo mismo compar-
ta también algunos de sus defectos. No quiero imponer este método como una especie de dogma,
pero soy un convencido que es imposible desconocerlo si se quiere efectuar un acercamiento rela-
tivamente serio a los textos evangélicos. También es interesante para descubrir el proceso de ela-
boración que subyace a los actuales textos, cuyo conocimiento es importante para desarrollar una
creatividad en la traducción pastoral de los mismos. Igualmente estimo que esta metodología pue-
de ser complementaria con otras que valoren más la unidad de cada texto (tensión diacronía-sin-
cronía) y que son de buen apoyo para una lectura más fructuosa a nivel pastoral y espiritual.
3. En concreto, el curso pretende:
a. Iniciar en un conocimiento de los Sinópticos que permita reconocer:
1. La problemática literaria e histórica de estos escritos; sus mutuas interrelaciones.
2. Las características comunes de este grupo de textos, especialmente su relación con Jesús y
con la Iglesia primitiva. Aprender a verlos como puerta de acceso al «hecho Jesús».
3. Introducir en las problemáticas y características propias de cada evangelista, tanto a nivel
literario como teológico.
b. Ayudar a ubicarse en la abundante literatura exegética al respecto. No quiero insistir excesi-
vamente en lo técnico, que en este grupo de textos es muy amplio y sofisticado. Pero buscaré
introducirlos en lo más básico y darles pistas de profundización. Esto último debido a la im-
portancia teológica y pastoral de estos textos (en orden a la predicación).
2. Programa
Para el desarrollo de este curso existe una suerte de programa-tipo, usado de manera casi
universal, sigue las diversas fases de desarrollo del método histórico crítico. Estas fases son suce-
sivas y complementarias, como piedras de una construcción. En concreto:
1. Introducción general
2. Crítica de las Fuentes: Quellenkritik: «El Problema Sinóptico»
3. Crítica de las Formas Literarias: Formgeschichte o Traditionsgeschichte: «Crítica de las
Formas» o «Crítica de la Tradición». La «Sociología del cristianismo primitivo»
4. Crítica de la Redacción: Redaktionsgeschichte:
4.1. Marcos
4.2. Mateo
4.3 Lucas y Hechos de los Apóstoles
5. Síntesis final. «Historia de la recepción o de los efectos de los textos»: Wirkungsgeschichte.
Algunas problemáticas actuales de orden metodológico.
Un programa de esta índole quiere ser una introducción general a las diversas pro-
blemáticas de Sinópticos. No un sondeo en profundidad de una determinada área. También se
opta por efectuar un planteo teórico de las cuestiones, más que por hacer ejercicios meto-
dológicos, que lleven a sacar «consecuencias teóricas». Esto por economía de tiempo, y por habi-
lidad personal.
3. Bibliografía
Junto a estos apuntes de clase se ofrece, en documento aparte, una amplia bibliografía espe-
cializada, ordenada de acuerdo a los grandes capítulos del curso.
1
María Moliner da como significados de Evangelio: «1. Doctrina de Jesucristo; 2. Cada uno de los libros escritos por
cada uno de los cuatro evangelistas, con la vida, milagros y palabras de Jesucristo; 3. Pasaje de la misa en que se
lee un episodio de la vida de Jesucristo tomado de alguno de los evangelios...» (MOLINER, MARÍA Diccionario de
uso del español. Madrid; Gredos 1983. Sub voce). Como único significado del término evangelista consigna:
«Cada uno de los cuatro discípulos de Jesucristo que escribieron evangelios: San Juan, San Lucas, San Marcos y
San Mateo» (IBID. Sub voce).
2
Las cartas paulinas suelen usar expresiones tales como «el evangelio de Dios» (Romanos 1,1; 15,16), «el evangelio
de Cristo» (Romanos 15,19; 1 Corintios 9,12; 2 Corintios 2,12; 9,13) y «el evangelio de su Hijo» (Romanos 1,9).
Se trata de genitivos que pueden ser considerados a la vez como objetivos y subjetivos. Es el evangelio que viene
de Dios o de Cristo, y que tiene por objeto a Cristo o a Dios (su obra salvadora).
3
VIELHAUER, PH. Historia de la literatura del Cristianismo Primitivo. Introducción al Nuevo Testamento, los Apó-
crifos y los Padres Apostólicos. Salamanca: Sígueme 1991, p. 269.
Los 48 usos paulinos en cartas «auténticas» y los 12 usos en cartas «no auténticas» (que indicamos
con negrita) se pueden desglosar del siguiente modo:
24+2 usos en absoluto, sin genitivo de ninguna especie: Romanos 1,16; 10,16; 11,28; 1 Corintios 4,15;
9,14xx.18xx.23; 15,1; 2 Corintios 8,18; Gálatas 1,11; 2,2.5.14; Filipenses 1,5.7.12.16; 2,22; 4,3.15; 1
Tesalonicenses 2,4; Filemón 13; Efesios 3,6; 2 Timoteo 1,10;
6 usos de la expresión «el evangelio de Dios»: Romanos 1,1; 15,16; 2 Corintios 11,7; 1 Tesalonicenses
2,2.8.9;
11 usos de la expresión «el evangelio de Cristo»: Romanos 15,19; 1 Corintios 9,12; 2 Corintios 2,12; 4,4;
9,13; 10,14; Gálatas 1,7; Filipenses 1,27; 1 Tesalonicenses 3,2; Romanos 1,9 [«evangelio de su Hi-
jo»];
2+1 usos de la expresión «nuestro evangelio» (es decir, el evangelio que predicamos): 1 Tesalonicenses
1,5; 2 Corintios 4,3; 2 Tesalonicenses 2,14;
2 usos de la expresión «otro evangelio» (es decir, un evangelio distinto al que predicamos): 2 Corintios
11,4; Gálatas 1,6;
1 uso de la expresión «el evangelio de la incircuncisión» (es decir, el evangelio que se predica a los no
judíos): Gálatas 2,7;
2+1 usos de la expresión «mi evangelio»: Romanos 2,16 (¿interpolación?); 16,25 (quizá, capítulo no
paulino); 2 Timoteo 2,8; y
8 usos de expresiones diversas en cartas «no auténticas»: 2 Tesalonicenses 1,8; Efesios 1,13; 6,15.19;
Colosenses 1,5.23; 1 Timoteo 1,11; 2 Timoteo 1,8.
Los 19 usos en las cartas paulinas «auténticas» y los 4 usos en las cartas «no auténticas» (que señala-
mos con negrita) se pueden detallar de la siguiente manera:
4+1 usos en un sentido amplio, que equivale a «anunciar», «proclamar»: Gálatas 1,16.23; 4,13; 1 Tesalo-
nicenses 3,6; Efesios 2,17;
10+1 usos en un sentido estricto de «anunciar el evangelio»: Romanos 1,15; 15,20; 1 Corintios 1,17;
9,16xx.18; 15,2; 2 Corintios 10,16; Gálatas 1,8a.9; Efesios 3,8;
3 usos de la fórmula enfática «evangelizar el evangelio»: 1 Corintios 15,1; 2 Corintios 11,7; Gálatas
1,11; y
4
Como se puede ver, en la literatura joánica toda esta familia de palabras está enteramente ausente. La temática, sin
embargo, está presentada recurriendo al verbo marturein (martyrein) testimoniar. Habitualmente se lo usa en
referencia al Logos.
1. Introducción general — 6
2+2 usos de sentidos diversos (Romanos 10,15; Gálatas 1,8b; Hebreos 4,2.6).
Es importante destacar que en Pablo hay otros verbos que tienen un sentido casi sinónimo a este:
khru¿ssein (keryssein) = proclamar (cf. Romanos 10,8.14.15; 1 Corintios 1,23; 9,27; 15,11; Gálatas
2,2);
katagge¿lein (katangelein) = anunciar (cf. 1 Corintios 2,1; 9,14; 11,26; Filipenses 1,17.18);
lalei=n (lalein) = decir, hablar (cf. Filipenses 1,14; 1 Tesalonicenses 2,2.4.16).
Eu)aggelisth¿j (euangelistés = evangelista) tiene sólo 3 usos: Hechos 21,8; Efesios 4,11 y
2 Timoteo 4,5. Su empleo es poco relevante. Parece designar el rol estable y reconocido de algu-
nos misioneros o encargados de comunidades.
El uso de este vocabulario en los Sinópticos y en Hechos es discreto:
Marcos Mateo Lucas Hechos
eu)agge¿lion 8 4 0 2
eu)aggeli¿zein 0 1 10 15
eu)aggelisth¿j 0 0 0 1
5
BECKER, U. «Evangelio» en BEYREUTHER, E. & BIETENHARD, H. & COENEN, L. Diccionario Teológico del Nuevo
Testamento. Salamanca: Sígueme 1980. Tomo 2, pp. 147-153; p. 151. Esto no significa que 1,1 deba entender-
se como título de la obra.
1. Introducción general — 7
lugar que se proclame el Evangelio se recordará el gesto de la mujer que ungió los pies de Jesús
antes de su pasión (Mc 14,9 // Mt 26,13. En Lc está ausente, porque el texto es algo diverso). La
relación entre Jesús y el Evangelio está destacada en la insistencia con la cual Mc señala que se
debe actuar por Jesús y el Evangelio (8,35 y 10,29: por causa mía y por causa del Evangelio).
«Para Marcos, Jesucristo es el contenido y el autor del Evangelio. Él está presente y actúa allí
donde es proclamado el Evangelio, el cual resulta tan presente que, lo que se hace por el evan-
gelio se hace por Jesús (Mc 8,35; 10,29). El contenido de este evangelio es la historia de Jesús a
través de sus acontecimientos singulares».6
El Evangelio debe ser acogido con fe (1,15: crean en el Evangelio). El Evangelio será pro-
clamado a todas las gentes (13,10; 14,9; 16,15).
1.3. Análisis de los usos en Mt
El uso de este lenguaje es más escaso que en Mc. eu)agge¿lion (euangelion = evangelio) es
usado 4 veces. El verbo eu)aggeli¿zein (euangelizein = evangelizar) es usado en una oportunidad:
11,5. Este texto es paralelo a Lc, que veremos a continuación, y es eco de un texto de Isaías. Por
lo mismo se puede considerar como poco relevante.
En Mt el Evangelio es siempre objeto del verbo khru¿ssein (keryssein = proclamar) En 3
casos lo que se proclama es el Evangelio del Reino (4,23; 9,35; 24,14), en 1 caso es este Evange-
lio (26,13).
Mt no acentúa la relación del Evangelio con Jesús, sino con el Reino. Es un signo del ca-
racterístico desplazamiento mateano de lo cristológico a lo moral-valórico. Desde esta perspecti-
va es interesante destacar: Presencia del término en los sumarios de 4,23 y 9,35, que constitu-
yen grandes síntesis mateanas del quehacer de Jesús. Aquí Mt introduce el término en textos mar-
canos, en los cuales no estaba presente (Mc 1,39 y 6,6b). Insistencia, recogida de Mc, en que el
Evangelio debe ser proclamado a todo el mundo: 24,14 (cf. Mc 13,10) y 26,13 (paralelo a Mc
14,9). En ambos casos Mt agrega al texto de Mc el determinativo tou=to (touto = éste).7
En Mt «Jesús aparece en primer plano como el que trae el Evangelio, el que lo proclama.
Lo que es el Evangelio se muestra sobre todo en la enseñanza de Jesús a sus discípulos».8
1.4. Análisis de los usos en Lc y Hechos
Eu)agge¿lion (euangelion = evangelio) está enteramente ausente en Lc. En Hechos hay sólo
dos usos. Hechos 15,7: contenido de la predicación de Pedro; 20,24: contenido de la predicación
6
BECKER, U. «Evangelio» p. 151
7
Es interesante comparar el envío final de Jesús a los discípulos en Mt 28,18-20, en que Jesús envía a los discípulos
a hacer discípulos a todas las naciones, con el envío de Mc 16,15 (perteneciente al llamado final largo de Mc), en
el cual Jesús envía a proclamar el evangelio por todo el mundo. En este texto más tardío se trata ya de un cierto
cuerpo o contenido doctrinal. La determinación ( tou=to / touto = éste) del evangelio agregada por Mt podría en-
tenderse como un primer paso en este sentido.
8
BECKER, U. «Evangelio» p. 151. Son sugerentes las omisiones que Mt hace del término presente en textos que toma
de Mc: Mt 4,17a = Mc 1,15a; Mt 4,17b = Mc 1,15b; Mt 16,25 = Mc 8,35; Mt 19,29 = Mc 10,29.
1. Introducción general — 8
de Pablo: el apóstol ha recibido de Jesús la misión de ser testigo del evangelio de la gracia de
Dios.9 Lucas aplica el término a la predicación apostólica, no a la predicación de Jesús. Este va-
cío señalado es ampliamente compensado por el abundante uso del verbo eu)aggeli¿zein (euange-
lizein = evangelizar): 10 en Lc y 15 en Hechos.10 Debemos dedicarnos al estudio del uso de este
verbo, particularmente en el evangelio.
En Lc 5 veces es usado en absoluto, es decir, sin especificar el contenido de lo que se evan-
geliza (3,18; 4,18; 7,22; 9,6; 20,1). En 3 casos se usa la expresión evangelizar el reino de Dios
(4,43; 8,1; 16,16). Dos textos del evangelio de la infancia son algo diversos en su formulación:
1,19 y 2,10. Los destinatarios de la acción evangelizadora son: en tres casos las ciudades y aldeas
(4,43; 8,1 y 9,6), en dos casos los pobres (4,18 y 7,22), en dos casos el pueblo (3,18 y 20,1), en
un caso no hay destinatarios precisos (16,16), en un caso Zacarías (1,19) y en un caso los pasto-
res (2,10).
En Lc lo más característico es el uso del verbo, que acentúa el carácter dinámico. «Para Lu-
cas ... lo importante en esta materia está en la actividad proclamadora del Evangelio: como si
para él lo interesante no consistiera en definir el Evangelio, sino en anunciarlo de una manera
interpelante que requiere de los destinatarios o receptores una actitud definida de aceptación o de
rechazo».11 Esto plantea una dificultad de traducción: se tiende a obviar la forma verbal para re-
emplazarla por una expresión que incluya el sustantivo.12 En el evangelio de la infancia Lc insiste
en el gozo del evangelizar como un evidenciar la acción que Dios está llevando a cabo en este
momento, un ponerla claramente de manifiesto: 1,19 Gabriel evangeliza a Zacarías el anuncio del
nacimiento de su hijo Juan; 2,10 los ángeles evangelizan a los pastores el nacimiento de Jesús.
El verbo puede significar simplemente «anunciar», pero la mayoría de las veces designa la
actividad misionera de proclamación. En oportunidades es usado sin indicación de objeto directo,
significando simplemente «predicar (el evangelio)», y subentendiendo el contenido de éste (Lc
3,18; 4,18; 7,22; 9,6; 20,1; Hech 8,25.40; 14,7.21; 16,10). En otros casos se explicita el objeto de
la predicación: el reino de Dios (Lc 4,43; 8,1; 16,16; Hech 8,12), Jesucristo (Hech 5,42; 8,35;
11,20), la palabra (del Señor) (Hech 8,4; 15,35), la Paz (Hech 10,36), el cumplimiento de las
promesas hechas a los padres (Hech 13,32), Jesús y su resurrección (Hech 17,18), el abandono
de las cosas vanas y la vuelta a Dios (Hech 14,15).
9
Insinuando ya la posterior evolución de la teología joánica, este texto establece un nexo entre el Evangelio y el
verbo diamartu¿romai / diamartyromai = hacer una declaración seria sobre la base de un conocimiento o convic-
ción personal, testimoniar. Con mucha frecuencia este verbo es usado en Hechos como sinónimo de
eu)aggeli¿zein (euangelizein = evangelizar) (cf. Hechos 2,40; 8,25; 10,42; 18,5; 20,21.24; 28,23). En un sentido
diverso en 20,23 y 23,11.
10
Usos en Hechos de los Apóstoles: 5,42; 8,4.12.25.35.40; 10,36; 11,20; 13,32; 14,7.15.21; 15,35; 16,10; 17,18.
11
VILLEGAS, BELTRÁN «La evangelización en la teología lucana» en Teología y Vida 32(1991)163-173; p. 163.
12
Es interesante comprobar esto revisando las traducciones de la Biblia de Jerusalén en las citas anteriormente indi-
cadas.
1. Introducción general — 9
Lc concede también gran importancia al tema de la evangelización de los pobres como se-
ñal inequívoca de la presencia del reinado de Dios: 4,18 (sinagoga de Nazaret) y 7,22 (respuesta
al Bautista).
En Lc el verbo tiene, en definitiva, un sentido general de anunciar un mensaje de felicidad,
semejante al usual en el ámbito griego. Alude indistintamente a la acción de predicar o al conte-
nido del mensaje cristiano, pero sin definir expresamente este último. No es ya un concepto de
carácter básicamente cristológico.
1.5. Resumen del uso sinóptico
No es clara la respuesta a la pregunta de si Jesús usó o no este término. Pero, «no hay duda
de que Jesús ha entendido su mensaje sobre el reino de Dios que ha de venir (Mc 1,14) y que está
muy presente en su palabra y en su obra, como la buena nueva ... Ahora bien, esta buena nueva
no hay que separarla del mensajero que la trae y este mensajero es Jesús mismo (cf. Lc 11,20; Mt
5,1s. y passim). Pero él no sólo aparece como mensajero y autor de este mensaje sino, al mismo
tiempo como su contenido, es decir, como aquel de quien habla este mensaje. Es, pues, completa-
mente lógico que la Iglesia cristiana primitiva haya tomado el concepto de eu)agge¿lion (euange-
lion = evangelio) para describir de un modo sintético el mensaje de salvación ligado a la venida
de Jesús».13
En los Sinópticos, el eu)agge¿lion (euangelion = evangelio) es siempre la palabra viva de la
predicación. Por lo mismo en singular. Su contenido es la proclamación de la inminente irrupción
del Reino y de su clarear escatológico en la Muerte y Resurrección de Jesús. El uso paulino, en el
cual no entramos acá, es coherente con esto. Pablo acentúa el aspecto de anunciar como
eu)agge¿lion (euangelion = evangelio) lo acontecido en Jesús.
13
BECKER, U. «Evangelio» p. 149.
1. Introducción general — 10
A partir de este sentido originario, en los Salmos y los Libros Proféticos este lenguaje ad-
quiere una especial carga religiosa. Figurativamente se lo aplica para designar las intervenciones
salvadoras de Dios, las que son vistas como Victorias de Dios (Salmos 68,12; 96,2; 40,10). El uso
más interesante, y más directamente relacionado con el Nuevo Testamento, es el que efectúa el
Deutero Isaías, que introduce la figura de un «Anunciador de Buenas Noticias» (Isaías 40,9a;
52,7; 60,6; 61,1-2; Nahum 2,1). El mensaje que comunica este personaje es el anuncio de que
Dios, como rey victorioso, conduce a su pueblo fuera del destierro. Se trata de un mensaje escato-
lógico, con fuerte tensión hacia el futuro, pero en cuanto este futuro está comenzando ya ahora.
Anunciar la salvación es, de algún modo, hacerla presente, hacerla realidad desde ya. Por esto, el
anuncio de la salvación, el evangelio, es generador de vida nueva, creador de salvación. Este sen-
tido del Antiguo Testamento es el que más directamente se conecta con el Nuevo Testamento.
En el judaísmo intertestamentario este vocabulario no tiene un uso significativo. En Filón
de Alejandría está ausente el sustantivo; el verbo se usa para señalar el anuncio de noticias muy
variadas, y en lo relacionado con el culto al emperador. Flavio Josefo usa el sustantivo en varias
formas, especialmente en relación con el culto al emperador; el verbo lo usa para indicar el anun-
cio de buenas noticias, y también para indicar promesas; pero en estos usos carece de sentido
escatológico o histórico salvífico. En el mundo rabínico el sustantivo tiene un uso mínimo y poco
relevante; el verbo es más usado, en estrecha relación con los textos del Deutero Isaías.
1.7. Uso en el griego clásico y helenístico
En griego, la palabra existe ya desde Homero. El lenguaje es fluido: se usan varios térmi-
nos, con sentidos fluctuantes a lo largo del tiempo, y que en parte se recubren mutuamente. En el
griego koiné el término sufre una evolución respecto del griego clásico. Cabe destacar que en
estos usos casi siempre se trata de hechos del pasado. Simplificando la complejidad del problema,
los significados básicos del substantivo Evangelio se pueden ordenar en tres grandes rubros:
a. La recompensa que recibe el mensajero que trae la buena noticia de una victoria. Su bue-
na noticia trae la felicidad al que la recibe; por eso es recompensado.
b. El mensaje mismo, y en este ámbito es un término técnico que designa, ante todo, la no-
ticia de una victoria militar, aunque puede referirse también a las buenas noticias en el terreno
político o privado. Estas noticias son consideradas como un don de los dioses. Y por lo mismo, en
acción de gracias y para mantener el favor de los dioses se les ofrecen sacrificios.
c. En referencia a los oráculos (anuncio de algo futuro) y al culto del emperador adquiere
un sentido más religioso. Las noticias sobre el nacimiento del emperador, su mayoría de edad, el
advenimiento al trono, sus discursos, disposiciones y acciones en general son vistas como buenas
noticias que traen al mundo la paz y la felicidad anheladas.
1. Introducción general — 11
2. El género literario «evangelio»
2.1. Historia y evolución del problema
Hasta el momento hemos recorrido el sentido del término eu)agge¿lion en sus diversos sig-
nificados. Entre ellos no aparece el de género literario, que hoy día es central.14 Hoy nos encon-
tramos con unos textos a los cuales se designa como «evangelios». Debemos ver el proceso evo-
lutivo que condujo a este uso. Es decir, a pasar de un término que designaba una acción de predi-
cación a un término que designa unos textos escritos.
Hasta mediados del s. IIº eu)agge¿lion (euangelion = evangelio) designa predominante-
mente una palabra viva, hablada, acerca de un mensaje de salvación.15 Es decir, la predicación
como hecho y el contenido de dicha predicación. Este paso ya ha sido dado en las cartas paulinas.
Aquí, el término es usado siempre en singular, porque no existe más que un único mensaje de
salvación. Es decir, eu)agge¿lion es un término estrictamente teológico, y no literario, de clara
raigambre paulina.
Durante el siglo IIº comienza a aparecer un nuevo sentido de la palabra eu)agge¿lion
(euangelion = evangelio).16 Se la usa para designar los escritos que contienen las buenas noticias
de salvación. Justino (+/- 165) es quien por vez primera usa el término en plural, diciendo que a
los «recuerdos de los apóstoles» se les llama «evangelios». En vinculación con este cambio, el
término eu)aggelisth¿j (euangelistés = evangelista), que designaba al misionero itinerante, pasa
a designar al autor de estas obras literarias.
A pesar de la evolución sufrida por el término, sigue viva la idea de que existe un único
evangelio. Así se habla de un «evangelio tetramorfo».17 Esta misma conciencia se expresa tam-
bién en la que ha pasado a ser la denominación tradicional de los evangelios: «evangelio según
san Mateo», «evangelio según san Marcos», etc.
14
Cf AGUIRRE MONASTERIO, RAFAEL y RODRÍGUEZ CARMONA, ANTONIO Evangelios Sinópticos y Hechos de los
Apóstoles. Nueva edición actualizada y ampliada. Estella: Verbo Divino 2012; pp. 85-92: síntesis del debate ac-
tual.
15
Así en los «Padres Apostólicos»: DIDAJÉ 8,2; 11,3; CLEMENTE I, 47,2; IGNACIO Filadelfios 5,1; 8,2; 9,2; Esmirnio-
tas 5,1; 7,2; BERNABÉ 5,9; 8,3. Por ello se puede afirmar que «Ignacio escribiendo medio siglo después de Pablo,
simplemente continúa el uso paulino del término» (KÖSTER, H. «From the Kerygma-Gospels to written Gospels»
p. 366). Sobre el uso del término en la primera mitad del siglo IIº análisis detallados en IBID pp. 370-373.
16
Cf. DIDAJÉ 15,3-4; CLEMENTE II, 8,5; JUSTINO Apología I 66,3 67,3; Diálogo 10,2; 100,1. Por la misma época
aparece en escritos gnósticos de Nag Hammadi. En el Evangelio de la Verdad tiene un sentido fluctuante (16,31;
17,2; 18,11), mientras que en el Tratado de la resurrección apunta claramente al texto escrito (48,8). Cf. KÖSTER,
H. «From the Kerygma-Gospel to written Gospels» pp. 370-381.
17
IRENEO Adversus Haereses III, 11,8; EUSEBIO Historia Eclesiástica V,24,6; AGUSTÍN In Ioan 36; etc. Aunque tam-
bién está la referencia a «Cuatro evangelios»: IRENEO Adversus Haereses III, 11,9; CLEMENTE DE ALEJANDRÍA
Stromata I, 136,2; III, 93,1; etc. La tradición eclesial ha caracterizado a los cuatro evangelios a partir de las figu-
ras de los cuatro animales que aparecen en Apocalipsis 4,7.
1. Introducción general — 12
2.2. Significado de esta evolución
Planteémonos ahora el significado de este cambio de sentido del vocabulario que nos ocu-
pa. «En el hecho de transmitir a los evangelios escritos la denominación de eu)agge¿lion (euan-
gelion = evangelio), que se aplicaba a la predicación misionera oral, se expresa la conciencia de
la Iglesia antigua de que el contenido de estos escritos y también la finalidad son los mismos que
los de la predicación oral. Los evangelios nacieron al servicio de la misión de los albores del cris-
tianismo, y nacieron con su mismo espíritu de suscitar y vigorizar la fe (cf. Juan 20,31)».18 Ex-
plicitando más las cosas se pueden sacar tres tipos de consecuencias de lo que este paso implica:
· abandonar la neutralidad frente a los textos y reconocerlos desde una óptica de fe como testimo-
nios de la salvación de Dios para la humanidad. Estudiar estos textos como evangelios implica
poner de relieve en ellos la manifestación salvífica del amor de Dios, reconocida desde la fe.
· si en el uso profano e imperial del término las buenas noticias se vinculaban a la guerra o al
emperador, ahora se las vincula al actuar de Dios en Jesús. Esto significa relativizar dichas
ideologías.
· si en el uso veterotestamentario las buenas noticias estaban ligadas a la esperanza en la acción
futura de Dios, acción salvífica, estos textos señalan que dicha acción se cumple en Jesús. En
Él culmina la esperanza de Israel.
Buscando ordenar de manera más precisa las consecuencias de este cambio de perspectiva
para la comprensión del género literario evangelio, podemos anotar lo siguiente:
a. En los evangelios sinópticos nos encontramos por vez primera con una nueva forma lite-
raria. Esta es una creación propia de la Iglesia primitiva, que es necesario reconocer en su origi-
nalidad, sin pretender asimilarla a formas pre-establecidas. Marcos aparece como el iniciador de
este género, que se puede caracterizar como el deseo de «narrar historia, pero como predica-
ción».19 El otro gran exponente del género evangelio es Juan.
b. Los evangelios no son biografías, según el modo actual de entenderlas. Los evangelios
carecen de las preocupaciones fundamentales de una biografía.
1. La historia exterior e interior del protagonista.
2. Falta una descripción del carácter del protagonista.
3. No existe orden cronológico en el relato, y ni siquiera hay preocupación por él. Basándose sólo
en los Sinópticos es imposible reconstruir la cronología de la vida de Jesús. A menudo los he-
chos están agrupados temáticamente, y no cronológicamente. Con frecuencia se enumeran su-
cesos conectados sólo por un «y»; es decir meramente yuxtapuestos.20
4. No hay interés ni cuidado por una descripción topográfica.
18
WIKENHAUSER, ALFRED; SCHMID, JOSÉ Introducción al Nuevo Testamento. Barcelona: Herder 1978, p. 320.
19
MARXEN, WILLI Introducción al NT. Una iniciación a sus problemas. Salamanca: Sígueme 1983, p.144.
20
Son clásicos los inicios de perícopas con fórmulas tales como: y una vez...; y entonces...; y después..., etc.
1. Introducción general — 13
5. Falta el trasfondo histórico (background) de la época.
6. Los personajes que intervienen en la vida de Jesús no son presentados ni descritos mayormen-
te, permaneciendo la mayoría de ellos en el anonimato. La tradición apócrifa se ha encargado
de llenar este vacío.21
21
Cf. METZGER, BRUCE M. «Names for the Nameless in the New Testament. A Study in the Growth of Christian
Tradition» en ID. New Testament Studies: Philological, Versional and Patristic. Leiden: E. J. Brill 1980, pp. 23-
45 [= en: GRANDFIELD, PATRICK y JUNGMANN, JOSEF A. (eds.) Kyriakon. Festschrift Johannes Quasten. Munster:
Aschendorf 1970, pp. 79-99]. La tradición anticristiana, como el filósofo griego Celso (siglo II), ha identificado
al «verdadero» padre de Jesús como un soldado pagano, de nombre Panthera; en Alemania se ha encontrado la
tumba de un soldado romano con este nombre; el nombre era relativamente frecuente entre soldados.
1. Introducción general — 14
En este sentido parece bastante claro que los evangelios no son asimilables a las biografías
de la antigüedad. Están algo más cerca del género griego pra¿ceij (práxeis = hechos, acciones) o
del género rabínico que recoge la experiencia de los grandes maestros.22 Pero, «a pesar de esto,
los evangelios constituyen un género enteramente específico porque ellos presentan la tradición
sobre Jesús directamente desde el punto de vista de la fe en Él como el redentor. Por tanto, fue la
intención de los respectivos autores que dichos evangelios fuesen comprendidos no sólo como
narraciones, sino que al mismo tiempo, y de modo especial, como confesiones de fe. Este punto
de vista es planteado claramente en Jn 20,31».23
c. Los evangelios tampoco son una memoria de Jesús, o una colección de sus milagros en
vistas de su glorificación.24 Los evangelios no están pensados en vistas del mero recuerdo o exal-
tación de Jesús. Los griegos coleccionaban anécdotas de sus grandes hombres para exaltarlos.
Los evangelios no han sido escritos para recordar a Jesús, o para conducir a la admiración por
sus milagros (los que, por otra parte, son sólo una parte de los evangelios, no el todo).
d. El interés central de los evangelios es el despertar y consolidar la fe. Los dichos y las
acciones de Jesús fueron recogidas y narradas muy sencillamente en vistas de mostrar a las pri-
meras comunidades cristianas el origen de su fe, y de entregar al misionero un apoyo firme para
su predicación, su catequesis y sus controversias con los opositores de la fe. Los evangelios están
atravesados por la tensión entre el pasado, la vida de Jesús, y el presente, nuestra vida. Ambos
aspectos están igualmente presentes. «En este continuo movimiento del entonces hacia el ahora y
del ahora al entonces se puede resumir la característica más esencial de los evangelios, así como
la clave de lectura de todo el accidentado proceso de su interpretación, desde la Iglesia antigua
hasta hoy».25 En definitiva, se puede afirmar que «los evangelios son libros para el uso de la co-
munidad, para ser leídos en el culto y para ser usados como folletos misioneros».26 Esto queda
más claro al recordar que los evangelios parecen haber comenzado a construirse a partir del relato
de la Pasión-Resurrección, el que luego fue extendido hacia el período previo.
e. En cuanto a su forma, los evangelios pertenecen a la literatura popular (= «Kleinlitera-
tur») y no a la literatura culta o de autor (= «Hochliteratur»). Esto afecta fundamentalmente al
asunto del rol jugado por el autor dentro de la obra y a la cuestión del origen del material que usa.
22
Por ejemplo, el tratado Abbot de la Mishnáh.
23
CONZELMANN, H. y LINDEMANN, A. Interpreting the New Testament. An Introduction to the Principles and Meth-
ods of NT Exegesis. Peabody (Mass): Hendrickson 1988 p. 27.
24
Es decir, no son como las Florecillas de San Francisco.
25
FUSCO, V. «Evangelios» en ROSSANO, P; RAVASI, G.; GIRLANDA, A. Nuevo Diccionario de Teología Bíblica. Ma-
drid: Paulinas 1990; p. 608.
26
KÜMMEL, WERNER-GEORG Introduction to the New Testament. London: SCM Press 1978, pp. 32-33. En este con-
texto es correcta una afirmación de este tipo: «En lo fundamental, los evangelios son proclamación teológica, no
biografía histórica; y en la medida que ellos nos presentan una imagen de Jesús, ante todo nos ponen frente al Je-
sús que funda la comunidad particular que está detrás de cada evangelio». (FREDRIKSES, PAULA From Jesus to
Christ. The Origins of the New Testament Images of Jesus. New Haven/London: Yale University Press 1988 p. 4).
1. Introducción general — 15
3. Evangelios «sinópticos»
El uso técnico del término remonta al exégeta alemán Johann Jakob Griesbach quien en
1774 publica una obra con este título.27 En ella pone en paralelo los textos de Mt-Mc-Lc con el
propósito de una perspectiva común para ser comprendida y evaluada tanto en su unidad como en
su diversidad. Esto explica el uso del término «synópsis» = perspectiva común, mirada conjunta,
visión comparada.
27
GRIESBACH, JOHANN JAKOB Libri historici. Novi Testamenti Graece. Pars prior, sistens synopsin evangeliorum
Matthaei, Marci et Lucae. Halle: 1774. Después el texto de los evangelios fue publicado de manera independiente
con el título Synopsis evangeliorum Matthaei Marci et Lucae una cum iis Johannis pericopis que omnino cum
caeterorum evangelistarum narrationibus conferendae sunt. Halle 1776 (17972, 18093, 18224). Sobre las obras
anteriores a Griesbach ver: LANG, MARIJKE H. DE «Gospels Synopses from the 16th to the 18th Centuries and the
Rise of Literary Criticism of the Gospels» en C. FOCANT (ed.) The Synoptic Gospels. Source Criticism and the
New Literary Criticism. Leuven: University Press 1993. pp. 599-607.
1. Introducción general — 16
II. Crítica de las fuentes
Comenzamos planteándonos el problema del tipo de interrelaciones existentes entre los tres
sinópticos. A este asunto se lo llama también El Problema Sinóptico.28 El punto de fondo está en
buscar una explicación del porqué de las numerosas coincidencias y diferencias entre los tres
primeros evangelios. Este fenómeno plantea la cuestión de las probables interdependencias entre
los tres evangelios y de la posible existencia de fuentes comunes a los tres. Se trata de un asunto
muy estudiado, que ha encontrado una solución más o menos universalmente aceptada desde ha-
ce más de un siglo en la llamada Teoría de las dos Fuentes. En los últimos 30 años se ha reabierto
la problemática, intentando encontrar otro tipo de soluciones.29 Estas nuevas búsquedas no han
llegado a ninguna conclusión que haya encontrado acogida más o menos amplia. Trataremos este
tema en tres pasos.
1. Descripción de los datos del problema.
2. Breve historia de cómo se ha intentado dar cuenta de estos datos, la que debe hacernos
tomar conciencia de la complejidad del problema y de los diversos caminos intentados.
3. Presentación detallada de los argumentos en favor de la teoría de las dos fuentes. De paso
este análisis nos permitirá entrar en un mejor conocimiento del texto de los evangelios y de sus
particularidades específicas.
28
Excelente planteamiento global en FRANS NEIRYNCK «El problema sinóptico» en BROWN, RAYMOND E. & FITZ-
MYER, JOSEPH A. & MURPHY, ROLAND E. (eds.) Nuevo comentario bíblico San Jerónimo. Estella: Verbo Divino
2004. Tomo 2, pp. 3-14
29
Una buena síntesis de este debate en CHRISTOPHER M. TUCKETT «The Current State of the Synoptic Problem» en
FOSTER, PAUL & GREGORY, ANDREW & KLOPPENBORG, JOHN S. & VERHEYDEN, JOSEPH (eds.) New Studies in
the Synoptic Problem. Oxford Conference, April 2008. Essays in Honour of Christopher M. Tuckett. Leuven:
Peeters 2011; pp. 9-50.
- El paralelismo parcial entre Mt y Lc (que no pasa por Mc) tiene una importancia relativa
dentro de cada evangelio que está en torno a 1/5 o 20%.
- Los textos propios de cada evangelio tienen una importancia relativa muy diversa para ca-
da uno de ellos.
Una primera conclusión: todo esto no puede deberse a mera casualidad, a simples coinci-
dencias. Se trata de un hecho objetivo que necesita una explicación de tipo literario. Una contabi-
lidad aproximada de los versículos semejantes de los diversos evangelios arroja los siguientes
resultados:30
330 53 489
Versículos propios
30,9 % 8,1 % 42,6 %
de cada evangelio
caps. 1-2 = 48 vv. = 4,5 % caps. 1-2 = 132 vv. = 11,5 %
Otro modo de presentar este hecho objetivo del enorme paralelismo entre los tres evange-
lios es la comparación del número de perícopas de cada texto y su paralelismo con los otros dos
evangelios. Los datos básicos son:34
30
Datos tomados de TRADUCTION ŒCUMENIQUE DE LA BIBLE Le Nouveau Testament. Édition Intégrale. Paris: 1977
p. 34, corregidos de acuerdo a las cifras más exactas de J. C. Hawkins.
31
La numeración ordinaria de Mt cuenta 1.071 versículos. En las ediciones críticas del texto griego hay acuerdo en
omitir como interpolaciones Mt 17,21; 18,11; 23,14. Cf. HAWKINS, JOHN C. Horae Synopticae. Contributions to
the Study of the Synoptic Problem. Oxford: Clarendon Press 1968 p. 9 n. 1.
32
La numeración ordinaria de Mc cuenta 666 versículos. Las ediciones críticas omiten Mc 7,16; 9,44.46; 11,26;
15,28. Cf. IBID. p. 14 n. 15.
33
La numeración ordinaria de Lc cuenta 1.151 versículos. Las ediciones críticas omiten Lc 17,36 y 23,17. Cf. IBID.
p. 25 n. 1.
34
Siguiendo la presentación de REICHE, BO «Die Entstehungsverhältnisse der synoptischen Evangelien» en
TEMPORINI, H. y HAASE, W. (eds.) Aufstieg und Niedergang der Römischen Welt. Berlin / New York: W de
Gruyter 1984. Tomo II 25,2. pp. 1758-1791 (de modo especial, pp. 1.771 y s.). Para su contabilidad, el autor se
apoya en el trabajo de TYSON, JOSEPH B. «Sequential Parallelism in the Synoptic Gospels» en New Testament
Hay perícopas paralelas de Mt y Lc, sin paralelo en Mc, que se encuentran situadas en contextos parale-
los. Por ejemplo: Mt 3,7-10 // Lc 3,7-9
Mt 4,2-10 // Lc 4,2-12
Mt 11,2-6 // Lc 7,18-23
Mt 11,7-19 // Lc 7,24-3
El uso habitual es llamar triple tradición a la materia marcana común a los tres sinópticos,
porque se la puede encontrar en tres versiones diversas (eventualmente también en dos, si la omi-
te Mt o Lc). La materia no marcana común a Mt-Lc es llamada doble tradición. Lo que se en-
cuentra sólo en un evangelio es llamado materia propia (o «Sondergut»).
Studies 22(1975-1976)276-308; cf. HONORÉ, A. M. «A Statistical Study of the Synoptic Problem» en Novum
Testamentum 10 (1968)95-147. Cf. ABAKUKS, ANDRIS The Synoptic Problem and Statistics. Boca Raton (FL)
CRC Press 2015, 199 pp., con amplia bibliografía.
Mt Mc Lc
35
El análisis más detallado de esta problemática lo efectuaremos al estudiar en detalle la triple tradición.
36
Lo veremos en detalle y en su problemática al estudiar la doble tradición.
37
Estas excepciones son los «Acuerdos Menores», en que Mt y Lc coinciden en el uso de los mismos términos contra
Mc. Estos acuerdos son 342, pero sólo unos 6 de ellos son significativos. Los veremos más adelante.
4 43 14
Jesús le dice: Y conminándolo lo despi- Y él le ordenó que no se lo
«Mira, no se lo digas a nadie, dió en seguida 44 y le dice: dijera a nadie, sino: «Vete,
sino vete, muéstrate al sacer- «Mira, no digas nada a nadie, muéstrate al sacerdote y ofre-
dote y ofrece el don que or- sino vete, muéstrate al sacer- ce por tu purificación, como
denó Moisés, para que les dote y ofrece por tu purifica- ordenó Moisés, para que les
sirva de testimonio». ción lo que ordenó Moisés, sirva de testimonio».
para que les sirva de testimo-
nio».
En los textos de doble tradición estas semejanzas son más marcadas. Algunos ejemplos:39
38
En este texto es interesante constatar la fuerte coincidencia en las Palabras del Señor y la relativa libertad en la
parte narrativa.
39
Lista de ejemplos tomada de FITZMYER, J.A. «Luke’s Use of Q» reproducido en BELLINZONI, A.J. (ed.) The Two-
Source Hypothesis. A Critical appraisal. Macon (GA): Mercer University Press 1985; pp. 251-252.
Pero también hay textos en los cuales existe una fuerte divergencia de vocabulario e incluso
de sentido de las mismas palabras del Señor. Quizá el caso más patente sea el de las palabras so-
bre la sal: Mt 5,13 // Mc 9,49-50 // Lc 14,34-35:
Mt 5,13 Mc 9,49-50 Lc 14,34-35
49 34
«Ustedes son la sal de «Pues todos serán sala- «Buena es la sal; pero si
la tierra. Pero si la sal se dos con fuego. 50 Buena es la sal: también la sal se vuelve insípida,
vuelve insípida, ¿con qué la pero si la sal se vuelve insípida, ¿con qué le devolverán el sabor? 35
salarán? Ya no sirve para ¿con qué le devolverán el sabor? No es útil ni para la tierra ni para el
nada, sino para tirarla fuera y Tengan sal en ustedes y tengan estercolero; la tiran fuera. El que
que la pisotee la gente». paz uno con otros». tenga oídos para oír, que oiga».
Otra anotación al nivel del estilo: en los textos de triple tradición, como norma general,
tienden a primar los episodios narrativos; en la doble tradición, en cambio, abundan más los tex-
tos discursivos o las breves sentencias del Señor. El único episodio narrativo que se puede atri-
buir a la doble tradición (que más adelante identificaremos como Q) es Mt 8,5-13 // Lc 7,1b-10,
curación del hijo/siervo del centurión en Cafarnaúm.
40
Texto en EUSEBIO DE CESAREA Historia Eclesiástica VI, 14,5.
41
AGUSTÍN De consensu evangelistarum I, 2-4. En tiempos recientes se ha puesto en duda que Agustín efectivamente
use una explicación literaria del origen de los evangelios. Esta hipótesis agustiniana sería una falsa atribución
efectuada a partir del s. XVI. Ver la discusión en JONGE, HENK TAN DE «Agustine on the Interrelations of the
Gospels» en SEGBROECK, F. VAN & TUCKETT, CHRISTOPHER M. & BELLE, GILBERT VAN &VERHEYDEN, JOZEF
(eds.) The Four Gospels 1992. Festschrift Frans Neirynck. Leuven: University Press 1992 pp. 2.409-2.417.
42
GROTIUS, HUGO (1583-1645) Annotationes in libros evangeliorum. Amsterdam: 1641.
43
SIMON, RICHARD (1638-1712) Histoire critique du texte du Nouveau Testament. Rotterdam: 1689. Este es el gran
argumento contra la explicación agustiniana. En muchos textos en que Mt y Mc son paralelos, Mc es más largo
que Mt. Por tanto no puede ser calificado como resumen.
44
BUTLER, BASIL CHRISTOPHER (1902-1986) The Originality of St. Matthew. A Critique of the Two-Document Hy-
pothesis. Cambridge: University Press 1951 (reimpreso 2011) VII + 179 pp. Este benedictino inglés, es proba-
blemente el más interesante de los autores recientes que defienden la postura tradicional. Rechaza, en polémica
con Streeter, el argumento del orden de las perícopas como argumento en favor de la prioridad de Mc. A su jui-
cio el argumento también es válido dando prioridad a Mt y haciendo depender a Lc de ambos. Butler argumenta
contra «the Lachmann fallacy» señalando respecto de la triple tradición: «en esos pasajes Mc es necesariamente
el nexo (connecting link) entre Mt y Lc, pero no necesariamente la fuente de más de uno de ellos» (p. 65). La
argumentación de Butler es refutada directamente por WOOD, H. G. «The Priority of Mark» en The Expository
Times 65(1953-1954)17-19 [= en BELLINZONI, A. J. (ed.) The Two-Source Hypothesis pp. 79-84].
45
GRIESBACH, JOHANN JAKOB (1745-1812) Synopsis evangeliorun Matthaei Marci et Lucae una cum iis Johannis
pericopis que omnino cum caeterorum evangelistarum narrationibus conferendae sunt. Halle: 1776 (17972;
18093; 18224). El artículo «Commentatio qua Marci Evangelium totum e Matthaei et Lucae commentariis de-
cerptum esse monstratur» (1789-1790) se encuentra traducido en «A Demonstration that Mark was written after
Lc Mc Mt Mc Lc
Matthew and Luke» en B. ORCHARD Y T. R. W. LONGSTAFF (eds.) J. J. Griesbach: Synoptic and Text-critical
Studies pp.68-135. Al parecer, el primero en proponer este tipo de solución fue OWEN, HENRY Observations on
the Four Gospels, tending chiefly to ascertain the time of their Publication, and to illustrate the form and man-
ner of their Composition. London: 1764; 114 pp.
46
Cf. Hechos 12,12 ss. Al estudiar el problema del autor de Mc volveremos a este tema.
47
FARMER, WILLIAM REUBEN The Synoptic Problem. A Critical Analysis. New York: Macmillan 1964, XI + 308 pp.
[= Dillsboro (NC): Western North Carolina Press 1976 2]. Defensa del planteamiento en W. R. FARMER «The
Two-Gospel Hypothesis. The Statement of the Hypothesis» en: D. L. DUNCAN (ed.) The Interrelations of the
Gospels. Leuven: University Press 1990, pp. 125-156. Cf. FARMER, W. R. «Modern Developments of
Griesbach’s hypothesis» en New Testament Studies 23(1977)275-295.
48
LESSING, GOTTHOLD EPHRAIM (1729-1781) «Neue Hypothese über die Evangelisten als bloss menschliche Ges-
chichtsschreiber betrachtet» en Theologischer Nachlass, Berlin: 1784, pp. 45-72 (este trabajo fue escrito en
1778, pero publicado después de su muerte) [= «New Hypothesis Concerning the Evangelists Regarded as
Merely Human Historians» en Lessing's Theological Writings. Stanford: 1957].
49
EICHHORN, JOHANN GOTTFRIED (1752-1827) «Über die drei ersten Evangelien» en Allgemeine Bibliothek der
biblischen Literatur 5(1794)759-996; ID. Einleitung in das NT. 1804.
50
PARKER, PIERSON The Gospel before Mark. Chicago (IL): University Press 1953, IX + 266 pp.; Id. «A Second
Look at The Gospel before Mark» en Journal of Biblical Literature 100(1981)389-413 [= en A. J. BELLINZONI
(ed.) The Two-Source Hypothesis pp. 205-217].
51
SCHLEIERMACHER, FRIEDRICH ERNST DANIEL (1768-1834) «Über die Zeugnisse des Papias von unsern beiden
ersten Evangelien» en Theologische Studien und Kritiken (1832)735-768; Einleitung ins Neue Testament edición
póstuma en Sämtliche Werke I, 8 (1845).
52
Para mayor información sobre Papías, autor del s. II, ver lo que señalaremos más adelante a propósito del autor del
evangelio de Mt.
53
KNOX, WILFRED L. The Sources of the Synoptic Gospels. Cambridge: University Press 1953 y 1957. 2 tt.
54
LÉON-DUFOUR, XAVIER «El hecho sinóptico» en GEORGE, AUGUSTIN & GRELOT, PIERRE «Introducción crítica al
Nuevo Testamento» en CAZELLES, A. (ed.) Introducción a la Biblia t. III, vol. 1. Barcelona: Herder 1983,
pp. 362-340.
59
STORR, GOTTLOB CHRISTIAN (1746-1805) Über den Zweck der evangelischen Geschichte und der Briefe Johannis.
Tübingen: 1786. Como ya señalamos, por un camino diverso Herder planteó la prioridad de Mc ya en 1797.
60
LACHMANN, KARL (1793-1851) «De ordine narrationum in evangelis synopticis» en Theologische Studien und
Kritiken 8(1835)570-590. Traducción parcial en N. H. PALMER «Lachmann's Argument» en New Testament Stu-
dies 13(1967)368-378 [reproducido en A. J. BELLINZONI (ed.) The Two-Source Hypothesis. pp. 163-198].
61
WEIßE, CHRISTIAN HERMANN (1808-1866) Die evangelische Geschichte kritisch und philosophisch bearbeitet.
Leipzig: 1838, 2 tt.; ID. Die Evangelienfrage in ihrem gegenwärtigen Stadium. 1856; WILKE, CHRISTIAN
GOTTLOB (1786-1854) Der Urevangelist oder exegetisch-kritische Untersuchung über das Verwandtschaftsver-
hältnis der drei ersten Evangelien. Dresden/Leipzig: 1838.
62
Estas vacilaciones tienen su origen en la constatación de las numerosas diferencias existentes entre el actual texto
de Mc y el de Mt-Lc. Por sobre todo, les impacta mucho el que Mt y Lc corrijan abundantemente a Mc, y que
incluso omitan muchas frases suyas; ¿por qué lo harían si lo tienen de fuente?
63
HOLTZMANN, HEINRICH JULIUS (1832-1910) Die synoptischen Evangelien. Ihr Ursprung und geschichtlicher
Charakter. Leipzig: 1863.
64
A esta colección se la llama indistintamente «Logionquelle», o «Spruchquelle», o «Redenquelle». Se la abrevia
con la sigla Q, del alemán «Quelle» = Fuente. Completo análisis histórico del origen de esta nomenclatura en
NEIRYNCK, FRANS «The Symbol Q (= Quelle)» en NEIRYNCK, F. Evangelica. Gospel Studies - Études
d’Évangile. Collected Essays. Leuven: University Press 1982, pp. 683-689 [= Ephemerides Theologicae Lova-
niensis 54(1978)119-125]; y ID. «Once More: The Symbol Q» en Ibid. pp. 689-690 [= Ephemerides Theologi-
cae Lovaniensis 55(1979)382-383]. Para desarrollos más recientes ver: GOODACRE, MARK S. The case against
Q: Studies in Markan priority and the synoptic problema. Harrisburg (PA): Trinity Press International 2002,
228 pp.; KLOPPENBORG, JOHN S. Q, the earliest Gospel: An Introduction to the original stories and sayings of
Jesus. Louisville (KE): Westminster John Knox Press 2008, 170 pp.; GUIJARRO OPORTO, SANTIAGO Los dichos
de Jesús. Introducción al documento Q. Salamanca: Sígueme 2014. 189 pp.
65
Buena y accesible síntesis de los motivos que llevaron a la exégesis alemana a plantear la existencia de un Ur-
Mc Q
M Mc Q L
Proto Lc
Mt Lc
Mt Lc
Markus en VIELHAUER, P. Historia de la Literatura del Cristianismo Primitivo. Introducción al Nuevo Testa-
mento, los Apócrifos y los Padres Apostólicos. Salamanca: Sígueme 1991, pp. 293-295. Hoy el problema casi no
se plantea, porque se ha llegado a percibir con claridad que, en definitiva, es poco relevante.
66
HAWKINS, JOHN CAESAR (1837-1929) Horae Synopticae. Contributions to the Study of the Synoptic Problem. Ox-
ford: 1899 [= Oxford: Clarendon Press 1968, XVI + 223 pp.]; ABBOTT, EDWIN ABBOTT (1838-1926) «Gospels»
en Encyclopaedia Britannica. Edinburgh: 18799 vol. X, pp. 789-843; ID. The corrections of Mark Adopted by
Matthew and Luke. London: A & C Black 1901, 336 pp.; ID. «Gospels» en T. K. CHEYNE Y J. S. BLACK (eds.)
Encyclopaedia Biblica. New York: Macmillan 1901 t. 2 pp. 1761-1840; SANDAY, WILLIAM (ed.) (1843-1920)
Studies in the Synoptic Problem. By Members of the University of Oxford. Oxford: Clarendon Press 1911, 27 +
456 pp. [quizá la obra que en conjunto mejor representa los trabajos de esta escuela].
67
STREETER, BURNETT HILLMAN (1874-1937) The Four Gospels. A Study of Origins, Treating of the Manuscript
Tradition, Sources, Authorship, & Dates. London: Macmillan 1924, XXX + 624 pp. (1951 7); ID. «The Synoptic
Problem» en Peake's Commentary on the Bible. London: 1920, pp.672-680.
68
Los motivos que Streeter tiene para postular la existencia de un Proto-Lucas son: a. el diferente modo de usar Mc y
Q-L: Mc está insertado en bloques "puros", en cambio L y Q están bien entremezclados entre ellos. Esto estaría
indicando que han sido elaborados en momentos diversos. b. Lc 3 parece ser el inicio de un escrito más antiguo.
Comienza con una precisión cronológica que parece responder al inicio de un evangelio. Esto explicaría la "ex-
traña" ubicación de la genealogía de Jesús en Lc 3,23-38, al inicio de su ministerio público. ¿Formaba parte del
inicio de un libro anterior?
69
ZAHN, TH. Einleitung in das NT. 1899; SCHLATTER, ADOLF VON Der Evangelist Matthäus. 1929; ID. Das Evan-
gelium des Lukas. Aus seinen Quellen erklärt. 1931 (19602); CHAPMAN, JOHN Matthew, Mark and Luke. A Study
in the Order and Interrelation of the Synoptic Gospels. London: Longmans 1937; BUTLER, BASIL CHRISTOPHER
The Originality of St. Matthew. A Critique of the Two-Document Hypothesis. Cambridge: 1951.
70
Indicaciones sobre el uso de Mt en B. C. BUTLER «The Synoptic Problem» en R. C. FULLER; L. JOHNSTON Y C.
KEARNS (eds.) A New Catholic Commentary on Holy Scripture. New York: Nelson 1969, pp. 819-820.
71
GEHRINGER, J. Synoptische Zusammenstellung des griechischen Textes der vier Evangelien nach den Grundsätzen
der authentischen Harmonie. 1842; BATTIFFOL, P. Six leçons sur les Évangiles. 1897; GIGOT, FRANCIS E. «Sy-
noptics» en C. G. HERBERMANN (ed.) The Catholic Encyclopaedia. New York: R. Appleton 1912, t. 14; SICKEN-
BERGER, J. Kurzgefasste Einleitung in das NT. 1910 (1939 6).
72
Sus obras fundamentales son los comentarios a cada uno de los sinópticos, con amplísimas introducciones: LA-
GRANGE, MARIE-JOSEPH Évangile selon Saint Marc. Paris: Gabalda 19111 (Études Bibliques) CLI + 456 pp.
(19547 CXCI + 481 pp.); ID Évangile selon saint Matthieu. Paris: Gabalda 19221 (Études Bibliques) (19488
CLXXXVIII + 571 pp.); ID. Évangile selon Saint Luc. Paris: Gabalda 19211 (Études Bibliques) (19488 CLXVII
+ 635 pp.).
73
Textos en: GRANADOS, CARLOS & SÁNCHEZ NAVARRO, LUIS (eds.) Enquiridion Bíblico. Documentos de la Iglesia
sobre la Sagrada Escritura. Madrid: BAC 2010; 1.806 pp.; números 383-389 y 399-400.
74
Texto en EUSEBIO DE CESAREA Historia Eclesiástica III, 39,16. Como explicaremos cuando veamos el asunto del
autor de Mt, lo que Papías llama lengua hebrea debe ser entendido como idioma arameo.
75
Entre ellos destaca, por su influencia desde la Universidad de Lovaina, Lucien Cerfaux, que publica varios artícu-
los al respecto: CERFAUX, L. «A propos des sources du troisième évangile; Proto-Luc ou Proto-Matthieu?» en
Ephemerides Theologicae Lovanienses 12(1935)5-27; ID. «Encore la question synoptique» en Ephemerides
Theologicae Lovanienses 15(1938)330-337 [= ID. Recueil Lucien Cerfaux I, 415-424]; ID. «La Mission de Gali-
lée dans la tradition synoptique» en Ephemerides Theologicae Lovanienses 27(1951)369-389 y 28(1952)629-
647 [= ID. Recueil Lucien Cerfaux I, 425-469]; ID. «Le problème synoptique» en Nouvelle revue theologique
76(1954)494-505 [= ID. Recueil Lucien Cerfaux III, 83-97]. También tiene una influencia notable Pierre Benoit,
desde Jerusalén y en el proyecto de la Biblia de Jerusalén; cf. BENOIT, P. L'évangile selon Saint Matthieu. Paris:
Cerf 1950.
76
VAGANAY, LÉON Le problème synoptique. Une hypothèse de travail. Paris/Tournai: Desclée & Co. 1954 (Biblio-
thèque de Théologie 3,1) XXIII + 474pp. Las ideas ya están avanzadas en ID. «La question synoptique» en
Ephemerides Theologicae Lovanienses 28(1952)238-256.
En cuanto al modo concreto como surgieron los evangelios Boismard propone el siguiente
esquema:
1. La fuente principal de un Mc intermedio es el Documento B. Éste es completado con el Docu-
mento A, y en una pequeña medida con el Documento C. De hecho, el Documento B podría
corresponder a la forma más primitiva de Mc, una especie de Proto Marcos. El Mc intermedio
correspondería básicamente al Mc actual, aunque recibió algunos retoques provenientes de un
Mt intermedio y de un Proto Lucas.
2. La fuente principal del Mt intermedio es el Documento A, desconociendo los Documentos B y
C. También usa un Documento Q, de sentencias del Señor, que comparte con Lc. En su última
77
BOISMARD, MARIE-ÉMILE Synopse des quatre évangiles en Français. Paris: Cerf 1972, t. 2.
78
Una línea de solución muy semejante a la de Boismard propuso anteriormente GRANT, C.F. The Gospels. Their
Origin and their Growth. London: Faber and Faber 1957. Intentos recientes de soluciones complejas, del ámbi-
to católico, además de los ya anotados de L. Cerfaux, P. Benoit, L. Vaganay y M. E. Boismard: ROLLAND, PHI-
LIPPE Les premiers évangiles: un nouveau regard sur le problème synoptique. Paris: Du Seuil 1984 (Lectio Divi-
na 116) 260 pp.; GABOURY, ANTONIO La structure des Évangiles Synoptiques: la structure—type à l'origine des
synoptiques. Leiden: Brill 1970, IX + 226pp. Una síntesis reciente de este tipo de planteamientos en BOISMARD,
M.-É. «Theorie des niveaux multiples» en: DUNCAN, D.L. (ed.) The Interrelations of the Gospels pp. 231-243.
En el mismo volumen hay otras colaboraciones interesantes en torno a la discusión de este tipo de teorías.
79
«La teoría de las dos fuentes se impuso lentamente desde la segunda mitad del siglo XIX, y es hoy ampliamente
aceptada. No existen alternativas dignas de mención a ella, aunque no faltan teorías contrarias. ... La ventaja de
la teoría de las dos fuentes frente a ellas radica en que explica la relación mutua de los sinópticos de la forma
más sencilla y plausible, y con el menor número de hipótesis» VIELHAUER, P. Historia de la literatura del Cris-
tianismo Primitivo. Introducción al Nuevo Testamento, los Apócrifos y los Padres Apostólicos. Salamanca: Sí-
gueme 1991, p.289. Una buena defensa de la teoría en NEIRYNCK, FRANS «Introduction: The Two-Source Hypo-
thesis» en DUNCAN, D.L. (ed.) The Interrelations of the Gospels. Leuven: University Press 1990, pp. 3-46.
80
WIKENHAUSER, ALFRED y SCHMID, JOSEF Introducción al Nuevo Testamento. Barcelona: Herder 19783, p. 425.
81
La «Pequeña Interpolación»: Lc 6,20 — 8,3; y la «Gran Interpolación»: Lc 9,51 — 18,14.
82
La hipótesis de que la materia de doble tradición se explicaría por el uso que Mt habría hecho de Lc ha sido plan-
teada muchas veces. Una consistente demostración de lo inviable de esta afirmación en FITZMYER, J. «The Prio-
rity of Mark and the Q Source in Luke» en D. BUTTRICK (ed.) Jesus and Man's Hope - I pp. 131-170 [= en J. A.
BELLINZONI (ed.) The Two-Source Hypothesis pp. 37-52].
3. La triple tradición
El material de triple tradición son aquellos textos que tenemos en tres versiones. Por lo
mismo, estudiar la triple tradición desde el ángulo de la teoría de las dos fuentes es buscar enten-
der a Mc en cuanto fuente de Mt y Lc. Se trata de un material básicamente narrativo: relatos de
milagros, parábolas, acciones de Jesús. De acuerdo a la teoría de las dos fuentes Mt y Lc dispu-
sieron de todo este material. Pero hay ciertos elementos que parecen contradecir la afirmación
anterior, y a los cuales deberemos responder.
3.1. Material de Mc excluido por Mt y Lc
Tanto Mt como Lc excluyen material de Mc, pero lo hacen de manera diversa. Mt excluye
solo unos 60 versículos de Mc, es decir un 9% del texto. Lc plantea una situación más compleja,
ya que omite algo así como el 45% del texto de Mc. Sin embargo, en unos 350 versículos Lc re-
emplaza el material que recibe de Mc por textos tomados de una fuente no marcana y los sitúa en
otro lugar. Siendo claros estos datos objetivos, debemos plantearnos por qué hay material de Mc
excluído tanto por Mt como por Lc. El asunto de los 53 versículos de Mc excluídos tanto por Mt
como por Lc. Ello podría verse como un argumento contra la teoría de las dos fuentes si se pensa-
se que se trata de un material que no conocieron los otros evangelistas.
La materia propia de Mc es la siguiente:83
La lectura conjunta de estos versículos propios de Mc deja la impresión que en ellos está
presente un cierto sabor original, muy vital, del cual carecen los otros evangelistas. Sin embargo,
desde el ángulo de la teoría de fuentes que nos interesa en este momento debemos buscar enten-
der por qué los otros evangelistas excluyen este material. Para ello podemos diferenciar diversos
tipos de textos:
83
De acuerdo a las tablas de HAWKINS, J.C. Horae Synopticae. Oxford: Clarendon Press 1909 p.11.
3 20 Jesús regresó a la casa, y 9 22 [Si puedes hacer algo, ten 12 [Jesús acaba de responder a
de nuevo se juntó tanta gente piedad de nosotros y ayúdanos»] la pregunta sobre cuál es el
23
que ni siquiera podían comer. «¡Si puedes...!», respondió mandamiento principal] 32 El
21 Jesús. «Todo es posible para escriba le dijo: «Muy bien,
Cuando sus parientes se
enteraron, salieron para llevár- el que cree». 24 Inmediatamen- Maestro, tienes razón al decir
selo, porque decían: «Es un te el padre del niño exclamó: que hay un solo Dios y no hay
exaltado». «Creo, ayúdame porque tengo otro más que él, 33 y que amar-
poca fe». lo con todo el corazón, con
toda la inteligencia y con to-
das las fuerzas, y amar al pró-
jimo como a sí mismo, vale
más que todos los holocaustos
y todos los sacrificios».
2 27 Y agregó: «El 4 26 Y decía: «El Reino de Dios es 9 [la Gehena] 48 donde el gu-
sábado ha sido hecho como un hombre que echa la semilla sano no muere y el fuego no
para el hombre, y no en la tierra: 27 sea que duerma o se se apaga. 49 Porque cada uno
el hombre para el sá- levante, de noche y de día, la semilla será salado por el fuego. 50 [La
bado. germina y va creciendo, sin que él sal es una cosa excelente, pero
sepa cómo. 28 La tierra por sí misma si se vuelve insípida, ¿con qué
produce primero un tallo, luego una la volverán a salar?] Que haya
espiga, y al fin grano abundante en la sal en ustedes mismos y vivan
espiga. 29 Cuando el fruto está a punto, en paz unos con otros».
él aplica en seguida la hoz, porque ha
llegado el tiempo de la cosecha».
3 9 Entonces mandó a sus dis- 3 17b [Santiago, hijo de Zebedeo, 6 20b [porque Herodes lo respe-
cípulos que le prepararan una y Juan, hermano de Santiago] a taba, al Bautista] sabiendo que
barca, para que la muchedum- los que dio el nombre de Boa- era un hombre justo y santo, y
bre no lo apretujara. nerges, es decir, hijos del lo protegía.
trueno;
14 51 Lo seguía un joven, en- 15 21b [Simón de Cirene] padre 15 44 Pilato se asombró de que
vuelto solamente con una sá- de Alejandro y de Rufo, ya hubiera muerto; hizo llamar
52
bana, y lo sujetaron; pero él, al centurión y le preguntó si
dejando la sábana, se escapó hacía mucho que había muer-
desnudo. to.
g. Palabras excesivas o contradictorias: 1,33; 4,36b; 8,14b; 9,15; 12,34b; 14,56b.59; 15,8;
16,8b.
1 33 [en Cafarnaum] y la ciudad 4 36 [Ellos, dejando a la multi- 8 14b [Los discípulos se habían
entera se reunió delante de la tud, lo llevaron a la barca, así olvidado de llevar pan y] no
puerta. como estaba] Había otras bar- tenían más que un pan en la
cas junto a la suya. barca.
9 15 [al bajar del Tabor] En 12 34b [Jesús, al ver que el es- 14 56b [se presentaron muchos
cuanto la multitud distinguió a criba había respondido tan acer- con falsas acusaciones contra él]
Jesús, quedó asombrada y tadamente] le dijo: «Tú no es- pero sus testimonios no con-
corrieron a saludarlo. tás lejos del Reino de Dios». cordaban.
14 59 Pero tampoco en esto 15 8 La multitud subió y co- 16 8b [las mujeres después de
concordaban sus declaracio- menzó a pedir el indulto acos- encontrar la tumba vacía] Y no
nes. tumbrado. dijeron nada a nadie, porque
tenían miedo.
h. Un texto con explicaciones excesivas sobre los usos judíos: 7,2-4.
7 2 y vieron que algunos de sus discípulos comían con las manos impuras, es decir, sin lavar.
3
Los fariseos, en efecto, y los judíos en general, no comen sin lavarse antes cuidadosamente las
manos, siguiendo la tradición de sus antepasados; 4 y al volver del mercado, no comen sin hacer
primero las abluciones. Además, hay muchas otras prácticas, a las que están aferrados por tradi-
ción, como el lavado de los vasos, de las jarras y de la vajilla de bronce.
i. El título de la obra: 1,1.
84
Cf. SANDERS, ED PARISH «The Argument fron Order and the Relationship between Matthew and Luke» en New
Testament Studies 15(1968-1969)249-261. Este autor estudia detalladamente el punto y descubre sólo cuatro ex-
cepciones a la regla general. Cada una de ellas es de solo un versículo; y una es una cita del AT. Cf. también
HONORÉ, A.M. «A Statistical Study of the Synoptic Problem» en Novum Testamentum 10(1968)95-147.
85
«El argumento fundamental para la prioridad del orden Marcano es que las diferencias en Mateo y Lucas pueden
explicarse, plausiblemente, como cambios realizados según las tendencias redaccionales y finalidades composi-
tivas de cada evangelio» (NEIRYNCK, F. «El problema sinóptico» en BROWN, RAYMOND E. & FITZMYER, JOSEPH
A. & MURPHY, ROLAND E. (eds.) Nuevo comentario bíblico San Jerónimo. Estella: Verbo Divino 2004. Tomo 2,
p. 4). Status actual del problema en NEIRYNCK, F. «The Griesbach Hypothesis: The Phenomenon of Order» en
NEIRYNCK, F. Evangelica II. 1982-1991 Collected Essays. Leuven: University Press 1991, pp. 281-292 [= Eph-
emerides Theologicae Lovaniensis 58(1982)111-122].
86
Este cuadro de relaciones está basado en NEIRYNCK, F. «La rédaction matthéenne et la structure du premier
évangile» en NEIRYNCK, F. Evangelica. Gospel Studies - Études d’Évangile. Collected Essays. Leuven: Univer-
sity Press 1982, pp.3-36 (p. 29) [= en LA POTTERIE, I. DE (ed.) De Jésus aux évangiles. Tradition et rédaction
dans les évangiles synoptiques. Donum Natalicium Josepho Coppens. Gembloux/Paris: Duculot 1967 (BETL
25) t. 2 pp. 41-76 (p. 67)].
87
El diagrama está tomado de KÜMMEL, W.G. Introduction to the New Testament. London: SCM Press 1970, p .46.
Amplio tratamiento en NEIRYNCK, FRANS «The Argument From Order and St Luke's Transpositions» en NEI-
RYNCK, F. Evangelica. Gospel Studies - Études d’Évangile. Collected Essays. Leuven: University Press 1982,
t. 1 pp. 737-768 [= Ephemerides Theologicae Lovaniensis 49(1973)784-815].
88
Sobre todo este asunto ver abundantes ejemplos y material en HAWKINS, JOHN C. Horae Synopticae. Contributions
to the Study of the Synoptic Problem. Oxford: Clarendon Press 1968. Sin embargo, también es posible señalar
algunas excepciones a esta regla general. Es decir, textos en los cuales Mt o Lc parecen dejar entrever un texto
más original que el de Mc. Un elenco detallado de todos los casos que han sido propuestos por los diversos exé-
getas, 34 casos en total, en SANDERS, ED PARISH The Tendencies of the Synoptic Tradition. Cambridge: Univer-
sity Press 1969, pp. 290-293 [Esta lista se encuentra reproducida en A. J. BELLINZONI (ed.) The Two-Source Hy-
pothesis pp. 199-203].
89
Cf. SANDAY, W. (ed.) Studies in the Synoptic Problem pp. 85ss.
90
El número de los acuerdos significativos sería: 20 según J. C. Hawkins, 18 según M. J. Lagrange, 15 según Ernest
de Witt Burton, 7 según B. de Solages, 6 según S. McLoughlin.
91
Cf. NEIRYNCK, F. «Minor Agreements Matthew-Luke in the Transfiguration Story» en HOFFMANN, P. (ed.)
Orientierung an Jesus. Zur Theologie der Synoptiker. Für Josef Schmid. Freiburg i.B.: 1972 pp. 253-266.
92
Cf. NEIRYNCK, FRANS «ΤIΣ ΕΣΤIΝ Ο ΠΑIΣΑΣ ΣΕ: Mt 26,68/Lk 22,64 (diff. Mk 14,65)» en NEIRYNCK, F.
Evangelica II. 1982-1991. Collected Essays. Leuven: University Press 1991, pp. 95-138 [= Ephemerides
Theologicae Lovanienses 63(1987)5-47].
93
El planteamiento clásico de esta solución ya está propuesto en todos sus elementos por WETTE, WILHELM MARTIN
LEBERECHT DE Lehrbuch der historisch-kritischen Einleitung in die kanonischen Bücher des Neues Testaments.
Berlin: 18485.
94
Holtzmann caracteriza este rasgo como «una proligidad enfatizante y popular» (populäre und nachdrückliche
Umständlichkeit).
95
Amplio análisis en NEIRYNCK, F. Duality in Mark. Contributions to the Study of the Markan Redaction. Leuven:
University Press 19882 (BETL 31) 252 pp. Neirynck propone una documentada y completa historia de cómo se
ha reconocido y explicado esta dualidad; hace una lista de todas las posibles expresiones dobles, ordenándolas
en treinta tipos de situaciones y según la forma en que han sido tratadas por Mt y Lc; y luego entrega todo el
texto de Mc en griego, destacando los casos de doble expresión; también amplia bibliografía. NEIRYNCK, F. «Les
expressions doubles chez Marc et le problème synoptique» en NEIRYNCK, F. Evangelica II. 1982-1991. Col-
lected Essays. Leuven: University Press 1991, pp. 293-320 [= Ephemerides Theologicae Lovaniensis
59(1983)303-330].
96
Una amplia lista de ejemplos en HAWKINS, JOHN C. Horae Synopticae. Contributions to the Study of the Synoptic
Problem. Oxford: Clarendon Press 1968, pp. 80-106; lo fundamental en NEIRYNCK, F. «El problema sinóptico»
en BROWN, RAYMOND E. & FITZMYER, JOSEPH A. & MURPHY, ROLAND E. (eds.) Nuevo comentario bíblico San
Jerónimo. Estella: Verbo Divino 2004. Tomo 2, p. 9.
Los textos que comparte el Evangelio de Marcos con el Documento Q parecen concentrarse en
unos cuantos bloques del Evangelio de Marcos:
- en el prólogo: 1,2.7-8.12-13;
- en el discurso parabólico: 4,21.22.24.25.30-32;
- en el cuadro donde Jesús enseña sobre el discipulado: 8,34-35.38; 9,37.40.42.49-50; 10,11-
12.21.29-30.31;
- en el discurso apocalíptico antes del relato de la pasión y muerte de Jesús: 13,9-11.12.34.36.
4.4. Caracterización de Q
Antes de entrar a caracterizar a Q, y para poner en evidencia lo relativo de todo aquello que
pueda decirse, debe indicarse que es imposible conocer actualmente la exacta extensión original
de Q. Quizá los evangelistas no recogieron todo lo que estaba en Q, o lo recogió sólo uno de
ellos, lo que hace difícil reconocerlo. También se debe tener presente el fenómeno de los dobletes
97
Reproduzco el elenco ofrecido por VAAGE, LEIF «El evangelio de Marcos: su género literario, el problema sinópti-
co, y lo que se descubre comparando los textos compartidos con el Documento Q» en RIBLA 64(2009)28
98
Un ejemplo clásico de este fenómeno es la discutida cuestión de la parábola de los Talentos (Mt 25,14-30) o de las
Minas (Lc 19,12-27).
99
Un indicador muy claro de este hecho es que Q carece de relato de la Pasión.
100
Escrito Gnóstico descubierto en 1945 en el sur de Egipto, que contiene 114 sentencias del Señor. Particular interés
revisten algunas de sus sentencias: 9, 10, 14, 17, 23, 30, 31, 36, 38, 39, 40, 41, 44, 49 ... Traducción española y
comentario en ALCALÁ, MANUEL El evangelio de Tomás. Salamanca: Sígueme 1989.
101
Sobre este asunto son muy importantes: TAYLOR, VINCENT «The Order of Q» y «The Original Order of Q» en
TAYLOR, V. New Testament Essays. London: Epworth Press 1970 pp. 90-94 y 95-118..
102
En el cuadro que se entrega a continuación, los pasajes que van entre paréntesis se alejan del contexto lucano; los
que tienen un asterisco son textos en los cuales Mt parece disponer de otra fuente, además de Q.
Desde un enfoque diverso a la lista recién entregada, y sólo a modo de sugerencia, la mate-
ria propia de Mt puede ser ordenada en torno a cinco grandes tradiciones temáticas:104
1. Tradiciones del evangelio de la infancia (1,1—2,23);
2. Tradición petrino-eclesial (14,19-31; 16,16-19; 17,24-27; 18,10.15-20.21.23-35; 23,8-12);
3. Tradiciones de la polémica ético-legal (5,17.19-20.21-23.27-28.33-37; 6,1-8.16-17; 7,15-20;
11,28-30; 19,10-12; 23,1-3.15-22);
4. Tradiciones de las parábolas (13,24-30.33.36-43.44-52; 20,1-15; 21,28-32; 25,1-13.31-46);
5. Tradiciones de la pasión-resurrección (27,3-10.19.24-25.51b-53.57-61; 28,11-15).
103
Sigo la lista que da HAWKINS, JOHN C. Horae Synopticae. Contributions to the Study of the Synoptic Problem.
Oxford: Clarendon Press 1968 p. 3.
104
Sigo a FABRIS, R. Matteo.Traduzione e commento Matteo. Roma: Borla 1982 p. 24.
La abundante materia propia de Lc podría ser ordenada, de modo tentativo, en torno a los
siguientes ejes temáticos:
1. Tradiciones del evangelio de la infancia: 1,1 – 2,52.
2. Tradiciones sobre fariseos y polémica con los judíos: 4,16-30; 9,31; 9,51-56; 11,37-38; 12,57;
13,31-33; 14,1-6; 16,14-15; 17,28-29; 19,39-44; 23,39-43.
3. Tradiciones sobre la universalidad del mensaje: 3,23-38; 12,54-55; 17,11-19; 21,23b-24; 21,28.
4. Tradiciones sobre los discípulos: 5,1-11; 9,61-62; 10,1; 10,17-20; 22,28-32; 24,44-49.
5. Tradiciones sobre parábolas y comparaciones: 10,28-37; 11,5-8; 11,12; 12,49-50; 14,7-11;
15,6-32; 16,1-8; 16,19-31; 18,1-14; 19,11-27; 20,18.
6. Tradiciones sobre la problemática de la riqueza y de los pobres: 3,10-14; 6,24-26; 12,13-21;
12,47-48; 14,12-14; 14,15-24; 14,28-33; 16,9-12; 16,19-31; 17,7-9; 19,1-10; 22,27.
7. Tradiciones sobre mujeres: 7,11-17; 7,36-50; 8,1-3; 10,38-42; 11,27-28; 17,32; 23,27-31.
8. Tradiciones de la pasión: 22,15-18; 22,35-38; 22,51; 22,53b; 23,7-12; 23,27-31; 23,39-43;
23,46.
9. Tradiciones pos-resurrección: 24,13-53
A modo de conclusión
Después de recorrer brevemente la historia de la Cuestión Sinóptica y de haber estudiado la
triple y doble tradición reafirmamos que la hipótesis de las Dos Fuentes es una teoría explicativa
válidamente fundamentada y, por lo mismo, un punto de partida sólido para entrar a estudiar los
distintos evangelios. Sin embargo, se debe tener cuidado de no absolutizarla, de no rigidizarla. Es
decir, de no perder de vista que se trata de una hipótesis de trabajo y no de un dogma.
105
Sigo las tablas de HAWKINS, JOHN C. Horae Synopticae. Contributions to the Study of the Synoptic Problem. Ox-
ford: Clarendon Press 1968 p. 15
1.1. Por qué surge una nueva metodología: un avance respecto de la crítica de las Fuentes
El estudio crítico de los evangelios dio un primer paso fundamental con la Crítica de las
fuentes. Este paso se inició en el siglo XVIII, la mayor parte del trabajo se desarrolló en el siglo
XIX, y hacia 1910 ya están trazadas y bien fundamentadas todas las grandes opciones metodoló-
gicas. En ese momento terminó la fase de estudios creativos; se llegó a conclusiones claras, que
posteriormente han sido reconocidas como más o menos definitivas y consistentes.
Sin embargo, el análisis literario de los textos que hoy poseemos había conducido a un cier-
to punto muerto más allá del cual era imposible pasar. Se estableció con claridad la prioridad de
Mc y la dependencia indirecta entre Mt y Lc, pero la decisiva cuestión del valor histórico de los
evangelios quedó sin resolver. Es decir, no queda claramente analizado cuál haya sido la exacta
predicación de Jesús, las ipsissima verba Iesu, o ipsissima vox Iesu, y cuál haya sido la exacta
imagen histórica de Jesús. Se trata de una cuestión de índole histórica, que no puede ser alcanza-
da mediante un simple estudio literario de los textos evangélicos actualmente disponibles.
Llegados a este punto muerto, comenzó a nacer el método de la Crítica de las formas.106
Éste consiste en retomar las fuentes que poseemos e investigar el proceso de formación de la tra-
dición evangélica en su estadio pre-literario. Es decir, no sólo comparar literariamente los textos
que actualmente poseemos, cosa que hace la Crítica de las Fuentes, sino remontarnos a la época
anterior, al momento en que dicha tradición fue consignada, por escrito o mediante una sólida
configuración de la tradición oral, en las fuentes de nuestros actuales evangelios.
El método de la Crítica de las Formas pretende esclarecer la historia de los materiales
evangélicos durante el período de transmisión oral, desde los comienzos de la formación de la
tradición hasta el momento en que dicha tradición quedó elaborada en nuestros sinópticos. Y pre-
tende investigar también los factores que actuaron en el proceso. Se trata, por tanto, de estudiar el
material recogido por los sinópticos con la pregunta por el proceso de su transmisión antes de la
actual redacción de los textos. Es un estudio de la Tradición Sinóptica.
106
Usamos indistintamente los diversos nombres dados a esta metodología, sin entrar en el debate algo bizantino
respecto de los diversos modos de denominarlo. El origen de la terminología está en el alemán que lo llama
«Gattungsgeschichte» y también «Formgeschichte». En inglés se acostumbra denominarlo «Form Criticism». En
español y otras lenguas latinas habitualmente se lo denomina «Crítica de las formas», o también «Historia de las
formas»; a veces se lo llama «Análisis de los géneros», o «Análisis de las tradiciones». Se trata de un método que
tiene dos grandes campos de acción: el Antiguo Testamento (especialmente Salmos y Pentateuco) y el Nuevo
Testamento (especialmente Sinópticos).
1.2. Carácter tradicional del material sinóptico
El presupuesto básico sobre el cual descansa el método es la afirmación de que el material
evangélico que nos ha llegado en los textos actuales se transmitió por una vía de tradición. Esta
afirmación debe ser entendida de modo muy exacto. La tradición es diversa del simple recuerdo
o reminiscencia personal. La memoria tradicional no es una memoria individual, sino comunita-
ria; no tiene que ver con el impacto emocional que un hecho nos haya producido, sino con su
utilidad para la vida de una comunidad organizada. Esta característica debe llevarnos a reconocer
y estudiar las leyes de la memoria comunitaria, que son distintas de las leyes de la memoria indi-
vidual. Una comunidad es un grupo humano estable, con intereses y estructuras más o menos
estables, y su memoria comunitaria obedece a leyes bien precisas.
Los recuerdos de una comunidad – o más propiamente la memoria tradicional – se rige por
dos leyes básicas: funcionalidad y selectividad, que son dos aspectos de un mismo proceso:
• Que la sea una memoria funcional significa que recuerda sólo aquello que sirve a intereses
permanentes de la comunidad, lo que tiene una utilidad concreta para los intereses de este gru-
po. Por otro lado, la mantención a través de los años de este recuerdo implica la vigencia de
aquellos intereses estables, que dan sentido a la repetición de lo recordado. Es decir, se trata de
una tradición viva y funcional.
• La comunidad recuerda lo que colectivamente le interesa, y en cuanto tal selecciona sus recuer-
dos. No mantiene en su memoria todo lo sucedido y vivido, sino sólo aquello que es funcional
a sus necesidades vitales. La vigencia de un determinado interés está vinculada a la existencia
de situaciones periódicamente repetidas en las cuales sea útil recordar ciertos episodios. La
transmisión selectiva se vincula directamente a su funcionalidad en la comunidad; y es posible
sólo por la existencia de determinadas funciones comunitarias.
En lenguaje técnico, esta necesidad o función comunitaria permanente, que da sentido a de-
terminados recuerdos, se denomina Sitz im Leben (= sede en la vida; enraizamiento vital). Se
denomina así a una situación vital típica de la Iglesia primitiva; a una situación comunitaria recu-
rrente o reiterada. Se trata de las necesidades vitales de la comunidad en vistas de las cuales una
determinada perícopa ha sido funcional. Y por lo mismo de las situaciones que han permitido que
se la recuerde; para las cuales ha sido funcional. No se trata de un acontecimiento puntual o indi-
vidual, sino de una categoría de orden sociológico; no es una categoría histórica. Entre estas si-
tuaciones típicas que determinaron la forma en que se transmitió la tradición eclesial se reconoce
como muy importantes la predicación o misión; la catequesis, incluyendo su dimensión moral; la
controversia con los judíos y con los gentiles; el orden interno de la comunidad, con los proble-
mas de autoridad, de resolución de conflictos; etc.
Lo que acabamos de plantear es el sentido básico del Sitz im Leben. Pero cuando se entra a
hilar más fino en las problemáticas de índole histórica, este sentido básico a veces es denominado
Sitz im Leben der Kirche (= sede en la vida de la Iglesia) para distinguirlo de un Sitz im Leben
Jesu (= sede en la vida de Jesús). Este último se refiere a situaciones típicas (no a episodios pun-
107
Perícopa es un término técnico de la retórica, que translitera el griego perikoph¢, sustantivo que deriva del verbo
periko¿ptw = cortar, cortar en torno, recortar. En exégesis de los evangelios indica un conjunto de frases que
pueden ser separadas del resto del texto, porque conforman una unidad de sentido, con un hilo de pensamiento
coherente. Se trata de un bloque de texto que forma una unidad coherente, que tiene sentido leída fuera de su con-
texto. Por lo mismo, se prestan a ser usadas en la lectura pública, en la liturgia.
108
No existe una norma fija para distinguir entre «forma» y «género». En general se los emplea sin mayor distinción.
El término «forma» es más amplio que «género» y en razón de su uso tradicional en exégesis debe ser preferido.
109
Mientras menos formación académica formal tenga un grupo o una persona, con más fuerza sigue los modelos
literarios clásicos. La tradición folklórica popular es extremadamente rígida y tradicional en sus modos de expre-
sión. Los gustos artísticos de los sectores sin formación formal en la materia suelen ser muy formales y conserva-
dores (para ellos el mejor cuadro de la historia es la Última cena o la Mona Lisa de Leonardo da Vinci). La crea-
tividad literaria o artística es el espacio de quienes tienen una honda educación formal.
110
WREDE, WILLIAM (1859-1906) Das Messiasgeheimnis in den Evangelien: Zugleich ein Beitrag zum Verständnis
des Markusevangeliums. Göttingen: Vandenhoeck & Ruprecht 19694 XIII + 291 pp. (19011) = The Messianic Se-
Testamento. Madrid: Cristiandad 1973. t. 1: Estudio histórico-cultural 541 pp.; t. 2: Textos y documentos 447 pp.:
t. 3: Ilustraciones 80 + 323 pp. Sobre esto hay actualmente infinidad de materiales y de estudios.
114
Un fruto de madurez es STRACK, HERMANN L. y BILLERBECK, PAUL Kommentar zum Neuen Testament aus Tal-
mud und Midrash. München: C. H. Beck 1922-1961, 6 tt., con muchas reediciones. También el pionero: BONSIR-
VEN, J. Le Judaïsme palestinien au temps de Jésus-Christ. Sa théologie. Paris: 1934. En la actualidad este es un
campo de estudios muy dinámico, con excelentes resultados y publicaciones.
115
Uno de los fundadores de la Religionsgeschichtliche Schule (Escuela de historia de las religiones) es BOUSSET,
WILHELM (1865-1920). Entre sus obras cabe destacar: Die Religion des Judentums im späthellenistischen
Zeitalter (19031; 1966), Hauptprobleme der Gnosis (19071; 1973), y especialmente Kyrios Christos. Geschichte
des Christusglaubens von den Anfängen des Christentums bis Irenaeus. Göttingen: Vandenhoeck & Ruprecht
19645 XXIII + 394 pp. (19131) [= Kyrios Christos. A History of the Belief in Christ from the Beginnings of Chris-
tianity to Irenaeus. Nashville (TN)/New York: Abingdon 1970, 496 pp.].
116
Presencia de mithraeum bajo templos cristianos; especialmente en San Clemente, en Roma. Es un culto de inicia-
ción que tiene ver con la muerte ritual de un toro cuya carne es comida por los fieles en una cena ritual, los que
además son rociados con la sangre del toro.
117
Desde los años 1980 se ha producido un renacimiento del tema, en lo que alguno ha llamado «A New religions-
geschichtliche Schule». En ellos hay un trabajo muy fuerte sobre los orígenes del culto cristiano y sobre el mo-
mento en el cual se comienza a calificar a Jesús de «Dios». Exégeta destacado en este campo es Larry Hurtado.
118
Se trata de una colección de escritos gnósticos originarios del siglo IV, descubiertos en la aldea de Nag Hammadi,
en el Alto Egipto en los años 1945-1946. Edición completa en ROBINSON, JAMES M. The Nag Hammadi Library
in English. New York: Harper & Row 1977. Selección interesante y accesible en: KUNTZMANN, R. y DUBOIS, J.-
D. Nag Hammadi. El Evangelio según Tomás. Textos gnósticos de los orígenes del cristianismo. Estella: Verbo
Divino 1988 (Documentos en torno a la Biblia 16) 178 pp.
119
Traducción comentada en ALCALÁ, MANUEL El Evangelio de Tomás. Salamanca: Sígueme 1989. Y muchas otras
ediciones.
120
Es opinión común que el más acabado trabajo crítico formal es la obra de JOACHIM JEREMIAS Las parábolas de
Jesús, publicada originalmente en 1947; retrabajada y reeditada nueve veces hasta la muerte de Jeremias en 1979.
En la primera sección del libro, titulada «Desde la Iglesia primitiva hasta Jesús» Jeremias analiza este proceso de
trasnformación ordenándolo en diez leyes de evolución. Aunque pensadas directamente en vistas de las parábo-
las, estas diez leyes son válidas para la mayoría de las formas literarias.
• el ojo o la mano afectados tienden a ser los derechos. Cf. Mt 5,29.30.39; 27,29; Lc 6,6; 22,50.122
• episodios anónimos tienden a atribuirse a personajes conocidos o importantes. Un ejemplo ca-
racterístico es el de la unción en Betania: en el cual se va precisando el personaje femenino:
Mc 14,3: vino una mujer; Mt 26,7: vino una mujer; Lc 7,37: una mujer pecadora; Jn 12,3: Ma-
ría. También se va precisando la identidad de los que critican su acción: Mc 14,4: algunos se
decían indignados; Mt 26,8: los discípulos se indignaron; Lc 7,39: el fariseo se decía para sí;
Jn 12,4: Judas Iscariote dice. En el llamado del joven rico se produce el mismo proceso: Mc
10,17 uno (rico), Mt 19,20 un joven (rico), Lc 18,18 una autoridad del pueblo.
• existe una tendencia narrativa a un ritmo ternario: se reducen los personajes a tres categorías,
siendo la última la más importante. Por ejemplo: parábola del Buen Samaritano: pasan un sa-
cerdote, un levita, un samaritano; parábola de los talentos o las minas: se entrega dinero a tres
servidores; etc.123
• tendencia a crear ciclos en torno a algún personaje. Por ejemplo, Juan Bautista, Pedro, Judas.
e. En el caso concreto de los sinópticos también es una buena ayuda el estudio histórico-
sociológico de lo que sucedió en las primeras comunidades cristianas. Es decir, de la situación y
evolución de las comunidades en las cuales se gestó la tradición. ¿Qué estilo de vida tenían estas
comunidades que hizo posible el nacimiento de la tradición evangélica? Es lo que habitualmente
se conoce como Sociología del cristianismo primitivo, en la cual se recupera la intencionalidad
básicamente sociológica del método de la Crítica de las formas. Los estudios de Gerd Theissen,
Martin Hengel y otros son un indispensable complemento a los planteamientos de los autores crí-
121
Particularmente interesante es todo lo que se refiere al culto en los santuarios de Esculapio/Asclepio. En cuanto a
estos filósofos populares itinerantes destaca Apolonio de Tiana, ya que el estudio de la forma en que sus discí-
pulos conservaron el recuerdo de su maestro y escribieron su vida puede iluminar respecto de aquello que vivie-
ron los discípulos de Jesús. Cf. FILÓSTRATO Vida de Apolonio de Tiana. Madrid: Gredos 1992 (Biblioteca Clásica
Gredos 18) 532 pp.
122
Es interesante constatar que en los Sinópticos el término izquierdo sólo aparece en contraposición a derecho,
nunca por sí sólo. Cf. Mt 6,3; 20,21.23; 25,33; 27,38; Mc 10,37.40; 15,27; Lc 23,33.
123
Esto nos hace recordar los conocidos chistes de tres personajes, normalmente de diversas nacionalidades, y en los
cuales el tercero es el que realmente interesa.
124
Para una primera mirada: THEISSEN, GERD Sociología del movimiento de Jesús: el nacimiento del cristianismo
primitivo. Santander: Sal Terrae 1979, 111 pp.; ID. Estudios de sociología del cristianismo primitivo. Salamanca:
Sígueme 1985, 288 pp.; ID. La sombra del Galileo Un relato desde las investigaciones históricas sobre Jesús de
Nazaret. Salamanca: Sígueme 1995, 272 pp.; ID. Colorido local y contexto histórico en los evangelios. Una con-
tribución a la historia de la tradición sinóptica. Salamanca: Sígueme 1997, 348 pp.; ID. La redacción de los
evangelios y la política eclesial. Un enfoque socio-retórico. Estella: Verbo Divino 2002, 214 pp.
BULTMANN, RUDOLF (1884-1976) Die Geschichte der synoptischen Tradition. Göttingen 1921 [=
Historia de la tradición sinóptica]. Ha sido revisada por Bultmann mismo hasta la 9ª edición (Göttingen: Van-
denhoeck & Ruprecht 1979, 408 pp.). Desde 1958 se publica acompañada de un Suplemento elaborado por los
discípulos de Bultmann. Este Suplemento tiene hasta una 5ª edición (THEISSEN, GERD Y VIELHAUER, PHILIPP
(eds.) Ergänzungsheft. Göttingen: Vandenhoeck & Ruprecht 1979). Existe traducción española: Historia de la
tradición sinóptica. Salamanca: Sígueme 2000, 493 pp.
TAYLOR, VINCENT (1887-1968) The Formation of the Gospel Tradition. London: Macmillan 1933
XII + 217 pp. [= La formación de la tradición evangélica]. Hay hasta una 4ª edición de 1957 y numerosas re-
impresiones posteriores. El autor clásico de ámbito inglés. Juicio ponderado y sin apasionamientos. No hay tra-
ducción al español.
125
Es sugerente la idea de que cada «forma» evangélica tiene una cristología propia. Y por lo mismo, que bajo cada
«forma» está subyaciendo una diversa cristología. Sin extremar las cosas, se puede decir que existe un Jesús de
las parábolas y otro de los relatos de milagro. Uno de los apotegmas y otro de la sentencias sapienciales.
126
Así lo hace VILLEGAS, B. Introducción crítica a los evangelios Sinópticos. Santiago: Seminario Pontificio Mayor
1990, pp. 35-37.53-54.57.
Rudolf Bultmann ofrece un elenco de textos más amplio, que él llama Apophthegmata.
Los subdivide en dos grandes categorías:
1. Palabras de conflicto y enseñanza: textos en los cuales la enseñanza se da en medio de un con-
flicto y a modo de respuesta a ese conflicto.
2. Apotegmas biográficos: palabras que conciernen directamente a una persona; o como palabras
revestidas de escenas ideales o ficticias que buscan dar cuenta de una relación entre el creyente y
esa persona:
Vincent Taylor llama Pronouncement-Stories a este tipo de textos, y ofrece un elenco or-
denado a partir de su presencia en los diversos niveles de la tradición evangélica:
De triple tradición:
Mc 2,3-12: curación del paralítico: ¿qué es más fácil decir…?
Mc 2,15-17: comida con publicanos y pecadores: no necesitan de médico los sanos…
Mc 2,18-20: la cuestión del ayuno: ¿pueden ayunar los invitados a la boda…?
Mc 2,23-26: las espigas arrancadas en sábado: el sábado ha sido hecho para el hombre…
Mc 3,1-5: una curación en sábado: ¿es lícito en sábado hacer el bien…?
Mc 3,31-35: la nueva familia de Jesús: ¿quién es mi madre y quiénes son mis hermanos…?
Mc 3,22-26: controversia sobre Beelzebul;
Mc 4,10-12: razón de las parábolas;
Mc 7,5-8: controversia sobre lo puro y lo impuro;
Mc 8,11-12: los fariseos piden un signo;
Mc 9,38-39: el exorcista que no es de los nuestros;
Mc 10,2-9: sobre el divorcio;
Mc 10,13-16: la bendición de los niños;
Mc 10,17-27: el joven rico;
Mc 10,35-50: los hijos de Zebedeo;
Mc 11,27-33: pregunta sobre la autoridad de Jesús;
Mc 12,13-17: tributo al César;
Mc 12,18-27: sobre la resurrección;
Mc 12,28-34: sobre el mandamiento más grande;
Mc 12,35-37: la pregunta sobre el hijo de David;
Mc 12,41-44: el óbolo de la viuda;
Mc 13,1-2: la predicción de la destrucción del Templo;
Mc 14,3-9: la unción en Betania;
De la fuente Q:
Mt 8,19-22 // Lc 9,57-62: los que no siguen a Jesús;
Mt 12,22-37 // Lc 11,14-23: disputa sobre Beelzebul;
Sólo en Lc:
Lc 6,5 (códice Beza): el hombre que trabaja en sábado;
Lc 9,52b-56: samaritanos inhospitalarios;
Lc 11,27-28: bienaventuranza de la madre de Jesús;
Lc 12,13-14: división de la herencia;
Lc 13,1-5: exhortación a la penitencia a propósito de los galileos asesinados;
Descripción. Esta clase de textos es la más característica por sus típicos rasgos formales.127
Se trata de pequeñas historias que sirven de ilustración a una frase aguda o sentencia de Jesús que
fue de interés permanente para los primeros cristianos. O, dicho desde la otra punta, son palabras
de Jesús que nos han llegado asociadas a alguna escena, que es propuesta por la tradición como el
lugar u ocasión en la cual fueron originalmente pronunciadas. Se trata de relatos breves y senci-
llos, sin afán descriptivo, que encuentran rápidamente su clímax en un dicho de Jesús. Todo se
ordena a hacer comprensible el dicho de Jesús, el que no necesariamente debe estar al final del
texto.
Clasificación de Giuseppe Segalla.128 Dentro de una única gran forma literaria es posible
distinguir, siguiendo la propuesta de Segalla, tres subtipos con sus rasgos propios que apuntan al
tipo de Sitz im Leben que estos textos tuvieron en la tradición eclesial:
a. Apotegmas de controversia: textos en los cuales intervienen adversarios de Jesús o de
su grupo, y que presuponen un ambiente religioso y cultural marcado por una actitud de defensa
(apologética) de la comunidad cristiana frente al judaísmo; y por lo mismo, en ellos se hace fre-
cuente recurso a la Sagrada Escritura. En los evangelios podemos encontrar dos grandes estilos
de apotegmas de controversia, que apuntan a problemáticas diversas:
— En primer lugar, las controversias galileas. Es decir, los cinco apotegmas reunidos en la
serie de Mc 2,1—3,6, y tres textos más. Se trata de episodios en los cuales el conflicto se origina
en actitudes novedosas y desconcertantes de Jesús y sus discípulos. Son una novedad incompren-
dida. En ellas Jesús aparece como el Hijo del Hombre, el esposo de la nueva Alianza que trae la
novedad del reino de Dios y lo concretiza en la remisión de los pecados, la expulsión de los de-
monios y la superación de las barreras puestas por la tradición farisaica que impedían la salvación
del hombre enfermo y pecador. Jesús se hace presente como aquel que personifica al Dios Salva-
dor, aunque de modo misterioso y simbólico. Estas controversias ponen en evidencia el contraste
entre Jesús y la mentalidad farisaica.
127
La forma apotegma se encuentra presente en todos los estratos de la tradición primitiva, como analiza VILLEGAS,
B. Introducción crítica a los evangelios Sinópticos. Santiago: Seminario Pontificio Mayor 1990, pp. 36-37.
128
SEGALLA, GIUSEPPE «La novità e la libertà della persona di Gesù negli apoftegmi della tradizione sinottica» en
Teologia 7(1982)205-248.
129
Aunque cada evangelista usó este tipo de textos de manera diversa. «Las controversias han sido usadas de un
modo más orgánico por Marcos y Mateo: en orden a la Pasión y a la victoria sobre las fuerzas del mal, por el pri-
Apotegmas de disputa
Mc 10,17-31 // Mt 19,16-30 // Lc 18,18-30: el joven rico
Mc 9,38-40 // Lc 9,49-50: el exorcista que no es de los nuestros
Mc 10,35-45 // Mt 20,20-28: petición de los hijos de Zebedeo
Mc 14,3-9 // Mt 26,6-13: la unción en Betania
Lc 9,51-56: los samaritanos poco hospitalarios
Lc 10,38-42: Marta y María
Lc 11,27-28: bienaventuranza de la Madre de Jesús
Lc 12,13-15: el asunto de la herencia
Lc 13,1-5: noticia de la matanza de los galileos
Lc 17,20-21: la venida del Reino
mero, y en polémica con los fariseos para demostrar la enseñanza específica de Jesús y de la Iglesia, y sus princi-
pios hermenéuticos para la interpretación de la Ley mosaica contra las tradiciones de los padres, por el segundo.
Y desde este ángulo, la cristología es destacada de manera diversa: para Marcos Jesús es el Vencedor, para Mateo
es el Maestro que indica el camino para la verdadera observancia de la Ley, contra los fariseos; para Lucas es el
Salvador, que muere inocente.» (G. SEGALLA «La novità e la libertà della persona di Gesù...» p. 231).
130
Cada evangelista colora este tipo de textos con matices propios: «Los tres evangelistas, en la redacción de los
apotegmas de disputa, han respetado su función histórica original. Los tres los han encuadrado en las instruccio-
nes de Jesús a sus discípulos. De hecho, en Marcos todos están situados después del capítulo 8, momento de paso
a la segunda parte del evangelio, en la cual Jesús se concentra en la instrucción de sus discípulos. En Mateo los
encontramos todos, excepto la respuesta a los enviados del Bautista, después del discurso a la comunidad del ca-
pítulo 18. Lucas, que es el evangelista que conserva el mayor número de ellos, los sitúa todos en el curso del viaje
hacia Jerusalén, que constituye también un itinerario pedagógico de los discípulos.» (G. SEGALLA «La novità e la
libertà della persona di Gesù...» p. 238).
c. Apotegmas biográficos: en una relación con personas o grupos más variados, se trata
de textos en los cuales con frecuencia no hay una pregunta dirigida a Jesús, sino que Él interviene
primero. Son textos que poseen un particular interés por la persona de Jesús y por su relación con
los grupos más característicos del momento. Unos quince textos pueden ser clasificados bajo esta
denominación. En el actuar de Jesús, particularmente en el modo cómo presta atención a aquellos
que otros dejan de lado, se pone de manifiesto la novedad de su persona. A partir de este actuar
novedoso Jesús crea en torno a si una nueva familia, en la cual impera un nuevo tipo de relacio-
nes. Pero es esta misma novedad la que acarrea sobre Él la contradicción y el rechazo que lo con-
ducirá a la muerte. Esta novedad pone en cuestión las estructuras político-religiosas del momento.
Estos comportamientos de Jesús tienen algo de lo característico de los profetas de Israel, pero
Jesús es más que un profeta. Actúa con una libertad absoluta, que es signo de la novedad de la
cual es testigo; pero por sobre todo, Jesús pide a quienes se acercan a Él que tomen postura frente
a su persona, que adhieran a Él.131
Apotegmas biográficos
Mc 1,16-20: vocación de los discípulos
Mc 2,13-14: vocación de Mateo/Leví
Mc 3,20-21.31-35: verdadera familia de Jesús
Mc 10,13-16: bendición de los niños
Mc 12,41-44 // Lc 21,1-4: la moneda de la viuda
Lc 19,1-10: Zaqueo
Mt 8,19-22 // Lc 9,57-62: los que no siguen a Jesús
Mt 17,24-27: el tributo al Templo, pagado por Jesús y Pedro
Mc 6,1-6: rechazo de Jesús por los de Nazaret
Lc 13,31-33: respuesta a las insinuaciones de Herodes
Mc 11,15-19: purificación del Templo
Mc 13,1-2: profecía de la destrucción del Templo
Lc 19,39-40 // Mt 21,15-16: alabanzas de los discípulos/niños a Jesús durante la entrada en Jerusalén
Lc 19,41-44: llanto sobre Jerusalén
Lc 23,27-32: Jesús consuela a las mujeres camino del calvario
131
Para Bultmann los apotegmas biográficos son esencialmente historias ideales. Verdades envueltas en una suerte
de situación metafórica que les da fuerza. En líneas generales, Bultmann relaciona este tipo de apotegmas con las
historias rabínicas. A su juicio, la mayor parte de ellos son creaciones de la comunidad en orden a expresar lo que
los cristianos han experimentado de su Maestro, y a manifestar aquello que el Maestro ha vivido como encuentro
con su pueblo. El carácter simbólico o ideal de muchos apotegmas Bultmann lo ve reflejado en el desnivel exis-
tente entre la ocasión y el pathos del dicho en el cual culmina el relato (por ejemplo: Lc 9,57-62: seguir a Jesús;
Mc 3,31-35: el verdadero parentesco de Jesús; Mc 10,13-16: Jesús y los niños).
132
Son muchas las controversias de este tipo: Mc 2,19: ante la pregunta ¿Por qué no ayunan tus discípulos? responde
¿Acaso pueden ayunar los amigos del novio cuando el novio está con ellos?; Mc 3,4: ante la pregunta ¿Por qué
curas en Sábado? responde Jesús ¿Qué es mejor, hacer el bien o hacer el mal en Sábado?; Mc 3,23-26: ante la
acusación de actuar por obra de Satanás, Jesús responde ¿Cómo puede Satanás expulsar a Satanás? Un reino di-
vidido, una casa dividida no pueden subsistir. Comparación de las controversias evangélicas con las rabínicas en
G. SEGALLA «La novità e la libertà della persona di Gesù negli apoftegmi della tradizione sinottica» p. 215.
133
Cf. Lc 17,20-21: Y le preguntaron los fariseos cuando llegaría el Reino de los Cielos. También es interesante el
apotegma que presenta la variante del Codex Beza (D) a Lc 6,5 («El mismo día, viendo trabajar a uno en día de
sábado, le dijo: “Amigo, si sabes lo que haces eres dichoso; pero si no lo sabes eres un maldito y un transgresor
de la Ley”»). Como controversias no unitarias, es decir que han sido fuertemente trabajadas por la tradición, in-
tegrando en una única unidad textos originariamente independientes, pueden señalarse: Mc 3,22-30; 2,1-12; 2,15-
17; 2,23-28; 7,1-8; 10,2-9; 12,18-27.
134
Por ejemplo: Mc 2,18-20: no ayuno de los discípulos de Jesús; Mc 3,1-5: curación en sábado; Lc 12,13-14: asunto
del reparto de la herencia; etc.
135
Por ejemplo: Mc 10,2-12; 7,1-23; 2,15-17.
136
Cf. Mc 2,18-20; 2,23-26; 7,1-8; etc.
Milagros de curación:
Mc 1,21-28: curación endemoniado en Cafarnaúm
Mc 1,29-31: curación suegra de Pedro
Mc 1,40-45: curación de un leproso
Mc 2,1-12: curación de un paralítico
Mc 5,1-21: endemoniado de Gerasa
Mc 5,20-43: resurrección de la hija de Jairo y curación de la hemorroísa
Mc 7,32-37: curación tartamudo sordo
Mc 8,22-27a: curación ciego de Betsaida
Mc 9,14-27: curación endemoniado epiléptico
Mc 10,46-52: curación ciego de Jericó
Mt 9,27-31: curación de dos ciegos
Mt 9,32-34: curación de un endemoniado mudo
Lc 7,11-17: resurrección del hijo de viuda de Naím
Milagros de naturaleza:
Mc 4,37-41: tempestad calmada
Mc 6,34-44: primera multiplicación de panes
Mc 6,45-52: Jesús camina sobre las aguas
Mc 8,1-9: segunda multiplicación de panes
Mc 11,12-14: higuera estéril
137
Por eso mismo, desde este punto de vista formal no se considera como milagros los hechos extraordinarios que
afectan a la vida de Jesús mismo: su nacimiento virginal, la transfiguración, la misma resurrección.
Dibelius ofrece el siguiente elenco de «Novellen», o pequeñas narraciones que dan cuenta
de un hecho especial.
En los relatos maravillosos está muy acentuado lo narrativo; hay un gusto por contar las
cosas, incluso con detalles. Esto hace que sea un tipo de narración de carácter bastante profano,
como estilo literario, con una característica ausencia de detalles devocionales y de atención a las
palabras de Jesús. Es decir, no existe un afán particular en proponer actitudes personales frente al
actuar de Dios, o en acoger con reverencia las palabras de Jesús. En este tipo de relatos el interés
está puesto en la narración del acontecimiento milagroso, el que por sí mismo da testimonio del
poder taumatúrgico de Jesús. Es esto lo que concentra la atención narrativa.
Clasificación de Giuseppe Segalla.138 Acogiendo la sugerencia de Segalla se debe anotar
que para un tratamiento más cuidadoso de esta forma es necesario considerar la mutua interac-
ción de tres tipos de formas literarias diversas. Aunque sólo la tercera de estas formas literarias es
la que nos interesa en este momento, ellas se apoyan mutuamente a nivel de temática. Presento
los tres grupos de textos que señala Segalla, aunque después nos preocupemos sólo del tercero, el
único que pertenece a la forma que estamos estudiando en este momento:
a. Sumarios de milagros: habitualmente estos sumarios han sido compuestos por los re-
dactores finales, y por lo mismo manifiestan su propia teología.
138
SEGALLA, GIUSEPPE «La cristologia nella tradizione sinottica dei miracoli» en Teologia 5(1980)41-66; SEGALLA,
GIUSEPPE «La cristologia soteriologica dei miracoli nei Sinottici» en Teologia 5(1980)145-182
b. Dichos de Jesús sobre los milagros: en líneas generales estos dichos representan una
teología muy arcaica para abordar el tema de los milagros. Esto implica que en cuanto a horizonte
teológico se trata de textos que están más cerca del hecho histórico de Jesús que los relatos de
milagro propiamente tales.
En lo referente a una tipología de los relatos de milagro, Gerd Theissen ha avanzado más
allá de la doble división propuesta por Bultmann.139 Theissen caracteriza seis tipos de relato de
milagro, a partir del análisis de los personajes y motivos, y de su mutua interacción. Los seis ti-
pos, sin embargo, no son siempre absolutamente distintos, en parte se recubren. En concreto:
1. Si al centro del relato está el demonio, se trata de un exorcismo. Estos exorcismos son un
signo concreto de la presencia del Reino de Dios en la persona de Jesús.
139
THEISSEN, GERD Urchristliche Wundergeschichten. Gütersloh: Gerd Mohr 1974 [ = The Miracle Stories of the
Early Christian Tradition. Edimburgh: T&T Clark 1983 322 pp.].
4. Cuando están al centro los discípulos se trata de un relato de salvamento. Estos son epi-
sodios con un marcado carácter eclesial; mucho mayor que el del grupo inmediatamente anterior.
Los discípulos piden a Jesús que los ayude y al final el hecho milagroso mismo se constituye en
epifanía de la identidad de Jesús. Son relatos que se orientan a suscitar la confianza en Jesús y a
plantear la pregunta por el misterio de su persona. En ellos es delineada esa nueva comunidad del
Reino que tiene a Jesús como su centro y que recibirá el mismo poder que ha ejercido Jesús (cf.
Mt 9,8: «Al ver esto, la gente temió y glorificó a Dios por haber dado tal poder a los hombres»).
140
El evangelio de Juan tiene una perspectiva diversa: las obras extraordinarias de Jesús son las que suscitan la fe en
los sanados, quienes no necesitan de ella para recibir los milagros (cf. Jn 9: curación del ciego de nacimiento).
Mc 2,3-12 – curación y perdón de los pecados del paralítico bajado desde el techo
Mc 3,1-6 – hombre de la mano paralizada, en una sinagoga, en día de sábado
Lc 13,10-17 – curación de mujer encorvada, en un sábado, en una sinagoga
Lc 14,1-6 – curación de un hombre hidrópico, en un día sábado
Mc 1,40-45 – curación de un hombre leproso, dando testimonio de su curación ante los sacerdotes
141
Cabe anotar que en el AT los únicos milagros comparables a los de Jesús son los que aparecen en el ciclo de Elías-
Eliseo. En el resto del AT los milagros son obrados por Dios mismo, más o menos directamente. Los milagros de
este ciclo son: 1 Reyes 17,7-16: harina y aceite para la viuda de Sarepta; 17,17-24: resurrección del hijo de la viu-
da de Sarepta; 2 Reyes 2,19-22: aguas amargas; 4,1-7: aceite para pagar la deuda de la viuda; 4,8-37 resurrección
del hijo de la sunamita; 4,38-41: olla envenenada; 4,42-44: multiplicación de los panes; 5,1-27: curación de
Naamán el leproso; 6,1-7: recuperación del hacha perdida. El profeta Elías representa un momento muy privile-
giado de la intervención de Dios en favor de su pueblo. Se trata de un actuar muy cercano a las necesidades reales
de su pueblo, que busca ayudarlo a reencontrarse con el auténtico rostro de Dios. En este sentido Elías es el com-
pañero siempre fiel de Israel, estrechamente ligado a la esperanza en el Mesías.
142
A partir de este hecho se ha desarrollado en el pasado un amplio trabajo tendiente a mostrar que los milagros,
como género literario, estarían proponiendo una presentación de Jesús desde los rasgos de un Jei=oj ¡Anh¿r (o
Jei=oj aÓnJrwpoj). Es decir, como un hombre divino con particulares poderes de sabiduría y de capacidad tau-
matúrgica; un hombre divinizado, considerado como un hijo de dios que camina por la tierra, y que es la presen-
cia concreta de la fuerza de la divinidad. El planteamiento clásico pertenece a BIELER, LUDWIG Qei=oj ¡Anh¿r.
Das Bild des «göttlichen Menschen» in Spätantike und Früchristentum. Wien: 1935-1936 [ = Darmstadt: Wis-
senschaftliche Buchgesellschaft 1967, 280 pp.]. Este tipo de postura ha sido fuertemente criticada y en la actuali-
dad se encuentra descartada por la casi totalidad de los autores serios. No sucede igual en obras de divulgación.
143
Cf. Lc 7,1-11, resurrección del hijo único de la viuda de Naím, milagro relatado con un esquema muy evoluciona-
do, que puede servir de ejemplo.
144
Esta dimensión encuentra sólo en dos relatos propios de Mc: 7,31-37 y 8,22-26; elllo indica que se trata de textos
literariamente muy poco evolucionados.
145
Comparar las narraciones de la curación del niño endemoniado en Mc 9,14-27 y Lc 9,37-42 para ver con claridad
los pasos señalados. La reducción del proceso de curación se debe a una voluntad de hacer más visible la centra-
lidad de la persona de Jesús. Lo que realmente importa no es un hecho prodigioso en sí mismo, sino el hecho de
que este milagro haya sido hecho por Jesús, poniendo en evidencia así su poder taumatúrgico.
146
Éste es un tema particularmente querido a Lc. Cf. Lc 5,25.26; 7,16; 9,43; 13,13; 17,15.18; 18,43.
147
Un buen ejemplo es el de la curación de la suegra de Pedro: Mc 1,29-31: Jesús la levanta de la mano y la fiebre la
deja. Mt 8,14-15: Jesús la toma de la mano, la fiebre se va, y ella se levanta sola. Lc 4,38-39: Jesús se inclina so-
bre ella, conmina a la fiebre, ésta la deja y se levanta sola.
148
El único milagro Q de la sanación del servidor del Centurión de Cafarnaúm es un buen ejemplo de esta evolución:
152
Una síntesis: «La interpretación de los milagros por parte de los evangelistas va en el sentido de una explicitación
de la cristología y de una comprensión más correcta y global de ella en el marco general de la historia de Jesús
como evangelio. Esta explicitación cristológica alcanza su punto más alto en Mateo; sin embargo está presente
también en Lucas y Marcos. Para Marcos los milagros son signos reveladores de la misteriosa y maravillosa pre-
sencia del Reino de Dios en Jesús y por lo mismo de la salvación que él trae, la que se revela plenamente sólo en
la muerte-resurrección. El marco es apocalíptico. Mateo exalta el aspecto de un mesianismo humilde en confron-
tación con la apocalíptica (Mt 12,22-23). Los milagros revelan al Siervo de Yahveh que cumple la voluntad mise-
ricordiosa de Dios para con los hombres oprimidos por las enfermedades y el pecado; es el Señor mismo el que
ejerce su poder divino en favor de los pobres, de los oprimidos y de los desheredados que recurren a Él con fe. Su
poder lo transmite a la Iglesia, que continúa su obra de salvación mediante la fe en el Señor presente. En Lucas el
aspecto mesiánico y el apocalíptico están ligados. Jesús, profeta mesiánico e Hijo del Hombre, con los milagros
cumple la promesa de Is 61,1-2 y 58,6 hecha a los pobres, esclavos y pecadores de Israel. Lleno de Espíritu y de
fuerza, mediador de la salvación divina, los sana, los libera y los invita al banquete mesiánico. Además, en cuanto
Señor Jesús posee una fuerza divina que vence el poder del mal y de la muerte, y salva siempre, incluso en el
tiempo de la Iglesia (cf. Hechos de los Apóstoles).» G. SEGALLA «La cristologia nella tradizione sinottica dei mi-
racoli...» p. 63.
153
Los dichos de Jesús sobre los milagros son claros al respecto. Por ejemplo: Mc 13,22: los falsos profetas harán
milagros con el fin de engañar; Mt 7,22-23: hay quienes han profetizado en nombre Jesús, han expulsado demo-
nios y hecho milagros sin que el Señor estuviese con ellos; Lc 10,17-20: no se alegren porque logren expulsar
demonios o hacer milagros, sino «porque sus nombres estén escritos en los cielos»; Lc 23,8: Herodes espera que
Jesús haga algún milagro en su presencia; Mc 6,2-3: los habitantes de Nazaret se «escandalizan» de los milagros
obrados por Jesús; Mc 8,11-12 // Lc 11,29-32: los fariseos se acercan a Jesús para pedirle un «signo del cielo»,
mostrando así su incredulidad; Mc 9,38-39: hemos visto a uno que expulsaba demonios, y hemos querido impe-
dírselo….
154
Por ejemplo: • Mt 5,25-26 es una admonición a la reconciliación con el hermano y Lc 12,57-59 una palabra sobre
la vigilancia frente al momento de crisis escatológica. Leerlas atendiendo cuidadosamente al contexto. • Lo mis-
mo sucede con los dichos sobre la sal (Mt 5,13; Mc 9,50; Lc 14,34-35) y la luz (Mt 5,14-16; Mc 4,21; Lc 8,16;
11,33-36): Mt 5,13-16 pone ambas palabras en relación con la vocación de los discípulos; en Mc 9,50 el dicho so-
bre la sal aparece sin interpretación; en Mc 4,21 el dicho sobre la luz aparece en vinculación con el anuncio del
Evangelio. El dicho sobre la luz en Lc 11,33-36 es muy poco claro. También está Lc 8,16 con el tema de la luz.
Lc conecta el dicho sobre la sal con los discípulos que no son capaces de dejarlo todo para seguir a Jesús: Lc
14,34-35.
155
Por ejemplo en Lc 11,1-4.5-8.9-13: tres textos sobre la oración; Lc 14,7-11.12-14.15-24: tres palabras sobre el
asunto de las invitaciones a comer; Lc 16,1-8.9-13.14-15: tres textos con la temática del modo de manejar las ri-
quezas; Mt 23,13-32: siete ¡Ay de vosotros escribas y fariseos hipócritas!; Lc 9,57-62: tres relatos de vocación.
156
El Diccionario de uso del Español de MARÍA MOLINER define así: «Aforismo: Máxima que se da como guía en
una ciencia o arte: “Los aforismos de Hipócrates”.» El Oxford Advanced Learner's Dictionary define: «Short
wise saying; maxim».
157
Cf. CROSSAN, JOHN DOMINIC In Fragments. The Aphorisms of Jesus. San Francisco: Harper & Row 1983
158
Cf. Mt 10,24-25; Mc 8,36-37 y Lc 13,24 como ejemplos de los tres tipos de formulaciones.
159
El tema de lo sapiencial fue tratado muy duramente por Bultmann, quien estimaba que este tipo de material no se
condecía del verdadero sentido del ministerio de Jesús. Es decir, no serían coherentes con su misión de anuncia-
dor del Reino de Dios y predicador de conversión. Por lo mismo, al conservarlas la Iglesia no habría sido particu-
larmente lúcida (cf. BULTMANN, RUDOLPH «Allgemeine Wahreiten und christliche Verkündigung» en Zeitschrift
für Theologie und Kirche 54(1957)244-254). Se entiende que esta postura haya sido severamente criticada y que
actualmente se busque enfrentar la problemática desde un ángulo nuevo. Aunque todavía no hay una postura cla-
ramente establecida respecto del cómo enfrentar las dimensiones sapienciales de la predicación de Jesús.
160
lf$fm / mashal = refrán, proverbio. Muchos de estos dichos pueden provenir de allí: Mt 12,34b: De lo que reboza el
corazón habla la boca; Mt 6,34b: Bástele a cada día su afán; Mt 24,28: Donde esté el cadáver, allí estarán los
buitres. Ver también la semejanza entre la parábola del granjero rico y tonto (Lc 12,16-20) y Sirácida 11,18-19.
161
El vocabulario sapiencial no es abundante en los sinópticos: sofi¿a (sofía = sabiduría) Mc 6,2; Mt 11,19; 12,42;
13,54; Lc 2,40.52; 7,35; 11,31.49; 21,15. sofo¿j (sofós = sabio) Mt 11,25; 23,34; Lc 10,21. fro¿nimoj (frónimos
= prudente) Mt 7,24; 10,16; 24,45; 25,2.4.8.9; Lc 12,42; 16,8. froni¿mwj (fronímos = sagazmente) Lc 16,8.
162
En esta propuesta sigo a Jacques Dupont. Referencias más amplias en PÉREZ-COTAPOS, EDUARDO «Parábolas:
Diálogo y experiencia. El método parabólico de Jesús según Dom Jacques Dupont» en Anales de la Facultad de
Teología Vol. 42, 1991 pp. 162-164.
163
Son sugerentes las indicaciones de A. P. Winton respecto del uso de proverbios. Los proverbios son actos lin-
güísticos usados en situaciones de tensión entre dos principios. Quien recurre a un proverbio se encuentra en una
situación en la cual corre el peligro de entrar en un conflicto de valores entre la verdad y la gentileza. Los prover-
bios son actos lingüísticos generales y ambiguos que ayudan a salir de la situación salvando la verdad sin ofender.
La estrategia indirecta del proverbio se articularía en tres factores. 1. Un primer factor es la naturaleza tradicional
del proverbio; la autoridad que posee no depende de quien lo usa. 2. Se sabe que los proverbios dicen algo más y
algo diverso de lo que directamente expresan; su aplicación depende del contexto en que se lo sitúe. 3. Por lo
mismo, los proverbios confían al oyente la responsabilidad de decidir el contexto que les dará significado; lo que
también distancia al proverbio de quien lo usa. En definitiva, los proverbios pueden ser entendidos como actos
lingüísticos no directos que distancian al locutor de la idea y que confían al oyente la responsabilidad de la co-
rrecta interpretación. Cf. WINTON, ALAN P. The Proverbs of Jesus. Issues of History and Rhetoric. Sheffield:
JSOT 1990 (Journal for the Study of the New Testament SS 35) 236 pp.
164
Un ejemplo evidente de esto es la ética del Sermón de la Montaña: sacarse el ojo, cortarse la mano (Mt 5,29-30);
al que te abofetee en una mejilla ofrécele también la otra (Mt 5,39); al que quiera quitarte la túnica, entrégale
también el manto (Mt 5,40). También Lc 14,26: el que no odia a su padre, a su madre...; etc.
165
SEGALLA, GIUSEPPE «La triplice funzione dell’esperienza nell’etica sapienziale di Gesù» en Teologia
16(1991)101-146
166
Por ejemplo, Lc tiende a evitar los semitismos y el paralelismo: Lc 6,40 (comparado con Mt 10,24-25); Lc 11,17
(comparado con Mt 12,25 // Mc 3,24-25); Lc 12,33-34 (comparado con Mt 6,19-21); Lc 13,23-24 (comparado
con Mt 7,13-14).
167
Cf. Mc 8,35 comparado con Mt 16,25 y Lc 9,24 que omiten la referencia y por el evangelio ya que para ellos este
ha pasado a ser un concepto, una doctrina, y no una explicitación de la verdadera identidad de Jesús.
Guiseppe Segalla ha propuesto un buen elenco de los «Dichos sapienciales de valor ético» de Je-
sús, por lo mismo, omite los de carácter cristológico o eclesial,168 clasificándolos de acuerdo a su presen-
cia en los diversos niveles de la tradición evangélica:
En la triple tradición:
Mc 2,21-22 // Mt 9,16-17 // Lc 5,36-39: nadie cose un paño nuevo en un vestido viejo
Mc 4,21-22 // Mt 5,14b-15 // Lc 8,16-17: ¿Acaso se enciende una lámpara para ponerla bajo el cele-
mín?
Mc 8,36-37 // Mt 16,26 // Lc 9,25: ¿De qué le sirve al hombre ganar el mundo entero?
Mc 9,50a // Mt 5,13 // Lc 14,34-35a: Buena es la sal, ¿pero si se vuelve insípida...
Mc 10,24c-25 // Mt 19,23b-24 // Lc 18,24-25: ¡Qué difícil es para un rico entrar en el Reino!
Mc 10,42b-44 // Mt 20,25-27 // Lc 22,25-26: los jefes de las naciones la tiranizan ... no será así entre
ustedes
En la doble tradición:
Mt 5,44-48 // Lc 6,27-36: amen a los enemigos
Mt 7,12 // Lc 6,31: hagan a los hombres lo que quieren les hagan a ustedes
Mt 7,3-5 // Lc 6,41-42: ¿Por qué miras la paja en el ojo ajeno?
Mt 15,14 // Lc 6,39: ¿Acaso un ciego puede guiar a otro ciego?
Mt 7,16-20; 12,33 // Lc 6,43-44: No hay árbol bueno que dé frutos malos
Mt 12,35.34b // Lc 6,45ab: la boca habla de la abundancia del corazón
168
Excluye explícitamente de este elenco:
a. Dichos sapienciales que tienen un carácter cristológico y se encuentran en contexto de controversia: Mt
12,25-26.29 // Mc 3,23-27 // Lc 11,17-21: Satanás no expulsa a Satanás... el reino dividido y el hombre fuerte;
Mt 10,24-25 // Lc 6,40: el discípulo no es más que el maestro; Lc 4,23a: ¡Médico, cúrate a ti mismo!; Mt
9,12b // Mc 2,17a // Lc 5,31b: No tienen necesidad de médico los sanos...; Mt 9,15a // Mc 2,19a // Lc 5,34: no
es posible ayunar mientras el novio está presente; Mt 13,57 // Mc 6,4 // Lc 4,24: el profeta es despreciado en
su propia tierra; Mt 8,20 // Lc 9,58: las zorras tienen guaridas...; Mt 11,17 // Lc 7,32b: les hemos tocado la
flauta y no han bailado...; Mt 11,27 // Lc 10,22: nadie conoce al Hijo sino el Padre.
b. Dichos sapienciales con carácter eclesiológico: Mt 13,52: el escriba saca de su tesoro cosas nuevas y viejas;
Mt 10,10b // Lc 10,7b: el operario merece su sustento.
c. Dichos sapienciales muy probablemente redaccionales: Mt 5,36b: no tienes el poder de hacer blanco o negro
ni uno de tus cabellos; Lc 12,15b: la vida no depende de los bienes; Mt 15,26 // Mc 7,27: no es correcto tomar
el pan de los hijos y darlo a lo perritos; Mt 24,28 // Lc 17,37: donde esté el cadáver se reunirán los buitres. Cf.
SEGALLA, GIUSEPPE «La triplice funzione dell'esperienza nell'etica sapienziale di Gesù» pp.117-138.
169
Muchos de estos dichos tienen paralelos en el Evangelio de Tomás. Segalla indica las siguientes referencias, en el
orden de la lista anotada: 47,4; 5,6 y 33; 34; 54,1; 45,2; 2,92.94; 76,2; 91,2; 47,2; 39,2.
170
Recordar la frecuente presencia de profetas en el Nuevo Testamento: Hechos 11,27-28; 13,1-3; 21,10-11; 1 Corin-
tios 12,28; 13,3; 14,3; 14,24-25; Efesios 2,20; 3,5-6; 4,11; 1 Timoteo 1,18; 1 Pedro 1,10-12; 2 Pedro 1,19-21;
Juan 11,51; etc.
171
Por ejemplo, la bienaventuranza sobre la persecución (Mt 5,11-12 // Lc 6,22-23), que complementa las tres biena-
venturanzas originales de Jesús, adecuándolas a una nueva situación eclesial.
172
Por ejemplo, es posible que Mc 13,5-27 sea un apocalipsis judío retrabajado cristianamente. En esta reelaboración
se habrían agregado ciertos versículos: 5-6.9-11.13.26-27.
173
Puede encontrarse este tipo de escena en: Mc 1,9-11; 9,2-8; Lc 10,17-20; Mt 11,25-27 // Lc 10,21-22.
174
Se llama quiasmo, o estructura quiástica, o estructura inclusiva, al recurso literario que consiste en estructurar un
texto de manera circular; es decir, comenzando por un tema, desarrollando luego otros hasta llegar al centro de lo
que se quiere proponer y luego retomar las temáticas en orden inverso, hasta cerrar el texto con el tema inicial.
Simbólicamente se dice que una estructura quiástica se ordena en forma de A B C B' A'.
175
Cf. KÄSEMANN, ERNST «Sentences of Holy Law in the New Testament» en ID. New Testament Questions of To-
day. London: SCM Press 1969, pp. 66-81
176
Una fórmula casuística es aquella en la cual se propone una solución legal a un problema precisando las diversas
situaciones que pueden agravar o aminorar la falta; ejemplo típico es Éxodo 21,28-32 que aborda el asunto de la
responsabilidad que le cabe al dueño de un buey cuando el animal de su propiedad acornea a una persona deta-
llando numerosas circunstancias que pueden rodear el hecho. Una mandato apodíptico es aquel que se propone
como absoluto, más allá de cualquiera circunstancia precisa. Los ejemplos más típicos son los Diez mandamien-
tos: no matarás, no mentirás, no robarás, etc. (cf. Éxodo 20,3-17); son mandamientos válidos en cualquier situa-
ción.
177
Edwards, Richard A. «The Eschatological correlative as a Gattung in the New Testament» en Zeitschrift für die
neutestamentliche Wissenschaft 60(1960)9-20
178
Es significativo el uso del tiempo imperativo presente en Mc 13,5.9.11.23.28.33.35.37.
Mc 7,15: Nada hay fuera del hombre que entrando en él pueda contaminarle…
Mc 3,4: ¿Es lícito en día sábado hacer el bien en vez del mal…?
Mc 2,27: El sábado ha sido instituido para el hombre y no el hombre para el sábado.
Mt 12,11-12 // Lc 14,5: ¿Quién de ustedes que tenga una sola oveja, si esta cae en un pozo…
Mc 3,28-29 // Mt 12,31-32 // Lc 12,10: … la blasfemia contra el Espíritu no será personada.
Mc 2,10: … el Hijo del Hombre tiene en la tierra poder de perdonar pecados…
179
Sólo en tres lugares de los Sinópticos está el e)gw¿ eiãmi (ego eimí = yo soy): Mc 6,50 // Mt 14,27: Jesús camina
sobre las aguas; Mc 13,6 // Lc 21,8 // Mt 24,5: discurso escatológico; Mc 14,62: proceso ante el Sanedrín. En el
resto de los textos sólo está presente el uso de la primera persona singular en boca de Jesús.
La clasificación de Bultmann que hemos tomado como hilo conductor puede ser criticada
por darle mucha importancia a los aspectos temáticos por sobre los formales. Pero no hay otra
mejor lograda. Veamos ahora algunos aspectos generales de este tipo de palabras.
a. Formación del material: en el juicio global sobre el origen del material de las senten-
cias se deben evitar los extremos simplistas. Sin duda un buen grupo de ellas remonta a Jesús,
puede ser que incluso en su forma. Pero es igualmente claro que un número significativo provie-
ne de la comunidad eclesial. Sea que se haya atribuido a Jesús sentencias de uso más o menos
común, que circulaban en el ambiente; sea que se le atribuyan al Jesús histórico palabras inspira-
das a los profetas cristianos por el Señor resucitado.180
Es posible reconocer un Sitz im Leben pre-pascual a este tipo de textos en la enseñanza de
Jesús a sus discípulos, la que puede ser entendida como apoyándose en frases fuertes, sintéticas,
de fácil memorización; buenas formulaciones, que calan hondo. También se puede reconocer un
Sitz im Leben Iesu en el envío misionero de los discípulos, que ciertamente debe haber ido acom-
pañado de indicaciones sobre el mensaje que debían anunciar. Se trata, por tanto, de un Sitz im
Leben de corte catequético y misionero, en el cual las palabras que buscan orientar y/o organizar
la vida de la comunidad deben ser entendidas como complemento, o implementación, de la tarea
misionera.
b. Evolución del material: en torno al proceso de transformación de estas sentencias se
puede señalar:
1. El dato básico es la transformación de «Palabras del Señor» en «Apotegmas». En algunos ca-
sos la ubicación de sentencias dentro de apotegmas puede reconocerse como muy original en
otros casos, el encuadramiento es artificial. En Lc, sobre todo, hay muchos marcos de apoteg-
mas que son extremadamente formales, artificiales, estereotipados.181 Podrían ser fruto de la
actividad redaccional de Lc, aunque hay casos en los cuales este encuadre se produjo en la
etapa pre-literaria. En el apotegma la narración ha surgido para darle vivacidad a la sentencia.
2. Hay tendencia a introducir «Palabras del Señor» en «Apotegmas». Se trata de una especie de
sobrecarga de un apotegma con otras palabras del Señor quizá de Jesús, pero no perte-
necientes originariamente a ese contexto. Se añaden palabras que inicialmente no estaban en la
estructura del apotegma. La comparación sinóptica ayuda a descubrir las modificaciones intro-
180
Un buen ejemplo de este fenómeno es Mt 18,20: «Cuando dos o tres estén reunidos en mi nombre...»
181
Cf. Lc 11,37-38; 12,1.13; 13,1.23; 14,1; 16,14; 17,20.
182
Por ejemplo, Mc 2,21-22; 3,27-29; 10,10-12; ...
183
Cf. Mc 2,20; Mt 12,40, en comparación sinóptica.
184
Por ejemplo: Mc 4,21: ¿Acaso alguno..? comparado con Mt 5,15 y Lc 8,16: Nadie trae..; Mt 7,16b: pregunta,
comparado con Lc 6,44b; Lc 6,39: pregunta, comparado con Mt 15,14b.
185
Ejemplos: Mc 10,17-18 // Mt 19,16-17: episodio del joven rico. De la pregunta al Maestro bueno se pasa a una
pregunta por el Bien. Mc 2,17b // Lc 5,32; Lc 11,30 // Mt 12,40: signo de Jonás.
186
Mt 5,15 // Lc 11,33 y 8,16: celemín escondrijo, vasija; la luz es puesta para que alumbre a todos los que están
en la casa, es decir se piensa en una única habitación la luz es puesta para que los que entran vean el resplan-
dor, es decir, a la entrada de una casa de varias habitaciones.
187
Para Aristóteles: «La metáfora consiste en dar a un objeto un nombre que pertenece a algún otro» (Poética
1457b). En la Retórica 1411b Aristóteles sostiene que la metáfora «hace saltar a la vista o poner ante los ojos»
alguna cosa. La idea de metáfora comienza renovarse a partir del siglo XVIII, haciendo la distinción entre metá-
foras muertas o simples figuras de lenguaje («la pata de la mesa») y metáforas vivas. Estas últimas son entendi-
Mc 2,17 «No necesitan del médico los que Mt 3,12 «En su mano tiene el bieldo y va a
están sanos, sino los enfermos». aventar su parva: recogerá su trigo en el grane-
Mt 3,10 «Todo árbol que no de buen fruto será ro, pero la paja la quemará con fuego que no se
apaga».
cortado y arrojado al fuego».
Lc 4,23 «Seguramente me van a aplicar el re- Lc 6,45 «El hombre bueno saca lo bueno del
buen tesoro de su corazón, y el malo del malo
frán “Médico cúrate a ti mismo”…».
saca lo malo, pues su boca habla de lo que re-
bosa el corazón».
Material parabólico – Para Jülicher y Bultmann, dentro del material parabólico es posible
distinguir tres sub categorías de textos. Hacen un esfuerzo por diferenciarlas a partir de caracte-
rísticas literarias, no por asuntos de contenido. Esta triple distinción es ampliamente asumida en
la exégesis académica, aunque no tenga aceptación unánime en todos sus aspectos (especialmente
problemática es la tercera categoría). Además es necesario recordar que se da un continuum entre
estas tres formas, que impide distinguirlas con total nitidez.
a. Comparaciones (Gleichnis): son narraciones breves, que presentan una situación o pro-
ceso típico, algo que cotidianamente se repite igual. Se trata de un hecho que pertenece a la expe-
riencia cotidiana más clara y directa. Describen procesos que para todos son evidentes, y que difí-
cilmente podrían ser de otro modo; es algo universalmente válido. A veces es difícil distinguir las
comparaciones de las simples imágenes. Un criterio básico para hacer la distinción es que la
comparación debe tener una acción, debe describir un proceso, y por lo mismo necesita incluir un
verbo, por lo general en tiempo presente. Bultmann ofrece el siguiente elenco:
das como la interacción de dos conceptos pertenecientes a campos semánticos diversos que al combinarse produ-
cen una significación más compleja que el significado que cada uno de ellos tiene por separado («Sucede que me
canso de mis pies y mis uñas / y mi pelo y mi sombra. / Sucede que me canso de ser hombre. / Sin embargo sería
delicioso / asustar a un notario con un lirio cortado / o dar muerte a una monja con un golpe de oreja. / Sería bello
/ ir por las calles con un cuchillo verde / y dando gritos hasta morir de frío», Neruda Walking Around). Por lo
mismo, la metáfora está en el pensamiento, no en la figura literaria.
188
Tal como es habitual en ambientes anglosajones, J. D. Crossan distingue entre proverbio, que expresa una sabidu-
ría colectiva o una autoridad ancestral, y aforismo, que manifiesta una mirada personal de la realidad o una auto-
ridad individual. Esta distinción ha sido complementada señalando que el proverbio es siempre anónimo, no rela-
cionado a una situación específica, y funcional para la vida cotidiana. El aforismo, siendo un dicho atribuido a
una persona concreta, debe ser entendido dentro del horizonte mental y práctico de su creador; como una suerte
de formulación sintética que ayuda a enfrentar correctamente su horizonte vital.
189
SNODGRASS, K. R. Stories with intent. A comprehensive guide to the Parables of Jesus. Grand Rapids (MI):
Eerdmans 2008.
190
Elenco basado en GARWOOD P. ANDERSON «Parables» en JOEL B. GREEN & JEANNINE K. BROWN & NICHOLAS
PERRIN Dictionary of Jesus and the Gospels. Downers Grove (IL): InterVarsity Press 2013, pp. 664-665; y DAN-
IEL MARGUERAT Parábola. Estella: Verbo Divino 1992 (Cuadernos Bíblicos 75), p. 7.
191
Cf. Marcos 4,13-20 y paralelos; Mateo 13,36-43; 13,49-50.
192
Algunos grandes exégetas, a lo largo de toda la historia, se han distanciado de este modo de interpretación. Entre
los más destacados: Juan Crisóstomo (347aprox.-407), entre los Padres de la Iglesia; algunos grandes reformado-
res como Martin Butzer (Bucer) (1491-1551) y Juan Calvino (1509-1654); algunos grandes teólogos del período
tridentino, como el importante exégeta jesuita Juan de Maldonado (1534-1583); y algunos exégetas liberales in-
novadores de la segunda mitad del siglo XIX, como el holandés Cornelis Elisa van Koetsveld (1807-1893) y el
alemán Bernhard Weiß (1827-1919).
193
La primera edición del tomo I, el análisis histórico, es de 1886, tiempo en el cual Adold Jülicher (1857-1938)
tiene 29 años de edad; es una obra genial, pero atravesada por la pasión juvenil…
194
Tal como es un error interpretar una poesía como si fuera documento notarial o un informe bancario, y viceversa.
195
Tal como deja entrever la «teoría de las parábolas» de Marcos (Marcos 4,10.33-34; Mateo 13,10-11.36.51; Lucas
8,9-10) y la reflexión de Juan sobre la oscuridad del lenguaje terreno de Jesús (especialmente Juan 16,29-20: nu=n
e)n parrhsi¢# lalei=j kai£ paroimi¢an ou(demi¢an le¢geij = Ahora sí que hablas claro, y no dices ninguna pará-
bola [comparacíón]).
196
«Al preguntarle los fariseos cuándo llegaría el Reino de Dios, les respondió: La venida del Reino no se producirá
aparatosamente, ni se dirá: véanlo aquí o allá; porque, sépanlo bien, el Reino de Dios ya está en medio de uste-
des».
197
Esta dimensión de pequeñez y ocultamiento se traduce en el campo moral en la otra problemática clave que sub-
yace a las parábolas: que en Jesús Dios viene al encuentro de los pecadores, que ofrece abundantemente el perdón
a todos. Es decir, que la acción de Dios sea la de un padre de misericordia que se humilla para ir al encuentro del
hijo perdido y no la de un juez justiciero que premia a buenos y a malos; y que haciendo esto defienda «el orden
del mundo». La misericordia de Dios anunciada por Jesús produjo mucha molestia, incluso rabia, en sus contem-
poráneos; y de paso los cegó para reconocerlo como la presencia salvífica del Reino.
198
Como comenta Ireneo de Lyon (130-202), en su predicación «Cristo mantiene la invisibilidad del Padre, para que
el hombre no desprecie a Dios» (Adversus haereses IV, 20, 7).
199
Hay un característico desplazamiento de lo cristológico a lo moral en el foco de atención usado para la lectura de
las parábolas. En la parábola del Sembrador se pasa de la atención puesta en un sembrador que aparentemente es-
tá haciendo mal su trabajo y va a perderlo todo, a la atención respeto del tipo de terreno que debemos ser para
acoger la semilla y hacerla producir. En la parábola del Hijo pródigo se la pasa de la exhortación dirigida al hijo
mayor para que acepte el perdón concedido a su hermano y entre en los sentimientos de su padre, a una exhorta-
ción dirigida al menor para que se arrepienta y vuelva a la casa de su padre. Etc.
200
JÜLICHER, ADOLF (1857-1938) Die Gleichnisreden Jesu. t. I Die Gleichnisreden Jesu im allgemeinen. Freiburg:
1886 (Tübingen: 19103) VII + 228 pp. y t. II Auslegung der Gleichnisreden der drei Evangelien. Freiburg: 1899
(Tübingen 19102) VIII + 643 pp. [= Darmstadt: Wissenschaftliche Buchgessellschaft 1963].
201
La parábola de Natán a David, en 2 Samuel 12,1-4, es muy iluminadora de este aspecto. El juicio que David pro-
nuncia sobre el caso que le presenta Natán es lo que le ayuda a caer en la cuenta de lo pecaminoso de su actitud
frente a Urías.
202
DODD, CHARLES HAROLD (1884-1973) The Parables of the Kingdom. London: Nisbert 19351 214 pp. (19613
176 pp.) [= Las Parábolas del Reino. Madrid: Cristiandad 1974, 198 pp.].
203
JEREMIAS, JOACHIM (1900-1979) Die Gleichnisse Jesu. Göttingen: Vandenhoeck & Ruprecht 19471 118 pp.
(198410 243 pp.) [= Las parábolas de Jesús. Estella: Verbo Divino 1984, 302 pp.].
204
Luego de presentar las Diez leyes de evolución de las parábolas, que a su juicio permiten rehacer a la inversa el
proceso de modificaciones sufrido por las parábolas a lo largo de su historia, Jeremías las resume, y concluye el
resumen con esta declaración programática, que es párrafo clásico: «Estas diez leyes de la transformación son
diez medios auxiliares para descubrir el sentido original de las parábolas de Jesús, y para, aquí y allá, levantar un
poco el velo -a menudo tan fino, a veces tan impenetrable- que se ha extendido sobre las parábolas de Jesús.
¡Vuelta a la ipsissima vox de Jesús! Esta es la tarea. ¡Qué gran regalo, cuando se logra, acá y allá, volver a encon-
trar el rostro del Hijo del Hombre detrás del velo! ¡Todo estriba en su palabra! ¡Sólo el encuentro con El da a
nuestra predicación todo su poder!» (J. JEREMIAS Las parábolas de Jesús, p. 142)
El tema lo ha planteado anteriormente, al final del Capítulo 1, dedicado a plantear el probema que quiere
trabajar el libro: «Jesús habló a hombres de carne y hueso, adaptándose al momento presente. Cada una de sus
parábolas tiene un determinado lugar histórico en su vida. La tarea consiste en intentar descubrir ese lugar. ¿Qué
quiso decir Jesús en este o en aquel determinado momento? ¿Qué efecto tuvo que producir su palabra en los
oyentes? Estas son las preguntas que conviene hacerse para retroceder -en cuanto sea posible- al sentido original
de las parábolas de Jesús, a la ipsissima vox de Jesús». (J. JEREMIAS Las parábolas de Jesús, p. 27-28).
En el Prólogo a la sexta edición alemana retoma el mismo tema: «Mi propio propósito es intentar penetrar
en la forma más antigua que se pueda alcanzar de la predicación parabólica de Jesús. El lector notará, así espero,
que el análisis crítico del capítulo II no pretende otra cosa que abrir un acceso seguro, tan amplio como sea posi-
ble, a la ipsissima vox Jesu. Nadie sino el mismo Hijo del Hombre y su Palabra pueden dar todo su poder a nues-
tra predicación». (J. JEREMIAS Las parábolas de Jesús, p. 12).
205
Para una síntesis fácilmente accesible de las búsquedas de este tiempo: PÉREZ-COTAPOS L., EDUARDO Parábolas:
diálogo y experiencia. El método parabólico de Jesús según Dom Jacques Dupont. Santiago, Chile Pontificia
Universidad Católica de Chile 1991(Anales de la Facultad de Teología 42) pp. 46-82.
206
Entendemos poético en ese profundo sentido de captar la realidad de modo nuevo, personal, más hondo que el
habitual. No las simples asonancias de lenguaje. Como una actitud y un lenguaje que abre nuevos horizontes. No
olvidar que poesía deriva del verbo poie¿w = hacer, crear. Poeta es el que crea con su mirada y con su palabra una
realidad nueva; el que hace rimas o asonancias
207
Esto se debe entender en la recuperación de sentido original de la retórica. La retórica (rhtorikh¢ te¢xnh) tiene su
origen en la Grecia clásica, donde se la entendía como el ars bene dicendi, como la técnica de expresarse de ma-
nera adecuada para lograr la persuasión del destinatario a partir de la sola fuerza de la palabra. Para los griegos la
retórica es un arte propio de la democracia: la capacidad de entrar en debate presentando las cosas con claridad y
de un modo tal que puedan ser entendidas por los demás. Para ello se debe usar un lenguaje convincente, que dé
cuenta de buena forma de los problemas concretos, y que por mismo sea asumido como propio por los oyentes.
El retórico confía en la sola fuerza de su palabra, no en argumentos de autoridad o en amenazas; tiene que ser
humilde y bondadoso. Su palabra convence porque permite entender mejor las propias experiencias (cf. Menenio
Agripa). La retórica no es el arte de hablar bonito, sino de hablar con claridad, asumiendo la experiencia de los
oyentes y siendo convincente.
208
Se entiende por esto el hecho que en muchas parábolas no se presenta la respuesta del personaje al cual se dirige
la interpelación del personaje central del relato. No sabemos que hizo finalmente el hijo mayor de la parábola del
hijo pródigo, ni tampoco si el obrero de la primera hora aceptó las razones que le daba el patrón de la viña. Es el
destinatario de la parábola el que está invitado a involucrarse en el relato y dar su propia respuesta.
209
Lucas 7,36-50 es el único caso de una parábola situada en un contexto; es decir en ese tipo de problemática que
permite entenderla en su sentido primero. Este texto muestra que el juicio negativo que el fariseo se hace del
comportamiento de Jesús depende de su horizonte de juicio. La parábola de 7,41-42 ayuda al fariseo Simón a dar-
se cuenta de que aquel que tenía la deuda mayor resulta en definitiva el más favorecido, el privilegiado. Desde es-
te punto de vista no resulta chocante la atención agradecida que de la pecadora presta a Jesús.
210
Es la misma condición que san Pablo señala para la predicación apostólica: «Mientras los judíos piden señales, y
los griegos buscan sabiduría, nosotros predicamos a un Cristo crucificado, escándalo para los judíos, locura para
los gentiles; mas para los llamados, lo mismo judíos que griegos, un Cristo que es fuerza de Dios y sabiduría de
Dios» (1 Corintios 1,23-24).
213
Los más característicos mešalim son Jueces 9,7-15; 2 Samuel 12,1-4; 2 Reyes 14,9; Isaías 5,1-6; Ezequiel 17,3-10.
214
«Un ejemplo famoso es la interpretación que hace san Agustín de la parábola del buen samaritano. Un hombre
bajaba de Jerusalén a Jericó: se trata de Adán; Jerusalén es la ciudad celeste de la paz, de cuya bienaventuranza
cayó Adán; Jericó designa la luna y significa nuestra mortalidad, porque la luna nace, crece, mengua y muere.
Los ladrones son el demonio y sus ángeles. Los cuales le despojaron, es decir, le privaron de su inmortalidad; le
golpearon, incitándole a pecar; y le dejaron medio muerto, porque el hombre vive en la medida en que es capaz
de conocer y comprender a Dios, y está muerto en la medida en que es debilitado y oprimido por el pecado; por
eso se le califica de medio muerto. El sacerdote y el levita que le vieron y pasaron de largo designan al sacerdocio
y al ministerio del Antiguo Testamento, que eran incapaces de procurar la salvación. Samaritano significa “guar-
dián”, y este nombre designa al mismo Señor. El vendar las heridas es la represión del pecado. El aceite es el
consuelo de la buena esperanza; el vino, la exhortación a trabajar con espíritu fervoroso. La cabalgadura es la
carne en que el Señor se dignó venir a nosotros. El ser colocado sobre la cabalgadura es la fe en la encarnación de
Cristo. La posada es la Iglesia, donde los viajeros que regresan a su patria celestial reparan sus fuerzas después de
la peregrinación. El otro día es el que sigue a la resurrección del Señor. Los dos denarios son los dos preceptos
del amor o bien la promesa de esta vida y de la futura. El posadero es el Apóstol (Pablo). El pago supererogatorio
es su consejo del celibato o bien el hecho de que él trabajara con sus propias manos para no ser una carga a nin-
guno de los hermanos más débiles cuando el evangelio estaba en sus comienzos, aunque le era legítimo “vivir del
evangelio”» (SAN AGUSTÍN Quaestiones Evangeliorum III, 19, ligeramente abreviado). Citado de CHARLES HA-
ROLD DODD Las parábolas del Reino. Madrid: Cristiandad 1974, pp. 21-22.
215
En la revalorización de la alegoría como método interpretativo han tenido mucha influencia autores anglosajones,
tales como Madeleine Boucher y John Sider. Un planteamiento pionero fue: MATTHEW BLACK «The Parables as
Allegory» en Bulletin of the John Rylands Library 42(1960)273-287
216
La Metáfora es una figura retórica que consiste en identificar un término real con uno imaginario, entre los cuales
se quiere afirmar la existencia de una relación de semejanza o analogía. Una metáfora se forma, en general, al
cambiar una palabra habitual para un determinado contexto por otra poco común para ese contexto, en virtud de
alguna comparación.
217
A veces se ha buscado interpretar este cambio desde la teoría sobre el origen las revoluciones científicas de Tho-
mas Kuhn. Para este historiador de las ciencias las grandes revoluciones científicas, como la de Copérnico, no se
producen por una simple suma de conocimientos que conduzca a una nueva síntesis. Sino por alguien que asu-
miendo todos los conocimientos disponibles hasta ese momento se anime a organizarlos de otro modo, desde otro
punto de partida. Son fruto de un cambio del punto de partida para la explicación de los fenómenos ya conocidos,
no de una nueva suma de informaciones.
Se puede señalar también que muchas formas de terapia psicológica actúan de modo semejante. El terapeuta
ayuda al paciente a re-entender su propia historia personal. Los datos no pueden cambiar. El simple voluntarismo
no mejora substancialmente las situaciones. Hay que situarse de otro modo frente a la vida, de un modo «más
sano y realista».
218
En referencia a la aguda obra de CHRISTIAN DUQUOC Mesianismo de Jesús y discreción de Dios. San Pablo abor-
dará esta temática desde el concepto de kénosis, de vaciamiento de las prerrogativas divinas, en Filipenses 2,7:
a)lla£ e(auto£n e)ke¢nwsen morfh£n dou¢lou labw¢n = «Se despojó de sí mismo, tomando condición de siervo».
219
Son las misma problemáticas que se plantea San Pablo en Romanos al tratar el tema de la gracia de Dios: «Qué
diremos decir, pues? ¿Qué debemos permanecer en el pecado para que la gracia se multiplique? ¡De ningún mo-
do!» (Romanos 6,1); «Entonces, ¿qué diremos? ¿Qué Dios en injusto? ¡De ningún modo!» (9,14) «Entonces,
¿qué diremos? Que los gentiles, que no buscaban la justicia, han hallado la justicia –la justicia que nace de la fe–;
mientras que Israel que buscaba una ley que le proporcionara justicia, no llegó a cumplir la ley? ¿Por qué?»
(9,30).
220
En este sentido es interesante la afirmación de Jean Pierre Manigne de que las parábolas son «estrategia» usada
para derribar barreras y no «pedagogía» usada para facilitar el conocimiento. Manigne señala que la pedagogía va
diluyendo los contenidos hasta hacerlos comprensibles; mientras la estrategia va concentrando para ejercer mayor
presión y atravesar el obstáculo; va gestando una «punta». Desde la perspectiva de «estrategia» se entiende mejor
el cierto carácter de ocultamiento, de poca claridad evidente que posee el lenguaje parabólico.
221
La parábola es la curva que describe una bala de cañón. Es decir, para que la bala dé finalmente en el blanco al
cual está dirigida debe ser disparada en otra dirección. Durante el curso de su desplazamiento irá variando de di-
rección hasta dar en el blanco. El buen artillero, tal como el buen parabolista, sabe que no se debe apuntar direc-
tamente al blanco, porque en ese caso la bala no llega a buen destino. Es una dimensión de ocultamiento, de jue-
go en el cual algunas cartas se mantienen ocultas hasta el final. Es un caso de «enmascaramiento» del relato, ha-
ciendo referencia a los meshalim del AT.
222
Sigo a ZIMMEMANN, RUBEN «Guida alla lettura del Compendio» en ID. (ed) Compendio delle parabole di Gesù.
Brescia Queriniana 2011, pp. 45-50; ZIMMERMANN, RUBEN «How to undestand the Parables of Jesus. A para-
digm shift in parable exegesis» en Acta Theologica 29,1(2009)157-182.
223
Dibelius usa el término Legende no para indicar el carácter ficticio de las historias, sino para describir su forma
literaria. En cuanto al término mismo, le da el sentido técnico que éste tiene en la Edad Media: designa el relato
de la vida y muerte de los santos leído en la liturgia el día de su fiesta. Bultmann, asumiendo el uso habitual del
término en nuestro tiempo, entiende por Legende aquellos relatos de la tradición que no son historias de milagro
en sentido propio, y que tampoco son Relatos Históricos; relatos que poseen un marcado carácter religioso y edi-
ficante, con frecuencia con un componente de carácter etiológico. En este aspecto, Bultmann emplea el término
en un sentido diverso al de Dibelius, ya que niega su carácter histórico al oponerlos a los relatos históricos.
224
Por ejemplo, el relato del bautismo en Mc 1,9-11 está enteramente centrado en Jesús, sin público asistente, los
cielos se abren y el Espíritu desciende en forma de una paloma (es decir, de la manera suave y discreta como baja
y se posa en el suelo una paloma, no con la fuerza arrasadora del fuego de Pentecostés, según interpreta
J.Jeremias), y la voz del cielo parece escucharla sólo Jesús. En Mt 3,13-14 la voz del cielo se dirige a todos los
presentes (el tú eres mi Hijo amado de Mc se transforma en éste es mi Hijo amado). En Lc 3,21-22 el bautismo se
produce en medio de mucha gente, cuando todos se están bautizando y el Espíritu baja en forma corporal como
una paloma. Otro ejemplo: el episodio del ingreso de Jesús a Jerusalén. Mc 11,2.6-7 presenta a Jesús entrando a
Jerusalén sentado en un burro: Mateo, que interpreta este episodio a la luz de Zac 9,9, texto que habla de burra y
de su cría, hace entrar a Jesús montado en ambos animales a la vez (cf. Mt 21,2.7).
225
En Mt 2,3 se dice que Herodes y todos los habitantes de Jerusalén se enteraron de que en Belén había nacido
Jesús, el Rey de Israel; pero posteriormente no se alude más ese tema. Incluso los mismos habitantes de Nazaret
parecen no haber visto en él nada extraordinario (cf. Mt 13,54-58). Según Lc 1,39ss. el nacimiento y la infancia
de Juan el Bautista se desarrolla en riguroso paralelismo con Jesús, como el precursor; pero en Lc 7,18-23 se pre-
senta a Juan enviando mensajeros para preguntarle a Jesús por su identidad mesiánica.
226
Desde este punto de vista, los evangelios de la infancia de Mt y Lc desempeñan un rol estructural semejante al del
Prólogo de Jn. Y por lo mismo, un trabajo más serio sobre estos textos termina transformándose siempre en un
estudio de la redacción de cada evangelio.
227
Esta temática es la delicia de los abundantes relatos apócrifos sobre la infancia de Jesús y los acontecimientos de
la vida de María y José. Ellos responden a una cierta necesidad cultural de saber más sobre los grandes personajes
que lideran un grupo.
228
Entre los hechos indiscutidos en esta materia está la presentación que Mt hace de Jesús como el nuevo Moisés,
que le lleva a mostrar cómo Jesús va cumpliendo en su vida las mismas etapas de Moisés. También es muy clara
la referencia del Magníficat al canto de Ana (1 Sam 2,1-10). Se trata de adaptaciones de temas del AT que ayudan
a los evangelistas a presentar correctamente la verdadera identidad de Jesús.
Los principales textos de Lc que podríamos señalar como «paralelos» a textos joánicos son:
Lc 22,3 // Jn 13,27 – el tema de que Satanás «entró» en Judas al momento de la pasión
Lc 22,33-34 // Jn 13,37-38 – el tema de que Pedro está dispuesto a ir hasta la cárcel y la muerte
Lc 22,42-44 // Jn 12,27-29 – el ángel / la voz que conforta a Jesús en el momento de aflicción
Lc 22,53b // el tema joánico de la hora
Lc 22,55 // Jn 18,18 – tema de la hoguera en el patio de la casa del Sumo Sacerdote
Lc 22,67 // Jn 10,24-25 – la pregunta: «Si tú eres el Mesías, dínoslo»
Lc 23,4 // Jn 18,38b – el tema de que Pilato no encuentra ninguna culpa en Jesús
Lc 23,13-14 // Jn 19,4 – Pilato, al no encontrar culpabilidad en Jesús, lo somete al juicio popular
Lc 23,18 // Jn 18,40 – la multitud «grita» prefiriendo a Barrabás por sobre Jesús
Lc 23,20 // Jn 19,12a – el tema de que Pilato buscaba soltar a Jesús
Lc 23,53b // Jn 19,41b – Jesús fue sepultado en un sepulcro en el nadie había sido puesto todavía
Lc 23,54 // Jn 19,31.42 – tema de que el día de la muerte de Jesús era el día de la Preparación
Lc 22,27 // cf. Jn 13,4-5.12-14. – el más grande es el que sirve, no el que está sentado a la mesa
229
La unción en Betania está ausente en Lc (o enteramente transformada en Lc 7,36-50) y en Jn 12,1-8 está puesta
seis días antes de la Pascua, antes incluso del ingreso triunfal en Jerusalén. El relato de la institución de la Euca-
ristía no aparece para nada en Jn.
230
Si se piensa que Q es una recopilación de palabras del Señor en vistas de la predicación, no resulta extraña la
ausencia de relato de pasión. Esta secuencia continua de episodios es fácilmente transmisible de manera oral. Po-
siblemente Mc recogió el relato de la tradición oral y es su primera consignación por escrito.
26,52-54: reproche de Jesús al que hirió al servidor 22,15-18: copa pascual antes de la institución de la
del Sumo Sacerdote en el Huerto de los Olivos; eucaristía;
27,3-10: suicidio de Judas; 22,24-38: pequeño discurso durante la última cena;
27,19: recado de la mujer de Pilato; 22,43-44: ángel que conforta a Jesús en el Huerto
27,24-25: Pilato se lava las manos; de los Olivos;
27,51b-53: signos cósmicos al momento de la 22,66: descripción de la composición del Sanedrín
muerte de Jesús: terremoto, apertura de tumbas que juzga a Jesús;
y resurrección de los justos; 23,4-16: Pilato no encuentra culpa en Jesús, pero
27,62-66: guardias que custodian el sepulcro de en vistas de su condición de galileo lo envía a
Jesús; Herodes, quien luego lo devuelve a Pilato;
28,2-4: ángel del Señor que abre el sepulcro de 23,27-32: mujeres que acompañan a Jesús y lloran
Jesús y terremoto. en el camino al calvario;
23,34a: Jesús pide al Padre que perdone a quienes
lo crucifican;
23,39-43: episodio del buen ladrón;
23,48: los que han visto la crucifixión vuelven
arrepentidos;
23,53b-56: detalles de la sepultación de Jesús y el
rol de las mujeres en el proceso.
231
Sólo omite Mc 14,51-52, joven que sigue a Jesús envuelto en una sábana, y 15,44-45a, extrañeza de Pilato por la
rapidez de la muerte de Jesús.
232
Además de las innumerables referencias presentes en Mc, Mt agrega otras nuevas: Mt 26,15: el precio ofrecido a
Judas por la entrega de Jesús es de 30 monedas de plata (Zac 11,12; cf. Gén 37,28); 27,34: al crucificado le dan a
beber vino mezclado con hiel (Salmo 69,22); 27,43: referencia a que Jesús ha puesto su confianza en Dios, espe-
rando que ahora venga a salvarlo, como los justos del ámbito sapiencial (Salmo 22,9; Sab 3,13.18-20).
Los estudios sobre el tema de la resurrección son muy abundantes y complejos, ya que es-
tán en juego cuestiones dogmáticas fundamentales. Especialmente debatido ha sido el tema la
materialidad de la resurrección. Pero en este conjunto lo propiamente crítico-formal no es lo más
abundante, y no corresponde entrar en este momento en las cuestiones de corte dogmático en-
vueltas en estos textos.
3. A modo de conclusión
Al momento de valorar críticamente el método de la Historia de las Formas salta a la vista
su aporte positivo para la comprensión de los evangelios al permitir reconocer la amplia tarea
redaccional de la primera comunidad cristiana. La comunidad reunió, corrigió y elaboró materia-
les; también generó el marco de los evangelios. Es una comunidad que manifiesta su fidelidad a
la tradición siendo trasmisora creativa de la misma; fidelidad y creatividad no se oponen. El Con-
cilio Vaticano II asume esta óptica cuando describe el origen de los evangelios: «La santa Madre
Iglesia, con firmeza y suma constancia, ha sostenido y sostiene que los referidos cuatro Evange-
233
Para Bultmann Mt 28,11-15: el engaño de las autoridades judías es una leyenda apologética, ya preparada en Mt
27,62-66: los guardias junto al sepulcro. Mt 28,16-20: la última aparición de Jesús, es transformada en una suerte
de leyenda cultual a la que se vincula la orden de bautizar. Lc 24,36-49: aparición a los discípulos, Bultmann lo
interpreta como reelaboración lucana de un texto que se refería a una aparición de Jesús en Galilea; los vv. 44-49
son de clara redacción lucana para expresar su propia teología. Lc 24,50-53: la partida de Jesús, Ascensión.
237
GEORGE, AUGUSTIN; GRELOT, PIERRE «Introducción crítica al Nuevo Testamento» en A.CAZELLES (ed.) Introduc-
ción a la Biblia t. III, vol. 1. Barcelona: Herder 1983; p. 428.
La Crítica de las Formas es un método exegético propio de la modernidad, con todos los
logros y límites de la misma. Logra dar cuenta del proceso de transmisión de la tradición evangé-
lica, en la cual la comunidad eclesial tiene un rol muy activo, determinante. La comunidad cre-
yente es una transmisora creativa, más marcada por sus necesidades vitales que por las individua-
lidades. Para analizar estos procesos la Crítica de las Formas aprovechó el concepto de Sitz im
Leben, que abre un interesante horizonte de comprensión del proceso eclesial que se encuentra en
el origen de los textos bíblicos Pero, desde un punto de vista negativo, la Crítica de las Formas
subvalora el rol de lo evangelistas, que llegan a ser meros compiladores de una tradición, más que
auténticos autores. De esta manera cada evangelio pierde buena parte de su individualidad y se
transforma en un simple reflejo de un determinado estadio de la tradición eclesial.
Desde mediados del siglo XX se viene desarrollando un nuevo método que, sin desconocer
el aporte positivo de la Crítica de las Formas, quiere recuperar con fuerza el rol de los evangelis-
tas como autores y la originalidad o especificidad de cada uno de los tres sinópticos. La Crítica
de la Redacción pone el acento en la individualidad de cada obra y autor. Lo novedoso no está en
el simple hecho de esta acentuación — algo que en definitiva nunca fue negado totalmente —
sino en que se lo afirme después de haber pasado por el rigor de la Crítica de las Formas. En
concreto, en la Crítica de la Redacción hay dos momentos que se complementan mutuamente:
1. Momento analítico: revisar cada evangelio haciendo un elenco descriptivo de los elemen-
tos que pueden ser atribuidos a la acción del redactor final. Esto se realiza recurriendo a la com-
paración sinóptica (para el caso de Mt y Lc), o al análisis estilístico de cada obra (para Mc y Q).
2. Momento sintético: el análisis anterior concluye en hipótesis globales sobre las caracte-
rísticas específicas de cada evangelio. Éstas se refieren fundamentalmente a tres campos:
a. Estructura del evangelio: si bien el material evangélico está muy marcado por la tradición
eclesial, la estructura es un aporte de cada evangelista. En ella está fuertemente presente la
mano del autor. Para determinarla se debe usar criterios objetivos: detectar inicios y términos
de secciones, fórmulas fijas o estribillos, goznes o cambios de situación, etc. Determinar la es-
tructura permite una mirada global sobre el sentido del evangelio; sobre lo que su autor ha pre-
tendido decir al componerlo.
b. Teología del evangelio: precisar los acentos propios de cada evangelio: claves interpretativas y
principales temas teológicos. En líneas generales es posible establecer temas predominantes,
pero no se pueda llegar a plantear con claridad la visión teológica global del evangelista.
c. Realidad socio-cultural en la cual surge el texto y en vistas de la cual ha sido elaborado. Cada
evangelio es una obra literaria y teológica situada en un contexto preciso, con problemáticas
claras a las cuales quiere responder. Se busca describir la situación de la comunidad cristiana
en su nivel cultural, social, económico y religioso.
En este método hay un planteamiento nuevo del asunto de la verdad de los textos. El ra-
cionalismo de los grandes autores de la Crítica de las Formas los llevó a una postura historicista.
A una búsqueda casi obsesiva de las ipsissima verba Iesu. Frente a ello se ha hecho claro que
toda exposición histórica, por el mismo hecho de ser tal, nunca es plenamente objetiva. El narra-
dor selecciona los elementos que le parecen importantes y desecha los que considera secundarios.
Esto se aplica también a los evangelios.
Pero en ellos hay algo más específico y puntual. La Crítica de las Formas buscó al Jesús
histórico y su mensaje, insistiendo en que ésta es la única verdad sobre Jesús. Por ejemplo, desde
esta perspectiva nos parece que si hoy tuviésemos una película en colores y sonora de la crucifi-
xión estaríamos mejor informados sobre ella que leyendo Mc. Sin duda que estaríamos mejor in-
formados respecto de una gran cantidad de detalles, pero lo que realmente sucedió en su muerte
no lo sabríamos mejor. Lo verdaderamente sucedido no puede testimoniarlo sino la fe. En este
sentido, es posible que la palabra del Centurión (Mc 15,39) no sea histórica, en el sentido que
ella no aparecería en la película señalada; pero esa palabra es mucho más verdadera que infinidad
de detalles del supuesto film, porque esta palabra expresa lo que efectivamente sucedió en ese día
histórico.238 Por tanto no basta con decir que en esa frase están las ideas teológicas del evan-
gelista o de la comunidad; sino que es necesario afirmar que allí tenemos el testimonio de lo que
realmente sucedió. Al encontrarse con la frase del centurión el lector comprende qué es lo real-
mente sucedido: se trata de algo que es válido para él hoy día. En expresión de Günther Born-
kamm, a los evangelistas no les interesa decir quién era Jesús, sino quién es Jesús.
238
Es lo que en alemán se diferencia como Historie y Geschichte. Historie indica los hechos objetivos, externos, ve-
rificables; las constataciones objetivas, como por ejemplo afirmar que Jesús fue un judío que vivió en el siglo I.
Geschichte apunta al sentido de un proceso, a algo interior y no verificable; al proceso interpretativo de los
acontecimientos, como por ejemplo llegar a afirmar que Jesús es el Hijo de Dios.
239
En la tradición joánica se insiste en que hay acciones o palabras de Jesús que los discípulos entienden mucho
tiempo después de sucedidos: Jn 2,22: destruir el Templo...; 12,16: ingreso en Jerusalén...; 13,7: lavado de los
pies; 20,9: resurrección; etc.
La Crítica de la Redacción 241 puede ser definida como un método exegético que busca po-
ner de relieve las perspectivas teológicas de cada autor evangélico mediante el análisis de su tarea
redaccional, del modo como compone el texto y de los horizontes teológicos por él usados para
modificar y reordenar las tradiciones orales o escritas que ha recibido. Este proyecto es fácil de
llevar a término en el caso de los evangelios de Mt y Lc. El caso de Mc se plantean dificultades
especiales, ya que no es fácil reconocer en qué consiste, estrictamente hablando, la labor redac-
cional de Mc; no es fácil hablar de la redacción de Mc, excepto en el tema de su estructura.
240
Especialmente Mc 4,13; 6,52; 7,18; 8,17-18; 8,21; 9,10; 9,32; 10,38
241
En alemán, donde se gesta el método, se lo llama Redaktionsgeschichte, o en algunos ambientes Redaktionskritik.
En inglés se lo llama Redaction Criticism. En español algunos han sugerido Crítica de la Composición.
MARXEN, WILLI Der Evangelist Markus. Studien zur Redaktionsgeschichte des Evangeliums.
Göttingen: Vandenhoeck & Ruprecht 1956 (19592) [= El evangelista Marcos. Estudio sobre la
redacción del evangelio. Salamanca: Sígueme 1981, 211 pp.].
Este autor es el primero en acuñar el término técnico para designar la nueva metodología.
CONZELMANN, HANS Die Mitte der Zeit. Studien zur Theologie des Lukas. Tübingen: J. C. B.
Mohr 1954 (19645) [= El centro del tiempo. La teología de Lucas. Madrid: Fax 1974, 358 pp].
BORNKAMM, GÜNTHER; BARTH, GERHARD y HELD, HEINZ JOACHIM Überlieferung und Auslegung
im Matthäusevangelium. Neukirchen: Neukirchener Verlag 1960 (19685) [= Tradition and
Interpretation in Matthew. Philadelphia: Westminster 1963 / London: SCM 1972].
TRILLING, WOLFGANG Das wahre Israel.Studien zur Theologie des Matthäus-Evangeliums. Mün-
chen: Kösel Verlag 1959 (19643) [= El verdadero Israel. Estudio de la teología de Mateo.
Madrid: Fax 1974, 370 pp.].
WREDE, WILLIAM Das Messiasgeheimnis in den Evangelien. Zugleich ein Beitrag zum Ver ständ-
nis des Markusevangeliums. Göttingen: 1901 (Göttingen: Vandenhoeck & Ruprecht 19694,
LIGHTFOOT, ROBERT HENRY History and Interpretation in the Gospels. New York: Harper 1934.
LIGHTFOOT, ROBERT HENRY The Gospel Message of St. Mark. London: Oxford University Press
1950, VII + 117 pp. (19582 119 pp. = 1962).
STONEHOUSE, NED BERNARD The Witness of Luke to Christ. London: Tyndale Press 1951.
1. Antecedentes generales
1.1. Autor
a. Datos tradicionales. El evangelio como tal se presenta sin indicación de autor. La tra-
dición cristiana desde el siglo II lo ha atribuido unánimemente a Marcos. El primero en señalarlo
es Papías quien recoge el testimonio del Presbítero Juan: «Y el anciano decía también lo siguien-
te: Marcos, que fue intérprete (o secretario = e(rmhneuthìj / hermeneutés) de Pedro, según se
acordaba, escribió con exactitud (a)kribw=j / akribós), aunque no con orden, los dichos (hã lex-
Je¿nta / he legthenta) y hechos (hã praxJe¿nta / he pragthenta) del Señor. Él personalmente no
había oído al Señor ni le había seguido, sino que posteriormente, como ya dije, siguió a Pedro;
quien daba su enseñanza (e)poiei=to taìj didaskali¿aj / epoiéito tas didaskalías) según las ne-
cesidades (del momento o del auditorio), pero no como quien compone un relato ordenado (ou)
me¿ntoi ta¿cei / ou méntoi taxei) de las palabras del Señor (tw=n kuriakw=n logi¿wn / ton ky-
riakón logíon). Así pues, en nada faltó Marcos poniendo por escrito algunas de aquellas cosas tal
como las recordaba, porque su única preocupación fue no omitir nada de lo que había oído y no
poner nada falso en ello».242
En Papías ya aparecen consignados los datos básicos de la tradición: atribución del evan-
gelio a Marcos; particular relación entre Marcos y Pedro; se trataría de un evangelio desorde-
nado; este texto ha encontrado críticas entre sus contemporáneos, por lo cual hace falta defender-
lo (no se equivocó). Estos datos se repiten numerosas veces, casi sin variaciones. La única noticia
novedosa es la aportada por Ireneo, al situar la actividad de Marcos en el contexto del ministerio
de Pedro y Pablo en Roma: «Después de la muerte de estos (Pedro y Pablo), Marcos, discípulo e
intérprete de Pedro (o( maJhthìj kaiì e(rmhneuthìj Pe¿trou / ho mathetés kai hermeneutés Pe-
trou), también nos transmitió por escrito las cosas que habían sido anunciadas por Pedro (taì
u)poì Pe¿trou khrusso¿mena / ta hupó Petrou keryssómena)».243 Varios escritores de los siglos
IV-V hablan de Marcos como Obispo de Alejandría, lo que parece poco probable.244
242
El texto está en EUSEBIO DE CESAREA Historia Eclesiástica III, 39,15.
243
IRENEO DE LYON Adversus Haereses III, 1,3. Cf Clemente de Alejandría, en EUSEBIO Historia Eclesiástica VI,
14,6s.
244
Entre quienes sostienen esta opinión está San JERÓNIMO De viris illustribus 8. La Iglesia Copta considera a Mar-
cos como su fundador y primer Patriarca de la sede de Alejandría. Su cuerpo estaría en la Basílica de San Marcos,
en Venecia.
¿Quién es Marcos? Este Marcos de la tradición debe ser identificado con el Juan por so-
brenombre Marcos, o simplemente Juan Marcos que aparece Hechos 12,12.25; 15,37. Se trata
del hijo de una tal María, viuda, que tiene una casa de dos pisos en Jerusalén y una sirviente lla-
mada 'Ro¿dh (Róde = Rosa). Estos datos indicarían una buena situación económica. Su casa es un
cierto rendez-vous de los cristianos en Jerusalén. A ella se dirige Pedro luego de su milagrosa li-
beración de la prisión (Hechos 12,12-13). Estos datos están en Hechos de los Apóstoles y no hay
que despreciarlos, pero tampoco se pueden exagerar.245 Sólo sabemos con certeza que la viuda
tenía un hijo llamado Juan, que usaba por sobrenombre Marcos. Este último hecho no tenía nada
de extraño; era común que los judíos adoptasen un nombre romano para entrar en relación con
ellos.
La primera parte de la vida de este Juan Marcos está particularmente vinculada a Pablo,
por intermedio de su primo Bernabé, quien fue el descubridor y promotor de Pablo. Hacia el 40
Bernabé y Pablo van de visita a Jerusalén, y a su vuelta traen al joven Juan Marcos a Antioquía
(Hechos 12,25). Partiendo de Antioquía lo llevan en su primer viaje misional (año 45), pese a que
él no se encontraba entre los designados por el Espíritu Santo para la misión. Los misioneros par-
ten con Juan Marcos hacia Chipre (Hechos 13,5). Pero luego, al llegar a Asia Menor, a Perge de
Panfilia, se separó de ellos y retornó a Jerusalén (Hechos 13,13). Hacia el 50 Juan Marcos se en-
cuentra nuevamente en Antioquía. Al momento de preparar el segundo viaje misional (año 50),
Pablo y Bernabé se disputan a propósito de Juan Marcos. Bernabé quiere llevarlo en este nuevo
viaje, a lo cual Pablo se opone, porque considera inadecuada su actitud anterior. La cosa termina
en que Bernabé y su primo Juan Marcos parten a Chipre, mientras Pablo parte solo a Asia Menor
(Hechos 15,36-40). ¿Qué hacía Juan Marcos en estos viajes? Al parecer se trata de actividades de
tipo más práctico que teológico.
Fuera de los cuatro textos de Hechos que acabamos de citar, Marcos aparece en tres es-
critos del Corpus Paulinum, donde siempre se lo llama «Marcos», a secas. En Filemón 24 (hacia
el año 55) se nombra a Marcos entre los colaboradores (sunergo¿i / synerjói) que acompañan a
Pablo. También está Lucas entre ellos. En Colosenses 4,10 (quizá hacia el 62) se transmiten salu-
dos a la Iglesia de Colosas de parte de Marcos, primo de Bernabé. En 2 Timoteo 4,11 se pide a
Timoteo que lleve junto a Pablo, prisionero en Roma, a Marcos. 1 Pedro 5,13 llama a Marcos hi-
jo (o( ui(o¿j mou / ho hyós mou), aunque el testimonio es tardío, podría ser considerado como re-
velador de alguna relación entre ambos.246
245
Entre estas exageraciones se encuentran el afirmar que en dicha casa estaría la gran sala en la cual se habría cele-
brado la Última Cena, hecho que habría permitido alguna forma de participación en ella al joven Juan Marcos,
cuyo padre habría muerto en el tiempo que media entre la muerte de Jesús y Pentecostés. Tampoco es lícito iden-
tificar esta casa con la sala alta en la que se reunió la comunidad después de la Ascensión de Jesús. Ni identificar
a Juan Marcos con el anónimo joven desnudo que aparece en Marcos 14,51-52.
246
No es necesario que esta relación consista en que Pedro haya convertido y bautizado a Marcos, como afirman al-
gunos Padres.
b. La relación de Marcos con Pablo: la relación con Pablo aparece expresamente se-
ñalada en varios textos de Hechos. Sin embargo resulta imposible reconocer en Mc un evangelio
paulino. Están ausentes las ideas matrices de Pablo.247
c. La relación de Marcos con Pedro: en cuanto a la relación con Pedro está el dato de
Papías. Para su validez crítica, este dato tradicional debe ser corroborado a partir de una argu-
mentación interna.248 Ciertos autores de la escuela Anglicana (H. Turner, T. W. Manson, V. Tay-
lor) han buscado comprobar esta atribución tradicional a partir de la existencia de un material
petrino; es decir, de un material literario actualmente presente en Mc que revele la predicación
oral de Pedro mismo, efectuada a partir de sus recuerdos personales. Taylor señala como textos
«based on personal testimony»:249
247
En el s. XIX Gustav Volkmar interpretó a Mc de modo alegórico como una poesía didáctica en un horizonte pau-
lino (VOLKMAR, G. Die Evangelien oder Markus und die Synopsis der kanonischen und außerkanonischen Evan-
gelien nach dem ältesten Text mit historisch-exegetischen Kommentar. Leipzig: 1870; relelaborado en ID. Markus
und die Synopse der Evangelien nach dem urkundlichen Text und das Geschichtliche vom Leben Jesu. Leipzig:
1876). En la misma orientación trabajaron M. H. Schulze, C. Holsten, O. Pfleiderer, J. Weiß y A. Loisy, al punto
que llegó a ser lugar común a fines del siglo XIX e inicios del XX. Esta postura fue severamente rechazada por
WERNER, M. Der Einfluß paulinischer Theologie im Markusevangelium. Berlin 1923. En tiempos recientes la
postura ha sido revivida por SCHMITHALS, W. Das Evangelium nach Markus. Gütersloh 1979 (ÖTK 2/1-2).
248
A medida que se avanza en la tradición eclesiástica, la relación entre el evangelio de Mc y Pedro se va proponien-
do de modo cada vez más fuerte. Ireneo sitúa la redacción de Mc con posterioridad a la muerte de Pedro. Clemen-
te Alejandrino la sitúa en vida de Pedro. Orígenes entiende a Mc como el fruto de un «dictado» de Pedro. Eusebio
de Cesarea dice que Pedro aprobó el texto de Mc para uso eclesiástico (Historia Eclesiástica II,15,1-2).
249
TAYLOR, VINCENT El evangelio según san Marcos. Madrid: Cristiandad 1979; p. 120. En HENGEL, MARTIN The
Four Gospels and the One Gospel of Jesus Christ. Harrisburg (PA): Trinity Press International 2000; pp. 78-89,
hay un buen debate del tema.
- La presencia en Mc de muchos relatos llenos de pequeños detalles y anécdotas, que luego fue-
ron suprimidos por Mt y Lc. Estos detalles sólo serían comprensibles a partir de las reminis-
cencias personales de un testigo ocular.
- En ciertos relatos desconcierta la centralidad del papel concedido a Pedro. Esta centralidad po-
dría entenderse como reminiscencia del relato de los hechos efectuado por un testigo ocular
que interviene activamente en los sucesos. Entre estos textos destacan: 1,36-37: «Simón y sus
compañeros...»; 16,7: el ángel pide a las mujeres que lleven la noticia de la resurrección «a sus
discípulos y a Pedro».
- Algunos relatos tienen una muy particular estructura gramatical: comienzan con una tercera
personal plural de sujeto indeterminado y luego prosiguen con una frase cuyo sujeto es Jesús
(«fueron/salieron/llegaron ... Y Jesús dijo...»). Esta extraña construcción resulta mucho más
clara si se ve la tercera persona plural como el reemplazo de una originaria primera persona
plural del relato de un testigo ocular («fuimos/salimos/llegamos ... Y luego Jesús dijo...»).
Ejemplos destacados de este tipo de construcción: 1,21; 5,1-2; 8,22; 9,30; 10,32.46;
11,1.12.15.27; 14,32; etc.
- Ciertos textos presentan algunas características muy particulares que son explicables como re-
cuerdos del relato efectuado por un testigo ocular. Los hay que son transformables o leíbles en
primera persona plural (por ej. 1,35-38). También se puede anotar que el relato de 9,9-29 está
construido desde la perspectiva de los que bajan del monte, que ven acercarse a ellos a la gente
que rodeaba al endemoniado.
Es indudable que estos argumentos tienen cierto peso, y que no es posible descartarlos sin
más. Pero ellos tampoco imponen de modo irrebatible la necesidad de aceptar la existencia de un
material petrino. Los fenómenos objetivos que hemos señalado, muy válidos como observa-
ciones sobre el texto, también pueden ser explicados desde otras perspectivas. El dato aportado
por 1 Pedro 5,13 no puede ser muy subrayado ya que es tardío y, además, puede entenderse sólo
en relación a la juventud de Marcos en Jerusalén (cf. Hch 12,12). Quizá se vincule al modo como
Marcos llegó a la fe. Sin embargo parece aceptable la línea gruesa de los planteamientos en de-
fensa del material petrino.
Cabe preguntarse cuál es el significado exacto del término intérprete (e(rmhneuthìj / her-
meneutés) usado por Papías e Ireneo. Para algunos se referiría al oficio de traductor de Marcos:
Por último cabe recordar que la vinculación Marcos–Pedro tiene una carga apologética.
Es decir, busca darle peso y autoridad apostólica al escrito de Marcos. Este carácter apologético
del nexo Pedro–Marcos aparece ya en el testimonio de Papías. Este interés apologético plantea
una duda o interrogante respecto de la autenticidad de estas afirmaciones. Por otro lado, si Mar-
cos, en el ámbito de la Iglesia primitiva, no hubiese tenido de algún modo este aval, resulta difícil
explicar su importancia, su rápida difusión y su carácter de fuente para Mt y Lc.
Como argumentos más frecuentes contra una relación especial entre Marcos y Pedro
se plantean los siguientes:
• en Mc Pedro aparece como una figura estereotipada, como un modelo más que como un indivi-
duo concreto;
• en Mc no hay más textos sobre Pedro que en los otros evangelios; en Mt Pedro posee un rol
mucho más central;
• hay muchos textos en los cuales los discípulos parecen estar ausentes, o han sido introducidos
en un segundo momento (por ejemplo: 1,21-28; 2,15-17; 3,1-6; 3,20-35; 5,1-20.21-43; 6,1-6a);
• hay tradiciones petrinas importantes ausentes en Mc (tales como: Mt 14,28-31: Pedro camina
sobre las aguas; 16,17-21: tú eres Pedro, y sobre esta piedra…; 17,24-27: tributo al Templo paga-
do por Pedro y Jesús con una didracma).
1.2. Fecha
Hay bastante claridad al respecto. La gran mayoría de los autores sitúa la redacción final
de Mc antes del año 70. El discurso apocalíptico de Mc, al parecer, no ha conocido la ruina de
Jerusalén; esto resulta particularmente claro si se lo compara con los discursos paralelos de Mt y
Lc. La gran mayoría de los autores señala los años 65-70 como fecha de redacción.250
250
En la determinación de esta fecha influye la indicación de «rumores de guerra» en Mc 13,7, y que podrían re-
ferirse a los inicios de la guerra judía (años 67-70).
Siendo bastante seguro este dato general respecto del origen, no es tan claro el asunto del
lugar concreto en el cual nació el evangelio. La tradición eclesiástica, presente ya en 1 Pedro
5,13, señala Roma como el lugar de origen. Esta atribución tradicional continúa siendo defendida
por muchos, aunque también se plantea la posibilidad de algunos lugares alternativos: Antioquía
o Galilea. Veamos en detalle las tres propuestas.
a. Roma: esta hipótesis cuenta con el apoyo casi unánime de la tradición y se conecta con
el asunto del material petrino. Además del dato tradicional, en favor de esta hipótesis se aducen
diversos argumentos de orden interno:
La cosa no es definitiva, porque se trata de términos propios del lenguaje jurídico y militar de
la época. Los tres ejemplos propios de Mc podrían ser más significativos, aunque el asunto
tampoco es concluyente, porque se trata de términos que forman parte del griego «koiné». 253
251
Por ejemplo: 7,3-4: usos respecto del lavado de vajillas (texto suprimido por Mt y Lc); 14,12: el cordero pascual;
15,42: la preparación de la Pascua.
252
Cf. 3,17; 5,41; 7,11.34; 14,36; 15,22.34. En estos textos se usa habitualmente la expresión oÐ e)stin sin participio,
que es una construcción característica de Mc.
253
Como argumento en contra se puede señalar que en Mt se encuentra el latinismo koustwdi¿a = custodia usado
sólo por él en Mt 27,65.66; 28,11.
3. El tema de la posibilidad de la mujer que pida el divorcio, en Mc 10,12, nos pone de lleno en
un ambiente cultural romano, inimaginable para el judaísmo.254
4. Hay construcciones gramaticales que parecen pensadas en latín más que en griego. Por ejem-
plo 5,23.43; 11,32; 14,65; 15,15.19.
6. En este mismo sentido podrían apuntar algunas inconsistencias respecto de la geografía de Ga-
lilea. Por ejemplo, Mc 5,1; 7,31; 10,1; etc.
b. Antioquía: se trata de una ciudad importante, muy grande, con fuerte presencia cristia-
na desde los primeros años. Allí se sitúa la primera Cathedra Petri.255 En favor de esta hipótesis
se argumenta la presencia de numerosos arameísmos y el temprano uso de Mc efectuado por Mt y
Lc, evangelios ciertamente escritos en esta región geográfica. Hay, sin embargo, fuertes ar-
gumentos en contra. Según Flavio Josefo los cristianos no fueron perseguidos en Antioquía, y Mc
deja entrever una situación de persecución. Mc manifiesta un fuerte rechazo a la ciudad, como
lugar de pecado y corrupción, y en contraposición presenta el ministerio de Jesús como el de un
profeta itinerante que recorre las aldeas de Galilea viviendo de la caridad. Esto se concilia difí-
cilmente con un evangelio escrito en una gran ciudad. Aunque cabe imaginar la posibilidad de
esta actitud de rechazo a la gran ciudad como una propuesta anticultural de quien conoce la vida
de las grandes urbes. Con todo, hay algunos autores contemporáneos que sitúan el origen de Mc
en la región de Siria.
254
Valga de ejemplo el comentario de Séneca (4 a.C. – 65 d.C.) sobre la vida romana: «¿Hay por ventura alguna
mujer que se avergüence de ser repudiada, después que algunas ilustres matronas han dejado de contar los años
por los cónsules y los cuentan por los maridos que han tenido? Cuando salen de casa de los primeros van ya con-
certadas de casar con otros, entrando en el matrimonio con solo fin de volver á ser repudiadas. Esto temióse todo
el tiempo que fue raro; pero ya que no hay instrumentos públicos de casamiento sin que intervengan divorcios,
han aprendido las mujeres lo que han oído muchas veces». SÉNECA De beneficiis 3, 16, 2.
255
Tal como refería en Martirologio Romano anterior a la reforma conciliar para el día 22 de febrero: «Antiochiae
Cathedra sancti Petri Apostoli, ubi primum discipuli cognominati sunt Christiani».
El problema está en las indicaciones que este tema teológico pueda darnos respecto del
origen del Evangelio. Hay diversas líneas tentativas lanzadas en este sentido:
1. El llamado del resucitado a reunirse en Galilea parece evidenciar el llamado que Mc está ha-
ciendo a una gran reunión de las comunidades cristianas en Galilea. Para confirmar esta pro-
puesta se recurre a 3,7 donde una simple salida de Jesús se transforma en un gran movimiento
de todos los pueblos que se reúnen en una gran asamblea, junto al mar,258 en Galilea. Es in-
teresante apuntar que quienes se reúnen en 3,7 provienen de todos los lugares en los cuales,
con probabilidad, había comunidades cristianas en tiempos de Mc. De este modo, Galilea es el
tema de la convocación de todos los pueblos allí, tanto antes como después de la resurrección.
Permanece la ambigüedad teológico-geográfica del tema.
2. Según algunos existiría en la tradición cristiana primitiva una fuerte tensión entre Galilea y
Jerusalén. Tensión de tipo social y religioso. De suyo, el asunto es consistente, pero no parece
válido usarlo para explicar el origen de Mc a partir de un conflicto de la comunidad de Mc con
«los de Santiago» y los judeo cristianos de Jerusalén. Para quienes ven las cosas de este modo,
Mc sería una especie de proclama para convocar a las comunidades conflictuadas en una gran
asamblea en Galilea.
256
Referencias a Galilea en Mc 1,9.14.28.39; 3,7; 7,31; 9,30; 14,28; 15,41; 16,7. Cf. 1,16.
257
MARXEN, WILLI El evangelista Marcos. Salamanca: Sígueme 1981; p. 87.
258
El estar junto al mar tiene para Mc un interés muy particular, como lo señala la frecuencia en el uso del término y
la importancia de lo que sucede en esos momentos: paraì thìn Ja¿lassan: 1,16; 2,13; 4,1; 5,21; e)n tv= Ja-
la¿ssv: 1,16; 4,1; 5,13; e)n me¿s% th=j Jala¿sshj: 6,47; proìj thìn Ja¿lassan: 3,7; 4,1; ei)j thìn Ja¿lassan:
5,13; 7,31; 9,42; 11,23; ei)j toì pe¿ran thìn Ja¿lassan: 5,1; (5,21); e)piì th=j Ja¿lasshj: 6,48; 6,49; otros usos:
4,39; 4,41. Es sugerente la frecuencia de uso del término Ja¿lassa = mar: 16 en Mt, 19 en Mc, 3 en Lc y 9 en Jn.
Los argumentos hasta ahora señalados son sugerentes e iluminadores, pero no son sufi-
cientes para descartar el dato tradicional que sitúa el origen de Mc en Roma. Debemos mantener
dicha afirmación, aunque estando atentos a esta perspectiva en lo que positivamente dice respecto
de dimensiones teológicas presentes en Mc.
Más importante que el asunto puramente geográfico del lugar de origen de Mc es el inten-
to por precisar el ambiente de la comunidad en la cual surge Mc; el problema de los intereses que
mueven a esa comunidad. Se suele señalar que las problemáticas subyacentes a la comunidad de
Mc van por dos grandes vías:
b. Mc usa un lenguaje narrativo, que le es característico, y que constituye uno de sus aportes más
importantes. Este lenguaje parece estar en directa relación con el peligro de convertir la fe
cristiana en una especie de gnosis sin relación con la historia concreta de Jesús de Nazaret. Es-
te peligro, en parte está vinculado a una distorsión de la teología paulina, que vemos histórica-
mente atestiguada en varias sectas heréticas de los siglos I-II. Frente a este riesgo Mc reaccio-
na narrando la historia de Jesús de Nazaret. Se trata de recordar el pasado de un modo tal que
sirva para enfrentar con lucidez y creatividad el presente. Para Mc la fe cristiana es una forma
concreta de vivir la historia presente enraizándola en la existencia histórica de Jesús de Naza-
ret. El cristianismo no es una doctrina o una praxis moral, es una referencia de la vida del cre-
yente y del mundo actual a la persona de Jesús de Nazaret, Mesías muerto en una cruz. De allí
brota todo el resto, dice Mc.259
259
Algunos han sugerido que este afán de narrar la tradición sobre Jesús que encontramos en Mc podría estar ligado
al hecho de que va desapareciendo la primera generación cristiana; a que la guerra judía de los años 67-70 dis-
persa a la comunidad cristiana palestinense, y que en consecuencia la tradición sobre Jesús podría desaparecer o
desvirtuarse. Sin duda que este afán, propio de una segunda generación cristiana, de consolidar la tradición sobre
Jesús puede desempeñar algún rol. Pero no es determinante para entender el sentido teológico de Mc.
260
En algunas oportunidades Mc cae en el defecto de entregar sólo al final del relato datos que son importantes para
la correcta comprensión del episodio; este error es prestamente corregido por Lc. Por ejemplo ver Marcos 1,16 //
Lucas 5,2b: eran pescadores; Marcos 2,6 // Lucas 5,17: presencia de los escribas en el lugar; Marcos 5,42 // Lu-
cas 8,42: la niña tenía doce años de edad, estaba a punto de ser entregada como esposa.
261
AGUIRRE MONASTERIO, RAFAEL y RODRÍGUEZ CARMONA, ANTONIO Evangelios Sinópticos y Hechos de los Após-
toles. Nueva edición actualizada y ampliada. Estella: Verbo Divino 2012; p. 154.
En resumen: «Se caracteriza estilísticamente por el uso poco cuidado del vocabulario, por
la libertad en el empleo de la sintaxis y por la viveza y realismo de sus relatos, que a pesar de
todas las incorrecciones gramaticales, desde el primer momento captan la atención del lector».262
El asunto de las posibles fuentes usadas por Mc para la redacción de su obra es un tema
muy debatido, respecto del cual no se ha llegado a acuerdo. Hay una clara conciencia de que Mc
ha usado materiales que, de algún modo, ya estaban articulados en pequeñas colecciones. Pero, a
la vez, resulta claro que Mc reelaboró intensamente sus fuentes, al punto de hacer muy difícil su
reconocimiento en la actualidad.
También se ha sugerido que podrían ser colecciones previamente existentes los siguientes
textos, pero no hay acuerdo amplio al respecto:
1,16-39: Relato del primer día de Jesús en Cafarnaúm.
4,35 – 5,43: Colección de milagros en torno al Lago de Genesaret.
6,33 – 7,37: Colección de milagros, encabezada por el relato de la primera multiplicación
de los panes
8,1-26: Colección de milagros paralela a la anterior, encabezada por la segunda multipli-
cación de los panes.
9,33-50: Catecismo comunitario.
10,1-31: Catecismo comunitario sobre el comportamiento en el matrimonio, con los niños
y el uso de los bienes.
262
AGUIRRE MONASTERIO, R. y RODRÍGUEZ CARMONA, A. Evangelios sinópticos y Hechos de los Apóstoles p. 151.
• los manuscritos coinciden sólo hasta 16,8; el paralelismo de Mateo y Lucas con Marcos también
llega sólo hasta ahí.264
• la mayoría de los manuscritos trae el llamado final largo (16,9-20), conocido ya a mediados del
s. IIº. Está presente en: Justino I Apología 45, Ireneo Adversus haereses 3,10,5), pero que sin
embargo falta en los mejores manuscritos unciales ()): Sinaítico, (B): Vaticano, etc.; e incluso
tardíamente, en el códice minúsculo 304, del siglo XII; traducciones al siríaco, sahídico y ar-
menio.
• unos pocos manuscritos traen el llamado final corto en vez del final largo. El final corto es: «Y
anunciaron prontamente a los que estaban alrededor de Pedro todo lo que les había ordenado.
Y después de esto, Jesús mismo envió por medio de ellos, desde oriente a occidente, el sagra-
do e imperecedero anuncio de la salvación eterna».265
• algunos manuscritos suman ambos finales: final corto y después el final canónico. Manuscritos:
(y) 044 Codex Athous Laurensis (ss. VIII-IX); (L) 019 Codex Regius (Paris, s. VIII); 083
(Leningrado ss.VI-VII); manuscritos coptos.
El conjunto de estas anomalías puede llevarnos a concluir con bastante seguridad que, des-
de el punto de vista de la crítica textual, este final no pertenece a la obra original de Mc.
b. El asunto teológico: Mc, excluido este final, termina abruptamente con la expresión
e)fobou=nto ga¿r (efobounto gar = pues tenían miedo). Este hecho planteó la necesidad de re-
dondear el final. Para ello podría haberse usado un texto resumen de las apariciones de Jesús que
263
Cf. MARCUS, JOEL El evangelio según Marcos (Mc 8-16). Salamanca: Sígueme 2011, pp. 1.257-1.267; STEIN,
ROBERT H. «The Ending of Mark» en Bulletin for Biblical Research 18.1(2008)79-98; SCHMID, J. y WIK-
ENHAUSER, A. Introducción al NT. Barcelona: Herder 19783, pp. 341-346; AGUIRRE M., R. y RODRÍGUEZ C., A.
Evangelios Sinópticos y Hechos de los Apóstoles pp. 121-123; TAYLOR, V. El evangelio según san Marcos. Ma-
drid: Cristiandad 1979; CROY, N. CLAYTON The Mutilation of Mark’s Gospel. Nashville (TN): Abingdon Press
2003; 230 pp.; BLACK, D. A.; BOCK, D. L.; ROBINSON, M.; ELLIOTT, K.; WALLACE, D. Perspectives on the End-
ing of Mark: Four Views. Nashville (TN): Broadman & Holman 2008; COMPIANI, M. Fuga, silenzio e paura. La
conclusione del vangelo di Mc. Studi di Mc 16,1-20. Roma: Editrice PUG 2011 (Tesi Gregoriana. Serie Teologia
182).
264
Algunos manuscritos y versiones indican expresamente que allí termina el evangelio. Lo mismo algunos Padres:
Orígenes, Cipriano, Cirilo de Jerusalén, Eusebio de Cesarea, Jerónimo Epístola 120,3, etc.
265
En Codex Bobiensis (itk), de la traducción Vetus Latina (Itala), originario de los siglos IV o V.
Este «final largo» constituye un resumen de relatos más largos presentes en Lucas, Juan y
Mateo. De Juan se retoma el relato de la aparición a María Magdalena (Marcos 16,9-11 // Juan
20,11-18) y en varias escenas se puede constatar la influencia de narraciones propias de Lucas, o
comunes varios evangelistas. De las primeras se evocan: la aparición a los discípulos de Emaús
(Marcos 16,12-13 // Lucas 24,13-35) y la Ascensión (Marcos 16,19 // Lucas 24,50-53). De las
otras, la comida y la misión (Marcos 16,14-18 // Lucas 24,36-49; Juan 20,19-23; Mateo 28,18-
20). Los relatos insisten en el tema de la incredulidad y de la presencia eficaz de Jesús entre los
suyos, en la Iglesia.
266
De hecho, muchos manuscritos de las traducciones armenia y georgiana lo sitúan al final de los cuatro evangelios,
sin relación directa con Mc. Cf. AMPHOUX, CHRISTIAN B. «La finale longue de Marc: un épilogue des quatre
évangiles» en FOCANT, C. (ed.) The Synoptic Gospels. Leuven: University Press 1993; pp. 548-555.
267
Los vv. 12-13 suponen el episodio de los discípulos de Emaús.
268
Este rasgo es tan fuerte que un manuscrito uncial de los siglos IV-V (el W = códice Freer, de la Smithsonian Insti-
tution, Washington, Freer Gallery of Art) trae un logion (Freer Logion) en defensa de los apóstoles. Éste se en-
cuentra intercalado entre los vv. 14 y 15. Este logion lo conoció ya san Jerónimo y podría ser de los siglos II-III.
El texto del Logion: «Y estos [los discípulos] alegaron en su defensa: este siglo de iniquidad y de incredulidad es-
tá bajo el dominio de Satán, que no deja que lo que está bajo el yugo de los espíritus impuros reciba la verdad y el
poder de Dios: manifiesta, pues, ya desde ahora tu justicia. Esto es lo que decían a Cristo y Cristo les respondió:
El término de los años del poder de Satán se ha cumplido, pero otras cosas terribles se acercan. Y yo he sido en-
tregado a la muerte por los que pecaron, para que se conviertan a la verdad y no pequen más, a fin de que hereden
la gloria espiritual e incorruptible de la justicia que está en el cielo».
269
El final del libro de Jonás, 4,10-11, es igualmente abrupto, y puede ser puesto en relación con el final de Marcos.
También a Jonás se agregó un final más «apropiado», como parece indicar FLAVIO JOSEFO Antigüedades judías
9,214.
A modo de conclusión puede afirmarse que el actual final canónico no pertenecía original-
mente al evangelio de Mc, sino que fue agregado a este después de haber tenido una existencia
independiente como resumen esquemático de las actividades del resucitado. Este resumen conoce
los cuatro evangelios y está redactado hacia el año 150. Su origen debe situarse, por tanto, en la
primera mitad del s. IIº, quizá en las regiones de las Galias y/o Italia. Hacia el s. IVº se impone
como final canónico de Mc.
c. Una síntesis de la problemática: Josef Schmid El evangelio según San Marcos, pp. 449-
451: «Basándose en todos estos argumentos no es posible, pues, dudar de que el final largo, ca-
nónico, de Marcos no era un componente originario del Evangelio de Marcos, con lo que la críti-
ca histórica queda ante un verdadero dilema en la cuestión de si Marcos puso fin a su evangelio
con 16,8 ó había originariamente algo más a continuación, que luego se ha perdido. Las dos hipó-
tesis tienen sobre sí el peso de grandes dificultades.
Si 16,8 no era el final originario del Evangelio, hay que preguntarse qué es lo que seguía a
continuación y cómo pudo perderse esta parte final. Basándose en 14,28 y 16,7 hay que suponer
que este trozo final contendría un relato sobre las apariciones del Resucitado prometidas en estos
dos pasajes. No es probable, en manera alguna, que se hubiera suprimido más tarde este trozo
intencionadamente. Si el motivo para esta supresión hubiera sido el que las apariciones galileas
del Resucitado narradas en el final desaparecido estuvieran en contradicción con Lc 24 que sólo
habla de apariciones en Jerusalén o sus alrededores, entonces habría tenido que ser suprimido
también por el mismo motivo el final de Mateo (y Juan 21). Tampoco es imaginable que tal su-
presión hubiera podido llevarse a cabo en toda la antigua Iglesia, una vez que Marcos, como es
sabido, había encontrado ya en el siglo I una gran difusión. Y como ya Mateo y Lucas dejan re-
conocer que el Evangelio de Marcos por ellos utilizado terminaba en 16,8, tendría que haberse
llevado a cabo esa supresión del final antes de la composición del Evangelio de ambos.
Si la pérdida hubiera sido de tipo mecánico, esto es, que se hubiera perdido la última hoja
del manuscrito, lo cual podría ser en último término la solución más satisfactoria, resultaría inútil
la cuestión de su motivación, pero se mantendría también el problema de por qué no fue comple-
tada la parte que faltaba. La pérdida habría tenido que ocurrir además en el original mismo, ya
que sólo así podría explicarse el que no hubiera quedado la menor huella de la parte perdida.
2. Estructura de Mc
2.1. Ubicación del problema
Partiendo del texto de Papías, la exégesis tradicional afirmó que Mc carecía de estructura,
y que se trataba de una simple recopilación desordenada de la predicación de Pedro. En cuanto
recopilación de una predicación, los escasos criterios de ordenamiento que podrían existir serían
fundamentalmente arbitrarios (temáticos, recuerdos ligados, palabras corchetes, etc.).
Algunos indicios textuales parecen confirmar esta hipótesis de una aparente ausencia de
estructura en el evangelio de Mc:
- el episodio de los parientes que van en búsqueda de Jesús comienza en 3,20-21 y continúa en
31-35, siendo interrumpido por la controversia de 3,22-30;
- el envío misionero de los discípulos en 6,7-13 es seguido por noticias sobre Herodes y la muerte
de Juan Bautista (6,14-29), después de las cuales se alude al retorno de los discípulos en 6,30;
- el llamado de los discípulos en 3,13 parece desconocer los llamados de 1,16-20 y 2,14;
- las travesías del lago son imposibles de reconstruir en su secuencia; a veces Jesús cruza dos
veces en el mismo sentido.
Sin negar la objetividad de los hechos señalados, la exégesis actual no ve en ellos indicios
de una ausencia de estructura, sino características peculiares del modo de narrar de Mc. Por lo
mismo, la exégesis crítica se ha planteado el problema de buscar la estructura de Mc. Ésta ha sido
una inquietud permanente, trabajada por diversos caminos.
El estudio de la estructura parte de una primera percepción: la geografía juega un rol im-
portante en el modo de estructurar el conjunto de la obra. Hay bloques bastante claros:
1. Introducción: 1,1-13
2. Ministerio en Galilea: 1,14 hasta 6,6a, con claridad.
3. Ministerio fuera de Galilea, en un ir y venir: 7-9 ¿?
4. Viaje a Jerusalén: 10 ¿?
5. Ministerio en Jerusalén: 11-13
6. Pasión y resurrección, en Jerusalén: 14-16
Otro elemento estructuralmente interesante es la relación de Jesús con sus oyentes, que
tiene dos grandes etapas. Una primera marcada por el éxito, las muchedumbres que siguen em-
belesadas a Jesús. Es el tiempo de Galilea, del optimismo y la predicación amplia. En esta sec-
ción sólo hay esporádicos casos de oposición. La segunda sección, en cambio, está marcada por
el clima de rechazo y de cruz. El relato está jalonado por las predicciones de la pasión. La muche-
dumbre acogedora desaparece y Jesús se va concentrando, a veces da la impresión que casi des-
ganado, en una predicación a los discípulos en particular. Pero los discípulos tampoco compren-
Sobre la base de estos dos elementos se ha ido articulando una propuesta de estructura
ampliamente compartida, aunque cada autor la ajuste y matice de un modo particular. Personal-
mente me gusta entenderla como una estructura «cristofánica»: que muestra el modo cómo Jesús
se revela y a la vez los grandes momentos del discipulado.
En la lectura del evangelio usaremos una estructura de este tipo, con la cual me compro-
meto personalmente, pero sin la menor pretensión de originalidad. Se trata de un tipo de estructu-
ra muy usado en la actualidad. Esta estructura es propuesta como una hipótesis de trabajo, que
iremos corroborando a lo largo de la lectura del evangelio, para ver si «funciona» apropiadamen-
te. La sugiero a continuación en una presentación general.
El eje del evangelio: 8,27-30: es una bisagra cristológica que divide el evangelio en dos
grandes secciones:
— Antes de este texto los actores visibles del evangelio, las personas en contacto con Jesús, ex-
presan permanentemente la pregunta ¿Quién es Jesús?, entroncándose con la admiración des-
concertada e inquietud que produce el actuar de Jesús. La tensión acumulada encuentra su des-
enlace en la pregunta planteada por Jesús: ¿Quién dicen los hombres que soy yo?, a la cual
Pedro responde Tú eres el Cristo. En este período, los actores transcendentes (el Padre y los
demonios) saben quién es realmente Jesús. El Padre (1,11) lo expresa en una comunicación ín-
tima con Jesús solo. Los demonios intentan develar este secreto pero son acallados.
— Después de la respuesta de Pedro la pregunta por la identidad de Jesús queda resuelta y desa-
parece. Surge entonces un nuevo estribillo: los anuncios de la Pasión. Como si el texto dijese:
«Sí, ya sabemos que éste es el Mesías, pero ¿de qué tipo de Mesías se trata?». La temática no
está centrada en el mesianismo de Jesús, sino en su carácter doliente, de servidor sufriente, de
servidor de Yahveh. Es un mensaje repetido a cada paso; en los tres anuncios de la Pasión y
en muchos otros textos. En este segundo momento, la admiración por las obras de Jesús se
transforma en incomprensión temerosa, asustada, desconcertada. Pese al silencio que Jesús si-
gue imponiendo respecto de su verdadera condición, su carácter mesiánico y su filiación divi-
na comienzan a ser reconocidas públicamente, al menos en sus primeros destellos.
Este texto-eje se encuentra estrechamente vinculado, tanto desde un punto de vista litera-
rio como temático, con otros textos:
— El Bautismo (1,9-11): hay una teofanía similar a la de la transfiguración, aunque allí la voz de
lo alto está dirigida sólo a Jesús; que inicia su ministerio desde una particular experiencia de
filiación divina.
— La palabra del Centurión (15,39) , que habiendo contemplado la pasión de Jesús reconoce su
verdadera identidad. La que de algún modo ya ha sido pre-anunciada en el relato de la Euca-
ristía, y en la Oración del huerto, donde asume voluntariamente la cruz.
Es posible reconocer una serie de frases-resumen sobre la identidad de Jesús, que consti-
tuyen un esquema básico de desarrollo teológico en la estructura de Mc, que articula el texto:
1,1: presentación general de la obra: intencionalidad del escrito que estamos comenzando a abor-
dar: Inicio del evangelio de Jesucristo Hijo de Dios.
1,11: inicio de la actividad mesiánica de Jesús, momento en el cual está clara la identidad mesiá-
nica tanto para Jesús como para el Padre: Tú eres mi Hijo amado, en ti me complazco.
9,7: los discípulos han llegado a adentrarse en la intimidad de Jesús, a vislumbrar el misterio del
Cristo. Por esto son invitados a escucharlo: Éste es mi Hijo Amado, escúchenle.
15,39: todo está claro, y ante la cruz de Cristo un extranjero proclama al mesías sufriente y triun-
fante: Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios. Aquí culmina el proceso cristofánico:
en la manifestación—reconocimiento público de su verdadera identidad de mesías sufriente.
- La primera, suscitando la pregunta admirada por Jesús, que lleva a recorrer los grandes precur-
sores del AT (Juan Bautista y Elías) y darlos por superados. Esta pregunta encuentra solución
en la respuesta de Pedro, respuesta verdadera, pero con mucho de ilusión e incomprensión. Es
una respuesta que continúa situando a Jesús al nivel de Moisés y de Elías (cf. Trans-
figuración).
Resumidamente, Mc dice: primero, aceptemos que en Jesús hay un problema, éste lo re-
solvemos bajo la categoría de mesías. Pero no basta. En un segundo momento es necesario llegar
a descubrir la verdadera identidad de Jesús como el Hijo que se entrega por amor para redimirnos
en la cruz. Como el mesías servidor sufriente.
1,14 — 8,26: primera parte: pregunta por la identidad de Jesús: ¿Quién es éste?
8,31 — 16,20: segunda parte: pregunta por el tipo de mesianismo de Jesús: ¿Cómo es éste?
Primera parte 1,14 — 8,26: para estructurarla necesitamos encontrar algunos elementos
literarios que nos permitan distinguir secciones. Parece sugerente la propuesta ordenarla en torno
a tres sumarios, que tienen una estructura semejante. Cada uno de ellos está precedido de una
actitud de incredulidad de los discípulos, o de rechazo a Jesús, y seguido de una invitación a en-
trar más íntimamente en la obra de Jesús. En concreto:
1,14a: prisión de Juan Bautista, que proclama la cercanía del Reino de Dios
1,14b-15: Jesús anuncia el kérygma: sumario kerygmático.
1,16-20: vocación de los primeros discípulos; invitación a seguirlo.
6,1-6a: visita a Nazaret e incredulidad de los suyos: ¿De dónde le viene esto?
6,6b: sumario de la actividad didáctica de Jesús.
6,7-13: envío de los Doce a predicar con poder.
Cada uno de estos sumarios parece ser la puerta de entrada a una sección en la cual se
presenta a Jesús acentuando de modo especial algunos de sus rasgos. Es decir, secciones que tie-
nen una temática básica, y que se organizan con un esquema de tipo inclusivo: inician y terminan
con episodios de algún modo semejantes.
Segunda sección: en Jesús el reino de Dios se acerca parabólicamente, hay que tener ojos para
verlo: unos entienden, otros permanecen ciegos. Desafío del sentido de las acciones de Jesús.
Tercera sección: sección de los panes: el lento y difícil reconocimiento del mesianismo de Jesús.
La muerte del Bautista pone ante los ojos la inminencia de la cruz; lo que hace indispensable
que los discípulos entiendan quién es Jesús. Los signos mesiánicos son cada vez más claros y
la ceguera de los discípulos más escandalosa.
Primera sección: 8,31 — 10,52. En la primera parte del evangelio la pasión de Jesús apa-
rece sugerida por las incomprensiones y ataques que recibe, en esta sección, ella es explícita-
mente anunciada por el Señor. Y la enseñanza de Jesús, en vez de estar prioritariamente dirigida a
las muchedumbres, se concentra en los discípulos; en aquellos que han sabido seguirlo y reco-
nocerlo como Mesías, a fin de que aprendan a reconocerlo como Mesías en cruz. Algunos han
señalado que esta sección es una suerte de «regla de vida» para la comunidad cristiana.
Aquí también encontramos tres sumarios con una estructura semejante: a continuación de
un anuncio de la Pasión hay una patente actitud de incomprensión de los discípulos y una ense-
ñanza de Jesús al respecto bastante explícita. En concreto:
Cada uno de estos sumarios da paso a una sección con algún nivel de unidad interna. En
una muy breve presentación:
9,1-30: serie de perícopas trabadas cronológicamente; todo está ligado a la confesión de Pedro,
con una fuerte secuencia interna de los sucesos.
9,38 — 10,31: textos ligados por un clima de estar en movimiento, un ir caminando con Jesús,
que va hacia Jerusalén.
10,46-52: sólo la curación del ciego Bartimeo, al salir de Jericó, quien una vez sanado sigue a Je-
sús por el camino. Estamos a las puertas de Jerusalén. (cf. rol del ciego de Betsaida, que cierra
la primera parte 8,22-26).
11,1-19: primer encuentro de Jesús con Jerusalén; cargado de ambigüedades que ponen de mani-
fiesto la compleja relación del mesías con Israel. Temas de la higuera estéril y de la expulsión
de los mercaderes del Templo. Se articula en dos días de visita al Templo.
11,20 — 13,2: actividad de Jesús en Jerusalén el tercer día, que pone de manifiesto el conflicto
con Israel. Jesús se confronta con los diversos grupos de Israel, y aborda con cada uno de ellos
las más características cuestiones disputadas.
13,3-37: en el Monte de los Olivos, discurso escatológico: con unidad interna y probable autono-
mía. Este texto es la respuesta, en lenguaje apocalíptico, a la ceguera de Israel denunciada en
la sección inmediatamente anterior.
Tercera sección: 14,1 — 16,20. Relato de la pasión, que sigue la secuencia de los hechos
y de los lugares en que ellos se desarrollan. No cabe un análisis más detallado de su estructura.
Introducción: 1,1-13
1,1: Título, que condensa la intención del autor, e indica su propósito global.
1,2-13: Prólogo: predicación del Bautista, bautismo y tentaciones de Jesús.
PRIMERA PARTE: 1,14 — 8,26: se ordena en torno a tres sumarios con una estructura semejante. Cada
uno de ellos está precedido de una actitud de incredulidad, o de rechazo a Jesús, y segui-
do de una invitación a entrar más íntimamente en la obra de Jesús. En concreto:
1,14a: prisión de Juan Bautista, que proclama la cercanía del Reino de Dios
1,14b-15: Jesús anuncia el kérygma: sumario kerygmático.
1,16-20: vocación de los primeros discípulos; invitación a seguirlo.
3,6: confabulación de fariseos y herodianos para dar muerte a Jesús, porque ha sanado muchos
3,7-12: sumario de la actividad taumatúrgica de Jesús.
3,13-19: institución de los Doce, para estar con Él y para enviarlos a predicar con poder.
6,1-6a: visita de Jesús a Nazaret e incredulidad de los suyos: ¿De dónde le viene esto?
6,6b: sumario de la actividad didáctica de Jesús.
6,7-13: envío de los Doce a predicar con poder.
Primera sección: 8,31 — 10,52. La pasión de Jesús es explícitamente anunciada por el Señor. Se articula
en torno a tres sumarios que tienen una estructura semejante: a continuación de un anun-
cio de la Pasión hay una patente actitud de incomprensión de los discípulos y una ense-
ñanza de Jesús al respecto bastante explícita.
Después: la relación entre las perícopas es menos evidente. Lo que liga los textos
es un cierto clima de estar en movimiento, un ir caminando con Jesús.
Después: sólo el texto de la curación del ciego Bartimeo, al salir de Jericó, quien
una vez sanado sigue a Jesús por el camino. Estamos a las puertas de Jerusalén.
11,1-19: primer encuentro de Jesús con Jerusalén. Se articula en dos días: ver y tomar posición.
11,20 — 13,2: actividad del tercer día. Queda de manifiesto el conflicto con Israel. Jesús se con-
fronta con los diversos grupos de Israel, y aborda con cada uno de ellos las cues-
tiones disputadas.
13,3-37: en el monte de los Olivos, discurso escatológico: unidad interna y probable autonomía.
Tercera sección: 14,1 — 16,20. Relato de la pasión, que sigue la secuencia de los hechos y lugares en
que ellos se desarrollan. No cabe un análisis de estructura, sólo indicar la secuencia.
1,1. Título de la obra. Mc inicia su obra con la difícil frase ¡Arxhì tou= eu)aggeli¿ou ¡Ih-
sou= Xristou= ui(ou= Jeou= (Arjé tou euangelíou Iesou Jristou hýiou theoú = Comienzo del
evangelio de Jesús Cristo hijo de Dios).270 Este versículo juega el papel de título de todo el relato
y condensa nuclearmente el tema y la intención del autor, cualificando toda la narración. Al pare-
cer hay dos grandes caminos para abordar el sentido de este versículo:
• ¡Arxhì (arjé = inicio) se refiere sólo a la introducción del evangelio. Es decir, a la predi-
cación de Juan Bautista, el bautismo y las tentaciones (vv. 2-13). Juan es un prototipo de Jesús y
su acción va preparando, insinuando, preludiando la de Jesús. La actividad de Juan termina en
1,14a, antes de iniciarse la de Jesús. De este modo, refiriendo ¡Arxhì (arjé = inicio) solo a la
predicación de Juan tendríamos en estos textos el primer anuncio del evangelio de Jesús, un anti-
cipo del evangelio. En esta interpretación eu)aggeli¿ou (euangelíou = del evangelio) debe enten-
derse en el sentido activo y dinámico de la predicación. En una paráfrasis más o menos libre, se
trataría de indicar los primeros pasos, que llegan hasta 1,13, de la predicación de ese evangelio
que, posteriormente, Jesús va a proclamar.
• ¡Arxhì tou= eu)aggeli¿ou ¡Ihsou= Xristou= ui(ou= Jeou= (Arjé tou euangelíou Iesou Jris-
tou hýiou theoú = Comienzo del evangelio de Jesús Cristo hijo de Dios) sería el título o inicio de
la obra completa. Mc estaría titulando así su obra para decirnos que quiere presentarnos la buena
noticia de Jesucristo como Hijo de Dios. En esta interpretación ¡Ihsou= Xristou= (Iesoú Jristoú
= Jesús Cristo) es entendido como genitivo objetivo: Jesucristo, el Hijo de Dios, su persona y su
obra, son el contenido del evangelio. Parafraseando, Mc quiere decirnos que está comenzando
una narración en la cual nos va a mostrar la buena noticia de que Jesucristo es el Hijo de Dios. Y
en este sentido, la obra alcanza su desenlace narrativo en la confesión del Centurión al pie de la
cruz: «a¦lhJw=j ouâtoj o( aÓnJrwpoj ui(o£j Jeou= hÅn» (alethós hoútos ho ánthopos hyós theoú
én = verdaderamente este hombre era hijo de Dios) (15,39). Esta alternativa parece preferible.
1,2-13: Prólogo. Está constituido por tres elementos básicos, que sirven de preámbulo a la
globalidad del ministerio de Jesús: la predicación del Bautista, el bautismo de Jesús y el relato de
las tentaciones. Estos tres elementos se mantienen vinculados también en Mt y Lc, aunque con
importantes modificaciones y ampliaciones provenientes de versiones Q de los mismos episodios.
270
Las dos palabras finales, «hijo de Dios» son omitidas por la lectura original del Sinaítico ( )*), lo que plantea un
problema serio de crítica textual. Sin embargo, su presencia en los códices Alejandrino (A), Vaticano (B), Beza
(D) y varios más, incluidas varias traducciones antiguas (ítala, siria, copta…) hace posible conservarlo como au-
téntico. Y de modo especial, su coherencia con el conjunto del evangelio.
1,2-8: la predicación del Bautista. En este texto es posible distinguir dos secciones:
- 1,4-8: el ministerio del Bautista: que bautiza y vive ascéticamente (vv. 4-6) y que anuncia pro-
féticamente al que es más poderoso que él (vv. 7-8).
vv. 4-6: el texto es paralelo a Mateo 3,1-10 y Lucas 3,1-14. Las otras dos versiones sinópti-
cas amplían mucho el texto, incluyendo una descripción del contenido de la predicación
de Juan, que es un texto Q. Una característica lucana es suprimir la referencia a la vida as-
cética y el modo de vestir de Juan, para concentrarse en el tema de la predicación.
1,9-11: el bautismo de Jesús. Es bautizado por Juan, que lo ha anunciado como más pode-
roso que él. Y este anuncio se concretiza en los «cielos rasgados», en el Espíritu Santo que des-
ciende sobre Jesús (ungiéndolo como mesías), y en la voz celestial, dirigida exclusivamente a
Jesús, que lo reconoce como hijo amado en quien Dios encuentra su complacencia. Es decir, des-
de los inicios lo valida en su condición de Hijo de Dios. El bautismo de Juan es un «bautismo de
penitencia», no de iniciación en un grupo religioso (como el bautismo cristiano). Es Jesús es un
momento de inicio de su misión, y de explícita validación de la misma por parte del Padre.
El texto de Lucas 3,21-22 sigue mucho más cercanamente a Mc, salvo en el curioso hecho
de sacar a Juan Bautista de la escena; para él ya se encontraba en prisión. «Y sucedió que al bau-
tizarse todo el pueblo, y habiendo sido bautizado Jesús…».
En los tres textos la forma de narrar el modo cómo el Espíritu desciende sobre Jesús es di-
ferente. Se pasa del sencillo «como una paloma» de Mc, al «en forma física de paloma» de Lc.
Tal vez sea interesante verlo como una referencia a la suavidad del modo de descender del Espíri-
to sobre Jesús, en contraposición a Pentecostés, en que baja como fuego.271
271
«Hay algo muy curioso en este detalle, y es que la comparación del Espíritu con una paloma era algo completa-
mente desconocido para el judaísmo antiguo. Por eso, para explicarla, se han aducido los más extraños paralelos
histórico-religiosos. Todas estas teorías presuponen que el Espíritu estaría representado como paloma. Pero, de
hecho, en la expresión w(j peristera£n [como paloma] (Mc 1,10), se trata originalmente de una comparación
sencillísima, como la que existe también vg. en Lc 22,44: “y sucedió que su sudor se hizo como gotas espesas de
sangre que caían en tierra». Sin embargo, esto no quiere decir que el sudor de Cristo se trasformara en sangre,
sino que fue un sudor que brotó tan intensamente, que iba cayendo a tierra como caen las gotas de sangre. Asi-
mismo, «como paloma» no significa originalmente que el Espíritu se trasformara en paloma o se manifestase en
forma de paloma, sino que descendió con suave murmullo «como una paloma». Una. identificación entre el Espí-
ritu y la paloma se produjo sólo en una etapa secundaria (donde más claramente aparece es en Lc 3, 22 “en forma
física”), y se produce a consecuencia de una idea más material del «pneuma», que puede observarse también en
otras partes en el ambiente helenístico. Finalmente, tendremos también una elaboración, cuando el cuarto evange-
lio (1, 32) y el evangelio de los Nazareos acentúen la significación única del acontecimiento, subrayando (sobre
la base de Is 11, 2) que el Espíritu «permaneció» en Jesús “permanecía sobre él”, requievit).» JOACHIM JEREMÍAS
Teología del Nuevo Testamento. Salamanca: Sígueme 1974, pp. 69-70.
1,12-13: Jesús en el desierto y tentaciones. En este caso tenemos un episodio para el cual
existe una doble versión. El texto de Mc, que encontramos aquí, y la versión Q, que se encuentra
entremezclada con el texto de Mc en Mateo 4,1-11 y Lucas 4,1-13. La descripción de las tres ten-
taciones pertenece a la fuente Q, por lo mismo está ausente en Mc. El tema de que Jesús ayuna
durante la estadía en el desierto, también es un tema propio de Q.
- kai£ eu¦Ju£j (kai euthús = y enseguida / al instante / y entonces). Expresión coloquial usada por
Mc para introducir un relato, de modo atemporal.
- to£ pneu=ma au)to£n e¦kba¯llei (to pnéuma autón ekbállei = el Espíritu le lanza / …le expulsa /
…le lleva al desierto). Presente histórico. No tiene connotación de fuerza. Es acción del Es-
píritu que acaba de recibir en el Bautismo. La tentación, el ser sometido a prueba, es obra del
Espíritu, no el resultado de su eventual fragilidad personal (cf. Hebreos 4,15: probado en to-
do…).
- ei¦j th£n hÓremon (eis ten éremon = hacia el desierto). El desierto es el espacio de la lucha con
Satán, porque es el espacio de la intimidad con Dios. Está 40 días en el desierto, tal como
Moisés y Elías en el Sinaí/Horeb; como los 40 años del pueblo en el desierto. Jesús antes de
iniciar su misión, en la intimidad con el Padre rehace el camino de Israel. En la tradición bí-
blica el desierto es el tiempo del noviazgo de Dios con Israel, los años que se recuerdan con
nostalgia (cf. Jeremías 2,2-3; Oseas 2,16-17; etc). Pero al mismo tiempo son los años en los
- peirazo¯menoj u¥po£ tou½ Satana= (peirazómenos hypó tou sataná = fue tentado por Sata-
nás). La tentación es ser sometido a prueba, ser puesto en tensión para medir el temple de ca-
da uno; incluso a veces con maldad, buscando el lado más débil, aunque no siempre incluya
este rasgo de maldad. Satanás es simple transcripción del hebreo }æ+æ>h a (ha-satan = el adver-
sario, el perseguidor, el acusador) (cf. Job 1,6.9.12; 2,3.4.6.7; 1 Crónicas 21,1; Zacarías
3,1.2). «El verdadero motivo, por el que el Espíritu encamina a Jesús hacia el desierto es la
tentación de Satán. Jesús, como Mesías y portador del reino de Dios, debe ser también el
vencedor del poder de Satán, “el príncipe de este mundo” y una lucha con Satán tiene que
constituir, por ello, el comienzo de su actividad mesiánica. Satán es el que comienza, preten-
diendo — según el relato de Mateo y Lucas — inducir a Jesús al abandono de la misión me-
siánica, encomendada por Dios, aun antes de haberla comenzado. Pero en el mismo hecho de
darse a la lucha con Satán impulsado por el Espíritu, descansa la seguridad de su victoria». 273
- kai£ hÂn meta£ tw=n Jhri¿wn, kai£ oi( aãggeloi dihko¿noun au(tw=? (kai hen metá ton theríon,
kai hoy ángeloi diekónoun autó = y estaba con las bestias salvajes y los ángeles lo servían).
Superada la tentación se recupera un estado de paz paradisíaco. Las mismas bestias salvajes
se hacen pacíficas, como anunciaron los profetas (cf. Isaías 11,6-9). Jesús está en paz con los
animales, al modo de un Nuevo Adán, en un paraíso recuperado (cf. Génesis 2,19-20).274 Los
ángeles prestan una «diakonía» a Jesús; un servicio práctico, habitualmente relacionado a la
alimentación. Una vieja leyenda judía ponía ángeles en el paraíso, sirviendo a Adán y Eva.
En la segunda de las tentaciones Q, aparece un ángel cuidando los caminos de Jesús.
272
Los «padres del desierto» vivirán muy intensamente esta dimensión de lucha contra el demonio en el desierto. De
modo especial la Vita Antonii presenta todo el itinerario espiritual de Antonio (+ 356) como un adentrarse cada
vez más profundamente en el desierto, a fin de luchar con demonios cada vez más violentos (ATANASIO DE ALE-
JANDRÍA Vida de San Antonio, variadas ediciones). Esta obra será un elemento esencial para la difusión de la vida
monástica, tanto en oriente como en occidente.
273
SCHMIDT, JOSEPH El evangelio según san Marcos. Barcelona: Herder 1967, p. 42.
274
Este tema de la paz con los animales como el resultado de un estado de paz interior ha pasado a ser clásico en la
espiritualidad cristiana. Cf. ATANASIO DE ALEJANDRÍA Vida de San Antonio 14; SULPICIO SEVERO Diálogos I, 13.
Francisco de Asís, vivió la misma experiencia, tal como lo relatan las biografías antiguas y varios episodios de las
Florecillas: calma al lobo feroz (21), tiene una especial relación con las aves (22), predica a los peces (40), etc.
Respecto al sentido final del texto: «Esta lectura tendría importantes corolarios para los
lectores de Marcos, porque quizá ellos mirarían la lucha de Jesús como un prototipo de sus pro-
pias luchas. Sean cuales fueren los poderes demoníacos que se les oponen los lectores de Marcos
deberían saber que también ellos, al igual que lo fue antes Jesús, han sido conducidos por el Espí-
ritu al campo de batalla y han sido armados con su poder, de manera que no deben tener miedo.
Más aún, la vinculación narrativa entre el bautismo de Jesús (1,9-11) y la lucha contra Satán con
la fuerza del Espíritu (1,12-13) puede recordarles su propio bautismo, en el que han sido equipa-
dos por el Espíritu para luchar contra los poderes demoníacos. Un eco de la teología bautismal
resulta aquí especialmente apropiado, ya que, en el primitivo cristianismo, las personas recién
bautizadas se asociaban a menudo con Adán y, como hemos visto, nuestro pasaje se encuentra
muy marcado por la tipología adámica».275
Esta primera parte se ordena en torno a tres sumarios con una estructura semejante.276 Ca-
da uno de ellos está precedido de una actitud de incredulidad de los discípulos, o de rechazo a
Jesús, y seguido de una invitación a entrar más íntimamente en la obra de Jesús.
Estos tres sumarios constituyen una suerte de estribillo que va marcando el tono de la
primera parte de Mc. A la vez delimitan tres secciones mayores, que tienen una temática básica, y
que se organizan con un esquema de tipo inclusivo, es decir comienzan y terminan con episodios
de alguna manera semejantes.
275
MARCUS, JOEL El evangelio según Marcos (Mc 1-8). Salamanca: Sígueme 2010. pp. 183-184.
276
«Sumario» : en exégesis se denomina así a noticias generales de la actividad de Jesús, en las cuales se sintetiza y
ofrece una mirada global de las acciones del Señor. En estos ejemplos, su actividad como anunciador del evange-
lio, como sanador y como educador en la fe de los discípulos.
Primera sección: Jesús enseña y actúa con autoridad, haciendo presente la nove-
dad del reino. Su acción produce a la vez admiración y contradicción. Centrada en un
debate con los fariseos y maestros de la Ley.
3,6: fariseos y herodianos deciden dar muerte a Jesús, porque ha sanado a muchos
3,7-12: sumario de la actividad taumatúrgica / sanación de Jesús.
3,13-19: institución de los Doce, para estar con Él y enviarlos a predicar con poder.
6,1-6a: visita de Jesús a Nazaret e incredulidad de los suyos: ¿De dónde le viene esto?
6,6b: sumario de la actividad didáctica / enseñanza de Jesús.
6,7-13: envío de los Doce a predicar con poder.
Tercera sección: sección de los panes. La muerte de Juan pone antes los ojos la
cercanía de la cruz. Por lo mismo es indispensable que los discípulos entiendan quién
es Jesús. Los signos mesiánicos son cada vez más claros y la ceguera de los discípu-
los más escandalosa. Centrada en los discípulos, para conseguir que entiendan…
El estribillo de inicio nos pone ante la prisión del Bautista, el anuncio del mensaje del
Reino, con el respectivo llamado a la conversión, y la elección de los discípulos como acompa-
ñantes, colaboradores y sobre todo testigos privilegiados de la acción de Jesús.277
Sección delimitada al inicio por 1,21-28 (Jesús enseña con e)cousi¿a / exousía = autori-
278
dad) y al final por 3,1-5 (Jesús sana al hombre con una mano paralizada); ambos textos pre-
sentan a Jesús actuando en Cafarnaúm, en una sinagoga durante un sábado.
Los textos de esta sección están centrados en la afirmación de la cercanía del reinado de
Dios que se manifiesta en Jesús, quien enseña con autoridad. La enseñanza de Jesús suscita a la
277
Cuando Jesús «ve» a la gente, su misma mirada conlleva un llamado, una invitación a una vida nueva; cf. 1,16-19;
2,14; 3,34; 6,34; 8,33; 9,25; 10,21.23.27; 12,34.
278
Exousía, puede ser descrita como la capacidad para realizar una acción, de manera que no haya nada que impida
el desarrollo de esa acción. Una capacidad que viene del mismo ser personal, no de los roles formales asignados.
Podemos reconocer dos secciones (1,21-39: el primer día en Cafarnaúm y 2,1 – 3,6: serie
de cinco controversias) unidas/separadas por texto intermedio de la curación de un leproso. Se
trata de un conjunto de textos altamente simbólico.
En la sinagoga
1,21-22: enseña con autoridad (e)cousi¿a / exousía), en un día sábado. Su enseñanza tiene
algo de fascinante, porque es muy diferente a la de los escribas. 282 Habla «con poder»: sin fun-
darse en argumentos de autoridad y con capacidad de transformar de verdad la vida de sus oyen-
tes. Al hacerlo, está cumpliendo la intencionalidad más profunda del sábado, que es para la vida
de las personas. Este es un rasgo fundamental de la enseñanza de Jesús, que reiteradamente pro-
duce admiración.
1,23-27: actúa con autoridad (e)cousi¿a / exousía), sanando a un endemoniado. Los exor-
cismos son la primera y más clara manifestación del poder del Reino que llega. La fuerza de la
palabra de Jesús expulsa al demonio, padre de la mentira, enceguecedor y asesino, ofreciendo la
vida nueva del Reino. El comentario de los circundantes es claro: «¿Qué es esto? ¡Una doctrina
nueva, expuesta con autoridad! Manda hasta a los espíritus inmundos y le obedecen»
279
El actuar conjunto de fariseos y herodianos, que conduce a Jesús a la muerte, sólo vuelve a aparecer por única vez
en 12,13. Esta sola referencia nos sitúa en el clima inmediatamente previo a la pasión de Jesús.
280
En este bloque de textos Pedro es llamado Simón: en 1,16 (dos veces).29.30.36. En 3,16 recibe el nombre de
Pedro, y posteriormente solo en 14,37 volverá a ser llamado Simón. Pedro es el primero de los llamados (1,16;
3,16-19); es el primero de los tres (5,37; 9,2; 14,33) o cuatro (14,33). También destaca Pedro por sus errores
(8,32-33; 9,5-6; 14,29-31.66-72).
281
Este «día en Cafarnaúm» presenta las primeras acciones de Jesús en el evangelio de Mc; son una suerte de presen-
tación sintética pero global de la imagen de Jesús. En Mt, esta función la cumple el «Sermón de la montaña»
(Mateo 5-7). Y en Lc la visita a la Sinagoga de Nazaret (Lucas 4,16-30) tiene la misma función. En el evangelio
de Jn el episodio de las Bodas de Caná tendrá la misma función (Juan 2,1-12). En los cuatro casos se trata de re-
latos que buscan darnos una apretada síntesis de la mirada global del evangelio, tal como la entiende cada uno de
los autores.
282
En Mc, con frecuencia los escribas aparecen vinculados a temas de autoridad: 1,22; 2,6.10; 3,15.22;
11,27.28.29.33,
En casa de Pedro
1,29-31: sana a la suegra de Pedro. Los textos cambian de escenario, y nos vamos a la
casa de Simón y Andrés; en alguna medida a la «casa de Jesús». La primera acción, apenas llega-
do, es la de sanar a la suegra, la que de inmediato se pone a servirles. La sana, sacándola de la
postración en la que se encontraba, capacitándola para hacerse servidora de los demás.283
1,32-34: junto a la puerta, sana a muchos y expulsa demonios. «Al atardecer» sana a en-
fermos y endemoniados.284 Ellos se habían agolpado en la puerta de la casa. Se trata, en alguna
medida de una misión ad extra del círculo apostólico, de un salir de la propia casa, al menos a la
puerta. La redacción es curiosa: le trajeron a todos … y sanó a muchos. Mt y Lc la corrigen, para
«darle más lógica»; pero cabe preguntarse por el sentido de la redacción propia de Mc.
1,35-38: a la madrugada siguiente, cuando todavía estaba muy oscuro, Jesús a escondidas
para ir a un lugar desierto a orar. ¿Es lícito imaginar aquí algún eco de la experiencia pascual de
muestre y resurrección? Los discípulos («Simón y sus compañeros) lo buscan inquietos, y Jesús
los invita a ir a predicar a otros lugares (¿eco del envío del resucitado a los discípulos?), puesto
que ei)j tou=to gaìr e)ch=lJon (eis toúto gar exélthon = pues para esto he salido). Aunque los
discípulos dicen a Jesús «todos te buscan», el no retorna a Cafarnaúm; es uno de los tantos episo-
dios de «ocultamiento» del Señor. Estas tres unidades situadas en la casa de Pedro nos ponen ante
una presentación de la acción del Señor en y con el grupo de sus discípulos.
1,39: sumario: recorre toda Galilea predicando en sus sinagogas y expulsando demonios.
Se trata de una conclusión global a todo el día en Cafarnaúm.
283
Esta mujer servidora de Jesús, puesta en el primer día del actuar mesiánico de Jesús puede ser vinculada a las
mujeres que aparecen al final del evangelio, como aquellas que han servido a Jesús (15,41). Hay una suerte de in-
clusión entre ellas.
284
«Al atardecer, a la puesta del sol»: la primera de las clásicas expresiones dobles de Mc: 1,35; 2,20; 4,35; 10,30;
13,24; 14,12.43; 15,42; 16,2.
2,1-12: curación de un paralítico, que es descolgado desde el techo. El perdón de los pe-
cados (lo más difícil) se manifiesta en la sanación de la parálisis (lo más fácil). Luego de la polé-
mica la gente reacciona: jamás vimos cosa parecida.
2,15-17: comida con los pecadores. Jesús no solo llama a Leví, sino que se acepta la invi-
tación a comer a su casa. Confraterniza con él; y justamente allí está el escándalo. Su conducta
desprestigia a los demás maestros de la Ley. Se sale de la «conducta profesional» de los maes-
tros, que deben llamar a conversión, pero sin acercarse en demasía a los pecadores. Por eso los
escribas y fariseos protestan ante los discípulos. Este apotegma concluye con la pregunta esen-
cial: ¿Quiénes son los que tienen más necesidad de médico? Jesús no es simple maestro que en-
seña (pero no es capaz de ayudar a hacer vida lo enseñado); no es juez que venga a juzgar, es
«médico» que sana y da vida nueva.
2,18-22: cuestión del ayuno. No es posible ayunar porque estamos en los días de fiesta; el
novio está con nosotros (evidente referencia a Jesús Mesías). Es el banquete de las bodas del
Reino. Pero ya llegará el tiempo de ayunar, «cuando les será arrebatado el novio» (referencia a la
pasión de Jesús, y al tiempo de la Iglesia). Está presente la novedad del Reino, que implica reor-
denar completamente nuestro modo de ver y de actuar. El apotegma concluye con la sentencia: el
vino nuevo necesita odres nuevos...
2,23-28: espigas arrancadas en sábado. Las controversias llegan a su cumbre en este epi-
sodio de transgresión del sábado «en beneficio propio» (de los discípulos). Este nuevo apotegma
concluye con una sentencia fuerte: «El sábado ha sido instituido para el hombre, y no el hombre
para el sábado». La expresión es tan chocante para oídos judíos, que está ausente en Mt y Lc. La
afirmación de que Jesús es Señor del Sábado suena a blasfemia, porque es un igualarse a Dios.
3,1-6: curación del hombre de la mano paralizada en una sinagoga, en sábado. ¿Es lícito
salvar una vida en sábado? Puede entenderse esta referencia no sólo en relación a la observancia
del descanso sabático, sino también en relación al momento escatológico visto como el sábado en
el cual Dios contempla el término de su obra creadora (cf. Génesis 2,1-3; Hebreos 3,7 – 4,11);
por lo mismo el momento salvífico por excelencia. Jesús quiere dar vida, mientras la sinagoga,
Mirando el conjunto de los textos, es posible reconocer una estructura quiástica en este
bloque de textos. El eje de esta estructura estaría en la novedad de Jesús, esposo de la Nueva
Alianza, que trae el vino nuevo y el vestido nuevo. Pero un esposo que será quitado a los suyos
(2,20), como el Siervo de Yahveh (Isaías 53,8). La posible estructura quiástica sería la siguiente:
A 2,1-9: curación del paralítico por parte de Jesús silencio de los adversarios (referencia al co-
razón de ellos).
B 2,10-12: declaración de Jesús sobre el Hijo del Hombre: tiene poder de perdonar peca-
dos.
C 2,13-17: acción de Jesús: llama a Leví y va a comer a su casa reacción de los
escribas de los fariseos ante los discípulos, acusando a Jesús.
D 2,18-22: logion de Jesús sobre el esposo y la novedad del Reino: paño
nuevo y vino nuevo. Pero el esposo «les será quitado».
C’ 2,23-26: acción de los discípulos: comen de las espigas arrancadas en un día sá-
bado reacción de los fariseos ante Jesús, acusando a los discípulos.
B’ 2,27-28: declaración de Jesús sobre el Hijo del Hombre: es Señor del Sábado.
A’ 3,1-6: curación del hombre de la mano paralizada, por Jesús en un sábado silencio de los
adversarios (referencia a la dureza de corazón de ellos).
El estribillo de inicio nos deja en mente que fariseos y herodianos ya han tomado la deci-
sión de matar a Jesús; toda la acción de Jesús hasta el momento se recoge en el sumario tauma-
túrgico; y a la luz de todo lo vivido, los discípulos son constituidos como «Los Doce»; como los
Sección delimitada por 3,20-35 (los familiares de Jesús van a hacerse cargo de Él, porque
estiman está fuera de sí) y 6,1-6a (visita a Nazaret y rechazo de parte de sus coterráneos) que son
pasajes referentes al conflicto que opone a Jesús con su familia, con los suyos, al final, con Israel.
La gran temática de esta sección es que el reino de Dios se acerca en forma de parábola,
no manifiestamente – lo que produce desconcierto –, e inicia desde ya la lucha contra las fuerzas
del mal. El desconcierto frente a la realidad parabólica del Reino va preparando el sumario didác-
tico. Jesús mesías viene a los suyos, pero estos no reconocen su verdadera identidad; su actuar los
desconcierta. Los de su propio pueblo lo desconocen y rechazan (6,1-6a). En esta sección las re-
laciones de Jesús con el pueblo como tal tienen un rol central; son sus interlocutores.
► 3,20-35: conflicto con los suyos y sandwich de acusación de parte de los escribas: con-
junto de textos que nos muestra a Jesús incomprendido desde diversos puntos de vista. El glorio-
so ministerio planteado en la sección anterior no está siendo comprendido a cabalidad. Este blo-
que de relatos de incomprensión nos prepara para escuchar el discurso de las parábolas.
3,20-21: incomprensión de los suyos. Los parientes más cercanos a Jesús (su madre y sus
hermanos) están desconcertados con su actuar, al punto de imaginar que «Está fuera de sí». Y por
lo mismo deciden actuar para «poner en orden» a Jesús. El evangelista nos advierte que si hasta
ellos se desconcertaron, por qué asustarse tanto si quienes han conocido a Jesús de más lejos
también sufren desconcierto.285
3,22-30: acusación de los maestros de la Ley: está endemoniado, por eso actúa de esta
manera. Los mejores representantes de la tradición israelita no entienden el sentido del actuar de
Jesús. Incluso se permiten dar explicaciones ofensivas, y absolutamente contrarias a lo que de
verdad está sucediendo. Es la fuerza del Reino la que está desplegándose ante ellos, y están cie-
gos; aún más que ciegos, porque tergiversan lo que ven. El Señor les hablaba «en parábolas», que
no lograban entender (3,22). Este es el «pecado contra el Espíritu» que es imposible perdonar,
porque es negarse a reconocer la acción de Dios; rechazarlo, aunque los signos de su presencia
sean claros.
3,31-35: los verdaderos familiares de Jesús; los suyos, que llegan a buscarlo porque no
entienden su actuar, son contrapuestos a los verdaderos familiares de Jesús, que son quienes
cumplen la voluntad de Dios. La nueva comunidad de los creyentes no está fundada sobre la car-
ne y la sangre, sino que es una comunidad unida por los lazos del Espíritu. Nuevamente estamos
ante ecos eclesiales de una Iglesia que se redefine a sí misma en su relación con Israel. Los cre-
yentes a los cuales Marcos se dirige son la «verdadera familia» de Jesús.
285
En Mc no está presente el tema de la incomprensión o desconcierto del Bautista, que envía a sus discípulos a
preguntarle quién es él, realmente. Este es un tema Q (Mateo 11,2-15 // Lucas 7,18-30).
Se trata de cinco parábolas, que constituyen un auténtico discurso junto al lago de Gene-
saret. En ellas se muestra en toda su perfección la agudeza de la enseñanza del Señor.
4,3-9: parábola del sembrador (1). Es la principal de las parábolas de este capítulo, y de
algún modo sirve de orientación para la interpretación del conjunto. La parábola está centrada en
la figura del sembrador, y en el contrate entre el aparente fracaso de la siembra y la certeza de
una espléndida cosecha final. Eso es lo que se está viviendo en el ministerio de Jesús: todo parece
ir a la ruina, nadie comprende ni valora; pero en Jesús mismo está la certeza de la espléndida co-
secha final, porque esta es la obra de Dios.
4,10-12: teoría de las parábolas. Uno de los elementos propios del «secreto mesiánico».
4,21-23: imagen de la lámpara (2): cuando se enciende una luz es para que brille, lo ocul-
to va a ser manifestado. Jesús es la luz que ha sido encendida por el Padre en el mundo, y que por
lo mismo va a brillar. «¿Acaso se trae la lámpara para ponerla debajo del celemín o debajo del
lecho?» Este modo de plantear las cosas, en directa referencia al ministerio de Jesús, Mt la mora-
liza aplicándola a los creyentes: «Ustedes son la luz del mundo…» (Mateo 5,14-16).
4,24-25: imagen de la medida (3): al que tiene se le dará; al que intuya la presencia del
Reino, se le regalará todo; el que no lo perciba perderá todo. Ante a la realidad de Reino presente
es indispensable estar atento a reconocerlo, en sus primeros destellos, para poder entrar en él.
4,26-29: parábola de la semilla que crece por sí sola (4): la extraña forma de actuar de
Dios, que parece despreocuparse de la situación actual, que parece no hacerse presente, contra-
4,30-32: parábola del grano de mostaza (5): la oculta pequeñez inicial del reino contra-
puesta a su esplendor final. La semilla es pequeñísima y parece no valer nada; pero precisamente
ante ella es necesario decidirse si se quiere llegar a tener el árbol que albergará a todas las aves.
► 4,35 — 5,43: serie de cuatro milagros, los milagros del lago, marcadamente narrativos,
a diferencia de los relatos de milagro de los capítulos anteriores, que son mucho más sintéticos y
con fuerte carga simbólica:
5,1-20: endemoniado de Gerasa. Amplio relato, con una narración muy descriptiva, que
Mt y Lc simplifican mucho.286 Expulsando a los demonios, Jesús devuelve la vida a un hombre
que vive entre los muertos, como muerto; pero su acción es rechazada por los habitantes del lu-
gar, que le piden se aleje de allí. Posiblemente se trata de un sector con habitantes no judíos, por
la presencia de cerdos. El que ha sido sanado milagrosamente, al ver el poder de Jesús que le ha
devuelto la vida, quiere seguirlo como discípulo; pero Jesús se lo impide y le manda retornar a su
casa. Lo envía como misionero a tierras paganas. Mc nos está diciendo que desde la simple fasci-
nación admirada por el poder de Jesús no es posible ser un verdadero discípulo; aunque sí es po-
sible ser un primer anunciador del evangelio, porque de verdad Jesús da vida nueva.
286
La narración presente en Marcos 5,1-20 tiene 325 palabras, que quedan reducidas a solo 136 en el texto paralelo
de Mateo 8, 28-34. El paralelo de Lucas 8,26-39 reduce menos: usa 281 palabras.
287
La narración de Marcos 5,21-43 usa 374 palabras; el paralelo de Mateo 9,18-26 las reduce a 135 palabras; y Lu-
cas 8,40-56 usa 287 palabras.
► 6,1-6a: conflicto de Jesús con los de Nazaret. Jesús va a su patria (ei)j th£n patri¿da
au)tou= / eis ten patrída autou), y entra en la sinagoga de la cual él mismo había participado toda
su vida. Su enseñanza los deja admirados, pero en vez de confiarse en ella, caen en la «tentación
pueblerina» de preguntarse «¿De dónde le viene esto?», que les lleva a desvalorizar su enseñanza
y sus milagros. El conocimiento de sus raíces, de sus familiares, en vez de ayudarlos a valorar a
Jesús, les sirve de impedimento. Jesús se admira de su falta de fe, en neto contrate con la admira-
ción por la fe de la hemorroisa y de Jairo. No basta con «ser de los de Jesús» para encontrar el
camino de la salvación. ¿Es posible que con el tiempo incluso los discípulos caigan en la misma
tentación?
Segunda sección: en Jesús el reino de Dios se acerca parabólicamente, hay que tener ojos para
verlo.
A 3,20-35: conflicto con los suyos y acusación de los escribas: no entienden la manera en
que está llegando el reino ni el sentido del actuar de Jesús.
4,1-34: discurso de las parábolas: la parabólica y oculta presencia del reino de Dios, que
se está manifestando en las acciones de Jesús.
4,35 — 5,43: serie de cuatro milagros, los milagros del lago, marcadamente narrativos.
En Jesús está desplegándose la fuerza el reino. Lo reconocen los que tienen una
fe viva.
A’ 6,1-6a: conflicto de Jesús con los suyos: no entienden la presencia del reino, ni que él es-
tá en Jesús. A pesar de que su presencia parezca ser tan «cotidiana».
El estribillo de inicio nos pone ante una dimensión de fracaso del ministerio de Jesús: los
suyos no lo entienden, lo rechazan, a pesar de las maravillas obradas. El sumario didáctico (6,6b)
nos pone ante la urgencia de dar un salto cualitativo en el tipo de enseñanza usado por Jesús, en
288
Lucas suprime la referencia crítica a los médicos, presente en 5,26. Algunos han usado este argumento para pre-
tender identificar al autor del evangelio.
Sección delimitada por 6,14-16 (la gente se pregunta ¿quién es Jesús?) y 8,27-30 (confe-
sión de fe de Pedro en Cesarea de Filipo) pasajes estructurados en torno a la pregunta por la ver-
dadera identidad de Jesús: ¿quién es éste? ¿Juan Bautista, Elías, un profeta? Este será el tema
central de toda la sección.
La referencia inicial a la muerte de Juan Bautista nos pone ante la inminente posibilidad
de la muerte de Jesús. El relato de esta muerte está situado durante el transcurso del envío misio-
nero. Tal como la prisión de Juan marca el inicio del ministerio público de Jesús (1,14a), el asesi-
nato de Juan (6,17-29) pone ante los ojos el camino de la cruz y la muerte para Jesús. La muerte
de Juan parece plantear a Jesús la urgencia de acelerar el proceso de comprensión de su verdadera
identidad por parte de los discípulos. Por lo mismo, el gran tema de la sección es la in-
comprendida manifestación de Jesús, incluso por sus mismos discípulos: la sección de los panes.
La insistente pregunta sobre quién es Jesús, y la incredulidad de muchos, va adentrándonos en la
posibilidad de llegar a la respuesta madura de Pedro. La confesión de Pedro está precedida por la
curación del ciego de Betsaida (8,22-26), imagen simbólica de los discípulos que con Pedro a la
cabeza, llegan a vislumbrar algo de la verdadera identidad de Jesús.
► 6,17-29: muerte del Bautista: el relato se anexa narrativamente a las opiniones an-
teriores para poner en evidencia la existencia de una nueva actitud de desconcierto y rechazo
frente a Jesús. La narración está estructurada como el recuerdo de un episodio ya pasado, pero
que en este momento es bueno recordar porque cualifica todo lo que viene a continuación. La
muerte del precursor anuncia la inminencia de la muerte de Jesús. Desde un punto de vista narra-
tivo, este relato sirve de interim para que los discípulos desarrollen la misión a la cual han sido
enviados.
► 6,30 — 8,26: sección de los panes.289 Está construida sobre la base de un paralelismo
entre dos bloques menores. El todo está marcado por un clima de fuerte tensión.290 Es urgente
que los discípulos reconozcan el verdadero carácter de Jesús. El Señor los apremia en este senti-
289
Lucas omite casi toda la sección de los panes, Marcos 6,45 — 8,26, un hecho difícil de explicar.
290
En esta sección los episodios están localizados con precisión: 6,45.53; 7,24.31; 8,10.22, cosa no habitual en Mc.
6,30-33 – Los discípulos regresan donde Jesús y le dan cuenta de todo lo que han vivido
durante el envío misionero. «Vengan también ustedes a un lugar aparte, a un lugar solitario, para
descansar» … pero la gente los busca y no les deja tiempo ni para comer. Hay un fuerte contraste
entre la certeza de la cruz por parte de Jesús y la ingenua fascinación de las multitudes por sus
obras extraordinarias. Esta problemática es el fondo de la sección de los panes.
6,34 — 7,37: primer bloque de la sección de los panes. La línea de fondo es una re-
flexión sobre la misión de los discípulos y su responsabilidad en el curso de ella. Deben saber oír
y saber hablar.
6,34-44: Invitados a descansar al otro lado del lago, se encuentran con una multitud que
«estaban como ovejas que no tienen pastor». Jesús tiene compasión de ellas y se pone a enseñar-
les largamente. Este es el marco para la primera multiplicación de los panes: brillante signo de la
presencia escatológica del reino de Dios: el banquete que Dios ofrece a todos los pueblos en el
momento del establecimiento de su Reino. Aquí aparece el tema de la necesidad de «dar de co-
mer» a la muchedumbre: los discípulos no pueden hacerlo, pero Jesús sí puede hacerlo, y admira-
blemente.
6,45-46: Jesús despide a la muchedumbre, e invita a sus discípulos a partir solos hacia
Betsaida, precediéndolo. Mientras tanto, él permanece solo en oración. ¿Nuevamente el tema de
la «inacción» de Jesús?
6,47-53: «Al atardecer, estaba la barca en medio del mar y él, solo, en tierra». Se fatigan
remando, el viento es contrario. A medianoche (en la cuarta vigilia, casi al amanecer) «viene ha-
cia ellos caminando sobre el mar y quería pasarles de largo». Jesús camina sobre las aguas, pero
es interpretado como un fantasma (fa¿ntasma / phantasma, al igual que el resucitado); estamos
ante el terror de los discípulos frente al nuevo rumbo que está tomando la misión, la que no entie-
nden y por lo mismo se sienten solos y abandonados por Jesús. La respuesta de Jesús es clara:
«¡Ánimo!, que soy yo, no temáis» (Jarsei=te, e)gw¿ ei)mi. mh fobei=sJe / tharseíte, ego eimí; me
phobéiste).293 No están entendiendo los nuevos rumbos de la misión, «pues no habían entendido
291
La ceguera de los discípulos es un tema característico de esta sección: 6,50-52; 7,18; 8,17-18; 8,21. Un detallado
análisis en MATERA, FRANK J. «The Incomprehension of the Disciples and Peter's Confession (Mark 6,14 - 8,30)»
en Biblica 70(1989)153-172.
292
Los dos milagros finales de ambas subsecciones son aquellos milagros de Mc que no fueron recogidos ni por Mt
ni por Lc. En ellos se describe una curación progresiva, por etapas. Un ir sanando de a poco.
293
El texto paralelo de Mateo 14,22-31 le da una fortísima carga cristológica y eclesial a este texto, haciéndolo un
episodio central para la comprensión de su teología. En Mateo 14,31 Pedro que ha pretendido caminar solo sobre
las aguas termina clamando «Ku¿rie, sw=so¿n me» (Kyrie, soson = Señor, sálvame).
7,1-16: contra las prácticas de piedad de los fariseos: tradiciones en conflicto. Discurso
polémico sobre cuestiones de pureza ritual. «Por qué tus discípulos no viven conforme a la tradi-
ción de los antepasados» (v. 5) … «Dejando el precepto de Dios os aferráis a la tradición de los
hombres» (v. 8). Se juzga la situación con la cita de Isaías «Este pueblo me honra con los labios,
pero su corazón está lejos de mí» (v. 6; Isaías 29,13). Y en contraste con este debate se plantea la
novedad de Jesús: lo que contamina no es lo que entra en el hombre, sino lo que sale de su cora-
zón.
7,17-23: enseñanza en privado a los discípulos, sobre los mismos temas, porque no han
entendido. No son solo los fariseos quienes tienen problemas, los discípulos también tropiezan en
los mismos asuntos.
7,24-30: curación de la hija de una mujer siro-fenicia. Episodio situado fuera de los lími-
tes geográficos de Israel, con un milagro en favor de una mujer «griega, sirofenicia de origen».
En esa mujer hay más fe que en Israel, y con arriesgadas palabras («Señor, que los perritos tam-
bién comen bajo la mesa migajas de los niños», v. 28) obtiene de Jesús el milagro deseado. Es el
tema de la ampliación de la misión fuera de los marcos históricos de Israel. Este episodio nos
sitúa ante el dato esencial para acceder a la verdadera identidad de Jesús: la fe, la fe arriesgada,
como la de la mujer sirofenicia.
8,1-26: segundo bloque de la sección de los panes. La línea de fondo de este segundo
bloque se refiere a la condición de los discípulos, que no entienden, que no ven, incapaces de
captar el sentido hondo del actuar de Jesús.
8,12-13: Luego de llegar al lugar donde se dirigieron, encuentro polémico con los fari-
seos, que piden un signo. Ven pero no entienden. Esta ceguera arranca un gemido de Jesús, anun-
ciando que no les será dada ninguna otra señal, fuera de las ya clarísimas que es posible ver en el
ministerio mesiánico de Jesús. Nuevamente se embarcan, y Jesús atraviesa el lago junto con sus
discípulos.
8,14-21: Al llegar a la orilla opuesta se produce un dramático debate entre Jesús y sus
discípulos, a propósito de que se han olvidado de llevar panes para el viaje. En este segundo blo-
que no se debate sobre tradiciones en conflicto, sino sobre la ceguera de los discípulos para reco-
nocer, ver y entender, la obra de Dios. En el diálogo Jesús los alerta a comprender todo lo que
han visto. «Él les hacía esta advertencia: Abrid los ojos y guardaos de la levadura de los fariseos
y de la levadura de Herodes» … ¿Aún no comprendéis ni entendéis? ¿Es que tenéis la mente em-
botada? ¿Teniendo ojos no veis y teniendo oídos no oís?» … «¿Aún no entendéis?». En paralelo
al diálogo con los fariseos sobre su ceguera para entender el mandamiento de Dios, aquí Jesús
confronta duramente a los discípulos con su propia ceguera para comprender lo que con tanta
claridad Jesús está obrando ante ellos. Es un diálogo apasionado, porque es urgente que ellos
comprendan.
8,22-26: curación del ciego de Betsaida: imagen gráfica de lo que está sucediendo con los
discípulos, a pesar de su torpeza. Jesús toma al ciego de la mano, lo saca fuera del pueblo, le pone
saliva en los ojos, le impone las manos y le va preguntando sobre sobre el paulatino proceso de
recuperación de la vista. Primero veía distorsionadamente, ya que veía a los hombres como árbo-
les que caminan. Pero al final «comenzó a ver perfectamente y quedó curado, de suerte que veía
de lejos y claramente todas las cosas». Esta capacidad de ver con hondura es lo que encontrare-
mos en la confesión de Pedro, que viene a continuación.
La estructura global de esta segunda parte es menos diáfana que la de la primera parte; es
decir, no es posible reconocer una única estructura que englobe todos estos capítulos. Ante todo
debemos distinguir tres grandes secciones, cada una de ellas con una estructura propia y caracte-
rística. En concreto:
8,31 – 10,52: primera sección: Jesús anuncia claramente su muerte, camino de Jerusalén
En las dos primeras secciones es posible reconocer una interesante estructura interna para
cada una de ellas. Incluso, la primera de estas secciones tiene una estructura directamente compa-
rable con la de la primera parte del Evangelio; está en claro diálogo con ella. En la tercera sec-
ción, el relato continuo de la pasión y resurrección, prima un ordenamiento cronológico por sobre
un ordenamiento teológico.
En la primera parte del evangelio la pasión de Jesús aparece sugerida por las incomprensio-
nes y ataques que él recibe. En esta sección, la pasión es explícitamente anunciada por el Señor;
los tres «anuncios de la pasión» son los textos más explícitos en ese sentido. Al mismo tiempo, la
enseñanza de Jesús, en vez de estar prioritariamente dirigida a las muchedumbres, se concentra
en los discípulos, en una suerte de enseñanza privada. Los discípulos son quienes han respondido
a su llamada y de algún modo quienes lo han reconocido como Mesías; aunque algunos textos
manifiesten que este reconocimiento aún es vacilante. Los discípulos deben ser formados de mo-
do especial, y con urgencia, a fin de que aprendan a reconocerlo como Mesías en cruz.
Aquí encontramos una articulación global de la sección a partir de tres sumarios, o «estribi-
llos», con una estructura semejante: a continuación de un anuncio de la Pasión hay una patente
actitud de incomprensión de los discípulos y una enseñanza de Jesús bastante explícita respecto a
su pasión y a las consecuencias de ella para la vida cristiana. En concreto:
Analicemos brevemente la estructura de los bloques posteriores a cada uno de los anuncios
de la pasión:
8,31: Primer anuncio de la pasión: «…que el Hijo del hombre debía sufrir mucho y ser reprobado por
los ancianos, los sumo sacerdotes y los escribas, ser matado y resucitar al tercer día».
8,32-33: incomprensión del anuncio expresada en el reproche de Pedro a Jesús, porque está
hablando abiertamente de la pasión. «¡Quítate de mi vista, Satanás! (uàpage o)pi¿sw
mou, Satana= / hýpage opíso mou, Sataná = ponte detrás de mí, Satanás) porque tus
pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres».
8,34-37: enseñanza explícita: negarse a sí mismo y cargar con la cruz para seguir a
Jesús. ¿De qué le sirve al hombre ganar el mundo entero si pierde su vida
(yuxh¿ / phyjé)? Esto es lo que necesitan aprender antes de llegar a Jerusalén
8,38 – 9,1: dos logia en horizonte escatológico sobre la victoria final del Mesías cuando
venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles. Y entre sus seguidores hay quienes no pro-
barán la muerte antes de la venida con poder del Reino de Dios.
9,9-13: discusión sobre la venida de Elías, mientras van bajando del monte de la transfigu-
ración, y luego de la petición de guardar silencio sobre lo vivido hasta después de la resurrección.
Es un debate en torno al reconocimiento del mesianismo de Jesús y al tema de la resurrección de
los muertos. Según la tradición judía Elías no ha muerto. Elías, el precursor del Mesías, ya ha
venido en la persona de Juan el Bautista.
9,14-29: curación de un niño epiléptico. Es el único exorcismo de esta segunda parte, que
se articula como un tiempo de enseñanza a los discípulos. Por lo mismo, este relato de milagro
tiene mucho de enseñanza sobre el modo de comportarse frente a Jesús; el padre del niño pide la
sanación diciendo «Si puedes…», lo que le merece un reproche de Jesús. Y al mismo tiempo, el
milagro da una indicación a los discípulos respecto de cómo actuar para hacer milagros; «¿por
qué nosotros no pudimos expulsar el demonio?». Es posible decir que se trata de un «milagro
pedagógico», en el contexto del reconocimiento experiencial de la verdadera identidad de Jesús.
9,30: noticia general señalando que Jesús camina en secreto por Galilea, porque no quería
que se supiera de él. Está enteramente concentrado en la enseñanza de sus discípulos.
9,31: Segundo anuncio de la Pasión: «El Hijo del Hombre será entregado en manos de los hombres, le
matarán y a los tres días de haber muerto resucitará».
9,32.33-34: incomprensión: «no entendían lo que les decía y temían preguntarle». Por el ca-
mino van discutiendo quién es el mayor, el más importante, el primero.
9,35-37: sentándose les enseñaba: quien quiera ser el primero, debe hacerse el últi-
mo de todos, el servidor de todos. Y tomando a un niño, invita a recibirlos
como si fuera él mismo; y con él recibir al Padre. El cuidado de los débiles
9,38-40: sobre el empleo del nombre de Jesús. Intentan impedir la acción de uno que expul-
saba demonios en nombre de Jesús, pero no venía con ellos. «No se lo impidan, pues el que no
está contra nosotros está por nosotros».
9,41: recompensa prometida a quienes acogen a los discípulos como tales. Dar de beber un
vaso de agua «por el hecho de que sois de Cristo» (e)n o)no¿mati oàti Xristou= e)ste / en onó-
mati hoti Christóu éste)
10,13-16: Jesús y los niños. El episodio se presenta como un pequeño conflicto entre Jesús
y sus discípulos, quienes no dejan que los niños se acerquen a él. Jesús que «no se les impida» el
acercarse, porque de ellos es el Reino de los cielos. Por lo mismo, los niños sirven de modelo
sobre la actitud necesaria para acoger el reino. Son enseñanzas claras sobre el respeto a los débi-
les, pequeños y desamparados.
- 10,17-22: el hombre rico que desea seguir a Jesús (solo en Mateo es «joven»; Mateo 19,22).
Jesús, mirándolo con cariño (rasgo propio de Marcos, 10,21), le señala lo que «le falta» para
poder seguir a Jesús: renunciar a todas sus riquezas. Este es el requisito necesario para poder
- 10,23-27: peligro de las riquezas. El hombre rico y moralmente justo es quien parece tener en
su mano todas las posibilidades; pero precisamente Marcos acaba de plantear que éste no ha
sido capaz de dar el paso definitivo para seguir a Jesús. A Jesús se acercan los niños desam-
parados, no los poderosos. Esta situación «contracultural» produce el desconcierto de los
discípulos y la enseñanza de Jesús: «¡Hijos, qué difícil es entrar en el Reino de Dios!». El ac-
ceso es posible solo para quienes ponen en Dios su corazón, para quienes lo tienen como su
único tesoro.
- 10,28-31: recompensa a quienes lo dejan todo por Jesús, que es una reflexión en coherencia con
los dos textos anteriores. Quienes han dado este paso son los discípulos que acompañan a Je-
sús. De allí que éste sea su mérito principal. El logion final sobre los últimos que serán pri-
meros y los primeros que serán últimos hace inclusión con el debate de los discípulos sobre
quién es el mayor, que está al inicio de esta sección.
10,32-34: Tercer anuncio de la Pasión: «Iban de camino subiendo a Jerusalén, y Jesús marchaba
delante. Ellos estaban sorprendidos, y los que le seguían tenían miedo. Tomó otra vez a los
Doce y comenzó a decirles lo que le iba a suceder: “Ya ven que subimos a Jerusalén, don-
de el Hijo del Hombre será entregado a los sumo sacerdotes y a los escribas. Lo condena-
rán a muerte y lo entregarán a los paganos, se burlarán de él, le escupirán, le azotarán y lo
matarán. Pero a los tres días resucitará».
10,35-41: incomprensión insinuada en la sorpresa y el miedo con el cual los discípulos
siguen a Jesús, que camina delante de ellos (10,32a). Incomprensión expresada
en la petición de los hijos de Zebedeo de sentarse uno a la derecha y otro a la iz-
quierda. «No saben» lo que piden, porque la condición para hacer esto es ser ca-
paces de beber el cáliz de Jesús. (En Mateo 20,20 es la madre quien hace la peti-
ción…). La incomprensión se manifiesta también en la indignación de los otros
10 por la petición de los dos hermanos: los ven como rivales…
10,42-45: enseñanza: los jefes deben servir. Ustedes no deben ser como las auto-
ridades civiles, que se imponen por la fuerza. Entre ustedes, el primero
que se haga el último, «que tampoco el Hijo del hombre ha venido a ser
servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos».
► 10,46-52: después del tercer anuncio: después del estribillo sólo está el texto de la cura-
ción del ciego Bartimeo. Al igual que la primera parte culmina con el milagro del ciego de Bet-
saida (8,22-26), esta sección termina con la curación del ciego Bartimeo, al salir de Jericó. El cie-
go busca a Jesús con una insistencia majadera, que le supone rechazo y conflicto de parte de otros
(10,47-48). Lo busca clamando «compasión» ( ui(e£ Daui£d I©hsou=, e)le¿hso£n me / hyié Davíd Ie-
11,20 — 13,2: tercer día. Jesús disputa con los diversos grupos de Israel, abordando con ellos
las cuestiones debatidas:
11,20-25: encuentro con la higuera seca.
11,27 — 12,27: tres controversias: con el sanedrín (¿con qué autoridad haces esto?), con los
fariseos y herodianos (¿es lícito pagar el tributo al César), con los saduceos
(¿cómo es posible enseñar la resurrección?).
12,28-40: dos enseñanzas finales: mandamiento del amor y verdadera identidad del mesías.
12,41-44: la viuda pobre, modelo de confianza en Dios.
13,1-2: el esplendor de este Templo será destruido.
13,3-37: en el monte de los Olivos, discurso escatológico; toda la historia está en manos de
Dios, y es necesario estar alertas para reconocer su presencia.
Dentro de este gran bloque podemos descubrir tres subsecciones menores, con temáticas
afines. En concreto:
11,1-19: primer encuentro de Jesús con Jerusalén. Concluido el viaje, finalmente Jesús
llega a Jerusalén, corazón simbólico de Israel. Se vive un encuentro cargado de ambigüedades
que ponen de manifiesto la compleja relación del Mesías con Israel. Marcos articula este primer
encuentro en dos días:
11,12-19: segundo día: nueva visita a Jerusalén, partiendo de Betania, donde ha pasado la
noche. En este segundo día Jesús tiene una clara palabra de juicio sobre la realidad actual de Is-
rael; esa realidad que ha observado atentamente el día anterior.
- 11,12-14: Higuera estéril. Camino a Jerusalén Jesús sintió hambre, y «viendo desde lejos» una
higuera frondosa, «se acercó» a ella para ver si encontraba algo, pero «no encontró más que
hojas». «No era tiempo de higos». Es un episodio simbólico que da razón de lo vivido el día
anterior: al acercarse a Jerusalén Jesús ha visto que este pueblo que lo aclamó es un pueblo
que no da frutos; una higuera frondosa pero estéril.
- 11,15-19: Expulsión de los mercaderes del Templo. «Y entrando en el Templo, comenzó a ex-
pulsar a los que estaban vendiendo y comprando en el Templo, y derribó las mesas de los
cambistas y las sillas de los que vendían palomas, y no permitía que nadie transportara vasi-
jas por medio del Templo». Esta descripción algo violenta de la acción de Jesús es suavizada
por los otros sinópticos. Luego del gesto el texto da la explicación del mismo: Israel es un
pueblo que ha hecho de la casa de Dios no una casa de oración para todos los pueblos, sino
una cueva de bandidos. Es decir, el punto central del culto no es la gloria de Dios sino los in-
tereses humanos (negocios). Jesús purifica el Templo, preparando así el momento la ense-
ñanza definitiva del tercer día, encuentro final con Israel en el corazón de la nación. El relato
concluye con una doble referencia: a la molestia que estas acciones producen en las autori-
dades del templo, y a la admiración de la gente por Jesús.
11,20 — 13,2: actividad de Jesús en Jerusalén el tercer día. En ella queda de manifiesto
el conflicto con Israel. Son palabras de crítica, de crisis, que hacen patente el problema subyacen-
te. Jesús se confronta con los diversos grupos de Israel, y aborda con cada uno de ellos las más
características cuestiones disputadas.
11,20-25: camino de Jerusalén los discípulos ven la higuera seca. Esta mirada nos pone en
relación el episodio del día anterior: el pueblo que aclama pero no da fruto. El encuentro con la
higuera va seguido de tres logia: sobre la fe, que es capaz de mover montañas; sobre la oración,
capaz de obtener lo que se pide; y sobre el perdón a los hermanos, que es el camino para obtener
el perdón de Dios. En cierta forma estos son frutos que se esperan de los discípulos: fe, confianza
en Dios y capacidad de compasión y perdón.
- 11,27 — 12,12: con el sanedrín: autoridad política y administrativa. «Se le acercan los sumo
sacerdotes, los escribas y los ancianos», son los tres grupos que están representados en el Sa-
nedrín. Y nuevamente estamos en relación a las acciones del día anterior. Jesús y los discípu-
los «vuelven a la escena del crimen», y deben enfrentar la pregunta del por qué han actuado
así. La respuesta se da mediante dos textos:
* 11,27-33: ¿con qué autoridad (e)cousi¿a / exousía) haces esto? Las autoridades no entien-
den por qué Jesús ha purificado el Templo, y le niegan el poder para hacerlo. La contro-
versia se desenvuelve en el más clásico estilo judío, de preguntas y contrapreguntas,
concluyendo sin una explicación clara (uno de los rasgos del «secreto mesiánico»). El
debate pone en evidencia que hay una historia de rechazo a la obra de Dios: no han que-
rido escuchar al precursor, y se mueven solo por cálculos políticos. La crítica no es gra-
tuita, en atención a la reflexión de Caifás en Juan 11,49-50.
* 12,1-12: parábola de los viñadores homicidas: esta parábola da cuenta de la verdadera ra-
zón que justifica el modo de actuar de Jesús: es el Hijo que viene a buscar su parte del
fruto de la viña; nuevamente se buscan frutos, como en la higuera. Los arrendatarios que
no pagan el precio debido y matan al hijo del propietario claramente hacen referencia a
las autoridades nacionales de Israel representadas en el Sanedrín. Por lo mismo, a ellos
les será quitada la viña. Las autoridades judías entendieron que se refería a ellos (12,12).
- 12,13-17: con los fariseos y herodianos: autoridades morales y de gobierno nacionalista. ¿Es
lícito pagar el impuesto al César? Es decir, ¿qué actitud tener frente a la actual dominación
romana en Israel? Se trata de un tema altamente sensible, por lo cual el evangelista comenta
que los interlocutores le preguntan «para intentar atraparlo por sus propias palabras». Dado
que la escena se da en el espacio del Templo, en el cual le ofrecen, «para que lo vea», un de-
nario con la imagen del César (lo que atenta al tema de la prohibición de hacer imágenes), el
relato no puede interpretarse como una serena articulación entre responsabilidades civiles y
religiosas, sino más bien como un clamor para que se dé a Dios lo que es de Dios. Es otra
dimensión de la «purificación del Templo», frente a aquellos grupos que se presentan como
muy observantes de la fe, pero que de verdad no están «devolviendo a Dios» lo que es de
Dios; el corazón del ser humano.
- 12,18-27: con los saduceos: autoridades religiosas aliadas al poder romano para mantener el
orden, pero que en el ámbito de la doctrina religiosa son muy conservadores. Por lo mismo,
niegan la resurrección de los muertos y les interesa poco el tema del mesianismo. Haciendo
referencia a la tradicional norma del levirato plantean la pregunta sobre la resurrección; ya en
el modo de preguntar se toma distancia crítica del tema de la resurrección. La respuesta de
12,28-40: dos textos de enseñanza, en el Templo, en diálogo con un escriba que ha escu-
chado las polémicas anteriores, y «viendo que les había respondido muy bien, le preguntó…». Se
trata de un diálogo «con la mejor parte de Israel», que valora la enseñanza de Jesús pero no es
capaz de reconocerlo como Mesías, en su verdadera identidad.
- 12,28-34: el mandamiento principal: el maestro de la Ley pregunta por «el primer mandamiento
de todos» (poi¿a e)sti£n e)ntolh£ prw¿th pa¿ntwn / poia estin entole prote panton), es decir
aquel que sirve de base para la comprensión de todos los demás. Jesús recurriendo a expre-
siones de la Torah le responde que es amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a
uno mismo; el maestro «aprueba» la respuesta de Jesús.294 Jesús acepta diciéndole: «no estás
lejos del reino de Dios»; es decir, vas por buen camino (centralidad del amor), pero no has
llegado a la meta (falta el reconocimiento de la condición mesiánica de Jesús). Lo que falta
es el tema de la perícopa siguiente.
- 12,35-40: el verdadero origen del mesías. La doctrina de los buenos maestros de la Ley permite
acercarse de rectamente al mensaje evangélico, pero falta dar un paso más: reconocer la con-
dición mesiánica de Jesús. El tema se plantea con un argumento escriturístico: que el Mesías
no es solo el hijo de David, sino el Señor de David. La multitud (poluìj oãxloj / polús ojlos
= la mucha multitud) lo escucha con agrado. Los versículos 38-40 son una dura crítica a los
maestros de la Ley, intentando dar razón del porqué de su ceguera: aman la fama y el buen
nombre más que la verdad, ya que el reconocimiento del Mesías los pondría en conflicto con
las autoridades saduceas y con los romanos. Esta crítica, por contraste, nos prepara para el
episodio siguiente: la viuda pobre.
12,41-44: alabanza de la viuda pobre que entrega sus monedas en la alcancía del Templo.
Texto simbólico que resume lo propuesto a lo largo de esta sección, poniendo ante los ojos el
comportamiento de la viuda como actitud correcta, en contraste con el orgullo y la búsqueda de
autosatisfacción de las autoridades de Israel. La viuda es un modelo de discipulado, porque ha
dado «de lo que necesitaba todo cuanto poseía, todo lo que tenía para vivir» ( e)k th=j
u(sterh¿sewj au)th=j pa¿nta oÀsa eiÅxen eãbalen oÀlon to£n bi¿on au)th=j / ek tes usteréseos
autés pánta osa eijen ebalen olon ton bíon autes). Su actitud contrasta con la de los que han dado
294
La estructura del relato en Marcos es curiosa: el maestro interroga a Jesús, éste responde, y el que ha interrogado
da una suerte de aprobación final de la respuesta de Jesús. La tradición posterior se sintió incómoda con este rela-
to que parecía poner a Jesús en una cierta inferioridad con respecto al maestro de Ley. Mateo modifica, supri-
miendo la respuesta aprobatoria final del maestro de la Ley (Mateo 22,34-40). Lucas modifica aún más, introdu-
ciendo una contrapregunta de Jesús, de modo tal que la respuesta la da el maestro de la Ley y Jesús la aprueba
(Lucas 10,25-28)
13,1-2: al salir, Jesús anuncia la destrucción del Templo, pese a sus admirables y sólidas
piedras, que causan la admiración de los discípulos. Esta es la palabra final de la visita final de
Jesús al Templo: lo que aparentemente es tan sólido y bien construido, no perdurará porque no
está dando frutos; de modo especial, no está conduciendo a poner en Dios toda la confianza, toda
la propia vida.
13,3-37: discurso escatológico en el Monte de los Olivos, con unidad interna y probable
autonomía.295 El discurso se sitúa en el Monte de los Olivos, frente al Templo (en la otra vertiente
de la quebrada), y es respuesta a la pregunta de los discípulos: «Dinos cuándo sucederá eso (la
destrucción del Templo), y cuál será la señal de que estas cosas están para cumplirse». El discurso
es propone el juicio escatológico de Dios sobre Israel. Este texto es la respuesta, en lenguaje apo-
calíptico, a la ceguera de Israel denunciada en la sección inmediatamente anterior. En el discurso
resuena con insistencia la necesidad de no ser engañados (cf. 13,5), de reconocer al Mesías, de
estar atentos al actuar de Dios. Hay que velar para no ser sorprendidos durmiendo; esto es lo que
está pasando con Israel. Y los discípulos deben estar alertas para que no les suceda lo mismo.
Siendo el único pasaje en lenguaje apocalíptico dentro del evangelio, hay un desnivel de modos
de expresión con el resto del texto, que hace necesario prestar particular atención al tipo de imá-
genes que se están utilizando.
16,1-8.(9-20): resurrección
16,1-8: las mujeres se encuentran con el sepulcro vacío;
(16,9-20): final largo, canónico, no perteneciente a la estructura original de Marcos.
295
Este «discurso» parece haber sido puesto por escrito con anterioridad a Marcos, como lo deja entrever 13,14, que
alude a un lector, cuando en Marcos se trata de una alocución de Jesús a los suyos. Mateo 24,15 percibe la in-
coherencia y transforma la exhortación de Marcos en una invitación a leer atentamente la profecía de Daniel.
Relato de la pasión, que sigue la secuencia de los hechos y de los lugares en que ellos se
desarrollan. No cabe hacer un análisis más detallado de su estructura, sino sólo indicar brevemen-
te la secuencia y algunas particularidades:
14,1-11: complot y unción de Jesús. Sección abierta y cerrada por la referencia a la decisión
y al modo de tomar prisionero a Jesús («sandwich» de tres escenas).
- 14,1-2: conspiración contra Jesús. «Los sumo sacerdotes y los escribas buscaban cómo pren-
derlo con engaño y matarle». Estamos ante la inminencia de la pasión.
- 14,10-11: Judas ofrece entregar a Jesús. Uno de los Doce, que siguen a Jesús pero con dificul-
tades para entender hasta el fondo su misión mesiánica, se confabula con los sumos sacerdotes
para entregarlo. La inminencia es aún mayor: «él andaba buscando cómo le entregaría en mo-
mento oportuno»; es decir, a espaldas del pueblo que valora las palabras de Jesús.
14,12-31: última cena. Se trata de una nueva acción simbólica que ofrece una «clave inter-
pretativa» para entender la inminente pasión. Jesús es el justo, el siervo de Yahveh, que se ofrece
por la muchedumbre. Y mediante su entrega da paso a la nueva alianza. Dos escenas:
- 14,12-16: preparación del lugar de la cena, mediante un complejo proceso de búsqueda del
lugar. La cena, cena pascual, la celebran en el interior de la ciudad de Jerusalén, no en Betania,
donde han estado residiendo esos últimos días.
- 14,17-31: celebración de la cena pascual, enmarcada en los anuncios de la dificultad de los dis-
cípulos para seguir a Jesús en su camino de entrega («sandwich»).
* 14,17-21: anuncio de la traición de Judas, entremezclada con las referencias de Jesús sobre
su propia muerte. Quien lo entrega es «uno de los suyos» (cf. Salmo 55[54],13-15), lo que
aumenta el dolor del traicionado.
* 14,27-31: anuncio del abandono de los discípulos y las negaciones de Pedro. Para el Señor,
conocedor de la fragilidad interior de los suyos, es claro que todos se van a «escandalizar»
con ocasión de su muerte: «heriré al pastor y se dispersarán las ovejas». Pedro fanfarrona-
mente promete «no escandalizarse», al igual que los demás; pero le es anunciada su triple
negación.
- 14,32-42: agonía de Jesús, en el huerto de los olivos. Estamos en el momento del combate espi-
ritual, en la oración, para aceptar concretamente la «copa» ofrecida por el Padre. Expresión de
la máxima intimidad don el padre: Abbá. Los discípulos continúan sin entender nada y se
duermen.
- 14,43-52: arresto de Jesús, en Getsemaní. Judas guía a los soldados, y entrega a Jesús con un
falso gesto de mucha intimidad: besándolo en la mejilla y llamándolo Rabbí.
14,53-72: proceso ante las autoridades judías. Proceso que se realiza durante la noche. La
narración está articulada en torno a tres escenas, con un carácter inclusivo («sandwich» a partir
de la acción de Pedro):
- 14,53-54: introducción: llevan a Jesús ante el Sumo Sacerdote, mientras Pedro acompaña el
proceso como espectador. Pedro termina al interior del palacio del Sumo Sacerdote, donde se
desarrolla esta parte del juicio a Jesús.
- 14,55-65: sesión del Sanedrín durante la noche. Se buscan testigos falsos para poder acusarlo,
pero sin llegar a logarlo. Conminado por el Sumo Sacerdote que le pregunta «¿Eres tú el
Cristo, el Hijo del Bendito?», Jesús responde afirmativamente; y esta es la causa directa de
su condena. Es decir, Jesús es condenado precisamente por declararse Mesías, no por falsas
acusaciones. Y en este contexto la narración de las burlas recibidas por Jesús pone de mani-
fiesto la distancia entre la luz que él tiene sobre su misión y la oscuridad en la cual se desa-
rrolla el juicio. «Algunos se pusieron a escupirle; le cubrían la cara y le daban bofetadas,
mientras le decían: “Adivina”. Y los criados lo recibieron a golpes» (14,65).
- 14,66-72: negaciones de Pedro. En el patio del palacio, dónde lo hemos dejado, Pedro niega
conocer a Jesús, asustado por motivos menores. Solo luego de haberlo traicionado toma con-
15,1-32: proceso ante las autoridades romanas. Concluido el proceso nocturno al amane-
cer, llevan a Jesús ante Pilato, para un proceso durante el día. Es posible distinguir dos escenas:
- 15,1-15: interrogatorio ante Pilato, que culmina con la condena a muerte. Se puede distinguir
tres secciones menores:
* 15,1: sesión del Sanedrín, al amanecer: después de los interrogatorios nocturnos se convoca
formalmente al Sanedrín para que pronuncie sentencia; la decisión es entregar a Jesús a la
autoridad romana, con graves acusaciones trasmitidas a Pilato.
* 15,2-5: interrogatorio de Pilato a Jesús. Pilato interroga a partir de las acusaciones recibidas.
La confesión del mesianismo ante los Sumos Sacerdotes se ha transformado en una acusa-
ción política ante el Gobernador romano: quiere hacerse rey de los judíos. Pero Pilato, fun-
cionario honesto, «queda sorprendido» por el modo de actuar de Jesús.
* 15,6-15: consulta a pueblo, a propuesta de las autoridades judías: ¿prefieren a Jesús o a Ba-
rrabás? Nuevamente la simbología algo irónica de Marcos: condenan al Hijo, para dejar li-
bre al sedicioso y asesino Barrabás (barabba=j). El juicio culmina con la condena a muer-
te.296
- 15,16-32: burlas a Jesús. Después de concluido el juicio con la sentencia condenatoria, viene un
conjunto de humillaciones sufridas por Jesús de parte de los soldados y de la multitud. La in-
sistencia en las burlas es un recurso para poner de relieve la «ignominia de la cruz» (cf. He-
breos 12,2). Es posible distinguir algunas escenas menores:
* 15,16-20: vestido de púrpura y coronado de espinas: burlas de parte de los soldados. El mo-
tivo central de estas burlas es el mismo de la acusación ante Pilato: ser el rey de los judíos.
* 15,21-22: camino al Calvario, con la ayuda de Simón de Cirene. La referencia a sus hijos
Alejandro y Rufo solo se entiende si son personajes conocidos en la comunidad cristiana de
Marcos. Cargar la cruz, incluso si fue involuntariamente, hizo de Simón un discípulo de Je-
sús.
* 15,23-27: despojo de las ropas y crucifixión. La crucifixión conlleva el despojo total, inclu-
so de sus ropas. Nuevamente la acusación de haberse declarado «rey de los judíos», pro-
puesta a modo de burla. Lo crucifican entre dos salteadores (15,27).297
296
En Marcos, Pilato no «se lava las manos». Esa es una referencia propia de Mateo 27,24-25. En Mateo, la actitud
mucho más favorable de Pilato frente a Jesús está influenciada por el mensaje que el Gobernador recibe de su es-
posa, señalándole que Jesús es un justo (Mateo 27,19).
297
Lc amplía consistentemente esta temática: Lucas 23,33.39-43.
15,33-37: muerte y sepultura de Jesús. Es posible distinguir tres escenas, con tres testigos
preferentes, que no son «discípulos»: el centurión, las mujeres y José de Arimatea:
- 15,33-39: muerte en la cruz y reconocimiento por parte del centurión. Este es el momento cen-
tral del evangelio, en el cual la verdadera identidad de Jesús queda de manifiesto. «Al ver el
centurión… que había expirado de esta manera, dijo: “Verdaderamente ese hombre era hijo de
Dios”» (a)lhJw=j ouâtoj o( aãnJrwpoj ui(o£j Jeou= hÅn / alethós hoútos ho ánthropos hyiós
theoú en). Como gesto simbólico que acompaña la muerte de Jesús Mc narra la rotura del velo
del Templo: «Entonces el velo del Santuario se rasgó en dos, de arriba abajo» (15,38).
- 15,40-41: las mujeres que están al pie de la cruz. Grupo de mujeres que lo han acompañado en
Galilea y han subido con él hasta Jerusalén. Son discípulas fieles, que se mantienen firmes en
el momento más «escandaloso» del discipulado.
- 15,42-47: sepultura de Jesús. Quien gestiona la sepultura no son los Doce, sino un discípulo
más lejano, José de Arimatea, que tuvo la valentía de pedir el cuerpo de Jesús ante el Gober-
nador (15.43). Hacen de testigos de la sepultura dos de las mujeres que fielmente lo han
acompañado hasta la cruz; ellas «se fijaban dónde era puesto».
16,1-8: las mujeres se encuentran con el sepulcro vacío; el Ángel les anuncia la resurrec-
ción de Jesús e invita a los discípulos a ir a Galilea. Las mujeres asustadas permanecen calladas,
sin decir nada a nadie porque tienen miedo. El relato está marcado por experiencias de temor y de
desconcierto.
2.6. Sintetizando
Marcos aparece como un evangelio cuidadosamente estructurado, con una dinámica interior
fuerte que nos conduce al encuentro con Cristo. Es decir, no quiere relatar sin más lo sucedido en
el pasado o exponer fríamente una cristología bien armada, sino que es un intento de poner en
contacto con el Cristo vivo hoy día, y en cuanto tal de permitir una experiencia vital del evange-
• En los exorcismos, impide a los demonios que hablen expresamente de su carácter mesiánico:
1,23-25.34; 3,12.
• A los discípulos les prohíbe hablar de su condición mesiánica hasta después de su pasión y resu-
rrección: 8,30; 9,9.
• A los que han sido beneficiados por algún milagro se les prohíbe hablar de ello: 1,43-45;
5,43;299 7,36a; 8,26. Un caso en el cual se da la orden contraria es el del endemoniado de Ge-
rasa: 5,19-20.300
298
WREDE, WILLIAM Das Messiasgeheimnis in den Evangelien: Zugleich ein Beitrag zum Verständnis des Markus-
evangeliums. Göttingen: Vandenhoeck & Ruprecht 19694 XIII + 291 pp. (19011) = The Messianic Secret. Cam-
brigde/London: J. Clarke 1971, XXI + 292 pp.
299
Resulta extraño pretender que no se sepa que la hija de Jairo ha resucitado, cuando están todos reunidos para el
funeral. En este caso no aparece una transgresión del mandato.
300
Este episodio tiene algunas características particulares: el sanado es un extranjero, que intenta seguir a Jesús, pero
es rechazado y enviado de vuelta a los suyos, con el mandato de proclamar los beneficios recibidos.
3. En las controversias con los fariseos, que tienen como origen su actividad mesiánica,
Jesús responde hábilmente, pero no en forma explícita y clara. Nunca señala de modo explícito e
inequívoco cuáles son las razones de su actuar; solamente las sugiere, las deja entrever.302 «Jesús
se contenta con actuar de un modo revolucionario, o, más exactamente, de una manera profética.
Pero nunca explica claramente porqué actúa así. Su actitud necesariamente es chocante, escan-
daliza a todos aquellos que no comprenden la causa profunda, escatológica de su modo de actuar.
Esto provoca violentas discusiones, de las cuales Jesús siempre logra salir con éxito, pero sin dar
jamás las verdaderas razones de su conducta. Se contenta con sugerirlas. ... Aquí estamos en el
corazón del secreto mesiánico. Si existe un caso en el evangelio en el cual se aplique integral-
mente la anotación de Wrede es éste: “¿No habría existido un medio mucho más simple de evitar
los malentendidos? Por qué no discute de modo más franco, al menos con los jefes del pueblo – o
con sus discípulos –, para decirles: Escuchen, comprendo muy bien sus razonamientos. Ellos eran
adecuados en su momento. Pero ahora acaba de suceder un Acontecimiento de un orden en-
teramente diverso, que hace caducos todos sus modos de juzgar la vida y la conducta de los hom-
bres. Y yo estoy encargado de anunciar e inaugurar este Acontecimiento”».303
301
MINETTE DE TILLESSE, G. Le secret messianique dans l'évangile de Marc. Paris: Cerf 1968; p. 277.
302
Cf. la serie de discusiones de 2,1 — 3,6 y las controversias en el Templo de 11,27 — 12,40.
303
MINETTE DE TILLESSE, G. Le secret messianique dans l'évangile de Marc pp. 158-159.
304
Cf. MINETTE DE TILLESSE, G. Le secret messianique dan l'évangile de Marc pp. 215-216.
Estos son los hechos desnudos. Es evidente que aquí no existe un simple recuerdo histó-
rico, sino que se trata de un tema teológico característicamente marcano. Tan propio de Mc, que
Mt y Lc tienden a olvidarlo.305 ¿Por qué Mc introduce este tema? Éste es el asunto que requiere
una explicación. Ha habido muchos intentos de explicación del problema del secreto mesiánico.
Destaco los más significativos.
a. W.Wrede postula una razón de tipo apologético. A su juicio, el tema del secreto mesiá-
nico debe entenderse sobre el telón de fondo del horizonte teológico de Mc, no en relación con la
historia de Jesús. Las afirmaciones de Wrede en este punto pueden ordenarse en torno a tres ejes.
• Para una correcta comprensión de la teología de Mc, y especialmente del tema del secreto me-
siánico, se la debe situar sobre el telón de fondo de los primeros desarrollos del pensamiento
cristiano. Mc se sitúa en un momento en el cual se contraponen dos cristologías. Una cristología
más tradicional (que se puede entrever en textos como Hch 2,36; Rom 1,4; Fil 2,6-11) según la
cual Jesús comenzó a ser mesías a partir de la resurrección; y para la cual la vida terrena de Je-
sús no tuvo características mesiánicas. Junto a ella está surgiendo una nueva cristología para la
cual Jesús fue y actuó como mesías ya en su vida terrena; esta cristología encuentra su más am-
plio desarrollo en Juan. Situado en esta polaridad, Mc intenta mediar entre ambas con la teoría
del secreto mesiánico. Para Mc Jesús es mesías desde el inicio de su ministerio público, pero
guarda en secreto esta condición mesiánica. Desde siempre Jesús fue mesías, aunque esta condi-
ción no se haya divulgado en su momento.
• El tema del secreto mesiánico atraviesa toda la obra de Jesús, y no se refiere sólo a su identidad.
También están velados por el tema del secreto su enseñanza, sus milagros, su entrega en el su-
frimiento, su muerte y su resurrección. Por tanto, junto a los mandatos de silencio se debe aten-
305
El punto más claro es el de los mandatos de imposición de silencio. Los otros sinópticos dependen de Mc en el
conservar algunas órdenes de silencio: Marcos 1,44 // Mateo 8,4 // Lucas 5,14 y Marcos 8,30 // Mateo 16,20 //
Lucas 9,21. Sin embargo, en el caso concreto de Mt, este evangelio omite una serie de textos marcanos (Mc
1,25.34; 5,43; 7,24.36; 8,26), aunque agrega un mandato de silencio que no está en Mc (Mateo 9,30-31). Lc tam-
bién omite mandatos marcanos de silencio (Marcos 3,12; 7,24.36; 8,26) y suaviza mucho el mandato de silencio
posterior a la transfiguración (Marcos 9,9 // Lucas 9,36). El tema del motivo de las parábolas también está pre-
sente en los tres, aunque suavizado en su expresión: Marcos 4,10-12 // Mateo 13,10-11 // Lucas 8,9-12. La insis-
tencia en la incomprensión de los discípulos, tan característica de Mc, es muy transformada por Lc y especial-
mente por Mt, para quien los discípulos son los que entienden.
• No se deben descuidar las contradicciones presentes en Mc; es decir, las manifiestas rupturas
del secreto mesiánico. Éstas no son incoherencias del relato, sino fisuras que cumplen la impor-
tante función narrativa de permitir la manifestación de la verdadera identidad de Jesús, antici-
pando la total ruptura del secreto que se producirá después de la resurrección (Mc 9,9).
b. La reacción contra Wrede, muy defensiva y abundante hasta 1960, buscó explicar el te-
ma del secreto mesiánico desde una motivación pedagógico-política. Reaccionando críticamente
contra Wrede se buscó explicar el secreto como un elemento histórico del ministerio de Jesús, no
en referencia a la teología de Mc. En su manera de entender el ministerio de Jesús estos autores
señalan que Jesús habría ocultado su mesianismo para evitar malas comprensiones de sus se-
guidores (que trataban de hacerlo rey), y de paso evitarse conflictos con el poder judío. Sería una
cierta pedagogía, una estrategia históricamente usada por Jesús. En relación a una valoración de
esta postura comparto el siguiente juicio: «Pensar que Jesús mandó guardar silencio para evitar el
peligro de una revolución es un punto de vista que puede ser mantenido dentro de ciertos límites,
pero que se acerca peligrosamente a la idea de que lo que se busca son seguridades. Los datos
requieren de una explicación más profunda».307 La insuficiencia de esta explicación es que no da
cuenta de la tensión entre ocultamiento y revelación, que – tal como lo veremos a continuación –
es característica de Mc, aquello que lo distingue de Mt y Lc en este aspecto.
306
MARCUS, JOEL El evangelio según Marcos. Salamanca: Sígueme 2011, p. 616.
307
TAYLOR, V. El Evangelio según san Marcos. Madrid: Cristiandad 1979, p. 138.
Este secreto mesiánico tiene dos niveles. En el primero, amplio y multitudinario, la pre-
gunta es ¿quién es éste? El asunto parece quedar resuelto en la respuesta de Pedro. Pero luego
surge una tensión mucho más radical, que coge a los discípulos por entero, entre la manifestación
de la gloria del Mesías y la inminencia de la Pasión. Es el misterioso ocultamiento del poder me-
siánico en el servicio.309
Hasta el momento nos hemos movido sólo en la dimensión teológica del problema del se-
creto mesiánico. Es necesario entrar en su dimensión propiamente literaria. Sin contradecir lo
planteado en el nivel teológico, W. Marxen, G.-W. Kümmel y otros insisten en que este tema es
un artificio literario de Mc. Para Marxen, Mc posee un acentuado carácter kerygmático, en co-
herencia con el cual presenta un texto que proclama a Cristo, Señor encarnado, e invita a acogerlo
por la conversión personal. Para Marxen el secreto mesiánico sería un recurso literario de Mc pa-
ra mantener el carácter globalmente kerygmático de su obra.310 Es decir, evitar lo historizante y
mantener lo kerygmático. El asunto es que en la tradición oral cada perícopa, originalmente inde-
pendiente, manifiesta con claridad el mesianismo de Jesús, a partir de esa mayor comprensión de
él que se logra después de la resurrección. De esta forma, cuando se unen varias perícopas en un
evangelio, la secuencia que ellas conforman aparece como una permanente y explícita mani-
festación del mesianismo de Jesús. Pero de hecho no fue así el ministerio terreno de Jesús, y se
distorsionaría en sentido profundo de su encarnación si se lo entiende de esta forma. Con el re-
curso literario del secreto mesiánico Mc busca salvaguardar la opacidad del ministerio de Jesús;
el que su verdadera condición mesiánica nunca fue de una evidencia abrumadora para sus con-
temporáneos.311 En una síntesis apretada de Marxen: «Con el motivo del secreto mesiánico Mar-
308
El episodio de los discípulos de Emaús (Lucas 24,13-35) nos ofrece una buena imagen de la manera como los
primeros discípulos fueron conduciendo este proceso de discernimiento, con el apoyo del resucitado.
309
En la tradición joánica el episodio de Jesús que lava los pies a sus discípulos (Juan 13,1-20) es una clave de com-
prensión del sentido de la pasión.
310
Una síntesis pastoral puede ser la siguiente: Mc señala con claridad los títulos que dan cuenta de quién es Jesús.
Pero más importante que eso es lo que Él hace y enseña. Los títulos responden a la mentalidad de una época y
pueden ser interpretados de diversos modos. Jesús no comparte totalmente las expectativas habituales. Las corri-
ge y supera. Esta superación no es teórica, sino práctica: mediante su mismo actuar. Por lo mismo, Jesús pide que
no se divulgue quién es Él. Pide que no se lo encasille prematuramente, pide que se mire atentamente su actuar y
se lo reconozca en su verdadera identidad mediante la atención a su actuar. Ésa es la auténtica revelación.
311
En el cine, al hacer una vida de Jesús, el respeto de esta dimensión es constituye el punto decisivo para darle
«El motivo del secreto mesiánico desempeña así mismo una función literaria, cuyo senti-
do puede barruntarse cuando tratamos de imaginar lo que sería el evangelio en el caso de que no
existiera ese motivo del secreto. En las tradiciones que han llegado hasta Marcos, uno de los dis-
cípulos de Jesús le llama Mesías (8,29), los demonios, por su parte, le confiesan como “el Santo
de Dios” y como Hijo de Dios (1,24; 5,7), y el mismo Dios le habla en dos ocasiones llamándole
su Hijo (1,11; 9,7). Marcos ha introducido esas historias, donde unos seres humanos o sobrehu-
manos reconocen a Jesús, dentro de la narración continua de su evangelio y los ha asociado con
numerosas historias de curaciones y de exorcismos que, en el contexto general de su obra, con-
firman ese reconocimiento de Jesús como Mesías e Hijo de Dios. Pero el despliegue del evange-
lio en su conjunto ha vinculado también esas historias de reconocimiento de Jesús con narracio-
nes en las que éste discute verbalmente con los líderes judíos, y con la narración de la pasión, en
la segunda parte del evangelio. A causa de esta conexión, Marcos ha creado un problema litera-
rio, y el motivo del secreto mesiánico constituye una parte de la solución a ese problema. Sin ese
motivo del secreto, las historias del reconocimiento divino y demoníaco de Jesús hubieran choca-
do demasiado con el hecho de la oposición a Jesús que aparece en las historias de las controver-
sias y que alcanza su culmen en la narración de la pasión. Así, por ejemplo, sin ese secreto, la
acusación de los escribas que afirman que Jesús expulsa demonios con la ayuda del Príncipe de
los demonios (3,22) carecería por completo de sentido, después que los demonios hayan confesa-
do públicamente que Jesús los ha expulsado en virtud del poder de Dios. De modo semejante, los
líderes judíos habrían sido incapaces de acusar a Jesús de blasfemia por haber pretendido la filia-
ción divina (14,61-64), puesto que esta pretensión habría sido ratificada públicamente por el tes-
timonio irrefutable de los dos poderes del mundo invisible, el poder de Dios y el de los demo-
nios».313
Resumiendo, en el tema del secreto mesiánico tenemos un asunto que es a la vez teológi-
co y literario, siendo ambas dimensiones indispensables. Y se trata de una cuestión que tiene que
calidad teológica y espiritual a un film concreto. En caso contrario se cae en esas películas simplistas en las cua-
les todo es de una evidencia absoluta, que hace incomprensible el porqué de la muerte de Jesús.
312
MARXEN, W. Introducción al NT. Una iniciación a sus problemas. Salamanca: Sígueme 1983; p. 147.
313
MARCUS, JOEL El evangelio según Marcos pp. 616-617.
4. La cristología narrativa de Mc
4.1. Lo característico de la cristología de Mc
En 1,14-15 Mc propone una apretada síntesis del mensaje de Jesús en torno al tema de la
cercanía del reino de Dios y la invitación a la conversión. En los versículos anteriores Mc ha pre-
sentado la unción mesiánica de Jesús en el bautismo y su lucha con Satanás en el desierto hasta
vencerlo. Jesús ungido por el Espíritu y vencedor de Satanás es el que comienza a proclamar la
cercanía del reino y a hacerlo presente por sus obra.
El reino de Dios no es un espacio físico, sino la acción de Dios en favor de los hombres,
el reinado de Dios. El judaísmo se imaginaba este reinado de Dios a partir de la categoría de om-
nipotencia; como una irresistible irrupción del poder de Dios para destruir a Satanás y castigar a
los pecadores y, por otra parte, para reivindicar a los justos y regalarles un mundo nuevo. Pero en
la concreta acción de Jesús el acento no está puesto en la omnipotencia, sino en la misericordia y
la paternidad de Dios; el Dios del reino es un padre que pone su poder al servicio de los hombres,
El reino anunciado por Jesús es una obra del Padre. Él es el protagonista, ya que es su
amor, su intimidad la que está ofreciendo a los hombres en la persona de su Hijo Jesús. Ésta es la
buena noticia, el Evangelio. Y frente a esta palabra al hombre se le pide un proceso de conver-
sión, una meta¿noia / metánoia = conversión. Un honesto reconocimiento de su radical fragilidad
frente a Dios y un confiarse en Dios. Es entrar en la dinámica del amor de Dios, confiarse en su
benevolencia. La forma plásticamente más concreta de la conversión es el discipulado; el caminar
tras las huellas de Jesús, haciendo vida sus actitudes. Mc 9,33 – 10,52 son una síntesis de las acti-
tudes del discípulo que como el ciego Bartimeo tiene una fe que le impulsa a seguir a Jesús por el
camino que sube a Jerusalén.
Jesús no sólo anuncia el reino, sino que lo hace presente mediante su actuar. Jesús es
quien vence al Fuerte y le arrebata sus posesiones; los exorcismos son quizá el signo más brillan-
te de la nueva presencia del reino. Jesús sana las enfermedades y devuelve a quienes estaban pri-
sioneros de la enfermedad a una vida plena y a la convivencia con los suyos. Jesús reconcilia al
hombre con la naturaleza y sirve la gran mesa del banquete del reino sobre los montes de Israel.
También es el Señor que perdona los pecados y renueva el corazón de los hombres, haciendo
posible el milagro de que estos sigan a Jesús, que puedan acoger el llamado a ser sus discípulos.
4.3. La cruz
Para Mc la recta comprensión del ministerio mesiánico de Jesús sólo es posible desde la
cruz. Sin la cruz, la imagen de Jesús como maestro y obrador de milagros queda desbalanceada y
sin un eje conductor. Hijo de Dios es el único título cristológico que Mc pone tanto en boca de
actores humanos como de actores transcendentes, por lo mismo no se trata de que tenga preven-
ciones contra él, que lo considere inadecuado para describir la verdadera identidad de Jesús. Sino
que Mc quiere insistir en que la filiación divina debe ser confesada sin desconocer el escándalo
que producen en el creyente las dimensiones de dolor, rechazo y muerte presentes en el ministe-
rio mesiánico de Jesús. Para Mc la clave de superación de esta contradicción está en la compren-
sión de su muerte en cruz: ella, retrospectivamente, permite entender la verdadera identidad de
Jesús.314 La cruz descarta de modo definitivo una interpretación del mesianismo y de la filiación
divina de Jesús de acuerdo a los atributos normales de un Jei=oj a)nh¿r / theios aner = hombre
divino.315 La afirmación de la cruz es una suerte de correctivo a las identificaciones ambiguas de
Jesús y la propuesta de una actitud básica que debe modelar el comportamiento de los creyen-
tes.316 No basta con saber sobre Jesús, es necesario seguirlo. Y para esto ese hace indispensable
314
Cf. confesión del centurión al pie de la cruz Mc 15,39.
315
Es decir, de un «hombre divino» poseído por el poder del Espíritu: poderes milagrosos y sabiduría extraordinaria
que llevan a reconocerlo como divino.
316
Cf. las tres estrofas estructurantes de la primera sección de la segunda parte del evangelio.
Es decir, «para él la dimensión más importante de la vida de Jesús no fueron su poder mi-
lagroso o su sabiduría divina, sino su muerte salvadora sobre la cruz. En consecuencia, en orden a
dar al título Hijo de Dios su interpretación propia, el evangelista yuxtapone un segundo título,
Hijo del Hombre, que enfatiza el sufrimiento y la muerte de Jesús (8,31; 9,31; 10,33-34) tanto
como su futura exaltación (8,38; 13,26; 14,62) ... El auténtico significado de Hijo de Dios reside
en una comprensión de Jesús como el Hijo del Hombre sufriente».317 En definitiva, en el fondo
algo de razón tenía Wrede: «El así llamado secreto mesiánico es una invención de Marcos; es su
camino para demostrar que nadie puede entender quién es Jesús hasta que él se revele como el
Hijo del Hombre sufriente. Por ello, Mc oculta la identidad de Jesús como Hijo de Dios hasta que
el lector comprenda plenamente el misterio del sufrimiento del Hijo del Hombre».318
«De hecho, el centurión que está al pie de la cruz es el único hombre que reconoce a Jesús
como Hijo de Dios y expresa con ello una concepción de él que concuerda con la concepción de
Dios. Esto revela, por tanto, que, para los hombres, la identidad de Jesús permanece rodeada de
una aureola de misterio hasta el final del relato de Marcos. Por otra parte, sugiere también que los
hombres no pueden percibir adecuadamente quién es Jesús hasta que vean toda su vida y su mi-
nisterio desde la perspectiva de la cruz. Ver a Jesús desde cualquier otra perspectiva es en cierto
sentido inadecuado o completamente erróneo».319
4.4. El discipulado
No cabe duda que en Mc los discípulos tienen un rol narrativo y teológico muy importan-
te. Algunos autores se han concentrado en el tema de la mirada crítica que Mc tiene de los discí-
pulos y han postulado una suerte de «eclesiología correctiva» que estaría presente en Mc. El
evangelista estaría insistiendo en que solo la persona de Jesús merece una adhesión profunda y
una imitación, y que los discípulos (= autoridades eclesiales) son hombres frágiles, que en defini-
tiva no entendieron en hondura a Jesús. Esta postura, sin embargo ha recibido pocas adhesiones,
317
MATERA, FRANK J. What are they saying about Mark? New York: Paulist Press 1987; p. 24. «¿Cuál es el objetivo
de la expresión el hijo del hombre en el relato de Marcos? Al designarse a sí mismo como el hijo del hombre, Je-
sús se refiere a sí mismo como el hombre que, aunque actúa con autoridad divina (2,10.28), es repudiado por Is-
rael y por los paganos (10,33-34), pero reivindicado por Dios (ahora en la resurrección, después de la parusía
[14,62]). En el relato de Marcos, por tanto, la designación el hijo del hombre subraya los rasgos de rechazo y
reivindicación» (KINGSBURY, J. D. Conflicto en Marcos. Córdoba: El Almendro 1991; p. 89).
318
Ibidem. Una buena síntesis: «Esta presentación de Jesús como el Mesías escondido que se revela en la cruz es
fruto de una profunda reflexión sobre el método seguido por él en su enseñanza. En efecto, el evangelista desea
subrayar que el Reino de Dios y la verdadera identidad de aquel que lo anuncia no se revelan tanto en sus prodi-
gios y sus palabras, cuanto más bien en la única palabra de la cruz, de la que todo lo demás recibe luz y significa-
do.» (SACCHI, A. «Enseñanza» en P. ROSSANO, G. RAVASI, A. GIRLANDA (eds.) Nuevo Diccionario de Teología
Bíblica. Madrid: Paulinas 1990; pp. 497-515 [pp. 508 s.]).
319
KINGSBURY, J. D. Conflicto en Marcos p. 22.
Los discípulos son el grupo que ha sido llamado por Jesús para estar con él y acompañarlo
en la misión de anuncio del Evangelio (3,14). La misma existencia de este grupo tiene un valor
cristológico, ya que da testimonio de las pretensiones mesiánicas de Jesús y de la acogida que
ellas han encontrado en estos discípulos. El grupo de seguidores debe acompañar a Jesús y
aprender de Él. Y aquí Mc se complace en poner de relieve la dificultad que tuvieron para enten-
der los caminos de su maestro y entrar por ellos. Tal como señalamos a propósito del tema del
secreto mesiánico, Mc insiste en esto no por afán de descalificar a los discípulos, sino para ad-
vertir al lector sobre las dificultades del camino y evitar así que desprevenidamente crea haber
llegado al fondo del misterio de Jesús.
Pero Mc no se queda sólo en la presentación de las dificultades de los discípulos para en-
tender, la que llega incluso a la traición y abandono en el relato de la pasión. El ángel que anuncia
la resurrección de Jesús a las mujeres les comunica también que el resucitado invita a sus discípu-
los a reunirse en Galilea, donde podrán ver al resucitado (16,7); de este modo está cumpliendo lo
anunciado en la última cena (14,27-28). Después de la traición y el abandono viene el momento
de la reconciliación. La historia de los discípulos pasa por la incomprensión y la traición, pero
termina en el encuentro con el resucitado, al que pueden ver y entender en su condición de Hijo
de Dios, crucificado y resucitado. En esto la figura de los discípulos vuelve a ser propuesta de
una actitud que Mc hace al creyente actual.
5. A modo de conclusión
Marcos, el primer evangelista, se manifiesta como un notable y creativo teólogo. Es el
creador del género literario evangelio, único producto literario genuinamente nuevo del tiempo
neotestamentario.320
Marcos es «el evangelista que anuncia al que ha sido como el que va a venir; el que está
presente – en la epifanía oculta – de la predicación».321 Éste es, precisamente, el Evangelio. Es la
presencialización del mensaje de Jesús. Es esencialmente predicación que invita a reconocer y a
convertirse a Jesús presente hoy día. El Evangelio «es el relato del ministerio de Jesús estructura-
do de tal modo que sea en el presente una prolongación del señorío escatológico de Jesús».322 El
evangelio está interesado en lo realmente sucedido, pero no está dominado por un criterio cientí-
ficamente histórico, sino esencialmente abierto a la interpretación de la fe en el modo de narrar el
pasado. Su interés está en sacar la historia de Jesús de las limitaciones del pasado y darle vigencia
actual. Aquí está la punta y la creatividad de Mc. En este sentido, sólo Mc y Jn son, estrictamente
hablando, evangelios. Mt está más dominado por el interés catequético–eclesial y Lc por lo histó-
rico.
321
MARXEN, WILLI Introducción al NT. Una iniciación a sus problemas. Salamanca: Sígueme 1983. p. 155.
322
MARXEN, WILLI Introducción al NT. Una iniciación a sus problemas. Salamanca: Sígueme 1983. p. 155.
1. Antecedentes generales
1.1. Autor
El texto mismo del evangelio no entrega ninguna indicación sobre su autor. La antigua tra-
dición, partiendo de Papías, lo ha referido al apóstol Mateo. Dice Papías: «Mateo reunió en dia-
lecto hebreo323 las palabras (taì lo¿gia), y cada uno las tradujo (h(rmh¿neusen) como pudo».324 De
acuerdo a esto, Mt sería el único evangelio apostólico. Esta atribución tradicional se apoya en la
identificación del publicano llamado por Jesús como Mateo (Mt 9,9) y no como Leví (Mc 2,14).
Se ha dicho que el evangelista estaría recordando su propia vocación. La tradición patrística al
respecto es vacilante, compleja y algo incoherente.
En el día de hoy, prácticamente nadie acepta esta atribución tradicional. Nuestro Mt no es
traducción del arameo, sino una obra escrita originalmente en griego. Esto no significa que deba
descartarse absolutamente la hipotética existencia de algunas colecciones de material tradicional
redactadas en arameo. Por otro lado, Mt tampoco es la obra de un testigo presencial de los he-
chos, ya que se apoya en escritos anteriores, de origen no apostólico. El nombre de Mateo 325
puede explicarse de modo más simple en referencia a la lista de los discípulos, en la cual no apa-
rece ningún Leví;326 es decir, Mt evita narrar la vocación de una persona que luego no aparece en
la lista de los Doce, reemplazando el nombre de Leví por el de Mateo, que sí está en la lista pero
respecto del cual no se conoce un relato de vocación. Por último, el texto actual de Mt no puede
ser llamado logia, a no ser que se extienda en exceso el sentido del término.
Si el autor no es apóstol, como parece necesario afirmar, se trata de alguien enteramente
desconocido para nosotros. Sería un autor judeocristiano, de lengua griega, que quizá ha recibido
323
Papías dice e)brai+di diale¿kt% / ebraidi dialekto, pero éste parece significar, en verdad, «arameo». Los términos
«hebreos» que se señalan en Jn 19,13.17 y 20,16, de hecho son términos arameos.
324
EUSEBIO DE CESAREA Historia Eclesiástica III, 39,16. Otros testimonios importantes son: IRENEO DE LYON Ad-
versus Haereses III, 1,1 (cf. EUSEBIO DE CESAREA Historia Eclesiástica V, 8,2); ORÍGENES Commentarius in
Matthaeum (en EUSEBIO DE CESAREA Historia Eclesiástica VI, 25,4); EUSEBIO DE CESAREA Historia Eclesiástica
III, 24,6 y V, 10,3; JERÓNIMO Praefatio in Commentarius in Matthaeum. Los mayores problemas son: ¿es posible
llamar logia al evangelio de Mateo? ¿qué es esto de traducir? ¿se trata de una traducción en sentido estricto, o se
trata de una interpretación libre, que incluso pudo haber sido efectuada sólo oralmente? ¿por qué a Papías le in-
teresa hablar de Mateo de este modo? Parece ser que lo que realmente le interesa es dar respaldo a su propio tra-
bajo teológico.
325
En Mt 9,9, contra Mc 2,14 y Lc 5,27 que dicen Leví.
326
En Mt 10,3 el evangelista se siente necesitado de insistir en que se trata de Mateo, el publicano, para reforzar la
identificación. En un evangelio destinado a una comunidad cristiana culturalmente judía parece interesante que se
diga claramente que uno del grupo de los discípulos pertenecía a la despreciable categoría de los publicanos.
formación en alguna escuela rabínica.327 Queda pendiente el problema del por qué se puso el tex-
to bajo el nombre de Mateo. Se han señalado razones de dos tipos. Primera: que tal vez el apóstol
efectivamente ejerció alguna actividad de orden literario, como apunta Papías. ¿Sería posible
pensar que Q sea una de estas traducciones griegas parciales del trabajo original de Mateo? La
Iglesia habría puesto bajo el nombre de Mateo un evangelio que no poseía un autor claramente
identificado, partiendo del supuesto que el apóstol habría escrito algo. Segunda: el apóstol Mateo
podría haber tenido una especial relación con la Iglesia en la cual surgió este texto.328 Nada más
podemos decir del autor.
1.2. Fecha
Respecto de la fecha de redacción se indican con claridad dos extremos. El evangelio sería
posterior al año 70, ya que conoce claramente la ruina de Jerusalén.329 Por el otro extremo, el
evangelio es anterior al año 100, ya que Ignacio de Antioquía lo conoce y lo usa.
Dentro del tiempo que nos entregan estas dos fechas tope, el evangelio delata la existencia
de una Iglesia que ya ha generado algunas estructuras internas,330 que conoce problemas de en-
friamiento de la fe,331 que se encuentra en clara ruptura y lucha contra un judaísmo que se ha re-
estructurado después de la ruina de Jerusalén.332 Teniendo presente estos elementos, ha-
bitualmente se propone una fecha de origen en torno al año 80.333
1.3. Ambiente y lugar de origen
Mateo se origina en una comunidad cristiana de lengua griega, en la cual la mayoría es de
origen judío. Estas características nos sitúan, ampliamente, en la región de Siria.334 Por tanto no
es raro que desde la antigüedad se haya hablado de Mt como de un evangelio siro-palestinense.
327
En Mt 13,52, «el escriba que se ha hecho discípulo del Reino...», se suele reconocer una referencia personal del
autor. Del autor se puede decir que es «un judeocristiano de habla griega de la segunda generación cristiana, que
poseía una perspectiva misionera universalista y que muy probablemente poseyó una capacitación rabínica»
(KINGSBURY, JACK DEAN Matthew as Story. Philadelphia: Fortress Press 1986. p. 132).
328
Algunos autores, a partir del trabajo clásico de K. Stendahl, piensan que detrás del texto de Mt se puede reconocer
una «escuela de catequesis». A ella podría haber estado vinculado el apóstol.
329
En la parábola de los invitados a la boda del hijo del rey Mt introduce el vers. 22,7 que interrumpe el relato e
interpreta la ruina de Jerusalén como castigo por la ceguera de Israel para acoger la invitación de Dios.
330
Mt 18,15-17 conoce una práctica eclesial de corrección fraterna; 28,19 revela un ritual del Bautismo.
331
Mt 24,10-12: muchos se escandalizarán... habrá falsos profetas... la fe de muchos se enfriará...
332
Esta reestructuración se realiza especialmente en el Sínodo de Yamnia, entre los años 70-80. El evangelio de Mt
se siente necesitado de responder ante algunas infamias contra Jesús difundidas en su entorno. En Mt 28,11-15 se
recoge la acusación de que Jesús no ha resucitado, sino que los discípulos han robado su cadáver; Mt responde
que los Sumo Sacerdotes han sobornado a los guardias del sepulcro. En Mt 1,18-25 se insinúan dudas sobre el na-
cimiento virginal de Jesús, es decir, sobre el real rol jugado por José; por eso Mt resuelve con lujo de detalles to-
das las posibles dudas o vacilaciones de José.
333
SCHMID - WIKENHAUSER años 70-80; MARXEN «en los años 80»; GEORGE- GRELOT años 80-90; KÜMMEL entre
80 y 100; KINGSBURY años 85-90; DAVIES - ALLISON entre 80 y 95; LUZ «no mucho después del año 80».
334
En la misma línea apunta la curiosa anotación de 4,24: «… de modo que su fama llegó a toda Siria». Sería un
guiño o saludo al lugar de origen del texto. Estas referencias están ausentes en Marcos.
335
Antioquía fue una importante ciudad helenística, fundada hacia el año 300 a.C. Situada no lejos de la costa orien-
tal del Mediterráneo, en la región de Siria, junto al río Orontes. Hoy se la llama Antakya, en la provincia de Ha-
tay, en el extremo sur del actual territorio de Turquía. En épocas del imperio romano estaba entre las tres mayores
ciudades del imperio, junto a Roma y Alejandría. En la actualidad tiene poco más de 200.000 habitantes, aunque
en sus épocas de esplendor llegó al medio millón de habitantes. Es el primer lugar en el cual los seguidores de Je-
sús recibieron el nombre de «cristianos», la comunidad tuvo como su catequista estable a San Pablo (cf. Hechos
11,19-26). Esta es la comunidad desde la cual emprende Pablo sus viajes misioneros (cf. Hechos 13,1-3, etc.)
336
IGNACIO DE ANTIOQUÍA Esmirniotas 1,1; Policarpo 1,2.3. También parece usarlo la Didajé, probablemente escrita
en esta misma zona; cf. Didajé 8,2; 11,3; 15,3-4.
337
Por el tema mateano de la huida de la sagrada familia a Egipto.
338
THEISSEN, GERD La redacción de los evangelios sinópticos y la política eclesial. Un enfoque socio-retórico. Este-
lla: Verbo Divino 2002, p. 55.
339
«Todas sus obras [los escribas y fariseos / oi( grammatei=j kaiì oi( farisai=oi] las hacen para ser vistos por los
hombres; ensanchan las filacterias y alargan las orlas del manto, quieren el primer puesto en los banquetes y los
primeros asientos en las sinagogas y que se les salude en las plazas y que la gente les llame “Rabbí”. Ustedes, en
cambio, no se dejen llamar “Rabbi” (r)abbi/), porque uno solo es su Maestro (dida/skaloj), y todos ustedes son
hermanos (a)delfoi/). Ni llamen “Padre” (path/r) a ninguno de ustedes en la tierra, porque uno solo es su padre,
el del cielo. Ni tampoco se dejen llamar “Instructores” ( kaJhghtai/), porque uno solo es el Instructor
(kaJhghthìj) de ustedes: el Cristo» (Mateo 23,5-10).
340
AGUIRRE MONASTERIO, RAFAEL «La comunidad de Mateo y el judaísmo» en Estudios Bíblicos 51(1993)233-249,
[pp. 246-248].
341
Mc usa 7 veces la palabra kw¿mh / kóme = aldea y 8 veces po¿lij / pólis = ciudad. En Mt kw¿mh está 4 veces, y
po¿lij 26 veces.
342
Un talento es una moneda de grandísimo valor. En la nomenclatura hebrea un talento es una moneda de 33 kilos
de oro o plata, y la mina es una moneda de 550 gramos; por lo tanto 1 talento = 60 minas. En la nomenclatura
griega, articulada sobre el denario, que equivale al salario de un día, un talento vale 6.000 denarios (es decir, el
salario de 16,5 años de trabajo) y una mina vale 100 denarios (el salario de algo más de 3 meses de trabajo). Ade-
más, en Lc cada uno recibe sólo una mina, en Mt reciben uno, tres o cinco talentos. Verdaderos capitales.
343
Comparar el comentario de Jesús ante la reacción del joven rico Mt 19,23: «Les aseguro que un rico difícilmente
entrará en el Reino de los Cielos», con Mc 10,23: «¡Qué difícil es que los que tienen riquezas entren en el Reino
de Dios!».
Partiendo de estas objeciones, es difícil aceptar que ésta sea la estructura de Mt, aunque la
repetición de la fórmula impresiona fuertemente y no se la puede despreciar. Lo que realmente
parece ser claro es la presentación de Jesús como nuevo Moisés. Sin duda que es una cierta veta
estructural que recorre a Mt. Ella puede vincularse con el tema mateano del mesías docens et
sanans. Tal como Moisés, Jesús trae la nueva ley y la salvación definitiva para Israel. Como Moi-
sés, es legislador y liberador. Indicadores de este nexo que Mt establece entre Moisés y Jesús son
los siguientes:
a. La fórmula repetida parece estar calcada del Deuteronomio (28,69; 31,1; 32,45). Se da un es-
pecial paralelismo entre Deuteronomio 32,45 (¿o 31,1?) y Mt 26,1.
b. La frecuencia de cinco veces ciertamente evoca el Pentateuco.
c. En la historia de la infancia hay un fuerte paralelismo entre Moisés y Jesús. Elementos del
mismo son:
• el asesinato de los niños varones por el Faraón (Éxodo 1,15-22) es el molde sobre el cual está
construido el relato de la muerte de los niños varones decretada por Herodes (Mt 2,16).
• Moisés en el desierto recibe un mensaje de Dios para volver a su pueblo (Éxodo 4,19), casi
idéntico al recibido por José para retornar desde Egipto (Mt 2,20).
• La cita de Oseas 11,1, «De Egipto llamé a mi hijo» aplica el Éxodo –que tenía a Moisés a la
cabeza– a Jesús (Mt 2,15).
d. En la Transfiguración Mt pone a Moisés por delante de Elías.344 El brillo del rostro de Jesús,
que agrega Mt 17,2 recuerda el brillo del rostro de Moisés (Éxodo 34,29-35). Estos agregados
propios de Mt refuerzan el tono sinaítico que, de suyo, ya tiene la Transfiguración en Mc (cf.
Éxodo 24,1-11, texto que relata el ascenso de Moisés, Aarón, Nadab y Abihú al Sinaí).
e. La centralidad del tema del «Monte» en Mt parece aludir al Sinaí. Así, la Nueva Ley del Reino
se proclama en el Monte (Mt 5,1) y viene a dar cumplimiento a la antigua Ley (Mt 5,17ss.).
344
Comparar Mt 17,3 con Mc 9,4.
Se impone una primera constatación: Mt es un evangelio que parece tener varias estructuras
superpuestas, y no una única estructura muy nítida. Pero junto con aceptar esta especie de multi-
plicidad de elementos estructurales se debe reconocer que existe una estructura base, de fondo,
semejante a la de Mc. Es una de las consecuencias que se pueden deducir legítimamente de la
teoría de las dos fuentes. Un esquema básicamente marcano significa un esquema que tenga co-
mo eje estructural, o bisagra, la confesión de Pedro en Cesarea.
Se debe atender a una fórmula redaccional de Mt: a)po\ to¿te hãrcato o( ¡Ihsouj (apo tote
erxato ho Iesous = desde entonces comenzó Jesús). Está presente en 4,17 «Desde entonces co-
menzó Jesús a proclamar y decir: conviértanse, pues se ha acercado el Reino de los Cielos», y
16,21 «Desde entonces comenzó Jesús a manifestar abiertamente a sus discípulos que Él debía ir
a Jerusalén y sufrir mucho...». Ambas fórmulas están muy cerca de Mc 8,31: «Y comenzó a ense-
ñarles que el Hijo del Hombre debía sufrir mucho...» (kai£ hÃrcato dida¿skein au)tou£j ... kai
erxato didáskein autous…). El uso de esta fórmula permite reconocer en Mt la presencia de un
esquema similar al de Mc, aunque con un material notablemente más amplio y mejor armado.
Este esquema estructural básico, de corte marcano, sería:
1,1 — 4,16: presentación de Jesús. Se trata de una sección paralela a Mc 1,1-13, aunque
notablemente ampliada por los relatos de la Infancia Se la puede entender como un doble prólogo
dividido en dos grandes secciones: 1,1 — 2,23: el Hijo de David, y 3,1 — 4,16: el Hijo de Dios.
Desde el punto de vista teológico, esta sección contiene todos los grandes temas del Evangelio.
Es una suerte de gran preámbulo sintético. Incluso esta sección posee una conclusión universalis-
ta (4,14-16) muy semejante a la conclusión universalista de todo el evangelio (28,18-20). Este úl-
timo texto posee un importante rol estructural respecto del conjunto del evangelio.
4,17 — 16,20: la predicación del Reino de los Cielos, primera sección. «Desde entonces
comenzó Jesús a proclamar y decir: conviértanse, pues se ha acercado el Reino de los Cielos»
(4,17). Se trata de un primer período centrado en la predicación del Reino de los Cielos. Esta sec-
ción del evangelio está fuertemente transformada respecto de Mc. Se desplaza la pregunta marca-
na del ¿Quién es éste? a una presentación tranquila y serena del Reino de los Cielos. En esta sec-
ción Mt altera bastante el orden del relato, como señalaremos a continuación.
16,21 — 28,20: el camino pascual de Jesús, segunda sección. «Desde entonces comenzó
Jesús a manifestar abiertamente a sus discípulos que Él debía ir a Jerusalén y sufrir mucho...»
(16,21). Esta segunda sección centrada en el camino pascual de Jesús sigue básicamente el orden
de Mc, aunque lo amplía significativamente: discurso de comunidad: 18,1-35; discurso antifari-
saico: 23,1-39; consistente ampliación del discurso escatológico: 24,1 — 25,46; introducción del
anuncio del resucitado: 28,1-20.
345
Aunque Mt reduce mucho el tema de la dificultad de los discípulos para reconocer a Jesús. Por ejemplo, después
de la primera multiplicación de los panes introduce en 14,22-33 el texto de Pedro que camina sobre las aguas. Es
un texto de claro sabor eclesial, en el cual aunque el apóstol es reprochado por ser hombre de poca fe; sin embar-
go, el episodio termina con todos los discípulos postrados ante el Señor diciendo Verdaderamente eres el Hijo de
Dios. Esta profesión de fe le quita relevancia a la confesión de Pedro en Cesarea. Igualmente Mt omite el descon-
cierto de los discípulos que está en Mc 6,51b-52. Los severos reproches de Jesús a los discípulos en Mc 8,14-21
son profundamente corregidos en Mt 16,5-12, al punto que Mt señala explícitamente que los discípulos entendie-
ron, mientras Mc 8,21 dice lo contrario.
a 4,18-22: vocación de los discípulos: ellos son los que deben ver la acción de Jesús
para aprender un nuevo modo de vida y ser enviados a predicar.
a’ 10,1-42: misión de los discípulos: «Y llamando a sus doce discípulos, les dio poder
sobre los espíritus inmundos para expulsarlos, y para curar toda enferme-
dad y toda dolencia». Los llamados, que han contemplado a Jesús ense-
ñando y sanando, son enviados a hacer lo que han visto hacer a su Señor.
En esta sección tenemos una primera manifestación del reino de los Cielos, un momento
inicial. Jesús llama a algunos seguidores, ante los cuales se manifiesta como mesías docens y
sanans, para comprometerlos en la misma tarea. El reino se descubre mirando a Jesús desde una
dinámica de envío, como el enviado para los demás hombres. El resto de la sección nos mani-
fiesta las reacciones de escándalo ante las obras (ta\ eãrga / ta erga = las obras 11,2-19: llamada,
enseñanza y sanación, envío) del reino (caps. 11 y 12). Esta sección conduce a una meditación
sobre el carácter parabólico de la irrupción del reino de los Cielos (cap. 13).
4,17 — 16,20: PROCLAMACIÓN DEL EVANGELIO DEL REINO (// Mc 1,14 — 8,30)
4,17: a)po\ to¿te hãrcato o( ¡Ihsouj: «Desde entonces comenzó Jesús a proclamar
y decir: conviértanse, porque se ha acercado el reino de los Cielos».
El ministerio de Jesús en favor de Israel
4,18-22: vocación de los discípulos
4,23-25: sumario del mesías docens y sanans
5,1 — 7,29: sermón de la montaña: mesías docens
8,1 — 9,34: serie de diez milagros: mesías sanans
9,35-38: sumario del mesías docens y sanans
10,1-42: envío en misión de los discípulos
La respuesta de Israel a este ministerio
11,1 — 12,50: escándalo por ta\ eãrga (ta erga = las obras) de Jesús
13,1-52: la condición parabólica de la venida del reino en Jesús
14,1-12: muerte del Bautista
14,13: a)kou¿saj de\... a)nexw¿rhsen ei)j...: «habiendo oído Jesús que Juan fue ase-
sinado se retiró de allí en una barca hacia un lugar desierto, totalmente solo».
14,13 — 16,20: sección de los panes, que culmina en la confesión de Pedro. La
inminencia de la cruz lleva a Jesús a hacer signos cada vez más
claros, que hagan posible el reconocimiento de su mesianism
Este elemento estructural de la predicación del Reino de los Cielos está reforzado por el
tema de «las multitudes» (oi( oãxloi / hoi ojloi). La predicación a las multitudes se inicia con las
Bienaventuranzas (5,1) y se cierra con el discurso de las maldiciones a los fariseos (23). Se inicia
con la proclamación del nuevo espíritu del Reino y concluye con la severa sentencia contra Jeru-
salén: «Ya no me volveréis a ver hasta que digáis: bendito el que viene en el nombre del Señor»
(23,39). Este tema puede ser otro leve indicio estructural.
1,1 — 4,16: Presentación: Jesús es presentado al lector, permaneciendo él mismo pasivo, sin
actividad. Este prólogo culmina en 3,13-17, el bautismo de Jesús, en el
cual Dios lo presenta con unas palabras que se dirigen a todos. Jesús es
presentado con el poder que le permitirá desempeñar su ministerio.
4,17 — 16,20: Primera sección: a partir de 4,17 Jesús toma la iniciativa, deja la condición
de pasividad y se empeña en el anuncio del evangelio. Los sumarios de
4,23-25 y 9,35-38 centran el sentido de este actuar en el enseñar y actuar
con poder.
16,21 — 28,20: Segunda sección: camino hacia Jerusalén, donde sucederá la pasión y resu-
rrección. El camino está jalonado por los tres anuncios de la pasión (16,21;
17,22-23; y 20,17-19), que se recapitulan en 26,2.
16,21 — 20,34: camino propiamente tal, con enseñanza de Jesús a los dis-
cípulos y anuncios de la pasión.
346
PIERRE BONNARD Evangelio según san Mateo. Madrid: Cristiandad 1976, p. 26.
347
La idea del «con vosotros», clave del tema del Emmanuel, se repite frecuentemente en Mateo. Está en la conclu-
sión del evangelio (28,20), y en varios textos precedentes: 17,17; 18,29; 26,29.
4,17 – 16,20 primera sección. Jesús anunciador del evangelio del Reino.
4,17 – 11,1 Jesús es el activo predicador de la salvación, que enseña y sana (5-9) tarea que
posteriormente cumplen los mismos discípulos enviado en misión (10).
4,17 primer sumario con el anuncio del evangelio. Texto estrechamente vinculado a la
conclusión de la sección anterior.
4,18-22 llamada de los cuatro primeros discípulos. El evangelista comienza a constituir
el auditórium de los oyentes. El texto sigue de cerca Marcos 1,16-20. Entre las diferen-
cias interesantes está que desde el inicio identifica a Simón como Pedro (y no solo a par-
tir de Marcos 3,16 // Mateo 10,2, donde no aparece como «cambio» de nombre). En el
texto se llama a los dos primeros pares de discípulos (los hermanos Simón/Pedro y An-
drés, y los hermanos Santiago y Juan, hijos de Zebedeo). Y siendo Pedro el principal es
el primer llamado; no es así en Juan 1,40.
4,23-25 sumario sobre el Mesías docens y sanans. Este texto es un sumario sintético que
prepara para lo que viene más adelante. Para Mt lo más importante no es mostrar una
deslumbrante manifestación del poder taumatúrgico de Jesús, sino subrayar su obedien-
cia a la voluntad, a la misión de «siervo de Dios» (Mateo 8,17) obediente a Dios y com-
pasivo con las personas, con los pecadores y sufrientes. Jesús maestro no es sino el Hijo
de Dios que carga sobre sí los dolores humanos, los de la muchedumbre y los de la co-
munidad eclesial. Por eso las muchedumbres le siguen. La muchedumbre, en medio de
la cual se incluye también a los discípulos, es un elemento importante en esta presenta-
ción mateana de Jesús.
16,21 – 28,20 Segunda sección. Camino hacia Jerusalén, donde acontecerá la muerte y re-
surrección de Jesús.
16,21 – 20,34 el camino hacia Jerusalén, jalonado por los anuncios de la pasión. En 16,21 la
fórmula «desde entonces comenzó Jesús» nos pone ante otra etapa del evangelio: el anun-
cio de la pasión.
16,21 – 17,27 la primera etapa del camino.
16,21-23 primer anuncio de la pasión. El texto sigue de muy cerca a Marcos 8,31-33,
casi sin modificarlo. A partir de este bloque la narración comienza a proponer direc-
tamente el camino de la cruz, dando por concluida la etapa del anuncio del evangelio.
16,24-28 clara enseñanza sobre el modo de seguir a Jesús, negándose a sí mismo. Si-
gue bastante de cerca el texto de Marcos 8,34 – 9,1.
17,1-9 Trasfiguración. El texto sigue a Marcos 9,2-10, retocando la redacción marcana,
aligerándola y haciéndola más sencilla. El único cambio más destacado es tratar de
otro modo el desconcierto de los discípulos.
348
En Daniel 9,27; 11,31; 12,11; cf. 1 Macabeos 1,54; 6,7 esta expresión designa el altar de Zeus erigido por los
Sirios sobre el altar de los holocaustos en el Templo.
349
FABRIS, RINALDO Matteo. Traduzione e commento. Roma: Borla 1982, p. 27.
350
Aunque en este último caso se trata efectivamente de una cita de Zacarías 11,12-13, pero que es atribuida al pro-
feta Jeremías, por ser éste el profeta-símbolo de los momentos de dolor.
351
THEISSEN, GERD La redacción de los evangelios y la política eclesial. Un enfoque socio-retórico. Estella: Verbo
Divino 2002, p. 55.
352
Son las dos únicas citas de este texto de Oseas en el NT. Quizá también se aluda a él en Mt 23,23 y Mc 12,33.
353
Prestar particular atención al versículo 19,8b, que es un texto propio de Mt: «...pero en el principio no fue así».
Jesús conduce la Ley a su intencionalidad original.
354
Basilei¿a / basiléia = reinado: Mt 51 usos, Mc 14 usos, Lc 39 usos.
356
FABRIS, RINALDO Matteo p. 29.
10,37-42: El que ama a su padre o a su madre..: las condiciones para poder seguir a Jesús.
13,47-50: parábola de la red barredera: un mundo en el cual todo está confundido, y la necesaria dis-
criminación de los peces al fin de los tiempos.
18,23-35 (especialmente vv. 32-35): parábola del servidor que no supo perdonar a su compañero: con-
ciencia de ser perdonados por Dios que lleva a perdonar al hermano.
25,31-46: parábola del juicio final: la separación de los cabritos y de las ovejas.
357
MARGUERAT, D. Le jugement dans l'Évangile de Matthieu. Genève: Labor et Fides 1981, p.106
358
Cf. Mt 5,20 – 6,18, una auténtica concentración de textos en torno al tema del amor. También Mt 7,12; 9,13; 12,7;
22,34-40; 23,23; 25,31-46.
360
Tres usos: 16,18 y 18,17 (con dos usos). Por este hecho, pero especialmente por el reflejo de la vida de las concre-
tas comunidades cristianas que dejan entrever los textos de Mt, algunos autores tienden a llamarlo el evangelio
eclesial. En esta calificación dada a este evangelio también influye la gran estima que la Iglesia ha tenido por Mt
a lo largo de su historia.
361
Comparar Mt 26,29 // Mc 14,25; Mt 26,36 // Mc 14,32; Mt 26,38 // Mc 14,34; Mt 26,40 // Mc 14,37; Mt 26,51 //
Mc 14,47; Mt 26,71 // Mc 14,69; etc.
362
Cuando Mt habla de discípulos tiene ante sus ojos, en primer lugar, a los discípulos y a la Iglesia de su momento.
Pero también parece estar pensando en todos los discípulos de todos los tiempos, ya que en 28,19 habla de
maJhteu¿ein / matheteuein = hacer discípulos. Es una relación modélica, posible para hombres de toda época.
363
La expresión se usa sólo en Mt 10,2.
364
Cf. Mt 27,57: se señala que José de Arimatea se había hecho discípulo de Jesús (e)maJhteu¿Jh t%= ¡Ihsou=); en
Mc 15,43 solo se dice que él esperaba el Reino de Dios. Recordar también el mandato del resucitado en Mt
28,19: «Hagan discípulos...».
365
Cf. Mt 13,19.23 (comparar con Mc 4,15.20); 13,51s.; 16,12; 17,13.
366
¡Oligo¿pistoj / oligopistos = poca fe: en todo el NT esta palabra se usa sólo 5 veces: 4 en Mt y 1 en Lc. En
concreto: Mt 6,30: llamado al abandono en manos de la Providencia; Mt 8,26: episodio de los discípulos en la
barca; Mt 14,31: Pedro hundiéndose en medio del Lago; Mt 16,8: juicio contra los discípulos, a propósito de la
levadura de los fariseos; Mt 17,20: los discípulos no logran expulsar los demonios por su poca fe; Lc 12,28, para-
lelo a Mt 6,30.
367
LIGHTFOOT, JOHN Horae Hebraicae et Talmudicae. 1658-1674 [= traducción en 4 tt. Oxford: 1859 = A Commen-
tary on the New Testament from the Talmud and Hebraica. Grand Rapids 1979]; CADBURY, HENRY JOEL The
Making of Luke-Acts. New York: 1927 (= London: 19682); ID. The Style and Literary Method of Luke. Cambridge
(MASS) 1920 (= New York: 1969).
368
Curiosamente, a nivel exegético se ha insistido mucho en que Lc-Hechos constituyen una obra indisociable, pero
son poquísimos los autores que han trabajado o comentado ambas obras como si fuesen una sola.
posición de la historia nace de una preocupación por la fe y está orientada por ella. Lucas no an-
hela ser el historiador de un determinado grupo humano, sino el testigo de una fe que anuncia la
intervención salvadora de Dios en la persona de Jesús de Nazaret, y que a partir de Él la salvación
se ha ofrecido al mundo entero.
Lo afirmado sobre el interés histórico de Lucas es válido tanto para el Evangelio como pa-
ra Hechos. Este último, bajo una más formal apariencia de historia es, en realidad, una exposi-
ción destinada a la edificación de los cristianos y a la difusión de la fe entre los gentiles. De aquí
que el orden de estos textos no sea, en lo fundamental, un orden cronológico sino catequético.
Un indicador privilegiado de este carácter historizador de la obra de Lucas está en la ca-
racterística «desescatologización» de su obra. Se ha perdido la tensión por el reino de Dios. Éste
no es presentado como estando a las puertas, no se está realizando hoy ni es inminente, sino que
se lo imagina en un futuro lejano. Por lo mismo, en el tiempo intermedio queda un espacio para la
Iglesia. En la obra de Lucas la historia de Jesús aparece por primera vez expuesta como algo ple-
namente perteneciente al pasado; a un pasado que es necesario tratar como historia. Como el fu-
turo escatologico también se ha alejado, por el abandono de la espera inmediata de la parusía,
queda un tiempo para la Iglesia. El tema central de la obra de Lucas será preguntarse qué deben
hacer el creyente y la Iglesia en este tiempo intermedio. Este tiempo en el cual la vida de Jesús
pertenece al pasado, y en el que ya no se conoce una espera inminente de la Parusía. Justamente
en este momento Lucas llama a mirar la historia, a buscar en ella la solidez de lo recibido y a en-
cararla como tarea para el presente desde la exigencia del testimonio y la experiencia de la fuerza
del Espíritu (cf. Hechos 1,11: «Galileos, qué hacen ahí, mirando al cielo...»).
En un nivel de análisis más coyuntural es sugerente la síntesis de F. Bovon: «El evangelis-
ta desea atestiguar las verdad del cristianismo y calmar el recelo de los romanos ante la misión
cristiana. Lucas está convencido de que el evangelio no constituye un peligro político. Al contra-
rio, la ética de los cristianos no puede sino hacer el bien a sus conciudadanos paganos. Lucas se
empeña, con una mezcla de seguridad e ingenuidad, en hacer que se acepte socialmente a la Igle-
sia cristiana e insiste en el interés que las autoridades y las clases superiores prestaron desde el
principio al mensaje de Pedro y más aún al de Pablo. Defiende también a la Iglesia contra la po-
lémica judía, afirmando que las comunidades cristianas son las legítimas herederas de las prome-
sas de la Escritura. Al mismo tiempo se convierte en el apologeta de la misión paulina contra la
oposición judeo-cristiana, subrayando la colaboración armoniosa entre Pedro y Pablo y la conti-
nuidad que reinó entre los doce que se quedaron en Jerusalén y los helenistas que partieron en
misión, así como con Pablo».369
En la interpretación de la obra de Lucas se vive una situación contradictoria, en la que se
contraponen dos miradas completamente opuestas del sentido de la obra lucana, y que ya han
quedado insinuadas en lo que hemos planteado. No es posible entrar en el marco de estos apuntes
369
BOVON, FRANÇOIS El evangelio según San Lucas. Salamanca: Sígueme 1995, t. I pp. 40-41.
370
Buenas síntesis fácilmente asequibles en dos obras católicas: RASCO, E. La teología de Lucas. Origen, desarrollo,
orientaciones. Roma: PUG 1976; FITZMYER, J. A. El Evangelio según san Lucas. Madrid: Cristiandad 1986; t. I,
pp. 30-61.
371
Un excelente y muy bien documentado tratamiento del tema, desde perspectiva católica en: FUSCO, V. «La discu-
ssione sur protocattolicesimo nel Nuovo Testamento. Un capitolo di storia dell’esegesi» EN HAASE, W. y TEMPO-
RINI, H. (eds.) Aufstieg und Niedergand der römischen Welt (ANRW) II, 26.2. Berlin/New York: Wolfgang de
Gruyter 1995, pp. 1.645-1691.
372
Aquí se lo llama médico. Ver además Colosenses 4,10, donde se alude a Marcos. San Jerónimo identifica al anó-
nimo hermano que aparece en 2 Corintios 8,18 con Lucas.
373
IRENEO DE LYON Adversus Haereses III, 1,1 («Lucas sectator Pauli, quod ab illo praedicabatur Evangelium in
libro condidit»; texto griego conservado en EUSEBIO Historia Ecclesiastica V, 8,3). Ireneo parece deducir este da-
to del estudio de las cartas de Pablo y de Hechos. Cf. Ibíd III, 14,1.
374
Fragmentum Muratorianum (siglo II). Texto en Enchiridion biblicum nº 1. El texto citado es muy incierto; de
modo especial el segundo oficio de Lucas se presta a diversas lecturas: quasi ut iuris studiosum (como aficionado
al derecho; texto del Codex Ambrosianus J.101), quasi itineris studiosum (como experto en viajes; T. Zahn), qua-
si litteris studiosum (como literato, o secretario; H. Lietzmann).
375
El PRÓLOGO ANTIMARCIONITA (hacia el 175) dice que Lucas nació en Antioquía de Siria, discípulo de los apósto-
les y posteriormente de Pablo, escribió en Acaya (Grecia) y murió en Beocia (Grecia), soltero y sin hijos, a los 84
años, de muerte natural. TERTULIANO Adversus Marcionem IV, 2,4-5 señala que Lucas no fue apóstol, sino con-
temporáneo de los apóstoles, que su maestro fue Pablo y que su evangelio es el de Pablo. CLEMENTE DE ALEJAN-
DRÍA Stromata I, 21,145 y ORÍGENES Commentarius in Matthaeum (en EUSEBIO DE CESAREA Historia eclesiásti-
ca VI,25,6) repiten los mismos datos. Varios Padres dicen que Pablo habría dado explícitamente su aprobación al
texto de Lc, señalando que cuando Pablo habla de mi evangelio (Romanos 2,16; 2 Timoteo 2,8) se estaría re-
firiendo a Lc. También hay quienes lo identifican con uno de los discípulos de Emaús, cuyo nombre no aparece
en los escritos canónicos (GREGORIO MAGNO); o con uno de los 72 discípulos enviados a predicar (PSEUDO-
ORÍGENES, EPIFANIO, TEOFILACTO).
376
Al parecer el primero en proponer esta idea es el historiador bizantino TEODORO LECTOR (THEODORUS LECTOR /
THEODORUS ANAGNOSTES) Historia Eclesiástica hacia el año 530, en el marco de la polémica iconoclasta. La
obra de Teodoro Lector está perdida, pero este testimonio se encuentra citado en una obra posterior: NICÉFORO
CALIXTO (hacia 1320) Historia Eclesiástica Libro I, 1: «Theodorus Junior … refert etiam Eudociam ab urbe Hie-
rosolymitana ad Pulcheriam misisse imaginem Matri Domini, quam Lucas apostolus dipinxerat ( hÃn o(
a)po¢stoloj Louka¤j kaJisto¿rhsen)» (Eudoxia envió a Pulcheria, desde Jerusalén, una imagen de la Madre de
Dios que el apóstol Lucas había pintado) Migne, Patrologia Graeca 86, p. 165. Esta afirmación, insostenible his-
tóricamente, apunta a un aspecto interesante de Lucas: su sensibilidad poética y su capacidad narrativa para pre-
sentar las situaciones como verdaderos «cuadros»; cf. RASCO, E. «La singolarità di Luca: salvezza di Dio e res-
ponsabilità dell'uomo» en Rassegna di Teología 19(1978)26-42, p. 28.
377
HOBART, W. K. The medical language of St. Luke; a proof from internal evidence that “The Gospel according to
St. Luke” and “The acts of the apostles” were written by the same person, and that the writer was a medical
man. Dublin: 1882 [= Piscataway (NJ): Gorgias Press 2004, 344 pp.]; HARNACK, A. Lukas der Arzt. Leipzig:
1906. [= Luke The Physician. The Author of the Third Gospel and the Acts of the Apostles. London: Williams &
Norgate 1909].
378
Ciertamente que el lenguaje de Lucas se encuentra en el de los escritos médicos de la antigüedad. Pero este len-
guaje también se encuentra, en una proporción más o menos similar, en escritos o en autores que por parte alguna
es posible considerar como médicos. De aquí que el argumento en sí mismo sea irrelevante. Sin embargo hay otro
indicio que puede tener algún valor. Al escribir, a Lc le gusta imitar el estilo de otras obras literarias. Y en este
horizonte el prólogo del evangelio podría verse como una suerte de imitación del prólogo del tratado de medicina
de Dioscórides, escrito en tiempos de Nerón: «Ya que muchos, no sólo entre los antiguos, sino también entre los
recién llegados, han ido juntando datos sobre la preparación, el poder y los efectos de los remedios, voy a intentar
mostrarte, ilustre Area, que sobre este asunto tengo mis ideas, que no son ni necias ni vanas» (citado de acuerdo a
GEORGE, A. El Evangelio según san Lucas p. 7).
379
Estos relatos nosotros son: Hechos 11,27b (texto occidental); 16,10-17; 20,5-13; 21,1-18; 27,1 – 28,16.
380
Para una mirada general: CHUECAS SALDÍAS, IGNACIO «Interacción entre historia y teología en los escritos del
Nuevo Testamento. El caso de la biografía de Pablo» en Teología y Vida 52(2011)391-406.
381
Por ejemplo, respecto a las carnes inmoladas a los ídolos, comparar lo mandado en Hechos 15,29 con la argu-
mentación que Pablo desarrolla en 1 Corintios 8-10.
382
WIKENHAUSER, ALFRED; SCHMID, JOSÉ Introducción al Nuevo Testamento. Barcelona: Herder 19783, p. 571.
383
MARXEN, WILLI Introducción al NT. Una iniciación a sus problemas. Salamanca: Sígueme 1983, p. 178.
384
Una postura discrepante es la de Fitzmyer, quien opina que es un judeocristiano, originario de Antioquía, co-
laborador ocasional de Pablo, aunque no condivida su teología. No cree que se lo pueda reconocer como médico.
Cf. FITZMYER, J.A. El evangelio según san Lucas t. I, pp. 71-100.
385
Por ejemplo, la parábola de La oveja perdida es «traducida» por Lc como La dracma perdida: Lc 15,4-10
387
MARXEN, W. Introducción al NT p. 170.
388
Es sugerente la propuesta de Theissen «Mientras el EvMt representa un ambiente judeo-cristiano que se ha abier-
to a los gentiles, el EvLc es un escrito dirigido a comunidades pagano-cristianas que recuerdan su origen judío»
(THEISSEN, GERD La sombra del Galileo. Las investigaciones históricas sobre Jesús traducidas a un relato. Sala-
manca: Sígueme 1988, p. 265).
389
BOVON, F. El evangelio según San Lucas, t. 1 p. 40.
390
Lc tiene 2.055 términos diversos sobre un total de unas 19.404 palabras. Hechos tiene 2.038 términos diversos
sobre un total de unas 18.374 palabras.
391
Lc imita el estilo de la traducción de los LXX, particularmente en los relatos de la Infancia, en los cuales tiene
mayor libertad frente al dato tradicional. También imita los Prólogos de estilo de las obras literarias de su tiempo.
392
Cf. RODRÍGUEZ CARMONA, ANTONIO «Los semitismos de los Hechos de los Apóstoles» en Estudios Eclesiásticos
65(1990)385-401, con buenas indicaciones bibliográficas.
393
Las tres grandes tradiciones textuales del NT son: (1) Alejandrina o Neutral, cuyos principales manuscritos son:
P75: papiro Bodmer; ): codex Sinaiticus; B: codex Vaticanus; y C: codex Ephraemi Rescriptus. (2) Occidental,
cuyos principales representantes son: D: codex Bezae; traducciones latinas: vetus latina; y syr cur. (3) Bizantina o
Cesariense o Koiné, representada principalmente por: A: codex Alexandrinus; y textus receptus,
394
Como ilustración del problema pueden verse, a modo de ejemplo, los siguientes textos: Lc 5,29; 6,4; 9,55;
10,2.20.41-42; 11,2.8.13.41; 12,19.21.39; 16,9; 17,36; 19,25; 20,20; 21,35; 22,19b-20.43-44.62.68; 23,13.15.17.
35; 24,3.6.12.17.36.40-42.51.52; Hechos 5,28.39; 8,37.39; 11,2.7; 12,10; 13,27.43; 15,7.12; 16,35. 39; 19,1.9. 29;
20,3; 21,25; 24,6; 27,5; 28,29.31. Las variantes «Occidentales» de estos textos pueden encontrarse en las edicio-
nes críticas más completas del NT griego, y las principales en traducción en las notas de la Biblia de Jerusalén, en
los lugares respectivos. Principales datos y bibliografía en HEAD, PETER «Acts and the Problem of Its Texts» en
WINTER, B.W. (ed.) The Book of Acts in Its First Century Setting t.1 pp. 415-444. Obra fundamental: MARTINI,
CARLO MARIA Il problema della recensionalità del codice B alla luce del papiro Bodmer XIV. Roma: PIB 1966
(Analecta Biblica 26). Sobre Hechos son importantes los trabajos de Rius Camps.
En Hechos de los Apóstoles existen datos muy divergentes entre el texto Occidental y el
texto Alejandrino. El primero es un 10% más largo que el segundo, y presenta unas 400 adicio-
nes. Las ediciones actuales del texto suelen omitir como no auténticos, es decir considerándolos
como interpolación Occidental, varios textos: 8,37; 15,34; 24,6b-8a; 28,29. Un ejemplo caracte-
rístico e importante de las diferencias
entre ambos textos es el Decreto del Texto alejandrino Texto occidental
Concilio de Jerusalén. Para el texto
15,20 «... que se abstengan de lo 15,20 «... que se abstengan de lo
Alejandrino se trata de normas de que ha sido contaminado por que ha sido contaminado por
tipo cultual, mientras que para el tex- los ídolos, de la impureza, de los ídolos, de la impureza, y
los animales estrangulados y de la sangre, y de no hacer a
to Occidental se trata de un asunto de la sangre.»; los demás lo que uno no que-
fundamentalmente moral. Esta situa- rría que le sucediera»;
ción se hace más comprensible postu- 15,29 «... abstenerse de lo sacri-
15,29 «... abstenerse de lo sacri-
lando el texto Occidental como una ficado a los ídolos, de la san-
ficado a los ídolos, de la san-
gre, de la impureza y lo que
«interpolación» posterior. Ésta se gre, de los animales estran-
no queréis que os suceda, no
gulados y de la impureza.
habría efectuado cuando, perdido ya lo hagáis a otros. Haréis bien,
Haréis bien en guardaros de
el sentido de las normas cultuales en bajo la dirección del Espíritu
estas cosas».
Santo, en guardaros de estas
un ambiente no judaico, se hizo nece- cosas».
sario darles un nuevo valor, un valor
de carácter moral.
Más allá de este caso característico se pueden percibir algunas tendencias de carácter teo-
lógico típicas del texto Occidental. Por ejemplo, a nivel cristológico, se agrega Xristo¿j a la
expresión Ku¿rioj ¡Ihsou=j (1,21; 4,33; 8,16; 11,20; 15,11; 16,31; 19,5; 21,13); o se agrega
Ku¿rioj a la expresión ¡Ihsou=j Xristo¿j (2,38; 5,42; 10,48; 18,5); o Ku¿rioj es agregado a
¡Ihsou=j (7,55); o se agrega Ku¿rioj y Xristo¿j a ¡Ihsou=j (13,33). Se subraya el rasgo cristo-
lógico de los pasajes de confesión de fe o de tipo bautismal (6,8; 9,17.40; 14,10; 18,4.8). Se in-
troducen ulteriores referencias al Espíritu Santo (6,10; 11,17; 15,7.29.32; 19,1; 20,3). Se tiende a
enfatizar la sabiduría, autoridad y poder de los apóstoles (5,15; 6,10-11; 9,22; 11,17; 13,8.43;
14,7; 15,7.32; 16,4). También se puede notar una tendencia antijudía consistente.
En conclusión: de modo general debe preferirse el texto corto, el Alejandrino. Es lo que
hacen las ediciones críticas del NT. Pero en alguna ocasión las variantes Occidentales pueden ser
395
BENOIT, P., citado de acuerdo a GEORGE, AUGUSTIN; GRELOT, PIERRE «Introducción crítica al Nuevo Testamento»
en A.CAZELLES (ed.) Introducción a la Biblia t. III, vol. 1. Barcelona: Herder 1983, p.488.
396
WIKENHAUSER, ALFRED; SCHMID, JOSÉ Introducción al Nuevo Testamento. Barcelona: Herder 19783 p.542.
Evangelio
1,1-4: proemio
1,5 — 2,52: evangelio de la infancia
3,1 — 4,13: díptico inicial:
3,1-20: ministerio del Bautista
3,21 — 4,13: presentación de Jesús: bautismo, genealogía, tentaciones
4,14 — 9,50: anuncio del reino a Israel, comenzando por Galilea
9,51 — 19,27: viaje a Jerusalén:
9,51 — 13,21: primera sección: sentido del camino cristiano
13,22 — 17,10: segunda sección: un Dios generoso con los perdidos
17,11 — 19,27: tercera sección: dimensión escatológica
19,28 — 24,53: ministerio en Jerusalén:
19,28 — 21,38: ingreso a Jerusalén y predicación en el Templo
22,1 — 23,56: relato de la pasión
24,1-53: relatos del resucitado
Hechos
1,1-5: proemio
1,6 — 5,42: la Iglesia de Jerusalén
6,1 — 12,25: de Jerusalén a Antioquía
13,1 — 28,31: de Antioquía a Roma:
13,1 — 21,16: Pablo, el evangelizador de los gentiles
21,17 — 28,31: Pablo, el prisionero y mártir
Una buena expresión de esta doble polaridad de la obra de Lucas es el hecho que exacta-
mente en el centro de cada una de las dos partes se encuentra un texto crucial, que sirve de resu-
men a toda ella. En el evangelio se trata de Lucas 15,11-32, la parábola del padre misericordioso
397
RIUS-CAMPS, JOSEP El éxodo de un hombre libre. Catequesis sobre el Evangelio de Lucas. Córdoba: Ed. El Al-
mendro 199, propone una estructura para estos dos capítulos, que titula «Dios nace bajo el poder» que tiene ras-
gos sugerentes:
1,5-25: Juan Bautista, un hijo no esperado.
1,26-38: Jesús, el mesías esperado.
1,39-56: María entona un cántico de liberación.
1,57-80: Nace el precursor en un entorno familiar.
2,1-20: El mesías nace en la más completa marginación.
2,21-40: Jesús es integrado en el pueblo y religión judía.
2,41-52: Jesús se emancipa de Israel.
398
Sobre la importancia de Juan el Bautista en el pueblo es ilustrativa la nota de Flavio Josefo: «Algunos judíos
creyeron que el ejército de Herodes había perecido por la ira de Dios, sufriendo el condigno castigo por haber
muerto a Juan, llamado el Bautista. Herodes lo hizo matar, a pesar de ser un hombre justo que predicaba la prác-
tica de la virtud, incitando a vivir con justicia mutua y con piedad hacia Dios, para así poder recibir el bautismo.
Era con esa condición que Dios consideraba agradable el bautismo; se servían de él no para hacerse perdonar
ciertas faltas, sino para purificar el cuerpo, con tal que previamente el alma hubiese sido purificada por la recti-
tud. Hombres de todos lados se habían reunido con él, pues se entusiasmaban al oírlo hablar. Sin embargo, He-
rodes, temeroso de que su gran autoridad indujera a los súbditos a rebelarse, pues el pueblo parecía estar dispues-
to a seguir sus consejos, consideró más seguro, antes de que surgiera alguna novedad, quitarlo de en medio, de lo
contrario quizá tendría que arrepentirse más tarde, si se produjera alguna conspiración. Es así como por esas sos-
pechas de Herodes fue encarcelado y enviado a la fortaleza de Maqueronte, de la que hemos hablado antes, y allí
fue muerto. Los judíos creían que en venganza de su muerte, fue derrotado el ejército de Herodes, queriendo Dios
castigarlo» (FLAVIO JOSEFO Antigüedades Judías 18, 5, 2). En la misma línea va la importancia concedida por el
Mandeísmo a la figura del Bautista, como su personaje principal. Esta es una secta de carácter gnóstico que se
desarrolló en los siglos I y II en zona del río Jordán, y que dura hasta el presente. Juan Bautista también es un
personaje importante para el Islam (Corán, Sura 19, vv. 2-15 recuerda el proceso de su nacimiento con una narra-
ción semejante a la del evangelio de Lc) y para la fe Baha’i.
399
Lucas 3,10-14, en que Juan explica a cada grupo en particular cómo debe comportarse, y 3,15, en que se habla de
la espera mesiánica de Israel, son textos propios de Lucas.
400
En el relato. Es decir, el relato de su prisión está situado antes del relato del bautismo de Jesús.
401
Cf. Lucas 16,16 en contraste con Mateo 11,12, que sitúa a Juan Bautista en los tiempos del Reino.
402
Cf. Hechos 10,37: «... todo lo sucedido después que Juan predicó»; 13,24-25: Juan decía «no soy yo ... miren, que
detrás de mí viene otro...».
403
Lucas 3,21 «Cuando todo el pueblo estaba bautizándose...».
404
Lucas 4,13: «Acabado todo género de tentación, el diablo se alejó de él hasta el tiempo oportuno».
405
Comparar esta escena con Hechos 28,23-29.
406
Yendo más allá de Marcos, Lucas señala que a los Doce se los llamó apóstoles. Esta es una faceta muy caracterís-
tica de su teología.
407
Cf. Lucas 9,51-53.56.57; 10,38; 13,22.33; 14,25; 17,11; 18,31.35; 19,1.11.28; y más adelante 19,29.36.41.45.
408
Cf. Lucas 1,2: «...los que desde el principio fueron testigos...»; Hechos 1,21-22: «...hombres que anduvieron con
nosotros todo el tiempo que el Señor convivió con nosotros...».
409
Sobre el tema del camino cf. Hechos 9,2; 19,9.23; 22,4; 24,14.22.
410
Sobre el tema del vigilar, trabajar, ser activos, ver Lucas 12,1-32.33-34.35-47; 13,1-9.22-30; 14,15-24; 17,20-37;
19,11-27.
411
Sobre el amor concreto por los pobres ver especialmente: Lucas 10,21-22.25-42; 11,1-13; 12,13-32; 14,25-33;
16,1-31; 17,1-10; 18,1-8.15-17.18-30; 19,1-10.
412
Cf. el hábil tratamiento de Marcos 16,7 efectuado en Lucas 24,6
413
Lucas vuelve sobre este tema en la presentación de la muerte de Esteban, protomártir, en Hechos 7,59-60.
414
El mismo tipo de argumento es puesto por Lucas en boca de Pedro en Hechos 3,17 y 13,27.
415
En la ciudad estaban acantonadas las tropas romanas, y era a la vez la ciudad de residencia del Gobernador.
416
Incluso Pedro, que sólo aparece mencionado en 15,7, en el Concilio de Jerusalén.
424
Dos grandes textos de perdón propios de 7,36-50: la pecadora perdonada; 23,40-43: el buen ladrón.
425
Cf. el estilo de las bienaventuranzas de Lc, en contraste con las de Mt.
426
Cf. 14,15-24: Parábola de los invitados a la boda, con el triple llamado de Dios: al corazón de Israel, a los margi-
nados de Israel, a todos los que quieran entrar.
427
Solamente Lc trae noticias de: Isabel: 1,5-66; Ana, la profetisa: 2,36-38; la viuda de Naim: 7,11-15; la pecadora
perdonada: 7,36-50; Juana y Susana: 8,3; Marta y María: 10,38-42; mujer del pueblo que declara bienaventurada
a María: 11,27; «hija de Abraham» encorvada: 13,11-16; «Hijas de Jerusalén» 23,27-31.
428
Dracma perdida: 15,8-10; Viuda insistente: 18,2-5.
429
Lo mismo vale para el episodio de Marta y María, en el cual Jesús pierde el tiempo conversando con mujeres,
según la mentalidad patriarcal de la época.
Creación
┌─── Preparación: AT
│ │
Historia de ┘ ├───── Juan Bautista
la Salvación ┐ │
│ │ ┌─ Ministerio de Jesús: Evangelio – Lucas
│ │ │ │
└─── Evangelización ─│ ├─ Ascensión
del Reino │ │
└─ El tiempo de la Iglesia – Hechos de los Apóstoles
Parusía
430
FUSCO, VITTORIO «Hechos de los Apóstoles» en P. ROSSANO & G. RAVASI & A. GIRLANDA (eds.) Nuevo Diccio-
nario de Teología Bíblica pp.723-733 [p. 724].
431
El tema de anunciar el Evangelio hasta los confines del mundo (cf. Hechos 1,8) ya está presente en Mc 13,10.
432
FUSCO, V. «Hechos de los Apóstoles» p. 730.
433
FUSCO, V. «Hechos de los Apóstoles» p. 731.
434
Éste suele ser un recurso característico de la historiografía antigua.
435
Se debe anotar que cada uno de estos discursos tiene una lógica interna y una coherencia en su desarrollo. Son
textos bien construidos, unidades autónomas, y no meras agrupaciones de perícopas originariamente indepen-
dientes, como es el caso de los llamados discursos en los evangelios.
436
FUSCO, V. «Hechos de los Apóstoles» p. 731.
437
Señal de esto, es que hay discursos de Pedro y de Pablo que son muy semejantes entre sí.
438
WIKENHAUSER, A. y SCHMID, J. Introducción al NT pp. 559-560. En Hechos 1,19, en un discurso a los apóstoles,
Pedro dice que el campo que Judas compró con el dinero recibido por la traición de Jesús «se llamó en su lengua
Haqueldamá, es decir: Campo de sangre»; es Lucas que está hablando a lectores griegos.
439
El carácter tradicional de este esquema puede ser corroborado por su uso en 1 Tesalonicenses 1,9-10 y especial-
mente en Romanos 1,18 – 3,31: Dios que se manifestó en la creación a los gentiles, y en la ley a los judíos, pero
ambos no supieron reconocerlo y por eso están bajo la cólera de Dios; pero ahora se nos ha manifestado la justi-
cia de Dios en Jesús, y por medio de la fe en Él se obtiene la salvación.
440
Por ejemplo: 2,14ss explica el suceso de Pentecostés; 3,12ss. y 4,8ss. la curación del paralítico; 14,15ss. la cura-
ción del cojo. Hay casos en los cuales el discurso no explica el sentido de un milagro, sino de un hecho simbóli-
co: 5,29ss. la prohibición de hablar; 10,34ss. Pedro que entra en casa de un gentil; 17,22ss. la existencia de un
altar dedicado a un dios desconocido.
En el desarrollo del curso hemos seguido los tres pasos clásicos de la metodología históri-
co-crítica para el estudio de los evangelios sinópticos: «Crítica de las Fuentes» («Problema Si-
nóptico»), «Crítica de las Formas» («Formgeschichte», o «Tradición Sinóptica»), y «Crítica de
la Redacción» («Redaktionsgeschichte»). Cada uno de ellos supone un avance respecto del méto-
do precedente, pero trabaja con sus resultados valorándolos positivamente. Al mismo tiempo,
cada uno de ellos enfrenta dimensiones diversas de los actuales evangelios, enriqueciendo la mi-
rada con una pluralidad de enfoques. El método, en su globalidad, es un edificio que se ha ido
construyendo poco a poco.
Para un buen estudio de los evangelios también necesitamos tener en cuenta otras metodo-
logías, que son comunes al resto de la Biblia; aunque ciertamente haya problemáticas específicas
del Nuevo Testamento. El primero es la «Crítica Textual», que se ocupa de establecer el «texto
original» de la Biblia con la mayor verosimilitud histórica; pero al mismo tiempo se hace cons-
ciente de la «flexibilidad» del texto bíblico a lo largo de la historia. Ha habido un trabajo enorme,
ecuménico y bastante sólido, en cuanto a establecer el texto griego del Nuevo Testamento. Pero
aún está en estudio el tema de la flexibilidad del texto bíblico y de sus consecuencias para la in-
terpretación del mismo.
El segundo método que debemos considerar es la llamada «Wirkungsgeschichte», traduci-
da como «Historia o crítica de la recepción», o «Historia de la Influencia», o «Historia de los
efectos», e incluso como «Historia efectiva». 441 No se limita a ser una simple historia de la exé-
gesis de cada pasaje bíblico, sino que incluye como componente medular una atención a la mane-
ra como cada texto ha sido recibido y actualizado en la vida cotidiana de la Iglesia (sermones,
derecho, praxis de los creyentes, arte, etc.) en las diversas épocas históricas. Se busca analizar el
modo en el cual cada texto ha sido capaz de dar vida a sus lectores. Se trata de un método recien-
te, aún en pleno proceso de configuración, y sus planteamientos básicos son pertinentes para to-
dos los libros bíblicos
1. Una primera mirada
441
El primero en usar el término es el filósofo Hans Georg Gadamer (1900-2002), en su obra «Wahrheit und Metho-
de» (Verdad y método), publicada originalmente en 1960.
442
Texto en: GRANADOS, CARLOS y SÁNCHEZ NAVARRO LUIS (eds.) Enquiridion Biblico. Documentos de la Iglesia
sobre Sagrada Escritura. Madrid: BAC 2010, n° 1.338-1,342. Y también en sitio web www.vatican.va
«Este acercamiento reposa sobre dos principios: a) un texto no se convierte en una obra
literaria si no hay lectores que le dan vida, apropiándose de él; b) esta apropiación del texto, que
puede efectuarse de modo individual o comunitario y toma forma en diferentes dominios (litera-
rio, artístico, teológico, ascético y místico), contribuye a hacer comprender mejor el texto mismo.
Sin ser completamente desconocido en la antigüedad, este acercamiento se ha desarrolla-
do en los estudios literarios, entre 1960 y 1970, cuando la crítica se interesó en las relaciones en-
tre el texto y sus lectores. La exégesis bíblica no podría sino sacar beneficio de esta investigación,
tanto más que la hermenéutica filosófica afirma, por su parte, la necesaria distancia entre la obra
y su autor, así como entre la obra y sus lectores. En esta perspectiva, se comenzó a introducir en
el trabajo de interpretación la historia del efecto provocado por un libro o por un pasaje de la Es-
critura (“Wirkungsgeschichte”). Se trata de medir la evolución de la interpretación en el curso del
tiempo en función de las preocupaciones de los lectores, y de evaluar la importancia del papel de
la tradición para aclarar el sentido de los textos bíblicos.
La confrontación del texto con sus lectores suscita una dinámica, porque el texto ejerce un
influjo y provoca reacciones, su llamada es escuchada por los lectores individualmente o en gru-
pos. El lector no es, por lo demás, un sujeto aislado. Pertenece a un espacio social y se sitúa en
una tradición. Viene al texto con sus preguntas, opera una selección, propone una interpretación y
finalmente, puede crear otra obra o tomar iniciativas que se inspiran directamente de su lectura de
la Escritura.
Los ejemplos de tal acercamiento son ya numerosos. La historia de la lectura del Cantar
de los Cantares ofrece un excelente testimonio. Nos muestra cómo fue recibido este libro en la
época de los Padres de la Iglesia, en el ambiente monástico latino de la Edad Media, y aún por un
místico como S. Juan de la Cruz. Permite así descubrir mejor todas las dimensiones de sentido de
este escrito. Del mismo modo, en el Nuevo Testamento, es posible y útil aclarar el sentido de una
perícopa (por ejemplo la del joven rico en Mt 19, 16-26) mostrando su fecundidad en la historia
de la Iglesia.
Pero la historia testimonia también la existencia de corrientes de interpretación tendencio-
sas y falsas, de efectos nefastos, que impulsan por ejemplo, al antisemitismo o a otras discrimina-
ciones raciales, o crean ilusiones milenaristas. Es claro, por tanto, que este acercamiento no pue-
de ser una disciplina autónoma. Un discernimiento es necesario. Se debe evitar el privilegiar tal o
cual momento de la historia de los efectos de un texto para hacer de él la única regla de su inter-
pretación».
2. Descripción del método
El punto de partida del método está en la certeza de que un texto solo se transforma en
obra literaria en la medida en que un grupo de lectores se apropie de él, y de esta manera le den
vida. De este modo podemos señalar que los libros bíblicos individualmente, y la Biblia en cuan-
to tal, existen porque la comunidad de los creyentes los ha reconocido como tales; la comunidad
443
Es conocida la sentencia de San Agustín: «Yo no creería al evangelio si no me moviera a ello la autoridad de la
Iglesia Católica» (Ego evangelio non crederem, nisi me catholicae ecclesiae commoveret authoritas»; AGUSTÍN
Contra Epistulam manichaei quan vocant Fundamenti 5,6
444
JUAN CASIANO (360/365-432) Collationes XIV, 11, 1: «Crescente autem per hoc studium innovatione mentis
nostrae, etiam Scripturarum facies incipiet innovari, et sacratioris intelligentiae pulchritudo quodammodo cum
proficiente proficiet»; en SChr 54, p. 197.
445
GREGORIO MAGNO (540-604) Homilia VII in Ezechielem, Liber I, Homilia VII, 8: «Et quia unusquisque sancto-
rum quanto ipse in Scriptura sacra profecerit, tanto hæc eadem Scriptura sacra proficit apud ipsum, recte dicitur:
cum ambularent animalia, ambulabant pariter et rotæ; et cum elevarentur animalia de terra, elevabantur simul
et rotæ (Ez 1,19), quia divina eloquia cum legente crescunt, nam tanto illa quisque altius intellegit, quanto in eis
altius intendit» en PL 76,843D; CCL 142,87; SChr 327,244-245.
446
Esta afirmación fundamental del Concilio Vaticano II, en Dei Verbum 11, no siempre es suficientemente tomada
en cuenta a la hora de hacer exégesis de un texto concreto. Hay ocasiones en las que se proponen lecturas muy
correctas desde el punto de vista histórico o literario, pero perfectamente inútiles para la vida del pueblo de Dios.
447
AGUSTÍN (354-430) De doctrina christiana I, 36(40): «Quisquis igitur Scripturas divinas vel quamlibet earum
partem intellexisse sibi videtur, ita ut eo intellectu non aedificet istam geminam caritatem Dei et proximi, non-
dum intellexit».
También hay trabajos que recopilan de modo sistemático la interpretación de los textos a
todo lo largo del tiempo de los Padres. Tales como estos tres comentarios de los sinópticos:
ODEN, THOMAS C. y HALL, CHRISTOPHER A. (eds.) El evangelio según san Marcos. Madrid: Ciudad Nueva
2000 (La Biblia comentada por los Padres de la Iglesia. Nuevo testamento 2) 360 pp.
SIMONETTI, MANLIO y ODEN, THOMAS C. (eds.) Evangelio según San Mateo. t. 1: capítulos 1-13; t. 2: capí-
tulos 14-28. Madrid: Ciudad Nueva 2004 y 2006 (La Biblia comentada por los Padres de la Igle-
sia. Nuevo Testamento 1) 414 y 416 pp.
JUST, ARTHUR A. (ed.) El evangelio según san Lucas. Madrid: Ciudad Nueva 2006 (La Biblia comentada
por los Padres de la Iglesia. Nuevo testamento 3) 560 pp.
Algunos de los comentarios más recientes de los evangelios incluyen una historia de la
recepción del texto. Por ejemplo:
GNILKA, JOACHIM El evangelio de Marcos. Salamanca: Sígueme 1986. 2 tt. 369 + 428 pp.
MARCUS, JOEL El evangelio según Marcos. Nueva traducción con introducción y comentario. Salamanca:
Sígueme 2010-2011 (Biblioteca de Estudios Bíblicos 130) t.1: 1,1 – 8,21; 640 pp.; t.2: 8,22 – 16,8;
736 pp.
LUZ, ULRICH El evangelio según san Mateo. Salamanca: Sígueme 1993-2005; 4 tomos (Biblioteca de estu-
dios bíblicos 74, 103, 111, 115) 672 + 706 + 722 + 626 pp.
BOVON, FRANÇOIS El evangelio según San Lucas. Salamanca: Sígueme 1995-2010. Tomo 1: 1,1 – 9,50;
1995, 735 pp.; t. 2: 9,51 – 19,27; 2002, 663 pp.; t. 3: 15,1 – 19,27; 2004, 374 pp.; t. 4: 19,23 –
24,32; 2010, 718 pp.
FITZMYER, JOSEPH A. El Evangelio según san Lucas. Madrid: Cristiandad 1986-2005. Tomo 1: Introducción
general; 1986, 474 pp.; t. 2: 1,1 – 8,21; 1986, 764 pp.; t. 3: 8,22 – 18,14; 1987, 877 pp.; t. 4: 18,15
– 24,53; 2005, 714 pp.
I. Introducción General
1. Sentido del término eu)agge¿lion (euangelion) ...................................................................... 5
1.1. Uso en el Nuevo Testamento .......................................................................................... 5
1.2. Análisis de los usos en Mc .............................................................................................. 7
1.3. Análisis de los usos en Mt............................................................................................... 8
1.4. Análisis de los usos en Lc y Hechos ............................................................................... 8
1.5. Resumen del uso sinóptico ........................................................................................... 10
1.6. Raíces veterotestamentarias .......................................................................................... 10
1.7. Uso en el griego clásico y helenístico ........................................................................... 11
2. El género literario «evangelio»............................................................................................. 12
2.1. Historia y evolución del problema ................................................................................ 12
2.2. Significado de esta evolución ....................................................................................... 12
3. Evangelios «sinópticos» ....................................................................................................... 16
299
2.4. Parábolas ..................................................................................................................... 102
2.4.1. Las distinciones crítico formales básicas ............................................................ 102
2.4.2. Presencia del material parabólico en diversos niveles de la tradición sinóptica . 106
2.4.3. Breve historia de la interpretación de las parábolas ............................................ 107
2.4.4. Antecedentes literarios de las parábolas evangélicas .......................................... 117
2.4.5. Parábolas de Jesús y forma literaria .................................................................... 118
2.4.6. ¿Por qué Jesús usó parábolas? ........................................................................... 120
2.4.7. Rasgos distintivos del género «parábola» ........................................................... 122
2.5. Relatos históricos y Leyendas..................................................................................... 124
2.5.1. Relatos situados en el curso del ministerio público ............................................ 124
2.5.2. Narraciones de la infancia ................................................................................... 125
2.5.3. Relatos de la pasión............................................................................................. 126
2.5.4. Relatos de la resurrección ................................................................................... 128
3. A modo de conclusión ........................................................................................................ 129
300
2.6. Sintetizando ................................................................................................................ 194
3. El secreto mesiánico, un aspecto central en Mc ................................................................. 195
3.1. Datos del problema ..................................................................................................... 195
3.2. Buscando entender el problema .................................................................................. 197
4. La cristología narrativa de Mc ............................................................................................ 201
4.1. Lo característico de la cristología de Mc .................................................................... 201
4.2. El reino de Dios .......................................................................................................... 201
4.3. La cruz ........................................................................................................................ 202
4.4. El discipulado ............................................................................................................. 203
5. A modo de conclusión ........................................................................................................ 204
301
1.6. Los problemas del texto .............................................................................................. 273
1.7. Algunas problemáticas propias de Hechos de los Apóstoles ...................................... 264
2. Estructura del evangelio según san Lucas .......................................................................... 266
2.1. Estructura del evangelio.............................................................................................. 267
2.1.1. Proemio: 1,1-4. .................................................................................................... 267
2.1.2. Evangelio de la infancia: 1,5 — 2,52 .................................................................. 267
2.1.3. Díptico inicial: 3,1 — 4,13.................................................................................. 269
2.1.4. Anuncio del reino a todo Israel, comenzando por Galilea: 4,14 — 9,50 ............ 269
2.1.5. Viaje a Jerusalén: 9,51 — 19,27 ......................................................................... 272
2.1.6. Ministerio en Jerusalén: 19,28 — 24,53 ............................................................. 277
2.2. Estructura de Hechos de los Apóstoles ....................................................................... 280
2.2.1. Proemio: 1,1-5 ..................................................................................................... 280
2.2.2. La Iglesia de Jerusalén: 1,6 — 5,42 .................................................................... 281
2.2.3. De Jerusalén a Antioquía: 6,1 — 12,25 .............................................................. 281
2.2.4. De Antioquía a Roma: 13,1 — 28,31.................................................................. 282
3. Algunos acentos teológicos del evangelio .......................................................................... 283
3.1. La intención de Lucas ................................................................................................. 283
3.2. La experiencia de la novedad del evangelio ............................................................... 284
3.3. La ineludible tarea misionera de los creyentes ........................................................... 285
4. La intención de Hechos de los Apóstoles ........................................................................... 286
4.1. Aspectos generales ...................................................................................................... 286
4.2. Los discursos de Hechos ............................................................................................. 288
4.2.1. Los discursos kerygmáticos. .............................................................................. 288
4.2.2. Los demás discursos. .......................................................................................... 290
4.3. Los milagros de Hechos .............................................................................................. 290
V. Crítica de la recepción
1. Una primera mirada ............................................................................................................ 292
2. Descripción del método ...................................................................................................... 293
3. Algunas obras interesantes ................................................................................................. 296
302