You are on page 1of 9

PLAN DE ACCIÓN DE LA DECANATURA: PRESENCIA DE LAS CIENCIAS HUMANAS Y

SOCIALES DE LA UN1

Ricardo Sánchez Ángel


Decano
Facultad de Ciencias Humanas
Universidad Nacional de Colombia
I.
Uno de los componentes principales del Plan de Acción de la Facultad de Ciencias Humanas se
orienta a fortalecer la presencia institucional, nacional e internacional de las ciencias humanas y
sociales, en particular de aquellos enfoques disciplinarios, inter y transdisciplinares que
componen nuestra Facultad. Esto supone, a la vez, hacer visible y promover el reconocimiento de
sus contribuciones sociales, teóricas y metodológicas. Para ello, recurrimos a varias estrategias
de investigación, comunicación y estímulos.

Construimos sobre lo construido. Para abordar la historia y los legados de las humanidades y las
ciencias sociales, volvemos sobre la tarea emprendida en administraciones anteriores, que se
materializó en una serie de investigaciones coordinadas acerca de la historia de las disciplinas y
las carreras de la Facultad (2003). En esta ocasión planteamos nuevas preguntas y perspectivas
que incluyen la formación y aportes de los campos interdisciplinarios como los estudios de
género, los estudios culturales, los estudios sociales de la ciencia y los estudios de educación.

Además, abordamos las dimensiones de género en la producción y diseminación de los saberes


sociales y humanistas de la Facultad. La inclusión de la perspectiva de género como herramienta
transversal, académica y de gestión institucional es una política clave de esta administración.
Consideramos de suma importancia conocer y difundir el papel de las docentes e investigadoras
en la formación y el despliegue del conocimiento disciplinario e interdisciplinario. Un paso
significativo en ese sentido es la organización del Primer Encuentro de Profesoras de Planta,
Asistentes y Auxiliares de la Facultad, organizado por la Vicedecanatura de Investigación y
Extensión y la Escuela de Estudios de Género, realizado el 24 de octubre de 2014.

1
Este texto condensa los lineamientos generales que sustentan el Plan de Acción de la Facultad de Ciencias
Humanas 2015-2017, cuya responsabilidad es del Decano profesor Ricardo Sánchez Ángel. Incluye el aporte inicial
de la Profesora Marta Zambrano, Vicedecana de Investigación y Extensión e intercambios en el Consejo de Facultad
y sus miembros.

Por su naturaleza, es un texto, sintético que busca pensar la situación de las Ciencias Humanas y Sociales, sus
logros y proyecciones en el ámbito nacional e internacional. También reflexiona acerca de las dificultades de este
campo y praxis académica, afectado por políticas oficiales que lo marginalizan. Invito a profesores y profesoras,
estudiantes, al personal administrativo y a las y los egresados de la Facultad y también a toda la Universidad y el país
a discutir y debatir su contenido. Solicito también otras que propongan formulaciones que complementen o sustituyan
partes del texto.

Dado el carácter sintético del documento, ha sido necesario apelar a la economía textual. Las lectoras y lectores
sabrán encontrar ideas que circulan en nuestros debates académicos, en investigaciones realizadas e incluso en
reflexiones sobre las teorías en las ciencias humanas y del campo científico en general. El texto se inspira, reúne en
un pensamiento complejo y en algunas dimensiones centrales debates en curso. Desde luego, quedan por fuera
perspectivas de análisis e importantes contribuciones que podrán ser sugeridas por quienes lean este texto.

1
Además de reconocer la contribución histórica, social y epistemológica de las humanidades y de
las mujeres en las ciencias sociales producidas en la UN, relevamos la situación actual. Para ello,
es necesario abordar la relación y las tensiones entre las ciencias humanas y las ciencias básicas
y aplicadas. Por varios años hemos presenciado, encabezado por Colciencias y por las directivas
centrales de la UN, el avance de una política de ciencia y tecnología que desde su nombre mismo
ignora y silencia el papel de las humanidades. También el de las artes, la economía, el derecho y
la política. Queremos reflexionar acerca de las implicaciones y el significado de hacer ciencias
sociales y humanas en la UN y en Colombia en la actualidad, en un contexto que favorece y
privilegia las lógicas de investigación y la producción académica de las ciencias básicas y que no
atiende a la diversidad de lógicas que caracterizan la multiplicidad de perspectivas, de
investigación y publicación de las disciplinas sociales y humanas. Para ello realizaremos en el
primer semestre de 2015 un encuentro abierto de investigadoras, investigadores, profesoras y
profesores sobre este tema. En dicho evento se propondrán los lineamientos básicos de una
nueva Ley del sistema nacional a construir de ciencia tecnología que incluya las ciencias
humanas y sociales.

En estas perspectivas, las ciencias humanas y sociales están articuladas de manera indisoluble
en sus estudios respecto a la riqueza y la destrucción de la naturaleza, de los ambientes sociales
y culturales, resultados de las economías y poderes dominantes que han subordinado la
naturaleza, la sociedad, la cultura y, por ende, la vida humana y toda la vida a lo económico y al
mercado. La Ecosofía está presente en todos los enfoques multidisciplinarios de manera
transversal y situada ante cada saber, disciplina, teoría y praxis.

Las crisis actuales: de la economía, de lo social, de lo cultural y de todos los ámbitos de la vida,
con sus sexismos, racismos, humillaciones, guerras y exclusiones, plantean una crisis de las
civilizaciones existentes a escala continental y planetaria. La Ecosofía provee el horizonte y el
conocimiento holístico a escala internacional, con las praxis contextualizadas en nuestras
realidades singulares y complejas. La Facultad de Ciencias Humanas milita en la defensa de
nuestra biodiversidad, la más rica del continente, en un proceso histórico de destrucción.

Precisamente, las perspectivas académicas de las ciencias sociales y humanas permiten


entender que toda ciencia es social y humana. Todas las ciencias, técnicas y tecnologías han sido
y son producidas por seres humanos situados en espacios históricos y sociales, atravesados por
cambiantes cruces de desigualdades entre naciones, clases sociales, grupos etarios y
racializados, hombres y mujeres. Esta mirada brinda la posibilidad de situar y analizar no sólo la
asimétrica y desigual provisión de becas, financiación y reconocimiento para los grupos de
investigación social, sino que posibilita examinar la posición subordinada de las ciencias básicas y
aplicadas cultivadas en Colombia frente a las de países del Norte global. Además, invita a
reflexionar acerca de los fundamentos sociales y políticos de una serie de iniciativas como la
vinculación del desarrollo científico al desarrollo empresarial y minero del país, la ampliación de
las TIC o la internacionalización, por ejemplo, para abordarlas desde los contornos mismos de la
internacionalización en Colombia, en relación con decisiones políticas y de política pública y con
la manera como se valoran, difunden y publicitan.

En ese sentido, las aproximaciones críticas de la teoría social contemporánea, el feminismo y la


ecosofía han subrayado que los intereses y las representaciones, discursos e ideologías,
modelan la definición y jerarquización de lo que se establece como los problemas que merecen
ser investigados, financiados y reconocidos, pero que no necesariamente son los más relevantes
2
teórica y socialmente. Ponerse a la tarea de entender aquí y ahora el devenir y las consecuencias
de estos procesos es una labor clave que no sólo atañe a las ciencias humanas y sociales, sino a
todas las ciencias. Pero nuestros saberes sociales y humanos cuentan con una serie de
herramientas y enfoques propicios para cumplir esta tarea en un país cuya historia ha estado
marcada por el conflicto armado y que vive la expectativa del “posconflicto”, un país que no ha
logrado reparar la tremenda inequidad en la distribución de tierras, recursos y oportunidades.
Como académicas y académicos, ciudadanas y ciudadanos, tenemos grandes retos, entre ellos,
contribuir a la justicia social y económica y acoger y aprender de otros saberes, prácticas y relatos
que han sido soslayados o suprimidos. En esta urdimbre académica el Centro de Estudios
Sociales – CES desempeña un papel de primer orden.

Recientemente, la UN ha otorgado el doctorado honoris causa a Alfredo Molano, sociólogo


egresado de nuestra Facultad, quien ha tomado en serio las palabras de las y los protagonistas,
mayormente invisibles, de las historias del país del exilio, campesino y colono. Alfredo Molano ha
contado en primera persona la pluralidad de historias que le han relatado y ha expresado de
manera magistral cómo esa labor requiere de la escucha atenta, la escritura y la creación; es
decir, de un singular y pertinente compendio de los saberes sociales y humanos. Cómo él, una
multitud de egresadas y egresados, docentes y estudiantes de nuestra Facultad han contribuido a
ampliar el espectro de lo que cuenta y de quiénes cuentan y deben contar en nuestro país.

II. La erosión de la democracia universitaria


También en la UN, durante los últimos años, los saberes y las opiniones del profesorado han sido
puestos entre paréntesis, sustituidos por una serie de iniciativas gerenciales verticales. Hemos
cuestionado la creciente erosión de la democracia y la representación profesoral y estudiantil en
el gobierno universitario, acompañada de la concentración de las decisiones en la cúpula
administrativa, apoyada por asesores externos, que muchas veces confunden la participación con
la circulación de información acerca de decisiones ya tomadas. A pesar de los juiciosos aportes y
propuestas de los claustros de docentes y estudiantes, los planes de desarrollo y las reformas,
curricular y de los estatutos, se han aprobado sin mayores cambios. Más grave aún, otras
decisiones cruciales ni siquiera han sido ventiladas antes de su aplicación. Hace poco, en el
segundo semestre de 2013, la UN cambió su sistema de admisión. El nuevo sistema asigna
cupos a partir del puntaje absoluto y según una estratificación jerárquica de disciplinas que deja
de lado la opción o vocación personal. Además, ha causado fuertes desarreglos en los programas
de sedes como Palmira, Manizales y Medellín, traducidos en la disminución significativa de la
población estudiantil admitida. Preocupa también la incidencia negativa de este sistema en la
tendencia a la baja de la admisión de estudiantes mujeres, que en el primer semestre de 2014
apenas alcanzó el 36%. Desde nuestra Facultad, algunas y algunos docentes que se han
dedicado al estudio de la educación han hecho observaciones y críticas fundamentadas, que han
sido desoídas por la administración central.

En los últimos años, quienes más han hecho oír sus voces en el medio académico han sido las y
los estudiantes. Sus propuestas novedosas, la creatividad de sus formas de movilización y la
eficaz difusión de la importancia y la defensa de la educación pública superior, desbordaron los
recintos universitarios. Atrajeron el apoyo de un considerable grupo de habitantes de los centros
urbanos y cautivaron a los medios. Sobre todo, lograron detener la aprobación de la reforma de la
Ley 30, orientada a instalar el ánimo de lucro en la formación universitaria. Mucho podemos
aprender de sus lecciones para reflexionar acerca de la educación y de la situación financiera, de
3
gobierno y el futuro de la UN. Como lo mostraron las y los estudiantes, y como lo han planteado
las ciencias humanas y sociales, el sistema educativo y el currículo reproducen las relaciones
jerárquicas destinadas a la preservación del orden social, pero también tienen el potencial para
cuestionarlo y propiciar espacios de participación y la producción de conocimientos oposicionales
alternativos.

La Facultad tiene un talón de Aquiles en su ineficiente administración y crisis financiera, que


complica la gestión, los procesos de extensión, la movilidad de estudiantes y profesores, el
bienestar y el sistema de convenios, generando conflictos e incluso parálisis. De acuerdo al
informe Análisis Financiero del Fondo Especial de la Facultad de Ciencias Humanas, presentado
por el profesional Basilio Sánchez Manrique jefe de la División Financiera de la sede, el déficit de
$ 7.480 millones de pesos2 amenaza seriamente el cumplimiento de las actividades misionales de
nuestra Facultad. En este sentido se han tomado urgentes medidas de reorganización y
corrección administrativas.

Hay un malestar generalizado en la comunidad, el cual estamos enfrentando con el horizonte que
la institución esté al servicio de docentes y estudiantes para su desempeño académico. Desde el
principio, hemos propendido hacia esta meta y una de las primeras medidas que tomamos fue la
de abrir los canales de comunicación de la Facultad (postmaster de correos, página web, boletín
Bitácora, redes sociales) a toda la comunidad para garantizar una comunicación horizontal y
enriquecedera entre todas y todos sus integrantes.

De manera especial propugnamos por un bienestar universitario integral que atienda las
necesidades de las y los jóvenes estudiantes, las profesoras y los profesores, al igual que todas
las personas de la administración, en sus aspectos más sentidos, destinando recursos y sistemas
de participación que permitan a la comunidad participar en la construcción de su bienestar, siendo
uno de los que tiene mayores carencias en el sistema universitario público de América Latina,
pero que en nuestra Facultad ofrece algunos logros significativos. Defendemos los procesos de
aperturas de cafeterías y propiciamos un uso creativo de la geografía del campus y demandamos
un uso pleno del tiempo, hoy recortado en el día viernes y disminuido en los sábados y domingos
por falta de ofertas culturales integradoras con la ciudad. Nuestro propósito es la creación de un
sistema de bienestar universitario para estudiantes, docentes y trabajadores y trabajadoras, que
sea de carácter nacional, no asistencialista y digno, articulado a la juventud en un proceso de
construcción de ciudadanía política y social plena. La Decanatura de la Facultad está cumpliendo
con esta tarea ética, intelectual, jurídica y de política académica.

III. Espacio cultural y hábitat de la Ciudad Blanca


La Facultad de Ciencias Humanas habita, tiene su lugar, en el ecosistema académico de la UN,
en el entramado de un campus conocido como Ciudad Blanca. El desarrollo de las espacialidades
de la Facultad de Ciencias Humanas refleja, se corresponde, con la marginalidad que genera una
universidad con el sesgo señalado por “la ciencia y la tecnología”, visión que ha excluido la
proyección de nuevos espacios requeridos para asegurar el desarrollo de las actividades

2
Informe Análisis Financiero del Fondo Especial de la Facultad de Ciencias Humanas. Basilio
Sánchez Manrique. Jefe División Financiera- Dirección Financiera y Administrativa Sede Bogotá.
28 de octubre de 2014.
4
misionales, en condiciones de bienestar para su comunidad. Todo esto en un momento
urbanístico de construcción de nuevos edificios y diseño de un Plan Maestro. La Decanatura
propugna por un Plan Maestro y una renovación urbana que tenga como concepto central el de
convertir la UN en un ecosistema académico pleno, una obra de arte, con una historia que hay
que incorporar al presente, que tenga como programa la permanencia del bien común, espacio
público-social y, por ende, que sea peatonal y con transporte interno colectivo. Consideramos que
el modelo de carro privado, automóvil, con su enjambre de parqueaderos, hace gravitar el
campus en la órbita de la privatización desintegradora del sentido de la Ciudad Blanca. Además,
atendiendo de forma creativa y crítica la contextualización que nos impone el mega proyecto
urbanístico del CAN y la transformación caótica de la ciudad.

Los espacios de las Ciencias Humanas deben ser renovados y las nuevas construcciones deben
atender la lógica de la docencia-investigación-extensión

IV. Autonomía universitaria, ciencias humanas y posconflicto


La Universidad Nacional vive, de tanto en tanto, el anillo destructor de las violencias, que la
envuelve en la incertidumbre. Esta violencia envolvente es antagónica al propósito de las ciencias
humanas y sociales, que busca el conocimiento crítico, el saber alternativo, las verdades como
construcciones y los lenguajes como creaciones de las comunidades de la Colombia diversa,
sabia y marginada, de las comunidades negras afro, indias-indígenas, campesinas, trabajadoras y
de las multitudes urbanas.

Hoy enfrentamos una avalancha contra la universidad pública, y contra la UN en particular. En el


Acuerdo por lo Superior 2034 del Consejo Nacional de Educación Superior CESU, denominado
Propuesta de política pública para la excelencia de la educación superior en Colombia en el
escenario de la paz, se utiliza varias veces la expresión autonomía universitaria, pero se hace
desde el desconocimiento del derecho y el poder constitucional al definir el marco normativo y al
subordinar todo el eje de las decisiones universitarias al modelo financiero, en un claro propósito
privatizador y de pauperización, aún mayor, de la educación. La interferencia estatal se aumenta
con el anuncio de la creación de una agencia nacional y una superintendencia para las
universidades en la ley 1740 de 2014 de inspección y vigilancia que debilita la autonomía
universitaria.

Las diferencias sobre la política de ciencia y tecnología de Colciencias radican no sólo en la


política académica que la sustenta al subordinar, minimizar y ocultar el papel de las ciencias
humanas y sociales. También se sustenta en la interferencia de la Autonomía Académica de la
Universidad Nacional al imponer reglamentaciones a nuestro claustro académico.

La Facultad de Ciencias Humanas defiende la totalidad del régimen de autonomía y la especifica


Autonomía Académica en los términos del decreto 1210 del 28 de junio de 1993, que contempla
el régimen orgánico especial de la Universidad Nacional en el Artículo 3 “Régimen de autonomía.
En razón de su misión y de su régimen especial, la Universidad Nacional de Colombia es una
persona jurídica autónoma, con gobierno, patrimonio y rentas propias y con capacidad para
organizarse, gobernarse, designar sus propias autoridades y para dictar normas y reglamentos,
conforme al presente Decreto” y en el Artículo 4 “Autonomía académica. La Universidad Nacional
de Colombia tendrá plena independencia para decidir sobre sus programas de estudio,
5
investigativos y de extensión. Podrá definir y reglamentar sus características, las condiciones de
ingreso, los derechos pecuniarios exigibles y los requisitos para la expedición de los títulos
correspondientes”.

La defensa de la libertad de cátedra y de la autonomía universitaria, duramente afectadas con la


destitución e inhabilidad por parte de la Procuraduría y reciente condena proferida por el Tribunal
Superior de Bogotá del profesor Miguel Ángel Beltrán, están al orden del día como tarea central.
La praxis que promovemos es la del respeto, la tolerancia, el pluralismo. Sí al valor positivo de la
diferencia, de la crítica, de la polémica. No a la discordia, la infamia, la humillación, el odio y el
autoritarismo. Es por eso que apoyamos los esfuerzos por lograr una paz realista y posible en el
país, que ponga fin a la larga guerra que nos sitúa en la barbarie.

El que varios de los programas de docencia, investigación y extensión se ocupen de los asuntos
de las violencias, las desigualdades, las ofensas, de la guerra y de la paz, es una expresión de la
alta conciencia de nuestra comunidad académica sobre tan grave problema. La colaboración de
la UN en los diálogos de La Habana la apoyamos, sin que ello, signifique la adopción de políticas
oficiales, ni el abandono al sentido crítico, que es el corazón del quehacer académico. La paz es
para que se expresen los conflictos en forma creadora.

Nuestro trabajo universitario es como educadoras-investigadoras y educadores-investigadores.


Ese es nuestro arte y profesión. Educadoras y educadores que investigan y ejercen la docencia y
la extensión con el aserto: La educación es un tesoro. Sin embargo, la UN renunció a pensar y
educar en la educación para la juventud en el pregrado y con planta de tiempo completo como
departamento. Se creó el Instituto de Educación, que desarrolla la notable labor de proyección de
maestría en Bogotá y en distintas comunidades del país. Dimensionar el debate y la articulación,
fortalecer y ampliar espacios para la formación de profesionales de diversas disciplinas
interesados en la labor docente, proponer el pregrado articulado a la maestría hacia un doctorado
y apoyar iniciativas académicas que propendan por el estudio de problemáticas educativas en
diversos ámbitos y áreas del conocimiento son propósitos buscados a mediano plazo.

El estudio y uso del castellano nuestro, de las lenguas americanas y de los idiomas
internacionales forma parte del propósito universal de la Universidad en Ciencias Humanas. El
saber sobre las lenguas como categoría, como lingüística, como eje en el trabajo, los
conocimientos, la sociedad y la cultura, ubica la lengua como proceso creativo y articulador en los
contextos histórico-sociales y por ende necesaria de propiciar su enriquecimiento.

El estudio de las literaturas enlaza el conocimiento de las lenguas, de la creación del arte literario,
con su imaginación, creación y dimensiones lúdicas, articuladas a los saberes y a los contextos
socio-históricos.

En el proceso histórico de las ciencias humanas se fortalecieron la antropología estudiando la


polisemia de lo humano, al igual que la psicología y el psicoanálisis, la sociología y el trabajo
social constituyeron campos del saber y de la praxis académico social con valores de solidaridad
y sentido de comunidad. La geo-historia está dando los resultados requeridos como saber
indispensable en la pluralidad disciplinaria e interdisciplinaria.

Las sociedades humanas solo pueden vivir y sobrevivir a condición de conocer su pasado como
contexto que condiciona el presente y permite proyectar el porvenir. Sin memoria, pero ante todo
sin historia, las sociedades están condenadas a andar en los laberintos.
6
Por cuanto las sociedades existen geográficamente de continente a continente dándole sentido
de unidad al planeta tierra, la geografía constituye un elemento esencial en la comprensión de la
sociedad humana en sus diferentes periodos.

El estudio de las teorías que acompañan los saberes, el papel de la filosofía en el orden como
campo específico y abierto de los pensamientos, tiene una presencia significativa cuyas
actividades están dando un sentido de universalidad a nuestros estudios en la facultad y a la
cultura nacional. Todas estas praxis, con sus saberes, constituyen una presencia, un potencial y
son la encarnación de lo existente como ciencias humanas y sociales.

El principio de la articulación de los pregrados con las maestrías y, donde existen, doctorados, es
una fortaleza que permite la circularidad de las experiencias en los tres espacios y facilita la
investigación. El desafío permanente es superar la compartimentación dándole a la articulación
sus desarrollos creativos en los programas. Tenemos un gran obstáculo entre varios y es el
congelamiento de la planta docente que debilita y amenaza marchitar la dinámica creativa de los
programas, la política por aumentar la planta es un propósito permanente de la facultad que debe
comprometernos a todas y todos.

La Facultad de Ciencias Humanas ofrece una riqueza de logros que permiten un sentido de
pertenencia, un orgullo de comunidad, de realizaciones, que las dificultades de la dispersión, las
violencias, abandonos y otros obstáculos no deben silenciar. Nos marginan pero no somos
marginales. Su pluralismo es otro tesoro, al igual que los diálogos de saberes y experiencias, en
medio del cultivo de las diferencias. Ni las más graves discordias han logrado derrotar este
destino histórico consciente de quienes conformamos su comunidad académica: profesores y
profesoras, estudiantes, egresados y egresadas, trabajadores, trabajadoras, y directivas.

Las investigaciones adelantadas por docentes y estudiantes se encuentran recogidas en libros y


revistas, aunque un buen número se encuentran inéditas. Algunas alcanzan la excelencia, o
sobresaliente, o de calidad, y su incidencia en la universidad y la cultura es significativa.
Contamos con un Centro Editorial, reconocido por su calidad, que tenemos que fortalecer aún
más. Muchos de las y los profesionales de Ciencias Humanas son forjadores y forjadoras, líderes
en el país en diferentes campos del saber y las instituciones.

El diálogo e integración con todas las facultades y sedes de la universidad, y con todos sus
institutos, es un propósito permanente, con un sentido de Nuestra América.

De manera orientadora han concluido el maestro Luis Eduardo Mora-Osejo y el Maestro Orlando
Fals Borda en la segunda versión del “Manifiesto por la autoestima en la Ciencia colombiana”:

“Nuestros centros educativos, académicos y científicos deben establecer criterios, de acuerdo


con las metas ya enunciadas, para la evaluación de las tareas e informes técnicos. Tales
criterios deben ser prioritariamente de inspiración local y no transferidos desde las regiones
del mundo hoy dominantes. Los productos de nuestros trabajos deben ser juzgados
principalmente por su originalidad, pertinencia y utilidad para nuestra propia sociedad. No
pueden valer más por el solo hecho de comunicarse en ingles, francés o alemán, entre otras
lenguas europeas, o por publicarse en revistas de países avanzados. Tampoco debe
perderse el vínculo vital con lo propio y regional en las comisiones educativas que se realicen
en el exterior, ni tampoco querer repetir aquí versiones de lo asimilado e inspirado en
contextos foráneos.

7
Controlar la explotación inequitativa del conocimiento que producimos cuando los interesados
de otras latitudes desconocen los aportes y derechos de los creadores raizales e indígenas,
debe ser motivo de permanente preocupación. No estamos proponiendo el retorno a formas
coloniales de explotación y exportación de productos tropicales, sino atender a un desarrollo
integral de estos, que comprenda su valor agregado y las técnicas de su transformación. Para
estos fines conviene anticipar un uso sustentable y autonómico de nuestros recursos de tierra,
agua, viento, sol y otras fuentes de energía, así como las formas productivas y reconstructivas
de la ocupación humana del territorio, para lo cual es indispensable disponer de
conocimientos científicos contextualizados como viene dicho.

Nuestras crisis se agudizan, entre otras razones, por la carencia de una conciencia activa
sobre el papel que ha tenido y tendrá el conocimiento científico en el desarrollo de la
humanidad, sea que provenga de las ciencias naturales o de las ciencias sociales. Tampoco
existe clara conciencia sobre el papel cumplido por el pensamiento racional causal en el
desarrollo de la ciencia postrenacentista. Menos aun sobre el que corresponderá al
pensamiento sistémico complejo en el desarrollo y unificación de las ciencias en las cuales
podemos sustentar la interdisciplina.

Para apoyar estos procesos, necesitamos universidades democráticas y altruistas que


estimulen la participación creativa de los estudiantes en la búsqueda de nuevos
conocimientos, y en tal medida consideren la investigación como herramienta pedagógica del
mayor valor, sustentadora de la autonomía académica. Que tenga por tarea prioritaria la
consolidación de un ambiente cultural que propicie la creatividad a lo largo de todas las
etapas de formación que contribuyan al proceso de reconstrucción social y al bienestar de las
mayorías desprotegidas de la población. Se requiere universidades participativas
comprometidas con el bien común, en especial con las urgencias de las comunidades de
base, que mediante técnicas de educación, investigación, y acción combinadas tomen en
cuenta la formación de ciudadanos capaces de emitir juicios fundamentados en el
conocimiento de las realidades sociales y naturales. Las universidades participativas deben
ser crisoles centrales de los mecanismos de creación, acumulación, enseñanza y difusión del
conocimiento.

Esto contribuirá a sustituir las definiciones discriminatorias entre lo académico y lo popular y


entre lo científico y lo político, sobre todo en la medida en que se haga énfasis en las
relaciones complementarias. Así también merecemos vivir y progresar de manera satisfactoria
y digna de autoestima, empleando nuestros grandes y valiosos recursos.

Luis Eduardo Mora-Osejo por las ciencias naturales.

Orlando Fals Borda por las ciencias sociales.”3

El campo intelectual de las ciencias humanas, la praxis de las ciencias sociales y humanas,
no se circunscribe, por supuesto, a la Facultad de Ciencias Humanas en la Sede Bogotá,
sino que es nuestro propósito consolidar una política de diálogo para la coordinación de
actividades académicas de todo orden con la Facultad de Ciencias Humanas y Económicas
de la Sede Medellín, con el Departamento de Ciencias Humanas de la Sede Manizales y
con otros proyectos incipientes en las Sedes Nacionales, de especial relevancia para
nuestros fines académicos. Nuestra reflexión se circunscribe y está situada en la sede
Bogotá y sus facultades, con algunas de las cuales la Facultad ha desarrollado proyectos

33
La superación del Eurocentrismo. Enriquecimiento del saber sistémico y endógeno sobre nuestro contexto tropical. En: Fals
Borda Orlando. Ante la crisis del país. Ideas-acción para el cambio. El Ancora editores. Bogotá. 2003. Pág.94-96
8
de extensión que fortalecen la interdisciplinariedad y los lazos con la sociedad colombiana.
Es nuestro interés animar y ampliar los proyectos interfacultades, así como estrechar los
lazos académicos con el Instituto de Estudios en Comunicación y Cultura – IECO, cuyos
campos de formación e investigación son afines a los de las ciencias humanas y sociales.

En la Universidad coexisten distintas visiones sobre el papel y los alcances misionales de la


institución, sobre la forma como debe ser reducido el déficit de democracia, participación y
diálogo para reducir las ineficiencias enormes en la gestión, en cómo superar los laberintos
burocráticos y administrativos.

El compromiso nuestro radica en aplicar las normas para desenredar, descongestionar,


simplificar por ende, crear una cultura administrativa moderna con criterios de
transparencia, cumplimiento y evaluación de resultados.

You might also like