Nombre de la ponencia: De Alejandría a Jerusalén: La comunidad al margen del poder y el
Estado. Las críticas de Martin Buber y Filón de Alejandría.
Autor: Lic. David Zelocualtecatl Castillo Procedencia: Posgrado UNAM-FFy
No. de cuenta: 30611899-9 Área IV Ética Simposio: “Heteronomías de la justicia: de nomadismos y hospitalidades”
Palabras claves: Martin Buber, Filón de Alejandría, Comunidad, Estado, Crítica
Resumen ampliado: Criticados y desautorizados, presentados como ingenuos o
desentendidos respecto de la dura realidad de la vida cotidiana de sus tiempos: Martin Buber, filósofo austriaco del siglo XX, y Filón de Alejandría, filósofo alejandrino del siglo I a.e.c.; mantienen una lectura continuo desde la particularidad de sus pensamientos para sostener un pensamiento crítico capaz de penetrar los intereses contradictorios de las naciones y grupos que les rodeaban, perforando los dictámenes ocultos que la fuerza y el poder pugnaban, para así, tratar de introducir en la arena de la política la preocupación e interés por lo público. Lo público como el desenvolvimiento de la vida social del ser humano que, a partir de determinadas dimensiones, toma conciencia de las consecuencias de sus actos y toma para sí la responsabilidad como obligación y necesidad de ser precursor de un nuevo estado totalmente distinto al del presente: el de construir comunidad. Construir en el sentido de trabajar por la redención del ser humano cuya capacidad de establecer vínculos de afecto, de diálogo, de responsabilidad, de política, ética, etc., se reivindican como su esencia propia aunque siempre amedrentada por fuertes pulsiones de poder, engaño, propiedad o dominación. Así, construir comunidad no es únicamente dar cuenta de los profundos lazos que interconectan a los individuos que la conforman, sino el esfuerzo por acoger en su seno la injusticia engendrada por todas las maniobras de las relaciones internamente dadas, y perpetuar en ello la justicia de una vida digna. Esta es la principal crítica de los profetas respecto al ejercicio del poder absoluto de los Estados, a sus más altas esferas, puesto que el poder corre el riesgo de concebirse como un condensado de voluntad comunitaria que se ha desentendido de todas sus relaciones de responsabilidad con los otros y, que a través de su ejercicio violento es capaz de desarticular el sentido de necesidad que guardan los seres humanos entre sí. No obstante, este cúmulo de voluntad que se ha extraviado para sí, guarda la esperanza de recuperar su sentido en el esfuerzo de la acción activa de todos sus miembros en cuanto funden de nuevo comunidad. Pero, ¿dónde hay evidencia de este tipo de comunidad capaz de resistir al deseo de poder y sus ambiciones? Para ambos filósofos, la tradición de los textos sagrados guardan recuerdo de aquél primer modelo, si bien el antiguo Israel se comprendió así mismo como una unión de comunidades tribales, pronto se vieron sumidas en la controversia de la unificación bajo una única fuerza capaz de centralizar la voluntad de todas ellas. No obstante, así como el recuerdo de aquella relación intercomunitaria se registra también se ha mantenido; para Filón de Alejandría, los grupos y tendencias que se mantienen en pugna por la conformación del poder de un Estado, del antiguo Estado judío, tanto interna como al margen del status quo representan la evidencia de esperanza y resistencia por recuperar la relación orgánica de los hombres y sus diferencias. Esenios, fariseos, zelotas, terapeutas, etc., todos estos pequeños grupos se asumen como una alternativa disidente frente al del poder del Estado judío y Estado romano, disidentes respecto a la política de servilismo, clientelismo, esclavitud, extorción y expansionismo que se hacía de los recursos, las personas y sus bienes simples objetos de uso para explotación económica y poder territorial. El objetivo de aquellos individuos congregados en aquellas comunidades no era solamente el de convocar la memoria divina, recuperar la alianza en la voluntad de dejarse penetrar por el espíritu sino vivir la experiencia de dios; experiencia que trata de re-hacer, re-crear la revelación de la actitud y dedicación que la tradición exige al hombre apto para resistir la misiva divina de implantar el reino de dios en la tierra. La memoria de los jueces y profetas son el corazón que impulsa el surgimiento de dichas agrupaciones que nacen en reacción a la usurpación de poder por la institución de la monarquía, del Templo o incluso de un Estado externo. Los datos aportados tanto por la literatura religiosa judía, así como la literatura clásica en las personas del ya mencionado Filón en sus obras Todo hombre bueno es libre, Apología de los judíos y Sobre la vida contemplativa donde identifica dos grupos de especial importancia; Flavio Josefo en Antigüedades de los judíos y Las guerras de los judíos menciona tres; y Plinio el Viejo que en su obra Historia natural localiza una comunidad a las márgenes del Mar Muerto que le parece muy particular: los esenios. Todas estas referencias representaron evidencia para Buber, no sólo evidencia histórica sino social de la posibilidad de resistencia exitosa a partir del modelo de comunidad, grupos enfrentados al bastión de poder judío y la ocupación romana que proyectaron para el filósofo austriaco la situación contemporánea del naciente Estado judío moderno. La crítica de Buber, apoyada en los datos aportados por Filón de Alejandría respecto al grupo especial de los esenios, significa no sólo la posibilidad de acción de las propuestas de Buber para la vida político-social del Estado de Israel, sobre todo en el marco de sus componentes poblacionales, sino en la posibilidad de una práxis capaz de llevar a una revolución inter-social. De esta forma se actualiza la necesidad de una relectura de obra de Buber como precursor de la de Filón de Alejandría, a la par de reivindicar su importancia y profundidad especulativa respecto sus detractores como Hans Urs von Balthasar y Jacon Taubes en relación a los modelos de fe propuestos por Buber entre el judaísmo y cristianismo, pero también refiere la posibilidad de repensar la relación que lleva la emuná como acto comunitario y la pístis como acto enclavado en la convicción interna concebida por el filósofo austriaco. El pensamiento de Martin Buber tiene su prefiguración en las descripciones y reflexiones que Filón de Alejandría hace de las comunidades encaradas con el imperialismo romano y que optaron un enfrentamiento en el que retrotrayéndose a sus vínculos con la tierra, con la divinidad, así como el cuidado entre ellos, lograron sostener su derecho a la existencia de un vida digna. La comunidad por venir es la promesa de una vida digna para todos los hombres capaces de construir con su ser las condiciones de ese futuro que rompa la ilusión concentrada del poder: el status. Ya que en ella se funden los miedos e inseguridades de la voluntad de poder por dominación, enriquecimiento, explotación. De Filón de Alejandría a Martin Buber la continuidad de la tradición y su reinterpretación son más que nunca patentes.