You are on page 1of 25

350 Revelación y magisterio dé ía Iglesia

sa encierra todo el quehacer de la Iglesia respecto a los dones


que posee» 4 ": debe difundir el patrimonio recibido. Debe ade-
más manifestar en su enseñanza «que se acerca lo más posible a
la experiencia y a la comprensión del mundo contemporáneo» 43 .
Debe adaptarse a «la vida de los hombres en un determinado
tiempo, en un determinado sitio, con una determinada cultura
y con una determinada situación social» 44 . 15
Fidelidad y adaptación: he aquí los dos polos de la acción
de la Iglesia con relación al evangelio. Debe predicar a los hom- EL CONCILIO VATICANO II Y LA
bres de nuestro tiempo el evangelio de Cristo, proclamado una CONSTITUCIÓN "DEI VERBUM"
vez para siempre, mas siempre presente y actual. La Iglesia debe
armonizar en sí misma estas dos actitudes, sin excluir ninguna
de las dos. La fidelidad no debe ser perezosa y estéril conserva-
El miércoles, 14 de noviembre de 1962, el Concilio Vati-
ción. Mas, por otro lado, la adaptación «debe precaverse del
cano II comenzó el examen del esquema De fontibus Revela-
peligro de un relativismo que llegue a afectar su fidelidad dog-
iionis. El examen duró hasta el 21 de noviembre. Las partes que
mática y moral» 45 . La solicitud por el diálogo «no debe tradu-
en el primer esquema, compuesto de cinco capítulos (1. La doble
cirse en una atenuación o disminución de la verdad» "6, ya que
fuente de la revelación; 2. Inspiración, inerrancia, género litera-
«el irenismo y el sincretismo son, en el fondo, formas de escepti-
rio; 3. Antiguo Testamento; 4. Nuevo Testamento; 5. Sagrada
cismo respecto a la fuerza y al contenido de la palabra de Dios
Escritura en la Iglesia), se referían directamente a la revelación,
que queremos predicar» 47 .
trataban del hecho de la revelación, de su transmisión, del papel
De la búsqueda de este equilibrio entre la solicitud por la
de Cristo y de los apóstoles en la economía de la revelación, de
fidelidad y el deseo de adaptación nace la posición armónica
la doble fuente de revelación y de la función del magisterio con
de la Iglesia, que debe mantenerse fiel a Cristo, su esposo, y que
relación al depósito de la fe.
se siente obligada a caminar en la historia para distribuir a los
hombres de todas las generaciones el pan del evangelio y el pan El esquema fue al principio objeto de observaciones genera-
eucarístico. Equilibrio delicado que incesantemente debe man- les acerca de los capítulos en conjunto. Ya desde el principio, se
tener o encontrar la Iglesia, pero que está ligado a la condición delinearon entre los padres dos actitudes: unos aceptaban sus-
misma de la revelación que entra en la historia para llegar a los tancialmente el esquema, pero se debía retocar; otros lo juzga-
hombres de todos los tiempos. ban inaceptable y proponían llanamente que se sustituyese por
otro más conciso, más pastoral y más ecuménico.
12
De los problemas propuestos, el que más llamó la atención
«Quamvis enim haud quidem sit dubium, quin veritatis et gratiae fue el de la relación Escritura-Tradición. ¿Qué relación existe
thesauri, hereditate nobis a ohristianae fidei patribus traditi, sint servandi
integri atque tuendi, S. Paulo moriente: depositum custodi (i Tim 6,20); entre ambas y cómo hemos de expresarla? La solicitud por el
tamen ñeque custodia, ñeque defensione plañe explentur officia, quibus obstrin- diálogo ecuménico hacía muy delicado este problema. Para los
gitur Ecclesia erga data sibi dona»: Ibid., 639.
" Ibid., 640.
protestantes en concreto, el esquema de revelación tuvo, desde
44
Ibid., 646. el principio, valor de símbolo.- juzgarían el concilio en gran
,s
Ibid., 646. parte por su postura ante esta cuestión. Ante la investigación
*" «Profecto fratrum adeundorum sollicitudo eo nos millo pacto moveat teológica vacilante y ante las dificultades de una formulación
oportet, ut veritatem vel extenuemus, vel de ea aliquid imminuamus»: Ibid., 647.
" «Nam irenismus et syncretismus, quos nominant, nihil aliud signifi- exacta, muchos padres se preguntaron si sería oportuno que
care ad ultimum videtur, nisi scepticismi modos, sive quoad vim sive quoad el concilio tomara una posición determinada en cuestiones toda-
rem verbi Dei, quod nuntiare nobis animus est»: Ibid., 647.
vía discutidas.
352 Revelación y magisterio de la Iglesia Concilio Vaticano 11•.«Dei Verbum» 353

El primer esquema encontró fuerte resistencia en una mayo- Una vez terminada la discusión conciliar, la comisión se puso
ría importante. La discusión de cada uno de los capítulos se pre- a trabajar, teniendo en cuenta las observaciones hechas por los
veía laboriosa, prolongada y sin gran esperanza de éxito. Por padres, especialmente acerca de los capítulos I y II, los más im-
ello, Juan XXIII decidió, el martes, 20 de noviembre, que una portantes del esquema. El resultado del trabajo se entregó a los
comisión especial revisase el esquema antes de continuar su padres el último día de la tercera sesión.
examen. Esta comisión llamada mixta, ya que se componía de Por último, el texto revisado se sometió al voto de la asam-
7 cardenales nombrados por el papa, de 10 miembros de la co- blea conciliar desde el comienzo de la cuarta sesión, el 20, 21 y
misión doctrinal y de 10 miembros del Secretariado para la 22 de septiembre de 1965. Sin embargo, las correcciones de
Unión de los Cristianos, se nombró el 15 de noviembre de 1962. detalle sugeridas por los padres, sin modificar la sustancia del
El martes, 20 de noviembre, día en que Juan XXIII decidió texto, mejoraron notablemente la forma del mismo. Votada por
que el esquema se enviase a la comisión mixta, fue uno de los capítulos y aprobada casi por unanimidad, la constitución Dei
decisivos del concilio. A partir de ese día, el problema del conte- Verbum fue promulgada oficialmente por el papa Pablo VI el
nido material de la Escritura y de la Tradición queda abierto, 18 de noviembre de 1965.
de forma que teólogos y exegetas puedan estudiarlo cada vez No vamos a analizar aquí toda la constitución, ni a estudiar
más a fondo. El concilio, por su parte, eligiendo otro camino, la historia de los diversos esquemas que precedieron al texto
se dedicó a subrayar la unidad orgánica de la Escritura, Tradi- definitivo votado por los padres conciliares; nos limitaremos a
ción e Iglesia. considerar los capítulos I y II que se refieren a la revelación y
Durante la segunda sesión del concilio, el esquema de reve- a su transmisión, y, con particular atención, el capítulo I que
lación estuvo rodeado del más completo silencio. La comisión describe la revelación misma. Al análisis detallado de los diez
mixta terminó su trabajo en marzo de 1963, y en mayo del parágrafos que componen los capítulos I y II seguirán unas ob-
mismo año, se enteraron los padres del resultado de sus inves- servaciones generales sobre estos -dos capítulos '.
tigaciones. Entonces muchos padres expresaron el deseo de que
el esquema tratase de manera más amplia de la Tradición y de
la revelación. El 7 de marzo de 1964, la comisión doctrinal cons-
I
tituyó una sub-comisión para corregir el esquema atendiendo
a este deseo de los padres. Ésta dividió en dos el capítulo I {La TEXTO Y COMENTARIO
palabra de Dios), que quedó así: I. La revelación en sí misma, l. PROEMIO
II. La transmisión de la revelación. La comisión doctrinal, en 1. El Santo Concilio, escuchando religiosamente la palabra de Dios y
sesión plenaria, examinó estos dos nuevos capítulos, del 1 al 6 proclamándola confiadamente, hace suya la frase de san Juan, cuando dice:
de junio de 1964. El primer capítulo se aceptó sin dificultad y el «Os anunciamos la vida eterna, que estaba en el Padre y se nos manifestó:
segundo con una mayoría de 17 contra 7. La oposición fue moti- lo que hemos visto y oído os lo anunciamos a vosotros, a fin de que viváis
vada por el hecho de que el texto no decía que en la Tradición también en comunión con nosotros, y esta comunión nuestra sea con el Padre
y con su Hijo Jesucristo» (1 Jn 1,2-3).
se contienen más verdades que en la Escritura.
2. Por tanto, siguiendo las huellas de los Concilios Tridentino y Vatica-
El nuevo esquema se discutió en la tercera sesión del concilio, no I, se propone exponer la doctrina genuina sobre la divina revelación y
del 30 de septiembre al 6 de octubre de 1964, sin que la paz y sobre su transmisión, para que todo el mundo oyendo crea el anuncio de la
el equilibrio delicado al que se había llegado, fuesen perturba- salvación, creyendo espere y esperando ame 2 .
dos. En su conjunto, el texto fue del agrado de los padres por 1
CONCILIO VATICANO II, Constitución dogmática sobre la revelación
su equilibrio, su sabor bíblico, su carácter cristocéntrico, su am- divina. Salamanca 1965. Citamos siempre esta traducción española. Para ma-
plia exposición sobre la Tradición, y, por último, por la libertad yor claridad en el análisis, hemos numerado las frases de cada parágrafo.
que se dejó a los teólogos en las cuestiones discutidas. ' 1. Dei Verbum religiose audiens et fidenter proclamans, Sacro-
sancta Synodus verbis S. Joannis obsequitur dicentis: «Annuntiamus vobis

21
354 Revelación y magisterio de ía Iglesia
Concilio Vaticano II: «.Dei Verbum* 355
Sobrio es este proemio, pero elevado. El tono del primer pa-
hemos visto y oído os lo anunciamos a vosotros, a fin de que
rágrafo, solemne y religioso a la vez, queda justificado amplia- viváis también en comunión con nosotros, y esta comunión
mente por el hecho de que la constitución Dei Verbum es lógi- nuestra sea con el Padre y con su Hijo Jesucristo» (1 Jn 1, 2-3).
camente el primero de los grandes documentos del Vaticano II. Este texto enuncia, en términos bíblicos, lo esencial de la consti-
En realidad este proemio introduce en el conjunto de la obra tución. La vida, que estaba en el Padre, cerca del Padre, se nos
conciliar. Dentro de la misma constitución Dei Verbum expone manifestó. Dios ha salido de su misterio y, merced a la huma-
el tema de la misma, tema cuya desarrollo y orquestación con- nidad de Cristo, Juan ha podido ver y oír al Verbo de vida.
tinuarán los capítulos siguientes. Juan anuncia lo que ha visto y oído, a fin de que los hombres,
mediante la fe en su testimonio, participen en esta experiencia
1. Dei Verbum: estas dos palabras, que en adelante servi- y, con él, entren en comunión de vida con el Padre y con su Hijo
rán para designar la constitución y distinguirla de otros docu- Jesucristo. Epifanía de Dios en Jesucristo, mediación del testi-
mentos conciliares, expresan en realidad todo el contenido. monio apostólico, participación del hombre en la vida trinitaria,
Dios, el Dios viviente, ha hablado a la humanidad. El término el texto de san Juan describe todo el movimiento de la revela-
palabra de Dios se aplica primariamente a la revelación, es decir ción: la vida en Dios, la vida que baja hacia el hombre y, en
a esta primera intervención por la que Dios sale de su misterio, Jesucristo, se le manifiesta para obrar la vuelta a la vida. Por su
se dirige a la humanidad para descubrirle los secretos de la vida densidad y poder de sugestión, este texto es como el leitmotiv
divina y comunicarle su designio salvífico. Éste es el hecho in- de la constitución, y, más en concreto, del capítulo I.
menso que domina los dos testamentos y del que vive la Iglesia.
Esta palabra de Dios, dirigida una vez para siempre, perdura a
2. La segunda frase indica la finalidad de la constitución.
través de los siglos, siempre viva y actual, en la Tradición y la
El concilio se propone exponer la verdadera doctrina acerca de
Escritura.
la revelación y de su transmisión. Continúa en esto, a la par que
La actitud del concilio respecto a la palabra de Dios es la lo amplía, el trabajo realizado por los concilios de Trento y
que en el capítulo II se describe como actitud del magisterio de Vaticano I. La referencia a san Agustín, que cierra el proemio,
la Iglesia: escucha y proclama la palabra de Dios. Como todo subraya la preocupación pastoral que inspira toda la obra del
el pueblo cristiano, cuya fe condivide, recibe con fe y piedad la concilio.
palabra del Señor; mas también, en virtud de la misión profé-
tica que ha recibido de Cristo, es el heraldo de esta palabra que
proclama con la confianza de los profetas y de los apóstoles. II
La palabra fidenter, que califica esta proclamación, evoca la
itappTjoía o actitud de confianza y seguridad de la predicación CAPÍTULO I: LA REVELACIÓN
apostólica (Hech 4, 29. 31; 9, 28; 19, 8). El concilio, ministro de
la palabra de Dios, recuerda con respeto (obsecjuitur) el comien- 2. NATURALEZA Y OBJETO DE LA REVELACIÓN
zo de la primera carta de san Juan: «Os anunciamos la vida
1. Dispuso Dios en su bondad y sabiduría revelarse a sí mismo y dar a
eterna, que estaba en el Padre y que se nos manifestó: lo que conocer el misterio de su voluntad (cf Ef 1,9), mediante el cual los hom-
bres por medio de Cristo, Verbo encarnado, tienen acceso al Padre en el
vitam aeternam, quae erat apud Patrem et apparuit nobis: quod vidimus et Espíritu Santo y se hacen consortes de la naturaleza divina (cf Ef 2, 18;
audivimus annuntiamus vobis, ut et vos societatem habeatis nobiscum, 2 Pe 1,4).
et societas nostra sit cum Patre et cum Filio ejus Jesu Christo» (i Jn i, 2-3).
2. Propterea, Conciliorum Tridentini et Vaticani I inhaerens vestigiis 2. En consecuencia, por esta revelación Dios invisible (cf. Col 1, 15;
genuinam de divina Revelatione ac de ejus transmissione doctrinam propo- 1 Tim 1, 17) habla a los hombres como amigos, movido por su gran amor
nere intendit, ut salutis praeconio mundus universus audiendo credat, credendo (cf. Ex 33, 11; Jn 15, 14-15) y mora con ellos (cf Bar 3, 38), para invitarlos
speret, sperando amet. a la comunicación consigo y recibirlos en su compañía.
356 Revelación y magisterio de la Iglesia
Concilio Vaticano II: «Dei Verbum» 357
3. Este plan de la revelación se realiza con gestos y palabras intrínseca-
mente conexas entre sí, de forma que las obras realizadas por Dios en la voluntatis suae. Al decir que el objeto de la revelación es Dios
historia de la salvación manifiestan y confirman la doctrina y los hechos
significados por las palabras, y las palabras por su parte, proclaman las obras
mismo, el concilio personaliza la noción de revelación: antes
y esclarecen el misterio contenido en ellas. de dar a conocer algo, es decir el designio de salvación, Dios
mismo se revela. El misterio paulino evoca este designio salví-
4. Pero la verdad íntima acerca de Dios y acerca de la salvación hu-
mana se nos manifiesta por la revelación de Cristo, que es a un tiempo me-
fico, escondido en Dios desde toda la eternidad, y ahora reve-
diador y plenitud de toda la revelación 3. lado, por el cual Dios hace de Cristo el centro de la nueva eco-
nomía y le constituye, por su muerte y resurrección, único prin-
1. La revelación aquí descrita es la revelación en su fase cipio de salvación, tanto para los gentiles como para los judíos
activa y constituyente, como también en la economía de su rea- cabeza de todos los seres, de los ángeles y de los hombres.
lización concreta por las vías de la historia y de la encarnación. El misterio es el plan divino total que, en definitiva, se reduce a
La constitución enuncia primariamente el hecho y el objeto Cristo, con sus insondables riquezas y su tesoros de sabiduría
de la revelación. De la revelación, como de toda la obra de la y ciencia. Concretamente, el misterio es Cristo. Al utilizar la
salvación, hemos de decir que es un efecto del beneplácito de categoría paulina de misterio, con la plenitud de sentido y múl-
Dios: placuit (cf Ef 1,9-10). Es gracia. Es libre iniciativa tiples resonancias que tiene en la carta a los efesios (c. 1), el
de Dios, y no afecto de un constreñimiento o apremio por parte concilio da al objeto de la revelación su expresión más completa,
del hombre. Obra de amor como es, procede de la bondad y más rica y sugestiva.
sabiduría de Dios. El texto repite las palabras del Concilio Vati- El segundo miembro de la frase declara en qué consiste el
cano I, pero adopta una formulación más personalista. En lu- plan salvíflco divino acerca de la humanidad. El designio de
gar del placuit ejus sapientiae et bonitati, dice: placuit Deo, in Dios consiste en que los hombres, por Cristo, Verbo encarnado,
sua bonitate et sapientia. Pone, además, en primer plano, la tienen acceso al Padre (Ef 2,18) en el Espíritu y se hacen con-
bondad de Dios, y después, su sabiduría. sortes de la naturaleza divina (2 Pe 1,4). El designio divino, ex-
A propósito del objeto de la revelación, el texto sigue igual- presado en términos de relaciones interpersonales, incluye los
mente al Concilio Vaticano I, pero mientras éste dice: seipsum tres principales misterios del cristianismo: la Trinidad, la encar-
ac aeterna voluntatis suae decreta revelare, el Vaticano II des- nación, la gracia.
dobla el verbo y reemplaza decreta por el término paulino sa-
cramentum («mysterium», según el texto griego), más bíblico y 1. Después de haber afirmado el hecho y el objeto de la
más concreto: seipsum revelare et notum faceré sacramentum revelación, el concilio precisa su naturaleza. Por la revelación,
el Dios invisible, escondido (Col 1,15; 1 Tim 1,17), al que
3
i. Placuit Deo in sua bonitate et sapientia seipsum revelare et notum nadie puede ver sin morir, el trascendente y tres veces santo, en
faceré sacramentum voluntatis suae (cf Eph i, 9), quo nomines per Christum, la superabundancia de su amor (porque Dios es amor: 1 Jn 4, 8)
Verbum caro factum, in Spiritu Sancto accessum habent ad Patrem et divi- sale de su misterio. Dios rompe el silencio: se dirige al hombre,
nae naturae consortes ef ficiuntur (cf Eph 2,18; 2 Pe 1,4).
2. Hac itaque revelatione Deus invisibilis (cf Col 1,15; 1 Tim i, 17) le interpela, e inicia con él un diálogo de amistad, como lo hizo
ex abundantia caritatis suae homines tamquam atracos alloquitur (cf Ex 33, con Moisés (Ex 33, 11) y con los apóstoles (Jn 15, 14-15).
11; Jn 15,14-15) et cum eis conversatur (cf Bar 3, 38), ut eos ad societatem
secum invitet in eamque suscipiat. Dios conversa con los hombres para invitarlos a la comuni-
3. Haec revelationis oeconomia fit gestis verbisque intrinsece ínter cación consigo y para recibirlos en su compañía. El texto de
se connexis, ita ut opera, in historia salutis a Deo patrata, doctrinam et res Baruc (3, 38), al que alude el concilio, y que utiliza la liturgia
verbis significatas manifestent ac corroborent, verba autem opera proclament
et mysterium in eis contentan elucident. (por ejemplo, en la sexta profecía del oficio antiguo de sábado
4. Intima autem per hanc revelationem tam de Deo quam de hominis santo), significa que la sabiduría ha bajado del cielo para habi-
salute veritas nobis in Christo illucescit qui mediator simul et plenitudo totius tar entre los hombres, encarnándose en la ley judía. Él concilio
revelationis exsistit.
evoca ya esta plenitud de revelación en la que la sabiduría per-
358 Revelación y magisterio de la Iglesia Concilio Vaticano H-. «Dei Verbuin» 359

sonal de Dios, por la encarnación, entra en la existencia huma- mas. Pertenece, pues, a la inteligencia de la revelación describir
na, vive con los hombres, como uno más en medio de ellos, y la economía de hecho adoptada por Dios para hablar a la huma-
con ellos conversa. Jesucristo es la sabiduría de Dios que ha nidad. Al dirigirse al hombre, ser compuesto de carne y espíritu,
bajado a la tierra y ha conversado con los hombres. El tema, tan inmerso en la duración, Dios se pone en comunicación con el
sólo evocado aquí, reaparece en el parágrafo 4. hombre por las vías de la encarnación y de la historia. Por pri-
Para definir, pues, la revelación, el concilio recurre a la ana- mera vez un documento del magisterio describe así la economía
logía de la palabra, omnipresente en el Antiguo y Nuevo Testa- de la revelación en su ejercicio concreto y en esta fase activa que
mento (Heb 1,1), tradicional en los documentos del magiste- le da la existencia.
rio 4 y en toda la tradición teológica. Dios ha hablado a la huma- El concilio afirma que la revelación se realiza mediante la co-
nidad; por su palabra se ha dado a conocer el invisible; su tras- nexión íntima de gestos y palabras. Por gesta (palabra de reso-
cendencia se ha hecho proximidad. La economía presente es una nancia más personalista que jacta) hemos de entender las accio-
economía de palabra y de fe. La visión está reservada para des- nes salvíficas de Dios, es decir todas las obras realizadas por
pués de la muerte. Nuestro Dios es el Dios de la palabra: habla Dios, que constituyen la historia de la salvación: unas realizadas
a Abraham, a Moisés, a los profetas, y, por medio de ellos, a su directamente por Dios, otras por los profetas, instrumentos
pueblo. Por Cristo, Dios habla a los apóstoles y nos habla a suyos; unas manifiestan su providencia ordinaria, otras son ver-
nosotros, porque en él nos habla el Hijo en persona. daderos milagros, mas todas son con propiedad manifestaciones
Esta palabra por la que Dios franquea en cierto modo la dis- del obrar divino en la historia de la salvación y todas se suceden
tancia que le separa del hombre y se llega hasta su presencia, según una disposición sapientísima (una economía) querida por
no puede ser otra cosa que palabra de amistad: procede del Dios. Gestos u obras de Dios son, por ejemplo, en el Antiguo
amor, crece en la amistad y persigue una obra de amor: ex Testamento: los acontecimientos del éxodo, la formación del
abundantia caritatis... tamquan amicos... ut ad societatem se- reino, los juicios de Dios manifestados por el fracaso de los ejér-
cum... Dios entra en comunicación con el hombre, criatura suya, citos, el destierro, la cautividad, la restauración; y en el Nuevo
para estrechar con él lazos de amistad y para asociarle a su vida Testamento: las acciones de la vida de Cristo, especialmente sus
íntima: para invitarle a esta vida y para introducirle en ella por milagros, su muerte y resurrección. Palabras, son las palabras de
la fe en su palabra. En definitiva, no puede ser de otro modo. Moisés y los profetas que interpretan las intervenciones de Dios
La revelación que procede del amor, persigue una obra de amor: en la historia; son las palabras de Cristo que declaran el sentido
quiere introducir al hombre en la sociedad de amor que es la de sus acciones; son, en fin, las palabras de los apóstoles, testigos
Trinidad. El texto vuelve así a hablar del tema anunciado en el e intérpretes autorizados de la vida de Cristo.
proemio. Después de afirmar la unión íntima, como cuerpo y alma, de
las obras y palabras en la economía reveladora, el concilio pone
3. La analogía de la palabra, útil para definir la revelación, de manifiesto cómo obras y palabras están en estrecha depen-
no dice nada de la disposición concreta adoptada por Dios para dencia y para servicio mutuo. Las obras «realizadas por Dios
entrar en comercio personal con el hombre. En efecto, así como en la historia de la salvación manifiestan y confirman la doctrina
el hombre puede comunicarse con otro hombre de múltiples y los hechos (designio y acción salvífica de Dios) significados
formas — por gestos, acciones, palabras, imágenes, gestos acom- por las palabras». En efecto, Dios manifiesta ya su designio
pañados de palabras, señales artificiales o gráficas — así tam- salvífico en el acto mismo en el que este designio se realiza.
bién puede Dios comunicarse con el hombre de múltiples for- El Dios que se revela es un Dios que entra en la historia y en
4
ella se revela como persona que obra la salvación de su pueblo.
Por ejemplo, la encíclica Qui pluribas (D 1637), el Vaticano I Así, la liberación del yugo egipcio manifiesta la intervención del
(D 1785), el juramento antimodernista (D 2145), la encíclica Mit brennender
Sorge: A A S 29 (1937) 156, la encíclica Mortalium ánimos: A A S 2 (1928) 8. Dios salvador y la salvación misma; la curación del paralítico
360 Revelación y magisterio de la Iglesia Concilio Vaticano II: «Deí Verbum» 361
manifiesta el poder liberador de Cristo y la liberación misma la curación del paralítico donde las palabras acompañan la
del pecado que obra en el alma; la resurrección pone de mani- acción; otras veces el acontecimiento precede a la palabra
fiesto su dominio soberano sobre la muerte y la vida. Por otra (por ejemplo, la creación del universo, la fundación del rei-
parte estas obras corroboran, es decir apoyan, confirman, ates- no) y otras, por el contrario, la palabra precede al aconteci-
tiguan la doctrina y la realidad profunda, misteriosa, escondida miento (por ejemplo, la profecía del mesías, siervo paciente de
en las obras y significada por las palabras. Así, el éxodo confir- Yavé, cf. Is 48,3-8 y Am 3,7). b) Notemos también que la
ma la promesa de Yavé, hecha a Moisés, de salvar a su pueblo; proporción de obras y palabras puede variar mucho. A veces
la curación del paralítico manifiesta y demuestra a la par la vali- prevalecen las palabras (por ejemplo, en los libros sapienciales,
dez de la palabra del Hijo del hombre que pretende perdonar los en el sermón de la montaña), pero otras veces prevalecen los
pecados; la resurrección de Cristo confirma la verdad de su tes- hechos (por ejemplo, en los libros históricos, en los aconteci-
timonio y la realidad de su misión como Hijo del Padre venido mientos de la pasión, muerte y resurrección de Cristo).
a este mundo para librar a los hombres del pecado y de la muerte.
Al insistir en las obras y en las palabras como elementos
Sin embargo, los acontecimientos son, las más de las veces,
constitutivos de la revelación y en su unión íntima, el concilio
algo opaco; las obras adolecen o son propensas a la ambigüedad,
subraya el carácter histórico y sacramental de la revelación:
al equívoco: toca a las palabras disipar esta ambigüedad y pro-
los acontecimientos iluminados por la palabra de los profetas,
clamar el sentido auténtico y misterioso de las acciones divinas.
de Cristo y de los apóstoles. El carácter histórico de la reve-
«Las palabras proclaman las obras y esclarecen el misterio con-
lación aparece en la acción misma de Dios que sale de su mis-
tenido en ellas». Es cierto que, por ejemplo, el modo de obrar
terio y entra en la historia, en la sucesión de acontecimientos
de Cristo que perdona y cura, manifiesta admirablemente el
o intervenciones de Dios que se suceden según el .designio
amor que ha venido a revelar. Pero su muerte es un aconteci-
coherente y sapientísimo que es con propiedad la economía
miento susceptible de múltiples interpretaciones: la palabra de
de la salvación, y, por último, en la interpretación de los acon-
Cristo, que tiene su prolongación en la de los apóstoles, nos des-
tecimientos por la palabra, que es en sí misma un aconteci-
cubre la dimensión inaudita de su muerte y a la par propone a
miento. El carácter sacramental de la revelación aparece en la
nuestra fe el acontecimiento y su significación salvífica. La pre-
compenetración y ayuda mutua de palabras y obras. Dios rea-
dicación de Pedro atestigua .que los apóstoles, la mañana de
liza el acontecimiento de salvación y explica su significación;
Pentecostés, no están borrachos, sino bajo la acción del Espíritu
interviene en la historia y manifiesta el sentido de su interven-
Santo, que ha descendido sobre ellos (Hech 1, 15-18), y que la
ción; obra y comenta su acción. Esta estructura general de la
resurrección de Cristo no es solamente un milagro sino también
revelación, de nuevo afirmada en el capítulo 4 a propósito del
el misterio de la entronización de Cristo como mesías y señor
Antiguo Testamento 5, y en el capítulo 5 a propósito del Nuevo
(Hech 2, 33. 36). Lo mismo pasa con el éxodo: sin la palabra de
Testamento 6, basta para distinguir la revelación cristiana de
Moisés que, en nombre de Dios, interpreta para Israel esta salida
cualquier otra forma de revelación de tipo filosófico o gnóstico.
como una liberación con vistas a una alianza, el acontecimiento
no estaría cargado de la plenitud de sentido que constituye el
fundamento de la religión de Israel. Los acontecimientos están 4. Por esta revelación nos manifiesta, en Cristo, la verdad
llenos de inteligibilidad religiosa y las palabras tienen la misión profunda acerca de Dios y del hombre. En efecto, en Cristo,
de proclamarla y esclarecerla. 5
«Amantissimus Deus... ita Se tamquam unicum Deum verum et vivum
Es importante hacer dos observaciones a propósito de esta verbis ac gestis revelavit ut Israel, quae divinae essent cum hominibus viae
unión íntima y viva de las obras y_ de las palabras: a) Se trata experiretur easque, ipso Deo per os prophetarum loquente, penitius et
clarius ¡n dies intelligeret atque latius in gentes exhiberet>: cap. IV, n. 14.
de una unión de naturaleza, no siempre de tiempo. Hay a veces " «Christus Regnum Dei in terris instauravit, factis et verbis Patrem
simultaneidad de la obra y de la palabra (por ejemplo, en suum ac Seipsum manifestavit, atque morte, ressurrectione et gloriosa ascen-
sione missioneque Spiritus Sancti opus suum complevifc»: c. V, n. 17.
362 Revelación y magisterio de la Iglesia
Concilio Vaticano II.- «Deí Verbum» 363
nos ha sido revelado c¡uién es Dios, es decir: el Padre que nos 3. En su tiempo llamó a Abraham para hacerle padre de un gran
ha creado y nos ama como hijos; se nos manifiesta también el pueblo (cf Gen 12, 2-3), al que luego instruyó por los patriarcas, por Moisés
Hijo y palabra, que nos llama e invita a una comunión de vida y por los profetas para que lo reconocieran Dios único, vivo y verdadero,
con la Trinidad, y el Espíritu, que vivifica y santifica. En Cristo, padre providente y justo juez, y para que esperaran el salvador prometido,
y de esta forma a través de los siglos fue preparando el camino del evan-
se nos revela también la verdad acerca del hombre, a saber, que
gelio 8 .
ha sido llamado y elegido por Dios desde antes de la creación
del mundo para ser, en Cristo, hijo adoptivo del Padre.
1. La primera frase afirma y distingue una doble manifes-
Cristo es a la vez mediador y plenitud de la revelación.
tación de Dios: la primera, que se dirige a todos los hombres,
En efecto, es la vía elegida por Dios para darnos a conocer lo
por el testimonio del mundo creado; la segunda, dirigida a
que es él (Padre, Hijo y Espíritu) y lo que somos nosotros (pe-
nuestros primeros padres, por revelación positiva. El mismo
cadores llamados a la vida). Cristo es la vía que nos revela la
Dios que hizo el cosmos, se manifestó también en la historia
vida y el camino que a ella conduce: «Yo soy el camino, la ver-
humana.
dad y la vida; nadie viene al Padre sino por mí» (Jn 14,6).
El texto describe en pocas palabras esta primera manifesta-
Y también: «Y nadie conoce al Hijo sino el Padre, y nadie co-
ción de Dios, que es la creación. Dios ha creado por su Verbo
noce al Padre sino el Hijo y aquél a quien el Hijo quisiere reve-
(Jn 1, 3), por él conserva todas las cosas y también por él Dios
lárselo» (Mt 11, 27). «A Dios nadie le vio jamás; el Hijo unigé-
ha hablado a la humanidad (parágrafo 4). El universo creado
nito, que está en el seno del Padre, ése nos le ha dado a cono-
constituye una primera presencia y una primera manifestación
cer» (Jn 1, 18). Cristo es también la plenitud 7 de la revelación,
de Dios: un testimonio permanente de Dios mismo a la huma-
es decir el Dios que revela y el Dios revelado, el autor y el ob-
nidad, inscrito en el universo creado por el (Rom 1, 19-20).
jeto de la revelación, el que revela el misterio y el misterio mismo
El concilio afirma el hecho, pero no se detiene a explicarlo.
en persona (Jn 14,6; 2 Cor 4,4-6; Ef 1,3-14; Col 1,26-27;
El Dios que se manifiesta a la humanidad por su Verbo crea-
1 Tim 3, 16). Es en persona la verdad que anuncia y predica.
dor, es también el Dios salvador que, para abrir al género hu-
En consecuencia, esta verdad que en él resplandece, pide la
mano el camino de la salvación, se manifestó a nuestros pri-
adhesión de nuestro espíritu: pide invadir toda nuestra vida
meros padres por revelación histórica y personal. El concilio,
para transformarla y transformarnos a nosotros en Cristo;
sin embargo, no precisa la relación que existe entre ambas ma-
tiende, por la unión con Cristo, a la comunión con el Padre, el
nifestaciones de Dios, natural y sobrenatural. No dice si en la
Hijo y el Espíritu.
intención divina la una está encaminada a la otra, ni tampoco
si la primera está ya impregnada de gracia. El concilio describe
3. LA PREPARACIÓN DE LA REVELACIÓN EVANGÉLICA después, a grandes rasgos, las etapas de la revelación veterotes-
1. Dios, creándolo todo y conservándolo por su Verbo (cf Jn 1, 3), da tamentaria: pormesa a nuestros primeros padres, vocación de
a los hombres testimonio perenne de sí en las cosas creadas (cf Rom 1,19- 8
20), y queriendo abrir el camino de la salvación sobrenatural, se manifestó 1. Deus, per Verbum omnia creans (cf. Jn 1,3) et conservans, in
rebus creatis perenne sui testimonium hominibus praebet (cf. Rom I, 19-20),
además personalmente a nuestros primeros padres ya desde el principio.
et viam salutis supernae aperire intendens, insuper protoparentibus inde ab
2. Después de su caída alentó en ellos la esperanza de la salvación initio semetipsum manifestavit.
(cf Gen 3, 15) con la promesa de la redención, y tuvo incesante cuidado del 2. Post eorum autem lapsum eos, redemptione promissa, in spem
género humano, para dar la vida eterna a los que buscan la salvación con salutis erexit (cf. Gen 3, 15) et sine intermissione generis humani curam egit,
ut ómnibus qui secundum patientiam boni operis salutem quaerunt, vitam
la perseverancia en las buenas obras (cf Rom 2, 6-7). aeternam daret (cf. Rom 2, 6-7).
3. Suo autem tempore Abraham vocavit, ut faceret eum in gentem
7
La expresión aparece por vez primera en la encíclica Mit brennender magnam (cf. Gen 12, 2-3) quam post Patriarchas per Moysen et Prophetas
Sorge: «In Jesús Christus, dem menschgewordenen Gottessohn, ist die Fülle erudivit ad se solum Deum vivum et verum, providum Patrem et judicem
der góttlichen Offenbarung erschienen»: A A S 29 (1937) 150. justum agnoscendum, et ad promissum Salvatorem expectandum, atque ita
per saecula viam Evangelio praeparavit.
364 Revelación y magisterio de la Iglesia Concilio Vaticano II: «Dei Verbum» 365

Abraham, instrucción del pueblo elegido por Moisés y los 3. Jesucristo, pues, el Verbo hecho carne, «hombre enviado a los hom-
bres», «habla palabras de Dios» (Jn 3, 34) y lleva a cabo la obra de la salva-
profetas. ción que el Padre le confió (cf Jn 5, 36; 17,4).
4. Por tanto Jesucristo —ver al cual es ver al Padre (cf Jn 14,9) —
2. Después de la caída de nuestros primeros padres Dios con su propia presencia personal y manifestación, con sus palabras y obras,
les levantó por la esperanza de la salvación venidera (Gen 3,15), señales y milagros, y sobre todo con su muerte y resurrección gloriosa entre
es decir por la promesa de redención. Este resplandor débil de los muertos, finalmente con el envío del Espíritu de verdad, completa la re-
salvación, evocado por el Génesis, es el protocvangelio. Con la velación y la confirma con el testimonio divino: que está Dios con nosotros
para liberarnos de las tinieblas del pecado y de la muerte y resucitarnos a
promesa, de alcance salvífico universal, comienza la historia de la vida eterna.
la salvación. Dios no deja a nadie al margen de ella. Aunque
el depositario de esta promesa fue el pueblo de Israel, Dios tuvo 5. La economía cristiana, por tanto, como alianza nueva y definitiva,
nunca cesará y no hay que esperar ya ninguna revelación pública antes
incesante cuidado (sine intermissione... curam egit) de la huma- de la gloriosa manifestación de nuestro Señor Jesucristo (cf 1 Tim 6,14;
nidad, para dar la vida eterna a todos los que buscan la salva- Tit 2, 13)9.
ción con la perseverancia en las buenas obras (Rom 2,6-7).
El parágrafo insiste de nuevo en el tema de Cristo mediador
3. La última frase evoca, en rápida mirada de conjunto, y plenitud de la revelación, mas ahora lo hace en la perspectiva
dos-milenios de historia, de Abraham a Jesucristo: Dios ha lla- de la historia de la revelación.
mado a Abraham, ha formado e instruido a su pueblo y ha pre-
parado así el camino del evangelio. \. Etii tsta perspectiva histórica, la caita a los tabseos aívt-
En un tiempo elegido por él, Dios llamó a Abraham para ma que Cristo es la culminación de la revelación. Pone en evi-
hacerle padre de un gran pueblo (Gen 12,2). Después de la dencia la superioridad de la revelación nueva sobre la antigua,
era patriarcal, Dios instruyó a este pueblo por medio de Moisés y la relación existente entre las dos fases de la historia de la
y los profetas. El verbo erudire significa a la vez instrucción y salvación. Hay entre las dos economías continuidad y diferencia.
formación. Dios formó al pueblo judío para que le reconociese El elemento de continuidad es Dios y su palabra: la palabra del
Dios vivo y verdadero, Padre cjue cuida de sus hijos, justo juez, Hijo, que es la continuación y culminación de la palabra cuyos
y para que esperase al salvador prometido. Afirma así el concilio instrumentos fueron los profetas. Hay continuidad, pero tam-
el contenido esencial de la revelación veterotestamentaria: por
una parte, el conocimiento del tínico Dios existente, del Dios 8
i. Postquam vero multiíariam multisque modis Deus locutus est in
de verdad y vida, de amor y justicia, y, por la otra, la espera prophetis, «novissime diebus istis locutus est nobis in Filio» (Heb i, 1-2).
del salvador prometido. El último miembro de la frase presenta 2. Misit enim Filium suum, aeternum scilicet Verbum, qui omnes
homines illuminat, ut ínter nomines habitaret iisque intima Dei enarraret
la revelación del Antiguo Testamento como sabia pedagogía (cf. Jn 1,1-18),
que ha durado siglos, a través de los cuales Dios ha formado a 3. Jesús Christus ergo, Verbum caro factum, «homo ad homines»
su pueblo y ha preparado el camino del evangelio. missus, «verba Dei loquitur» (Jn 3, 34) et opus salutare consummat quod
dedit ei Pater faciendum (cf. Jn 5,36; 17,4).
4. Quapropter Ipse, quem qui videt, videt et Patrem (cf. Jn 14,9),
tota suiipsius praesentia ac manifestatione, verbis et operibus, signis et mi-
4. CRISTO LLEVA A SU CULMEN LA REVELACIÓN raculis, praesertim autem morte sua et gloriosa ex mortuis resurrectione,
misso tándem Spiritu veritatis, revelationem complendo perficit ac testimonio
1. Después que habló Dios muchas veces y de muchas maneras por divino confirmat, Deum nempe nobiscum esse ad nos ex peccati mortisque
los profetas, «últimamente, en estos días, nos habló por su Hijo» (Heb 1,1-2). tenebris liberandos et in aeternam vitam resuscitandos.
5. Oeconomia ergo christiana, utpote foedus novum et definitivum
2. Pues envió a su Hijo, es decir al Verbo eterno, que ilumina a todos numquam praeteribit, et nulla jam nova revelatio publica expectanda est ante
los hombres, para que viviera entre ellos y manifestara los secretos de Dios gloriosam manifestationem Domini nostri Jesu Christi (cf. 1 Tim 6,14;
(cf Jn 1, 1-18). et Tit 2, 13).
366 Revelación y magisterio de la Iglesia Concilio Vaticano II: «Dei Verbum> 367

bien diferencia y superación. Hay diferencia respecto a las épo- (verba Dei loquitur; Jn 3, 34) y «lleva a cabo la obra de la
cas, los modos de revelación (palabra intermitente y fragmen- salvación que el Padre le confió» (Jn 5,36; 17,4). En efecto,
taria del Antiguo Testamento; palabra única y total del Hijo la revelación pertenece a la obra de salvación que el Padre ha
en el Nuevo Testamento), las formas de revelación, los destina- confiado a su Hijo. En la oración sacerdotal, Cristo dice a su
tarios y los mediadores. En definitiva, la persona del Hijo es la Padre: «Yo te he glorificado sobre la tierra llevando a cabo
que constituye la excelencia de la revelación nueva sobre la an- la obra que me encomendaste realizar» (Jn 17,4), y poco
tigua. Porque Cristo es el Hijo, la revelación culmina en él I 0 . después añade: «He manifestado tu nombre a los hombres»
(Jn 17,6). Y más tarde: «Y yo les di a conocer tu nombre,
2. Explica después el texto por qué Cristo es la culmina- y se lo haré conocer para que el amor con que tú me has amado
ción de la revelación. Dios nos ha enviado a su Hijo, es decir esté en ellos y yo en ellos» (Jn 17, 26).
su palabra eterna. Dios ha enviado a su Hijo, a la palabra de
Dios, ya luz de los hombres por la creación, para que viviera 4. Al ser Cristo el Hijo del Padre, la palabra eterna hecha
entre ellos y para que les manifestara los secretos de la vida carne, es fácil colegir que es a la vez el supremo revelador y
divina a cuya participación nos invita y en la que quiere intro- el supremo objeto revelado. La revelación tiene en él su culmi-
ducirnos: «A Dios nadie le vio jamás; el Hijo unigénito, que está nación (complendo) y su perfección (perficit). El concilio aplica
en el seno del Padre, ése nos le ha dado a conocer» (Jn 1, 18). a Cristo lo que en el parágrafo 2 se dijo acerca de la estructura
Así se realiza y profundiza infinitamente el texto de Baruc general de la revelación " . Cristo ha ejercido su función revela-
(3, 38), citado anteriormente. Cristo es la sabiduría de Dios que dora por todas las vías de la encarnación: con su propia pre-
habita entre los hombres y conversa con ellos. Ya que es Hijo sencia personal y manifestación I2 , con sus palabras y obras,
de Dios, palabra eterna de Dios, luz de los hombres, está onto- señales y milagros I3 , y sobre todo con su muerte y resurrección
lógicamente cualificado para revelar a Dios y su misterio. gloriosa, y finalmente con el envío del Espíritu de verdad. La ex-
presión «con su propia presencia personal y manifestación»,
3. La tercera frase contiene la intuición central de todo el que equivale al término griego epifanía (2 Tim 1, 10), signifi-
parágrafo y aun de todo el capítulo. Resume lo que acaba de ca que la revelación por Cristo, Verbo encarnado, se ha servido
decirse acerca del Hijo enviado a los hombres, insistiendo en de todos los recursos de la expresión humana, tanto del faceré
la plenitud y realismo de la encarnación en la economía reve- como del docere (Hech 1,1), para manifestarnos al Hijo de Dios
ladora. Jesucristo, palabra sustancial de Dios, por la que Dios y, en él, al Padre, porque ver al Hijo es ver al Padre (Jn 14, 9).
se dice a sí mismo y dice toda la creación (ad intra y ad extra), En este mismo sentido, decía Ignacio de Antioquía: «Hay un
es esta misma palabra que, por las vías de la encarnación, nos solo Dios, el cual se manifestó a sí mismo por medio de Jesu-
habla de hombre a hombre. El acercamiento de la palabra y las cristo, su hijo, que es palabra suya, que procedió del silencio»
palabras que pronuncia por las vías de la carne, subraya de (Ad Macjn 8, 2). Y san Ireneo: «Por el Hijo hecho visible y pal-
manera sorprendente la entrada en lo humano del Hijo de Dios pable aparecía el Padre» {Adv haer 4, 6, 6). La encarnación del
que utiliza los medios de expresión de la naturaleza humana. Hijo, entendida concretamente, es la revelación del Hijo y, por él,
Jesucristo, pues, dice el concilio, es la palabra de Dios hecha del Padre. Por sus acciones, gestos, actitudes, comportamiento,
carne (Verbum caro factum), hecha uno de nosotros, es decir
hombre, enviada a los hombres para encontrarse con ellos y 11
El orden de enumeración es el de la manifestación histórica de Cristo:
hacerse uno de ellos (homo ad homines missus). Jesucristo es obras, muerte, resurrección, misión del Espíritu.
IJ
El esquema anterior decía: tota sua persona. El concilio ha preferido
la palabra de Dios que, en verdad, «habla palabras de Dios» la expresión actual para evitar dificultades cristológicas.
13
w
Señales y milagros no son puros sinónimos: en efecto, si los milagros
R. SCHNACKENBURG, Zum Offenbarungsgedanken in der Bibel: BZ son señales, hay señales —por ejemplo, los gestos de bondad y misericordia
7 (1963) 2-23. de Cristo hacia los pecadores — que no son milagros.
368 Revelación y magisterio de ía Iglesia Concilio Vaticano II: «Deí Verbum» 369
lo mismo que por sus palabras, Cristo ha ejercido su fun- privadas) antes de la epifanía gloriosa de Cristo o de su ma-
ción reveladora. La misión del Espíritu pertenece también a la nifestación en gloria, no en condición de esclavo solamente
obra reveladora de Cristo que él conduce a su consumación, por- (1 Tim 6, 14; Tit 2, 13). Dios nos ha dicho su única palabra
que si bien el Espíritu no innova nada, no aporta nada nuevo, y toda ella (en cuanto podemos comprenderla en nuestra con-
es él quien introduce en la verdad total de Cristo, llevando así dición terrena). ¿Qué más podía decir? Nos ha dado también
todas las cosas a su cumplimiento. su Hijo único. ¿Qué más podía darnos? No podemos imaginar
El Espíritu da a los apóstoles el recuerdo vivo y la inteli- una nueva revelación futura que no sea la encarnación de un
gencia de los gestos y palabras de Cristo (Jn 14,26; 16,12-13). nuevo Hijo de Dios. El Nuevo Testamento es novutn et defini-
De nuevo queda patente la dimensión trinitaria de la revelación. tivum. Jesucristo es la última palabra de la revelación: todo se
El concilio subraya el doble papel que desempeñan las reali- realiza en él: la salvación y su manifestación.
dades de la vida de Cristo. Palabras, acciones, milagros, vida,
pasión, muerte y resurrección de Cristo pertenecen, por una 5. LA REVELACIÓN Y SU ACEPTACIÓN POR LA FE
parte, a la economía de la revelación y, por la otra, tienen valor
apologético. Porque Cristo vive entre los hombres como Hijo 1. Cuando Dios revela hay que prestarle «la obediencia de la fe»
del Padre, hay en su mensaje, en sus obras, en todo su compor- (Rom 16,26; cf Rom 1,5; 2 Cor 10, 5-6) por la que el hombre se confía
libre y totalmente a Dios «prestando a Dios revelador el obsequio del en-
tamiento de Verbo encarnado, un resplandor, que es con pro- tendimiento y de la voluntad», y asintiendo voluntariamente a la revelación
piedad su gloria y que le designa como Hijo del Padre I4. La su- hecha por él.
blimidad de su doctrina, la sabiduría y santidad de su vida, el
2. Para profesar esta fe, es necesaria la gracia de Dios que previene
poder manifestado en sus milagros y en su resurrección, el ex- y ayuda, y los auxilios internos del Espíritu Santo, el cual mueve el corazón
ceso de caridad demostrado en su muerte: todo este resplandor y lo convierte a Dios, abre los ojos de la mente,.y da «a todos la suavidad
del ser y del obrar de Cristo constituye un testimonio propia- en el aceptar y creer la verdad».
mente divino (Jn 5, 36-37; 10, 37-38) que confirma la revelación 3. Y para que la inteligencia de la revelación sea más profunda, el
y manifiesta su credibilidad. Porque este resplandor atestigua mismo Espíritu Santo perfecciona constantemente la fe por medio de sus
que Cristo, en verdad, vive entre nosotros como el Emmanuel, dones *5.
Dios-con-nosotros, que obra y conversa con los hombres para
liberarnos del pecado y de la muerte y resucitarnos a la vida 1. Por fidelidad al concepto de revelación que acaba de
eterna. elaborar, y también para poner de relieve el carácter teologal
de la fe, el concilio declara primariamente que el objeto de la fe
5. La última frase del parágrafo es una conclusión de todo es Dios mismo en cuanto revelador. Hemos de creer, hemos de
lo dicho anteriormente acerca de Cristo. Al ser éste la palabra obedecer al Dios que revela, al Dios que habla. Esta es la afir-
eterna de Dios, el Hijo único enviado a los hombres para reve- mación constante de la revelación misma (Rom 16,26; 1,5;
larles la vida íntima de Dios, no puede considerarse como algo
transitorio la economía traída por él, es decir la alianza nueva 13
i. Deo revelanti praestanda est «oboeditio fidei» (Rom 16,26; cf.
y definitiva. Esta economía nunca cesará, es decir nunca será Rom i, 5; 2 Cor 10, 5-6), qua homo se totum libere Deo committit, «plenum
suplantada por otra más perfecta. Tampoco debemos esperar revelanti Deo intellectus et voluntatis obsequium> praestando et voluntarle
una nueva revelación pública (lo que no excluye las revelaciones rcvelationi ab Eo datae assentiendo.
2. Quae fides, ut praebeatur, opus est praeveniente et adjuvante gra-
li;i Dei et internis Spiritus Sancti auxiliis, qui cor moveat et in Deum con-
14
Las señales de la revelación no son exteriores a. Cristo. Son Cristo vertat, mentis oculos aperiat et det «ómnibus suavitatem in consentiendo et
mismo en el resplandor de su poder, de su santidad, de su sabiduría. En él iTcdcndo veritati».
percibimos la gloria del Hijo del Padre: del reflejo pasamos directamente 3. Quo vero profundior usque evadat revelationis intelligentia, idem
a la fuente. Spiritus Sanctus jugiter per dona sua perficit.

34
370 Revelación y magisterio de ía Iglesia Concilio Vaticano II: «Deí Verbum» 37/
1 Cor 10, 5-6; Ef 1,13; 1 Cor 15,11; Me 16,15-16) y del ma- 3. Al Espíritu y a sus dones hemos de atribuir también la
gisterio l6 . inteligencia, cada día más profunda, de la revelación. Porque el
El concilio describe esta fe como algo que establece entre don de la fe es una semilla que debe madurar y desarrollarse
Dios y el hombre una relación viva, de persona a persona, en indefinidamente. La inteligencia de la fe, que lleva a una super-
una adhesión global que comprende el conocimiento y el amor: ciencia de Dios y de su misterio, es obra del Espíritu. Diciendo
todo el hombre se confía libremente a Dios. De esta forma, Dios, que el Espíritu por medio de sus dones da una inteligencia más
por la revelación, viene hacia el hombre, condesciende, y le profunda de la revelación, el concilio subraya de nuevo la ac-
abre los secretos de su vida íntima en orden a una reciprocidad ción del Espíritu en la inteligencia del creyente. En el movi-
de amor. Y el hombre, por la fe, se vuelve hacia Dios y se entre- miento del hombre hacia la fe, el Espíritu ilumina la inteligencia
ga a él en la amistad. El final de la frase explica en qué consiste (mentis oculos aperit) para que comprenda el mundo estupen-
esta sumisión de todo el hombre a Dios. El hombre, por la fe, damente nuevo en el que le introduce el evangelio. Y es también
presta a Dios el pleno obsequio de su inteligencia y de su vo- el Espíritu quien, en el interior de la fe, desarrolla el poder de
luntad, y asiente libremente a la revelación hecha por él. El con- penetración de la inteligencia (don de inteligencia) y dispone
cilio se mantiene así lejos de dos concepciones incompletas de a los fieles para que comprendan por las vías del amor (don de
la fe cristiana: la primera concibe la fe como un obsequio, prác- sabiduría), infundiendo en ello un consentimiento afectivo que
ticamente carente de contenido, y la segunda como un asenti- les connaturaliza con el evangelio.
miento a una doctrina, pero despersonalizada. La fe cristiana es
inseparablemente don y asentimiento. 6. LAS VERDADES REVELADAS

1. Mediante la revelación divina, quiso Dios manifestarse a sí mismo


2. La respuesta del hombre a la revelación no es el simple y los eternos decretos de su voluntad acerca de la salvación de los hombres,
resultado de la actividad humana, sino un don de Dios. No basta «para comunicarles los bienes divinos, que superan totalmente la compren-
la audición externa de la enseñanza del evangelio; es menester sión de la inteligencia humana».
la acción de la gracia que previene y ayuda I7 , que mueve a 2. Confiesa el Santo Concilio «que Dios, principio y fin de todas las
creer (ad credendum) y que da el creer (in credendo). Después cosas, puede ser conocido con seguridad por la luz natural de la razón hu-
describe el concilio en términos bíblicos y más personalistas esta mana partiendo de las criaturas» (cf Rom 1,20); pero enseña que hay que
acción de la gracia: se trata, en concreto, de auxilios del Espíritu atribuir a su revelación «el que todo lo divino que por su naturaleza no sea
inaccesible a la razón humana, lo puedan conocer todos fácilmente, con
Santo l 8 que mueve el corazón del hombre y lo convierte a Dios, certeza segura y sin error alguno, incluso en la condición presente del géne-
que ilumina la inteligencia e inclina las potencias del deseo. ro humano» 2 0 .
El Espíritu «da a todos suavidad en consentir y creer a la ver-
dad» I9 . Muchas veces pone de relieve la Escritura lo necesaria 1. Después de hablar de la fe, trata el concilio de las ver-
que es para creer la acción de la gracia que abre el espíritu a la dades reveladas que, por tanto, hemos de creer: primero de los
luz que viene de arriba (Mt 16,17; 11,25; Hech 16,14; misterios, y luego de las verdades cuya revelación es moral-
2 Cor 4, 6) y atrae al hombre hacia Cristo (Jn 6, 44). Esta ac-
M
ción interior es el testimonio del Espíritu (1 Jn 5, 6) que obra 1. Divina revelatione Deus seipsum atque aeterna voluntatis suae
decreta circa hominum salutem manifestare ac communicare voluit «ad par-
interiormente para que el hombre reconozca la verdad de Cristo. ticipanda scilicet bona divina, quae humanae mentis intelligentiam omnino
superant».
2. Confitetur Sacra Synodus «Deum, rerum omnium principium et
finem naturali humanae rationis lumine e rebus creatis certo cognosci posse»
18
D 1.637, 1789, 2.145. (cf. Rom 1, 20); ejus vero revelationi tribuendum esse docet, «ut ea, quae in
17
D 798, 1.789. rebus divinis humanae rationi per se impervia non sunt, in praesenti quoque
18
D 1.790. generis humani conditione ab ómnibus expedite, firma certitudine et millo
19
D 1.791 y 180. admixto errore cognosci possint».
372 Revelación y magisterio de la Iglesia Concilio Vaticano II: «Dei Verbum» 373

mente necesaria en el estado actual de la humanidad. El texto


recoge las afirmaciones del Vaticano I, pero introduce dos
importantes determinaciones. En lugar del revelare del Vatica- III
no I, la actual formulación desdobla el verbo en manifestare
y communicare, para significar así que la revelación es a la par CAPÍTULO II: TRANSMISIÓN DE LA REVELACIÓN
manifestación y comunicación de vida, porque la palabra de DIVINA
Dios no sólo notifica la salvación, sino que la trae también.
Es más. Determina con exactitud que los decretos eternos en 7. LOS APÓSTOLES Y SUS SUCESORES,
cuestión conciernen a la salvación del hombre. Se trata, pues, HERALDOS DEL EVANGELIO
de decretos que tienen por objeto nuestra elevación al orden
1. Dispuso Dios benignamente que todo lo que había revelado para
sobrenatural, la encarnación y la redención. El Concilio Vati- la salvación de los hombres permaneciera íntegro por siempre y se fuera
cano I, al hablar, sin más determinación, de los decretos de transmitiendo a todas las generaciones.
Dios, daba a entender que se trataba de decretos divinos con- 2. Por ello Cristo Señor, en quien se consuma la revelación total del
cernientes tanto al orden natural como al sobrenatural. Dios, Dios sumo (cf 2 Cor 1, 20; 3,16-4,6), mandó a los apóstoles que el
pues, no se revela ni revela para satisfacer la curiosidad del hom- evangelio, prometido antes por los profetas y que él llevó a la plenitud y
bre, sino para salvarlo, es decir para librarlo de la muerte del promulgó con su propia boca, lo predicaran a todos los hombres como
fuente de toda verdad salvadora y de la ordenación de las costumbres,
pecado y hacerle partícipe de los bienes divinos que superan comunicándoles los dones divinos.
totalmente la capacidad del entendimiento humano.
3. Lo cual fue realizado fielmente, tanto por los apóstoles, que en
la predicación oral comunicaron con ejemplos e instituciones lo que habían
2. El concilio, que acaba de hablar del objeto privilegiado
recibido por la palabra, por la convivencia y por las obras de Cristo, o ha-
de- la revelación, a saber los misterios, continúa hablando de bían aprendido por la inspiración del Espíritu Santo, como por aquellos
las verdades relativas a Dios que son accesibles a la razón hu- apóstoles y varones apostólicos que, bajo la inspiración del mismo Espíritu
mana y, en concreto, del conocimiento de Dios, principio y fin Santo, escribieron el mensaje de la salvación.
de todas las cosas. Dios, dice el concilio — con solemnidad jus- 4. Mas para que el evangelio se conservara constantemente íntegro y
tificada, dado el contexto histórico del ateísmo contemporá- vivo en la Iglesia, los apóstoles dejaron como sucesores suyos a los obispos,
neo —• puede ser conocido por la luz natural de la razón hu- «entregándoles su propio cargo del ministerio».
mana, reflexionando sobre el mundo creado, porque el mundo 5. Por consiguiente, esta sagrada Tradición y la sagrada Escritura
habla, de manera irrefutable, de su autor. Hemos de atribuir, de ambos Testamentos son como un espejo en que la Iglesia peregrina en
sin embargo, a la revelación el que estas verdades religiosas la tierra contempla a Dios, de quien todo lo recibe, hasta que le sea conce-
dido el verlo cara a cara, tal como es (cf 1 Jn 3, 2) 22.
puedan «ser conocidas por todos, de modo fácil, con firme cer-
teza y sin mezcla de error alguno» 2I . 22
1. Quae Deus ad salutem cunctarum gentium revelaverat, eadem
En este parágrafo, pues, considera el concilio el objeto de la benignissime disposuit ut in aevum integra permanerent omnibusque genera-
revelación en sí mismo (Dios y sus decretos), según la propor- tionibus transmitterentur.
ción de este objeto con el espíritu humano (misterios que su- 2. Ideo Christus Dominus, in quo summi Dei tota revelatio con-
summatur (cf. 2 Cor 1, 20; 3,16-4, 6), mandatum dedit Apostolis ut Evange-
peran el alcance de nuestro espíritu, y verdades accesibles a la lium, quod promissum ante per prophetas Ipse adimplevit et proprio ore
razón natural) y en su finalidad (salvación del hombre, parti- promulgavit, tamquam fontem omnis et salutaris veritatis et morum discí-
cipación en los bienes divinos). El capítulo primero comenzó plinae ómnibus praedicarent, eis dona divina communicantes.
3. Quod quidem fideliter factum est, tum ab Apostolis, qui in praedi-
confesando su fidelidad a la doctrina del Vaticano I y termina catione orali, exemplis et institutionibus ea tradiderunt quae sive ex ore,
recogiendo la doctrina y los términos del mismo. conversatione et operibus Christi acceperant, sive a Spiritu Sancto suggerente
didicerant, tum ab illis Apostolis virisque apostolicis qui, sub inspiratione
D 1.785, 1.786. ejusdem Spiritus Sancti, nuntium salutis scriptis mandaverunt.
374 Revelación y magisterio de la Iglesia Concilio Vaticano 11: «Dei Verbum» 375

1. Aborda el concilio, después de haber hablado de la los apóstoles recibieron de Cristo por su convivencia y obras,
revelación en sí misma, el problema de su transmisión. La pri- y todo lo que aprendieron del Espíritu Santo que les sugería lo
mera frase del parágrafo 7 expresa el objeto de todo el capítu- relacionado con las palabras y obras de Cristo. El testimonio
lo II: dispuso Dios que todo lo que había revelado permaneciese de los apóstoles desborda, pues, la predicación oral propiamente
íntegro a través de los siglos y fuese transmitido a todas las dicha: incluye también todo lo referente al culto y a los sacra-
generaciones. El capítulo va a tratar de esta transmisión de la mentos (especialmente al bautismo y a la eucaristía), al com-
revelación en su doble forma de Tradición y Escritura, de su portamiento moral y a la dirección moral de las comunidades
mutua relación y de la relación de una y otra con toda la Iglesia cristianas. Los apóstoles dan testimonio del misterio de Cristo
y con el magisterio. comunicándolo y prolongándolo entre los hombres según el
encargo del Señor. En segundo lugar, el encargo de Cristo ha
1. Cristo manifestó esta voluntad divina por el encargo que sido fielmente realizado por la consignación por escrito de la
dio a los apóstoles de predicar a todos los hombres el evangelio buena nueva de la salvación, bajo la inspiración del Espíritu
prometido por los profetas, llevado a plenitud por él y promul- Santo, por los apóstoles o por sus discípulos. La revelación,
gado con su propia boca, como fuente de toda verdad salvadora pues, se transmite bajo doble forma: por la Tradición y por la
y de toda ordenación de costumbres. El Concilio Vaticano II Escritura. El Vaticano II habla primero de la Tradición, y
recoge aquí las palabras del Concilio de Trento, pero añade dos luego de la Escritura (contrariamente al orden adoptado por el
cosas dignas de mención. El concilio insiste de nuevo en que, en Concilio de Trento), por fidelidad a la realidad de los hechos:
Cristo, se consuma la revelación total, en que Cristo llevó a ple- la Tradición precedió en verdad a la Escritura.
nitud el evangelio antaño prometido y en que el encargo dado
después a los apóstoles de predicar el evangelio se extiende a 4. Después de hablar de la transmisión de la revelación
la totalidad de la revelación, al Antiguo y al Nuevo Testamento. — de Cristo y el Espíritu a los apóstoles (transmisión vertical),
El concilio subraya esta afirmación con el empleo de la expre- y de los apóstoles a la Iglesia (transmisión horizontal), afirma el
sión «utriusque Testamenti» del mismo parágrafo 7. Nota ade- texto que esta transmisión horizontal se perpetúa en la Iglesia
más que los apóstoles no sólo comunicaron el evangelio, sino por los sucesores de los apóstoles, es decir por los obispos a
también todos los bienes espirituales que ellos recibieron y que quienes los apóstoles confiaron la misión de enseñar, para que
dependen del evangelio (como son los carismas, sacramen- el evangelio se conservase intacto y vivo a través de los siglos.
tos, etc.), ya que la revelación es a la par manifestación y comu- La misión de los obispos es la de transmitir fielmente por la
nicación de salvación. predicación (entendida también concretamente, en el sentido
explicado anteriormente) o por la Escritura, todo lo que han re-
3. Este encargo que Cristo dio a los Apóstoles de predicar cibido de los apóstoles.
el evangelio, fue realizado fielmente. Primero, por la predicación
o testimonio apostólico, entendido, sin embargo, concretamente, 5. La última frase saca las conclusiones de los enunciados
es decir en cuanto que incluye palabras, ejemplos o modos de anteriores. Toda la revelación nos ha sido dada con Cristo y su
obrar, prácticas, instituciones, ritos; en resumen: todo lo que Espíritu, y toda esta revelación se nos transmite por la Tradi-
ción y la Escritura. De ahí se colige que Tradición y Escritura
4. Ut autem Evangelium integrum et vivum jugiter in Ecc'esía son como el espejo en que la Iglesia, peregrina hacia la patria,
servaretur, Apostoli successores reliquerunt Episcopos, ipsis «suum ipsorum
locum magisterii tradentes». entra progresivamente en la economía de la visión, esperando
5. Haec igitur Sacra Traditio et Sacra utriusque Testamenti Scrip- verle cara a cara. La fe es el preludio de la visión escatológica 23.
tura velut speculum sunt in quo Ecclesia in terris peregrinans contemplatur
Deum, a quo omnia accipit, usquedum ad Eum videndum facie ad faciem
23
sicuti est perducatur (cf. 1 Jn 3,2). Santo TOMÁS, 3 Sent. d. 23, q. 2, a. 1, ad 4.
376 Revelación y magisterio de ía Iglesia Concilio Vaticano II: «Dei Verbunt» 377
Esta mención de la Iglesia prepara el último parágrafo del capí- Por primera vez un documento del magisterio extraordinario
tulo en el que se considera la relación común de la Tradición propone un texto tan elaborado sobre la Tradición: naturaleza,
y de la Escritura con la Iglesia y el magisterio. objeto, importancia.

8. LA SAGRADA TRADICIÓN 1. La predicación apostólica, expuesta de un modo especial


en los libros inspirados, debía perpetuarse hasta el fin de los
1. Así, pues, la predicación apostólica, expuesta de un modo especial tiempos.
en los libros inspirados, debía conservarse hasta el fin de los tiempos por
una sucesión continua.
2. De ahí que los apóstoles, comunicando lo que ellos mismos han
2. Por ello, los apóstoles, comunicando lo que ellos mismos
recibido, amonestan a los fieles que conserven las tradiciones que han apren- han recibido, amonestan a los fieles a que conserven con interés
dido de palabra o por escrito (cf 2 Tes 2, 15), y que sigan combatiendo las tradiciones que ellos recibieron de palabra o por escrito
por la fe que se les ha dado una vez para siempre (cf Jud 3). (2 Tes 1, 15) y a que combatan por la fe transmitida una vez
3. Ahora bien, lo que enseñaron los apóstoles, encierra todo lo nece- para siempre (Jud 3).
sario para que el pueblo de Dios viva santamente y aumente su fe, y de esta
forma la Iglesia, en su doctrina, en su vida y en su culto perpetúa y trans- 3. Después de tratar de la Tradición en sentido activo de
mite a todas las generaciones, todo lo que ella es, todo lo que cree.
transmisión de la revelación, pasa el concilio a hablar de la Tra-
4. Esta Tradición, que deriva de los apóstoles, progresa en la Iglesia
con la asistencia del Espíritu Santo: puesto que va creciendo en la compren-
dición en sentido pasivo (lo que se ha transmitido). Indica el
sión de las cosas y de los palabras transmitidas ya por la contemplación y el objeto de la Tradición y la extensión del mismo. Lo que transmi-
estudio de los creyentes, que las meditan en su corazón (cf Le 2, 19 y 51), tieron los apóstoles, encierra todo lo que contribuye a que el
ya por la percepción íntima que experimentan de las cosas espirituales, ya pueblo de Dios viva santamente y aumente su fe, en otras pala-
por el anuncio de aquellos que con la sucesión del episcopado recibieron el bras, todo lo referente a la fe y costumbres del pueblo cristiano.
carisma cierto de la verdad.
Esta afirmación coincide con la del Concilio de Trento, que de-
5. Es decir, la Iglesia, en el decurso de los siglos, tiende constante- clara que el evangelio, es decir la revelación, es fuente de toda
mente a la plenitud de la verdad divina, hasta que en ella se cumplan las
palabras de Dios. verdad saludable y de toda ordenación de costumbres. De esta
6. Las enseñanzas de los santos padres testifican la presencia viva de
esta Tradición, cuyos tesoros se comunican a la práctica y a la vida de la Ecclesia, in sua doctrina, vita et cultu perpetuat cunctisque generationibus
Iglesia creyente y orante. transmittit omne quod ipsa est, omne quod credit.
4. Haec quae est ab Apostolis Traditio sub assistentia Spiritus
7. Por esta Tradición conoce la Iglesia el canon de los libros sagrados Sancti in Ecclesia proficit: crescit enim tam rerum quam verborum tradito-
y la misma sagrada Escritura se va conociendo en ella más a fondo y se rum perceptio, tum ex cohtemplatione et studio credentium, qui ea conferunt
hace incesantemente operativa; y de esta forma Dios, que habló en otro in corde suo (cf. Le 2,19 y 51), tum ex intima spiritualium rerum quam
tiempo, habla sin intermisión con la esposa de su amado Hijo, y el Espíritu experiuntur iñtelligentia, tum ex praeconio eorum qui cum episcopatus suces-
Santo, por quien la voz del evangelio resuena viva en la Iglesia, y por ella sione charisma veritatis certum acceperunt.
en el mundo, va introduciendo a los creyentes en la verdad entera, y hace 5. Ecclesia scilicet, volventibus saeculis, ad plenitudinem divinae
que la palabra de Cristo habite en ellos abundantemente (cf Col 3, 16) 24. veritatis jugiter tendit, doñee in ipsa consummentur verba Dei.
6. Sanctorum Patrum dicta hujus Traditionis vivificam testificantur
2
praesentiam, cujus divitiae in praxim vitamque credentis et orantis Ecclesiae
* i. Itaque praedicatio apostólica, quae in inspiratis libris speciali transfunduntur.
modo exprimitur, continua successione usque ad consummationem temporum 7. Per eamdem Traditionem integer sacrorum librorum Canon Ec-
conservan debebat. clesiae innotescit, ipsaeque Sacrae Litterae in ea penitius intelligtmtur et
2. Unde Apostoli, tradentes quod et ipsi acceperunt, fideles monent indesinentur actuosae redduntur; sicque Deus, qui olim locutus est, sine inter-
ut teneant traditiones quas sive per sermonem sive per epistulam didicerint missione cum dilecti Filii sui Sponsa colloquitur, et Spiritus Sanctus, per
(cf. 2 Tes 2,15), utque pro semel sibi tradita fide decertent (cf. Jud 3). quem viva vox Evangelii in Ecclesia, et per ipsam in mundo resonat, credentes
3. Quod vero ab Apostolis traditum est, ea omnia complectitur quae in omnem veritatem inducit, verbumque Christi in eis abundanter inhabitare
ad Populi Dei vitam sánete ducendam fidemque augendam conferunt, sicque facit (cf. Col 3,16).
378 Revelación y magisterio de ía Iglesia Concilio Vaticano II: ¿Dei Verbum* 379

forma la Iglesia, en su doctrina, en su vida y en su culto, per- 7. La última frase del parágrafo pone de manifiesto la im-
petúa y transmite a todas las generaciones todo lo que ella es portancia de la Tradición con relación a la Escritura. Esta im-
y todo lo que cree. portancia nace de los hechos siguientes: a) Por la Tradición
conocemos el canon integro de los libros inspirados. El concilio
4. El concilio considera después la Tradición en su aspecto reconoce que en este punto el contenido de la Tradición desbor-
dinámico. Y puesto que la Tradición divina, que deriva de los da el de la Escritura; b) Por la Tradición la Escritura se va cono-
apóstoles, se conserva viva en la Iglesia, que vive siempre de ella, ciendo más a fondo; c) Por último, por la Tradición la Escritura
podemos decir en cierto sentido que esta Tradición crece perpe- siempre es actual y está actualizada. Por la Tradición, concluye
tuamente en la Iglesia bajo la acción del Espíritu que la asiste. el concilio en una perspectiva claramente trinitaria, Dios man-
Mas lo que progresa no es la Tradición apostólica en sí misma, tiene sin cesar con la Iglesia, esposa de su Hijo, un diálogo per-
sino la percepción, cada vez más profunda, que adquirimos de manente, mientras que el Espíritu Santo, por quien la voz del
las cosas y de las palabras transmitidas. Los factores que inter- evangelio resuena en la Iglesia, y por ella en el mundo ente-
vienen en este crecimiento son la contemplación y el estudio de ro, conduce a los creyentes hacia la plenitud de la verdad y
los creyentes (Le 2, 19 y 51), la experiencia vital de las realida- hace que la palabra de Cristo habite en ellos abundantemente
des espirituales y la inteligencia gustosa 2S que de ella procede, (Col 3, 16).
y, por último, la predicación de los que, con el episcopado, han
recibido el carisma de la enseñanza. 9. MUTUA RELACIÓN ENTRE LA TRADICIÓN
Y LA ESCRITURA
5. De esta forma, la Iglesia, en el decurso de los siglos, por 1. Así, pues, la sagrada Tradición y la sagrada Escritura están íntima-
el impulso que recibe de la Tradición, tiende constantemente mente unidas y compenetradas.
a la plenitud de la verdad divina, hasta que en ella se cumpla 2. Porque brotando ambas de la misma fuente, se funden en cierto
la palabra de Dios. Activa y pasiva a la par, la Iglesia lleva la modo, y tienden a un mismo fin.
Tradición y es llevada y vivificada por ella. 3. Ya que la sagrada Escritura es la palabra de Dios en cuanto se
consigna por escrito bajo la inspiración del Espíritu Santo,- la sagrada
Tradición transmite íntegramente a los sucesores de los apóstoles la palabra
6. Se colige de esto que una verdad transmitida por la Tra- de Dios a ellos confiada por Cristo Señor y por el Espíritu Santo para que,
dición no puede conocerse plenamente, con todas sus riquezas, con la luz del Espíritu de la verdad, la guarden fielmente, la expongan y
por un solo documento o por un solo testigo, sino por el conjunto la difundan con su predicación,- de donde se sigue que la Iglesia no deriva
de testigos y formas de expresión en las que vive: escritos de los solamente de la sagrada Escritura su certeza acerca de todas las verdades
reveladas.
padres, liturgia, práctica de la Iglesia, reflexión teológica. Los es-
4. Por eso se han de recibir y venerar ambas con un mismo espíritu
critos de los padres, en concreto, atestiguan esta Tradición
de piedad 2 Í .
vivificante, cuyas riquezas han sido comunicadas a la vida y
práctica de la Iglesia creyente y orante. Los padres son los testi- 20
i. Sacra Traditio ergo et Sacra Scriptura arete ínter se connectun-
gos de la Tradición. Su valor no depende tanto de su proximidad tur atque communicant.
2. Nam ambae, ex eadem divina scaturigine promanantes, in unum
a la edad apostólica cuanto de la sistematización por ellos reali- quodammodo coalescunt et in eundem finem tendunt.
zada de la revelación recibida, creída y vivida en la Iglesia. 3. Etenim Sacra Scriptura est locutio Dei quatenus divino afilante
La liturgia es también un testigo privilegiado de la Tradición, Spiritu scripto consignatur; Sacra autem Traditio verbum Dei, a Christo
Domino et a Spiritu Sancto concreditum, successoribus eorum integre trans-
cuyas riquezas contiene, de suerte que es difícil encontrar una mittit, ut illud, praelucente Spiritu veritatis, praeconio suo fideliter servent,
verdad de fe que no esté expresada de alguna manera en ella. exponant atque diffundant; quo fit ut Ecclesia certitudinem suam de ómnibus
revelatis non per solam Scripturam hauriat.
" Por ejemplo, la inteligencia que nace de la práctica de la vida sacra• 4. Quapropter utraque pari pietatis affectu ac reverentia suscipienda
mentaría. ct veneranda est.
380 Revelación y magisterio de la Iglesia
Concilio Vaticano 11: tDei Verbum» 381
El concilio ha dejado a un lado deliberadamente el proble- los apóstoles. De donde se sigue que la Iglesia no deriva sola-
ma, que teológicamente no está resuelto todavía, del contenido mente de ía Escritura su certeza acerca de las verdades reveladas
material de la Tradición y de la Escritura. ¿Tiene el contenido por Dios que propone o puede proponer como tales a la fe de
de la Tradición objeto más amplio que el de la Escritura? ¿No sus hijos, porque la Iglesia siempre posee entera (integre trans-
podemos decir que en la Tradición no hay nada que no esté mittitur) la palabra viva recibida al principio. Por ello, cuando no
contenido de alguna manera en la Escritura? 27. Prescindiendo se decide a pronunciarse sobre un punto determinado por pare-
de la cuestión del canon de los libros inspirados, el concilio ha cerle la Escritura insuficientemente clara y explícita, puede en-
juzgado inoportuna cualquier ulterior determinación del objeto contrar en la Tradición que conserva, el medio para ver más
cuantitativo de la Tradición y de la Escritura. Ha insistido más claro y para asegurarse. Así, pues, Escritura y Tradición se
bien — y con razón, por la importancia que tiene en el diálogo completan mutuamente no tanto por aportación cuantitativa
ecuménico actual — en la relación y servicio mutuo de la Tra- cuanto por iluminación mutua. Con esta precisión, simple conse-
dición y de la Escritura. cuencia de lo dicho anteriormente, el concilio no reintroduce
subrepticiamente la cuestión de las dos fuentes, sino que afirma
1. La primera frase del parágrafo afirma, como conclusión un hecho universalmente admitido por los teólogos y por la
de los parágrafos precedentes, que la Tradición y la Escritura práctica constante de la Iglesia.
están íntimamente unidas y compenetradas. Sería, por tanto, un
error considerarlas como dos vías paralelas e independientes, 4. Palabras del Concilio de Trento concluyen el parágrafo.
afirmar la existencia de una y negar la de la otra, o ignorar su Ya que la Tradición y la Escritura transmiten y conservan la
mutua relación. Escritura y Tradición no pueden disociarse, revelación divina bajo las dos formas en las que ha tomado
sino que constituyen un organismo cuyos elementos dependen cuerpo, y tienden al mismo fin, es decir a la salvación del hom-
entre sí. bre, se han de recibir y venerar ambas con un mismo espíritu de
piedad.
2. El concilio explica en qué están íntimamente unidas Es-
critura y Tradición: a) Ambas brotan de la misma fuente viva, 10. RELACIÓN COMÚN DE LA TRADICIÓN Y DE LA
es decir de la revelación; b) En cierto sentido se funden en un ESCRITURA CON LA IGLESIA Y CON EL MAGISTERIO
todo, porque ambas expresan el misterio único, aunque en forma
1. La sagrada Tradición, pues, y la sagrada Escritura constituyen un
diferente; c) Las dos tienden a un mismo fin, es decir a la salva- solo depósito sagrado de la palabra de Dios, confiado a la Iglesia: fiel a este
ción del hombre, como queda explicado en el parágrafo siguiente. depósito todo el pueblo santo unido con sus pastores en la doctrina de los
apóstoles y en la comunión, persevera constantemente en la fracción del pan
3. La tercera frase da la razón última del lazo estrecho que y en la oración (cf Hech 2,42 gr.), de suerte que prelados y fieles cola-
boran estrechamente en la conservación, en el ejercicio y en la profesión
une Tradición y Escritura: ambas son palabra de Dios. En efec- de la fe recibida.
to, la sagrada Escritura es la palabra de Dios en cuanto se con-
signa por escrito bajo la inspiración del Espíritu Santo. La Tra- 2. Pero el oficio de interpretar auténticamente la palabra de Dios es-
dición, por su parte, es palabra de Dios, confiada a los apóstoles crita o transmitida ha sido confiado únicamente al magisterio vivo de la
Iglesia, cuya autoridad se ejerce en el nombre de Jesucristo.
por Cristo y el Espíritu Santo, y transmitida intacta a sus suce-
sores para que éstos, con la luz del Espíritu, guarden fielmente, 3. Este magisterio, evidentemente, no está sobre la palabra de Dios,
expongan y difundan con su predicación la palabra recibida de sino que le sirve, enseñando solamente lo que le ha sido confiado; por man-
dato divino y con la asistencia del Espíritu Santo, oye con reverencia dicha
palabra, la guarda con exactitud y la expone con fidelidad, y de este único
27 depósito de la fe saca lo que propone como verdad revelada por Dios que
Sobre este problema, véase el excelente artículo de J. DUPONT,
Écriture et Tradition: NRTh 85 (1963) 337-356; 449-468. se ha de creer.
Concilio Vaticano II•.«Dei Verbumt 383
382 Revelación y magisterio de h Iglesia
la Iglesia de cada generación imita a la iglesia apostólica en su
4. Es evidente, por tanto, que la sagrada Tradición, la sagrada Escri-
tura y el magisterio de la Iglesia, según el designio sapientísimo de Dios, adhesión a la revelación. La afirmación de esta primera parte,
están entrelazados y unidos de tal forma que no tienen consistencia el uno sin ser una novedad doctrinal, representa, sin embargo, un pro-
sin el otro, y que juntos, cada uno a su modo, bajo la acción del Espíritu greso sobre los documentos anteriores, especialmente sobre el
Santo, contribuyen eficazmente a la salvación de las almas 28 . Vaticano I y la encíclica Humani generis, que se limitaban a
la consideración de las relaciones de la Escritura y de la Tradi-
Este parágrafo se compone de dos partes. La primera habla ción con el solo magisterio de la Iglesia.
de la relación de la Tradición y de la Escritura con toda la Igle-
sia:fielesy jerarquía. La segunda trata de la relación de la Tra- 2. La segunda parte describe el oficio que pertenece exclu-
dición y de la Escritura con el magisterio de la Iglesia. En efecto, sivamente al magisterio de la Iglesia (ordinario y extraordinario),
era muy importante situar correctamente la Escritura y la Tradi-
es decir, interpretar auténticamente el depósito de la fe. El con-
ción con relación al magisterio, porque los protestantes creen
a menudo que subordinamos la Escritura al magisterio y que cilio recoge la doctrina de la Humani generis 29f y explica por
confundimos a éste con la Tradición. qué este oficio pertenece solamente al magisterio: únicamente
al magisterio vivo de la Iglesia, cuya autoridad se ejerce en nom-
bre de Jesucristo, ha sido confiado el oficio de interpretar auto-
1. La Tradición y la Escritura constituyen el único depó-
ritativamente la palabra de Dios, escrita o transmitida.
sito de la revelación, confiado a toda ía Iglesia, evidentemente
no para que toda ella sea su intérprete oficial — oficio que perte-
nece únicamente al magisterio —, sino para que toda la Iglesia 3. La frase siguiente pone más de manifiesto la actitud del
viva de él. Todo el pueblo cristiano, unido a sus pastores y fiel- magisterio ante la revelación. Según el punto de vista, esta acti-
mente adheridos al depósito, único y sagrado, de la palabra de tud es de dependencia o de trascendencia. Hablando en general
Dios, persevera en la enseñanza de los apóstoles, teniendo un sin embargo, hemos de decir que el magisterio no está sobre la
solo corazón y un alma sola con ellos, en la fracción del pan palabra de Dios, sino al servicio de la misma. En algunos am-
y en la oración, para que haya unión de fieles y jefes espirituales bientes extraños a la Iglesia católica se tiene a menudo la impre-
en la adhesión a la fe transmitida y en el ejercicio y profesión sión de que la Iglesia es un absoluto que sucede a la Escritura
de la misma fe. Viviendo de esta fe transmitida por los apóstoles, y la sustituye. El magisterio se define a sí mismo, más modesta-
mente, servidor de la palabra de Dios, que no enseña otra cosa
28
i. Sacra Traditio et Sacra Scriptura unum verbi Dei sacrum depo- que lo que le ha sido confiado. La Iglesia no es con relación a la
situm constituunt Ecclesiae commissum, cui inhaerens tota plebs sancta Pasto- palabra de Dios domina, sino ancilla. Estupenda afirmación den-
ribus suis adunata in doctrina Apostolorum et communione, fractione pañis
et orationibus jugiter perseverat (cf. Act. 8,42 gr.), ita ut in tradita fide tro del diálogo ecuménico: por primera vez un documento conci-
tenenda, exercenda profitendaque singularis fíat Antistitum et fidelium conspi- liar habla así.
rado.
2. Munus autem authentice interpretandi verbum Dei scriptum vel Después describe el concilio con más detalles el oficio del
traditum soli vivo Ecclesiae Magisterio concreditum est, cuius auctoritas in magisterio con relación al depósito de la fe. El magisterio, por
nomine Jesu Christi exercetur. mandato divino, y con la asistencia del Espíritu, escucha con
3. Quod quidem Magisterium non supra verbum Dei est, sed eidem
ministrat, docens nonnisi quod traditum est, quatenus illud, ex divino mandato piedad, guarda santamente, expone fielmente, y de este único
et Spiritu Sancto assistente, pie audit, sánete custodit et fideliter exponit, depósito de la fe saca lo que propone como verdad revelada que
ac ea omnia ex hoc uno fidei deposito haurit quae tamquam divinitus revelata
credenda proponit. hay que creer, a) El magisterio escucha con piedad la voz viva
4. Patet igitur Sacram Traditionem, Sacram Scripturam et Eccle- del evangelio que resuena siempre en sus oídos, porque el magis-
siae Magisterium, juxta sapientissimum Dei consilium, ita Ínter se connecti terio, en cuanto tal, es creyente, y, por tanto, el primero en
et consociari, ut unum sine alus non consistat, omniaque simul, singula suo
modo, sub actione unius Spiritus Sancti, ad animarum salutem efficaciter
conferant.
" D 2.314.
384 Revelación y magisterio de la Iglesia Concilio Vaticano II: «De» Verbum> 385

escuchar la palabra de Dios. Como la Virgen recogía con piedad 4. La última frase del parágrafo pone fin a lo dicho, afir-
las palabras que pronunciaba Cristo, el magisterio está a la es- mando que, en el designio infinitamente sabio de Dios, Tradi-
cucha de la palabra de Dios, b) El magisterio guarda santamente ción, Escritura y magisterio son inseparables: están entrelazados
la palabra de Dios. La expresión, tomada del Vaticano 13°, es y unidos de tal forma que no tienen consistencia el uno sin el
tradicional y aparece muchas veces, en forma idéntica o equiva- otro. Estas tres realidades, juntas, bajo la acción del único y
lente, en los documentos del magisterio 3I . Guardar santamente mismo Espíritu, concurren eficazmente, cada una a su manera,
el depósito de la palabra de Dios, significa no viciarlo ni suprimir a la salvación de las almas. Así como Tradición y Escritura son
ni añadir nada. Y como no tiene que añadir nada a la Escritura, inseparables, así también Tradición y Escritura son inseparables
tampoco tiene que hacerlo a la Tradición. Y como el esfuerzo del magisterio y están destinadas a mutuo servicio.
por escudriñar la Escritura no pretende enriquecer el tesoro de
la misma, tampoco la Tradición viva de la Iglesia, que en las
diversas edades aparece bajo diferentes formas, pretende enri-
quecer el tesoro de la Tradición, recibida de los apóstoles. IV
Lo que a través de los siglos se perfecciona, no es la revelación
en sí misma, sino nuestra inteligencia de ella, nuestras explica- OBSERVACIONES GENERALES
ciones sucesivas para manifestar las inagotables riquezas y para
iluminar a las generaciones sucesivas,- y, por último, nuestras La constitución sobre la revelación conoció muchas vicisi-
múltiples formulaciones con las que traducimos a términos hu- tudes. Fue uno de los primeros esquemas propuestos a la discu-
manos todo el esfuerzo de asimilación de la palabra de Dios. sión de los padres conciliares, pero fue también uno de los
Al oficio de cusios o guardián de la revelación, está vinculado últimos en ser votados. Antes de su aprobación encontró gran
el de proteger la palabra de Dios contra toda desviación, infil- resistencia, estuvo expuesta a tempestades, y aun escapó al
tración o herejía, c) El magisterio debe exponer con fidelidad naufragio. El texto definitivo, votado por los padres, es la quinta
la palabra de Dios 32. En efecto, el oficio de salvaguardia y de- redacción oficial. Mas no debe sorprendernos la resistencia que
fensa no agota la misión de la Iglesia con relación a la palabra: encontró. En efecto, en el plan doctrinal, la constitución De Di-
debe también proponerla a los hombres de todos los tiempos, vina Revelatione es, juntamente con la constitución De Ecclesia,
lo que significa declarar el sentido auténtico, esclarecer y expli- el documento más importante del concilio por la gravedad de
car lo oscuro. A la exposición fiel de la palabra está vinculada los problemas discutidos y por las consecuencias que tendrá
la misión magistral de la Iglesia, por su magisterio ordinario o en el diálogo ecuménico.
extraordinario, d) Por último, dice el concilio, el magisterio saca Es la primera vez que un concilio estudia tan consciente y
de esta fuente de agua viva y que mana siempre, que es la metódicamente las categorías fundamentales y de primer orden
palabra de Dios, todo que propone a la fe de los fieles como divi- del cristianismo, es decir la revelación, la tradición y la inspi-
namente revelado 33. Nada propone que no esté contenido en ración. Estas nociones, omnipresentes en el cristianismo e impli-
el único depósito de la fe. El desarrollo dogmático, que es un cadas en toda reflexión teológica, son las más difíciles de definir,
esfuerzo por proponer y formular de manera más fiel, más pre- precisamente porque son primeras. Son en teología lo que son
cisa y más rica la palabra de Dios, siempre se realiza dentro del en filosofía las nociones de conocimiento, ser y obrar. Vivimos
objeto de fe. de ellas, pero son las últimas en ser objeto de una reflexión
crítica. Añadamos que las dificultades del concilio provienen
80
M
D 1.800. en gran parte de que la reflexión teológica no ha alcanzado en
D 1.781, 1.793, i-8oo, 1.836, 2.145, 2.315. estos puntos su plena madurez. ¿Cómo es posible elaborar un
" D 1.800, 1.836, 2.307, 2.313, 2.314.
M
D 2.314. cuerpo doctrinal coherente sobre puntos que la reflexión teoló-
2<
386 Reveíación y magisterio de la Iglesia Concilio Vaticano II: «Dei Verbum> 387

gica apenas ha comenzado a estudiar? La investigación incom- parágrafos miden los pasos de la exposición, que es dinámica.
pleta todavía y la ignorancia, en algunos medios católicos, de En el proemio la constitución describe su finalidad, y luego la
los resultados obtenidos, explican en parte ese andar a tientas naturaleza, objeto y economía de la revelación (2), la reve-
del concilio, el trabajo penoso de las redacciones y el alcance lación en su preparación (3), la revelación en su culmen y
reducido del conjunto. plenitud (4), la respuesta a la revelación (5), las verdades
En el diálogo ecuménico la importancia de la constitución es reveladas que hay que creer (6), los apóstoles y sus sucesores,
grandísima. Al describir con equilibrio los diversos aspectos de heraldos del evangelio (7), la Tradición en sí misma (8), la
la revelación, al situar mejor el magisterio con relación a la Escri- mutua relación entre la Tradición y la Escritura (9), la rela-
tura y a la Tradición, al describir detalladamente la inspiración ción común de la Escritura y de la Tradición con la Iglesia y
y la verdad de la Escritura, y al determinar la importancia dada el magisterio (10).
a los géneros literarios para entender los textos sagrados, al
insistir en la unidad profunda de ambos Testamentos y en su 3. El documento expone serenamente la doctrina de la
mutuo y necesario esclarecimiento, al devolver, por último, Iglesia. No se trata de anatematizar ni de hacer polémica. El con-
a la Escritura el lugar que le corresponde en la enseñanza y en la cilio ha querido estudiar los puntos pacíficamente admitidos por
vida litúrgica de la Iglesia y en la piedad de los fieles, el conci- todos, dejando libertad a los teólogos para discutir los proble-
lio ha suprimido muchas ambigüedades y ha manifestado en mas que todavía no han sido resueltos. Ejemplo típico de esto
sus textos el acuerdo que ya existía en la realidad. es el problema del contenido material objetivo de la Escritura
En lo referente a la revelación, el texto de la constitución y de la Tradición.
forma un conjunto digno de mención. Quisiéramos subrayar
aquí algunos de sus méritos: 4. El tono de la constitución es profundamente religioso.
A lo largo de toda ella se adivina la presencia a la par contem-
1. La constitución pone sólido fundamento para ¡a elabo- plativa y apostólica de la esposa de Cristo, que medita constan-
ración de un tratado dogmático sobre la revelación. En ella se temente la palabra del esposo, y que parte para sus hijos el pan
tratan todos los puntos esenciales, a saber: la naturaleza, el de la palabra al mismo tiempo que el pan eucarístico. Este ca-
objeto y la finalidad de la revelación, la economía, el progreso rácter religioso depende en gran parte del abundante uso de
y la pedagogía de la revelación, la posición central de Cristo textos de la Escritura, incorporados de manera que parecen
como Dios que revela y Dios revelado, la respuesta de la fe, el medio natural por el que se expresa el pensamiento de la
la transmisión de la revelación, las formas de esta transmi- Iglesia. Estos textos son como el tejido de la constitución.
sión, las relaciones de la Escritura y de la Tradición con la El carácter bíblico de la constitución está bien claro en el capí-
Iglesia y con el magisterio. El texto no descuida ningún aspecto tulo primero, que contiene, él solo, 32 referencias a la Escritura
de esta compleja realidad: la revelación es una acción divina, (en el cuerpo del capítulo y en las notas), repartidas como sigue:
una intervención de Dios en la historia, una comunicación inter- 4 al Antiguo Testamento, 1 a la tradición sinóptica, 14 a san
personal en la categoría de la palabra, un encuentro con el Dios Pablo, 11 a san Juan, 1 a san Pedro, 1 a la carta a los hebreos 34 .
vivo que determina un obsequio de toda la persona y un asen- Estos textos, ordenados sucesivamente, constituyen un rico cuer-
timiento del espíritu al mensaje de salvación. Pone también de po doctrinal. De hecho, la constitución ha utilizado los textos
relieve la condescendencia de Dios que, para revelarse, escoge más importantes de la Escritura que se refieren a la revelación.
las vías de la historia y de la carne, lo que constituye el carácter
•'" Las referencias del primer capítulo a la Escritura son las siguientes:
instintivo de la revelación cristiana. Gen 3,15; 12,2-3; Éx 33,11; Bar 3,38; Mt 11,27; Rom 1,5; 1,19-20;
3,6-7; 16,26; 2 Cor 3,16; 4 , 6 ; 10,5-6; Ef 1,9; 1,3-14; 2,18; Col 1,15;
2. A pesar de algunos descuidos de detalle, la composición 1 Tim 1, 17; 6,14; Tit 2, 13; Heb 1,1-2; Jn 1, 3 ; 1, 14; 1, 17; 1, 1-18; 3,34;
es sólida, el plan determinado y estructurado. Los títulos de los S. 36; M> 6; 14,9; 15,14-15; 17,1-3; 1 Jn i, 2-3; 2 Pe 1,4.
388 Revelación y magisterio áe la Iglesia Concilio Vaticano II: « D d Verbum* 389

5. El texto fue concebido y redactado en una perspectiva Vaticano 1 Vaticano II


trinitaria. Este aspecto de la constitución, que hemos puesto de Sin embargo, plugo a la sabi- Dispuso Dios en su bondad y
relieve a lo largo de nuestro análisis, aparece bien claro en el duría y bondad (de Dios) revelar sabiduría revelarse a sí mismo y
proemio, en la primera frase del parágrafo 1 sobre la naturaleza •1 género humano por otro camino, dar a conocer el misterio de su vo-
de la revelación, en la cuarta del parágrafo 4 sobre la econo- y éste sobrenatural, a sí mismo y Juntad, mediante el cual los hom-
los decretos eternos de su voluntad. bres, por medio de Cristo, Verbo
mía de la revelación por Cristo, en el parágrafo 8 sobre la encarnado, tienen acceso al Padre
Tradición, en el parágrafo 9 sobre la revelación mutua de en el Espíritu Santo y se hacen
la Escritura y de la Tradición. consortes de la naturaleza divi-
na 35.

6. Esta referencia habitual a las divinas personas al des- 8. Una última característica de la presente constitución
cribir la acción reveladora, contribuye a dar a todo el conjunto es el lugar que en ella ocupa la Iglesia. En la Iglesia se conserva
la resonancia personalista querida por las padres conciliares. vivo e intacto el evangelio (7); la Iglesia perpetúa y transmite
Los términos palabra, conversación, diálogo, sociedad, comu- el tesoro recibido de los apóstoles, por su enseñanza, su vida
nicación, participación, amistad, amor, que adornan el texto, y su culto (8); la Iglesia tiene la plenitud de la verdad de la
son por sí mismos índice evidente de esta intención. La revela- palabra de Dios por la contemplación, el estudio y la vida (8);
ción se nos presenta como iniciativa del Dios vivo, como mani- Dios habla incesantemente con la Iglesia, esposa de Cristo, y
festación de su misterio personal. Dios entra en relación de por ella la palabra de Dios resuena en el mundo (8); la Iglesia,
persona a persona con el hombre. El yo divino interpela al por su magisterio, interpreta la palabra de Dios, cuya esclava
hombre, le había, dialoga con él, le descubre los misterios es, y la guarda santamente, la expone con fidelidad y la pro-
de su vida íntima en orden a una comunión de pensamiento pone infaliblemente.
y de amor con las personas divinas. El hombre responde por La revelación que describe la constitución es realmente la
la fe a esta iniciativa divina de amor y se entrega totalmente. revelación cristiana, y no una revelación de tipo filosófico o
Descrita así, la revelación se personaliza y a la vez personaliza. gnóstico. Cristo es el autor, el objeto, el centro, la culminación,
la plenitud y la señal. Cristo es la piedra clave de bóveda de esta
7. Otro carácter de la constitución, querido también por prodigiosa catedral cuyos arcos son los dos Testamentos. El An-
los padres, es su cristocentrismo. Cristo constituye la unidad tiguo lo anuncia, lo prepara, lo anhela; y el Nuevo lo realiza, lo
de la economía y del objeto de la revelación. El objeto de la proclama y se refiere a él. La Escritura y la Tradición son la
revelación es Dios mismo que interviene en la historia humana expresión a través de los siglos de este único objeto y misterio
y que se manifiesta al hombre en Jesucristo y por Jesucristo. del que vive la Iglesia. Cristo ha confiado a su esposa el doble
El misterio, en concreto, es Cristo, autor y consumador de ministerio de la palabra y del sacramento, porque el Verbo de
nuestra fe, revelador y misterio revelado, y también señal de la Dios, en Cristo, se nos ha dado en forma de palabra y de sacra-
revelación. Este carácter cristocéntrico, anunciado ya en el mento. Por la fe en Cristo y en su evangelio, y por la comunión
proemio, se ve claro en el parágrafo 1 (homines per Christum, del cuerpo y de la sangre de Cristo, entramos en la vida del
veritas in Christo illucescit), en el parágrafo 4 (locutus est in Padre, del Hijo y del Espíritu.
Filio, Jesús Chrístus Verbum caro factum), en el parágrafo 7 35
Vaticano I : Placuisse ejus (Dei) sapientiae et bonitati, alia eaque
(Christus, in quo tota revelatio consummatur). Es instructivo supernaturali vía, seipsum ac aeterna voluntatis suae decreta humano géneri
comparar a este respecto dos frases parecidas del Vaticano I revelare.
y del Vaticano II sobre el hecho de la revelación. Se verá en Vaticano I I : Placuit Deo in sua bonitate et sapientia seipsum revelare
et notum faceré sacramentum voluntatis suae, quo homines, per Christum,
seguida el carácter teocéntrico del Vaticano I y el cristocén- Verbum carnem factum, in Spiritu Sancto accessurn habent ad Patrem et
trico del Vaticano II -. divinae naturae consortes efficiuntur.
390 Revelación y magisterio de la Iglesia Conclusiones 391

brenatural (D 1785, Vat II). La revelación es, pues, iniciativa


graciosa del beneplácito divino hacia la humanidad (D 1636,
1785, Vat II, ES), puro don de su amor, al igual que toda la
economía sobrenatural: encarnación, redención, elección. Dios
CONCLUSIONES ha revelado porque ha tenido a bien elevar al hombre a un fin
sobrenatural, hacernos partícipes de sus propios bienes, aso-
ciarnos a su vida divina (D 1786, Vat II). El designio de Dios
Al resumir los datos de nuestro ensayo sobre la noción de
consiste en que los hombres, por Cristo, Verbo encarnado,
revelación, una observación se impone a nuestro espíritu.
tienen acceso al Padre, en el Espíritu, y condividen la sociedad
La Iglesia, en las intervenciones de su magisterio, no pretende
de las personas divinas (Vat II, ES).
declarar todo lo que posee sobre un tema determinado. Una
parte importante de su saber, conocido y reconocido por ella,
elaborado y publicado por sus doctores y teólogos que sin cesar 2. Naturaleza de la revelación. — La Iglesia describe esta
escudriñan la Escritura, no aparece en los textos oficiales. comunicación entre el Dios trascendente y su criatura, es decir
Cada documento tiene una finalidad precisa y determinada. la revelación, en términos bíblicos, como la palabra de alguien
Este aspecto circunstancial de las intervenciones del magisterio a alguien: Dios ha hablado a la humanidad. Se ha dirigido al
jamás debe limitar nuestro horizonte. Cada documento ha na- hombre, ha entablado diálogo con él (Vat II, ES, D 1636,
cido en un contexto histórico que le da una perspectiva y reso- 1785, MBS, MA). Este hecho domina la historia. La religión
nancia especiales. Dirigido las más de las veces contra un error de las dos alianzas ha nacido de esta palabra dirigida al hom-
determinado, implica, en la misma exposición de la doctrina, bre. La revelación es una palabra que pertenece a la especie
una acentuación propia que hemos de comprender; pero en de testimonio, es decir es palabra de autoridad, acreditada
modo alguno pretende agotar la doctrina viviente en el corazón por la infinita sabiduría y santidad de la verdad increada, om-
de la Iglesia. Por tanto, para comprender esta doctrina, aun nisciente, infalible y absolutamente veraz. A esta palabra de
en sus líneas fundamentales, es menester considerar el conjunto testimonio responde no la adhesión de la ciencia sino el pleno
de documentos de la Iglesia, no uno solo '. obsequio y la obediencia de la je (D 1637, 1639, 1789, 2145,
Vat II).
1. Autor y finalidad de la revelación. — La revelación es El Vaticano II es el único concilio que describe la revela-
una acción en la que toma parte toda la Trinidad: el Padre ción en su ejercicio concreto. Afirma que la revelación se realiza
tiene la iniciativa; el Verbo, por su encarnación, es el mediador; por la unión íntima de obras y de palabras. Las obras manifies-
y el Espíritu hace soluble en el alma la palabra de Cristo, mueve tan y corroboran la doctrina y el misterio significado por las
el corazón del hombre y lo inclina hacia Dios (D 428-429, ES palabras, mientras que éstas proclaman y esclarecen el misterio
Vat II). Dios hubiera podido no revelarse y conceder al hom- latente en las obras. Esta estructura general de la economía
bre la sola luz de la razón, ayudándole con su providencia ordi- reveladora se aplica a la revelación de las dos alianzas, ya que
naria (MA). Hubiera podido darse a conocer solamente por la también la revelación traída por Cristo se lleva a cabo mediante
creación (D 1785), es decir por el testimonio permanente que palabras y obras. La revelación alcanza en él su máxima con-
de él da el universo creado (Vat II). Mas agradó a la bondad centración. La revelación de Cristo, Verbo encarnado, utiliza
y sabiduría de Dios manifestarse por revelación positiva y so- para revelar al Padre todos los recursos de la expresión humana,
de suerte que Cristo es la epifanía de Dios por las vías de la
1
Siglas empleadas en estas conclusiones: MA: Mortalium ánimos, encarnación (Vat II). Su vida, sus obras, sus palabras, sus ac-
MBS: Mit brennender Sorge, ASG: Ad Sinarum Gentem, HG: Humani ciones, su pasión, su muerte, su resurrección, al mismo tiempo
generis, MD: Munificcntissimus Deus, E S : Ecclesiam suam, Vat. I I : Vati- que son medio de revelación, son también testimonio divino que
cano II.
392 Revelación y magisterio de ta Iglesia Conclusiones 393
confirma que en Jesucristo Dios está presente entre nosotros (D 1795, 1797); permanecerán velados hasta el día de la visión
para salvarnos y resucitarnos (Vat II). plena (D 1673, 1796). Estos misterios son principalmente los
que se refieren a nuestra elevación a la vida sobrenatural y a
3. La historia de la revelación. — La actividad reveladora nuestro comercio con Dios (D 1671, 1786); son propiamente
de Dios, comenzada en los albores de la humanidad, constituye los secretos que solamente el Espíritu conoce, porque escudriña
una larga serie de intervenciones cuyo término y punto culmi- las profundidades de Dios, y que el Hijo, que tiene el Espíritu
nante es Cristo. Después de revelarse a nuestros primeros del Padre, revela a quien quiere (D 1644, 1795, MBS). Además
padres y después de alentar en ellos la esperanza de salvación de los misterios, son también objeto de revelación las verdades
con la promesa de la redención, Dios habló a Abraham y a los religiosas que son en sí mismas accesibles a la razón, pero que
patriarcas, después a Moisés y a los profetas y, por su minis- Dios, en su bondad, quiso revelarlas para que pudieran ser co-
terio, al pueblo elegido, instruido y formado en el conocimiento nocidas por todos, con firme certeza, de modo fácil y sin mezcla
del Dios verdadero (Vat II, D 428-429, 783). En el Nuevo de error alguno (D 1786, 1795, Vat II).
Testamento, Dios se dirige a la humanidad por medio de su
propio Hijo, su palabra eterna hecha carne para pronunciar 5. Revelación y términos para designarla. — La revelación
las palabras de Dios. La revelación alcanza en Jesucristo su realizada se designa equivalentemente con los nombres de: la
término y perfección. Cristo es a la vez mediador y plenitud palabra de Dios (D 1781, 1792, Vat II), la palabra divina
de la revelación. En él conocemos la verdad acerca de Dios (D 48), la palabra revelada (D'1793), la palabra dicha por Dios
y del hombre, verdad que conduce a la vida (D 429, 792a, (MBS), la palabra atestiguada (D 2145), la revelación ( D 1787,
2202, MBS, Vat II). Al ser Cristo la palabra eterna de Dios, Vat II), revelación inmutable (MA), revelación o depósito
la economía que él nos trajo es definitiva y no debemos esperar de la fe (D 1836), depósito de la fe (D 1836, 1967, 2204, 2313,
una nueva revelación pública antes de la epifanía gloriosa de 2314), depósito revelado (D 2314), doctrina apostólica (D 300),
fin de los tiempos (Vat II, D 2021). Los apóstoles, por man- doctrina de la fe (D 1800, 2145), doctrina revelada (D 2314),
dato de Cristo, han predicado y transmitido a la Iglesia el evan- doctrinas reveladas (MA), doctrina sagrada (MA), doctrina de
gelio que él promulgó (D 212, 783, 792a, 1785, Vat II). la fe (D 2325), verdad revelada (D 2310, 2145), verdad divina-
mente revelada (D 2307, 2308, 2311), evangelio prometido,
4. Objeto de 1a revelación. — El objeto material de la re- proclamado y predicado (D 783, Vat II), evangelio divina-
velación puede considerarse en sí mismo —es decir Dios y mente revelado (ASG), fe confiada a los apóstoles (D 93), fe
el «misterio» de su voluntad, manifestado en Cristo y por Cristo dada por Cristo a los apóstoles (D 212), verdad absoluta e
(MBS, D 1785, Vat II) — o en relación con la capacidad natu- inmutable predicada por los apóstoles (D 2147), revelación
ral de la inteligencia creada (D 1786, 1795, Vat II). Podemos transmitida por los apóstoles o depósito de la fe (D 1836),
entonces distinguir verdades accesibles a la razón humana y depósito de la fe confiado a la Iglesia (D 1800), verdadera y
misterios escondidos en Dios, que solamente pueden ser cono- sana doctrina de Cristo (D 792a), doctrina de salvación (D 428-
cidos por revelación positiva (D 1795), porque superan no sólo 429). La revelación —palabra divina, buena nueva predicada
la inteligencia humana (D 1642, 1645, 1646, 1671, 1795), sino a los hombres, doctrina, mensaje de verdad—, se distingue,
toda inteligencia creada (D 1673, 1796). Estos misterios, sin sin embargo, de cualquier otro saber humano: es una doctrina
embargo, aunque superan la razón, no son contrarios a ella de salvación (D 428-429), que lleva a la vida eterna y a la vi-
(D 1649, 1797). Por analogía, podemos adquirir un conoci- sión del Padre (D 428-429), a la sociedad con las personas
miento muy provechoso de ellos (D 1796) pero, ni aun des- divinas (Vat II); es un mensaje que contiene promesas que
pués de revelados, podemos comprenderlos como las verdades mantienen viva nuestra esperanza de salvación (D 798).
que constituyen el objeto de nuestro conocimiento natural
394 Revelación y magisterio de la Iglesia
Conclusiones 395
6. Revelación, Escritura y Tradición. — La revelación nos
pues, explicitar lo implícito, esclarecer lo oscuro, «ilustrar y
viene por la Tradición y la Escritura, que están íntimamente
declarar lo que en el depósito de la fe se contiene sólo oscura
unidas y compenetradas entre sí. Ambas brotan de la misma
e implícitamente» (D 2314). Por la predicación de la Iglesia,
fuente divina, manifiestan el mismo misterio y tienden al mismo
que ha recibido la misión de enseñar a todas las naciones (ASG,
fin: la salvación de los hombres. Las dos son palabras de Dios:
MA, D 2204), la revelación se hace viva y actual (Vat II).
una es palabra de Dios que Cristo confió a los apóstoles y que
Únicamente la Iglesia, asistida por el Espíritu, sabe cómo inter-
éstos han transmitido a sus sucesores (D 783, Vat II).
pretar dentro de la tradición viva que ha recibido de Cristo y
de los apóstoles la verdad revelada. Cuando se afirma que es
7. Revelación, Iglesia y magisterio, — La Tradición y la «guardiana de la revelación» (D 1793), no se habla de un puro
Escritura constituyen el depósito de la revelación, confiado a la conservar humano, de un puro respeto material de la letra.
Iglesia, es decir al pueblo cristiano unido a sus sacerdotes, para La palabra que guarda la Iglesia es la palabra viva de Cristo
que viva de él, para que todos los fieles estén unidos en la pro- y de los apóstoles que asimila por una incesante meditación y
fesión y ejercicio de la misma fe transmitida (Vat II). Pero el que predica al pueblo cristiano (ES). Tradición, Escritura
oficio de interpretar el depósito de la fe pertenece solamente al y magisterio son inseparables. Estas tres realidades juntas co-
magisterio (Vat II y D 2314). En general podemos decir que operan eficazmente, cada una a su modo, en la salvación de las
el magisterio no está por encima de la palabra de Dios, sino al almas (Vat II).
servicio de la misma (Vat II). Añadamos, más en concreto, que
la función del magisterio con relación a la palabra de Dios es 8. Características de la revelación. — Estas características
múftípfe. Primero, eí magisterio oye con reverencia la palabra no están formuladas explícitamente. Mas no por ello dejan de
de Dios (Vat II). Debe, después, guardar, conservar fiel y ser reales. Resulta claro que la Iglesia, en su modo de hablar,
santamente el depósito de verdad que le ha sido confiado las supone, las sobre-entiende:
(D 792a, 1781, 1800, 1836, 2145, Vat II), conservarlo íntegro a) La revelación es interpersonal. En la revelación natural
al abrigo de toda contaminación y de toda novedad (D 93,159, Dios se manifiesta al espíritu humano como objeto y éste puede
1679, 2204, M D , Vat II). Debe también exponerlo con fide- concluir que Dios es principio y fin de todas las cosas. Por el
lidad, según el sentido verdadero, y declarar infaliblemente la contrario, la revelación sobrenatural es palabra de Dios, diálogo
doctrina revelada (D 1781, 1800, 1836, HG, MD, Vat II). y mensaje (D 1785, ES, Vat II). Dios mismo, teniendo él la
Debe sacar de la fuente de agua viva que es la palabra de Dios, iniciativa, viene a nosotros, entra en comunicación personal con
todo lo que propone como verdad divinamente revelada por el hombre como una persona con otra, como un yo con un tú.
Dios que se ha de creer (Vat II). Por último, debe condenar Como interpelación, la revelación es personal y pide una res-
los errores que amenazan la verdad revelada (D 792a, 1817, puesta personal: revelación y fe son interpersonales.
HG). La revelación quedó completa con Cristo y los apósto- b) La revelación es gratuita-, libre gesto del beneplácito
les (D 2021, Vat II). El depósito de la verdad revelada conte- de Dios que se inclina hacia el hombre, iniciativa vinculada al
nida en la Tradición y en la Escritura (D 783, 1787, Vat II) no designio de su amor salvífico (D 1636, 1785, MA). La revela-
puede, como tal, aumentar: «Ninguna invención se ha introdu- ción nace del amor y persigue una obra de amor (ES, Vat II).
cido ni nada nuevo se ha añadido a la suma de verdades conte- La revelación es gracia aun en su aceptación, ya que Dios, que
nida al menos implícitamente en el depósito de la revelación comunica el don, da también el poder de recibirlo en la fe
confiada a la Iglesia» (MA). Lo único que se perfecciona es la (D 180, 798, 1791, Vat II). El punto culminante de esta inicia-
inteligencia del depósito revelado (D 1800, MA, HG, Vat II). tiva es la encarnación del Verbo de Dios, del Hijo venido en
El Espíritu Santo «lleva a la Iglesia universal a un conocimiento persona para revelarnos al Padre y el designio misterioso de su
cada vez más perfecto de las verdades reveladas» ( M D ) ; puede, amor (D 783, 792a, 1785, MBS, Vat II).
396 Revelación y magisterio de la Iglesia Conclusiones 397

c) La revelación es social: El hombre creado por Dios no sino mensaje promulgado y transmitido por los apóstoles. Por
es sólo individuo, sino sociedad. Por ello la revelación, que antes ello la Iglesia habla siempre de la revelación en sentido objetivo,
hemos definido como interpersonal, es igualmente social, desti- como de una enseñanza religiosa, como de una doctrina, de
nada a toda la humanidad, dirigida a los individuos no '.orno depósito (D 428-429, 783, 798a, 1787, 1800, 2059, Vat II).
unidades aisladas, encerradas en sí mismas, sino como a unida- Es obvio, sin embargo, que la fe no termina en el solo enunciado,
des que pertenecen a una colectividad, para que todos tengan sino más bien en la realidad, en el misterio mismo. La doctrina,
conciencia de su comunión en la revelación, en el amor, en la bajo el aspecto de los signos, es medio para que el creyente
salvación (D 428, 429, 1785, Vat II). Sin embargo, se da una afirme la doctrina bajo el aspecto de realidades significadas.
jerarquía, ya que la revelación no se dirige a todos inmediata- En definitiva, lo que se nos revela es Dios mismo, sus decretos
mente, sino por ministerio de los que han sido elegidos por Dios eternos (D 1785), su designio de salvación (Vat II).
para ser sus testigos: los profetas y los apóstoles (D 428-429, g) La revelación es salvífica: Se propone la salvación de
783, Vat II). todos los hombres (ES, Vat II). Es un orden de conocimiento
d) La revelación es histórica en el sentido de que se lleva que tiende a un orden de vida. No es sabiduría humana, inven-
a cabo primariamente por las intervenciones de Dios en la his- ción filosófica, ni producto de la subconsciencia, sino sabiduría
toria, que están vinculadas entre sí y que persiguen un único divina, esencialmente ordenada a la salvación (D 1786, 2074,
designio salvífico. La revelación es acontecimiento de la historia 2075, 2145). Dios nos habla para asociarnos a su vida, a la vida
e historia. Es también histórica en el sentido de que conoce un de las personas divinas: Padre, Hijo y Espíritu (Vat II). La re-
progreso en la duración. Comienza en los orígenes del mundo, velación tiende a la visión (D 1786) y a asegurar el encuentro,
crece en calidad y cantidad a lo largo de todo el Antiguo Testa- la comunión con el Dios verdadero: «Ésta es la vida eterna:
mento y culmina con Cristo y los apóstoles (D 428-429, 783, que te conozcan a ti, único Dios verdadero, y a tu enviado,
1785, 2021, MBS, Vat II). Parcial, sucesiva y multiforme al Jesucristo» (Jn 17, 3). Por esto se llama a la revelación doctrina
principio, en Cristo alcanza su término y llega a su plenitud de salvación (D 429), evangelio de salvación (D 783).
(D 792a, MBS, Vat II). Se presenta como economía, es decir
como disposición sapientísima concebida y realizada por Dios 9. La fe, respuesta a la revelación. — La fe, respuesta a la
a lo largo de los siglos. revelación, es a la par entrega personal de todo el hombre que
libremente se confía a Dios, pleno obsequio de su inteligencia
é) La revelación se encarna. Recibida en la inteligencia y de su voluntad, libre asentimiento a la verdad revelada por él
humana, debe acomodarse a las condiciones de la comprensión (Vat II, D 2145). En cuanto asentimiento del entendimiento,
humana. El objeto de la revelación es el designio de Dios, pero la fe consiste en tener por verdadero lo que Dios ha dicho, ha
el modo de concebirlo y expresarlo es humano y limitado; el atestiguado, ha revelado, y lo que propone su Iglesia (D 2145,
hombre recibe de modo diverso y múltiple una verdad que en MBS). El creyente no asiente por la evidencia intrínseca de la
Dios es soberanamente una y simple. En la multiplicidad de verdad, sino por la autoridad de Dios que habla. Esta autoridad
conceptos, de proporciones y de verdades parciales llegamos se funda en la ciencia infinita y en la veracidad de Dios (D 1789,
a conocer el misterio de la unidad del pensamiento divino (mul- 2145). Adhiriéndose a los enunciados propuestos inmediata-
tifariam mttltisque modis). Por la carne de Cristo y por la carne mente por la Iglesia, es decir a los misterios, el creyente se
de sus palabras nos llega el testimonio de Dios (Vat II, ES). adhiere a Dios mismo y a su palabra. Su fe responde al testi-
/) La revelación es doctrinal y realista: una vez realizada, monio increado: obsequio total, adhesión firmísima que une el
la revelación no es simple acción de Dios que se ofrece a la espíritu humano a la verdad infinita y le da una certeza abso-
amistad humana, puro contacto del Espíritu en nosotros, simple luta, participación en la luz y en la infalibilidad de esta verdad.
experiencia de conciencia sin contenido y absoluto doctrinal, Mas la respuesta del hombre no es el simple resultado de la
398 Revelación y magisterio de \a Iglesia

actividad humana, sino un don de Dios. Es necesaria para creer


la acción de la gracia que previene y ayuda (D 180,797-798,
1789, Vat II), el concurso del Espíritu que inclina el corazón
del hombre hacia Dios y que ilumina la inteligencia, que da la
suavidad en adherirse y creer a la verdad (D 180, 1791, Vat II).

10. Conclusión — En resumen, podemos describir la reve-


lación, tal como la describe el magisterio, como la acción libre
y sobrenatural por la que el Dios de amor y de sabiduría, en
Cristo y por Cristo, se da a conocer a sí mismo y su designio
salvífico universal para llevar a los hombres a su fin sobrena-
tural que consiste en la participación en la vida de las personas
divinas. Esta acción se describe como palabra y diálogo de Dios,
como testimonio que pide el obsequio de la fe. La revelación
cristiana, efecto de esta acción divina eterna, es la palabra de
salvación anunciada por los profetas, promulgada por Cristo y
predicada por los apóstoles, transmitida a la Iglesia para que la
guarde fielmente y la proponga infaliblemente a los hombres de
todos los tiempos. Esta palabra nos llega por la Tradición y la
Escritura, y ha sido confiada a la Iglesia, en su doble forma,
como depósito que el magisterio ha de conservar, defender,
explicar y proponer. La fe, respuesta del hombre a la palabra
de Dios, es entrega total del hombre y asentimiento del espí-
ritu al mensaje revelado, bajo la acción del Espíritu que previene
y ayuda.

You might also like