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LICENCIATURA EN DERECHO

Teoría General
del Estado

Licenciatura en Derecho
2

HECTOR CO¡U Z ALEZ URI.tsE


?ROTESOT.TITULAR, POR OPOSICIóN, DE TEORIA DEL ESTADO
EN LA FAcuLTAo or, »rnÉc¡ro DE rlr UNI9EBsIDA» NAcIoNAL
AUTóNOMA DE MÉXICO
PROTESOR NUMERARIO EN LA UNTVERSIDAD IBEROAMERICANA

TEORIA POLITICA
*

D* 1CI77q{
OCTAVA EDICIóN

EDITORI.AL PORRI]Á, §. A.
AV. REPI]BLICA ÁRGENTINA" 1'
MÉXICO, 1992
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Derechos resetr¡adoc

Copyrlght @ .1902 por HÉcron Co¡vzír.rz Un¡¡e


Taragoza 84, México 21, D. F.
_t
Esta edición y
sus coracterlsticas son propieclad de Ia
EDITONIAL PORRÚA, S. A.
Av. República Argentina, 15, Méxlcr l, D. F.

Quecla hecho el <Iepóslto que marca Ia tey

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CAPITULO I
EL ESTADO CONÍO OBJtrTO DE CONOCIMTENTO

SUMARIO

r. LA REALTDAD DEL [srADo y EL coNoc¡urriNro DEL EsrADo.-2. EL


CONOCIMIENTO: SU NATURALEZA; SUS MANIFESTACIONES: SUS DIVERSOS
GRADO§.-3. EL CONOCIIÍIENTO APLICADO AL ESTADO.-4. CARACTERfS-
.IICAS DE TODO CONOCI},IIEN'IO CIENTÍFICO
DEL ESTADO._ó. PROBLE.
NIAS Es[h\CIALt]s QUE PLANTEA

1. AI tratar cle conocc'r ., objcto cualquiera que nos interesa es pre-


ciso. ¿rnte todo, tcrrcr. un¿ i«lc¿r clc: ól o, si es posible, una imagen del
mismo, quo <lcspi«rrtc nucstr¿r activiclad intelectual. Tenemos, que tener
una noción, alln(lue sea vaga c imprecisa, o por lo menos urlg"., p"ru
(lr.ro- nos^ sirvir dc ptrnto de arranque. De otra manera estaríamos
especu-
larr<lo cn el vacío.
En cl presente caso el objeto que deseamos conocer es el Estaclg. Y
para lograr nuestro propósito es evidente que tenemo. qrr" ffifl p.i*e-
ramente, qué clase de realidad es. Por Io menos en su aspecto eiterior,
fenoménico, que es el que de inmediato atrae nuestra atención y nos da
los datos de hecho sobre los que más tarde se ejercitará nuestra activi-
dad cognoscitiva intelectual. Es necesario tener a Ia vista ese objeto
para poder determinar su naturaleza, sus funciones, su utilidad.
Pero tratándose del Estado ocurre un fenómeno singular y curioso.
Cuando buscamos su realidacl exterior, visible, no h ácontramos por
ningrin lado. No hay ningún objeto concreto, en el mundo físico o bio-
Iógic'o. perceptible a nuestros sentidos, que corresponda a la realidad del
Estado y pueda llamarse con ese nombre.
Y sin embargo, es indudable que la palabra Estado provoca en nues-
tro espíritu muy hondas resonancias. Nos trae a la mente Ia idea de algo
muy cercano a nosotros, de algo que influye decisivamente en nuestras
vidas. AIgo que nos mueve, incluso, a las más variadas reacciones, de
aceptación o repulsa.lll.Ios recu,'rda actos dc autoridad y obediencia, de
regulación y planificaciffi] de protección y abuso, de persuasión y coacció§
El Estado resulta así, antes que otra cosa, una oioencia en nuestro
ser espiritual. Algo que "está alií" muy dentro de nosotros mismos. AIgo
que nos habla de una dimensión de nuestra existencia humana como Io
EL @NOCfIVfIENTO DEL ESTADO EL ESTADO @MO OBJETO DE CONOCIIVÍIENTO

son Ia artística, Ia económica, la científica o la religiosa, y la determina nifestaciones extemas que ponen de relieve la importancia de lo político
a actuar.flo-político es, pues, como dirian los psicologos, un "dato inme- en la vida social. Pocas veces se palpa tan de cerca la realidad del Es-
^qr"'.orro.=mos tado como cuando la propaganda de los partidos políticos y las a'gita-
diato de\aJrciencia", por Ia simpÍe introspección.\
AsentadoEsto, tenemos que buscar qué es lo que provoca o mñve ciones del día en que tienen lugar Ios comicios populares remueven hasta
o determina esa.üvencia del Estado en nuestras conciencias. Sabemos Io más hondo el munCo de nuestros intereses y preocupaciones ütales.
ya que no hay ningún ser externo, concreto, físicamente tangible que Más todavía. Las conmernorociones cíoicas y patrióticos, con su des-
corresponda al Estado. Pero hay, sin duda, manifestaciones exteriores de pliegue de banderas, sus himnos y discursos; las visitas, cada vez más
ese ser que nos dan a conocer su existerrcia y dan la llamada de alerta frecuentes, de los Jefes de Estado extranjeros; Ios moümientos de opi-
a nuestrá actiüdad psíquica, ya sea intelectual o emocional. nión pública ocasionados por las noticias de carácter político, nacional
Esas manifestaciones son, desde luego, de tipo social. Se dan en la o internacional, que transmiten a diario Ios periódicos y las estaciones de
I radio y teleüsión, y otros movimientos de este tipo nos hablan, con toda
conüvencia humana, en las sociedades de nuestros días. Consisten, ante
todo, en Ia creación, conservación y defensa de un orden srterior sin el
¡.1
claridad y elocuencia, de esa gran realidad, que no podemos soslayar o
cual no podría darse una convivencia armónica y pacífica entre Ios hom- desconocer, y que llamamos Estado.
bres. Como muestra de ese orden está la regulación del tránsito de Puede incluso esa organización herir profundamente nuestra existen-
peatones y de vehículos en las calles, avenidas y carreteras. La presencia
r1 cia y nuestros intereses. Como cuando nos impone los mayores §acrifi-
I
de agentes de tránsito y de policía en sitios estratégicamente distribui- cios personales E ¡ntrimonioles en el caso de una guerra. O simplemente
dos. Las'actividades de Ios soldados en sus cuarteles y en Ias maniobras cuando nos impone la prestación del servicio militar o el pago de altos
que periódicamente realizan. La ügilancia en estaciones, puertos y fronteras. impuestos para sostener los crecientes gastos públicos. O cuando invade
A ese orden exterior corresponde una actividad intema, profunda, de Ia esfera de nuestra intimidad personal o familiar con leyes o disposi.
regulación normaüva: el orden iurídi'co. De él proviene toda una serie ciones que Iesionan nuestras convicciones morales o religiosas, ya sea en
ds actos -leyes, decretos, reglamentos, sentencias, negocios iurídicos, con- materia de culto diüno o de educación de los hijos o matrimonio.
tratos- que se manifiestan en múltiples formas y pueden ser fácilmente En todos estos casos sentimos graütar pesadamente sobre nuestras
reconocidos. Así, las labores de las asambleas legislaüvru, de los órga- vidas la existencia del Estado. Nos mueve a repugnancias o rebeldías.
nos del poder ejecutivo, de tros hibunales en todas sus escalas, compe- Nos cletermina incluso a defendernos, ya sea por vias jurídicas o de he-
tencias y jerarquías. Desde las discusiones parlamentarias en la Cámara cho. Nos enfrenta al Estado en ul)a lucha por la existencia.
de Senadores o la de Diputados hasta el embargo practicado por el Y así, de una manera o de otra, por Ios servicios que nos presta o
achiario de un iuzgado en un juicio eiecutivo civil o mercantil hay toda por los sacrificios oue nos exige, por su actuación benéfica, o molesta
una gama de actiüdades que pueden ser observadas directamente y rc- o aun maléfica,'el Estado es una realidad de inmensa trascendencia en
conocidas por la experiencia sensible. nuestra vida. No podemos desconocerla aunque queramos. Tenemos que
Y a esto podemos añadir Ia inmensa variedad de seroicios públicos contar con ella para Ia realización de nuestro programa individual y so-
que el Estado presta a la comunidad y por la cual hace visible su exis- cial. Para el cumplimiento de nuestro destino en el mundo.
téncia. Servicios por los cuales coordina la actiüdad de los particulares, No es de llamar Ia atención, por ello, que una realidad tan impor-
la suple cuando es deficiente o no existe, o bien realiza lo que a él le tante -en el orden sensible, exterior, y en el orden üvencial, interno-
corresponde como promotor principal del bien común. La paümenta- eonstituya un auténtico reto para nuestra capacidad de conocimientó. Que
ción de Ias calles y plazas, el alumbrado pírblic'o, el servicio de agua nos mueva a averiguar cuál es su nafuraleza, sus causas, sus finalidades.
potable, la constn¡cción, de escuelas, la dotación de parques y jardines a Cuál es Ia función social que desempeña y si tiene o no una función
ias ciudades, la construcción de caminos y carreteras para que haya co- iurídica. O sea, si tiene alguna iustificación frente a un orden superior
municaciones fáciles entre todas Ias regiones del país, la atención de Ios de valores.
servicios hospitalarios, la promoción y ayuda a los instifutos de cultura Y Io primero que nos provoóa a conocer es qué clase de realidad es
ruperior, son otras tantas rndestras de Io que el_E.stado hace posüioa- esa tan curiosa y extraña, que por un lado no aparece pot' ninguna parte
ntinte, oisiblem.ente, en bcrreficio de Ia colectiüdad' en el mundo físieo, sensible, y por otro tiene tan variadas, complejas e
En otro aspecto el Estado manificsta su existe¡rcia por medio de los importantes manifestaciones. Esa realidad a la que usual, convencional-
actos que periódicamente realiza para la rerunsación de los funciorwrios mente, Ilamamos Estado, sin saber todavía qué es. Esa realidad que se
oue ocupan Ios puestos públicos. Especialnrente en los países democrá- acerca alosotros en tan múlüples formas y que llega a crear una ver-
ticos tal- renovación, determinada de antemano por las leyes en cuanto dadera "atmósfera" en Ia que respiramos y üvimos.
ar modo, tiempo y lugaren que debe hacerse, da lugar a múltiples ma- Pero el árbol se conoce por sus frutos. Y unos cuantos de ellos nos
6 rL coNocrMIENTo DEL EsrADo EL ESTADO COMO OBJETO DE CONOCTI\{TENTO 7

bastan para poner en movimiento nuestra actividad intelectual. Para ca- diciones de validez formal del conocimiento. No se trata, ciertamente,
Ientar el motor de nuestra inquietud cognoscitiva. Para determinar qué de una mera descripción empírica o fenomenológica de cómo surge el
hay más allá de lo meramente ixterior y fenoménico en el Estado. ¿.Sárá conocimiento, sino de una reflexión acerca de los elementos fundamen-
un ente de razón? ¿Será un mero centro de imputación normativa? ¿Será tales que mtervienen en la génesis y desarrollo del'conocimiento humáno.
un s¿" social con amplias eonexiones reales? Eso es lo que trataremos Critertobgía ha sido utilizada predominantemente por la Escuela
de averiguar. Y para ello comenzaremos desde el principio.
-La
de I¡vaina, y en especial por el cardenal Mercier, en sus cursos de Filo-
2. El hombre es un ser que conoce. Que anhela conocerlo todo, des- sofía, para designar el conjunto sistemático de estudios acerca del cono-
de lo más grande hasta Io más pequeño. Que se inquieta ante el enig- cimiento válido. Sin embargo,. en sí misma, la Cñteñologí¿ no es otra
ma del universo y de sí mismo, y trata de desentrañarlo. Que busca la cosa sino una parte de esos estudios, que se refiere a la búsqueda, defi-
razón íntima de las cosas por debajo y más allá de su mera apariencia r,ición y diüsión de los criterios de verdad.
fenoménica. En esto se disting!¡e esencialmente el hombre de todos los Por su parte, la Cútica, que cpn toda ¡azón ha sido definida como
demás seres que Ie rodean: en que no se confofina con vivir en el mun-
"la investigación filosófica que versa sobre la posibilidad y arnplitud del
do y aprovechar Io que le brinda para su satisfacción y deleite, sino que conosimiento (humano) verdadero y cierto',l aun siendo más amplia que
trata de cúnocer y transformar esa realidad circundante. Incluso quiere la Criteriología, puesto que no sólo indaga los criterios de verdad sino la
conocerse a sí mismo y encontrar una explicación adecuada de sus pro- posibilidad misma que tiene el hombre de conocer con certeza, es una
pios fenómenos de conciencia, tanto intelectivos eomo volitivos y emocio- disciplina limitada. Su campo propio es el de la invesügación del pro-
nales. Conocer es para el hombre algo tan natural como moverse o blema de la verdad y de Ia certeza, o sea, de Ia validez intrínseca del
respirar. conocimiento. Por tanto, no trata de propósito lo relativo al origen y a
Pero desde muy antiguo el ser humano no ha quedado satisfecho con la naturaleza del acto cognoscitivo. /
darse cuenta de que conoce sino que ha querido explicarse más íntima- En cuanto a la ltletafílsica del Conocimienúo podemos decil que Ia e:5-
mente ese conocimiento. Ha tratado de describir el proceso cognoscitivo,
presión es de cuño reciente. Proüene, sobre todo, de la obra del gfan
de buscar su origen, su esencia, su posibilidad, sus límites, su grado de filósofo alemán del primer tercio de nuestro siglo, Nicolai Hartmann,
certeza. Y así ha nacido, en el campo de Ias investigaciones filosóficas,
quien después de Iiberarse de los estrechos cauces del idealismo crítico
una rama especial que se consagra a esta tarea y que se denomina Teo- de Ia Escuela de Marburgo, se adscribió a Ia coriiente fenomenológica
ría del Conocimiento. y denominó a sus investigaciones en el campo del conocimiento Crrund-
züge einer Metaphysik der Erkennúr¿is. En sí misma considerada, \tna nte-
Modernamente, despuéb de muchos siglos de animadas controversias
acerca de estos puntos, dicha Teoría se ha ido concretando en una serie
tafísba del conocimieÍLto, concebida como una indagación de la esetuia
de disciplinas especializadas, que conviene distinguir cuidadosamente para del conocimiento, o sea, de sus elementos constifutivos íntimos, no es
poder precisar meior su contenido, su alcance, su función y su metoCo- totalmente nueva. Ya los escolásticos de la época clásica y barroca, como
preámbulo a sus tra'tados de Metafísica, hicieron estudios acerca del ser
Iosía. Esas disciplinas son las siguientes: la Epis-temología; la Gnoseo-
como inteligible, esto es, como obieto formal de la inteligencia, y de esa
lngía; la Criteriología: la Crítica; y la lv[etafísica del Conocimi.ento. Aun-
que muchás veces se han tomado estas expresiones como sinónimas y con
manera pusieron los fundamentos más sólidos para la indagación del
conocimiento mismo. Pero lo que sí es muy interesante anotar es que el
frecuencia se les usa para designar el coniunto de investigaciones teo-
reali.snw ha¡tmanniano, al señalar en nuestros tiempos el hecho de que
réticas acerca del conocimiento, un análisis más detenido nos revela que
el problema del conocimiento no es meramente psicológico o lógico sino
-si se juzga con rigor- cada una de ellas tiene su campo específico bien fundamentalmente metafísico, ha prestado un gran serVicio a las inves-
diferenciado.
r*{si, la Epistetnología, por sus raíces griegas (episteme, ciencia, /ogo,s, tigaciones filosóficas de la actividad intelectual humana.
tratado o discurso), viene siendo una teoría de Ia ciencia, una trYíss¿ns-
De todo lo expuesto podemos concluir, con el filósofo mexicano Os-
waldo Robles, que "la expresión teorín. del conochniento no es, en senti-
chaftsl,ehre, en el lenguaje de Fichte. Su función consiste en indirgirr los
principios y normas a que déFen aiustarsc las ciericias para que sus afir- do estricto, sinónima de ninguna de las anteriores; ellas constituyen _ ca-
pítulos o tratados de una teoría del conocirniento, la que en rigor debe
maciones sean verdaderas y obligatorias. Busca, pues, los fundamentos
críticos de las ciencias, la validcz teórica de sus investigaciones v resu]- , ser considerada como una introducción o prefacio a la metafísica gerw-
tados. | ', ral, como una disciplina filosófica de 'tipo especulativo, como una filoso-
/\
Gnoseol,ogía, del griego gnosis, conocimiento, etimológicamer¡te i I losé de Vries, Pensar g Ser. (Versión española por ]osé A. Ivfenchaca.) Edito-
-La
significa el tratado o la teoría del conocimiento. Pero en un sentido más rial Razón y Fe, S. 4,, lvfadrid, 1953, segunda edición española actualizada por el
estricto se ha restringido su función al mero estudio del origen y con- autor, pá9. 5.
,)
I EL CONOCIMIENTO DEL EST DO tL ESTADO COMO OBJETO DE CONOCTMTENTO

ffa fundamental, que tiene por ob¡eto formal la elucidación del coniunto ta una actitud activa sino pasiva, contemplativa. No trata de modificar
problemático rri"itudo pot i" relaeión "süjeto-obie!9", et decir, sobre el o transformar el objeto sino de recibirlo tal como es, sin cambiar o des-
órigen, esencia, validez y límites del conocimiento".2 figurar ninguna de sus características.
}er" a lo anterior hemos de decir que, por razones prácticas, utiliza- 3. Al ponerse en contacto el sujeto cognoscente con el ob¡eto conoci-
remos en adelante Ios términos "gnoseólogla", "¡lnoseológico" y 'gnoséo- do se realiza una misteriosa operación espiritual. El sujeto toca ínhma-
lógica", en su acepción más ampliá -que coincide, por Io demás, oon su mente al obieto, lo asume, lo hace suyo. Lo ttsim.í[u. en el sentido etimo
para indicar todo lo relafivo al conocimiento en sus diver-
etlmología- ^Cuando lógico del término: Io hace semejante a é1. Pero a su vez recibe la semeianza
,o, sea necescrio precisar c.6n mayor rigor, emplearemos del objeto y lo reproduce con absoluta fidelidad.
"rpJ"tor.adecuado.
el término 4. En ese contacto íntimo entre el sujeto y el objeto hay, sin embar-
Y ahora que ya señalamos cuál es la parte del saber humano, orga- go, una curiosa peculiaridad. Ninguno de los dos pierde su indepenCen-
nizado y sistemático, que se ocupa del c'onocimiento vamos a determinar, cia. Ninguno sale de su propia esfera. El objeto sigue siendo siempre
brevemánte, qué es'esle conocimiento y cuáles son sus- especies I Brados. trascendenta al suieto, o sea, gueda fuera de é1. Y esto es verdad no
No vamos á É"""r, nafuralmente, una investigación exhaus-tiva. No es ése sólo tratándose de objetos materiales sino aun de los propios contenidos
el propósito de este libro. Recoge."*os, nada más, los datos esenciales de la conciencia o de los seres ideales, producto del pensamiento. El yo
de la ieoría del Conocimiento, en la medida en que nos sean necesarios mismo se desdobla en suieto y en objeto en el acto de la introspección.
y ,iiif"r para la finaticlad que perseguimos, que es llegar a conocer el 5. Lo más hondo del fenómeno del conocimiento está en que el su-
Estado. ieto cognoscente, al ponerse en contacto íntimo con el obfeto, recibe todo
'El meior camino para explicar el conoc.er humano es el de Ia observa- su sello. Se deja impresiorwr por é1, marcar por é1. Es deterntinarlo por
ción y dáscripción iel fenómeno mismo de conocimiento. Esto tiene la el objeto y Ilcga a participar ontológicamt'irtc tle su contenido.
gran íentaia á" qr. se puede partir de Io real, con _obietividad e impar- 6. Hay r¡uc lotrrr, finalnrcntr', <¡ue el objcto conocido no es aprehen-
áalidad, y'sin que los irejuicios de una determinada posición filosófica diclo ¡ror Iu concicnt'í:r cogttosct:ntc dc ttn nrotlo material, como lo hace
oscurezcan la visión de Ias eosas' <'l ho¡nlrrr: irt a¡rrxlcnrrsc scnsil¡L'mentl tlc unn cosa, sino de una manera
En el proceso fenomenológico del conocimiento se nos presenta, cles- intelctlual ( llrrnratla tirnrlririn intencional), ya sea mediante su intagen, si
de luego, ín cradro ,nry Una relación actual entre dos tér- sc tr¿rt¿r <kr rrn <llljeto scnsiblc, o de su concepto, si se trata de un ser
minos lrreductibles: un alguien,
""r"ót"rístico.
que conoce, y ütr algo, conocido, o como srrprast'nsilrlc, o bicn por una intuición inmediata de o¡den espiritual, como
también pudiéramos decir con otras palabras, un ruieto cognoscente y cuando so conocen los propios fenómenos de la conciencia o los primeros
i" oiiuti conocido. De estos dos térrninos, el que den-ominam,os "sgieto" principios del ser o de Ia razón.
es siempre un ser espiritual,
-y consciente y libre, capaz de adueñarse men- La anterior descripción fenomenológica nos da una luz decisiva para
talmentL del obieto d" r"p.oducir, dentro de sí, su_imagen. El cono- c.omprender e1 fenómeno del conocimiento y apreciar mejor Ia definición
/ cimiento implica, pues, ante todo, un darse anenta de algo,-un apropiarse,
lo que estabá fuera, o sea, un volver inmanv¡úe -concisa y profunda- que nos da el pensador mexicano Oswaldo Robles y
u¡ introducir al iirterior que hacemos nuestra: "Conocer es volver inmanente lo trascendente, sin que
lo troscendente, peto de tai suerte que lo trascendente no pierda su lo t¡ascendente abandone el círculo de su existencia propia." n
existencia
-- propia. El conocimiento siendo, en sí mismo, un acto único, por el cual la
§ig"i""áo ia clescripción hecha -po_r el filósofo alemán contemporáneo conciencia cognoscente se da cuenta de un objeto y lo hace suyo, tiene,
Iohan"nes Hessen, de Iá Universidacl de Colonia.' podemos señalar los si- con todo, diversas especies. Hay diferentes maneras de aprehender el objeto.
"iuientes pasos fundamentales en el proceso del conocimiento:
" 1. Táo acto cle conocimiento implica siempre una dualidad y ,na \, Hay, primeramente, un conocimiento sensible o sensorial en el que
intervienen directamente los órganos de los sentidos, ya sea erteriores
polaridad esenciales. Frente a frente se hallan tn xtieto que conoce y (corporales) ya sea interiores (conciencia), / eD el que sólo se aprehen-
in ob¡Ao conociclo. Esta confrontación sujeto-objeto no es ¡ecesariamen- den los meros fenómenos, o aspecios mostratorios del ser, en oposición a
te extlrna. Puede ser también interna, y entonces la conciencia cognos- Ia esencia de las cosas. Esta clase de conocimicnto se caracterizrr por su i{'
- r" vuelve sobre sí misma para conocer sus propios contenidos. singula.ridad (lo.sensible aparece siem¡rre circunscritcl por un aquí y aho-
"""i"2,. El entendimiento cognoscente, en el acto de -conocimiento, no adop- ra determinados), su mutabili.dad (el aspecto cambiante y transitorio del
2 Oswaldo Robles, Propeüutica Fibsófica, Editorial Porrúa, S. A., México, D, F., ser), y su accidentalickul (lo sensorial se encuentra,siempre vinculado
5r edición, 1967, pig.92. a un sujeto de inhesión, depende de un ser sustancial). .
r ¡ohar,ries Heisárr, Trotado dc Filosofía. (Traducción castellana de Juan Adolfo
VírzqJez.) Editorial Sudamericane, Buenos Aires, 1959, t' I, págs' 234 y ss' a Op. cit., pág. 26.
f lo EL coNocrlrrENTo DEL ESTAD' EL ESTADO COMO OBJETO DE CONOCTMTENTO 11
I

ll ,"- En oposición a «iste -o mejor clicho, complementándolo y perfeccio- _ EI propio Robles nos da una explicación de cada uno de dstos tipos
i nándolo- tenemos cl conocimicnto i.ntelectual, que no se queda en la de saber que vamos a exponer en resrunen porque la consideramos muy
' superficie de las cos:rs silrr-¡ (lue se refiere necesariamente al ente en si I interesante e instructiva.
' -\ mismo, en su realicl¿rcl profunda. Las características de esta clase de
m¿1s - El saber empíriológi.co vulgar es un saber que procede de Ia expe-
' conocimiento son invcrs¿rs a las del conocimiento sensorial. La aprehen- riencia individual o social y que se aplica a 1¿r resolución de los proble-
, sión intelectt¡al se c¿rracteriza por su unitsersalido¿ (capta la esencia del mas prácticos planteados por nuestras propias vidas. Es un saber limi-
. ser, que es igual para todos los de su especie), su permanerrcia (la esen- tado a señalar el suceder del fenómeno, el acontecer de algo, sin pre-
cia es lo que no varía en medio de los cambios), y su irreductibitirlad ocuparse por explicarlo en función de sus causas productoras. Es el conjunto
(la esencia es el constitutivo último del ser, que no puede ser sustituido de conocimientos que tiene un hombre sin formacíón especial. Un hom-
por otro ). bre común y corrierrte que conoce un mundo circundante material en el
Es también importante considerar otras dos espccies de conocimiento que se encuentra y un cierto número de hombres, sus semejantes, con
que provienen del diverso modo como la facultad cognoscente aprehende los que üve en sociedad; sus propios fenómenos anímicos, interiores, ta-
su objeto: el conocimiento intuitioo y el conocimie¡rto dí.scarsioo.\El pri- les como su percepciones, sus ideas, sus sentimientos; y el cambio de Ia
L mero es aquel en que el sujeto cognoscente ue irut'Lcdiatanwnte su obje- naturaleza y el cambio de sí mismo con su ritmo 1, regularidad propios.
to, Io capta sin Ia ayuda de ningún otro conocimiento, o sea, de ninguna El sab_er se distingue del saber vulgar por ser un tipo de
científico
-
medinción dialéctica. En cambio eI discursivo es aquel en que se Ilega saber explicatioo. Es verdad que en nuestros tiempos la palabra iiencia
a Ia aprehensión de un objeto m,ecliatúe la intervcnción rle un conoci- no tiene ya una connotación tan amplia como en la época aristotélica, en
miento previamentq adrluirido. Así, en algún raciocinio lógico o en un Ia que significaba, genéricamente, ['el conocimierrto de las cosas por sus
teorema matemático. causas", y se entendía por cosa la dsencia misma del objeto. En la actua-
Estas diferentes especies de conocimiento intervienen, de una m:lncra Iidad el s;ber empiriológico r:ientít'ico se refiere a I¿i ciencia natural o
más o menos dccisiva, en la integración gnoseológica ¡, metodológica de ¡tositita, y es un saller explic¿ttivo de los fení¡mer.¡os atendiendo a sus
Ias diversas ciencias, y son de importancia fundan-rental para la Teoría causas productoras .inrncrliata-s. No sc ocupa, ptrcrs, de las esencias ni de
del Estado. las caulas primeias o írltimaslcle los t"."r.iri, Ia Química, la Biología, Ia
Pero no es esto todo. Todavía es necesario d¿rr un paso más y ver Astronomía, Ia sociología. L{ ciencia positiva es un saber explicativo de
cómo el conocimiento, en el proceso de su evolución dialéctica, va mani- los fenómenos y no meramente comprobatorio. Pero se ocupa tan sólo
fcstánd<¡se en diversos planos o niveles de perfección o bien adquirien- de explicar 1o dado inmediatamente en Ia experiencia externa o intema.
do características especiales según el objcto que pretende captar. Con El saber perinoético o de las esencias realizadas va más allá de Ia
ello se originan los llamados grarlos .rel s¿rber y se da lugar a los dife- ciencia positva- rraf-a'de completar y verificar el análisis empírico cien-
1 rentes úipos del saber. tífico con un an'álisis de tipo ontológico. Busca, en el fondo cie los fenó-
Oswaldo, Roblcs, inspirándose en el filósofo francés contemporáneo menos, Io que los sostiene, explica, fundamenta y da unidad. Irlo se
Jacques N{aritain, señala seis tipos de saber, que clasifica de la manera conforma con la mera mostración fenoménica sino que inquiere las cau-
siguiente: sas más profundas. Y así en la Biología y en la Física, en Ia Psicologíd
"q) Saber empiriológico vulgar o de apreciación fenoménica. y en Ia Antropología, se va formando una verdadera filosofía de la cienl
cia o filosofín. de la nattnaleza, que corresponde a los antiguos estudios
b) Saber empiriológico científico o de explicación causal inmediata. filosóficos acerca del "ser vinculado a la materia sensible y al cambio".
(Saber de ln ciencia natural.)
Se trata, en suma, de un estudio de las esencias, y con esto se entra en
c) Saber perinoético o de esencias realizadas. (Saber de la filosofía el campo filosófico; pero de las escnci¿rs reali:,adas, y con esto se indica
de kt natwaleza.) que se trata de un primer .paso en cse terreno. Como ejemplo de este
d) Saber dianoético o de relaciones ideales cuantitativa s. (Saber ma- tipo de estudios tenemos el lil¡ro de Hans Driesch, biólogo y filósofo
3!emán, -Ciencia y h'ilosofía de Los Organismos, y la magnífica obra de
tenuitico.)'
e) Saber de comprobación pretérita cle lo singulrrr sucésivo. (Saber Max- Scheler,- pensador alemán contemporáneo, tifulada El puesto del
hi:tóri.co.) ltombre en el cosntos.
l) Saber de reflexión fundamental, noético o sal¡er de l¿rs esencias. El saber clianoético, llamado también de las relacíorues itleales cuan-
(S ab erf il"o sóf ico ;' ¡ " litatiaa', es el saber propio cle las matemáticas. Estas trtrb:rjan con se-
rcs id.eales o de razón. se ocupan de la magnitucl mensurabie, es d,ecir,
s Id., páe. 36. de Ia cantidad considerada 'bajo el aspecto -del nfimero y de la figura.
T EL ESTADO COMO OBJETO DE @NOCTMmNTO
.. 13
12 EL coNocIMrENTo DEL EsrADo
I

( esencia. Para obtenerese resultado aprovecha como medio la abstracción,


El saber matemático recibe sugerencias de los cueqpos y figuras- que que es.la operación mental por la cual va consid,erando seryo^dam,eúe
se dan en la Naturaleza, pero eñ sí mismo es un saber &-*i9I9§ ideales las diversas notas o características del ser y lo va despoiando de ellas
yderealidadesideales1.,f'",,po,,"princip@,.d9'y hasta llegar a su esencia pura.
i"c. "orse"uencias deáuiUvañente, con un método propio que difiere En ese proceso abstractivo, Jlamado funtal -porque pretende privar
del de la Lógica formal' al ser de todo Io que no es esencial y reducirlo a su forma más simple,
,-rEl saber l.¡"tór¡"o es un tipo de saber xti generis que r9,mpe-los-arol- ,"L' podemos distinguir . t_res fases. En Ia primera de ellas, que correstrronde
.dB intolectuales de los anteio¡e¡. Su objeto es el mundo de la h¡stor¡o o a la antigua abstracción física de Ia tradición filosófica aristotélico-tomista,
qiñ1stá ñ@ra-aO-par-é1-lon¡rrnto de acontecimientos que_ l¡an pasado se eliminan las notas individuantes y se dejan las cualidades sensibles
d sucedido. Esos acontecimientos -a diferencia de los fenómenos cien- generales; en Ia. segunda, que corresponde a Ia abstracciín matenuítba¡
tíficos- son ún'icos, irrepetibles, pretéritos, sucesivos. Por eso se ha defi- se hacen a un lado las cualidades sensibles y se deja la cantidad; y en la.
nido acertadamentá al iaber histórico como el saber de comprobanión tercera, que era denominada abstracción metafísica, se despoja finalmente
'. iaér¡ta d.e lo singul.ar strcesioo, .Qor esto queda-claro- que este tipo de al ser de toda cualidad sensible y de toda cantidad y se le considera
,rab", no es científ-ico ni filosófico "porqre to explba ni trata de reducir
como esencia.Wra, como ser en tanto que es ser)
a ia ,rnidad lo que se repite inclefinidamente en una misma línea_ (repe- De este modo el intelecto humano alcanza lo último y más radical
ii"ió* unívoca),-sino quJ cornprueba meramente -'en la forma más feha- del ser, Io que sirve de base y fundamento a todo lo demás. Siguiendo
pc,sible-- aconte-cimien\os qge iamás se repiten-, aun ctrando se p1-
"t""¿
,ur"""'(r"petición urratog"¡.' La'hisioria es,_ pües, .lo sucesivo y no lo Ios pasos de este proceso abstractivo podemos, entonces, clasificar el sa-
lo'único y singular, y no lo general; lo pretérito y no lo presente. ber, conforme a su grado de perfección, de esta manera:
¡epetido;
ñ; ü; i ui t"ub, urirriri,'p"to ,,i" una ciencia, aun cuando se ayude 1. Saber empiriolÁgico utlgar o de apreciación fenoménica. Este es
de uriconiunto de ciencias auxiliares' el escalón más bajo. Aquí no hay más que una mera comprobación de
los datos ofrecidos por los sentidos y un obrar en consecuencia. No hay
Finalmente viene el saber fitosófico, llamado también saber de refle-
ningtin proceso abstractivo.
xión fundamental, noético o dá las'esencias. Es el saber más alto y,pro-
i;;;6;- p""á" ái"r*.ur el hombre con la luz de su razón naürral. 2. Saber empiriológiro cienti¡lco o de explicación causal inmediata-
Aquí comienza ya Ia mente a hacer su trabajo propio: buscar las causas
Consiste en conocer todas las cosas -el mundo, el hombre y Dios-
po-f
,* primeras y últimas. La Filosofía, que etimológicamente signi- . de las cosas. Es un saber que explica, ordena y sistemátiza. Pero se que.
"'
' ii"" ""rras
"amor L ta sabíauría", ha sido una ocupación constante del hom- da todavía en la superficie, en la mostración fenoménica. No penetra.
hasta .el fondo. La tarea de abstracción es aún elemental y primaria,
bru, cual nunca se ha conformado con conocer la epariencia de las Busca generalizaciones de lo dado en la experiencia.
oorá,"t,irro que ha indagado siempre por lo más,hondo y radical' 3. Saber perirnético o de las esencias realizadas. Con él comienza ya
g El sabei filosófico tiene cuatro caracteres distintivos: es un saber de
b-
prfurcipios (o sea, se remonta hasta las fuentes primnri'os de donde pro'
propiamente la actiüdad filosófica. Se busca Io permanente por debajo
de lo cambiante; lo sustanclal por debaio de Io accidental. Se trata de
. ted"" los ieres o los 'conocimientos: principios ontol.ógicos o prilcipios investigar las esencias de las cosas y explicar d-e esa manera los fenóme-
,gnaseotogl.cos); es un saber totot @bátca en una visión integradora y nos en su apariencia exterior. Pero se trata todavía de las esetrcias reak-
iadical lá universalidad de las cosas, que las cienciaq sólo estudian fiag- zadas, o sea, de las que se dan en un ser concreto, sensible, como en un
mentaria y superficialmente); es un saber tector (_a la- Filosofía toca se- ente físico, en un organismo biológico o en un ser humano. En este.
ialar límiíer, irétodor y criierios de validez a los demás tipq-s de saber.); saber se \ealiza el primer grado del proceso abstractivo propiamente tal:
y es un sabér últinro (mas ailá de la Filosofía no existe sino l¿ revelación la absfia;ción físicá.
ái'ritu, sobrenatural, o la visión iluminada del místico)' 4. saber dianoético o de las relaciones ideales cuantitativas. Aquí
Hastá aquí la explicación dada por Robles. Una explica_ción muy clara el entendimiento va,más allá en su penetración del ser: Io despoja
y ordenadal *rry si-stemática y precisa. Sin embargo, podría -aclararse y delu
-materia,
cüalidad sensible, de su carácter d.e ser móüil, vinculado a Ia
irecisarse aún áát h'naturaiezá del conocimiento y_ la.perfección
que
si y se queda sólo con la cantida"d. Trabaja con seres ideales, pero todaüa
il"g" , aclquirir en el proceso de su
-transforinación
dialéctica, se dis-
referidos al número y a la figura. Corresponde al segundo grado de abs-
tinlue, cor, *uyor rigoi lógico, entre los grados del saber y los diferentes tracción que es la matenuitba.
tioos del mismo. 5. §aber twétbo o de las esencias puras, Este es el paso supremo y
':.
$ Los grad,os del saber hacen alusión al proceso espjritual por-el-cual final del entendimiento humano con el cual alcanza Io más piofundq
h mentá humana, partiendo del dato concreto, sensjble, individual, va radical y misterioso del ser: la esencia pura, sin ninguna espáificación
llegando poco a poto hasta lo más íntimo y radical del ser, o sea, su
14 EL coNocrr\rrENTo DEL EsrADo EL ESTADO CO\fO OBJETO DE CONOCTI(TENTO 15

de cualidad sensible o cantidad. Corresponde al tercer grado de abstracr de la experiencia mística- Io consideramos en un campo especial que
ción, al más perfecto: la abstracciín metafísi,ca. Aquí se mueve la mente no entra dentro de los límites de una investigación puramente racional.
en su elemento propio: las realidades espirituales que están en la base
de todos los seres, sin distinción alguna..Explora el dominio del ser como . 3. Después de esta exploración por el campo del conocimiento en
general vamos a examinar ahora-el problema del conocimiento aplicado
tal, del ens ut sic, de su trascendencia, de su analogía, de sus propieda- al Estado. Nos interesa ver y determinar qué tipos de conocimiento pue-
des, de sus categorías, de sus relaciones, de sus primeros principios. Es den conducirnos, con mayor seguridad y eficacia, a captar o aprehender
el saber que denominó Aristóteles Prina Philosoplúa y que Ia tradición intelechlalmente esa.realidad t:rn importante que es el Estado.
posterior hasta nuestros tiempos ha llamado hletafísica u Ontologín, Es Para ello es evidente que hay que determinar, primeramente, c1l,ré
el conocimiento cle,l ser en tanto que,es ser. Para caracterizarlo no basta clase de ser es el Estado. Así verernos qué tipo de conocimiento le con-
decir que es un saber fil,osófico o de reflexión fundamental -porque tam- viene. Verdad es que no tenemos todaví¿r una idea exacta, rigurosa del
bién lo son el saber perínoético y el dianoéúico- sino que es menester rnismo, porque aírn no hemos podido precisar científica y filosóficamente
aclarar que es el saber radical, supremo dentro de la Filosofía: el que sus caracteres. Pero ya tenemos una noción vulgar, inmediata, erppírica
llega hasta la entr¿rña misma de todo ser, y por ello mismo constituye el
cimiento cle toda explicacíón acerca de é1. -una oiosncia existencial- que nos permite darnos cuenta bastante apro-
ximadamente de lo que es el Estado.
Si consicleramos est¿r cl¿isificación del saber atendiendo a su perfec- Sabemos, desde luego, que el Estado es algo lntntanto, algo que co-
ción ontológica, r'crnos que no encnentra aquí cabicla el saber histórico.
l

rresponde al hombre que vive en socierlad con sus semejantc's, algo r¡re ,l
Es, en realiclad, un saber sui generis, que no busca Io común a todo ser le toca muy de cerca en su vida de relación con otros seres hunranos. El '
sino lo indiviclual y específico de los acontecimientos humanos. Por ello
]ll

Estado es una agmpacitin dc hornbres que viven de un modo establ" y,'


podemos con-rpletar Ia anterior clasificación con una consideración rela- permanente en un territorio determinado y que están ligados entre sl
tiva a los fi¡ro.s cle saber, que atiende a los campos a que se aplica el mediante múltlples r'ínculos de solidaridad: morales, culturales, rcligio-
li

conocimiento. Tenemos así una nueva clasificación que en realidad coin- sos, económicos, raciales. Esos vínculos se expresan en leyes, reglameh-
ll

cide en muclias partes con la anterior, pero que la qmplía. tos, ordenirciongg quc dan a Ia vida social un cauce ordenado y pacífico
Atenclienclo, pues, a este nuevo. criterio de los campos a que se apli- 1, permiTéñ- iesohver sin violencia los conflictos que surgen. Hay una auto-
ca el conocimiento, y haciendo una depuración y simplificación de los ridad o poder público que unifica, armoniza, coordin4, dirige e impulsa
términos, más en conformidad con el estado de las ciencias en nuestros los trabajos e iniciativas de los miembros de esa agrupación hacia una
días, podemos est¿rblecer los siguientes ti,pos de saber: meta común. Esa autoridad da normas, presta servicios, protege y ayu-
1. El saber em¡úrico (equivalente al empiriológico vulgar) que se da, castiga a los transgresores de las leyes. Y hay; como coronamiento,
I\ aplica al campo cle la experiencia inmediata con una mera función com- una voluntad constante de buscar en común un fin superior al de cada
proba(oria, sin ningún intento de explicacién causal. uno de los hombres en partfcular. Un fin que mejore á los hombres y
2. El saber científico ( equivalente al empiriológico científico ) que les permita alcanzar con mayor facilidad su propio destino.
trabaja en el mismo campo empírico, pero busca ya una explicación [odo esto sabemos acerca del Estado. Más aún, lo sentimos, en carne
cau.sal inmediata de los fenómenos. Se toma el término ci.entífico en su propia; como parte de nuestra experiencia vivida. El Estado es una acti-
acepción restringida de ciencia positioa. vidad humana perrnanente. Un quehacer humano incesantemente reno-
3. El saber filosófico (equivalente al perinoético, y noético) que se vado. Una tarea de dominación suprema y de servicio constante. Una
aplica ai campo de las esencias, ya sea realizadas o puras, y busca una unidad de propósitos, de decisiones, de acciones, que tiene fuerza defi-
explicación fundamentol, por las causas primeras y últimas. nitiva y que no puede ser superada por la de ningún otro grupo o socie-
4, El saber matentático (equivalente al dianoético) que se aplica al ,.. clad¡ Y así -a reserva de irlas confirmando y precisando- podemos ya
terreno de las relaciones ideales buantitatioas entre los seres y estudia en ,, sciralar las siguic,ntes notas car¿rctcrístic¿rs de csa realidad humana que
especial el nírmero y la figura. llamamos Estado:
5. El saber lústórico o de comprobación pretérita de lo singular su- 1. Es una agrupación. Itumana estable y pennanente, basada en múl-
cesivo, que se aplica al campo de los acontecimientos humanos en su tiples lazos de solidaridad.
sucesión temporal, desde los tiempos más antiguos hasta nuestros días. 2. Asentada en un territorio preciso y delimitado.
A estos cinco tipos de saber podríamos añadir el más clevado y tras- 3. Dotada de un orden iu.rídico que puede imponerse aun por Ia co-
cendental para el ser humano: el saber teológico o saber de saloación, ncc'ión física.
como le llama Max Scheler. Pero por moverse en un terreno que va más 4. Rcgicla por una cutoridacl. que supera a todas las que puedan te-
allá de la simple luz de la razón natural -el de la revelación divina y el rrr.r l«rs grtrpos sociales inferiores.
EL @NocrlrrENTo DEL ESTADc» EL ESTADo coMo oBJETo DE coNocrMIENTo L7
16
al de cada ni ninguna otra de las abstracciones de segundo grado -que- son propias
5. Unificada en torno a tn fin común, distinto y superior del esíudio matemático. A lo más podría decirse que las Matemáücas,
uno de los miembros de la misma' la importancia y jerarquía de sobre todo en su moderno aspecto iocial, constituyen un tipo de saber
No ctiscutimor, itr*"uilr;:;;;"". c1e qt'" u""q"" hs hemos conside- que auxilia a la ciencia Política para hacer la medición o computación
cada una de esas nótas' Nos basta sabei á" lor materiales de hecho,qrre .ecoge en sus observaciones empíricas,
rado aisladamente para precisarlas mejor'
ipu'"""i en la realidad Ycomo
ilu*u*os el Estado' ello Pero si el Estado no es objeto directo del saber dianoético, sí lo es,
formando un tod.o l-Áriiii¡i e*ist"ncial'qr-" y.plenamente, del saber históri.co o de comprobación pretérita de lo sin-
nos ayuda u.,or*á"1i"'i'i"ili'^' l'
l"i;; á" pe""ttución intelectual
estudio' guiar sucesivo. El Estado es, en efecto, una organización. humana o es-
que intentamos en esta parte de nuestro reali- Éuctura que va sufriendo transformaciones a lo largo del tiempo' Va
aplicaremos' pues' para r:-1** esa
¡.Qué tipos de conociliento son esos diversos tipos de evolucionJndo y dando Iugar a diversas formas que pueden ser recono-
dad estatal? »"sp'Z' de haber iisto cuáles del Estado' cidas, con más o menos facilidad, en el tiempo y lugar eq qu-e aparecie-
po' to *""os inmediata'
-r"rpr"rtu y ""ai""'-iu l""Uaua'
conocimiento
no difícil' ,on. Así Ia Polis griega, el Imperio Romano, las poliarquías _feudales, el
pregunta
Estado moderno. El éstudio córrespondiente da ,lugar a la Historia. Po'
a esta es-
It üficultad al Estado
Podemos, p'i*"i lugar' aplicar sin ninguna "o
d" lítxa.
-'el tipo d" ",, *il;; up'""iación fenomé-
"o.,o"i'ni" "i'-iiiii'niógt'o
q'" -'"oti'u*os de inmediato al poner- De este modo podemos concluir diciendo que al estudio directo del
nica. Es la activiclad j"il;;á"-
"og"o'"iti'uy tit alt"ttut manilestaciones' Lo hemos Estado so" aplicab'les el saber empírico, el ciéntífico, el filosófico y el
nos en contacto "#
lu pti^"'" luL de este capítulo al hablar histórico. No así el matemático. Esia es la afirmación gnoseológica fun-
explicado y" "" que ese damental tratándose clel Estado. Más adelante veremos con mayor detalle
"-pti"-""i" Y no ienemo''*át que subrayar'aquílas
di la o¡oencin del Estado' !otq,," nos abre puer- cuáles son las disciplinas que se ocupan del estudio el mismo y cómo se
tl" importancia
conocimiento
"*piJi""o "'
il;**l",,,"- dei Ettudo' Ñot p'one en contacto in-' clasifican y subdividen'
tas para tu
"p,"t'"""iá" los materiales de hecho que
necesitamos' 4. De todo lo que hasta aquí hemos venido exponiendo se desprende
med^iato con é1. N;;^;;;;irtra con evidencia que ,l Rttodn, camo realidad con la cual estamos en ín-
el saber empirioló-
del Estado
Es aplicable asimismo al conocimiento i"mediata' No es- más que el si- timo contacto, podemos acercarnos de diferentes maneras: una puramente
gico científ¿r, o ¿"'".pjt;tó"-;;;sal de hecho la exis- empírica, pr*gri-ráti"", que nos conduce- a la acci'ón; otra de carácter es-
guiente paso qu-e d"J;íffi;áá' á*p"¿t'á:- "o*p'ob¿r a esa rea- p"*tuti"o, teárico, q,rd rror conduce -al conocimiento, a la oerdad. Con
-¡iia*i"t'-Ñol ,',ou"*osexplicar
tencia del Estado ;':;; ;il;lu'""tá¡tti"as'
pasamos
todavía en el ia primera actitud tdmamos posición frente al Esiado. Nos colocamos en
lidad fáctica por p.ero tratamos de ordenarlos'
siste- ilu.,o del ciudadano, del polítlco prríctico. Con la segunda penetramos
terreno de los f"'á*""o' exteriores' "l ^su
su aparición v,de sus efectos en realiclad para captarla intelectualmente. Nos ponemos en el terreno
"#';;;;;
matizartos, *"di.tol'fñ;";;;i;"tq'it;; del pensador, del hombre de ciencia.
da ligar a ra ilamada moder-
, en un terreno por,il,rá. E*;;i;á'q* Esta segunda actitu&, que podemos Ilarnar científba,.en el sentido
;il;il-'óii"i¡o Política, en sentido cstricto' rnás amplio" de la palab,ra-(ci.encia, en la clásica definición aristotélica,
Puede utilizarse también y -d9
un modo decisivo- para un conocr-
,1"1 Ertuáo sabet fitosóflco o de refle- ,,r ""oroii*iento de las cosas por sus causas"), nos lleva a una tarea fun-
miento más amplio y profundo "I
lá, l*ó*""os' estatales, clasificar- rLr¡nental de observación cletenida de Ios hechos de la experiencia; de
xión fundamental. Ño^ burtu conocer sus causas inmediatas' Hay que rcilt.xión; de ordenación y sistematizaciín; de interpretación y. valoráción
los, comput.,to' *"t"i';;;;;"*"'-bu:car r^r fenoménicas, lo que r,ríticir de los mismos. Esio es lo que hace el investigador de lo estatal a
investigar lo que:rü;il-;lia-á" qy" lÁ ¿a un puesto'en la jerarquía
"pariencias lirr de poder llegar a conclusionei que sean universalmente obligatorias.
explica ,,, p",'i't"'iJi"'v^""ia"a' l9 Inclcpendientemente, pues, de cuál sea el grado de abstracción en que
áebe intervenii la Fíl.osofín' que exa-
de los vatores h,j;;r] i;;;;',"ii" y ñ;"1"t últimas' El saber filosófico .i,. ,<llociue el sujeto que- trata de conocer científicamente al Estado, es
mina las causas cficientes frimeras irrrlrr«l¿rbie q,r" r, actiüdad tiene una serie de caractsrísticas que permit-en
estudia ol Ertudo"f,;;;"rr";;á'-r",it¡iiá"
v averigua los. principios de
ptát"t'tu y- lot valores hacia los lr.rrrn«lccrla con certeza. Adolfo Posada, maestro largos años de Derecho
-fniot* q""
donde se origina, lo' ""t""t"tísticas -pot¡i¡ca
con sus múltiples ramas' tlrlíti¡o en l¿r Universidad Central de Madrid, nos las da a conocer con
cuales apunta. Nr;";i^h irrsrr¡x.rtblc claridad. "La calidad científica surge en la- política -dice el
Siendo en cambio el Estaclo,
una realidad humana' que se da en el
,,,t,,,lr.iitir,r¡ r'spañol- y se constituye su ciencia, desde el momento en que
es evidente que no puede ser objeto
terreno d" tu "o"iiJ"""i" -"ial' ya qle_ éste se ocupa, por definición, r,l r,or¡ocirnicnto del Estado alcanza los caracteres de científico, o sea,
del saber a¡,*o¿tii'á matemático, r u¡ur(lo s¡ trata de un conocimiento reflexioo, ob¡etioo, metódico y siste-
E'l Estado no es número ni figura,
de las relaciones liuolni "u^ntitativas.
l8 EL @NOCIMIENTO DEL EL ESTADO COMO OBJETO DE @NOCTMTENTO
ESTADO t9
mtítico, mediante un esfuerzo encaminado a realizar 7a interpretación ra- nes, §ys-p1opósitos, sus deseos. Y a desentrañarros debe encaminarse la
cional dz l.os fenómerws políticos." 6 actividad del científico del Estado,
Analicemos brevemente cada una de estas caracterísücas para cono- -. 5..En
tico
este plano científico de las consideraciones acerca de Io polí-
el investigador se encuentra, a poco que reflexione sobre el .Es'tado
cerlas mejor. Se trata de un conocimiento reflexi.oo. Esto quiere decir
que no se contenta con la mera observación directa, inmediata de los he- como objeto de conocimiento, con un^a seriá de problemár-q"" a"rpilrt*"
chos, sino que hace una meditación más detenida de los mismos, en Ia su inquietud y 9ue. le piden urgente resorución. son probrá as oblauii,
que los examina en sus causas productoras y los compara entre sí. El reales, que nacen del objeto mismo y no del caprichd o arbitrariedad
deÍ
enténdimiento no se conforma con percrtir inmediatamente los fenóme- sujeto cognoscente o de sus perso.rai"s preocupáciones.
nos sino q:ue ouelae sobre sí mitrno para ver cómo realiá esa percepción EI primero de esos problemas es el áe la iaturaleza misma del objeto
y cómo se encuentran los obietos conocidos en Ia conciencia. Y allí busca que se trata de conocer. EI entendimiento se pregunta:
srel es el, Estado? ¿A qué
¿eué clase'dá
sus principios productores, sus conexiones, sus efectos, sus finalidades. iipo d9 realidad ¿Éi q"é ,"git;
del mu,do de los seres se Ie Iocaliza? y después: "on"rpo-.rd"i
Es también un conocimiento obietiDo, o sea, que va directamente al ¿De qué partes se com-
pone ese ser que llamamos EstadoP
obieto, que Io toma como medida y criterio, que prescinde de toda acti- ¿cuáles ion sui elenuenios y sus notas
caract^erísticas? ¿En qué se parece y en qué difiere de otros seres seme-
tud subietiva, de toda idea preconcebida, de todo prejuicio. Para que -"1
haya verdadera ciencia se requiere siempre objetividad, imparcialidad. iantes? El examen de estas cuestiones qrr" obüamente se impone a
todo investigador del Estado tan pronto "r como se pone en contacto
Que el científico reciba los hechos tal como son, sin deformarlos de acuer- é1. r 'a res_puesta tendrá que ser &stinta en ampliüd y en profundidaá
con
do con sus particulares convicciones o gustos.
según cuál sea el tipo de conocimiento a que se recurra: en á plano em-
Es un conocimiento nwtódico. Y esto significa que el descubrimiento pírico será pu_raqen_t9 superficial; en el ciántífico será más honáa y com-
de Ia verdad no se hace al azzar o por casualidad, sino sig.riendo los ca- p-l_eta; , en el filosófico alcanzará su máxima intensidad. pero
minos que la Lógica seírala al entendimiento para que proceda correcta- todo,
ellos se logrará un esclarecimiento de Ia primera y fundamental pregunta "r,
mente, eficazmente y sin error en su investigación. Toda ciencia genuina de todo saber teórico: ¿Qué ¿s el Estado?
presupone una estricta metodología, fuera de la cual no puede cumplir
su función. {le¡1 después una indagación más minuciosa acerca del moito d¿
ser del Estado. se preocupa el entendimiento por conocer Ia estructura
Y es asimismo un conocimiento sistemtítico, Io cual quiere decir que interna dei Estado, su funcionamiento, sus relalciones, Ias vicisifudes de
Ios resultados que se van obteniendo de la observación y reflexión se han su vida a través del tiempo, Ias diferentes formas que adopta para cum-
de ir relacionando entre sí, conectando y articulando hasta formar un plir sus funciones. Es_uná exploración por terrenoJ científicos, históricos
todo armínico, según un criterio o idea directriz. El sistema, como dicen y.jurídicos para descubrir el iomportamiento del Estado en cada
muy bien los teóricos del conocimiento, "nace sólo por c'onexión y orde- uno de
ellos, sus actiüdades como ser que vive y que actúa. y con eso se satis-
nación, según un común principio ordenador, gracias al cual a cada parte face a Ia pregunta: ¿Cómo n, Ertudoí
se le asigna en el coniunto su lugar y fr¡nción irnpermutables".' Es aqü "j
en donde vemos que se cumple el aforismo filosófico "saber es reLaoi* .Ios La investigación, empero, encuentra que el Estado no es er único de
seres sociales con Ios que tiene qrr" po.r".r" el hombre en
naf'. Sin relacionar y conectar, conforme a una norna directiva, no hay contacto.
Hay, además, otros, y quiiá más inm-ediqio¡ y naturares a ér: ra famiria,
verdadera labor científica.
.orga,izlcyn profesional, ú ;¿;pr;i"r"J L"orró*i""r,
)a
Estas cuatro características del conocimiento científico del Estado su- !J,.*"r],",rro,
culturales y religiosas. ¿cuál es entonces el papel que el Estado desem-
ponen, como dice Posada, un esfuerzo encaminado a realizar la interpre- peña en el seno de Ia convivencia humana?-¿Éor qué nació y surgió
er
tación racional de los fenómenos políticos. Esta es también su meta, su Estado y p9r qué 'ruestros-
áiurl jc"ai
_se prolonga su existencia iasta
finalidad. Hacer una "interpretación radonal" no es otra cosa que buscar es la función social q,.e le toca cumplir? En otras parabras,
el sentido íntimo, el significado profundo de los fenómenos políticos. Lo función que Ie corresponde a ro porítio ¿c"at!, t,
-como I" p;opl; ;-ásiecífico dei
cual supone que se les considera como fenómenos humanos, esto es, como Estaclo- entre Io familiar, Io económico, Io jurídiáo, i, Io reri-
proyecciones del espíritu del hombre, en las que se revelan sus intencio' gio;o.? Este es el problema del sentido o slgnlftcad.o áel ""rtui"r,
¡stadá en Ia vida
social, y responde a la.pregunta:
¿p-or qué áxiste rstudáúcuár
-- ( es ra
6 AdoUo Posada, Tratado de De¡echo Político, 5r edición revisada, Libreria Gene-
función social que Ie dá su razón" de sár? "r
r¡l de Victoriano Suárez, Nfadrid, 1935, t. I, pág. 26.
? Cfr. Walter Bnrgger, Diccionario de Filasofía. (Traducción castellana por José . A este problema, que de s,lyo es de hecho y cae en el campo de Ia
i'vcstigación histórica y científica inmediata, co-rresponde otrá
Irfaría Vélez Cantarell.) Editorial Herder, Barcelona, 1969,6i edición, artículo "Sis-. ae
tema". ¡lr.fundidad y trascendencia. cuando la mente siguá examinando Ia-"yoi cues-
20 EL CONOCIMIENTO DEL ESTADO EL ESTA-DO COMO OBJETO DE CONOCTI\{TENTO 2t

tión del significado del Estado y de la función que le toca desempeñar El s¿r del Estado.
en la sociáad, se encuentra con que no basta con saber que existo esa El modo de ser del Estado.
función sino que es menester indalar si cumple ciertos requisitos u|ora' El sentido del Estado.
tioos fundamentales. En otras palaüras, si es fusta, si resp-onde a los. fines El oalor del Estado.
supremos de la comunidad, si satisface las exigencias de Ia concrencra La finnlülad del Estado.
*á*f y jurídica del ser humano. Y esto plantea el grave problema de la
i"tt¡f¡í*A" del Estarlo, que no es ot-ro gu9 elpara de P( qué debe existir el Y estos problemas Ios trata desde distintos ángulos y perspectivas
Estáo, si es que hay alguna razón fundeda ello' u.ando los distintos tipos de saber que están a su disposición y que son
Y así el entendimiento que desea conocer el Estado viene a otro pro- aplicahles al Estaclo. A reserva de examinarlos más de cerca diremos que
con el anterior. El de para qu'é parecen abarcar adeandamente la realidad estatal.
blema decisivo e íntimamenie relacionado
existe el Estado, el de cuáles son sus finzs' Este pr-oblema puede ser exa-
planos de profundidad: el el
minado también en diferentes -empírico,
científico, el filosófico. Pero en lodo caso lleva al inve"tigador a una de
las cuestiones cruciales de todo conocimiento teórico del Estado. si no BIBLIOGRAFÍA SELECTA
," ,"rfo"a" adecuadamente cae por su base no sólo el saber teórico de
i" r"u'iia"a estatal sino la realid-ad misma, en cuanto pierde su razón Aorsrór.r¡s. Metafísica, México, D. F., Editorial Porrua, S. A. Colección "Sepan
Cuantos...", número I20, f969,
de ser. Bnucc¡n, Wer,rnn. Diccionaño de Filosofía, Barcelona, Editorial Herder, 1969, 6t
Estos son, pues, los problemas básicos que 1e ofrecen al estudioso del edición.
Estado en cuanto se po;e en relación con iu objeto de conocimiento. No Cencí¡. Ivfonrwrr, Itlexurl. Lecciones Prelimin^a¡es de Filosofío, México, D. F., Edi-
,o., artificáles y ficticias, inventadas a gusto del investigado-r, torial Porrúa, S. A. Colección "Sepan Cuantos.,.", número lM, 197f.
sino interrogantes que brátan inmediatamente del objeto mismo. Es l¿
"r"rtiores Henruaxx, Nrcor-er. Raslos fundnmentales d,e urw'L|eta¡ísica del Conocimiento, Br*
nos Aires, Editorial l,osada, S. A., 1957.
'

,"uiia"¿ p.oüI"*ática la que hace nacer las dificultades Y se las


"rtitul H¡r-rrn. Hrnueww. Teoría del Estado. México, D. F., Fondo do Cultura Económica,
i""r" investigirdor como un desafío. Y éste debe responder adecuada- 1963. 5f edición.
mente "tsi quiere cumplir -con garbo y autenticidad- a su misión de teo- HrssnN, Joruuxrs. Trataio d.e Filosofía, Buenos Aires, Editorial Sudamericana, 1g5g.
. rico del Estado.
Kr-ruxr, Fr»rnrco y Cor-ourn, Eusnaro. Historia de la Filosofia, Barcelona, Editorial
Resumiendo y esquematizando para facilitar la comprensión de esos Labor, 1961.
Kur-rr, Osw.rr-p. Introducción a ln Filasofía, Buenos Aires, Editorial Poblet, 1g39,
problemas podemos decir que son los siguientes: 2r edición.
l. Problema de la naturaleza del Estado. Responde -a Ia pregunta MenrrerN, ]ecgurs. Les degrés du saooir (distinguer pour unir), Bruges, Desclee de
Brouwer, 1958, 6r edición.
y filosófico.
¿qiA e, el Estado? Pide un tratamiento científico Posaoe, Aoor.ro. Tratado de Derecho Político, Madrid, Libre¡ía General de Victoria-
2. Problema de la organización y funcionamiento del Estado' Resp_on- no Suárez, 1935, 5e edición.
a" p."gr.t" ¿Cómoá el Estadb? Pide un tratamiento científico, his- RrcesÉNs Src*rrs, Lvts..Estudios ile Filasofia del Derccho. (Publicados iunto con Ia
"-f"
tórico y jurídico. Fibsofía d¿l Derecho de Ciorgio del Vecchio), lr{éxico, D. F., U.T.E.H.A., 1946.
Ronrns, Osw.rr-oo. Prcpedéutica Fibsófica, \{éxico, D. F., Editorial Porrua, S. A.,
3. Problema de la función social del Estado (sentido, significado ). 1967, 5: edición.
Responde h la p.egunta ¿Por qu.é exis'te el Estado? Pide r¡¡ tratamiento SÁNcrrrz Acrsre, Ltns. Teorío g Realid.ad en él Conoci¡niento Político, Granada (Es-
científico e histórico. paña), Universidad de Cranada, 1944.
4. Problema de Ia irxtifica.ción del Estado (valor jurídico y moral). Principios de Teoría Política, Madrid, Editora Nacional, 1966.
Scnrr-rn, Mex. E/ Puesto del Hombre en el Cotmas, Buenos Aires, Editorial Losa-
Responde a la pregunta ¿Por qun debe existir el Estado? Pide un
trata-
da, S. A., 1957, 3i edición.
mie-nto fundamentalmente filosófico. Vnrrs, Josrmr »r,, Pmsar y Ser, Madrid, Editorial Razón y Fe, 1953, 2r edición.
la
5. Problema d,e la finaliclad o de Ios fines del Estado. Respo^nde a fi- Z¡.rne V.rr-vrnnr, JosÉ. Teoría I'undamental del Estad.o, Pamplona, Universidad de
I
pr;;"i; i" iii q"A existe el Estado? Pide un tratamiento científico v Nava¡ra, 1967.
losófico.

utilizando una fomulación todavía -a, hondu y ceñicla, podemos cle-

"i, á;";i teórico del Estado le preocupan los siguientes problemas:

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