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Juliet Mitchell
La sagrada familia
La ley del hipotético padre prehistórico es la que define los lugares de varones
y mujeres en la historia. En la sociedad humana, son los padres no los
hombres quienes tiene el poder decisivo (Sin embargo, estos complejos
razonamientos conducen a un a situación animal, o bestial. El padre de la
horda sigue el modelo de los mamíferos con machos dominantes, tales como
leones o gorilas).
Mitchell plantea que la complejidad de la sociedad capitalista ha vuelto
obsoletas las estructuras del parentesco y los tabúes del incesto para la mayor
parte de las personas, pero las conserva incondicionalmente. Toma el
argumento de Marcuse de la superación de la escasez y de la represión
excedente, y en su idea de que la necesidad de plusvalía crea necesidades sin
límite. Ella considera que el psicoanálisis se supedita al marxismo en este
planteo. No se trata de una cuestión de grado, sino de una contradicción.
A partir de la crianza comunitaria de la Segunda Guerra, dice que la sociedad
capitalista establece la familia en el contexto de su redundancia.
Al analizar las sociedades contemporáneas observamos el modo económico
del capitalismo y el modo ideológico del patriarcado.
Ambos modos contienen su propia contradicción: la clase obrera tiene el poder
de apropiarse de los frutos del trabajo que le son sustraídos.
Las mujeres dan testimonio de la definición patriarcal de la sociedad humana
en la psicología misma de la feminidad. Solo una lucha política le podrá fin.
La familia burguesa se creo para sostener la ley patriarcal, pero al mismo
tiempo la socava. Es necesaria una revolución cultural que incluya a los
hombres. De ese modo en el inconsciente se representarán gradualmente
nuevas estructuras. En la sociedad no patriarcal tendrá que encontrarse alguna
expresión del ingreso a la cultura distinta del intercambio de mujeres.
Siempre resultará decisiva alguna forma de establecer diferencias, pero
deberán establecerse en otros términos.
Considera que Freud creó mitos: historias simbólicas creadas para explicar
otras historias. Estudió el malestar femenino expresado en la histeria (Alice
James: parálisis histérica en la pierna para que el padre no fuera amputado) y
llegó a postular un repudio humano ante la femineidad.
Si bien la bisexualidad extendía la histeria a mujeres y varones, no explicaba
porqué era su femineidad la que se ponía en juego.
Freud alineó el problema de la escisión con el de la diferencia sexual a través
del complejo de castración. Se refiere como la psique humana está vinculada a
un concepto de diferencia sexual. La formación final de la psique humana
coincide con la adquisición psicológica del significado de la diferencia sexual.
Lo indescriptible es la escisión y el complejo de castración. En la escisión la
subjetividad desaparece. El horror está relacionado con la pérdida de uno
mismo en el inconsciente. Lo femenino viene a situarse en el punto de la
desaparición, la pérdida. La castración organiza en significados sexuales la
pérdida de la condición de sujeto.
El complejo de castración está relacionado con un horror, un vacío que debe
ser llenado de forma diferente para varones y mujeres. Para el niño:
recuperación futura de su potencia fálica; para la niña: un bebé.
Para Freud la fantasía es la historia que el sujeto relata sobre sí mismo; para
Klein es la representación mental del instinto y una capacidad para enfrentar
los mundos interno y externo. Discute la teoría kleiniana de la “femineidad
primaria” para ambos niños. Mientras que Freud considera que lo que uno
incorpora es el apego que ha debido abandonar, uno alucina, cuenta historias,
para Klein la persona incorpora lo que está presente (falacia).
Mientras que para Freud la madre es importante cuando se va, para Klein se
envidia a una madre que lo tiene todo.
Dice que los mitos freudianos son fantasías, mientras que los seguidores de la
Psicología del Yo creen que la historia es la verdad.
En la teoría freudiana, la masculinidad y la femineidad son sólo su diferencia
con respecto a otro. La diferencia es articulada por algo que se imagina que
falta. Desde la posición de algo que falta, cada sexo puede ser imaginado
como lo que el otro no tiene. La madre omnipotente no es femenina, es
completa. La maternidad implica llenar la ausencia que la femineidad cubre y
que la histeria trata de no reconocer.
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