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nombre de la lengua gala “ekwos”, adoptada luego por el lenguaje y la cultura celtas donde
tomaba el significado de “equus”, o sea caballo.
Única deidad Celta que fue venerada por todo el Imperio Romano entre los siglos I y III a.C.,
luego fue Diosa protectora de los Romanos haciéndose con un gran numero de devotos en la
sociedad celta-romana. Inscripciones adivinatorias dedicadas a Epona en griego, latín y
germano fueron encontradas en todos los territorios del Imperio, donde a menudo se llamaba
con el nombre en estilo romano de Epona Augusta: los romanos le dedicaron un día, el 18 de
Diciembre, cuando con rituales y fiestas celebraban su grandeza.
Las esculturas dedicadas a Epona la representan siempre acompañada por uno o más
caballos, sentada sobre uno de ellos u rodeadas por yeguas y potros, a menudo con una cesta
de grano en el regazo: por eso, además de ser diosa protectora de estos animales, Epona fue
considerada diosa de la cosecha, de la fertilidad y de la abundancia. Estas estatuas se ponían
habitualmente al lado de antiguos establos, granjas y espacios dedicados a entrenamientos.
Su importancia en la cultura romano-celta aumentó cuando fue reconocida como protectora de
los caballeros que vigilaban en el Imperio y que también tenían la obligación de llevar el alma
de los muertos a través del más allá, transportándolas sobre un caballo más allá de los
abismos del océano abriendo de par en par las puertas del Otro Reino. Gracias a esta
representación de la diosa, Epona fue venerada por los vivos como por los muertos,
simbolizando el tutor del principio y final de la vida en la tierra.
En la sociedad Celta Epona encerraba en si misma la virilidad y la potencia del caballo y los
poderes generativos y espirituales de las Diosas Madres de la fertilidad.
Ademas el caballo tenía ya una dúplice valencia: ser noble, inteligente y fascinante pero
también símbolo del instinto puro y por eso incontrolable. El caballo está ligado a Epona en
todas sus manifestaciones, en su aspecto luminoso y en su aspecto tenebroso y oscuro; esta
doble valencia estaba ligada al culto de la diosa para acompañarla en el más allá como animal
que vivía en los infiernos, patrimonio de la mitología griega, que se eleva de entre las tinieblas
llevándose la muerte y terminando su carrera como caballo con alas cuando haya alcanzado
las puertas del más allá.
En la mitología el caballo es guía para el hombre en los brillantes mundos espirituales de los
dioses, medio entre el reino terrestre y lo espiritual, pero también en las oscuras regiones
accesibles a través de los sueños. Su principal regalo es el de poder ver el futuro, ya que
como conocedor de los misterios del Otro Reino con su instinto comprende lo que el ojo
humano no sabe ver ni distinguir, salvando así los hombres de los peligros. Por eso es guía,
medio de transporte entre los mundos, viajero entre el reino terrestre y el espiritual.
A menudo se asocia con el fuego y el agua- las dos puertas de los mundos del más allá- a la
vida y a la muerte, incorporando en si mismo el espíritu del grano como Epona su tutora y
dándole los poderes de la fecundidad de la tierra y de la sexualidad, de la vegetación y de su
poder de renovarse periódicamente, de la vida a través de la muerte, de los ciclos vitales
ligados a la luna y a las aguas, de los poderes de los sueños, de la adivinación, pero también
los caracteres brillantes del heroísmo y la nobleza.
Deidades celtas
Los dioses de los celtas ancestrales
Aunque el mundo celta en su apogeo abarcara la mayor parte de Europa occidental y central,
no estaba políticamente unificada, ni existía alguna fuente central sustancial de influencia
cultural; por consiguiente, había mucha variación en las prácticas locales de la religión celta
(aunque ciertos motivos, por ejemplo, la adoración al dios Lugh, parece haber difundido en
todas partes del mundo Celta). Las inscripciones de más de trescientas deidades, que a
menudo se comparan con su contraparte romana, han sobrevivido, pero de éstas las más
representadas parecen ser los genii locorum, dioses locales o tribales, de los cuales solo unos
pocos fueron extensamente adorados. Sin embargo, de lo que ha llegado a nuestros días de
la mitología celta, es posible distinguir las concordancias que insinúan un panteón más
unificado de lo que a menudo se cree.
La naturaleza y las funciones de estos dioses antiguos pueden ser deducidas de sus nombres,
de la localización de sus inscripciones, su iconografía, y de las deidades romanas con las que
han sido comparadas.
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Noticias
Mitologia Celta
3 de abril de 2012 ·
Dioses de la Galia
Los celtas de la Galia rindieron culto a varias deidades que nosotros conocemos poco más
que sus nombres. El escritor romano Lucano (siglo I) menciona los dioses Taranis, Teutates y
Esus ("Dioses de la noche"), pero existe muy poca evidencia de que éstos fueran deidades
célticas importantes. Algunas de estos dioses y diosas pueden haber sido variantes de otros;
Epona, por ejemplo, puede haberse convertido en la heroína Rhiannon en Gales, y Macha a
quien se le rendía culto principalmente en Ulster. Los pueblos politeístas raramente cuidan y
mantienen sus panteones en un orden aseado y ordenado en que a los investigadores les
gustaría encontrarlos. Algunas de éstas son:
*Cernunnos
Artículo principal: Cernunnos.
Cernunnos (El Astado), es evidentemente de gran antigüedad, pero nosotros conocemos muy
poco de él. Probablemente es él quién aparece realzado en el famoso caldero de plata
encontrado en Gundestrup, Dinamarca qué data de 1 o 2 siglos adC. Se cree que es el dios
de la abundancia y amo de los animales salvajes. Su naturaleza es esencialmente terrenal. Se
le representa mayor, tiene las orejas y los cuernos de un ciervo y lleva un "torque", especie de
collar galo. Está a menudo acompañado por una serpiente con cabeza de carnero. Aparece
como el amo de los animales salvajes, terrestres y acuáticos. Sin duda manifiesta la fuerza, el
poder y la perennidad (simbolizada por el ramaje). Se le representa como el donador de un
altar con un cesto de vituallas, pasteles y monedas.
*Belenus
Artículo principal: Belenus.
Belenus era una deidad regional a la que se le rendia culto principalmente en el norte de Italia
y en la costa de la Galia mediterránea. Él era principalmente un dios de agricultura. Una gran
fiesta llamada Beltaine es asociada con él. Algunos todavía debaten si él realmente era en
absoluto una deidad. Su nombre significa "luminoso y brillante" y algunos creen que 'él'
simplemente representa las grandes hogueras de la fiesta de Beltaine. Coincidiendo con esta
idea al topónimo asturiano Beleñu proveniente del céltico Belenus, se le añadió el de San
Xuan, por ser este el día de la celebración del solsticio de verano en el que se hacen las
hogueras coincidente con el día de Beltaine.
*Teutates
Artículo principal: Teutates.
Dios guerrero y protector de las tribus. Se le identifica como el Marte romano y Dagda de los
irlandeses. Formaba parte de los "dioses de la noche" junto a Esus y Taranis, siendo un dios
que recibía muchos sacrificios por parte de los druidas. Se le adoraba sobre todo en la Galia y
en la Bretaña romana.
*Taranis
Artículo principal: Taranis.
Dios del trueno, de la tormenta y el cielo. Era un dios temido, cuyo culto se extendía por la
Galia y parte de Bretaña. En particular, su adoración era muy parecida a la de Teutates, ya
que para aplacar su ira se le dedicaban sacrificios y era miembro de la triada formada por
estos dos más Esus. Se le relaciona con Thor, por su similitud con los poderes del rayo y el
trueno, y los romanos le identificaban con Júpiter.
*Esus
Artículo principal: Esus.
Dios sanguinario, señor de los bosques. Agrupado por Lucano junto a Teutates y Taranis
como dioses principales de los galos. Recibía sacrificios debido al temor por ser un dios
salvaje y ávido de sangre