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Caracteres formales:
La métrica de los romances responden a un molde único. Su estructura
versificada consiste en una sucesión ilimitada y variable de versos octosílabos,
de los que riman asonantemente los pares y quedan sueltos los impares.
En etapas posteriores fue variando la estructura. Así, la rima en algunos casos,
raros, fue consonante; aunque las diferencias más importantes afectaron al
cómputo silábico: la endecha es un romance de versos heptasílabos, y el
romancillo, de versos de menos de siete sílabas. Cuando los versos son
endecasílabos la composición se llama romance heroico.
Rasgos generales:
La llaneza de estilo, como corresponde al público popular al que se destinan.
Predominio de la acción sobre la descripción.
Intensidad y viveza narrativas.
El diálogo es un recurso fundamental en el romance.
El romance capta la realidad como es.
Hay frecuentemente arcaísmos.
Hay uso abundante de vocativos.
Es frecuente el empleo de diminutivos.
Los adjetivos calificativos son escasos.
La principal figura retórica es la repetición, que suele acentuar la efusión
emotiva en momentos de fuerte lirismo.
Es frecuente la aparición de fórmulas heredadas de la épica. Ejemplo de esto:
“bien oiréis lo que diría”.
Temas:
Los romances se nutren de leyendas y tradiciones.
A veces el relato surge a raíz de un acontecimiento reciente.
En el romancero se trata todo tipo de asuntos: épicos, nacionales, cortesanos,
rústicos, religiosos…
La estructura narrativa no siempre obedece al esquema tradicional
(planteamiento, nudo y desenlace), sino que se ordena según convenga para
atraer al público.
Los romances viejos son los tradicionales y los juglarescos. Hay romances
nuevos o artísticos (no nos entran).
Hasta el siglo XVI la transmisión de los romances es oral. El Renacimiento los
pone a salvo trasladándolos de la voz popular al libro.
Los romances viejos llegarán hasta nuestro días a través de:
Pliegos sueltos (folletos de dos o cuatro páginas).
Romanceros ( colecciones de romances; los primeros son del siglo XVI)
Libros de música y cancioneros.
Obras cultas, sobre todo de teatro, que introducen estos poemas.
Tradición oral moderna.
Clasificación de los romances:
Han sido clasificados de muchas maneras.
Romances novelescos y de aventura: tratan asuntos de diversa índole, muchas
veces ligados a leyendas. Ejemplo: “la bella en misa” y “romance de Blancaniña
o la esposa infiel”.
Romances épicos y literarios: a veces tratan de personajes históricos, pero la
materia que narran no pertenece a la historia, sino a la leyenda. Ejemplo:
“romance de Amadís y Oriana”, “romance de Lanzarote” y “la derrota de Don
Rodrigo”.
Romances históricos: se basan en hechos documentados. Un subgrupo especial
y numeroso lo forman los fronterizos, que relatan sucesos relacionados con la
reconquista. Ejemplo de los históricos: “romance del incendio de Roma”.
Ejemplo de los fronterizos: “moricos, los mis moricos” y “romance del rey
moro que perdió Alhama”.
Romances de la tradición oral moderna: Ejemplo de esto: “la doncella que
fue a la guerra” y “romance de la condesita”.