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El primer número de El Regenerador, abordando el problema político de fondo, dedica un

artículo a analizar el valor del juramento. Dice:

El solemne y escandaloso perjurio en que incurriríais, señor Presidente, a vuestro juicio,


si llamaseis a los pueblos a elecciones libres y espontáneas para que de este modo
tuviese la República diputados legítimos y Congreso legal, es una pura visión. Para que
le juramento sea lícito, lícita ha de ser la materia de él. Podéis verlo en santo Tomás, san
Agustín, en cualquier Padre de la Iglesia, o lo que es lo mismo, en cualquiera de los
miembros de vuestro Consejo. El que jura cometer un pecado, un delito, no ha jurado
nada; pero sin perjuicio de los que cometerá después, está cometiendo ese instante
mismo y uno muy grave. Dios no sirve de testigo sino cuando va de la virtud; y el
juramento es permitido tan sólo en este caso.

En los números 2 y 3 de la revista continuó con sus Lecciones al pueblo. El número 4 consistió
en el artículo "A los guayaquileños", escrito a los habitantes de Guayaquil por haberlo recibido
con entusiasmo el 5 de septiembre de 1876. El escrito "Las Leyes de García Moreno", que
había redactado durante su estancia en Baños y que concluyó el 20 de febrero de 1887, en su
destierro en Panamá, constituyó el libro número 5 de la revista.5

El 25 de septiembre apareció el número 6, que contiene varios ensayos, uno sobre la


"Convención" (asamblea constituyente) en el que pide al pueblo "elegir hombres de luces y
virtudes". El libro 7 trata sobre "La clase militar", sus funciones, sus vicios y sus méritos,
además del papel de la mujer en la política y el sufragio universal.6

En el número 8 Montalvo se manifiesta contra la intervención extranjera, ya que en ese


momento un ejército colombiano de dos mil soldados había ingresado al Ecuador bajo pedido
del Jefe político de Tulcán, quien pretendía defender al gobierno de una insurrección. El libro 9
anticipa los capítulos que completarán toda la serie hasta el libro 12; trata sobre la guerra civil,
los partidos políticos, etc. En el número 10, bajo el título de "Sermón del padre Juan", explica al
pueblo y al clero lo que en su opinión es el amor a Dios. Los últimos artículos de El
Regenerador están dedicados ya a un ataque a fondo contra Ignacio de Veintemilla, y se los
puede considerar un anticipo de Las Catilinarias.
En el primer cuaderno de El Cosmopolita, Montalvo acomete contra
García Moreno por sus abusos de poder y condena la opresión. Se
refiere luego a la esclavitud de imprenta y al obligado silencio de la
prensa durante su gobierno. Menciona además su estadía en
Europa, una literaria descripción de su visita a Roma y sobre todo de
evocación de la Roma antigua, así como algunos otros artículos de
carácter político y sociológico.8

La publicación del primer cuaderno de El Cosmopolita causó


controversia. Los partidarios de García Moreno desataron una
furiosa campaña contra Montalvo. Por ejemplo, el 26 de enero de
1866, apareció el segundo número del periódico conservador El
Sudamericano, el cual dedica largas columnas de dura crítica al
Cosmopolita, tratando de llevar a la picota de la burla a su autor. En otro número del mismo
periódico se dedican tres páginas, bajo el título de "Reglas de Gramática", a analizar y criticar
la estructura gramatical de los escritos de Montalvo. Tan dura y mordaz fue la ola de crítica que
provocó el primer cuaderno de El Cosmopolita que Pedro Fermín Cevallos escribió: “¡Pobre
Montalvo! Se hundió para siempre, está enterrado. Y lástima porque parecía bastante hábil el
jovencito".9

El segundo número de El Cosmopolita, que aparece en mayo del mismo año, está en su mayor
parte dedicado a refutar a sus enemigos y adversarios. Dirigiéndose a los colaboradores de El
Sudamericano, les comprueba que se ha servido de las mejores fuentes del idioma: Cervantes,
Bello, etc.10

Después de publicar el tercer número de "El Cosmopolita", sea por dificultades editoriales, por
estrechez económica u otras razones, Montalvo regresa a Ambato y ahí temporalmente se
dedica al estudio, la meditación y a escribir una serie de ensayos que constituyen el material
del libro cuarto, el más extenso. Montalvo deja de lado la política, para entrar en el campo de la
historia, la sociología, la filosofía y la crítica del arte, con una serie de artículos que, al decir de
su propio autor, constituyen una "humilde enciclopedia".

El libro cuarto contiene, además, la primera de sus Lecciones al pueblo.

Durante el último trimestre de 1868, se preparaba en Ecuador una nueva contienda electoral.
Los conservadores candidatizaron a Gabriel García Moreno, mientras que los liberales
candidatizaron a Francisco Javier Aguirre. Montalvo regresa presuroso a Quito para reiniciar su
campaña contra García Moreno. Así, el 4 de noviembre de 1868 hizo circular una hoja volante,
en la que anunciaba que al día siguiente reaparecería el Cosmopolita. El libro quinto contaba
con varios ensayos, entre ellos uno sobre el terremoto de Ibarra, dedicado a Víctor Hugo.
También contiene el primer artículo político de una serie publicada bajo el epígrafe de El nuevo
Junius.

En el libro octavo, dedica el tercer artículo de El nuevo Junius a analizar el programa de


gobierno propuesto por García Moreno. El 15 de enero de 1869 apareció el último número de
El Cosmopolita, que contenía el número cuatro de El nuevo Junius, que exaltaba las virtudes y
la misión del soldado, para prevenir un golpe de Estado por parte de García Moreno. Sin
embargo, al día siguiente, antes de que el libro noveno de El Cosmopolita llegue a los
soldados, García Moreno derrocó al presidente Espinosa y se proclamó "Jefe Supremo".
Obra escrita en París en 1884, con la cual Juan Montalvo responde al Arzobispo de Quito
Ignacio Ordoñez; por haber censurado y prohibido la lectura de los SIETE TRATADOS. Con
venganza y odio político, el Arzobispo Ordoñez considerándose ofendido él y el Clero, toma tal
decisión autoritaria, quizá por defender oscuros intereses clericales a los cuales el Caballero de
la pluma con pensamiento y alma nacidos para la batalla literaria, disciplinó con sus escritos de
fuego, los oscuros sentimientos del clero. Con elegancia y pulcritud Montalvo desencadena
despiadadamente tanto la vida como la Pastoral de José Ignacio Ordoñez.

El Obispo a través de una Pastoral marca a Montalvo como hereje, impío de los dogmas de la
fe católica, motivos suficientes para reñir su obra despectivamente. Entonces, sí, el
cuestionador sentirá el peso del incomparable crítico en la Mercurial Eclesiástica.

La época del ilustre escritor ambateño se ve marcada, por una hegemonía clerical que
manejaba al país como si se tratara de su propia hacienda. El poder Legislativo se encontraba
a manos de la aristocracia clerical, imponía leyes como la pena de muerte, efectuaban el
destierro, la persecución; es decir creaban un ambiente de malestar social, siempre apoyados
por la dictadura de turno.

El poder económico se concentraba en manos de la Iglesia, poseían joyas, eran dueños de los
latifundios, cobraban los famosos diezmos, los cuales eren autorizados por la Constitución.

Bajo estas premisas y rodeados de un ambiente en donde el fanatismo religioso reinaba, los
pocos hombres de pensamiento liberal de aquellos tiempos; juntaban su hombro para
neutralizar la intervención de los religiosos en las cuestiones del Estado, razones por las cuales
se entablan un sin número de querellas políticas encarnizadas.
Don Juan Tenorio es una figura del libertinaje, enamorado terrible pues tiene un gran prestigio
entre las mujeres, con Moliere compuso una de sus obras maestras. En Don Juan Tenorio hay
mucho de Don Juan Fausto, el diablo en forma de amigo, este es valiente, halagüeño. El amor
de este demonio es un materialismo atroz porque su alma es dura y perversa. Incrédulo
atrevido, convida a comer a las estatuas, las estatuas vienen por la noche, llama a su puerta, el
burlador tiembla, pero no huye, Don Juan puede afrontarse con Satanás en persona. Don Juan
es un bribón interesante. Su alma es del diablo, vive hundido en la negra tristeza y hace infeliz
al doctor Fausto. Tenorio es alegre y vive su camino tempestuoso, matando felicidades y
arrastrando virtudes.

Lovelace es infame, cuando lo vemos elegante, dando la vey del amor, le cobramos cariño
verdadero; más no podemos por menos que darle de puntillones al vil que consuma un rapto
con una mentira, y carga con una joven virtuosa a depositarla en una casa de prostitución.
Exclamaba Clodoveo cuando oía referirse a las obras de los judíos para con Jesús. ”Que yo
me hubiera encontrado allí con mi látigo”, exclama todo hombre enamorado generoso. Clara
Harlowe despertándose de su sueño, mirando a las mujeres de esa casa infame; asustada,
sorprendida; cubierta de vergüenza y infeliz; víctima del desengaño, ayer señorita de la nobleza
; hoy moza de alquiler; ayer adorada por un hombre; hoy burlada, no podía hallar consuelo.
Muere Clara, muere el dolor.

El corazón de Don Juan Tenorio, el Don Juan Francés y Lovelace, es un polígono, con cada
uno de ellos ama a una mujer. Si preguntamos qué cosas influyen más favorablemente en las
mujeres respecto a nosotros, no podremos sentar una regla general sin exponernos a un error
grosero. El vulgo son dos almas por vías distintas y las unen con los lazos del amor. El destino
es un símbolo de la filosofía que ejerce con voluntad. Esclavos siervos de los hombres, que
cumplen órdenes. Destino es providencia, es orden de Dios y todo está dicho. El destino
felicidad o desgracia. El SI es un resumen terrible, es el destino. Dije SI y me condené a las
lágrimas, acepte el maltrato de un hombre necio y grosero; dije SI y me veo sin fuerza debajo
de este adorado peso de hijos perdidos, de hijos sin esperanza. La esencia del destino es
matar, no dar vida ni alegría.

Esas muchachitas de inocencia apasionada,


en cuyos ojos revela triunfo y felicidad; labios
con música del cielo; su cuerpo y su alma son
palomas en forma humana, espíritu de Dios;
su delicada inteligencia y amor, fruto de la
repuesta SI. Todos le deben la vida al SI, pero
el NO es el reino de la nada; ausencia egoísta,
el SI es vida, poder, luz del Creador.

El SI es la línea recta dela Geometría Moral


que produce una persona a cuerpos distintos.
El NO sin luz ni vida, una oscuridad tremenda
sin salida. El SI no es estéril, sin aventura, es
el SI puro y brillante que sale de los labios. El
olvido se dice después de una historia de
amor, que nunca se olvidara hasta que llegue
la muerte. De la sepultura al otro lado
comienza el amor verdadero, el amor grande,
el amor que es Dios. Las fuentes del amor,
como de todas las pasiones, están en el
corazón, lo que tratamos de saber es por qué
y cuándo nace esa afección angélica.
1 De la nobleza
2 De la belleza en el género humano
3 Réplica a un sofista seudocatólico
4 Del genio
5 Los héroes de la emancipación de la raza hispanoamericana
6 Los banquetes de los filósofos
7 El buscapié

1. El autor reflexiona sobre las diversas causas que pueden originar la nobleza: factores
hereditarios, diferencias sociales y de castas, diferentes cualidades personales: valor, virtud,
talento, etc. que después serán transmitidas. Para el autor, la aristocracia como clase social
carece de fundamento natural.

2. Según Montalvo, el arte de la belleza es una de las ramas del saber humano perdida desde
los tiempos de la civilización griega; el culto de la belleza conducía a todo: a la sabiduría, al
gobierno, al arte y a la filosofía. La religión estaba ligada a la suerte de la belleza... El autor se
extiende en divagaciones sobre la sensualidad, el amor y la belleza en distintas épocas, con un
copioso anecdotario en el que desfilan personajes femeninos, que por el solo encanto de su
belleza influyeron poderosamente en el curso de la historia. "El amor y la belleza componen
ese universo de felicidad y placeres que sirve de contrapeso a las desdichas y pesadumbres
que, por otra parte, son herencia nuestra".

3. Este tratado fue escrito como defensa a las acusaciones de sus detractores, quienes lo
llamaron hereje, anticatólico y anticlerical. En él, Montalvo responde categóricamente que ni es
hereje, ni anticlerical, sino creyente pero denunciador del mal clero. En su opinión, sólo el
fanatismo y la torpeza pueden poner un abismo entre la virtud antigua y la moderna, entre la
virtud pagana y la cristiana.

4. Asegura que el genio, como fuerza creadora, no es facultad universal. El genio es un don
rarísimo "con que Dios mejora a los predestinados de su amor", mientras que "ingenio es
talento, inteligencia repartida”. Dice: “El ingenio puede ser modesto, humilde, y hasta bajo: el
genio es sublime, siempre sublime; y sublimidad no existe sin grandioso atrevimiento, fuerza
incontrastable, ímpetu irresistible. El ingenio es juicioso, tímido muchas veces: su vuelo no
traslimita el espacio de una apocada sensatez: el genio se agita en una como demencia
celestial, bate las alas impetuosamente y, encendidos los ojos, se dispara.”

5. Este tratado está dedicado a exaltar la memoria de aquellos quienes lucharon en las Guerras
de Independencia Hispanoamericana, en especial Simón Bolívar. Montalvo se preocupa por
dar brillantez a dos aspectos: el mérito de los bravos que lucharon con
arrojo por ver a sus patrias libres, y la importancia de una libertad amplia
y desinteresada.

6. El argumento versa sobre las causas que según el autor siempre han
determinado el extraño consorcio entre los goces del espíritu y los
placeres gastronómicos. Para Montalvo, éste es uno de los fenómenos
permanentes más notables en la vida de todos los pueblos y en el
dilatado proceso de la historia de la Humanidad. En la descripción de los
festines, hace referencia a las costumbres inmorales de la antigüedad
grecolatina, de modo especial cuando trata de la vida de Alcibíades.

7. Montalvo desde hace un tiempo tenía en mente imitar a Cervantes, y


consecuentemente escribió su novela “Capítulos que se le olvidaron a
Cervantes”. El ensayo (que se incluyó luego como prólogo de esa
novela) tiene como objetivo explicar que, al imitar a Cervantes, no se propone igualarle o
competir con él sino simplemente ofrecerle un tributo. También contiene varios comentarios
críticos. Por ejemplo, es uno de los primeros escritos en referirse al Quijote como una obra de
arte y no de casual inspiración.

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