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Añade también que “la diferencia observada por B. ha sido ya aceptada por
nuestra jurisprudencia de instancia y conforme a ella se ha dicho que la citación
es un acto personalísimo y que sólo puede efectuarse en la persona de un
apoderado general cuando está comprobado que éste no está en el territorio
venezolano”.
(www.tsj.gob.ve/decisiones/scon/julio/166947-875-17714-2014-14-0137.html)
Del criterio anterior, esta Alzada encuentra que el artículo 224 del Código
de Procedimiento Civil contiene como requisito indispensable para
autorizar la citación del no presente, la comprobación previa que la parte
no está en el territorio de Venezuela, pudiendo usar como medio de
prueba un justificativo de testigos, la consignación de un documento
auténtico donde conste ésta circunstancia, una inspección en el registro
de pasajeros de la aerolínea, así como pedir informe al SAIME sobre los
datos migratorios, ahora bien, en el caso en estudio esta alzada al revisar
el expediente encuentra: en primer lugar, que la parte demandante en el
libelo de demanda señala como domicilio del ciudadano C.A.U.M. los
Estados Unidos de Norte América, tal como consta en el auto de admisión
(folios 85 y 86); segundo que el alguacil accidental del juzgado
comisionado para la citación (folio125) indicó que se trasladó a la calle 1,
casa N° 2-34, Patiecitos, Palmira, Municipio Guásimos, Estado Táchira
(inmueble objeto de litigio) y al tocar fue atendido por el ciudadano R.U.,
quien le informó “el ciudadano antes mencionado no vive allí, ya que se
fue en año 1.999 para los Estados Unidos”; por último, consta copia
simple del pasaporte (folios 53 al 58) que al no ser impugnada en su
oportunidad procesal, constituye prueba que al ser concatenada con la
manifestación de la parte demandante, más la declaración del alguacil del
juzgado comisionado, constituye un indicio suficiente que lleva a la
certeza a esta Alzada que, ciertamente, el ciudadano C.A.U., no está
residenciado en Venezuela, razón por la que debe citársele de
conformidad con el artículo 224 del Código de Procedimiento Civil, ya que
de acuerdo a los postulados de la Constitución vigente, la verdad
verdadera debe prevalecer sobre la verdad procesal, ya que el Oficio
enviado por el SAIME no registra su salida, entendiendo que en el año
1999 no se contaba con sistema computarizado de alta tecnología y
actualizado para el momento en el que constasen las entradas y salidas
migratorias, puesto que la creación del Servicio Administrativo de
Identificación, Migración y Extranjería (SAIME) es posterior. Por todo lo
anterior, se declara con lugar la apelación, anulando la citación hecha en
el proceso a C.A.U.M., ordenándose la reposición de la causa al estado de
citar de conformidad con el artículo 224 del código de procedimiento civil.
Así se precisa....................
Agrega que una vez cumplidos esos actos, para los actos subsiguientes la
defensora judicial no ejerció el recurso de apelación al dictarse una sentencia
condenatoria en su contra ni consta en autos manifestación alguna de haber
realizado diligencia para localizarlo, aún mas, ni siquiera se aprecia el mas
mínimo esfuerzo de haber leído el expediente, y esto es evidente al observarse
los errores de identificación de la parte demandada, que incluso comete la
misma defensora al aceptar el cargo como representante judicial de la
sociedad.
Los motivos de casación que contiene el ordinal 1° del artículo 313 del Código
de Procedimiento Civil, vienen determinados por los vicios que pueda cometer
el juez en la dirección del proceso y aquellos que pudiera incurrir en la
elaboración de la sentencia. En este sentido, la doctrina ha establecido que los
primeros están referidos a aquellos actos que menoscaban el derecho a la
defensa; y los segundos, a los cometidos en la elaboración de la sentencia, al
soslayarse las exigencias previstas en los artículos 243 y 244 del referido
Código Adjetivo. (Ver, entre otras, decisión del 22 de febrero de 2008, en el
juicio de Banesco, Banco Universal, C.A. contra H.J.P.P., expediente N.. 2007-
000740).
Al respecto, el artículo 49 de la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela, dispone que “...la defensa y la asistencia jurídica son derechos
inviolables en todo estado y grado de la investigación y del proceso...”. En
concordancia con este precepto constitucional, el artículo 15 del Código de
Procedimiento Civil, establece que los jueces garantizarán el derecho de
defensa y mantendrán a las partes en los derechos y facultades comunes a
ellas, sin preferencias ni desigualdades y en los privativos de cada una, las
mantendrán respectivamente, según lo acuerde la ley a la diversa condición
que tengan en el juicio, sin que puedan permitir ni permitirse ellos,
extralimitaciones de ningún género.
Rechazo, N. y contradigo que la Abogada ISOBEL DEL VALLE RON, haya sido
contratada por el ciudadano LEONARDO COLAVIZZA.
El que la defensa es plena y no una ficción, se deduce del propio texto legal
(artículo 226 del Código de Procedimiento Civil), que prevé el suministro de las
litis expensas para el defensor, lo que significa que él no se va a limitar a
contestar la demanda, sino que realizará otras actuaciones necesarias
(probatorias, etc.) a favor del demandado.
.
Asimismo, la Sala Constitucional en sentencia de fecha 14 de abril de 2005,
caso J.R.G., expresó que:
...Omissis...
Aunado a lo anterior, considera esta S. que el juez como rector del proceso
debe proteger los derechos del justiciable, más aún cuando éste no se
encuentra actuando personalmente en el proceso y su defensa se ejerce a
través de un defensor judicial, pues como tal debe velar por la adecuada y
eficaz defensa que salvaguarde ese derecho fundamental de las partes, por lo
que en el ejercicio pleno de ese control deberá evitar en cuanto le sea posible
la transgresión de tal derecho por una inexistente o deficiente defensa a favor
del demandado por parte de un defensor ad litem.
De igual forma, observa la Sala del estudio del expediente, que al momento de
contestar la demanda la defensora ad litem no ejerció una eficaz defensa, al
pasar por alto que conforme a lo establecido en el artículo 26 y último aparte
del artículo 28 de la Ley de Abogados, la retasa es obligatoria para quienes
representen en juicio a personas no presentes, como ocurre en el caso de
autos en el que no fue posible la intimación de la demandada, asimismo, bajo
este mismo argumento debía alegar en la contestación que no era posible
entender como una renuncia al derecho de retasa la falta de pago de los
emolumentos de los jueces retasadores, por cuanto, como fue explicado, la
retasa es obligatoria para los no presentes.
Todo lo anterior, permite a esta Sala considerar que la defensora ad litem fue
poco diligente en la observancia de los trámites esenciales del juicio, al no
percatarse los errores ocurridos, los cuales tenía que haber advertido al tribunal
en el momento de presentarse para el nombramiento de los jueces
retasadores.
DECISIÓN