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Corrupto bueno, corrupto malo; golpista bueno, golpista malo

Vaya usted a saber, estimado lector, qué novedades más vendrán con el invierno. Por ahora,
PPK, ciudadano americano por si acaso, intenta marcharse a Estados Unidos aduciendo una
cita médica; Toledo y Eliane disfrutan del verano boreal en las playas de Miami; Villarán es
investigada por la Fiscalía de manera oficial por el millonario financiamiento de la campaña del
“No” por los brasileros corruptos; ni Humala ni Heredia pueden –hasta el sol de hoy- justificar
su desbalance patrimonial; pasa todo eso pero ¡no hay marchas! La indignación es selectiva,
¿o no?

Ojo, no es que los pecados y errores de uno hacen santo al otro. Nada de eso. Si Fuerza
Popular (léase Becerril) ha intentado influir, copar o manejar el sistema de justicia –como el
CNM- pues que caiga todo el peso contra ellos. Pero ¿acaso Nadine Heredia no escribió en sus
agendas que “el juez se puede escoger”? ¿Acaso no existen sospechas de que el ex fiscal Pablo
Sánchez era “amigo” de ese sector denominado caviar? ¿Acaso Hamilton Castro no ha llevado
a paso lento el caso Lava Jato a razón de no sé qué y es acusado de encubrir a Susy Villarán?

Sin embargo, ¡oh, cosa curiosa! en los últimos días solo se nos han revelado los audios de los
adversarios de Toledo, Humala, Villarán y PPK. ¿Por qué si -como decíamos arriba- otros
intentaron –o lo hicieron- influir en el sistema de justicia? ¿Creen ustedes que no hay audios
que a los amigos de Toledo, Humala, PPK o Villarán presionando a jueces y fiscales?

Lo que quiero precisar es que –todo indica- para cierto sector existen corruptos buenos y
corruptos malos. Los buenos son los míos, los malos son los de la acera de enfrente.

En sentido también, existen golpistas buenos y golpistas malos. Vero Mendoza, quién ha
intentado ocupar un lugar prominente en el tsunami de la indignación ciudadana desprende la
idea de una disolución del Congreso. Por ese mismo lugar, el ministro de Justicia, Zeballos
dirige sus dardos y se allana al pedido de la Vero. ¿Qué les pasa? ¿Son los golpistas buenos?

Aquí habría de detenerse, mirar y tomar un respiro. Algunos medios y periodistas -que están
en el primer tiempo de una cruzada contra el Congreso por el asunto de la Ley Mulder- dejan
de manera irresponsable que todo fluya con tal de pegar a la mayoría que aprobó la referida
ley. Un sector del periodismo ha convertido su oficio en militancia política y se juega al todo
vale con tal de destruir al Congreso, donde reside, ¡cosa curiosa! la soberanía nacional.

Todo está confuso, todo se relativiza. Ciertos corruptos tienen licencia y se han convertido en
“buenos corruptos” y el golpista –con tal de bajarse al Congreso de las Ponce, Tucto y
compañía- es un golpista indignado y bueno que encuentra eco en algunos medios y
redacciones. Cuidado que pueden abrir las puertas hacia lo desconocido y no cerrarlas jamás.

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