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Moraleja: Se tu mismo. Cumple con el propósito para el que Dios te diseñó, sin importar
si esto agrada a los demás o no.
- ¡¡FELIZ CUMPLEAÑOS SEÑOR LIRÓN!!, le hemos traído este pudin para celebrar.
El señor Lirón estaba muy avergonzado por lo que había hecho, así que les dio las
gracias, y aún sabiendo que estaba hecho con sal por su culpa, se lo comió sin decir una
sola palabra.
Fabula el Perro y el Reflejo
Moraleja: El que envidia lo de los demás, pierde lo que tiene con justicia.
EL AGUILA Y LA FLECHA
Moraleja: Nunca desprecies lo que parece insignificante, pues no hay ser tan débil que no
pueda alcanzarte.
EL AGUILA, EL CUERVO Y EL PASTOR
Lanzándose desde una cima, un águila arrebató a un corderito. La vio un
cuervo y tratando de imitar al águila, se lanzó sobre un carnero, pero con
tan mal conocimiento en el arte que sus garras se
Enredaron en la lana, y batiendo al máximo sus alas no logró soltarse.
Viendo el pastor lo que sucedía, cogió al cuervo, y cortando las puntas de
sus alas, se lo llevó a sus niños.
Le preguntaron sus hijos acerca de qué clase de ave era aquella, y él les
dijo:
- Para mí, sólo es un cuervo; pero él, se cree águila.
Moraleja: Pon tu esfuerzo y dedicación en lo que realmente
estás preparado, no en lo que no te corresponde.
LOS CONEJOS
Un hombre vivía dedicado a la caza de conejos. Una mañana, de
espléndido sol, se dirigió al bosque para iniciar otro día de labor. Dijo
para sí: - Por aquí suelen aparecer los conejos. Me ocultaré en espera
de que se asomen. Se movieron las matas, el cazador templó el arco,
y la flecha salió disparada para incrustarse en el cuerpo de un conejo
juguetón. - ¡Enemigo a la vista! ¡Todos a sus casas! -Gritaron los otros
conejos y desaparecieron en pos del refugio. Al cabo de un tiempo,
olvidando el peligro, el miedo y la prudencia, salieron los conejos a
retozar alegremente. Y el ducho cazador, que conocía las costumbres
conejiles, los fue liquidando uno por uno.
Moraleja: De nada sirve la ciencia, sino gobierna la prudencia.
LA COMADREJA Y EL GALLO
Un gallo distraído cayó en las garras de una comadreja. Ésta, antes
de devorarlo, queriendo tener una razón que justificara su
gastronomía, le dijo: - Con tu canto estridente perturbas el sueño de
los humanos. El gallo repuso: - Es una forma de servirles, que por
sus obligaciones y trabajos deben madrugar. La comadreja
contestó: - Así sea, pero no por eso voy a morirme de hambre. Y sin
más argumentos, agregó la mamífero: - Podrás tener toda la razón
del mundo, pero eso no llena mi estómago, sobre todo ahora que
estoy en ayunas. Dicho esto, hincó los dientes en el cuello del plumífero y se lo tragó.
Moraleja: Con los malos y perversos no hay razón que sea de provecho.
La Araña y la Mosca