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Tomo III
2ª edición actualizada
Profesor
COLECCIÓN
GUÍAS DE CLASES
Nº 18
COLECCIÓN GUÍAS DE CLASES Nº 18
Tomo III
2ª edición actualizada
Profesor
SANTIAGO
UNIVERSIDAD CENTRAL DE CHILE
Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales
2004
Edita:
Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales
Dirección de Extensión, Investigación y Publicaciones - Comisión de Publicaciones
Universidad Central de Chile
Lord Cochrane 417
Santiago-Chile
582 6304
Comisión de Publicaciones:
Nelly Cornejo Meneses
José Luis Sotomayor
Felipe Vicencio Eyzaguirre
Diagramación, Entremedios.cl
Impresión:
Impreso en los sistemas de impresión digital Danka.
Universidad Central de Chile, Lord Cochrane 417, Santiago.
NUEVO PROCEDIMIENTO PENAL
Tomo III
SUMARIO
C.-LA CITACIÓN 61
1) Concepto y procedencia 61
2) Ilícitos que sólo autorizan la citación 62
3) Situación de flagrancia 63
D.-EL ARRESTO 64
E.-LA DETENCIÓN 65
1) Principio general 65
2) Presentación voluntaria del imputado 66
3) Detención decretada por orden del juez que conoce del procedimiento 66
4) Procedimiento 68
5) Contenido de la orden de detención 69
6) Detención practicada por orden de cualquier tribunal 70
7) Detención en caso de delito flagrante 70
8) Personas que pueden o deben detener en caso de flagrancia 72
9) Facultad de los fiscales para dejar sin efecto la detención practicada por la policía
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en caso de delito flagrante
10) Detención por la policía en caso de quebrantamiento o de fuga 75
11) Turno de los juzgados de garantía 76
12) Detención in fraganti de personas sometidas a fuero 76
13) Detención in fraganti de autoridades judiciales y del ministerio público 76
14) Ingreso de personas detenidas 77
15) Información al detenido y su fiscalización. Difusión de sus derechos 77
16) Detención en la residencia del imputado 78
17) Primera comparecencia judicial del detenido 79
18) Síntesis comparativa de los plazos de detención 80
a) En la Constitución Política de la República 80
b) En el Código de Procedimiento Penal 80
c) En el Código Procesal Penal 81
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B.-RECURSO DE APELACIÓN
5.-NULIDADES PROCESALES 117
1) Concepto 117
2) Requisitos que hacen procedente la declaración de nulidad 118
a) Existencia de un vicio o defecto de orden procesal 118
b) Existencia de un perjuicio 118
c) El perjuicio debe ser reparable únicamente con la declaración de nulidad 119
3) Titulares de la solicitud de nulidad 120
4) Oportunidad para solicitar la nulidad 120
5) Saneamiento de la nulidad 121
6) Efectos de la declaración de nulidad 121
ANEXO II. Convención Americana sobre Derechos Humanos “Pacto de San José
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de Costa Rica”
A.– GENERALIDADES.
1) Concepto.
2) Importancia de la formalización.
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debiendo ser citado, en lo sucesivo, a todas las audiencias orales que se celebren ante el
juez de garantía.
Por otra parte, y además de los efectos que produce la formalización, que veremos más
adelante, esta comunicación es un trámite indispensable para que el fiscal pueda acusar
al imputado. Lo dice el Art. 248 en su literal b).
Finalmente, cabe señalar que el conocimiento oficial que adquiera el imputado del
contenido de la formalización le permitirá ejercer en mejor forma su derecho de defensa
en el juicio oral que eventualmente pueda celebrarse.
a) cuando el fiscal deba requerir la intervención del juez de garantía debido a la urgencia
de practicar determinadas diligencias de investigación que requieren de autorización
judicial previa conforme a lo prescrito en el Art. 9.
Sin embargo, debe tenerse presente sobre este particular que de acuerdo con lo
establecido en el Art.236 es posible que el fiscal realice este tipo de diligencias antes
de formalizar la investigación, siempre que el juez de garantía lo autorice, cuando
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la gravedad de los hechos o la naturaleza de la diligencia de que se trate permitan
presumir que dicha circunstancia resulta indispensable para su éxito.
c) cuando el fiscal solicitare del juez de garantía la adopción de alguna medida cautelar
personal, exigencia que se contiene en los Arts.140 y 155;
d) cuando el fiscal pidiere a dicho juez que decrete alguna medida cautelar real conforme
a lo dispuesto en el Art.230; y
e) cuando el juez de garantía le fija un plazo al fiscal para que formalice la investigación
a requerimiento de cualquiera persona afectada por una investigación que éste lleva
a cabo privadamente, de acuerdo con lo dispuesto en el Art.186.
El fiscal puede solicitar una ampliación del plazo de detención del imputado, hasta
por tres días, con el fin de preparar su presentación, a lo que el juez accederá cuando
estimare que los antecedentes proporcionados justifican esta medida.
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5) Requisitos de la solicitud de formalización y de la formalización misma.
De acuerdo con lo dispuesto en el Art.231, la solicitud que debe dirigir el fiscal al juez
de garantía competente para formalizar la investigación, cuando el imputado no se
encontrare detenido, debe hacerse por escrito y debe contener su individualización, con
indicación del delito que se le atribuye, la fecha, lugar de su comisión y el grado de
participación en el mismo.
Idénticas menciones deberá contener la formalización misma cuando se haga
verbalmente al imputado en la audiencia respectiva.
La ley no exige una relación circunstanciada del hecho como tampoco la mención de las
pruebas o evidencias que hasta ese momento haya reunido el fiscal; mucho menos su
exhibición.
Como puede observarse, las indicaciones que exige la ley son de carácter simple y
específico y sirven para fijar criterios orientadores con respecto a la actividad futura
del ministerio público, y de los demás intervinientes.
Cabe señalar que los cargos que se pueden hacer al imputado posteriormente en la
acusación fiscal que pueda formularse en su contra, así como en la acusación particular
que se le dirija, deben guardar consonancia con las menciones de la formalización, si bien,
es posible que en dichas acusaciones se modifique la calificación jurídica de los hechos
efectuada en la formalización.
Por otra parte, el Art. 341 previene que la sentencia condenatoria no podrá exceder el
contenido de la acusación.
6) Audiencia de Formalización.
Según expresamos, a la audiencia pedida por el fiscal para los efectos de formalizar deben
ser citados todos los intervinientes.
La asistencia del fiscal y del imputado, como se comprenderá, es indispensable para la
realización de la audiencia y constituye un requisito de validez de la misma. Igualmente,
resulta indispensable la asistencia del defensor, público o particular del imputado, dado
que el inciso final del Art.231 así lo exige y ya sabemos que de conformidad con lo
establecido en el Art.103 la ausencia del defensor en cualquiera actuación en que la ley
exigiere expresamente su participación acarreará la nulidad de la misma.
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La víctima y el querellante, si lo hay, deben ser citados a dicha audiencia, pero su ausencia
no obsta a su celebración.
A lo más el juez podrá cerciorarse si el imputado ha oído y entendido los cargos que se
le formulan.
Por otra parte, cabe señalar que si bien el Art.232 previene que el imputado, a
continuación de la formalización, “podrá manifestar lo que estimare conveniente”, ello no
convierte esta manifestación en una declaración judicial en que el declarante puede ser
interrogado y contrainterrogado por los intervinientes, ya que, atendida su naturaleza, no
constituye una diligencia de prueba, la que es propia del juicio oral, sin perjuicio de lo
dispuesto en el Art.98.
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7) Instrucciones de la Fiscalía Nacional con respecto a la audiencia de
formalización.
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9) Inexistencia de recursos procesales contra la formalización.
b) Comienza a correr el plazo de dos años de que dispone el fiscal, como máximo,
para que se declare cerrada la investigación o el menor que hubiere fijado el juez de
garantía, en conformidad con lo dispuesto en el Art.247; y
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por cierto, la celebración de una audiencia oral ante el juez de garantía a la que
deberán ser citados los intervinientes.
No obstante lo anterior, el inciso final del Art.236 dispone que si, con posterioridad a la
formalización, el fiscal solicitare al juez de garantía proceder sin previa comunicación
al afectado, el juez lo autorizará cuando la reserva resultare estrictamente
indispensable para la eficacia de la diligencia pedida.
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Entre ellas señalaremos:
a) el auto de procesamiento produce la estigmatización del imputado, ya que en su
virtud es considerado PRESUNTO responsable de un determinado delito, debido a
que el Art.274 del Código de Procedimiento Penal exige dos condiciones copulativas
para que el JUEZ DEL CRIMEN pueda dictarlo: a.1) que se encuentre justificada
la existencia de un delito y a.2) que existan presunciones fundadas para estimar
que el inculpado ha tenido participación en el delito como autor, cómplice o
encubridor, y al hecho de que el Art. 275 de dicho Código exige que la resolución
que somete a proceso al inculpado sea “fundada”, debiendo expresar “si se han
reunido o no las condiciones determinadas en el Art. 274”.
Esta estigmatización adquiere, en ocasiones, graves caracteres al ser publicitada
profusamente por cierta prensa.
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c) El auto de procesamiento trae además, como consecuencia obligada, la filiación del
procesado, lo que implica dejar constancia escrita de él en sus antecedentes
prontuariales. A nuestro entender, se trata de una medida innecesaria y rigurosa, toda
vez que la resolución que lo establece, como dijimos, puede ser dejada sin efecto en
cualquier momento y además, puede ocurrir que en definitiva el inculpado sea
absuelto de la acusación.
Pero además, y a petición del fiscal, puede tener lugar en dicha audiencia la realización
del juicio oral inmediato, del que nos ocuparemos a continuación.
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Acorde con lo expresado, el Art.235 permite al fiscal solicitar al juez de garantía, en esta
audiencia, “que la causa pase directamente a juicio oral”, siendo ésta la única
oportunidad procesal de que dispone para ello.
El juez de garantía puede acoger o denegar esta petición y esta resolución, en
conformidad a la citada norma, no es susceptible de recurso alguno.
Por otra parte, es necesario dejar en claro, que la petición de juicio inmediato no significa
pedir la adopción de un nuevo procedimiento, sino tan solo prescindir de la
investigación posterior a la formalización y “saltarse”, por así decirlo, algunos trámites
de la etapa de preparación del juicio oral, convirtiendo la audiencia de formalización
en una verdadera audiencia preparatoria de dicho juicio.
Resulta claro que el fiscal podrá ejercer este derecho si durante la investigación preliminar
ha reunido suficientes pruebas o evidencias para comprobar la existencia del hecho
delictivo investigado y para demostrar la responsabilidad que en él ha cabido al imputado.
La petición de juicio inmediato está indicando que el fiscal no necesita de más tiempo para
reunir evidencias o pruebas; las que dispone, en su concepto, son suficientes.
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La hipótesis anterior podría darse en ciertos casos de delito flagrante.
Por cierto que ésta es una petición que puede resultar riesgosa para el fiscal puesto que
la defensa del imputado puede ser también sólida y contar con buenos antecedentes.
Además, en la producción de las pruebas ante los jueces del tribunal de juicio oral en lo
penal se pueden producir sorpresas con respecto a los interrogatorios y
contrainterrogatorios de los testigos y peritos, ya que ello puede depender en alguna
medida de la habilidad y oficio que demuestren los abogados defensores, factor que no
es posible medir con anticipación.
Es necesario referirse en esta parte a la obligación que también pesa sobre el fiscal –y sólo
sobre él– para solicitar al juez de garantía competente “la citación inmediata a juicio”
con respecto a alguno de los delitos contemplados en el Art.388 del Código Procesal
Penal, situación que no debe ser confundida con la anterior, toda vez que en este último
caso la petición de juicio inmediato sí importa la adopción de un procedimiento
distinto al del juicio oral: el procedimiento simplificado.
Dicho artículo, fijando su ámbito de aplicación, expresa que el conocimiento y fallo de las
FALTAS se sujetará al PROCEDIMIENTO SIMPLIFICADO, pero que también se
aplicará este procedimiento a los SIMPLES DELITOS para los cuales el ministerio
público requiriere la imposición de una pena que no exceda de la de presidio o reclusión
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menores en su grado mínimo, salvo que su conocimiento y fallo se sometiere a las normas
del procedimiento abreviado.
Pues bien, el Art.390 dispone que una vez recibida por el fiscal la DENUNCIA de un
hecho constitutivo de alguno de los delitos referidos en el Art.388, solicitará del juez de
garantía competente “la citación inmediata a juicio”, lo que significa que esta denuncia
debe tramitarse ante dicho juez en conformidad con las normas del procedimiento
simplificado, salvo que deba someterse a las reglas del procedimiento abreviado.
Sobre este particular, las INSTRUCCIONES impartidas por la Corte Suprema, mediante
oficio Nº3.264 de 17 de Enero de 2001, ya referidas, señalan que el fiscal dispone
únicamente de dos oportunidades para pedir la aplicación del procedimiento simplificado:
inmediatamente de recibida la denuncia del hecho que se califica como delito; y al
formalizar la investigación, agregando que si el fiscal no hace uso de este derecho en
alguna de las oportunidades dichas, pierde la posibilidad de aplicar el procedimiento
simplificado, sin perjuicio de que pueda requerir la del procedimiento abreviado en los
casos en que resulte procedente.
No compartimos la conclusión de ese alto tribunal. En nuestro concepto, nada impide que
el fiscal solicite la aplicación del procedimiento simplificado con posterioridad a la
audiencia de formalización, debido a que la ley no lo prohíbe y porque la cita que se hace
del Art.235 para justificar esta conclusión es errada, ya que se refiere al caso del juicio
oral inmediato y no a la situación del Art.388, lo que aparece de su simple lectura.
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Al término de este plazo menor, fijado por el juez, se producirán los mismos efectos que
ya estudiamos con respecto a la expiración del plazo de dos años.
Cabe señalar que cuando el juez de garantía fija un plazo menor que el de dos años para
realizar la investigación, lo que en la práctica hace, a petición del defensor del imputado,
es establecer un plazo judicial que, como tal, es esencialmente prorrogable. Dicha
prórroga puede disponerse a petición del fiscal, en virtud de lo prescrito en el Art.67 del
Código de Procedimiento Civil, aplicable en la especie por remisión del Art.52 del Código
Procesal Penal. La ampliación debe pedirse antes del vencimiento del término y debe
alegarse justa causa. En todo caso, cabe consignar que el plazo primitivo fijado por el juez
y su prórroga no pueden exceder, en conjunto, del término de dos años, ya que este es
el plazo máximo fijado por la ley.
Como observación de carácter general, nos parece conveniente, que para cautelar las
garantías procesales de los intervinientes y oyendo previamente al fiscal, se haya facultado
al juez de garantía para que pueda REDUCIR el plazo de dos años que pudiera resultar
excesivo cuando se trate de investigaciones que no presentan grandes dificultades para
ser realizadas. Sin duda, un notable acierto del nuevo procedimiento.
Uno de los defectos más graves del sistema procesal actual, como se ha señalado, es
precisamente la dilación innecesaria e intolerable que se advierte en la mayoría de los
juicios criminales a los que deben permanecer vinculados, durante años, imputados y
querellantes
Por cierto, la ley supone que los jueces actuarán con prudencia para fijar un término
menor que el de dos años al fiscal para que termine su investigación, ya que deberán
tomar en cuenta la naturaleza de ésta, delitos investigados, personas involucradas y la
complejidad de la indagación.
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2.– SALIDAS ALTERNATIVAS DEL SISTEMA.
A.–INTRODUCCIÓN.
1) Generalidades.
Las salidas alternativas persiguen dar una solución a un conflicto jurídico penal por
una vía distinta del juicio oral y de la imposición de una pena.
Pretenden obtener, de esta manera, la rehabilitación y reinserción social de los
imputados que han cometido alguno de los delitos que se señalan en la ley, al no
contemplar un juicio y eventualmente, una sentencia condenatoria que deba inscribirse en
sus prontuarios.
Por otra parte, cabe señalar que el Estado sería incapaz de dar una respuesta eficaz a
TODAS las trasgresiones de normas penales que se producen cotidianamente en el país
ya que se requeriría la celebración de múltiples juicios orales, por cuyo motivo estas
salidas alternativas resultan indispensables para descongestionar el sistema judicial.
El Mensaje del Código de Procedimiento Penal, refiriéndose al tema, expresa: “El examen
de los problemas del sistema vigente, así como la experiencia comparada muestran que
uno de los mayores obstáculos al éxito de la justicia criminal lo constituye el manejo de
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volúmenes muy grandes de casos, cuyos requerimientos suelen exceder con mucho las
posibilidades de respuesta de los órganos del sistema con sus siempre limitados recursos”.
Agrega que, “Por otra parte, los avances de las disciplinas penales muestran como las
respuestas tradicionales del sistema, sobre todo las penas privativas de libertad en el caso
chileno, resultan socialmente inconvenientes para una multiplicidad de casos, sea porque
los problemas asociados a ellas resultan mayores que sus eventuales beneficios, o porque
la rigidez en su aplicación desplaza soluciones alternativas más productivas y más
satisfactorias para los que están involucrados en el caso, en especial, las víctimas o los
civilmente afectados por el delito.”
De lo que se ha expresado aparece que las ventajas de las salidas alternativas como vía
de solución de los conflictos jurídico penales frente al juicio tradicional y a la eventual
sentencia condenatoria son evidentes.
Desde luego, no se produce la estigmatización del imputado por la circunstancia de
proseguirse un juicio criminal en su contra y por la posibilidad de que sea privado de su
libertad por algún tiempo mientras éste se desarrolla y, por sobre todo, por la
contingencia de que resulte condenado.
Por otra parte, como se ha señalado, no siempre la imposición de una condena es la forma
más conveniente para obtener la rehabilitación y posterior reinserción social de la persona
que ha cometido un delito por primera vez cuando se trata de ilícitos que no revisten
gravedad o que tienen asignada en la ley una pena menor.
La experiencia ha demostrado, por el contrario, que los efectos de una privación de
libertad en un establecimiento penitenciario, en alguno de estos casos, suele ser mucho
más perniciosa que beneficiosa.
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Debe señalarse, además, que se trata de soluciones que pueden aplicarse en forma muy
temprana, cercanas a la comisión del hecho ilícito, puesto que la ley permite que se
adopten incluso en la propia audiencia de formalización de la investigación.
Finalmente, debe tenerse presente que la tramitación de estas salidas alternativas es breve
y concentrada, y que en la audiencia oral celebrada ante el juez de garantía para conocer
de ellas, debe oírse a todos los intervinientes que asistan antes de adoptarse una
resolución.
La solución del conflicto jurídico penal es, pues, socialmente conveniente, rápida
y eficaz.
En la cuarta cuenta anual del Fiscal Nacional, de 29 Abril de 2003, se señaló que el
porcentaje de acuerdos reparatorios y de suspensión condicional del procedimiento, en
conjunto, “ha aumentado al 4% frente al 3,1% del período anterior”.
Creemos que se trata de una buena noticia, sobre todo si se la compara con la cantidad
de juicios orales celebrados durante el mismo período, los que sólo ascendieron al 0,2%
del total de casos ingresados en las Regiones en que se aplicó el nuevo Código Procesal
Penal.
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B.- SÍNTESIS DE LOS TRES MECANISMOS DE QUE DISPONE EL
MINISTERIO PÚBLICO PARA NO INICIAR O ABANDONAR UNA
INVESTIGACIÓN CRIMINAL.
1) Generalidades.
2) Archivo Provisional.
Es el primero de estos mecanismos y trata de él Art.167.
Como dijimos, en tanto no se haya producido la intervención del juez de garantía en el
procedimiento, el FISCAL puede ARCHIVAR PROVISIONALMENTE aquellas
investigaciones en las que no aparezcan antecedentes que permitan desarrollar
actividades conducentes al esclarecimiento de los hechos.
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Como se señala en un cuadro estadístico contenido en una inserción del Ministerio
Público difundida en el periódico “La Semana Jurídica”, Nº 55, del total de casos
terminados relativos a los recepcionados durante el período transcurrido entre el 16 de
diciembre de 2000 y el 30 de octubre de 2001 en las regiones IV y IX, más de un 25 %
se debieron a “Archivo Provisional”, lo que consideramos un porcentaje elevado.
Corresponden mayormente a las causas que bajo el sistema anterior eran sobreseídas
temporalmente en virtud de los Nºs. 1 y 2 del Art. 409 del Código de Procedimiento
Penal, lo que, como se sabe, fue duramente criticado por estimarse que ello se habría
debido a ineficacia de la actividad policial o judicial.
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4) Principio de Oportunidad. Art.170
Para estos efectos, el ministerio público deberá emitir una decisión motivada la que
comunicará al juez de garantía el que, a su vez, la notificará a los intervinientes, si los hay.
Recordemos que el Art.170, que trata de este mecanismo, absolutamente ajeno a nuestra
cultura jurídica, detalla el sistema de control, tanto de parte del juez de garantía como
del querellante. Sobre este particular, es útil tener presente también lo expresado
anteriormente acerca de las “políticas generales del servicio (ministerio público) y a las
normas que hubieren sido dictadas al respecto”, a las que deben someter su actividad y
decisión todos los fiscales, cuestión que, sin duda, dice relación con el mencionado
“interés público”.
Se trata, sin duda, de una grave situación que ya ha sido revisada pero que deberá serlo
en mayor grado en el futuro.
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C.–SUSPENSIÓN CONDICIONAL DEL PROCEDIMIENTO.
1) Concepto.
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2) Solicitud y tramitación.
Para estos efectos, el fiscal presentará una solicitud ante el juez de garantía competente
pidiéndole que cite a todos los intervinientes a una audiencia con el objeto de que la
suspensión que propondrá sea aprobada.
Cabe señalar que el único que puede pedir la aprobación de una suspensión condicional
es el FISCAL, pero para ello resulta imprescindible el acuerdo del imputado, toda vez
que éste goza del derecho al juicio oral conforme a lo dispuesto en el Art.1º del Código
Procesal Penal y la aceptación de la suspensión condicional del procedimiento importa
una renuncia a él.
Por otra parte, resultaría inconcebible que, sin la existencia de una sentencia
condenatoria, o sin que él lo consintiera, pudiera imponerse al imputado, que goza del
principio de inocencia, una serie de condiciones que pueden resultarle gravosas, como,
por ejemplo, otorgar una compensación económica a la víctima del delito cometido.
Para dar su aprobación, el juez de garantía debe citar a los intervinientes a una
AUDIENCIA, si es que la petición no se ha efectuado en alguna de ellas, por ejemplo,
la de formalización.
En cuanto a la víctima que no ha presentado querella criminal, nada dice el Art.237 que
se refiere sólo al fiscal, al imputado, a su defensor y al querellante. Sin embargo, el
Art.245 enmienda este olvido al señalar que en el caso en que se plantee la suspensión
después de la audiencia de formalización, el juez deberá citar a otra audiencia, “a la que
podrán comparecer todos los intervinientes en el procedimiento”
Por otra parte, la letra d) del Art. 109 dispone que la víctima podrá intervenir en el
proceso penal y tendrá, entre otros derechos, la de “Ser oída, si lo solicitare por el fiscal
antes de que éste pidiere o se resolviere la suspensión del procedimiento o su terminación
anticipada.” Esta es la oportunidad que tendrá la víctima para dar su opinión con respecto
a la conveniencia que se presente o no una solicitud de suspensión condicional del
procedimiento y, en especial, la de que se considere, entre las condiciones que deben
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exigirse al imputado, que le pague una suma de dinero a título de indemnización de
perjuicios por los daños sufridos con motivo del ilícito cometido por aquél.
¿Por qué podría aceptar el imputado una suspensión condicional del procedimiento
que lo va a obligar a cumplir ciertas condiciones impuestas por el juez de garantía?
Obviamente, porque sabe que tiene algún grado de responsabilidad en el hecho ilícito
investigado; si fuera inocente, ciertamente no lo aceptaría.
Sin embargo, la ley no exige que reconozca su participación culpable en dicho
ilícito; basta que acepte la suspensión condicional.
Sobre el particular, el Mensaje del Código Procesal Penal señala que constituye una
ventaja para la aplicación de esta salida alternativa la circunstancia de que no se requiera
la aceptación de culpabilidad del imputado ni la de su declaración por parte del juez.
En el Segundo Informe de esa Comisión a la Sala del Senado, se dejó constancia que la
mayoría de los miembros de ella fue del parecer que, “en estas normas que regulan las
salidas alternativas se juega la eficacia del nuevo sistema, porque si se ponen trabas
excesivas no se van a utilizar y la actual sobrecarga de los juzgados del crimen se va a
trasladar a los tribunales de juicio oral”.
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Con respecto a la oportunidad de esta solicitud, la Fiscalía Nacional, en su Instructivo Nº
36, contenido en la obra “Reforma Procesal Penal”, tomo 2º, recomienda a los fiscales
realizar primero un análisis de la posibilidad de aplicación de esta medida de manera de
verificar que “cuenten con todos los antecedentes necesarios para ello, debiendo requerir
especialmente el certificado de antecedentes penales, corroborar la pena que la ley asigna
al delito, la calificación jurídica de la participación que le ha cabido al imputado, así como
el grado de desarrollo del hecho punible y el estudio de las circunstancias atenuantes y
agravantes que puedan concurrir en el caso concreto y la forma como influyen en la
determinación de dicha pena.”
36
Cumplidas estas condiciones durante el término señalado se extingue la acción penal
para perseguir su responsabilidad penal, y el juez debe proceder a dictar sobreseimiento
definitivo en su favor.
5) Requisitos de procedencia.
Se requiere:
En todo caso, reiteramos, la voluntad del imputado resulta indispensable para el éxito
de esta salida alternativa, ya que, debiendo ser considerado inocente en virtud del
principio respectivo, es menester que él acepte expresamente la suspensión. Además,
debemos recordar que el imputado tiene derecho a un juicio oral y público ante el tribunal
competente en el que se esclarezca debidamente su presunta responsabilidad penal. Es
más, si bien el fiscal es el único que puede solicitar al juez de garantía la aprobación de
la suspensión convenida, nada impide que la iniciativa del acuerdo entre ambos pueda
nacer del propio imputado, o mejor, de su abogado defensor.
37
Conviene recordar, como dijimos, que la ley exige, como requisito de validez de la
audiencia en que se pida y resuelva la suspensión condicional, la presencia del defensor
del imputado, de tal suerte que éste contará siempre con la valiosa asistencia y
orientación de un profesional.
Cabe señalar que la ley no exige ni contempla la anuencia del imputado con respecto al
plazo que fijare el juez de garantía ni las demás condiciones que le impusiere en la
resolución aprobatoria del acuerdo. El Art.237 sólo se pone en el caso que el fiscal “con
el acuerdo del imputado” solicite al juez de garantía la suspensión condicional del
procedimiento.
Creemos que la anuencia del imputado sólo se exige para presentar una solicitud de
suspensión en la forma en que dicha institución se encuentra reglamentada en la ley. De
acuerdo con este criterio, constituye una facultad privativa del tribunal, fijar el plazo
y las condiciones referidas; ellas no puede ser objeto de negociación entre el fiscal y el
imputado.
Sin embargo, puede ocurrir que el imputado, después de conocer el plazo y las
condiciones que le imponga el juez de garantía, luego de aprobada la suspensión
condicional, las encuentre demasiado gravosas y desee retractarse del acuerdo obtenido
con el fiscal.
Estimamos que esta retracción ya no es posible. En nuestro concepto, el imputado se
encuentra obligado a cumplir las condiciones impuestas dentro del plazo señalado; si no
lo hace no quedaría otra alternativa que pedir la revocación del beneficio en conformidad
con lo dispuesto en el Art.239.
El Fiscal Nacional opina de la misma manera, como se aprecia de la lectura del Instructivo
Nº 36 de la obra “Reforma Procesal Penal”, tomo 2º,en la que se señala que el
consentimiento del imputado “sólo se requiere para concretar el acuerdo de solicitar al
juez la aplicación de la suspensión y que, una vez prestado este consentimiento, no puede
retractarse, quedando el resto entregado a las facultades privativas del juez.”
En todo caso, nada impide, en nuestro concepto, para que el imputado pueda solicitar del
juez de garantía, por intermedio de su defensor, que modifique o sustituya algunas de las
condiciones fijadas, abriéndose debate sobre el punto, toda vez que las audiencias orales
permiten precisamente este contacto directo con el tribunal.
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b) Cuantía de la pena que pudiere imponerse al imputado.
Con respecto a este punto, debe observarse que no se trata de la pena asignada en la ley
al hecho ilícito atribuido al imputado, sino que de la pena concreta que considere la
etapa de desarrollo del delito, el grado de su participación y las circunstancias
modificatorias concurrentes.
En el Segundo Informe de la Comisión de Constitución, Legislación, Justicia y
Reglamento del Senado precisamente se dejó constancia que dicha Comisión, al referirse
a la cuantía de la pena, entendió que “se trata de la pena concreta y no abstracta, o sea,
la que le correspondería a ese individuo en particular considerando las atenuantes y
agravantes que corresponda aplicar.”
Estos extremos deberán ser examinados por el juez de garantía, el que debe velar por la
legalidad del procedimiento, de tal suerte que si la pena eventual que pudiera aplicarse al
imputado en el caso de que se trate, exceda del marco legal de tres años de privación de
libertad deberá negarse a dar lugar a la aprobación pedida.
Para estos efectos, el Art.237 faculta al juez para requerir del ministerio público los
antecedentes que estimare necesarios para resolver.
En todo caso, conviene puntualizar que la ley no ha hecho ningún distingo con respecto
al bien jurídicamente protegido por la norma de que se trate, de manera que, en principio,
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todos los delitos quedan comprendidos con la única exigencia de que la pena concreta y
eventual no sea superior a tres años de privación de libertad.
Por otra parte, resulta claro que la suspensión condicional del procedimiento podrá
aplicarse también a aquellos casos en que la pena probable no sea privativa de libertad
sino que restrictiva de derechos, como igualmente a aquellos casos en que la pena
probable tenga un carácter pecuniario.
Se trata de favorecer a los denominados “primerizos”, esto es, a aquellos que no han sido
condenados anteriormente por algún crimen o simple delito, que, por cierto, son más
fáciles de rescatar del ambiente delictual y de reinsertalos en la sociedad mediante ayuda
y tratamientos adecuados.
Esta exigencia no comprende las faltas penales, por lo que la circunstancia de haber sido
condenado anteriormente el imputado por haber cometido una falta de este carácter no
le impide obtener este beneficio.
El Fiscal Nacional, como lo indica en su Instructivo Nº 36, ya citado, opina que es posible
solicitar la suspensión condicional del procedimiento aún cuando el imputado tenga un
proceso en actual tramitación, en caso que el fiscal a cargo del caso estime que según la
naturaleza y gravedad del mismo, no se justifica perseverar en la persecución penal del
nuevo caso concreto.
Otro problema que se suscita es determinar si es posible acordar una nueva suspensión
condicional del procedimiento para un imputado que ya gozó de ella en una
investigación anterior.
El problema se produce porque como no existe sentencia condenatoria, según hemos
dicho, técnicamente no podría existir reincidencia.
La respuesta la proporciona el Art.246 que, expresamente contempla esta posibilidad al
referirse al Registro especial que debe llevar el ministerio público cuando expresa que el
mencionado registro tendrá, entre otros objetivos, el de determinar si el imputado reúne
o no “los requisitos necesarios para acogerse, en su caso, a una nueva suspensión
condicional o acuerdo reparatorio”.
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De todas maneras, pensamos que tanto el fiscal, para proponer una medida de este
carácter, como el juez de garantía, para aprobarla, tendrán presente esta circunstancia,
tomando en cuenta que la repetición de este beneficio, en principio no parece aconsejable.
Antes de resolver, como también expresamos, deberá oír a los partícipes del acuerdo y
al querellante si hubiere asistido y podrá requerir del ministerio público los antecedentes
que estimare necesarios para resolver.
Esta última facultad del juez de garantía tiene su explicación en la circunstancia de que
dicho juez no cuenta con ningún otro antecedente que los que se le hayan dado a conocer
en la audiencia. Por otra parte, como veremos, el registro especial que el Art.246 ordena
llevar al ministerio público debe contener los casos en que anteriormente se haya
otorgado al imputado alguna otra suspensión condicional del procedimiento o la
aprobación de acuerdos reparatorios.
Luego de oír a los intervinientes señalados y de examinar los antecedentes
proporcionados por el fiscal a cargo del caso, el juez de garantía procederá a aprobar o
a denegar la suspensión pedida. Si estima que se cumplen los requisitos formales y de
fondo y luego de cerciorarse que el imputado ha entendido los términos del acuerdo,
procederá a otorgar dicha aprobación mediante una resolución en la que deberá fijar las
condiciones que deberá cumplir el imputado y un plazo durante el cual deberá
observarlas, no inferior a un año ni superior a tres.
En caso contrario, el juez negará lugar a la suspensión pedida.
En contra de esta resolución denegatoria del juez, tanto el fiscal como el imputado,
pueden interponer recurso de apelación en virtud de lo dispuesto en el Art.237.
41
7) Condiciones que debe cumplir el imputado, una vez aprobado el acuerdo.
El Art. 238 prescribe que durante el período de suspensión fijado por el juez el imputado
debe cumplir las condiciones fijadas por aquél.
Estas condiciones se encuentran consignadas en dicha norma, la que tiene un carácter
taxativo según se desprende de su tenor; el juez no podría fijar otras condiciones que las
que allí se indican.
Por otra parte, puede imponer una o más de ellas.
Las CONDICIONES que puede decretar el juez de garantía para que sean
cumplidas por el imputado durante el período de suspensión, además de la señalada
anteriormente, se encuentran contempladas, como hemos dicho en el Art.238.
Ellas son:
a) Residir o no residir en un lugar determinado;
b) Abstenerse de frecuentar determinados lugares o personas;
c) Someterse a un tratamiento médico, sicológico o de otra naturaleza;
d) Tener o ejecutar un trabajo, profesión o empleo, o asistir a algún programa
educacional o de capacitación;
e) Pagar una determinada suma, a título de indemnización de perjuicios, a favor
de la víctima o garantizar debidamente su pago en cuotas o dentro de un
determinado plazo, el que en ningún caso podrá exceder del período de
suspensión del procedimiento;
f) Acudir periódicamente ante el ministerio público y, en su caso, acreditar el
cumplimiento de las demás condiciones impuestas, y
g) Fijar domicilio e informar al ministerio público de cualquier cambio del
mismo.
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Como puede observarse, se trata de condiciones fáciles de cumplir por cualquier persona
y que, en esencia, son muy semejantes a las señaladas en el Art.5 de la ley Nº 18.216 para
los casos en que se conceda la remisión condicional de la pena, sólo que en lugar de
encomendarse su observación a la Sección de Tratamiento en el Medio Libre de
Gendarmería de Chile, se encarga su observación y vigilancia al Ministerio Público.
En efecto, de lo expresado en los párrafos f) y g) del citado Art.238 se desprende
nítidamente que el control del cumplimiento de estas condiciones corresponderá al
ministerio público, conclusión que se refuerza con lo dispuesto en el Art.246, norma que
encomienda a dicho ministerio llevar a un registro “que tenga por objeto verificar que
el imputado cumpla las condiciones que el juez le impusiere al disponer la
suspensión condicional del procedimiento.”
3º) No se extingue, en cambio, el derecho de la víctima para accionar civilmente por los
perjuicios o daños sufridos ante el juez civil competente. Sin embargo, el Art. 240
prescribe que si la víctima hubiere recibido una cantidad de dinero, fijada al imputado
como una de las condiciones que debe observar, ella deberá ser imputada a la
indemnización de perjuicios que pudiere corresponderle.
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9) Revocación del beneficio.
El Art. 239 dispone que el juez de garantía, a petición del fiscal o de la víctima,
REVOCARÁ el beneficio de la suspensión condicional del procedimiento si el imputado
incumpliere sin justificación:
− grave, o
− reiteradamente las condiciones impuestas, o
− fuere objeto de una nueva formalización.
Cuando se tratare de una nueva formalización es necesario hacer una distinción previa.
Si el imputado ya hubiere cumplido las condiciones impuestas por el juez de garantía
durante el plazo que éste hubiere señalado, una nueva formalización de la investigación
por hechos posteriores no altera los efectos de la suspensión ya concedida.
En cambio, una nueva formalización producida durante el plazo fijado por el tribunal para
la suspensión es causal suficiente, de acuerdo con lo dispuesto en el Art.239, para que
el juez de garantía revoque este beneficio a petición del fiscal o de la víctima.
Sobre este particular se ha señalado por algunos autores que en la filosofía de las salidas
alternativas no se pretende que el imputado se rehabilite para siempre, lo que sería
inusual, sino que de lo que se trata es que no cometa nuevos delitos durante el
cumplimiento de las medidas impuestas.
No compartimos esta apreciación, que, por otra parte, constituye una pésima señal
enviada a la ciudadanía y, en especial, a los sujetos que pudieran verse tentados de
delinquir nuevamente. La suspensión condicional del procedimiento, en nuestro concepto,
ha sido concebida como un beneficio para aquellas personas que no han delinquido
anteriormente como una manera de posibilitar su rehabilitación y reinserción a la
sociedad, cuestión que no puede perderse de vista.
Conviene señalar que el Art.335 previene que no se podrán incorporar al juicio oral ni
invocar como medios de prueba los registros y demás documentos que dieren cuenta de
la proposición, discusión, aceptación, procedencia, rechazo o revocación de una
suspensión condicional del procedimiento.
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La razón de esta prohibición radica en que los jueces del tribunal del juicio oral en lo
penal podrían prejuiciarse al conocer los antecedentes de la suspensión condicional, ya
que la anuencia del imputado, como hemos dicho, supone su culpabilidad en el delito
investigado.
El inciso segundo del Art.240 prescribe que una vez transcurrido el plazo que el tribunal
hubiere fijado, sin que la suspensión haya sido revocada, se extingue la acción penal,
debiendo el tribunal declarar de oficio o a petición de parte, el sobreseimiento
definitivo.
Cabe señalar que el Ministerio Público instruyó a los fiscales, mediante el Instructivo Nº
36, en el sentido de solicitar dicho sobreseimiento, al término del plazo fijado por el
tribunal, en todos aquellos casos en que ellos se encontraren en situación de acreditar que
las condiciones fijadas fueron cumplidas.
La extinción de la acción penal, sin duda, es el efecto más importante de esta institución,
a la vez que constituye un beneficio sin precedentes para el imputado. Sin necesidad de
ser enjuiciado, ni menos sentenciado, y con la sola obligación de cumplir ciertas
condiciones, no gravosas, durante un lapso determinado, ve extinguirse la acción penal
que podía ejercerse en su contra y en condiciones de ser sobreseído definitivamente.
b) Civiles.
La suspensión condicional del procedimiento no extingue las acciones civiles que pudieran
asistirle a la víctima del delito y a terceros perjudicados, pero como ya dijimos, deberá
imputarse a la indemnización que pudiera recibir la víctima en el juicio que corresponda,
lo que haya recibido del imputado a título de indemnización de perjuicios fijada como una
de las condiciones por el juez de garantía.
11) Registro.
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Este registro tiene por objeto verificar el cumplimiento dado por el imputado a las
condiciones que el juez le impusiere al otorgarle este beneficio, o determinar si reúne los
requisitos necesarios para acogerse, en su caso, a una nueva suspensión condicional.
Este registro será reservado, sin perjuicio del derecho de la víctima de conocer la
información relativa al imputado.
1) Concepto.
Producido este acuerdo privado, debe someterse a la aprobación judicial para cuyo
efecto, el imputado, la víctima, o ambos, deben solicitar al juez de garantía competente
la celebración de una audiencia a la que deben concurrir todos los intervinientes.
Particular importancia adquiere la asistencia del ministerio público, puesto que éste
dispone de un registro público, como hemos dicho, en el que, por mandato del Art. 246,
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debe dejar constancia de los casos en que se hubiere decretado la suspensión condicional
del procedimiento o se hubiere aprobado un acuerdo reparatorio anterior.
Si este acuerdo privado se produce con respecto a delitos de poca gravedad, en realidad
parece conveniente aceptarlos y más bien, reglamentarlos.
Los acuerdos reparatorios se inscriben precisamente en este predicamento.
Sobre este respecto, el Mensaje con que se acompañó el Proyecto de Código Procesal
Penal al Congreso, expresa “El establecimiento de los acuerdos reparatorios como forma
de terminación de los procedimientos busca reconocer el interés preponderante de la
víctima en aquellos delitos que afectan bienes que el sistema jurídico reconoce como
disponibles.”
Debe tenerse presente, por otra parte, que en situaciones similares, era habitual que bajo
la vigencia del Código de Procedimiento Penal se produjeran acuerdos extrajudiciales
entre la víctima y el hechor, especialmente en los cuasidelitos de lesiones, los que no se
hallaban sujetos a ningún control judicial.
No obstante que no tenían la virtud de poner término al procedimiento en los delitos de
acción penal pública, por más que las partes lo acompañaran mediante un escrito formal,
autorizando sus firmas ante Notario, con el tiempo, el desinterés de la víctima en
colaborar con la investigación y el procedimiento rendía sus frutos, puesto que en la
mayoría de los casos estos procesos terminaban por un sobreseimiento temporal.
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Finalmente, cabe tener presente que esta salida alternativa puede encontrarse alejada
de las posibilidades de aquellos que no cuentan con recursos económicos suficientes
para efectuar una reparación de este tipo que satisfaga a la víctima.
Si bien la reparación puede consistir en actos que no signifiquen un desembolso
económico para el imputado -y a este respecto han existido acuerdos notables- es lo
cierto que la víctima exigirá habitualmente una reparación de tipo económico.
Lo anterior no autoriza, sin embargo, para sostener que esta salida alternativa importe una
discriminación de carácter jurídico penal para aquellos imputados que carezcan de
recursos económicos, motivo por el que esta salida debiera eliminarse en aras de la
igualdad procesal.
Estimamos que la solución de no considerar esta salida alternativa porque gran parte de
los imputados carezcan de recursos, importaría privar a la víctima de un derecho que le
asiste en los casos en que los hechores pudieran ofrecerle una reparación económica
adecuada y, en segundo término, porque resultaría injusto privar de este beneficio a
aquellos imputados que se hallaran en situación de otorgarla.
El inciso segundo del Art.241 fija el marco legal que los hace procedentes.
a) Los acuerdos reparatorios sólo podrán referirse a los hechos investigados que
afecten bienes jurídicos disponibles de carácter patrimonial, por ejemplo,
hurtos, estafas, apropiación indebida, usurpación, daños, abuso de firma en
blanco y contrato simulado;
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b) Cuando los hechos investigados consistan en lesiones menos graves;
c) Cuando los hechos referidos constituyan delitos culposos, por ejemplo,
cuasidelito de lesiones y de homicidio.
Nos resulta claro que la jurisprudencia de nuestros tribunales deberá llenar de contenido
específico los eventos expresados en el párrafo signado a), toda vez que la ley no ha
definido cuáles son estos bienes jurídicos ni ha proporcionado pautas para configurarlos,
cuestión que no es menor si se considera la situación de aquellos delitos que pueden
estimarse pluri ofensivos.
Para el Fiscal Nacional, en su Instructivo Nº 14, bien jurídico disponible “ es aquel cuya
afección puede ser consentida o perdonada por su titular con efecto eximente o extintivo
de la responsabilidad penal.” A continuación, desarrolla una larga lista de delitos
específicos que, en su concepto, deben entenderse comprendidos en el literal a) del
Art.241. Entre ellos, los hurtos tipificados en los Arts. 432 y 446 del Código Penal; el
hurto de energía eléctrica contenido en el Art.168 del D.F.L. Nº 4 de 1959; el hurto de
hallazgo, tipificado en el Art. 448 del Código Penal; la usurpación no violenta del Art.458
del Código Penal; la entrega fraudulenta tipificada en los Arts. 467 y 469 Nº 1º del
Código Penal; el depositario alzado del Art.444 del Código de Procedimiento Civil; la
administración fraudulenta del Art.459 Nº 3 del Código Penal, y la apropiación indebida
del Art. 470 Nº 1 del Código Penal.
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5) Acuerdos reparatorios en los delitos de manejo en estado de ebriedad.
Cabe señalar, además, que en los delitos de conducción de vehículo motorizado en estado
de ebriedad, cualquiera que sea el resultado, el bien jurídicamente protegido como lo
señala el Fiscal Nacional en su Instructivo Nº 62,es principalmente la seguridad del
tránsito público, que tiene un carácter colectivo y, por tanto, es imposible que sea
calificado como un bien jurídicamente disponible para los efectos de convenirse entre
víctima e imputado un acuerdo reparatorio. Conforme a este criterio, y tal como opina
dicho Fiscal, nos parece que esta salida alternativa resulta improcedente en los delitos
de manejo en estado de ebriedad.
6) Tramitación.
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Esta exigencia legal, al parecer, tiene su explicación en la circunstancia de que se trata de
un acuerdo logrado, en forma extrajudicial, entre dos de los intervinientes, que podrían
carecer de los conocimientos jurídicos necesarios para entender la naturaleza y efectos
de este convenio y, al mismo tiempo, para tratar de evitar, en alguna medida, que una de
las partes imponga a la otra los términos de un acuerdo.
Sobre este respecto es útil tener presente que en virtud de lo prescrito en el Art.78, literal
b), corresponde a los fiscales informar a la víctima u ofendido con el delito acerca del
curso y resultado del procedimiento, de sus derechos y de las actividades que debiere
realizar para ejercerlos. En cumplimiento de esta obligación legal, estimamos que el fiscal
adjunto debe informar a la víctima cuáles son los derechos que le corresponden en esta
salida alternativa y muy especialmente la circunstancia de que, una vez aprobado el
acuerdo por el tribunal, se dictará sobreseimiento definitivo en la causa, extinguiéndose
la responsabilidad penal del imputado por los hechos que fueron motivo del acuerdo, de
tal suerte que si la reparación consistió en el pago de una cantidad de dinero en cuotas,
el incumplimiento posterior del imputado en la solución de alguna de ellas no revive ni
afecta esta extinción, razón por la que dicho incumplimiento sólo puede perseguirse por
la vía civil.
En el Instructivo Nº 34 de la Fiscalía Nacional, ya citado, precisamente el Fiscal Nacional
instruye a los fiscales en este sentido.
A continuación de la relación del acuerdo, cuya aprobación se pide, el juez dará la palabra
al fiscal para que se refiera a su procedencia legal y a la posible existencia de un
INTERÉS PREVALENTE en la persecución penal. El Art.241 prescribe que existe
interés prevalente cuando el imputado hubiere incurrido reiteradamente en hechos
como los que se investigaren en el caso particular. En consecuencia el fiscal mostrará
su conformidad con el acuerdo propuesto o pedirá su rechazo para lo cual tendrá presente
las constancias que existan en el Registro especial, ya mencionado.
En el Instructivo del Fiscal Nacional, Nº 34, tantas veces citado, se señala que no obstante
proceder un acuerdo reparatorio atendida la naturaleza del hecho punible y la
circunstancia de que el consentimiento se ha prestado en forma libre y plenamente
informada, el fiscal puede oponerse a su aprobación por existir un interés público
prevalente en la continuación de la persecución penal, entendiendo que negar la
aprobación a un acuerdo reparatorio implica estimar “que el conflicto provocado por un
delito de mediana gravedad debe enfrentarse mediante la imposición de una pena y no
a través de un acuerdo libre e informado de los sujetos concretamente afectados en sus
intereses particulares.” Por tanto, agrega, “los fiscales justificarán el ejercicio de esta
51
facultad a la luz de los fines preventivos de la pena, esto es, la prevención general o la
especial, según sea el caso.”
Como expresamos, el inciso final del Art.241, dispone que existirá interés público
prevalente, especialmente cuando el imputado hubiere incurrido reiteradamente en
hechos como los que se investigaren en el caso particular.
La conducta de reiteración respecto de hechos “como los que se investigaren en el caso
particular” plantea, de inmediato, el problema de dilucidar si se trata de la mera comisión
material de esta clase de hechos; o si, además se exige que haya existido o exista una
investigación criminal por parte del ministerio público por este motivo; o si se requiere
una sentencia condenatoria ejecutoriada por un tribunal; o, finalmente, si el Art. 241 se
ha referido al cumplimiento por parte del imputado de una condena impuesta por la
comisión de esta misma clase de hechos ilícitos en virtud de una sentencia condenatoria
ejecutoriada.
A falta de una definición de la ley a este respecto estimamos que por aplicación de las
normas generales del Código Penal deberemos entender que el Art.241 se ha referido a
la última de las hipótesis propuestas.
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8) Resolución del tribunal.
Finalmente, cabe señalar que, al igual que en el caso de la suspensión condicional del
procedimiento, existe prohibición para invocar, dar lectura ni incorporar como medio de
prueba al juicio oral ningún antecedente que diga relación con la proposición, discusión,
aceptación, procedencia, rechazo o revocación de un acuerdo reparatorio.
El juez de garantía, junto con aprobar los acuerdos reparatorios deberá dictar
sobreseimiento definitivo, total o parcial en la causa, dependiendo esto último del
número de delitos investigados y del número de imputados, ya que conforme a lo
dispuesto en el Art.244, los acuerdos reparatorios pueden convenirse respecto de uno o
más de los delitos investigados o pueden referirse a uno o más de los imputados
comprendidos en la investigación.
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b) De carácter civil.
10) Registro.
Este registro tendrá por objeto verificar si el imputado reúne o no los requisitos necesarios
para acogerse a un nuevo acuerdo reparatorio; si ha incurrido reiteradamente en hechos como
los que se investigaren en el caso de que se trate, estimamos que carecerá de este derecho.
El Registro será reservado, sin perjuicio del derecho de la víctima para conocer la
información relativa al imputado.
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3.–MEDIDAS CAUTELARES PERSONALES.
El Art.122 del Código Procesal Penal previene que las medidas cautelares únicamente
serán impuestas cuando fueren absolutamente indispensables PARA ASEGURAR LA
REALIZACIÓN DE LOS FINES DEL PROCEDIMIENTO y sólo durarán mientras
subsistiere la necesidad de su aplicación.
Como puede observarse, el enunciado anterior VINCULA la aplicación de las medidas
cautelares con los fines del procedimiento.
Sobre este particular, cabe señalar que el “Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos”, al que ya nos referimos anteriormente en este trabajo, en su Art.9.3, prescribe
que la libertad de las personas “podrá estar subordinada a garantías que aseguren la
comparecencia del acusado en el acto del juicio, o en cualquier otro momento de las
diligencias procesales y, en su caso, para la ejecución del fallo”.
Por su parte, la “Convención Americana sobre Derechos Humanos”, llamada también,
“Pacto de San José de Costa Rica”, igualmente referida, estatuye en su Art. 7.5, que la
libertad de las personas “podrá estar condicionada a garantías que aseguren su
comparecencia al juicio”.
Debe recordarse que ambos tratados constituyen una ley obligatoria en nuestro país por
haber sido ratificados por Chile y encontrarse actualmente vigentes, todo ello en
conformidad a lo dispuesto en los Arts.5 y 50 Nº 1 de la Constitución Política de la
República.
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Las hipótesis anteriores son propias de un sistema procesal penal inspirado en un modelo
ACUSATORIO.
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Determinar en qué medida los primeros son extraños y se oponen a los segundos en un
modelo acusatorio, es un asunto extremadamente discutible.
Tomando en cuenta, además, que el legislador no ha precisado cuáles son los fines del
procedimiento, no abundaremos sobre el tema ya que ello nos obligaría a darle un
tratamiento profundizado, lo que excedería notoriamente la naturaleza y objetivos de este
trabajo.
Por ahora, pues, nos limitaremos a dejar planteada esta delicada cuestión.
Por otra parte, debe señalarse que las medidas cautelares se encuentran condicionadas por el
PRINCIPIO DE INOCENCIA. El imputado debe ser tenido y tratado como inocente durante
todo el procedimiento en tanto no haya sido condenado por sentencia firme.
El MENSAJE con que fue enviado el Proyecto del Código Procesal Penal a la Cámara
de Diputados expresa a este respecto que, “Como consecuencia directa de este principio,
–el de inocencia– surge la necesidad de rediseñar el régimen de medidas cautelares
aplicables a quienes se encuentren en calidad de imputados, a partir del reconocimiento
de su excepcionalidad”.
Para verificar el cumplimiento de estos principios el Código Procesal Penal, tal como lo
anunciara el mismo Mensaje, estableció un conjunto de CONTROLES ESPECÍFICOS,
buscando racionalizar y limitar al máximo su utilización y duración. Para lograr estos
objetivos se idearon AUDIENCIAS ORALES con participación del fiscal, del imputado,
de su defensor y del querellante, las que deben celebrarse periódicamente ante el juez de
garantía, como luego veremos.
57
El Art. 19, Nº 7, letra a), de la Constitución establece que ella asegura a todas las
personas el derecho a la libertad personal y a la seguridad individual.
El mismo Art. 19, Nº 7, en su letra b), dispone que “Nadie puede ser privado de su
libertad personal ni ésta restringida sino en los casos y en la forma determinados
por la Constitución y las leyes”.
El Art. 5 del Código Procesal Penal reitera y amplía esta última norma constitucional, al
expresar que, “NO se podrá CITAR, ARRESTAR, DETENER, SOMETER A PRISIÓN
PREVENTIVA, NI APLICAR CUALQUIER OTRA FORMA DE PRIVACIÓN O
RESTRICCIÓN DE LIBERTAD a ninguna persona, sino en los casos y en la forma
señalados por la Constitución y las leyes”.
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No cabe duda que el carácter excepcional de la privación o restricción de la libertad
personal guarda estrecha relación con el principio de INOCENCIA que ampara al
imputado durante la investigación y el procedimiento, puesto que debe ser tenido y
tratado como inocente en todo momento hasta que no sea condenado por sentencia firme
o ejecutoriada.
El citado Art.5 del Código Procesal Penal establece además que las disposiciones de este
Código que autorizan la restricción de la libertad o de otros derechos del imputado o el
ejercicio de sus facultades “serán interpretadas restrictivamente y no se podrán
aplicar por analogía”.
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En tercer término, faculta la DETENCIÓN, que es la privación temporal de la libertad
del imputado, en los casos que autoriza la ley, para el solo efecto de ser conducido ante
el juez de garantía.
Por otra parte, la temporalidad de estas medidas guarda estrecha relación con los fines
del procedimiento, de tal manera que si éstos resultan suficientemente garantizados de
otra manera, por ejemplo, mediante una medida cautelar real, debe disponerse de
inmediato la sustitución o cesación de ellas.
El inciso segundo del Art.145 contempla una aplicación de esta temporalidad al prescribir
que “En cualquier momento del procedimiento el tribunal, de oficio o a petición de alguna
parte, podrá SUSTITUIR la prisión preventiva por alguna de las medidas que se
contemplan en las disposiciones del párrafo 6º de este título”, o sea, las consignadas en
el Art.155.
60
6) Requieren de una Resolución Judicial Fundada.
El Art.122, que se refiere a los principios generales de las medidas cautelares personales,
exige que ellas sean decretadas SIEMPRE mediante una RESOLUCIÓN JUDICIAL
FUNDADA.
Con ello se deja absolutamente en claro que los únicos que pueden disponerla son los
tribunales de justicia, depositarios de la JURISDICCIÓN y guardianes de las
GARANTÍAS CONSTITUCIONALES Y LEGALES y que, al imponerlas, deben hacerlo
mediante una decisión RAZONADA.
C.–LA CITACIÓN.
1) Concepto y procedencia.
Sea que la disponga el tribunal o el fiscal, se trata de una medida obligatoria, de tal
manera que si el citado no comparece injustificadamente puede ser compelido a
presentarse mediante la fuerza pública, sin perjuicio de incurrir, además, en otras
sanciones de carácter pecuniario. Sin embargo, la diferencia esencial entre ambas
clases de citaciones radica en el hecho de que sólo el tribunal goza de imperio, de tal
manera que si la persona citada no comparece puede disponer, a petición del fiscal, que
ésta sea conducida compulsivamente a su presencia, sin perjuicio de otras sanciones. En
cambio, si la citada no comparece al llamamiento del fiscal, éste no puede disponer por
61
su cuenta la concreción de alguna clase de apercibimiento y, de acuerdo con lo dispuesto
en el Art.23, deberá ocurrir ante el juez de garantía competente para que éste ordene la
comparecencia de la persona citada por medio de la fuerza pública.
Estimamos que es preciso, además, hacer otra precisión, puesto que no es lo mismo la
citación que decreta el TRIBUNAL para que cualquier persona preste TESTIMONIO
en una causa, que la citación que expide el mismo TRIBUNAL con respecto al
IMPUTADO en aquellos casos en que la ley no autoriza su detención sino tan solo
su citación, de acuerdo con lo prescrito en el Art.124, como veremos a continuación.
La primera constituye una carga ciudadana a la que se encuentran sujetos todos los
habitantes del país, por cuyo motivo creemos que no puede ser estimada una medida
privativa o restrictiva de la libertad personal, por más que resulte obligatoria. Se trata
simplemente de una medida cautelar o de aseguramiento de que la diligencia dispuesta
será cumplida.
La segunda, en cambio, además de tener un carácter obligatorio, por cuya razón cautela
o asegura el cumplimiento de una diligencia, en la práctica reemplaza a la detención del
imputado por tratarse de faltas o delitos que, por regla general, no tienen asignada en la
ley una pena privativa o restrictiva de la libertad. Se trata, pues, de una verdadera medida
cautelar.
62
Como puede observarse, el último de los casos señalados es muy especial, porque la
decisión de mantener detenido al imputado en el recinto policial o sólo dejarlo citado,
queda entregado al criterio del funcionario a cargo de dicho recinto. Esta innovación fue
introducida en el Art.134 por la ley Nº 19.789,de 30 de Enero de 2002.
Sobre este respecto el Fiscal Nacional, en su Instructivo Nº 19, dirigido a la policía,
contenido en la obra “Reforma Procesal Penal”, tomo 1º, señala que: “Para los efectos
de ponderar si existen o no suficientes garantías de la oportuna comparecencia del
imputado se considerará, entre otros aspectos, especialmente la relación entre la gravedad
de los hechos imputados y la existencia fácilmente comprobable de vínculos familiares,
laborales o comunitarios estables, que faciliten la ubicación del imputado y descarten
razonablemente el peligro de la no comparecencia.”
Debe señalarse que antes de la modificación introducida al Art.124, por la ley Nº 19.789,
no era posible disponer la detención del imputado cuando se trataba de delitos que la ley
sancionaba con penas privativas o restrictivas de libertad que no excedieran de las
de presidio o reclusión menores en su grado mínimo, situación en que únicamente se
autorizaba la CITACIÓN.
Después de la modificación referida, dicha detención es perfectamente posible.
3) Situación de flagrancia.
El Art.134 dispone que cuando una persona sea sorprendida in fraganti, cometiendo un
hecho de los contemplados en el Art.124, recién referidos, si bien, no puede ser detenida,
DEBE SER CITADA por la policía a la presencia del fiscal, previa comprobación de
su domicilio.
Después de las modificaciones introducidas a este artículo por la ley Nº 19.789,
mencionada, la policía se encuentra actualmente autorizada para “registrar las
vestimentas, el equipaje o el vehículo de la persona que será citada”, facultad de la
que sólo disponía anteriormente en los casos de detención. Asimismo, “podrá conducir
al imputado al recinto policial para efectuar allí la citación”.
Cabe señalar que no obstante que el Art.124, referido, autoriza únicamente la CITACIÓN
cuando se tratare de FALTAS, el Art.134, luego de ser modificado también por la ley Nº
19.789, permite excepcionalmente la DETENCIÓN del imputado si fuere sorprendido
cometiendo algunas de las faltas contempladas en el Código Penal en los Arts.494,
Nºs 4 y 5 y 19, exceptuando en este último caso los hechos descritos en los Arts.189 y
233; 495 Nº21 y 496 Nºs. 5 y 26.
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En todos estos casos, el agente policial se encuentra obligado además, a informar de
inmediato al fiscal el hecho de la detención para los efectos de lo dispuesto en el inciso
final del Art.131.
El fiscal deberá comunicar su decisión al defensor en el momento en que la adopte.
D.–EL ARRESTO
El arresto se contempla, entre otras normas, en la parte final del Art.124 cuando dispone
que podrá decretarse el arresto del imputado “por falta de comparecencia”.
Igualmente se contempla en el inciso tercero del Art.33, cuando faculta al tribunal para
ordenar que “los testigos, peritos u otras personas cuya presencia se requiriere, puedan
ser arrestados hasta la realización de la actuación por un máximo de veinticuatro
horas”, en caso que legalmente citados no comparecieren en forma injustificada.
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Consecuencia de lo anterior la constituye el hecho de que la persona arrestada no debe
ser conducida a un recinto carcelario sino que directamente ante el fiscal o ante el
tribunal, dependiendo de la autoridad ante quien haya sido citada.
E.–LA DETENCIÓN.
1) Principio General.
El Art.125 del Código Procesal Penal, que repite el párrafo signado c), del Nº 7, del
Art.19 de la Constitución Política de la República, consagra el principio general en esta
materia al prescribir que ninguna persona podrá ser detenida sino por orden de
FUNCIONARIO PÚBLICO expresamente facultado por la ley y DESPUÉS de que
dicha orden le fuere intimada en forma legal, A MENOS que fuere sorprendida en
DELITO FLAGRANTE, y, en este caso, con el único objeto de ser conducida ante la
autoridad correspondiente.
La norma constitucional anteriormente referida agrega que, “Si la autoridad hiciere
arrestar o detener a alguna persona, deberá, dentro de las cuarenta y ocho horas
siguientes, dar aviso al juez competente, poniendo a su disposición al afectado.”
Los términos empleados por la Constitución Política tienen su explicación en el hecho de
que bajo su vigencia y la simultánea de los Arts. 254, 258 y 259 del Código de
Procedimiento Penal, existían otras autoridades, además del juez, que podían
disponer la detención de una persona -intendentes, gobernadores y alcaldes- con
respecto a ciertos delitos y bajo determinadas circunstancias, todo lo que no fue
considerado en el nuevo Código Procesal Penal.
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Actualmente, de acuerdo con lo prescrito por el Art.125, mencionado, la detención de
una persona se produce en dos situaciones:
a) cuando la policía procede en virtud de una orden judicial; y
b) cuando se trata de un delito flagrante.
En ambos casos, una vez practicada la detención, ella debe ser objeto de un control de
legalidad por parte del juez de garantía competente.
La obligación antedicha, la cumple la policía presentando EFECTIVA MENTE al
detenido ante el juez de garantía y no simplemente poniéndolo a su disposición en
algún recinto policial o penitenciario.
Como veremos, el Art. 128 permite además la detención de una persona por tribunales
diferentes de aquél que tiene competencia con respecto al hecho investigado, cuando se
trate de la comisión de delitos cometidos en la sala de sus respectivos despachos.
3) Detención decretada por orden del Juez que conoce del procedimiento.
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a) El Art.127, referido, estatuye, en primer término, que el TRIBUNAL, a SOLICITUD
DEL MINISTERIO PÚBLICO, podrá ordenar la detención del imputado para ser
conducido a su presencia, sin previa citación, cuando de otra manera la comparecencia
pudiere verse demorada o dificultada.
Cabe precisar que el tribunal no puede ordenar la detención del imputado, de oficio, sólo
puede disponerla a petición del fiscal, cuando ella resulte procedente, cuestión esta
última que el tribunal deberá ponderar en cada caso.
Como puede observarse, el fundamento de la detención, en la especie, es la apreciación o
conclusión de que la citación no resulta suficiente y que para asegurar la comparecencia del
imputado, que puede verse demorada o dificultada, es necesario ordenar su detención.
La hipótesis anterior podría producirse en los casos en que se atribuya al imputado un
delito que tenga asignada en la ley una pena grave o se tema su fuga.
Una vez detenido el imputado, deberá ser puesto a disposición material del tribunal que
expidió la orden dentro de las veinticuatro horas siguientes a su aprehensión por la
policía.
Bajo la vigencia del Código de Procedimiento Penal, conforme a su Art.252, los jueces
podían decretar la detención de una persona cuando existían “fundadas sospechas de ser
responsable de un delito”, o cuando aparecía un motivo para estimar que “no ha de
prestar a la justicia la cooperación oportuna a que lo obliga la ley, para la investigación
de un hecho punible.”
b) El Art.127 del Código Procesal Penal prescribe, en segundo lugar, que el tribunal
también decretará la detención del imputado cuya asistencia a una audiencia judicial,
FUERE CONDICIÓN DE ÉSTA, y que, legalmente citado, no compareciere sin causa
justificada.
Aún cuando la ley no lo dice expresamente, resulta obvio que el tribunal tampoco podrá
ordenar de oficio la detención del imputado en este segundo caso y deberá proceder a
petición del fiscal.
Para estos efectos será menester que el fiscal le compruebe al tribunal que el imputado
fue oportuna y debidamente citado a la audiencia de que se trate, a la que no
compareció sin haber justificado su inasistencia.
67
4) Procedimiento.
El Art. 131 prescribe que cuando la detención se hubiere llevado a cabo POR ORDEN
JUDICIAL, los agentes policiales que la hubieren realizado o el encargado del recinto de
detención conducirán inmediatamente al detenido a presencia del juez que hubiere
expedido la orden.
Si ello no fuere posible por no ser hora de despacho, el detenido podrá permanecer en el
recinto policial o de detención hasta el momento de la primera audiencia judicial, por
un período que en caso alguno excederá de las VEINTICUATRO HORAS.
Como puede observarse, este plazo difiere del de cuarenta y ocho horas establecido en
el Art.19, Nº7, inciso segundo, de la Constitución Política y del Art.270 bis del Código
de Procedimiento Penal.
La explicación se encuentra en el carácter garantista que tiene el nuevo Código Procesal
Penal con respecto a la libertad del imputado. Sin embargo, el propósito plausible
perseguido por el legislador al fijar un plazo tan breve a la detención de una persona se
estrella con la geografía del país que convierte en “misión casi imposible” aprehender a
un sujeto y trasladarlo desde su lugar de aprehensión al lugar en que funciona el tribunal
que dictó la orden cuando este se halla a considerable distancia del anterior.
Piénsese en el desierto del norte, en la cordillera, en las islas de Aysén o de Magallanes.
Por lo menos, habría sido conveniente que la ley permitiera que se lo condujera al tribunal
con jurisdicción criminal más cercano.
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En cuanto a la duración de la detención, una vez que el detenido ha sido puesto a
disposición del tribunal, el Art.132 autoriza al juez de garantía para ampliar este plazo en
la audiencia de control de la detención, hasta por tres días, a petición del fiscal, con el
objeto de que éste prepare su presentación con respecto a la formalización de la
investigación y la petición de medidas cautelares.
En todo caso, es menester dejar constancia que estas detenciones no son procedentes en
los casos contemplados en el Art.124, esto es, aquellos en que sólo se autoriza la
CITACIÓN del imputado, a los que ya nos hemos referido anteriormente, sin perjuicio
del arresto en su caso.
Como puede observarse, se trata de una comunicación escrita, de carácter solemne, la que
deberá ser firmada por el juez que la expide.
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y para el evento de que el juez de garantía declarara inadmisible la apelación, recurrieran
de hecho.
El Art.130 indica los casos en que la ley ENTIENDE que una persona se
encuentra delinquiendo en situación de FLAGRANCIA:
a) El que actualmente se encontrare cometiendo un delito;
b) El que acabare de cometerlo;
c) El que huyere del lugar de comisión del delito y fuere designado por el ofendido
u otra persona como autor o cómplice;
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d) El que, en un tiempo inmediato a la perpetración del delito, fuere encontrado
con objetos procedentes de aquél o con señales, en sí mismo o en sus vestidos,
que permitieren sospechar su participación en él, o con las armas o
instrumentos que hubieren sido empleados para cometerlo.
En este caso, lo que permite la aprehensión del hechor, aunque no se encuentre
en el sitio del suceso, es la circunstancia de que en un tiempo inmediato a la
comisión del hecho, fuere encontrado con objetos procedentes de aquel o con
las armas o instrumentos que hubieren sido empleadas para cometer el ilícito;
e) El que, las personas asaltadas, heridas o víctimas de un robo o hurto, señalaren
como autor o cómplice de un delito que acabare de cometerse.
En estas hipótesis, lo que autoriza la aprehensión del hechor, y únicamente
merced a la imputación de la víctima, es la circunstancia de tratarse de delitos
contra la vida, la salud y la integridad corporal de aquella.
Como puede observarse, la norma legal referida, siguiendo el texto del Art. 263 del
Código de Procedimiento Penal, amplía considerablemente el concepto que de flagrancia
proporciona el Diccionario de la Lengua de la Real Academia Española, el que expresa
que es delito flagrante el que se está cometiendo “en el mismo momento”, “sin que el
autor haya podido huir”.
La amplitud del concepto legal permite a la policía la detención de un gran número de
personas por encontrarse en alguna de las hipótesis previstas en el Art. 130, sin
necesidad de orden judicial previa.
En todo caso, las situaciones descritas en el Art.130 deben ser interpretadas, en forma
restrictiva, puesto que, por tratarse de una disposición que afecta la libertad personal,
queda regida por la regla general del inciso segundo del Art.5 del Código Procesal Penal
que establece esta forma de interpretación.
Precisamente por este motivo el Fiscal Nacional, en su Instructivo Nº 19, de la obra
“Reforma Procesal Penal”, tomo 1º, dirigido a la policía, les señaló que “La definición de
los casos constitutivos de flagrancia, debe ser interpretada restrictivamente. Por lo
anterior, en caso de duda, los funcionarios deben abstenerse, poniendo los antecedentes
a disposición del fiscal para que éste resuelva lo que estime pertinente”.
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8) Personas que pueden o deben detener en caso de flagrancia.
El Art. 131 dispone que cuando la detención se practicare por la policía, EN CASO DE
DELITO FLAGRANTE, el agente policial que la hubiere realizado o el encargado del
recinto al que fuere conducido el detenido, deberán INFORMAR de ella al MINISTERIO
PÚBLICO dentro de un plazo máximo de doce horas. El FISCAL podrá dejar sin
efecto la detención u ordenar que el detenido sea conducido ante el juez dentro de un
plazo máximo de veinticuatro horas, contado desde que se hubiere practicado la
detención.
72
Si el fiscal nada manifestare, la policía deberá presentar al detenido ante la autoridad
judicial en el plazo indicado, lo que ésta debe cumplir en forma material y directa, según
hemos dicho.
Como puede observarse, en caso que la detención se practicare por la comisión flagrante
de un delito, la obligación del funcionario policial que la hubiere ejecutado, o el
encargado del recinto policial al que fuere conducido, es COMUNICAR primeramente
al ministerio público el hecho de la detención, DENTRO DEL PLAZO MÁXIMO DE
DOCE HORAS. El fiscal, enterado de esta circunstancia, PUEDE DEJAR SIN
EFECTO LA DETENCIÓN o bien, manifestarle al funcionario policial que debe
conducirlo ante el juez de garantía competente dentro del plazo legal, esto es,
VEINTICUATRO HORAS contadas desde la detención material del imputado.
Si nada dijere, el funcionario policial deberá llevar al detenido a la PRESENCIA
JUDICIAL.
9) Facultad de los fiscales para dejar sin efecto la detención practicada por la policía
en caso de un delito flagrante.
Constituye una cuestión delicada la facultad que el Art.131 confiere a los fiscales en orden
a DEJAR SIN EFECTO LA DETENCIÓN de una persona, aprehendida en caso de delito
flagrante, esto es, “cuando la detención se practicare en virtud de los artículos 129 y 130".
Como sabemos, las normas citadas se refieren a la obligación de la policía de detener a
una persona sorprendida en la comisión de un delito y a los casos que constituyen
situación de flagrancia ante la ley.
Lo delicado de la cuestión señalada lo constituye el hecho de que el Art.131 no ha hecho
ninguna distinción en cuanto a la gravedad del ilícito cometido in fraganti, dado que los
73
artículos 129 y 130 se refieren a los ilícitos, en general, cualquiera que sea la pena que la
ley les asigna, por lo que, incluso, comprende a los crímenes.
Esta norma legal parte de la base que en ciertos casos los policías no se encontrarán en
situación de decidir claramente, cuando una situación determinada constituye o no un
delito flagrante que autorice la detención del hechor, y por tal razón, una vez practicada
la detención, los obliga a recurrir al fiscal de turno, dentro de las doce primeras horas,
para que éste resuelva si debe ser dejado en libertad o si debe ser presentado ante el juez
de garantía.
Se ha entendido por algunos que cuando el fiscal decreta la libertad de una persona,
aprehendida en las condiciones dichas, estaría resolviendo una materia que es propia del
orden jurisdiccional, facultad que, como se sabe, es privativa de los tribunales de justicia.
Lo anterior adquiere mayor relevancia cuando se detiene a una persona por suponerla
autora de un crimen flagrante.
Reiteramos, se trata de una cuestión compleja, y cualquiera que sea la opinión que se
sustente, resulta claro que los fiscales deberán ejercer esta facultad legal con suma
prudencia. Es lo que opina el Fiscal Nacional, como lo deja de manifiesto en su
Instructivo Nº 13, del tomo 1º, de la obra ya citada, en el que recomienda precisamente
que esta atribución sea “ejercida en forma prudente y moderada por las repercusiones
sociales y políticas del caso.”
En el Instructivo Nº 60, complementario del anterior, el Fiscal Nacional agregó que si la
detención por flagrancia se efectúa por la policía por delitos que tengan la pena de crimen,
el fiscal sólo podrá dejar sin efecto esta detención en el plazo de las 24 horas siguientes
en casos excepcionales y previa consulta y aprobación del fiscal regional”, “autoridad
que deberá responder las inquietudes que de una decisión de esta especie surjan en la
comunidad, en la policía y en los medios de comunicación social”.
- En los casos en que la detención por flagrancia efectuada por la policía lo sea
por uno de los hechos señalados en el Art.124 del Código Procesal Penal,
esto es, cuando la imputación se refiere a faltas o delitos que la ley no
sancionare con penas privativas ni restrictivas de libertad, será suficiente la
citación a la fiscalía, previa comprobación del domicilio del detenido y
74
exigiéndole además el señalamiento de un domicilio dentro de los límites
urbanos de la ciudad. (Art.134, inciso 1º del CPP)
- Si la detención por flagrancia se efectúa por la policía por simples delitos que
excedan los límites señalados en el Art.124 del Código de Procedimiento Penal,
también el fiscal podrá dejar sin efecto la detención cuando considerare que
existen suficientes garantías de su oportuna comparecencia. Si la policía
puede hacerlo, en conformidad con lo dispuesto en el inciso 3º del Art.134, con
mayor razón puede hacerlo el fiscal.
- Aunque es obvio, un menor de edad hasta los dieciséis años no puede ser
detenido y debe ser puesto de inmediato a disposición del juez de menores, de
modo que en este caso no se trata de dejar sin efecto una detención porque
legalmente esta es improcedente.
El inciso final del Art.129, referido, establece que los agentes de la policía deberán
detener al sentenciado a penas privativas de libertad que la hubiere quebrantado y
al que se fugare, estando detenido o en prisión preventiva, sin necesidad de orden
previa dictada con este preciso objeto.
Por otra parte, el Art. 468, que trata de la sentencia penal condenatoria, prescribe que si
el condenado estuviere en libertad, el tribunal ordenará inmediatamente su aprehensión
e ingreso en el establecimiento penitenciario correspondiente, dando orden de ingreso.
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11) Turno de los Juzgados de Garantía.
Para los efectos de dar cumplimiento a los plazos de horas en que perentoriamente debe
ponerse a los detenidos a disposición del juez de garantía competente, el Art.312 bis del
Código Orgánico de Tribunales, modificado por la ley 19.665 de 9 de Marzo del año
2.000, estableció UN SISTEMA DE TURNO entre los jueces de garantía para permitir
la disponibilidad de uno de ellos en la jurisdicción de que se trate, fuera del horario
normal de atención de los tribunales, horario normal que se fijó por la Corte Suprema,
mediante Acta Nº 69–200 0, de 1º de diciembre de 2000, de lunes a viernes, de 8.30 a
12.00 y de 15 a 17 hrs. y los días sábados de 9 a 12 horas.
El Art.417 del Código Procesal Penal estatuye que si una persona aforada fuere
sorprendida en delito flagrante, el fiscal deberá ponerla de inmediato a disposición de la
Corte de Apelaciones respectiva. Asimismo, le remitirá copia del registro con las
diligencias que se hubieren practicado y que fueren conducentes para resolver el asunto.
Esta situación se produce con respecto a las personas que gozan del fuero estatuido en
el Art.58 de la Constitución Política de la República, esto es, los DIPUTADOS y los
SENADORES. Como se sabe, ninguno de estos parlamentarios puede ser procesado o
privado de libertad desde el día de su elección o designación, salvo el caso de delito
flagrante, si el Tribunal de Alzada de la jurisdicción respectiva, en pleno, no autoriza
previamente la acusación, declarando HABER LUGAR A LA FORMACIÓN DE
CAUSA.
Para hacer efectiva la responsabilidad criminal de los jueces, fiscales judiciales y fiscales
del ministerio público es menester, previamente, realizar una QUERELLA DE
CAPÍTULOS a la que se refieren los Arts.424 a 430 del Código Procesal Penal, la que
estudiaremos oportunamente.
El Art.426 establece que si, cualquiera de los nombrados fuere detenido por haber sido
sorprendido en delito flagrante, al igual que en el caso anterior, el fiscal lo pondrá de
inmediato a disposición de la Corte de Apelaciones respectiva. Asimismo, le remitirá la
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copia del registro de las diligencias que se hubieren practicado y que fueren conducentes
para resolver el asunto.
El Art.133, en concordancia con lo dispuesto en el inciso segundo, letra d), Nº 7, del Art.
19 de la Constitución Política, establece que los encargados de los establecimientos
PENITENCIARIOS no podrán aceptar el ingreso de personas sino en virtud de órdenes
judiciales.
De esta manera el citado Art. 133 dejó absolutamente en claro que sólo el juez puede
ordenar el ingreso de una persona a esta clase de recintos.
Conforme a este predicamento, el Art. 154 dispone que toda orden de prisión preventiva
o de detención será expedida por escrito, POR EL TRIBUNAL.
El Código Procesal Penal asigna una gran importancia a esta materia y abunda en detalles
acerca de la forma de cumplirla y fiscalizarla.
El funcionario público encargado del procedimiento de detención, deberá INFORMAR
al afectado acerca del MOTIVO DE LA DETENCIÓN, al momento de practicarla.
Asimismo, deberá informarle respecto de los derechos que se le confieren en los Arts.93,
letras a), b) y c) y 94, letras f) y g), a los que ya nos referimos en capítulos anteriores,
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entre los que se encuentra el de ser asistido por un abogado con quien podrá entrevistarse
privadamente.
El Art.135 prescribe que si por las circunstancias que rodearen la detención no fuere
posible proporcionar al detenido, en forma inmediata, dicha información, ella le será
entregada por el encargado de la unidad policial a la que fuere conducido, debiendo
dejarse constancia en el Libro de Guardia de esta circunstancia, de la forma en que se
hubiere realizado, del funcionario que la hubiere entregado y de las personas que la
hubieren presenciado.
El artículo aludido agrega que esta información podrá ser proporcionada verbalmente
pero que podrá serlo por escrito si el detenido sabe leer y se encuentra en condiciones de
hacerlo. Para estos efectos, se dispondrá de un documento que contenga claramente estos
derechos, cuyo texto y formato determinará el ministerio público.
El Art.136 dispone que el fiscal y, en su caso, el juez, deberán cerciorarse acerca del
cumplimiento de las obligaciones antedichas y si comprobaren que no se ha dado cabal
satisfacción a ellas, informarán, por sí mismos sus derechos al detenido, sin perjuicio
de remitir un oficio a la autoridad competente con el objeto de que se apliquen las
sanciones disciplinarias correspondientes o se inicien las investigaciones que procedieren.
Como complemento de todo lo anterior, el Art.137 prescribe que en TODO recinto de
detención judicial y casa de detención, deberá existir, en lugar destacado y claramente
visible al público UN CARTEL en el cual se consignen los derechos del detenido y OTRO
CARTEL, que describa los derechos de las víctimas de un delito.
El texto y formato de estos carteles se encomendaron al Ministerio Público, pero
mediante una modificación legal, efectuada por la ley Nº 19.789, de 30 de Enero de 2002,
le corresponden actualmente al Ministerio de Justicia.
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En estos casos, la información de los derechos del imputado le será entregada en el lugar
en que se hiciere efectiva la detención, sin perjuicio de la constancia respectiva en el libro
de guardia de la unidad policial correspondiente.
Como expresáramos, a la primera audiencia judicial del detenido, detención producida por
orden del tribunal o por delito flagrante, deberá concurrir necesariamente el fiscal, ya que
su ausencia dará lugar a su liberación.
En dicha audiencia, denominada “Control de la Detención”, porque en ella el juez de
garantía debe controlar la LEGALIDAD de esta medida cautelar, en cuanto a su
procedencia y condiciones en que fue llevada a cabo, el Art. 132 obliga al fiscal a
FORMALIZAR LA INVESTIGACIÓN y además a solicitar las medidas cautelares que
procedieren, entre ellas, la prisión preventiva del imputado, siempre que contare con los
antecedentes necesarios y que se encontrare PRESENTE EL DEFENSOR.
Como hemos dicho, el fiscal podrá pedir una ampliación del plazo de la detención del
imputado HASTA POR TRES DÍAS, con el fin de preparar su presentación. El juez de
garantía accederá a lo pedido cuando estimare que los antecedentes justifican la medida.
El fiscal ha podido solicitar la ampliación de este plazo debido a que tiene el propósito
preciso de solicitar la prisión preventiva del imputado y necesita de un breve término para
reunir los antecedentes necesarios.
Sobre este particular, cabe recordar que el inciso segundo de la letra c) del Nº7 del Art.19
de la Constitución Política de la República estatuye que, “Si la autoridad hiciere arrestar
o detener a alguna persona, deberá, dentro de las cuarenta y ocho horas siguientes, dar
aviso al juez competente, poniendo a su disposición al afectado. El juez podrá, por
resolución fundada, ampliar este plazo hasta por cinco días, y hasta por diez días, en el
caso en que se investigaren hechos calificados por la ley como conductas terroristas”.
79
a) En la CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LA REPÚBLICA:
Como vimos recién, el inciso segundo de la letra c) del Nº 7 del Art.19 de la Constitución
dispone que si la AUTORIDAD hiciere arrestar o DETENER a alguna persona, deberá,
DENTRO DE LAS CUARENTA Y OCHO HORAS SIGUIENTES, dar aviso al juez
competente, poniendo a su disposición al afectado.
El mismo precepto establece que el juez podrá, por resolución fundada, AMPLIAR el
plazo de detención hasta por CINCO DÍAS y, en el caso en que se investigaren hechos
calificados por la ley como conductas terroristas, hasta por DIEZ DÍAS.
En su Art.270 bis, dispone que el plazo máximo de DETENCIÓN en el caso en que ella
fuere practicada en virtud de una orden expedida por otra autoridad que no sea el
juez –entre ellos, Intendentes y Gobernadores– o se tratare de un delito flagrante, será
de VEINTICUATRO HORAS.
En los demás casos –entre ellos cuando la detención fuere practicada en virtud de orden
judicial– el plazo máximo será de CUARENTA Y OCHO HORAS de acuerdo con lo
preceptuado por el Art.270 bis de dicho cuerpo legal.
El Art. 272 bis, en consonancia con lo dispuesto en la Constitución, prescribe que el juez
podrá ampliar, hasta por un total de CINCO DÍAS, el plazo de cuarenta y ocho horas de
detención ordenada o practicada por cualquiera otra autoridad.
Cuando se investiguen hechos calificados por la ley como conductas terroristas, el juez
podrá ampliar el plazo de cuarenta y ocho horas hasta un total de DIEZ DIAS.
Finalmente, el Art.272 prescribe que una vez que el detenido sea puesto materialmente
a disposición del juez, la DETENCIÓN no podrá durar mas de CINCO DÍAS y
terminará, aún antes de ese plazo, cuando el inculpado fuere procesado o cuando, por
no existir mérito suficiente para hacer esa declaración, el juez ordenare que sea puesto
en libertad.
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Sabemos que el Art. 277, previene que por el procesamiento la detención se convierte en
PRISIÓN PREVENTIVA.
1) Concepto y objetivos.
Se trata de medidas cautelares personales que no son tan graves como las privativas de
libertad ya que no se cumplen en un recinto penitenciario, si bien, afectan de alguna
manera la libertad personal.
Constituyen una interesante innovación del nuevo sistema y tienen por finalidad sustituir
la prisión preventiva, debiendo ser utilizadas con preferencia a aquella cuando sea posible.
Todas ellas son esencialmente temporales, requieren de formalización previa y sólo
pueden ser decretadas por el tribunal.
81
Tienen por objeto, como lo expresa el Art.155 del Código Procesal Penal:
a) Garantizar el éxito de las diligencias de investigación;
b) Proteger al ofendido;
c) Asegurar la comparecencia del imputado a las actuaciones del
procedimiento o a la ejecución de la sentencia condenatoria que
eventualmente se dictare.
Es importante tener en cuenta los objetivos de estas medidas cautelares, los que
claramente se inscriben dentro de las finalidades del modelo acusatorio. Conforme a estos
objetivos y contrariamente a lo dispuesto en el Art.140, no interesa considerar, para
decretarlas, el peligro que pudiera entrañar la libertad del imputado para el ofendido o
para la sociedad.
Existe una estrecha relación entre los motivos que autorizan la imposición de alguna de
las medidas contempladas en el Art.155, y los casos en que, según el Art.141, no es
posible decretar la prisión preventiva. Precisamente, cuando de acuerdo con esta
norma no se puede decretar la prisión preventiva, porque resulta desproporcionada con
la gravedad del delito, las circunstancias de su comisión y la sanción probable, es cuando
debe recurrirse a alguna de estas medidas.
El Mensaje del Código Procesal Penal, refiriéndose a este tema, expresa: “Se establece
un conjunto de medidas cautelares menos intensa que la prisión preventiva y que el juez
debe utilizar con preferencia a ésta cuando resulten adecuadas para asegurar los objetivos
del procedimiento.” Agrega que, “entre las que debieran tener un mayor efecto práctico
está el arresto domiciliario, que fue introducido con buenos resultados para un conjunto
específico de casos por la ley Nº 19.164, la sujeción a la vigilancia de una persona o
autoridad, la prohibición de salir del país o del ámbito territorial que fije el juez, y otras
restricciones al libre desplazamiento, destinadas a proteger a las víctimas o los resultados
de la investigación.”
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El Fiscal Nacional, en su Instructivo Nº29, de la obra ya referida, tomo 2º, reitera o más
bien dispone “respetar estrictamente el carácter de ultima ratio de la prisión preventiva
establecido en la ley, para lo cual se debe dar prioridad a la petición de las otras
medidas cautelares personales contempladas en el Art.155 del Código Procesal
Penal, incluso en todos los casos en que, no obstante proceder legalmente la medida por
la entidad de la pena abstracta asignada al delito –de más 540 días– de los antecedentes
de que se disponga, debidamente ponderados, aparezca que no existe un peligro
manifiesto para la seguridad del ofendido, o que éste no lo haya hecho valer con motivos
plausibles, ni para la seguridad de la sociedad, como lo entiende el Art.140, ni para
asegurar los objetivos del proceso y la ejecución de la pena.”
Sólo pueden ser decretadas por el JUEZ DE GARANTÍA, a petición del fiscal, del
querellante o de la víctima, mediante una decisión fundada, para cuyo efecto el
peticionario deberá proporcionar al juez los antecedentes que la justifiquen.
Proceden, como todas las medidas cautelares, una vez que se ha FORMALIZADO LA
INVESTIGACIÓN, y son acumulables en el sentido de que se pueden decretar dos o más
de ellas simultáneamente según resultare adecuado al caso.
El Art.155 prescribe que el tribunal ordenará las actuaciones y comunicaciones que sean
necesarias para garantizar su cumplimiento. Sin embargo, de la simple lectura de algunas
de estas medidas aparece de inmediato la dificultad práctica que se presenta para
controlar su cumplimiento, por ejemplo, la prohibición de asistir a determinadas
reuniones, recintos o espectáculos públicos o de visitar determinados lugares.
Pensamos que tratando de evitar los problemas que presenta el control de este tipo de
medidas, ellas serán poco utilizadas por los jueces, prefiriendo aquellas que son más
fáciles de controlar.
83
dado que se trata de medidas que implicarán una restricción de los derechos
fundamentales del imputado, particularmente su libertad ambulatoria.
Cabe señalar que, en conformidad con lo dispuesto en el Art.153, cuando el tribunal deba
poner término a la prisión preventiva por haber dictado sentencia absolutoria o cuando
decrete el sobreseimiento definitivo o temporal en la causa, y mientras dichas resoluciones
queden ejecutoriadas, podrá imponer al imputado algunas de las medidas cautelares del
Art.155 en los casos en que se consideren necesarias para asegurar su comparecencia.
Cabe señalar que la medida cautelar indicada en la letra d) del Art.155, es la que el
Código de Procedimiento Penal denominaba arraigo y que además de decretarse en los
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casos que indicaba dicho cuerpo legal se establecía como consecuencia obligada, entre
otras situaciones, por la detención de una persona y por la circunstancia de sometérsela
a proceso de acuerdo con lo prescrito por los Arts. 305 bis A, 305 bis B, y 305 C. del
Código de Procedimiento Penal.
El tribunal puede dejar sin efecto estas medidas cautelares, a petición del afectado,
oyendo al fiscal y previa citación de los demás intervinientes que hubieren participado en
la audiencia en que se decretaron, cuando ello no pusiere en peligro los objetivos que se
tuvieron en vista al imponerlas.
Para estos efectos, el juez deberá admitir las cauciones previstas en el Art.146.
El inciso final del Art.155 establece una importante regla remisoria, puesto que estatuye
que la procedencia, duración, impugnación y ejecución de estas medidas cautelares, se
regirán por las disposiciones aplicables a la prisión preventiva, en cuanto no se
opusieren a lo previsto en este párrafo.
Al hacer aplicables las normas antedichas, en especial, las relativas a la impugnación,
resulta procedente el ejercicio del recurso de apelación contemplado en el Art.149.
El Art.141 previene que podrá decretarse la prisión preventiva del imputado, aún cuando
ella sea improcedente de acuerdo con la misma norma, en el caso en que éste hubiere
incumplido algunas de las medidas cautelares referidas en el párrafo anterior.
85
G.–LA PRISIÓN PREVENTIVA.
1) Concepto
86
El Art.9 del “Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos”, publicado en el Diario
Oficial el 29 de Abril de 1989, ya mencionado, dispone que “La prisión preventiva de las
personas que hayan de ser juzgadas no debe ser la regla general, pero su libertad
PODRÁ ESTAR SUBORDINADA a garantías que ASEGUREN LA
COMPARECENCIA DEL ACUSADO EN EL ACTO DEL JUICIO, o en cualquier
momento de las diligencias procesales y, en su caso, PARA LA EJECUCIÓN DEL
FALLO”.
Debe recordarse, empero, que nuestra Constitución Política de la República en la letra e),
del Nº 7, del Art.19, señala otros motivos que autorizan, igualmente al tribunal para
decretar la prisión preventiva, consistentes en que la libertad sea considerada por ese juez
“como NECESARIA PARA LAS INVESTIGACIONES DEL SUMARIO, o para la
SEGURIDAD DEL OFENDIDO o DE LA SOCIEDAD”. Agrega que, dispuesta la
prisión preventiva por alguna de estas causales, es la ley la que “establecerá los requisitos
y modalidades” para obtener la libertad provisional.
87
El Art.140 del Código Procesal Penal, en consonancia con esta norma constitucional,
reconoce también como suficientes, entre otros, estos tres motivos para disponer la
prisión preventiva del imputado, explicitándolos, como veremos.
En todo caso, como lo adelantamos, no nos parece que la seguridad del ofendido o de la
sociedad sean fines PROPIOS del procedimiento, si bien, reconocemos que se trata de
una cuestión delicada y compleja y que, por cierto, merece un análisis mucho más
profundo y extenso que, por lo mismo, excede a la naturaleza y objetivos de este trabajo.
88
a la individualización de la persona respecto de la cual se decreta; el motivo de la prisión;
y la indicación de ser conducida de inmediato al establecimiento penitenciario o al lugar
público de prisión que se determinará.
Para resolver, el juez de garantía oirá la exposición y fundamentos del fiscal o del
querellante, según quien la haya pedido, lo que manifiesten el defensor, los demás
intervinientes que concurran a la audiencia y el propio imputado y examinará los registros
del ministerio público en que consten las declaraciones anteriores que pudiere haber
efectuado el imputado y los demás antecedentes o evidencias inculpatorias reunidos.
Por razones de método estudiaremos primero los casos en que resulta legalmente
IMPROCEDENTE disponer la prisión preventiva, para ocuparnos luego de aquellas
situaciones en que siendo legalmente procedente, ella puede ser decretada por el tribunal
cuando se reúnan las exigencias que la misma ley contempla.
El Art.141 establece los principios rectores en esta materia al disponer que no se podrá
ordenar la prisión preventiva cuando ésta aparezca desproporcionada en relación con:
a) La GRAVEDAD DEL DELITO;
b) Las CIRCUNSTANCIAS DE SU COMISIÓN; y
c) La SANCIÓN PROBABLE.
Se trata de especiales resguardos legales que debe observar el tribunal al resolver acerca
de la petición de prisión preventiva del imputado o acusado, los que reconocen su fuente
en el llamado principio de “proporcionalidad” y cuya naturaleza y gravedad
ponderará el mismo tribunal.
89
derechamente con respecto a delitos que tienen asignada EN LA LEY una pena
no superior a 540 días de presidio o reclusión menores en su grado mínimo;
c) Cuando se trate de un delito de ACCIÓN PRIVADA; y
d) Cuando el tribunal considerare que, en caso de ser condenado, el imputado
pudiere ser objeto de algunas de las MEDIDAS ALTERNATIVAS A LA
PRIVACIÓN O RESTRICCIÓN DE LIBERTAD contempladas en la ley y éste
ACREDITARE tener vínculos permanentes con la comunidad, que den cuenta
de su arraigo familiar o social.
Es menester tener presente, además, que esta improcedencia de la prisión preventiva sólo
se aplica CUANDO CONCURREN los respectivos requisitos legales para que se
reconozca al imputado o acusado algunas de las medidas alternativas a las
privativas o restrictivas de libertad, esto es, la remisión condicional de la pena, la
reclusión nocturna y la libertad vigilada.
El Art.141, citado, cuida de señalar que, sin perjuicio de lo anterior, el imputado deberá
permanecer en el lugar del juicio HASTA SU TÉRMINO y presentarse a los actos de
procedimiento y a la ejecución de la sentencia, inmediatamente de ser requerido o citado.
EXCEPCIONES
90
b) Cuando el tribunal considere que el imputado PUDIERE INCUMPLIR su
obligación de permanecer en el lugar del juicio, o de presentarse a los
actos de procedimiento o a la ejecución de la sentencia;
c) Cuando el imputado no hubiere asistido a la audiencia del juicio oral,
resolución que se dictará en la misma audiencia a petición del fiscal o del
querellante.
Cabe señalar que el Fiscal Nacional, en su Instructivo Nº 29, de la obra ya citada, tomo
2º, fijó los CRITERIOS DE ACTUACIÓN a los que debían ceñirse los fiscales y, entre
ellos:
91
5) Prisión Preventiva de los Menores sujetos a Discernimiento.
a) Situación anterior a la vigencia de la ley Nº 19.806.
Como se sabe, el Art. 10 Nº 3, inciso segundo, del Código Penal, dispone que se
encuentran exentos de responsabilidad criminal, entre otros, el mayor de dieciséis años
y menor de dieciocho, a no ser que conste que ha obrado con discernimiento.
El inciso segundo del citado numeral agregaba que “El Tribunal de Menores respectivo
HARÁ DECLARACIÓN PREVIA SOBRE ESTE PUNTO para que pueda
procesársele”. Como se sabe, dicho inciso fue suprimido por la ley Nº 19.806, de 31 de
Mayo de 2002, en atención a que se estableció un nuevo procedimiento sobre
discernimiento.
En todo caso, y tomando en cuenta que la antigua norma del inciso segundo del numeral
tercero del Art. 10 del Código Penal -que subsistió por un tiempo bajo la vigencia del
Código Procesal Penal- tenía un evidente carácter procesal, se concluyó rápidamente
por todos que no podía recibir aplicación en el nuevo sistema procesal, fundamentalmente
porque no existía auto de procesamiento. No obstante, también se concluyó que la norma
sustantiva del inciso primero del citado numeral, relativa a la exención de
responsabilidad, sí debía recibir aplicación, ya que sin el citado discernimiento sería
imposible sancionar a dichos menores.
92
Esto es, el trámite del discernimiento previo continuaba rigiendo y la falta de
discernimiento declarada por el juez de menores seguía operando como causal de
exención de responsabilidad criminal.
El problema se circunscribió, pues, a determinar desde qué momento se necesitaba la
declaración previa sobre el discernimiento de un menor a quien se imputaba la comisión
de un hecho delictivo y sobre lo cual, como se ha dicho, se tejieron diversas hipótesis.
93
Se agrega que la detención de una persona visiblemente menor en un establecimiento
distinto de los señalados, constituirá una infracción grave a dicha obligación funcionaria
y será sancionada con medidas disciplinarias.
El Art.28 de la ley Nº 16.618, prescribe que cuando a un mayor de dieciséis años y menor
de dieciocho se le imputare un hecho constitutivo de delito que la ley sancione con penas
superiores a presidio o reclusión menores en su grado mínimo, esto es, más de 541
días, la declaración previa de si ha obrado o no con discernimiento deberá hacerla el
JUEZ DE MENORES, a petición del Ministerio Público, inmediatamente después de
formalizada la investigación.
Como puede observarse, en este caso no se requiere del trámite previo del discernimiento
para poder formalizar la investigación, pero sí se requiere para solicitar
posteriormente alguna medida cautelar en contra del citado menor.
Por este motivo, la citada norma previene que el fiscal, INMEDIATAMENTE después
de haber formalizado la investigación ante el juez de garantía competente, deberá
solicitarle que ponga al menor detenido a disposición del juez de menores que
corresponda, junto con los antecedentes respectivos con el objeto de que éste se
pronuncie sobre su discernimiento.
94
Conforme al inciso tercero del Art. 16 de la ley Nº 16.618, mientras se realiza este
trámite, el juez de garantía deberá decretar la prisión preventiva del menor, la que
sólo podrá cumplirse en los Centros de Observación y Diagnóstico o en los
establecimientos que determine el Presidente de la República.
El inciso cuarto del Art. 16 de la ley Nº 16.619, prescribe que los jefes de estos Centros
no podrán aceptar el ingreso de menores sino en virtud de órdenes emanadas del juez de
garantía.
Cabe señalar que el texto actual del referido Art.16 de la ley Nº 16.618 terminó con la
discusión acerca del carácter que tenía la privación de libertad de los menores mientras
se llevaba a cabo el trámite del discernimiento y que se había bautizado con el nombre de
“retención”. Actualmente, la denominación exacta de esta breve privación de libertad
corresponde realmente a su naturaleza: prisión preventiva.
Como puede observarse, nada dijo la ley en orden a la comunicación de dicha resolución
al juez de garantía, que fue quien dispuso el trámite del discernimiento a petición del
fiscal.
Esta omisión podría interpretarse de dos maneras: una, que corresponderá al fiscal ocurrir
ante el juez de garantía competente para que disponga la medida de prisión preventiva
luego que la declaración sobre el discernimiento del menor quede ejecutoriada; y dos, que
la decisión sobre prisión preventiva del menor no es necesaria, puesto que ya se encuentra
afecto a esta medida cautelar por orden de dicho juez desde que dispuso el trámite del
discernimiento, pudiendo el menor imputado solicitar su libertad cuando lo desee.
Nos inclinamos por esta segunda hipótesis.
En todo caso, debe tenerse presente que el inciso tercero del Art. 16 de la ley Nº 16.618,
dispone que “una vez que se encuentre firme la resolución que declare que el menor
95
actuó con discernimiento, la prisión preventiva se ejecutará en los establecimientos
penitenciarios correspondientes, caso en el cual deberá darse cumplimiento a lo prevenido
en los artículos 17 de esta ley y 37 c), de la Convención de los Derechos del Niño.
El Art.17 de la ley Nº 16.618, luego de la modificación introducida por la ley Nº 19.806,
prohíbe a los jefes de establecimientos de detención mantener a los menores de dieciocho
años en comunicación con otros detenidos o presos mayores de esas edad. Agrega que
el funcionario que no diere cumplimiento a esta disposición será castigado
administrativamente con suspensión de su cargo hasta por el término de un mes.
El Art.28 de la ley Nº 16.618 prescribe que la resolución del juez de menores que declare
la falta de discernimiento únicamente es susceptible del recurso de apelación, el que
se concederá en el solo efecto devolutivo.
Nada dijo dicha norma respecto de la procedencia de la apelación en el evento de que el
juez de letras de menores declare que el menor obró con discernimiento.
Sin embargo, por aplicación de la regla del Art.37 de la ley Nº 16.618, se llega a la
conclusión de que en contra de esta resolución procede, igualmente, el recurso de
apelación, en el solo efecto devolutivo, por tratarse de una sentencia que pone término
a un procedimiento, el de discernimiento.
Debe tenerse presente que actualmente no resulta procedente el trámite de la consulta
por no haber sido contemplado en el nuevo Código Procesal Penal.
96
Como puede advertirse, en este caso la ley no exigió al fiscal que formalizara la
investigación, como en el anterior, y el motivo parece encontrarse en la circunstancia de
que en las infracciones que hacen procedente la declaración del juez de garantía sobre
discernimiento del menor, no cabe la formalización de la investigación sino que el
requerimiento del fiscal por tratarse del procedimiento simplificado.
El citado Art.28 de la ley Nº 16.618, agrega que con el objeto de pronunciarse sobre el
discernimiento, pedido por el fiscal, el juez de garantía citará a una AUDIENCIA a todos
los intervinientes, previa designación de un defensor para el menor, si no tuviere uno de
su confianza, a la que deberán concurrir todos ellos con sus medios de prueba.
97
en el literal a) del Art.370 del Código Procesal Penal, ya que pone término al
procedimiento sobre discernimiento.
Por su parte, el Art.64 de la misma ley determina que si en una investigación criminal
aparecieren hechos respecto de los cuales deba intervenir el juez de letras de menores, el
ministerio público deberá ponerlos en su conocimiento, agregando que de la misma
manera procederá el tribunal que constate la existencia de esos hechos durante la
tramitación de un proceso.
Hemos dicho que corresponde al tribunal ordenar la prisión preventiva del imputado
cuando ella sea legalmente procedente. Sin embargo NO PUEDE DISPONERLA DE
OFICIO, sino que a PETICIÓN DEL MINISTERIO PÚBLICO O DEL
QUERELLANTE.
Sobre este particular, cabe señalar que los miembros de la Comisión de Constitución;
Legislación, Justicia y Reglamento del Senado estuvieron de acuerdo en consignar
expresamente que “como el juez no tendrá antecedentes para resolver, es el fiscal o
el querellante, según quien lo solicite, el que deberá acompañar los antecedentes que
justifiquen decretar tal medida. De lo contrario, el juez deberá rechazar la petición.”
98
por haber dejado en libertad a los imputados de inmediato, aunque éstos fundamenten su
decisión en la ausencia de elementos o antecedentes o en la insuficiencia de éstos.
Se trata de las mismas tres situaciones que ya vimos anteriormente cuando nos referimos
al párrafo signado e) del Nº 7 del Art.19 de la Constitución Política, que autorizan la
denegación de la excarcelación.
EN SUMA, para que pueda decretarse la prisión preventiva en los casos en que PROCEDE
LEGALMENTE, esto es, cuando las demás medidas cautelares fueren insuficientes para
ASEGURAR LAS FINALIDADES DEL PROCEDIMIENTO, es menester que el fiscal o
el querellante, según quien sea el que la pide, acrediten que concurren, ASIMISMO,
copulativamente los requisitos a que se refieren los párrafos anteriores, signados a) y b) y una
cualquiera de las tres situaciones del párrafo signado c) .
Si observamos con atención los requisitos que el Código Procesal Penal exige
actualmente para decretar la prisión preventiva de los imputados y acusados, veremos que
los dos primeros, signados a) y b), son similares a los que se requerían como presupuestos
para someter a proceso al inculpado o querellado de acuerdo con lo dispuesto en el
99
Art.274 del Código de Procedimiento Penal: que existan antecedentes que
JUSTIFICAREN la existencia del delito que se investiga; y que existan antecedentes que
permitieren PRESUMIR, fundadamente, que el imputado ha tenido participación en el
delito como autor, cómplice o encubridor.
En cuanto al requisito signado c), comprensivo de las tres situaciones mencionadas: c.1)
antecedentes calificados que permitieren al tribunal considerar que la prisión preventiva
es indispensable para el éxito de diligencias precisas y determinadas de la investigación;
c.2) la libertad del imputado es peligrosa para la seguridad de la sociedad; c.3) la libertad
es peligrosa para la seguridad del ofendido, corresponden a las mismas tres situaciones
contempladas en el Art.363 del citado Código, que en consonancia con el texto
constitucional, permitían DENEGAR LA LIBERTAD de los procesados o acusados
cuando concurría cualquiera de ellos.
En otras palabras, uno cualquiera de estos últimos tres requisitos que, de acuerdo con el
Código Procesal Penal, se requieren actualmente PARA DECRETAR LA PRISIÓN
PREVENTIVA, eran los mismos que se podían invocar por el tribunal PARA NEGAR
LA EXCARCELACIÓN de la persona sometida a prisión preventiva bajo la vigencia del
Código de Procedimiento Penal.
En cuanto al CONCEPTO de las tres causales descritas, el legislador del Código Procesal
Penal acudió en ayuda del intérprete, al igual que ya lo había hecho con respecto a la
norma del Art.363 del Código de Procedimiento Penal, al determinar, por vía ejemplar,
algunos de los casos en que debía entenderse que concurría una de esas tres situaciones:
100
c) Para estimar si la libertad del imputado resulta peligrosa para la seguridad
de la sociedad, el tribunal deberá considerar especialmente las circunstancias
siguientes:
− La gravedad de la pena asignada al delito;
− El número de delitos que se le imputare y el carácter de los mismos;
− La existencia de procesos pendientes;
− El hecho de encontrarse sujeto a alguna medida cautelar personal, en
libertad condicional o gozando de alguno de los beneficios alternativos
a la ejecución de las penas privativas o restrictivas de libertad;
− La existencia de condenas anteriores cuyo cumplimiento se encontrare
pendiente, atendiendo a la gravedad de los delitos de que se trata; y
− El hecho de haber actuado en grupo o pandilla.
101
Cuando el IMPUTADO SOLICITARE LA REVOCACIÓN de la prisión preventiva, o,
que es lo mismo, cuando pidiere su excarcelación, el tribunal PODRÁ RECHAZARLA
DE PLANO; o bien, podrá citar a todos los intervinientes a una AUDIENCIA con el fin
de abrir debate sobre la subsistencia de los requisitos que autorizaron la medida cuando
fue decretada, resolviendo al final de ella.
En todo caso, estará obligado a este último procedimiento cuando hubieren
TRANSCURRIDO DOS MESES desde el último debate oral en que se hubiere ordenado
o mantenido esta medida. Se trata del primer control impuesto por la ley.
Nos permitimos llamar la atención hacia el empleo del término "libertad provisional",
utilizado por la Constitución Política en el literal e) del N° 7 del Art. 19 y por el Código
de Procedimiento Penal en varias disposiciones del título IX del Libro II, primera parte,
Arts.356 y siguientes, título que precisamente se denomina, "De la libertad provisional."
A nuestro entender no existe propiamente la "libertad provisional" sino que únicamente
la LIBERTAD, debiendo entenderse por "prisión preventiva" o provisional, aquella
pérdida temporal de la libertad a que deben someterse los imputados, en ciertos casos, cuando
son objeto de una investigación criminal seguida en su contra por la presunta comisión de un
crimen o simple delito y mientras dicha investigación se realiza total o parcialmente.
Mientras se lleva a cabo la indagación, el procedimiento consiguiente y posteriormente el
juicio criminal, el constituyente y el legislador han establecido que el juez puede decretar la
pérdida temporal de la libertad del imputado siempre que se satisfagan los exigentes
requisitos y condiciones impuestos por la propia Constitución y la ley.
¿Cómo puede ser PROVISIONAL la libertad de una persona cuando su estado natural e
inalienable es ser LIBRE, estado que le garantiza, por lo demás, la propia Constitución?
¿Significa entonces que por el solo hecho de que se siga en su contra una investigación y
procedimiento en materia criminal ha perdido su libertad o debe perderla?
102
Pero cuando se examina esta terminología desde el punto de vista del nuevo procedimiento,
en que realmente la pérdida de la libertad es excepcional y temporal, ya que sólo puede
decretarse por el tribunal siempre que se cumplan determinados requisitos y condiciones,
tal vez sería más propio hablar de "excarcelación" u otro término similar, en lugar de
"libertad provisional."
El Art. 145 se refiere a esta materia al prescribir que en cualquier momento del
procedimiento el tribunal, DE OFICIO o a PETICIÓN DE PARTE, podrá sustituir la
prisión preventiva por algunas de las medidas que se contemplan en el Art.155, que, como
manifestamos, son de menor intensidad que aquella.
La Comisión del Senado, ya referida, para evitar una prolongación indefinida de la prisión
preventiva resolvió agregar que TRANSCURRIDOS SEIS MESES desde que se hubiere
ordenado la prisión preventiva o desde el último debate oral en que ella se hubiere
decidido, el tribunal deberá CITAR DE OFICIO A UNA AUDIENCIA con el fin de
considerar su cesación o prolongación.
Los derechos del imputado en estos casos y las facultades de oficio que se confieren
consiguientemente al tribunal en los mismos eventos, comprueban lo que ya habíamos
expresado en la parte general de este capítulo en orden a que la prisión preventiva es la
más grave de las medidas cautelares personales y que sólo debe imponerse cuando todas
las demás no sean suficientes para asegurar las finalidades del procedimiento según lo
dispuesto en el Art.139, y, además, con respecto al hecho de que tiene siempre un
carácter temporal.
103
10) Caución para reemplazar la Prisión Preventiva.
Cuando la prisión preventiva hubiere sido, o debiere ser impuesta PARA GARANTIZAR
LA COMPARECENCIA DEL IMPUTADO AL JUICIO Y A LA EVENTUAL
EJECUCIÓN DE LA PENA, el tribunal podrá autorizar su REEMPLAZO por una
caución económica suficiente, cuyo monto fijará.
Obsérvese que la caución o fianza que el Código de Procedimiento Penal exigía como
requisito para hacer efectiva la “libertad provisional” concedida, en los casos en que ello
era procedente, muy utilizada en el procedimiento anterior, ha sido convertida ahora en
una medida cautelar real de REEMPLAZO a la prisión preventiva cuando ésta ha sido
decretada o pudiere serlo para asegurar la comparecencia del imputado al juicio o a
la ejecución eventual de la pena que pudiere imponérsele.
104
interesado, apercibiéndolo con el hecho de que si el imputado no compareciere dentro de
cinco días, se procederá a hacerla efectiva
Como es evidente, la situación del tercero que constituye la caución para garantizar la
comparecencia del imputado al juicio y al cumplimiento de la sentencia condenatoria que
eventualmente pudiere dictarse, es diversa de la del propio imputado que afianza su
comparecencia. Por tal motivo, el Art. 147 ordena previamente poner en conocimiento
del tercero la rebeldía del imputado o el hecho de haberse sustraído a la ejecución de la
sentencia, fijándole un plazo de cinco días para que lo presente bajo apercibimiento de
hacerse efectiva la caución rendida.
c) Cancelación de la Caución.
105
11) Ejecución de la Medida de Prisión Preventiva.
a) Tribunal Competente.
El tribunal deberá adoptar las medidas necesarias para la protección de la integridad física
de los imputados, en especial, aquellas destinadas a la separación de los JÓVENES y NO
REINCIDENTES respecto de la población penitenciaria de mayor peligrosidad.
Cualquiera restricción que la autoridad penitenciaria impusiere al imputado deberá ser
comunicada inmediatamente al tribunal con sus fundamentos. Este podrá dejarla sin efecto
si la considerare ilegal o abusiva, convocando, si lo estimare necesario, a una audiencia
para su examen.
106
d) Permiso de Salida.
El inciso quinto del Art.150, contempla un beneficio de carácter excepcional para los
imputados al facultar al tribunal, en casos especiales, para concederles permiso de salida
durante el día, por un período determinado o, bien, con carácter indefinido, siempre que
se asegurare convenientemente que no se vulnerarán los objetivos de la prisión preventiva.
En todo caso, estas medidas no podrán impedir la entrevista del imputado con su
abogado, privadamente, ni con el propio tribunal. Tampoco se podrá restringir su acceso
a una apropiada atención médica.
El tribunal deberá instruir a la autoridad encargada del recinto en que se encontrare el
imputado acerca del modo de llevar a efecto la medida, la que en ningún caso podrá
consistir en el encierro en celdas de castigo.
107
a) En virtud de lo dispuesto en el Art.144, cuando hayan transcurrido DOS
MESES desde el último debate oral en que se hubiere ordenado o mantenido
la prisión preventiva, y el imputado solicitare su libertad, el tribunal estará
obligado a convocar a los intervinientes a una AUDIENCIA con el objeto de
abrir debate acerca de la subsistencia de los requisitos que autorizaron la
medida;
b) De acuerdo con lo prescrito en el Art.145, cuando hayan transcurrido SEIS
MESES desde que se hubiere ordenado la prisión preventiva o desde el último
debate oral en que ella se hubiere decidido, el tribunal citará DE OFICIO a una
AUDIENCIA con el fin de considerar su cesación o prolongación;
c) Conforme a lo prevenido en el Art.152, cuando la duración de la prisión
preventiva hubiere alcanzado la MITAD DE LA PENA PRIVATIVA DE
LIBERTAD QUE SE PUDIERE ESPERAR O DE LA QUE SE HUBIERE
IMPUESTO EFECTIVAMENTE, existiendo recursos pendientes, el tribunal
DE OFICIO citará a una AUDIENCIA con el fin de considerar su cesación o
prolongación.
En los casos indicados, se podrá, no obstante, imponer alguna de las medidas indicadas
en el Art.155 cuando se consideraren necesarias para asegurar la presencia del imputado,
obviamente, mientras la sentencia no se encuentre ejecutoriada.
108
H.–RECURSOS CONTRA RESOLUCIONES QUE SE PRONUNCIAN SOBRE
MEDIDAS CAUTELARES PERSONALES.
En primer lugar, debe señalarse que es posible recurrir de AMPARO ante el JUEZ DE
GARANTÍA en favor de toda persona que haya sido PRIVADA DE LIBERTAD POR
PERSONA O AUTORIDAD NO JUDICIAL CON EL OBJETO DE QUE SEA
CONDUCIDA A LA PRESENCIA JUDICIAL “SIN DEMORA”. Ya sabemos que el
plazo máximo para poner al detenido a disposición del juez es de 24 horas contadas desde
su aprehensión material.
El Art.95, al que ya nos referimos, estatuye que el abogado de la persona que hubiere sido
privada de libertad, sus parientes o cualquier persona en su nombre podrán ocurrir
siempre ante el juez que conociere del caso o aquél del lugar en que se encontrare la
persona privada de libertad, para “solicitar que sea conducida a su presencia”, se examine
la legalidad de su privación de libertad, y, en todo caso, para que verifique las
condiciones en que se encontrare, constituyéndose, si fuere necesario en el lugar en que
ella estuviere. La norma citada agrega que “el juez podrá ordenar la libertad del afectado
o adoptar las medidas que fueren procedentes”.
Como puede observarse, este amparo, que es posible deducirlo ante el juez de garantía,
únicamente procede:
a) Cuando el amparado se encuentra PRIVADO DE LIBERTAD; no procede
cuando aquél se encuentra en libertad y solo teme ser privado de ella; y
b) Cuando esa privación de libertad se produce por obra de una persona o
autoridad NO JUDICIAL. Por ejemplo, cuando el imputado es detenido por la
policía en alguno de los casos de delito flagrante contemplados en el Art. 130
La misma disposición previene que si la privación de libertad hubiere sido ordenada POR
RESOLUCIÓN JUDICIAL, su legalidad sólo podrá impugnarse por los medios
procesales que correspondan ante el tribunal que la hubiere dictado.
109
Sin embargo, debe señalarse que si una persona TEME ser privada de libertad por obra
de una persona o autoridad no judicial o, incluso, por medio de una resolución judicial
–situaciones comprensivas de un amparo preventivo– no existe ningún medio o
recurso en el Código Procesal Penal para reclamar de ella.
2) Apelación.
Sobre este particular, debe observarse que dentro de una audiencia a la que asisten los
intervinientes y exponen sus puntos de vista, las decisiones que allí se adopten por el juez
de garantía contemplarán o, al menos, tendrán presente lo expresado por aquellos, por
lo que se supone que dicha decisión será más informada y fundadamentada que la
adoptada fuera de ella. Sin embargo, el recurso de apelación se concede precisamente
cuando la decisión sobre prisión preventiva se adopta en dicha audiencia y no se
contempla cuando se decreta fuera de ella. No solo eso, sino que el Art.149 previene que
en este caso “no será susceptible de recurso alguno”. Desde este punto de vista,
creemos que dicha norma es ilógica y poca conveniente, puesto que el recurso de
apelación debiera haberse autorizado para el caso inverso, o sea, cuando la resolución se
hubiera adoptado fuera de audiencia.
110
jueces de garantía; y para no mantener el sistema actual “que tiene colapsadas a las
Cortes”.
Sobre el particular, cabe señalar que es un hecho público y notorio que el conocimiento
de los recursos de apelación concedidos en contra de las resoluciones denegatorias de la
excarcelación dictadas por los jueces de primera instancia ocupaban gran parte de la
audiencia de los tribunales de alzada, situación que continúa presentándose en las Cortes
de Apelaciones de Santiago y de San Miguel.
Ello se debe a la gran cantidad apelaciones deducidas por este motivo y a la circunstancia
de que en su gran mayoría son objeto de alegatos por parte de los abogados que
representan a los procesados.
Como estas causas deben verse como agregadas, antes de comenzar el estudio de las
incluidas en la tabla, en la práctica se reduce el tiempo que la Sala respectiva debe dedicar
al conocimiento y fallo de las causas de tabla, produciéndose un grave retardo en su vista.
Pero, por otra parte, no puede olvidarse que la libertad es un derecho para todo detenido
o preso preventivamente, por lo que es forzoso respetar los medios de que ellos disponen
para obtenerla.
Como se sabe, para paliar este problema, la duración de los alegatos en las
excarcelaciones se redujo de media hora a quince minutos y, por su parte, las Cortes de
Apelaciones han hecho funcionar Salas extraordinarias.
Sin embargo el problema subsiste, como se expresó, en las Cortes de Apelaciones de
Santiago y de San Miguel.
En el nuevo sistema procesal penal esta situación no debiera producirse, dado que, como
se ha expresado, existen tres controles previstos por el Código Procesal Penal, para
revisar las causas legales y los motivos que condujeron a la decisión judicial de decretar
la prisión preventiva del imputado, controles que deben verificarse en audiencias orales
a los dos meses, a los seis meses y cuando haya transcurrido la mitad de la pena probable
que pudiera imponérsele.
Por otra parte, como también hemos visto, el citado Código ha contemplado diversas
situaciones en que la prisión preventiva es improcedente y, cuando legalmente procede,
ha instituido varios requisitos para poder decretarlas. Como dijimos, la prisión preventiva
es la última medida que puede imponerse al imputado.
111
3) Acción de Amparo Constitucional.
Lo anterior hizo hecho pensar a algunos que ya no existe tal recurso en el nuevo sistema
procesal penal, debido a que sería imposible ejercerlo por no existir normas reguladoras
acerca de la forma como debe ser interpuesto, tramitado y fallado.
112
4.–MEDIDAS CAUTELARES REALES.
A.–PROCEDENCIA Y OBJETIVOS.
1) Concepto y objetivos.
Se trata de medidas de carácter real o material, que tienen por objeto asegurar el
resultado de la acción ejercida, garantizando la responsabilidad civil que para el imputado
pueda provenir del delito investigado, o bien, para asegurar el pago de las costas y multas
a que éste pueda ser condenado.
En estos casos, dicha norma agrega que las solicitudes respectivas se regirán por las
disposiciones del título IV del Libro Primero del Código de Procedimiento Civil que trata
de las medidas prejudiciales precautorias, con la excepción que se dirá.
Como expresamos, las medidas cautelares de orden real que puede impetrar la víctima y
el fiscal en contra del imputado son las contempladas en el título V del Código de
Procedimiento Civil.
113
El Art.290 de dicho Código, inserto en el título mencionado, expresa que para
asegurar el resultado de la acción, puede el actor solicitar una o más de las siguientes
medidas:
1º El secuestro de la cosa que es objeto de la demanda;
2º El nombramiento de uno o más interventores;
3º La retención de bienes determinados; y
4º La prohibición de celebrar actos y contratos sobre bienes determinados.
A esta enumeración, el Art. 298 agregó otras, que no especificó, para cuya obtención el
tribunal puede exigir al actor que rinda una caución con el objeto de responder por los
perjuicios que puedan originarse.
Cabe señalar que el Código Procesal Penal no consideró el EMBARGO entre las medidas
cautelares que se pueden pedir con respecto a bienes del imputado; medida que tampoco
puede decretarse por el tribunal de oficio como ocurría bajo la vigencia del Código de
Procedimiento Penal cuando se sometía a proceso al inculpado de acuerdo a lo que
establecía su Art.380.
Debe recordarse, a este respecto, que en el nuevo procedimiento penal no existe auto de
procesamiento.
3) Requisitos de procedencia.
La petición de medidas cautelares deberá hacerse por escrito y, desde luego, dicha
solicitud deberá contener los motivos y fundamentos de la petición, todos los que se
expresan en las disposiciones del Código de Procedimiento Civil relativas a las medidas
prejudiciales precautorias y a las precautorias, propiamente tales, entre ellos, que las
cautelares pedidas se limiten “a los bienes necesarios para responder a los resultados del
juicio”; “que se acompañen comprobantes que constituyan a lo menos presunción grave
del derecho que se reclama”; que existan motivos graves y calificados”, que “se determine
el monto de los bienes sobre que deben recaer”, y “que se rinda fianza u otra garantía
suficiente a juicio del tribunal, para responder por los perjuicios que se originen y las
multas que se impongan”. Arts.279 y 298 del Código de Procedimiento Civil.
Aún cuando el Art.157, que trata de esta clase de medidas, no exigió la formalización de
la investigación como un requisito previo para hacerlas procedentes, lo anterior se
desprende de diversos preceptos del Código Procesal Penal, entre ellos, los Arts. 61 y
230; el primero se refiere específicamente a la formalización como trámite previo para
114
“cautelar la demanda civil” y el segundo, a las “medidas cautelares” que puede solicitar
el fiscal, sin hacer ninguna distinción, para lo cual le exige que previamente haya
formalizado la investigación.
Por otra parte, de acuerdo con lo dispuesto en el Art.157, estas medidas sólo pueden
solicitarse “durante la etapa de investigación”, ello implica que una vez que el fiscal la ha
declarado cerrada no es posible una petición semejante. Sin embargo, la víctima cuenta
con una última oportunidad para pedirlas constituida por la presentación de su demanda
conforme a lo prevenido por la letra d) del Art.261.
4) Tramitación.
El Art.157, que las instauró en el Código Procesal Penal, se remitió en esta materia al
Código de Procedimiento Civil, al indicar que las solicitudes respectivas se “sustanciarán
y regirán de acuerdo a lo previsto en el título IV del libro Segundo” de dicho Código, o
sea, a las normas que rigen el procedimiento de las medidas prejudiciales precautorias.
A este respecto debe tenerse presente que el Art.289 expresa que las diligencias señaladas
en dicho título pueden decretarse “sin audiencia de la persona en contra de quien se
piden”, salvo los casos en que expresamente se exige su intervención. Lo anterior implica
resolverlas sin conferir traslado a la persona en contra de quien se piden, o bien,
otorgándole previamente dicha audiencia, cuestión que resolverá el tribunal atendiendo
a la naturaleza de la cautela impetrada.
Concedidas por el tribunal y como quiera que tienen un carácter prejudicial, el Art.280
estatuye que aceptada la solicitud, el peticionario deberá presentar su demanda en el
término de diez días y pedir que se mantengan las medidas otorgadas, plazo que se puede
ampliar hasta por treinta días.
Agrega dicha norma que si no se deduce demanda oportunamente, o no se pide en ellas
que continúen en vigor las medidas decretadas, por este solo hecho quedará responsable
el que las haya solicitado por los perjuicios causados, considerándose doloso su
procedimiento.
Sobre este particular, debe tenerse presente que, atendida la oportunidad en que debe
presentarse la demanda civil en el nuevo procedimiento penal, el Art.157 del Código
Procesal Penal dispone que una vez concedida la medida, “el plazo para presentar la
demanda se extenderá hasta la oportunidad prevista en el Art.60”, esto es, “hasta quince
días antes de la fecha fijada para la realización de la audiencia de preparación del
juicio oral”, según lo prescriben los Arts. 60 y 261 de dicho cuerpo legal.
115
5) Permanencia.
Una vez dispuesta la permanencia de estas medidas por el tribunal, ellas se mantendrán
vigentes durante el juicio mientras no sean dejadas sin efecto por una nueva decisión
judicial, debiendo señalarse que por mandato del Art.301 del Código de Procedimiento
Civil, las medidas precautorias reales son de carácter esencialmente temporal, por lo que
deberán hacerse cesar siempre que desaparezca el peligro que se ha procurado evitar o
se otorguen cauciones suficientes.
Debe tenerse presente, además, que el Art.68 dispone que si antes de comenzar el juicio
oral, el procedimiento penal continuare conforme a las normas sobre procedimiento
abreviado o si por cualquier causa éste terminare o se suspendiere, sin decisión sobre la
acción civil que se hubiere deducido, las medidas cautelares reales que se hubieren
decretado por el tribunal sólo se mantendrán vigentes hasta la presentación de la
demanda civil ante el tribunal que corresponda siempre que ello ocurra dentro del
término de sesenta días.
Finalmente, cabe agregar en esta materia, que en el caso que el fiscal comunique su
decisión de no perseverar en el procedimiento, el inciso final del Art.248 prescribe que
esta comunicación dejará sin efecto la formalización de la investigación, “dará lugar a que
el juez revoque las medidas cautelares que se hubieren decretado” y la prescripción de la
acción penal continuará corriendo como si nunca se hubiera interrumpido. A nuestro
juicio, al no haber hecho la ley ninguna distinción entre medidas cautelares personales y
reales, las comprende a ambas.
B.-RECURSO DE APELACIÓN.
116
5.-NULIDADES PROCESALES.
1) Concepto.
Antes de continuar, conviene dejar claramente establecido que la nulidad procesal a que
se refiere el Art.159, como el mismo precepto lo señala, es la nulidad de las actuaciones
y diligencias JUDICIALES; no se aplica a las diligencias de investigación realizadas por
el fiscal y la policía. Estas últimas podrán dar origen a otro tipo de sanciones, distinta de
la nulidad, en caso que no se respeten las normas que las permiten o regulan,
especialmente si se realizan con infracción de las garantías fundamentales.
117
infringido sustancialmente, entre otros, “derechos o garantías asegurados por la
Constitución.”
b) Existencia de un perjuicio.
118
intervinientes como un requisito de validez de las mismas, o lo que es lo mismo, su
ausencia es susceptible de producir su nulidad.
Determinar cuándo existe perjuicio por la inobservancia de las normas procesales que
rigen las actuaciones y diligencias procesales, o lo que es lo mismo, cuándo esta
inobservancia o defecto ha atentado en contra de las posibilidades de defensa de alguno
de los intervinientes, es una cuestión que deberá resolver el tribunal en cada caso
concreto. Sin embargo, la ley acude en ayuda del intérprete, al establecer una
PRESUNCIÓN DE DERECHO. En efecto, el Art.160 estatuye que “Se presumirá de
derecho la existencia del perjuicio si la infracción hubiere impedido el pleno ejercicio
de las garantías y de los derechos reconocidos en la Constitución, o en las demás
leyes de la República.”
Como puede observarse, se trata de una presunción de carácter amplia, no sólo porque
no admite prueba en contrario, atendida su naturaleza, sino porque además, comprende,
en general, todas las garantías y derechos constitucionales y legales.
119
3) Titulares de la solicitud de nulidad procesal.
El Art.162 preceptúa que sólo podrá pedir la nulidad de algún acto de procedimiento el
interviniente que haya resultado perjudicado por el vicio y que no hubiere
concurrido a causarlo.
Como puede observarse, la mencionada disposición contiene una doble exigencia: 1º) que
el que solicita la nulidad haya resultado perjudicado con el vicio; y 2º que no hubiere
concurrido a causarlo. La segunda exigencia se inspira en el aforismo jurídico
consistente en que nadie puede aprovecharse de su propio dolo o culpa.
El Art.163 contiene una novedosa disposición consistente en que si el tribunal estima que
se ha producido un acto viciado y la nulidad no se hubiere saneado aún, deberá poner
este hecho en conocimiento del interviniente en el procedimiento a quien estimare que
la nulidad le ocasiona un perjuicio, “a fin de que proceda como creyere conveniente a
sus derechos”, a menos que se tratare de una nulidad de las previstas en el Art.160, caso
en el cual PODRÁ declararla de oficio. Como sabemos, el Art.160 presume de derecho
la existencia del perjuicio si la infracción hubiere impedido el pleno ejercicio de las
garantías y de los derechos constitucionales y legales.
La misma norma agrega que, con todo, no podrá reclamarse la nulidad de actuaciones
verificadas durante la etapa de investigación después de la audiencia de preparación
del juicio oral. Obviamente, las actuaciones viciadas que produzcan perjuicio a alguno
120
de los intervinientes, reparables sólo con su invalidación, y que ocurran durante el
transcurso de esta última audiencia, deberán solicitarse dentro de ella misma.
5) Saneamiento de la nulidad.
El Art.165 estatuye que “La declaración de nulidad del acto conlleva la de los actos
consecutivos que de él emanaren o dependieren.”
El efecto propio de la declaración de nulidad es la invalidación del acto viciado, pero
además, por efecto extensivo, la de todas aquellas actuaciones que emanaren o fueren una
consecuencia directa de dicho acto, sobre lo cual el tribunal deberá hacer una declaración
expresa.
Debe recordarse que el Código de Procedimiento Civil, contiene una norma semejante al
disponer en su Art. 83 que la declaración de nulidad de un acto, no importa la nulidad de
todo lo obrado. El tribunal, al declarar la nulidad, deberá establecer precisamente cuáles
actos quedan nulos en razón de su conexión con el acto anulado.
En este punto conviene dejar en claro la diferencia fundamental entre la NULIDAD
PROCESAL y el RECURSO DE NULIDAD. La primera pretende la invalidación del
acto o diligencia procesal viciado y de los actos que de él emanen o dependan, sobre
lo cual el tribunal deberá hacer una declaración expresa. El segundo, por regla general,
pretende la invalidación de TODO el juicio oral, incluyendo la sentencia definitiva
pronunciada a su término.
Cabe señalar que el Art. 165, mencionado, contiene además una decisión novedosa,
puesto que determina que el tribunal, junto con declarar los actos que concretamente
deberán ser invalidados, siendo ello posible “ordenará que se renueven, rectifiquen o
ratifiquen”.
La exigencia anterior mira a la corrección del procedimiento.
121
Sin embargo, debe observarse que la misma norma impone una limitación al tribunal en
esta materia, al disponer que la declaración de nulidad no podrá retrotraer el
procedimiento a etapas anteriores, a pretexto de la repetición del acto, rectificación del
error o cumplimiento del acto omitido, salvo en los casos en que ello correspondiere de
acuerdo con las normas del RECURSO de nulidad.
Para una mayor claridad de lo expresado, la norma referida pone dos ejemplos: primero,
si durante la audiencia de preparación del juicio oral se declarare la nulidad de actuaciones
judiciales realizadas durante la etapa de investigación, el tribunal no podrá ordenar la
reapertura de ésta; y segundo, las nulidades declaradas durante la audiencia del juicio oral
no retrotraerán el procedimiento a la etapa de investigación o a la audiencia de
preparación del juicio oral.
122
6.-CONCLUSIÓN DE LA INVESTIGACIÓN
A.-CIERRE DE LA INVESTIGACIÓN.
1) Concepto.
Al igual que el Código de Procedimiento Penal, que instituye el cierre del sumario, en
su Art.401, el Código Procesal Penal establece el cierre de la investigación, en su
Art.247, como una forma de terminar “oficialmente” esta etapa de indagación y para que
se inicie, en este caso, la de PREPARACIÓN DEL JUICIO ORAL con la formulación
de la ACUSACIÓN, cuando ella proceda.
Las actuaciones más relevantes de esta segunda etapa, denominada también “Intermedia”
son la “Acusación Fiscal”, la “Audiencia de Preparación del juicio Oral” y el “Auto
de Apertura del juicio Oral”, resolución esta última que nos conduce derechamente al
JUICIO ORAL.
Debe tenerse presente que el fiscal es el único que puede declarar cerrada la
investigación criminal, investigación que la Constitución y la ley le han encomendado
también en forma exclusiva. Lo anterior, descarta, desde ya, la idea de un acto
jurisdiccional; se trata, pues, de una decisión administrativa del Órgano investigador.
Por otra parte, como puede advertirse, esta atribución guarda estricta consonancia con
la formalización de dicha investigación, actividad que también le corresponde en forma
exclusiva al ministerio público.
Cabe señalar que el Código Procesal Penal, si bien se preocupó de fijar la oportunidad en
que el fiscal debe declarar cerrada la investigación, no se preocupó de establecer la forma
específica en que éste debe hacerlo cuando procede voluntariamente y cómo debe ponerlo
en conocimiento de los demás intervinientes.
Ante el silencio de la ley, y tratándose de una decisión tan trascendental creemos que
deberá dejar constancia escrita de ello en el Registro de que dispone y, por aplicación de
123
lo dispuesto en el Art.22, deberá comunicar formalmente esta decisión a los demás
intervinientes en el procedimiento, bajo su responsabilidad, “por cualquier medio
razonable que resultare eficaz”.
En caso que deba celebrarse la audiencia oral dispuesta en el Art. 247, que, como
luego veremos es la que decreta el juez de garantía a petición del imputado o querellante
cuando el fiscal no declara cerrada la investigación en la oportunidad debida, en el evento
de que el fiscal se allane a cerrarla, “deberá formular en la audiencia la declaración
en tal sentido”.
Una vez que el fiscal ha declarado cerrada la investigación, como es natural, debe cesar
toda actividad de indagación del hecho punible, así como la relativa a la participación del
imputado.
Una vez que se han practicado las investigaciones necesarias para la averiguación del
hecho punible y la determinación de sus autores, cómplices y encubridores, el fiscal
declarará cerrada la investigación, y dentro de los diez días siguientes, deberá optar
por alguna de las tres alternativas que le señala el Art.248, que luego veremos.
Como sabemos, el plazo máximo de que dispone el fiscal para realizar la investigación
criminal es de DOS AÑOS contados desde la formalización de la investigación. Lo dice
en forma expresa el Art.247.
Decimos que el plazo de dos años es el máximo de que dispone el fiscal para estos
efectos, puesto que, como vimos, en conformidad con lo prescrito por el Art.234, el juez
de garantía, dentro de la audiencia de formalización de la investigación, de oficio,
o a petición de alguno de los intervinientes y oyendo al fiscal, puede fijar uno menor
cuando lo considere necesario para cautelar las garantías de dichos intervinientes y
cuando las características de la investigación lo permitieren.
En consecuencia, EL FISCAL DECLARARÁ CERRADA LA INVESTIGACIÓN:
a) cuando la investigación se encuentre agotada, aún cuando no haya vencido el
plazo legal o el judicial de que disponga; y
b) cuando venza el plazo de dos años, indicado por el Art.247, o el menor fijado
por el juez de garantía.
124
Con respecto a la naturaleza de los plazos indicados, debe observarse que el de dos años
señalado por el Art.247, es un plazo legal y, por tanto, fatal, esto es, por su
vencimiento extingue la posibilidad de ejercer un derecho o la oportunidad para realizar
alguna actuación. Ello se desprende de lo prescrito en los Arts.14 del Código Procesal
Penal y 64 del de Procedimiento Civil, este último aplicable en la especie por mandato del
Art.52 del primero de estos cuerpos legales.
En cambio, el que fija el juez de garantía, en virtud de la autorización del Art. 234
del Código Procesal Penal, claramente es un plazo judicial y así lo califica precisamente
dicha disposición. Por tanto, no es fatal y puede ser prorrogado conforme lo dispone
el Art.67 del Código de Procedimiento Civil, cumpliéndose los supuestos que este
precepto consigna, aplicable igualmente debido a la norma remisoria del Art.52 del
Código Procesal Penal.
4) ¿Qué ocurre si el fiscal no cierra la investigación dentro del plazo legal o judicial?
El Art.247 prescribe que, en tal caso, el imputado o el querellante pueden ocurrir ante el
juez de garantía pidiéndole “que aperciba al fiscal para que proceda a tal cierre”.
Si bien, el artículo citado se refiere específicamente a la situación en que hubiere
transcurrido el plazo LEGAL de dos años sin que el fiscal cierre la investigación,
estimamos que tal apercibimiento es igualmente procedente en el caso en que se trate del
plazo menor fijado por el juez de garantía, dado que el Art.247 dispone que al
vencimiento del plazo fijado por el juez “se producirán los efectos previstos en el
Art.247".
125
La misma norma se encarga de explicar cómo se lleva a cabo este apercibimiento al
señalar que, “Para estos efectos”, el juez citará a los intervinientes a una audiencia y, si
el fiscal no compareciere, o si, compareciendo, se negare a declarar cerrada la
investigación, el juez decretará el SOBRESEIMIENTO DEFINITIVO de la causa.
Se trata, sin duda, de una decisión obligatoria para el juez y, que, a la vez, importa una
especie de sanción para el fiscal que ha dejado transcurrir la investigación más allá de su
término sin que la haya declarado cerrada.
Esta resolución es apelable y como la ley no especificó los efectos del recurso deberemos
entender que la apelación deberá concederse en el solo efecto devolutivo, atendido lo
dispuesto por el Art.368.
EN SUMA, EL FISCAL:
a) Cierra voluntariamente la investigación, a más tardar, al término del plazo
legal de dos años o del menor que hubiere fijado el juez de garantía: comienza
a correr el plazo de diez días para los efectos del Art.248
b) No cierra la investigación dentro de plazo: el imputado y el querellante pueden
pedir al juez de garantía una audiencia para que se lo aperciba;
b.1) En la audiencia citada, el fiscal se allana y cierra: tiene el plazo de diez
días para los efectos del Art.248;
b.2) No concurre a la audiencia, o, concurriendo se niega a cerrar: el juez
decreta el sobreseimiento definitivo.
126
5) Actitudes que puede adoptar el fiscal una vez cerrada la investigación.
Una vez que el fiscal ha declarado cerrada la investigación en cualquiera de las hipótesis
vistas, dispone del plazo de diez días, corridos y fatales, para adoptar alguna de las
alternativas que le indica el mencionado Art.248:
a) Solicitar el SOBRESEIMIENTO DEFINITIVO O TEMPORAL EN LA
CAUSA;
b) Formular ACUSACIÓN, cuando estimare que la investigación proporciona
fundamento serio para el enjuiciamiento del imputado contra quien se hubiere
formalizado la misma; y
c) Comunicar su decisión de NO PERSEVERAR EN EL PROCEDIMIENTO,
por no haberse reunido durante la investigación los antecedentes suficientes
para fundar una acusación.
Pero puede ocurrir que el fiscal no adopte ninguna de estas alternativas dentro del
plazo de diez días contados desde el cierre de la investigación no obstante que se trata
de un plazo fatal.
¿Qué derechos le asisten a los demás intervinientes?
El inciso tercero del citado Art.247 previene que si ha transcurrido el plazo de diez días
referido sin que el fiscal haya deducido acusación, el juez, de oficio, o a petición de
alguno de los intervinientes, citará a una AUDIENCIA y dictará sobreseimiento
definitivo en la causa. Por supuesto, y aún cuando la norma lo omite por error, no
resulta procedente la citación a la audiencia dicha en el caso en que el fiscal haya optado
oportunamente por alguna de las otras dos alternativas indicadas en el Art.248.
Como puede observarse, en este evento el legislador obliga igualmente al juez de garantía
a decretar el sobreseimiento definitivo de la causa motivado, esta vez, por la negligencia
del fiscal en el cumplimiento de su obligación legal de optar oportunamente por una
de las tres alternativas indicadas en el Art.248.
127
B.-REAPERTURA DE LA INVESTIGACIÓN.
Pues bien, el Art.257 concede a los intervinientes una última oportunidad para reiterar
dichas diligencias, pero esta vez, directamente ante el juez de garantía.
En efecto, la citada norma prescribe que hasta la realización de la audiencia que debe
celebrarse para resolver la petición de sobreseimiento del fiscal o para dar a conocer su
decisión de no perseverar en el procedimiento, y durante la misma, los intervinientes
podrán REITERAR la solicitud de diligencias precisas de investigación que
oportunamente hubieren formulado durante la investigación y que el ministerio
público hubiere rechazado. Es preciso enfatizar que debe tratarse de las mismas
diligencias que se hubieren solicitado durante la investigación; la petición de diligencias
nuevas en esta etapa procesal es improcedente.
Agrega dicha norma que si el juez de garantía acogiere la solicitud, ordenará al fiscal
REABRIR la investigación, cerrada por él, y proceder a la realización de las diligencias
precisas que conceda en el plazo que le fijará, el que podrá ampliar, por una sola vez a
petición del mismo fiscal.
128
Vencido el plazo o su ampliación, o aún antes de ello si se hubieren cumplido las
diligencias, el fiscal cerrará nuevamente la investigación y procederá en la forma
señalada en el Art.248.
1) Petición de sobreseimiento.
Ambos pueden ser solicitados únicamente por el fiscal -con la excepción que se dirá- una
vez que se ha declarado cerrada la investigación y dentro de los diez días subsiguientes.
La petición del fiscal habrá de ser precisa, no sólo en cuanto a la naturaleza del
sobreseimiento que pide, sino que además con respecto a la causal específica que lo
autoriza legalmente para impetrarlo. Asimismo, el ministerio público deberá acompañar
a la solicitud los antecedentes que justificaren la petición de sobreseimiento o, al menos,
llevarlos a la audiencia en que se ventilará esta cuestión, para que los conozcan los demás
129
intervinientes y el tribunal, particularmente este último que, en definitiva, es el que el que
debe resolver.
El juez, para pronunciarse sobre esta solicitud, debe citar a todos los intervinientes a una
audiencia, a fin de escucharlos. Debe señalarse a este respecto que la presencia del
querellante resulta vital, puesto que éste tiene derecho a oponerse a la petición de
sobreseimiento del fiscal y puede forzar la acusación o asumirla en lugar de él, como
luego veremos. Creemos que si no fuera citado a esta audiencia, ella adolecería de un
vicio de nulidad y podría ser invalidada.
Una comparación entre las causales que permitían decretar el sobreseimiento definitivo
en el Código de Procedimiento Penal y las que lo hacen procedente en el Código Procesal
Penal, nos permite concluir que varias de ella son similares.
En cambio, sí existen diferencias notables con respecto a las causales del sobreseimiento
temporal en ambos cuerpos de leyes, puesto que en el Código Procesal Penal no se
contemplan las dos primeras que autorizaban el sobreseimiento de este carácter en el
Código de Procedimiento Penal y que, sin duda, eran las más invocadas para
decretarlo. La primera, consignada en el Art.409 Nº 1º, operaba cuando de los
antecedentes del sumario no resultaba complemente justificada la perpetración del delito
que le había dado origen y la segunda, contenida en el Art. 409 Nº 2º, cuando resultando
del sumario haberse cometido el delito, no había indicios suficientes para acusar a
determinada persona como autor, cómplice o encubridor.
Mucho se criticó a los jueces del crimen por la gran cantidad de sobreseimientos
temporales que se decretaban mensualmente por alguno de estos dos motivos,
imputándoles el fracaso de la investigación llevada a cabo en estos casos. Como hemos
dicho, más que el fracaso de la investigación judicial, se trató, en realidad, del fracaso de
la investigación policial. Pero, para ser justos, tampoco se trató, en rigor, de la falta de
diligencia de Carabineros de Chile o de la Policía de Investigaciones. Estos organismos
policiales adujeron, con razón, que carecían de recursos humanos, técnicos y materiales
suficientes para llevar adelante, con éxito, TODAS las investigaciones encomendadas,
propósito que, por lo demás, resulta casi imposible de llevar a cabo.
A lo anterior, debe agregarse un factor que siempre se ha silenciado en estos comentarios
y críticas, y es la falta de cooperación y de interés que han evidenciado los organismos
sociales, e incluso, las víctimas y ofendidos en estas investigaciones judiciales y policiales.
Muchos piensan que basta con la denuncia efectuada a Carabineros o Investigaciones con
respecto a la comisión de un hecho que reviste los caracteres de delito, por lo que
130
después de efectuada, se desentienden del asunto y muchas veces ni siquiera concurren
a las citaciones de la policía o de los tribunales.
Cabe observar que el nuevo Código Procesal Penal, si bien, no contempló específicamente
entre las causales de sobreseimiento temporal las dos que se han referido, autorizó al
ministerio público, en el Art.167, para ARCHIVAR PROVISIONALMENTE aquellas
investigaciones en las que no aparecieren antecedentes que permitieran desarrollar
actividades conducentes al esclarecimiento de los hechos, facultad que, por la
generalidad de sus términos, podría ser asimilada, en alguna medida, a las dos causales
de sobreseimiento temporal del Código de Procedimiento Penal, mencionadas.
Por otra parte, cabe mencionar que la facultad de que dispone el ministerio público para
hacer pública su decisión de no perseverar en el procedimiento, encuentra fundamento en
la falta de antecedentes suficientes para fundar una acusación, precisamente porque no
ha logrado reunir pruebas o evidencias bastantes para esclarecer debidamente los hechos
o la participación atribuida al imputado.
En primer lugar, debe señalarse que si bien le corresponde al fiscal solicitar al juez de
garantía el sobreseimiento definitivo, por excepción, el Art.93, letra f), le concede
también este derecho al IMPUTADO y, en caso de desecharse su petición, le otorga,
además, el derecho para recurrir en contra de la resolución denegatoria. Como veremos,
en el delito de giro doloso de cheques –actualmente delito de acción penal privada en las
hipótesis del actual Art. 22 de la Ley de Cheques– la petición de sobreseimiento definitivo
debe efectuarla el querellado.
Se trata de una norma difícil de conciliar con el resto de las regulan el cierre de la
investigación y las opciones que después de este cierre le corresponden al fiscal.
Asimismo, claramente no se encuentra en sintonía con la facultad exclusiva que la
Constitución y la ley le entregan al ministerio público en orden a investigar todos los
crímenes y simples delitos de acción pública mientras existan diligencias que deban
realizarse.
Tal vez debiera entenderse, no obstante la pobreza de sus términos, que el imputado tiene
derecho a pedir el sobreseimiento definitivo cuando el fiscal declare cerrada la
investigación. Si se entendiera, por el contrario, que goza de esta facultad en cualquier
momento de la investigación, obligaría en cierta forma, al juez de garantía, para resolver,
131
a revisar y a calificar la suficiencia de la investigación llevada a cabo por el fiscal, la que
pudiera encontrarse incompleta, y para lo cual éste puede disponer aún de parte del
plazo legal o judicial para terminarla, cuestión que, por lo demás, no le compete al
órgano judicial.
c) Sobreseimiento por renuencia del fiscal para adoptar alguna de las alternativas
indicadas en el Art.248.
d) Sobreseimiento por renuencia del fiscal para subsanar los vicios formales de que
adolezca su acusación.
132
Como expusimos, si el hecho denunciado no fuere constitutivo de delito, el fiscal puede
decidir no iniciar la investigación en virtud de lo dispuesto en el Art.168, constituyendo
éste el segundo de los mecanismos de que dispone el ministerio público para no iniciar o
abandonar una investigación criminal.
Recordemos, además, que en virtud de lo prescrito en la letra c) del Art.114, el juez de
garantía, luego de examinar la querella puede no admitirla a tramitación precisamente por
estimar que los hechos consignados en ella no configuran un delito.
Pero, no obstante estos dos controles pudo ocurrir que se iniciara una investigación
criminal, debido a que pudo haberle asistido una duda razonable al fiscal o al juez acerca
de si el hecho denunciado o consignado en la querella constituía o no un delito. Pero, si
posteriormente, una vez efectuada la investigación, queda en claro que ese hecho
verdaderamente no constituye un delito, el fiscal deberá pedir el sobreseimiento definitivo
y el juez así deberá decretarlo.
133
extinguido por alguno de los motivos establecidos en la ley, entre ellos, la prescripción
de la acción penal.
Cabe formular sobre este particular las mismas consideraciones que hicimos a propósito
de la atribución del fiscal para decidir no iniciar una investigación criminal por encontrarse
extinguida la responsabilidad penal del imputado conforme a lo dispuesto en el Art.168
y que, de acuerdo con lo expresado en la letra d) del Art.114, el juez de garantía pudo,
asimismo, declarar inadmisible la querella presentada por constar de los antecedentes
consignados en ella que se encontraba extinguida la responsabilidad penal del querellado.
Sin embargo, como pese a estos controles, pudo darse curso a la investigación, o dicha
extinción pudo aparecer después, durante su transcurso, el Art.250, en su letra b), le
permite al juez de garantía decretar el sobreseimiento definitivo, a petición del fiscal.
El inciso final del Art.250 prescribe que no se podrá dictar sobreseimiento definitivo
respecto de los delitos que, conforme a los tratados internacionales ratificados por Chile
y que se encuentren vigentes, SEAN IMPRESCRIPTIBLES o no puedan ser amnistiados,
salvo en los casos de los Nºs 1 y 2 del Art.93 del Código Penal, que se refieren, el
primero, a la muerte del imputado y el segundo, al cumplimiento de la condena.
i) Cuando sobreviniere un hecho que, con arreglo a la ley, pusiere fin a dicha
responsabilidad.
Es el caso, por ejemplo, del delito de giro doloso de cheque, en que durante el transcurso
de la investigación el querellado puede pagar el monto del cheque que dio motivo a la
querella, sus intereses corrientes y las costas del juicio, evento en que el juez, a
requerimiento del propio imputado, y en virtud de lo prescrito en el Art.22 de la Ley
sobre Cuentas Corrientes Bancarias y Cheques, debe dictar sobreseimiento definitivo,
salvo que de los antecedentes aparezca en forma clara que el querellado ha girado el
cheque con ánimo de defraudar.
Debe recordarse que el delito de giro doloso de cheque después de la modificación
introducida por la ley Nº 19.806 de 31 de mayo de 2002 al Art. 42 de la Ley de Cheques,
es un delito de acción penal privada en las hipótesis que contempla actualmente el Art.
22 de la segunda de estas leyes, por tanto ninguna intervención tiene en ellos el ministerio
público.
134
Esta causal de sobreseimiento definitivo dice relación con la circunstancia de que un
mismo hecho ilícito no puede dar origen a dos procedimientos diferentes. Si el hecho que
se investiga en un procedimiento determinado ya fue materia de otra investigación en la
que recayó sentencia firme, debe dictarse sobreseimiento definitivo una vez acreditada
esta circunstancia.
Sobre este respecto es útil tener presente que de acuerdo con el inciso segundo del Art.1º
del Código Procesal Penal, la persona condenada, absuelta o sobreseída definitivamente
por sentencia ejecutoriada, no podrá ser sometida a un nuevo procedimiento penal por
el mismo hecho.
135
Cuando, después de cometido el delito, el imputado cayere en ENAJENACIÓN
MENTAL, de acuerdo con lo dispuesto en el título VII del Libro IV, Arts.455 y
siguientes, debe ser sobreseído temporalmente.
Si rechazare la solicitud, ello no implica necesariamente que el fiscal deba acusar puesto
que el mismo precepto legal estatuye que en este caso queda a salvo la atribución del
ministerio público para comunicar su decisión de no perseverar en el procedimiento.
El Art.253 dispone que el sobreseimiento sólo será impugnable por la vía del recurso de
apelación ante la Corte de Apelaciones respectiva.
Cabe hacer notar que la ley concede este recurso cuando SE HA DECRETADO el
sobreseimiento definitivo o temporal, por lo que podría entenderse que resulta
improcedente si se ejerce en contra de la resolución del juez de garantía que niega lugar
a la petición de sobreseimiento.
Esta conclusión deriva del tenor literal de la norma citada y de lo dispuesto en el Art.370
que previene que las resoluciones del juez de garantía serán apelables en los casos que
dicho artículo indica determinadamente -en ninguno de los cuales se comprende la
resolución denegatoria del sobreseimiento solicitado- y cuando la ley lo señalare
expresamente, de lo cual se infiere que siendo este recurso de carácter excepcional, no
fue concedido para impugnar las resoluciones que NIEGAN lugar al sobreseimiento
pedido.
136
Sin embargo, cabe tener presente que el Art.93, letra f), ya citado, estatuye que el
imputado puede solicitar el sobreseimiento definitivo y si su petición fuere denegada por
el juez de garantía puede recurrir en contra de ella, lo que debería entenderse como el
derecho a ejercer el recurso de apelación.
En todo caso, debe señalarse que el efecto anterior se produce únicamente con respecto
al imputado que ha sido objeto del sobreseimiento, puesto que si el procedimiento se ha
seguido en contra de dos o más y el sobreseimiento se refiere sólo a uno de ellos, éste
continuará con respecto a los demás.
b) Sobreseimiento temporal.
Como ya lo anunciamos, conforme a lo que dispone el Art.248, una de las tres opciones
que tiene el fiscal después de cerrada la investigación es COMUNICAR la decisión de no
perseverar en el procedimiento, por no haberse reunido durante la investigación los
antecedentes suficientes para fundar una acusación.
Debe señalarse que se trata simplemente de una comunicación, por lo que ella no se
encuentra sujeta a la aprobación o rechazo por parte del juez de garantía, sin perjuicio de
137
la situación a que se refiere el penúltimo inciso del Art.258, relativa al forzamiento de la
acusación.
Para estos efectos, al igual que en el caso en que el fiscal solicite el sobreseimiento
definitivo o temporal, debe formular un requerimiento al juez de garantía, quien citará a
todos los intervinientes a una audiencia para darla a conocer.
F.-FORZAMIENTO DE LA ACUSACIÓN.
138
acusación del ministerio público deberá ser formulada dentro de los diez días siguientes,
en conformidad con las reglas generales.
Es lo que se conoce con el nombre de “forzamiento de la acusación”.
Por el contrario, si el fiscal regional, dentro de los tres días de recibidos los antecedentes,
ratificare la decisión del fiscal a cargo del caso, el juez podrá disponer:
a.1) Que la acusación correspondiente sea formulada por el QUERELLANTE,
acogiendo su oposición al sobreseimiento, quien la habrá de sostener en lo
sucesivo en los mismos términos que el Código Procesal Penal establece para
el ministerio público.
a.2) Que el procedimiento debe ser suspendido o terminado desechando, en este
caso, la oposición del querellante, evento en que procederá a dictar el
sobreseimiento correspondiente.
El Art. 258, en su inciso final, previene que la resolución que negare lugar a la petición
del querellante de ejercer él mismo la acusación en contra del imputado será
INAPELABLE, sin perjuicio de los recursos que procedieren en contra de la decisión que
pusiere término al procedimiento.
En la audiencia en que el fiscal da a conocer esta decisión por no contar con los
antecedentes suficientes para fundar una acusación, el querellante puede pedir al juez de
garantía “que lo faculte para ejercer los derechos a que se refiere el inciso anterior”,
esto es, sostener en el futuro la acción penal en contra del imputado, en lugar del
fiscal.
El juez puede acceder o no a esta petición; si accede, el querellante sostendrá la acción
penal en el futuro, en lugar del fiscal, tanto en la audiencia de preparación del juicio oral
como en el juicio oral mismo. Si el juez desecha la petición, se producirán los efectos
señalados anteriormente, volviendo la causa al estado de la investigación preliminar.
La resolución del juez de garantía que negare lugar a la petición del querellante será
inapelable conforme a prescrito por el citado Art. 258.
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7.-PREPARACIÓN DEL JUICIO ORAL
A.-ACUSACIÓN.
1) Concepto.
Como dijimos, una de las tres opciones que el Art.248 concede al fiscal es la de formular
acusación en contra del imputado.
La acusación fiscal no puede referirse a personas distintas de las que fueron objeto
de la formalización, como tampoco a hechos ilícitos diferentes de los relacionados
en aquella. Lo dice el inciso final del Art.259 cuando expresa que “la acusación sólo
podrá referirse a hechos y personas incluidos en la formalización de la investigación”.
Sin embargo, es perfectamente posible que el fiscal no refiera su acusación a todos los
imputados o a todos los hechos ilícitos comprendidos en la formalización; podrá formular
cargos sólo en contra de uno o más de los imputados, por uno o más delitos
determinados.
También es posible que en su acusación, el fiscal haga una calificación jurídica distinta de
los hechos ilícitos de la que hizo en la formalización de acuerdo con el mérito de las
pruebas y evidencias reunidas durante la etapa de investigación.
140
Cabe señalar, por otra parte, que también deberá existir una congruencia entre la
acusación fiscal y la sentencia definitiva que se dicte.
Lo dice en forma expresa el Art.341 cuando previene que “La sentencia condenatoria no
podrá exceder el contenido de la acusación”. En consecuencia, agrega,” no se podrá
condenar por hechos o circunstancias no contenidos en ella”.
Pero, al igual de lo que sucede entre formalización y acusación, la sentencia puede dar
una calificación jurídica distinta a los hechos de la contenida en la acusación, siempre que
ello se hubiere advertido a los intervinientes durante la audiencia del juicio oral.
3) Órgano acusador.
Por otra parte, debe tenerse presente que la acusación fiscal, y sólo ella es la que da
comienzo a la etapa de preparación del juicio oral. El querellante, si bien, puede adherir
a dicha acusación o presentar una acusación particular, por su parte, debe esperar a que
el fiscal presente formalmente la suya. Lo anterior fluye nítidamente de lo expresado en
los Arts.260 y 261. El primero, señala que una vez que el fiscal ha presentado su
acusación, el juez de garantía citará a todos los intervinientes a una audiencia de
141
preparación del juicio oral y el segundo, que, hasta quince días antes de la fecha
fijada para la celebración de esta audiencia, el querellante podrá adherir o presentar su
acusación particular.
Queda claro, entonces, que el proceso que conduce a la audiencia de preparación del
juicio oral se desencadena con la acusación fiscal, no con la del querellante particular.
4) Contenido de la acusación.
En primer lugar, debe señalarse que la acusación fiscal debe presentarse por escrito ante
el juez de garantía; por excepción, el Art.235 permite que el fiscal formule su acusación
verbalmente y ello ocurre, como ya tuvimos oportunidad de verlo, cuando en la audiencia
de formalización de la investigación, éste pide “que la causa pase directamente a juicio
oral”. En este caso, el fiscal deberá formular verbalmente su acusación y ofrecer prueba
en la misma audiencia.
El Art.259 dispone que la acusación del fiscal debe contener, “en forma clara y precisa”:
142
la atenúan. Por otra parte, se encuentra legalmente obligado a razonar con ambas clases
de circunstancias para determinar la pena que deba aplicarse al imputado.
Sobre este particular, debe tenerse presente que el tribunal, conforme a lo dispuesto en
el Art.341, se encuentra autorizado, además, para tomar en cuenta circunstancias
modificatorias agravantes de responsabilidad penal, no incluidas en la acusación fiscal,
“siempre que se hubiere advertido a los intervinientes en la audiencia.”
143
g) La pena cuya aplicación se pidiere.
La pena que pida el fiscal será la que corresponda al ilícito penal atribuido al imputado,
tomando en cuenta la etapa de desarrollo del delito, grado de participación y
circunstancias modificatorias concurrentes, según aparezca todo ello de los antecedentes
reunidos.
El razonamiento que deberán hacer los fiscales en esta materia, que comprende un
complejo análisis lógico y racional de los antecedentes reunidos y, en especial, una
valoración de todas las pruebas y evidencias acopiadas, se asemeja, al razonamiento,
jurídico, lógico y valorativo que les correspondía hacer a los jueces del crimen cuando
pronunciaban sentencia.
Sin embargo, la diferencia fundamental estriba en que ahora los fiscales SOLICITAN la
aplicación de una pena concreta al tribunal de juicio oral en lo penal y será éste, si decide
condenar, el que deberá determinarla tomando en cuenta lo que diga y pruebe dicho fiscal en
la audiencia respectiva y lo que alegue y pruebe el imputado, en la misma audiencia.
Cabe tener presente que el Fiscal Nacional en la obra, “Reforma Procesal Penal”, tomo 3º,
recomendó a los fiscales regionales reunirse con los fiscales adjuntos para revisar los proyectos
de acusación, procurando “evitar la proliferación de penas excesivamente altas”
144
B.-AUDIENCIA DE PREPARACIÓN DEL JUICIO ORAL.
1) Concepto e importancia.
La audiencia de preparación del juicio oral es, sin duda, la más importante de las
audiencias orales que se celebran ante el juez de garantía y a ella deben ser citados todos
los intervinientes.
Tiene por objeto principal, precisamente, la preparación del juicio que se
desarrollará ante el tribunal de juicio oral en lo penal.
El Art.266 previene que esta audiencia de preparación “será dirigida por el juez de
garantía, quien la presenciará en su integridad, se desarrollará oralmente y durante su
realización no se admitirá la presentación de escritos.”
Debido a su importancia, esta audiencia deberá ser registrada en su integridad, tal como
lo estatuye el Art.40 en relación con lo dispuesto en el Art.41.
El Art.260 prescribe que una vez que ha sido presentada la acusación, el juez de garantía
ordenará que ella sea NOTIFICADA o puesta en conocimiento de todos los intervinientes
145
y los CITARÁ, dentro de las veinticuatro horas siguientes, a la audiencia de preparación
del juicio oral, la que tendrá lugar en un plazo no inferior a veinticinco ni superior
a treinta y cinco días.
De acuerdo con lo prescrito en el Art.25 la notificación deberá incluir una copia íntegra
de la resolución de que se tratare, con la identificación del proceso en el que recayere,
a menos que la ley expresamente ordenare agregar otros antecedentes, o que el juez lo
estimare necesario para la debida información del notificado o para el adecuado ejercicio
de sus derechos.
El citado Art.260 agrega que al imputado, ahora ACUSADO, se le entregará copia de la
acusación fiscal, en la que el fiscal deberá dejar constancia además, del hecho de
encontrarse a su disposición en el juzgado de garantía, los antecedentes acumulados
durante la etapa de investigación para los efectos de que prepare su defensa.
El Art.24 del Código Procesal Penal, dispone que la notificación mencionada, se efectúa,
según hemos dicho, por un funcionario del juzgado de garantía designado para cumplir
esta función por el juez presidente de la Comisión de Jueces, a proposición del
Administrador del tribunal, o bien, por otro ministro de fe designado por el tribunal y, en
casos calificados, por un agente de la policía. Cabe señalar, asimismo, que, como en este
caso la notificación reviste además la calidad de citación, le es aplicable el Art.33 que se
refiere a las citaciones judiciales.
La presencia del fiscal y del defensor del imputado durante la audiencia constituye un
requisito de validez, lo que significa que la ausencia de cualquiera de ellos es susceptible
de producir su nulidad. Por tal motivo, el inciso segundo del Art.269, dispone que la
falta de comparecencia del fiscal debe ser subsanada de inmediato por el tribunal, quien
además pondrá este hecho en conocimiento del fiscal regional. Si no comparece el
defensor público, el tribunal declarará el abandono de la defensa, designará un defensor
de oficio al imputado y dispondrá la suspensión de la audiencia por un plazo que no
excediere de cinco días, con el objeto de permitir al nuevo defensor que se interiorice del
caso.
El inciso final del Art. 269 previene que la ausencia o abandono injustificados de la
audiencia del defensor y del fiscal serán sancionados conforme a lo previsto en el Art.287,
lo que significa que el juez de garantía podrá imponerles, luego de oírlos, una suspensión
del ejercicio de su profesión hasta por dos meses.
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3) Materias que pueden ser tratadas en dicha audiencia.
b) Acuerdos reparatorios.
La audiencia de preparación del juicio oral es la última oportunidad para tratar de estas
dos salidas alternativas. Como se sabe, la primera suspende el procedimiento y,
eventualmente, puede poner término al juicio; la segunda, de ser aprobada por el juez de
garantía, derechamente pone término al juicio.
Como, es obvio, con la aprobación de cualquiera de ellas termina la audiencia de
preparación.
147
g) Conciliación a que debe llamar el juez al demandante civil y al imputado.
El juez de garantía deberá llamar a estos intervinientes a conciliación respecto de la
demanda civil que se hubiere interpuesto, proponiéndoles bases de arreglo.
j) Examen sobre la admisibilidad de los medios de prueba ofrecidos por el fiscal, por
el defensor y por el querellante.
Luego de celebrarse convenciones probatorias, se procederá a tratar de esta importante
materia y después de una deliberación el juez de garantía decidirá cuáles medios
probatorios de los ofrecidos pueden ser utilizados en el juicio oral.
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4) Actitudes que puede adoptar el querellante.
El Art.261 prescribe que hasta quince días antes de la fecha fijada para la celebración de
la audiencia de preparación, el QUERELLANTE podrá:
b) Señalar los vicios formales de que adoleciere el escrito de acusación del fiscal,
requiriendo su corrección.
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5) Actitudes que puede adoptar el acusado.
El Art.263 preceptúa que hasta la víspera del inicio de la audiencia de preparación del
juicio oral, por escrito, o al inicio de la audiencia, en forma verbal, el ACUSADO podrá:
a) Señalar los vicios formales de que adoleciere el escrito de acusación,
requiriendo su corrección.
b) Deducir excepciones de previo y especial pronunciamiento.
c) Exponer los argumentos de defensa que considere necesarios y señalar los
medios de prueba cuyo examen solicitare en el juicio oral, en los mismos
términos que el Art.259 exige al fiscal, relativos a los testigos y peritos.
Como expresamos, a la audiencia de preparación del juicio oral deberán ser citados
TODOS los intervinientes. Se celebrará bajo la dirección del juez de garantía, quien la
presenciará en su integridad y, en su desarrollo, los intevinientes deberán participar
verbalmente, ya que no se admitirá la presentación de escritos.
Luego que el juez verifique la asistencia de las personas citadas, hará una relación
resumida de las presentaciones efectuadas por los intervinientes, dando comienzo con
ello a la audiencia.
150
7) Estudio particular de las materias que pueden ser objeto de la Audiencia de
Preparación del Juicio Oral conforme a un criterio cronológico.
En caso que el fiscal, con el acuerdo del imputado, solicitare la suspensión condicional
del procedimiento, el juez de garantía, luego de oír a los demás intervinientes y estudiar
los antecedentes aportados por el fiscal, podrá otorgar dicho beneficio en caso que
concurran los requisitos que lo hacen procedente, ya analizados. Como dijimos, en la
misma resolución fijará las condiciones que deberá cumplir el imputado y el plazo dentro
del cual deberá hacerlo.
b) Acuerdos reparatorios.
151
Esta resolución aprobatoria del tribunal, como es obvio, pone término no sólo a la
audiencia de preparación sino que además a todo el procedimiento en el evento de que
la acusación se haya referido a un solo imputado, debiendo dictarse sobreseimiento
definitivo.
La circunstancia de que el imputado no diere cumplimiento íntegro y oportuno a las
cuotas que pudieren haberse fijado para la reparación de los perjuicios ocasionados a la
víctima, no tiene la virtud de hacer revivir dicha responsabilidad penal, sin perjuicio,
naturalmente, de que subsista la de orden civil.
152
- Falta de autorización para proceder criminalmente, cuando la
Constitución o la ley lo exigieren.
Esta última excepción se refiere a la circunstancia de no haberse cumplido previamente
con un determinado antejuicio exigido por la Constitución o la ley para proceder
criminalmente en contra de ciertas personas, investidas de autoridad, como ocurre con
los jueces, fiscales del ministerio público y parlamentarios, que requieren,
respectivamente, de querella de capítulos o desafueros.
Si el tribunal las acoge, por este solo hecho se suspende la celebración de la audiencia de
preparación y dependiendo de la naturaleza de la excepción acogida serán los trámites que
deban realizarse. Así, si la excepción acogida fuere la de incompetencia del juez de
garantía, el asunto deberá remitirse al juez de garantía que corresponda; si se tratare de
la falta de autorización para proceder criminalmente, como el desafuero previo, por
ejemplo, éste deberá solicitarse al tribunal que corresponda y si la excepción acogida fuera
la litis pendencia, habrá que esperar a que se falle el juicio que la motiva.
153
La resolución que falle las excepciones referidas es apelable, lo que significa que la
apelación es procedente tanto si la resolución del juez acoge alguna de estas excepciones
como si las desecha, ya que la ley no distingue.
Como dijimos, dicho recurso deberá concederse en el solo efecto devolutivo.
Agrega esta norma que, tratándose de las demás excepciones, esto es, cosa juzgada y
extinción de la responsabilidad penal, cuando el juez de garantía acoja una de ellas
deberá decretar el sobreseimiento definitivo de la causa, “siempre que el fundamento
de la decisión se encontrare suficientemente justificado en los antecedentes de la
investigación.” En caso contrario, agrega la norma, dejará la resolución de la cuestión
planteada para la audiencia del juicio oral. Esta última decisión será inapelable.
La interpretación que parece derivarse del texto del Art.271, es que el juez de garantía
no podría desechar estas excepciones en la audiencia de preparación, por lo que debería
dejar el asunto para que sea resuelto en el juicio oral. Únicamente estaría facultado para
acoger estas excepciones cuando el fundamento de la decisión se hallare justificado en
forma suficiente con los antecedentes de la investigación.
El Art.270 dispone que cuando el juez de garantía considerare que la acusación del fiscal,
del querellante o la demanda civil adolecen de vicios formales, ordenará que los mismos
sean subsanados, sin suspender la audiencia, de ser ello posible.
En caso contrario, agrega, el juez ordenará la suspensión de la audiencia para la
corrección de estos vicios, suspensión que, de ninguna manera, podrá exceder de cinco
días. Transcurrido este plazo, sin que la acusación del querellante o la demanda civil
hayan sido corregidas, se tendrán por no presentadas.
154
Un tratamiento distinto confiere dicho precepto al fiscal, ya que dispone que si éste no
hubiere corregido los vicios ordenados por el tribunal dentro del plazo de cinco días, a
petición de dicho fiscal podrá prorrogarle el plazo por otros cinco días, sin perjuicio de
informar esta circunstancia al fiscal regional.
Finalmente, si el ministerio público no subsanare los vicios formales imputados a su
escrito de acusación, el juez procederá a decretar el sobreseimiento definitivo de la causa,
a menos que existiere querellante particular, que hubiere presentado acusación o hubiere
adherido a la del fiscal. En este caso, el procedimiento continuará sólo con el
querellante y el ministerio no podrá volver a intervenir en el mismo.
Finalmente, la norma dicha prescribe que la falta de oportuna corrección de los vicios de
la acusación, importará una grave infracción de los deberes del fiscal.
Es importante tener presente que la ley procesal no faculta al juez de garantía para revisar
ninguna de las cuestiones de fondo que hayan sido materia de los escritos de acusación
fiscal o particular, ni de la demanda civil, como, por ejemplo, la calificación jurídica de
los hechos, la etapa de desarrollo del delito, grado de participación atribuido al imputado
o la determinación de la responsabilidad civil del imputado.
Se trata de la corrección de vicios, meramente formales, de que pudieren adolecer dichos
escritos.
El Art.273 prescribe que durante la audiencia de preparación del juicio oral, el juez de
garantía deberá llamar al querellante y al imputado a CONCILIACIÓN con respecto a
la acción civil ejercida por el primero en contra del segundo, y proponerles bases de
arreglo. Regirán a este respecto los Arts. 263 y 267 del Código de Procedimiento Civil.
El primero expresa que el juez obrará en esta materia como amigable componedor,
tratando de obtener un avenimiento total o parcial entre ellos, y el segundo, que de la
conciliación que se logre, se levantará un acta que consignará las especificaciones del
arreglo, la que suscribirán el juez, las partes y el secretario, la que se estimará como
sentencia ejecutoriada para todos los efectos legales. Esta última norma, por supuesto,
hay que entenderla en el contexto del nuevo sistema procedimental penal en cuanto a las
formalidades del acta.
Si no se produjere conciliación, el juez deberá resolver en la misma audiencia las
solicitudes de medidas cautelares reales- precautorias -que el querellante hubiere
formulado al deducir demanda civil.
155
g) Petición de prueba anticipada.
156
h) Deliberación y resolución acerca de las pruebas ofrecidas por los intervinientes.
h.1) Importancia de esta materia.
El Art.272 dispone que durante la audiencia de preparación del juicio oral, cada una de
las partes podrá formular las solicitudes, observaciones y planteamientos que estime
relevantes con relación a las pruebas ofrecidas por los demás, para los fines previstos en
los incisos segundo y tercero del Art.276. Los incisos mencionados se refieren a la
exclusión de pruebas para el juicio oral.
Con motivo de la deliberación habida respecto de los medios de prueba ofrecidos, pueden
producirse coincidencias acerca de algunos de los HECHOS o CIRCUNSTANCIAS
comprendidos en los escritos de acusación fiscal, particular, demanda civil y contestación
del acusado.
157
El Art.275 señala que durante la audiencia, el fiscal, el querellante, si lo hubiere, y el
imputado, podrán solicitar en conjunto al juez de garantía que dé por acreditados
ciertos hechos, los que, por tanto, no podrán ser discutidos en el juicio oral.
Dicha norma añade que el propio juez de garantía podrá formular proposiciones a los
intervinientes en este sentido.
Termina dicha norma señalando que si la solicitud de los intervinientes no mereciere
reparos, por conformarse a las alegaciones que se hubieren efectuado, el juez de garantía
indicará en el auto de apertura “los hechos que se dieren por acreditados, a los cuales
deberá estarse en el juicio oral”.
158
h.4) Prueba documental y testimonial dilatoria.
Por otra parte, el juez de garantía se encuentra facultado para desestimar aquellas pruebas
que tienen efectos puramente dilatorios, en los casos que indica, lo que, asimismo,
constituye otra aplicación del principio de economía procesal.
En efecto, el inciso segundo del Art.276, previene que si dicho juez estimare que la
aprobación, en los mismos términos en que hubieren sido ofrecidas las pruebas testimonial
y documental, “produciría efectos puramente dilatorios en el juicio oral”, podrá disponer
que el interviniente que la hubiera ofrecido reduzca el número de testigos o documentos,
“cuando mediante ellos se deseare acreditar unos mismos hechos o circunstancias que no
guardaren pertinencia sustancial con la materia que se someterá a conocimiento del
tribunal de juicio oral en lo penal.”
Finalmente, el penúltimo inciso del Art.276, prescribe que el juez excluirá “las pruebas
que provinieren de actuaciones o diligencias que hubieren sido declaradas nulas y
aquellas que hubieren sido obtenidas con inobservancia de garantías
fundamentales”.
2º. Las pruebas que hubieren sido obtenidas con inobservancia de garantías
fundamentales.
159
Como el Código Procesal Penal no especificó a cuáles garantías fundamentales se refería,
será labor del tribunal determinar, en cada caso concreto, cuáles son éstas.
Se trata de las pruebas ILÍCITAS, lo que constituye uno de los temas más complejos y
controvertidos del nuevo procedimiento penal.
El Código Procesal Penal, en varias disposiciones establece que el fiscal debe solicitar
autorización judicial previa para realizar determinadas diligencias, de tal manera que si no
solicita esta autorización para llevarlas a cabo, o el juez no las autoriza, el fiscal no podría
realizarlas, ni ordenar a la policía que las ejecutara. Tal ocurre, por ejemplo, con los
allanamientos en lugar cerrado y las interceptaciones telefónicas.
Si en virtud de estas diligencias, no autorizadas judicialmente, el fiscal obtuviera algunas
pruebas, armas o instrumentos, por ejemplo, ellas deberían ser excluidas del juicio oral
mediante una declaración en tal sentido del juez de garantía a petición de alguno de los
intervinientes.
Algunos autores sostienen que el juez de garantía podría excluir de oficio las pruebas
ilícitas provenientes de diligencias no autorizadas judicialmente en los casos en que la
requieran. No compartimos este parecer. Creemos que debe mediar una petición concreta
en tal sentido de parte de alguno de los intervinientes, toda vez que la exclusión de
pruebas es de carácter excepcional y, porque en todo caso, la producción de las pruebas
es una actividad que mira al interés de las partes.
Debemos recordar que el auto de apertura del juicio oral únicamente es apelable por el
fiscal cuando el juez de garantía haya excluido algunas de las pruebas ofrecidas por el
ministerio público; no lo concede la ley cuando el juez excluye en dicha resolución
pruebas ofrecidas por los demás intervinientes.
160
demanda civil que se hubiere interpuesto; los hechos que se han dado por establecidos,
y cuáles serán las pruebas específicas que podrán producirse.
Asimismo, contendrá el nombre de testigos y peritos y su individualización
completa, entre otros efectos, para que puedan ser citados al juicio por el tribunal que
conocerá de él.
Ya hemos dicho que esta resolución es apelable únicamente por el fiscal, por causa de la
exclusión de algunas pruebas de las que hubiere presentado, y que la apelación se concede
en ambos efectos.
Esta resolución deberá ser remitida por el juez de garantía al tribunal de juicio oral
competente dentro de las cuarenta y ocho horas siguientes a su notificación,
poniendo a su disposición a las personas sometidas a prisión preventiva o a otras medidas
cautelares personales.
161
Existe una clara colisión entre los Arts.277 y 281, que no fue advertida por el legislador.
En la práctica, algunos jueces de garantía, con muy buen criterio, no remiten el citado
auto de apertura sino una vez que ha transcurrido el plazo para que sea apelado.
El nuevo Art. 157 del Código Orgánico de Tribunales, luego de la sustitución efectuada
por la citada ley N° 19.708, expresa que será competente para conocer de un delito el
tribunal en cuyo territorio se hubiere cometido el hecho que da motivo al juicio,
añadiendo que el delito se entenderá cometido en el lugar donde se hubiere dado
comienzo a su ejecución.
Agrega que el JUZGADO DE GARANTÍA del lugar de comisión del hecho investigado
conocerá de las gestiones a que diere lugar el procedimiento previo al juicio oral.
Consecuente con la norma anterior, el inciso primero del Art.70 del Código Procesal
Penal, dispone que el juez de garantía llamado por la ley a conocer las gestiones a que dé
lugar el respectivo procedimiento se pronunciará sobre las autorizaciones judiciales
previas que solicitare el ministerio público para realizar actuaciones que privaren,
restringieren o perturbaren el ejercicio de los derechos asegurados por la
Constitución.
El mencionado Art. 157 señala, además, que sin perjuicio de lo anterior, cuando las
gestiones debieren efectuarse fuera del territorio jurisdiccional del juzgado de garantía y
se tratare de diligencias urgentes, la autorización judicial previa podrá ser concedida por
el juez de garantía del lugar donde deban realizarse. Asimismo, si se suscitare conflicto
de competencia entre jueces de varios juagados de garantía, cada uno de ellos estará
facultado para otorgar las autorizaciones o realizar las actuaciones urgentes, mientras no
se dirimiere la competencia.
162
La competencia a que se refiere este artículo, así como las de las Cortes de Apelaciones,
no se alterará por razón de existir comprometidos por el hecho intereses fiscales.
Finalmente, cabe señalar que en conformidad con lo prescrito por el Art. 185 del Código
Procesal Penal, el fiscal adjunto, podrá:
a) investigar separadamente cada delito de que conociere;
b) desarrollar la investigación conjunta de dos o más delitos, cuando ello
resultare conveniente.
c) en cualquier momento podrá separar las investigaciones que se llevaren en
forma conjunta.
El mismo precepto previene que "cuando dos o más fiscales se encontraren investigando
los mismos hechos y con motivo de esta circunstancia se afectaren los derechos de la
defensa del imputado, éste podrá pedir al superior jerárquico, o al superior jerárquico
común, en su caso, que resuelva cuál tendrá a su cargo el caso."
El nuevo Art. 159 del Código Orgánico de Tribunales, luego de su reemplazo por la ley
adecuatoria N° 19.708, dispone que si en el ejercicio de las facultades que la ley procesal
penal confiere al Ministerio Publicó, éste decidiere investigar en forma conjunta hechos
constitutivos de delito en los cuales, de acuerdo al Art.157 del mismo Código,
correspondiere intervenir a más de un juez de garantía, continuará conociendo de las
gestiones relativas a dichos procedimientos "el juez de garantía del lugar de comisión
del primero de los hechos investigados."
En el evento previsto, el ministerio público comunicará su decisión en cada uno de los
procedimientos, que se seguirán en forma conjunta, para lo cual solicitará la citación a un
audiencia judicial de todos los intervinientes en ellos. El o los jueces de garantía inhibidos
163
harán llegar copias de los registros que obraren en su poder al juez de garantía al que le
correspondiere continuar conociendo de las gestiones a que diere lugar el procedimiento.
Por el contrario, el juez de garantía podrá dictar autos de apertura del juicio oral
SEPARADOS, para distintos hechos o diferentes imputados que estuvieren
comprendidos en una misma acusación, cuando, de ser conocida en solo juicio oral,
pudiera provocar graves dificultades en la organización o desarrollo del juicio o
detrimento al derecho de defensa, y siempre que no implicare el riesgo de provocar
decisiones contradictorias.
La facultad que se entrega al juez de garantía en el citado Art.274 del Código Procesal
Penal para unir y separar acusaciones fiscales puede afectar la estrategia diseñada por el
ministerio público y producir, además, una serie de efectos colaterales. Por tal motivo,
creemos que el juez de garantía debe usar de esta facultad en forma excepcional cuidando
además de no perjudicar, como la misma norma precisa, el derecho de defensa de los
imputados.
164
ANEXOS
Anexo I
Adoptado y abierto a la firma, ratificación y adhesión por la Asamblea General en su resolución 2200 A
(XXI), de 16 de diciembre de 1966.
PREAMBULO
Los Estados Partes en el presente Pacto, considerando que, conforme a los principios
enunciados en la Carta de las Naciones Unidas, la libertad, la justicia y la paz en el mundo
tienen por base el reconocimiento de la dignidad inherente a todos los miembros de la
familia humana y de sus derechos iguales e inalienables.
Reconociendo que estos derechos se derivan de la dignidad inherente a la persona
humana,
Reconociendo que, con arreglo a la Declaración Universal de Derechos Humanos,
no puede realizarse el ideal del ser humano libre, en el disfrute de las libertades civiles y
políticas y liberado del temor y de la miseria, a menos que se creen condiciones que
permitan a cada persona gozar de sus derechos civiles y políticos, tanto como de sus
derechos económicos, sociales y culturales.
Considerando que la Carta de las Naciones Unidas impone a los Estados la
obligación de promover el respeto universal y efectivo de los derechos y libertades
humanos,
Comprendiendo que el individuo, por tener deberes respecto de otros individuos
y de la comunidad a que pertenece, tiene la obligación de esforzarse por la consecución
y la observancia de los derechos reconocidos en este Pacto,
Convienen en los artículos siguientes:
167
Artículo 9.
3. Toda persona detenida o presa a causa de una infracción penal será llevada sin
demora ante un juez u otro funcionario autorizado por la ley para ejercer funciones
judiciales, y tendrá derecho a ser juzgada dentro de un plazo razonable o a ser puesta
en libertad. La prisión preventiva de las personas que hayan de ser juzgadas no debe ser
la regla general, pero su libertad podrá estar subordinada a garantías que aseguren
la comparecencia del acusado en el acto del juicio, o en cualquier otro momento de
las diligencias procesales y, en su caso, para la ejecución del fallo.
4. Toda persona que sea privada de libertad en virtud de detención o prisión tendrá
derecho a recurrir ante un tribunal, a fin de que éste decida a la brevedad posible sobre
la legalidad de su prisión y ordene su libertad si la prisión fuera ilegal.
5. Toda persona que haya sido ilegalmente detenida o presa, tendrá el derecho
efectivo a obtener reparación.
Artículo 10.
1. Toda persona privada de libertad será tratada humanamente y con el respeto debido a
la dignidad inherente al ser humano.
3. Los menores procesados estarán separados de los adultos y deberán ser llevados
ante los tribunales de justicia con la mayor celeridad posible para su enjuiciamiento.
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separados de los adultos y serán sometidos a un tratamiento adecuado a su edad y
condición jurídica.
Artículo 11.
Nadie será encarcelado por el solo hecho de no poder cumplir una obligación
contractual.
Artículo 12.
2. Toda persona tendrá derecho a salir libremente de cualquier país, incluso del propio.
3. Los derechos antes mencionados no podrán ser objeto de restricciones salvo cuando
éstas se hallen previstas en la ley, sean necesarias para proteger la seguridad nacional, el
orden público, la salud o la moral públicas o los derechos y libertades de terceros, y sean
compatibles con los demás derechos reconocidos en el presente Pacto.
4. Nadie podrá ser arbitrariamente privado del derecho a entrar en su propio país.
Artículo 14.
1. Todas las personas son iguales ante los tribunales y cortes de justicia. Toda persona
tendrá derecho a ser oída públicamente y con las debidas garantías por un tribunal
competente, independiente e imparcial, establecido por la ley, en la substanciación de
cualquier acusación de carácter penal formulada contra ella o para la determinación de
sus derechos u obligaciones de carácter civil.
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b) A disponer del tiempo y de los medios adecuados para la preparación de su defensa
y a comunicarse con un defensor de su elección;
7. Nadie podrá ser juzgado ni sancionado por un delito por el cual haya sido ya
condenado o absuelto por una sentencia firme de acuerdo con la ley y el procedimiento
penal de cada país.
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Anexo II
DECLARACIONES O RESERVAS:
PREAMBULO
Los Estados Americanos signatarios de la presente Convención,
Reafirmando su propósito de consolidar en este Continente, dentro del cuadro de las instituciones
democráticas, un régimen de libertad personal y de justicia social, fundado en el respeto de los
derechos esenciales del hombre;
Reconociendo que los derechos esenciales del hombre no nacen del hecho de ser nacional de
determinado Estado, sino que tienen como fundamento los atributos de la persona humana, razón
por la cual justifican una protección internacional, de naturaleza convencional coadyuvante o
complementaria de la que ofrece el derecho interno de los Estados Americanos;
171
Considerando que estos principios han sido consagrados en la Carta de la Organización
de los Estados Americanos, en la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del
Hombre y en la Declaración Universal de los Derechos Humanos que han sido
reafirmados y desarrollados en otros instrumentos internacionales, tanto de ámbito
universal como regional;
Reiterando que, con arreglo a la Declaración Universal de los Derechos Humanos, sólo
puede realizarse el ideal del ser humano libre, exento de temor y de la miseria, si se crean
condiciones que permitan a cada persona gozar de sus derechos económicos, sociales y
culturales, tanto como los de sus derechos civiles y políticos, y
Considerando que la Tercera Conferencia Interamericana Extraordinaria (Buenos Aires,
1967) aprobó la incorporación a la propia Carta de la Organización de normas más
amplias sobre derechos económicos, sociales y educacionales y resolvió que una
convención interamericana sobre derechos humanos determinará la estructura,
competencia y procedimiento de los órganos encargados de esa materia,
Han convenido en lo siguiente:
Artículo 7
DERECHO A LA LIBERTAD PERSONAL
2. Nadie puede ser privado de su libertad física, salvo por las causas y en las condiciones
fijadas de antemano por las Constituciones Políticas de los Estados Partes o por la leyes
dictadas conforme a ellas.
4. Toda persona detenida o retenida debe ser informada de las razones de su detención
y notificada, sin demora, del cargo o cargos formulados contra ella.
5. Toda persona detenida o retenida debe ser llevada, sin demora, ante un juez u otro
funcionario autorizado por la ley para ejercer funciones judiciales y tendrá derecho a ser
juzgada dentro de un plazo razonable o a ser puesta en libertad, sin perjuicio de que
continúe el proceso. Su libertad podrá estar condicionada a garantías que aseguren
su comparecencia en el juicio.
172
6.-Toda persona privada de libertad tiene derecho a recurrir ante un juez o tribunal
competente, a fin de que éste decida, sin demora, sobre la legalidad de su arresto o
detención y ordene su libertad si el arresto o la detención fueran ilegales. En los Estados
Partes cuyas leyes prevén que toda persona que se viera amenazada de ser privada de su
libertad tiene derecho a recurrir a un juez o tribunal competente a fin de que éste decida
sobre la legalidad de tal amenaza, dicho recurso no puede ser restringido ni abolido. Los
recursos podrán interponerse por sí o por otra persona.
7.- Nadie será detenido por deudas. Este principio no limita los mandatos de autoridad
judicial competente dictados por incumplimiento de deberes alimentarios.
Artículo 8
GARANTIAS JUDICIALES
1. Toda persona tiene derecho a ser oída, con las debidas garantías y dentro de un plazo
razonable, por un juez o tribunal competente, independiente e imparcial, establecido con
anterioridad por la ley, en la sustanciación de cualquier acusación penal formulada contra
ella, o para la determinación de sus derechos y obligaciones de orden civil, laboral, fiscal
o de cualquier otro carácter.
2. Toda persona inculpada de delito tiene derecho a que se presuma su inocencia mientras
no se establezca legalmente su culpabilidad. Durante el proceso, toda persona tiene
derecho, en plena igualdad, a las siguientes garantías mínimas:
173
e) Derecho irrenunciable de ser asistido por un defensor proporcionado por el
Estado, remunerado o no según la legislación interna, si el inculpado no se defendiere
por sí mismo ni nombrare defensor dentro del plazo establecido por la ley;
4. El inculpado absuelto por una sentencia firme no podrá ser sometido a nuevo
juicio por los mismos hechos.
5. El proceso penal debe ser público, salvo en lo que sea necesario para preservar los
intereses de la justicia.
174
Anexo III
CORTE SUPREMA
CHILE
e. pacheco
TRANSCRIBE ACUERDO
Para su conocimiento, transcribo a US., el acuerdo del Tribunal Pleno de esta Corte
Suprema de 10 de enero en curso, que es del siguiente tenor:
“En Santiago a diez de enero de dos mil uno, se reunió esta Corte Suprema
presidida por su titular, don Hernán Álvarez García y con asistencia de los Ministros
señores Servando Jordán López, Osvaldo Faúndez Vallejos, Oscar Carrasco Acuña,
Mario Garrido Montt, Marcos Libedinsky Tchorne, Eleodoro Ortiz Sepúlveda, José
Benquis Camhi, Enrique Tapia Witting, Jorge Rodríguez Ariztía, Enrique Cury Urzúa,
José Luis Pérez Zañartu, Orlando Álvarez Hernández, Urbano Marín Vallejo, Humberto
Espejo Zúñiga y Jorge Medina Cuevas.
Y teniendo en consideración:
Que en atención a que los artículos 297, 342, 389, 395, 413 y 415 del Código
Procesal Penal regulan la forma y contenido de las sentencias que se han de dictar en los
procedimientos que consagra y, por ello, el Auto Acordado de esta Corte Suprema de 30
de Septiembre de 1920, para la dictación de sentencias civiles no resulta aplicable a las
referidas resoluciones.
AL SEÑOR PRESIDENTE
CORTE DE APELACIONES
Que aunque el Código Procesal Penal establece otros procedimientos, aparte del ordinario
o general, como el simplificado (art. 388 y Ss.) y el abreviado ( art. 406 y ss), es el hecho
que en todos ellos exige que la sentencia cumpla con las condiciones formales que se
precisan en el artículo 342 en relación con el artículo 297, sin perjuicio que haya reiterado
esas formalidades respecto del procedimiento abreviado en el artículo 412, aunque sin
variaciones ostensibles. De consiguiente, en el referido Código no se hacen diferencias
significativas sobre las formalidades de la sentencia definitiva que ha de dictarse en los
diversos procedimientos que consagra.
Que aparte de lo anotado, debe tenerse en cuenta que los nuevos procesos penales son
de carácter adversarial, oral y concentrado, en los cuales las resoluciones han de ser
dictadas de inmediato y verbalmente, sin perjuicio de su registro posterior. Entre esas
resoluciones se incluyen las sentencias definitivas, cuyas decisiones deben ser
comunicadas de manera directa e inmediata al cierre del debate, a menos que éste hubiere
durado más de dos días, alternativa en la que podrá prolongarse la deliberación por
veinticuatro horas. Para la redacción de la sentencia y la determinación de la pena se
confiere al tribunal como máximo cinco días de plazo (art. 343 y 344).
Que del contexto del Código Procesal Penal fluye que el espíritu del sistema es simplificar
las actuaciones judiciales en general, y las escritas en particular, en pro de la rapidez,
inmediatez y publicidad.
Que para el debido y adecuado cumplimiento de la preceptiva señalada, este Tribunal
acuerda impartir a las Cortes de Apelaciones de La Serena y Temuco las siguientes
instrucciones, las que, a su vez, comunicarán a sus respectivos tribunales:
Es útil precisar algunos aspectos de esa audiencia. Es judicial porque requiere la presencia
del juez de garantía, pero como consiste en “la comunicación (verbal) que el fiscal efectúa
al imputado, en presencia del juez de garantía, de que desarrolla actualmente una
investigación en su contra...” (Art. 229 del Código Procesal Penal), ese magistrado no
tiene ni debe emitir pronunciamiento sobre ella.
De consiguiente:
a) El juez debe dar estricto cumplimiento a lo ordenado por los incisos 1º y 2º del artículo
232 del Código Procesal Penal y no le corresponde pedir al fiscal que aclare el contenido
de la formalización. Si el imputado considera arbitraria la formalización, puede reclamar
en contra de ella ante las autoridades del ministerio público, pero no ante el juez de
garantía.
b) En la referida audiencia no procede que el juez interrogue al imputado, a la víctima ni
a otras personas.
c) No corresponde la recepción de pruebas del fiscal, de la víctima ni del imputado en esa
audiencia, cuyo objetivo preciso es el señalado por el artículo 229, y que debe
desarrollarse en la forma prescrita por el artículo 232, ambos del Código Procesal Penal.
176
d) Durante la audiencia de formalización el juez no puede resolver sobre la posibilidad de
aplicar el procedimiento, abreviado (art. 406), por ser extemporánea, ya que sólo puede
plantearlo el fiscal y únicamente en las oportunidades a que se refiere el artículo 407 (por
escrito al cerrarse la investigación, o verbalmente en la audiencia de preparación del juicio
oral).
e) La audiencia de formalización es la única oportunidad señalada por el Código Procesal
Penal para que el fiscal -no el imputado ni el juez- pueda solicitar “que la causa pase
directamente a juicio oral” (art. 235); si el juez de garantía acoge esa petición en la misma
audiencia de formalización el fiscal “deberá formular verbalmente su acusación y ofrecer
prueba”. El juez, en esa ocasión se limitará a acoger o denegar la petición y, en el primer
caso, cumplirá con los demás trámites señalados en los artículos. 235 y 281, inciso 1º.
f) Conforme los artículos 390 y 235, el juez de garantía puede disponer el procedimiento
simplificado, siempre que lo solicite el fiscal del ministerio público, quien tiene dos
oportunidades para hacerlo: 1) inmediatamente de recibida la denuncia del hecho que se
califica como delito (art. 390) y 2) al formalizar la investigación (art. 235). Si el fiscal no
hace uso de ese derecho en las oportunidades indicadas, se extingue la posibilidad de
aplicar el procedimiento simplificado, sin perjuicio de que pueda requerir la aplicación del
procedimiento abreviado -en las ocasiones antes indicadas y cuando sea procedente- o
someter el caso al juicio oral general.
III.-Publicidad.
Las actuaciones que se realicen ante el Juzgado de Garantía, por la naturaleza del nuevo
sistema procesal penal, son públicas (artículo 1º, del Código Procesal Penal, artículo 8 Nº 5
de la Convención Americana Sobre Derechos Humanos y artículo 14 del Pacto Internacional
de Derechos Civiles y Políticos), sin perjuicio que el tribunal pueda disponer, a petición del
fiscal o de otro interviniente, su reserva, lo que sólo corresponderá acoger cuando la gravedad
de los antecedentes o sus circunstancias lo hagan aconsejable.
Apelación:
178
el artículo 371 han de ser todos los que se encuentran en poder de aquél, debidamente
fotocopiados los escriturados o que puedan serlo y materialmente los restantes. En esos
antecedentes se certificará quiénes son los intervinientes, debidamente individualizados,
como aquellos que son sus abogados y apoderados, o que se carece de ellos, la resolución
recurrida, su fecha y los jueces que la dictaron, con la constancia de su notificación.
6) Los intervinientes, en particular quien recurre, tienen el plazo de cinco días para
comparecer ante el tribunal de alzada para continuar el recurso, en su caso con los
aumentos pertinentes (art. 200 del Código de Procedimiento Civil y art. 52 del Código
Procesal Penal). El secretario del tribunal de alzada deberá certificar la fecha de ingreso
de los antecedentes remitidos por el tribunal de primera instancia; la notificación personal
del recurrente de ese certificado o de la primera resolución que se dicte se entenderá que
es una forma de comparecer para continuar el recurso.
Si el recurrente no asiste a la audiencia de vista del recurso, lo que podrá hacer siempre
que se haya apersonado oportunamente en el tribunal de alzada, se tendrá por abandonada
la apelación, como lo dispone el artículo 358 inciso 2º del Código Procesal Penal.
7) La admisibilidad del recurso en el tribunal de alzada será objeto de pronunciamiento
de la Sala que le corresponda conocer de la apelación. Ese conocimiento lo tomará en
cuenta efectuada por el relator pertinente, como lo disponen los artículos 71 y 372 del
Código Orgánico de Tribunales, 161 del Código de Procedimiento Civil en relación con
el artículo 52 del Código Procesal Penal, que informará además de los antecedentes
elevados. Esta cuenta se hará el día designado para la vista del recurso, con inmediata
anterioridad a la audiencia que prescribe el artículo 358.
Para estos efectos el recurso será proveído por el tribunal de alzada (su Presidente) de
manera inmediata a su recepción, y sin esperar la comparecencia del recurrente, citando
para la audiencia en que se procederá a su vista, dejando constancia en la resolución, que
lo es sin perjuicio de lo que se resuelva oportunamente respecto de su admisibilidad. Si
la Sala en la cuenta de los antecedentes previa a la vista del recurso estimare más
conveniente escuchar a las partes sobre la admisibilidad, podrá pronunciarse sobre el
punto al iniciar ¡a audiencia en que se verá el recurso de apelación.
La vista de la causa deberá fijarse para una audiencia posterior al quinto día hábil de
ingresados los antecedentes respectivos al tribunal, con excepción de la situación indicada
en la instrucción número ocho (8).
8) Las apelaciones relativas a la prisión preventiva del imputado, u otra medida cautelar
personal en su contra, en cumplimiento a lo dispuesto por el artículo 69 del Código
Orgánico de Tribunales, se agregarán a la tabla extraordinariamente, como se expresa en
la disposición citada, para el día siguiente hábil del ingreso a la Secretaria de los
antecedentes elevados por el tribunal de primera instancia o para el mismo día en casos
urgentes, sin esperar la comparecencia del recurrente. La admisibilidad del recurso y la
audiencia de la vista del mismo se realizará de acuerdo con las modalidades antes
señaladas, en esta situación el recurrente podrá comparecer al tribunal de alzada hasta que
se inicie la cuenta sobre la admisibilidad del recurso.
La consulta y la apelación de la resolución dictada en relación a un delito terrorista, según
lo ordena el artículo 19 Nº 7 letra e) en el inciso segundo, de la Constitución Política de
la República se sujetarán a las modalidades que se han indicado precedentemente, siempre
que en el trámite de la consulta se haya hecho parte alguno de los intervinientes afectados;
de no ser así, la vista se llevará a cabo aunque no comparezca nadie a la audiencia
respectiva, con el mérito de los antecedentes.
9) La notificación de las resoluciones que se dicten por el tribunal de alzada fuera de la
audiencia de vista del recurso, se practicarán conforme lo señala el artículo 221 del
Código de Procedimiento Civil (por el estado diario, con excepción de la primera).
10) El tribunal de alzada podrá –al iniciar la vista del recurso– señalar el tiempo de
duración de la intervención del fiscal y de los demás intervinientes con derecho a hacerlo.
En cualquier momento podrá limitar esa intervención cuando se extienda a materias o
asuntos impertinentes al recurso.
El relator que dé cuenta de los antecedentes del recurso para el análisis de su
admisibilidad, será el encargado de autorizar el acta registro de la audiencia en tanto no
se determine una modalidad distinta de hacerlo. Ante ese relator deberá anotarse el fiscal
y los intervinientes que habiendo comparecido oportunamente a la instancia participarán
en la audiencia en que se conocerá el recurso, lo que se certificará en los antecedentes
respectivos.
Las Cortes de Apelaciones de La Serena y de Temuco informarán oportunamente a esta
Corte Suprema acerca de las dudas o problemas que se presenten en la aplicación de la
nueva normativa procesal y de las presentes instrucciones, escuchando previamente a los
jueces de garantía y de los tribunales orales...
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PUBLICACIONES DE LA FACULTAD
OBRAS EDITADAS CUADERNOS JURÍDICOS
LOS CINCUENTA AÑOS DE LA TESIS CHILENA DE Nº 1 LA SEGURIDAD JURÍDICA, EN SU PERSPECTIVA
LAS DOSCIENTAS MILLAS MARINAS (1947-1997) FILOSÓFICA, HISTÓRICA Y DOGMÁTICA
Hugo Llanos Mansilla (Editor)
Nº 2 PRIMERAS JORNADAS DE DERECHO MÉDICO
ESTUDIO DEL RÉGIMEN JURÍDICO DEL
Nº 3 RIESGO, CULPA Y RESPONSABILIDAD
ESTRECHO DE MAGALLANES Y
EN EL ACTO MÉDICO
EL DERECHO INTERNACIONAL
John Ranson García
OBRAS AUSPICIADAS O PATROCINADAS
DERECHO PROCESAL FUNCIONAL, 2 Tomos
Sergio Rodríguez Garcés MANUAL DE CONTABILIDAD
Jaime Gallegos Aguilar. Ed. Jurídica La Ley
DISPOSICIONES DE PRINCIPIO CONSTITUCIONAL Y
ACTIVIDAD SOCIAL Y ECONÓMICA DEL ESTADO DE LA REFORMA PROCESAL PENAL
José Antonio Ramírez Arrayas Carlos del Río Ferretti. Francisco Rojas Rubilar
Ed. Conosur
LA ESCUELA CHILENA DE HISTORIADORES DEL DERECHO
Y LOS ESTUDIOS JURÍDICOS EN CHILE SEMINARIO: LOS DESAFÍOS EN LAS RELACIONES
Antonio Dougnac Rodríguez - Felipe Vicencio Eyzaguirre (Editores) POLICÍA-MINISTERIO PÚBLICO
Ministerio de Justicia; Universidad Central de Chile y otros
ÉTICA, DERECHO Y SOCIEDAD Ed. Centro de Desarrollo Jurídico Judicial y
José Miguel Vera Lara Corporación de Promoción Universitaria