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UNIVERSIDAD DE LA CUENCA DEL PLATA

Autorizada Definitivamente por Decreto 091/2006 del Poder Ejecutivo Nacional

Posadas – Misiones – 09/04/2018

TRABAJO PRÁCTICO N.º 1


PULSIÓN

Facultad de Psicología, Educación y Relaciones Humanas

Licenciatura en Psicología – 2do Año – Comisión “C”

Profesor: Rivas, Juan Manuel

Materia: Psicoanálisis, Teoría Freudiana

Alumna: Colman, María de los Angeles


A lo largo del desarrollo que tiene el término pulsión tratare de dar un recorrido histórico

del término evidenciando si antes de que Freud lo tomara para el psicoanálisis, hubo un uso

anterior de dicho término, por otra parte, la inquietud me lleva a pensar como fue concebido

dicho desarrollo teórico, y si el autor pudo mantener en el tiempo dicha postura o fue

cambiando a lo largo del acontecer de sus obras. Y que lleva al autor intentar poner en palabras

aquello que veía en su experiencia con los analizantes que lo motivó a darle un sentido a dicho

término.

A modo de contextualizar dicho término y en búsqueda de una respuesta a dicha cuestión,

he considerado el Diccionario de la Real Academia Española como referencia, donde el lexema

"pulsión" es una novedad en nuestro idioma. Fue incorporado recientemente, en la última

edición impresa (22ª, 2001), bajo la siguiente, escueta, entrada: Pulsión (del lat. tardío pulsio-

onis). s.f. “En psicoanálisis, energía psíquica profunda que orienta el comportamiento hacia un

fin y se descarga al conseguirlo”.

En la lengua francesa, por el contrario, dicha palabra queda registrada desde mucho antes:

Pulsión, n.f. XVI e siècle. Tomado del latín pulsio, "acción de empujar, impeler" (pousser),

"rechazar" (repousser), derivado de pellere, (lat.) "poner en movimiento" (mettre en

mouvement, pousser). Algunas escritos hacen referencia a un antiguo diccionario francés del

s. XIX pues es el único que refiere directamente "pulsión" a "pulso", sin pasar por la palabra

del latín tardío. Si bien sus definiciones se aplican a una lengua francesa que varió mucho en

los últimos ciento cincuenta años, sirve para ilustrar esta breve historia del término “pulsión”

La etimología de la palabra pulsión se trata de una forma tardía, de la época del bajo latín,

absorbida por la forma pulsus o pulsatio a lo largo de muchos siglos, de tal modo que,

considerando a la filosofía como antecedente, excepto la cita de Arnobio (apologista cristiano)

en el siglo IV y de Jerónimo , con el sentido de "rechazar, expulsar" desapareció de las lenguas

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en formación. El francés, idioma tradicional por naturaleza, la retomó en el siglo XVI siempre

con su semántica de “empujar” que le es propia.

Ahora bien tratando de dar inicio al recorrido que hace el autor del término pulsión,

comenzaré considerando su obra Volumen XIV Trabajos sobre metapsicología, y otras obras

(1914-1916), Contribución a la historia del movimiento psicoanalítico, en el apartado Pulsiones

y destinos de pulsión (1915), es allí donde se comienza a esbozar dicho término en la página

117, Freud define a la “pulsión como un concepto fronterizo entre lo anímico y lo somático,

como un representante psíquico de los estímulos que provienen del interior del cuerpo y

alcanzan el alma”.

En dos oportunidades anteriores la había definido casi en los mismos términos. Unos pocos

años antes, hacia el final de la sección III de su estudio del caso Schreber (1911), AE, 12, pág.

68, definió a la pulsión como “…el concepto fronterizo de lo somático respecto de lo anímico,

el representante psíquico de poderes orgánicos…”. Y en un pasaje escrito probablemente pocos

meses antes que el presente artículo y agregado a la tercera edición (publicada en 1915, pero

con un prólogo fechado en octubre de 1914) de sus Tres ensayos de teoría sexual (1905J), AE,

7, pág. 153, la definió como “la agencia representante psíquica de una fuente de estímulos

intrasomática en continuo fluir, uno de los conceptos del deslinde de lo anímico respecto de lo

corporal”. Considerando estas tres caracterizaciones pareciera que Freud no trazaba distinción

alguna entre una pulsión y su agencia representante psíquica. Aparentemente consideraba a la

pulsión misma como el representante psíquico de fuerzas somáticas. Sin embargo, si nos

volvemos ahora a los artículos posteriores de esta serie, parecería que Freud traza allí una

distinción muy neta entre la pulsión y su representante psíquico. El ejemplo más claro es quizás

un pasaje de lo inconsciente, pág. 173: “Una pulsión anímica puede pasar a ser objeto de la

conciencia; sólo puede serlo la representación que es su representante”.

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Freud durante el avance de sus obras no tomo de la misma manera al término, lo que lo llevo a

revisarlo en diferentes aportados e ir profundizando en otras cuestiones a modo de no

contradecir su discurso, si se toma el Introducción del narcisismo 1914, en ese momento se

había él mismo quejado de la total inexistencia de una doctrina de las pulsiones que de algún

modo nos oriente. Más tarde, en Más allá del principio de placer (1920), aludió a las pulsiones

como el elemento más importante y oscuro de la investigación psicológica, y en su artículo

para la Encyclopaedia Britannica (1926) confesó que la doctrina de las pulsiones es para el

psicoanálisis, sin duda, un ámbito oscuro. En el texto donde aborda la pulsiones y destino de

pulsión intenta de abordar el tema con amplitud, por dicho motivo intentare dar cuenta de ello

tomando como eje de análisis dicho texto.

En un inicio Freud va a distinguir la diferencia entre estímulo y pulsión, considera al

estímulo, como la fuerza que opera de un solo golpe, y a la pulsión, aquello que actúa como

una fuerza constante. Esta precisa distinción había sido trazada por él veinte años antes, sólo

que en lugar de estímulo y pulsión hablaba entonces de excitación exógena y endógena.

En dicha investigación intentare dar cuenta de que es la pulsión considerando los inicios de

dicho término para el autor, y considerando el recorrido que hace el mismo para dar cuenta de

ello. En sus inicios Freud aborda el término desde diversos puntos de vista, por una parte,

considera la fisiología ésta le ha proporcionado el concepto del estímulo y el esquema del

reflejo, de acuerdo con el cual un estímulo aportado al tejido vivo (a la sustancia nerviosa)

desde afuera es descargado hacia afuera mediante una acción.

Freud se pregunta qué relación existía entre dichos términos, y deja ver que los mismos no

se podrían equiparar ya que en primer lugar: El estímulo pulsional no proviene del mundo

exterior, sino del interior del propio organismo. Por eso también opera diversamente sobre el

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alma y se requieren diferentes acciones para eliminarlo. Además: Todo lo esencial respecto del

estímulo está dicho si suponemos que opera de un solo golpe; por tanto, se lo puede despachar

mediante una única acción adecuada, cuyo tipo ha de discernirse en la huida motriz ante la

fuente de estímulo. Desde luego que tales golpes pueden también repetirse y sumarse, pero esto

en nada modifica la concepción del hecho ni las condiciones que presiden la supresión del

estímulo.

La pulsión, en cambio, no actúa como una fuerza de choque momentánea, sino siempre

como una fuerza constante por lo que no ataca desde afuera, sino desde el interior del cuerpo,

una huida de nada puede valer contra ella.

Tomando la naturaleza biológica, trabaja con el concepto de tendencia y dice: El sistema

nervioso es un aparato al que le está deparada la función de librarse de los estímulos que le

llegan, de rebajarlos al nivel mínimo posible; dicho de otro modo: es un aparato que, de ser

posible, querría conservarse exento de todo estímulo.

Y considerando ahora, desde el aspecto biológico, considera la vida anímica, la pulsión

tomo como un concepto fronterizo entre lo anímico y lo somático, como un representante

psíquico, de los estímulos que provienen del interior del cuerpo y alcanzan el alma, como una

medida de la exigencia de trabajo que es impuesta a lo anímico a consecuencia de su trabazón

con lo corporal.

Así partiendo de dicha diferenciación el autor va a considerar que la pulsión está asociada

a términos sumamente necesarios para poder comprenderla en su totalidad, como son el

esfuerzo, la meta, el objeto y la fuente de pulsión.

Por esfuerzo de una pulsión se entiende su factor motor, la suma de fuerza o la medida de

la exigencia de trabajo que ella representa. Ese carácter esforzante es una propiedad universal

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de las pulsiones, y aun su esencia misma. La meta de una pulsión es en todos los casos la

satisfacción que sólo puede alcanzarse cancelando el estado de estimulación en la fuente de la

pulsión. Pero si bien es cierto que esta meta última permanece invariable para toda pulsión, los

caminos que llevan a ella pueden ser diversos, de suerte que para una pulsión se presenten

múltiples metas más próximas o intermediarias, que se combinan entre sí o se permutan unas

por otras. En cuanto al objeto de la pulsión es aquello en o por lo cual puede alcanzar su meta.

Es lo más variable en la pulsión; no está enlazado originariamente con ella, sino que se le

coordina sólo a consecuencia de su aptitud para posibilitar la satisfacción. Y por fuente de la

pulsión se entiende aquel proceso somático, interior a un órgano o a una parte del cuerpo, cuyo

estímulo es representado en la vida anímica por la pulsión.

El autor clasifica la pulsión en un inicio en dos tipos, las pulsiones yoicas o de

autoconservación y las pulsiones sexuales. El mayor aparte lo hace a las pulsiones sexuales ya

que en sus observaciones a neuróticas pudo dar cuenta de ello, por lo que puede decirse que

son numerosas, brotan de múltiples fuentes orgánicas, al comienzo actúan con independencia

unas de otras y sólo después se reúnen en una síntesis más o menos acabada. La meta a que

aspira cada una de ellas es el logro del placer de órgano; sólo tras haber alcanzado una síntesis

cumplida entran al servicio de la función de reproducción, en cuyo carácter se las conoce

comúnmente como pulsiones sexuales. Se consideran cuatro destinos de pulsión, el trastorno

hacia lo contrario, la vuelta hacia la persona propia, la represión y la sublimación.

A modo de dar un cierre a dicho tema abordado podría concluir que el autor en su recorrido y

en particular el apartado de pulsión, tomó relevancia el hecho de separar la pulsión del estímulo,

ya que ambos son sentimientos del aparato anímico del primero no podemos huir como el lo

menciona ya que se debe satisfacer, es por ello que toma en cuenta los elementos a los que la

pulsión esta relacionada, esta tiene una meta que debe ser satisfecha a través de un objeto y que

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tiene una fuente somática en el cuerpo, esto es lo que me llamó la atención, que es algo que no

podemos controlar, es algo que necesita salir de una u otra manera, escapa al estado de

conciencia que tenemos como humanos. Considero que lo recorrido en dicho apartado es solo

una parte de las obras del autor lo que hace que el término sea amplio y divergente en diversas

aristas que lo complejizan de tal manera que es atrapante poder seguir un hilo conductor, ya

que se produce un entramado, una matriz que deja en evidencia la psiquis humana, tan compleja

como lo es el mismo sujeto.

Bibliografía

• Real Academia Española. (2001). Diccionario de la lengua española (22.ªed.).

Consultado en htpp// www.rae.es/rae.html

• https://www.alcmeon.com.ar/19/08_pulsion_obligado.pdf

• Amarrortu editores (2007), Sigmund Freud obras completas, Volumen XIV Trabajos

sobre metapsicología, y otras obras (1914-1916), Contribución a la historia del

movimiento psicoanalítico.

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