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Contenido

Aves ............................................................................................................................................... 2
Introducción.............................................................................................................................. 2
Origen y Evolución .................................................................................................................... 3
1) Origen dinosauriano de las aves .................................................................................. 3
2) Teorías alternativas y controversias ............................................................................ 3
3) Diversificación cretácica de aves primitivas .................................................................... 3
4) Radiación evolutiva de las aves modernas ...................................................................... 4
Taxonomía ................................................................................................................................ 5
Clasificación cladística .......................................................................................................... 6
Clasificación de las aves modernas ...................................................................................... 7
Distribución............................................................................................................................. 10
Anatomía y fisiología .............................................................................................................. 10
Sentidos .............................................................................................................................. 12
Piel, plumaje y escamas...................................................................................................... 13
Vuelo ................................................................................................................................... 14
Dimensiones ....................................................................................................................... 15
Ritmos biológicos................................................................................................................ 15
Longevidad .......................................................................................................................... 15
Inteligencia ............................................................................................................................. 16
Comportamiento .................................................................................................................... 16
Ingesta de agua ................................................................................................................... 17
Migraciones y desplazamientos ......................................................................................... 17
Sociabilidad ......................................................................................................................... 19
Descanso ............................................................................................................................. 19
Reproducción .......................................................................................................................... 20
Tipos de emparejamiento .................................................................................................. 20
Territorios, nidos e incubación........................................................................................... 20
Ecología ................................................................................................................................... 22
Salud........................................................................................................................................ 23
Relación con el hombre .......................................................................................................... 24
Religión, folclore y cultura ................................................................................................. 24
Importancia económica ...................................................................................................... 24
Enfermedades transmitidas por aves ................................................................................ 25
Conservación....................................................................................................................... 25
Aves
Introducción
Las aves son animales vertebrados, de sangre caliente, que caminan, saltan o se mantienen solo
sobre las extremidades posteriores, mientras que las extremidades anteriores están modificadas
como alas que, al igual que muchas otras características anatómicas únicas que les permiten, en
la mayoría de los casos, volar, pero no todas vuelan. Tienen el cuerpo recubierto de plumas y,
las aves actuales, un pico córneo sin dientes. Para reproducirse ponen huevos, que incuban
hasta su eclosión.

Su grupo taxonómico se denomina clase Aves (la palabra es latina y está en plural, en singular
sería avis) para la sistemática clásica, pero en la sistemática filogenética actual este clado no
tiene rango, y es incluido a su vez sucesivamente dentro de los clados: Theropoda, Dinosauria,
Archosauria, Sauropsida, Tetrapoda, etc., aunque hay más anidamientos intermedios con
denominación.

Las aves se originaron a partir de dinosaurios carnívoros bípedos del Jurásico, hace 150-200
millones de años, y son, de hecho, los únicos dinosaurios que sobrevivieron a la extinción masiva
producida al final del Mesozoico. Su evolución dio lugar, tras una fuerte radiación, a las más de
18 000 especies actuales (más 153 extintas en tiempos históricos). Las aves son los tetrápodos
más diversos; sin embargo, tienen una gran homogeneidad morfológica en comparación con los
mamíferos. Las relaciones de parentesco de las familias de aves no siempre pueden definirse
por morfología, pero con el análisis de ADN comenzaron a esclarecerse.

Las aves habitan en todos los biomas terrestres y también en todos los océanos. El tamaño
puede ser desde 6,4 cm en el colibrí zunzuncito hasta 2,74 metros en el avestruz. Los
comportamientos son diversos y notables, como en la anidación, la alimentación de las crías, las
migraciones, el apareamiento y la tendencia a la asociación en grupos. La comunicación entre
las aves es variable y puede implicar señales visuales, llamadas y cantos. Algunas emiten gran
diversidad de sonidos, y se destacan por su inteligencia y por la capacidad de transmisión
cultural de conocimientos a nuevas generaciones.

El ser humano ha tenido una intensa relación con las aves. En la economía humana las aves de
corral y las cinegéticas son fuentes de alimento. Las canoras y los loros son populares como
mascotas. Se usa el plumón de patos y gansos domésticos para rellenar almohadas, y antes se
casaban muchas aves para adornar sombreros con sus plumas. El guano de las aves se usa en la
fertilización de suelos. Algunas aves son reverenciadas o repudiadas por motivos religiosos,
supersticiones o por prejuicios erróneos. Muchas son símbolos culturales y referencia frecuente
para el arte. En los últimos 500 años se han extinguido más de 150 especies como consecuencia
de actividades humanas, y, actualmente, son más de 1200 las especies de aves amenazadas que
necesitan esfuerzos para su conservación.
Origen y Evolución
1) Origen dinosauriano de las aves
Las evidencias fósiles y los numerosos análisis biológicos han demostrado que las aves son
dinosaurios terópodos. Más específicamente, son miembros de Maniraptora, un grupo de
terópodos que incluyen también, entre otros, a dromeosaurios y oviraptóridos. A medida que
los científicos han descubierto más terópodos no-avianos que están cercanamente relacionados
con las aves, la distinción antes clara entre no-aves y aves se ha vuelto borrosa. Los recientes
descubrimientos en la provincia de Liaoning del noreste de China demuestran que muchos
pequeños dinosaurios terópodos tenían plumas, lo que contribuye a esta ambigüedad de
límites.

La visión del consenso en la paleontología contemporánea es que las aves son el grupo más
cercano a los deinonicosaurios, que incluyen a dromeosáuridos y troodóntidos. Juntas, estas
tres forman el grupo Paraves. El dromaeosaurio basal Microraptor tiene características que
pueden haberle permitido planear o volar. Los deinonicosaurios más basales eran muy
pequeños. Esta evidencia eleva la posibilidad de que el ancestro de todos los paravianos pudiera
haber sido arbóreo, o pudiera haber sido capaz de planear. Archaeopteryx, del Jurásico
Superior, es muy conocido como uno de los primeros fósiles transicionales que fueron
encontrados y aportó apoyo a la teoría de la evolución a finales del siglo XIX. Archaeopteryx
tiene caracteres claramente reptilianos: dientes, dedos de la mano con garras, y una larga cola
similar a la de lagartos, pero tiene alas finamente preservadas con plumas de vuelo idénticas a
las de las aves modernas. No se considera un ancestro directo de las aves modernas, pero sí el
más antiguo y primitivo miembro de Aves o Avialae, y está probablemente muy cercano al
ancestro real. Sin embargo, contradiciendo lo anterior, se ha sugerido por otros autores que
Archaeopteryx fue un dinosaurio que no era más cercano a Aves de lo que fueran otros grupos
de dinosaurios, y que Avimimus es un ancestro más plausible de todas las aves que
Archaeopteryx.

2) Teorías alternativas y controversias

Han existido muchas controversias con respecto al origen de las aves. Una de las primeras se
encontraba relacionada con el posible origen de las aves a partir de arcosaurios y no de
dinosaurios (estos descienden de los primeros). Dentro de los que se decidían por los
dinosaurios existían también divergencias de criterio en cuanto a si los ancestros más probables
eran ornitisquios o saurisquios terópodos. Aunque los dinosaurios ornitisquios (que en griego
significa «con cadera de ave») compartían con las aves modernas la estructura de la cadera, se
piensa que las aves se originaron de dinosaurios saurisquios (gr. «con cadera de lagarto»), y por
lo tanto sus caderas evolucionaron independientemente. De hecho, una estructura de cadera
aviana evolucionó en una tercera ocasión entre un grupo de terópodos peculiares conocidos
como Therizinosauridae. Unos pocos científicos todavía sugieren que las aves no son
dinosaurios, sino que evolucionaron de arcosaurios primitivos como Longisquama.

3) Diversificación cretácica de aves primitivas


Las aves se diversificaron en una amplia variedad de formas durante el periodo Cretácico.
Muchos grupos retuvieron sus características primitivas, como alas con garras, y dientes, aunque
los dientes se perdieron de forma independiente en algunos grupos de aves, incluidas las aves
modernas. Mientras las formas más primitivas, como Archaeopteryx y Jeholornis, retuvieron la
cola larga ósea de sus ancestros, las colas de las aves más avanzadas se acortaron con la
aparición del hueso pigóstilo en el clado Pygostylia.

El primer linaje grande y diverso de aves de cola corta que evolucionó fue Enantiornithes
(significa «aves opuestas»), llamado así porque la construcción de sus huesos del hombro estaba
invertida respecto a la de las aves modernas. Enantiornithes ocupó un amplio espectro de nichos
ecológicos, desde sondeadoras en la arena, como las limícolas, y comedoras de pescado, hasta
las formas arborícolas y comedoras de semillas. Linajes más avanzados se especializaron
también en comer pescado, como la subclase Ichthyornithes («aves-pez») con apariencia de
gaviota.

Un orden de aves marinas del Mesozoico, Hesperornithiformes, se adaptó tan bien a la pesca en
ambientes marinos que perdieron la capacidad de volar y se hicieron primariamente acuáticos.
A pesar de su especialización extrema, Hesperornithiformes incluye los parientes más cercanos
de las aves modernas.

4) Radiación evolutiva de las aves modernas


Algunos de los linajes basales de Neornithes comenzaron a evolucionar hacia el final del
Cretácico, como demuestra el descubrimiento de Vegavis, y se dividieron en dos linajes, los
superódenes Palaeognathae y Neognathae. En Palaeognathae se incluyen Tinamiformes y
Struthioniformes. Se acepta que la rama Neognathae se dividió antes de finalizar el Cretácico,
cuando evolucionó el clado basal Galloanserae (que contiene patos, gallos y formas afines). No
existe acuerdo sobre cuándo ocurrió la división múltiple de las demás neognatas, o clado
Neoaves, si antes o después del evento de extinción del límite Cretácico-Terciario cuando
desaparecieron los demás dinosaurios. Este desacuerdo se debe en parte a la divergencia de las
evidencias. La datación molecular sugiere una radiación cretácica, mientras que las evidencias
fósiles solo prueban la radiación en el Terciario. Los intentos de reconciliar las evidencias
moleculares y fósiles han sido controvertidos. Fósiles de pingüinos primitivos de 61 millones de
años de antigüedad han servido para hacer una calibración de la datación molecular que implica
que el grupo corona Neoaves ya se había diversificado antes del evento de extinción Cretácico-
Terciario. Además, se puede estimar a partir de esto que por lo menos hace 72 millones de años
ya había ocurrido la separación del linaje de las aves acuáticas superiores del de las limícolas.
Luego esos linajes ya diversificados de las Neornithes actuales tuvieron durante el Paleoceno
una radiación adaptativa explosiva cuando se desarrollaron 16 nuevos órdenes. En el final del
Mioceno ya existían la mayoría de los géneros de aves actuales. El número de especies de aves
puede haber llegado hasta 21 000 hacia el principio del Pleistoceno (hace 1,5 millones de años),
pero se redujo a cerca de la mitad debido a los cambios climáticos, las glaciaciones, y los
intercambios faunísticos entre continentes. El número de especies de aves vivientes se establece
entre unas 98006 y 10 050. Se estima que cuando se termine la caracterización por
secuenciación de ADN de todas las aves puedan identificarse numerosas nuevas especies
mediante identificación de formas crípticas dentro de especies reconocidas basándose en las
diferencias de ADN.

La facultad de vuelo fue decisiva en la extraordinaria diversificación de las especies de aves


respecto a otros tetrápodos (lo mismo ocurrió con los insectos respecto a los demás artrópodos
o con los murciélagos respecto al resto de mamíferos). La llegada casual de algunos individuos
a un territorio geográficamente aislado puede ser el origen de una nueva población que en el
transcurso del tiempo acumule diferencias genéticas respecto a la población madre originaria,
por azar o por adaptación a nuevos ambientes mediante la acción de la selección natural.
Algunas islas han desarrollado avifaunas diferenciadas por vicarianza a partir de especies
colonizadoras, o diversificadas a partir de pocas especies que se adaptaron por radiación a la
explotación de distintos nichos ecológicos sin los competidores y predadores habituales de sus
territorios de origen. Este es el caso de los pinzones de Darwin, en las Galápagos, de los mieleros
hawaianos o de las vangas en Madagascar. La diferenciación evolutiva de nuevas especies de
aves no se detiene, y puede, en ocasiones, ocurrir en tiempo relativamente breve, como se
comprueba en las islas volcánicas de corta historia geológica.

Taxonomía
La primera clasificación científica de las aves se debe a Francis Willughby y John Ray en su libro
Ornithologiae, publicado en 1676. Carlos Linneo modificó aquel trabajo en 1758 para crear la
clasificación taxonómica aún en uso. Las aves están categorizadas como una clase homónima en
la Taxonomía de Linneo. En la taxonomía filogenética, las aves se ubican en el clado Theropoda
(dinosaurios carnívoros bípedos).
Clasificación cladística
El establecimiento del origen dinosauriano del clado Aves ha tenido como consecuencia su
clasificación filogenética con anidación sucesiva dentro de los siguientes clados:

Clado (sin clasif.) Paraves,

Clado (sin clasif.) Maniraptora,

Clado (sin clasif.) Maniraptoriformes,

Clado (sin clasif.) Tyrannoraptora,

infraorden: Coelurosauria,

Clado (sin clasif.): Tetanurae,

Suborden: Theropoda,

Orden: Saurischia,

Superorden: Dinosauria,

Clado (sin clasif.) Archosauria,

Infraclase Archosauromorpha,

Subclase Diapsida,

clase: Sauropsida (igual a Reptilia en sentido ampliado),

Clado (sin clasif.) Amniota,

Clado: Reptiliomorpha,

Superclase: Tetrapoda,

Infrafilo: Gnathostomata

Subfilo: Vertebrata,

Filo: Chordata,

Superfilo: Deuterostomia,

Linaje: Coelomata

Rama: Bilateria = Triblásticos,

Subreino: Eumetazoa

Reino: Animalia

Dominio: Eukarya

Las aves, junto a su orden hermano (Crocodilia), representan los únicos sobrevivientes del clado
reptiliano Archosauria. Filogenéticamente, el clado Aves se define comúnmente como todos los
descendientes del ancestro común más reciente de las aves modernas y de Archaeopteryx
lithographica. Archaeopteryx, perteneciente al Jurásico Superior (entre 156-150 millones de
años), es el animal más antiguo hasta ahora conocido que se clasifica como un ave. Otros autores
han definido Aves para agrupar solamente a las más modernas, excluyendo a la mayoría de los
grupos de aves solamente conocidos por sus fósiles, en parte para evitar las incertidumbres
sobre la ubicación de Archaeopteryx en relación con los animales tradicionalmente conocidos
como dinosaurios terópodos.

Clasificación de las aves modernas


La clasificación de las aves es un asunto disputado. Como resumen Livezey y Zusi,32 en 20 años
desde 1988, han sido numerosas y divergentes las filogenias de Aves propuestas. Han estado
basadas en metodologías diversas y aplicadas con amplitudes dispares, que generalmente han
usado alternativamente morfología, secuencias de ADN mitocondrial o de ADN nuclear; con y
sin análisis cladísticos. Sin embargo, se han producido resultados discordantes incluso cuando
los estudios se han basado en metodologías de un mismo tipo. Estos estudios dejan un
panorama contradictorio donde los resultados están en constante fluidez y no hay ninguna
versión de filogenia ampliamente aceptada, por lo que no es posible dar aquí una filogenia más
o menos definitiva. La situación parece en vías de solución con los nuevos descubrimientos de
fósiles que están permitiendo estudios más refinados basados en morfología, con el
perfeccionamiento de los métodos estadísticos, con la expansión de las evidencias moleculares
por el aumento de los loci analizados y con la aplicación de estos métodos a más amplias
representaciones de grupos taxonómicos. Con estas progresivas mejoras se considera cuestión
de poco tiempo que se alcancen resultados que logren un consenso de la comunidad científica
sobre la evolución de los órdenes y familias de aves modernas. Estos resultados quizás puedan
ser acelerados con estudios basados en «evidencia total», con el análisis combinado de todas
las fuentes de evidencia.

La clasificación filogenética de los grupos de aves modernas que a continuación se presenta, se


basa en un estudio de las secuencias de ADN de Hackett y colaboradores (2008), realizado
mediante el examen de cerca de 32 kilobases de secuencias alineadas provenientes de 19 loci
independientes de ADN nuclear en 169 especies de aves, que representan a todos los grupos
mayores existentes. En ella se confirma la monofilia de Galloanserae y Neoaves. Se refuerza, a
su vez, la existencia de diversos clados propuestos a lo largo de los últimos años dentro de
Neoaves, aunque las relaciones entre la gran mayoría aún están indeterminadas, lo cual genera
una serie de politomías. Hackett y colaboradores consolidan en gran medida los estudios de Fain
& Houde (2004) y Ericson et ál. (2006), y se destaca en todos ellos la división de Neoaves en dos
ramas: Metaves y Coronaves. Aunque esta división se basa en un único gen (beta-fibrinógeno)
y, además, se contrapone con los resultados obtenidos a partir de estudios del ADN
mitocondrial. La validez de Metaves y Coronaves dependerá de futuros estudios. A continuación
se definen nuevos clados (identificados solo con letras) y se señala el carácter parafilético de
algunos grupos (que deben ser redefinidos). Véase la lista de familias de aves para más detalles
dentro de los órdenes.

Subclase Neornithes

Palaeognathae (Clado R)

Struthioniformes (avestruz, kiwis, emúes, casuarios y ñandúes; parafilético con


Tinamiformes)

Tinamiformes (tinamúes; derivado dentro de Struthioniformes)


Neognathae (Clado Q)

Galloanserae (Clado P)

Anseriformes, como el cisne

Galliformes, como la gallina

Neoaves

Clado O

Podicipediformes como el zampullín

Phoenicopteriformes (flamencos)

Phaethontiformes (rabijuncos)

Pterocliformes (gangas)

Mesitornithidae (mesitos)

Columbiformes (palomas)

Clado N

Eurypygidae (tigana)

Rhynochetidae (kagú)

Clado M (Cypselomorphae)

Caprimulgiformes, como el chotacabras (parafilético con el clado L)

Clado L (derivado dentro de Caprimulgiformes)

Apodiformes, como el vencejo y el colibrí

Aegotheliformes, como el egotelo

Opisthocomiformes (hoatzin)

Clado K

Clado J

Otididae (avutardas)

Cuculiformes (cucos)

Gruiformes, como la grulla

Clado I

Musophagidae (turacos)

Clado H («Aves acuáticas superiores»)

Gaviiformes (colimbos)

Sphenisciformes (pingüinos)

Procellariiformes (albatros y petreles)


Ciconiiformes, como la cigüeña (parafilético con Pelecaniformes)

Pelecaniformes, como el pelícano (parafilético con Ciconiiformes)

Clado G

Charadriiformes, como la gaviota (que incluye además al Llanero y a los torillos)

Clado F («Aves terrestres superiores»)

Clado E

Accipitriformes como el águila

Cathartiformes, como el cóndor andino

Strigiformes, como la lechuza

Coliiformes, como el pájaro ratón

Clado D

Leptosomatidae (carraca curol)

Trogoniformes, como el quetzal

Clado C

Coraciiformes, como el martín pescador (parafilético con Piciformes)

Piciformes, como el tucán y el carpintero (derivado dentro de Coraciiformes)

Cariamidae como la chuña

Clado B

Falconidae, como el halcón

Clado A

Psittaciformes, como el guacamayo

Passeriformes, como el gorrión

Existen filogenias de aves muy diferentes, como la filogenia de Livezey y Zusi (2007) basada en
un análisis cladístico de datos morfológicos también muy amplio, o la de la clasificación
tradicional (llamada de Clements), o la de Sibley y Monroe (Taxonomía de Sibley-Ahlquist),
basada en datos de hibridación del ADN, que tuvo aceptación amplia en unos pocos aspectos,
como por ejemplo la aceptación de Galloanserae.
Distribución
Las aves viven y crían en la mayoría de los hábitats terrestres y están presentes en todos los
continentes, incluso en el territorio antártico donde anidan las colonias de petreles níveos, las
aves más australes. La mayor diversidad de aves se da en las regiones tropicales, y el país con
el mayor número de especies en el mundo es Colombia, seguido por Perú y Brasil. Otras
avifaunas notables por su cantidad de endemismos son las de Nueva Zelanda, de Madagascar y
de Australia, las cuales, a diferencia de las de países sudamericanos, cuentan además con un
considerable número de taxones superiores endémicos. La región biogeográfica con mayor
número de especies, con unas 3700 (más de la tercera parte mundial), es el Neotrópico (incluye
América del Sur, América Central, tierras bajas de México y las Antillas). Además, 31 familias son
endémicas del Neotrópico, más del doble que en cualquier otra región biogeográfica.

Tradicionalmente se ha considerado que la alta diversidad tropical era resultado de unas


mayores tasas de especiación; sin embargo, estudios recientes descubrieron que en las altas
latitudes hay mayores tasas de especiación que son compensadas por tasas de extinción más
altas. Numerosas familias de aves se han adaptado a vivir en el mar, algunas especies de aves
marinas solo recalan en tierra para criar, y se sabe que algunos pingüinos llegan a bucear hasta
a 300 m de profundidad.

Muchas especies de aves se han establecido en regiones donde han sido introducidas por el
hombre. Algunas de estas introducciones han sido deliberadas; el faisán común, por ejemplo,
ha sido introducido como especie para la caza por buena parte del mundo. Otras introducciones
han sido accidentales, este es el caso de varias especies de loros, como la cotorra argentina que
a partir de ejemplares cautivos escapados se ha establecido en numerosas ciudades de
Norteamérica, Sudamérica y Europa. Algunas especies, como la garcilla bueyera, el chimachimá,
o la cacatúa galah, se han introducido de forma natural en regiones fuera de sus áreas de
distribución original, gracias a que la agricultura ha creado ecosistemas adecuados para estas
especies.

Anatomía y fisiología
La anatomía de las aves presenta un plan corporal que exhibe un gran número de adaptaciones
inusuales en comparación con otros vertebrados, en su mayor parte para facilitar el vuelo.

El esqueleto está formado de huesos huecos, pero de estructura resistente, lo que les confiere
ligereza a las aves. Estas cavidades óseas están llenas de aire y conectan con el aparato
respiratorio. Los huesos del cráneo están fusionados, sin presentar suturas craneales. Las
órbitas son grandes y separadas por un septo óseo. La columna vertebral de las aves presenta
un gran contraste entre las zonas superiores y las inferiores. El número de vértebras cervicales
es muy variable, aunque siempre numeroso y el cuello es especialmente flexible, pero en las
vértebras torácicas anteriores la movilidad es reducida, y en todas las posteriores la movilidad
es nula, dado que están fusionadas. Las pocas vértebras posteriores están fusionadas con la
pelvis para formar el sinsacro. Las costillas son aplastadas y el esternón es aquillado para el
anclaje de los músculos del vuelo, excepto en los órdenes de aves terrestres no voladoras. Las
extremidades anteriores están modificadas en forma de alas.

Los pies de las aves están clasificados según la disposición de sus dedos en anisodáctilos,
zigodáctilos, heterodáctilos, sindáctilos y pamprodáctilos. La mayor parte de las aves tienen
cuatro dedos (aunque hay muchas especies tridáctilas y algunas didáctilas) que se organizan en
torno a un ancho y fuerte metatarso.

Como los reptiles, las aves son primariamente uricotélicos, es decir, sus riñones extraen
desechos nitrogenados de su sangre y los excretan como ácido úrico, en vez de urea o amoníaco,
a través de los uréteres hacia el intestino. Las aves no tienen vejiga urinaria o apertura urétrica
externa y el ácido úrico se excreta junto con las heces como desperdicio semisólido. Sin
embargo, aves como los colibríes pueden ser facultativamente amoniotélicos, al excretar la
mayor parte de los desechos nitrogenados en forma de amoníaco. Las razones de esto son
diversas y no están del todo claras, aunque sus dietas basadas en el néctar, por lo tanto con
grandes aportes de agua, juegan un papel clave. También se debe a que sus metabolismos
requieren poco nitrógeno, y a bajas ingestiones de proteínas y sal. Cuando estas condiciones
cambian, se reduce la ingesta de néctar o suben las proteínas y sales obtenidas, estas aves
pueden pasar a ser uricotélicas. Pueden excretar también creatina, en vez de creatinina como
los mamíferos. Esta materia, así como la fecal de los intestinos, es expulsada a través de la
cloaca del ave. La cloaca es una abertura multipropósito: por ella se expulsan los desechos, las
aves se aparean juntando sus cloacas y las hembras ponen huevos a través de ella.
Adicionalmente, muchas especies regurgitan egagrópilas.

El aparato digestivo de las aves es único, con un buche para almacenamiento de lo ingerido y
una molleja que contiene piedras que el ave ha tragado y que sirven para triturar el alimento
para compensar la ausencia de dientes. La mayoría de las aves están adaptadas a una rápida
digestión para ayudar al vuelo. Algunas aves migratorias se han adaptado a usar proteínas de
muchas partes del cuerpo, incluidas proteínas de los intestinos, como fuente adicional de
energía durante la migración.

Las aves son animales homeotérmicos, es decir, que la temperatura interna se mantiene
regulada, por encima de la temperatura exterior, lo que les permite tener un elevado
metabolismo; el plumaje participa en su regulación. La temperatura media interna de las aves
adultas es bastante alta, en general entre 40 y 43 °C, con variaciones entre especies. Algunas
Apodiformes tienen temperaturas nocturnas notablemente menores. Ciertas aves, como los
reyezuelos, cuando son recién nacidos mantienen la temperatura ambiental (poiquilotermia), y
adquieren la capacidad de regularla pocos días después.

Las aves tienen uno de los aparatos respiratorios más complejos del reino animal. Tras la
inhalación, el 75 % del aire fresco pasa de largo de los pulmones y fluye directo a los sacos aéreos
posteriores, que se extienden desde los pulmones y conectan con los espacios en los huesos, y
los llenan con aire. El otro 25 % del aire va directamente a los pulmones. Cuando el ave exhala,
el aire usado fluye fuera de los pulmones y el aire almacenado de los sacos aéreos posteriores
es simultáneamente forzado a entrar en los pulmones. De este modo, los pulmones de un ave
reciben un suministro constante de aire fresco tanto en la inhalación como en la exhalación. La
producción de sonidos se logra usando la siringe, una cámara muscular con varias membranas
timpánicas que está situada en el extremo inferior de la tráquea, desde la cual se separa.

El corazón de las aves tiene cuatro cámaras separadas (dos aurículas y dos ventrículos) y es el
arco aórtico derecho el que da lugar a la circulación sistémica (al contrario que en los mamíferos,
en los que el involucrado es el arco aórtico izquierdo). La vena cava inferior (única) recibe sangre
de las patas por vía del sistema porta renal (muy reducido). La mayor parte de esta sangre
proveniente de la cintura pélvica y la cola, pasa al corazón sin pasar por los capilares renales. Los
glóbulos rojos tienen núcleo, a diferencia de los mamíferos, y son ovales y biconvexos.

El sistema nervioso es grande en relación al tamaño del ave. La parte más desarrollada del
encéfalo es la que controla las funciones relacionadas con el vuelo, mientras el cerebelo
coordina el movimiento, y los hemisferios cerebrales controlan patrones de comportamiento, la
orientación, el apareamiento y la construcción del nido.

Unas pocas especies son capaces de usar defensas químicas contra sus depredadores. Algunos
Procellariiformes pueden expulsar aceites repulsivos contra sus atacantes, y algunas especies
en el género Pitohui de Nueva Guinea tienen una potente neurotoxina en su piel y plumas.

Sentidos
Los sentidos de las aves no deberían diferir básicamente de los mamíferos, pero para algunos
de ellos quedan incógnitas: no se sabía muy bien, por ejemplo, cómo logran orientarse en sus
migraciones. Estudios más recientes confirma la presencia de magnetita en el cráneo de las aves,
ese mineral ayuda a la orientación ya que funciona como una brújula.

El sistema visual de las aves suele estar altamente desarrollado. Las rapaces en especial tienen
una gran agudeza visual, dos o tres veces mejor que la del ser humano. La fóvea de una especie
del género Buteo posee alrededor de 100 000 conos por mm², frente a los 20 000 en el hombre,
cinco veces más. Los ojos de las aves son muy voluminosos. Por ejemplo, los del estornino tienen
un volumen correspondiente a 15 % del volumen craneal (como comparación, en el hombre
representan el 1 % de dicho volumen). Las aves acuáticas tienen lentes flexibles especiales, lo
que les permite la acomodación para la visión en el aire y en el agua. Algunas especies tienen
fóveas duales (por ejemplo: golondrinas, charranes, martinetes, halcones, colibríes, etc.). Las
aves nocturnas tienen generalmente un campo visual restringido, pero una gran movilidad de la
cabeza (que a veces puede girar más de 250°). Las aves son tetracromáticas, al poseer en la
retina conos sensibles al ultravioleta, además de las sensibles a verde, rojo y azul. Esto les
permite percibir la luz ultravioleta, la cual está involucrada en el cortejo. Muchas aves muestran
un patrón ultravioleta en los plumajes que son invisibles al ojo humano. Algunas aves cuyos
sexos parecen similares a simple vista se pueden distinguir con visión ultravioleta por ciertas
manchas en sus plumas que reflejan esa luz. Los machos de herrerillo europeo tienen un parche
en la coronilla que refleja el ultravioleta que es mostrado en el cortejo cambiando la postura y
erizando las plumas de la nuca. La luz ultravioleta se usa en la detección del alimento; se ha
observado que los cernícalos buscan la presa por medio de la detección de los rastros de orina,
que reflejan el ultravioleta, dejados en el suelo por roedores. Los párpados de un ave no se usan
para pestañear. En vez de eso, el ojo es lubricado por la membrana nictitante, un tercer párpado
que se mueve horizontalmente. La membrana nictitante también cubre el ojo y actúa como una
lente de contacto en muchas aves acuáticas. La retina de las aves tiene un sistema de suministro
de sangre en forma de abanico llamado pecten. La mayoría de las aves no pueden mover sus
ojos, aunque hay excepciones, como el cormorán grande. Las aves con ojos a los lados de la
cabeza tienen un amplio campo visual, mientras que las que tienen los ojos en el frente, como
los búhos, tienen visión binocular y pueden estimar mejor la profundidad del campo visual.

La mayoría de las aves tienen un pobre sentido del olfato, pero hay excepciones notables como
los kiwis, las aves carroñeras americanas, y los albatros y petreles. Se ha comprobado que estas
últimas son capaces de localizar sus presas, en particular el aceite de pescado, olfateándolo.

El oído de las aves está bien desarrollado; aunque carece de pabellón auricular, está cubierto
por plumas, y en algunas, como en los géneros de búhos Asio, Bubo y Otus, forman penachos
que parecen orejas. Ciertas especies de búho pueden localizar una presa en la oscuridad
completa solo con la audición. Sin embargo, la ausencia de orejas les obliga a realizar rotaciones
de la cabeza para percibir los sonidos provenientes de diferentes direcciones. Las salanganas y
el guácharo de las cavernas son capaces de desplazarse en la oscuridad, gracias a que sus oídos
están adaptados a la ecolocalización. Al contrario que los mamíferos, el oído medio de las aves
tiene un solo huesecillo, la columela. En el oído interno, la cóclea no es espiralada, sino recta, al
contrario que en los mamíferos.

Las papilas gustativas no se encuentran en el extremo de la lengua, sino en el fondo y en la


garganta; además son poco numerosas (200 en una Anatinae, frente a las 9000 en el hombre),
pero otros mecanismos pueden ser accionados para la degustación, como el sentido del tacto
(notable a nivel del pico) que, en muchas aves, parece intervenir durante la búsqueda de
alimento. En el sentido del tacto intervienen diversos corpúsculos: los corpúsculos encapsulados
de Merkel (en la piel y en el interior de la boca) y los de Grandry (en el paladar) participan en la
sensibilidad táctil general; estos serían los correspondientes al corpúsculos de Meissner en los
mamíferos.

Los corpúsculos de Herbst (que corresponden a los corpúsculos de Pacini de los mamíferos96)
son preferentemente sensibles a las vibraciones; son particularmente numerosos en el pico y
las patas, particularmente en las especies que deben encontrar su alimento «a tientas»: lengua
en Picidae, pico en Anatidae y en numerosos Scolopacidae, pero también en los rebordes
coloreados que bordean los picos de las crías de numerosos paseriformes y Picinae.

Las aves poseen varios órganos de equilibrio independientes; el oído interno, como en los
mamíferos, y un órgano situado en la pelvis.

Uno de los sentidos más misteriosos es la detección del campo magnético terrestre, el órgano
que lo detecta se sitúa en el pico o cerca de los ojos. La existencia de este sentido fue
demostrada experimentalmente por primera vez en 1967 por Wolfgang Wiltschko en los
petirrojos europeos.

Piel, plumaje y escamas


A diferencia de la piel de los mamíferos, la de las aves es delgada y seca; no posee glándulas
sudoríparas; de hecho, la única glándula cutánea de las aves es la glándula uropígea, situada en
la base de la cola, que secreta grasa que el ave esparce por su plumaje con el pico; dicha glándula
está especialmente desarrollada en las aves acuáticas, con lo que consiguen una mayor
impermeabilización.

Las plumas son una característica única de las aves. Les permiten volar, proporcionan
aislamiento térmico al impedir la circulación del aire que ayuda en la termorregulación, y son
usadas para la exhibición, camuflaje, e identificación. Hay varios tipos de plumas, y cada una
tiene unas funciones y características determinadas: las plumas de vuelo o rémiges (primarias,
secundarias y terciarias); las rectrices (plumas de la cola, que sirven como timón en el vuelo); las
coberteras (que cubren parcialmente las rémiges y también las rectrices); las tectrices (que
cubren todo el cuerpo y lo protegen frente a agentes adversos) y el plumón (que evita la pérdida
de calor). Las plumas son formaciones epidérmicas de queratina unidas a la piel y surgen solo
en series específicas de la piel llamadas pterilos. El patrón de distribución de estas series de
plumas (pterilosis) se usa en taxonomía y sistemática. El ordenamiento y el aspecto de las
plumas en el cuerpo, llamado plumaje, puede variar dentro de la especie por edad, posición
social, y sexo.

El plumaje es mudado regularmente. El plumaje característico de un ave que ha mudado tras la


reproducción se conoce como plumaje post-reproductivo, o en la terminología Humphrey-
Parkes plumaje «básico». Los plumajes reproductivos o las variaciones del plumaje básico se
conocen en el sistema Humphrey-Parkes como plumajes «alternativos». La muda es anual en la
mayoría de las especies, aunque algunas pueden tener dos mudas al año, y las grandes aves de
presa pueden mudar solo una vez cada pocos años. Los patrones de muda varían entre especies.
En los paseriformes, las plumas de vuelo son reemplazadas de una en una iniciando el ciclo con
la primaria más interna. Cuando la quinta de las seis primarias es mudada, la terciaria más
externa comienza a desprenderse. Después que las terciarias más internas son mudadas, las
secundarias comienzan a mudarse desde la más interna y esto prosigue hasta las plumas más
externas (muda centrífuga). Las coberteras primarias mayores se mudan sincrónicamente con
las primarias con las que se superponen. Un pequeño número de especies, como los patos y
gansos, pierden todas las plumas de vuelo a la vez, y quedan temporalmente sin capacidad de
volar. Como regla general, las plumas de la cola se mudan y reemplazan comenzando desde el
par más interior; sin embargo, se observan mudas centrípetas de plumas de la cola en
Phasianidae. La muda centrífuga es diferente en las plumas de la cola de los pájaros carpinteros
y los trepatroncos en los que comienza por el segundo par de plumas más internas y termina
con el par central, de modo que el ave mantiene la capacidad de ayudarse con su cola para
trepar. El patrón general que se ve en paseriformes es que las primarias son reemplazadas hacia
afuera, las secundarias hacia adentro, y la cola desde el centro hacia afuera.

Antes de anidar, en las hembras de la mayoría de las especies de aves se produce lo que se llama
una placa de incubación, es decir, una zona libre de plumas cerca del abdomen. La piel está allí
bien irrigada con vasos sanguíneos y ayuda al ave en la incubación.

Las plumas requieren mantenimiento y las aves las acicalan o peinan diariamente, tomándose
en promedio un 9 % de su tiempo diario en ello. El pico se usa para extraer partículas extrañas
y para aplicar secreciones cerosas provenientes de la glándula uropigial. Estas secreciones
protegen la flexibilidad de la pluma y actúan como agente antimicrobiano, inhibiendo el
crecimiento de bacterias degradadoras de la pluma. Esto puede suplementarse con secreciones
de ácido fórmico de las hormigas, que reciben mediante un comportamiento conocido como
«baño de hormigas», para quitarse los parásitos de las plumas.

Las escamas de las aves se componen de la misma queratina que las plumas, el pico, las garras
y espolones. Se encuentran principalmente en los dedos del pie y en el metatarso, pero pueden
encontrarse más arriba hasta el talón en algunas aves. La mayoría de las escamas de las aves no
se superponen significativamente, excepto en los casos de los martín-pescadores y los
carpinteros. Se piensa que las escamas de las aves son homólogas a las de los reptiles y
mamíferos.

Vuelo
La mayor parte de las aves pueden volar, lo que las distingue de casi todo el resto de
vertebrados. Volar es el principal modo de locomoción para la mayoría de las aves y lo usan para
reproducirse, alimentarse y huir de sus depredadores. Para volar, las aves han desarrollado
diversas adaptaciones fisionómicas que incluyen un esqueleto ligero, dos grandes músculos de
vuelo (el pectoral que es el 15 % de la masa total del ave, y el supracoracoideo), y dos miembros
modificados (alas) que sirven como perfiles alares. La forma y el tamaño de las alas determinan
el tipo de vuelo de cada ave; muchas especies combinan un estilo de vuelo basado en fuertes
aleteos, con un vuelo de planeo que requiere menos energía. La altitud de vuelo de las aves
presenta un rango enorme, pues varía desde el nivel del mar hasta por encima de los 11 000 m.

Alrededor de 60 especies de aves son no voladoras, también un buen número de especies


extintas carecían de la capacidad de volar. Las aves no voladoras a menudo se encuentran en
islas aisladas, probablemente debido a una escasez de recursos y a la ausencia de depredadores
terrestres. A pesar de que no pueden volar, los pingüinos usan una musculatura y unos
movimientos similares para volar a través del agua; así lo hacen también los álcidos, las pardelas
y los mirlos acuáticos.

Dimensiones
La menor de las aves es el macho del colibrí zunzuncito de unos 64 mm de largo, y 2,8 g, y
envergadura alar de unos 78 mm. El ave actual más grande es el avestruz con una altura de hasta
2,74 metros y 155 kg de peso, pone también los huevos más grandes, con promedios de 15 por
13 cm y un peso de 1,4 kg. Las aves más altas que hayan existido y de las cuales se tengan
registros eran las moas gigantes que medían hasta 3,6 m, pesaban más de 230 kg y habitaban
en Nueva Zelanda hasta, al menos, el siglo XVI. El ave más pesada que haya coexistido con el
hombre es la extinta ave elefante de Madagascar, que llegaba a medir hasta tres metros de
altura y unos 500 kg de peso.124 De dimensiones similares era Dromornis stirtoni de Australia.

Los albatros viajeros poseen la mayor envergadura alar de todos los animales voladores
actuales, pueden exceder los 340 cm, con peso de más de 10 kg. La gigantesca ave fósil
Argentavis magnificens es la mayor ave voladora que se ha descubierto; se estima que su
envergadura era de más de 5,8 metros y un peso de 60–80 kg. Son varias las especies actuales
de aves voladoras consideradas como las más pesadas, las cuales no suelen superar los 20 kg,
entre ellas la avutarda común y la avutarda kori. El cóndor andino no supera a las anteriores
pero es un ave voladora de dimensiones considerables, con una longitud de hasta 120 cm,
envergadura que llega a los 320 cm y un peso de hasta 15 kg.

Ritmos biológicos
La vida de las aves se organiza en función de varios ritmos biológicos. El más común, como en
otros vertebrados, es el ritmo circadiano. La mayoría de las aves son diurnas, pero algunas, como
la mayor parte de las rapaces nocturnas y los chotacabras son nocturnas o crepusculares. Otras
especies, como la mayoría de las limícolas, siguen un ritmo basado en las mareas.

Las aves, debido a la existencia de estaciones, siguen también un ritmo circanual. Las aves que
migran grandes distancias sufren generalmente cambios anatómicos o de comportamiento
(como por ejemplo el zugunruhe) o una muda para preparase para el viaje. Según la estación,
ciertas especies pueden realizar igualmente migraciones diarias, altitudinales por ejemplo, o
para llegar a sus zonas de aprovisionamiento.

Los ritmos circadianos y estacionales parecen estar ligados a la duración del día. Los ciclos de
reproducción son anuales, pero en ciertas especies particularmente prolíficas pueden sacar
adelante varias nidadas una misma estación.

Longevidad
La duración de la vida de las aves es muy variable según las especies, puede ser de tres o cuatro
años para algunas paseriformes, a más de 50 años para los albatros, petreles y pardelas, o
incluso más de 60 años para ciertas especies raras como el kakapo. Para deducir
aproximadamente la edad de un ave hay que tener buenos conocimientos sobre fenómenos
como las variaciones de la muda según la edad (además de la estación), o la neumatización del
esqueleto al envejecer.

Inteligencia
Aunque tener cerebro de pájaro o ser un cabeza de chorlito significa no tener inteligencia en
varias culturas, ciertas especies de aves dan pruebas de capacidades cognitivas relativamente
elevadas. Las especies de Corvidae tienen fama de ser las aves más inteligentes; los loros son
también capaces de demostraciones sorprendentes, pero con bastante disparidad entre las
especies. Por otra parte, es difícil definir el término «inteligencia» y también el distinguir aquello
que es parte del dominio de lo innato o del dominio de lo adquirido, y por lo tanto de evaluar
sus capacidades de razonamiento.

Las aves son capaces de aprender; se sabe por ejemplo que los cucos aprenden los cantos de
sus padres adoptivos o que los cuervos hacen su aprendizaje imitando a sus semejantes. Sus
capacidades más comunes son ciertamente la representación espacial (que les permite
orientarse, reencontrar sus fuentes de alimento o construir nidos sofisticados) y la capacidad de
comunicación.

Una de las capacidades más sorprendentes es la aptitud bastante difundida de servirse de un


objeto como utensilio. El cuervo neocaledoniano, por ejemplo, es capaz de usar un palo para
sacar de los troncos los insectos con los que se nutre. Ciertas aves son también capaces de
contar, como los loros, que son también conocidos no solo por reproducir la voz humana, sino
también por comprender lo que dicen y utilizar su vocabulario con acierto. Se ha observado
igualmente a aves capaces de medicarse, por ejemplo al ingerir arcilla para combatir los efectos
nefastos de toxinas alimentarias. Ciertas facultades son prácticamente únicas, el abejaruco
verde chico es capaz de «meterse en la cabeza» de sus predadores, es decir de calcular lo que
el predador puede ver o no.

Comportamiento
La mayoría de las aves son diurnas, pero algunas especies, sobre todo búhos y chotacabras, son
nocturnas o crepusculares; y muchas aves limícolas costeras se alimentan cuando las mareas les
son propicias ya sea de día o de noche.

Dieta y alimentación
La dieta de las aves incluye una gran cantidad de tipos de alimentos como néctar, frutas, plantas,
semillas, carroña, y diversos animales pequeños, incluidas otras aves. Como las aves no tienen
dientes, su aparato digestivo está adaptado a procesar alimentos sin masticar que el ave traga
enteros.

Las aves llamadas generalistas son las que emplean muchas y diferentes estrategias para
conseguir alimentos de una amplia variedad de tipos, mientras que las que se concentran en un
espectro reducido de alimentos o tienen una única estrategia para conseguir comida son
consideradas especialistas. Las estrategias de alimentación de las aves varían según la especie.
Algunas cazan insectos lanzándose sorpresivamente desde una rama. Las especies que se
alimentan de néctar, como los colibríes, los suimangas y los loris, tienen lenguas pelosas y
formas de pico especialmente adaptadas para ajustarse a las plantas de las que se alimentan.139
Los kiwis y las aves limícolas tienen largos picos que usan para sondear el suelo en busca de
invertebrados; en el caso de las limícolas, sus picos presentan diferentes longitudes y curvaturas,
ya que cada especie tiene un nicho ecológico diferente. Los colimbos, patos buceadores,
pingüinos y álcidos persiguen a sus presas bajo el agua, usando sus alas y/o sus pies para
propulsarse, mientras que los alcatraces, martines pescadores y charranes son predadores
aéreos que se sumergen en picado en busca de su presa. Los flamencos, tres especies de
petreles, y algunos patos, se alimentan filtrando el agua. Otras aves, como los gansos y los patos
nadadores, se alimentan principalmente pastando. Algunas especies, entre las que se incluyen
las fragatas, las gaviotas, y los págalos, son cleptoparásitas, es decir, roban comida a otras aves.
Se supone que con esto logran un suplemento adicional, pero no una parte importante de su
dieta general; un caso estudiado de cleptoparasitismo de la fragata grande sobre el alcatraz
enmascarado determinó que obtenían en promedio solo el 5 % de su comida, y como máximo
un 40 %. Hay otras aves que son carroñeras, algunas de las cuales, como los buitres, están
especializados en comer cadáveres, mientras que otras, como las gaviotas, los córvidos o
algunas aves de presa lo hacen solo como oportunistas.

Ingesta de agua

La mayoría de las aves necesitan beber, aunque su demanda fisiológica de agua se ve reducida
por la excreción uricotélica y la ausencia de glándulas sudoríparas. Además, pueden refrescarse
moviéndose a la sombra, metiéndose en el agua, jadeando, agitando su garganta, o con algunos
comportamientos especiales como la urohidrosis. Algunas aves del desierto pueden obtener
toda el agua que necesitan de su alimento. También pueden presentar otras adaptaciones, como
permitir que la temperatura de su cuerpo se eleve, lo que evita la pérdida de humedad que se
produciría mediante el enfriamiento por evaporación o por jadeo. Las aves marinas pueden
beber agua del mar, ya que tienen unas glándulas en la cabeza que usan para eliminar el exceso
de sal, que expulsan a través de las fosas nasales.

La mayor parte de las aves recogen el agua con el pico y después elevan su cabeza para dejar
que el agua caiga por la garganta. Todas las palomas y algunas especies, especialmente en las
zonas áridas, pertenecientes a las familias de los pinzones tejedores, los cólidos, los turnícidos y
las avutardas, son capaces de beber agua sin necesidad de echar para atrás la cabeza. Algunas
especies del desierto dependen de fuentes de agua; tal es el caso de las gangas que se
concentran diariamente en grandes números en los abrevaderos, y transportan el agua para sus
pollos en las plumas mojadas del vientre.

Migraciones y desplazamientos
Muchas especies de aves migran para aprovecharse de las diferencias estacionales de
temperatura en el mundo, con lo que optimizan la disponibilidad de fuentes de alimento y de
hábitats reproductivos. Las migraciones varían mucho según la especie. Muchas realizan largas
migraciones anuales, por lo general provocadas por los cambios en la duración del día así como
por las condiciones meteorológicas. Estas aves se caracterizan por pasar la temporada de cría
en regiones templadas o polares, e invernar en regiones templadas más cálidas, tropicales, o en
el hemisferio contrario.

Antes de la migración incrementan sustancialmente sus grasas y reservas corporales, y reducen


el tamaño de algunos de sus órganos. La migración es una actividad que consume mucha
energía, sobre todo cuando el ave debe cruzar desiertos y océanos sin poder reabastecerse. Las
aves terrestres tienen una autonomía de vuelo de unos 2500 km y las aves limícolas de unos
4000 km, aunque la aguja colipinta puede llegar a volar 10 200 km sin parar. Las aves marinas
también llevan a cabo largas migraciones; la migración anual más larga es la realizada por la
pardela sombría, que cría en Nueva Zelanda y Chile y pasa el verano del Hemisferio Norte
alimentándose en el Pacífico Norte (Japón, Alaska y California); en total hace unos 64 000 km al
año. Otras aves marinas se dispersan después de la época de cría, viajando mucho pero sin una
ruta establecida. Los albatros, que crían en el océano Antártico, a menudo realizan viajes
circumpolares en los períodos no reproductivos.

Algunas especies de aves realizan migraciones más cortas, viajando solo lo necesario para evitar
el mal tiempo o conseguir comida. Especies como algunos fringílidos boreales tienen
comportamientos irruptivos, al estar presentes en un lugar un año y ausentes al siguiente. Este
tipo de desplazamiento suele estar asociado a disponibilidad de alimentos. También pueden
realizar desplazamientos pequeños dentro de su área de distribución, con individuos de
latitudes más altas que se mueven hacia los territorios sureños de sus congéneres; otras aves
realizan migraciones parciales, en las cuales solo una parte de la población (normalmente
hembras y machos subdominantes) migran. En algunas regiones, la migración parcial puede ser
un gran porcentaje de las formas de migración de sus avifaunas; en Australia, algunos estudios
han calculado que en torno al 44 % de las aves no-paseriformes y el 32 % de las paseriformes
son parcialmente migratorias. La migración altitudinal es un tipo de migración de corta distancia,
en la que las aves pasan la época de cría a mayores altitudes, y en épocas menos favorables se
desplazan hacia altitudes menores. Por lo general están provocadas por cambios de
temperatura, y normalmente ocurren cuando los territorios se vuelven inhóspitos por la falta de
comida. Algunas especies pueden ser nómadas, sin tener un territorio fijo y se desplazan en
función del tiempo meteorológico y de la disponibilidad de alimentos. La mayoría de los loros
no son ni migradores, ni sedentarios, sino que son dispersivos, irruptivos, nómadas, o realizan
desplazamientos pequeños e irregulares.

La capacidad de las aves de volver a un lugar concreto tras recorrer grandes distancias se conoce
desde hace cierto tiempo; en un experimento realizado en la década de 1950, una pardela
pichoneta liberada en Boston, volvió a su colonia en Skomer (Gales) en 13 días, cubriendo una
distancia de 5150 km. Las aves se orientan durante la migración usando diversos métodos;
durante el día usan el sol para guiarse, y las estrellas son la referencia por la noche. Las especies
que se orientan por el sol usan un reloj interno para compensar los cambios de posición del astro
a lo largo del día. La orientación a partir de las estrellas se basa en la posición de las
constelaciones alrededor de los polos celestes. En algunas especies, esto es reforzado además
con su capacidad de sentir el magnetismo de la Tierra a través de fotorreceptores especializados.

Comunicación

Las aves se comunican principalmente a través de señales visuales y auditivas. Las señales
pueden ser interespecíficas (entre especies distintas) o intraespecíficas (de una sola especie).

En ocasiones usan su plumaje para establecer o reafirmar su posición social; para indicar su
receptividad sexual, o para intimidar, como en el caso de la exhibición de la tigana que busca
ahuyentar a sus predadores y proteger a sus pollos. Las variaciones del plumaje permiten la
identificación de las aves, sobre todo entre especies. La comunicación visual en las aves incluye
exhibiciones rituales, que se conforman de acciones habituales como acicalarse las plumas,
picotazos y otros. Estas demostraciones pueden ser señales de amenaza o de sumisión, o
contribuir a la formación de parejas. Las exhibiciones más elaboradas se dan en el cortejo, a
menudo compuesto de complejas combinaciones de muchos movimientos distintos; el éxito
reproductivo de los machos puede depender de la calidad de dichas exhibiciones.

Las vocalizaciones de las aves, es decir, sus cantos y reclamos, se producen en la siringe y son el
principal medio que usan para comunicarse mediante el sonido. Esta comunicación puede ser
muy compleja; algunas especies pueden usar los dos lados de la siringe independientemente, y
logran así producir simultáneamente dos sonidos. Los reclamos se usan para una amplia
variedad de propósitos: para el cortejo (atracción de la pareja, evaluar las posibles parejas); para
proteger y marcar el territorio; para la identificación de otros individuos (como cuando los
padres buscan a sus pollos en las colonias, o cuando las parejas se quieren reunir); o para alertar
de un depredador potencial. Los reclamos de alerta, en ocasiones, incluyen información
específica de la naturaleza de la amenaza; y además algunas aves son capaces de reconocer las
llamadas de alerta que realizan otras especies. Aparte de las vocalizaciones, algunas aves usan
métodos mecánicos para la comunicación auditiva. Las agachadizas neozelandesas del género
Coenocorypha producen sonidos cuando el aire pasa entre sus plumas, los pájaros carpinteros
realizan tamborileos para marcar territorio, y la cacatúa enlutada hacen llamados a base de
golpes usando herramientas.

Sociabilidad
Mientras que algunas aves son esencialmente solitarias o viven en pequeños grupos familiares,
otras pueden formar grandes bandadas. Los beneficios principales de agruparse son mayor
seguridad y un incremento de la eficiencia en la búsqueda de alimento. Defenderse contra los
depredadores es especialmente importante en hábitats cerrados como los bosques, donde las
emboscadas son comunes, y una gran cantidad de ojos contribuyen a un buen sistema de alerta.
Esto ha llevado al desarrollo de bandadas compuestas por un pequeño número de diferentes
especies unidas para la alimentación; estas bandadas aumentan la seguridad y reducen la
competencia potencial por los recursos. No todo son beneficios, entre los costes que presentan
las asociaciones en bandadas están las intimidaciones y el acoso por parte de las aves
dominantes hacia las subordinadas, y en algunos casos la reducción de la eficiencia en la
búsqueda de alimento.

También, en ocasiones, las aves forman asociaciones con especies que no son aves. Algunas aves
marinas se asocian con los delfines y atunes, que empujan los bancos de peces hacia la superficie
y las aves se zambullen para pescarlos. Los cálaos tienen una relación mutualista con la
mangosta enana, se alimentan juntos y se alertan de la cercanía de aves de presa y otros
depredadores.

Descanso
Muchas aves, como este flamenco común, recogen su cabeza en su espalda para dormir.

Las altas tasas metabólicas de las aves durante sus momentos de actividad diurna están
contrarrestadas por sus momentos de descanso. Mientras duermen, las aves a menudo realizan
un tipo de sueño llamado vigilante, donde se intercalan períodos de descanso con leves y rápidos
vistazos, que les permiten estar atentos a cualquier ruido y escapar de las amenazas; los
vencejos son capaces de dormir mientras vuelan, y usan el viento estratégicamente
(generalmente encarándose a él) para no alejarse en exceso de sus territorios. Se ha sugerido
que algunos tipos de sueño podrían ser posibles en vuelo. Algunas especies tienen la capacidad
de caer en un sueño de onda lenta con un solo hemisferio del cerebro cada vez. Las aves tienden
a usar esta habilidad según su posición relativa dentro de la bandada; las que se encuentran en
los laterales del grupo mantienen así abierto y alerta el ojo que vigila las cercanías de la bandada;
esta adaptación también se presenta en mamíferos marinos. Es bastante normal que las aves se
junten a la hora de dormir, lo que reduce la pérdida de calor corporal y disminuye los riesgos
asociados a los depredadores. Los dormideros son a menudo elegidos en atención a esos dos
factores: seguridad y termorregulación. Muchas aves, cuando duermen, doblan sus cabezas
hacia el dorso y meten el pico debajo de las plumas, mientras que lo meten bajo las plumas del
pecho. Es muy común que las aves descansen sobre una pata, y en algunos casos, sobre todo en
climas fríos, meten la pata entre sus plumas. Los paseriformes tienen un mecanismo de bloqueo
en el tendón que les permite mantenerse en la percha sin caer mientras duermen. Muchas aves
terrestres, como los faisanes y las perdices, descansan subidos a los árboles. Varias especies del
género Loriculus duermen boca abajo, como hacen también los murciélagos. Algunas especies
por la noche entran en un estado de letargo que se ve acompañado de una reducción de sus
tasas metabólicas; hay unas 100 especies que tienen esta adaptación fisiológica: colibríes,
egotelos y chotacabras. Una especie, el chotacabras pachacua, incluso entra en un estado de
hibernación.

Reproducción
Las aves han desarrollado un comportamiento reproductor más complejo que la mayoría de los
vertebrados. Durante la época de reproducción realizan una serie de rituales, algunos de ellos
muy elaborados, como el cortejo del macho para aparearse con la hembra, o la construcción de
nidos para llevar a cabo la puesta de huevos.

Las aves se reproducen mediante fecundación interna y ponen huevos provistos de una cubierta
calcárea dura (el cascarón).188

Tipos de emparejamiento
El noventa y cinco por ciento de las especies de aves son monógamas sociales. Las parejas se
mantienen al menos durante toda la temporada de cría, pero pueden durar varios años o incluso
hasta la muerte de uno de los miembros de la pareja. La monogamia permite el cuidado
biparental que es especialmente importante en las especies en las que se necesita a dos adultos
para sacar adelante la nidada. En muchas especies monógamas, las cópulas fuera de la pareja
(«infidelidades») son comunes. Este comportamiento es muy típico entre machos dominantes y
hembras emparejadas con machos subordinados, pero también puede ser el resultado de
cópulas forzadas, como en el caso de los patos y otras anátidas. Los beneficios de estas cópulas
fuera de la pareja incluyen, para las hembras, conseguir mejores genes para sus descendientes
y asegurarse frente a la posibilidad de que su pareja sea infértil, para los machos, aumentar el
número de descendientes sin coste de cuidado parental. En las especies en las que las cópulas
fuera de la pareja son comunes, los machos vigilan estrechamente a sus parejas, esta adaptación
aumenta la probabilidad de que los pollos que crían tengan sus genes.

Otros sistemas de emparejamiento, como la poliginia, poliandria, poligamia, poliginandria y la


promiscuidad también se dan en aves. Los sistemas poligámicos se dan en especies donde las
hembras son capaces de criar a sus pollos sin la necesidad de los machos. Algunas especies usan
más de uno de estos sistemas según las circunstancias.

En la reproducción normalmente se realiza alguna forma de exhibición de cortejo, por lo general


realizada por el macho. La mayor parte de estas exhibiciones son bastante simples e incluyen
algún tipo de canto. Sin embargo otras están muy elaboradas. Dentro de los despliegues
nupciales más llamativos se encuentran los realizados por las aves del paraíso de Nueva Guinea
y los bailarines del Neotrópico. Según la especie pueden incluir golpeteos y tamborileos con las
alas o la cola, bailes y vuelos acrobáticos en arenas de combate (leks). Las hembras suelen ser
las que eligen a su pareja, aunque en algunas especies poliándricas, como el falaropo picofino,
es al revés, los machos, que son de colores poco llamativos, son los que eligen a las hembras de
plumaje colorido y brillante. Los acicalamientos mutuos, las cebas de cortejo, y los roces y
«besos» con los picos son comportamientos comunes, generalmente después de que se hayan
emparejado.

Territorios, nidos e incubación


Muchas aves defienden activamente un territorio de las intromisiones de sus congéneres
durante la época de cría; al mantener su territorio aseguran las fuentes de alimento para sus
pollos. Las especies que no defienden un territorio, como las aves marinas o los vencejos, a
menudo crían en colonias; al criar en colonias se consigue cierta protección contra los
depredadores. En las colonias las aves defienden sus lugares de anidamiento y la competencia
por estos lugares puede ser intensa.

Todas las aves ponen huevos amnióticos con cáscaras duras compuestas en su mayor parte por
carbonato cálcico. Los huevos de las especies que anidan en agujeros o madrigueras suelen ser
blancos o de colores claros, mientras que los huevos de las que anidan en el suelo o entre la
vegetación por lo general se camuflan con el entorno. Hay, sin embargo, muchas excepciones a
esta regla; por ejemplo los chotacabras anidan en el suelo, pero sus huevos son blancos y el
camuflaje se consigue por su plumaje. En las aves que son víctimas de los parásitos de puesta
sus huevos tienen patrones de color variantes, adaptación que aumenta las probabilidades de
descubrir el huevo del parásito en el nido, esto a su vez dirigió una adaptación en las hembras
parásitas que ajusta los colores de sus huevos a los de sus hospedadores.

Los huevos suelen ser incubados en un nido. La mayor parte de las especies construyen un nido
más o menos trabajado, que puede ser una copa, una bóveda, una plataforma, un montículo,
una madriguera o una simple escarbadura en el suelo. Algunos nidos son, en cambio muy
sencillos; los albatros ponen los huevos casi directamente sobre el suelo. La mayor parte de las
aves ubican sus nidos en lugares protegidos y ocultos para evitar a los depredadores, pero en
las especies coloniales, que tienen mayor capacidad de defensa, los nidos se sitúan en zonas
más expuestas. Durante la construcción, algunas especies recogen plantas provistas de toxinas
dañinas para los parásitos, lo que favorece la supervivencia de sus pollos, y a menudo se usan
las plumas como aislamiento térmico. Varias especies de aves no tienen nidos; el arao común
cría en acantilados donde deposita los huevos directamente sobre la roca, y el pingüino
emperador guarda e incuba sus huevos entre sus pies y su cuerpo. La ausencia de nidos es más
común en especies que anidan en el suelo, ya que sus pollos suelen ser precoces.

La incubación generalmente comienza cuando se ha puesto el último huevo y tiene el fin de


optimizar su temperatura para el correcto desarrollo del embrión. En las especies monógamas
la incubación suele ser una tarea compartida, mientras que en las especies polígamas el
encargado es solo uno de los progenitores. El calor de los padres pasa a los huevos a través de
unas zonas concretas del vientre o del abdomen del ave que han perdido las plumas y tienen la
piel descubierta. La incubación puede ser un proceso que demanda mucha energía; los albatros
adultos, por ejemplo, pierden hasta 83 g de peso por día de incubación. El calor en la incubación
de los huevos de los talégalos proviene del sol, de la descomposición de la vegetación o del calor
del suelo en zonas volcánicas. Los períodos de incubación varían mucho, desde 10 días en los
cucos, pájaros carpinteros y paseriformes, hasta más de 80 días en los albatros y en los kiwis.

Cuidado paterno y emancipación

Al salir del cascarón los pollos pueden ser desde indefensos a independientes, incluidos varios
estados intermedios, según la especie. Las que nacen indefensas se llaman altriciales o nidícolas
y suelen ser pequeñas, ciegas y desnudas; los pollos que nacen más formados se llaman precoces
o nidífugos, están cubiertos de plumón y son capaces de seguir a sus padres (como es el caso de
los anseriformes y galliformes). Los pollos altriciales necesitan la ayuda de sus padres para
termorregularse y su periodo de cría dura más tiempo que el de los precoces.

La duración y naturaleza del cuidado parental varía mucho entre los diferentes órdenes y
especies. En un extremo están los talégalos que dejan de cuidar a sus descendientes al romper
el cascarón; el pollo recién nacido es capaz de salir del cascarón y del nido sin ayuda de los padres
y valerse por sí mismo inmediatamente. En el otro extremo muchas aves marinas cuidan a sus
pollos durante largos períodos; el más largo es el de la fragata grande, sus pollos tardan seis
meses en emplumar y son alimentados por los padres durante otros catorce meses más.

En algunas especies los dos padres se ocupan de la cría, en otras solo uno de los sexos carga con
la responsabilidad. En ocasiones otros congéneres, generalmente parientes cercanos de la
pareja, como los juveniles de años pasados, ayudan en la cría. Este comportamiento es bastante
común entre los córvidos, y especies cercanas a estos como la urraca australiana o el género
Malurus, pero se ha observado también en especies tan diferentes como el acantisita verdoso o
el milano real. En la mayor parte de los grupos animales el cuidado de las crías por parte de los
machos es raro. Sin embargo, en las aves es bastante común, más que en cualquier otra clase
de vertebrado. Aunque las labores relacionadas con la reproducción y la cría son a menudo
compartidas, en ocasiones hay una división del trabajo en la que uno de los miembros de la
pareja lleva a cabo toda o la mayor parte de una determinada tarea.

El momento en que los pollos abandonan el nido varía de manera muy acusada. Los pollos de
los álcidos del género Synthliboramphus, como el mérgulo antiguo, dejan el nido la noche
después de salir del cascarón, siguen a sus padres al mar donde se desarrollan a salvo de los
depredadores terrestres. Otras especies, como los patos, también abandonan el nido a una edad
temprana. En la mayor parte de los casos, los pollos dejan el nido cuando son capaces de volar.
Tras dejar el nido hay especies, por ejemplo los albatros, que no continúan cuidando de su
nidada, mientras que otras siguen alimentándoles. Los juveniles pueden también seguir a sus
padres durante su primera migración.

Parasitismo de puesta

El parasitismo de puesta, en el que una especie deja sus huevos entre los de otra especie para
que esta los críe, es más común entre las aves que en cualquier otro tipo de organismo. Después
de que el ave parásita deposite sus huevos en el nido de otra, por lo general son aceptados y
criados por los padres adoptivos a expensas de su propia nidada. Entre las especies que usan
este modo de parasitismo hay unas que son incapaces de sacar adelante una nidada propia y
por ello están obligadas a parasitar, y hay otras que en ocasiones ponen sus huevos en nidos de
individuos de su misma especie para incrementar su rendimiento reproductivo, incluso aunque
hayan criado a sus propios pollos. Unas cien especies, entre las que se incluyen indicadores,
ictéridos, estríldidos y patos son parásitos obligados, aunque los más famosos son los cucos. En
algunos parásitos de puesta sus huevos eclosionan antes que los del hospedador, lo que le
permite al parásito destruir los huevos empujándolos fuera del nido o matar a los pollos que han
tenido menos tiempo para desarrollarse; esto les asegura que toda la comida que traigan los
padres-hospedadores sea para ellos.

Ecología
Las aves ocupan un amplio espectro de nichos ecológicos. Mientras algunas aves son
generalistas, otras están altamente especializadas en su hábitat o en su alimentación. Incluso en
un solo hábitat, como por ejemplo un bosque, los nichos ecológicos ocupados por diferentes
aves varían; algunas especies se alimentan en la copa de los árboles, otras por debajo del dosel
arbóreo, y algunas en el suelo del bosque. Las aves forestales pueden ser insectívoras, frugívoras
y nectarívoras. Las aves acuáticas por lo general se alimentan pescando, comiendo plantas
acuáticas, o como cleptoparásitas. Las aves de presa están especializadas en cazar mamíferos,
otras aves y otros animales, mientras que los buitres son aves carroñeras especializadas.

Algunas aves nectarívoras son importantes polinizadoras, y muchas especies frugívoras juegan
un papel clave en la dispersión de las semillas. Las plantas y las aves que las polinizan, a menudo
coevolucionan, y en algunos casos el principal polinizador de la planta es el único capaz de llegar
a su néctar.

Las aves son importantes en la ecología de las islas. Alcanzan islas a donde los mamíferos no han
podido llegar; en estas islas las aves desempeñan roles ecológicos que en zonas continentales
ocupan animales de mayor tamaño. Por ejemplo, en Nueva Zelanda las moas eran importantes
ramoneadoras y frugívoras, como lo son el kereru y el kokako en la actualidad. Hoy en día las
plantas en Nueva Zelanda mantienen las adaptaciones defensivas que desarrollaron para
protegerse de las extintas moas. Las aves marinas también afectan la ecología de las islas en que
nidifican, sobre todo a través de la concentración y acumulación de grandes cantidades de
guano, que enriquecen con nutrientes los suelos, y los mares circundantes.

Salud

Los parásitos más corrientes de las aves pertenecen a los grupos de los ácaros, los piojos aviares
y los vermes. Otros parásitos microscópicos, como hongos, protozoos, bacterias y virus, también
les provocan enfermedades.

Al menos 2500 especies de ácaros repartidos en 40 familias viven en relación estrecha con las
aves, ocupan sus nidos, sus plumas, o incluso sus picos, como ciertos ácaros de los colibríes.
Estos ácaros pueden tener una relación simplemente forética o pueden perturbar a sus
hospedadores y provocarles desnutrición, pero pueden también ser verdaderos parásitos como
Dermanyssus y Ornithonyssus. Todas las especies de aves se ven afectadas, incluso los pingüinos
portan garrapatas. El modo de vida de una garrapata de ave depende, por supuesto, de su
especie; sin embargo, la larva vive por lo común en el nido. Los ácaros tienen ciclos de
reproducción cortos y son capaces de multiplicarse muy rápidamente. Algunos ácaros se nutren
de piel muerta, otros como los de los colibríes, se hacen transportar de flor en flor y se nutren
de néctar. En los nidos, incluso se han descubierto garrapatas enanas parásitas de garrapatas
aviarias.

Un número muy importante de garrapatas puede perjudicar a la nidada e incluso a la vida de los
pollos. Por tanto, ciertos estudios podrían sugerir que este comensalismo no es únicamente
desfavorable a las aves. Los piojos de las aves (Ischnocera) infestan, la mayoría de ocasiones, a
una especie concreta. Varias especies de platelmintos, entre los cuales están los cestodos, o los
trematodos, pueden infectar las aves que los pueden transportar de un continente a otro. Por
ejemplo, las aves marinas, al comer los berberechos, favorecen un parasitismo de trematodos
(géneros Meiogymnophalus, Himasthla, etc.) que pueden luego afectar a varias especies de
hospedadores, ya sean aves u otros moluscos.

Además de parásitos, las aves pueden sufrir otras enfermedades infecciosas como:

Paludismo aviar

Enfermedad de Newcastle

Micoplasmosis

Cólera de los pollos o aviar

Enfermedad de Gumboro

Laringotraqueitis de las aves

Viruela aviar (forma diftérica)


Enfermedad del pico y las plumas de las psitaciformes (PBFD)

Dilatación del proventrículo (PSD)

Candidiasis aviar

Aspergilosis

Relación con el hombre


Dado que las aves son animales muy visibles y muy comunes, los humanos han tenido una
intensa relación con ellas desde el comienzo de la humanidad. Algunas veces estas relaciones
son mutualísticas, como la existente entre los indicadores y pueblos africanos como los borana
que se ayudan de estas aves a la hora de recolectar miel. En otras ocasiones la relación puede
ser de comensalismo, situación que se da cuando una especie se beneficia de las actividades
humanas, como por ejemplo el gorrión común. Muchas especies se han convertido en plagas
económicamente significativas para la agricultura, y algunas generan riesgos para la aviación.
Las actividades humanas también han perjudicado a las aves, y han extinguido y puesto en
peligro de extinción a numerosas especies.

Religión, folclore y cultura


Las aves juegan papeles prominentes y diversos en el folclore, la religión y la cultura popular. En
la religión, las aves pueden servir tanto como mensajeras, representantes o portadoras de una
deidad, como en el culto de Make-Make, en que los Tangata Manu de la Isla de Pascua servían
de jefes, o como asistentes, como en el caso de Hugin y Munin, dos cuervos comunes que
susurraban las noticias al oído del dios noruego Odín. También pueden servir de símbolos
religiosos, como cuando Jonás (Hebreo: ‫יֹונָה‬, paloma) corporizaba el miedo, la pasividad, el
lamento, y la belleza, asociados tradicionalmente a las palomas. Las aves han sido por sí mismas
deificadas, como en el caso del pavo real común, que es percibido como la madre tierra por los
drávidas de la India. Algunas aves han sido percibidas también como monstruos, como el
mitológico Roc y el Pouakai legendario de los maoríes, un ave gigante capaz de levantar en vuelo
a humanos agarrados.

Las aves han sido representadas en la cultura y el arte desde tiempos prehistóricos, cuando eran
pintadas en cuevas. Fueron usadas luego como arte y diseños religiosos o simbólicos, como el
magnífico Trono del Pavo real de los Mogoles y los emperadores de Persia. Con el surgimiento
del interés científico por las aves, muchas pinturas de aves fueron encargadas para libros. Uno
de los pintores de aves más famoso fue John James Audubon, cuyas obras de aves
norteamericanas tuvieron un gran éxito comercial en Europa, y quien luego prestó su nombre a
la National Audubon Society. Las aves son también personajes importantes en la poesía; por
ejemplo, Homero incorporó a los ruiseñores en su Odisea, y Cátulo usó al gorrión como un
símbolo erótico en su Catullus 2.

En español, existen algunos nombres de aves con sentido metafórico para describir o
representar comportamientos y características humanas. Pero las percepciones de una misma
ave a menudo varían entre distintas culturas. Los búhos se asocian con la mala suerte, la brujería
y la muerte en zonas de África, pero son relacionados con la sabiduría en gran parte de Europa.
Las abubillas eran consideras sagradas en el Egipto Antiguo, y símbolos de virtud en Persia, pero
eran percibidas como ladronas en gran parte de Europa, y como presagio de guerra en
Escandinavia.

Importancia económica
Las aves domésticas criadas para carne y huevos, también llamadas aves de corral, son la mayor
fuente de proteína animal en la alimentación humana: en 2003, se produjeron 76 millones de
toneladas de carne de aves y 61 millones de toneladas de huevos en todo el mundo. Los pollos
son la mayor proporción de la carne de aves domésticas que se consume, aunque [[Meleagris
|pavos]], patos y gansos son también relativamente comunes. Muchas especies de aves son
cazadas por su carne. La cacería de aves es principalmente una actividad recreativa, pero en
áreas poco desarrolladas la caza sigue aportando parte de la dieta. Las especies cinegéticas de
aves más importantes de América del Sur y del Norte son las anátidas, pero también se cazan
mucho los faisanes, pavos silvestres, codornices, palomas, perdices, gallos silvestres, grévoles,
agachadizas y chochas. La caza de pollos de pardelas (muttonbirding) es popular en Australia y
Nueva Zelanda. Aunque alguna cacería, como la de pichones de pardelas, pueda ser sostenible,
la caza ha llevado a la extinción o a la amenaza de extinción a decenas de especies.

Otros productos de aves comercialmente valiosos incluyen las plumas (especialmente el plumón
de gansos y patos), usados en el aislamiento de ropas y acolchado de camas, y el guano (las
heces de la aves), que es una rica fuente de fósforo y nitrógeno. La Guerra del Pacífico, llamada
a veces Guerra del Guano, se libró en parte por el control de grandes depósitos de esta sustancia.

Las aves han sido domesticadas por humanos como mascotas y para propósitos prácticos. Aves
coloridas como los loros y las minas son criadas en cautiverio y mantenidas como animales de
compañía, práctica que ha llevado al tráfico ilegal de un número de especies amenazadas. Los
halcones y cormoranes han sido desde muy antiguo usados para la caza (cetrería) y la pesca
respectivamente. La paloma mensajera, usada al menos desde el año 1 d.C, siguió siendo
importante hasta épocas tan recientes como la Segunda Guerra Mundial. Hoy en día, tales
actividades son más comunes como afición, entretenimiento, turismo, o deporte, como en las
carreras de palomas.

Los entusiastas aficionados llamados observadores de aves o pajareros se cuentan por millones.
Muchas personas disponen comederos de aves cerca de sus viviendas para atraer varias
especies. La alimentación para aves se ha convertido en un negocio multimillonario. Por
ejemplo, se estima que el 75 % de las amas de casa de Gran Bretaña provee alimento para las
aves en algún momento durante el invierno.

Enfermedades transmitidas por aves


Las aves pueden jugar un rol sanitario importante al ser vectores de enfermedades humanas, al
propagarlas a largas distancias, como la psitacosis, salmonelosis, campilobacteriosis,
micobacteriosis (tuberculosis aviar), gripe aviar, giardiasis, y criptosporidiosis. Por ello estas
zoonosis son estudiadas y su propagación es cuidadosamente vigilada. El descubrimiento de
reservorios de enfermedades aviares puede llevar a las autoridades locales a tomar medidas
radicales respecto a las aves de corral, lo cual puede representar un fuerte impacto económico.
Así en septiembre de 2007, 205 000 aves fueron sacrificadas en Baviera, y otras 160 000 en
Bangladés en junio de 2007, tras el descubrimiento de la cepa de la gripe aviar, entre otros
ejemplos. Ciertas enfermedades pueden ser más específicas de un orden, como la enfermedad
de Pacheco producida por un herpesvirus en Psittaciformes.

El kakapo, con tan solo 91 ejemplares, es una de las aves más amenazadas del mundo.

Conservación
Los humanos han tenido un gran impacto sobre muchas especies de aves. Las actividades
humanas han permitido en algunos casos expandir drásticamente su territorio a algunas
especies; otras, en cambio, han reducido su área de distribución, lo que ha conducido a muchas
extinciones. Más de 120 especies de aves se han extinguido desde el siglo XVII, aunque las
extinciones más dramáticas causadas por el hombre ocurrieron durante la colonización humana
de las islas de Melanesia, Polinesia y Micronesia en el océano Pacífico, durante la cual se estima
que se extinguieron de 750 a 1800 especies de aves. Muchas poblaciones de aves están en
declive en todo el mundo; en condición de amenazadas se cuentan 1253 especies (año 2011) en
las listas de Birdlife International y la UICN. La causa más frecuentemente citada involucra la
pérdida de hábitat. Otras amenazas incluyen la caza excesiva, la mortalidad accidental por
colisión con edificaciones o debida al enganche por la pesca con sedal largo, por contaminación
(incluidos derrames de petróleo y uso de pesticidas), competencia y predación por especies
invasoras (como ratas, gatos y mangostas), y el cambio climático. La familia que cuenta con más
especies amenazadas (más de 70) es la de los loros. Los gobiernos, junto a organizaciones de
conservación, trabajan para proteger a las aves mediante de leyes, preservando y restaurando
sus hábitats, o manteniendo poblaciones en cautiverio para ulteriores reintroducciones. Los
esfuerzos de conservación biológica han conseguido algunos éxitos; un estudio estimó que entre
1994 y 2004 fueron salvadas 16 especies de aves que se habrían extinguido si no se hubieran
realizado estas acciones.

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