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PREHISTORIA EN AMÉRICA DEL SUR Y EL URUGUAY

El territorio americano es de una enorme extensión y ha permitido el desarrollo de gran


cantidad de culturas muy diversas. Tal vastedad excede las posibilidades de este trabajo, por lo
que se presenta una arbitraria selección de ejemplos de arte prehistórico de América del Sur.
El abordaje de la prehistoria americana cuenta con la dificultad de acceso a información
actualizada, en tanto que no suelen difundirse para público en general gran cantidad de obras sobre
el tema. A esto se suma un problema de enfoque que es difícil resolver completamente: al estar
familiarizado con información producida por europeos y desde su punto de vista, el lector no
especializado pretende muchas veces aplicar los modelos teóricos de ese origen sobre una
realidad que no se ajusta a ellos.
A nivel de gente común, nos hemos acostumbrado a un relato prehistórico lineal y único,
desde la "barbarie" hacia la "civilización", pasando por una serie de etapas sucesivas en un proceso
evolutivo de supuesta aplicación universal. El abordaje científico de la Prehistoria demuestra
claramente que esta visión vulgarizada es errónea, y lo es mucho más cuando se trata de la
prehistoria de América.
Así como no existen pruebas concluyentes respecto al origen y ruta de acceso de los primeros
habitantes de nuestro continente, tampoco hay evidencias de contacto directo y permanente de estos
pueblos con las culturas del Viejo Mundo y sus procesos hasta la llegada de los europeos. Por lo
tanto, los logros y las transformaciones que fueron viviendo nuestras sociedades aborígenes tuvieron
tiempos y caracteres propios.
Por ejemplo, en el caso de una cronología, el peso del relato eurocéntrico simplificado es
muy grande, y sentimos necesidad de una versión similar adaptada a nuestra realidad, para tratar de
ordenar la información a la que accedemos y compararla con lo que ocurría al mismo tiempo o en
etapas similares en Eurasia y África.
Hace algunas décadas, el profesor argentino Juan Schobinger, teniendo en cuenta estos
problemas, pero planteando que "toda ciencia, en cuanto presentación ordenada del saber, necesita de un
sistema clasificatorio universal"91, realiza una cronología comparada de "fases culturales" (no
contemporáneas) de la prehistoria americana y la del Viejo Mundo, que citamos y usaremos como
apoyo92:

91
Schobinger, Juan: "Prehistoria de Suramérica", Nueva colección Labor Nº 95, Editorial
Labor S.A., Barcelona, 1969, pág. 15.
En la pág. 16 agrega: "Dejemos bien sentado que estas diferencias no se justifican, y que si
realmente consideramos a América como integrante de la prehistoria universal, hay que unificar la
nomenclatura en lo que se refiere a los grandes niveles faseológicos. Utilizar los nombres acuñados en el
Viejo Mundo no significa una forzada subordinación de la ciencia prehistórica americana a la europea, ni
dejar de reconocer las diferencias formales y cronológicas entre las culturas de uno y otro hemisferio."
92
Schobinger, Juan: "Prehistoria de Suramérica", pág. 18.
56

Nombre Tipo de cultura Equivalente en el Viejo


Mundo

ÉPOCA LÍTICA Caza (y/o pesca), Paleolítico y mesolítico


recolección; nomadismo

ÉPOCA PRECERÁMICA Horticultura o agricultura Protoneolítico (o neolítico


incipiente, arte textil, precerámico)
sedentarismo

ÉPOCA FORMATIVA Agricultura, cerámica, aldeas Neolítico y calcolítico


con organización social,
santuarios

Se advierte que cronologías como ésta son sólo herramientas que no deben aplicarse
rígidamente, ya que no todos los pueblos americanos han pasado por una secuencia de este tipo,
ni lo han hecho simultáneamente. Además, no existe acuerdo en cuanto a la denominación y
caracterización de los períodos, que varían mucho según los autores especializados.
También conviene advertir que la denominación de las épocas y los tipos de cultura que se
reseñan en la tabla anterior no deben hacer creer en cambios bruscos de una etapa a la otra y que no
exista lo que no se menciona en cada una de ellas. Por ejemplo, la piedra no se deja de usar en las
épocas precerámica y formativa, y la práctica de la agricultura no excluye a la de la caza, pesca y
recolección.
Recordando las mencionadas prevenciones, presentemos otra tabla con fechas aproximadas,
basada obras de diversos autores. Presenta más etapas, pues se extiende más en el tiempo, y aunque
es discutida, no se ha difundido una cronología sustituta:

ÉPOCA FECHAS APROXIMADAS

LÍTICA antes del 7.000 a.C.

ARCAICA93 7.000 - 2.500/2.000 a.C.

FORMATIVA 2.500 a.C. - 100/300 d.C.

CLÁSICA 100/300- 900/1.200

POST CLÁSICA 900/1200 - 1.532

Las fechas que se asignan tienen validez básicamente para Mesoamérica (México y
parte de América Central) y Área Andina (Ecuador, Perú, Bolivia y Norte de Chile y
Argentina), donde se dio el más alto grado de desarrollo cultural, desde el enfoque de
93
Arcaico, ca: del latín archaicus, y éste del griego arjaikos, antiguo.
57

Occidente.
Otra dificultad que surge al comparar las culturas americanas con las de Eurasia y
África es el criterio tradicionalmente usado como límite cultural entre Prehistoria e Historia:
la escritura. En nuestro continente se inventan al menos cuatro sistemas de escritura en México, y
se han descubierto objetos con signos que podrían ser restos de alguno más, pero hubo culturas
urbanas de elevado desarrollo económico que no tuvieron escritura, y no merecen ser clasificadas
como prehistóricas.
En general, se toma como inicio de la vida civilizada en América el comienzo de la época
clásica en Mesoamérica y el Área Andina, cuando se construyen grandes ciudades (aunque
tampoco es fácil usando esta característica). Se deja de lado la escritura como criterio, y se usa
la palabra "civilización" en un sentido basado en su etimología 94.
En cuanto a los tipos de sociedades que se desarrollaron en la América indígena hubo una
gran variedad según el lugar y la época, que se podría clasificar de la siguiente manera 95:

 Banda: Pequeño grupo errante, igualitario, con liderazgos ocasionales, de economía no


productiva (caza, pesca, recolección).
 Tribu: Grupo semisedentario, que tiende a la sedentarización, igualitario, pero que da
importancia al vínculo familiar, generalmente matrilineal. Existen en ellas agrupaciones
menores, por sexo, ocupación, parentesco, etc.
 Cacicazgo, Jefatura o Señorío: Grupo sedentario, de economía productiva, con
especialización de tareas, jerarquización social, liderazgo centralizado, comienzos de
religión institucionalizada.
 Estado: Cultura urbana, basada en la agricultura intensiva, con poder político centralizado,
jerarquización social, etc. Este último tipo de sociedad estaría fuera del período que estamos
tratando.

ARTE PREHISTÓRICO SUDAMERICANO.

Teniendo en cuenta las dificultades de ordenamiento de la información de acuerdo a


criterios cronológicos y/o culturales, presentaremos el arte de diferentes tipos de culturas, de la
manera más clara posible, con un criterio que sabemos es discutible. Nuestra opción se ha hecho
a los efectos de comparar manifestaciones artísticas americanas con las de la prehistoria del Viejo
Mundo mediante una estructura del tema general que resulte accesible al estudioso inicial del
mismo. Al mismo tiempo, hemos tratado de hacer un planteo que no hiera la sensibilidad de los
especialistas, ya que sabrán reconocer en él insuficiencias a corregir en el futuro.

94
Deriva del latín civitas, que significa ciudad.
95
Clasificación propuesta por Elman Service desde 1962, citado por Osvaldo Silva (1971) y
Emma Sánchez Montañés (1986).
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CULTURAS DE CAZADORES Y PESCADORES

Arte rupestre

La expresión plástica que más se estudia del comienzo de la prehistoria americana es el arte
rupestre. Es el que ha dejado vestigios de mayor antigüedad, y es uno de los que resulta más
atractivos al observador occidental de nuestro tiempo.
Desde el siglo XIX no han cesado de descubrirse cuevas, abrigos o rocas con grabados,
dibujos y pinturas. Tienen antigüedades generalmente difíciles de determinar, y figuras diversas que
aun no permiten una adecuada interpretación ni una posible visión de conjunto. Teniendo en cuenta
esas dificultades, presentamos una lista con algunos de los más importantes sitios de arte rupestre
sudamericano.

SITIO PAÍS ACTUAL FECHA APROX. OTROS DATOS

Piauí (varios N.E. de Brasil 17.000 a.C. Abrigos con líneas rojas y/o
lugares) (Parte de los figuras geométricas. Se discute la
yacimientos fecha y hay quienes plantean la
tienen una posibilidad de que algunos sean
antigüedad formaciones naturales.96
estimada que lle-
ga al 32.000 a.p.)

Cerca Grande Minas Gerais, 8.000 a.C.? Figuras de animales, en rojo,


Brasil amarillo y blanco.
Toquepala S.O. de Perú 7.500 a.C. Cueva Tal-1: 10 m de longitud x 5
de ancho y 3 de altura. "Escenas"
de cacería de guanacos,
armadillos, etc.

Cueva de las Santa Cruz, S. de 7.350 a.C. - Manos en negativo y "escenas de


manos Argentina 1.000 a.C. cacería".

Los Toldos Sur de Argentina 6.000/5.000 a.C. Cuevas con manos pintadas en
(las más antiguas: negativo sobre paredes y techo.
hay superposicio Colores: rojo, negro, amarillo,

96
"Los trabajos en el estado de PIAUI, en el actual Parque Nacional do Capivara, los está
realizando desde hace 20 años la Dra. Niede Guidon con un importante equipo internacional. Hay varios
sitios de arte rupestre con fechados antiguos. Entre ellos "Toca do Meio" y "Toca do Buraco". Las fechas
empiezan progresivamente en una sucesion de 3.500 A.P. y se extienden hasta los 17.000 A.P con
amplios fechados intermedios.": Consens, Mario: mensaje al autor, 9 de febrero de 1998.
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nes posterio blanco.


res

Tarata Perú 3.000/1.500 a.C. Abrigo con figuras humanas y


animales, en rojo.

Lauricocha Chaclarraga, Perú Cueva nº 3: en la pared sur y a 2


m de altura: "escenas" de cacería,
en rojo.

Toro Muerto Valle de Majes, 700 d.C. Más de 6.000 bloques con figuras
Perú de animales: llamas, alpacas,
aves, etc. Se extienden en un área
de 5 km.

También hay importantes expresiones de arte rupestre en Colombia (Villa de Leyva, depto de
Boyacá y varias localidades del depto de Cundinamarca), en Chile (en el N. y principalmente en la
región central), en Santa Catarina97, Brasil, en la selva oriental de Bolivia, en distintos puntos del
Uruguay, etc.

Ejemplos

En la Patagonia: Cueva de las Manos:

Las pinturas rupestres de la Patagonia eran conocidas por los indígenas modernos, que las
atribuían a seres sobrenaturales, como Gualicho, un poderoso y temible gigante femenino. Viajeros
y estudiosos del siglo XIX les atribuyeron origen prehistórico (Ameghino y Moreno, en diferentes
trabajos de 1879) antes de que en Europa hicieran lo mismo con las propias. Los arqueólogos, por su
parte, han podido constatar que en esta región se pintó y grabó en cuevas desde hace varios milenios
hasta después de la llegada de los europeos.

97
En fecha muy reciente se ha estado investigando el arte rupestre de Santa Catarina por
parte de Rodrigo Aguiar, para la elaboración de una tesis, quien además informa sobre su trabajo a
través de Internet (20/6/97).
60

Al N.E. de la provincia de Santa Cruz, se encuentra el río Pinturas, (afluente del río
Deseado), que se ha hecho famoso por los sitios con arte rupestre que se han encontrado en su
cuenca98. Esta zona comenzó a ser estudiada en forma sistemática en 1949 por Alberto Rex
González y desde entonces han participado destacados investigadores, como el autstríaco Osvaldo
Menghin, el argentino Carlos Gradin, y más recientemente, Rodolfo Casamiquela.
La Cueva de las Manos se encuentra en el paraje Estancia Alto Río Pinturas, en un
cañadón profundo, a 88 m. sobre el nivel del río. Consiste en una cueva de 20 m. de profundidad,
con una entrada de aproximadamente 15 x 15 m. y orientada hacia el N.E. Todas estas superficies
fueron utilizadas por los antiguos pintores, llegando a cubrir unos 60 m. distribuidos en un total de
200. Se estima que la cueva fue ocupada por cazadores desde fines del octavo milenio a.C., en un
período posglaciar.
Las pinturas se extienden entre el nivel del piso y los 3 m. de altura, y adentro se
aprovecharon las zonas bajas del techo. No conocemos planos ni esquemas de la cueva y su
entorno que detallen la ubicación de las pinturas.
En cuanto a técnicas, se supone que fueron similares a otros casos en el mundo: pigmentos
minerales, aplicados con hisopos, pinceles o mediante soplado. Las superficies suelen carecer de
algún tratamiento especial, pero hay casos en los que están pintadas previamente.
En el estudio del arte rupestre de la zona, se han distinguido tres fases o estilos básicos,
presentes en esta cueva99:

Estilo A:
Las pinturas de este estilo se ubican mayormente en los paredones externos de la cueva, o en
los aleros cercanos, todos lugares espaciosos y bien iluminados. Son consideradas las realizaciones
más importantes de todo el arte rupestre patagónico. Básicamente se caracterizan por dinámicas
escenas de caza, al parecer de tipo narrativo y anecdótico. Se aprecian persecuciones
individuales y cacerías grupales por parte de 10 o 12 cazadores, contra manadas de hasta 40
guanacos. Una escena muestra un animal acorralado por un grupo de cazadores. Otra, representa una
manada arrinconada en un precipicio (sugerido por la forma natural de la superficie pintada),
eludido por animales que se dispersan, y los cazadores les lanzan bolas de piedra representadas por
líneas cortas con extremos abultados.
Las figuras animales suelen ser las más naturalistas, en diversidad de actitudes y
movimientos. Las antropomorfas son más pequeñas y esquemáticas, de perfil, con los brazos
abiertos o sin ellos y con las piernas en actitud de correr. Cuando cercan un animal, están de frente y
en la cabeza presentan salientes que parecen ser un tocado de plumas.
Se estima que estas figuras están asociadas a impresiones negativas de manos en el
mismo color. Los colores empleados son: negro, ocres amarillentos, rojo claro y violáceo.
98
La Cueva de las Manos, el Alero Charcamata, la Cueva Grande o de Altamirano, el Alero
Cárdenas (de reciente investigación), Aleros del Búho, la Vizcaina, Don Alfonso, Los Almendra, la
Madrugada, el Carmen, etc.
99
Pérez Martínez, Daniel y Cejuela, Evelina: "Cueva de las manos", grabado de Internet,
1997.
61

Son consideradas las pinturas más antiguas por no estar hechas sobre otras, sino que por el
contrario, son las primeras en la serie de superposiciones. Están fechadas entre el 7.350 y el 5.430
a.C. aproximadamente.

Estilo B:
Estas pinturas están fechadas entre 5.430 y 1430 años a.C., son abundantes y ocupan una
importante extensión. Están compuestas por figuras de guanacos y manos. Las representaciones
humanas son más escasas, y no suelen vincularse en escenas con los animales. Son también más
esquematizadas: aparecen solas o agrupadas en hileras, están de frente, con salientes en la cabeza,
un solo brazo, un bulto en el hombro opuesto, piernas cortas y algunas tienen la mitad del cuerpo
roja y la otra blanca.
Los guanacos son también menos naturalistas que los antiguos, de apariencia estática, con
vientres abultados en su parte delantera, cola arqueada, patas que se afinan en sus extremos y
terminan en pezuñas, cuellos largos y pequeñas cabezas. Pueden estar aislados o alineados en
conjuntos de hasta 98 cm. de largo.
Las manos, por su parte, se agrupan en grandes conjuntos que dan fama y el nombre a la
cueva.
Los colores empleados son: negro, rojo violáceo, amarillo, blanco, violáceo y,
excepcionalmente, verde.
También hay figuras abstractas: círculos, óvalos, espirales, círculos radiados, conjunto de
puntos, figuras estrelladas, trazos rectilíneos o curvos, etc.
Dentro de este estilo se encuentran, además, figuras biomorfas, predominantemente de
color violáceo, pero también el negro y el amarillo. Algunas son cuadrúpedos no identificados, otras
son llamadas "matuastos", por su parecido con los lagartos de la meseta, y otras parecen representar
rastros de animales, como los felinos.

Estilo C:
Es el grupo de pinturas más recientes, exclusivo de la Cueva de las Manos. De color rojo
intenso, se superpone a los demás conjuntos y está fechado entre el año 1.430 y el 1.000 a.C.
Se destacan las manos en negativo blanco, realizadas sobre superficies previamente
pintadas de rojo. Hay figuras humanas realizadas con líneas, de las que llama la atención sus
manos compuestas por pequeños trazos rectos. Hay también cuadrúpedos y motivos
geométricos, como largos zigzags y triángulos opuestos por el vértice.
Al parecer, la cueva siguió siendo frecuentada en épocas posteriores, pero los vestigios son
menos importantes.

En cuanto a la interpretación arte rupestre americano, los especialistas han sido más
cautelosos que en el caso de Europa Occidental, y no suelen arriesgar hipótesis. De todos
modos, lo que se plantea para el Viejo Mundo -especialmente, la idea de la magia propiciatoria de la
caza- resulta seductor para ejemplos de nuestro continente, como el aquí se reseña. Respecto a la
increíble cantidad de manos, también se pueden imaginar rituales de iniciación, "firmas" de
visitantes a un lugar sagrado, etc. Pero en realidad, el contenido profundo de estas manifestaciones
artísticas es aun un enigma, quizá irresoluble.
62

Localidad rupestre de Chamangá (Flores, Uruguay):

En Uruguay se registró el primer hallazgo de arte rupestre en 1874: pictografías en el


Arroyo de la Virgen, en el departamento de San José, por el agrimensor y geólogo español
Clemente Barrial Posadas (1842-1903)100. Este descubrimiento (del que sólo se conserva una copia
con figuras geométricas, un animal y antropomorfos) fue dado a conocer a principios del siglo XX, y
pese a que desde entonces se han ido encontrado rocas con grabados y pinturas en distintos puntos
del país el interés en este tema estuvo reducido a un pequeño grupo de especialistas y aficionados
hasta hace muy pocos años. En ese lapso se han perdido una enorme cantidad de piedras
grabadas y pintadas, por erosión, líquenes, y principalmente a manos de picapedreros, turistas
y ladrones.
Recién en los años '90 el esfuerzo de antropólogos y de instituciones como La Facultad de
Humanidades de la Universidad de la República, el Museo de Historia Natural de Montevideo, el
Museo Nacional de Antropología y el Centro de Investigación de Arte Rupestre del Uruguay (creado
en 1985) ha encontrado eco en organismos como la Comisión de Patrimonio del Ministerio de
Educación y Cultura, algunos gobiernos municipales, medios de prensa, etc., que han difundido
información sobre este rico patrimonio y destacado la importancia de su relevamiento y
conservación. Todo esto ocurre en un momento histórico del país en el que se está redefiniendo una
identidad colectiva, y se siente necesidad de rescatar elementos de nuestro pasado indígena que se
despreciaron e ignoraron por décadas, del mismo modo que se está avanzando en el reconocimiento
y preservación del patrimonio ecológico. Este interés en nuestra prehistoria se ha visto reforzado por
la divulgación de los resultados parciales de sorprendentes hallazgos arqueológicos como los
"cerritos de indios" de Rocha y las piedras grabadas de Salto descubiertas en 1996. En setiembre de
1997 se descubrieron más sitios de arte rupestre en el sur del país que aun no han sido publicitados
por razones de seguridad y por falta de un relevamiento científico. Estos hallazgos se suman a los
sitios que se están estudiando en otros puntos del país como Artigas y Paysandú.
El lugar donde se conoce la mayor concentración arte rupestre en Uruguay es la
localidad de Chamangá, que tomamos como ejemplo Se documentó su existencia en 1904 por R.
Figuerido y comenzó a ser investigado por Agustín Larrauri al año siguiente. Desde hace varios años
está siendo objeto de estudio, destacándose la participación del Licenciado uruguayo Mario
Consens.
Esta zona se ubica a lo largo del arroyo Chamangá, que corre de S.O a N.E., e integra la
cuenca del río Yí a través del arroyo Maciel. Es un territorio ondulado y muy antiguo, en el que
100
Puede considerarse este hecho como el comienzo de la arqueología en Uruguay. En un
contexto cultural indiferente y con grandes sacrificios hubo desde entonces iniciativas muy
meritorias en el rescate de los restos materiales del pasado indígena. En ese proceso se pueden
destacar, a mediados del siglo XX, los aportes del coleccionista Francisco Oliveras y de Antonio
Taddei, quien inició la investigación científica de nuestra prehistoria y la formación académica de
especialistas.
63

abundan los pedregales. Se mantiene relativamente una flora autóctona de pradera con arbustos
aislados y bosque indígena cerca de los cursos de agua, así como una fauna de aves, reptiles y
mamíferos salvajes.
En este entorno se desarrollaron diversas técnicas de expresión plástica, como el
grabado fino y la miniatura, pinturas monocromas en distintos tonos de rojo, impresiones de
manos en positivo, trazos finos y de grosor digital, etc. Los diseños aparecen a diversa altura (de 1
a 2,5 m. del suelo) sobre caras inclinadas a modo de abrigo, en bloques de granito relativamente
aislados de hasta 3,5 m. de altura aproximadamente, y con diferente orientación. Son paneles
pequeños, que se extienden desde pocos centímetros a más de 2 m. Muchos son difíciles de apreciar
por su deterioro, y en pocos años se ha constatado la pérdida de numerosas piedras, usadas como
material de cantera.
Predominan líneas rectas en zigzag de hasta 10 ángulos, formas cuadrangulares con
diagonales, ortogonales101 y zigzags en su interior. Algunos de estos cuadriláteros (de 10 a 14 cm.
de lado aprox.) han sido llamados "urnas" y aparecen junto a impresiones de manos izquierdas y
derechas en positivo. Algunas manos, por su tamaño parecen infantiles. También a aparecen
círculos con radios exteriores, que nos recuerdan una representación del sol y conjuntos de líneas
cruzadas en ángulo, formando "flechas" o "plumas". Algunos trazos aparecen superpuestos, lo que
hace suponer varias instancias de ejecución de las figuras.
En cuanto a datación de las figuras de Chamangá y de otros puntos del país, teniendo en
cuenta que es muy difícil hacerlo con certeza, se calcula que pueden llegar a una fecha máxima de
4.000 años a.C. (en Uruguay se puede constatar la presencia humana desde 10.000 años a.C.). En
estos sitios de Flores no se han encontrado restos arqueológicos bajo tierra, salvo escasas
excepciones, que no se sabe con certeza si están directamente relacionados con las pinturas.
No existen elementos suficientes para una adecuada interpretación actual de estas
formas de arte. Llaman la atención las formas cuadrangulares con motivos en su interior, que
suelen ser diferentes y a veces están acompañadas de manos: podrían ser insignias, símbolos
identificatorios de grupos o personas; representar placas grabadas; o como se interpreta para el
contexto europeo, símbolos del principio femenino (en las formas cerradas, cuadrangulares o
redondeadas).
Lo que sí se puede decir con cierta seguridad es que estos trabajos, que abundan
principalmente en los departamentos al sur del Río Negro no suelen encontrarse en zonas con
vestigios de poblamiento. Son figuras realizadas en entornos aparentemente aislados, lo que hace
suponer que pudieron ser lugares sagrados para el ejercicio de algún tipo de ritual o señales en
posibles caminos.
Respecto al arte rupestre del Uruguay en general, Consens plantea que "...no se puede definir
qué clase de cultura habitó el país; sí es cierto que se trata de culturas distintas, a los autores de las
pinturas como de los grabados, en algún momento se les asignará un nombre, pero por ahora no podemos
decir que se trató de tal o cual cultura. Hay casi 1.200 años de distancia entre unas pinturas y otras, es
evidente que se trata de grupos distintos y los que grabaron dejaron huellas de ser tres grupos distanciados
en el tiempo, más de 6.000 años sin relación entre ellos. Asimismo podemos señalar que los sitios donde

101
Ortogonal: disposición de líneas formando ángulos rectos.
64

se grabaron perfectamente pueden representar un lugar dedicado a ceremonias y/o puntos para marcar
pasos en sus caminos.
Podemos sostener que organizados estaban, desde el momento que tenían ritos y ceremonias,
pinturas o grabados, bases de un grupo social. También suponemos que realizaban estas pictografías y
petroglifos en determinadas épocas del año, no continuamente y sin una razón aparente."102
Respecto a las pictografías de Chamangá, la hipótesis que manejan Consens y Bespali es que
"el área correspondería a una zona de continuado tránsito de grupos prehistóricos, cuyos movimientos
migracionales estarían determinados por los naturales procesos ecológicos. Si la localidad de Chamangá
no está aislada dentro del contexto rupestre, sino integrada geográficamente a las localidades y sitios
actualmente conocidos o en estudio en el sur de nuestro país, surgiría la posibilidad de considerar las
costas del Río de la Plata y la cuenca del Río Negro Medio como posibles asentamientos intermedios en
esas rutas cuyos puntos terminales no están claramente determinados, -en tránsito por Chamangá- si se
toma en cuenta los numerosos yacimientos arqueológicos que se han prospectado en aquellas áreas.
Debemos recordar también, (dado que documentos que datan de fechas tan tardías como principios del
siglo XVIII, ya hacían notar, tal como específicamente García Inclán lo relata en 1721) ocurrían
migraciones estacionales de los indígenas entonces pobladores de nuestra región, encontrándoseles en
verano en el Río de la Plata y en Invierno en Río Negro (...) En el marco de esta hipótesis, la localidad de
Chamangá no es de manera absoluta la única senda de tales movimientos, pero sí la que los
conocimientos actuales nos permitirían señalar."103

El abordaje del arte prehistórico en Uruguay aun requiere mucha investigación como para
una adecuada caracterización e interpretación. Hasta el momento, se sabe que son pinturas y
grabados al aire libre, generalmente monocromos, con una antigüedad máxima estimada que se
remonta al 8.000-6.000 a.C., en los que redominan las figuras geométricas que se pueden comparar
con algunos ejemplos de arte rupestre de la Patagonia y sin afirmarse por ello un parentesco cultural
y/o étnico entre ambos casos. En cuanto a figuras animales o humanas, los ejemplos son, por ahora,
mínimos: es el caso de la perdida pintura descubierta por Barrial Posadas en 1874 o el del
antropomorfo pintado cerca del Arroyo Maestre Campo, en Durazno104.

Algunas opiniones sobre el arte rupestre en América del Sur:

102
"En Uruguay han quedado 110 pinturas y grabados; otros fueron destruidos", 3ª Sección
de "El País", Montevideo, 25 de junio de 1995, pág. 1.
103
Consens, Mario y Bespali de Consens, Yubarandt: "La localidad Rupestre de Chamangá.
(Dpto. de Flores, Uruguay)", Comunicaciones antropológicas del Museo de Historia Natural de
Montevideo, Nº 9, Vol.1, 1981, pág. 15.
104
Cuya copia se tomó como logotipo de nuestro proyecto.
65

María T. Boschín y Ana M. Llamazares105, 1992:

105
Del Instituto Nacional de Antropología-CONICET y del Museo Etnográfico de la
Universidad de Buenos Aires-CONICET, respectivamente.
66

"Cabe señalar ante todo que se emplea el término 'arte' por tradición, pero no debemos atribuirle
el mismo sentido que esta palabra tiene en las sociedades occidentales. Las imágenes rupestres
seguramente tuvieron más valor como instrumentos mágicos, simbólicos, mnemotécnicos106 o de
expresión de ciertas ideas que por su carácter estético, el cual no sabemos si fue buscado por sus
creadores.
Para la arqueología, que persigue la reconstrucción científica de los modos de vida del pasado a
partir de restos materiales que han perdurado, el arte rupestre tiene una particular importancia, pues éste,
al integrarse junto al conjunto de los otros datos disponibles, le permite acercarse a una de las esferas más
complejas del desenvolvimiento social: las ideas. Pero es necesario advertir que la arqueología, al carecer
de testimonios orales o escritos que permitan conocer el contenido de esas ideas (en el caso del arte
rupestre, el significado original de las imágenes) debe contentarse con detectar y analizar la manera en
que ciertas pautas ideológicas regularon los modos de representación, esto es, entender cómo
representaban y no qué representaban.
Algunos arqueólogos cuestionan la posibilidad de llegar a conocer ciertas características de la
ideología de las sociedades pasadas y consideran que es necesario limitarse a reconstruir aquellos aspectos
de la vida social vinculados con la tecnología, los medios de subsistencia, la dieta, o los tipos de vivienda.
Sin embargo, aunque sea más sencillo obtener este tipo de datos, no debemos olvidar que esos hombres y
mujeres también tenían creencias, rituales, arte, lenguaje y que su simbología y, por lo tanto su ideología,
interpretaban todo su mundo cultural, inclusive la economía y las relaciones con el medio ambiente.
Es indudable que ocuparse de lo ideológico o del simbolismo de sociedades desaparecidas es algo
de por sí complejo y requiere una metodología que permita encontrar en los restos materiales los indicios
de aquello que no es observable en forma inmediata o directa, pero que por haberse expresado y plasmado
en objetos que perduran hasta nuestros días, es hoy reconstruible."107

Mario Consens:

"Las características de las sociedades comunitarias pequeñas -tribus o bandas- como se han dado
en nuestra región, no permite formular el concepto de creación artística con libre albedrío108, que hoy
nosotros aceptamos como adecuado a nuestra cultura.
Porque además el problema no debe centrarse en ese aspecto, o sea lo puramente formal, sino en
(...) lo que la expresión pictórica representa dentro de la estructura mítica que le da origen.

106
Mnemotecnia o mnemotécnica: Método que permite y favorece el proceso de
memorización, por medio de la utilización de diversos recursos y técnicas. Se escribe también
nemotecnia o nemotécnica.
107
Boschín, María T. y Llamazares, Ana M.: "El arte rupestre de la Patagonia. Las imágenes
de la continuidad", Ciencia Hoy, Vol 3, Nº 17, Buenos Aires, marzo-abril 1992, pág. 27.
108
Albedrío: Capacidad o posibilidad de obrar por propia voluntad y decisión.
67

Lo estático y lo realístico son -en esa perspectiva- aspectos fortuitos y por lo tanto pueden no
afectar el propósito original del autor: que es la significación del acto de la realización. Y no, la
significación de lo realizado.
Y también debemos tomar en cuenta que los símbolos realizados pueden no tener una conexión
lineal con los signos. O sea, nuestra suposición que un ciervo grabado o pintado representa 'lógicamente'
al ciervo real, puede no corresponder al propósito del autor del diseño." (1986)109

"Nosotros meramente aceptamos que el artista se exprese: él. Somos pasivos receptores de su
creatividad, aportando apenas una mayor o menor dosis de sensibilidad personal.
Pero ello no ocurre así en las manifestaciones prehistóricas. Lo que se denomina arte rupestre es
una parte material de los múltiples aspectos simbólicos de las culturas aborígenes.
No es posible desplegar, separar el diseño del acto de ejecución. Es impensable en una
perspectiva antropológica valorar uno sobre otro. Máxime que muchas veces lo realmente importante -
para el ejecutor- es más el entorno, la atmósfera y hasta la propia piedra, que el diseño grabado o
pintado."110

"...es una limitación que el científico debe saber reconocer. Pretender en las actuales condiciones
aventurar interpretaciones, sería una forma de adueñarnos del pasado. Y ello no es legítimo, ni ético."
(1994)111

Elianne Martínez, 1994:

"Sabemos que puede ser difícil para el público en general, ser receptores de estas manifestaciones,
o de otras que representan aspectos del proceso prehistórico de nuestro país, principalmente porque en la
actualidad, partimos de un punto de vista cultural diferente.
Sin embargo, y pese a que a lo largo de nuestra historia, estos elementos han sido sucesivamente
dejados de lado, consideramos necesario procurar un reconocimiento de lo que han sido expresiones
diferentes de otros sistemas culturales.
Heredamos con este territorio estos testimonios del pasado que ahora son patrimonio cultural de
todos. Por lo tanto, somos responsables de conocerlo, valorarlo y protegerlo."112
109
Consens, Mario: "San Luis. El arte rupestre de sus sierras", Dirección Provincial de
Cultura, San Luis, Argentina, 1986, Vol. 1, pág 54.
110
Consens, Mario:"Arte Rupestre en el Uruguay", artículo de "Aportes para el conocimiento
de la prehistoria uruguaya", Ministerio de Educación y Cultura, Montevideo, 1994, pág. 134.
111
Ídem., pág. 138.
112
Martínez, Elianne: "Estrategias para la protección del arte rupestre en Uruguay", artículo
publicado en revista "Patrimonio Cultural", año 3, Nº 3, Montevideo, 1994, págs. 19-20. La
Licenciada E. Martínez integra, en el momento de escribir este artículo, el Departamento de
68

Andrés Florines, 1994:

"En el caso de las Representaciones Rupestres del Uruguay, los hacedores de las mismas
desaparecieron con sus significados secretos, sus funciones, sin antes transmitirlas a nadie. En este sentido
diríamos que sus significados simbólicos han desaparecido irremediablemente. En cuanto a sus
significados explícitos, fácilmente decodificables cuando las representaciones son íconos de animales o de
otros elementos de la naturaleza, aparecen excepcionalmente en las representaciones rupestres de nuestro
territorio. Predominan las figuras abstractas, particularmente geométricas, con lo cual su significado
explícito se perdió junto con el código.
Las sociedades a las que pertenecían quienes pintaron o grabaron la piedra en nuestro país eran
cazadoras recolectoras. En este tipo de organización todos los niveles de actividad están íntimamente
ligados, es decir que hacer una división en el estudio del 'arte' y de otras esferas aparentemente más
materiales, como su cultura material, su estrategia de subsistencia, distorsionaría la realidad. De allí la
necesidad de vincular los sitios con arte rupestre en investigaciones arqueológicas de mayor alcance. En
el Uruguay, por ejemplo, la región de afloramientos graníticos tipo bochas donde se dan las pinturas
nunca ha sido abordada por estudios arqueológicos de cobertura regional orientada a esa forma de paisaje
tan particular. Preguntas esenciales como ¿qué antigüedad tienen?, ¿por qué las pinturas se dan al sur del
Río Negro exclusivamente, y por qué sólo asociadas a determinado paisaje?, apenas han sido planteadas.
No obstante la repetición de formas y diseños, que podríamos resumirlo en un 'estilo' de
representación, resulta sumamente sugestivo. Si bien no existe una relación directa y simple entre estilo y
cultura, esas similitudes bien podrían identificar a una entidad cultural. (...)
"En nuestro arte rupestre responder a la pregunta ¿qué querían decir...?, no es posible para la
arqueología como disciplina científica; no obstante la rotundez de la afirmación no está todo perdido,
apenas hace falte modificar la pregunta. Cuestiones como por qué son tan similares los diseños de las
representaciones pueden conducirnos a caminos más firmes. La fuerza del código en una sociedad donde
el control del grupo sobre el individuo es muy fuerte deja muy poco espacio para la expresión de un estilo
personal. Como ya se ha dicho no puede equipararse en forma simplista estilo a cultura, no obstante este
tipo de señal perenne pudo a modo de hipótesis haber funcionado como marcador territorial.

Arqueología de la Comisión del Patrimonio Histórico, Artístico y Cultural de la Nación.


69

El avance del testeo de estas hipótesis sólo será posible cuando puedan ser resueltas cuestiones
como la cronología, el análisis fino de diseños, la caracterización arqueológica regional de zonas con arte
rupestre, su vinculación cronológico estilística con motivos decorativos cerámicos, el estudio comparado
con otras áreas con representaciones rupestres de características similares en el cono sur. En síntesis, la
suerte de este campo de estudio, más allá de su especificidad, está ligada al desarrollo general de la
arqueología en el país." 113

Otras formas de arte

Como en caso del paleolítico en el Viejo Mundo, debemos advertir que los objetos que se
conservan de las culturas de cazadores y pescadores son una parte ínfima, en comparación con
todo lo que debieron hacer en madera, cuero, barro, sobre sus propios cuerpos, que se
perdieron del mismo modo que sus tradiciones orales y musicales.
No podemos decir con certeza que las comunidades de este tipo carecieran de escultura
comparable al arte mobiliar europeo, pero no se conservan ejemplos similares, salvo excepciones.
En Uruguay, por ejemplo, en el delta del Río Negro se encontró un objeto de hasta de venado similar
a los "bastones de mando", sin decoración: es una rareza en nuestro continente y carecemos de datos
sobre su antigüedad. También pueden considerarse formas de arte mobiliar los centenares de
piedras grabadas con formas geométricas (rombos, zigzags, etc) que se han hallado a orillas del
Río Uruguay en Bañadero, Salto Grande (antes de la construcción de la represa homónima): se ha
fechado material orgánico vinculado a estas piezas por Carbono 14 dando la cifra aproximada de
4.600 años a.C.

113
Florines, Andrés: "Interpretación de las representaciones rupestres", artículo publicado en
revista "Patrimonio Cultural", año 3, Nº 3, Montevideo, 1994, págs 22-23. En el momento de
publicar este artículo, A. Florines es estudiante de Arqueología y becario de la Comisión del
Patrimonio Histórico, Artístico y Cultural de la Nación.
70

En cuanto a escultura lítica de pueblos cazadores y pescadores, en la costa del sur de Brasil
se establecieron grupos humanos que desarrollaron formas muy especiales. Estos grupos, -sin
constituir necesariamente una sola cultura- posiblemente eran sedentarios, sin agricultura ni
cerámica. Consumían productos marinos y tiraban sus restos formando montículos o conchales que
hoy se conservan y se llaman sambaquíes114, dejando en ellos numerosos ejemplos de figuras de
animales. Estas pequeñas figuras de piedra pulida son formas aparentemente simples, pero que
lejos de indicar torpeza revelan una refinada capacidad de síntesis y una gran habilidad en la
ejecución. En su mayoría tienen una suave cavidad central que hace suponer un uso ritual, por el que
se colocaba en su interior alguna sustancia especial como incienso, alucinógeno, etc.
Este tipo de escultura alcanzó una gran expansión- quizá por intercambio de productos-, al
encontrarse ejemplos similares en Uruguay: tres ornitolitos 115 en Balizas y Cabo Polonio (Rocha) y
en Tacuarí (Cerro Largo), un zoolito de difícil identificación en San Luis (Rocha), y una de las
piezas más interesantes de todas las de este tipo, el antropolito de Mercedes (Soriano). Esta última
es particularmente curiosa por su forma humana: es una tabla de piedra, de aproximadamente 54 cm
de largo, y en una de sus caras se representa una cabeza con rasgos muy esquematizados: orejas,
boca, nariz y cejas. La misma está unida por un cuello al cuerpo que sólo posee una cavidad
rectangular como los zoolitos. Mientras tanto, el ornitolito de Cabo Polonio es una figura
cruciforme de 31 cm. aprox., con la típica cavidad rectangular en el centro y una pequeña cabeza
con pico.
Se estima que el poblamiento de la zona de los sambaquíes pudo comenzar por el 7.000 a.C..
pero la vida sedentaria, los montículos y los objetos de piedra pulida no se consideran anteriores al
1.000 a.C. La zona fue ocupada hasta cerca del 1.000 d.C. por otras cultura más recientes, incluso
guaraníes.

114
Palabra de origen guaraní: tamba, o concha, y qui, monte cónico.
115
Piedras en forma de pájaro.
71

Contrariamente a lo que se pueda suponer, también hay abundantes indicios de


cerámica en comunidades no agrícolas: en varios lugares del actual territorio uruguayo, por
ejemplo, han aparecido restos líticos junto a fragmentos de alfarería 116 sin cocer. Formaban parte de
piezas de distinto tamaño, algunas de hasta medio metro de diámetro, decoradas con incisiones
rítmicas y a veces hasta con trazos pintados. No sólo se usaron para el transporte y conservación de
alimentos, sino que una importante cantidad de vasijas fueron eran urnas funerarias. También se
destacan piezas campaniformes, cuya parte más estrecha está abierta y rematada con decoración que
recuerda la cabeza de un ave: se les atribuye un uso ritual, como sahumerio (recipiente quemador de
perfumes). Este tipo de cerámica se ha hallado en las costas de los departamentos de Soriano,
Colonia y San José.
A los ejemplares más antiguos de cerámica en Uruguay se les calcula una edad que llega al
1.600 a.C. según algunos especialistas (piezas halladas en Artigas) o al 500 a.C. según otros.
Respecto a la arquitectura, los arqueólogos en los últimos años están descubriendo
vestigios que revolucionan todo lo que se sabía sobre los pueblos supuestamente más
"primitivos" y antiguos del continente:
En Monteverde, al sur de Chile, en 1976 se hallaron a orillas del arroyo Chinchihuapi los
restos de construcciones de madera de un campamento de cazadores y recolectores de hace
aproximadamente 14.000 años, siendo uno de los restos de habitación humana más antiguos del
mundo. Se han rescatado los cimientos de troncos de un grupo de 12 chozas de planta rectangular (3
x 4,5 m.), agrupadas en línea paralela, con fogones particulares y uno posiblemente de uso colectivo,
así como otra construcción más distante de paredes redondeadas y función desconocida. En total, se
calcula que el área de ocupación ocupó una superficie de 70 x 100 m.
El equipo que realizó el descubrimiento, perteneciente a la Universidad del Sur de Chile, de
Valdivia estaba dirigido por Tom. D. Dillehay.
Por otra parte, en Rocha, en los bañados de la costa este de Uruguay, se están excavando
los que hoy se conocen como "cerritos de indios": casi un centenar de montículos de tierra de
varios metros de altura, con enterramientos, y que quizá se remontan hasta 4.000 años atrás. Estos
"cerritos" hacen suponer la presencia de una concentración demográfica insospechada, que
contradice lo que se creía hasta hace poco, así como alguna forma de explotar los recursos naturales
que permitiera una vida sedentaria o semisedentaria. No se han encontrado restos de aldeas o
poblaciones, y en cuanto a cultivo se han hallado silicofitolitos (restos fósiles de calabaza, maíz y
porotos), lo que obliga a replantear toda la visión que se ha tenido hasta ahora de la prehistoria
sudamericana. Otras interpretaciones no aceptan abiertamente la existencia de agricultura y
proponen que los constructores de cerritos eran comunidades que cazaban, pescaban y recolectaban
alternativamente de los diversos ecosistemas que se combinan en el lugar: costa marítima, monte
indígena y bañados.
La presencia de estos montículos formando conjuntos (desordenados, o formando elipses y
herraduras) hace creer en la existencia de cierta concepción del ordenamiento del espacio, una
especie de "urbanismo" o "arquitectura monumental", concepción que aun ignoramos, pero es
razonable considerar que estos grupos humanos no debieron elegir caprichosamente el
116
Alfar o alfarería: (del árabe al-fajjar, la vajilla): Arte de realizar vasijas de barro. Taller
de alfarero.
72

emplazamiento y agrupación de construcciones, que pese a su simplicidad requirieron un gran


esfuerzo colectivo.
Consideraciones similares se podrían realizar acerca de los sambaquíes de Brasil, cuyos
montículos que aun se conservan y dan nombre a la referida cultura también se destacan por sus
dimensiones117: en Santa Catarina llegan hasta 40 m de altura. Muchos montículos (se dice que más
del 50 %) han sido destruidos desde la época colonial para la extracción de cal.
Muy recientemente se ha llegado a plantear la posibilidad de que ciertos conjuntos de piedras
ubicados en distintos puntos del Uruguay sean construcciones humanas prehistóricas de tipo
megalítico (Suplementos de los sábados del diario "La República", Montevideo, febrero-marzo de
1998), así como hornos que tradicionalmente son considerados de la época colonial. Tales
interpretaciones no pasan de ser hipótesis que merecen ser estudiadas más detenidamente y con total
rigor científico.

CULTURAS SEDENTARIAS NO URBANAS

Los especialistas en Prehistoria Americana concuerdan en general respecto al origen


autóctono de la agricultura en este continente. También se suele considerar como posible el
surgimiento de la misma en dos polos independientes, que coinciden geográficamente con las
áreas de desarrollo de las culturas urbanas posteriores.
Los vestigios más antiguos de domesticación de plantas, especialmente calabazas, habas y
luego maíz se han encontrado en el Valle de Tehuacán, en México, y se considera que ya se
practicaba la agricultura como complemento alimenticio hacia el 7.000 a.C.(aunque el
aprendizaje se inició antes). Las primeras aldeas temporarias se establecieron hacia el 5.000 a.C., los
más antiguos restos de maíz en este valle datan aproximadamente del 3.600 a.C., y desde el 2.500
hay agricultores de tiempo completo.
En América del Sur el proceso es menos conocido, pero se cree que fue un poco
posterior, aunque las mazorcas de maíz halladas en Ayacucho (sierra del Perú) son anteriores que
las más antiguas de México, pues llegan a 4.300 años a.C. Tan importante o más que el maíz en esta
parte del mundo ha sido la papa, cultivada también desde hace varios milenios. Además fue
trascendental la domesticación de la llama y la alpaca, única forma de ganadería americana: en
Ayacucho se han encontrado corrales de cinco mil años. Casi en la misma época que Mesoamérica
y en algunos casos combinando agicultura con la explotación de recursos marinos, la vida sedentaria
en el Área Andina surgió hacia el 2.500 a.C.
También se cree que hubo otro foco sudamericano independiente de desarrollo agrícola en
las cuencas del Orinoco y el Amazonas.
La agricultura produjo transformaciones en la vida de los pueblos que iniciaron su
práctica, y éstas marcaron el comienzo de una nueva época, que algunos han llamado arcaica.
Por ejemplo, se desarrolla el sedentarismo, y nuevas formas de relacionamiento social,
creencias, etc. Pero este proceso no fue homogéneo: por ejemplo, hubo comunidades que
llevaron una vida sedentaria y construyeron templos sin ser agricultores, y culturas agrícolas
117
Sambaquí de Guaraguaçú (300 x 50 m. x 21 de alto), de Macedo (55 x 34 x 8 m., 1750-
1550 a.C.), de Araujo II (60 x 40 x 15 m.) de Saquarema (90 x 40 x 10,5 m).
73

que no tuvieron cerámica. Por lo tanto, los ejemplos que aquí se proponen no deben hacer creer
que fueron los únicos posibles.

Un ejemplo de cultura arcaica: Valdivia

Esta vieja cultura (ubicada entre el 3.000 - 1.500 a. C.), es muy importante por que dejó
testimonio de su vida en aldeas, generalmente cerca del mar. Los primeros hallazgos se realizaron
a partir de 1956, bajo la dirección del arqueólogo ecuatoriano Emilio Estrada Icaza, en Valdivia,
localidad de la árida península de Santa Elena, en la costa sur de Ecuador.
Las casas eran de madera, de planta ovalada y techo de dos aguas, construidas sobre
montículos artificiales de desperdicios. Las excavaciones en el poblado de Real Alto revelan la
existencia de un número estimado en 50 casas dispuestas en una elipse, con plantas de 10 x 8 m.
aproximadamente, que podían albergar grupos familiares de hasta 30 personas. Debajo de algunas
viviendas se enterraron muertos con objetos para la vida de ultratumba. En el centro de la elipse
formada por las chozas había dos montículos cubiertos de arcilla que debieron tener un uso
ceremonial. Se calcula que en total pudo haber una población cercana a los 2.000 habitantes.
Los vestigios hallados no revelan aun la organización económica social y política de esta
cultura, aunque se supone que el clima debió ser más benigno que el actual, permitiendo la práctica
de la agricultura elemental combinada con la explotación de recursos marinos.
Pero el legado más interesante de este pueblo es su cerámica, la más antigua que se
conoce en América. Hay recipientes hechos mediante la técnica de adujado 118, con decoración
incisa y geométrica que indican una madurez producida por un aprendizaje originado en una fecha
anterior desconocida. Se ha especulado en un posible origen foráneo, incluso de Japón, por el
parecido de algunos fragmentos con los de la cultura Jomon de aquél país, y no hay certezas sobre el
tema. Incluso, en la misma región se han descubierto más recientemente restos de alfarería diferente
y quizá más antigua aun que Valdivia, en la localidad de San Pedro.
Lo que más se destaca de la cerámica de Valdivia son las pequeñas figuras humanas
(entre 4 y 13 cm. aproximadamente), en su mayoría femeninas, realizadas en base a cilindros de
arcilla, sin nariz, con ojos rasgados, peinados voluminosos, vestidas, y algunas parecen embarazadas.
Están en su mayoría rotas y se discute su significado: pudieron ser juguetes, diosas de fertilidad,
figuras depositarias de espíritus, objetos para rituales de curación rotos intencionalmente luego de su
uso, etc.
Por otra parte, hay marcas de tejido en la base de algunas vasijas, lo que testimonia
indirectamente la existencia de un arte textil que no se conservó.

El Período Formativo:

Esta denominación, como las demás, es criticada en tanto parece indicar un paso previo
y una conexión necesaria con un estadio cultural "superior". Esto no es imprescindible, dado
que hubo culturas que surgieron, se desarrollaron y desaparecieron sin llegar a una etapa
118
Técnica de fabricación de vasijas en base a cilindros de arcilla dispuestos en espiral.
74

siguiente y eso no las hace inferiores ni menos interesantes que otras que resultan más cercanas
al concepto occidental de vida civilizada.
No obstante, mantenemos esta nomenclatura, en tanto no ha aparecido otra que la sustituya
adecuadamente.
Lo que puede distinguir a una cultura formativa de otra de tipo arcaico es su mayor
complejidad, reflejada a través de sus vestigios materiales. Aparecen grandes centros
ceremoniales, que si bien no llegan a constituirse en verdaderas ciudades, pudieron albergar
temporariamente a miles de peregrinos, requirieron para su construcción gran cantidad de
mano de obra relativamente estable, y además indican la existencia de refinadas concepciones
sociales y espirituales expresadas a través de simbologías muy elaboradas. También hay
indicios de estratificación social, a través de enterramientos de distintas categorías.
El área andina, especialmente en su costa, es particularmente privilegiada por sus
condiciones climáticas, que han permitido la conservación en excelente estado de una enorme
cantidad de restos arqueológicos de todas las épocas. Pero existe sin embargo el problema de los
saqueos, iniciados con la conquista, que se han multiplicado a partir del siglo XX y que vienen
provocando enormes e irreparables pérdidas.
En esta parte del continente, existen tres tipos básicos de paisaje: a) la costa, desértica a
causa del choque de las corrientes frías del Océano Pacífico con un territorio en latitud tropical, y
atravesada por ríos cortos que forman oasis; b) la sierra, formada por la cordillera y valles
intermedios, que posee diversos climas según la altura y con una gran variedad en fauna y flora; y c)
la selva (también denominada la montaña), al este, con su abundancia de agua otros recursos
naturales propios del trópico. Estos paisajes son distintos, pero han permitido la comunicación y el
intercambio económico y cultural de sus habitantes, favoreciendo el desarrollo de una gran variedad
de culturas creadoras de un enorme y valioso patrimonio artístico.
Esa abundancia de creaciones -dignas de ser consideradas en una Historia del Arte- dificulta
una selección justa, y obliga a excluir muchos ejemplos importantes. Teniendo en cuenta ese
desafío, presentaremos a dos culturas de esta fase a través de sus manifestaciones artísticas más
destacadas.
También recordemos que el concepto de Arte tal como hoy se maneja era desconocido por
aquellos pueblos, y lo que vemos como la expresión plástica de los mismos estaba plenamente
integrada a lo utilitario, a lo ceremonial, que generalmente era funerario y muchas veces
propio de clases privilegiadas.
Algunas de las culturas del período formativo se desarrollaron plenamente dentro del mismo,
mientras que otras lo trascendieron, pasando a etapas posteriores.

Chavín: centros ceremoniales y escultura monumental en piedra.

La cultura Chavín, que se desarrolló entre el 1.200 y el 300 a.C. en la sierra norte del
Área Andina (Perú) es considerada una de las fundadoras del patrimonio común de los pueblos
de esa región, así como la Olmeca tuvo un rol similar en México. Muchas de sus formas artísticas
sobrevivieron a sus creadores y persistieron por siglos, repetidas por otras gentes y con otros
significados. Pueden hallarse sus influencias hasta en ciertas expresiones del arte colonial y de la
actualidad.
75

Esta cultura ha dejado indicios que revelan una complejidad tal que hace dudar acerca
de su clasificación en base a los tradicionales conceptos de Prehistoria y Civilización acuñados
en el Viejo Mundo. No hay ciudades ni escritura, pero la concentración demográfica y la
organización necesarios para la realización de los vestigios que ha dejado revelan un nivel tal, que
muchos no dudan en considerarla como la primera civilización sudamericana
En realidad no se sabe si lo que se conoce como arte Chavín forma parte de una
comunidad integrada políticamente o de una cultura regional compartida por varios pueblos
distintos. Lo que básicamente se conserva son restos de su vida religiosa, desconociéndose aun
mucho de su organización económica, social y política: a lo sumo, por comparación con pueblos
que recibieron su influencia, se estima que formaron aldeas de 20 a 30 viviendas y que no dejaron
ruinas de fortificaciones u otros indicios de expansión militar.
Los vestigios se conocen desde la época colonial, pero el rescate de esta cultura se inició en
1919 por parte del prestigioso arqueólogo peruano Julio C. Tello (1880-1947).
Esta cultura ha sido rebautizada con el nombre moderno de la localidad de Chavín de
Huántar, en la sierra central de Perú, a 3.200 m. sobre el nivel del mar y a 250 km. al Norte de
Lima, donde se encontró su mayor centro ceremonial conocido, que se destaca por su arquitectura,
las esculturas de piedra, y sus elementos decorativos. 119
El complejo religioso, posiblemente construido entre el 800 y el 300 a.C. y que llegó a ser
ampliado, era un conjunto de edificios de piedra dispuestos en forma de "U" recta con el lado abierto
hacia el este, y una plaza en el centro. En el interior de los mismos hay un verdadero laberinto de
galerías y compartimientos estrechos. En las paredes de estos pequeños recintos se conservan restos
de pintura, y en uno de ellos estaba el monolito tallado, conocido como "el lanzón", de 4,5 m. de
altura e impresionantes rasgos zooantropomorfos. También hay lo que se consideran canales de agua
subterráneos, de función aun no esclarecida, escalinatas de piedra tallada, puertas con columnas
ornamentadas, construcciones anexas, etc. El conjunto ocupa en un área aproximada de 200 x 200
m. y está muy deteriorado por inundaciones y aluviones, como el de 1945.
Las estelas120 y esculturas poseen rasgos característicos, de los que algunos pasarán al
repertorio artístico de culturas posteriores:
 Representaciones de jaguar, aves, serpiente, caimán, plantas, cabezas clavas. Estas últimas
son cabezas humanas de piedra que estaban insertas entre los bloques lisos de los muros.
 El tipo de animales representados hacen creer en un origen o contacto con la selva
amazónica, y las representaciones de moluscos identificados con especies ecuatorianas
también sugieren relaciones con la costa.
119
Chavín no fue la única ni la primera comunidad de su tiempo que realizó arquitectura
templaria. En contacto con esta cultura, pero con caracteres propios, se construyeron con adobes el
templo de las manos cruzadas de Kotosh, hacia 1.800 a.C. (pueblo de economía no agrícola) y las
rojas pirámides escalonadas y con mascarones de Mojeque, cerca del 1.300 a.C. (en el departamento
de Ancash, Perú, descubiertas en 1930 por Toribio Mejía Xesspe, durante las exploraciones
arqueológicas dirigidas por el dr J.C. Tello).
120
Estela: Monumento conmemorativo formado por una piedra en forma de lápida, prisma,
columna, etc., que se levanta sobre el suelo.
76

 Planismo de las formas y geometrización que combina rectas y curvas.


 Tendencia a la simetría y el equilibrio en la composición.
 Repetición de motivos.
 Combinación de rasgos humanos y de distintos animales (ej. cabellera de serpientes).
 Perfiles enfrentados.
 Ojos que miran hacia arriba.
 Fosas nasales dilatadas.
 Largos dientes de felino entrecruzados.
 Boca formada por una cinta continua.
 Representación frontal con "varas" o bastones y cabezas-trofeo121 en las manos, etc.
Estos elementos, que con leves variantes locales se difundieron extensamente tanto en el
espacio como en el tiempo han hecho suponer que representan la expresión de una posible primera
religión común, practicada por diversas comunidades del área.
Una de las más famosas estelas de Chavín, con muchos de los rasgos mencionados es la
llamada estela Raimondi, llevada a Lima en 1874 y que mide 1,98 m de altura x 0,74 x 0,17 m. En
una de sus caras se representa de frente a una figura humana pero con largos dientes y garras,
portando dos varas o bastones de compleja decoración (con ojos, dientes, serpientes, etc.). La figura
ocupa un tercio de la superficie, mientras que el resto es una serie de formas repetidas sobre la
cabeza, como una especie de alto sombrero, con máscaras y cabellos de serpientes. Resulta curioso
que, vista al revés, también se aprecian en varios lugares caras de rasgos feroces.
Se especula sobre lo que podrían representar figuras de este tipo. Por ejemplo, podrían ser
chamanes o sacerdotes en estado de trance por el consumo de algún alucinógeno, como los que
utilizan varios pueblos indígenas de la región y que producen secreciones nasales, vómitos,
movimientos de ojos , etc. Las visiones estarían representadas por la gran cantidad de ojos.
Las figuras zoomorfas o mixtas, frontales o de perfil y con bastones, así como los dientes de
felino largos y entrecruzados constituyen motivos que sobrevivirán por siglos, por ejemplo en las
civilizaciones de Tiahuanaco (300-900 d.C.) y Huari (600-1200 d.C.). También hay quienes vinculan
las figuras felínicas y los moluscos de Chavín con la cultura Olmeca de Mesoamérica, que es
algunos unos siglos más antigua, pero no hay pruebas suficientes que confirmen la idea de un
contacto entre ambas comunidades.
La cultura Chavín y otros pueblos peruanos contemporáneos trabajaron también la cerámica,
creando formas típicas desde entonces, como las vasijas con asa en forma de estribo. Otro aporte
interesante que se desarrollará a partir de esa época hasta la conquista es la metalurgia en oro.

Paracas: arte textil.

121
Era práctica en varios pueblos americanos y de otras latitudes el ritual de la "cacería de
cabezas" o la decapitación de los enemigos vencidos, como prueba de triunfo y poder.
77

Esta cultura existió en los valles de la desértica costa sur del Área Andina entre los años
700 y 100 A.C. y se ha hecho famosa por sus cementerios en la península de Paracas122 (Perú, a
unos 200 km. al sur de Lima), en los que se encontraron maravillosos tejidos. Los primeros
descubrimientos importantes y estudios se realizaron a partir de 1925, por parte de Julio C. Tello,
Samuel K. Lothrop y Toribio Mejía Xesspe, aunque se venían haciendo saqueos en el lugar desde
unos veinte años atrás por parte de huaqueros123.
Por el tipo de enterramiento se distinguen dos fases, llamadas por eso "cavernas" (cámaras de
forma redondeada a las que se accedía desde una abertura tubular en la parte superior, con 30 o 40
fardos funerarios pertenecientes en su mayoría a mujeres de edad avanzada) y "necrópolis"
(habitaciones subterráneas con muros de piedra, de unos 25 m 2
y hasta 1,80 m. de altura)
En la Fase Cavernas, las influencias de Chavín se evidencian en los motivos de los tejidos,
especialmente, telas pintadas, cintos, fajas y pequeños ponchos. Igualmente se aprecian influencias
en la cerámica -realizada sin torno- a través de la decoración con incisión fina, la figura felínica y las
botellas o huacos con asa en forma de estribo, y de doble gollete con asa puente.
En la Fase Necrópolis cerámica y textiles alcanzan su más alto nivel, especialmente estos
últimos. Son grandes piezas mayormente de algodón que cubren los fardos en los que se depositaban
a las momias, sentadas en posición fetal124. Por su enorme tamaño -conjuntos formados por piezas
cosidas, de un ancho máximo de 75 cm. cada una, hechas por lo tanto en telares pequeños) se
discute si los mantos pudieron usarse en la vida cotidiana o si son exclusivamente funerarios, pero
algunas prendas tienen señales inequívocas de uso. Fueron utilizadas diversas técnicas de tejido, en
base al telar, que podía ser de cintura o sujeto a estacas sobre el suelo), y las más notables están
bordadas. Se ha llegado a contar tejidos de más de 100 hilos por cm2 y una variedad de hasta 190
matices diferentes, muchos de los cuales se conservan en su estado original.
Una de las momias de la Fase Necrópolis, la 157, estaba cubierta por 16 de estos ricos
mantos bordados, 48 prendas de vestir (como llautos o turbantes, faldas, mantos, camisas, piezas de
tela de hasta 12 x 3 m.), pieles y objetos diversos. Se supone que tanta opulencia corresponde a un
personaje de clase privilegiada, ya que hay distintos tipos de momias. También es probable que, -del
mismo modo que lo hacían los incas más tarde- las momias fueran retiradas periódicamente de sus

122
Paracas es el nombre un viento huracanado que suele soplar en ese lugar, bautizado así
por los indígenas Cossío del Pomar, Felipe: "Arte del Perú Precolombino", Fondo de Cultura
Económica, México, 1949, pág. 107. Una traducción posible de la palabra es: "la arena que cae
como la lluvia".
123
Huaquero: nombre que se le da en el área andina a los saqueadores de yacimientos
arqueológicos. Deriva de la palabra quechua huaca, que significa dios de la casa, y con la que se
designa a sepulcros y otros lugares sagrados.
124
Otro rasgo asombroso de estos enterramientos es que las momias presentan huellas de
intervenciones quirúrgicas en el cráneo (trapanaciones) e indicios de cicatrización que evidencian
que muchos pacientes sobrevivieron a las mismas. También ha llamado la atención la deformación
craneana provocada artificialmente la niñez mediante ataduras.
78

tumbas para rendirles culto y cubiertas con mantos nuevos sobre los anteriores, lo que explica la
abundancia de prendas superpuestas.
Los motivos que se representan son figuras antropomórficas y fantásticas de herencia
Chavín, con bastones, cabezas trofeo, etc. Uno de ellos, que aparece repetido más veces, típico del
mundo andino es "el sacrificador" o "degollador": una figura que parece flotar o volar, portando un
cuchillo, cetros o imilar en una mano y una cabeza en la otra; a veces, le sale por la boca una
serpiente u otro tipo de animal. El cánon o norma para la representación del cuerpo humano consiste
en la cabeza frontal y grande, dispuesta en forma "nomal" respecto al tronco o de costado, cuando el
personaje parece volar. El tronco está de frente, los brazos a los costados, las manos tienen entre
cuatro y seis dedos; las piernas van de perfil y los pies pueden suelen mostrar las plantas. En un
mismo manto se repite la misma figura infinidad de veces, pero con diferentes combinaciones de
colores que se repiten rítmicamente y orientadas a veces en sentido contrario. Por lo tanto, la
composición se realizaba adaptada a la forma y superficie disponible, ordenando simétricamente a
las formas y respetando el ritmo visual por el tipo de figuras, por el color, etc. Los colores son
planos y no sugieren volumen en las figuras. Éstos no se elegían por su parecido con algún modelo
natural, sino que se disponían con un criterio simbólico y/o estético.
Las figuras aparecen sobre fondos planos y de un solo color (salvo en los bordes de la pieza).
No aparecen paisajes u otra representación del espacio.
La uniformidad y abundancia de las piezas, hace sospechar en una organización de trabajo
especializado y con división de tareas, bajo algún tipo de control en la realización de las mismas. No
obstante esa uniformidad, no hay piezas idénticas, y la infinidad de combinaciones de colores, así
como la calidad de las telas, revelan la posibilidad de realizar obras maestras a través de
modalidades de arte colectivo, anónimo y con un repertorio de formas restringido.
Otra expresión plástica importante hallada en los sepulcros es la cerámica: los típicos huacos
o vasijas con asas en forma de estribo o de puente, que aquí no analizaremos.
La cultura de Paracas se conoce básicamente por sus enterramientos, porque en las cercanías
de éstos no hay rastros de población de la misma época, ignorándose aun gran parte de los aspectos
de su vida cotidiana.

Otras culturas sedentarias no urbanas

Se podrían mencionar otros valiosos ejemplos de culturas del tipo que se ya ha expuesto,
pero excedería los límites de este trabajo, y además, son cronológicamente ubicadas en períodos
posteriores. Tal es el caso de las culturas Moche o Mochica y Nazca.
También omitimos detalles de importantes culturas de otras zonas, por ejemplo:
1. Tribus y señoríos de Ecuador y Colombia:
1. Algunos ejemplos:

CULTURA PAÍS ACTUAL FECHA APROX. EJEMPLOS DE


ARTE
Momil Colombia 1.000 a.C. Figurillas humanas
de cerámica.
79

Machalilla y Ecuador 1.000-300 a.C. Vasijas con asa de


Chorrera estribo y otras
formas; figuras
humanas.

Tierradentro Colombia desde el 500 a.C. Cámaras sepulcrales


con pilares de piedra
y muros pintados.

2. San Agustín: Un ejemplo de cultura megalítica. Se estableció en un valle de


Colombia, cercano al nacimiento del río Magdalena. Las fechas límite que se
han podido constatar son el 545 a.C. y el 330 d.C., aunque Resulta
interesante por sus vestigios funerarios y rituales de tipo megalítico:
(1) Tumbas subterráneas construidas con losas de piedra bajo montículos
artificiales, con muros pintados y pilares monolíticos esculpidos. La
presencia de tumbas más sencillas sugiere que había estratificación
social.
(2) Grandes losas de piedra talladas con figuras abstractas y animales a la
orilla de cursos de agua (Ej,: Fuente del Lavapatas)
(3) Especialmente, cerca de 320 monolitos monumentales con una altura
máxima de 5 m.: figuras antropomorfas con dientes de felino,
guerreros, animales como la rana, el águila, la serpiente, el mono, etc.
Una de las piezas más famosas se conoce como "El Obispo", de 4,12
m. de alto por 1,15 y 0,27 m.: representa a una figura humana con un
niño pequeño entre los brazos, y está repetida simétricamente en la
parte inferior. Se discute si puede representar una escena de sacrificio
humano o una divinidad protectora del parto.
(4) También dejaron piezas de cerámica de colores rojo, negro y blanco
decoradas con espirales, líneas paralelas, círculos y triángulos;
algunas usadas como urnas funerarias.

2. Señoríos del Norte de Argentina y Chile:


1. En el desierto de Atacama (el más árido del mundo) existen valles con oasis
que permitieron el establecimiento humano y la practica agrícola. Algunos
ejemplos son:
(1) Valle de Azapa, cerca de la actual frontera chileno-peruana (Con
cultivos desde el 1.000 a.C.) Ha dejado fragmentos de textiles de
elaborados diseños y varios colores
(2) Salar de Atacama: en torno al mismo se establecieron comunidades
de tipo formativo, como la aldea, con viviendas circulares de adobe,
de San Pedro de Atacama, hacia el 400 a.C. En esta zona hubo
población sedentaria, en contacto con las civilizaciones andinas hasta
la conquista española.
80

2. Hay ejemplos de cerámica que se remontan al 500 a.C., técnica que alcanza
un importante desarrollo en la cultura Condorhuasi, originada en las
provincias argentinas de Catamarca y la Rioja, entre el 200 a.C. y el 300 d.C.
Se destacan sus figuras antropomorfas esquematizadas, con extremidades
cónicas y pintadas de rojo con motivos negros y blancos. Este tipo de
cerámica se realizó a ambos lados de los Andes, encontrándose piezas en San
Pedro de Atacama.
3. Al norte de Chile se pueden hallar geoglifos, grandes diseños de hasta 32 m.
realizados sobre las laderas de los cerros y en planicies desérticas. Se
realizaban limpiando y raspando el terreno o colocando piedras. Hay círculos
decorados y signos diversos. Se calcula su realización desde el 500 a.C. hasta
la dominación incaica a fines del siglo XV, y no se conoce su función.
Pudieron ser lugares sagrados o señalizaciones en las rutas comerciales que
vinculaban a distintos grupos.
4. Más al sur de Chile hubo otras comunidades agropastoriles que dejaron
interesantes vestigios, por ejemplo de cerámica. Tampoco faltan expresiones
de arte rupestre que se han clasificado en varios estilos.

3. La Amazonia: Este enorme territorio ha visto surgir grupos humanos


semisedentarios, cultivadores de mandioca y que trabajaron la cerámica al menos
desde el 500 a.C. Incluso hubo intentos entre el 600 y el 1300 d.C. de conformar
señoríos. La expresión artística más elaborada son las cerámicas de Santarem:
recipientes con dos grandes asas decoradas con figuras, o sostenidos por figurillas a
modo de "cariátides"125.
4. También hay interesantes expresiones artísticas -básicamente cerámica- de
comunidades agrícolas de Venezuela, pero no abunda información sobre las más
antiguas, y las que más se conocen son de épocas más recientes, aproximadamente
desde el 1.000 d.C.

EL ARTE PREHISTÓRICO Y EL ARTE CONTEMPORÁNEO

El proceso de redescubrimiento del pasado prehistórico y la apreciación como obras de


arte de algunos de sus vestigios comenzó en Europa en el siglo XIX. Simultáneamente, la
expansión del sistema capitalista hacía que esta región entrara en contacto cada vez más estrecho
con culturas exóticas.
El arribo a las metrópolis colonialistas de objetos producidos por pueblos dominados de
tierras lejanas coincidió además con un período de agotamiento y crisis de los modelos artísticos
tradicionales. En estas especiales circunstancias, algunos artistas empiezan a "descubrir" en esos
objetos nuevas formas de expresión, aunque no comprendieran su significado original.
Así como a principios de ese siglo los poetas y pintores románticos se inspiraron evocando al
pasado medieval y la cultura islámica, en las últimas décadas comenzó entre los artistas de
125
Cariátide: columna con forma de mujer.
81

vanguardia la fascinación por las estampas japonesas, la decoración de máscaras y otros objetos de
origen polinesio, africano, etc., de los que lentamente fueron tomando elementos o hicieron
reproducciones. Resultaba atractivo el "primitivismo" de esas formas, provenientes de culturas
supuestamente incontaminadas por la supuesta decadencia de la civilización occidental, a las que al
mismo tiempo se consideraba inferiores.
A comienzos del siglo XX la influencia de las culturas foráneas en Europa contribuyó en
el surgimiento de nuevas corrientes artísticas. El español Pablo Picasso -uno de los más grandes
maestros del arte moderno- sintió el "embrujo" del "arte primitivo" cuando lo conoció en el Museo
del Hombre de París, y lo reflejó en muchas obras, como los rostros de algunas de sus "Señoritas de
Avignon" (1907).
El contacto con culturas diferentes a la europea estimuló su estudio y con ello, el desarrollo
de la antropología. Al mismo tiempo, ese clima intelectual más abierto promovió y se vio
favorecido por los avances de la arqueología prehistórica: por ejemplo, se iniciaba el
reconocimiento y estudio sistemático del arte rupestre.
Aunque este "descubrimiento" de las culturas "primitivas" y de épocas prehistóricas se estaba
haciendo desde un enfoque eurocéntrico, que desde la supuesta superioridad de su civilización las
evaluaba en base a sus propios modelos teóricos, y llevó al saqueo y traslado a Europa de muchos
objetos valiosos, se puede decir también que tuvo el efecto favorable del reconocimiento,
investigación y comienzo de la preservación -por parte de las culturas dominantes- de un patrimonio
distinto del propio. Además, el creciente interés en las metrópolis por las formas exóticas
también fue pasando como moda a algunos miembros de las clases dominantes de los países
subordinados.
En América Latina, por ejemplo se estaban consolidando las identidades nacionales, y no
faltaron edulcoradas evocaciones del mundo indígena por parte de miembros de los sectores sociales
que se han encargado de su explotación e incluso su exterminio. Pese a las visiones distorsionadas
del pasado precolombino, con el paso de los años fue avanzando su estudio con criterio científico, y
lentamente se fue gestando entre intelectuales y artistas plásticos la necesidad de crear un enfoque
propio que permitiera un reencuentro con el pasado artístico aborigen.
En países como México, de riquísimas tradiciones indígenas, con un régimen político
predispuesto a reivindicar el pasado precolombino como exaltación de la nacionalidad
(especialmente desde la década del '30), y la fortuna de contar con excelentes artistas, se creó un
clima cultural predispuesto a la apreciación del arte primigenio y su uso como fuente de inspiración.
En los demás países no se dieron tales condiciones en cuanto a la cultura oficial, pero la
búsqueda de una identidad a través del arte llevó necesariamente a los creadores a buscar raíces en
el mundo de las formas indígenas. Curiosamente, en Uruguay, un país donde fue exterminada la
población nativa, aparece un artista de formación europea, que además de ser un gran maestro
de la pintura occidental, teoriza y difunde un conjunto de ideas que reivindican la necesidad de
rescatar al arte prehistórico indoamericano: Joaquín Torres - García.
Torres - García, junto con su legado artístico ha dejado una gran cantidad de trabajos
escritos, que con plena vigencia actual sirven de base teórica para muchos artistas de América, que
buscan una identidad que tome como base las tradiciones locales, pero al mismo tiempo descubra a
través de ellas lo universal. Desde su formación occidental de pintor moderno, Torres - García
redescubrió el arte prehistórico americano y buscó en él las formas básicas y el espíritu que llevó a
82

su creación, proclamando enérgicamente sus ideas en un ambiente cultural que no le fue del todo
favorable en vida126. Varios de sus discípulos viajaron por el continente, estudiaron directamente el
arte precolombino y retornan con piezas artísticas con las que armaron colecciones y a las que
usaron como fuente de inspiración (Julio Alpuy, Gonzalo Fonseca, Francisco Matto, etc.). Del
mismo modo, la obra teórica del Maestro también ha sido tenida en cuenta por artistas de otros
países americanos 127.
Sin embargo, -salvo excepciones- la apreciación del arte prehistórico y su influencia en el
arte occidental y latinoamericano ha sido un fenómeno reducido a élites. Recién a fines del siglo
XX podemos decir que se están dando condiciones como para un reconocimiento general del
patrimonio de la Prehistoria. Pero esto también está vinculado un fenómeno de carácter
mundial: la globalización.
En la actualidad, el mundo está viviendo un proceso de profunda interconexión entre todas
las culturas, a raíz de la expansión del sistema capitalista, especialmente luego del fin de la Guerra
Fría. La antigua bipolaridad que enfrentaba al capitalismo con el socialismo ha sido sustituida por un
mundo predominantemente capitalista y multiplolar, en el que compiten grandes bloques de países
integrados económicamente. Ese proceso está provocando simultáneamente dos fenómenos en
apariencia contradictorios, pero que en realidad son complementarios: la globalización cultural y la
emergencia de identidades locales.
El capitalismo actual difunde en todo el mundo modelos culturales de raíz básicamente
estadounidense y europea: los medios masivos de comunicación promueven pautas supuestamente
universales de comportamiento, de consumo, de apreciación y creación artística, etc.
Pero al mismo tiempo, las culturas locales reaccionan ante la imposición de un modelo
dominante generando movimientos de reivindicación de sus tradiciones, expresados de distintas
maneras a través de organizaciones religiosas, políticas, culturales, etc. En un contexto de
uniformización cultural, muchos pueblos se proponen replantear su identidad colectiva. Varios
países latinoamericanos están viviendo ese proceso de redefinición.
En Uruguay, por ejemplo, se vuelve a discutir -como en el un siglo XIX- la viabilidad del
país entre vecinos tan poderosos y con los que está integrando el Mercosur. Se está estructurando un
nuevo modelo económico, más abierto al mundo que antes, pero que implica la desaparición de
importantes actividades y el surgimiento de otras nuevas. Simultáneamente a este proceso
integrador, la sociedad uruguaya está también armando una nueva identidad cultural, que la distinga
del resto de los países: se escriben y se venden exitosamente novelas históricas, resurgen diversas
actividades vinculadas al folklore urbano y rural, se investiga acerca de los componentes indígenas y
de inmigrantes que conformaron nuestra sociedad, se redescubre y comienza a proteger el
patrimonio ecológico y cultural, etc. Dentro de este proceso entra el actual impulso que
progresivamente están adquiriendo las investigaciones arqueológicas, así como la preservación
126
En 1939, J. Torres-García publica "Metafísica de la prehistoria indoamericana"
(Asociación de Arte Constructivo, Montevideo, 1939).
127
Ramírez, Mari Carmen: "La escuela del Sur: el legado del Taller Torres-García en el arte
latinoamericano", en "La Escuela del Sur. El Taller Torres-García y su legado", Museo Nacional
Centro de Arte Reina Sofía, Madrid, 1991, Págs. 115-141.
83

de los hallazgos y la difusión informativa acerca de los mismos. También los artistas plásticos
son protagonistas de este movimiento colectivo, y a través de su obra rescatan, reivindican y
reformulan el mundo de las formas prehistóricas americanas.
Como ya lo habían hecho Torres García y sus discípulos, artistas de nueva generaciones
están trabajando con formas y/o materiales provenientes del mundo aborigen. Mencionaremos sólo
algunos nombres, sabiendo que cualquier lista es incompleta: José María Pelayo (n. en 1956),
Eduardo Acosta Bentos, Gustavo Fernández (n. en 1958), etc. Seguramente el lector encontrará
muchos más ejemplos de ese fructífero diálogo entre el pasado más remoto de las sociedades
humanas y los

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