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JUNTA DE ANDALUCÍA
Consejería de Obras Públicas y Trasportes
asistencia de edición
Laura Alemán
asistencia de coordinación
Patricia Abreu
entrevistas
Natalia Uval
corrección de textos
Cecilia Blezio
diseño
carcaj
acarcaj@gmail.com
Rocío Andrada
Lucía Stagnaro
Juan Urreta
Ximena Villemur
“...el fenómeno metropolitano es una realidad que llegó para quedarse...”
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Este Libro Blanco se inscribe en el Programa Agenda Metropolitana que desde mediados
del año 2005 impulsan las Intendencias Municipales de Montevideo, Canelones y San José en
convenio con el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo y con el apoyo de la Presi-
dencia de la República.
A ese paisaje urbano y humano se dedica este libro que tiene tres peculiaridades que me
interesa subrayar.
La primera es que este Libro Blanco conjuga profundidad con accesibilidad. Es muy
saludable que así sea, pues los asuntos referidos al espacio territorial, social y económico en el
que viven casi las dos terceras partes de la población total del país no pueden quedar reducidos
a un ejercicio literario entre eruditos.
Los invito a leerlo con rigor y pasión, sin perder de vista que leer es una hermosa
aventura humana.
Índice de autores
Presentación Aspectos territoriales y ambientales
Dr. Ricardo Ehrlich. Intendente de Montevideo | Dr. Marcos Carámbula. Prof. Danilo Veiga
Intendente de Canelones | Sr. Juan Chiruchi. Intendente de San José | Dr. Lic. Ana María Rivoir | Bach. Pablo Marianovich | Bach. Lucía Bidegain
Diego Piñeiro. Decano de FCS, UdelaR | Arq. Roberto Villarmarzo. Director
de DINOT Facultad de Ciencias Sociales
Lic. Altair Nagri y Lic. Abel Oroño. FCS, UdelaR |Arq. Miguel Cecilio. Direc- UdelaR
tor de INTEC | Arq. Julio Capote. Secretario Junta Local de Las Piedras | Ec.
Alma Espino. Directora de IECON, UdelaR | Arq. Federico Bervejillo. FARQ, Aspectos económico-productivos
UdelaR
Dr. Luis Bértola
Actores locales Ec. Adrián Rodríguez | Ec. Carlos Troncoso
Judith Barboza. Empleada textil | Cono Díaz. Empleado de mantenimiento Facultad de Ciencias Económicas / Facultad de Ciencias Sociales
| Darío Félix. Comisionista | Mary. Pediatra | Jorge Grigas. Cartonero | UdelaR
Héctor Mateos. Edil local de Colonia Nicolich | Jorge González. Chofer de
COPSA | Enrique Martínez. Obrero | Pilar Teijeiro. Periodista | Daniela. Aspectos político-institucionales
Funcionaria pública | Oribe Hernández. Guarda de COPSA | Yoana Car-
ballo. Trabajadora social Dra. Cristina Zurbriggen
Lic. Alejandro Milanesi | Lic. Rafael Tejera
Ediles departamentales
Facultad de Ciencias Sociales
Carlos Amaya, Cristina Castro, Juan López, Rosario Villarreal, Julio Dossier UdelaR
(Canelones); Carlos García, Hugo Poggio (San José); Socorro Franquini, Edu-
ardo Morales, Raúl Amaro, Heber Martínez, Beatriz Cuenca, Carlos Montaño, Hacia una nueva modalidad de gestión
Luis Álvarez (Florida); Graciela Garín, Álvaro Maynard (Montevideo) Dos años de Agenda Metropolitana
Washington Abdala (PC) |Eduardo Brenta (FA) |Luis Lacalle Pou (PN) |Iván Diecisiete conjeturas sobre el Área Metropolitana
Posada (PI)
Arq. Ramón Martínez Guarino
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Índice
03. Vértice territorial.
Conformación estructural y dinámica del territorio
metropolitano
00 01 02 03 04
Actores locales > “Un mundo aparte”. Judith Barboza, empleada textil | “Es otra cosa”. Cono Díaz, empleado de mantenimiento
Lo urbano y lo rural. Darío Félix, comisionista | “Como un barrio”. Mary, pediatra | El diario viaje hacia el mar. Jorge Grigas, cartonero | “Un
abismo”. Héctor Mateos, edil local de Colonia Nicolich | El mismo trato. Jorge González, chofer de COPSA | La gente y los perros. Enrique Mar-
tínez, obrero | “No sé de dónde”. Pilar Teijeiro, periodista | “No queda otra”. Daniela, funcionaria pública | “Todo era mejor”. Oribe Hernández,
guarda de COPSA | “Como en medio del desierto”. Yoana Carballo, trabajadora social
Ediles departamentales > Fortalezas del Área Metropolitana | Debilidades del Área Metropolitana | Futuro deseado para el Área Metropolitana
Diputados > Actualizar el marco normativo. Washington Abdala | Hacia la creación de organismos supradepartamentales. Eduardo Brenta | Una
cuestión de actitud. Luis Lacalle Pou | Hacia la regionalización. Iván Posada
04. Vértice económico.
La visión desde lo económico- 06. Vértice institucional.
productivo Políticas, instituciones e intereses
pág 205 pág 299 pág 353 pág 399 pág 417 pág 423
05 06 07 08 09
pondrá todo su esfuerzo para ser un pulmón para el desarrollo estratégico del país en
el mediano y largo plazo, con especial énfasis en el fortalecimiento de la democracia, la
eficiencia y la transparencia. Con un fuerte acento en el eje innovador de una reforma
del Estado de signo democrático. Nuestro Estado es noble pero está envejecido; deberá
ser más transparente y superar los feudos heredados y las debilidades provocadas por la
pérdida de valiosos recursos humanos. Todo ello requiere promover y lograr un profundo
cambio cultural, que trasciende un período de gobierno y sólo será alcanzable en el
mediano plazo.
Por nuestra parte, hemos identificado cinco pilares básicos para impulsar y profundizar
la descentralización:
• en lo político, apuntar a la consolidación y potenciación de las autoridades
locales, difundiendo su existencia a todo el país y consagrando su electivi-
dad a través de la ley;
• en lo social, fortalecer las instancias de coordinación y transversalidad
–mesas, consejos consultivos y sociales–, apuntando a la inclusión. A partir
de las experiencias similares que están funcionando, es necesario que los
esfuerzos aislados y parciales que hoy existen se generalicen;
• en lo económico, promover la gestación de agencias de desarrollo local,
con la visión de que se transformen en ámbitos de articulación público-
privada y dinamicen los procesos productivos con base regional;
• en lo administrativo, impulsar la instalación de centros de atención al ciu-
dadano y de prestación de servicios, integrando diversidad de funciones y
cometidos públicos. Estos centros deben ser capaces de resolver al ciudada-
no buena parte de sus trámites frente a la Administración Pública desde un
punto cercano a su domicilio;
• en lo cultural, propiciar el fortalecimiento de las identidades sociales y del
sentido de pertenencia y cohesión sociocultural.
Estas ideas generales requieren ser implementadas de acuerdo con las particularidades
y las condiciones específicas de cada comunidad, de cada espacio local, en una dirección
de articulación con las escalas territoriales más amplias.
En este nuevo escenario emerge con total nitidez la tremenda fuerza de lo metropolitano
en el interior del espacio nacional. Pocas regiones de nuestro país –tal vez ninguna–
muestran tan elocuentemente como el Área Metropolitana la interrelación entre
15
Todos los ejemplos precedentes expresan el renovado dinamismo y la fuerte voluntad ar-
ticuladora que se registra en el Estado y en la sociedad, y que en el ámbito metropolitano
encuentra un lugar concreto de instrumentación. Se trata apenas de algunos ejemplos que
nos muestran cómo, en el camino indicado de descentralización y de participación social,
el territorio metropolitano y sus habitantes tienen un lugar propio y un papel destacado
a cumplir.
En la medida de lo posible, la experiencia de aprobar acuerdos para impulsar temas
comunes de este programa deberá trasladarse a otros espacios del país que compartan
problemas o potencialidades. Y desde la OPP estamos dispuestos a colaborar en todo lo
posible para avanzar en esta forma colectiva de encarar las soluciones necesarias.
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00. Presentación
• Finalidad del Libro Blanco
• El fenómeno metropolitano
• Cuestiones en debate
• ¿Centralidad, policentrismo o pauta lineal?
• Abordaje
• Contenidos
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Libro Blanco1 es una denominación adoptada de modo cada vez más frecuente para
identificar una publicación que reúne y sistematiza el conocimiento significativo sobre
determinado tema. En este caso, sobre un territorio en el que habitan casi dos terceras
partes de los uruguayos: el Área Metropolitana (AM).
Es una línea de base para un proceso que deberá continuar en otras instancias, ya en
términos de pensar y planificar el futuro.
El objetivo central es poner al alcance de todos una serie de datos, información y opinio-
nes significativas, recogidas a través de investigaciones, entrevistas, talleres y aportes de
actores calificados, para contribuir a un debate necesario, en la medida en que se asume
que el territorio es una construcción social.
Como punto de partida, es interesante poner sobre el tapete las principales interrogantes
que orientaron el trabajo. A saber: ¿es “Área Metropolitana de Montevideo” o la ciu-
dad de Montevideo es una pieza más del Área Metropolitana?; ¿tiene límites precisos
o es un territorio difuso y cambiante?; ¿cómo juegan allí lo local, la descentralización, la
participación?; ¿hay escalas territoriales intermedias?; ¿cómo es la relación del Área Me-
tropolitana con el territorio nacional?; ¿cómo se articula el fenómeno metropolitano con las
metrópolis vecinas?; ¿es un territorio radial o tiende a ser lineal?; ¿cuál es la composición
social del Área Metropolitana?; ¿hay conciencia metropolitana en sus habitantes?; ¿cómo
la sienten quienes viven en el Área Metropolitana?; ¿cómo es la estructura productiva del
Área Metropolitana?; ¿es un territorio competitivo en la escala global?; ¿hay una insti-
tucionalidad metropolitana?; ¿existen uno o muchos paisajes metropolitanos?; ¿hay una
construcción planificada del futuro metropolitano?; ¿el Área Metropolitana crece y se ex-
pande o, por el contrario, se retrae?; ¿es un territorio unicéntrico o tiende al policentrismo?;
¿el tema metropolitano está en la agenda política?; ¿hay voluntad política de considerar
al Área Metropolitana como tal?; ¿es éste un tema relevante para los uruguayos?; ¿hay un
proyecto metropolitano?; ¿cómo será el Área Metropolitana en el año 2040?
Como podrá apreciar el lector en las próximas páginas, muchas de las interrogantes han
sido contestadas y otras sólo han servido para abrir nuevas preguntas. De todas maneras,
puede decirse que el presente trabajo es un avance, un material que no existía y que
brinda información para el análisis, elementos para pensar el presente y, sobre todo, el
futuro.
El fenómeno metropolitano
¿Cuáles han sido los actores principales en la construcción del territorio metropolitano?
El mercado inmobiliario, la crisis y sus desplazamientos demográficos, la fragmenta-
ción social, la clase media con ilusiones (por la costa), las restricciones normativas de
Montevideo.
Cuando Ghiggia convirtió el gol del triunfo en Maracaná3 y Uruguay explotó en un grito-
país, Pando, La Paz, Santa Lucía y tantos pueblos y ciudades cercanas a Montevideo
tenían vida propia. Sus habitantes, salvo excepciones, vivían y trabajaban en la localidad
o en su entorno. Como la televisión no existía, la radio, la ONDA4 y el “motocar” eran los
encargados de indicar –junto con los maestros– que hacia el sur estaba la capital: la gran
ciudad, el Sorocabana, el presidente, el puerto y el estadio Centenario, desde donde don
Carlos Solé5 construía la imaginación de los escuchas.
Hacia el norte estaba “el interior”, adonde se viajaba en Semana de Turismo, de visita o
a cazar mulitas y perdices; un territorio muchas veces dibujado en el imaginario colectivo
por los relatores de la Vuelta Ciclista del Uruguay y las Mil Millas Orientales. Eran otros
tiempos y el mundo era más pequeño, lo local predominaba sobre lo global.
Las Piedras era más chica y distinta; la Ciudad de la Costa no figuraba como tal y por
allí había unas pocas casas; Santa Lucía y Pando eran importantes pero autónomas y
distantes. Ni hablar de Paso Carrasco, Colonia Nicolich, Empalme Olmos o Ciudad del
Plata (históricamente conocida como Rincón de Bolsa). Por entonces ni se hablaba de Área
Metropolitana.
2 Esto empieza a modificarse a partir del 30 de julio del 2005, cuando se firma el acuerdo entre los tres
intendentes.
3 Mediante ese gol Uruguay gana la final del Campeonato Mundial de Fútbol a Brasil, en ese mítico
estadio de Río de Janeiro (16 de julio de 1950).
4 ONDA S.A. (Organización Nacional de Autobuses), empresa monopólica de transporte interdepartamental
de mediana y larga distancia.
5 El más famoso de los relatores deportivos que tuvo el país.
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En 2040 este presente será pasado, será historia y nuevamente podrá analizarse qué
se ha hecho para que ese trayecto sea una buena historia. Al menos una historia donde
los protagonistas hayan actuado con inteligencia, estrategias, planes y políticas públicas,
para incidir en la construcción del territorio más relevante del Uruguay.
Si se eleva la mirada a lo que ocurre en el mundo, surge que el tema de las áreas me-
tropolitanas está estrechamente ligado al fenómeno de urbanización generado especial-
mente a partir de la Revolución Industrial. Aunque al parecer, el concepto como tal surge
en EEUU a mediados del siglo XIX y llega al Uruguay ya muy avanzado el siglo XX6.
Desde entonces, y en mayor o menor medida, todas las definiciones y enfoques que se han
utilizado para analizar este fenómeno recurren a cinco factores determinantes:
• la relación domicilio-trabajo,
• el uso de los servicios,
• la contigüidad territorial,
• el transporte y las comunicaciones (movilidad) y
• los aspectos político-administrativos.
El primer componente tiene que ver con la relación capital-trabajo, que vincula los fac-
tores más relevantes de la producción. Las oportunidades de empleo inciden fuertemente
en el establecimiento de las interrelaciones dentro de un área metropolitana.
La contigüidad tiene que ver con el mercado de tierras y las oportunidades de radicación
que éste ofrece a la población en las cercanías de los grandes centros urbanos.
6 El concepto de área es utilizado oficialmente en el Censo de 1910 como “Zona Metropolitana”, para
identificar las ciudades centrales de más de 200.000 habitantes y con un radio mayor de 10 millas. A partir de
esa aparición las definiciones se modifican de manera sucesiva, y ya en 1960 las oficinas de estadísticas de todo
el país y la propia Oficina de Presupuesto establecen que “el concepto de Área Metropolitana es el de una unidad
integrada económica y socialmente con un núcleo de población reconocido”, tomando como dato central para esa
integración económica la relación entre lugar de residencia y lugar de trabajo.
7 Últimamente se agregan los impactos de las grandes superficies comerciales (shoppings).
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El juego dinámico y cambiante de esos factores, donde por momentos unos inciden de
manera más contundente que los demás, se traduce sobre el territorio como una compleja
construcción social.
En momentos de crisis económica, con cascadas de empobrecimiento, es frecuente que
ésta se manifieste en procesos migratorios internos, generando dinámicas habitacionales
con repercusiones en el mercado de tierras (nuevos fraccionamientos en la periferia, por
ejemplo).
En situaciones inversas, donde la producción se reactiva y se generan nuevos flujos de
inversiones, la ecuación capital-trabajo orienta la radicación hacia sitios donde la locali-
zación responde a otros factores: acceso a las materias primas, servicios, mercados con-
sumidores, innovación, incentivos fiscales y recursos humanos (en los cuales la calificación
es cada vez más importante).
En todos los casos, las posibilidades de movilidad de que dispone la población son un
factor clave en la constitución de áreas metropolitanas. Sin transporte las interrelaciones
entre vivienda, lugar de trabajo, estudio, consumo, esparcimiento, etcétera, resultan limi-
tantes. Los medios de comunicación y la información juegan también un rol de importancia
creciente, dado que contribuyen a la conformación cultural y generan, por lo tanto, víncu-
los muy profundos y variados.
8 En este caso la dimensión institucional ha tenido una incidencia importante, dado que durante muchos
años la administración de Montevideo fue de signo contrario a la de Canelones, San José y a la del propio gobierno
nacional. Esto trajo las consiguientes dificultades, como se detalla en el capítulo 6.
9 A través de la figura del profesor Carlos Gómez Gavazzo.
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privados como el CIESU10 hicieron importantes aportes. En ese sentido, hay que destacar
los aportes de Lombardi y Bervejillo11, Thomas Sprechmann y Diego Capandeguy, Pablo
Ligrone, Danilo Veiga, Ana Laura Rivoir y Carlos Altezor, entre otros.
La primera evidencia que surge de los trabajos es que no hay coincidencia en cuanto a
límites y denominaciones. Como podrá apreciarse en los capítulos siguientes, hay distintos
abordajes y visiones, que aquí se presentan como tales a los efectos de que el lector tenga
a su alcance los diversos matices e interpretaciones. En algunos casos se trata de termino-
logías diferentes; en otros, las diferencias están relacionadas con límites y escalas.
¿Cómo juega hoy esa dualidad uruguaya dentro del territorio metropolitano?
¿Cómo debería jugar en el futuro?
La primera interrogante puede brindar algunas claves para la segunda, para mirar y
ordenar el territorio total desde otra perspectiva y no sólo desde el centro a la periferia,
como ha ocurrido históricamente. De no ocurrir esto, la agudización de las tensiones –en
algunos casos muy cercana– puede tener consecuencias inesperadas.
Es evidente que buena parte del territorio metropolitano no participa de los beneficios
propios de una “región ganadora”. Por el contrario, en su propio seno existen áreas más
que perdedoras: ciudades, barrios y asentamientos que en muchos casos están, al menos
parcialmente, fuera del partido, en condiciones tales de marginalidad o periferia que
le asignan al Área Metropolitana la condición de territorio fragmentado y heterogéneo,
Cuestiones en debate
Sin dudas, la ciudad de Montevideo es –por ser la capital, por reunir casi la mitad de los
habitantes del país, por tener el puerto y por muchas cosas más– la pieza principal del
Área Metropolitana. Pero también es cierto que están los territorios y las ciudades circun-
dantes, donde surgen y se afianzan nuevas centralidades, en algunos casos a expensas
de la propia ciudad. Por otro lado, hay una ruralidad –tanto dentro del departamento
de Montevideo como en los departamentos vecinos– que por silenciosa no deja de ser
importante cuando del territorio se trata.
cual el territorio metropolitano pasa de ser unicéntrico y radial a adoptar pautas lineales
y costeras. Es lo que Lombardi y Bervejillo denominaron la Región del Sur (“de la pauta
radial a la pauta lineal”13) y, más recientemente, en esa misma dirección, Sprechmann y
Capandeguy han denominado “Ciudad Celeste”14.
Este libro trasunta esa diversidad. Por decisión política, el Programa Área Metropolitana
comprende la totalidad de los departamentos de Canelones, San José y Montevideo,
aunque Florida y Maldonado participan también en muchas de las actividades. Dicha
delimitación fue la que se manejó a los efectos de tomar bases estadísticas en los aspectos
económico-productivos e institucionales. En el caso de la temática social, en cambio, se
incorporó la información desagregada y actualizada en la delimitación realizada por el
INE para su última encuesta de hogares (2006), cuyo alcance territorial es menor. En los
aspectos territoriales-ambientales se aplicaron criterios más elásticos en cuanto a escalas
y tipos de agrupamientos, bajo la denominación de “territorio metropolitano”.
Frente a todos esos matices, y a los efectos de este Libro Blanco, cabían dos alternativas:
adoptar una definición única o habilitar la manifestación de las existentes como aporte
al debate que quiere generarse. Claramente se optó por el segundo escenario, aunque
debe señalarse que, tanto en la literatura disponible como en el imaginario popular,
predomina la idea de Área Metropolitana.
Cada vez más, se afianza la idea de que existen distintas centralidades que interactúan
en red dentro de lo que hoy se denomina Área Metropolitana. Y aparecen visiones mucho
más amplias, como la que alude a la “pauta lineal costera”, a la que se ha hecho referen-
cia. Esta interrogante queda planteada desde el inicio y el lector podrá indagar, con el
transcurrir del texto, la pertinencia de cada una de estas miradas.
Abordaje
Desde el comienzo, este libro fue concebido como producto de un equipo multidisciplinario
articulado en torno a cierto enfoque metodológico unificador. Para ello se convocó a cinco
equipos de trabajo responsables de las tareas que se detallan más adelante, equipos
académicos, con bases de conformación en distintos ámbitos de la Universidad de la
República.
Por otro lado, en el capítulo dos se incorporó, bajo el nombre de “Distintas Miradas”, una
serie de miradas diversas que existen sobre el tema, en un amplio espectro que recoge la
visión de los más diversos actores: intendentes, diputados, ediles, secretarios de Junta Lo-
cal y expertos en distintas disciplinas, pero también habitantes metropolitanos de diversa
naturaleza –cartoneros, médicos, choferes del trasporte interdepartamental, estudiantes,
desarrollo
social trabajadores en general.
desarroll o
Sin dudas, el tema es complejo y la tarea de síntesis lo dificulta aún más. Pero el gran
desarrollo
urbano- desarrollo económico- desafío del equipo de trabajo ha sido el logro de un material accesible. Para ello se ha
territorial- sustentable p ro d u c t i vo
ambiental recurrido a la visión de “alta simplicidad”15, que supone ir a la esencia, a las cuestiones
más significativas, sin perder la mirada de conjunto. Con esa intención se utiliza la me-
táfora del “rombo de la sustentabilidad”, cuyos vértices se asimilan a los cuatro grandes
desarrollo
institucional componentes que definen las relaciones de los seres humanos entre sí y con el territorio: lo
(gobernabilidad) social, lo económico-productivo, lo institucional y lo urbano-territorial-ambiental.
Es un recurso para mirar e interpretar la realidad desde las partes sin perder de vista el
todo. El libro pone el foco sobre un territorio pero muy especialmente sobre todo lo que
allí ocurre, en una red de complejas interrelaciones.
Algunos de esos componentes, que en muchos casos funcionan como verdaderos sistemas,
resultan más visibles, tangibles y cuantificables que otros. La cantidad de habitantes, la
15 “La alta simplicidad no debiera confundirse con simpleza o banalización. Es una traducción de la realidad
(que siempre, de una manera u otra, hacemos a través de nuestros sentidos) que pasa por la alta complejidad hasta
encontrar una síntesis que permita que determinado concepto pueda ser socializado, comprendido e incorporado
más allá de la conversación académica o científica y de esa manera ser parte del diálogo entre la diversidad de
actores.” Martínez Guarino, Ramón: Gestión del territorio y del desarrollo urbano-“Alta simplicidad”. Facultad de
Arquitectura, UdelaR/IMM-Fundación 2020. Montevideo, 2005.
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pobreza, la inseguridad, el PIB, por ejemplo, son indicadores que aparecen frecuente-
mente en los titulares de los diarios. Los indicadores del sistema institucional (normas,
costumbres y reglas de juego), en cambio, difícilmente se manifiesten como tales. Son
como el sistema nervioso: tiene poco volumen y baja densidad corpórea dentro de la
anatomía humana pero es desde allí que se toman las decisiones y se emiten los impulsos
para que los músculos, el sistema óseo, el sanguíneo, etcétera, generen sus actividades.
Las debilidades institucionales son como las debilidades del sistema nervioso y es desde
allí que muchas de las crisis pueden interpretarse, aunque éstas se manifiesten con más
elocuencia en lo económico y en lo social.
Algo similar ocurre con el componente territorial: se lo puede interpretar como un soporte
pasivo de las actividades de hombres y mujeres o como una construcción social cuyo
ordenamiento y uso racional es un aspecto importante de la sustentabilidad de un país o
una región.
Es evidente que los aspectos sociales, económicos y políticos (esquema clásico del discur-
so16) son los que generalmente acaparan la mayor atención. Los problemas territoriales e
institucionales (interpretados en un sentido más amplio que el que tiene el sistema político
propiamente dicho) quedan en la letra chica, aunque cuando de sustentabilidad se trata
en muchos casos son estos últimos los que pueden dar explicaciones y salidas.
Contenidos
Para facilitar el andar del lector por un libro que abarca variedad de temas y muchos autores,
lo que corre el riesgo de transformarse en una tarea abrumadora, se describe brevemente sus
contenidos:
El capítulo uno –desarrollado por Carlos Baldoira y Carlos Altezor– da una ubicación histórica
en “alta simplicidad” y en el reducido espacio disponible, para abordar un aspecto sobre el cual
habría mucho para decir. Es una breve “película” necesaria para llegar a las fotos del presente.
El capítulo dos es el de las “distintas miradas”, que cuenta con la valiosa colaboración de cada
uno de los participantes. Hay también un trabajo periodístico llevado a cabo por Natalia Uval y
los resultados del taller realizado con ediles departamentales.
El Libro Blanco del Área Metropolitana toma el rombo de la sustentabilidad como matriz orde-
nadora bajo el criterio claramente comprensible de la alta simplicidad. Cada uno de los vértices
tiene su especificidad y se aborda en capítulos separados.
En el capítulo siete el coordinador general del Programa Agenda Metropolitana, Dr. Gonzalo
Carámbula, plantea una serie de reflexiones sobre esta nueva modalidad de trabajo y sintetiza
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Finalmente, el capítulo ocho pone sobre el tapete algunas conjeturas para un futuro
debate –a esta altura, ineludible– sobre un posible plan estratégico o al menos sobre
grandes directrices ordenadoras del área. Un área que, de todas maneras, con o sin
plan, con o sin directrices, seguirá siendo el territorio más relevante del Uruguay. Eso sí:
los costos de la improvisación y la espontaneidad siempre serán mayores, como ya ha
quedado demostrado.
Alberto Moncada
01. Ubicación histórica
Evolución de la configuración territorial del Área Metropolitana
• El núcleo central y su vocación metropolitana
• Los corredores metropolitanos
• Núcleo central: mosaico de barrios en torno
al centro
• La Corona Metropolitana
• Recomponiendo el palimpsesto
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Una sucinta reconstrucción del proceso histórico que explica la estructura actual del
territorio metropolitano. Un proceso cuya naturaleza sólo se descubre y comprende
al levantar “capa por capa” del palimpsesto territorial, como proponen textualmente
los autores.
El propósito de este capítulo es deshacer ese camino: levantar capa por capa, operar una
“arqueología” del territorio que permita rastrear sus orígenes y los procesos sobre los que
se ha construido. Dicha operación se centrará en algunos elementos que se consideran
fundamentales para explicar la evolución histórica de la configuración territorial del Área
Metropolitana.
Quedan así definidos los cinco puntos en los que se centrará la búsqueda. Dicha selección
no pretende agotar la totalidad del fenómeno en estudio: se basa en la asumida inuti-
lidad de todo intento por ofrecer una lectura única y totalizadora de una realidad tan
compleja como la que se analiza.
La conformación del núcleo central del Área Metropolitana tiene orígenes tan antiguos
como los de la propia ciudad, que remiten a la época colonial. Desde sus inicios, la ciu-
dad de Montevideo tuvo vocación “anticipatoria” para convertirse en cabecera de lo que
luego sería un área metropolitana. Su fundación se inscribe en la normativa española
para la implantación de centros poblados, basada en el concepto de ciudad-territorio
consignado en las Leyes de Indias. La ciudad colonial española se concibe como una uni-
dad económica integrada por el casco urbano o conjunto de “solares del pueblo” y un
territorio circundante que le sirve de sustento agrícola. Este modelo se completa con la
determinación de su jurisdicción, límite territorial del alcance administrativo y de su base
rural, que por ley se integraba con el ejido (espacio libre destinado a habilitar el tiro de
cañón desde las murallas de la ciudad), las dehesas (tierras de pastoreo de uso comuni-
tario), los propios (tierras pertenecientes al Cabildo, que podía obtener rentas de ellas),
chacras y estancias (tierras cedidas a los pobladores para su laboreo y pastoreo). Así, el
poblador no sólo tenía derecho a la adjudicación de un solar en el casco urbano: podía
adquirir también suertes de chacras y estancias dentro de la jurisdicción de la ciudad.
La jurisdicción de Montevideo, definida por Pedro Millán, estaba delimitada al sur por
el Río de la Plata, al este por las sierras de Maldonado –teniendo como mojón al cerro
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Pan de Azúcar, hasta las nacientes de los ríos Santa Lucía y San José–, al norte por el
albardón de la Cuchilla Grande y al este por el arroyo Cufré. Abarcaba los actuales
departamentos de Montevideo, Canelones y San José, y parte de los departamentos de
Maldonado y Florida. El resto del territorio de lo que hoy es la República Oriental del
Uruguay era administrado al sur del río Negro por la Gobernación de Buenos Aires y al
norte de ese río por la llamada Gobernación de Yapeyú.
Otro factor clave que marcará la posición dominante de Montevideo en el territorio na-
cional es el puerto. Negado inicialmente por la corona española, que pese a su carácter
peninsular y a sus naturales condiciones portuarias funda Montevideo como ciudad “me-
diterránea”, éste poco a poco logra abrirse camino en el estricto régimen mercantilista y
se convierte en rival del puerto de Buenos Aires.
Así pues, desde la época colonial el puerto montevideano constituye un nodo crucial para
el comercio nacional. A través de él se exportan los principales productos, por él ingresa el
grueso de las importaciones y hacia él se dirigen las principales rutas terrestres que acer-
can la producción (mayoritariamente agrícola) del interior del país. En sus alrededores se
Jurisdicción de Montevideo en la época colonial
concentran numerosos establecimientos comerciales, administrativos, financieros e indus-
Elaboración propia en base a datos IHA, FARQ /UdelaR triales, que refuerzan aún más la centralidad de Montevideo en el territorio nacional.
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Dentro de la actual configuración territorial del Área Metropolitana, las rutas nacionales
que parten desde Montevideo hacia el interior del país cumplen un rol protagónico, dado
que encauzan los procesos de fundación, crecimiento y expansión urbanos en la Corona
Metropolitana.
Pero para entender la conformación de este sistema territorial debe indagarse una vez
más en las capas más profundas del pergamino.
La red colonial de caminos fue también anticipatoria de la estructura territorial del Área
Metropolitana. Pero estas rutas coloniales no deben entenderse aún como caminos sino
como simples directrices pautadas por algunos pocos puntos fijos como los pasos sobre
los cursos de agua y, más adelante, los escasos poblados existentes. Así, son tres las rutas
que se fijan en la Banda Oriental: el camino del Litoral, el de la Costa y el del Centro. Y
los principales nodos de esta red son el Real de San Carlos o la ciudad de Colonia del
Sacramento (cuando estaba en poder de España), la plaza-fuerte de Montevideo y la
ciudad de Maldonado. En los puntos más destacados de estas rutas se establecen diversos
centros poblados, dentro de la actual Área Metropolitana y fuera de ella.
Siempre que era posible, estos caminos seguían el lomo de las cuchillas, más fácilmente
transitables durante todo el año debido a la consistencia del terreno y al menor número
de cursos de agua que era preciso cruzar. En el siglo pasado, con el advenimiento del
Ciudad Novísima y crecimientos externos
Fuente: Archivo IHA, FARQ /UdelaR automóvil, esa red de caminos sirvió de base para el actual sistema carretero que, con
39
Con el tiempo, las rutas coloniales se convierten en caminos dotados de mayor infraes-
tructura y servicios. Canalizan los principales flujos de bienes y personas desde y hacia
Montevideo –principal mercado consumidor y puerto exportador–, lo que supone una
importante ventaja competitiva frente a otros caminos surgidos con posterioridad. De
esta manera, en lugar de crecer en forma concéntrica (como las capas de una cebolla),
Montevideo crece en forma radial, a lo largo de las rutas principales. Esto genera un
territorio atravesado por ejes concentradores de flujos y servicios, que forman una malla
en cuyos intersticios quedan “atrapadas” importantes porciones de suelo rural activo que
es lentamente incorporado a la mancha urbana, a través del loteamiento formal o –ya en
los últimas dos décadas del siglo XX– informal.
Estas parcelas de uso rural, que perviven por décadas dentro de la mancha urbana (sobre
las que solían figurar en los planos de la ciudad previsiones de calles a abrir, casi siempre
marcadas con líneas punteadas), ocupan por lo general las áreas más apartadas de los
ejes principales: las zonas bajas, atravesadas por arroyos o cañadas. Dicha localización,
ventajosa para el ejercicio de la agricultura, se convierte en un serio problema residen-
cial cuando estas áreas son urbanizadas, lo que resulta muy notorio en los asentamientos
irregulares, que ocuparán las zonas más inconvenientes –e incluso inundables– con los
consiguientes problemas ambientales.
gación de los predios, usos del suelo, etcétera) y por la existencia de servicios y equipa-
mientos de carácter urbano entre los cuales resulta determinante el transporte colectivo.
La primera conurbación conformada en el Área Metropolitana de Montevideo es la de
la ruta 5, que engloba a Montevideo, Colón, La Paz y Las Piedras. A ésta le siguen: la
conurbación costera, que primero reúne los antiguos balnearios de la costa oriental mon-
tevideana –como el de Carrasco– para luego continuar en el departamento de Canelones
bajo la forma de Ciudad de la Costa, la conurbación sobre la ruta 8, que abarca zonas
de Montevideo como Villa García y localidades canarias como Barros Blancos y Pando, y
la conurbación sobre la ruta 1, Rincón de la Bolsa.
El origen de la configuración territorial que hoy exhibe el núcleo central del Área Metro-
politana debe rastrearse en todas las capas del pergamino. Pero el llamado período “de
la expansión”, correspondiente al último tercio del siglo XIX y a las primeras décadas del
siglo XX, resulta determinante, especialmente en relación a la conformación de los tradi-
cionales barrios montevideanos.
Pero el verdadero salto se produce hacia el último tercio del siglo XIX, por efecto de una
Pág. siguiente: Evolución de la mancha urbana de
Montevideo y proceso de conurbación
serie de factores coincidentes: las primeras oleadas migratorias importantes del siglo XIX,
Elaboración propia en base a datos IHA, FARQ /UdelaR el advenimiento de un prolongado período de paz interna, los primeros pasos hacia la mo-
41
Así pues, sobre fines del siglo XIX y principios del siglo XX se produce un importante
proceso fundacional, dentro de los límites departamentales de Montevideo y en los de-
partamentos limítrofes. Un proceso que da origen a las poblaciones de Pueblo Ferrocarril
(1872), Abayubá (1873), Sayago (1873-1913), Pueblo Maroñas (1874), Ituzaingó (1874),
Villa Colón (1878), Pueblo Conciliación (1890) y Pueblo Manga (1909), entre otros.
Una vez completado el proceso expansivo en el siglo XX, estos asentamientos –villas,
pueblos y fraccionamientos– dan lugar a los barrios montevideanos –gran parte de los
cuales se ubica sobre los principales caminos de salida de Montevideo: 8 de Octubre-ruta
8, Garzón-César Mayo Gutiérrez-ruta 5, Gral. Flores, la costa, etcétera– y se constituyen
en nodos de una trama vial radial con vértice en el centro de la ciudad. Esta adición de
fragmentos urbanos concebidos individualmente y en virtud de su proximidad a la red
vial principal, este crecimiento urbano en archipiélago, deriva en la peculiar fisonomía
que hoy exhibe Montevideo: una superposición de tramas (mayoritariamente dameros) de
variada orientación, caprichosa forma y dudosa articulación con el resto de la ciudad. Es
sobre esta base que se expande y posteriormente se consolida el núcleo central del Área
Metropolitana.
42
La Corona Metropolitana
Más allá de los límites departamentales de Montevideo aparece la llamada Corona Me-
tropolitana, ya mencionada en forma parcial. Ésta constituye un subsistema territorial
metropolitano internamente heterogéneo, en el que las partes establecen vínculos jerár-
quicos entre sí y con respecto al núcleo central. Las principales ciudades de este sistema
son Las Piedras y Pando, que actúan como centralidades metropolitanas y prestan ser-
vicios al resto de la corona (urbana y rural). Les siguen, en orden jerárquico, el conjunto de
poblaciones que prestan servicios de alcance local, la mayoría de ellas fundada durante
el siglo XIX, y finalmente los fraccionamientos, en general carentes de servicios propios.
Como caso particular puede señalarse el de Ciudad de la Costa, que si bien presenta
gran variedad de servicios, éstos son de alcance local y no entablan fuertes relaciones
con el territorio aledaño.
A fines del siglo XIX, la fiebre fraccionadora que posteriormente dará origen a los barrios de
Montevideo tiene su correlato fuera del límite departamental en la fundación de numerosos
pueblos, muchos de los cuales ofrecen servicios que los califican como centralidades locales
metropolitanas. En la década de 1860 se fundan los pueblos de Sauce, Tala y San Ramón,
a los que se sumarán luego los de La Paz (1872), 25 de Agosto, Progreso (1911), Rodríguez,
Suárez, Toledo y Empalme Olmos, vinculados al recorrido del ferrocarril y sus estaciones.
43
Ya en el siglo XX, a partir de los años treinta, se asiste a un nuevo proceso poblacional en
las proximidades de Montevideo. Este proceso no responde ya al fenómeno inmigratorio
sino a la búsqueda de una segunda residencia para la clase media, a la instalación
de la vivienda obrera en torno a los incipientes polos industriales de la actual periferia
metropolitana y a la recepción de migraciones provenientes del interior del país.
La apertura del puente sobre la Barra del río Santa Lucía (inaugurado en el año 1925) y
de la ruta 1 (1933) abre un nuevo proceso poblacional hacia el oeste de Montevideo, en
el departamento de San José, como oferta de veraneo y segunda residencia, y da lugar
a los fraccionamientos Autódromo Nacional (1930-1940), Playa Pascual (1944), Parque
Postel, Villa Rives, Sofima, San Francisco Chico, San Fernando y Delta del Tigre. Dichos
fraccionamientos no llegan a consolidarse como balnearios relevantes, en parte opacados
por el desarrollo que poco después adquiere la costa canaria. Son ocupados por secto-
res de bajos ingresos y exhiben un nivel precario de calidad ambiental y urbana, en las
proximidades de un área de gran valor ambiental como la de los humedales del río Santa
Lucía. Actualmente integran la conurbación denominada Ciudad del Plata.
Pero el auge de los fraccionamientos se da a partir del año 1945 y durante una déca-
da, con escenario principal en el departamento de Canelones. El negocio se ampara en
la bonanza económica que Uruguay registra luego de la Segunda Guerra Mundial, la
relativa estabilidad de los precios (imprescindible para la venta a plazos) y la sostenida
migración del campo a la ciudad, que tiende a ocupar la periferia montevideana y la Co-
rona Metropolitana, y para la cual la aún precaria infraestructura que ofrecen los nuevos
fraccionamientos supone un importante aumento en la calidad de vida.
En el extremo opuesto, los fraccionamientos balnearios, que habían surgido también tras
la Segunda Guerra Mundial como lugar de segunda residencia, son a fines del siglo XX
reapropiados por la clase media para su residencia permanente, lo que deriva en el na-
cimiento de Ciudad de la Costa.
En los años noventa se impone una nueva concepción del hábitat en los sectores medios,
que abandonan la ciudad tradicional en busca de un “suburbio” con predios amplios y
enjardinados: se trata del bosque urbanizado y del sueño uruguayo de “la casita con
parrillero y en la playa”. El auge económico que viven los nuevos sectores medios-altos
–vinculados al desarrollo de los servicios– y la abundancia de créditos accesibles para
ellos habilitan la masiva reocupación de este tramo de la costa canaria, que pierde su
condición estacional para convertirse en sede permanente de pobladores jóvenes de me-
dianos y altos ingresos.
Este crecimiento explosivo pone en crisis una estructura urbana muy frágil –entre otras
cosas, por las condiciones del terreno sobre el que se asienta–, concebida para una inten-
sidad de uso mucho más baja y carente del equipamiento básico que exige la residencia
permanente.
Recomponiendo el palimpsesto
La metropolización supone, ante todo, una refuncionalización del territorio en la que las
estructuras territoriales son reapropiadas por la ciudad central, desatando nuevos conflic-
tos por el uso y la apropiación del suelo.
“Se trata de algo más que el aumento, en dimensión y densidad de las aglomeraciones
urbanas existentes. [...] Lo que distingue esta nueva forma de las anteriores no es sólo su
dimensión [...] sino la difusión de las actividades y funciones en el espacio y la inter-
penetración de dichas actividades según una dinámica independiente de la contigüidad
geográfica.
En dicha área espacial tiene lugar todo tipo de actividades básicas, ya sean de produc-
ción, de consumo, de intercambio y de gestión. Algunas de estas actividades se encuentran
concentradas geográficamente en uno o varios puntos. Otras funciones, por el contrario,
se reparten en el conjunto de la metrópoli con densidades variables. La organización in-
Área Metropolitana hacia 1935 terna de la zona implica una interdependencia jerarquizada de las distintas actividades.
Fuente: Diario El Día, Suplemento dominical (1935), Montevideo. [...] Por último, las fluctuaciones del sistema circulatorio expresan los movimientos internos
46
determinados por la implantación diferencial de las actividades: éstas son como el espec-
tro de la estructura metropolitana.” (Castells)
El Área Metropolitana no es ajena a esto: como se ha visto, las antiguas piezas urbanas
que la componen cambian sus funciones y sus roles dentro del espacio en función de la
nueva realidad.
En lo que respecta a la estructura jerárquica del territorio, los cambios más profundos se
producen en el núcleo central, donde se completa el proceso de vaciamiento residencial.
Las áreas centrales pasan así a ser ocupadas fundamentalmente por el sector comercial
y administrativo, al tiempo que el surgimiento de centralidades ubicadas fuera del núcleo
tradicional –e incluso periféricas– impone el paso de la clásica estructura centralizada a
una disposición policéntrica.
La transformación radical que sufre la franja costera provoca la constitución en ciudad (al
menos en su denominación) de las antiguas cadenas balnearias. Al este, en el departa-
mento de Canelones, surge Ciudad de la Costa, habitada mayoritariamente por sectores
medios y medios-altos provenientes de Montevideo. Al oeste, en el departamento de San
José, nace Ciudad del Plata, habitada fundamentalmente por sectores de bajos ingresos
que, en algunos casos, registran altos niveles de pobreza y vulnerabilidad social.
Las principales ciudades de la Corona Metropolitana ven crecer sus periferias con nuevos
habitantes provenientes de Montevideo. Generalmente de bajos recursos, éstos ocupan
las áreas con menor costo del suelo y, por ende, con menor presencia de infraestructura
y equipamiento urbano. Es el caso de los fraccionamientos creados a mediados del siglo
pasado, con gran cantidad de suelo vacante precariamente urbanizado, como los ubi-
cados en torno a las ciudades de Las Piedras, Pando, Toledo o Suárez, por citar algunos
casos paradigmáticos.
47
En el siglo XXI, la construcción y el desarrollo de los espacios locales implican propuestas integra-
das de planificación territorial, desarrollo económico local y calidad de vida de la población,
vinculadas y articuladas estrechamente con los espacios nacionales y regionales. Por otra parte, y
en tanto unidades en un complejo organismo global, en las próximas décadas los espacios locales
jugarán progresivamente un papel protagónico en el entramado cultural, político y económico de
nuestras sociedades.
Desde esta perspectiva, parece necesario prestar particular atención al papel de las políticas
sociales en los espacios locales. Las políticas sociales ya no sólo estarán destinadas a atender y
resolver urgencias y desafíos coyunturales, como tampoco a asumir únicamente servicios que hacen
a la calidad de vida de la población, sino que serán parte integral de las políticas de construcción,
gestión y proyección de futuro. La mayoritaria y creciente distribución de la población mundial en
áreas urbanas confiere particular relevancia a los esfuerzos proyectivos y prospectivos en esta
dirección.
Las grandes transformaciones, que hoy conmueven nuestras sociedades con consecuencias diversas,
plantean desafíos mayores tanto por la intensidad de los cambios como por su velocidad. El acor-
tamiento de tiempos y distancias exige la elaboración de respuestas adaptativas rápidas y de alta
complejidad, que contemplen equilibradamente las urgencias y las necesidades de planificación
en el largo plazo.
Puntos de interrelación entre las infinitas redes que configuran hoy el espacio mundial, los espacios
locales tienen singulares posibilidades en la construcción de nuevos equilibrios, y las responsabili-
dades de los gobiernos locales son cada vez mayores en este sentido. Por su cercanía a la vida
cotidiana de la gente, su condición de ámbitos privilegiados de la producción, la cultura y la
información, y por constituir puntos fundamentales en la articulación de las redes de circulación de
capitales, de flujos de información y de movilidad de personas, es en los espacios locales donde
se encuentran las claves para el desarrollo de sociedades sostenibles desde un punto de vista
integral.
En este contexto, el futuro de nuestras sociedades debe necesariamente recorrer caminos que con-
duzcan a asegurar calidad de vida de la población, reducción de distancias en la sociedad y cons-
trucción de un contexto de equidad, de reconstrucción del entramado social y urbano, de creación
de cohesión social y de generación de ciudadanías. Asumir plenamente el desafío del nuevo rol de
las ciudades y de los espacios locales en el contexto de los intercambios económicos, culturales y
sociales que marcan el siglo XXI supone hacer de ellos espacios de oportunidades, de formación,
de desarrollo pleno de las personas, pues esto permitirá la integración de cada espacio urbano en
el concierto internacional, operando en una red cuyas reglas de equidad debemos asegurar.
Los últimos años han significado para el departamento de Montevideo el inicio de un proceso de
profundización del desarrollo de su vocación integradora y de su proyección como capital del país
y del Mercosur. Con casi 1.400.000 habitantes, centro de la actividad cultural, económica, social
y política del país, con una bahía y puerto natural privilegiado, Montevideo tiene importantes res-
ponsabilidades a cumplir en la construcción del país productivo e innovador, democrático, más justo
y solidario, integrado a la región, con el que los uruguayos estamos firmemente comprometidos.
Numerosos acuerdos, convenios y múltiples acciones coordinadas nos permiten hoy trabajar conjun-
tamente en forma activa con el gobierno nacional y con los 18 departamentos del interior del país
53
A partir del firme compromiso de los gobiernos departamentales y con amplio respaldo del go-
bierno nacional, la Agenda Metropolitana se abre camino desde hace ya dos años. En el camino
recorrido se registran importantes avances en áreas diversas de valor estratégico para la proyec-
ción de la región, tales como movilidad, sustentabilidad ambiental y desarrollo cultural. El abordaje
conjunto de los Objetivos del Milenio permite atender en forma coordinada el dramático presente
y la hipoteca de futuro que representan los niños y niñas que crecen en situación de pobreza e
indigencia. Un desafío de particular importancia es para la Agenda Metropolitana el proyecto
de gestión compartida de la cuenca del Arroyo Carrasco, a partir del cual se ha comenzado a
trabajar en un plan estratégico de desarrollo humano, territorial y productivo para una zona en la
que habitan más de 200 mil personas.
Sin lugar a dudas, la Agenda Metropolitana constituye una valiosísima experiencia de construcción
de horizontes compartidos, desde la que juntos, ciudadanos y ciudadanas, funcionarios y funciona-
rias de las distintas comunas, gobierno nacional y gobiernos departamentales, nos comprometemos
diariamente con la construcción de un futuro más justo y solidario.
En momentos en que el país se propone encarar una profunda transformación del Estado orientada
a la profundización democrática y a la revalorización de la relación con la ciudadanía, la descen-
tralización y las diversas iniciativas que abren puertas a la participación ciudadana adquieren
especial importancia. Continuar avanzando en la cooperación y articulación de proyectos integra-
les, con un fuerte anclaje en la vocación de profundización democrática, aparece como un desafío
inmediato en la proyección del Área Metropolitana.
En esta dirección, la información es una herramienta imprescindible. Confiamos en que este Libro
Blanco del territorio metropolitano sea un instrumento que nos permita acercar realidades y cono-
cernos mejor, para poder así asumir juntos la construcción del futuro.
54
Quizás resulte un lugar común, pero es necesario volver al principio que nos alentó y
reafirmar que nuestra gestión municipal tiene por centro al ser humano. La persona, por
sí y en su contexto es la principal destinataria de nuestra acción, y el objetivo final que
perseguimos incesantemente es mejorar la calidad de vida de todos los ciudadanos del
departamento de Canelones, en especial de aquellos que hoy tienen mayores dificulta-
des. Para ello nos hemos propuesto realizar una gestión democrática, descentralizada,
austera y participativa, que logre el equilibrio entre las demandas de interés colectivo y
la respuesta a las mismas mediante el uso eficiente de los recursos humanos, materiales y
financieros disponibles.
Ese punto de partida es esencial para abordar nuestras relaciones en la escala regional
y nacional, para pensar y proyectar los trabajos con los departamentos vecinos y con
todo el país. Nosotros pensamos el Área Metropolitana desde Canelones y asumimos con
respeto, generosidad y entrega la responsabilidad que nos cabe para alcanzar en la
región lo mismo que queremos para nuestra comarca, la comuna canaria.
Antes que una cuestión técnica es, debe ser, una opción ética.
Los desafíos son enormes y asumimos que somos parte de los problemas pero sabemos
que podemos dar mucho para las soluciones. Aportamos un departamento de formidable
potencialidad, con su industria frigorífica, la producción de alimentos, la vitivinicultura, la
horticultura, la fruticultura, la avicultura... Están allí los polos tecnológico y agroalimen-
tario como espacios de oportunidades para todos. Ofrecemos paisajes y ámbitos con
condiciones para un turismo de todo el año. Nos entregamos con servicios municipales
claros y dispuestos, que buscan superar afanosamente viejas adversidades. Y, sobre todo,
tenemos una población trabajadora, hospitalaria, leal, abierta.
De hecho, en estos dos años ya empezamos a recorrer ese camino cuando acordamos los
trabajos conjuntos en el Área Metropolitana. Comenzamos a ver en los caminos, ríos y arro-
yos, no límites ni fronteras infranqueables sino nexos y cauces de convergencia. Miramos a
los ojos de la realidad y apuntamos juntos a superar la fragmentación socioeconómica en
el territorio que compartimos. Se inició un proceso de complementación de roles económi-
cos. Juntos encaramos los problemas ambientales, concientes de que éstos no se detienen
en las márgenes de tal o cual competencia. Desarrollamos planes y acciones conjuntas,
grandes y pequeñas, para mejorar la calidad de vida en términos sustentables. Con
medidas como las del boleto estudiantil o la extensión de líneas, la rebaja de precios y
la creación del boleto metropolitano, demostramos que es posible articular acciones para
garantizar mejores condiciones de movilidad y no paramos, seguimos trabajando hacia
un sistema de transporte metropolitano. Pudimos organizar nuestros recursos artísticos y
deportivos para disfrutar de nuestras costas. Juntos reconocemos nuestro rico patrimonio
y democratizamos su apropiación.
En línea con la gran iniciativa nacional, cuando acordamos el Programa Agenda Metropolita-
na, comenzábamos a operar en nuestro territorio compartido esa transformación del Estado
–sus formas de organización y sus prácticas– que el Poder Ejecutivo impulsa. Nos sentimos
parte de esa reforma esencial que tiene como línea rectora a la descentralización, que siente
a los gobiernos locales como sus interlocutores y protagonistas insoslayables y que exhorta a
nuevas modalidades de gestión, innovadoras, transparentes, flexibles y articuladoras.
Aunque pueda resultar complejo y difícil, los diferentes planos de la imprescindible par-
ticipación han ido complementándose y comienzan a verse los frutos de esa sinergia,
desde las instancias cívicas, donde la sociedad civil participa planificando, actuando y
controlando, hasta el respaldo político, técnico y financiero de la OPP, más el apoyo vital
de organizaciones internacionales como el PNUD. Poco se podría hacer si no se contara
con la sumatoria de todas las voluntades.
En síntesis, desde nuestras experiencias y con nuestras posibilidades, hemos contribuido a
fortalecer el trabajo de los gobiernos locales y la descentralización en concreto. Nuestros
56
Cuando, en la misma noche del último acto electoral, nos encontramos con Ricardo Ehrlich
en “el puente de La Paz” que une a nuestras comunas, se trataba de algo más que el
abrazo de dos viejos amigos junto a su gente: era una manera de expresar con entusiasmo
la seriedad del compromiso que asumíamos.
Por primera vez en la historia del país, bajo el acuerdo del gobierno nacional y los
gobiernos departamentales, hay una acción concertada y sistemática, transversal en lo
programático e interinstitucional más allá de las competencias específicas, con consenso
político y con efectos tan concretos en un territorio donde viven casi las dos terceras partes
del país.
57
En mi calidad de Intendente de San José, me resulta prioritario fortalecer y generar nuevas posibi-
lidades para el departamento. Entendemos al municipio como agente de desarrollo: un desarrollo
que no es sólo crecimiento económico sino que tiene como centro al hombre, su familia y su entorno.
Abarca aspectos sociales y culturales, y tiene por objetivo primordial la mejora de la calidad de
vida a través de avances sucesivos en el camino del desarrollo económico social.
San José es atractivo para radicarse. La información de la fase I del censo 2004 indica que su
población creció más que la media nacional, el 8 por mil, mientras la media es del 3,2 por mil. Tiene
alto índice de población rural, el 17,6%, mientras la media nacional es del 9,2%. La emigración
rural ha sido prácticamente inexistente. Nuestra gente de campo decidió radicarse donde trabaja,
evitando despoblar la campaña y asumir el drama de la inserción en los centros urbanos: falta de
adaptación, formación de cinturones de pobreza, asentamientos irregulares. En San José se produ-
ce un millón de litros de leche por día. Es el mayor productor de papas y tiene también importantes
cultivos de arándanos, tomates, frutillas, cítricos, cereales y maíz. Colonia y San José producen el
82% del queso artesanal y hemos acordado –junto a Flores y Soriano– la capacitación técnica de
los productores y la adaptación de los establecimientos para lograr una producción de exportación
que impactará en la realidad productiva y social.
El fomento del desarrollo y de la actividad económica requiere mayor inversión, así como la protec-
ción de los emprendimientos y su rentabilidad para que permita reinvertir y generar nuevas fuentes
de trabajo. Ésta es la forma de lograr una mejor calidad de vida para todos. La falta de trabajo
es el mayor problema que nos afecta. Para superarlo, la solución de fondo es mayor actividad y
mayor producción, lo que requiere mayor inversión. Trabajo para todos es la mejor política social.
Las políticas asistenciales deben tener duración acotada. Deben ser complementadas con una ge-
nuina política de reactivación económica, con políticas activas de empleo, de formación profesional,
de incentivos a la ocupación, de servicios para la orientación y asistencia para el encuentro entre
la oferta y demanda, de apoyo a la microempresa. Pero también el Estado debe ser agresivo en
la obtención de nuevos mercados, procurando las mejores condiciones para la producción nacional.
Deben concretarse acuerdos comerciales con el mayor número de países posibles, contemplando
las asimetrías y la calidad del comercio. Debe acentuarse un modelo de desarrollo dirigido hacia
sectores innovadores, especializados y con valor agregado. Debe apoyarse la expansión de la
actividad privada a todos los sectores de la economía nacional. Son legítimas las reivindicaciones
sindicales y la protección de las condiciones de trabajo, pero también debe respetarse la actividad
emprendedora, que es la base del empleo. Debemos enfrentar el alto costo del Estado, de las
tarifas y los precios públicos de los combustibles, la energía y las telecomunicaciones, que encubren
subsidios y necesidades fiscales, las actividades reservadas como monopolio estatal, que no tiene
vocación de eficiencia.
Como administradores transitorios de la empresa de todos los maragatos, mantenemos muy vigen-
tes las consignas de austeridad y correcta administración de los recursos que la comunidad aporta.
Recursos imprescindibles para financiar las obras y servicios que son responsabilidad municipal.
Nada más fácil que ser generoso con el dinero ajeno, proveniente de una pesada carga impositiva.
Lo difícil es tomar decisiones en la tensión de mayores demandas y las posibilidades de los veci-
59
nos. La Intendencia de San José ha mejorado mucho en la aplicación de los recursos, reduciendo
sensiblemente gastos de funcionamiento y aumentando el porcentaje destinado a inversiones. La
Intendencia está al día con los funcionarios, que desde hace veinte años no han dejado de percibir
sus retribuciones antes del fin de cada mes. No existen deudas con proveedores públicos ni priva-
dos, de los que se obtienen cotizaciones convenientes de pago contado. Renovamos el sistema de
recolección de residuos, instalando nuevos contenedores e incorporando camiones para levantarlos
y lavarlos. También renovamos la maquinaria pesada y toda la flota de camiones destinada a
obras. Financiamos toda esta actividad con recursos genuinos, sin endeudamiento.
Son innumerables los sectores que requieren de un abordaje metropolitano. Para San José, uno de
los mayores desafíos está vinculado al transporte público de pasajeros y de carga. Requerimos y
apoyamos un plan estratégico del transporte para la región que llegue hasta la ciudad de Liber-
tad, con servicios bajo la responsabilidad de una unidad coordinadora. Ciudad del Plata cuenta
con casi 30.000 habitantes. Si bien no es sólo una ciudad-dormitorio, su población tiene como
referencia natural a Montevideo por razones de proximidad. Ciudad del Plata requiere también
de mejoras en infraestructura, entre las que se destacan el saneamiento y la vialidad. También la
gestión ambiental de la región debe ser coordinada y se ha adelantado en un plan metropolitano
de manejo y disposición final de residuos. Se han concretado acuerdos en otras importantes áreas.
Dentro del Programa actúan funcionarios y técnicos de los tres departamentos, junto al equipo
coordinador. También participan otras Intendencias en los temas que las involucran. En la Junta
Directiva, que integramos junto a Marcos Carámbula y Ricardo Ehrlich, hemos logrado excelentes
avances. Si bien aún queda mucho por hacer, nos encontrarán trabajando hacia el logro de metas
que contribuyan a mejorar la calidad de vida de los vecinos de San José.
“Nos parece un hecho importante que se haya dispuesto integrar un grupo de trabajo para diseñar
el Sistema Metropolitano de Transporte que estará coordinado por Agenda Metropolitana y que
cuenta con representantes de cada una de las intendencias del área y del propio Ministerio. El
acuerdo abordará los temas institucionales y jurídicos lo que permitirá trabajar mejor y sumar
nuestros esfuerzos. Se podrá extender la aplicación de tecnología al servicio del mejoramiento del
Sistema, se avanzará en el desarrollo de la infraestructura necesaria para que su modernización. El
convenio persigue el objetivo de mejorar esa coordinación de un sistema tan necesario pero además
tan criticado, tan sensible, tan vinculado a la sensibilidad de la población… No estamos termi-
Víctor Rossi, Ministro de Transporte y Obras Públicas, en oportuni- nando este trabajo, por el contrario, éste es un paso más por el camino que habrá que profundizar
dad de acordarse el Sistema Metropolitano de Transporte.
Setiembre de 2006. para llegar a conclusiones imprescindibles”.
60
Empecemos por el primero. La definición del territorio que abarca el Área Metropolitana
es crucial para comprender la cantidad y la calidad del territorio rural que queda inclui-
do en el mismo. Para este artículo adoptaremos lo que parece ser el camino más directo,
que es el de considerar íntegramente los departamentos de Canelones, Montevideo y San
José. Esta definición operativa tiene la ventaja de que permite trabajar en forma más
sencilla y prolija con la información censal, para intentar describir con unos pocos números
el área rural metropolitana.
Con esta definición del Área Metropolitana, hagamos notar ahora que en el territorio
considerado hay una intensa producción agropecuaria. El 28% de las explotaciones ru-
rales del país se localiza en él, con una producción de características más bien intensivas.
Así, en relación al total de la producción nacional, este territorio produce anualmente
el 32% de la leche, tiene el 42% de los cerdos y el 90% de las aves. En la producción
vegetal, dispone del 69% del área de producción de hortalizas, del 83% del área de
viñedos y del 90% del área de las frutas no cítricas. También es cierto que tiene una baja
presencia la producción ganadera extensiva, porque si bien tiene 600.000 cabezas de
vacunos esto es sólo el 6% del stock vacuno nacional. Algo similar pasa con otros rubros
como los lanares, el arroz, los cereales, los cítricos, que tienen una baja presencia o están
totalmente ausentes en este territorio.
Pasemos ahora al segundo problema, bastante más complejo, que consiste en comprender
las modificaciones que ha experimentado el concepto de ruralidad. En principio, lo rural
se define, por oposición a lo urbano, como un espacio en el cual la población está dispersa
en el territorio y en el cual se llevan a cabo actividades que implican el contacto con la
naturaleza. Durante siglos, se entendió que la población que residía en el medio rural
desarrollaba tareas agropecuarias. Vivir en el campo era sinónimo de trabajar en el
campo. En el último tercio del siglo XX, como producto de una serie de cambios sociales,
esta sinonimia es parcialmente modificada, produciéndose lo que se conoce como la “dis-
locación” entre lo rural y lo agropecuario. Veamos qué fue lo que ocurrió.
Por un lado, cada vez hay mayor proporción de trabajadores agropecuarios que no
residen en el campo sino en pueblos y ciudades. Es decir, son trabajadores agropecuarios
pero no tienen residencia rural. En nuestro país, el 38% de los trabajadores agropecuarios
reside en áreas urbanas. En el caso que nos incumbe, el 66% de los trabajadores agro-
pecuarios de Montevideo, el 38% de los trabajadores agropecuarios de Canelones y el
25% de los trabajadores agropecuarios de San José reside en áreas urbanas.
Por otro lado, una proporción creciente de aquellos trabajadores que residen en el área
rural trabaja en tareas que no son agropecuarias. En nuestro país el 45% de los traba-
jadores con residencia rural trabaja en actividades industriales, de servicios, comercio,
transporte, etcétera. Si bien no disponemos de datos para el Área Metropolitana, es
posible que esta proporción sea mayor.
jadores, lo que ha incrementado su movilidad espacial. Hoy es cada vez más frecuente
que los establecimientos rurales tengan una muy baja dotación de personal permanente
y recurran a la contratación de personal temporario para muchas tareas, ubicando a los
trabajadores por teléfono y esperando que éstos se desplacen diariamente al lugar de
trabajo en su vehículos. Es posible que esta modalidad esté aun más extendida en el Área
Metropolitana por la cercanía de pueblos y ciudades.
Estos procesos han terminado por erosionar la frontera que separaba lo urbano de lo
rural. Si bien la frontera física existe (lo productivo) y es visualmente identificable, no lo es
tanto la frontera laboral, como ya hemos explicado, y mucho más difusa aún se ha hecho
la frontera cultural. Cada vez más, aquellos que trabajan en el campo (y en especial si
no residen en él) tienen menos diferencias culturales con los que no trabajan en tareas
agropecuarias. A su vez, quienes residen en pueblos y ciudades tienen hoy vínculos más
fuertes con las actividades agropecuarias, ya sea porque trabajan en ellas o porque se
vinculan a ellas por las actividades de transformación de los productos agropecuarios. De
esta manera, la brecha entre una cultura rural y una cultura urbana se ha reducido por
múltiples vías, y en particular lo ha hecho en el Área Metropolitana.
En síntesis, el espacio rural del Área Metropolitana puede ser mejor comprendido como
un territorio multifuncional: residen trabajadores agropecuarios y no agropecuarios, tra-
bajan personas que no residen en él, se realizan actividades agropecuarias, industriales,
de servicios, etcétera. El conjunto de políticas que se elaboren para el Área Metropolitana
debería admitir un enfoque multidisciplinario y plural que pueda dar cuenta de esta
diversidad.
63
Apuntes sobre la contribución del Libro Blanco del Área Metropolitana al or-
denamiento territorial
Roberto Villarmarzo5
Un primer grupo, que incluye los componentes “iniciales” del medio físico o espacio geo-
gráfico: los recursos del suelo y el subsuelo –su relieve y paisaje–, las características del
clima y la dinámica del agua en la atmósfera, en la superficie y por debajo de ésta. Y
también la biodiversidad, la flora y la fauna en sus equilibrios y desajustes con el am-
biente. Esto implica el modo en que el territorio contribuye al bienestar del grupo humano
que lo ocupa, y las condiciones que impone a la distribución espacial de sus actividades
sociales y económicas.
La individualización de los posibles indicadores9 en este campo tendrá en cuenta el hábi-
tat en su balance ecológico, el medioambiente y sus recursos: el suelo –particularmente,
sus calidades productivas y los procesos erosivos que lo afectan–, la calidad del aire,
el agua –ríos y cuencas– y la biodiversidad. Y deberán incluirse también indicadores
de las capacidades del territorio para la producción agrícola y minera, así como de las
condiciones para sostener la diversidad en la economía.
Pero un territorio como el considerado ha experimentado el aporte de sucesivas genera-
En tercer y último plano corresponde a las oportunidades de acceso a los dos primeros
grupos mencionados. No es suficiente caracterizar y medir la evolución de los contenidos
básicos del territorio en las dotaciones que a él se incorporan, dado que el nivel de
desarrollo refiere al modo en que la comunidad se apropia de ellos. Por un lado, remite
a las condiciones y posibilidades para el acceso de la población al conjunto de ofertas
territoriales y, por otra parte, a los niveles de facilidad para el acceso a ellas por parte
de emprendedores y empresas.
Para este proceso de planificación metropolitana en curso hemos contado con el invalora-
ble apoyo de la Junta de Andalucía, tanto en el pertinente apoyo técnico y metodológico
como en los medios, lo que nos ha permitido catalizar nuestras propias capacidades y
recursos.
El Ministerio de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente está fuertemente
comprometido con la construcción de espacios supradepartamentales de coordinación y
gestión conjunta y, en particular, con los esfuerzos de la Agenda Metropolitana en este
sentido.
66
frecuentemente contrapuestos;
• subsidiariedad: el marco normativo determina que el nivel más próximo a la
sociedad civil –gobiernos departamentales y locales– tenga con frecuencia
un rol secundario en el diseño de políticas para el ámbito local.
A esto se suma la denominada geometría variable de los territorios, es decir,
la que éstos adquieren en virtud de la dinámica funcional que la sociedad
les imprime. Dicha condición incide en los movimientos demográficos del
área: la población se traslada en función de los incentivos o restricciones que
recibe de los actores gubernamentales (nacionales o departamentales) y de
los emitidos desde el campo económico. La contradicción o incongruencia
entre estas señales provoca un desarrollo territorial desordenado, situación
en la que se encuentra, precisamente, el Área Metropolitana del sur del
país.
Esta geometría variable de los espacios subnacionales impone dos desafíos
adicionales en la elaboración de políticas públicas:
• la flexibilidad en materia de decisiones, para construir escenarios que
promuevan el equilibrio entre las diferentes realidades departamentales
que comparten un espacio y problemas comunes;
• la solidaridad, para generar una distribución de recursos equitativa en
los sistemas departamentales con diferentes capacidades y recursos para
actuar en materia de políticas públicas.
El Área Metropolitana vive, desde hace décadas, una sucesión de fracasos en términos
de articulación institucional. Esto es consecuencia de una lógica política que privilegia
los intereses individuales de los actores frente a la articulación y cooperación político-
institucional sustentada en las necesidades colectivas de la estructura social.
Contrariando la lógica dominante, y en el marco de una concepción política compartida
entre el gobierno central y los gobiernos departamentales, la Agenda Metropolitana
se propone como una construcción institucional de naturaleza político-social cuya meta
es la transformación del problema social en asunto político. Este problema social está
compuesto de demandas tradicionales y demandas emergentes de nuevo tipo, que son
parte esencial del proceso de metropolización.
Dicha situación asigna a la Agenda Metropolitana la tarea de asumir la prioridad del
68
problema y la de amalgamar, bajo una lógica común –transversal–, las distintas dimen-
siones con sus lógicas específicas.
La posibilidad de gestionar exitosamente la compleja realidad del Área Metropolitana
deriva de la capacidad de interactuar, bajo una lógica compartida, desde tres dimensio-
nes claves: política, técnica y social.
La peculiaridad de este modelo es, pues, su capacidad de amalgamar las diferentes lógi-
cas y aunar los intereses de actores e instituciones participantes. A continuación se señalan
algunas de las características que permiten identificarlo como de gestión transversal:
• es un instrumento organizativo, que asume la realidad metropolitana en su
condición multidimensional sin afectar las competencias y capacidades de
los niveles de gestión territorial y sectorial (gobiernos, sectores estatales y
organizaciones de la sociedad civil), a partir de la voluntad política de los
actores;
• su campo de trabajo no tiene carácter operativo ni productivo sino que
utiliza la información y el análisis de situación para la propuesta y el diseño
de instrumentos de gestión;
• el relacionamiento es su modus operandi. Facilita las relaciones institucio-
nales y socio-institucionales;
• tiene voluntad y capacidad de lograr consenso entre intereses encontrados
o divergentes; promueve instancias consultivas y participativas entre niveles
de gobierno, y la generación de redes socio-institucionales;
• su visión del proceso metropolitano se orienta al abordaje de problemas
concretos que se tratan desde múltiples campos disciplinarios, apuntando a
conciliar la complejidad del campo social con la fragmentación operativa
del campo institucional;
• el indicador principal de su gestión es la eficacia en la agregación ins-
titucional y el impacto de las políticas, esto es, el cambio efectivo en las
condiciones que el problema concreto ocasiona en la sociedad.
No tiene competencia sobre los resultados que las instituciones formales generan, aunque
tiene el poder de evaluar los resultados de los procesos convergentes en la elaboración
de las políticas en cuestión. En este sentido, apunta a su propia legitimación por resulta-
dos, que consiste en lograr las articulaciones de referencia: entre actores individuales e
institucionales.
69
Enfoque
12 Director del Instituto Técnico para la Promoción del Desarrollo Integral (INTEC).
70
Posicionamiento
Queda así planteado que se descarta aquí la esperanza –que tiene hoy tan buena
prensa– de que las fuerzas económicas liberadas a su empuje cerril puedan sustituir
a la inteligencia humana y al tenaz empeño por lograr los objetivos entrañables de la
sociedad en un campo tan determinante y complejo como la definición de la estructura
territorial de su despliegue. Y se descarta también la imposición a la realidad de un
libreto derivado de macrovisiones añejas, caras a burocracias anidadas en pequeños
cenáculos en instituciones prestigiosas, mareadas por sus propios discursos y sordas a la
música de la realidad.
Marco
Esto requiere una decisión de política territorial que resuelva explotar las posibilidades de
Canelones de vincularse al centro del país y protagonizar el esfuerzo nacional de descentra-
lización indispensable para repartir el beneficio del desarrollo en todo el territorio, demanda
del interior desde la época fundacional.
Este compromiso de Canelones con la descentralización –que significa también defensa de la
soberanía en tanto amplifica la presencia de la comunidad nacional en el territorio– debiera
formar parte del impulso de programas y proyectos en todas las regiones, como por ejemplo
el del gran complejo maderero en el norte (y de la correspondiente política forestal selectiva)
o la concreción del puerto de aguas profundas en Rocha, que en su hora –y todo llega– ge-
nerará su área metropolitana.
74
Los orígenes
En sus orígenes las localidades de esta microrregión tuvieron una fuerte identidad y vida
propia: eran el lugar de acceso del ganado de todo el país. A fines del siglo XIX comenzó
a desarrollarse la industria extractiva y en el correr del siglo pasado se destacó también
la producción agrícola. Pero la desaparición de las industrias y la especulación con el
valor de la tierra, a través del negocio inmobiliario, modificaron la situación. Comenzó así
el afincamiento de personas provenientes desde Montevideo y del interior del país –que
deben trasladarse cotidianamente a la capital en busca de nuevas fuentes de trabajo. De
allí surge la habitual caracterización de estas localidades como “ciudades-dormitorios”. Es
el resultado de una forma inadecuada de hacer las cosas.
La planificación
La identidad
Si se asume que la identidad es un valor muy importante para el desarrollo, en este caso,
con esta mirada microrregional, podemos hablar de identidad en varios niveles:
• a nivel metropolitano, como un proyecto común en un territorio con diversas
escalas y distintas piezas, donde Montevideo es la más potente pero no la
única. Allí están nuestra microrregión y sus escalas locales;
• a nivel microrregional, con ciudades y territorios rurales asociados por vo-
caciones comunes cuyos límites no siempre coinciden con los administrativos
76
Todo esto tiene mucho que ver con el Área Metropolitana, ya que la escala microrregio-
nal nos plantea el desafío de encontrar un rumbo capaz de generar trabajo y mejores
condiciones para un conglomerado que puede considerarse como la “segunda ciudad del
país” (más de 120.000 personas).
El Plan Estratégico Canario ha delimitado esta microrregión por su vocación agroalimenta-
ria, y el mundo está en un buen momento para que podamos empezar a caminar en torno
a esa misión. No es una tarea de un día, de un mes ni de un año, pero si la tenemos clara
y ponemos el hombro sin mezquindades, tarde o temprano llegaremos a los objetivos,
dentro de los cuales está también lograr un mejor equilibrio en el Área Metropolitana.
14 La cuenca del arroyo Las Piedras unifica más que divide. En estos momentos se trabaja –con un fuerte
apoyo del MTOP– para diseñar y construir el gran parque de La Paz, a partir de una zona de canteras ubicadas
en Canelones pero con extensión hacia el departamento de Montevideo. Con ello, una zona hoy deteriorada y
peligrosa será en breve un parque microrregional y departamental. Esta situación también se repite en otros puntos
de la cuenca.
77
Entre los objetivos de la Agenda del Área Metropolitana se señalan los de revertir las
inequidades, asegurar el pleno desarrollo humano y favorecer una radicación de la po-
blación con pautas claras. Su cumplimiento impone a las políticas públicas varios desafíos:
potenciar el posicionamiento competitivo de los municipios o el territorio local, fomentar
la creación de riqueza y ocupación, manteniendo la calidad de vida y la cohesión social
en una necesaria perspectiva de desarrollo sostenible. Las posibilidades de potenciar
el crecimiento exigen, por su parte, maximizar la utilización de los recursos humanos,
sociales, institucionales y territoriales.
Y es a partir de este concepto que la dimensión del Área Metropolitana adquiere im-
portancia, en tanto espacio de interacción socioeconómica que trasciende los límites ad-
ministrativos departamentales. En particular, la magnitud del Área Metropolitana en el
contexto nacional –en términos demográficos, sociales y económicos– justifica el esfuerzo
por diseñar una agenda específica y ajustada a dicha escala territorial para las políticas
públicas, que permita aprovechar mejor las inversiones (públicas y privadas) y gestionar
de un modo integrado y sustentable los recursos del territorio. La existencia de un territo-
rio de referencia puede contribuir a aglutinar esfuerzos, rentabilizar y dar coherencia a
los objetivos socioeconómicos.
Diversos estudios muestran que los departamentos de Montevideo, Canelones y San José
ocupan un puesto privilegiado en cuanto a desarrollo económico relativo a nivel nacional,
lo que constituye una ventaja comparativa del Área Metropolitana respecto al resto del
país. Los tres departamentos tienen además una posición de mayor competitividad, dis-
putada por Maldonado y en menor medida por Colonia, aunque estos departamentos se
potencian también a partir del Área Metropolitana.
Los indicadores del mercado laboral permiten observar que el Área Metropolitana dista
de ser homogénea en este aspecto, lo que se vincula al diferente desarrollo de cada una
de las actividades económicas, así como a aspectos socio-demográficos. En particular,
79
Los ocupados se distribuyen con mayor peso en el comercio (21%) y en la industria (15%),
lo que supera la participación en el promedio del país, seguidos por los servicios socia-
les y de salud, el servicio doméstico y porcentajes relativamente similares en las demás
ramas.
La ausencia del sector agropecuario en los datos del Área Metropolitana respecto a la
distribución del empleo entre las principales actividades económicas se relaciona con su
escaso peso en Montevideo (1% del total del Valor Agregado Bruto, VAB, generado en
el departamento), que es algo mayor en Canelones (8%) y muy significativo en San José
(37%). Esto explica que el sector tenga una participación reducida en el VAB del Área
Metropolitana (3%), considerablemente menor al del resto del país (28%).
cadas al este de Canelones –Atlántida, por ejemplo–, Toledo o Pando, con realidades
diversas en cuanto a la localización de la producción y las potencialidades respecto a
inversiones y tipos de actividad. Canelones, por ejemplo, reúne los principales cultivos
de vid en Juanicó, Sauce, Santa Rosa, Progreso, Canelón Chico y Canelón Grande, pero
incluye también localidades marcadamente diferentes como las de la Costa de Oro, que
junto a Montevideo son los principales destinos turísticos en el Área Metropolitana. Por
otro lado, y según el Censo Agropecuario 2000, en el rubro de la lechería comercial los
departamentos del Área Metropolitana concentran el 37% del total de establecimientos,
pero San José es el departamento lechero por excelencia.
El buen desarrollo de la Región Metropolitana es clave para el futuro del país. Este buen
desarrollo no vendrá solo: se necesita una “estrategia territorial” de largo plazo y una
gestión integrada. Como el poder está distribuido, la estrategia tiene que ser compartida
entre los poderes públicos, la sociedad civil y los actores económicos. En este sentido,
existen tres prioridades para los años que vienen:
Escalas de abordaje
El desafío metropolitano es “multiescalar”: esto significa que hay que trabajar a la vez en
distintas escalas, reconociendo a cada una su especificidad.
La escala mayor corresponde a la emergente “región urbana de la costa sur”: una reali-
dad en formación entre Colonia y Maldonado, que a su vez se conecta intensamente con
la metrópolis de Buenos Aires. Las interdependencias urbanas dentro de la costa sur irán
en aumento, y consecuentemente también aumentarán los conflictos y la necesidad de una
planificación y gestión coordinada (DINOT, 1996; Bervejillo y Lombardi, 1999).
La segunda escala decisiva es la que corresponde a la aglomeración metropolitana, los
espacios urbanizados, periurbanos y rurales en un arco de unos 35 km en torno a Mon-
tevideo. La aglomeración ya es hoy un espacio económico, social y ambiental altamente
integrado, pero institucionalmente y en materia de políticas territoriales sigue siendo un
espacio fragmentado. Es necesario definir lineamientos estratégicos metropolitanos, como
un marco para la gestión de los grandes sistemas (transporte, saneamiento, áreas verdes)
y para planes de escala menor.
La tercera escala es la que corresponde a los grandes subespacios metropolitanos, la que
podríamos llamar “escala intermedia”, entre la aglomeración y lo propiamente zonal o
local. Hay ya algún avance en su tratamiento (CostaPlan, Directrices Ruta 5, Plan Estraté-
gico Cuenca del Arroyo Carrasco, en elaboración). Ésta es la escala más apropiada para
promover una integración entre las políticas de desarrollo (económico, social y ambiental)
y el ordenamiento físico-espacial.
En resumen: la “región urbana de la costa sur”, la aglomeración metropolitana en su
conjunto y los grandes componentes o subespacios que la componen se plantean como las
82
Hay varias fortalezas de nuestra Región Metropolitana que alimentan cierto optimismo
en su planificación y gestión: la escala “manejable”, el contexto político favorable a la
cooperación, etcétera. Pero es necesario destacar las debilidades que ponen en riesgo el
desarrollo metropolitano.
La primera es la fragilidad demográfica: la metrópolis casi no crece en población, la
reproducción está mayormente a cargo de quienes viven en la pobreza y una proporción
importante de jóvenes formados sigue emigrando.
Éste es un problema grave, tanto que parece imposible imaginar estrategias metropolita-
nas de largo plazo que no estén acompañadas de políticas demográficas promotoras de
la reproducción, la retención y la atracción de población.
La segunda amenaza es la creciente segregación socio-espacial y los procesos de exclu-
sión asociados. En la escala de la aglomeración metropolitana lo que se advierte es un
refuerzo de la “macro segregación”, cuyos polos son las áreas costeras por un lado y las
periferias interiores por otro. En el medio queda la ciudad de composición social mixta
que poco a poco se va debilitando.
Para combatir esta tendencia existen al menos tres tipos de políticas que debieran ser
complementarias: por un lado el desarrollo urbano y social de las periferias mediante
un esfuerzo de inversión pública, por otro lado la retención del mix social en las áreas
centrales e intermedias, y finalmente la promoción de la diversidad económica y social en
todo el espacio metropolitano, favoreciendo la localización de inversiones y la migración
de sectores medios y medios-altos hacia los espacios no costeros.
Construir gobernanza
de la realidad metropolitana;
• más coordinación y cooperación: pasar de la coordinación “defensiva” a
la cooperación estratégica;
• arreglos fiscales y financiamiento: construir la Región Metropolitana como
espacio de solidaridad fiscal;
• visión y liderazgo: compartir una visión sobre el futuro metropolitano, y
contar con autoridades y líderes sociales capaces de promoverla;
• adoptar modos de planeamiento y gestión más proactivos e integrados,
asociando urbanismo con desarrollo económico, social y ambiental.
Pasar de una gestión metropolitana fragmentaria y residual a una “metrópolis con pro-
yecto” y con una gestión más integrada es posible, pero demandará el esfuerzo sostenido
de muchos actores y un liderazgo consistente durante los próximos diez años.17
Actores locales
“Yo me crié entre las vacas, y venir al centro era como...” A Judith le cuesta definir su
primer encuentro con la capital del país. Vivió prácticamente toda la vida en Ciudad del
Plata, en San José, y la falta de trabajo en su pueblo natal la empujó hacia Montevideo.
“Venía de plena campaña, y me costó un montón adaptarme. Ahora, más o menos ando
ahí. A los tumbos, pero ando”, dice con una sonrisa. Tiene 48 años y desde hace siete
trabaja como empleada textil en Manos del Uruguay, luego de hacerlo en otras empresas
textiles de la capital que ya cerraron.
En una hora de ómnibus está en Montevideo. Hace veinte años, en cambio, hacía cinco
kilómetros a caballo, tres kilómetros en moto y en el kilómetro 80 de la ruta 1 se tomaba
la Onda, que llegaba en dos horas y media.
Cono viaja todos los días en bicicleta desde su casa en Progreso, Canelones, hasta su
lugar de trabajo en Pocitos, Montevideo. El día en que lo entrevistamos, sin embargo,
bajaba de un vagón en la estación de AFE, con la bicicleta a cuestas, porque el cielo
estaba amenazante. “De casualidad vengo en tren”, se apresuró a aclarar, y agregó: “El
tren sirve. Es económico, traés la bicicleta, es cómodo”.
Cuando viaja en bicicleta demora una hora en llegar, apenas diez minutos menos que el
tren. Cono tiene 44 años y trabaja como empleado de mantenimiento en un edificio.
“Tiene sus cosas, porque demorás. Pero vivir afuera no lo cambio por nada. Es más tran-
quilo, tenés ciertas comodidades. Podés tener tu casa, tus perros, tus animales. A tus hijos
los criás de otra manera. En cambio, en Montevideo todo es muy encerrado”, opina.
Trabaja en la capital porque en Progreso “hay muy poca cosa”. Y considera que su pueblo
se parece más al resto del interior que a Montevideo. “Esto es una selva. Allá es mucho
más familiar. Acá lo veo muy frío. En cambio, en Progreso nos conocemos todos. Es otra
cosa”, afirma.
Lo urbano y lo rural
Darío Félix - 56 años - Comisionista
Darío –o “el Gato Félix”, como lo llaman en Libertad– une diariamente los departamentos
de San José y Montevideo. Es comisionista y su trabajo consiste en hacer trámites en las
oficinas estatales de la capital a pedido de empresas y estudios profesionales de Libertad
y San José. A veces aprovecha el viaje para hacer otro tipo de mandados y, además de
pagar créditos en los bancos, sacar marcas de ganado y levantar pasajes para empresas
mayoristas de turismo, cambia un par de championes para alguna amiga, por ejemplo.
Nació en la ciudad de San José pero hace once años que vive en Libertad. Sale a las
ocho de la mañana y vuelve a su casa sobre las once de la noche. El resto del tiempo lo
pasa en Montevideo.
Al comparar San José con la capital, hace distinciones. “El área urbana de San José tiene
muchas similitudes con Montevideo. La Paz y Las Piedras son Montevideo, pero Rincón de
la Bolsa, a pesar de ser una ciudad-dormitorio, tiene vida propia y no está integrada a la
capital”, afirma. Y describe el peculiar fenómeno migratorio en San José, donde el campo
atrae gente de la ciudad y la gente de la capital se traslada crecientemente a lugares
86
“Como un barrio”
Mary - 56 años - Pediatra
El vínculo de Mary con ese “interior próximo” (o “barrio de Montevideo”, como a menudo lo
llama) comenzó en épocas oscuras. Había nacido en la capital pero a los 28 años empezó
a ejercer la medicina en Toledo, un pueblo canario ubicado al noreste de Montevideo.
En ese momento sólo había allí “alguien que hacía de médico”, que había cursado hasta
tercer año de Facultad. “Esas cosas se daban mucho en el interior”, recuerda Mary.
Era el año 1976. En el pueblo al que llegó resonaban los cantos militares del Batallón
de Infantería Nº 14, que hablaban de muerte, y “caían del cielo los paracaidistas”. “Eso
nos generaba muchísima angustia. Así que salimos a buscar otro lugar para vivir y nos
fuimos a Suárez. Me comuniqué con CAMEPA (Cooperativa Médica de Pando) y empecé a
trabajar ahí. Era diferente: uno llegaba a Suárez y sentía que llegaba a la luz”, relata.
Aunque no todo era fácil. Las dificultades en el transporte y las comunicaciones transfor-
maban unos pocos kilómetros en distancias insalvables. “Teníamos pocas posibilidades
para educar a nuestros hijos y muchas de sus actividades se desarrollaban en Pando.
Allí había más opciones, pero no teníamos mucho acceso a ellas porque la locomoción
de Suárez a Pando era muy dificultosa y había que estar horas para tomar el ómnibus”,
cuenta. El esposo de Mary trabajaba en Montevideo y ella vivía en Suárez junto a sus dos
hijas. “Estábamos solas durante días y días, en tiempos en que hablar por teléfono no era
como ahora. Hoy cualquier niño tiene un celular; en aquella época teníamos que llamar a
la central telefónica para que nos comunicara y a veces podíamos demorar tres horas en
hablar con mi marido. Y estábamos a 28 kilómetros de Montevideo”, agrega.
Por todo eso, un día volvieron a la capital. Mary, que ahora tiene 56 años, combina su
trabajo como pediatra en el Hospital Pereira Rossell con el que desarrolla en Suárez y en
87
Pando y se siente “más de Pando que mucha gente que vive allí”. “En realidad, esto es
parte de Montevideo. Es como si fuera un barrio de Montevideo. Para mí no es como irme
al interior. Una de mis hijas trabaja en Montevideo y vive en Las Piedras; cuando voy a
visitarla paso por los accesos y, cuando quiero acordarme, ya llegué”, afirma.
Además, el desarrollo de las comunicaciones ha incrementado la influencia que la ca-
pital ejerce sobre estos pueblos, aunque se mantienen algunas diferencias: en materia
de atención médica hay un mayor vínculo con el paciente, porque se conoce su entorno
y generalmente se lo atiende en su domicilio. Y los montevideanos siguen siendo “más
apurados”. “Ellos se lo toman con más calma”, dice Mary.
La historia de Jorge es como la de tantos trabajadores que tuvieron que aprender a vivir
de lo que otros desechan. Trabajaba en la planta de Coca-Cola hasta que perdió el
empleo y se puso a hacer changas. Conseguía algo todos los días pero después eso “se
cortó, y me enganché con esto”, cuenta mientras señala un carro tirado por un caballo,
repleto de bolsas de nylon. Y ahora “es bravo” conseguir trabajo.
Hace nueve años que vive en Paso Carrasco, Canelones, y todos los días hace el mismo
viaje hacia la costa montevideana, en dirección a los barrios capitalinos de mayor poder
adquisitivo: Carrasco, Malvín y Pocitos. Lo acompaña su primo, porque Jorge no tiene
compañera ni hijos. Sale a las siete de la mañana y vuelve a las dos de la tarde, y lo que
recoge le da “más o menos para vivir”. Se traslada a la costa porque en Paso Carrasco
“no hay nada”, y además “anda mucha gente” haciendo lo mismo. En cambio, en los
barrios que recorre le “da todo la gente” y tiene conocidos que a veces le alcanzan pan
y bizcochos.
El arroyo Carrasco, que separa el lugar donde Jorge vive (“soy de Canelones”, aclara
enfáticamente) de La Cruz de Carrasco, en Montevideo, es un límite para ciertas cosas
pero no para otras. En materia de servicios de salud, por ejemplo, a menudo hay que
trasladarse a La Cruz. Pero los precios en los almacenes son iguales, y tampoco hay
diferencias en el trato de la gente. “En Montevideo algunas personas son malas y otras
son buenas, como en todos lados. Acá igual. Es lo mismo, es todo lo mismo”, opina.
88
“Un abismo”
Héctor Mateos - 66 años - Edil local titular de Colonia Nicolich
El mismo trato
Jorge González - 41 años - Chofer de COPSA
Jorge vive en Delta del Tigre, pasando la Barra de Santa Lucía. Trabaja desde hace
dos años como conductor cobrador de un ómnibus interdepartamental y en su continuo
trato con los pasajeros no percibe diferencias entre los habitantes de Montevideo y los
de Canelones. “Eso de repente era antes, cuando la gente vivía más afuera. En realidad,
estás sólo a 23 kilómetros. La gente, en vez de ir para afuera, viene para acá y viaja
diariamente a trabajar a Montevideo”, indica.
Afirma que el boleto del Área Metropolitana “facilitó las cosas, sobre todo a quienes
viven en el límite con Canelones”, y “ha hecho que la gente viaje más”. “Por ejemplo, en la
zona donde vivo, muchos cruzaban el puente del Santa Lucía en bicicleta. Y dejaban las
bicicletas ahí. Vos ibas y encontrabas las bicicletas atadas a los árboles, a las columnas...
porque a la gente no le daba la plata. Ahora con el boleto metropolitano es más fácil y
cada día estamos vendiendo más”, sostiene.
89
En materia de servicios, Jorge piensa que éstos aún están muy centralizados en Montevi-
deo. “Con el tiempo hay cosas que se van a ir corrigiendo, se irán a construir hospitales...
Se están haciendo muchos liceos, escuelas, y eso es bueno. Pero por ahora es así, en
Montevideo encontrás todo”, señala.
A Enrique le gustan los lugares poblados. Será porque se crió en Montevideo y ahora
que vive en El Pinar, desde hace cinco años, extraña los sitios donde “las casas están más
pegadas y tenés más contacto con la gente”.
Tiene 48 años y viaja todos los días a la capital para hacer changas como obrero de la
construcción. En las viviendas donde reside, todos los vecinos a excepción de tres trabajan
en Montevideo. “La diferencia más grande es que la gente de El Pinar viaja para dormir
y la de Montevideo ya está en la casa. En El Pinar, en vez de ver gente, ves perros. Son
ciudades-dormitorio”, señala.
A pesar de sentirse montevideano, Enrique no puede venirse a vivir a la capital porque
los recursos no le alcanzan. “Se precisa más plata. Afuera vivís de otra manera: no tenés
plata, caminás cinco cuadras y pedís una cebadura de yerba. O tenés cincuenta pesos y
hacés un guiso. En Montevideo no podés”, indica.
“No sé de dónde”
Pilar Teijeiro - 36 años - Periodista
“Cuando llegás acá no sos nada. Yo era una canaria. El tipo de ropa ya me vendía. En el
trabajo me decían ‘la canaria’, y así me siguen diciendo”, cuenta Pilar. Sin embargo, nació
y vivió casi toda su vida en la ciudad de San José y su acento podría confundirse con el
de cualquier montevideana, al igual que su vestimenta.
Tiene 36 años y trabaja como conductora en TV Ciudad, el canal municipal. Todavía re-
cuerda la primera vez que vino a Montevideo a estudiar Comunicación. “Extrañaba pila.
Es otra vida la de pueblo. En todos lados te conocen, el reconocimiento y la identidad son
importantes. Cuando llegué me relacionaba más con otras personas del interior. Compartís
muchos códigos, la manera de hablar es la misma. Recuerdo que me llamaba la atención
90
Espera el ómnibus en mitad de la estación de Río Branco y Galicia, con gesto resignado.
“Los ómnibus son todo un tema”, es lo primero que dice. Pasó otro día de trabajo y Daniela
vuelve a “su barrio”, como llama a San José de Carrasco.
La capital “es parte de tu vida”, dice no sin cierto cansancio. “Nunca pensé que iba a
tener que viajar todos los días y ahora paso más tiempo acá que allá”, expresa.
“Tu barrio es tu barrio, y una ciudad... Yo recién ahora me estoy adaptando a las calles.
Para mí esto era otro mundo. Me quedo allá toda la vida. Nunca me gustó venir para este
lado. Es más, siempre dije que iba a trabajar allá, pero… no queda otra”, afirma. Tiene
20 años y trabaja en el Ministerio de Transporte y Obras Públicas. No ve muchas oportu-
nidades laborales en su lugar natal. Por eso piensa incluso en mudarse a Montevideo.
“Me quiero mudar para acá. Aunque odie todo y me vaya de mi lugar. No te queda otra,
porque lo que ganás no te da para viajar todos los días, y después, el tiempo de viaje…
cansa. Cansa bastante”, confiesa.
Para Oribe la diferencia no está dada por la geografía sino por el tiempo. Tiene 61 años
y vive en Santa Lucía. Considera que la zona de Canelones, Montevideo y San José es
toda “medio parecida”: la distancia, para él, es entre un pasado mejor y un presente de
consumismo, estrés e indiferencia.
Hace veintiocho años que trabaja para una empresa de transporte interdepartamental.
Fue guarda durante veinticinco años y actualmente, como esa función casi ha desapare-
91
Yoana, como tantos estudiantes del interior, tuvo que dejar San José, su ciudad natal,
para trasladarse a estudiar a Montevideo. Eligió la carrera de Trabajo Social y vivió en
un hogar estudiantil durante seis años.
“Se siente pila. La vida cotidiana te cambia en todo. Además del paso del liceo a la
facultad, que ya es un cambio importante, dejás tu casa y te encontrás con una realidad
muy impactante, porque todo es distinto, hasta los horarios. Te sentís como si estuvieras
sola en medio del desierto... es bravo”, afirma.
Los hábitos y las rutinas de la capital son muy diferentes a los del interior. “Allá todo
el mundo, después de comer, se duerme una siesta. Es como un rito. Y acá la gente no
duerme siesta salvo que esté cansada. Y no hay mucho espacio para la reunión con la
familia. Todo el mundo hace mil cosas. Allá a las seis o siete de la tarde todo el mundo
está en su casa”, señala.
También es distinto el vínculo con la gente. “Acá cada uno está en su vida, en su mundo.
Cuando llegás no conocés a nadie y tenés que interactuar con mucha más gente. Además,
no hay un buen acceso a la información para las personas que vienen del interior. Uno a
92
Ediles departamentales
Los ediles departamentales han jugado, desde hace tiempo, un rol interesante en el pro-
ceso metropolitano, con la particularidad de que el cuerpo que conforman –el Plenario
de Ediles Departamentales del Área Metropolitana– está también integrado por los re-
presentantes del departamento de Florida.
A los efectos de lograr una instancia colectiva, el 24 de abril de 2007 se realizó, en
el Edificio Libertad, un taller con la participación de dieciséis ediles18 y la presencia de
miembros del equipo de trabajo del Libro Blanco y de Agenda Metropolitana.
Una vez presentados los asistentes y enunciados los objetivos del taller, se conformaron los
grupos de trabajo. Éstos abordaron un primer tramo destinado a analizar las fortalezas y
debilidades actuales del Área Metropolitana y otro orientado a la construcción de una
visión prospectiva o de futuro deseado. Los productos fueron volcados en el plenario
por los respectivos relatores, lo que generó una rica discusión. A continuación se trascribe
lo más importante de esas conclusiones.
1. La unión de los cuatro departamentos para el tratamiento de temas que muchas veces
son comunes.
2. La conciencia que está tomando la población. La riqueza turística: más de cien playas,
18 Participaron: por Canelones: Carlos Amaya, Cristina Castro, Juan López, Rosario Villarreal y Julio Dossier;
por San José: Carlos García, Hugo Poggio; por Florida: Socorro Franquini, Eduardo Morales, Raúl Amaro, Héber
Martínez, Beatriz Cuenca, Carlos Montaño y Luis Álvarez; por Montevideo: Graciela Garín y Álvaro Maynard.
93
3. Las posibilidades de unir las cuatro juntas departamentales (incluida la de Florida) para
el trabajo común en áreas como turismo (natural, religioso, costero, fluvial, rural), transpor-
te colectivo (población en general, población estudiantil), acercamiento o interrelación de
poblaciones limítrofes, capitales departamentales y gobiernos departamentales. Medio
ambiente: contralor de lagos y ríos por contaminación, por ejemplo, Paso Severino, río
Santa Lucía, protección de humedales.
10. Espacio geográfico, riqueza. Comunidad e instituciones. Franja etaria: alto porcentaje
de jóvenes.
11. La integración de realidades diferentes que al sumarse enriquecen las vivencias co-
lectivas.
94
1. Dificultad para romper el espíritu localista, sobre todo de las pequeñas poblaciones;
esto implica la pérdida de valiosas vivencias particulares y colectivas, así como enormes
dificultades para asumir trabajos y metas comunes. Dificultad para integrar organismos
departamentales con regiones de similares características.
6. Dudas con respecto a lugares históricos del Área Metropolitana, como Paso Severino,
Festival Tres Orillas. Ausencia de algunos ediles en las reuniones del Área Metropolitana.
Falta de apoyo a quien más trabaja, por ejemplo, los ediles.
Falta de consulta a las respectivas juntas. Distintos parámetros para considerar el trans-
porte metropolitano en los cuatro departamentos. Desacuerdo entre Canelones y San José
con respecto a la tala indiscriminada.
10. A nivel institucional: falta de coordinación entre los diferentes organismos que tratan
sobre la problemática del Área Metropolitana. Superposición de organismos que atien-
den los mismos temas. A nivel organizativo: se consideran tres departamentos dejando de
lado problemáticas similares en otros departamentos (ejemplo: Florida).
4. Integrar plenamente Florida al Área Metropolitana. Respetar el trabajo del edil por
parte de la Agenda Metropolitana. Emparejar a las empresas que hacen trabajo social.
das líneas sociales obtengan algún tipo de subsidio. Impulsar y lograr un buen ordena-
miento territorial.
9. Apoyar a los ediles de aquellos departamentos que lo demandan (por ejemplo: apoyo
económico para que realicen su trabajo, aportes al BPS). Generar trabajo en localidades
olvidadas (pueblos). Proteger peones y pequeños productores rurales. Mejorar caminos y
carreteras del área. Construir más viviendas en pequeñas localidades. Apoyar el turismo
rural.
10. Unificar ordenanzas en temas como tránsito, transporte y medio ambiente. Rescatar
el patrimonio histórico y cultural. Fomentar estudios universitarios. Generar políticas de
igualdad de oportunidades.
11. Controlar la posesión de la tierra y los cultivos, hacia el país productivo. Promover la
descentralización política, económica y administrativa. Establecer igualdad de condicio-
nes de transporte para Canelones, San José y Montevideo. Fortalecer las escuelas rurales.
Apoyar profesiones: educación física, inglés. Fumigar en conjunto el área del río Santa
Lucía.
97
Diputados
Para Washington Abdala, diputado del Foro Batllista por Montevideo, la Ley Orgá-
nica Municipal es “cuaternaria” y debería modificarse, ya que las normas deben ir
“en sintonía” con los procesos sociales. No obstante, considera que en los procesos de
desarrollo urbano la ley siempre va detrás de la voluntad de las comunidades.
A Abdala le gusta más hablar de “regiones” que de “descentralización”, aunque vaya “un
poco a contrapelo con la tendencia uruguaya”, como él mismo admite. “Tal vez pueden
conjugarse las dos tendencias. En Uruguay el discurso de la descentralización gana mu-
chísimo terreno. Pero me parece que también debería pensarse en términos de regiones”,
indica.
Para el diputado, en las regiones es fundamental la coordinación y complementariedad
en los servicios. “Hay áreas donde los servicios que se brindan tienen un alto grado de
desconexión, son muy asimétricos y no tienen los mismos costos. El ciudadano que vive allí
no puede comprender cómo una comuna y otra, que están prácticamente en la misma
región, tienen niveles de eficacia y efectividad tan distintos”, señala. Por otra parte, agre-
ga que la complementación en una región es fundamental y que no todas las comunas
tienen que hacer lo mismo, aunque apunta que “a los uruguayos nos cuesta mucho eso de
complementar y distribuir los roles”.
A su juicio, el transporte y la logística son dos áreas que deben ser necesariamente coor-
dinadas. “Ése es un capítulo de desarrollo del país descomunal, y el Área Metropolitana
es el área donde más movimiento se ve en torno a logística y transporte”, afirma.
A pesar de que define sin ambages a la Ley Orgánica Municipal vigente como un “mama-
rracho” y sostiene que “hay que actualizar el marco normativo”, Abdala enfatiza que las
leyes no pueden anteponerse a la realidad ni a la voluntad de las comunidades. “Tiene
que haber ganas, también. No es la ley la que va a cambiar esto; es la realidad social y
económica. La ley es un instrumento que puede aceitar, lubricar, pero no debe ser la que
dé la orden de construcción del Área Metropolitana”, considera.
Dado el desarrollo demográfico que ha tenido el sur del país, y en particular Montevideo,
en los límites de la capital los distintos departamentos adoptan características similares.
“Tal vez alguien que vive en Kiyú no se sienta parte del Área Metropolitana, por más que
lo sea, pero los casos de Rincón de la Bolsa, La Paz, Las Piedras, Barros Blancos y Costa
de Oro no plantean diferencias con el de Montevideo. Hay problemáticas comunes: los
asentamientos, las cuencas de los arroyos, la disposición de los residuos...”, señala Brenta.
Incluso apunta que el departamento de Florida podría incorporarse al Área Metropoli-
tana.
Para el diputado frenteamplista, el fenómeno del Área Metropolitana debe visualizarse
en el marco de tres procesos: la descentralización, que trasciende a la zona pero impacta
en ella; la reforma del Estado, que permitirá avanzar en materia de descentralización
política (por ejemplo, mediante la electividad de las juntas locales); y el desarrollo local,
que debe promoverse en el área. Considera necesario profundizar el fenómeno del Área
Metropolitana y cree que existe voluntad política para avanzar al respecto.
En ese sentido, sugiere la creación de organismos supradepartamentales que, sin carácter
resolutivo, se constituyan en ámbitos de coordinación de políticas. “La institucionalidad la
irá dando la vida, pero la Constitución habilita a desarrollar procesos de regionalización
y hay que pensar en eso respetando las autonomías departamentales. Esto parece lógico
en un área crecientemente homogénea”, estima Brenta.
No cree necesaria la elaboración de proyectos de ley específicos del Área Metropolitana;
piensa, en cambio, en la posibilidad de incorporar a las leyes algunos aspectos dirigidos
a la zona. Por ejemplo, introducir disposiciones especiales para el Área Metropolitana en
la reforma de la Ley Orgánica Municipal, actualmente a estudio del Parlamento (Brenta
opina que la ley vigente exige una “reformulación inmediata”, ya que fue redactada en
el año 1935 y no responde a la realidad actual).
“No me parece que esto pase por generar un nuevo marco normativo. Creo que hay que
pensar en cuestiones más flexibles desde el punto de vista institucional, que tengan con-
troles de los organismos legalmente constituidos y delegaciones claras, pero que actúen y
luego validen en los ámbitos correspondientes las decisiones adoptadas”, indica.
El diputado herrerista Luis Lacalle Pou, representante por Canelones, reconoció que
hay temas que “trascienden a cada departamento”, como el transporte público y la
recolección de residuos. No obstante, no se mostró partidario de las agendas. Consi-
deró que la solución a los problemas del Área Metropolitana pasa por la ejecutividad
y la eficacia.
A Lacalle Pou le parece correcto que, sin perjuicio de los partidos que estén en los go-
biernos municipales, se busquen puntos de contacto en temas que involucran a varios
departamentos, como el tratamiento de los residuos, el medio ambiente o el tránsito. Pero
opina que a veces “algunas cuestiones quedan más en agenda y en intenciones que en
realidades”.
Afirma que habría que mejorar el sistema de transporte urbano y el tema de la disposición
final de residuos. “En el primer caso, se ha actuado claramente en beneficio de Montevi-
deo y en detrimento de Canelones y San José. Las compañías de esos departamentos se
han perjudicado, si bien los usuarios de todos los departamentos se han beneficiado, lo
que es un punto a favor. En el segundo caso, se está hablando de que Canelones va a ser
el basurero de la zona metropolitana. Me parece que no se ha actuado con un criterio
de justicia, porque el que recibe la basura de los otros departamentos tiene que ser
beneficiado en otros sentidos y hasta el momento eso no se ha establecido así”, sostiene.
Con respecto a la agenda del Área Metropolitana, aclara que no es muy partidario de
las agendas. “Prefiero que se vaya resolviendo por temas. A veces las comisiones y las
agendas se dedican a hacer diagnósticos y no llegan a las soluciones. A mí me gustan los
gobernantes efectivos y eficaces, y creo que lo son los que abordan un tema y hasta que
no lo resuelven, no lo dejan”, señala.
Por otro lado, Lacalle Pou se muestra preocupado ante el avance del Área Metropolitana.
“Ojalá que no se extienda mucho más. El gran drama del Área Metropolitana es su
crecimiento. Porque además crece en marginalidad. Hay que ver cuánta gente que viene
a vivir al Área Metropolitana viene expulsada y termina en los asentamientos”, expresa.
Considera que no es necesario introducir modificaciones legislativas que acompasen la
nueva realidad, ya que es un tema que se vincula más a la voluntad y la ejecutividad. Y
por otra parte, porque las leyes orgánicas municipales “no pueden cambiar lo que dice la
Constitución en materia de competencias territoriales”.
Hacia la regionalización
Iván Posada22
Iván Posada, diputado por el Partido Independiente, considera que debería pensarse
en una regionalización del país, para definir políticas más globales. En ese marco, el
Área Metropolitana sería una región claramente definida, con características y pro-
blemáticas comunes.
“Hay ciertos temas, como la disposición final de residuos y la prestación de servicios, en los
que debe haber una integración entre departamentos. Por ejemplo, Ciudad de la Costa
en Canelones y Ciudad del Plata en San José están claramente vinculadas a Montevideo
en materia de saneamiento, que es un problema muy serio”, indicó Posada. Agregó que
el tema del transporte debería abordarse más desde la perspectiva de las intendencias
y no tanto desde una óptica centralista regida por el Ministerio de Transporte y Obras
Públicas.
El diputado del PI opina que la definición de una agenda metropolitana es muy positiva y
va aun más lejos: cree que las regiones deberían integrarse en la definición de políticas,
bajo la idea de que “el desarrollo debe ser mirado sin tener en cuenta los límites departa-
mentales”. “Las intendencias no deberían estarse disputando la radicación de inversiones,
por ejemplo”, señala.
Al mismo tiempo, considera que la regionalización debe combinarse con la descentra-
lización local, la creación de la perspectiva municipal y la figura de un “alcalde” que
gobierne en cada localidad.
En materia de leyes, sostiene que la perspectiva regional debe incorporarse a diversas
temáticas, por ejemplo al ordenamiento territorial. Y destaca la ya aprobada Ley de
Parques Industriales, que visualiza como un “estímulo para la radicación de inversiones con
sentido regional” y una “herramienta formidable” para el desarrollo.
102
03. Vértice territorial
Conformación estructural y dinámica del territorio metropolitano
Nota: Las imágenes del presente capítulo han sido
provistas por los autores. Se incluyen también
fotografías tomadas del Servicio de imágenes del
planeta Google Earth™
Una lectura estrictamente territorial del área que asume, empero, una interpretación
holística e integral del territorio: éste se considera aquí una dimensión compleja que
trasciende el soporte físico-espacial e involucra lo humano, lo social, lo económico. De
algún modo, el vértice territorial se adelanta a los otros y los incluye como atisbos.
El análisis del territorio nacional puede abordarse desde diversas escalas espaciales,
estructuras y sistemas territoriales. El territorio metropolitano constituye una porción sig-
nificativa de este espacio y comprende las denominadas Región Metropolitana y Área
Metropolitana: dos conceptos con determinaciones conceptuales y espaciales propias, que
a menudo se manejan indistintamente pese a que no denotan estrictamente lo mismo.
1 ITU-FARQ: Convenio MVOTMA; AAVV (1994) Montevideo Región Metropolitana; Convenio IMM-FARQ.
POT: Ligrone, Pablo (1996) Escenarios para la elaboración del Plan de Ordenamiento Territorial de Montevideo;
Bervejillo, Federico y Mario Lombardi (1999) Globalización, integración y expansión metropolitana en Montevi-
deo. Hacia una región urbana de la Costa Sur. Trabajo presentado al V Seminario Internacional de la RII, Toluca,
México.
106
económica con fuerte impacto sociocultural y clara expresión en el territorio. Esto ha sido
señalado por algunos autores: “El estilo de desarrollo predominante en América Latina
durante el último siglo motivó e impulsó una serie de procesos socioeconómicos con fuertes
derivaciones y repercusiones en la conformación de los territorios nacionales, destacando
en particular: la expansión de la frontera agropecuaria, el crecimiento urbano, la metro-
polización y la industrialización no planificada”2.
respecto a la clásica estructura espacial de las ciudades y su reemplazo por una dife-
rente, más difusa y polinuclear, acompañada por el surgimiento de nuevos “artefactos
urbanos” como centros comerciales, urbanizaciones de baja densidad y parques tecnoló-
gicos o logísticos, asociados a las vías de comunicación y en una secuencia que carece de
continuidad espacial. Surge así una ciudad extremadamente dividida y segregada, una
“ciudad de islas”4 . Montevideo y la Región Metropolitana presentan síntomas claros de
este tipo de procesos, que ya se encuentran en actividad.
4 Rojas, Eduardo (2005) “Las regiones metropolitanas en América Latina. Problemas de gobierno y desa-
rrollo”, en Gobernar las metrópolis. Banco Interamericano de Desarrollo, Washington DC.
5 Es posible citar diversas definiciones de Área Metropolitana así como diversos alcances territoriales
posibles. En cuanto al nombre, se opta por el de “Área Metropolitana” a secas, sin el apelativo “de Montevideo”,
para evitar el sesgo que éste impone sobre la misma al identificarla con el centro metropolitano principal.
6 Definición elaborada a partir de Magri, Altair.
108
Por otra parte, el Área Metropolitana es el territorio conformado por un sistema funcio-
nalmente integrado con una estructura predominante de tipo urbano y suburbano7 o pe-
riurbano8 . Refiere a un ámbito fuertemente determinado y hegemonizado por el sistema
de áreas urbanizadas, sean éstas conurbadas, contiguas o discontinuas –que definen una
estructura fuertemente interdependiente–, y subsidiariamente por áreas rurales, periur-
banas o intersticiales, que generan territorios de interfase9.
Como se aprecia, la determinación de los límites del Área Metropolitana se ampara en
criterios diversos. En el presente estudio, y en virtud de su valor instrumental, se recurre
también a la noción de Área Metropolitana Inmediata (AMI)10 y de Conurbano Metropo-
litano.
En todo caso, y más allá de las posibles delimitaciones físico-espaciales, es claro que la
condición metropolitana tiene su origen y fundamento conceptual en la diferenciación
entre la localización laboral y la habitación cotidiana. Refiere, entonces, a un amplio y
diverso conjunto de procesos, flujos y determinaciones territoriales.
Por este motivo, la condición metropolitana posee alcances diversos y admite tantas defi-
niciones espaciales como indicadores de concentración, densidad e intensidad de vínculos
y relaciones puedan teóricamente identificarse y ser cuantificados.
7 Se asume aquí el término “suburbano” en el uso que le asigna Magri, Altair: Proyecto de tesis doctoral, 2006.
8 Concepto empleado por Petit, Miguel (1995) Espacios Periurbanos. MVOTMA, DINOT, Montevideo.
9 Petit, Miguel: op. cit.
10 Esta noción es manejada, entre otros, por Carlos Musso. Véase Musso, Carlos (2005) Las ciudades del
Uruguay, Facultad de Arquitectura, UdelaR. Montevideo.
11 ITU-MVOTMA: “La Teoría de la movilidad”, en Región Metropolitana volumen 1, donde se cita a Gómez
Gavazzo, Carlos (1974) Movilidad locacional de la población. Edición provisoria del ITU, Montevideo, 1987.
110
Las formas de uso y ocupación del suelo han variado de modo sustantivo, y el territorio
metropolitano no ha permanecido ajeno a estos procesos: el tejido productivo ha reci-
bido el impacto de la localización de otros usos propios de su condición metropolitana.
Realidades “nuevas” tales como urbanizaciones residenciales privadas, urbanizaciones
precarias, instalaciones logísticas, centros de innovación tecnológica, zonas francas, ce-
menterios privados, nuevos trazados viales, emprendimientos turísticos e industriales, así
como iniciativas planteadas en diversos momentos por parte de actores públicos y priva-
dos han generado nuevas lecturas del territorio metropolitano y estimulado la búsqueda
de alternativas hacia nuevos equilibrios territoriales.
Algunos procesos vinculados a la producción agropecuaria, como la reconversión de la
vitivinicultura –que comienza a gestarse en los años 80–, el desarrollo de la forestación
y la incorporación de actividades productivas no tradicionales13 han dotado de nuevo
sentido económico al territorio rural productivo.
Por su parte, una “nueva ruralidad” caracteriza a las antiguas áreas productivas en re-
troceso: fenómenos emergentes como el de la “segunda primera vivienda” comienzan a
caracterizar las áreas rurales antiguamente productivas con nuevos usos. A esto debe
agregarse el surgimiento de un nuevo habitante que instala su residencia permanente en
las chacras y trabaja en el área urbana o el centro metropolitano, lo que no modifica la
estructura de la unidad productiva original aunque sí su uso. Gran parte de estas mo-
dificaciones se desarrolla fundamentalmente sobre el territorio no urbano, asignándole
nuevos atributos y significados.
Las áreas urbanas –centro metropolitano principal, Conurbano Metropolitano y centros
poblados subsidiarios– presentan, entretanto, comportamientos dinámicos. Procesos de
fragmentación y segregación socio-espacial, pérdida de jerarquía del centro metropoli-
tano, aparición y desarrollo de “nuevas centralidades” –no sólo en Montevideo–, migra-
Algunos proyectos y obras, como las infraestructuras del puerto de Montevideo, el anillo
vial perimetral, el nuevo mercado mayorista hortifrutícola de Montevideo y el polígono
Componentes territoriales del “Gran Montevideo”
Fuente: MVOTMA/DINOT (2004) Uruguay 2025. Economía, Socie- agroalimentario a él asociado, el nuevo Aeropuerto Internacional de Carrasco en Canelo-
dad, Territorio (CD) nes, el proyecto del “Parque de Actividades del Oeste” de la Intendencia de Montevideo
e iniciativas de coordinación metropolitana como las de transporte colectivo de pasajeros
y gestión de los residuos sólidos urbanos acompasan estas transformaciones y contribuyen
a la generación de una nueva estructura espacio-territorial y un nuevo imaginario colec-
tivo.
Por todo ello, se entiende relevante construir una nueva mirada sobre el territorio metro-
politano que incorpore ambas realidades –la urbana y la rural– como partes constituti-
vas del mismo, superando las lecturas en clave urbana predominantes hasta el presente.
Bajo esta nueva mirada ya no es posible explicar la estructura territorial metropolitana
exclusivamente por la metáfora de la “ameba” o de “la mano abierta” cuyos dedos se
prolongan a través de los principales corredores metropolitanos.
Así, el espacio intersticial entre los brazos de esta ameba adquiere un nuevo significado:
la linealidad de los corredores se altera y comienza a visualizarse el entramado de la
caminería rural que originalmente dio acceso a las unidades productivas y hoy conecta
los usos emergentes en el territorio metropolitano. Esta estructura se complementa con un
sistema de pequeños nodos (centralidades locales rurales, cruces de caminos, equipamien-
Áreas de actuación del CostaPlan
Fuente: sitio web IM Canelones (2007), www.canelones.gub.uy tos), génesis de una red que se materializa en la estructura vial local, concretando un mo-
delo territorial que funciona a escala local y complementa el esquema primario o radial.
Este modelo territorial pone en evidencia un sistema urbano integrado por distintas loca-
lidades y centros urbanos de diverso rango, que desarrollan vínculos y lazos mutuos en
algunos casos más estrechos que los que mantienen con el centro metropolitano.
Este sistema, que denominamos “Sistema Urbano Metropolitano” (SUM), presenta inter-
namente diversos niveles de consolidación, cobertura de servicios e infraestructura, y está
integrado por el centro urbano principal y un total de 114 localidades metropolitanas. Sus
facetas más dinámicas se registran actualmente en los seis “corredores metropolitanos” y
112
adherido al lomo por este lado /// adherido al lomo por este lado /// adherido al lomo por este lado /// adherido al lomo por este lado ///
<corte
AEREOPUERTO
INTERNACIONAL
115
Pág. anterior: Sistema Urbano Metropolitano En tal sentido, los valores de “ruralidad” y “periurbanidad” de la Región Metropolitana
Elaboración propia (2007) en base a SGM 2004 operan como activo potencial relacionado con la sustentabilidad global del sistema. Ello
Centro metropolitano principal sin desmedro de la generación de empleo industrial en el centro metropolitano y el siste-
Corredores metropolitanos y áreas conurbadas
Localidades aisladas del SUM ma de localidades, que podría recuperar parte del dinamismo que produjo las primeras
expansiones, con los casos de Pando y Las Piedras como ejemplos paradigmáticos. En este
sentido, los centros de innovación tecnológica e incubación de emprendimientos –tales
como el Parque Tecnológico Canario (en el antiguo frigorífico Comargen) en Las Piedras,
el Polo Tecnológico de la Facultad de Química en Pando, el Parque Tecnológico Industrial
del Cerro, Zonamérica y el Instituto Pasteur Montevideo, entre otros centros de promoción
pública, privada o mixta– refieren a ese modelo en términos contemporáneos, apuntando
a una economía diversificada e intensiva en conocimiento.
El Uruguay posee una red hidrográfica densa y muy ramificada que vierte al Río de la
Plata y al océano Atlántico. El territorio metropolitano ocupa parcialmente la cuenca del
río Santa Lucía y las cuencas del Río de la Plata oeste y este. Éstas forman parte de la
vertiente platense que junto con la atlántica conforman la vertiente austral limitada por la
La costa sur en el contexto regional
Cuchilla Grande del Este y del Oeste.
Fuente: Bervejillo, Federico y Mario Lombardi (1999) El curso del río Santa Lucía, de un total de 230 km de longitud, nace en el Cerro Pelado en
el departamento de Lavalleja. Su cuenca se desarrolla en los departamentos de Lavalleja,
Florida, Flores, Canelones, San José y Montevideo. Provee de agua potable al 60% de la
población del país, porcentaje en el que queda incluida la mayor parte de la población
urbana metropolitana. En torno a su desembocadura se desarrollan 20.000 hás de hume-
dales salinos conformados con aportes de la marea eólica, lo que determina un ecosistema
peculiar de valor ambiental relevante. En sus márgenes se desarrolla monte galería.
Los principales riesgos ambientales provienen de la urbanización e industrialización rápi-
da que presiona el humedal, la tala indiscriminada de monte nativo para leña, el uso de
116
Al oeste del territorio considerado, la cuenca del Río de la Plata se localiza sobre el
acuífero Raigón, reserva hídrica y recurso para el uso productivo. En este caso el riesgo
ambiental es también ocasionado por vertidos incontrolados de industrias y tambos y de
agrotóxicos sobre el acuífero, en particular sobre sus áreas de recarga. La contaminación
atmosférica ocasionada por la industria que se concentra en torno a la ruta 1 constituye
también otro factor de riesgo ambiental.
La cuenca este del Río de la Plata involucra en el territorio metropolitano a las de los arro-
yos Pantanoso, Miguelete, Carrasco, Pando y Solís Chico como principales cursos. Es una
zona de gran complejidad, ya que incluye a la ciudad de Montevideo y sus extensiones.
En particular, el incremento poblacional en las últimas décadas –sobre todo en Ciudad de
la Costa– ha ocasionado un importante aumento de la superficie de suelo impermeabili-
Topografía (curvas cada 10 metros) zado por la urbanización, con incremento del escurrimiento superficial de aguas, lo que
Elaboración propia sobre plano base SGM ha determinado la aceleración de procesos de erosión y contaminación. El uso agrícola
intensivo también ha provocado erosión en los suelos productivos que abastecen de ali-
mentos a la población metropolitana.
Las costas presentan sucesiones de puntas pedregosas entre las que se desarrollan playas
arenosas en forma de medialuna. Coexisten en este gran tramo zonas estables e impor-
tantes zonas inestables donde la línea de costa está actualmente en retroceso, lo que se
117
Las lluvias son abundantes aunque distribuidas irregularmente, lo que provoca sequías o
Cuencas e hidrografía inundaciones. En términos medios son moderadas, alcanzando en Montevideo los 1.000 mm
Elaboración propia sobre plano base ITU anuales con ligero predominio en el otoño y la primavera.
Río de la Plata oeste Las heladas alcanzan un promedio anual de 20 días en los alrededores de Canelones y
3- Cuenca de costa oeste de Montevideo
9- Cuenca del río Santa Lucía un promedio de 40 días en el interior del país. La condensación del vapor de agua en
12- Cuenca de costa oeste de San José
14- Cuenca del río San José
hielo que las produce ocasiona grandes daños a la agricultura, en particular cuando se
15- Cuenca del arroyo Sarandí Grande producen tardíamente en primavera o tempranamente en otoño. La menor frecuencia de
este fenómeno favorece la actividad agrícola en el territorio metropolitano.
Río de la Plata centro
1- Cuenca del arroyo Seco
2- Cuenca de costa este de Montevideo Los vientos más característicos del Uruguay provienen del norte y del sudoeste. El viento
4- Cuenca del arroyo Pantanoso
5- Cuenca de costa centro de Montevideo del norte se produce acompañado de aumento de nubosidad y humedad. El viento que
6- Cuenca del arroyo Miguelete proviene del sudoeste proviene generalmente del océano Pacífico a través de la Cor-
16- Cuenca del arroyo Canelón Chico
17- Cuenca del arroyo Canelón Grande dillera de los Andes. Es frío y seco. También son frecuentes las sudestadas provenientes
19- Cuenca del río Santa Lucía Chico del mar, que provocan gran incremento de humedad y pueden dar origen a abundantes
Río de la Plata este lluvias.
7- Cuenca del arroyo Carrasco
8- Cuenca de costa este de Canelones
10- Cuenca del arroyo Pando
11- Cuenca de costa este de Canelones
13- Cuenca del arroyo Solís Chico
18- Cuenca del arroyo del Tala Una lectura en clave de paisaje cultural
En ese sentido, es oportuna la lectura del territorio metropolitano en clave de paisaje cul-
tural, como territorio construido a lo largo del tiempo y desde muy tempranamente, dado
que comienza a estructurarse desde la fundación de Montevideo.
17 “A través del reconocimiento de los paisajes culturales nos hemos dado por primera vez la oportunidad
de reconocer lugares que pueden parecer ordinarios pero que en nuestra apreciación de los mismos pueden tor-
narse extraordinarios; y la posibilidad de algunos lugares de crear monumentos de la gente que vive y muere sin
ser recordada excepto inconscientemente y colectivamente, por el paisaje modificado por su trabajo. Un paisaje
cultural es el memorial del trabajador desconocido.” (Fowler, 2001)
18 UdelaR, Comisión Social Consultiva (2003) Promoción de políticas microrregionales y locales para un
turismo ambientalmente sustentable. Facultad de Arquitectura, Facultad de Ciencias Sociales, Facultad de Ciencias,
Licenciatura en Ciencias de la Comunicación, Facultad de Derecho; Dirección General de Relaciones y Cooperación:
Pequeñas localidades. Turismo y Patrimonio. Ambas coordinadas por la arquitecta Mabel Olivera. Instituto de Teoría
y Urbanismo, Facultad de Arquitectura, UdelaR.
19 Medina, Mercedes (2005) Construir el futuro revalorizando el pasado. El turismo cultural, una alternativa
de desarrollo en el territorio metropolitano de Montevideo. Tesis de Maestría de Ordenamiento Territorial y Desar-
rollo Urbano. Facultad de Arquitectura, UdelaR, Montevideo, junio 2005.
119
GRADO DE GRADO DE
IDENTIFICACIÓN SUPERFICIE DEPARTAMENTO ADMINISTRACIÓN CARACTERÍSTICAS PREDOMINANTES
ALTERACIÓN PROTECCIÓN
1. Barrancas del Este 6 km Canelones IMC y privada alto Barrancas continuas sobre la playa -
2. Bañado Guazubirá 15 hás aprox. Canelones privada medio Bañado con especies vegetales y avifauna nativa. Relictos de vegetación psamófila -
3. Arroyo Bagre 30 hás aprox. Canelones privada bajo Bosque fluvial nativo hasta la costa -
4. Arroyo La Tuna 20 hás aprox. Canelones privada bajo Bosque fluvial nativo hasta la costa -
5. Barrancas de San Luis 4 km sobre la costa Canelones privada bajo Bosque psamófilo -
Planicies de inundación del arroyo Pando sobre suelo arenoso. Vegetación herbá-
6. Bañado del Negro 600 hás Canelones IMC medio -
cea, aves acuáticas.
7. Bañados de Carrasco y Montevideo y Humedal muy modificado por desecación, canalización y forestación. Plantas acuá-
1100 hás privada, IMC POT*
arroyo Toledo Canelones ticas, variedad de anfibios y aves acuáticas
8. Laguna del Cisne 250 hás Canelones IMC y privada alto Laguna y humedales sobre el arroyo Tropa Vieja, avifauna autóctona -
Playa arenosa con roquedales, relictos de vegetación autóctona de zona árida y
9. Playa La Colorada 30 hás Montevideo IMM y privada alto -
salina (psamófilas)
IMM, prefectura Naval Alternancia de roquedales y playa, reserva forestal exótica con remanentes autócto-
10. Punta Espinillo 1000 hás Montevideo alto POT
y privada nos de flora y fauna, microfauna de puntas rocosas
11. Humedales del río Canelones, Monte- privada, 1000 hás son en Montevideo,
25000 hás variable Humedal salino y bosque nativo
Santa Lucía video y San José propiedad de la IMM POT
Ecosistemas relevantes
Fuente: Medina, Mercedes (2005) Construir el futuro revalorizando el
pasado; sobre datos de DINOT, DINAMA, IdD
Hortifrutícola-vitivinícola
unidad de paisaje uno - UP1
Incluye los primeros fraccionamientos que surgen en el proceso de ocupación del territorio
metropolitano. En ella se localizan los caminos de abrevadero que estructuran el área
rural hacia el oeste y norte de la ciudad de Montevideo. Sobre los más próximos a la
misma se ha apoyado el crecimiento urbano (Aparicio Saravia, Casavalle). Toda la zona
se caracteriza por unidades de uso menores a 5 hás20, sobre las que se apoyan cultivos
de huertas, frutales y viñedos que son asiento de una población rural fuertemente vin-
culada a la producción desde sus orígenes. Sobre una densa red de caminería local se
asientan diversos núcleos urbanos y fraccionamientos de distinta escala. Las características
topográficas y el uso agrícola conforman una zona de valores escénicos relevantes, que
adquieren su máxima expresión hacia el oeste. En esta zona se registra la mayor concen-
tración de localidades urbanas del territorio estudiado.
Corredores urbanos
unidad de paisaje dos - UP2
El corredor este está limitado por la costa del Río de la Plata, entre los arroyos Carrasco,
Pando y la ruta Interbalnearia. La forestación ha alterado los campos dunares en toda la
costa, sobre la que se extiende un fraccionamiento constante originado en el atractivo de
la zona como segunda residencia. Hoy alberga vivienda permanente de población que
depende en gran medida de Montevideo como mercado laboral.
Agrícola-industrial-lechera
unidad de paisaje tres - UP3
En esta zona se constatan dos lógicas superpuestas: una responde al corredor regional y
metropolitano de la ruta 1 y la otra atiende a las características del territorio productivo.
La primera se manifiesta en la localización de varios enclaves urbanos que hoy conforman
la recientemente denominada Ciudad del Plata, la ciudad de Libertad y los balnearios
que se localizan puntualmente sobre su costa, instalaciones industriales (fundamentalmen-
te agroquímicas), equipamientos de porte nacional como el establecimiento penitenciario
de Libertad y metropolitanos como el cementerio privado, y áreas de depósito de conte-
nedores e infraestructura logística.
Interfase
unidad de paisaje cuatro - UP4
Entre la costa y el corredor de la ruta 8 se desarrolla una franja en la que se localizan di-
versos usos.
En el primer tramo y hasta la ruta 11, la producción se encuentra en franco retroceso debido
al avance de las urbanizaciones cerradas y al asentamiento de pequeños núcleos poblados.
123
Ganadería-lechería
unidad de paisaje cinco - UP5
Integrada por los departamentos de Colonia, San José y por el noroeste del departamen-
to de Canelones y el suroeste del de Florida, la cuenca lechera determina el paisaje de
la porción oeste y noroeste del territorio metropolitano.
Al sur del río San José, y hasta unos 15 km al oeste de la ciudad de San José de Mayo,
la lechería coexiste con la hortifruticultura y gana en intensidad en dirección al oeste. En
el entorno de la ruta 11, próxima a los centros poblados de Ituzaingó, Rodríguez, 25 de
Agosto y Pueblo Nuevo, se localizan viñedos y huertas. Al noroeste del departamento de
Canelones, entre la ruta 5 y Los Cerrillos, la hortifruticultura original está en proceso de
reconversión hacia la lechería, localizándose además establecimientos destinados a la
cría de aves.
A medida que la lechería se vuelve la actividad dominante, los matices en el paisaje
surgen de las áreas sembradas de forrajes, las praderas artificiales y la forestación de
abrigo para el ganado.
Reconversión
unidad de paisaje seis - UP6
Nuevos horizontes
unidad de paisaje siete - UP7
Ganadería extensiva
unidad de paisaje ocho - UP8
Al noreste del río Santa Lucía, y en el marco de la Cuchilla Grande Inferior, la estructura
predial cambia dando paso a establecimientos de mayor superficie. A medida que se
avanza hacia el norte el uso predominante que se registra es la ganadería extensiva,
principalmente bovina, que se desarrolla sobre praderas naturales de la penillanura cris-
talina. El interés de esta zona está dado por los matices que le confiere la topografía, en
el marco de un paisaje con baja intensidad de uso del suelo.
Costa metropolitana
unidad de paisaje nueve - UP9
Sobre un territorio con pendientes variables, donde las alturas escasamente superan los 50 metros y alcanzan los 100
metros en las estribaciones de la Cuchilla Pereira, viven aproximadamente 60.000 personas .
La explotación rural reúne a la tercera parte de esta población y está estrechamente vinculada a la identidad de los
productores que, generación tras generación, han vivido en sus establecimientos. >>
Melilla Lupa 1
La zona de Melilla produce una alta proporción de la asiento a la destacada riqueza de la fauna.
producción de frutas a escala metropolitana y nacio-
nal. Se localizan en ella, además, varias construcciones
adherido al lomo por este lado /// adherido al lomo por este lado /// adherido al lomo por este lado /// adherido al lomo por este lado ///
destinadas en su origen a la producción, el comercio
El departamento de Montevideo, en su área rural, al- o el alojamiento estival de los montevideanos de fines
berga por sí solo el 27,1% de la producción de frutales del siglo XIX y principios del siglo XX, como la quinta
de hoja caduca de todo el país. Esta producción se Taranco, la estancia La Redención, la casa-quinta Pes-
concentra en la zona de Melilla, donde el 38,6% de quera, el almacén Cavallieri, las bodegas y viñedos
los predios productivos –que representan unas 1800 Santa Rosa –establecidas en 1898– y la bodega Bouza,
hás– están destinados a frutales, mientras que sólo el cuyas instalaciones datan de 1942.
3,5% se dedica a la producción de vid.
padrones
textura
ubicación de unidades de paisaje accesibilidad
<corte
<corte
Up8
Up6
Up5
Up7
2 Up3
2 Up1
adherido al lomo por este lado /// adherido al lomo por este lado /// adherido al lomo por este lado /// adherido al lomo por este lado ///
Up2
1 Up3
1 Up1 Up4
A partir de la identificación de las nueve 2
El 60% de los predios no supera las 10 hás y el 93% es menor a 50 hás. La horticultura, la fruticultura y la vitivinicultura
son las actividades predominantes de esta zona.
Juanicó Lupa 2
La localidad de Juanicó tuvo su origen como est- se caracteriza por la presencia de frutales y viñe-
ación ferroviaria. dos: 122 explotaciones, de las 245 registradas por
el Sistema de Información del Censo Agropecuario
Los suelos arcillosos-calcáreos de la región, la (2000) del MGAP en las áreas de enumeración cor-
topografía –que permite un buen drenaje superfi- respondientes a esta zona producen vid.
cial– y un clima templado con estaciones bien mar-
cadas hacen de este territorio un espacio apto para El establecimiento Juanicó cultiva hoy 240 hás de
el cultivo de la vid: en 1830 Don Francisco Juanicó viñedos propios y recibe además la producción cor-
comienza la elaboración de vinos y construye una respondiente a 150 hás de viñedos de productores
cava subterránea en su establecimiento, en una que trabajan en exclusividad para esta bodega.
zona tradicionalmente ganadera.
La interfase urbano-rural, definida por la franja de Se detectaron así tres situaciones de borde:
contacto entre el suelo urbano y su crecimiento,
presenta diferentes características en el territorio •Transición neta
metropolitano. El espacio o tejido urbanizado –independientemente
A partir de 2001, el Instituto de Teoría de la Arqui- de su grado de consolidación– limita a través de una
tectura y Urbanismo de la Facultad de Arquitectura calle con el suelo en producción o natural.
de la UdelaR encaró su estudio. Para ello se tomó
en cuenta la dinámica demográfica de Montevideo • Transición abrupta
y el territorio metropolitano, la definición y carac- Esta situación se asocia a la existencia de canteras
terización del borde urbano en tres corredores me- activas o en abandono, así como también a acci-
tropolitanos y un abordaje actual y ex post de la dentes hidrotopográficos que frenan la expansión
urbanización en el territorio metropolitano, con el de usos y/o del tejido urbano.
objetivo de “explicar el proceso de metropolización
vigente y establecer referentes sobre la formación • Transición gradual
urbana que faciliten la toma de decisiones sobre La articulación espacio-funcional de los ámbitos
políticas sociales y sectoriales de modo de abarcar urbanos y rurales se presenta en una transición ex-
la emergente problemática que impone la urbaniza- tendida en el tiempo mediante espacios intercalados
ción precaria y la población residente.”1 de uno y otro hasta la posterior prevalencia, por lo
N
corredor ruta 5
ambientales
funcionales dominiales de ocupación
condiciones territoriales paisaje
Uso residencial, mayor presen- Suelo afectado para espacios pú- Crecimiento a partir de cascos Fuerte alteración de las con- El paisaje está determina-
cia de equipamientos y ser- blicos, proyectos de áreas verdes o históricos (Las Piedras, La Paz) y diciones naturales del terri- do por la configuración del
vicios, mayor presencia de la servidumbres y suelo vacante donde loteamientos que generan perife- torio por las canteras. terreno y los distintos usos
actividad extractiva. se han establecido asentamientos rias. Existencia de centralidades Existencia de red de sanea- (tejido urbano, producción
Producción agrícola intensiva irregulares. Implantación de progra- definidas. miento de cobertura parcial agrícola, canteras), sin pro-
norte
en retroceso moderado. mas habitacionales públicos. El tejido crece por corrimiento so- y planta de tratamiento. gramación de un ordena-
Predominio de transición gradual bre el periurbano de las áreas ur- miento territorial que con-
entre el periurbano y el tejido con banizadas y presenta un alto grado sidere los impactos sobre
situaciones de transición abrupta en de ocupación y continuidad en su el mismo.
contacto con las canteras. extensión.
Uso residencial, industrial y ex- Suelo afectado por servidumbres y Expansión a partir de fracciona- Áreas importantes con dre- De similares características
tractivo (areneras). Producción suelo vacante donde se han estable- mientos aislados, con ocupación naje superficial impedido. que en la ruta 5, es el resul-
agrícola intensiva en retroceso. cido asentamientos irregulares. progresiva, instalación de grandes Alteración de las condicio- tado de la configuración del
Predominio de transición neta entre equipamientos e industrias. Locali- nes naturales por las are- terreno y los distintos usos,
el periurbano y el tejido. zación de una centralidad incipien- neras. con una geografía más mo-
oeste
te sobre la avenida Batlle Berres. Inexistencia de red de sa- nótona y una alternancia de
El tejido crece por eclosión de ur- neamiento. tejidos y vacíos urbanos
banizaciones en torno a la ruta 1, Presencia de industria con- producidos por la disconti-
presentando bajo grado de ocu- taminante. nuidad del tejido.
pación y discontinuidades impor-
tantes.
aspectos
ambientales
funcionales dominiales de ocupación
condiciones territoriales paisaje
Uso residencial, incorporación Suelo afectado para espacios públi- Expansión a partir de fracciona- Existencia de masas La forestación artificial,
de grandes equipamientos en cos, proyectos de áreas verdes o mientos sucesivos, con cambio forestales plantadas. en principio destinada a la
los bordes. servidumbres y suelo vacante donde de uso de segunda residencia a Inexistencia de red de sa- consolidación de dunas,
Áreas estables de producción se han establecido asentamientos habitación permanente. Centrali- neamiento (proyecto anun- conformó un ambiente car-
agrícola. irregulares. dad en progreso sobre la avenida ciado por OSE e IMC). acterístico que se constituyó
este
Áreas de dunas en retroceso por Implantación de programas habita- Giannattasio. en un valor paisajístico del
el avance de la urbanización y la cionales públicos y privados. El tejido crece por franjas parale- área.
forestación. Predominio de transición neta entre las a la costa, presentando con- Posibilidad de incorpo-
el periurbano y el tejido. tinuidad y mediano y alto grado de ración de las areneras como
ocupación. valor paisajístico y de uso
recreativo.
Si bien el destino original de la En todos los casos se constatan La expansión y el grado de ocu- Los tres corredores presentan problemas ambientales por la
vivienda es diferente en los tres ausencias de dominio que favorecen pación de los tejidos son difer- carencia de saneamiento.
corredores, éstos confluyen ac- la localización de asentamientos ir- entes, con mayor fragmentación en En el corredor este se registra una intervención intencionada
tualmente como oferta de vivi- regulares. torno a la ruta 1. que genera calidad paisajística.
síntesis
En esta franja territorial, comprendida entre la ruta 1 y la costa del Río de la Plata, coexisten diversos usos. Explotaciones
rurales de diverso tipo, desarrollos balnearios como Kiyú-Ordeig sobre áreas de valor ecológico relevante como >>
las Barrancas de Mauricio y San Gregorio, actividad extractiva, instalaciones industriales y desarrollos urbanos sobre
las áreas de vulnerabilidad del Acuífero Raigón, la desembocadura del río Santa Lucía y Playa Penino, generan conflic-
tos ambientales.
Sobre la costa se desarrolla una sucesión de balnearios. Entre ellos aún existe alguna cuña verde hasta el mar, gene-
ralmente junto a los principales cursos de agua que desembocan en este tramo: el arroyo Pando, el Solís Chico y, más
adelante, el Solís Grande.>>
En una estructura predial similar a la de la UP1 –el al territorio originalmente productivo y se constituye
70% de los predios no supera las 9 hás– y carac- un mosaico complejo en las proximidades del cen-
terizada por el uso productivo intensivo, se han ido tro metropolitano.
estableciendo dos modalidades de ocupación ca-
racterísticas de las áreas metropolitanas: una serie
de urbanizaciones denominadas “villas”, donde se
instalan familias con niveles socioeconómicos ba-
jos, y una serie de urbanizaciones privadas cerra-
das, dirigidas a los sectores económicos de mayor
poder adquisitivo.
Las rutas 34, 87 y fundamentalmente la ruta 11, permiten la conexión norte-sur, al tiempo que caracterizan esta franja en diferentes tramos de los cuales Atlántida constituye una
centralidad.
En esta zona el mosaico está dado fundamental- En la primera década del siglo XX se crea Atlánti-
mente por la variedad de situaciones del suelo ru- da, el balneario más importante. En esta zona se
ral. Áreas de forestación generalmente próximas a localizan algunas piezas arquitectónicas que con-
la costa, áreas destinadas a albergar urbanización forman hitos en el paisaje, como “El Águila” sobre
y áreas destinadas a viñedos, huertas y praderas los barrancos del Balneario Argentino y la Iglesia de
artificiales no logran sumar las hectáreas ocupadas Cristo Obrero, obra del ingeniero Eladio Dieste, en
por campos naturales. Estación Atlántida.
Ganadería-lechería Lupa 1
En esta zona el 81% de la superficie en explotación la estructuración del territorio metropolitano. Los
está parcelada en predios de más de 100 hás y pasos en el río permitieron las primeras conex-
el 77% se destina a praderas, cultivos forrajeros, iones con el oeste del territorio, el cruce de la
montes de abrigo y campo natural con y sin ruta del Éxodo del Pueblo Oriental y una serie de
mejora. historias registradas en las crónicas de viajeros o
vecinos del lugar.
El productor y su familia se radican en el establec-
imiento (más del 80% de los productores vive en La línea del ferrocarril hacia el norte dio origen a
el lugar de producción), situación que predomina 25 de Agosto en 1867 y en 1875 a Ituzaingó, que
en todo el territorio metropolitano asociado a los fuera centro administrativo de la región hasta fines
usos más intensivos. del siglo XIX. Santa Lucía, centro de veraneo en el
siglo XIX –aún conserva varias casas-quintas des-
La triple frontera entre los departamentos de tinadas a ese fin–, albergó una variada producción
Canelones, San José y Florida constituye uno de industrial en los años 50 y 60.
los ejemplos de convergencia entre patrimonio
natural y cultural. El monte ribereño y los arenales
sobre el río Santa Lucía han sido el marco escé-
nico de varios episodios de la historia nacional y
Reconversión Lupa 1
Hacia el noreste del río Santa Lucía la lechería deja Esto conforma un paisaje totalmente diferente al
paso a la ganadería extensiva. Más del 50% de los de las unidades descritas, ya que la constante es
predios de esta zona supera las 50 hás y la mitad de aquí la existencia de vastas extensiones de campo
éstos es mayor a 200 hás. Se detectan, en porcen- natural.
tajes cercanos al 10%, predios de más de 500 hás,
prácticamente inexistentes en las otras unidades
estudiadas.
Costa metropolitana
Desde el arroyo Cufré hasta Punta del Tigre el te- la desembocadura del río Santa Lucía es el primer
rritorio y el río registran una sucesión de arcos de punto notable de este tramo costero. Los enclaves
playa con franjas de arenas, médanos y barrancas de La Colorada y Pajas Blancas, asiento de pes-
entre las que se destacan las de Mauricio y San cadores artesanales desde hace más de 30 años,
Gregorio. constituyen otros puntos notables de la zona, que
tiene su respaldo en el territorio productivo.
El acceso es puntual, a través de una caminería que
se desarrolla en peine desde la ruta 1 hacia pun- El acceso se da a través de caminería dispuesta per-
tos costeros entre los que se destacan Bocas del pendicularmente a la costa –en peine–, como en el
Cufré, Kiyú, Ordeig y Punta del Tigre. El resto de tramo anterior.
la costa se respalda en establecimientos privados
dedicados mayoritariamente a la producción, por lo El enclave de la ciudad de Montevideo es un pun-
que su acceso es restringido. to de inflexión en la caracterización de la costa. La
bahía, con su posición baricéntrica y sus valores
Desde Punta del Tigre a Punta Mansa (barrio Ca- geopolíticos, constituye una puerta de entrada al
rrasco de la ciudad de Montevideo) la costa se de- territorio nacional. El Cerro de Montevideo, la refi-
sarrolla en una sucesión de puntas rocosas, arcos nería de ANCAP y la Torre de las Comunicaciones
arenosos y sectores irregulares. Desde el oeste, constituyen su marco escénico.
Montevideo urbano se vuelca a la costa a través de con relevantes valores ecológicos. La ciudad de At-
la rambla continua que nace en el Cerro, atraviesa lántida constituye un elemento importante en este
toda la ciudad y continúa hacia el corredor urbano tramo costero. Es, desde comienzos de siglo XX,
del este. Conforma el frente urbano hacia el río en asiento de personas en busca de sol y playa, y hoy,
cada barrio y es un punto de referencia para toda centro recreativo y turístico de intensa actividad en
la ciudad. temporada1.
Este SUM está compuesto, a su vez, por dos subsistemas urbano-territoriales interrelacio-
nados: un conglomerado urbano en forma de ameba, que se despliega principalmente
sobre las rutas de acceso/salida a Montevideo y que integra al centro metropolitano
principal (Conurbano Metropolitano); un conjunto diverso de centros urbanos aislados,
vinculados entre sí y con sus entornos rurales mediante lazos de intensidad igual o mayor
a la de los que mantienen con Montevideo (localidades de la Región Metropolitana).
La intensidad de los enlaces actuales de producción y consumo entre los diferentes núcleos
componentes del SUM se expresa, entre otros indicadores, por los valores del Tránsito
Promedio Diario Anual de pasajeros y cargas (TPDA, 2004).
Conurbano Metropolitano
Región Metropolitana
0% Esta dinámica migratoria intra e interurbana que sustenta, articula y explica el proceso
1 2 3 4 5 6 7 8 9 metropolitano de Montevideo deviene en la cada vez más evidente segregación territorial
de la población, que se traslada y reubica en cuatro situaciones principales:
Distribución de población en el Conurbano Metropolitano
Elaboración propia (2007) sobre plano INE Por un lado, los migrantes de recursos altos y medio-altos, se afincan en urbanizaciones
con predios espaciosos y conectados a servicios completos in-situ, al tiempo que procuran
1985 1996 2004 la implantación de redes de infraestructura convencional. Esta situación lidera de hecho
1. Montevideo urbano 2. conurbación LP/LP/P 3. Ciudad de la Costa otros procesos asociados o relativamente interdependientes de reubicación poblacional
4. conurbación Pando+Las Villas 5. Costa de Oro 6. conurbación
Toledo 7. Ciudad del Plata 8. conurbación Aeropuerto 9. Costa de en las proximidades de la costa este y/o en áreas rurales (chacras), con buena conexión a
Oro-este rutas o ejes viales a los que se accede preferentemente mediante vehículos individuales.
147
Por otro lado, están las localizaciones periféricas de los programas de vivienda pública,
emplazados a fin de ofrecer alternativas habitacionales en las que predomina el criterio
del mayor número de unidades en predios de bajo costo relativo. Se ha detectado que
esto propicia la generación y localización de nuevos asentamientos irregulares en las
proximidades.
En tercer lugar, los fraccionamientos o loteos formales, aprobados por las juntas depar-
tamentales sin contar con los servicios básicos (por una mala aplicación de la Ley de
Centros Poblados de 1946), amplían en exceso la oferta y, por ende, la tardía ocupación
del suelo. Por su original condición suburbana y el consecuente tamaño de los lotes, estas
urbanizaciones aún hoy arrojan densidades promedialmente bajas o muy bajas que im-
plicarán costos muy altos de la infraestructura a proveer ex post.
Paralelamente, se intensifican las ocupaciones y los fraccionamientos informales en ámbi-
tos de interfase rural-urbana, en sitios donde las prácticas informales de producción de
suelo urbano y la compraventa clandestina de terrenos en suelos en régimen rural susten-
tan el asentamiento de sectores de bajos ingresos en lugares que carecen de los servicios
básicos.
adherido al lomo por este lado /// adherido al lomo por este lado /// adherido al lomo por este lado /// adherido al lomo por este lado ///
En las últimas décadas, el incremento del desempleo y del empleo precario, junto a la
disminución del poder adquisitivo de las familias, han estimulado el desplazamiento de
población de bajos recursos hacia lugares con menores costos de residencia. Estos ámbitos
se caracterizan generalmente por su precariedad, se trate de barrios y loteos formales
o de asentamientos. Asimismo, el incremento de la densidad habitacional en fracciona-
mientos originalmente balnearios y en las villas, los que desde su fundación y hasta el
presente cuentan con servicios incompletos, ha generado impactos en el ambiente urbano
y una creciente insustentabilidad territorial y ambiental. Tales situaciones constituyen cla-
ros indicadores del crecimiento diferencial entre los fenómenos de pobreza en la ciudad y
pobreza de la ciudad. Se estima que esta última situación es la de aproximadamente un
25% de la población, que ocupa cerca de un tercio del suelo urbanizado del Conurbano
Metropolitano.
En relación con la precariedad urbana, el Sistema Urbano Metropolitano incluye tres tipos
de situaciones:
<corte
<corte
0-4
4-8
8-15
16-30
30-64
>64
asentamientos
151 152
adherido al lomo por este lado /// adherido al lomo por este lado /// adherido al lomo por este lado /// adherido al lomo por este lado ///
• Uno, con una secuencia de integración de componentes en esquemas para
sectores de ingresos medios y medio-altos, así como en conjuntos habitacionales de
promoción pública. Parte de la planificación del predio para el desarrollo de la infra-
estructura y la construcción posterior de viviendas tipológicas o personalizadas que
finalmente se adjudicarán a quienes han de habitarlas.
• Otro, donde los constituyentes de los asentamientos populares inician la ocu-
pación del suelo mediante la implantación del alojamiento, para luego obtener la co-
nexión a servicios y redes de infraestructura a través de entidades públicas, en paralelo
al reclamo por la regularización de la tenencia.
• Dos opciones alternativas experimentadas por el Estado: los conjuntos de
Núcleos Básicos Evolutivos y MEVIR, y las intervenciones en el hábitat precario a tra-
vés de programas como el PIAI. Constituyen respuestas basadas en roles y relaciones
usuarios/Estado/empresas, que procuran responder o adelantarse a procesos pero que
han sido superadas por el dinamismo y la adaptabilidad del subsistema informal.
<corte
<corte
0-8
8-12
12-20
20-50
50-80
80-120
>120
153
Cuadro analítico-conclusivo En un marco de tasas anuales muy bajas (1985-1996 y 1996-2004), la incidencia de Montevideo urbano en el po-
blamiento del Conurbano decae del 83.82% al 77.16%, mientras que en las 75 localidades del Conurbano aumenta
del 16.18 al 22.85%.
La población rural en el Conurbano se estima en unos 51.200 y asciende a unos 63.500 en la Región Metropolitana,
por lo que alcanza el 52,2% y 56,3%, respectivamente, de la población total del país en 2004.
En el lapso 1996-2004 los usos del suelo y el acondicionamiento correspondiente al Sistema Urbano Metropolitano
refieren a diferentes modalidades de gestión para acceso al suelo, la implantación/conexión a servicios, el abasto
de materiales y la organización de mano de obra.
Sin embargo, cabe destacar el afianzamiento y dinamismo de los mecanismos informales de ‘hacer ciudad’, donde
la respuesta del mercado y del Estado no estuvo al alcance de las capacidades de ingresos al tiempo que dismi-
nuyeron las opciones de alquiler. Un porcentaje importante de pobladores se relocaliza en variantes de hábitat
precario (asentamientos, cantegriles o invasión de espacio público), y otra parte procura opciones de alojamiento
en fondos de predios y/o en la sobreoferta de loteos con o sin servicios incompletos.
Expansión
La expansión urbana de las 75 localidades en tramos externos de los 6 corredores metropolitanos casi cuatriplica
en hectáreas a las de Montevideo urbano, y con una densidad de viviendas/hectárea promedio de un tercio.
Montevideo pierde, en el lapso 1996-2004, algo más de 18.000 habitantes, mientras incrementa sus viviendas
a más de 44.400 unidades. Si bien lo considerado por INE como vivienda es genérico (*), en los extremos so-
cioeconómicos se distribuye por un lado la obra suntuosa y por otro lado, las variantes de alojamiento para bajos
ingresos. Al tiempo que el parque habitacional de viviendas de temporada en todo el país casi se duplica en el lapso
intercensal y las viviendas desocupadas suman casi 100.000.
(*) Toda habitación o conjunto de habitaciones [...] construidas o transformadas, destinadas a ser habitadas por personas y que en la fecha
censal no se utilizan totalmente para otros fines. El censo considera también como vivienda a cualquier albergue, fijo o móvil, en el que haya
pernoctado una persona durante la noche anterior al día del censo.
Densificación Se registra una densificación generalizada en la mayoría de las localidades del Conurbano por fuera de Montevideo
urbano. Sin embargo las densidades promedio no alcanzan al tercio de las de Montevideo (27.68 pobladores y 10.85
viviendas por hectárea), al tiempo que en villas y fraccionamientos costeros resultan densidades de ocupación del
suelo aún más bajas.
El despoblamiento de barrios consolidados en Montevideo, así como de las áreas centrales de La Paz, Las Piedras,
Pando y J. Suárez, se corresponde a la persistente densificación de sus periferias.
En Ciudad de la Costa y Costa de Oro se verifica la tendencia del agregado de unidades en fondos de predios, así
como el emplazamiento de conjuntos habitacionales privados con media/alta densidad que difieren netamente del
entorno con unidades exentas.
Sustento territorial Es constatable un alto grado de precariedad del sustento urbano del suelo con ocupaciones habitacionales y/o
grandes equipamientos, en términos de la limitada cobertura del acondicionamiento en saneamiento, pavimento
vial e Iluminación pública y en menor medida de la recolección/tratamiento de residuos. Asimismo, el servicio de
barométricas para descarga de sistemas in situ no es por lo general asumido por la mayoría de sus usuarios.
El dinamismo de expansión periurbana (1310 hás en 8 años), sumado a la baja densidad de ocupación del suelo
(casi un 40% con densidad de 4 a 16 viv/há), impone un desafío tanto en términos de inversiones involucradas en
la tarea de acondicionamiento convencional con obras ex post y por ende, más costosas, como en la consiguiente
ordenación urbano-territorial.
En esta perspectiva cabe considerar por un lado, la adopción (en normativa, educación y tecnologías) de sistemas
alternativos con instalaciones de servicios de desarrollo progresivo y, por otro lado, la zonificación y apoyo a cul-
tivos/agroproducción en periferias, así como la inminente reutilización tanto de servicios instalados como de las
unidades vacías en barrios consolidados.
155
Introducción
El conjunto de áreas rurales del territorio metropolitano constituye menos del 2% del
total de la superficie bajo producción agropecuaria en el país; sin embargo, es asiento
de alrededor del 18% de los productores y en su ámbito se genera aproximadamente
el 18% del empleo agrícola nacional.
Ello revela una importante actividad productiva: en ellas se ubica más de la mitad de
las tierras de producción hortícola y frutícola del país, y se concentra el 61% de los pro-
ductores de rubros intensivos. Asimismo, incluyen renglones agroindustriales de fuerte
reconversión en la década de los 90, como la vitivinicultura, asociada a la significativa
incorporación de tecnología avanzada en las fases agraria e industrial del complejo.
Similares consideraciones caben para el rubro lechería, de histórica incidencia en la
conformación del territorio metropolitano (parcelario y caminería): allí se localizan las
21 ITU (1995) Áreas Caracterizadas de Uso Agrícola. Facultad de Arquitectura, UdelaR. Montevideo.
156
22 Artigas, Chabalgoity, García, Medina, Trinchitella (2002): “Transformaciones socio-territoriales del Área
Metropolitana de Montevideo”, Revista EURE N° 85, p. 164.
23 Op. cit. p. 164.
157
Parcelario rural
Elaboración propia sobre plano base INE/SGM
hasta 9 há hasta 49 há hasta 199 há
hasta 999 há más de 1000 há
A continuación se describen y analizan las dinámicas relacionadas con los tejidos ha-
bitacionales en “asentamientos poblacionales” nuevos o antiguos, los “procesos de ur-
banización” producidos sobre tejidos rurales o periurbanos, el crecimiento en tejidos no
consolidados, las extensiones bajo la modalidad de ciudad difusa o dispersa, así como
algunos tipos significativos de “ciudad concentrada” o tradicional.
Se analizan como “texturas o tejidos”, sobre la base de los antecedentes que brindan el
estudio de “Correlaciones entre densidades y morfología”26 en Montevideo, realizado
24 Martínez, Edgardo et al. (1999) Modos de gestión y producción de suelo urbano, ITU, Facultad de Arqui-
tectura, UdelaR. Montevideo.
25 Roche, Ingrid et al. (2005) Espacios de fricción en los territorios al SW de Montevideo. Ponencia pre-
senada en Coloquio de Transformaciones Territoriales. Versión en CD institucional. La Plata, Buenos Aires.
26 Roche, I., R. Sommaruga y A. Brena (1999) Correlación entre densidades y morfología. ITU, Facultad de
159
El cruzamiento con las dinámicas referentes a incremento de viviendas –en tres franjas:
alta, media y baja, estable o en retroceso–, también da cuenta de fenómenos como las
migraciones metropolitanas, las circunstancias socioeconómicas y la búsqueda de estilos
de vida, que inciden en el comportamiento demográfico.
Debe subrayarse que la dinámica demográfica no es, especialmente en las zonas con-
solidadas, proporcional a la dinámica de vivienda: éstas presentan en ocasiones signos
contrarios, con mayor cantidad de viviendas y menor cantidad de población que al
inicio del período considerado. Por otro lado, fenómenos como la denominada “infantili-
zación de la pobreza” provocan que las bajas densidades de vivienda no correspondan
estrictamente a bajas dinámicas demográficas, dado que en esos casos se trata de
familias numerosas que viven en situaciones de hacinamiento, con más de un hogar por
vivienda y por predio.
CONJUNTO
Morfología e Inserción Urbana-Metropolitana Densidad bruta Características de Composición Social Modos y Tendencias de Crecimiento
Densidad-Dinámica (viv/há)
Tejidos consolidados y/o saturados, en cuadrícula, con edificaciones Sectores medios en áreas centrales muy Densificación por edificios en altura, algo
antiguas y cuantiosa sustitución e inserción moderna de edificios en altura. > 140 viv/há heterogéneos, más altos en costa. restringida por acordamientos en sectores.
Áreas centrales y costeras de Montevideo.
Tejidos completos de modelo cuadrícula, edificación entre medianeras 1 a 3 Densidad Sectores medios y heterogéneos, según Densificación por edificios de apartamentos,
pisos, viviendas unifamiliares y en apartamentos, algunos edificios altos. > 70 viv/há diferentes áreas y ubicaciones. reciclajes y en altura.
Cascos, ensanches y áreas intermedias anteriores a 1940, en Montevideo y
algunas localidades.
Tejidos completos, de manzanas con retiros variables; vivienda unifamiliar Densidad Sectores medios en centros de localidades y Dinámica reducida, sólo por inserción de
aislada y/o en diversos tipos de apartamentos; presencia de conjuntos 35-70 viv/há áreas intermedias, populares y bajos en conjuntos; apartamentos, hacinamiento o
corresponde a áreas consolidadas hacia 1950. Factor de ocupación medio- primeras periferias. agregados de viviendas.
alto.
Tejidos de parcelarios grandes y medianos, con construcciones fabriles en Densidad Sectores medios populares y heterogéneos, Dinámica escasa, incentivación con políticas de
uso o abandonadas, factibles de modificar destino o densificar, caso 20-35 viv/há según ubicación en localidad. reciclaje, resulta positivo.
paradigmático de Aguada y Reducto, con algunas áreas habitadas.
Tejidos completos en manzana abierta, vivienda unifamiliar, autoconstruida Densidad Sectores medios altos en costeros y medios Conversión con tendencia persistente a primera
mayoritariamente. Corresponde a barrios fraccionados en periferias, desde 20-35 viv/há bajos en periferias. residencia en costa y al deterioro o densificación
1945, o balnearios, en tejidos rectangulares o jardín, consolidados en costa. por agregados en periferias.
Tejidos no totalmente colmatados, de manzana abierta, con vivienda Densidad Sectores medios próximos a estructuradores, Por inexistencia de servicios infraestructurales,
unifamiliar aislada, de nivel variable y presencia de conjuntos, segundas 10-20 viv/há medio-altos en costas y bajos en los bordes en densificación genera “pobreza urbana” o diversas
periferias o balnearios, áreas totalmente fraccionadas pero no consolidadas, Hábitat precario. formas de precariedad.
en villas de geometrías variables.
Tejidos no fraccionados, macromanzanas. Vivienda unifamiliar aislada, Densidad Sectores generalmente medios-bajos y Densificación por familias numerosas,
asentamientos precarios y conjuntos habitacionales. Segundas periferias, 5-10 viv/há populares, aunque con heterogeneidades. especialmente en población y extensión en
bordes urbanos y fraccionamientos aislados en periurbano. vivienda precaria y sin servicios infraestructurales.
Tejidos en los que predominan los conjuntos habitacionales en grandes Densidad Sectores bajos, conjuntos habitacionales de Algunos densificados por hacinamiento, dando
predios. Corresponde generalmente a segundas periferias modernas. > 35 viv/há núcleos básicos evolutivos, MEVIR y bloques lugar a las peores formas de pobreza y guetización,
de promoción estatal, cooperativas de ayuda otros de interés.
mutua.
Espacios con predominio de predios > há, y/o con nula o baja ocupación. Densidad En caso de barrios jardín, familias con niños y Urbanizaciones en baja densidad.
Áreas periurbanas en localidades y Costa de Oro, clubes de campo y barrios 2 - 5 viv/há jóvenes de sectores medios altos. En otros,
jardín cerrados, en áreas rurales. mayor heterogeneidad.
Espacios rurales periurbanos, con mezcla de usos agrícolas, residenciales, Densidad Importante heterogeneidad, relacionada con Urbanizaciones en baja densidad.
industriales y de servicios. Predominio de predios entre una há y 10 há. > 2 viv/há productividad.
164
Los casos que se presentan cubren un amplio espectro de “áreas caracterizadas” por
dinámica-densidades y “tipos de texturas”. De acuerdo a estos parámetros se presentan
los siguientes ejemplos:
Departamento de Montevideo
C-2. Pocitos, frente a Montevideo Shopping > Alta densidad y dinámica de vivienda.
Usos combinados. Zona costera este.
A-3. Ruta 8 km 16, cerca de Zona Franca > Baja densidad inicial, dinámica alta.
Periferia noreste.
A-P. Casabó, al oeste del Cerro > Densidad media, dinámica media y alta.
Periferia oeste.
Departamento de Canelones
adherido al lomo por este lado /// adherido al lomo por este lado /// adherido al lomo por este lado /// adherido al lomo por este lado ///
INSERCIÓN EN ESTRUCTURA URBANA. Forma parte administrativos u otros. Algunos de los nuevos edifi-
del sector costero este de Montevideo, privilegiado en cios, como las paradigmáticas Torres del World Trade
cuanto a equipamientos públicos y calidad ambiental, Center, son sede de empresas y
acentuado por integrar las nuevas centralidades de es-
cala metropolitana.
Densidad de vivienda. Rango: >70 viv/há Promedia dinámica alta. Tejido - textura C2 Ac 1
<corte
adherido al lomo por este lado /// adherido al lomo por este lado /// adherido al lomo por este lado /// adherido al lomo por este lado ///
Ac8
Ac9
Ac3
Ac6
Ac1
Ac7
Ac5
Ac2
Ac4
Ac10
<corte
167
Densidad de vivienda. Rango inicial: <10 viv/há, rango actual: 35 viv/há. Dinámica alta. Tejido-textura abierta A-3 Ac 2
169
USOS PREDOMINANTES. Usos mixtos, área habi- UNIDAD DE GESTIÓN. Pertenece a la microrregión
tacional de usos periurbanos, rurales, industriales; de vocación turística residente (IMC), área del
fábrica de productos químicos en el acceso. CostaPlan. Actuación en ejecución del PIAI
COMPOSICIÓN SOCIAL. Nivel bajo, popular y con supervisión de Intendencia Municipal de
carenciado, bastante homogéneo. Canelones.
Densidad de vivienda. Rango inicial: 10 a 35 viv/há, rango actual: 35-70 viv/há. Dinámica media. Tejido-textura abierta perif. A-P
Ac 3
171
USOS DOMINANTES. Habitacionales. Escasos ser- con segundas viviendas en los predios y ampliaciones.
vicios cotidianos y educativos, concentrados sobre
Camino Cibils y al sur de Casabó antiguo. CRECIMIENTO DEMOGRÁFICO. Familias numerosas
en jóvenes y niños, composición mayor que la pro-
COMPOSICIÓN SOCIAL. Nivel medio-bajo, popular, medial de Montevideo. Típico de áreas periféricas
debido al carácter original de la zona, por su proxi- ocupadas por sectores sociales bajos.
midad al antiguo Frigorífico Nacional y la propiedad
de las tierras por parte del Ministerio de Ganadería UNIDAD DE GESTIÓN. Área periférica según carac-
y otros entes públicos. Su permanencia como es- terización del POT. Pertenece al Zonal CCZ 17, que
pacio desocupado propició su apropiación, entre incluye sectores rurales protegidos, periurbanos
1985 y 1996, por asentamientos informales de los y costeros aislados como Santa Catalina y Pajas
más bajos niveles socioeconómicos, continuando Blancas.
el proceso iniciado en los años 60.
Densidad de vivienda. Rangos: 5-10 viv/há s/sectores. Dinámica alta. Tejido-textura abierta balneario A-B
Ac 4
173
Densidad de vivienda. Rango inicial: <10 viv/há, rango actual: 10-35 viv/há. Dinámica alta. Tejido-textura abierta A-2
Ac 5
175
COMPOSICIÓN SOCIAL. Nivel socioeconómico UNIDAD DE GESTIÓN. CCZ 9, que incluye sec-
bajo, popular y carenciado. Enclave de Zona- tores rurales. Área periférica de acuerdo con el
mérica junto con el propuesto “Jacksonville” POT, con crecimiento desaconsejado ya desde
potencialmente introducen heterogeneidad. el Plan de Saneamiento en los años 90.
ESPACIO PÚBLICO-IMAGEN URBANA. Calles sin USOS PREDOMINANTES. Área habitacional con-
veredas pavimentadas, con cordón-cuneta, pavi- tigua a establecimientos industriales y de produc-
mento firme en buen estado, equipamiento público ción agrícola, rubros periurbanos relacionados a la
mínimo y austero. Aspecto cuidado, típico de po- ruta.
blación antigua con recursos modestos.
Densidad de vivienda. Rango inicial: <10 viv/há, rango actual: 10-35 viv/há. Dinámica alta-MEVIR. Tejido-textura abierta c/poblado. A-P
Ac 6
177
Densidad de vivienda. Rango inicial: <10 viv/há, rango actual: 10-35 viv/há. Dinámica alta. Tejido-textura abierta. A-3
Ac 7
179
USOS PREDOMINANTES. Área habitacional con cantidad importante de integrantes niños y jóvenes.
usos periurbanos, industriales, militares y de otros Actualmente Villa San Andrés y Villa Crespo suman
rubros; los agropecuarios no prosperan. más de 8.600 habitantes.
Densidad de vivienda. Rango inicial: 5 a 10 viv/há, promedial. Dinámica media. Tejido-textura centro poblado. S-A
Ac 8
181
Densidad de vivienda. Rango inicial: 10 a 35 viv/há, promedia. Dinámica alta. Tejido-textura abierta centro poblado. A-2
Ac 9
183
Densidad de vivienda. Rango: <5 viv/há promedial. Dinámica alta. Tejido-textura abierta A-3
Ac 10
185
30 Según Pierre Bourdieu, “el capital cultural va estableciendo una capacidad de decisión y de poder
creciente en mayor número de instancias estatales y de gobierno. Pero a diferencia del capital económico, es
igualmente cierto que el capital cultural puede también adquirirse en la escuela y en las instituciones de educación
superior”. Véase Bourdieu, Pierre: Capital cultural, escuela y espacio social. En www.sigloxxieditores.com.mx
31 Véase CEPAL: Informe sobre pobreza y precariedad en las ciudades de América Latina y el Caribe. Archivo
digital, 2003.
32 En efecto, la Agenda Local 21 establece que “la pobreza es un problema complejo y multidimensional
con orígenes tanto en el ámbito nacional como en el internacional […] No es posible encontrar una solución uniforme
aplicable a nivel mundial. Más bien, a fin de hallar una solución para este problema, es fundamental contar con
programas de lucha contra la pobreza adecuados a cada país, con actividades internacionales que apoyen a
las nacionales y con un proceso paralelo por el que se cree un medio internacional favorable a esos esfuerzos.”
(Naciones Unidas, www.un.org).
33 En Informe de Naciones Unidas sobre La Situación del Desarrollo Humano del 2005 se admite que las
metas propuestas para el milenio, de acuerdo a las tendencias que se registran, no van a ser alcanzadas. (Naciones
Unidas, www.un.org).
187
y su expresión espacial34 .
En nuestro país este fenómeno adquiere visibilidad en los años 90, época en la que
aumenta la cantidad de hogares pobres y se profundiza el proceso de apertura y libe-
ralización económica –iniciado en los 70–, siendo determinante para ello la dualización
del mercado de trabajo35 . Ello se expresa en un territorio socialmente desintegrado, que
se materializa en la separación física de los distintos grupos y clases sociales, lo que da
lugar a los fenómenos actualmente bien conocidos de fragmentación y segmentación
socio-territorial.
Esta diferenciación espacial tiene efectos sobre los procesos de integración social y sobre
el acceso a la ciudad. Kaztman plantea que el más inmediato es “la progresiva reducción
de aquellas oportunidades de contacto cotidiano informal que hacen posible que personas
de distinta condición socioeconómica interactúen como iguales en lugares públicos”36 .
Por un lado, se reproducen los patrones de comportamiento derivados de una lógica de su-
pervivencia en condiciones de precariedad socio-urbana y se consolida la subcultura de la
informalidad37. Por otro lado, se reducen significativamente las posibilidades de movilidad
social colectiva, en la medida en que la falta de estímulos del entorno inmediato favorece
las condiciones de exclusión de las redes sociales que permiten el acceso a oportunidades
laborales y a los servicios urbanos; en otras palabras, la reducción del “capital social”38 .
34 El Informe de Desarrollo Humano 2005 de Naciones Unidas consigna: ”La era de la globalización se
ha caracterizado por enormes avances en el campo de la tecnología, el comercio y las inversiones así como por un
impresionante aumento de la prosperidad. El progreso en desarrollo humano ha sido menos importante y gran parte
del mundo en desarrollo va quedando a la zaga. Las diferencias en desarrollo humano entre ricos y pobres, ya de
por sí importantes, están aumentando.”
35 “Por un lado se incrementan la desocupación abierta y la precarización laboral, y por otro se desarrollan
sectores laborales muy calificados remunerados con altos ingresos, frecuentemente vinculados a actividades
relacionadas con la nueva reestructura económica. Los sectores de bajos ingresos densifican áreas periféricas,
frecuentemente, con población que migra de centralidades urbanas. Los sectores de ingresos medios y altos
consolidan la tendencia de residir en la costa este”. Cecilio, M. et al. (2002) Barrio Casavalle: caso emblemático en
materia de segmentación social y segregación urbano-residencial. Maestría en Ordenamiento Territorial y Desarrollo
Urbano, Facultad de Arquitectura, UdelaR. Montevideo.
36 Kaztman, Ruben (1999) Segregación social y desigualdades sociales en Montevideo, CEPAL, Montevideo.
Citado en Lombardo, Cecilia (2007) El desarrollo urbano sustentable en contextos de fragmentación territorial, Tesis
de Maestría de Ordenamiento Territorial y Desarrollo Urbano, UdelaR. Montevideo.
37 Por informalidad se entiende aquel comportamiento referido a la transgresión de las normas, por
ejemplo en el acceso al suelo, las infraestructuras urbanas, los circuitos laborales formales y la dinámica económica
en general; la precariedad es un concepto que trasciende a la informalidad y la incluye.
38 Kaztman, Ruben: op. cit.
188
Accesibilidad
Las áreas periféricas de las ciudades suelen albergar a los sectores de población más
pobre. Sin embargo, en el nuevo escenario metropolitano esta aseveración no da cuenta
de la complejidad del fenómeno de pobreza y exclusión.
En el contexto de metropolización “la ciudad central se ha convertido en la ciudad interior
y las áreas urbanizadas que trascienden sus límites se han convertido en una nueva ciudad
exterior. El rol cambiante de la ciudad interior y el nuevo diseño espacial y función so-
cioeconómica de la ciudad exterior constituyen dos variantes del mismo fenómeno. […] La
ciudad exterior se caracteriza por una extensión de la población de baja densidad y por
la dispersión discontinua orientada hacia las carreteras –principalmente en estructuras de
baja altura– de una amplia gama de funciones productivas, de servicios y administrativas,
anteriormente limitadas a las ciudades centrales”39.
Como consecuencia de estos procesos se produce una fragmentación en el uso del espacio
de la ciudad; la falta de relacionamiento entre las poblaciones originales y las nuevas
produce la segmentación de la estructura social de los vecindarios en las nuevas áreas
urbanizadas y también en áreas consolidadas.
39 Castells, Manuel. Citado en ITU (1994) Estudio del Área Metropolitana de Montevideo. Convenio ITU-
MVOTMA, Montevideo.
40 ITU (2002) Modelos de gestión y producción del territorio metropolitano. s/e. Facultad de Arquitectura,
UdelaR. Montevideo.
189 190
adherido al lomo por este lado /// adherido al lomo por este lado /// adherido al lomo por este lado /// adherido al lomo por este lado ///
breza, exclusión y precariedad urbana. Determina no sólo si se accede a ciertos servicios
y/o bienes sino también la forma en que este acceso se realiza. La calidad de la vida
urbana se vincula no sólo con condiciones de vivienda digna y la posibilidad de acceso de
la población a servicios básicos sino también con el tipo de servicios a los que se accede.
Está asociada no solamente con las condiciones materiales sino también con el acceso a
“oportunidades” que contribuyan a favorecer la equidad y la movilidad social.
Es así que se generan “servicios para pobres” en áreas con infraestructuras incompletas y
ausencia de equipamiento público, lo que compromete la calidad urbano-ambiental de
vastas áreas caracterizadas por la urbanización precaria.
Hábitat precario y pobreza urbana resultan así dos caras de un mismo fenómeno que se
ha expandido y diversificado en el contexto de la metropolización.
41 Filardo, Verónica (2004) Pobreza urbana: área Casavalle, redes sociales. Consultoría para CEPAL. s/e.
pobreza urbana y asentamientos Montevideo.
<corte
<corte
una parte importante de la población se encuentra excluida del sistema económico, social
y cultural urbano.
Algunos de estos nuevos barrios se definen como asentamientos irregulares: “Agrupa-
mientos de más de 10 viviendas, ubicados en terrenos públicos o privados, construidos
sin autorización del propietario en condiciones formalmente irregulares, sin respetar la
normativa urbanística. A este agrupamiento de viviendas se le suman carencias de todos
o algunos servicios de infraestructura urbana básica en la inmensa mayoría de los casos,
donde frecuentemente se agregan también carencias o serias dificultades de acceso a
servicios sociales.” (INE, 2006).
Si bien estos datos constatan importantes diferencias con Montevideo, la situación rele-
vante que se presenta es que estos barrios se localizan casi en su totalidad en la primera
corona metropolitana. En el caso de San José, es en Ciudad del Plata donde se registran
los únicos asentamientos irregulares del departamento, mientras en Canelones éstos se
ubican, salvo en el caso de la ciudad capital, en las localidades asociadas a los corredo-
res metropolitanos.
Esta afirmación se sustenta en los indicadores elaborados por Kaztman para definir la
segmentación social y la segregación residencial. El estudio cruza los barrios de Montevi-
deo y las localidades del territorio metropolitano con indicadores de activos y de compor-
tamientos de riesgo. Ocho indicadores corresponden a activos y tres a comportamientos
de riesgo. Los indicadores de activos están ordenados en función de capital físico, capital
humano, capital financiero y capital social. Los de comportamientos de riesgo correspon-
den a insuficiencia educativa –población de 8 a 15 años–, mujeres que han tenido hijos
y no se encuentran casadas –población de 15 a 19 años– y jóvenes que no estudian, no
trabajan y no buscan trabajo –población masculina de 15 a 24 años44 .
Desde esta perspectiva se comprueba que las localidades asociadas a los corredores
metropolitanos son las que mayoritariamente han acogido el crecimiento de población
en situación de pobreza, en la medida en que son las que presentan activos bajos y altos
comportamientos de riesgo. Sobre la costa el crecimiento es protagonizado por sectores
de población de activos altos y comportamientos de riesgo altos. De modo que las es-
tructuras de oportunidades de la población resultan ser diferentes en función del ámbito
espacial de que se trate.
El departamento de Montevideo cuenta con una más larga tradición institucional y un ma-
yor y más desarrollado sistema de planificación urbano-territorial. Desde la aprobación
en 1998 del Plan de Ordenamiento Territorial (POT-Plan Montevideo), se ha desarrollado
e implementado diversidad de iniciativas y propuestas, y se ha avanzado en la llamada
“planificación derivada” del Plan general. Los primeros “planes especiales” en aprobarse
fueron el Plan Especial del Arroyo Miguelete y el Plan Especial de Protección, Ordenación
y Mejora de la Ciudad Vieja. Se han realizado, asimismo, tareas de planificación en el
marco del Plan Especial del Barrio Sur y de las áreas del Prado, Pocitos, Punta Carretas,
Carrasco y Punta Gorda. Por otra parte, la IMM ha desarrollado por sí misma o a inicia-
tiva de privados los llamados PAU (Programas de Actuación Urbanística), documentos de
planificación requeridos para catalogar áreas de suelo potencialmente urbanizable como
urbanas.
En estos años, la IMM está encarando el proceso de evaluación y revisión del Plan Monte-
video, cuya vigencia se estableció en principio hasta 2005. Actualmente, y con apoyo del
BID, está implementando un Plan de Movilidad. Por otra parte, se sigue avanzando con
los Planes de Saneamiento financiados por el mismo organismo multilateral de crédito, y
está en proceso el PSU IV46 .
46 En este sentido, cabe destacar que el Plan Director de Saneamiento, culminado hacia 1991, constituye
un antecedente fundamental de los procesos de planificación de las décadas siguientes.
194
Por su parte, diversos trabajos de consultoría encomendados por entidades públicas como
la OSE o el MVOTMA-DINOT, han sido citados como fuentes del presente capítulo y figu-
ran en la bibliografía general.
Microrregiones en Canelones
Elaboración propia sobre plano base IMC
50 Ejemplo de ello es la experiencia realizada en la llamada “microrregión del Uruguay Profundo”, deta-
llada en el libro CerrochatoPlan. Una Experiencia de Desarrollo en la Microrregión del Uruguay Profundo, de Ramón
Martínez Guarino, editado por PNUD-AECI, 2006. La misma involucra un conjunto de pequeños centros poblados en
el eje de la ruta 7, en cuyo proceso de planificación intervinieron el MVOTMA-DINOT, las intendencias involucradas,
las autoridades locales y las organizaciones y referentes comunitarios, con apoyo de la Facultad de Arquitectura.
198
Glosario
Accesibilidad
Atributo o propiedad de cada una de las unidades territoriales pasibles de comparabi-
lidad entre ellas. Da cuenta de los flujos existentes entre diferentes unidades territoriales
(sea en términos físicos –transporte, usos de espacios públicos en la ciudad, fuera de la
unidad territorial de referencia–, como de intercambio de información, mensajes, valores,
etcétera). El concepto de accesibilidad expresa las múltiples dimensiones de los proble-
mas de pobreza, exclusión y precariedad urbana y es determinante no sólo en cuanto a
si se accede a determinados servicios y/o bienes sino también en relación a la forma en
que este acceso se realiza.
Área Metropolitana
Toda área metropolitana tiene roles determinantes en tanto espacio privilegiado de la
dinámica económica, así como baricentro de formulación de políticas y legislación. His-
tóricamente, en este conglomerado se han asumido funciones de dirección, promoción,
gestión, financiamiento, distribución comercial y centro de informaciones, al tiempo que se
codifican y decodifican la cultura y el intercambio de conocimientos.
La conformación del territorio metropolitano destaca dos situaciones: por un lado, un
conglomerado urbano en forma de ameba sobre tramos de rutas de acceso/salida a
Montevideo (conglomerado metropolitano); por otro lado, una serie de centros urbanos
con vínculos mutuos y con sus entornos de intensidad igual o mayor a la de los vínculos con
Montevideo (Región Metropolitana).
Áreas rurales
Espacios en los que predominan: o bien las actividades productivas del sector primario, y
contienen las trazas de infraestructuras, sistemas de transporte, instalaciones industriales,
generación energética, población y servicios, todos ellos dispersos; o bien las áreas natu-
rales con diverso grado de modificación. Los espacios rurales, componentes de la estructu-
ra territorial, guardan relaciones interactivas con las áreas urbanas a las que rodean.
Áreas urbanas
Espacios que contienen la población nucleada, en los que prevalece como uso del suelo el
soporte de construcciones, infraestructuras y servicios, incluyendo espacios con vegetación
199
Borde
Límite o frontera entre áreas urbanas y/o rurales de fuerte caracterización, con desarrollo
predominantemente lineal. Puede asumir una definición más o menos neta o difusa y tener
o no espesor.
Centralidad
Espacio multifuncional en el que se concentran actividades, servicios, flujos y nudos circu-
latorios, tanto en áreas urbanas como rurales.
Conurbación
(del ingl. Conurbation). Conjunto de varios núcleos urbanos inicialmente independientes y
contiguos por sus márgenes, que al crecer acaban formando una unidad funcional51.
Corredor metropolitano
Tramo de rutas de acceso/salida del centro metropolitano principal (Montevideo) y sus te-
jidos adyacentes, con relativa continuidad de urbanización a ambos lados y alto índice de
Transporte Promedio Diario Anual (TPDA). Un extremo lo conforma la trama urbana más
externa a Montevideo, desde la inserción de la ruta en el tejido receptor del Montevideo
urbano (ejemplo: ruta 1 desde Playa Pascual a Camino de la Tropas).
Espacio
Escenario en tres dimensiones en el que la población desarrolla sus actividades. Éste pue-
de ser concreto –en el caso en que los elementos naturales y artificiales que lo conforman
tengan una especificidad geográfica–, o abstracto –si se refiere a sus generalidades y
caracteres repetitivos.
Espacio intersticial
Escenario definido por discontinuidades en la sucesión de áreas urbanas y áreas rurales, sin
caracterización funcional o ambiental precisa o en proceso dinámico de transformación.
51 Diccionario de la Real Academia Española, 22ª edición. Editorial Espasa-Calpe, Madrid, 1992.
200
Estructurador vial
Vía de circulación principal que determina las relaciones físico-espaciales del territorio
que atraviesa.
Hábitat precario
Área de urbanización residencial, por lo general asiento de población de escasos recur-
sos, caracterizada por la precariedad de las estructuras habitacionales, los equipamien-
tos, las infraestructuras y los servicios, independientemente de si se trata de piezas de
ciudad formal o informal.
Interfase
Espacio generado por la proximidad o el contacto entre medios de diferente naturaleza,
que puede tener características transicionales comunes a los medios generadores o even-
tualmente consagrar una resultante propia y diferente.
Ordenamiento Territorial
Proceso de programar la distribución y localización espacial del uso del suelo y de los
componentes de la estructura territorial, como medio de implementar las estrategias de
una propuesta de desarrollo local, regional o nacional, con especial énfasis en aspectos
sociales, económicos, de distribución demográfica y de manejo/acondicionamiento am-
biental.
Paisaje
Espacio integrado por factores geográficos naturales, modificados o no, y obras del hom-
bre, que conforman un panorama característico y dinámico del territorio tanto urbano
como rural y del que la población es parte interactiva.
Periurbano
Espacio que rodea las áreas urbanas, por lo general con densidad relativamente más
52 Gómez Gavazzo, Carlos (1966). Cita extraída por el arquitecto Francisco Nogueira (mayo, 2007).
201
baja en tanto la subdivisión territorial se caracteriza por predios de mayor superficie que
los del área urbana pero menores a los del área rural circundante. Estos espacios son
funcionalmente una mixtura de usos del suelo, viviendas dispersas y actividades agropro-
ductivas, o simplemente baldíos.
La amplitud de estos espacios varía de acuerdo a las características del centro urbano
asociado y a los accidentes geográficos del entorno.
Poblamiento
1. m. Acción y efecto de poblar.
2. m. Geogr. Proceso de asentamiento de un grupo humano en las diversas regiones de
la Tierra53 .
Precariedad
Condición de la calidad de vida urbana de la población referida a:
1. acceso incompleto a las infraestructuras urbanas (agua, luz, saneamiento, transporte);
2. dificultad de acceso a los servicios de educación, salud y recreación;
3. falta de consolidación (equipamiento, pavimentación, arbolado) del espacio público en
torno a la vivienda;
4. vivienda de bajo confort en cuanto a superficie, materiales, nivel de terminaciones y
servicios disponibles.
Precariedad urbana
Condición de la urbanización que se define en función del Indice de Necesidades Básicas
Insatisfechas, de impacto ambiental/territorial respecto a tres condiciones del sustento
urbano: disponibilidad y conexión/acceso a servicios básicos convencionales, confort en
uso del espacio construido y lejanía al equipamiento/transporte colectivo. Disponibilidad
a conexión/acceso a servicios básicos convencionales:
1. inexistencia de red o conexión inapropiada a servicios de infraestructura:
• saneamiento: dispositivos con descarga in situ que afecta suelos y/o napas
• agua potable: aducción de agua con potabilidad cuestionable y/o co-
nexión ilegal a red OSE
• basura domiciliaria: recolección errática sin tratamiento o disposición final
adecuada,
53 Diccionario de la Real Academia Española, 22ª edición. Editorial Espasa-Calpe, Madrid, 1992
202
Región
Territorio que constituye una unidad en determinado aspecto geográfico, histórico, políti-
co, climático, cultural o de otro tipo. No coincide necesariamente con las divisiones admi-
nistrativas de un país e incluye áreas urbanas y rurales.
Región Metropolitana
Territorio definido en un contexto espacial por el sistema de centros urbanos más o menos
compactos o dispersos, determinado y hegemonizado por el sistema de las áreas urbani-
zadas, que conforman una estructura fuertemente interdependiente, y por áreas rurales
o “rururbanas” intersticiales, que generan territorios de interfase más o menos extensa,
con explotación primaria o sin ella y con diversos grados de naturalidad o de transfor-
mación.
La Región Metropolitana comprende el total del departamento de Montevideo y extensas
áreas de los departamentos de Canelones y San José, además de la parte sur del terri-
torio del departamento de Florida.
Sistema territorial
Distribución espacial e interactiva de los siguientes componentes:
1. elementos y sistemas del medio físico natural
2. espacios ocupados por población nucleada y equipados para permitir cumplir las fun-
ciones comunitarias
3. espacios que contienen la red de transporte primaria que interconecta los espacios de
203
Sistema urbano
Conjunto de áreas urbanas localizadas en un ámbito territorial dado, funcionalmente re-
lacionadas entre sí y con su entorno a través de flujos culturales, económicos, financieros,
comerciales, sociales, institucionales y de servicios.
Territorio
Base física, dinámica y heterogénea donde la interacción del hombre determina transfor-
maciones. Formada por las áreas urbanas y rurales, es integrante interactiva del sistema
ambiental.
Unidad de paisaje
Ámbito territorial cuya imagen indica la existencia de ciertos procesos naturales y cultu-
rales que lo identifican.
Fuentes bibliográficas:
DINOT, MVOTMA (1995) Ordenamiento Territorial, definiciones
básicas.
ITU (2002) y (2004) Glosario de términos sobre temas de ordena-
miento territorial y temas ambientales.
204
04. Vértice económico
La visión desde lo económico - productivo
• Una aproximación al desarrollo de los departamen-
tos del Área Metropolitana
• Desde un enfoque de desarrollo económico territorial
• Desde un enfoque de competitividad • Desde un enfo-
que socioeconómico • Desde un enfoque del desarrollo
humano • Desde un enfoque de prospectiva sobre el Área
Metropolitana • A modo de reflexión preliminar sobre el
Área Metropolitana y el contexto nacional
• El perfil económico del Área Metropolitana
• Valor agregado bruto • Empleo por sector de actividad
• Análisis desagregado de la estructura productiva según
VAB • Empleo y cantidad de empresas según sector de
actividad • Ingresos de los hogares • Generación de VAB
y apropiación del valor en forma de ingresos • Capital hu-
mano aproximado por educación • Análisis más detallado
por sector de actividad: próximos capítulos
• La producción en el medio rural
• Panorama general de la producción agropecuaria en
el Área Metropolitana • El concepto articulador de “la
granja” y su importancia en el Área Metropolitana • La
actividad lechera
• La industria
• Panorama general de la industria en el Área Metropo-
litana • La inversión en la industria • Cantidad de em-
presas y empleo en la industria por rama de actividad •
Perfil de especialización industrial del Área Metropolitana
• Principales ramas de actividad que definen el perfil de
especialización industrial • Químicos, plástico, farmacéu-
tica y otros • Prendas de vestir y productos textiles • Papel
y cartón y de imprenta y edición • Productos metálicos,
maquinarias y equipos • Otras ramas industriales desta-
cables en Canelones y en San José
• Los servicios
• Panorama general del sector servicios en el Área Me-
tropolitana • Servicios del gobierno y comunicaciones •
Servicios financieros • Complejo de logística y transporte
• Servicios a empresas brindados a la producción rural y
la agroindustria • Comercialización de la producción del
campo y la granja • Actividades turísticas
• Los sectores intensivos en conocimiento
• Reflexiones finales
• Algunos asuntos particulares para señalar • Reflexiones
de conjunto sobre el Área Metropolitana y posibles abor-
dajes futuros
207
Por otra parte, el territorio (la unidad de análisis) es un ámbito geográfico delimitado por
un conjunto de relaciones sociales y económicas entre actores e instituciones que poseen
capacidades y conocimientos específicos, compartidos, propios y adquiridos, e interactúan
a partir de una tradición, normas y valores comunes, sobre los cuales se codifican y deco-
difican todos los intercambios. En este caso el territorio engloba a los tres departamentos
del AM: Canelones, Montevideo y San José.
Las economías de aglomeración urbana refieren al rol fundamental que los centros urba-
nos cumplen en el desarrollo en tanto mercados consumidores, de insumos, de trabajo y
fuentes de múltiples servicios estratégicos, infraestructura de comunicaciones y transporte.
Esto genera externalidades positivas para las actividades económicas próximas a dichas
1 Rodríguez Miranda (2006): publicación que recoge los resultados de una investigación realizada en el
marco del Programa de Doctorado en Desarrollo Económico e Integración de la Universidad Autónoma de Madrid.
209
Dicha regionalización muestra una primera región, conformada por Montevideo, Canelo-
nes y Maldonado, con un alto efecto conjunto en correspondencia con un alto desarrollo
económico (reflejado en buenos indicadores de PBI per capita o ingreso de los hogares).
Una segunda región, integrada por Colonia, Florida, Flores, San José y Paysandú, presenta
un efecto conjunto y un desarrollo económico entre medio y alto. Si bien la primera exhibe
los mejores indicadores de efecto conjunto, allí el peso de las economías de aglomeración
es bastante desproporcionado en relación con el resto de los factores, mientras en la
segunda región el buen efecto conjunto se explica por una composición más balanceada
entre los diferentes factores (típicamente Colonia).
2 Todos los indicadores (factores claves y efecto conjunto) se obtuvieron a partir de Análisis de Compo-
nentes Principales. La innovación se aproximó por capital humano, fundamentalmente con variables de educación
como instrucción de la población, deserción y asistencia. Como medidas de depreciación del capital humano se tomó
el saldo migratorio interno (fuga o captación de capital humano), personas por debajo de la línea de pobreza y
tasas de desempleo. Para el indicador de organización de la producción se consideraron variables que reflejaban la
capacidad emprendedora y la iniciativa privada en cada departamento (relacionando el peso del gobierno depar-
tamental en el PIB y el empleo con la capacidad del sector privado para generar dinamismo y empleo), el grado de
industrialización, la intensidad tecnológica y el grado de integración del conjunto de complejos productivos y sectores
de servicios relevantes en la economía departamental. Para el indicador de economías de aglomeración urbana se
consideraron datos de población urbana, de infraestructura vial y de tránsito. Para el indicador de instituciones se
utilizaron los agentes culturales por habitante, grado de asociacionismo y participación de la sociedad civil, órganos
de publicación periódica por habitante e indicadores por ausencia de capital social referidos a delitos, homicidios,
suicidios y asuntos penales.
210
ART
SAL
RIV
PAY TAC
CERR
RION
DUR TyT Regionalización según efecto conjunto
(promedio ponderado de los factores claves del DETE)
SOR FLO
MON. Montevideo PAY. Paysandú TyT. Treinta y Tres
FDA ROC CAN. Canelones LAV. Lavalleja RIV. Rivera alto
LAV
MAL. Maldonado SAL. Salto TAC. Tacuarembó medio-alto
COL
COL. Colonia RIO.N. Río Negro ART. Artigas
SAN FDA. Florida SOR. Soriano DUR. Durazno medio
CAN
MAL SAN. San José ROC. Rocha CERR. Cerro Largo bajo
FLO. Flores
MON
El Producto Interno Bruto (PBI) es uno de los principales indicadores del esfuerzo
productivo de una economía. Se define como el valor de todos los bienes y servicios
finales producidos en el territorio de la economía en un determinado momento. Se
les denomina “finales” porque no incluyen los que son utilizados como insumos para
la producción de otros bienes y servicios, ya que estarían incluidos en el valor de
estos últimos y no deben contabilizarse dos veces. Así, el destino final de los bienes
puede ser el consumo de los hogares y del gobierno, la inversión de las empresas y del
gobierno, las exportaciones menos las importaciones (estas últimas se restan por ser
parte del esfuerzo productivo de otras economías).
Haciendo énfasis en el AM, puede decirse que los departamentos de Montevideo, Ca-
nelones y San José ocupan una posición privilegiada en cuanto a desarrollo económico
211
relativo a nivel nacional, con gran peso de las economías de aglomeración urbana como
factor explicativo. En efecto, la importancia de la dimensión territorial del desarrollo eco-
nómico se hace evidente sólo con mirar el mapa que se presenta, donde se aprecia que
los territorios con mayor efecto conjunto y desarrollo económico, expresado en mayores
valores relativos de PIB e ingreso, conforman una “bota” que abarca desde el litoral oeste
(partiendo de Paysandú) hasta el litoral sur (hasta Maldonado), la región más dinámica en
cuanto a economías de aglomeración urbana. Por lo tanto, el puesto privilegiado de los
departamentos del AM (Montevideo, Canelones y San José) con relación a las economías
de aglomeración urbana debe tenerse en cuenta como ventaja comparativa del AM ante
el resto del país.
Montevideo, Canelones y San José ocupan una posición privilegiada en cuanto a de-
sarrollo económico, con un importante peso de las economías de aglomeración urbana
como factor explicativo. Esto denota una ventaja comparativa del AM ante el resto
del país.
Es importante señalar que en los casos de Canelones y San José se observan compor-
tamientos muy disímiles según se considere un indicador de PIB per capita o uno de
ingreso de los hogares. En un ordenamiento según PIB per capita, en el período se-
ñalado, Canelones ocupa el lugar 18 en 19 departamentos, pero si éste se hace respecto
al ingreso, ocupa el lugar 3 en 19. Algo similar, aunque en menor medida, ocurre con
San José, que en el primer caso ocupa el lugar 16 en 19 y en el segundo ocupa el lugar
5 en 19. Estas contradicciones se explican por el hecho de que ambos departamentos
forman parte de una zona muy vinculada a la capital del país. Muchas
212
Montevideo y Canelones lideran el ranking según el ICR, en tanto San José ocupa un
lugar alejado de los líderes.
Hay que precisar que el ICR no puede compararse directamente con el efecto conjunto
del DETE presentado anteriormente, aunque tienen ciertos puntos de contacto que se
expresan en algunas coincidencias del ranking: los departamentos con mejor (peor) des-
empeño en el indicador “efecto conjunto” son, en general, los de mejor (peor) desempeño
en el ICR. Pero un análisis detallado revela que dichos indicadores se construyen con
diferentes datos, utilizados y trabajados para aproximar conceptos relacionados pero
también diferentes: el primero analiza el desarrollo económico territorial y el segundo la
3 Para infraestructura se utiliza información sobre red vial, tenencia de hogares de electricidad y compu-
tadoras. Para actividad económica se utilizó tasa de crecimiento del PIB, peso de la industria, productividad de la
tierra, turismo y área construida. Para capital humano, variables de educación, ocupados, ocupados no precarios y
puestos de trabajo por empresas. Para el indicador institucional se usaron datos del gasto, inversión y empleados de
los gobiernos departamentales.
213
competitividad4 .
Los indicadores DETE e ICR deben ser vistos como complementarios. En tal sentido, es alen-
tador que los resultados de los rankings totales de efecto conjunto y de ICR exhiban cierta
relación, ya que las capacidades de generación de procesos de desarrollo económico
territorial en los distintos departamentos, señaladas en el primer caso, deberían tener su
correlato en el grado de competitividad relativa que pretende medir el ICR.
El ICR y el efecto conjunto del DETE son indicadores diferentes, con conceptos y
construcción diferente, que deben ser vistos como complementarios y con cierta co-
rrelación.
Hasta aquí puede afirmarse que el AM se posiciona muy bien en el contexto nacional,
lo que obviamente no sorprende. Si se observa el efecto conjunto de los factores que
explican el desarrollo económico territorial según el enfoque DETE, los departamen-
tos de Montevideo y Canelones lideran el ranking indicando que son los que tienen
mejores condiciones para el desarrollo económico de sus territorios y la capacidad de
concretarlo en mayor ingreso o PIB. Este indicador manifiesta, además, la importan-
cia de las economías de aglomeración urbana y el posicionamiento del AM como
4 Por ejemplo, el factor institucional que compone el efecto conjunto del DETE en Rodríguez Miranda (2006)
refiere a variables de asociacionismo, agentes culturales y otras vinculadas a capital social por presencia o ausencia,
mientras que el ICR se compone por un factor institucional que refiere a variables vinculadas a la administración y las
cuentas del gobierno. Otro ejemplo claro es que el concepto de infraestructura del ICR (clave en términos de competi-
tividad) no es lo mismo que el indicador que compone al efecto conjunto y busca reflejar el concepto de economías
de aglomeración urbana (la diferencia no es sólo de datos utilizados sino conceptual). En cuanto al capital humano, el
indicador que compone el efecto conjunto, a diferencia del ICR, considera el tema migratorio como fuga o ganancia
de capital humano, lo que según el caso puede tener gran impacto (por ejemplo en Maldonado como gran receptor
de capital humano o en Artigas como departamento que expulsa su capital humano). Éstos son algunos ejemplos de las
diferencias de concepto y construcción entre ambos indicadores: ICR y efecto conjunto del DETE.
214
Montevideo, Maldonado y Canelones aparecen allí como los departamentos con mayor
calidad de vida, seguidos por Colonia y San José (cuyos niveles son de los más altos). Luego
sigue el litoral del país y finalmente los departamentos centrales y del nordeste, que ocupan
las peores posiciones relativas bajo los indicadores socioeconómicos considerados.
Montevideo y Canelones aparecen como los departamentos con mayor calidad de vida,
en tanto San José se ubica en un segundo escalón (con uno de los niveles más altos).
Otra dimensión de análisis es la del desarrollo humano. Según PNUD (2005), con datos
de 1991, 1999 y 2002, Montevideo, Flores, Colonia, Florida y Maldonado son los de-
215
partamentos que presentan un mayor IDH5 . En todos los años, a excepción de los casos
de San José y Canelones, los departamentos posicionados en los peores lugares relativos
respecto al IDH son los del nordeste del país (en coincidencia con el ranking establecido
en otras investigaciones).
Montevideo presenta el mayor IDH, mientras Canelones y San José figuran entre los
departamentos de menor IDH aunque dentro del rango de desarrollo humano alto,
según los criterios del PNUD.
En estos años se observa que Canelones y San José figuran entre los departamentos
de menor IDH, pero debe hacerse una serie de aclaraciones al respecto. Es importante
señalar que los valores de IDH de los departamentos de Uruguay, si bien difieren entre sí,
pueden incluirse en el rango de desarrollo humano alto según los criterios del PNUD. Ade-
más, para 2002 el informe PNUD calcula un IDH departamental alternativo, utilizando
en la ponderación un indicador de ingreso de los hogares y no del PIB como el aplicado
en 1991 y 1999. Esto se funda en el hecho –ya mencionado– de que la población de
algunos departamentos está asociada a una lógica económica metropolitana, con un PIB
que se computa en Montevideo y un ingreso que es computado en el departamento de
residencia. Por eso, con un IDH que computa PIB y no ingreso, estos departamentos se
verían castigados.
En efecto, con el IDH alternativo Canelones obtiene una importante mejora en su posición
relativa, pasando del lugar 19 al 8; San José, sin embargo, mejora pero permanece por
debajo del promedio nacional.
Ranking de departamentos según IDH con PIB (datos de 1991, 1999 y 2002)
1991 1999 2002 cambio 91-02
Montevideo 1 1 1 0
San José 16 15 17 -1
Fuente: PNUD, 2005. En anexo se presenta el ranking con los 19
departamentos Canelones 18 18 19 -1
Ranking de departamentos según IDH con PIB y con ingresos (datos de 2002)
IDH PIB IDH INGRESOS Cambio de posiciones
Montevideo 1 1 0
Canelones 19 8 11
Fuente: PNUD, 2005. En anexo se presenta el ranking con los 19
departamentos San José 17 15 2
Es interesante mencionar algunos resultados que surgen del análisis prospectivo realiza-
do en el marco del Ciclo Nacional de Reflexión Prospectiva Uruguay 2025 (2004). En
particular, con respecto a los escenarios y desafíos planteados para lo que se denominó
el “Gran Montevideo” y las “Ciudades Intermedias” (en estas últimas, los conglomerados
urbanos de los departamentos del AM más alejados de las tensiones de la capital). En
Uruguay resulta inevitable que las ciudades intermedias se definan a partir del grado
de autonomía o interdependencia que tienen respecto a Montevideo. En las ciudades
de Canelones, La Paz, Las Piedras o Pando, por ejemplo, y al margen de su importancia
demográfica, la condición metropolitana es indisoluble de las funciones que estos centros
urbanos cumplen. En el caso de San José, como en el de Florida, la ciudad pertenece a
dos sistemas urbanos, uno más local y otro asociado a Montevideo, como lo expresa el
alto porcentaje de habitantes que trabaja en el AM. Las ciudades bajo influencia metro-
politana reúnen las siguientes características:
En un escenario pesimista para el país, se plantea que hacia 2025 las ciudades de la costa
suroeste mejorarían su posición relativa en virtud de su diversificación productiva, su capi-
217
Estas proyecciones negativas implican alertas que deben atenderse a fin de alcanzar los
218
Esto revela la importancia de discutir, también desde la perspectiva del AM, cómo evitar
que el enorme desbalance de economías de aglomeración –reflejado en población, mer-
cado y oportunidades– entre el litoral sur del país (y el AM en particular) y el resto del te-
rritorio nacional, tenga efectos tan negativos sobre los aspectos institucionales y el capital
social que comprometan el futuro desarrollo de estos departamentos, hoy relativamente
más prósperos. En otras palabras: el atraso relativo del resto, aparentemente funcional al
AM, puede ser un problema a futuro que afecte de otro modo, pero igualmente grave,
también dicha área.
La reflexión sobre la relación entre el AM y el resto del país es válida también al interior
de la misma. Como indican algunas proyecciones negativas sobre la Región Metropolitana,
las economías de aglomeración favorables a Montevideo pueden condenar a las ciuda-
des intermedias de Canelones y San José a constituir ciudades-dormitorio, con estructuras
sociales fragmentarias, una base productiva funcional a la metrópoli y sin capacidad de
220
Considerar el riesgo de que las ciudades intermedias de Canelones y San José consti-
tuyan ciudades-dormitorio, con estructuras sociales fragmentarias, una base produc-
tiva funcional a la metrópoli y sin capacidad de endogeneizar las dinámicas que desde
allí provengan.
El perfil de actividad económica del AM se analizará aquí en función de las siguientes variables:
221
Un indicador similar al PIB es el Valor Agregado Bruto (VAB). Éste mide también
el esfuerzo productivo de una economía pero no lo hace a partir del destino de los
bienes y servicios productivos sino desde el origen de los mismos, contabilizando el
valor adicionado a los insumos utilizados para ello y englobando así la remuneración
de los distintos factores productivos empleados (salarios, beneficios, rentas, intereses,
etcétera).
6 En estos modelos el conocimiento es el factor de producción fundamental, dado que genera externalidades
positivas sobre los otros factores (capital y trabajo) pero presenta además rendimientos crecientes a partir de su uso
o acumulación. Para Romer (1986) las inversiones intensivas en conocimiento que se hacen en investigación y desarrollo
no están sometidas a rendimientos sociales decrecientes: mientras el retorno del capital para la firma individual es
decreciente, no lo es para la economía en su conjunto, ya que el conocimiento genera externalidades (a través de los
“spillovers”) que pueden provocar un crecimiento autosustentado en el tiempo. El trabajo de Lucas (1988) incorpora
al análisis el rol del capital humano en el progreso técnico. La continua acumulación (inversión) de capital humano (no
sujeta a rendimientos decrecientes) incrementa la productividad del capital físico, anulando la incidencia de los ren-
dimientos decrecientes y haciendo posible un crecimiento económico sustentable en el tiempo.
222
20000 20000
15000 15000
10000 10000
Pág. siguiente (arriba): Participación departamental en el Tanto en los momentos de crecimiento económico como en los de recesión y crisis, la parti-
VAB del AM cipación del AM en el total se ha mantenido en los citados guarismos, lo que indica que en
Elaboración propia en base a Unidad de Desarrollo Municipal, OPP
dichos períodos no se produjeron diferenciaciones significativas entre los departamentos.
Montevideo Canelones San José
en las estadísticas económicas del AM en su conjunto, de modo que estas últimas se ase-
mejan o confunden con las estadísticas del departamento.
Significativa importancia de Montevideo, con 86% del total de los bienes y servicios
producidos en el AM, seguido por Canelones con 11% y San José con 3%.
100% El examen de la estructura sectorial del VAB a nivel departamental denota la importancia
80% que el sector terciario (producción de servicios) tiene en la economía: es el sector respon-
60%
sable de aproximadamente dos terceras partes del total de bienes y servicios generados.
Esto sucede tanto en los departamentos que integran el AM (63%) como en el resto del
40%
interior y en el total del país (52% y 59% respectivamente), con la excepción del departa-
20% mento de San José, donde el sector terciario genera el 41% del VAB departamental. Ello
0% revela la similar participación de los servicios en las diversas regiones del país, así como
1986 1988 1990 1992 1994 1996 1998 2000 2002 2004 la diferenciación de San José en este aspecto.
Dentro del AM, luego de los servicios, sigue en importancia el sector secundario (34%
del VAB). Cabe destacar que el peso del sector secundario es mayor en el AM y en los
tres departamentos que la integran respecto al resto del interior del país.
Importancia significativa del sector terciario, que ocupa al 76% de los trabajadores
del AM. Participación mayor en Montevideo que en Canelones y San José, donde se
registra algo similar a lo que ocurre en el resto del interior del país.
60% 78%
68% 68%
76%
69% 74%
Las actividades del sector primario (agropecuaria, pesca, minas y canteras) emplean sola-
mente al 2% del total de ocupados en el AM. Éstas son menos intensivas en mano de obra,
40%
por lo que el porcentaje de la población que emplean es inferior a su participación en
20%
21% 28% 25% 32%
12% 22% el VAB. Por ejemplo, en San José, donde el valor de la producción generada en el sector
0% 2% 5% 7% 2% 9% 5% ascendía a 37%, el empleo en esas actividades representa el 7% del total de ocupados
Montevideo Canelones San José AM resto interior total país en el departamento.
Del análisis desagregado de los sectores productivos surgen algunos aspectos destaca-
bles.
En primer lugar, el peso reducido del sector agropecuario en Montevideo (1% del total del
VAB generado en el departamento), algo mayor en Canelones (8%) y muy significativo
en San José (37%). Esto provoca la escasa participación de este sector en el VAB del AM
(3%), con una diferencia considerable respecto a lo que registra el resto del país (28%).
Peso reducido del sector agropecuario en Montevideo (1% del total del VAB generado
en el departamento), algo mayor en Canelones (8%) y muy significativo en San José
(37%).
En segundo lugar, los departamentos del AM son los que presentan la mayor participación
de la industria manufacturera en la actividad productiva departamental, destacándose
Montevideo cuyo VAB industrial es el 29% del total de bienes y servicios producidos.
Canelones y San José registran, en este sentido, valores similares (15% y 14% respec-
tivamente), por lo que son, junto a Colonia y Soriano, los departamentos que siguen a
Montevideo en cuanto al peso de la industria en la actividad económica departamental.
Industria manufacturera: los departamentos del AM son los que presentan la mayor
participación del sector en la actividad productiva departamental.
50000 Otro dato que revela la composición sectorial de las actividades económicas es el número
40000
de empresas existentes en cada sector de actividad. El procesamiento del Registro de
Empresas del INE permite apreciar la concentración de empresas en las actividades del
30000 sector terciario. El gráfico siguiente denota la cantidad de empresas de cada agregado
20000 sectorial, con diferenciación según el tramo de empleo. Cabe señalar que el citado re-
gistro no contiene información sobre empresas del sector primario ni de la construcción,
10000
así como tampoco de las actividades del sector público. Como comentario adicional,
0 debe destacarse que hay empresas con plantas localizadas en Canelones o San José
no esp. 1-4 5-9 10-19 20-49 50-99 100- 200- 500 o más
199 499
pero que sin embargo figuran en dicho registro como una unidad jurídica domiciliada en
Montevideo (en general, algunas de las de mayor tamaño y con presencia en más de un
Cantidad de empresas por tramo de empleo y departamento
Elaboración propia en base a Registro de Empresas del INE departamento). De todos modos, esta información permite reafirmar la importancia de los
Montevideo Canelones San José
servicios en la actividad económica del AM.
227
30%
La mayoría de las empresas privadas del AM emplea entre 1 y 4 personas, represen-
25% tando el 82% del total. En San José dicho guarismo llega al 88%, en Canelones al 85%
20% y en Montevideo al 81%. Este dato revela la magnitud de las denominadas “pequeñas
15% empresas” en el AM, en cuanto a cantidad de emprendimientos y en relación al empleo
10% involucrado, con un valor estimable en el 30% del total de personas ocupadas. Cabe se-
5% ñalar que esta cifra podría ser aún mayor en San José, donde estas empresas emplearían
0% al 50% de los ocupados.
Industria Elec., gas Comercio Transporte, Inmob. y Otros
y agua rest. y alm. y servicios servicios
hoteles comun. a empr. Por otra parte, las empresas que utilizan más de 50 puestos de trabajo representan
Cantidad de empresas por sector de actividad y tramo solamente el 1,5% del total de empresas ubicadas en el AM y son algo menos de 900. Sin
de empleo embargo, éstas demandarían cerca del 35% del empleo en el AM. El grupo de empresas
Elaboración propia en base a Registro de Empresas del INE
con mayor ocupación presenta mayor relevancia en Montevideo, por lo que el empleo que
500 o más 100 a 199 20 a 49 5a9 no esp. las empresas grandes generan en San José y Canelones rondaría en una cifra menor a la
200 a 499 50 a 99 10 a 19 1a4 del promedio del AM y de Montevideo, aproximándose al 25% de los ocupados.
La mayoría de las empresas privadas del AM emplea entre 1 y 4 personas (82% del
total de empresas), lo que revela la magnitud de las denominadas “pequeñas empre-
sas” . Estas empresas involucran al 30% del total de personas ocupadas. Las empresas
que utilizan más de 50 puestos de trabajo representan solamente el 1,5% del total de
empresas ubicadas en el AM. Son algo menos de 900 empresas, pero demandan el 35%
del empleo en el AM.
Las empresas ubicadas en los extremos de mayor demanda de empleo (más de 200
personas) son aproximadamente 150 en el AM. La mayoría de ellas cumple actividades
de servicios (se destacan los servicios médicos, de enseñanza, de transporte colectivo,
de seguridad y los supermercados). Algo menos de la tercera parte de estas empresas
se dedica a actividades industriales, destacándose los frigoríficos, las curtiembres y las
empresas textiles. Estas empresas de mayor ocupación se localizan principalmente en
Montevideo; en Canelones y San José se ubican sólo cerca de 20 empresas con esas
características.
Las empresas de mayor demanda de empleo (más de 200) son aproximadamente 150
en el AM; la mayoría cumple actividades de servicios (médicos, enseñanza, transporte
colectivo, seguridad y supermercados). La tercera parte se dedica a actividades indus-
triales (frigoríficos, curtiembres y textiles).
228
En cuanto al ingreso de los hogares, hay claras diferencias entre Montevideo y los demás
departamentos del AM, las que también se verifican entre los ingresos de los hogares de
la capital y los del resto del interior del país. Los hogares de Canelones y San José regis-
tran ingresos inferiores a los de Montevideo pero, dada la ponderación de este último,
el AM aparece con ingresos superiores al resto del interior, con un valor que en el año
2005 asciende a 16.800 $U mensuales. Como fue señalado, los hogares de Montevideo
tienen ingresos superiores (algo más de 18.000 $U), seguidos por los de San José (apenas
superior a 12.000 $U) y por los de Canelones (poco más de 11.000 $U), que se ubica con
ingresos inferiores a los del resto del interior del país.
Los ingresos de los hogares muestran claras diferencias entre Montevideo y los demás
departamentos del AM: los hogares de Canelones y San José presentan ingresos infe-
riores a los de Montevideo.
Cuando se analizan los quintiles extremos (el 20% de la población de mayores ingresos
y el 20% de la de menores ingresos) a fin de brindar un panorama de la distribución del
ingreso, se aprecia que los ingresos de los hogares más pobres se ubican en el entorno del
40% de los ingresos promedio de los hogares del AM, sin distancias significativas entre
los departamentos que la integran. Tampoco hay grandes diferencias, a nivel departa-
mental, entre el ingreso de los hogares más ricos y el ingreso medio (entre 35% y 50%
más altos los primeros): la brecha es levemente mayor en San José y menor en Canelones.
Este análisis denota que la diferencia no radica en la distribución del ingreso sino en los
diferentes niveles de ingreso que registran los departamentos: como se dijo, los hogares
de Montevideo perciben mayores ingresos que los de Canelones y San José.
229
Cabe señalar que, si bien los valores presentados refieren al conjunto del hogar, las
conclusiones extraídas no se modifican sustancialmente si el análisis se realiza tomando el
ingreso per capita del hogar, debido a que el número promedio de integrantes por hogar
no difiere significativamente entre departamentos.
Un aspecto interesante surge cuando se compara la relación entre los ingresos y el VAB
per capita (utilizado a menudo como indicador aproximado del ingreso promedio) en
los diferentes departamentos. Puede apreciarse que, mientras el VAB per capita del AM
es 11% superior al promedio del país, el ingreso per capita del AM se ubica en un 16%
por encima del promedio. Esta diferencia podría atribuirse a sesgos estadísticos en la
estimación de ambas variables (basadas en fuentes diferentes), pero también se explica
(como se comentó en el capítulo inicial) por la dualidad de criterios sobre los que el VAB
y el ingreso de hogares se calculan: el VAB recoge un criterio geográfico de generación
de recursos, se computa donde se genera; el ingreso de los hogares se basa, en cambio,
en un criterio de residencia, es el ingreso de las personas que viven en el AM. Esto permite
inferir que los hogares del AM captan recursos generados en otros departamentos, lo
que explica que sus ingresos sean superiores en términos relativos a los bienes y servicios
producidos. Dicho de otro modo, parte del VAB generado en otros departamentos se
transfiere al AM y no es retenido o apropiado por sus habitantes.
Sin embargo, lo que acaba de analizarse para el conjunto del AM responde princi-
palmente a Canelones: en este departamento el VAB per capita es un 50% inferior al
promedio del país, mientras que el ingreso per capita se ubica en un 80% del promedio.
De modo que los hogares canarios captan recursos generados en otros departamentos,
presentando ingresos superiores a los bienes y servicios producidos.
Finalmente, cabe señalar que en San José la distancia entre ambas medidas del ingreso
230
Lo que ocurre en el resto del interior del país, cuyos hogares tienen ingresos menores al
valor generado en dichos departamentos, ha originado distintas hipótesis. Entre ellas se
destaca la vinculada a la actividad agropecuaria, que genera valor en esos departamen-
tos pero cuyos propietarios residen a menudo en la capital.
Los hogares del AM captan recursos generados en otros departamentos, por lo que sus
ingresos son superiores, en términos relativos, a los bienes y servicios producidos.
Medidas relativas de ingreso per capita en relación al promedio del país (promedio 2002-2004)
indicador Montevideo Canelones San José AM resto interior promedio país
VAB per capita 136% 50% 74% 111% 84% 100%
Fuente: datos de OPP-UDM para VAB y de INE para ingreso ingreso per capita 126% 80% 73% 116% 72% 100%
El análisis revela una característica del modo en que las actividades económicas se de-
sarrollan en el AM. Montevideo concentra buena parte de la producción de bienes y
servicios, utilizando como parte de sus recursos humanos a quienes residen en los departa-
mentos próximos, en particular Canelones. Esto permite realizar dos afirmaciones desde el
punto de vista metodológico. Primero, que según su lógica económica el AM es una unidad
territorial adecuada para el análisis; segundo, que muchos de los resultados anómalos que
algunas investigaciones arrojan sobre Canelones (e incluso sobre San José), responden al
abordaje inadecuado del espacio económico territorial de análisis que se ve limitado por
las barreras político-administrativas departamentales. Ya en el plano de la política y la
acción, puede decirse que la elaboración de políticas para estos departamentos exige la
consideración de la lógica metropolitana.
7 Sin embargo, los años 2002, 2003 y 2004 marcan una diferencia respecto a los anteriores. En la década
del 90 y durante los primeros dos años del siglo XXI, los hogares residentes en San José captaban recursos generados
en otros departamentos.
231
16 100
Izq.: Años de escolarización de población de 20 a 25 años 14
según quintil de ingreso de los hogares, año 2005 12 80
Elaboración propia en base a ECH-INE 10 60
8
Der.: % de jóvenes de 16 a 19 años con Ciclo Básico com- 6 40
pleto según quintil de ingresos de los hogares, año 2005
4
Elaboración propia en base a ECH-INE 20
2
quintil 1 pobre quintil 2 quintil 3 quintil 4 quintil 5 rico 0 0
total Montevideo Canelones San José AM resto interior Montevideo Canelones San José AM resto interior
Sin embargo, al interior del AM hay diferencias por departamentos. Montevideo presen-
ta, en general, un desempeño superior que el resto de departamentos del AM y del país.
Canelones, entretanto, muestra en casi todos los casos un desempeño inferior que el resto
de departamentos del interior. En San José el resultado depende de la variable que se
considere: de acuerdo a esto, se ubica por debajo o por encima del promedio del resto
del país (excluida el AM).
Cabe destacar que Montevideo, por razones de población y aglomeración urbana, con-
centra la mayor parte de la oferta educativa del país y la de más alto nivel. Desde el
punto de vista de las teorías del capital humano y el crecimiento económico, esto es una
gran ventaja que ubica al AM como centro de desarrollo y explica gran parte de sus
asimetrías económicas con respecto al resto del país. La centralidad que el AM tiene en
cuanto a oferta educativa en el contexto nacional se reproduce también a su interior, con
Montevideo como centro privilegiado ante Canelones y San José.
232
establecimientos educativos Montevideo Canelones San José AM resto interior total país
Inicial 94 34 6 134 101 235
Primaria 577 296 106 979 1.645 2.624
Secundaria 169 63 13 245 187 432
Técnica 29 15 3 47 73 120
Formación docente 3 5 2 10 22 32
Fuente: Observatorio de la Educación, ANEP total 872 413 130 1.415 2.028 3.443
Es fácil notar que la masa crítica de personas formadas y capacitadas del país se con-
centra en el AM (55% de los alumnos y aproximadamente 50% de los docentes). Esto
se asocia inevitablemente a las economías de aglomeración urbana –mencionadas en el
primer capítulo– y a la centralidad de la región en cuanto a la actividad económica y la
oportunidad de empleo.
233
El mapa de Regiones de Especialización Productiva del Censo del año 2000 del MGAP
permite distinguir (con cierta arbitrariedad) en el AM –entendida como el área conforma-
da por los departamentos de Montevideo, San José y Canelones–, tres grandes zonas de
especialización agropecuaria.
agrícola lechera
lechera ganadera
ganadería lechera
ganadería con mejoramiento - 10%
forestal
hortìcola
lechera
hortifrutivitícola
frutivitícola
citrícola
Una de ellas está constituida por el Montevideo rural, los territorios del oeste y del sur
de Canelones (próximos a Montevideo) y el sur de San José. En esta zona existen explo-
taciones de frutales de hoja caduca, hortalizas y viñedos, que aprovechan las ventajas
competitivas de proximidad con el puerto, el Mercado Modelo (centralizador de la activi-
dad agrícola) y otras infraestructuras de la capital, principal mercado consumidor de esa
producción. En el sur de San José se destaca, además de la horticultura (principalmente
la papa), la producción citrícola (el limón, que abarca también parte del Montevideo
rural).
Otra región está integrada por el centro y centro-este de Canelones (el Canelones “pro-
fundo”), una zona muy rica en actividades. Allí hay presencia de hortalizas, pero también
sistemas mixtos de cultivo y producción ganadera intensiva (con mejoramiento de campos),
235
así como una importante actividad vinculada a la granja, la lechería, la cría de pollos y
la de cerdos.
Esta clasificación pone énfasis en las principales actividades agropecuarias que se desa-
rrollan en cada zona. Es una simplificación útil, que permite comprender las distintas rea-
lidades y ubicar la actividad económica en el territorio sin pretender establecer divisiones
estancas ni absolutas.
La horticultura
Como muestra el mapa la horticultura se concentra, a nivel nacional, en los tres departa-
mentos que integran el AM.
236
El Valor Bruto de Producción (VBP) es, junto al PIB y al VAB, uno de los principales
indicadores de la actividad económica. El VBP mide el valor del total de los bienes y
servicios producidos en una economía durante determinado período. A diferencia de
los otros indicadores mencionados, el VBP contabiliza también los bienes y servicios
utilizados como insumos para la producción de otros bienes y servicios. Esto lleva a
considerar más de una vez a algunos de ellos, ya que el valor de los insumos estaría
incluido en el valor de los bienes y servicios finales que fueron producidos con ellos
(PIB = VAB = VBP – insumos).
La zona sur comprende el área hortícola de Canelones, Montevideo y San José, e incluye
parte de Colonia, Florida, Lavalleja y Maldonado. La zona litoral norte está constituida
por las principales áreas hortícolas de los departamentos de Artigas y Salto. La zona sur,
donde se destaca el AM, es la dominante y explica cerca del 70% de la producción total.
Para la zafra 2004-05 el VBP hortícola fue estimado en US$ 44 millones8 . Cinco cultivos,
tomate de mesa, morrón, boniato, cebolla y zanahoria, explicaban el 74% de dicho VBP9.
8 DIEA-MGAP
9 La información procede de las Encuestas Hortícolas del MGAP de 2005, donde los datos se agrupan por
zonas.
237
10 La estructura de protección más difundida en ambas zonas es el invernáculo o invernadero, seguida por
los microtúneles en orden de importancia.
238
Horticultura del AM y el sur del país: cultivos en condiciones de campo con un menor
rendimiento y obtención de menores precios finales que en el litoral norte del país.
Producción papera
“Fue en diciembre de 1964 que, a través del artículo 170 de la Ley Nº 13.320 sobre
Presupuesto General de Sueldos y Gastos, se creó el Centro de Investigación en Fruti-
Horti-Vitivinicultura (CIFHV), como dependencia de la Dirección de Investigación y
Extensión Agropecuaria del Ministerio de Ganadería y Agricultura. A principios de
la década del 70, se integró al Centro de Investigaciones Agrícolas Alberto Boerger,
dependiente del MGAP. A partir de la creación del INIA, en 1989, la Estación
Experimental Las Brujas cobró nuevas dimensiones. Por un lado, adquirió carácter de
Estación Experimental Regional, con el cometido de generar tecnología para los rubros
de producción intensiva predominantes en su zona de influencia. Ello significa que,
además de la investigación en horticultura y fruticultura, se le comete la investigación
en producción animal intensiva, tanto en animales de granja (aves, cerdos, conejos)
como en la producción de carne o leche en predios de extensión reducida (menores a 50-
60 há). Su ámbito geográfico regional incluye ahora la totalidad del departamento de
Canelones, el Montevideo rural y áreas importantes de los departamentos de San José,
Flores, Florida, Lavalleja y Maldonado. Por otro lado, la Estación Experimental Las
Brujas pasó a ser sede de varias unidades o programas de alcance nacional que actúan
en coordinación con otros programas del INIA y/o con otras instituciones nacionales
o regionales de investigación científica o desarrollo tecnológico.”
El País Agropecuario. Armando Rabuffetti (Dir. INIA Las Brujas),
agosto 2004.
240
La zona sur del país, con suelos aptos, clima adecuado y una ubicación próxima al mer-
cado consumidor capitalino, es la de mayor importancia en la producción, con el 93% de
las explotaciones, el 96% de las plantas y el 99% de la producción de frutas de hoja
caduca12. Canelones y Montevideo concentran el 85% de la producción de la zona sur,
mientras que San José aporta un 12%. Entre las especies de mayor presencia y valor se
destacan la manzana, el durazno y la pera.
Se estima que las frutas comercializadas en fresco representan el 86% del VBP frutícola y el
78% de la producción, mientras las destinadas a la industria y la exportación representan
en cada caso un 11% de la producción13 . Si bien estos cultivos se destinan principalmente
a la demanda interna, existen iniciativas tendientes a generar una corriente exportadora,
especialmente de pera y manzana. La actividad frutícola ocupaba, en la zafra 2005-
2006, aproximadamente 4.200 trabajadores permanentes (56% familiares) y unos 700
trabajadores zafrales. Esta actividad es intensiva en mano de obra, lo que revela que hay
4 trabajadores de promedio por explotación y 1,6 por hectárea de superficie frutícola.
Según el Censo Agropecuario del año 2000, el 70% de las explotaciones combinaban
esta actividad con la horticultura, la vitivinicultura y la citricultura.
Cítricos
El VBP de frutas cítricas era, en el año 2000, un 3% del VBP agropecuario14 . Los cítricos
se producen sobre todo en la zona norte (Salto, Paysandú, Río Negro y Rivera), que
representa un 84% de la superficie de cultivos15 . Sin embargo la zona sur, con un 16%
del área de cultivos, es muy importante en la producción de limón (algo más del 70%
de la superficie total a nivel nacional y entre el 60% y el 70% de la producción), con
fuerte desarrollo en la faja costera de San José y parte de Canelones y Montevideo.
Aproximadamente un tercio de la producción de limones se exporta.
La zona sur: 16% del área de cultivos, muy importante en la producción de limón
(algo más del 70%).
Vitivinicultura
El VBP vitícola representaba, en el año 2000, el 1,8% del VBP agropecuario. La viticultura
se desarrolla junto a otras actividades como el cultivo de frutales, cítricos, hortalizas,
etcétera. Las tierras del norte presentan condiciones climáticas que permiten obtener
maduración de la producción con antelación a la zona sur del país16 . A pesar de esta des-
ventaja comparativa, la zona sur y el AM tienen a favor la proximidad al gran mercado
consumidor. Aquí, la uva se produjo para abastecer el mercado local y concentró las ex-
plotaciones en las proximidades del mismo. La importancia de los departamentos del AM
se aprecia en las cifras: Canelones aporta el 66% de la producción nacional, Montevideo
el 16%, San José un 7% y Colonia el 6%17. En Canelones los principales cultivos de vid se
encuentran en Juanicó, Sauce, Santa Rosa, Progreso, Canelón Chico, Canelón Grande y
El Colorado. Según el INAVI, en el año 2005 el 77% de la producción de los viñedos era
vendido a bodegas para su procesamiento industrial, el 18% era vinificado en bodegas
del propio establecimiento y sólo el 2,8% se vendía como uva fresca. La exportación de
uva fresca es escasa. Se trata de un sector que claramente debe ser entendido en clave
de agroindustria.
Debe decirse que en el momento de escribir este trabajo el sector enfrenta una situa-
ción complicada, dado que la reconversión del sector de viñedos y la producción de
vino excede las posibilidades de colocación en el mercado interno y enfrenta una fuerte
competencia en el mercado mundial. Este problema no es menor, ya que se trata de una
agroindustria que da trabajo a muchas familias y las afinca al medio rural. El viñedo
y el vino otorgan identidad al territorio y permiten fomentar una marca regional que
excede al producto para constituir un activo intangible útil en relación a otros fines, por
ejemplo, turísticos. Desde el punto de vista económico, superar este problema implica el
En cuanto al rubro de cerdos, éste sólo abastece al mercado interno y enfrenta competen-
cia fuerte desde Brasil. Según JUNAGRA, algunos productores realizan emprendimientos
importantes en el área genética y de producción. La producción anual de carne de cerdo
se estima en 23 mil toneladas. El VBP porcino estimado para 2000 representó el 1,2% del
VBP agropecuario20 . Existen 6.000 explotaciones comerciales de cerdos, número al que
se llega luego de la reducción provocada por la desaparición de pequeños productores
en las últimas décadas. La producción porcina es una actividad extendida en todo el país
y está presente en una gran proporción de las explotaciones agropecuarias. La mayoría
de los establecimientos se concentra en zonas próximas a capitales departamentales y
otros centros urbanos importantes. En Canelones y San José la producción es relevante,
en especial en el primero. En esta zona la producción porcina cuenta con varias ventajas:
la complementación con otras actividades de granja y huerta, la proximidad al mercado
capitalino, la disponibilidad de alimentos baratos para los cerdos y la existencia de
plantas de faena.
Para entender mejor el funcionamiento de los distintos sectores descritos debe hacerse
referencia al concepto de granja, que implica la combinación complementaria de varias
actividades: horticultura, fruticultura, cría de animales, viñedos, etcétera. El abordaje
realizado hasta ahora, de corte más sectorial, es útil y necesario para entender las espe-
cificidades y posibilidades de cada rubro productivo. Sin embargo, tomar como unidad
20 DIEA-MGAP (2003d).
244
Concepto de granja: cada rubro debe visualizarse como parte de un sistema productivo
que involucra otros rubros complementarios inherentes a la viabilidad e importancia
del todo.
21 Según DIEA-MGAP.
245
Son 3.532 empleos los que se generan en la fase agroindustrial, asociados a las actividades
de la granja a nivel nacional. De ellos, un 41% corresponde a trabajadores dedicados a la
viticultura, cerca del 30% al procesamiento de frutas y hortalizas y un 26% a la industria
avícola (DIEA-MGAP, 2004). De los puestos de trabajo en la agroindustria, más del 60%
se genera en los departamentos del AM (sobre todo en Canelones y Montevideo). Se gene-
ran también unos 342 empleos en fases de conservación y empaque de frutas y hortalizas
a nivel nacional, de los cuales aproximadamente el 40% se localiza en los departamentos
del AM (la mayor parte se genera en este caso en el litoral norte del país).
246
Por otra parte, la importancia de las actividades de granja se extiende al vínculo que
éstas entablan con las actividades industriales de procesamiento y conservación, así como
con la comercialización. Estas actividades de carácter secundario y terciario ocurren en
ámbitos urbanos, que en el AM vinculan fuertemente a la capital y las zonas próximas más
pobladas con las explotaciones de las regiones rurales interiores, conformando un com-
plejo económico cuyo impacto e importancia debe ser analizado en su conjunto. Esto se
recoge más adelante, al examinar las actividades industriales y de servicios en el AM.
La actividad lechera
En el año 2000 el sector lechero generó unos 183,4 millones de dólares, equivalentes al
10% del VBP agropecuario y al 18% del VBP pecuario, sólo por detrás de la carne de
vaca22. La ubicación territorial de la producción lechera ha estado ligada a los principales
centros de consumo, en particular Montevideo, y a la aptitud natural del suelo. Hay dos
regiones lecheras en el país: la cuenca sur y el litoral oeste. La cuenca sur comprende el
entorno de Montevideo, Canelones, San José y Florida. Es muy importante, ya que cubre
la totalidad del AM más el departamento de Florida (que podría incluso considerarse
parte del AM).
Según el Censo Agropecuario 2000, del total de establecimientos con lechería comercial,
los departamentos del AM concentraban el 37%, lo que corresponde a 2.352 estable-
cimientos (suma que sube a 3.041 si se incluye a Florida). San José es el departamento
lechero por excelencia, con un 26% de los establecimientos con lechería comercial a
nivel nacional (seguido por Colonia, 18%) y un 24% de la producción lechera (seguido
de Florida, 20%). En cuanto a la productividad, tanto en litros por superficie como por
animal, la cuenca sur es la que registra los valores más elevados.
Se trata, por tanto, de un complejo que adquiere dimensión claramente nacional, con
gran importancia de los departamentos de la cuenca sur, donde el AM resulta clave para
22 DIEA-MGAP (2003e).
248
23 DIEA-MGAP (2003e).
24 OPYPA (2006).
249
La industria
Paysandú (2,5%), Soriano (1,4%) y Maldonado (1,2%); todos los demás tienen un peso
relativo inferior al 1% de la industria nacional.
La inversión en la industria
AM (67%) y en especial en Montevideo (54% del total), seguido por San José con el 7%
y Canelones con un 6%. El 33% restante es invertido en el resto del país.
Cabe señalar que, si en lugar de observar lo ocurrido en la última década bajo el régimen
de proyectos de inversión, se analizan los últimos cuatro años de los que se tiene informa-
ción, la situación es similar en cuanto a cantidad de emprendimientos (aproximadamente
80% en el AM) y a montos invertidos (las dos terceras partes en el AM): las inversiones en
el resto del país tienen también montos mayores que las implementadas bajo este régimen
en el AM. Sin embargo, la evolución de las inversiones en Montevideo y en San José
presenta diferencias: el primero reduce su participación en el global del AM, el segundo
aumenta el monto invertido de 7% a 11% y casi duplica su participación en cuanto a
cantidad de emprendimientos.
Por otra parte, el tamaño medio de las inversiones en el AM se ubicó en el orden de los
US$ 4,4 millones en la última década (3 millones en los últimos cuatro años), guarismo
inferior al promedio de las inversiones ubicadas fuera del AM, que en el mismo lapso
rondó los US$ 11 millones (7 millones en el período 2002-2005). Esto permite concluir
que los proyectos mayores se han localizado fuera del AM y, en particular, fuera de
Montevideo y Canelones.
253
Hasta ahora se han manejado, en este capítulo, dos fuentes de información económica con
desagregación departamental para el análisis del AM: una correspondiente al VAB25 y
la otra vinculada a los proyectos de inversión26 . En ambos casos, la información carece de
apertura sectorial a nivel de ramas de actividad económica y tiene un carácter agregado
que, a lo sumo –como en el caso del VAB– se abre por grandes sectores de actividad.
Para salvar dicha limitante y a fin de obtener datos más completos sobre el perfil de
especialización productivo del AM –en particular para la industria manufacturera–, se
manejará información del Registro de Actividades Económicas relevado por el INE. Éste
brinda información sobre el número de empresas que desarrollan actividades en las dife-
rentes ramas industriales (CILU a 4 dígitos) según tramo de empleo. Del procesamiento de
las bases de datos de los departamentos del AM surge el siguiente cuadro, que muestra
la ubicación sectorial de las empresas industriales localizadas en el AM según grandes
ramas de actividad:
Elaboración propia sobre el Registro de Actividades Económicas del INE total 80,8% 15,4% 3,9% 100%
Los datos sobre cantidad de empresas por rama no son suficientes para aproximar niveles
de producción y, lamentablemente, no se dispone de información estadística sobre el
nivel de producción de cada rama con una desagregación departamental. No obstante,
la consideración del empleo como variable habilita una buena aproximación al nivel de
producción o VAB de cada rama. Puede realizarse una estimación “gruesa” del empleo en
cada rama a partir de la información sobre empresas por tramo de personal ocupado del
256
Registro del INE. Estos datos, junto a la información sectorial de corte cualitativo, permiten
detectar de modo aproximado la importancia económica de las diferentes ramas de
actividad de la región y configurar así el perfil de especialización industrial del AM.
Participación de las ramas industriales del AM en el total de empleo y número total de empresas
ramas industriales empresas empleo
elaboración de productos alimenticios 21% 32%
elaboración de bebidas 4% 3%
productos textiles 4% 7%
prendas de vestir 12% 8%
curtiembres y productos de cuero 3% 4%
productos de madera 9% 5%
papel 1% 2%
imprentas y edición 11% 7%
combustibles, aceites y lubricantes 0% 0%
químicos, plástico, farmacéutica y otros 11% 16%
industrias metálicas básicas 2% 2%
productos metálicos y maquinaria 12% 7%
maquinaria de oficina y eléctrica 3% 2%
vehículos y medios de transporte 2% 3%
otras industrias 7% 3%
Elaboración propia sobre el Registro de Actividad Económica del INE total 100% 100%
El cuadro muestra, para el total del AM, la diferencia existente entre la participación de
cada rama en el total de empresas industriales y en el total del empleo estimado. Una
diferencia explicable por las tecnologías de producción –con unas ramas más intensivas
en mano de obra y otras en capital– y por la escala o tamaño de las empresas de cada
rama –con ramas atomizadas que incluyen muchas empresas, otras que incluyen empresas
chicas y grandes, y otras caracterizadas por la presencia de una empresa grande.
La estimación del nivel de empleo realizada se presenta en el siguiente cuadro, con datos
desagregados por departamento. Al respecto, conviene reiterar que dicho registro no
257
Participación de las ramas industriales según estimación de empleo sobre la base de cantidad de empresas y tramo
de empleo
ramas industriales Montevideo Canelones San José AM
elaboración de productos alimenticios 29% 54% 30% 32%
elaboración de bebidas 3% 7% 3% 3%
productos textiles 7% 3% 3% 7%
prendas de vestir 9% 4% 16% 8%
curtiembres y productos de cuero 4% 3% 15% 4%
productos de madera 5% 5% 9% 5%
papel 2% 5% 0% 2%
imprentas y edición 8% 2% 3% 7%
combustibles, aceites y lubricantes 0% 0% 0% 0%
quím., plástico, farmacéutica y otros 17% 9% 12% 15%
industrias metálicas básicas 2% 1% 2% 2%
productos metálicos y maquinaria 8% 4% 4% 7%
maquinaria de oficina y eléctrica 2% 1% 1% 2%
vehículos y medios de transporte 3% 1% 1% 3%
otras industrias 4% 1% 1% 3%
total 100% 100% 100% 100%
Estimación propia a partir del Registro de Actividades Económicas del INE total empleados (estimación propia) 74.900 11.100 2.500 88.500
La estimación del total de ocupados en cada rama revela que algunas de ellas tienen ma-
yor relevancia en cuanto al empleo generado en el AM, variable utilizada para mostrar
su importancia económica.
258
Dentro de esta rama, las actividades más importantes se asocian a la matanza y prepara-
Perfil de la industria manufacturera:
1. Montevideo 2. Canelones 3. San José 4. AM
ción de carnes y aves, con una participación de los frigoríficos cercana al 10% del total
de la industria manufacturera del AM. Esta actividad es especialmente significativa en
otros prendas de vestir frigoríficos productos metál., maq y Canelones, donde la industria frigorífica ocupa al 35% de los empleados en la industria
equipos imprenta y edición panaderías y fideerías textiles
industrialización del vino papel y cartón productos y sustancias canaria y congrega a varios de los principales frigoríficos del país (aproximadamente la
químicas lácteos curtiembres madera molinos y raciones
1 procesamiento de frutas y verduras productos plásticos labo-
mitad del total nacional): los frigoríficos Canelones, Las Piedras, Las Moras, San Jacinto,
ratorios farmacéuticos y medicamentos Carrasco y Pando. Una industria que no sólo procesa carne vacuna y ovina sino que
259
cuenta además con plantas especializadas en porcinos (frigoríficos Pigusa y Picorell), aves
(Frinavur y Avícola Melilla) y equinos (frigorífico Sarel), también considerados significativos
en el concierto nacional y con medios y grandes niveles de empleo. La mayoría de éstos
registra altos niveles en innovación tecnológica y seguimiento de normas de higiene y
sanidad, lo que les permite colocar sus productos en los mercados externos más exigentes:
EEUU, Israel e Unión Europea. La actividad frigorífica es también importante en Montevi-
deo, aunque la mayor diversificación industrial del departamento reduce su participación
en el total a cifras del orden del 5%. Sin embargo, hay en Montevideo una quincena de
frigoríficos grandes que reúnen entre 100 y 500 empleados. En San José esta actividad
está también presente, aunque con establecimientos de menor porte, y representa un 3%
en el total de la industria maragata.
27 Cabe señalar que esta empresa, que figura localizada en Canelones en el registro del INE, acaba de
trasladarse a Montevideo.
260
En San José, la rama alimenticia más importante es la industria láctea, que engloba al
8% del total del empleo industrial del departamento, con la presencia predominante de
Conaprole y sus dos plantas industrializadoras28 . Una de estas plantas está actualmente
en proceso de transformación, a fin de convertirse en un complejo industrial que, además
de elaborar quesos duros y leche UHT, pase a ser el principal establecimiento productor
de leche en polvo del país, con destino a la exportación. Hay además otras empresas
elaboradoras de productos lácteos, entre las que Lactosan y Bonprole29 destacan por
la magnitud de sus inversiones, su nivel tecnológico y orientación exportadora. Y hay,
también, un número considerable de empresas artesanales. Cabe señalar que dicha par-
ticipación en el total del empleo industrial de San José –que surge del registro del INE–
está subestimada debido a que el nivel de empleo de todas las plantas de Conaprole
figura de manera agregada y localizado en Montevideo. En Montevideo esta actividad
está también presente con apreciable cantidad de empresas, pero su importancia relativa
es menor que en San José. La industria láctea representa, para el conjunto del AM, sólo
el 3% del total de la industria manufacturera. En Canelones, la presencia de la industria
láctea se basa en la planta de Conaprole en San Ramón, junto a una decena de empresas
artesanales de reducida demanda de empleo.
En Canelones y San José hay, además, otras actividades de esta rama que resultan im-
portantes a nivel departamental.
Es el caso, en San José, de la elaboración de productos y sustancias químicas (impulsa-
da básicamente a través de las siguientes empresas: Isusa, Dirox, Efice y Air Liquide), que
representa el 8% del total de la industria manufacturera del departamento. En Canelones
debe destacarse el Polo Tecnológico de Pando, emprendimiento clave para el desarrollo
de la industria química canaria desarrollado con la Facultad de Química de la UdelaR.
Por otra parte, en Montevideo se ubica la mayor empresa del país dedicada a esta rama
industrial.
En el caso de los textiles, el mayor peso relativo se registra en Montevideo (7% del total
de la industria manufacturera del departamento) y es menor en Canelones y San José
(3% en ambos casos). Se destaca aquí una docena de grandes empresas (con más de 200
empleados) dedicadas a la hilandería, tejeduría y acabado de productos textiles, así
como un grupo menor de lavaderos y fabricación de tops que involucra también a gran-
des empresas; ambos operan básicamente en Montevideo. En Canelones, la presencia de
Hisud, Itefa y Textil la Paz, con niveles de empleo significativos, se destaca del resto de
pequeñas empresas que operan en esta rama. En el AM existen, entretanto, aproximada-
mente 350 empresas dedicadas a esta actividad.
La industria del papel y cartón y la de imprenta y edición tienen una participación del
9% en el total de la industria manufacturera del AM.
La industria del papel y cartón tiene un rol sumamente importante en Canelones, con
un peso relativo aproximado de 5% del total de la industria canaria. La presencia clave
de la papelera Ipusa y de las cartoneras CICSSA y Urufor marcan el desarrollo de esta
actividad en el departamento. Si bien la actividad está también presente en Montevideo,
que cuenta incluso con tres empresas grandes, su peso relativo es allí menor, con el 2% del
total de la industria departamental.
Las curtiembres y talleres de acabado tienen un peso relativo muy significativo en la in-
dustria manufacturera de San José, con un 14% del total de dicha industria. La presencia
de las empresas Bader y Paycueros es clave en dicha especialización departamental, en
especial la primera, que elabora cueros para tapizados30 . Pero esta actividad tiene su
importancia también en Canelones (destacándose la curtiembre Naussa) y en Montevideo,
y su peso relativo en el conjunto del AM es del orden del 3%.
Para el conjunto del AM, la industria maderera tiene una ponderación del orden del
5% del total de la industria manufacturera.
30 Cabe señalar que la elaboración de prendas de vestir en base a cueros no se incluye en esta rama de
actividad sino que se considera junto a la fabricación de prendas de vestir.
268
Los servicios
El cuadro siguiente muestra la importancia del sector terciario en la economía del AM.
Los servicios representan el 76% del VAB de la economía del AM, con un porcentaje algo
mayor en Montevideo (78%) que en Canelones y San José (68% en ambos casos), estos
últimos con valores similares a los del resto del interior del país.
Los servicios representan el 76% del VAB de la economía del AM, con un peso algo
mayor en Montevideo que en Canelones y San José.
Si se considera cada uno de los departamentos del AM por separado, aparecen diferen-
cias. En Montevideo, el mayor peso dentro del sector servicios está dado por los servicios
financieros, inmuebles y servicios a empresas (36%). En Canelones y San José, en
cambio, dicha actividad adquiere un peso mucho menor y presenta una situación similar a
la de los otros departamentos del interior, lo que revela la elevada concentración de esta
actividad en Montevideo.
En Montevideo el mayor peso dentro de los servicios está dado por los servicios finan-
cieros, inmuebles y servicios a empresas. En Canelones, la actividad de transporte,
almacenamiento y comunicaciones representa un tercio del VAB, funcionado como
nexo entre Montevideo y el resto del país, configurando sin duda una actividad estra-
tégica a escala nacional.
En cuanto al rubro comercio, restaurantes y hoteles, éste presenta valores más altos
de participación en el VAB departamental total en Canelones y en San José que en
Montevideo. Si se considera el peso de este rubro en el VAB del resto de los departa-
mentos del interior, San José (25%) y Canelones (20%) ocupan un puesto intermedio entre
Montevideo (17%) y dichos departamentos (32%). El valor relativamente menor de este
rubro en Montevideo se explica porque la metrópoli presenta una economía de servicios
mucho más diversificada, con un peso importante de otros rubros (financiero, transporte
y logística, servicios a empresas, etcétera) además del comercio. En las economías menos
diversificadas del resto del interior, en cambio, el comercio y el gobierno explican, por
sí solos, el 66% del VAB del sector servicios. Como se señalara, Canelones y San José
ocupan un lugar intermedio entre estas dos situaciones.
271
El rubro comercio, restaurantes y hoteles tiene mayor peso relativo en el VAB total
en Canelones y en San José que en Montevideo, porque la metrópoli presenta una
economía de servicios más diversificada con peso importante de otros rubros. En las
economías menos diversificadas del resto del interior el comercio y el gobierno expli-
can, por sí solos, el 66% del VAB del sector servicios.
Por otra parte, el rubro de servicios comunales, sociales y personales, que involucra
principalmente al sector gobierno, tiene un peso muy importante en el VAB, que es de
aproximadamente un tercio. Esto se verifica para el AM y para cada uno de los departa-
mentos de la región, así como para el resto de departamentos del interior.
Los servicios comunales, sociales y personales (principalmente los del gobierno) tienen un
peso muy importante en el VAB (aproximadamente un tercio).
Número de funcionarios en el gobierno central y empresas públicas. Datos al 31/12/2003 para todo el país
01 Poder Legislativo 1.515
02 Presidencia de la República 853
03 Ministerio de Defensa Nacional 31.933
04 Ministerio del Interior 27.037
05 Ministerio de Economía y Finanzas 4.923
06 Ministerio de Relaciones Exteriores 557
07 Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca 2.419
08 Ministerio de Industria, Energía y Minería 391
09 Ministerio de Turismo 166
10 Ministerio de Transporte y Obras Públicas 4.712
11 Ministerio de Educación y Cultura 2.633
12 Ministerio de Salud Pública 13.363
13 Ministerio de Trabajo y Seguridad Social 814
272
Número de funcionarios en el gobierno central y empresas públicas. Datos al 31/12/2003 para todo el país
14 Ministerio de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente 353
15 Ministerio de Deporte y Juventud 1.282
16 Poder Judicial 4.230
17 Tribunal de Cuentas 338
18 Corte Electoral 972
19 Tribunal de lo Contencioso-Administrativo 95
25 Administración Nacional de Educación Pública 49.020
26 Universidad de la República 12.032
27 Instituto Nacional del Menor 3.637
28 Banco de Previsión Social 3.804
50 Banco Central 460
51 Banco de la República Oriental del Uruguay 3.848
52 Banco Hipotecario del Uruguay 1.001
53 Banco de Seguros del Estado 1.444
60 Administración Nacional de Combustibles, Alcoholes y Pórtland 2.228
61 Administración Nacional de Usinas y Trasmisiones Eléctricas 5.758
62 Administración Nacional de Ferrocarriles del Estado 545
63 Primeras Líneas Uruguayas de Navegación Aérea 207
64 Administración Nacional de Puertos 891
65 Administración Nacional de Telecomunicaciones 5.163
65 Obras Sanitarias del Estado 4.308
67 Administración Nacional de Correos 1.599
70 Instituto Nacional de Colonización 181
Fuente: Oficina Nacional de Servicio Civil total gobierno central 194.712
Como se ha señalado, el peso del sector de servicios del gobierno es muy importante en
el AM, con un 33% del VAB del sector servicios. Por otra parte, hay que destacar que el
AM –y en especial Montevideo– es el centro político-administrativo del país y concentra
los organismos y dependencias del gobierno central y de las empresas públicas. A esto
se agrega el elevado valor absoluto del VAB y empleo generado por los organismos y
dependencias de los gobiernos departamentales y locales del AM, lo que se explica por
el gran número de pobladores de la región.
273
Sin embargo, a pesar del valor absoluto del VAB y del empleo generado en el AM por
el sector gobierno, en términos relativos y en cuanto a la participación en el VAB del total
del sector servicios de la región, la situación del AM no difiere de la del resto del país,
donde el gobierno es también un sector muy importante en la economía. En efecto, las
dependencias del gobierno central y las empresas públicas se concentran en Montevideo
y el AM, pero esta región reúne el 60% de la población y entre el 65% y el 69% del
VAB del país.
Por otro lado, si se observa en el cuadro la cantidad de funcionarios que reúnen los
gobiernos departamentales (las intendencias), se aprecia que en términos absolutos el
AM representa el 40% del total de empleos generados en los gobiernos departamentales
(Montevideo por sí sólo representa el 25%). Pero en relación con la población, se observa
que el AM es la zona que tiene menos funcionarios municipales cada mil habitantes.
En Montevideo y San José este número es de 7 funcionarios por mil habitantes, y en
Canelones de 9, mientras que el resto de departamentos tiene un promedio de 16, con
valores que oscilan entre 10 (Paysandú) y 28 (Rocha). Esto refleja la existencia, en el resto
del interior del país, de economías menos diversificadas y menos dinámicas, en las que el
empleo municipal es una importante fuente de contención de las economías locales.
En definitiva, en términos relativos, el peso del sector público en el sector de servicios del
274
AM no difiere demasiado de la situación general que registra el país (en cuanto al empleo
municipal, el peso relativo a la población es bastante menor que en el resto del país).
Por último, y transversalmente a los demás servicios mencionados en este capítulo, debe
destacarse la presencia significativa del gobierno en la prestación de los servicios de
comunicaciones (ANTEL).
Servicios financieros
Punta del Este 244; 45% Es destacable la existencia de asesores técnicos asalariados permanentes y eventuales,
Costa de Oro 11; 2%
tanto en las explotaciones rurales como en las empresas agroindustriales. Muchos de ellos
residen en Montevideo.
litoral termal: 23; 4%
Colonia: 14; 3%
Piriápolis: 14; 3% Por otra parte, la granja (actividad importante en el AM) recibe mucha atención desde el
costa de Rocha: 14; 3%
otros/sin dato: 13; 2% ámbito de instituciones públicas como JUNAGRA, INAVI, INIA (Las Brujas), con programas
exclusivamente granjeros. Esto determina un número importante de empleos profesionales
y administrativos, que se estiman en 35531 y se asocian fundamentalmente a los depar-
Montevideo 202; 37% tamentos del AM.
Ingreso bruto por turismo receptivo (en millones de US$), También cumplen un rol importante las agroveterinarias y los proveedores de insumos
año 2005 y servicios para explotaciones agropecuarias (que incluyen también alquiler y servicios
Elaboración propia en base a Unidad de Desarrollo Municipal, OPP
de maquinaria, etcétera). Estas actividades vinculan al medio urbano (que concentra a
estos proveedores de servicios) con el medio rural, conformando un complejo de servicios
conexos al agro y la agroindustria que tiene una base importante en los departamentos
del AM.
31 MGAP-DIEA (2004).
277
Actividades turísticas
Por otra parte, en 2005 la Costa de Oro y Montevideo representan conjuntamente cerca
del 40% de los ingresos brutos por turismo receptivo a nivel nacional (37% Montevideo
y 2% Costa de1 Oro).
278
La oferta turística del Canelones “costero” cuenta con aproximadamente 90 mil plazas
y genera empleo para unas 11 mil personas. El tramo que va desde Ciudad de la Costa
hasta el arroyo Pando ha perdido su clásica fisonomía balnearia debido al enorme au-
mento de la población permanente. En cambio, al este del arroyo Pando los balnearios
conservan su impronta de ambiente apacible para familias de clase media, con destaque
de Atlántida (el centro de mayor desarrollo en la costa canaria), Parque del Plata y
La Floresta. Los visitantes provienen mayoritariamente de la capital (turismo interno), y
entre los extranjeros predominan los argentinos. Los hoteles son pequeños y medios (con
comodidades que no superan las tres estrellas) y representan sólo un 5% de la oferta total
de camas del departamento, la que se da principalmente a través del alquiler de vivien-
das. Cabe destacar el interés que parece existir en un proyecto de complejo hotelero 5
estrellas en Atlántida, a fin de complementar la oferta hotelera de alto nivel de la costa
uruguaya, actualmente concentrada en Punta del Este.
Como surge del cuadro que muestra el ingreso de visitantes al país, Montevideo es el
principal destino del turismo receptivo a nivel nacional. Esto se asocia a su condición
de metrópoli con una identidad cultural propia marcada por el tango, el candombe,
la murga, el puerto, el “río ancho como mar”, el casco viejo de la ciudad, el Cerro de
Montevideo, hermosos parques como el Prado, edificios emblemáticos como el Palacio
Legislativo, el Teatro Solís, el Palacio Salvo y el Estadio Centenario (sede del primer
mundial de fútbol), sus numerosos museos y sus casi 25 kilómetros de paseo marítimo inin-
279
Alejados de las rutas turísticas clásicas asociadas a la costa, existen varios puntos de
interés turístico en un Canelones por descubrir. Por ejemplo, el embalse de la represa del
arroyo Canelón Grande, a pocos kilómetros de la capital departamental. La ciudad de
Santa Lucía, con el entorno del río y un parque arbolado con instalaciones apropiadas
para el esparcimiento y las actividades náuticas. El Parador Tajes, enclavado entre
una densa arboleda y próximo a la desembocadura del río San José en el río Santa
Lucía, en un escenario plagado de islas donde se puede observar la mansión de finales
del siglo XIX del presidente Máximo Tajes. La visita a las bodegas, donde nacen los
mejores vinos del país. Numerosos museos y atractivos culturales, como el clásico
Teatro Politeama, el Museo Histórico Departamental, el Museo Arqueológico, que
exhibe restos prehistóricos hallados en la cuenca del Santa Lucía, el nuevo Mausoleo
al Soldado Oriental (donde ocurriera la famosa batalla de Las Piedras) y las casas de
cultura y museos temáticos que se encuentran en la finca de la familia Artigas en la
localidad de Sauce, de la familia de José E. Rodó en Santa Lucía y la Quinta Capurro
en la localidad del mismo nombre.
La Ciudad Vieja ha sido revitalizada en los últimos años con una política activa desde
la Intendencia para restaurar edificios históricos, organizar paseos y actividades
culturales y de esparcimiento, mejorar el paseo peatonal, así como brindar mayor
seguridad para garantizar el disfrute pleno del turista. El recorrido por Ciudad Vieja
puede incluir visitas a varias galerías de arte, casas de antigüedades o variados
museos, entre los que podemos mencionar el museo Torres García, el Cabildo, Museo
Nacional de Arte Decorativo (en el Palacio Taranco), el Museo Histórico Nacional
(incluye el Romántico), las casas de importantes personalidades históricas como
Fructuoso Rivera, Juan A. Lavalleja, Ximénez, Francisco Giró o la del revolucionario
italiano Giuseppe Garibaldi. Otra alternativa es simplemente caminar por la peatonal
observando la presencia de artesanos, músicos, pintores y malabaristas, en un camino
que conduce hacia el mar. Parada obligada para almorzar es el Mercado del Puerto,
principal paseo gastronómico para degustar carnes y pescado, con buenos vinos y
bebidas típicas como el tradicional Roldós o la Uvita. Por último, también la noche
tiene su espacio en la Ciudad Vieja, con un sector de restaurantes, pubs y discotecas
que ofrecen esparcimiento nocturno al nivel de las ciudades más importantes del
mundo.
Diario El Observador, colección “Todo Uruguay”
Las inversiones de mediano y gran porte declaradas de interés nacional se han concen-
trado fuera del AM, al menos en los últimos años.
282
Las sierras de Mahoma están constituidas por la ladera nordeste de la cuchilla del
mismo nombre que, a su vez, se desprende de la Cuchilla Grande en el noroeste del
departamento. Se sitúan a 37 km de la capital departamental y comprenden un área de
aproximadamente 20 km2. El origen del nombre (lejos de recordar al profeta fundador
del Islam) estaría en la deformación al castellano del nombre de un indígena que
vivía en la zona llamado Ohma (aunque nadie lo sabe con certeza). Las sierras están
constituidas por “mares de piedra” sometidos a procesos de meteorización y erosión.
Pueden observarse cuevas, grutas, elevaciones y formaciones rocosas extrañas que
semejan animales y objetos que disparan la imaginación del visitante. Entre las
extrañas formaciones de la sierra destacan la “casa de piedra” (que podría haber sido
utilizada por José Artigas durante el Éxodo del Pueblo Oriental en 1811), “el avión”,
“la cascada”, “la tortuga gigante”, “los tres hermanos”, “el apereá” y “la esfera”. En
cuanto a la fauna del lugar es importante la presencia de camoatíes y termiteros.
Pero esta identificación no sólo atiende a las empresas productoras de bienes y servi-
cios intensivos en conocimiento, sino también a las suministradoras de bienes y servicios
especializados para las firmas productoras (por ejemplo, proveedores de equipos espe-
cializados o laboratorios de análisis), a las empresas usuarias o demandantes (frigoríficos
o empresas lácteas que inducen la utilización de tecnologías de mejoramiento genético
en animales) y a las entidades o instituciones vinculadas a los ámbitos seleccionados
(laboratorios universitarios, laboratorios ministeriales o público-privados, organizaciones
gremiales, etcétera).
32 PNUD (2005) Parte II: El Uruguay hacia una estrategia de desarrollo basada en el conocimiento.
284
Además del ámbito económico al que pertenecen las empresas y entidades, la dimensión
territorial es también relevante para el análisis. Dicha dimensión, que refiere a la locali-
zación geográfica de estos agentes, debe su importancia a que el contexto socioterritorial
e institucional y las economías de aglomeración son fuentes importantes de innovación y
aprendizaje, factores claves en este tipo de actividades.
El cuadro muestra que el AM cuenta con el 65% de las empresas y el 81% de las enti-
dades (asociaciones empresariales y gremiales, laboratorios y centros de investigación
universitarios públicos y privados) asociadas a los citados ámbitos de actividades eco-
nómicas intensivas en conocimiento. Si se consideran los departamentos por separado,
Montevideo es el gran centro de localización de estos agentes, seguido por Canelones
con 22 empresas y 8 entidades.
33 El PNUD (2005) y el Instituto de Economía (FCEA-UdelaR) realizan una encuesta donde se toma una mues-
tra de 212 empresas y 86 entidades (de oferta y demanda).
285
Se observa también que varias de estas empresas y entidades forman parte de los si-
guientes parques industriales o polos tecnológicos: Parque Industrial y Tecnológico del
Cerro (muchas empresas del ámbito ambiental), Polo Tecnológico de Pando (industria
farmacéutica, alimentaria y ambiental), Parque Tecnológico Canario (agroalimentario),
Zonamérica (empresas de software), empresas incubadas en las Facultades de Ciencias y
de Química de la UdelaR. La mayoría de estas aglomeraciones se radica en el AM, sobre
todo en Montevideo y Canelones.
• Ingenio
En los últimos años esta Zona Franca se ha venido desarrollando como una
plataforma de negocios y tecnología de alcance internacional. Ofrece instalaciones,
infraestructura y servicios de alta calidad, incluyendo tecnología de comunicación de
última generación, a empresas internacionales que operan en las áreas de logística,
servicios financieros, biotecnología, informática y tecnología, call centers, consultoría
y comercio en general. Zonamérica es utilizada por las más importantes empresas
nacionales de software, y ha sido seleccionada como base de operaciones para la región
por la multinacional india Tata Consulting o la irlandesa Trintech.
Reflexiones finales
Desde el punto de vista formal, el capítulo consta de dos secciones. La primera de ellas
intenta reflejar ciertas inquietudes sobre determinados sectores de actividad, así como
algunos asuntos del AM que surgen del análisis previo y que se quiere recoger en este
capítulo final. Esto no configura un repaso exhaustivo de los temas ya tratados, sino una
serie de señalizaciones que puede considerarse arbitraria. La segunda parte reúne algu-
nas reflexiones de conjunto sobre la economía del AM y propone una discusión abierta
sobre las dimensiones y el tipo de enfoque que deben privilegiarse al asumir el reto del
desarrollo económico en la región.
Una de las principales actividades del AM que vincula el agro con la vida urbana, o si
se quiere, el sector primario con el secundario y el terciario, es la granja. Por esto, es
importante señalar algunas cosas al respecto. En primer lugar, es necesario destacar la
importancia social de la granja en el AM: en los tres departamentos, la explotación
rural asociada a la horticultura, la fruticultura, los viñedos y otras actividades de granja
es, en general (incluyendo animales), mucho más que una actividad económica. Se trata
de una forma de vida, que fija a la familia en el medio rural a través del trabajo y genera
identidad territorial. La proximidad de centros urbanos importantes (no sólo de la capital)
puede inducir al individuo a emigrar desde el campo al medio urbano. Esto no implica
necesariamente una mejora de su bienestar, dado que las oportunidades de encontrar
trabajo y acceder a una vida mejor en las aglomeraciones urbanas del AM no son fáciles
de alcanzar y hay un alto riesgo de que el traslado comporte situaciones de desempleo,
pobreza urbana y marginalidad. En este sentido, las pequeñas y medianas explotaciones
290
Lo expresado previamente no implica, sin embargo, que las actividades rurales asocia-
das a pequeños productores se subsidien a cualquier costo o de cualquier manera. La
importancia sociocultural de estas actividades debe servir de justificación para apoyar
a la granja, pero esto debe hacerse en el marco de un proyecto que haga de ella una
actividad competitiva y económicamente viable a largo plazo.
Por otra parte, es necesario pensar en clave de agroindustria. Hay que explorar la po-
sibilidad de identificar programas de abastecimiento de materias primas nacionales a
la agroindustria horti frutícola, por ejemplo con los excedentes de exportación, lo que
tendría efectos positivos para la consolidación de una fase industrial en el sector. La
ventaja del AM al respecto es importante porque cuenta con los cultivos, los productores,
las industrias y los canales de comercialización. Sin embargo, una estrategia de inserción
en mercados externos exige articulación y acuerdo a lo largo de toda la cadena de pro-
ducción, para que ésta sea sostenible en el tiempo y no por unas pocas zafras. Además,
un mayor desarrollo en la fase industrial no sólo requiere asegurar el abastecimiento de
materia prima a la industria y a precios competitivos sino la conveniencia del negocio
para los productores. Esto hace necesario que productores agrícolas, industriales, interme-
diarios y agentes del gobierno se junten a diseñar una ingeniería de negocios que resulte
en un juego de suma positiva y que trascienda la visión predominante de abastecimiento
del mercado interno, combinando las variables producción, exportación y procesamiento
industrial de modo beneficioso para todos los involucrados34 .
34 No somos originales al señalarlo, pero la mejora del rendimiento agrícola, necesaria para producir más y
en forma competitiva, debe lograrse mediante incorporación tecnológica y cambios en la modalidad de cultivo (por
ejemplo, el cultivo protegido en lugar del cultivo a campo). En algunos casos se observa también un problema de
escala (tamaño del establecimiento), lo que no es sencillo de abordar. Por ejemplo, en las frutas de hoja caduca la
productividad (toneladas por trabajador) evoluciona crecientemente con la escala, donde el máximo (55 toneladas/
trabajador) representa casi ocho veces más el valor más bajo correspondiente a los productores más pequeños (zafra
2005/2006 DIEA-MGAP). El problema de la escala no es sencillo, porque la concentración de la tierra en pocos pro-
ductores generaría la expulsión de las familias que viven de esta actividad en pequeñas explotaciones. Justamente,
una de las ventajas de la actividad hortifrutícola es la generación, en el medio rural, de empleo y sustento para las
familias allí afincadas. Es difícil compatibilizar esto con un proceso que apunte a la inserción exportadora y la consoli-
dación de fases industriales. Se trata de un gran reto: conjugar la explotación eficiente con la permanencia de peque-
ños y medianos productores. Por otra parte, como señala DIEA-MGAP (2003) para el caso de la fruta, la diversidad
de variedades para la realización de nuevas plantaciones en el marco de proyectos subsidiados dificulta a menudo un
proceso de producción homogéneo y con volúmenes adecuados, que permita mantener un flujo exportador estable en
el tiempo. Esto exige una revisión de las políticas de apoyo e incentivo desde el gobierno, que debe participar activa
292
y responsablemente de la construcción de esa estrategia exportadora y generadora de mayor valor agregado que
creemos necesaria.
35 Anuario OPYPA 2006.
293
Con respecto a la industria, hay algunas tendencias que deben señalarse. La industria
manufacturera tendería a reducir su participación en el total del VAB del AM, tal vez
en respuesta a las tendencias vigentes a nivel nacional y mundial que confirman un crec-
imiento de los servicios. A su vez, el AM vería reducir su participación en el PIB industrial
del país (de todos modos, en términos absolutos el PIB industrial del AM y de Montevideo
representan, respectivamente, el 84% y el 76% del total nacional), principalmente por
el impulso del complejo forestal maderero en el interior del país, fuera del AM. Por
otra parte, los nuevos conceptos de competitividad involucran una visión sistémica que
trasciende al sector industrial y confiere un rol importante al sector de servicios, en un
corte transversal que se confunde con las etapas primarias y secundarias de los procesos
productivos.
Como plantean las nuevas teorías del crecimiento endógeno y como muestra la experi-
encia de los países más ricos del mundo, la innovación es la clave para el aumento del
ingreso per capita y la reducción de la brecha con los niveles de vida de estos países.
De acuerdo a esto, parece central discutir cómo generar en nuestro país una estrategia
propia de desarrollo basada en el conocimiento y la innovación. Esta preocupación por
suerte existe, tanto en el medio académico como en el ámbito gubernamental –expre-
sada, por ejemplo, en la creación del Gabinete Ministerial de la Innovación–, así como en
el sector privado, que también reconoce la necesidad de generar competitividad genuina
basada en la innovación. En este esquema el rol del AM es fundamental porque, como
se señala en el capítulo correspondiente, es allí donde se concentran las capacidades
existentes en Uruguay para el desarrollo de estas actividades y, más aun, donde existe
el potencial para aspirar a un posicionamiento regional (¿y, por qué no, internacional?)
preferencial. Esto no sólo debería analizarse en función de la conveniencia para el AM
sino también en cuanto a la responsabilidad de esta región para con el resto del país: si la
citada estrategia es necesaria para el país, el AM debería ser su impulsora, lo que sería
sin duda beneficioso para esa región y de gran impacto en el desarrollo económico y la
calidad de vida de todos los habitantes del país.
Esto debe conjugarse con el rol social e identitario que ciertas actividades cumplen en
tanto soporte de otras, con las realidades socioeconómicas que se generan o viabilizan a
partir de las primeras y, sobre todo, en relación con el afincamiento en el medio rural.
Y surge entonces la siguiente interrogante: ¿cómo articular una estrategia que combine
todos estos elementos?
Lo que aquí se sugiere es comenzar por el análisis de cada actividad, sector o complejo
productivo (agro, industria y servicios) y por la identificación de los niveles adecuados de
comprensión y abordaje del problema:
Otra dimensión de análisis36 , muy pertinente para ser planteada a nivel del AM, refiere
ya no a la escala territorial de intervención (local, microrregional, regional, etcétera)
sino al concepto de equilibrio o desequilibrio en el impulso al desarrollo del AM (o de
cualquier otra región).
Una alternativa es la de privilegiar los equilibrios microrregionales: proponer un desar-
rollo equilibrado de regiones, imponiendo al AM la atención equitativa de las distintas
situaciones urbanas, rurales y productivas que la misma encierra. La opción antagónica
es la de elegir ganadores o polos de desarrollo: elegir, por ejemplo en el AM, determi-
nadas localidades o actividades productivas, lo que implica restar recursos para apo-
yar y promover otras actividades y localidades. Éste es un debate muy interesante que
debe desarrollarse en profundidad y sin prejuicios. Hay que discutir seriamente sobre la
efectiva incompatibilidad de estas estrategias o sobre la posibilidad de administrarlas
combinadamente. Y plantearse si es bueno elegir ganadores y, en el caso de que sí lo sea,
discutir las condiciones de tal elección (distinguir la elección realizada por el mercado de
la efectuada por la intervención política, y sus múltiples combinaciones).
El dilema entre desarrollo equilibrado y polos de desarrollo debe distinguirse del prob-
lema relativo a la definición de las unidades territoriales de análisis (localidad, región,
microrregión, país) más adecuadas para discutir y diseñar con éxito las políticas relativas
a las diferentes actividades económicas del Área Metropolitana: aun después de elegida
la escala, la discusión sobre la eventual priorización (o no) de actividades o territorios aún
persiste.
298
05. Vértice social
La conformación social en sus diversas dimensiones
• Introducción
• Estructura social y tendencias en el Área Metro-
politana. El análisis cuantitativo
• El Área Metropolitana en el contexto nacional
• Estructura social y polarización en el Área Me-
tropolitana
• Las sociedades locales en el Área Metropolitana:
la perspectiva de los actores
• Fragmentación social: “los viejos y los nuevos” •
Percepción de problemas y desigualdades socia-
les en las áreas estudiadas • Cambios culturales,
de estilos de vida y en la identidad local • Visio-
nes acerca de las iniciativas y las políticas a nivel
local • Perspectivas y visión de futuro para las
áreas estudiadas según sus actores
• Síntesis, conclusiones e implicancias para las
políticas
301
Introducción
Este capítulo presenta las principales características sociales del Área Metropolitana. Para
eso se combinan dos estrategias metodológicas: una estadística, que apela a las principa-
les fuentes disponibles (como los censos y las encuestas de hogares del Instituto Nacional
de Estadística), y otra cualitativa que recoge, a partir de entrevistas a informantes cali-
ficados, la visión de los protagonistas de distintas comunidades o sociedades locales del
Área Metropolitana (AM). Ambas perspectivas son necesarias para configurar un mapa
socio-territorial del Área Metropolitana, que oriente la definición e implementación de
políticas y programas públicos en el marco de la Agenda Metropolitana y la estrategia
de descentralización promovida por el actual gobierno desde la administración central y
los municipios.
La primera parte del capítulo presenta las principales características y tendencias del
Área Metropolitana. Concretamente, se describe la población de los principales corredo-
res o subáreas, sus características socio-demográficas y socioeconómicas, la desigualdad
social y la segregación territorial que caracteriza al Área Metropolitana, y la fragmenta-
ción y polarización socioeconómica que actualmente imprime u n sello particular al área.
En segundo término, se examina cómo viven sus protagonistas en las condiciones sociales
presentadas. Se describe la percepción que estas personas tienen de los problemas, sus
demandas –y hacia quiénes se dirigen–, las iniciativas de política y de sociedad civil en
curso y su visión del futuro del Área Metropolitana. La tercera parte presenta una síntesis
de las principales implicaciones del capítulo, en particular en materia de políticas públi-
cas.
Por razones metodológicas, y privilegiando el análisis de las características sociales de la
población metropolitana y de los centros urbanos que rodean a Montevideo, el capítulo se
concentra en el estudio de lo que puede denominarse “Corona Metropolitana”, de modo
que el estudio sociológico está referido a dicha población. Por otra parte, cabe destacar
302
que existen estudios previos sobre Montevideo y su población realizados bajo una similar
perspectiva (Veiga y Rivoir, 2001 y 2005).
Entre 1985 y 1996 se producen cambios socioeconómicos en el nivel local que modifican
la configuración territorial del país. En esos once años, cuya comparación es posible a
partir de los censos de población, la regionalización se fractura (Veiga, 1991) y surge
un conjunto de áreas o regiones que integran nuevas “tipologías socioeconómicas depar-
tamentales”; o sea, agrupamientos geográficos con características sociales y económicas
similares (Veiga y Rivoir, 2004). Estas áreas tienen incidencia directa en el análisis de las
condiciones sociales del Área Metropolitana, en la medida en que permiten identificar
zonas relativamente homogéneas en sus aspectos sociales, en comparación al resto de las
regiones.
En primer lugar se destaca la región integrada por los departamentos de Soriano, Colo-
nia, San José, Florida y Lavalleja, un área con importantes diferencias internas donde Co-
lonia y San José emergen por sus altos niveles relativos de diversificación socioeconómica
y desarrollo en el contexto nacional.
En segundo término, el departamento de Canelones mantiene una posición privilegiada en
el contexto nacional a partir de su alto nivel de diversificación socioeconómica, su inserción
en el Área Metropolitana, el desarrollo industrial y turístico y la expansión de los servicios.
Dados sus diferentes niveles de diversificación y desarrollo económico, su heterogeneidad
interna es la mayor del país: allí coexisten microrregiones muy desiguales en cuanto a
nivel de desarrollo socioeconómico y se registra la más reciente fragmentación socio-
territorial, en Ciudad de la Costa –área de mayor crecimiento poblacional del país1.
En este sentido, cabe enfatizar que la diferenciación socioeconómica se manifiesta no
sólo a nivel intrarregional (entre los diferentes departamentos) sino especialmente a nivel
intradepartamental, dado que la proporción de población con carencias básicas es sig-
nificativamente mayor en las ciudades pequeñas –que predominan en Canelones–, como
han verificado diferentes estudios (DINOT-MVOTMA, 1998; Veiga et al., 2004 y encuesta
OPYPA-MGAP, 2001)2.
Los siguientes mapas permiten apreciar distintas áreas homogéneas e ilustran la profunda
desigualdad del desarrollo social en el territorio3.
El mapa 1.A muestra el nivel de desarrollo social para las áreas urbanas mayores de
2000 habitantes, que concentran las tres cuartas partes de la población nacional4. Por
una parte, se identifican aquellas áreas con bajo nivel de desarrollo social (tipo 1), locali-
zadas predominantemente en el centro y sur del país. Corresponden a ciudades y pueblos
históricamente expulsores de población, con estancamiento económico y bajos niveles de
vida. Dentro del Área Metropolitana existen ejemplos en el noreste de Canelones. Asimis-
mo, existen otras ciudades y pueblos (tipo 4) con bajo nivel de desarrollo, que se ubican
predominantemente al norte del Río Negro y también presentan importantes carencias.
Por otro lado se encuentran las áreas con alto nivel de desarrollo social (tipo 2), que co-
rresponden a las ubicadas fundamentalmente en Ciudad de la Costa y en zonas dinámi-
cas del sur del país. Se destacan por su alto crecimiento poblacional, el empleo industrial
y los servicios, y concentran la población con mejores niveles de vida aunque con signifi-
cativas desigualdades internas.
Se identificaron también otras áreas con nivel medio en su desarrollo económico y social
(tipo 3), que corresponden a pueblos y ciudades diseminadas en el territorio.
2 De acuerdo a la metodología de nuestro estudio sobre desarrollo regional (CIESU, 1991) se elaboraron dos
tipologías socioeconómicas, mediante indicadores sociales construidos en base al Censo de Población 1996, en este
caso, desagregando la información a nivel de sección censal para apreciar las desigualdades intrarregionales.
3 En tal sentido debe plantearse una limitación: la información proviene del Censo de Población realizado
en 1996, ya que no se registran, a nivel desagregado, eventos posteriores. Para una evaluación actualizada
deben tenerse en cuenta los principales cambios ocurridos desde entonces en la estructura socioeconómica local y
microrregional.
4 Las tipologías o clasificaciones de desarrollo social excluyen a Montevideo por constituir un caso muy
desviado del resto.
304
El mapa 1.B muestra la existencia de diferentes tipos y niveles de desarrollo social para
las áreas rurales y las localidades menores de 2000 habitantes. Surgen así las áreas y los
pueblos localizados en el Área Metropolitana y a nivel periurbano, con los mejores niveles
Mapa A
relativos en las condiciones de vida de la población si se comparan con el resto urbano y
las áreas de predominio rural.
Mapa B
Localidades
Tipos de Áreas
1. Periurbana
Tipología socioeconómica y espacial según nivel de Localidades 2. Área Metropolitana
desarrollo social Tipos de Áreas 3. Resto Urbano
Elaboración propia en base al reprocesamiento del CPVH 1996 - INE 4. Predominio Rural
Departamento de Sociología y A. Sociodemográfica Banco de Datos
FCS/UdelaR
Izq.: Mapa 1.A Áreas Urbanas - Localidades de más de 2000 En definitiva, los indicadores socioeconómicos utilizados para las tipologías permiten apre-
habitantes (Censo 1996) ciar desiguales condiciones de vida en términos de acceso a vivienda, educación, empleo,
Localidades confort del hogar, etcétera, a nivel del territorio nacional. Ello demuestra la fragmentación
Nivel de Desarrollo Social: 1. Bajo 2. Alto
3. Medio 4. Bajo
socio-territorial existente en el país y, por tanto, la concentración diferencial de recursos,
capital y población. Importa destacar que los pueblos de menor tamaño y las áreas rura-
les presentan –como numerosos estudios han demostrado– condiciones de vida inferiores
a las ciudades mayores (DGEC 1989, CEPAL 1999, Veiga et al., op. cit). De todas formas
Der.: Mapa 1.B Áreas Rurales - Localidades de menos de debe considerarse que el Área Metropolitana presenta, en su conjunto, mayores niveles
2000 habitantes (Censo 1996)
de desarrollo que el resto del país.
Localidades
Tipos de Áreas: 1. Periurbana 2. Área Metropolitana A continuación se profundiza en la realidad subyacente a esta caracterización del desa-
3. Resto Urbano 4. Predominio Rural rrollo social en el Área Metropolitana.
305
Más allá de las diversas y válidas delimitaciones existentes sobre el Área Metropolitana,
su condición fundamental es la de ser un área en transición y esencialmente dinámica
(Lombardi y Bervejillo, 1999). Si se mantienen las actuales tendencias de crecimiento, es
factible que en los próximos años el Área Metropolitana traslade sus límites. En este ca-
pítulo, y por razones estrictamente metodológicas, se adopta la delimitación empleada
por el INE en las encuestas permanentes de hogares, que tiene una correspondencia muy
significativa con la definición de Área Metropolitana propuesta en el estudio pionero de
CIESU, Problemas sociales críticos en el Área Metropolitana de Montevideo (Lombardi et
al., 1994)5.
De acuerdo a ello, el estudio aquí realizado abarca, entonces, un conjunto de áreas urba-
nas y territoriales que se extiende desde el centro montevideano a lo largo de un radio de
aproximadamente 30 kilómetros, hacia los departamentos de Canelones y San José (ver
mapa). Los diferentes centros localizados en el Área Metropolitana pueden considerarse
como un sistema de asentamientos urbanos interrelacionados (Lombardi, 1994). Desde el
punto de vista de la segregación espacial de la población, estos centros urbanos son ele-
mentos clave, dadas sus implicaciones para el acceso diferencial a los servicios por parte
de los grupos sociales.
Desde el punto de vista metodológico, el presente estudio tiene un sesgo urbano deriva-
do de la naturaleza y disponibilidad de la información utilizada a nivel de la estructura
social. Debe por eso complementarse con una visión de las áreas rurales, que si bien
concentran apenas el 7% de la población metropolitana, son cualitativamente distintas y
tienen una incidencia significativa en la vida económica y social de la región: gran parte
de la producción hortifrutícola del país y de la que abastece a Montevideo tiene su origen
en el Área Metropolitana. Como se plantea en el capítulo 4, la producción rural familiar
vinculada a la granja tiene una relevancia social destacada en la medida en que estimula
la radicación de población rural en el cinturón verde metropolitano.
5 El estudio tuvo por objetivo analizar la estructura socioeconómica interna del Área Metropolitana a
partir de la identificación de áreas homogéneas y unidades territoriales con similares condiciones de vida. El
Proyecto CIESU-IDRC Problemas sociales críticos en el Área Metropolitana (1992-1994) estuvo coordinado por Mario
Lombardi, junto a Danilo Veiga y Federico Bervejillo.
306
Mapa 2
Delimitación del Área Metropolitana según criterio del INE
(2006)Fuente: INE
0 5 10
Km
1:220.000 N
Montevideo 992. Colinas de Carrasco 944. Fraccionamiento 993. Lomas de Carrasco 835. Shangrilá SAN JOSÉ
Todo el departamento 987. Colinas de Solymar Progreso 953. Lomas de Solymar 732. Solymar 960. Cerámicas del Sur
523. Colonia Nicolich 634. Fraccionamiento s/ 832. Olmos 631. Toledo 521. Delta del Tigre y Villas
CANELONES 827. Costa y Guillamon ruta 74 322. Pando 733. Villa Aeroparque 950. Monte Grande
731. Aerop. Internacional de 939. El Bosque 945. Instituto Adventista 833. Parada Cabrera 529. Villa Crespo y San Andrés 824. Playa Pascual
Carrasco 828. El Pinar 913. Jardines de Pando 727. Parque Carrasco 989. Villa El Tato 829. Safici Parque Postel
998. Asentamiento R6 K24500 984. El Porvenir 524. Joaquín Suárez 525. Paso de Carrasco 837. Villa Felicidad 722. Santa Mónica
722. Barra de Carrasco 912. Estanque de Pando 521. Juan Antonio Artigas 421. Progreso 881. Villa Hadita
995. Barrio de Asunción 530. Fracc. Cno. Andaluz 321. La Paz 996. Quintas del Bosque 838. Villa Paz S.A
825. Barrio Cópola y R84 997. La Tahona 911. San Bernardo 990. Villa San Cono
948. Barrio La Lucha 522. Fraccionamiento Camino 831. Lagomar 633. San José de Carrasco 880. Villa San Felipe
994. Carmel Maldonado 221. Las Piedras 978. Seis Hermanos 839. Villa San José
307
En este contexto resulta importante plantearse: ¿cuáles son las principales características
sociales del Área Metropolitana? Cabe destacar que lo que impulsa las transformaciones
principales del Área Metropolitana no es el incremento de la población sino su distribución
en el territorio (Martínez Camarotte et al., 2003), lo que había sido previamente postula-
do por Lombardi (1994, op. cit).
Entre las principales tendencias del Área Metropolitana se destacan también algunos
cambios derivados de nuevas lógicas socioeconómicas. Esto se refleja en los siguientes
procesos sociales y territoriales6:
6 Tal como se ha mencionado, la definición geográfica del Área Metropolitana es siempre arbitraria.
Considerando los cambios que se producen en el transporte, la accesibilidad, las pautas de localización y el uso
del territorio por la población, los límites se modifican y pueden llegar en los próximos años hasta las ciudades de
Florida, San José y Atlántida.
308
Como se ha señalado, estas tendencias están vigentes y se ven confirmadas por diversas
investigaciones. Por otra parte, aunque no se dispone de indicadores sociales desagrega-
70 dos posteriores al censo de 1996 para los centros urbanos metropolitanos, varios estudios
T. Crec. p/mil
7 Cabe señalar que en la última década se destacan, entre las características poblacionales más
importantes de los hogares metropolitanos, los siguientes rasgos socio-demográficos: alta proporción de jefes
jóvenes, tamaño medio-alto, alta proporción de hogares nucleares con hijos, niños y jóvenes (CIESU, Veiga, op. cit.).
309
Resulta entonces interesante preguntarse qué indican estas tendencias, a partir del censo
de 2004. Dicho censo permite conocer la evolución y composición poblacional del Área
Metropolitana, desagregada a nivel de los principales corredores y sus localidades. Así,
en la gráfica 1 se ilustra la distribución de la población y el crecimiento intercensal du-
rante las últimas dos décadas para las distintas subáreas o corredores10. Por una parte,
se aprecia claramente –de forma similar a lo acontecido a nivel nacional– que el creci-
miento poblacional disminuyó en el último período intercensal 1996-2004, con relación
al significativo aumento que había tenido lugar en el lapso 1985-1996. Por otra parte,
las tendencias más fuertes de crecimiento siguen siendo las verificadas en Ciudad de la
Costa, el corredor metropolitano sobre la ruta 1 y la zona de Paso Carrasco y el Aero-
puerto. Es también destacable la importante disminución de población rural, que continúa
su tendencia histórica a un ritmo pronunciado.
8 La experiencia internacional sugiere que las ciudades de tamaño intermedio y pequeño (como las
del Área Metropolitana) representan un singular foco de atención de las políticas, ya que por su menor tamaño y
complejidad socioeconómica constituyen áreas estratégicas para implementar programas de crecimiento económico
y social con equidad.
9 En los años 90 se comprobó la “segregación intrametropolitana” y la concentración de hogares
“vulnerables socialmente”, con altos niveles de carencias críticas, entre la población residente en las rutas 1 y 6;
mientras que los niveles menos críticos se verificaban entre los hogares residentes del área interbalnearia (Veiga,
1994, op. cit.).
10 Corresponde observar que el recuento censal de 2004 no incluyó datos sobre las características
socioeconómicas de los hogares, por lo que no es posible tener datos desagregados a nivel de zonas o localidades
sobre otras variables relevantes como educación, empleo y condiciones de vida. Sin embargo, ello será posible con
la Encuesta de Hogares ampliada que lleva adelante el INE.
310
Globalmente debe enfatizarse que el Área Metropolitana registra durante los últimos
años –conjuntamente con Maldonado– los mayores índices de crecimiento poblacional.
Considerando su volumen poblacional, su situación socioeconómica y las implicancias para
las políticas públicas, importa destacar el corredor sobre la ruta 5, que representa la ma-
yor conurbación del Área Metropolitana y alcanza según el último censo más de 110.000
personas.
ciudades medias, pequeñas y localidades–, ausente en el resto del país (con la excepción
del departamento de Colonia).
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Mapa 3 ´
Por otra parte, en los mapas 4 y 5 se aprecian los diferentes índices de crecimiento, entre
los últimos censos, de la población total e infantil a nivel de las secciones censales y lo-
calidades del Área Metropolitana. Ello ilustra su diversidad en cuanto a potencial demo-
gráfico, capacidad de atracción y magnitud. Se confirma asimismo el importante aumento
poblacional de varias localidades en el área interbalnearia, así como sobre las rutas 1 y
5. En definitiva, los crecimientos diferenciales de la población infantil que se verifican en
Ciudad de la Costa y en otros centros urbanos del Área Metropolitana denotan la prefe-
rencia de la población joven por estas zonas, y constituyen un foco de atención para las
políticas sociales destinadas a estos sectores.
312
Mapa 4
Índice de crecimiento de la población total entre 1996 y
2004. Base 100 = 1996
Fuente: Banco Datos FCS, según Censos de Población INE
Línea Metropolitana
Crecimiento del total de la población en las localidades
0 - 100 101 - 149 150 - 205
Crecimiento del total de la población en las secciones
91 - 95 96 - 99 100 - 105 106 - 110 111 - 126
Mapa 5
Índice de crecimiento de la población de 0 a 9 años entre
1996 y 2004. Base 100 = 1996
Fuente: Banco Datos FCS, según Censos de Población INE
Línea Metropolitana
Crecimiento de población de 0 a 9 años de las localidades
17 - 99 100 - 116 117 - 220
Crecimiento población de 0 a 9 años de las secciones
64 - 89 90 - 94 95 - 105 106 - 110 111 - 119
313
Es sabido que durante los últimos años se han consolidado, a nivel nacional y del Área
Metropolitana, diversas formas de fragmentación y vulnerabilidad social que implican,
entre otras cosas, “fronteras sociales y disminución de la interacción entre personas de
diferente origen socioeconómico” (Kaztman et al., 2005; Filgueira, 2002; Veiga et al.,
2004). Una de sus consecuencias principales es la exclusión social, que tiene lugar a través
de mecanismos de segregación residencial y educativa. Dicho en otras palabras, el acceso
a recursos estratégicos como la educación y el conocimiento reproduce mecanismos de
polarización social entre la población (CEPAL-PNUD, 1999; Veiga et al., 2001).
Inserción laboral
En primer lugar, en el cuadro 2 se presentan los datos sobre desocupación en los deno-
minados sectores de “vulnerabilidad social” (mujeres y jóvenes) y los niveles educativos
de la población económicamente activa (PEA)12. De allí surge claramente que el Área
Metropolitana presenta niveles muy altos de desempleo entre mujeres y jóvenes que son
notoriamente mayores que en el resto del país, lo que constituye un desafío a considerar
en relación a las políticas públicas. En segundo lugar, se aprecian los bajos niveles de
calificación de la población metropolitana, que resultan similares al promedio del interior
pero significativamente inferiores a los de Montevideo. Ello representa un problema serio
por sus implicancias para la dinámica socioeconómica y las condiciones de vida de la po-
blación, tal como se examina en el análisis cualitativo de los actores locales y se desarrolla
más adelante en este capítulo.
11 Lamentablemente, los datos de las Encuestas de Hogares no permiten la desagregación interna al AM.
Para compensar esta limitación se relevó información cualitativa sobre los principales corredores y localidades, tal
como se analiza en el capítulo correspondiente.
12 En este capítulo se presentan los datos procesados de las Encuestas de Hogares del INE para 2005, ya
que los microdatos correspondientes a 2006 no están disponibles a la fecha.
315
Nivel educativo
Por otra parte, aunque no se dispone de información desagregada al interior del Área
Metropolitana, los datos sobre el nivel educativo de la población montevideana permiten
tener una idea del capital social y su diferenciación socio-territorial según zonas, y resul-
tan útiles como referencia. De tal forma, en el cuadro 3 se ilustran las desigualdades exis-
tentes entre los barrios y Centros Comunitarios Zonales (CCZ) de cuatro áreas (Costa Este,
Centro, Periferia Urbana y Suburbana) de Montevideo según su nivel socioeconómico. Los
datos de la Encuesta de Hogares confirman las profundas desigualdades y dificultades
socioeconómicas que los residentes en las áreas carenciadas enfrentan y, en definitiva, su
situación de exclusión social. En efecto, se comprueban los bajos niveles educativos de la
población residente en las periferias de la ciudad, en contraste con la alta calificación de
los recursos humanos en el centro y la costa. De acuerdo a los datos analizados, así como
a las entrevistas a informantes calificados (que se presentan más adelante), resulta claro
que a nivel global la población activa del Área Metropolitana tiene un perfil educativo
muy similar a la de la periferia suburbana de Montevideo. Seguramente, cuando se ten-
gan datos desagregados a nivel del Área Metropolitana podrá apreciarse la existencia
de diferencias considerables en su población, según zonas y localidades.
316
15% de la pobreza a nivel global, los niveles de pobreza en el país siguen siendo críticos
y todavía muy superiores a los niveles de los años 90.
En este marco, los elementos empíricos y cualitativos del citado estudio, así como la inves-
tigación original de CIESU (1994, op. cit.), permiten plantear que a nivel global la diná-
mica metropolitana se viene produciendo hacia los dos extremos de la estructura social.
Mientras los sectores de bajos ingresos procuran su localización y acceso a la vivienda
mediante la autoconstrucción periférica y los asentamientos irregulares, las clases medias
y medias-altas tienden a migrar hacia los espacios urbanos y periurbanos más calificados,
principalmente sobre la costa este.
Mapa 6
Montevideo: Porcentaje de hogares y personas bajo la
línea de pobreza
Fuente: Banco Datos FCS, según Encuesta de Hogares INE 2005
Porcentaje de personas pobres: 7 17.7 47.3 47.3
Porcentaje de hogares pobres: 5 12.1 35.1 37.9
320
Mapa 7
Montevideo 2005: Ingreso hogares ($) s/grandes áreas y
CCZ (Hogares más ricos, más pobres e Ingreso promedio)
Fuente: Banco Datos FCS, según Encuesta de Hogares INE 2005
Ingreso de los hogares más ricos (percentil 80):
16564 11202 6730 6276
Ingreso de los hogares más pobres (percentil 20):
1910 2022 3700 5259
Ingreso promedio del hogar:
4452 4713 8030 12041
En síntesis, el Área Metropolitana registra las tendencias anotadas para otras áreas en el
contexto de la globalización: durante los últimas dos décadas se originan cambios en las
sociedades locales que tienen algunas de sus manifestaciones más claras en el aumento
de la desigualdad, la exclusión social y la fragmentación del empleo (Castells, 1998).
Diversos estudios de caso muestran que dichos procesos son particularmente relevantes
en las metrópolis latinoamericanas, a través del aumento de la polarización y de las des-
igualdades sociales (De Mattos, 2004).
Estos fenómenos reflejan la influencia en las ciudades y el territorio de procesos tales
como la reconversión económica, los cambios en el mundo del trabajo, la nueva composi-
ción de los hogares, el cambio en los roles familiares, la variedad de las pautas culturales
y los nuevos patrones de localización de la población (Marcuse y Van Kempen, 2000).
321
En esta sección se analizan los problemas y las desigualdades, los cambios culturales, las
demandas, las iniciativas y las perspectivas de futuro a partir de la percepción y la opi-
nión de algunos actores locales.
Es sabido que las sociedades locales han vivido transformaciones culturales y de estilo de
vida a partir de los procesos desencadenados por la globalización y las dinámicas de
cambio a nivel local. Así, la cultura es un terreno en disputa, una forma de poder y control
en tanto simboliza “quién debe estar o pertenecer” a determinados lugares y quién debe
ser legitimado o reconocido socialmente. Asimismo, las pautas de sociabilidad y consumo
se han modificado profundamente y siguen en permanente transformación debido a las
cambiantes dinámicas del mercado y la intensificación de la globalización (Bayardo y
Lacarrieu, 1999). En este marco, se analiza la percepción sobre los cambios culturales, el
estilo de vida y las transformaciones de la identidad local.
15 Según Queiroz (2004), está constituido por priorizar la consolidación de plataformas para atraer a
los capitales volátiles a través de exoneraciones fiscales, reducción de costos de la distancia y las externalidades,
reducción de los costos salariales, desmontaje de los sistemas de protección social y desregulación.
324
cuantitativa ni tiene por qué existir consenso por parte de los actores.
A partir de las preguntas realizadas a los actores locales se obtuvo información sobre
cómo visualizan la problemática a nivel local. A continuación se presentan algunos de los
temas emergentes de dichas respuestas.
En este contexto, Queiroz (2004) afirma que los modelos de organización espacial refuer-
zan las tendencias de segregación cuando la diferencia entre las clases sociales es trans-
formada en separaciones físicas y simbólicas que dificultan la sociabilidad, intensifican la
fragmentación de las identidades colectivas e inferiorizan a ciertos segmentos sociales.
Esto redunda en la disminución de la capacidad de organización o cohesión social. Sostie-
ne el autor que este proceso de segregación está, en definitiva, constituido por procesos
de institucionalización de la inferioridad de la población, en su desclasificación y por la
inmovilidad de sus habitantes. En tal sentido, la fragmentación social producida por la
segregación depende de los valores sociales y políticos prevalecientes en cada área en
un momento histórico, que son básicos para constituir los distintos modelos de organización
espacial.
El estudio realizado muestra que la población del Área Metropolitana sufre este tipo de
segregación y un proceso de fragmentación que la refuerza. Una de estas características
es la dicotomía ente “los nuevos” y “los viejos” habitantes. Los primeros integran las po-
blaciones que se han asentado recientemente y constituyen el sector más pobre; los viejos
son los antiguos residentes –pertenecientes a localidades y pueblos de origen. Los grados
de integración son diversos, pues algunos entrevistados destacan las iniciativas para la
integración, por ejemplo en Paso Carrasco, mientras otros destacan la dolarización. Como
señala un entrevistado de Las Piedras, “existe un recelo mutuo, la gente del centro mira
con recelo a la gente que vive en estos nuevos barrios más carenciados”.
325
En primer lugar emergen los problemas relacionados con el mundo del trabajo, que no
refieren sólo al desempleo y abarcan también dimensiones como la baja remuneración, el
trabajo informal, la inseguridad y la discontinuidad de los ingresos, los abusos y la falta
de protección. Por otra parte, las deficiencias en el saneamiento que registran todas las
localidades merecen especial atención: este servicio es una de las necesidades básicas y
su carencia es especialmente grave en estos casos, dado que afecta a gran cantidad de
población, con los riesgos para la salud que esto implica.
Si bien se mencionan avances y cambios positivos en las políticas públicas, que tienden a
mejorar la situación, el punto de partida es muy crítico como para que ésta pueda recom-
ponerse en poco tiempo. La delincuencia, las drogas, los niños y jóvenes en situación de
abandono, la violencia doméstica y la contaminación son problemas sociales que siguen
preocupando a los vecinos. En particular, preocupa la situación crítica de los adolescen-
tes que abandonan el liceo y no tienen trabajo ni ámbitos de convivencia. Esto conforma
una situación muy vulnerable, a la que se agrega en muchos casos su estigmatización por
parte de la sociedad en su conjunto, que los mira como sospechosos.
Los cambios en las familias, la exposición de los niños, los problemas de violencia domésti-
ca, las desigualdades de remuneración y la situación de vulnerabilidad de las mujeres –y
con ellas, de los niños– son otros problemas que se indican como graves.
Por otra parte, un aspecto singular que se destaca en todas las localidades del Área Me-
tropolitana es el problema de la “falta de identidad”. En el caso de Ciudad de la Costa,
se señalan diferencias entre la generación que nació y creció en la zona y los pobladores
que inmigraron. Los aluviones poblacionales y el acelerado crecimiento de los últimos años
constituyen aspectos que explican el problema. Esta ausencia o limitación del sentido de
pertenencia redunda en falta de integración social, dificultades para construir un proyec-
326
En la tabla siguiente se presentan los problemas mencionados por los actores locales para
las distintas áreas. Así, las condiciones de vida que se evidencian a partir de la lectura
del cuadro 7 dan cuenta de un proceso social que ha sido ya analizado y estudiado para
otras ciudades en América Latina. Los términos materiales –vivienda, salud y educación–
de estas condiciones de vida se suman a otros aspectos de carácter subjetivo –desespe-
ranza, resignación, violencia, inseguridad, falta de entusiasmo y perspectivas. Estos fenó-
menos derivan en la fragmentación al interior de la comunidad y la fractura de los lazos
sociales existentes. En los barrios pobres esto se traduce en una sospecha generalizada no
sólo en relación a los externos sino a los propios vecinos. A nivel individual se refleja en la
soledad, la pérdida de sentido y el vacío existencial (Mallimaci et al., 2000).
Los elementos presentados coinciden con los problemas centrales de las ciudades latinoa-
mericanas contemporáneas y aparecen en investigaciones similares realizadas para otras
urbes del Uruguay (Veiga y Rivoir, 2004): problemas de empleo e ingresos, inseguridad
ciudadana (delincuencia y drogadicción), falta de espacios públicos de sociabilidad, de-
ficiencia en los servicios básicos, consecuencias negativas de los cambios en los arreglos
familiares y en la atención de niños y adolescentes, destrucción de lazos sociales y frag-
mentación social.
Cabe señalar que en las diferentes zonas del Área Metropolitana la percepción sobre la
evolución de los problemas registra una mejora vinculada a las nuevas políticas sociales
implementadas por el gobierno, que son mencionadas y descritas para las distintas áreas.
Otro de los elementos señalados es el mejor estado anímico general de la población. Los
problemas sociales estructurales, como la falta de trabajo o su mala calidad, son aspectos
que se mantienen y se registra el aumento de la inseguridad y el consumo de drogas.
327
Inseguridad
Desintegración entre “nuevos” y “viejos” habitantes
Paso Carrasco Desigualdad creciente entre barrios privados y asentamientos
Falta de trabajo digno y estable
Carencia de lugares de esparcimiento (club, gimnasio, espacios públicos)
Desocupación
Carencia de servicios públicos y saneamiento
Ciudad del Plata Falta de lugares públicos y espacios recreativos
Problemas serios de drogadicción
Aguda desintegración familiar
Otro elemento interesante que surge es la tensión entre crecimiento y contaminación am-
biental. En las entrevistas se mencionan muchos problemas ambientales, derivados del cre-
cimiento poblacional en territorios no preparados para ello y de la producción industrial.
Algunos provienen de industrias establecidas desde hace tiempo, otros de establecimien-
tos recientemente instalados –sobre todo en la ruta 1. Esto coloca en un sitio importante la
328
tensión entre la mejora de los medios de vida –fuentes de trabajo– y la calidad de vida
–el problema de la contaminación.
En relación a estos aspectos, se interrogó a los entrevistados sobre los cambios en el estilo
de vida, la cultura y la identidad local. Con ello se buscó ahondar en los aspectos vincu-
lados a las prácticas de la vida cotidiana que dan cuenta de la convivencia, del modo en
que se representan su vínculo con el entorno, del sentimiento de pertenencia o exclusión.
Se buscó también relevar las características particulares de esta zona en tanto área de
frontera donde la relación simbólica y material con Montevideo es muy fuerte.
En general, las respuestas obtenidas refieren a las características del estilo de vida y no
tanto a los cambios culturales de largo aliento. Esto es sintomático y podría explicarse por
la existencia de un proceso de identidades en construcción, en sociedades que parten de
una fragmentación social derivada de la migración y poseen, por ende, gran heteroge-
neidad desde el punto de vista identitario. Ello revela quizá, el surgimiento incipiente de
un sentido de pertenencia colectivo hacia la nueva localidad y, como ellos mismos señalan,
la falta de profundidad y perspectiva histórica –historia colectiva común–, dado que la
composición de estas sociedades locales ha cambiado mucho en poco tiempo y continúa
haciéndolo. En tal sentido, puede afirmarse que el cambio permanente es una de las
características fundamentales de estas áreas en la última década o en un lapso mayor.
Así por ejemplo, otro de los temas emergentes en el Área Metropolitana es la movilidad
poblacional, desde y hacia la capital, y eventualmente –por búsqueda de empleo– hacia
otros lugares del país, así como por necesidad de espacios de servicios y consumo.
329
Cuadro 8 Características y problemas de algunos cambios culturales y de estilo de vida para todas las áreas
transformaciones problemas
Por otra parte, en el caso de Ciudad del Plata se destaca que las fuentes de trabajo
generadas por la instalación de nuevas industrias han inducido en la zona una dinámica
nueva y una reactivación económica. También se señala el avance en el sentimiento de
pertenencia, expresado en la denominación reciente de la zona.
En resumen, las áreas están en permanente cambio y la consolidación de “la nueva iden-
tidad local” es un proceso en curso o aún pendiente. Contra este proceso juegan la fuerte
fragmentación social, la presencia de espacios e infraestructuras inadecuadas y la au-
sencia de políticas públicas que acompañen la explosión demográfica y la expansión
territorial.
Otros aspectos relevados coinciden con investigaciones realizadas sobre las dinámicas
metropolitanas del primer mundo, donde se producen nuevas formas de exclusión y
marginalidad a raíz de las dinámicas estructurales. Según el reconocido especialista
330
El Uruguay, que se caracterizó tradicionalmente por una matriz Estado-céntrica con fuerte
intervencionismo estatal, pasó también por una etapa de aplicación radical de las políti-
cas de reducción del Estado y por la reformulación del gasto público en desmedro de las
políticas de seguridad social (Midaglia, 2000).
En este proceso de ajuste, los espacios descentralizados –y en particular los municipios–
331
En cuanto a la información analizada, cabe destacar que se menciona una cantidad consi-
derable de políticas, programas y acciones diversos, tanto por parte del gobierno central
como del gobierno local. Fundamentalmente, se destacan los cambios importantes en la
gestión de la Intendencia Municipal de Canelones: la visualización de obras concretas
como la mejora de la caminería, la implementación del boleto metropolitano y la creación
de talleres y clases gratuitas son algunos ejemplos. También se menciona otro tipo de
acciones, que dan cuenta de un nuevo modo de gestionar y “hacer política” a nivel cen-
tral y municipal. Algunos ejemplos señalados son los cambios en la gestión, la atención al
público y el relacionamiento con los vecinos en las juntas, el planeamiento estratégico, las
asambleas de la cultura, el debate educativo, los médicos de familia y los maestros comu-
nitarios, elementos que contribuyen a un acercamiento entre la población y las políticas.
16 Kliksberg (2000) Mitos y falacias en el debate sobre el desarrollo económico y social y la gobernabilidad
en América Latina. Indes/Bid, Washington. Ver también Vilas (1998) “De ambulancias, bomberos y policías: la
políticas social del neoliberalismo”, Desarrollo Económico Nº 144, 1998.
332
“La aparición del gobierno de izquierda, con una filosofía diferente, ha propiciado un
cambio. Ese cambio está dado por la búsqueda de dos cuestiones básicas. Una, que ha
monopolizado la atención en los primeros dos años de gobierno, por lo menos visto des-
de acá, es el tema de la respuesta a la emergencia social, con respecto al cual se ensayó
una serie de acciones interesantes. Y la otra, que va de la mano y hoy empieza a tomar
fuerza, es cómo empezar a generar cambios en el sistema de protección social, en la
matriz de bienestar uruguaya –que obviamente estaba en crisis–, y cómo refundarla
o reformularla en función de estas nuevas lecturas que estamos haciendo. Con el tema
de las respuestas a la emergencia, creo que la importancia de la culminación del Plan
de Emergencia es que es el primer Plan de Emergencia que va a terminar en América
Latina. [...] El Plan de Emergencia, que efectivamente terminamos, si bien ha sido re-
ducido al Ingreso Ciudadano, ha trabajado sobre los componentes socioeducativos de
esa población, con impactos que son importantes en los beneficiarios o protagonistas
[...] y ahora se discute la reestructuración, como parte del Plan de Equidad por ejem-
plo, de las asignaciones familiares, tratando de generar la transición desde un Plan de
Emergencia hacia cambios estructurales en el sistema de protección que les otorguen
permanencia a las políticas y que representen cambios en ellas. El otro tema impor-
tante en este momento, que no está sobre la mesa pero que de hecho está ocurriendo,
es la redefinición de las relaciones entre Estado y sociedad civil. En la década de los
90 –lo digo con propiedad porque estuve del lado de las ONG– el campo de la sociedad
civil se fortaleció: en el marco de un esquema donde el Estado se desresponsabilizaba
de la política social, el campo para la innovación y la toma de iniciativas por parte
de las organizaciones de la sociedad civil fue muy fuerte, pero en una lógica de priva-
tización de la política social. Hoy el Estado vuelve a ocupar el lugar que entendemos
le corresponde, de rectoría y direccionalidad de las políticas sociales. Eso provoca un
fuerte reacomodo”.
333
Este listado permite apreciar los programas mencionados por los entrevistados y no debe
tomarse como un relevamiento exhaustivo, si bien evidencia la visibilidad y el impacto que
han tenido los distintos emprendimientos.
Las iniciativas locales de la sociedad civil mencionadas por los entrevistados son muchas y
muy heterogéneas. Del relevamiento realizado resulta claro que existe una intensa activi-
dad social vinculada a estas organizaciones, a pesar de la condición de “ciudades-dor-
mitorio” de gran parte de los centros urbanos del Área Metropolitana. Cabe señalar que
en dos zonas estudiadas se destaca la participación social: en Barros Blancos se señala la
335
También se evaluaron los aspectos positivos y negativos de esta actividad. Los primeros
refieren a su contribución en la mejora de la calidad de vida de la gente, sobre todo como
contención en momentos de crisis y ante la ausencia del Estado. Se señala también que
las organizaciones sociales son las “más cercanas a la gente”, se aprecia el componente
democratizador de su existencia y de la participación social en general. Como aspectos
negativos se mencionan las rencillas internas, la fragmentación de las iniciativas, la falta
de control del Estado cuando las contrata, su falta de continuidad y sostenibilidad. Tam-
bién se menciona la “dificultad para relacionarse con el Municipio, pues se arrastran vicios
y temores de años atrás” y con ello, el peligro de la partidización y los favoritismos17.
A los efectos de profundizar en las características de las políticas y la percepción que los
actores tienen de ellas, se preguntó sobre los aspectos positivos y negativos de los distintos
programas y políticas. En los cuadros 10 y 11 se presentan las respuestas, transcriptas con
la expresión utilizada por los entrevistados.
Los resultados positivos citados refieren al impacto directo en las condiciones de vida de
los beneficiarios pero también a aspectos subjetivos: los beneficios para la autoestima de
las personas, los hábitos de trabajo, la sensación de cercanía de las políticas, etcétera.
Se destaca también la forma de gestión, en particular su transparencia, y las instancias
de participación social.
Las opiniones sobre los aspectos negativos de las políticas actuales refieren a distintos
momentos del proceso de las políticas –definición, diseño, ejecución. Los comentarios sobre
definición y diseño remiten a viejos problemas como la tensión técnico-política, la descen-
tralización, los riesgos del asistencialismo y la necesidad de participación social (Veiga y
Rivoir, 2002). Algunos aspectos señalados sobre políticas sectoriales y programas resul-
tan interesantes y significativos en términos de estas tensiones pero por la metodología
aplicada no constituyen –al igual que el resto de las opiniones– evaluaciones de dichas
iniciativas. Evidencian, en todo caso, elementos que podrían extrapolarse a otras políticas
PANES y Trabajo por Uruguay: no solamente dar, sino Los médicos de familia de Salud Pública acercan la
estimular […] volver a entramar los vínculos en la so- salud a la comunidad y dan una atención más perso-
ciedad. Que se sientan dignos, eso permite recuperar el nalizada.
valor del trabajo y la capacidad de armar proyectos. Trabajo por Uruguay ha sido excelente, favoreciendo la
Se están desarrollando diversas iniciativas impulsadas integración social y los procesos de socialización, for-
por los vecinos, que antes no se hacían porque faltaba taleciendo la autoestima de las personas.
voluntad política de parte de la Intendencia de Canelo- Las policlínicas barriales con los médicos de familia
nes. son muy importantes [...] se genera un acompañamien-
Hay un intento por lograr un desarrollo social que vaya to más fraterno y se apuesta a la prevención.
más allá de repartir las canastas de INDA. Si bien no se Trabajo por Uruguay, aunque no es trabajo genuino, ge-
puede negar la labor de asistencia por la situación de nera un hábito de trabajo, existe una mayor valoración
emergencia de mucha gente, se trata de trabajar desde del trabajo. En Montevideo esto pasa más desapercibi-
la promoción social. do, pero acá se ve más...
Se intenta favorecer las organizaciones barriales, fomen- Se producen muchos cambios positivos aunque son
tar lugares de encuentro donde la gente pueda participar lentos.
directamente en lo que quiere para su zona. Con el PANES se han observado mejoras en las vivien-
La transparencia de las gestiones (sorteos, licitaciones, das, en la ropa de lo niños, etcétera, de las familias
etcétera). beneficiarias.
PIAI: falta mayor difusión para que la gente que está traba- Muchas iniciativas quedan en carpetas de proyecto,
jando en las distintas comisiones lo apoye […] involucrar en estudios y diagnósticos nada más. Es tiempo de
más a la gente. que este gobierno empiece a hacer obras.
No se ven políticas de trabajo reales, se necesita abrir fuen- Peligro de caer en el asistencialismo y no se genera
tes de trabajo en la zona. el después […] qué va a pasar cuando esa política
Carencias a nivel de salud, en especial de centros para la termine...
atención a mujeres y adolescentes. En algunos casos las políticas son llevadas adelante
En la parte cultural y deportiva falta mucho [...] Aunque las por personas no capacitadas para esas funciones.
prioridades están bien: trabajo, educación, salud, pero el Las políticas no tienen suficientes técnicos.
acceso a otras cosas es importante también. Permanecen formas de clientelismo.
El PIAI tendría que tener un rol distinto, porque muchas ve- La burocracia no ha sido vencida.
ces termina siendo hasta negativo. Se le impone a la gente CAIF de tiempo completo era bueno, pero no el de la
que se debe mudar y así se pierden las redes familiares... nueva modalidad, que no sirve para nada.
Nuestra zona es tan dependiente que en general somos El PIAI muchas veces es poco autocrítico y le echa la
beneficiarios de las grandes políticas, pero no de políticas culpa a la administración anterior.
específicas para la zona. Muchos de los proyectos gubernamentales son im-
El límite de la capacidad de atención: por ej., el CAIF sólo plementados por los expertos y no escuchan al ba-
puede abarcar “x” cantidad de familias. Los CAIF se nece- rrio.
sitan como guarderías, no como la nueva modalidad.
La actividad del Ministerio de Desarrollo Social (MIDES) merece atención aparte, dado
que es la que ha tenido mayor presencia dentro de las políticas sociales debido a la
disponibilidad de recursos y la especificidad de la temática. En este caso se relevan los
siguientes aspectos negativos:
Muchos de estos aspectos negativos revelan los obstáculos que una política innovadora
enfrenta en el marco de una institucionalidad nueva y son testimonios del proceso y sus
desafíos. Surgen algunos temas pendientes o en curso y la descentralización es uno de
ellos, pues si bien se menciona como propuesta, su implementación aún está pendiente en
muchos ámbitos y se considera parte de los desafíos pendientes. Sobre las políticas espe-
cíficas para el Área Metropolitana, un experto plantea: “La metropolización se concreta
en los programas, en el vínculo. Por ejemplo, nosotros en Aulas Comunitarias trabajamos
en Paso Carrasco y el aula la pusimos en el liceo, la institución educativa de La Cruz, que
está a 5 minutos de ómnibus, porque esa infraestructura era espectacular y trasladamos
a los gurises. Entonces, hay un vínculo Montevideo-Canelones que se da en la acción. No
hay una mesa de trabajo metropolitana, por ejemplo, donde esté el MIDES. Aún no está
planteada la cuestión. Estamos en el proceso de pensar la descentralización, la instrumen-
tación de la descentralización del MIDES.” (Entrevista a Julio Bango)
Por otra parte, de lo expresado por los entrevistados se desprenden los riesgos de la
superposición de iniciativas y los peligros de la descoordinación, problema recurrente en
el caso de la intervención tanto estatal como de la sociedad civil. Este tema forma parte
de la agenda de gobierno: la creación del Consejo de Políticas Sociales (interministerial),
el Comité de Coordinación en Temas de Infancia (intersectorial), las Mesas Interinstitucio-
nales Departamentales (estatales), los Consejos Sociales (con participación de las organi-
zaciones sociales, sindicatos, cámaras empresariales, etcétera). Esto implica la realización
de cambios importantes y el vencimiento de obstáculos: “Hay limitantes políticas que son
las que se están levantando, hay experiencias que van en ese sentido –es decir, en el
sentido de que es necesario construir una voluntad política de la articulación– y en eso
vamos avanzando. Las segundas son las limitantes de la gestión, de cómo trabajar en el
nivel meso, sobre todo en el nivel técno-político del medio, donde hay que construir la
intersectorialidad. [...] Pero si eso no está atado a la voluntad política de la autoridad, no
funciona. El otro nivel es la articulación en el territorio: todo eso debe concretarse también
en el territorio, que es donde están los servicios. Ahora estamos empezando a construir un
sistema de información para la gestión territorial que supone empezar a ingresar insumos
de planificación local en las planificaciones centrales. Estamos haciendo el ejercicio de
levantar información para empezar a evaluar la eficacia de los servicios sociales en el
territorio.” (Entrevista a Julio Bango)
En suma, la coordinación institucional y de los actores locales ha avanzado pero aún hay
mucho por hacer en cuanto a la cantidad de iniciativas y políticas que se superponen en
339
Estos cambios tienen distintos planos: al interior del Estado, a través de su reforma; entre
las organizaciones de la sociedad civil, donde aún hay mucha fragmentación a pesar del
avance en la constitución de redes; en la relación entre el Estado y las organizaciones de
la sociedad civil, incluido el sector privado empresarial –pensar cómo se involucra éste en
los problemas sociales es también un desafío.
En todo caso, y ante una nueva fase de estas políticas sociales, en el Área Metropolitana
surgen algunos elementos centrales como la necesidad de creación de “fuentes de traba-
jo reales”. En anteriores estudios se planteaba la necesaria y urgente articulación entre
política económica y política social (Veiga y Rivoir, 2001 y 2004). Si bien las iniciativas
recientes parecen dar pasos en ese sentido, aún falta definir políticas de desarrollo que
confluyan en torno a estrategias a nivel nacional, regional y local. Las áreas estudiadas
son particularmente sensibles en este aspecto, en tanto están constituidas por poblaciones
muy vulnerables a los vaivenes de la economía: éstas requerirán asistencia para subsistir y
mejorar sus condiciones, pero exigirán también que el contexto socioeconómico les brinde
oportunidades para ello.
En suma, lo social y lo económico están imbricados, son parte de una realidad compleja.
“Lo social” debería ser transversal, estar presente en la política económica, ambiental, de
empleo, etcétera. La definición de proyectos de desarrollo, la participación ciudadana, la
incorporación de las experiencias y redes existentes y la concentración en aspectos socio-
340
Perspectivas y visión de futuro para las áreas estudiadas según sus actores
Los resultados revelan que los actores locales identifican varios elementos para el desa-
rrollo de sus zonas. Éstos tienen que ver mayoritariamente con sus recursos naturales, la
disponibilidad de trabajadores, la cercanía de Montevideo o la “ubicación estratégica”
del área.
Como se aprecia, en las áreas surgen diferencias claras que dan cuenta de la diversidad
de condicionantes que existen para el desarrollo del Área Metropolitana y es evidente
que estas particularidades deben considerarse en la elaboración de cualquier estrategia
de desarrollo local. La metodología aplicada impide la elaboración de un diagnóstico
concluyente; sin embargo, es posible establecer una primera aproximación para las dife-
rentes zonas o corredores que da cuenta de esta heterogeneidad.
Así por ejemplo, en coincidencia con el análisis estadístico presentado, surge claramente
que la disponibilidad de mano de obra calificada es un elemento destacado como necesi-
dad en varias localidades, así como la inexistencia de fuentes de trabajo y/o de industria
local representa una gran dificultad.
341
Cuadro 13 Ventajas para el desarrollo del área desde la perspectiva de los actores locales
La cercanía a Montevideo
Ubicación estratégica de la zona, puerta de entrada a la costa este
Posibilidades económicas por el tránsito y la movilidad que hay
Ciudad de la Costa
La naturaleza y la tranquilidad, que permiten desarrollar otra calidad de vida
Atractivo para el turismo, con oferta de múltiples actividades
Espacio para el crecimiento de servicios en diferentes sectores
Cuadro 14 Dificultades para el desarrollo del área según la perspectiva de los actores locales
La dispersión geográfica de la población
Falta de una identidad común
La falta de lugares de esparcimiento, de estudio, de trabajo...
Barros Blancos Las discrepancias entre los vecinos y las organizaciones
La falta de recursos, porque para cualquier cosa que se quiera hacer se precisa dinero
Zona ignorada por las instituciones públicas
Falta de medios materiales y de infraestructura a nivel local para la población más excluida
El alto costo de vida (por el transporte, la contribución inmobiliaria)
Falta de planificación, regulación y de servicios
Falta de pertenencia, en especial de los adultos que no nacieron en esta zona
Ciudad de la Costa Falta un ámbito de encuentro de toda la comunidad
Ausencia de fuentes laborales
Problemas en el transporte, que es sólo para Montevideo
Dependencia de Montevideo, la gente consume de comercios y servicios de la capital
Las áreas estudiadas, en la mayoría de los casos, han surgido o son consideradas aún
hoy “ciudades-dormitorio”. Gran parte de la población –variable y no cuantificada–
realiza sus actividades cotidianas en Montevideo: por estudio, empleo o búsqueda
de servicios de distinta índole, el vínculo con Montevideo es muy fuerte. Los flujos
de personas y bienes son muy intensos y configuran el estilo de vida tanto como la
relación con dicho centro urbano. Este vínculo con la ciudad capital genera ciertas
tensiones y contradicciones en los discursos. Por un lado, se critica la centralización,
la dependencia, la incidencia, el obstáculo, en definitiva, que este vínculo significa
para la creación de identidad local. Por otro lado, muchos residentes son montevidea-
nos que se han mudado al Área Metropolitana por necesidad, mantienen su fuente de
ingreso en Montevideo y seguramente, en muchos casos, la aspiración de retornar a
residir en dicha ciudad. Asimismo, hay muchos servicios y elementos de consumo que
por razones de mercado no pueden implementarse en las zonas, y Montevideo necesa-
riamente seguirá siendo el centro urbano de referencia.
Esta relación aparece como obstáculo y como ventaja para el desarrollo. Es menciona-
da como ventaja en términos del acceso a recursos, fuentes de trabajo y estudio. Pero
también, en esa proximidad se visualizan las limitaciones para el desarrollo local, la
creación de identidad y el sentido de pertenencia. Ésta es una tensión que debe ser
más elaborada y asimilada por los actores locales, pues la proximidad a Montevideo
es evidentemente parte de la identidad local. También es cierto que la atracción de la
dinámica económica, política y cultural de la ciudad capital continuará, por lo que las
alternativas y apuestas locales deben definir el vínculo a establecer, las dimensiones
en las que se competirá abiertamente con la oferta de la capital y aquellas en las que
se aprovechará la cercanía.
En este sentido, muchos de los factores que pueden dirimir esta cuestión son de carácter
estructural y nivel nacional, como los aspectos productivos y la creación de fuentes de
trabajo. También los servicios y el respaldo e impulso a las políticas se valoran como ele-
mentos claves en todos los casos.
Por otra parte, los actores locales de todas las áreas estudiadas se imaginan un crecimien-
to demográfico general, y vislumbran que –como hasta ahora– estos cambios no podrán
ser acompañados por las políticas, por lo que la situación podrá agravarse. Indican ade-
más que los actuales aspectos negativos son prácticamente irreversibles, al menos en el
mediano plazo.
En cualquier caso, los actores locales del Área Metropolitana no se imaginan un futuro
sin cambios. Incluso aquellos que dicen no saber qué puede pasar sostienen que cambios
“seguro habrá”, lo que refleja la mentalidad de una población acostumbrada al cambio
permanente.
En función de los elementos y tendencias analizadas, es preciso resumir algunas ideas que
contribuyan a la definición de programas y políticas para el Área Metropolitana, es decir,
a la construcción de un proyecto de ciudad y territorio para el Área Metropolitana. Así, en
el escenario de la reconversión económica y globalización, la “prospectiva metropolitana”
parece apoyarse en la conjunción de varios elementos dinámicos que asumirán mayor
fuerza en los próximos años, tales como la expansión del puerto de Montevideo, las nuevas
actividades del Mercosur el desarrollo del turismo urbano y agroecológico, la emergencia
de múltiples centralidades urbanas, la creciente demanda y movilidad residencial de las
clases medias y medias-altas hacia el este, la creciente integración en un eje metropolitano
346
de Montevideo con Punta del Este, Colonia y Buenos Aires (Lombardi y Bervejillo, 1999).
Por otra parte, y en coincidencia con las tendencias identificadas en este estudio, se des-
tacan algunas de las amenazas principales para Montevideo y su área metropolitana:
Cabe observar que estos desafíos no son independientes y deben afrontarse como di-
mensiones de un fenómeno complejo: constituyen un sistema y deben ser asumidos sisté-
mica e integralmente para la acción pública y su integración con los actores locales. Ello
es imprescindible si se intenta construir escenarios sustentables de desarrollo, aplicando
políticas públicas que habiliten las transformaciones sociales necesarias, jerarquizando las
acciones estratégicas a realizar y generando un ambiente innovador y proactivo compro-
metido con un desarrollo sustentable y con mayor igualdad social (Foro Gran Montevideo
Uruguay 2025, DINOT-MVOTMA, 2004).
sarias para configurar el mapa social y territorial del Área Metropolitana y en tal sentido
dan fundamento a la definición e implementación de políticas y programas públicos.
Del análisis realizado surge claramente que el Área Metropolitana es una realidad social
compleja y heterogénea, que incluye áreas rurales y urbanas y sociedades locales con
características y dinámicas propias que las distinguen del resto. Si bien comparten muchos
de sus problemas sociales, éstas tienen historias, redes sociales y características económi-
co-productivas diferentes. Esto es importante en relación con las acciones y políticas que
a ellas se dirijan, tanto en sus contenidos como en la metodología de abordaje.
Así por ejemplo, uno de los elementos básicos para caracterizar las distintas subáreas y
localidades en los corredores metropolitanos es su vínculo con Montevideo. Muchas áreas
se perciben y operan como “ciudades-dormitorio” y aunque ello no se adecue en términos
absolutos a todas las zonas surge como un componente central. En las distintas áreas es-
tudiadas gran parte de la población –variable y no cuantificada– realiza sus actividades
cotidianas en la capital. Por estudio, empleo o búsqueda de servicios de distinta índole,
el vínculo con Montevideo es muy fuerte. Los flujos de personas y bienes son muy intensos
y configuran el estilo de vida de los pobladores, así como su relación con la capital. No
obstante, también surgen cambios en la consolidación de “nuevos centros” de consumo y
actividades de carácter más local y es razonable suponer que con mayor descentraliza-
ción se incrementarán estas tendencias.
Por otra parte, las opiniones relevadas reflejan la situación social crítica por la que han
pasado y aún pasan las áreas estudiadas. Aún en Ciudad de la Costa, donde la pobla-
ción es mayoritariamente de clase media, la situación se ha visto afectada negativamente
por los problemas de larga data que no han sido abordados por las políticas. Algunos
de los problemas son de carácter estructural y requerirán de una reversión en las tenden-
cias de los últimos años para cambiarse. Desde el punto de vista de los actores locales
entrevistados, aún no se perciben mejoras en las fuentes de trabajo y en los ingresos. De
hecho, varios de ellos señalan que los ingresos son “ficticios” porque responden a políticas
del MIDES. Tampoco destacan cambios profundos en la educación –sí, mejoras en algunas
de las condiciones locativas de los centros de estudio– ni en la salud –sí, mejoras en la
cercanía de los centros asistenciales.
Los problemas estructurales se han arrastrado por décadas y tienen que ver con aspectos
productivos –falta de fuentes de trabajo, migración campo-ciudad, etcétera. También se
vinculan a la ausencia de políticas públicas de desarrollo y de políticas adecuadas en
348
En tal sentido, debe enfatizarse que una de las conclusiones fundamentales que surge del
estudio realizado es el progresivo empobrecimiento de la población, que se expresa en el
aumento significativo de las clases bajas y medias-bajas en la Corona Metropolitana y la
disminución de la clase media en los últimos años. Dicho proceso es más pronunciado que
en Montevideo; la composición de la estructura social revela que en su conjunto la Corona
Metropolitana tiene un perfil socioeconómico bastante más bajo que Montevideo, con una
mayoría de los hogares en los niveles bajo y medio-bajo y poco más de una cuarta parte
de ellos correspondientes a sectores medios.
En definitiva, y más allá de las distintas delimitaciones que puedan hacerse sobre el Área
Metropolitana, ésta aparece claramente como un área en transición y esencialmente di-
námica. Si se mantienen las actuales tendencias de crecimiento, es factible que en los
próximos años la Corona Metropolitana extienda sus límites, particularmente hacia el este
y en Ciudad de la Costa.
Por otra parte, la identidad local surge como un elemento destacado por los actores
sociales y su ausencia se visualiza como un obstáculo para el desarrollo de las diversas
subáreas metropolitanas. La procedencia diversa de sus residentes, la desintegración y la
fragmentación social hacen que esta construcción de identidad se vuelva dificultosa. Otro
factor que aumenta esa dificultad es el cambio permanente que el Área Metropolitana re-
gistra: como se ha señalado, la Corona Metropolitana incluye áreas y localidades en cons-
tante transformación demográfica, productiva y territorial durante las últimas décadas.
349
Esto se expresa cuando los actores locales se quejan de los ritmos lentos del Estado (buro-
cracia) y la dificultad en la concreción de los proyectos, el déficit en los recursos (financie-
ros y humanos), la generación de fuentes de trabajo y la conformación de una identidad
local para el desarrollo. Estos dos últimos elementos refieren a problemas de carácter
estructural y requieren políticas de desarrollo más que servicios sociales. Su superación
dependerá de políticas de desarrollo integral –no sólo económico, a nivel local y nacio-
nal– que aún no se visualizan en forma explícita.
Introducción
Las instituciones son las “reglas de juego” de una sociedad, expresadas en leyes, regla-
mentos, decretos y costumbres, que enmarcan los comportamientos de la sociedad en su
conjunto y particularmente de su sistema político-administrativo. Su función principal es
reducir la incertidumbre estableciendo qué se puede hacer y qué no (lo que no implica,
necesariamente, lo más eficiente), a modo de guía que limita el comportamiento de los
individuos y las organizaciones.
Si se utiliza la metáfora del juego de un partido de fútbol, los equipos son las organizacio-
nes y las instituciones son las reglas del partido, que determinan no sólo los procedimientos
del juego sino quiénes juegan y quiénes no, qué le corresponde al juez, al arquero o al
resto de los jugadores frente a determinado hecho.
Las organizaciones son realidades concretas, con recursos concretos (humanos, finan-
cieros, técnicos) para la consecución de objetivos. Las instituciones, en cambio, no tie-
nen objetivos, no tienen existencia concreta sino abstracta. Las organizaciones nunca
son instituciones ni deben confundirse con ellas. No son las reglas del juego sino los
equipos que en él participan. Como tales, nacen y desaparecen siempre dentro de un
determinado entorno o marco institucional.
Si se toma como ejemplo a una intendencia como institución, ésta no es sólo un conjunto
concreto de edificios, empleados, recursos financieros y técnicos puestos a disposición de
la autoridad para cumplir determinados objetivos. La intendencia-institución es el sistema
normativo a quien se confían, a partir del régimen vigente en la Ordenanza Municipal,
muchas funciones, entre ellas el control del tráfico a determinado grupo de funcionarios
357
Las reglas de juego muchas veces no se limitan a una sola organización. En sociedades
cada vez más complejas, la solución a los problemas surge de la interacción de una gran
cantidad de actores políticos claves en diferentes niveles de gobierno. Así, confluyen en
un espacio diferentes organizaciones con diferentes reglas de juego, desde las legalmen-
te establecidas hasta las generadas informalmente, lo que hace a la complejidad de la
lógica institucional.
Las instituciones pueden ser analizadas desde diferentes niveles, modelando el compor-
tamiento de los actores y sus relaciones pero también creando oportunidades y constric-
ciones para las capacidades gubernamentales; en este sentido, interesa especialmente
comprender cómo influye lo institucional en el gobierno del espacio metropolitano.
El gran desafío es lograr gobernar este espacio metropolitano, generando una forma
de gobierno capaz de hacer confluir a todos los actores y, al mismo tiempo, sumar es-
fuerzos para solucionar los problemas metropolitanos, teniendo como eje al Estado. Si
hablamos de capacidad de gobernar –generalmente asociada a un poder público o
a un sistema político–, hablamos de gobernabilidad. Por otra parte, si nos referimos a
las estructuras (reglas de juego) y a los procesos que condicionan la participación e in-
teracción de actores políticos y sociales, entonces hablamos de gobernanza. Las capa-
cidades políticas de los actores no sólo se basan en los recursos de poder (información,
cargo en el gobierno, recursos financieros) sino en la conformación de las reglas de jue-
go que limitan y condicionan su abanico de opciones legal y legítimamente aceptables
para el logro de sus intereses.
rrelacionan para tomar decisiones políticas y resolver sus conflictos dentro de reglas y
procedimientos definidos por ellos mismos. Por tanto, la gobernabilidad metropolitana
vendrá asociada a la capacidad de responder a situaciones que se interpretan social-
mente como demandantes de acción gubernamental.
Para ello se requiere un soporte institucional, reglas y organizaciones. La gobernanza
constituye, justamente, el entramado institucional, es decir, el conjunto de medios admi-
nistrativos, financieros, sociales y políticos que facilitan el cumplimiento de las políticas.
Sin un ajuste efectivo y legítimo entre necesidades y capacidades no puede existir
gobernabilidad. Pero este ajuste depende de las estructuras de gobernanza y de los
actores de gobierno. Las necesidades y las capacidades se construyen socialmente y el
resultado final depende de la estructura institucional y de las organizaciones.
El gobierno nacional
Un factor clave para una efectiva gestión metropolitana es la relación entre los nive-
les de autoridad central y los gobiernos municipales. El gobierno central ejerce una
influencia directa sobre las políticas, programas y proyectos de incidencia en el Área
Metropolitana, a través de los ministerios sectoriales, los entes autónomos y otras de-
pendencias. Entre los organismos con competencia en el espacio metropolitano es pre-
ciso mencionar la Oficina de Planeamiento y Presupuesto (OPP), que reúne diferentes
unidades y direcciones con competencias sobre el desarrollo territorial (ver cuadro 1),
y la Administración Central a través de los ministerios y entes.
Los ministerios y los entes autónomos son organismos claves en cualquier estrategia
de descentralización y, en particular, en la consolidación institucional del Área Metro-
politana. Éstos administran gran parte de los recursos nacionales y gestionan el 75%
de los recursos del Fondo de Desarrollo del Interior. Dentro de los ministerios reside,
a su vez, una serie de programas y unidades o direcciones enfocados hacia diferen-
tes aspectos de desarrollo territorial. Entre los ministerios con fuerte componente de
desarrollo territorial se encuentra el Ministerio de Vivienda Ordenamiento Territorial
y Medio Ambiente (MVOTMA, 1990). En particular, su Dirección de Ordenamiento Te-
rritorial (DINOT) tiene como principal objetivo formular, ejecutar, supervisar y evaluar
los planes nacionales territoriales en materia de ordenamiento y gestión del territorio,
estableciendo una estrategia nacional y favoreciendo el desarrollo local social y am-
bientalmente sostenible, atendiendo la dimensión regional y la descentralización. La
misma ha determinado una serie de directrices orientadas al ordenamiento territorial
del país y ha realizado convenios con los gobiernos departamentales apoyando pla-
nes de desarrollo.
361
Su creación data de la reforma constitucional de 1966, artículo 230: “habrá una Oficina de Planeamiento y Presupuesto que de-
penderá directamente de la Presidencia de la República. “Estará dirigida por una Comisión integrada con representantes de los
ministerios vinculados al desarrollo y por un director, designado por el Presidente de la Republica, que la presidirá”. Esta oficina
se encarga de asesorar al Poder Ejecutivo en la formulación de planes y programas, en el presupuesto y la asistencia financiera
a los gobiernos departamentales y en política de descentralización y de modernización del aparato del Estado en general. La
OPP está dirigida por una comisión integrada por representantes de los ministerios vinculados al desarrollo y por un director
designado por el Presidente de la República que preside la comisión.
Creado por Ley de Presupuesto Nº 17.296, de 2001, artículo 643, tiene por objetivo la promoción de actividades de desarrollo
local en los departamentos del interior del país. La CSD presenta propuestas a la OPP para su ejecución, que son derivadas a
DIPRODE para su estudio técnico y su consiguiente aprobación o desaprobación. La decisión última corresponde a la CSD. Su
asignación se realiza aplicando el Índice de Distribución, que toma en cuenta los criterios de superficie, población, el PIB p/hab.
y el porcentaje de hogares con carencias de vivienda. El FDI busca paliar las condiciones de asimetría entre regiones “ricas” y
Elaboración propia en base a leyes y decretos regiones “pobres” a través de la asignación a las zonas más desfavorecidas.
362
La ley Orgánica Municipal tiene más de 70 años de vigencia y deja muchos espacios
ambiguos en la fijación de las competencias municipales. Esta situación provoca la
generación de “zonas grises” donde no está claro cuál es la responsabilidad de la
intendencia y cuál la del gobierno nacional (Michelín, 1999).
1 Decreto Nº 310/94.
2 El municipio tiene a su cargo el gobierno y administración de los departamentos, según el art. 262 de la
Constitución.
3 Es importante señalar que no debe confundirse con las funciones de seguridad pública, que son respon-
sabilidad exclusiva del gobierno nacional (Ministerio del Interior).
363
En este contexto se refuerza la necesidad de un nuevo marco legal que delimite con
claridad las funciones de los gobiernos departamentales, el gobierno nacional, los
entes autónomos y los servicios descentralizados. Esto permitiría una mayor y mejor
coordinación entre los organismos públicos a la hora de impulsar las políticas, evitan-
do la superposición o duplicación de esfuerzos, problema que se acrecienta aun más
debido a las nuevas funciones que han tomado los municipios.
Normalmente, en la aplicación de los mandatos y disposiciones contenidos en la legis-
lación en diferentes temáticas como medio ambiente, transporte u otras, el gobierno
central y los gobiernos municipales se relacionan a través de la asignación de respon-
sabilidades contenidas en el marco legal o mediante convenios mutuos.
La creación de este nuevo marco institucional, con nuevos organismos y reglas de juego, es
un primer paso en el fortalecimiento de las instancias de relacionamiento entre el gobier-
no nacional y los gobiernos municipales, aun cuando éstos todavía son demasiado débiles
–técnica, financiera y políticamente– como para establecer políticas públicas coherentes
y de largo plazo.
Congreso Nacional de
Ediles
Gobiernos Departamentales
IMM - IMC - IMSJ
Comisión Sectorial de
Descentralización
Ministerios OPP
Gobierno Nacional
367
Luego de la reforma constitucional, que abre nuevos ámbitos o posibilidades para la ges-
tión territorial, los intentos por pensar al Área Metropolitana fueron escasos. No obstante,
cabe mencionar el Plan de Ordenamiento Territorial (POT) de Montevideo4 , aprobado
en el año 1998, que si bien corresponde a un solo departamento prevé la necesidad de
políticas para el Área Metropolitana. Este plan señala entre sus objetivos la necesidad
de “contribuir desde el ámbito montevideano a articular la ciudad tanto en lo interno
como con el territorio, en sus escalas regional y nacional, con especial atención al Área
Metropolitana”5, y ha trabajado bajo una lógica de zonificación, descentralización y par-
ticipación que se analizará más adelante.
Por otra parte, se han creado algunos organismos dentro de la estructura de la OPP que
han dado apoyo técnico y financiero a los gobiernos departamentales y en particular a
los del Área Metropolitana, caso de la Unidad de Desarrollo Municipal.
Con la instalación del nuevo gobierno, el 1º de Marzo de 2005, los temas metropolitanos
toman nuevo impulso. Surge así la Agenda Metropolitana, proyecto de gestión compar-
tido que tiene entre sus principales aspiraciones la de profundizar la descentralización
y democratizar las conexiones con la población involucrada. Con este fin, el 29 de julio
de 2005 los intendentes municipales de Canelones, Montevideo y San José, Sres. Marcos
Carámbula, Ricardo Ehrlich y Juan Chiruchi, acordaron implementar un programa inte-
rinstitucional para promover la gestión sinérgica de recursos humanos y materiales en el
Área Metropolitana y su proyección regional, y propiciar una relación fluida y proactiva
entre organismos públicos nacionales, departamentales y locales, con la Universidad de
la República, ONG y demás organizaciones de la sociedad. El Programa Agenda Me-
tropolitana funciona con financiamiento del PNUD y cuenta con un coordinador general
y un representante por cada uno de los departamentos. Este proyecto ha trabajado en
acuerdos de protección del medio ambiente –como el caso de los humedales de Santa
Lucía– y de uso racional de los recursos naturales. También se ha ocupado de políticas de
acceso al transporte (boleto estudiantil) y de salud, como es el caso de la prevención de la
enfermedad del dengue, entre otros proyectos. El programa está trabajando en diferen-
tes problemáticas metropolitanas, constituyéndose en un importante ámbito para la rea-
La dimensión territorial y su ordenamiento han tenido muy escasa presencia en las estruc-
turas de decisión, marginándose la visión territorial de las actuaciones sectorializadas.
La regularización o legislación del ordenamiento territorial en nuestro país no ha tenido
el desarrollo necesario y no se ha alcanzado una institucionalización de los procesos de
ordenamiento territorial que propicien una gestión planificada en la materia.
No se han formulado políticas territoriales explícitas que orienten las instituciones esta-
tales y su aporte no ha formado parte de las incipientes acciones descentralizadoras.
Las iniciativas al respecto se han visto reducidas al planeamiento urbano o a limitados
estudios y propuestas con poco arraigo institucional. Se registra, por tanto, una muy débil
institucionalidad en la materia y una limitada extensión de capacidades técnicas en las
instituciones estatales, aun cuando esto no ha impedido avances significativos en el orde-
namiento territorial, en especial en áreas urbanas.
6 Para obtener más información sobre los acuerdos logrados por el Programa Agenda Metropolitana
consulte: www.montevideo.gub.uy/gobierno/agendametropolitana.htm
369
Dichos órganos tendrán carácter electivo y su elección se realizará junto con los comicios
departamentales. La cantidad de ciudades y localidades que tendrán el carácter de
municipios dependerá de la reglamentación y la redacción final de la ley, pero en prin-
cipio se estima que serán unas cien las localidades que tendrían órganos municipales. En
los centros poblados con menos de 2.500 ciudadanos la designación de las autoridades
locales quedará en la órbita del intendente municipal de cada departamento. Los orga-
nismos municipales tienen en la propuesta una integración colectiva de cinco miembros
electos por representación proporcional integral.
El proyecto confiere a los municipios 21 atribuciones y poderes jurídicos, entre los que
se destaca la posibilidad de elaborar anteproyectos de decretos y resoluciones –que
serán propuestos a la junta departamental o al intendente– o la de requerir el auxilio
de la fuerza pública para el cumplimiento de sus funciones. También se los faculta a
atender lo relativo a la vialidad y el tránsito, sin perjuicio de las competencias de las
autoridades departamentales, o a “vigilar” la percepción de rentas departamentales y
percibir y administrar los recursos que se le adjudiquen.
Este proyecto de ley, que será presentado al Parlamento entre octubre y noviembre
de 2007, busca solucionar los desajustes que existen en el orden institucional del país,
donde algunas localidades cuentan con juntas locales electas, otras con juntas locales
2. ausencia de una visión de conjunto de sus funciones, lo que provoca duplicidades con
resultados poco eficientes en la implementación de las políticas;
A ello se suman las necesidades de coordinación fuerte también en la esfera nacional, en-
tre el MVOTMA (DINOT) y la OPP, dado que en el ámbito de la OPP funciona la Comisión
Sectorial de Descentralización.
La consolidación de los espacios de coordinación intergubernamental es especialmente
relevante en el Área Metropolitana y, por consiguiente, superar la fragmentación político-
administrativa se convierte en uno de los principales desafíos.
Esto provoca el escaso alcance de algunas iniciativas valiosas que, destinadas a mejorar
la gestión de los recursos, afectan exclusivamente a una división o a un departamento
de un organismo público y casi siempre sin coordinación con los organismos que tienen
las mismas responsabilidades o competencias. En consecuencia, si bien muchas de las
problemáticas son de carácter metropolitano, los organismos nacionales y los gobiernos
municipales tienen diferentes prioridades en su agenda pública, lo que dificulta un uso
eficiente de los recursos.
9 Cabe destacar que la Intendencia de San José no tiene deudas actualmente y que no ha tenido déficit
presupuestal desde hace por lo menos quince años.
373
estructura de gasto ineficiente, ya que no existe una adecuada correspondencia entre los
ingresos percibidos (en algunos casos casi la mitad proviene de las transferencias intergu-
bernamentales) y la ejecución del gasto.
Con relación a los ingresos, a los gobiernos departamentales se les asignaba un monto fijo
sobre el total de los recursos nacionales preexistentes por concepto de transferencias de
fondos del gobierno central. Sin embargo, las comunas no sabían con exactitud la fecha
en que se realizaría dicha transferencia y si recibirían transferencias por nuevos recursos
obtenidos, como por ejemplo la creación de un nuevo impuesto. La inexistencia de reglas
de juego claramente establecidas derivaba en un proceso poco claro y particularista en
la obtención de los recursos.
La inseguridad en cuanto a las partidas presupuestales que finalmente recibirían y la
ineficiente gestión financiera provocaron que el déficit se acabara financiando, en buena
medida, mediante el endeudamiento con empresas públicas (UTE, ANTEL, OSE, BROU,
BPS, etcétera), la retención del pago a sus funcionarios o la suspensión de los contratos con
sus proveedores. En algunas ocasiones, para cumplir con los cometidos fijados se recurría
a recursos provenientes de organismos internacionales, como es el caso del saneamiento
de Montevideo.
Por otra parte, cuando el déficit se consolida y trepa a niveles elevados, los objetivos de
desarrollo quedan en segundo plano, pasando a una lógica de “apagar incendios” que
intenta cumplir fundamentalmente con los salarios de los funcionarios y evitar el cese en
la prestación de los servicios elementales.
Sin embargo, desde la asunción del nuevo gobierno en 2005, se inicia un cambio en la
gestión presupuestal. En primer lugar, la Comisión de Descentralización y el Congreso de
Intendentes han acordado el establecimiento de un monto fijo por concepto de transferen-
cias presupuestales que son enviadas por el Ministerio de Economía y Finanzas.
Este acuerdo será finalmente institucionalizado al ser incluido en la Ley de Presupuesto
Nacional (Ley Nº 17.930). Ésta expresa, en su artículo 479: “El porcentaje sobre el monto
de recursos que corresponderá a los Gobiernos Departamentales, según lo previsto en el
literal C del artículo 214 de la Constitución de la República, será del 3,33% (tres con trein-
ta y tres por ciento) anual para los Ejercicios 2006 a 2009. Este porcentaje se calculará
sobre el total de los recursos del Presupuesto Nacional del Ejercicio inmediato anterior,
actualizado por el índice de los precios del consumo promedio del año. En cada Ejercicio
se tomará la totalidad de los recursos percibidos por el Gobierno Nacional incluyendo
todos los recursos que se creen en el futuro.”
374
Las transferencias que realiza el gobierno central a los gobiernos departamentales se cal-
culan sobre la totalidad de los recursos existentes y se eliminan las rentas afectadas (Ley
Nº 17.930, art. 482; por ejemplo, IMESI). Se establece, entonces, un porcentaje del total
de los recursos del Presupuesto Nacional, pero asegurando un mínimo global en pesos que
no tiene antecedentes. Hay, por tanto, un piso predecible que permite un mejor manejo
por cada departamento y, al mismo tiempo, un acuerdo en el que el gobierno nacional se
compromete a enviar las partidas en tiempo y forma.
Es así que las transferencias a los gobiernos departamentales alcanzan un máximo his-
tórico en 2006, cercano a los 190 millones de dólares10, lo que determina el aumento de
transferencia como lo muestra el gráfico 1 (considerando la afectación del 3,33% del to-
tal de recaudación del gobierno y el FDI, estando el MEF totalmente al día con los pagos
comprometidos).
El acuerdo alcanzado incluye cuatro aspectos que involucran una gestión más transparente
por parte de las comunas y un mayor control nacional en la ejecución del gasto municipal.
200 El compromiso de los gobiernos departamentales en cuanto a su propia gestión implica:
180
160
1. brindar información financiera sobre la situación de los municipios (existía la idea de
140 que esto violaba la autonomía municipal), lo que es exigible por Ley de Ejecución Finan-
120 ciera (Ley Nº 17.296, art. 22);
100
80 2. homogenizar los acuerdos contables;
60 3. mejorar las páginas web de las intendencias;
40 4. relevar la capacidad de los gobiernos departamentales para certificar que las empre-
20
0 sas están al día con los tributos en tiempo real.
2004 2005 2006
El citado acuerdo comporta una mayor transparencia en la asignación de los recursos y
Gráfico 1 ha permitido sanear buena parte de las deudas de las comunas. Esto contribuyó a que
Pagos a intendencias por art. 214 y FDI
(en millones de U$S)
Fuente: Ministerio de Economía y Finanzas, www.mef.gub.uy 10 Se hace referencia a las transferencias establecidas por el art. 214 de la Constitución.
375
1000
las intendencias pudieran ordenar su sección financiera, reducir el déficit acumulado y
500
lograr el incremento y la previsibilidad de las partidas (ver gráfico 2). Las intendencias
-500
han logrado estar al día en el pago de sueldos a sus funcionarios, así como también con
0
Canelones Montevideo San José
sus proveedores. Asimismo, permitió que las intendencias que tuvieran compromisos con
-1000
el gobierno central pudieran acodar el cumplimiento de sus obligaciones: se registra una
-1500 mayor voluntad de sanear el endeudamiento de los municipios con respecto a los entes
-2000 autónomos y los servicios descentralizados.
-2500 El acuerdo permitió una mayor claridad en el manejo de las cuentas municipales –antes,
cada uno tenía un régimen especial–, dado que permite conocer con anticipación el monto
Gráfico 2
y aumento de las transferencias en cada mes.
Rendición de cuentas de los gobiernos departamentales La mejora de la gestión financiera es un primer paso para avanzar en el fortalecimiento
del Área Metropolitana (en millones de $)
Fuente: Tribunal de cuentas, www.tcr.gub.uy. institucional de los gobiernos departamentales. El gran desafío actual está en desarrollar
2004 2005 2006 instrumentos que mejoren la eficiencia de la gestión de las comunas, aumentando la co-
bertura y calidad de servicios de responsabilidad municipal.
Entre los desafíos pendientes se encuentra la mejora de la gestión de los recursos huma-
nos. Si bien la cantidad de funcionarios no ha aumentado o incluso tiende a reducirse
lentamente, se registra en general una baja calificación de los trabajadores. Fortalecer la
100% gestión integral de los recursos humanos y materiales articulando el archipiélago de orga-
nizaciones públicas y privadas configura un gran desafío para la construcción institucional
80%
metropolitana, de modo que las diferentes unidades ejecutoras administren los recursos
60% guiadas por una visión integrada del territorio.
En cuanto a la estructura de gasto, una gran proporción del mismo corresponde a remu-
40%
neraciones y gastos de funcionamiento y sólo un porcentaje menor se destina a inversiones
20% (Koolhaas y Rodríguez, 2006).
0
Canelones Montevideo San José Una gestión metropolitana eficiente requiere contar con el compromiso de las autoridades
a fin de asegurar que las capacidades de gestión en las unidades encargadas de las
Gráfico 3
distintas políticas sean apropiadas en sus diferentes niveles, incluyendo la dotación de los
Estructura del gasto de las intendencias del Área
Metropolitana recursos humanos, técnicos y tecnológicos requeridos, permitiendo a los gobiernos munici-
Fuente: Tribunal de Cuentas, www.tcr.gub.uy. pales liderar y facilitar procesos de planificación estratégica y participativa, en el ámbito
% retribuciones % funcionamiento % inversiones otros tanto departamental como metropolitano.
376
Uno de los aspectos que pauta las “reglas de juego” dentro del marco institucional
del Uruguay es el sistema electoral. Éste determina quiénes (y en qué condiciones)
tendrán acceso a la estructura de poder que representan el gobierno nacional y las
intendencias.
Cada uno de estos aspectos produce diversos incentivos políticos en los partidos y los elec-
tores. La mayoría relativa y la presencia de intendentes que aspiran a la reelección pro-
mueven la concentración y la polarización de la competencia electoral. Al mismo tiempo,
la posibilidad de presentar candidaturas múltiples es el factor que impone las mayores
dificultades estratégicas para los partidos (Buquet, 2006).
En este escenario, la figura del intendente cobra cada vez más relevancia en la política
nacional. Sin duda, el país vive un proceso de larga data en el que los órganos ejecu-
tivos tienden a prevalecer sobre los legislativos. La capacidad de tomar decisiones
y emprender acciones concretas sobre el territorio tiene más impacto en la opinión
ciudadana, que generalmente desconoce a los legisladores pero sí conoce a quienes
ocupan los cargos ejecutivos.
377
La asunción de nuevos roles por parte de los municipios –en políticas sociales y de de-
sarrollo económico, entre otras– ha colocado al intendente en una posición significativa-
mente más relevante que la que tenía antes. Sus competencias ya no se reducen a las
funciones “clásicas” del cargo (por ejemplo, la ejecución de obras y el mantenimiento
de las vías públicas) e incorporan cada vez más actividades de promoción local. En este
nuevo escenario, los intendentes se transforman en verdaderos agentes de desarrollo
para el departamento: intentan captar inversiones internacionales, realizan acuerdos de
cooperación internacional, buscan participar en las negociaciones con los organismos de
financiamiento multilaterales.
nacional han tomado la problemática metropolitana como uno de los puntos centrales de
su agenda, y que han visto en la actuación conjunta el camino para la concreción de po-
líticas en el territorio. Los actores políticos del Área Metropolitana han exhibido –a través
de un acuerdo como el de Agenda Metropolitana– una mayor voluntad política para in-
tegrarse, superando las barreras administrativas (y político-partidarias) que existen entre
los departamentos.
Los procesos de participación ensayados hasta el momento han sido diferentes en los
departamentos que conforman el Área Metropolitana. Si bien no hay un “modelo” que
garantice una participación ciudadana eficiente, la existencia de algunas trayectorias
políticas, sociales y culturales que sugieren lo que es preferible para cada región y en
cada momento permite aprender de las experiencias ya ensayadas.
En términos generales puede afirmarse que, por la tradicional fortaleza de la democracia
representativa, no se ha desarrollado en la sociedad uruguaya una cultura democrática
de participación ciudadana en los asuntos públicos, continuando la tendencia partidocrá-
tica de representación de intereses y demandas de la ciudadanía.
Dentro del AM se observan recorridos muy dispares en términos de inclusión ciudadana.
Por ser en Montevideo donde se registran los mayores avances se analizará brevemente
esa experiencia.
Un ejemplo que, si bien no es propiamente metropolitano (aun cuando incluye a un depar-
tamento del Área Metropolitana), puede aportar a las futuras experiencias en el área y
en particular a los otros departamentos que la integran.
106909
acción conjunta entre los actores locales y la administración central departamental, así
100000 100552
como la conformación de redes público-privadas en el departamento. Se intenta, asimis-
80000 82496 mo, fortalecer los espacios locales, en tanto tienen capacidad real de administrar recursos
60000 68558
76443 74319 presupuestales.
40000
El diseño institucional formalmente establecido auguraba un ámbito importante de par-
20000
ticipación social, pero algunos factores provocaron el debilitamiento de la participación
0
1993 1995 1998 2001 2004 2006
ciudadana. En 2006 se intentó un nuevo relanzamiento de la participación en Montevideo,
Año de elección con la sexta elección de los Concejos Vecinales y la selección de propuestas para el pre-
Gráfico 4 supuesto participativo.
Elecciones en Concejos Vecinales de Montevideo (1993-
2006)
Elaboración propia en base a datos de Montevideo en Cifras 2004,
Como lección aprendida, la descentralización montevideana deja un margen de ajuste
Unidad de Estadística Municipal, IMM en la relación entre los tres componentes de la gestión local. La tensión entre el ámbito
votantes político (JL), la administración (CCZ) y el ámbito social (CV) muestra diversos niveles de
381
Por otra parte, el hecho de que la mayoría de los procedimientos no pueda resolverse en
los CCZ y la ausencia de un modelo de atención estandarizado para el tratamiento de
los asuntos en esos ámbitos, plantea tensiones recurrentes entre los servicios centrales y
los descentralizados. Esto se expresa en la evaluación social del sistema: sólo el 33% de
la población atendida considera que el servicio es “satisfactorio” o “muy satisfactorio”. En
síntesis, la descentralización administrativa operada mediante el mecanismo de los CCZ es
mejor percibida que el servicio que estos centros prestan efectivamente.
Sin embargo, a pesar de las dificultades que las experiencias de participación ciudada-
na presentan, éstas siguen considerándose una opción ineludible para afrontar con ga-
rantías los retos planteados por el diseño y la implementación de políticas públicas.
Una de las soluciones planteadas fue la elaboración del Plan Director de Residuos Sólidos
(PDRS) del Área Metropolitana de Montevideo (UR-L1019)12, financiado por el BID. Su impor-
tancia radica en que proviene del acuerdo de las tres intendencias del Área Metropolitana
(Montevideo, San José y Canelones) y el gobierno nacional, en un intento por solucionar
los problemas ambientales del área. El programa abarca todas las etapas del manejo de
residuos sólidos, incluyendo los aspectos técnicos, ambientales, económicos institucionales y
legales que le son afines, con el fin de minimizar los impactos ambientales y de salud gene-
rados por el manejo de los residuos sólidos. En este marco, el objetivo principal del proyecto
es establecer una gestión eficaz, eficiente y ambientalmente sustentable, desde la genera-
ción de los residuos hasta su disposición, así como integrar dicha gestión con las actividades
de desarrollo ambiental, de salud, educativas y productivas del país, promoviendo valores
individuales y colectivos de respeto por el medio ambiente.
dirigidas al manejo y control de todos los aspectos relacionados con la gestión de los resi-
duos sólidos.
Desde 1971 a 1990 el espacio institucional de la gestión ambiental estuvo dominado por la
dispersión de atribuciones en distintos órganos de la administración central, con bajo grado
de coordinación y en ausencia de una política ambiental nacional formulada en forma ex-
plícita. Sin embargo, en los últimos años se ha desarrollado una nueva normativa ambiental
y han surgido nuevos actores con competencias en la materia.
En la actual estructura institucional no se percibe al sector residuos sólidos como tal, si bien
no es posible hablar hoy de una estructura institucional planificada y coordinada en la que
participen activamente los diferentes órganos identificados. Claro está que para el logro
de los objetivos generales del sector es preciso superar las dificultades institucionales y
estructurales de las principales organizaciones responsables del servicio, identificando sus
capacidades existentes.
Si bien el proyecto de tratamiento de residuos sólidos ha generado un espacio de diálogo
y cooperación interinstitucional y transectorial, es preciso destacar que aún persisten mar-
cadas dificultades que señalan problemas y debilidades institucionales:
Ello revela la importancia de un cambio institucional que habilite la conexión entre los
distintos niveles de gobierno: un aspecto central que condiciona la posibilidad de buscar
soluciones a los problemas metropolitanos es la ausencia de una instancia de articulación
interinstitucional capaz de generar un plan estratégico general o elaborar el presupuesto
de inversiones en el área de residuos sólidos.
les corresponde.
La aplicación de políticas ambientales y el cumplimiento de las normas correspondientes
hace preciso, por un lado, el fortalecimiento de las instituciones públicas y, por otro, un
mayor empoderamiento ciudadano con mecanismos de transparencia y control. Se torna
fundamental la existencia de programas de educación ambiental sólidos y de muy amplia
cobertura, que capaciten a los ciudadanos para una participación proactiva en el esfuer-
zo.
La construcción de la institucionalidad ambiental exige fortalecer su capacidad de res-
puesta frente a las iniciativas puntuales de la agenda pública, en beneficio de una visión
estratégica de país que anticipe las demandas correspondientes. Es necesario, por tanto,
introducir capacidades en planificación estratégica a través de herramientas como el orde-
namiento territorial y la evaluación ambiental; esto permitirá la formulación de escenarios
y alternativas mediante el análisis anticipado de decisiones vinculadas a políticas, planes
y programas.
Como señala el Informe Ambiental 2004 de la IMM, Montevideo es una ciudad que se ex-
pande en forma desordenada y sin planificación: si bien no crece en términos demográficos,
se extiende cada vez más sobre el territorio. Así, las zonas céntricas sufren un proceso de va-
ciamiento al tiempo que se consolida el asentamiento en las zonas y localidades próximas.
Para esta población, generalmente de bajos ingresos, el acceso a un servicio de transporte
388
Es así que el Área Metropolitana vive las primeras etapas de un proceso de reforma del
transporte. Un proceso de reforma de las políticas que debe “correr de atrás” a una rea-
lidad ya instalada. Los gobiernos departamentales del Área Metropolitana y el gobierno
nacional –desde la asunción de las nuevas autoridades en 2005–, han entendido la ne-
cesidad de abordar el transporte colectivo de pasajeros bajo un enfoque metropolitano
y por esta razón han comenzado a implementar políticas tendientes a la creación de un
verdadero Sistema Metropolitano de Transporte.
Tanto la IMM como la IMC, la IMSJ y el MTOP coinciden en que el sistema de transporte
colectivo vigente no se adapta a las actuales necesidades de movilidad de la población
y no es sustentable en términos económicos y ambientales.
El 6 de noviembre de 2006 se aprobó la rebaja en los precios del boleto urbano, suburba-
no e interdepartamental (15,16% para los suburbanos y 7,01% para los interdepartamen-
tales). Esta rebaja se concreta mediante la constitución de un fideicomiso que administra
un fondo de reintegro para el sector. También se transitan las primeras etapas en la inte-
gración del sistema metropolitano, mediante la extensión de líneas urbanas que superan
las “barreras” de Montevideo para llegar hasta Canelones y San José por los distintos
389
Gráfico 6 400 60
b oletos (millones)
Estadísticas del transporte en el AM 350
Fuentes: IMM (2005) y MTOP (2006) 50
300
40
250
200 30
Izq.: Venta de boletos en el transporte colectivo de Mon- 150
tevideo 20
100
10
Der.: Pasajeros movilizados en servicios suburbanos (en 50
millones de pasajeros) 0 0
1990 91 92 93 94 95 96 97 98 99 2000 01 02 03 2004 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005
1750 80
salidas de servicios suburbanos
70
1700
60
1650 50
40
Izq.: Movimiento diario promedio anual de salidas de óm- 1600 30
nibus de Terminal Baltasar Brum (2001-2005) 66.7% 57% 44.2%
20
1550
Der.: Porcentaje de personas que utilizan el TC como me- 10
dio principal de movilidad en el AM (1986-2006) 0 0
2001 2002 2003 2004 2005 1986 1996 2006
El marco institucional que regula las competencias en materia de transporte colectivo estable-
ce la distribución de potestades entre el gobierno nacional y los gobiernos departamentales.
En Montevideo el servicio de transporte está basado en el ómnibus. Es regulado por la
IMM y brindado por 5 empresas (3 de ellas cooperativas) cuyas líneas recorren toda la
ciudad y generalmente comparten algunos tramos. En el caso de Montevideo, así como en
el de los otros departamentos, las intendencias regulan el servicio en todos sus aspectos,
390
En tal sentido, se ha planteado la necesidad de crear una Unidad Ejecutora del trans-
porte metropolitano. Esto plantea dificultades jurídicas, dado que el orden institucional
uruguayo no prevé la existencia de entidades intermunicipales y, por ende, de un ente
regulador como el señalado. La existencia de una institución de este tipo sería, sin em-
bargo, de gran ayuda en la implementación de políticas en la materia, dado que podría
tener competencia en la fijación de precios, horarios y recorridos, y habilitar la rapidez e
integralidad del servicio.
Parece claro, por tanto, que el marco institucional nacional y sectorial no favorece el
391
La gestión de una política que haga del transporte metropolitano un servicio eficiente tie-
ne, desde una mirada política, al menos dos aspectos claves para avanzar. Por un lado, la
implementación de una reestructura que fortalezca el rol de los gobiernos departamenta-
les en la definición de políticas metropolitanas, tanto en conjunto como dentro de su propio
departamento. Gran parte de las localidades del Área Metropolitana tiene patrones de
movilidad que hacen que el transporte suburbano sea el principal medio utilizado y en
este sentido los municipios tienen muy poca capacidad para establecer el ordenamiento y
control del mismo o para actuar en forma rápida. De igual forma, las “barreras” depar-
tamentales representan hoy una dificultad para establecer recorridos suburbanos.
Por otra parte, gobernar un área metropolitana implica conformar nuevas políticas, una
nueva institucionalidad y una nueva forma de gestión pública en diferentes niveles de
acción territorial, que debe contar con la presencia y la concertación de los distintos
actores con capacidad para impulsar las estrategias económicas y sociales del territorio.
Esto supone una institucionalidad que supere a la históricamente vigente y un abordaje
trasversal de las problemáticas. En consecuencia, la gran pregunta es: ¿qué políticas y qué
institucionalidad se necesitan para fortalecer el desarrollo metropolitano?
deben actuar como intérpretes del lenguaje sectorial y “traducirlo” a lenguaje territorial
en sus propios ámbitos.
En este escenario se necesita una forma distinta de actuación del Estado. Éste asume la
coordinación estratégica de las relaciones entre actores públicos y privados, y estable-
ciendo con su presencia una lógica compensadora del interés particular –que persiguen
los actores del sector privado– y el interés colectivo, que el propio Estado debe garanti-
zar y que normativamente justifica su existencia.
13 Ver: Plan Director de Residuos Sólidos del Área Metropolitana, “Anexo: Aspectos institucionales”, OPP-
DIPRODE.
395
En el caso del transporte, uno de los ejemplos más reconocidos es el de la ciudad de Cu-
ritiba, capital del Estado de Paraná en Brasil. Allí se ha generado, a través de la confor-
mación de una empresa de economía mixta, una red integrada de transporte en el área
metropolitana de Curitiba que ha sido exitosa en la integración territorial y la movilidad
de los habitantes de la ciudad y de sus municipios vecinos.
En materia de residuos sólidos, la cooperación horizontal y la asociación municipal ha
logrado solucionar algunos de los principales problemas que los municipios mexicanos
debían enfrentar.
Las construcciones institucionales ensayadas han sido de diferente naturaleza aun dentro de
un mismo ámbito de políticas: algunas funcionan mediante la vinculación con el sector privado,
otras lo hacen a través de la conformación de redes intergubernamentales o intermunicipales.
396
Contar con una visión de conjunto permitirá no solamente articular áreas y unidades ejecu-
toras sino establecer las bases para la mejora de la gestión interna, buscando ganancias
en la eficiencia y eficacia del uso de los recursos en la provisión de los servicios. La mejora
de la gestión estratégica de recursos humanos y materiales tiene más sentido siempre y
cuando contribuya a mejorar la atención, la información, los servicios y el control ciuda-
dano, a través de una mayor participación y un mayor involucramiento de la ciudadanía
en los temas públicos. El destino final de una mejora en la gestión de la administración
pública debe ser la mejora en la calidad de vida del ciudadano.
En esta perspectiva, los actores públicos y privados son esenciales para la creación de
las dinámicas políticas que puedan conducir a la institucionalización del espacio político
metropolitano. Si bien, como siempre, no basta con la concurrencia de factores objetivos,
en todo espacio metropolitano hay una relación dialéctica entre el centro (el municipio
central) y la periferia que debe solucionarse con un liderazgo efectivo e integrador que
impulse el proceso y sepa canalizar la opinión ciudadana en el sentido favorable a una
reforma institucional nunca fácil.
Es quizás, la oportunidad justa para que el Área Metropolitana deje de ser una estructura
fragmentaria y se convierta en un espacio organizado conciente de su territorio, su poten-
cial como unidad productiva y como comunidad colectiva. Para el Área Metropolitana es
un momento crítico, por las razones mencionadas, pero es también un momento oportuno:
el proceso de reforma aparece como un punto de inflexión dado por la experiencia y la
necesidad de cambio.
398
07. Hacia una nueva modalidad de gestión
Dos años de “Agenda Metropolitana”
• Diversidad y variedad instrumental
• Diagnósticos (pero) acciones
• Anexo 1
• Texto convenio Agenda Metropolitana • Defini-
ciones • Objetivos • La Agenda • Institucionalidad
• Anexo 2
Acuerdos alcanzados
401
Los intendentes Ricardo Ehrlich, Marcos Carámbula y Juan Chiruchi generaron una
nueva modalidad de análisis y gestión de temas comunes al Área Metropolitana. A
pocos días de asumir, en julio de 2005, suscribieron el convenio que instaló el Programa
Agenda Metropolitana, con el apoyo de la Presidencia de la República, la Oficina de
Planeamiento y Presupuesto y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo.
En el lapso de dos años se firmaron quince acuerdos y ya hubo derivaciones concretas
en la mejora de vida de los departamentos y su gente.
Este proceso tiene mucho que ver con un concepto muy repetido pero que con este
gobierno nacional se ha resignificado: la reforma del Estado. No se trata de vestirse
con ropas ajenas sino de asumir la responsabilidad particular de esa voluntad política
e implementar la descentralización, la armonización de recursos, la transversalidad en
acción y la sinergia de lo local con lo nacional. Parece ambicioso, pero los pasos dados
son concretos y van claramente en ese sentido.
La nueva modalidad de trabajo asume esa perspectiva diferente que se generó con
los cambios políticos de las últimas elecciones. Desde el nombre –“Agenda”– hasta la
descripción de sus metas, el programa es asumido sobre todo como una carta de navegación
común, como una forma de compartir los problemas y la búsqueda de soluciones. Se lo
ve como proceso. Incluye a las tres intendencias firmantes y también a todas aquellas
que entiendan oportuno integrarse1. Tiene un carácter abierto y flexible. Más allá de esa
1 En la mayoría de los casos, Florida ha suscrito los acuerdos. Según los temas se han sumado otras
intendecias como las costeras, por ejemplo. En muchas ocasiones, el acuerdo se llevó al Congreso de Intendentes o
402
A su vez, esta práctica facilita la proyección nacional de las políticas convenidas. Para
muchos gobiernos departamentales no es fácil destinar recursos para trabajar en estos
planos, no sólo por las distancias sino también por la disponibilidad presupuestal. Los
avances de técnicos y representantes de diferentes orientaciones y escalas acortan muchí-
simo el camino. En lo nacional, para ministerios o entidades nacionales resulta práctico y
efectivo contar con un ámbito que reúne casi dos terceras partes de la población nacional,
además de su gran peso en lo socioeconómico.
los ministerios involucrados lo transformaron en políticas nacionales. Véase Anexo 1, en las próximas páginas.
2 Véase Anexo 2.
403
Por ejemplo, la firma del proyecto de ordenanza municipal de 62 artículos sobre normas
sanitarias3 .
Vale la pena detenerse un poco más en el ejemplo utilizado para describir la operativa
ensayada en estos dos años y apreciar también uno de los desafíos abiertos por esta
práctica. En el origen y elaboración del proyecto de ordenanza comentada participaron
técnicos municipales de las cinco intendencias. A ellos se sumaron la DINASA (del Ministerio
de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente), OSE, la Universidad de la
República y la UTU. A los talleres preparatorios concurrieron las asociaciones profesionales
de ingenieros y arquitectos. Esto quiere decir que durante más de un año trabajó un
numeroso equipo interinstitucional e interdisciplinario, e implica, entre otras cosas,
generosidad y vocación integradora por parte de los propios funcionarios y especialistas
en términos personales, más allá de su eventual cargo funcional.
El ejemplo sigue, ahora para mostrar la complejidad formal. El documento final fue apro-
bado en general por los intendentes, quienes refrendaron el proceso de convergencia
político-técnica, pero ese acuerdo no tiene valor jurídico, no es vinculante si no cumple con
las formas y los procedimientos vigentes. Por lo cual, cada intendencia deberá procesar
a su interior una resolución para luego enviarla a cada junta departamental a efectos de
su aprobación como norma departamental. Se presume que esta construcción realizada
de manera plural e interinstitucional, con cimientos técnicos serios, para satisfacer cues-
tiones prácticas comunes, tendrá acogida en todo el proceso subsiguiente pero coloca
con pertinencia la complicación de estos nuevos caminos y el problema de los tiempos de
concreción.
Por eso, y aquí se abre una nueva llave, es tan importante que todo este desarrollo tenga
un antecedente fundamental en las comisiones de Área Metropolitana creadas hace unos
años por las juntas departamentales de Montevideo, Canelones, San José y Florida, con su
instancia de coordinación: el llamado Plenario Interjuntas. Se habla el mismo idioma.
Un tercer tipo de acuerdos se caracteriza porque proyecta –o demandará– una nueva
institucionalidad. Entre los diferentes compromisos de ese carácter, hay tres que tienen
una relevancia especial y que ilustran al respecto: la propuesta de crear el Sistema de
3 Ilustra un detalle sobre la armonización de recursos: cuando se escriben estas líneas, ese proyecto
acordado está a estudio de la Asesoría Jurídica de la Intendencia de Montevideo porque se entendió que ésta tenía
más recursos para aplicar a la precisión del texto.
404
Transporte Metropolitano y los dos proyectos de gestión de cuencas, la del río Santa Lucía
y la del arroyo Carrasco.
La primera manifestación concreta de esta nueva política fue la extensión del boleto
estudiantil gratuito a los jóvenes maragatos y canarios. Es visible el valor de esa medida
–que luego se proyectó a todo el territorio nacional– pero desde que se la adoptó se la
definió como indicativa de un proceso a profundizar. En la misma dirección, un año des-
pués se coordinaron otras tres medidas significativas: rebaja del precio de boleto urbano
y suburbano, extensión de líneas en la cercanía de los límites departamentales y creación
del boleto “combinación metropolitana”4 .
Estos actos tuvieron/tienen efectos muy directos, muy concretos, muy tangibles tanto para
la accesibilidad al transporte como para las economías familiares. Sin embargo, tanto el
Ministro de Transporte y Obras Públicas como los intendentes, desde el primer momento
reconocieron y expresaron que se necesita más. Se comprometieron a la articulación real
de un sistema de transporte para el Área Metropolitana (Sistema de Transporte Metropo-
litano, STM) y para ello definieron cuatro líneas de trabajo5 .
4 En el caso boleto estudiantil gratuito se financió por parte del MTOP, así como su aporte fue fundamen-
tal, junto a ANCAP y el MEF, en la creación del llamado “fideicomiso del gasoil productivo”.
5 Véase Anexo 2. En estos puntos es relevante el papel de la Intendencia Municipal de Montevideo
porque, además de los avances propios que facilitan la tarea común, financia a través del BID la consultoría que
está realizando los estudios básicos para el STM.
405
Este proyecto de la cuenca del arroyo Carrasco muestra otra característica básica del
Programa Agenda Metropolitana: las iniciativas pueden surgir desde diferentes ámbitos.
Los intendentes establecieron prioridades pero, al mismo tiempo, han estado abiertos a la
recepción de temas concretos propuestos por representantes de la sociedad civil, por los
propios técnicos y funcionarios municipales, por planteos del mundo académico o a partir
de ideas surgidas en órganos de competencia nacional.
Agenda Metropolitana recogió una inquietud de larga data, que se viene trabajando
desde hace mucho tiempo, donde los estudios y aportes provienen de los más diversos
orígenes.
La nota distintiva ocurre cuando se genera el espacio político para la convergencia de los
diferentes intereses y también para la reconstrucción de los conocimientos a partir de una
mirada transversal e integradora, “metropolitana”. Pero, por definición, ese espacio político
cargado de compromisos asumidos requiere pasar de los diagnósticos a las acciones, de
6 Ministerio de Agricultura y Pesca, porque es titular de numerosos predios y por la producción rural
existente en la cuenca; Ministerio de Defensa, por los destacamentos militares allí presentes y también por Dirección
Nacional de Aviación Civil (está allí el Aeropuerto Nacional de Carrasco); Ministerio del Interior, porque se trata de
una vasta zona que presenta muchos requerimientos de vigilancia policial; Ministerio de Transporte y Obras Públi-
cas, tanto por las competencias de Hidrografía como por las de Vialidad; Ministerio de Vivienda, Ordenamiento
Territorial y Medio Ambiente, precisamente porque allí convergen todas las direcciones de su competencia.
406
Una vez más, el relato precedente intenta demostrar las posibilidades y las dificultades,
no para esgrimir una excusa sino para llamar la atención sobre la imprescindible
adecuación de las viejas estructuras a las nuevas decisiones de la política pública. El
Estado –la Administración Pública– está organizado en función de otras concepciones.
Incluso, el sistema político rinde cuentas (se reproduce de cara a su electorado) ante los
“compartimientos” departamentales. La directora de Desarrollo Productivo siente que será
evaluada por lo que haga en su comarca, no por cómo armoniza recursos con otras. No es
fácil visualizar desde el vecino esta dimensión. “¿Por qué una planta fabril debe instalarse
en otro departamento y no en el nuestro? ¿Por qué un fondo nacional privilegia otro lugar
si tenemos los mismos objetivos? ¿Por qué los residuos deben ser recibidos aquí?”. Incluso,
los medios de comunicación reproducen simbólicamente antes la compartimentación que
la articulación.
Habrá que darles tiempo a las nuevas modalidades de gestión interinstitucional. Son
formas poco exploradas en el proceso de descentralización e integración nacional. Hay
problemas conceptuales que no son simples. Como sucede con las naciones en el nuevo
contexto internacional, la idea de las autonomías debe repensarse en medio de estas
tensiones (la relación nacional-local, nacional-regional, regional-local y local-local). Del
mismo modo, así como la descentralización supone revisar críticamente la administración
de los recursos financieros, la integración o la mera articulación imponen el mismo desafío
sobre las fuentes de recursos para estos procesos. Las formas institucionales merecen un
análisis desde estas demandas, especialmente para que se opere en tiempos reales.
La forma de evaluar el proceso, por todo lo que se dijo, tampoco es sencilla. Allí están los
acuerdos firmados, encaminados en el “multidefinible” territorio metropolitano, en medio
de la gente, con frutos ya cosechados y otros que deberán madurar cuidadosamente para
justipreciar estos cultivos tan ansiados.
408
Anexo 1
Definiciones
Objetivos
La Agenda
Institucionalidad
Anexo 2
Acuerdos alcanzados
Conforme al acuerdo entre el Sr. Presidente y los Sres. Intendentes, el Ministerio de Trans-
porte y Obras Públicas resolvió el acceso al boleto gratuito para los jóvenes del primer
ciclo de la Educación Media en los departamentos de Canelones y San José. Las áreas de
juventud de las tres intendencias celebraron el acontecimiento, verdaderamente histórico,
con un espectáculo musical que contó con el apoyo de Presidencia. A partir de marzo de
2006 esa medida se extendió a todo el país.
puntos claves como las rutas principales de acceso al área, se colocaron ovitrampas en di-
ferentes puntos de la región, se realizaron controles, se enfatizó la difusión mediante spots
televisivos y materiales impresos, se hicieron encuestas larvarias a nivel domiciliario y se
realizaron jornadas especiales de prevención directa en algunos lugares considerados de
mayor riesgo, disponiéndose el descacharre en algunas zonas.
“Declaración de Solís”
Se adoptó con el objetivo de articular políticas y planes de acción para la zona costera.
En esta ocasión participaron el MVOTMA, las intendencias municipales de Canelones,
Colonia, Maldonado, Montevideo, San José y Rocha, y directores o responsables de la
Dirección Nacional de Ordenamiento Territorial, Dirección Nacional de Medio Ambiente,
Dirección Nacional de Bomberos, Dirección Nacional de Policía Turística, Prefectura Na-
cional Naval, Sistema Nacional de Emergencia, Dirección Nacional de Recursos Acuáticos,
Dirección Nacional de Deporte y asesores de los respectivos organismos. Como resultado
de esa instancia se decidió instalar la Comisión Coordinadora de Apoyo a la Gestión Inte-
grada de Zonas Costeras, creada por el Decreto 186/001, para permitir la coordinación
entre el Poder Ejecutivo, las intendencias, los ámbitos académicos y la sociedad civil; y la
adopción del necesario enfoque técnico, interdisciplinario y consensuado.
Se propuso formalizar un grupo de trabajo integrado por las tres intendencias de Agenda
Metropolitana, la Intendencia de Maldonado y la Dirección Nacional de Saneamiento y
Agua (DINASA) con la finalidad de articular las normas sanitarias de la región a partir de
criterios acordados y del relevamiento del estado actual de las instituciones y sus vínculos
con los particulares.
En abril de 2007 el referido grupo entregó a la Junta Directiva del Programa Agenda
Metropolitana el Proyecto de Ordenanza de Instalaciones Sanitarias Internas. El mismo
consta de 123 artículos que se dividen en 13 capítulos, a los que se adiciona, a modo de
anexo, temas normativos específicos de cada municipalidad (derechos municipales, multas
y sanciones).
El acuerdo, suscrito en este caso por las intendencias de Montevideo y Canelones, se pro-
pone diseñar un plan de gestión integral de la cuenca que componen los arroyos Manga,
Toledo, Carrasco y las cañadas de Chacarita y Canteras, con el propósito de favorecer la
inclusión social, estimular el desarrollo productivo, mejorar la calidad ambiental y coordi-
nar acciones de recuperación y conservación de las áreas más significativas. Se actuará
en conjunto con varias carteras ministeriales que tienen competencia en la zona.
ambiental de la región por parte de la sociedad en su conjunto. Además de las tres in-
tendencias de la Agenda Metropolitana y del MVOTMA, se invitará a integrarse a las
tres juntas departamentales, la Universidad de la República, la Cámara de Industrias y
organizaciones no gubernamentales representativas.
El acuerdo establece las condiciones de salubridad que deben cumplir aquellos interesa-
dos en hacer funcionar los Centros de Educación Infantil Privados (guarderías). Asimismo,
sienta las bases para comenzar la elaboración de una ordenanza única y común a las
cuatro intendencias firmantes. El convenio ordena el mecanismo administrativo que lleva a
la obtención del certificado, estableciendo que la presentación al Ministerio de Educación
y Cultura y la aprobación por parte de éste del proyecto de Centro Educativo será un
requisito previo al inicio de las gestiones ante la intendencia respectiva y la Dirección de
Bomberos. El acuerdo contribuye al cumplimiento de la Ley Nº 16.802 que, entre otros,
encomienda al Ministerio de Educación y Cultura reglamentar condiciones locativas y
criterios higiénico-sanitarios acordes con las necesidades básicas de salud en cuanto al
funcionamiento de los citados centros. Participaron en la elaboración del convenio técnicos
y responsables políticos de las instituciones firmantes: Ministerio de Educación y Cultura,
Ministerio del Interior e intendencias de Canelones, Florida, Montevideo y San José.
08. Diecisiete conjeturas sobre el Área Metropolitana
419
• Queda claro que el Área Metropolitana refiere a una escala territorial que en
las últimas décadas irrumpe con fuerza pero aún sin definiciones claras sobre el proyecto
e imagen futura de la zona. Es como un gigante que recién despierta, lleno de contractu-
ras que dificultan su andar pero cuya existencia parece ser incuestionable.
1 “puede admitirse que una microrregión es el marco espacial que comprende determinados asentamientos
humanos y productivos (urbanos, suburbanos y rurales), con una interrelación de intereses económicos y sociales, una
tradición y, fundamentalmente, una voluntad prospectiva”, Martínez Guarino, Ramón (1991) Reforma del Estado y
Microplaneamiento, Humanitas-La Colmena, Buenos Aires.
420
La diversidad de escalas relevantes escalas locales y las escalas departamentales. Y si de democracia participativa se trata,
(según las circunstancias y el problema a resolver): habrá que reconocer también las escalas más pequeñas, los barrios y vecindarios, ya
que allí están las estructuras moleculares de la sociedad: allí los problemas se ven y se
nacional
regional tocan, y la participación tiene rostros, nombres y apellidos.
metropolitana
departamental • El país se gestiona básicamente a partir del Poder Ejecutivo con sus respectivos
microrregional
local
ministerios y entes nacionales, que responden a misiones y funciones sectoriales (segu-
barrial ridad, educación, salud, economía, producción, industrias, obras públicas, electricidad,
vecinal saneamiento, etcétera). Eso se reproduce en menor escala en los gobiernos departa-
mentales. En ambos casos, la gestión está regida por lo que se podría denominar una
“lógica vertical” o sectorial, de tipo piramidal. En cambio, el territorio –en sus diversas
escalas– propone una “lógica horizontal”. Allí es “el lugar” donde está la gente y sus
problemas. Parecería que la descentralización política, la participación ciudadana y la
desconcentración administrativa requieren estrategias de gestión capaces de articular
esas dos lógicas.
PASADO FUTURO
• Para hacer jugar al Área Metropolitana como una pieza fuerte en el tablero
de un territorio más democrático se necesita voluntad política, respaldo social y co-
IDENTIDAD nocimientos. Todo dentro de una visión común del desarrollo sustentable, con sus cuatro
• Desde lo social, puede decirse que hay problemas pero también fortalezas. La
fragmentación social se manifiesta con particular elocuencia en el Área Metropolitana, y
con ella afloran la segregación socio-territorial, la pobreza, la marginalidad, el tráfico de
drogas, la inseguridad y demás secuelas. De todas maneras, los indicadores –en términos
comparativos– nos dicen que hay cultura, que hay educación, que hay redes sociales, que
hay reservas para superar, al menos en parte, esos problemas.
• Todo esto puede ser parte de un proyecto de país, de una nueva utopía para
la generación del tercer milenio; pero a partir de ciertas definiciones básicas, de ciertas
ideas-fuerza, para pasar a la vía de los hechos, de los proyectos concretos o de las seña-
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440
441
Anexo gráfico-estadístico
Territorio metropolitano
Equipo Vértice territorial (imagen sur)
442
Montevideo urbano
Corredores metropolitanos y áreas conurbadas
Localidades de la región metropolitana
Área metropolitana - fuente ITU 94
Área metropolitana + 20% fuente ITU 94
Primera y segunda corona
Arriba: Delimitación del Área Metropolitana según criterio Límite Área Metropolitana (2006) Montevideo Localidades de Canelones (Área Metropolitana)
del INE (2006) Límite Área Metropolitana (1998 a 2005) Localidades de San José (Área Metropolitana)
Fuente: INE Rutas Vías Férreas Localidades Censales - Censo Fase 1 (2004)
444
8% 8% 1.000.000
6% 800.000
4% 600.000
498.344
2% 400.000
Der.: Tasa de crecimiento según departamentos (1996 -1.5%
0 200.000 105.685
/2004) serie 1
Fuente: Censo Fase I 2004 del INE -2% 0
Canelones Montevideo San José Montevideo Canelones San José
78 74 71 69
17 21 24 26
5 5 5 5
1 2 3 4
446
´ ´
�
´ ´
´
´
´ ´
´
´
70
T. Crec. p/mil
60
50
40
Crecimiento poblacional Área Metropolitana: Tasas creci- 30
miento s/corredores-áreas 1985-2004 20
Fuente: Unidad de Estadística Municipal IMM Montevideo 2005, en
base Censo de Población INE
10
0
T. Crec. 85-96 T. Crec. 96-04 -10
RUTA1 RUTA5 RUTA6 RUTA8 COSTA A.RURAL TOT.AM
.
PCARRASCO
corredores-áreas
personas 2004 26668 11295 37305 59504 31730 80897 22177 371239
tasa crecimiento
40,7 15,1 18,3 19,8 27,5 62,9 -3,8 24,7
1985-1996 (p/mil)
Fuente: Unidad de Estadística Municipal IMM Montevideo 2005, en tasa crecimiento 27,6 6,2 16,1 6,7 28,7 28,5 -9,3 14,1
base a Censos de Población INE 1996-2004 (p/mil)
Localidad según INE en 1985 en 1996 en 2004 tasa anual 85 96 tasa anual 96 04
Población de localidades INE en Conurbano Metropolitano Barros Blancos/Cap. J. A. Artigas 10.585 13.464 13.553 2,26% 0,08%
Elaboración: Edgardo Martínez, ITU, FARQ, UdelaR
Fraccionamiento Ruta 8 10.082 13.349 15.057 2,63% 1,48%
Fuente: INE
Pando 19.797 23.384 24.004 1,57% 0,32%
San Bernardo 311 231 471 -2,79% 8,43%
Estanque de Pando 296 365 641 1,97% 6,77%
Jardines de Pando 419 510 673 1,85% 3,40%
Olmos 561 598 493 0,60% -2,37%
Empalme Olmos 3.144 3.815 3.978 1,82% 0,52%
Conurbación Pando+Las Villas-R 8 45.195 55.716 58.870 1,97% 0,68%
Neptunia 743 2.050 3.554 8,84% 6,62%
Pinamar/Pinepark 838 2.340 3.608 8,93% 5,26%
Salinas 2.523 5.279 6.574 6,67% 2,70%
Marindia 626 1.493 2.586 7,73% 6,61%
448
CANELONES
Población según localidad Total 485.240 Neptunia 3.554
Fuente: Censo Fase I 2004 del INE
Las Piedras 69.222 Shangrilá 2.902
Rural 55.128 Marindia 2.586
Pando 24.004 Colinas de Solymar 2.502
La Paz 19.832 Estación Atlántida 2.358
Canelones 19.631 Las Toscas 2.222
El Pinar 17.221 Migues 2.180
Santa Lucía 16.475 Cerrillos 2.080
Lomas de Solymar 16.018 San Bautista 1.880
Solymar 15.908 Dr. Francisco Soca 1.742
Progreso 15.775 Montes 1.713
Fraccionamiento Cno. Maldonado 15.057 San Antonio 1.434
Paso de Carrasco 15.028 Fraccionamiento sobre Ruta 74 1.414
Juan Antonio Artigas 13.553 Villa San José 1.407
Colonia Nicolich 8.811 Juanicó 1.256
Villa Crespo y San Andrés 8.756 Villa Felicidad 1.238
Parque Carrasco 8.476 San Luis 1.224
Lagomar 7.798 La Floresta - Estación 1.222
Fracc. Cno.del Andaluz y Ruta 84 7.145 La Floresta 1.109
San Ramón 6.992 Aguas Corrientes 1.095
San José de Carrasco 6.886 El Bosque 941
Salinas 6.574 City Golf 854
Joaquín Suárez 6.124 Costa Azul 826
Parque del Plata 5.900 Barrio Cópola 780
Sauce 5.797 Totoral del Sauce 745
Tala 4.939 Jardines de Pando 673
Barra de Carrasco 4.747 Estanque de Pando 641
Atlántida 4.580 Castellanos 579
Villa Aeroparque 4.434 Costa y Guillamón 566
Toledo 4.028 Seis Hermanos 553
Empalme Olmos 3.978 Villa Argentina 552
San Jacinto 3.909 Barrio La Lucha 537
Santa Rosa 3.660 Villa El Tato 508
Pinamar - Pinepark 3.608 Villa Paz SA 499
451
CANELONES (cont.)
Olmos 493 Los Titanes 106
Viejo Molino - San Bernardo 471 Bolívar 94
Cuchilla Alta 435 Piedras de Afilar 93
Villa Porvenir 364 Guazú - Virá 70
Lomas de Carrasco 332 Barrio Asunción 53
La Montañesa 326 Altos de la Tahona 52
Parada Cabrera 325 Quintas del Bosque 39
Piedra del Toro 308 Argentino 38
Paso Espinosa 305 Asentamiento R.6 Km 24.500 32
Bello Horizonte 303 Biarritz 27
Jaureguiberry 287 Colinas de Carrasco 20
Santa Lucía del Este 275 Country Villa Juana 19
Estación Tapia 273 Carmel 13
Instituto Adventista 271
Campo Militar 255
Aeropuerto Internac. de Carrasco 251
Villa San Felipe 223
Villa Hadita 217
Fortín de Santa Rosa 207
La Tuna 197
Estación Migues 195
Barrio Remanso 183
Paso de Pache 177
Santa Ana 173
Cruz de los Caminos 168
Paso de la Cadena 158
Araminda 154
Fracc. Progreso 138
Villa San Cono 137
Estación Pedrera 134
Paso Palomeque 132
Villa Arejo 119
Capilla de Cella 117
El Galeón 115
452
SAN JOSE
Población según localidad Total 103.104
Fuente: Censo Fase I 2004 del INE
San José de Mayo 36.339
Rural 18.179
Delta del Tigre y Villas 17.457
Libertad 9.196
Playa Pascual 5.653
Rodríguez 2.561
Ecilda Paullier 2.351
Santa Mónica 1.440
Puntas de Valdez 1.267
Rafael Perazza 1.235
Monte Grande 1.084
Safici 948
Ituzaingó 740
Raigón 583
Capurro 580
Villa María 512
18 de Julio 433
Mal Abrigo 370
Juan Soler 333
Kiyú - Ordeig 332
González 251
Radial 187
Cololó - Tinosa 186
Rincón del Pino 174
Scavino 155
Costas de Pereira 88
Cerámicas del Sur 86 MONTEVIDEO
Mangrullo- Pueblo Leoncio Total 1.325.968
85
Rivero
Cañada Grande 69 Montevideo 1.269.552
Carreta Quemada 69 Pajas Blancas 1.976
La Boyada 67 Santiago Vázquez 1.482
San Gregorio 56 Abayubá 924
Bocas del Cufré 38 Rural 52.034
453
9% 13% 20%
70.000 140.000
133.545
Izq.: Población rural según departamento 120.000
60.000
Fuente: Censo Fase I 2004 del INE
50.000 100.000
1985 1996 2005
40.000 80.000
30.000 60.000
450
400
350
300
250
200
Partidas transferidas - ejercicio 2006 (en millones)
150
Fuente: Ministerio de Economía y Finanzas, Contaduría General de
la Nación, 2007 100
50
San José Montevideo Canelones 0
Partida MEF deuda Diprode MTOP MTOP FDI FDI
ejercicio ejercicio ejercicio ejercicios ejercicios
2006 anterior 2006 anteriores anteriores
454
II - Asignación
MEF - Intendencias interior 2.431.653.630
MEF - Compromisos de gestión INTERIOR 120.469.496
Art. 481 A) Ley 17.930 DIPRODE 9.367.000
MEF - Montevideo 440.132.946
MEF - Compromisos de gestión MTVO 17.842.210
Art. 480 A) Ley 17.930 MTOP Montevideo 8.690.434
Art. 480 B) Ley 17.930 MTOP Interior 269.937.000
Art. 480 C) Ley 17.930 PDGM 319.470.000
Asignación total para las intendencias 3.617.562.717