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Índice
Introducción…………………………………………………………………………2
Conclusión……………………………………………………………………………..9
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Introducción
mismas y la existencia de jerarquías que aunque sea de diferente índole, son jerarquías
al fin.
Adrados ( 1985) nos dice que los héroes de la tragedia griega siempre actúan
por nobleza o persiguiendo siempre un fin noble, el autor no especifica ni define que
entendemos por nobleza, creemos que se trata de fines que impliquen el bienestar de su
pueblo, que defiendan los mensajes y moralidad de los dioses, o todo lo referido a la
tradición.
En cuanto a las acciones de los personajes, estos si bien son héroes, sus acciones
están atravesadas por avatares que hacen suponer que el héroe quiere evadir
responsabilidades, por ejemplo en algunas tragedias se lo ha visto al héroe decir “ no fui
yo” aludiendo a que alguien más lo convoco a actuar de esa manera y ese alguien suele
ser los dioses., al respecto Dodds nos dice “ todas las desviaciones respecto de la conducta
humana normal cuyas causas no son inmediatamente percibidas, sea por la conciencia del
propio sujeto sea por observación de otros se atribuyen a un agente sobrenatural…” (Dodds,
2014 p 26) Asimismo el autor nos aclara que eso no significa que el héroe quiera eludir
su responsabilidad.
El héroe es a la vez el vencedor y el vencido, uno de los elementos de lo trágico
es este interesante argumento: “aparece siempre el radiante héroe y vencedor aureolado con
el resplandor de sus armas y sus hazañas, pero se encuentra ante el e fondo oscuro de la muerte
cierta que, también a él, le arrebatará de entre sus alegrías para sumirlo en la nada o para
llevarlo a un lóbrego mundo de sombras no mejor que la nada absoluta…” (Lesky, 2001 p18)
La vida como una cadena de sucesos dice Lesky, el autor también dice que el héroe conoce su
destino.
En la representación de Una flor estos elementos no pertenecen al mundo del teatro
contemporáneo, podemos decir que en la misma no hay héroes que sean los protagonistas, o
por lo menos no en el sentido griego de heroicidad. El ser humano en esta época moderna esta o
se representa solo ante un universo que comprende desde el punto de vista de la ciencia no hay
dioses a los cuales culpar ni responsabilizar.
Los acontecimientos que se representan en Una flor o la historia que se narra hacen
referencia no a una épica leyenda sino a sucesos de la vida cotidiana enmarcados en un contexto
histórico particular. La opresión del hombre moderno es la opresión de un sistema económico
que percibe desigual y explotador; la responsabilidad adquiere matices individuales pero
también sociales. Aunque podríamos agregar que la crítica social se percibe difusa en la obra de
teatro analizada.
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Podríamos inferir que el hombre y la mujer de esta época conoce su destino lo mismo
que el héroe de la antigua tragedia griega, pero también hay cuestiones de la vida cotidiana que
están tan alejadas de su comprensión epistemológica, esto lo vemos en la antigua representación
de la tragedia cuando Lesky ( 2001) dice que existe una inseguridad en el ser humano en el
fallo de sus armas intelectuales ante la prepotencia de las fuerzas contrarias y es allí justamente
cuando en el relato Elena menciona a dios cuando se acaba el razonamiento intelectual cuando
aparecen también para el hombre moderno esas fuerzas contrarias que no puede comprender ,
esto es, ante la muerte, por ejemplo y el sufrimiento emocional y físico.
Una cierta fatalidad también persigue a la protagonista de Una flor, una vida de
destierro en el sentido de que Elena es una inmigrante, una vida de sacrificios y de sinsabores ,
hay una conciencia del hombre moderno de que el mundo puede ser un lugar caótico y de cierta
manera vivenciamos también lo que Lesky dice que se percibe en el teatro griego antiguo: “…
Lo que hemos de sentir como trágico debe significar la caída desde un mundo ilusorio de
seguridad y felicidad en las profundidades de una miseria ineludible…” (Lesky, 2001 p26).
Pero también percibimos una cierta rebeldía de este hombre y mujer moderno
porque al denunciar su situación denuncia a un sistema de opresión injusto, sabe cuál es
el camino o cual sería la solución a los problemas que no son solo suyos sino de una
gran parte de la humanidad, pero no puede cambiarlo aunque si pueda contribuir a
lograrlo. En el hombre de la tragedia griega vemos a un sujeto que está envuelto en un
ineludible conflicto pero que sin embargo debe haberlo aceptado en su conciencia, nos
dice Lesky, sufrirlo a sabiendas: “… Allí donde una víctima sin voluntad es conducida sorda
y muda al matadero, el hecho trágico se muestra ausente…” (Lesky, 2001 p 27)
¿Podemos asegurar entonces que el hombre griego no cuestionaba el mundo que
lo rodeaba a través de la representación teatral? Tenemos evidencias de que esto no era
así. Hay una crítica social que construye la tragedia griega “…la tragedia griega censura
pues el carácter individual y soberbio de los héroes que la época ensalzaba otorgando un
primer plano a la colectividad…” (Iriarte, 1999 p 7) por lo tanto la crítica del hombre
griego tenía otros matices y estaba circunscripta a su contexto histórico, pero existía.
Otro aspecto que era foco de la crítica del hombre griego era el mito y la manera
de explicar el mundo “…la forma de interrogarse sobre el orden del universo de los llamados
filósofos presocráticos supone una revolución intelectual que marcara el comienzo del destierro
del mito como principio explicativo…” (Iriarte 1996 p 7) vemos entonces que la tragedia
griega y el teatro están en perfecta armonía y consonancia con las transformaciones
sociales que les toca vivir.
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Así como una tragedia antigua no es la mera descripción de una desgracia, según Lesky,
tampoco el drama que refleja Una flor lo es, también se encuentra unida a un intenso
dinamismo, ya que se percibe la lucha de los seres humanos para abatir sus circunstancias para
comprometerse con su tiempo y denunciar las injusticias. Se encuentra en Una flor una crítica
social no solo a las desigualdades sociales sino también a la dictadura pinochetista; y es en ese
sentido que percibimos la relación de la tragedia griega antigua con el teatro de nuestro tiempo,
ya que ambos nos despiertan esa curiosidad por comprenderlo y entenderlo, “…la gran tragedia
de la inseguridad de la humana existencia no ha perdido nada de su poderoso efecto …”
(Lesky, 2001 p 26) En la representación esta la celebración de la vida, como dice
Gené( 2012) pero también somos conscientes de nuestra propia vulnerabilidad al
vernos en los otros representados
En la tragedia griega antigua más que la prevalencia de los contradictorios en un drama
que no tiene otro camino, es la reconciliación lo que prevalece al respecto nos dice Lesky: “…
el fin de esta grandiosa composición no es el hundimiento del hombre ante lo irremediable de
los contrastes, sino una reconciliación que en medida inaudita abraca no solo a los hombres
que sufren sino también al mundo de los dioses…”( Lesky, 2001 p 28) además los conflictos del
hombre griego en la tragedia no representan según la autora a este mundo solamente sino que es
una parcialidad que incluye a un todo trascendente o sea si el hombre a prende a conocer ese
mundo y sus leyes la solución al conflicto se encuentra en ese plano superior.
Entendemos que si hacemos una relación con la representación de Una Flor podemos
ver que estos dos elementos los encontramos ausentes en la misma si realizamos una mirada
ligera, pero deteniéndonos un poco en la narración y en la representación podemos vislumbrar
algún tipo de reconciliación, por ejemplo: con los seres queridos, con los antepasados
familiares. Elena recuerda la casa de sus abuelos y siente haber cumplido con su obligación
cuando trasmite en sus hijos el respeto por los mismos. Hay una revalorización del sufrimiento
como fuente de aprendizaje, en ese sentido también podríamos verlo como una reconciliación o
una necesidad de sentir que la vida vale la pena ser vivida, y por lo tanto hay necesidad de
completar el circulo con la idea de dios, un dios que acompaña y ofrece contención y la
sensación de que los sucesos no solo están atravesados por la vida que los seres humanos
puedan construir sino que hay algo del orden de lo divino que trasciende y ofrece consuelo.
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invaden un espacio que el espectador cree suyo, nos sentimos molestos, vulnerables,
sorprendidos y nos intimida. La impresión es como percibí en aquella oportunidad, el
avasallamiento de la escena.
Inmediatamente vino ami mente la cita de Finley (1980) ya que el nos habla en
su análisis acerca de que en el teatro antiguo no había una distancia entre el público y la
escena, dejando sobreentendido que si lo hay en el teatro actual. Por el contrario pude
percibir esa proximidad que relato incluso ese atropellar de mi lugar como espectadora
y creo vislumbrar alguna relación con lo que plantea Dubatti acerca de que el teatro
actual busca volver a lo real en medio de tanta trasteatralidad, vamos al teatro entonces
para construir realidad, subjetividad, morada.
Considero que Una flor intenta romper con esa barrera dele espectador pasivo,
es “preciso arrancar al espectador del embrutecimiento del espectador fascinado por la
apariencia…” (Ranciere, 2008 p 12) porque la representación que estaba ante mis ojos era
no lineal, atravesada por diferentes historias y personajes así como por diferentes ritmos
y mensajes, con crítica social pero a la vez no terminaba de serlo, no había una línea
interpretativa se presentaba confusa. Presentado así el teatro nos intima a la tarea de
develar algo que no está del todo claro a construir en uno ese espectador investigador
del que habla Ranciere (2008).
¿Qué es lo próximo en el teatro? ¿A que nos aproxima? ¿De qué nos quiere
alejar? ¿O que distanciamientos quiere construir? ¿Porque percibí que la escena me
avasallaba? Son preguntas que aparecieron en mi crisis de espectadora y que intentare
responderme con el análisis de los autores leídos, también comprendí que estos
interrogantes pueden ser partes de esta disociación que me generó como espectadora la
Obra Una flor, un aprendiz emancipado como le gusta decir a Ranciere (2008) o en
camino de serlo.
El teatro actual se presenta como un espacio relegado de la vida social donde
reinan los espectáculos comerciales y dirigidos a un público masivo, por el contrario el
teatro transcurre en un espacio donde es habitado por pocos sujetos y donde la
posibilidad de construir una realidad que escape a la inmediatez de lo tecnológico se
percibe posible. En este sentido es que podemos mencionar el rescate del convivio de la
que nos habla Dubatti, es por eso que sentimos que nos aproxima a un espacio íntimo
que se quiere percibir como real o próximo a la realidad.
Dubatti (2008) nos dice que el amante del teatro se encuentra con la pregunta
por el ser del teatro, y en cierto sentido la pregunta apareció desde el momento en que
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Conclusión
Elegí estos dos aspectos: El tema, la historia que es representada y los personajes
y El escenario, la proximidad o lejanía porque es lo que para mí en mi camino hacia la
construcción de la expectación es el teatro. Esto es, incluye temas como el sentido de
la vida y de la muerte, el preguntarme con el otro y junto al otro, por eso el teatro es
convivio antes que todo.
Las actrices de Una flor son profesoras de historia y de letras que seguramente
han querido acercarnos al otro a través del sufrimiento y las dificultades que han
atravesado, en este cao, las trabajadoras campesinas. La lucha de las mismas por sus
familias, sus hijos e hijas y el contexto social político histórico que tuvieron que
afrontar y la desilusión ante la pérdida de la tierra que un gobierno les otorgo pero otro
les negó, podemos ver una crítica a la dictadura pinochetista en Chile.
Además el grupo Una flor tiene un grupo musical que se llama Las Monas, en
este sentido vemos la relación con la gran cantidad de música y canto que hubo en la
representación de la obra, por otra parte la elección de las canciones de Violeta Parra,
creemos que no es casual la elección ya que esta autora y cantante reúne una gran
cantidad de canciones populares en el mencionado país, acentúan esta crítica social que
realizan y la contextualizan.
El acercamiento y la interpelación se vuelven urgentes en contextos atravesados
por la espectacularizacion y trasteatralidad creciente; el teatro es un volver de nuevo a
la interrogación por la vida misma, es un desnudarnos es vernos como somos sin
cámaras sin tecnología sin inmediateces de a sociedad de consumo que construyen una
ilusión acerca del mundo. Por eso estoy convencida que el teatro molesta un poco al
mismo tiempo que es necesario y contestatario porque está cubierto de un halo
misterioso como su propio surgimiento que se empecina en mantenernos ajenos a los
detalles del mismo.
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