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MIS VIAJES CON EPI CURO
UNA GUIA POCO COMÚN PARA LLEGAR A VIEJO ...
Y SER FELIZ HASTA EL ÚLTIMO DIA
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,
Daniel Klein
URANO
Argentina - Chile - Colombia - España
Estados Unidos - México - Perú - Uruguay - Venezuela
Titulo original: Travels with EpícUTUS
Editor original: Penguin Group (USA).Inc.,New York
Traducción: Núria Martí Pérez
ISBN: 978-84-7953-237-6
E-ISBN: 978-84-9944-575-5
Depósito legal: B-10554-2013
EpICURO
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Indlce
2. La terraza desierta
SOBRE EL TIEMPO Y LAS CUENTAS PARA CALMAR
6. El huésped de lfigenia
SOBRE EL ESTOICISMO Y LA VEJEZ VETUSTA. . . . . . . . . . 119
EPICURO
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Prólogo
en forma de hermosa doncella podría tener también un signifi- cos en Atenas. De vez en cuando uno de ellos cuenta una histo-
cado personal, en sus años más jóvenes tenía fama de ser un en- ria de su pasado, normalmente una que sus amigos ya conocen.
tendido en mujeres bellas. La conversación está salpicada de agradables silencios mientras
Le saludo con la cabeza desde mi asiento, bajo el toldo de la contemplan ociosamente la península del Peloponeso.
taberna, donde he estado leyendo The Art of Happiness, or The
Teachings of Epicurus {Sobrelafelicidad}. Me responde con una
ligera inclinación de su cabezade pelo blanco, muestra de digni-
ficada cordialidad, y luego retoma la conversación con sus ami- He vuelto a esta isla griega por un motivo personal: ahora que ya
gos. Se llama Tasso y tiene setenta y dos años. Hace un montón soy viejo -tengo setenta y tres años-, quiero descubrir cómo vi-
de tiempo que le conozco. vir esta etapa de mi vida con la mayor plenitud. Al haber pasado
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Si bien Tasso aparenta cada uno de los años que tiene -su dilatadas temporadas en Grecia a lo largo de los años, creo que el
rostro y su cuello están cubiertos de profundas arrugas entrecru- estilo de vida de las personas mayores del lugar puede darme al-
zadas-, en Hidra le siguen considerando un hombre atractivo, gunas pistas. Los ancianos de Hidra siempre me han asombrado
un anciano atractivo. Dicenque «llevalos años escritos en el ros- por lo contentos que están en esa etapa de su vida.
tro», todo un halago.Cuando el filósofofrancés Albert Camus es- También me he traído de mi país una pequeña biblioteca de
cribió en su novela La caída:«Despuésde cierta edad, todo hom- libros de filosofía -la mayoria de pensadores antiguos griegos,
bre es responsable de su cara»,él también lo deCÍacomo encomio: algunos de ellos escritos por existencialistas del siglo xx, y una
el rostro de un hombre dicela verdad sobre él; la cara que adquie- variedad de mis autores favoritos- porque creo que tal vez me
re procede de sus decisionestomadas y las experiencias que les den algunas pistas. Desde que me matriculé en la universidad,
han seguido. Los isleñosafirman que un hombre que se haya en- hace ahora más de cincuenta años, me ha interesado mucho lo
frentado a experienciasduras tendrá en la vejez un rostro curtido que los grandes filósofos tienen que decir sobre cómo vivir una
lleno de encanto. Esla caraque se ha ganado y su tosca belleza re- vida valiosa y gratifican te. Recuerdo que algunos de esos pensa-
fleja una vida vividahastala última gota. dores tenían unas ideas fascinantes sobre cómo vivir una vejez
Aguzo el oído para escuchara Tasso y sus amigos. Pero al es- plena, aunque no era un tema que me interesara demasiado
tar sentados alrededor de la mesa charlando bulliciosamente cuando todavía tenía ambiciones juveniles (además de un mon-
como de costumbre, me cuestaoírlos bien. Pese a mis rudimen- tón de energía y pelo). La perspectiva de leer a filósofos griegos
tarios conocimientos de griego,pillo el hilo de la conversación, de la antigüedad rodeado del paisaje pedregoso y soleado donde
que comenzó antes de que yo llegara y seguirá hasta que el sol habían florecido sus ideas me pareció genial.
empiece a declinar detrás del Peloponeso, sobre el mar. Es una
conversación banal y alegre,en su mayor parte mundana. Ha-
blan de la luz del sol,que hoyestá inusual mente turbia, del nue-
vo propietario de un tenderete de quesos en el mercado del No fue una epifanía en el día de mi cumpleaños o una impac-
puerto, de los hijos y los nietos,del estado de los asuntos politi- tante imagen reflejada en el espejo lo que me llevó a esta bús-
18 MIS VIAJES CON EPICURO La mesa en la taberna de Dimitri 19
queda personal, sino algo mucho más prosaico: una visita al ¡quería de verdad dedicar un año entero a visitar con regulari-
dentista. Después de hurgar dentro de mi boca, el doctor Nacht dad al cirujano dentista?
me comunicó con expresión seria que debido a la atrofia de mis ¡Ni hablar! Y entonces fue cuando comprendí que sin darme
mandíbulas, algo muy normal a mi edad, tenía que extraerme cuenta me había dejado arrastrar por la moda de intentar pro-
los dientes inferiores y reemplazarlos por implantes. La única longar la flor de la vida hasta los años que antes se llamaban «ve-
alternativa, dijo, sería llevar una dentadura postiza sin ningún jez». Mi participación involuntaria en esta tendencia no sólo se
diente natural para fijarla.Si me decantaba por esta opción, es- debía a una cuestión de cosmética, sino incluso a lo que yo per-
taría condenado a seguir una dieta sin bistecs ni chuletas de cer- cibía como la cantidad de vida gratificante que me quedaba. Ha-
do y a sufrir frecuentes incidentes embarazosos cuando se me bía errado en mis cálculos. Me había quedado atrapado en una
desprendiera al adherirse, por ejemplo, a un caramelo mastica- epidemia de negación. Sin darme cuenta me había decantado
ble de café con leche,y lo peor de todo es que tendría la incon- por unas prótesis que pese a ser dentales las había tomado por
fundible sonrisa anticuada de un vejestorio. Elegí los implantes unos «implantes de juventud».
sin pensármelo. Este nuevo credo de la vejez estaba por todas partes. Si una
Al volver a casa consulté el programa de los implantes: re- mujer mencionaba casualmente que se estaba haciendo mayor,
querían al menos siete visitasal cirujano dentista más cercano, otra le reprendía respondiendo: «¡No digas eso, si aún estás en la
que tirando corto quedaba a una hora de camino en coche. Es- flor de la vida!» Le aseguraban que «los setenta años de ahora
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tas visitas estaban repartidas a lo largo de casi un año. Una rá- son los nuevos cincuenta». La reñían por «creerse Vieja».
pida ojeada a Internet me revelóque después de cada visita pa- Este credo nos anima a las personas de mi edad a fijarnos
saría varios días viendo estrellas, y encima durante semanas metas nuevas, a emprender empresas, a planear nuevos progra-
tendría que alimentarme a base de potitos. Aparte de los varios mas para autosuperarnos. Nos afirman que la medicina y su
miles de dólares que tendría que desembolsar. ¡Y todo esto promesa de una mayor esperanza de vida, nos ha dado la opor-
para qué? tunidad sin precedentes de alargar la flor de la vida índefinida-
¡Para las chuletas de cerdo' ¡Para que la dentadura postiza mente. Y que si nos dejamos vencer por la vejez, es que somos
no se me desprendiera embarazosamente? ¡Para lucir una son- unos tontos, o peor aún, unos cobardes.
risa más juvenil? Veía a un montón de personas de mi edad ejerciendo sus ca-
De pronto me di cuenta de hasta qué punto me habían con- rreras como cuando eran jóvenes, trabajando a destajo. Otras de-
dicionado esos posibles desprendimientos de la dentadura en cidían irse de expedición a destinos exóticos llevando en la mo-
mi decisión instantánea de decantarme por los implantes. Pero chila un ejemplar de 1000 sitios que ver antes de morir. Y otras se
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ahora estas razones no me parecian válidas. No reflejaban mis apuntaban a clases de conversación en francés, a sesiones de jog-
valores auténticos a estasalturas de mi vida. A los setenta y poco ging, o incluso optaban por la cirugía estética y las terapias hor-
más, ¡qué más me daba lucir una sonrisa bobalicona de viejo? monales de rejuvenecimiento. Una amiga mía en la antesala de los
Es más, ahora que mis años de lucidez y de relativa movilidad se setenta, además de hacerse un estiramiento facial decidió lucir
estaban esfumando con tanta rapidez como mis mandíbulas, unos generosos pechos de silicona. Y un hombre de mi edad me
La mesa en la taberna de Dimitri 21
20 MIS VIAJES CON EPI CURO
esta pregunta fundamental: «¡Cómo podemos aprovechar al Algunos atenienses veían a Epicuro y sus ideas como una
máximo la vida?» Sin duda, una buena pregunta. amenaza para la estabilidad social. Una filosofía que establecía
Después de meditar en ello a conciencia durante muchos el placer como la meta más importante de la vida y que abogaba
años, Epicuro concluyó que la mejor vida que podemos llevar es abiertamente por el interés personal, podía destruir e! elemento
una feliz, una vida llena de placer. A primera vista esta conclusión aglutinante que según ellos mantenía la república unida: e! al-
parece una simpleza, la clase de sabiduría que aparece escrita en truismo. Sostenían que e! interés personal propugnado por Epi-
una cajita de té. Pero Epicuro sabía que esta pregunta no era más curo no era bueno para las normas de ciudadanía. Pero a Epicu-
que un punto de partida, ya que daba lugar a otras más problemá- ro y sus seguidores les traía sin cuidado lo que sus detractores
ticas y desconcertantes, como en qué consiste una vida feliz, qué pensaran. Para empezar, a los epicúreos apenas les interesaba la
placeres son duraderos y gratifican tes, y cuáles son pasajeros y vida política. Es más, creían que para gozar de una vida gratifi-
dolorosos, además de las grandes preguntas de por qué a menudo cante, uno debía retirarse de! ámbito público por completo; la
destruimos nuestra propia felicidad y cómo lo llevamos a cabo. sociedad funcionaría de maravilla si cada persona adoptara
Debo admitir que me llevé una buena decepción al descu- la política de vive y deja vivir y buscara su propia felicidad. Es lo
brir que Epicuro no era un epicúreo, al menos en el sentido ac- que se desprendía de uno de los principios básicos de Epicuro:
tual de la palabra, es decir, un sensualista acérrimo con una glo- «Es imposible vivir con prudencia, moralidad y justicia sin ser
tonería desmesurada. Lo ilustraré con un ejemplo: Epicuro feliz».
preferia comer un tazón de lentejas cocidas antes que faisán asa- Epicuro era un hombre que vivía su propia filosofía y esta
do rociado con mastiha (una laboriosa reducción hecha con sa- actitud le permitió crear e! Jardín, una precomuna situada en las
via de lentisco), una exquisitez que los esclavos cocinaban para afueras de Atenas, donde él y un grupo de amigos vivían con
los nobles en la antigua Grecia. Esto no le venía de ninguna ten- sencillez, cultivando hortalizas y frutas, comiendo juntos y ha-
dencia democrática, sino que más bien le gustaban las como di - blando sin cesar sobre todo, claro está, de epicureísmo. Cual-
dades personales, incluida la comida sabrosa. El faisán asado era quiera que deseara formar parte de ella era bienvenido, como lo
un placer para el paladar, pero Epicuro no era un sensualista en evidenciaban las palabras grabadas en la entrada del Jardín:
este sentido, no buscaba una excitación sensorial impresionan- «¡Forastero, aquí estarás bien: el placer es nuestro fin supremo!
te. ¡Simplemente se moría por esas lentejas cocidas! Le encanta- El cuidador de esta morada, un anfitrión afable, te acogerá ofre-
ba la comida que él mismo cultivaba, por eso en parte disfrutaba ciéndote polenta y sirviéndote agua en abundancia, y te pregun-
tanto con un plato tan sencillo. Además tenía una actitud zen en tará: "¡Te sientes bien recibido? Este Jardín no aviva tus apetitos,
cuanto a los sentidos: si comía las lentejas centrándose plena- sino que los sacia'\).
mente en ellas, sentiría e! sutil placer de su sabor que no tenía No era exactamente un menú de gastrónomo, pero e! precio
nada que envidiar al de los platos condimentados con las espe- era bueno y la compañía, interesante.
cias más exquisitas. Y otra virtud de este plato era su rápida pre- Muy al contrario de las costumbres y convenciones que im-
paración. A Epicuro no le gustaban las tareas tediosas y banales peraban en Grecia en aquella época, las mujeres era bienvenidas
como aderezar con mastiha un faisán asado a fuego lento. en e! Jardín, donde recibían en las disertaciones filosóficas el
26 El viejo olivo griego 27
MIS VIAJES CON EPICURO
mismo trato queloshombres.Incluso de vez en cuando se veía berna de Dimitri, cavilando en la mejor forma de vivir esta eta.
a prostitutassentadasa la mesadel Jardin, alimentando los coti- pa de mi vida. Lo que más me atrae es la idea de estar libre de
lleos ateniensesacerca de que Epicuro y sus seguidores eran ideas confusas. Creo que Epicuro se está refiriendo, basándome
unos hedonistasdisipados.Pero este no era el caso, puesto que también en otras enseñanzas suyas, a la búsqueda confusa de los
los epicúreospreferíanlos placerestranquilos a los desenfrena- jóvenes, fruto de sus ideas confusas. Epicuro hace hincapié en 10
dos. A decirverdad,a diferenciade otros filósofos helenistas de que el budismo zen llama el vacuo «esfuerzo», en cambio en
la época, adoptabany practicabanun igualitarismo absoluto en nuestra cultura el esfuerzo es el distintivo de que una persona
cuanto a ambosgenerosy las distintas clases sociales. está en la flor de la vida.
Aunquela mayoríade losmanuscritos originales de Epicuro Lo mismo nos ocurre a los que adoptamos el credo de los
se hayan perdido o destruido (se cree que escribió trescientas «eternamente jóvenes»: no queremos renunciar a tener Inetas
obras, pero sólose han conservado intactas tres cartas y varias nuevas, ambiciones nuevas, mientras el cuerpo aguante. Mu-
series de aforismos),su filosofíase extendió por toda Grecia en chos de estos «eternamente jóvenes» están motivados por la
aquella epoca y más tarde tuvo un gran éxito en Italia, sobre frustración de no haber alcanzado del todo las metas con las
todo cuando el poeta romano Lucrecio expuso los principios que soñaban cuando eran más jóvenes; ven el ocaso de su vida
epicúreos básicosen su gran obra La naturaleza de las cosas. La como la última oportunidad de hacer realidad un sueño sin
filosofíade Epicuroperduró en gran parte gracias a su visión de cumplir.
futuro y su cuaderno: en su última voluntad dejó una escuela Yo me di cuenta de este fenómeno hace poco, cuando recibí
para transmitir sus enseñanzas. una carta invitándome a la celebración del cincuenta aniversa.
rio de la promoción de graduados a la que pertenezco. Un com-
pañero de clase, un abogado muy exitoso que se dedica a tiempo
SOBRE LA VEJEZ COMO PINÁCULO DE LA VIDA parcial a colaborar en la sección de cultura del Wall Street Jaur-
nal, escribió: "Cada día al pensar en 10 que me queda por hacer,
Epicuro creía que la vejez era el pináculo de la vida, la mejor me pongo nervioso. Seguir gozando de una relativa buena salud
epoca de todas.En la colecciónconocida como "Máximas vati- es una gran bendición, pero también es la razón por la que no
canas" (el manuscrito llevaeste nombre porque se descubrió en estoy en parte 10 bastante motivado para terminar las novelas,
la Bibliotecadel Vaticano en el siglo XIX), se le recuerda afir- las obras de teatro y los libros de no ficción que tengo en la ca-
mando: "No es el joven quien debe ser considerado afortunado beza ... Pero todavía me queda tiempo para hacerlo. Al menos
sino el viejoque ha bien vivido, pues el joven en la flor de la ju- eso espero. Todos esperamos lo mismo, ¡no?»
ventud, yerra guiado por sus ideas confusas, en tanto que el vie- Este compañero se inspiró en el Salmo de la vida de Henry
jo ha arribado a la vejez como a un puerto seguro, habiendo Wadsworth Longfellow, el poema que éste escribió para el
protegido su verdadera felicidad". cincuenta aniversario de la célebre promoción de graduados
La idea de ser un anciano que ha llegado a buen puerto sano de 1825 del Bowdoin College, la universidad en la que se li-
y salvo me anima mientras estoy sentado bajo el toldo de la ta- cenció. En el poema Longfellow anima a sus antiguos compa-
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ñeros de clase, que en aquel tiempo ya eran mayores, a seguir SOBRE LIBERARNOS DE LA CÁRCEL
Ah, nu"ca es demasiado tarde El análisis de Epicuro de las cualidades de una vida plena ilustra
mielltrasel cansado corazón no deje de latir. de maravilla lo que una buena vejez podría ser. Estar atados a
Cató" apre"dió griego a los ochenta; Sófocles las limitaciones del mundo de los <<negocios» ocupa uno de los
escribiósu magnifico "Edipo", y Simónides primeros lugares en la lista de Epicuro de las formas con las que
lesarrebatóelpremio de poesía a sus iguales, malogramos nuestra propia felicidad. Aunque Epicuro vivió va-
cuando ambos contaban más de ocho decenios. rios milenios antes del auge de Madison Avenue, se percató de
y Teofrastrocon una decena de años más, la increíble habilidad del mundo de los negocios para hacernos
empezaba a escribir "Caracteres morales". creer que necesitamos cosas innecesarias y para convencernos
-mientras éste sigue en plena marcha- de que necesitamos
El estribillode «nunca es demasiado tarde» es sin duda ten- continuamente cosas nuevas. Pero al comprar lo último que ha
tador. Los septuagenarios podríamos estar viviendo nuestro salido al mercado -un producto que normalmente no solemos
mejor momenlo, cuando la creatividad está en su apogeo. ¿Nos necesitar-, la importante vida epicúrea de los placeres calmos
habría Epicuro inlentado disuadir? ¿Habría él preferido que la se esfuma. Uno de mis aforismos preferidos de Epicuro es:
clásicaobra maestra Edipo rey no se hubiera escrito para que Só- «Nada es suficiente para quien lo suficiente es poco».
foclespudiera estar sentado felizmente en el puerto rascándose Según Epicuro, la felicidad verdadera es una ganga, como
la barriga?ral vezhabría sido una pérdida terrible. por ejemplo, unas lentejas cocidas o una salsa de yogur. En una
Perono haydescanso para el luchador incansable. En cuan- vejez serena, ¿quién se siente desgraciado si no puede darse el
to alcanzamosuna meta de la «lista de cosas que deseamos ha- gusto de comer faisán asado a fuego lento, o el salmón relleno
cer antes de morir», surge otra, y luego otra. Entretanto, el reloj con trufas que mi mujer y yo tomamos para cenar antes de mi
siguecorriendo, de un modo bastante ruidoso por cierto. Nos partida a Grecia? Disfruta de los placeres sencillos, nos aconseja
sumergimos en una actividad febril. Y no nos queda tiempo Epicuro. Además de ser más económicos, son más sanos.
para apreciar con calma nuestros últimos años de vida y re- Pero cuando Epicuro escribe «Liberémonos de la cárcel del
flexionaren ellos,ni para disfrutar de unas tardes deliciosamente mundo de los negocios y la política», además de intentar libe-
largaspasadasen compañía de los amigos, escuchando música, rarnos de la interminable adquisición de objetos innecesarios,
o pensandoen la historia de nuestra vida. Y es la última oportu- nos está aconsejando que no dediquemos nuestra vida al mun-
do de los negocios, empezando por las evidentes limitaciones de
nidadque tenemos.
Noes una decisión fácil. tener un jefe que nos diga lo que debemos hacer, cómo ejecutar-
lo, y lo que está mal en la forma en que lo hacemos. y aunque
algunos seamos nuestro propio jefe, como en el caso de muchos
amigos míos «eternamente jóvenes», nuestra libertad está coar-
30 MIS VIAlES CON EPICURO El viejo olivo griego 31
tada por tenerque tratar con otras personas, ya que debemos diablos hacía allí. "Me he jubilado antes de tiempo ahora que
decirlesloquedebenhacer, negociar con ellas, y motivarlas. Se- aún puedo disfrutarlo». le repuse. Quería soltarle una frase in-
guimosestandoaprisionados. Y la libertad -la radical libertad geniosa. pero el tono defensivo que se traslució en mi voz me
existencialdela que Epicuro habla- es absolutamente necesa- sorprendió.
riaparaserfeliz. Aquel lejano año que pasé en Hidra fue una delicia -no me
Renunciaral mundo de los negocios -es decir. dejar el tra- arrepiento en absoluto-o pero lo cierto es que poco a poco me
bajo- talvez fuerapositivoy bueno en el Jardín. en el año 380 a. empecé a aburrir de mí mismo, me moría por volver a la activi-
C. (y me preguntosi el financiero ldomeneo, un invitado fre- dad. por participar de nuevo en el mundo. por llegar a ser al-
cuenteen la mesade Epicuro, no colaboraba en la compra de guien. De modo que regresé al mundo de los negocios. aunque
productosqueno sepodían cultivar en el huerto comunal. como la vida epicúrea no ha dejado nunca de atraerme.
losbarrilesdevinoque se dice consumían a diario), pero hoy día Mientras estoy en la taberna de Dimitri. veo que ahora le
pareceunadecisiónmucho más dura. En términos actuales, Epi- toca a Tasso saltarse una mano del prefa. Se levanta sin soltar el
curoabogabapor un estilo de vida propio de la década de 1960. bastón y se dirige calmosamente al extremo de la terraza que da
Lospracticantesde ese estilo vivían con apenas nada. Se trataba al mar. donde contempla el transbordador procedente de Er-
deuna formade vidaque para bien o para mal cuando éramos mione apareciendo por detrás de Dokós. una agreste isla despo-
másjóvenesmuypocaspersonas estábamos dispuestas a abrazar blada en forma de ballena que se alza entre la isla de Hidra y el
enteramenteparaalcanzarla libertad perfecta. Peloponeso. Este transbordador es una de las últimas embarca-
SabeDiosque yo lo intenté a finales de la década de 1960. ciones lentas que navegan por aquí. Ahora desde hace décadas
cuandoelmantrade mi antiguo profesor Timothy Leary "Coló- el barco más popular es un acuaplano procedente del Pireo, un
cate,libérateyvivela vida bohemia» resonaba en el espíritu del transporte en forma de lata de sardinas hermética ideado para
tiempo.Dejémi trabajo como guionista de programas televisi- llegar a toda prisa a un lugar donde el tiempo se ha detenido.
vosenNuevaYorky vine por primera vez a este lugar. la isla de El transbordador que viene de Ermione deslizándose cal-
Hidra.Viviendodeldinero ahorrado. durante un año entero no mosamente por el mar me recuerda los dos trenes que circulan
hicemásquefrecuentarlas tabernas con los isleños y otros bo- alrededor del Peloponeso. cada uno en dirección contraria. por-
hemioscomoyo,beber ouzo, ir detrás de mujeres y quedarme que también se mueven casi al mismo ritmo de una persona ma-
conlamiradaperdidaen el vacio. yor haciendo jogging. A veces estos trenes traquetean con tanta
Unamañana,durante esta vida idilica, mientras vagaba lentitud que desde las ventanillas puedes coger tranquilamente
ociosamente
por el puerto, me quedé alucinado al toparme con las naranjas de los árboles que hay aliado de las vías. Esta escena
uncompañerodeclasede Harvard que acababa de bajar del yate no deja en demasiado buen lugar la tecnología de la Grecia ru-
en el quehada un crucero durante las vacaciones. Yo estaba ral. pero también dice maravillas de la predilección griega por
muymoreno,no me había cortado el pelo desde mi llegada a la centrarse en los placeres del viaje en lugar de en el destino.
islamedioañoantesy llevaba una ropa andrajosa. Mi compaile- En una de mis numerosas visitas a Grecia, viajé con mi mu-
ro seasustóal vermeen la isla con esa pinta y quiso saber qué jer y mi hija en ese tren que rodea el Peloponeso. Era el año 2000
32 MIS VIAJES CON EPICURO El viejo olivo griego 33
y Grecia,despuésde no haber sido admitida en el club del euro los cafés a lo largo de las distintas estaciones de tren. Le saludé
(la monedaúnicaeuropea)en 1999 por no cumplir con los re- dándole los buenos días y enseguida me pidió que me sentara
quisitos,lo estabaintentando de nuevo. Mi mujer, ciudadana frente a él, disculpándose por no poder ofrecerme un cafelito. Le
holandesa,contemplabalas escenas por la ventanilla con mira- expliqué que me había equivocado de dirección. Se echó a reír y
da sarcásticay burlona,descubriendo <<ineficiencias»por todas me dijo en inglés: «No se preocupe, cada día le pasa lo mismo a
partes. <¡Míralos!»,
gritó cuando pasábamos por delante de un algún pasajero. Sólo tenía un cincuenta por ciento de probabili-
grupo de cincogriegos,algunos con un pitillo colgando de los dades de coger el tren correcto».
labios,descargandosin prisas en cadena un cargamento de be- Pero durante los siguientes minutos este tema fue pospuesto
renjenas.«iCómolosvan a admitir en el euro!», exclamó, y aun- por otros más importantes: ¿Era yo de Nueva York? ¿Tal vez de
que sonriera,lo deciamedio en serio. Holanda es por supuesto Queens? ¿De Astoria? ¡Oh!, ¿o quizá de Massachusetts? ¿Conocía
la capilalmundialde! calvinismo. Mi hija y yo le pusimos al a la familia Manilds de Bastan? Eran del mismo pueblo que su
cabodepocoe!apodode <<la inspectora de! euro». mujer. Durante este genial cotilleo rehuí la impaciente mirada de
Una mañana,después de pasar varios días mágicos en el mi esposa. Después de llegar por fin a una resolución satisfactoria
pueblode Diakofto,al norte de! Peloponeso, nos dirigimos a la sobre la demografía de los americanos de origen griego -yo co-
eslaciónparacogere!tren que iba a Corinto. Mi nivel básico de nocía a George Genaris que vivía en Lenox, Massachusetts, cuyo
griegome permitíaser el guía turístico de mi familia. Compré abuelo era de Patras-, el revisor cogió un radioteléfono del tama-
los billelesy encontréunos asientos libres en el tren que estaba ño de un zueco, pulsó varios botones y dijo unas pocas palabras
a puntodesalir,donde en el acto me arrellané y eché una agra- en un rápido dialecto que sospecho habría sido tan ininteligible
dablecabezadila.A los pocos minutos me despertó mi mujer, para un ateniense como lo fue para mí. Sonriendo, me indicó lue-
¡íbamosen díreccióncontraria! Nos habíamos subido al tren go que mi familia y yo nos preparásemos para apearnos. Y así lo
querodeala penínsulade!Pe!oponeso en sentido contrario a las hicimos.
agujasdelrelojenlugarde coger el que la rodea en la otra direc- A los pocos minutos, el tren se detuvo lentamente junto a un
ción.Mimujerse habíadado cuenta al pasar el Iren por delante campo de albaricoqueros. Descubrimos que el tren que venía en
de un bancodonde estaban sentados los mismos tres ancianos dirección contraria también se había parado ahí. Los pasajeros
que habíamosvistocuando veníamos de la otra dirección pocos de ese tren habían salido fuera y estaban holgazaneando entre
díasanles.«Escomosi no se hubieran movido», apuntó ella. Mi los albaricoqueros. Algunos compartían una botella de yogur
bromistahijametiendocuchara dijo que debíamos de estar via- que alguien había sacado, otros se fumaban un pitillo, varios
jandoenun tren que retrocedía en e! tiempo. ¡Sin duda! mordisqueaban con deleite los albaricoques que habían cogido,
Estabaclaroque yo era e! que tenía que rectificar la situa- y todo el mundo estaba charlando afablemente. El revisor salu-
ción.Encontréal revisorsentado en la parte delantera del vagón dó a su colega del otro tren, le hizo un gesto señalándonos y lue-
lomandocaféen una tacita de cerámica. Más tarde me enteré de go se despidió de nosotros calurosamente.
quecuandoqueríamás café simplemente cambiaba la taza por Y de pronto comprendimos lo sucedido: al enterarse de
aira llenaque le entregaban por la ventanilla los camareros de nuestro error, el maquinista del otro tren se había detenido y los
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El viejo olivo griego
34 MIS VIAJES CON EPICURO
EL EPICUREÍSMO COMO UNA FILOSOFÍA ¿Sería una ingenuidad imaginar que un filósofo del siglo 111 a. C.
DE VIDA EN LA ACTUALIDAD inspiró a un grupo de griegos modernoS elegidos al azar a acep-
tar sin quejarse -e incluso con alegría- una parada inesperada
Noes de extrañar que el legado de Epicuro haya sobrevivido en un campo de albaricoqueros? No lo creo.
másen las zonas rurales griegas que en las urbes. A los habi- Para empezar, en la época de Epicuro y en los años anterio-
tantesde las islas del Egeo les gusta contar una graciosa anéc- res y posteriores a ésta, las ideas de los filósofos, poetas Ydrama-
dota sobre un acaudalado estadounidense de orígen griego turgos no sólo llegaban a la mesa del comedor del Jardín, a las
quevisitauna de las islas durante las vacaciones. Mientras da escalinatas de la Acrópolis o al Teatro de Dioniso, sino también
un paseopor el campo, se topa con un anciano sentado en una a las tertulias cotidianas que mantenían los atenienses de a pie.
roca,tomándose a sorbos una copita de ouzo al tiempo que Por lo que dicen todos, era una civilización a la que le gustaba
contempla indolentemente el sol poniéndose en el mar. El hablar, y siempre encontraban un buen momento para darle a la
americanoadvierte que los olivos de las colinas que haya es- lengua. Las formas posteriores de comunicación, como la de los
paldasdel viejo están sin cuidar y que las aceitunas caen por medios de comunicación actuales en la que ésta suele ser en un
todaspartes de lo maduras que están. Le pregunta al anciano solo sentido, no competían todavía con las charlas cotidianas.
dequién son los olivos. Las representaciones del anfiteatro de Dioniso solian durar un
-Son míos -responde el griego. día entero y los espectadores desempeñaban el papel de un jura-
_¿Y no recoge las olivas? -dice el americano. do que deliberaba sobre cuáles eran las mejores acciones y pun-
-Sólo cojo una cuando quiero una -contesta el anciano. tos de vista de los personajes. Al terminar la función, las discu-
-¿Es que no se da cuenta de que si podara los olivos y reco- siones en las que se enzarzaban sobre la justicia, la conducta
gieralas aceitunas cuando están maduras las podría vender? En
El viejo olivo griego 37
36 MIS VIAJES CON EPI CURO
casdecualquierfIlosofía consciente es que nos permite reflexionar que se plantea. Ya no necesita seguir una agenda estricta ni re-
de manera consciente sobre las opciones que tenemos: «supongo nunciar a sus caprichos para ganarse la vida. Puede, por ejem-
que podría quejarme al revisor porque por culpa de esta parada plo, estar sentado durante horas y horas con los amigos, dete-
inesperada en el campo de albaricoqueros llegaré tarde a cenar, niéndose de vez en cuando para aspirar la fragancia de una ra-
pero¡acasodisfrutar plenamente de este pequeño alto en el cami- mita de espliego silvestre.
no no reflejamás mis verdaderos valores?
A fin de cuentas, el objetivo principal de la filosofía es ofre-
cernos formas lúcidas de pensar sobre el mundo y sobre cómo SOBRE LOS PLACERES DE LA AMISTAD EN LA VEJEZ
viviren él. Y esto es justamente lo que intento hacer mientras es-
toyaquí sentado con un libro de filosofía epicúrea en las manos: Tal vez a Tasso, pese a no ser plenamente consciente de ello, le
cavilarsobre las opciones que tengo para vivir una buena vejez. guste tanto la taberna de Dimitri en parte porque está con sus
Yono puedo cambiar mi ADN, pero quizás Epicuro y otros filó- amigos sin querer nada de ellos. Comparte la mesa con tres jubi-
sofospuedan ayudarme a ver las elecciones que necesito hacer. lados: un pescador, un profesor y un camarero -todos nacidos
y criados en la isla-, y Tasso es un exjuez ateniense que de jo-
ven estudió abogacía en Tesalónica y Londres. Pero esto tiene
SOBRE ELEGIR UNA VIDA EPICÚREA EN LA VEJEZ muy poco que ver, por no decir nada, con la relación que man-
tiene con sus tres amigos.
Para mí tiene mucho sentido optar por la libertad epicúrea en la No querer nada de un amigo es muy distinto de la actitud de
vejez. El momento es perfecto porque muchas personas sólo alguien inmerso en la vida profesional y en las relaciones que esta
disponemos de esta clase de libertad a partir de los 65 años sin conlleva. Una persona que trabaje, sea en la profesión que sea,
que sea necesario construir una cabaña en el bosque o vivir en está al servicio de una meta que tiene muy poco, o nada que ver,
una comuna, aunque ahora que lo pienso, vivir en una COIuuna con la verdadera amistad. Una jefa da instrucciones porque quie-
en esta etapa de la vida podría irnos de maravilla. De cualquier re ver resultados, y el empleado las sigue por la misma razón, uno
modo, la libertad epicúrea en la vejez podría ser una elección de esos resultados deseados es el sueldo. Por más manuales que
excelentepara los que se plantean la opción de «ser eternamen- existan en los que se recomienda tratar a los empleados y colegas
te jóvenes», ya que la mayoría de jubilados disponemos de una como personas, no se puede negar que la relación que les une es
pensión, aunque el dinero no nos llegue para comer en restau- en esencia laboral. En el trabajo, nuestros compañeros son ante
rantes lujosos o ni siquiera para seguir habitando la casa donde todo medios para un fin, y nosotros somos lo mismo para ellos. Y
habíamos vivido durante nuestros años productivos. Epicuro siempre ha sido así. Epicuro lo sabía al advertirnos de los peligros
nos habría aconsejado bajar el ritmo de vida y saborear esta de- del mundo de los negocios y la politica.
liciosalibertad. La ética kantiana nos aconseja no tratar nunca a otro ser hu-
Una persona mayor, al liberarse de «la cárcel de los negocios mano como un medio) sino siempre como un fin en sí mismo.
y la politica», no necesita más que responder a las cuestiones En su monumental obra Fundamentación de la metafísica de las
40 MIS VIAJES CON EPICURO El viejo olivo griego 41
costumbres, Emmanuel Kant concluye que para tomar cualquier Tal vez este hecho les choque a los miembros pudientes de la
decisiónmoral es necesario seguir un principio abstracto y ab- Sociedad Epicúrea de Nueva Inglaterra. un club exclusivo don-
solulocomopiedra de toque. El principio que dedujo como im- de se celebran cenas de etiqueta en las que se sirve caviar y os-
perativocategóricoy supremo a modo de regla de oro fue: «Vive tras, pero Epicuro creía que elegir con quién cenamos es mucho
tu vidacomosi tus actos fueran a convertirse en una ley univer- más importante que elegir el menú. «Antes de comer o beber,
sal•. Kantcreía que al seguir este imperativo ninguna persona piensa detenidamente con quién lo harás en lugar de qué come-
elegiríatratar a otra como un medio para un fin, ya que no de- rás o beberás, porque comer sin un amigo es llevar la vida de un
searíaracionalmente que semejante conducta se volviera una león o de un lobo».
leyuniversal,sobre todo porque en ese caso los demás también Al citar los placeres de la amistad, Epicuro se refería a toda
la trataríana ella como un medio. una variedad de interacciones humanas que van desde las tertu-
Tratara alguien como un fin en lugar de como un medio es lias íntimas y a menudo filosóficas mantenidas con sus amigos
una deliciatanto para uno como para la persona con la que nos más entrañables -como cuando se reunían alrededor de la lar-
relacionamos.Tasso no quiere del pescador más que su compa- ga mesa del comedor del Jardín-, hasta los intercambios es-
ñía. No le quiere para que exponga su alegato ante los tribuna- pontáneos que mantenía en la calle con conocidos y extraJios. El
les, como solía desear que un abogado hiciera cuando él era nivel cultural o la posición social de las personas con las que
juez.Tassono siente la necesidad de manipular, explotar ni con- conversaba le traían sin cuidado; de hecho el súmmum de la
venceren lo más mínimo a su amigo pescador para que haga lo verdadera amistad era ser aceptado y amado por lo que eres y no
queéldesea.No, Tasso sólo quiere que su amigo esté con él. Sólo por la posición que hayas logrado en la vida. Amar y ser amado
quiereconversar,reír, jugar una mano de prefa y, quizá lo más refuerza nuestro sentido del yo y elimina los sentimientos de so-
importante.compartir con él los silenciosos momentos en los ledad y alienación. Nos mantiene sanos.
quecontemplanel mar. Los epicúreos consideran los momentos Tanto da que esta receta para la felicidad parezca sacada de
compartidosen silencio como una señal de amistad verdadera. una canción popular (cuando yo era joven. la canción Nature
Paraun anciano que ha dejado atrás el mundo de <<losnego- Boy de Nat King Cale que arrasó en su época terminaba dicien-
ciosy la política»esta clase de camaradería es el mejor de los re- do: «Lo más grande que te puede suceder es amar y ser corres-
galos.Esun regalo del que raras veces gozan, por no decir nun- pondido»). Lo cierto es que funciona. El filósofo de Samos esta-
ca,loseternamente jóvenes que siguen inmersos en sus carreras. ba convencido de que así era. Y no hay duda de que la amistad
es lo que nos queda cuando dejamos atrás los años en los que es-
tuvimos inmersos en el mundo de los negocios y la política.
A Tom Cathcart, amigo mío de toda la vida con el que he es-
Laamistad encabeza la lista de Epicuro de los placeres de la crito varios libros, y a mí nos fascina charlar con los desconoci-
vida.Escribió:«De lodos los bienes que nos ofrece la sabiduría dos que nos encontramos en el tren, el avión. las librerías o en
paraserfelicesen la vida. el más precioso con mucho es el teso- los bancos del parque de nuestro barrio. Tom tiene un don espe-
ro dela amistad». cial para sacarles historias personales y a ambos nos encanta es-
42
MIS VIAJES CON EPI CURO 43
El viejo olivo griego
cucharlas
, peropor .
nOSotros
es masque nos gusten, lo más importa t nen por convertirse en grandes placeres». Montaigne, al igual
tantequeh conectarcon otro ser humano, Es lo más n e para que Epicuro, estaba convencido de que la amistad, y las buenas
sonaJ. ayenestemundo, Es la calidez de la comur~~onfor- conversaciones que conlleva, es el mayor placer que tenemOs a
mOnper-
nuestro alcance. El filósofo francés escribió en su ensayo Sobre
Ahoraquet
-ambos omy yo ya somos mayores y que lo ap la vanidad: «Sé que los brazos de la amistad son lo bastante lar-
nosest arentam
sa_, no amosquedando calvos y tenemos la b b os gos como para llegar de un extremO del mundo al otro».
., I
pocoen
s resulta . c' '1
Verlacausa
mas ,aCI conectar con la gente T d
di'
ar a can
ar amos un
0- Montaigne escribió extensamente sobre la vejez yen un en-
rarolasp y cuan o a descubrimos nos re' , sayo sugiere que quejarse a un amigo de los padecimientos de la
ersonas ¡mas SIn
sióndeII mayoressomos inofensivas. No dam l' pa- vejez es la mejor medicina: "Si el cuerpo se siente mejor queján-
evarmi' . os a Imp
parecem a as lntenclOnes por la simple razó d re- dose, dejad que se queje; si le sirve para serenar el ánimo, dejad
oscapac d ' £l' n e que n
sado F, u es e ln Igir mal alguno, salvo el de s o que se mueva y se revuelva a sus anchas; si chillar ayuda a que la
s eUnam erunos
• nadela ' argomomento cuando descubrimo
s mUjeres 1 s que mng
' pe- enfermedad desaparezca (algunos médicos sostienen que tam-
• niparu.
n mstant
con as que entablamos conversacio'
I ..
u-
n sospech . bién les va bien a las parturientas) o a aliviar los tormentos, chi-
descorazonado e que e estuvleramos tirando los teJos. . Por .O
rque sea, debo admitir que tenían raz' llad todo lo que queráis».
on, mas Montaigne insiste en que si no noS quejamos delante de
nuestros amigos, estaremos privándonos de uno de los mejores
paliativos para las personas mayores por la memez de intentar
SOBRE EL CON
SUELO DE LA CONMISERACIÓN E mantener la compostura, En aquellos tiempos, esta cantinela de
N LA VEJEZ
Enla quejas se conocía en algunos círculos de ancianos como «el re-
mesade Ta
gasquet'leneq sso,1el profesor jubilado les anunc' la a sus a ' cital de órgano», y sabe Dios que «alivia los tormentos», al me-
ceraVez Uesa tarse una partida para ir a orin ml-
nos durante un rato.
culpad qlue lo hace en la última hora. Se queJ'a dar, es la ter-
e a maldit ' e que es po
Elpescad a prostata. Sus compañeros le to r
Orle d' man el p I
usar ca Ice que su próstata es tan grande 1 e o, SOBRE AFRONTAR LA MUERTE CON SERENIDAD
loo car d que a pod .
ofendid 1 na a para pescar un tíburón, El pr < na
o a lavab fu O,esor se v
maria el o, re nfuñando, y la escena me t a El sol ha empezado a declinar, como si se agrandara a medida
canse d rae a la
tras anch JO e Montaígne de que despotrique me- que se acerca al horizonte Yse apagara mientras nuestro planeta
M' as de las enfermedades mos a nues- eclipsa poco a poco su luz. Los últimos rayos proyectan un sua-
Ichelde M' '
nociab' ontalgne, un ensayista francés del ' 1 ve resplandor rosado sobre el mar y los cuatro hombres senta-
len las 'd' Slg o XVI
filósofo ' leas de Eplcuro. Resumiendo las ref]' ' co- dos a la mesa de Tasso dejan de pronto de hablar para contem-
gnego b 1 eXlones d I
CUroen so re e placer, escribió: "y yo coinc'd e
que es ' , I o Con E . plar el fin del día.
cuencia mejor eVllar los placeres que traen PI- Epicuro no temía la muerte. Pronunció la célebre frase: "La
mayores d o1ores, y codiciar aquellos dolo Como co nse-
res que termi- 1l1Uerteen nada nos pertenece, pues mientras nosotros vivimos
44
MIS VIAJES CON EPI CURO
aúnno haIJ
vida negado, y cuando llega ya no vivimos. La ausencia de
oesnln .
nada gUnmal. La muerte no es más inquietante que la
queante dI' .
P'I' ce e a naCImIento».
losofos d .
I<ierke e epocas posteriores, como sobre todo Soren
maepig~ard,el filósofo y teólogo danés, discreparon de la máxi-
cureata h' d " ,
vivimo c an ola de sImplIsta. Despues de todo «cuando
$» sOrn .
Viviry os conscIentes de que en el futuro dejaremos de
, estoca b'
gún I<ierke m la por completo las cosas. A decir verdad, se-
«tembl d gaard, este descubrimiento basta para hacernos
ar e m' d
Si b' le o», seamos jóvenes o ancianos.
len los h b
Son al om res que están sentados a la mesa de Tasso
, menosd ..
giónque r e nombre, cnstlanos greco-ortodoxos, una reli-
SUpongop Ometea los devotos una vida beatífica en el más allá, "En todo verdadero hombre se esconde
munes qUe,como la mayoría de mortales, no son del todo in- un niño que quiere jugar.»
a este t
POstrerasd error. No obstante, admitirían que las palabras
reCOnfOrte EPIcuro dirigidas a su amigo Idomeneo son muy
eScriboI antes'
. . << En este d'"la ,eliz, a la vez el último de mi vida, te FRIEDRICH NIETZSCHE
o SIgUi
vejiga)y d . ente: los dolores de estranguria [espasmos en la
e d,s .
bIesque d ent ena que se han apoderado de mí son tan terri-
na a pod .
tros pasad na ser peor, pero el grato recuerdo de nues-
os colo' .
qUlOS es aun maY0f».
2
La terraza desierta
Vista desde el mar, la isla de Hidra parece tan etérea como una
alucinación. Está envuelta en una neblina luminosa y el agua
pulverizada que arroja el acuaplano tamiza el paisaje más aún si
cabe. suavizándolo, como si flotara en medio del espacio. Pero
aquí, en la isla, incluso estando el cielo borrascoso como hoy,
todo se ve con claridad hasta el menor detalle. La sombra de una
roca que se erige a una milla de la orilla peloponesia se divisa
con tanta nitidez como el limonero que veo desde la ventana. Y
como la ciudad de Hidra se alza. a partir del puerto principal, en
una abrupta colina en forma de herradura rodeada de casas,
todo el mundo es un espectador inocente de las escenas priva-
das en patios y balcones lejanos.
En este momento estoy espiando a una mujer de mediana
edad con una bata floreada tendiendo la colada mientras man-
tiene una animada conversación con un gato castaño y blanco
encaramado al muro de su jardín. A dos terrazas por encima de
48 MIS VIAJES CON EPleURO La terraza desierta 49
-apunta él- que refleja más la forma de pensar inglesa que la dimos el tiempo de una manera personal e idiosincrásica. El sig-
griega . El ko m b ol"o, no tIene
. nada que ver con los nervios. nificado de conceptos corno «ahora», «todavía no)~ y «una
Siempre que Dimitri yyo tenemos esta clase de conversacio- espera eterna» varía de una persona a otra e incluso de un mo-
nes, él adopta un aire de maestro cargado de paciencia, pero es mento a otro. Si yo digo «Los años pasan más deprisa a medida
evidente que disfruta con su papel de intérprete cultural. A decir que me hago mayon>, me da igual que alguien me responda
verdad, es un hombre perspicaz y cosmopolita, un mirlo blanco «¡Pero si los años pasan siempre al mismo ritmo!», porque yo sé
en este sentido. perfectamente que esos años me han pasado volando.
-El kombolói tiene que ver con el tiempo, con espaciarlo No es de extrañar que Dimitri diferencie sin ningún proble-
para que dure -prosigue. ma el tiempo del reloj del tiempo vivido. En la antigua lengua
¿Espaciarlo? ¿Para que dure? Dimitri, como muchos otros griega había dos palabras distintas para estos conceptos: chrónos
griegos que conozco, se sumerge como si nada en disquisiciones denota la dimensión del tiempo, su duración, la cual discurre a
metafísicas, aunque él no las llamaría así. Está expresando sim- un ritmo constante de! futuro al presente y al pasado. Es la clase
pIemente su visión del mundo, y esta visión ve el tiempo como de tiempo al que nos referimos cuando por ejemplo decimos:
algo maleable y multidimensional que no se basa sólo en los "Nos encontraremos en e! puerto al mediodía». Kairós, en cam-
movimientos planetarios y en los relojes, sino también en el bio, denota la cualidad del tiempo en lugar de la cantidad, sobre
modo de percibirlo. Según él, el tiempo puede cambiar depen- todo e! tiempo oportuno, como por ejemplo «es e! momento
diendo de cómo uno lo experimente, o incluso de cómo uno eli- idóneo para hacer un balance de mi vida». Kairós describe lo
ja experimentarlo. importante que es e! tiempo para uno, es un tiempo que tiene un
En la filosofía moderna la idea de que el tiempo no es sola- significado personal si se compara con el de la dimensión uni-
mente algo lineal, mensurable y objetivo se consideró un con- versal.
cepto radical cuando los existencialistas y los fenomenologistas En Time, otro libro que metí en la maleta, Eva Hoffman ilus-
del siglo xx decidieron darle una gran importancia a la percep- tra en su largo y profundo ensayo cómo la experiencia de! tiem-
ción subjetiva del tiempo. Estos filósofos, reaccionando a la pri- po varía de una cultura a otra y de una época a otra en una de-
maCÍa de la visión científica del mundo, sostenían que la forma terminada cultura. Hoffman cita la sensación que el tiempo le
en que experimentamos el tiempo es en realidad más importante produCÍa a una poetisa rumana a finales de! siglo xx: «Durante
para la filosofía humana. En efecto, estaban elevando e! sentido más de treinta años he estado viviendo en el mundo opaco de!
natural de la naturaleza del tiempo de Dimitri a un paradigma comunismo, donde e! tiempo no valía nada. La única opción
filosófico. . que nos quedaba era hablar. Nuestras conversaciones, que a ve-
Fenomenologistas como Edmund Husserl introdujeron la ces eran cautivadoras, se alargaban en interminables discusio-
idea del «tiempo vivido» comparándola con la de! "tiempo del nes que duraban toda la noche mientras fumábamos sin parar y
reloj», es decir, el tiempo objetivo y científico. Según ellos, e! bebíamos como cosacos alcohol barato. y por la mañana nos le-
tiempo vivido es fundamental porque los humanos estamos «li- vantábamos con una resaca monumental. El tiempo se había pa-
gados al tiempo», sabemos que nuestra vida tiene un límite. Me- rado para nosotros. No teníamos prisa para ir a ningún lado».
52 MIS VIAlES CON EPICURO La terraza desierta 53
Lavida en Hidra se vive a un tempo andante, sea cual sea la Hasta es estético y todo, la fluidez de los movimientos tiene una
situaciónpolítica en Atenas. Como aquí no hay carreteras ni co- cualidad que recuerda las secuencias de taichí, aunque sin la es-
ches,los medios de transporte más comunes -ir a pie y en bu- tricta disciplina de este ejercicio. A veces, al levantarme parsi-
rro- establecen el ritmo de vida, definen los parámetros de lo moniosamente de la silla, primero comprobando mi equilibrio,
rápidoy lo lento. En esta isla al no poder verse desde la ventana después poniéndome en pie y dirigiéndome con paso calmo a la
ningún coche circulando por la calle, no hay fragmentos de es- ventana, me siento como si estuviera ejecutando el baile natural
cenasde rostros y objetos que se quedarán eternamente inaca- y elegante de un anciano. El impulso se acopla al movimiento.
badas,ni mosaicos a los que siempre les faltarán algunas piezas Sí, estoy aceptando las limitaciones de la vejez, pero sin vivirla
primordiales. como una derrota. A decir verdad, a veces incluso me parece
Laisla,una cadena de montañas cuyo terreno pedregoso llega majestuosa.
hastala playa, tiene unos senderos con cuestas y pendientes tan Epicuro nos habría animado a saborear cada momento de
pronunciadas que te obligan a andar a paso relativamente lento, nuestra vida al máximo, y para poder saborear plenamente las
tanto para evitar dar un traspié como para conservar la energía. experiencias vitales uno necesita tiempo. Admito que mastico
Lossenderos, serpenteando abruptamente alrededor de rocas y lentamente la carne de cordero que Dimitri me ha servido en
casas,te permiten ver escenas completas y comprensibles. Cuan- parte por mi imprevisible dentadura postiza. Pero cuando lo
do visitola isla, mi reloj interno se adapta a este tempo a los pocos hago de este modo también disfruto más del bocado, el placer
días,y a la vez me vuelvo más consciente de lo que oigo y veo a mi viene precisamente de comer sin prisas.
alrededor,y de los movimientos de mi cuerpo. En su ensayo sobre el tiempo, Hoffman compara el lento
Los viejos nos movemos con lentitud. Nuestro terreno pe- «tiempo vivido» con la primera experiencia que tuvo con el
dregoso es interior: los huesos quebradizos, los músculos fla- tiempo americano al emigrar a Estados Unidos: «En Estados
queantes,el corazón debilitado. Como nuestra lentitud viene de Unidos el tiempo no sólo pasaba más deprisa, sino que además
estosdefectos, también es vista como un defecto: es nuestra de- ~entías que te presionaba de forma estresante». Observó que el
bilidad expuesta a cámara lenta. tiempo americano estaba relacionado con la ansiedad estado-
Perola lentitud con la que los ancianos nos vemos obligados unidense: «Todo el mundo estaba estresado por no poder hacer
a movernos -al igual que lo hacen los hidriotas por otras razo- bastantes cosas o más de las que ya hacía, o al menos por la po-
nes-, no tiene por qué ser mala. En este lugar donde el ritmo de sibilidad de sentirse bien o culpable por ello».
mi paso de anciano se acopla al de todo cuanto me rodea, me Este ritmo acelerado es el que los eternamente jóvenes eli-
doy cuenta de que normalmente me resisto a andar sin prisas, a gen como su «tiempo vivido», el tempo que se fijan para la últi-
moverme despacio. De nuevo es por culpa de mi actitud de que- ma etapa de su vida. Desde este punto de vista, el tiempo vivido
rer ser «eternamente joven». Pero ahora veo con claridad que la nos mete prisa con especial urgencia, la urgencia de saber que se
lentitud tiene grandes ventajas. nos está acabando el tiempo; experimentamos una especie de
Moverse calmosamente es tan armonioso que me resulta fá- kairós aterrador.
cil adoptar este ritmo. Cuando lo hago siento mayor soltura.
54 MIS VIAJES CON EPICURO La terraza desierta 55
SOBRE EL TEDIO EN LA VEJEZ esto resulta mucho más problemático»: A muchos de nosotros
no nos resulta tan fácil darle un sentido a la vida, si es que logra-
Loseternamente jóvenes eligen el tiempo acelerado por una ra- mos darle uno, sobre todo los que hemos perdido una conexión
zón compulsiva: es su principal estrategia para combatir el obs- segura con un Dios y una religión tradicionales.
tinado torturador del tiempo: el tedio. Después de la enferme- En el "tedio existencial», si se compara con un «tedio situa-
dad y la muerte, el tedio es lo más temido en la vejez. ciona]" (por ejemplo, la sensación que tengo cuando estoy sen-
Nada parece más aburrido que ser un viejo sin nuevos obje- tado en la sala de espera del urólogo durante dos horas), una
tivos o sin experiencias excitantes a la vista, un viejo sin la ilu- persona está encerrada en sí misma sin encontrarle sentido a
sión de una libido pujante, un viejo con un nivel de energía tan nada, es alguien que normalmente ya no intenta darle un senti-
bajo que la perspectiva de acampar en el bosque le parece más do a la vida. Es esa profunda sensación de vacio que la palabra
un suplicio que un pasatiempo. Y por si esto fuera poco, un víe- francesa ennui (hastío) tan bien transmite, palabra que se fue
jo -pese a los encuentros en la terraza de la taberna de Dimi- haciendo cada vez más popular al formar parte de la letra en la
tri-, se descubre inevitablemente más solo de lo que lo estuvo canción de Cale Porter I Get a Kick Out of You:
en toda su vida. Tiene un montón de tiempo y nada que hacer.
Esla sensación de vacio del tedio. Pero prácticamente todo
Otro libro que metí en la maleta fue Filosofía del tedio del fi- me deja totalmente frío,
lósofonoruego Lars Svendsen, y valió la pena el hueco que ocu- salvo cuando estoy en
pó en ella. Es uno de esos inusuales libros de filosofía moderna una juerga tranquila
que combinan una erudición extraordinaria con un comprensi- luchando en vano con el viejo hastío ...
vo interés por los temas que nos preocupan al común de los
mortales. Cuando nada tiene sentido para ti en la vida, nada te intere-
Svendsen señala que el tedio es una idea relativamente nue- sa. Te hundes en el tedio. Una persona aburrida incluso anhela
va que surgió del romanticismo de finales del siglo XVII! y de la desear. Tiene mucho tiempo para llenar y nada interesante que
importancia que concedía este movimiento a la primacia del in- hacer. Está muerta de aburrimiento. Los que somos proclives a
dividuo. La gente animada por el ideal romántico, en lugar de la melancolía estamos demasiado familiarizados con la sensa-
aceptar gustosa su papel en la sociedad y en sus tradiciones, ción del hastío existencia!.
quería crear su identidad individual y con ella, darle un sentido Según Svendsen, para llenar el tiempo, en la actualidad
a la vida. El inconveniente, escribe Svendson, es que "Una co- nos dedicamos a tramar metas personales, a buscar activida-
munidad que funcione propicia la capacidad del ser humano des estimulantes y sobre todo, cosas novedosas. Las experien-
para encontrarle sentido al mundo, una comunidad disfuncio- cias y las cosas nuevas no podrían aburrirnos, ¡verdad? Pues al
nal, por el contrarío, no lo consigue. En las comunidades pre-
modernas existe, por lo general, un sentido colectivo que cum- .• Lars Svendsen, Filosofía del tedio, Tusquets Editores, Barcelona, 2006, p. 38.
pieesta función suficientemente. Para nosotros, "los románticos", [N. de la T.l
'1
56 MIS VIAJES CON EPI CURO La terraza desierta 57
contrariode lo que parece, a menudo acaban haciéndolo. Des- entero intentando conquistar desesperadamente el corazón de
pués de llegar a ser por fin vicepresidentes de una compañía, una mujer impetuosa, glamurosa y veleidosa en extremo. Aho-
nos fijamosotra meta: ser vicepresidentes senior. luego presi- ra veo con claridad que estaba convencido de que si la con-
dentes.y más tarde presidentes de una compañía más impor- quistaba, mi vida tendría por fin algún senlido. En aquella
tante.y luegode una multinacional. La meta puede convertirse época acababa de volver del año sabático que me había toma-
en interminable y no acabar de llenarnos, y al final nos empie- do y me estaba costando mucho recuperar la ilusión por escri-
zaa parecer que no tiene senlido. La novedad pierde su encan- bir guiones televisivos divertídos. Me sentía perdido, sin nada
to. Cuando ya vamos por el duodécimo país del montón que que hacer. Por supuesto, ir detrás de esa mujer no le dio a mi
nos hemos propuesto visitar antes de morir, ver un paisaje vida ningún sentido. A decir verdad, en un momento dado.
exótico puede resultamos de lo más aburrido. porque ya he- tras salirme con la mía después de un gran esfuerzo, empecé a
mos visto otros once antes. Las personas mayores sabemos aburrirme. Volví a sentir aquel vacío que me había empujado a
muybien que la sensación de novedad tiene los días contados. cortejarla.
De nuestra boca salen fácilmente frases como: «Cuanto más La decepción que va ligada al deseo compulsivo de nove-
cambian las cosas. más siguen igual .., y «A estas alturas de la dad se refleja en muchos aforismos irónicos, como este pro-
vida. ya nada me sorprende ... verbio beduino: «Ten cuidado con lo que deseas, porque tu
Si no podemos darle sentido a la vida. o a una parte de ella. sueño se podría hacer realidad». Y en mi máxima preferida, de
lo único que nos queda es evadirnos de este sin sentido, aunque Osear Wilde: «Sólo hay dos desgracias en la vida: una es no
pocos de nosotros admitamos hacerlo. Pero de vez en cuando. conseguir lo que se desea y la otra es conseguirlo. La última es
sentiremosen el fondo de nuestro ser que estas distracciones no mucho peon,.
tienen sentido. Svendsen escribe: «Las personas más hiperacti- Según Svendsen, el hombre moderno intenta afrontar el
vas suelen ser, en proporción. las que presentan el umbral más hastío vital tratando los síntomas en lugar de la enfermedad, al
bajode tolerancia al tedio. En efecto. para este lipa de personas buscar «sucedáneos que le den sentido a la vida» -como la mu-
eltiempo muerto es prácticamente inexistente, aceleradas como jer veleidosa que perseguí- en lugar de aquietar la mente y con-
suelen ir de una actividad a la siguiente por su incapacidad de siderar cómo podría ser una vida llena de sentido.
enfrentarse a un espacio de tiempo muerto. Sin embargo, por La estrategia de los «eternamente jóvenes» de combalir el
paradójicoque pueda parecer, cuando esas mismas personas so- tedio de la vejez estando siempre ocupados parece «lo mismo de
meten a reconsideración ese tiempo de actividad febril, es co- siempre, lo mismo de siempre», el epílogo de buscar «sucedá-
mún que éste se les antoje de un vacio terrible»: neos que le den senlido a la vida», hasta el amargo final.
Lo sé de primera mano. porque me ha pasado sobre todo Pero ¡qué otra cosa puede hacer un viejo si no está siempre
en la vejez.Al mirar atrás me doy cuenta de que esluve un año ocupado? ¡Vegetar? ¡Dormir todo el día? ¡Quejarse constante-
mente. como mi madre hacía, por haberse vuelto una señora
mayor?
• LarsSvendsen. ob. cit., p. 29. IN. de la T.]
La terraza desierta 59
58 MIS VIAJES CON EPICURO
alegría de estar vivos. No me puedo imaginar una escena más des de la manta, devolvían de Un puntapié las almendras que ha-
inspiradora para un joven entrando con pasos vacilantes en la bían ido a parar fuera. Era una repartición perfecta de labores:
adultez que esta. los niños zarandeaban con brio las ramas y los ancianos de un
¿Laalegría de esos ancianos franceses venía de su enfrasca- puntapié las hacían volver tranquilamente a la manta.
miento en eljuego o era eljuego la expresión de una alegría que Después de contemplarlos durante varios minutos, percibí
ya residíaen su interior, un medio para expresarla?Es la clase de un ritmo regular en sus movimientos, había tal acompasamien-
pregunta que los filósofos y los psicólogos (y Huizinga) se ha- to entre los zarandeos y los puntapiés que tenían la misma cali-
cen, pero yo me conformo con saber que el puro juego y la pura dad que un solo del baterista Elvin Jones. y como era de esperar,
alegríaestán estrechamente ligados. al poco tiempo mientras recogían las almendras, se pusieron a
Estoyseguro de que no fue una casualidad que a los pocos cantar una canción popular que estoy seguro de que los niños
días de contemplar este juego de petanca dejara los estudios y españoles llevan cantando hace siglos, canción que se acoplaba
decidiera divertirme lo máximo posible antes de que se me aca- perfectamente a la cadencia de sus movimientos.
bara el dinero y tuviera que volver a Estados Unidos para ganar- Aunque todos conocieran bien la canción, les salía de la gar-
me la vida. Tal vez fuera el epicúreo que hay en mí, pero lo cier- ganta con la misma espontaneidad de un salto de alegría. Ha-
to es que me sentí inspirado a jugar. También es posible que me bían transformado el trabajo en un juego y, como ocurre con el
hubiera influido un atractivo dato etimológico que un sardóni- puro juego, estaban embebidos en él. Era un acto de trascenden-
co compañero de clase de la Sorbona me había mostrado hacía cia comunal que a mi modo de ver elevaba más el espíritu que
poco: el origen etimológico de «escuela» viene de la palabra cualquier himno o oración que yo hubiera oído cantar en una
griegaantigua «ocio». Este compañero me contó que Platón ex- sinagoga o en una iglesia. La canción de los recogedores de al-
puso esta idea en Grecia en su diálogo Eutidemo, en el que Só- mendras me levantó el ánimo.
crates desprecia a los sofistas sosteniendo que uno aprende más Los niños son compañeros de juego ideales para los ancia-
«jugando»con ideas en el tiempo libre que asistiendo a clase. Y nos. Compartimos con ellos cualidades fabulosas de las que ca-
el sucesor de Platón, Epicuro, campeón del mundo del placer, recen los que se hallan en esa difícil etapa entre la inmadurez y
creía que había una conexión sencilla y a la vez elegante entre el la vejez. Para empezar, tanto los niños como los ancianos nos
aprendizajey la felicidad: la finalidad de la educación era sinto- movemos con paciente lentitud. Un niño pequeño puede pasar-
nizar la mente y los sentidos con los placeres de la vida. se horas repitiendo parsimoniosamente la misma operación
No me hizo falta oír más. ¡Me largué de la Sorbona! como, por ejemplo, al construir una torre con bloques. Y cuan-
Sólo unas semanas más tarde de presenciar el juego de pe- do ésta se tambalea y cae, soltando unas risitas, empieza a cons-
tanca, cuando estaba vagando por España, me topé con un gru- truirla de nuevo. Ahora que ya soy mayor, a mí me pasa lo mis-
po de ancianos y niños recogiendo almendras. Habían colocado mo, me ensimismo fácilmente en ello. Ahora no tengo ninguna
en el suelo mantas alrededor de un almendro y los niños agita- prisa por levantar la torre de una vez por todas, al contrario de
ban las ramas con bastones y rastrillos hasta que las almendras cuando era un padre de mediana edad consciente en todo mo-
caían al suelo, mientras los ancianos, plantados junto a los bor- mento de las responsabilidades que me esperaban en cuanto me
MIS VIAlES CON EPICURO La terraza desierta 65
64
hubiera quitado de encima la interminable empresa de cons- Alldreas: ¿Pero esa tortuga en que se sostiene?
truir una torre. En aquellostiempos incluso me sentía frustrado Orestes: Mi querido Andreas, ¡hay una infinidad de tortu-
por la inutilidad de intentar en vano levantarla, me recordaba gas por debajo de ella!
demasiado una tarea dignade Sísifoy me hundía en la angustia
existencial. Pero ahora es distinto. La meta -construír una to- Un niño capta la deliciosa absurdidad de este diálogo sobre
rre- no es más que un juego.A decir verdad, cuando la torre se una regresión infinita mejor que cualquier otra persona que se
derrumba yo también me río.Mi nieto y yo nos divertimos sim- encuentre entre esa edad y la de un anciano.
p~ementecon estejuego. A juzgar por mi experiencia, los animales simpáticos y los
Esta afinidad natural en lalentitud que comparten los niños ancianos también tienen algo en común cuando se trata del
y los vejetes tambiéndesembocaen juegos intelectuales compar- puro juego. A medida que pasan los años, juego cada vez con
tidos, sí, por másque a uno lesorprenda. El crío que le pregunta mayor frecuencia a rodar por el césped con mi perro Snaakers.
a su abuelo: "¡Por qué vuelanlos pájaros?», o «¿De dónde vie- Me produce un incalculable placer. No ha habido ni una sola
nen los niños?»ha dado conla persona ideal. Un anciano puede ronda de tumbos con mi mascota que no me satisficiera.
tomarse todo el tiempoque haga falta para responder a esta cla- ¿Qué es lo que siente un vejete al rodar por el césped con su
se de preguntas, no tiene ninguna prisa. Tanto los niños como perro? -o para decirlo en palabras de Edmund Husserl-, ¿cuál
los viejos intuyenque tras desvelarlas incógnitas sobre las alas y es la fenomenología de un anciano-rodando-con-un-perro-
los óvulos fecundados,siguenquedando algunas preguntas filo- por-el-césped? (Los filósofos centroeuropeos son expertos en
sóficas esencialespor responder como, por ejemplo, el sentido transformar en saber abstracto lo que los ensayistas han estado
de la vida (¡uno nace para volar?y el origen de las cosas (¿pero haciendo en su vida privada desde tiempos inmemoriales: ano-
de dónde salió el primer óvulo?). Comparten la base de toda tar las sensaciones producidas por sus experiencias.)
búsqueda filosófica:una curiosidad pura y juguetona. Por eso Para empezar, me siento ridículo. De hecho, me siento tan
un niño no para de preguntar"¡Pero por qué?» después de cual- ridículo que sin querer empiezo a soltar risitas. Mis risitas hacen
quier respuestaquesu abuelole dé, y el abuelo sigue alegremen- a su vez que Snaakers se arroje sobre mi torso y me lama la cara.
te intentando encontrarlas respuestas hasta que el sol se pone. Intento apartarlo juguetonamente, es decir, sin pretender hacer-
Cuando cuento uno de mis chistes filosóficos favoritos, lo del todo, y como Snaakers lo sabe, sigue saltando encima de
siempre esun niñopequeño el que más alto se ríe. mí y dándome lametones. Y entonces rodamos por el césped un
poco más. El juego consiste simplemente en esto.
Andreas: ¡Elmundo en qué se sostiene? Sin duda hay un elemento fisiológico por el modo en que este
Orestes: EnelAtlas,claro está. juego me hace sentir -lo más probable es que tenga que ver con
Andreas: ¡PeroelAtlasen qué se sostiene? que al rodar por el césped y reírme, me aumente el riego sanguí-
Orestes: Enellomode una tortuga. neo en el cerebro-, pero sea por la razón que sea, lo que siento es
Andreas: ¡Perola tortuga en qué se sostiene? una oleada increíble de alegría. Me siento de lo más contento. Si la
Orestes: Enellomode otra tortuga. segunda infancia es esto, me alegro de encontrarme en ella.
66 MIS VIAlES CON EPICURO La terraza desierta 67
Devezen cuando algún vecino me ve mientras estoy rodan- ban convirtiéndose en historias matizadas y rocambolescas, una
do por el césped con mi perro. En estas ocasiones supongo que especie de realismo mágico al estilo del humor judío. Las bro-
no mejuzgará Condemasiada dureza debido a mi edad. De cual- mas sólo son un pelín competitivas, aunque claro está las ocu-
quier modo, me alegra decir que tanto Snoúkers como yo segui- rrencias malas son abucheadas con tanta vehemencia que el ca-
mos divirtiéndonos como si nada. marero incluso se asusta y todo.
Los vejetes podemos darnos el lujo de reír hasta que nos
duelan las costillas.
Lo que mis amigos y yo pretendemos hacer, según la clasifi-
Por supuesto, si en un día de sol quiero ver los mejores compa- cación del profesor Huizinga, es una de las mejores formas de
ñeros de juego de un anciano, sus viejos amigos, lo único que recreación humana: jugar con palabras e ideas. Nos inventamos
debo hacer es mirar hacia la mesa de Tasso en la taberna de Di- historias ingeniosas y divertidas. nos imaginamos toda clase de
mitri. Por suerte, en mi país yo también, al igual que él, tengo agudezas sobre el mundo. jugueteamos con él y luego. sin nin-
mi propia versión de la mesa de Tasso. gún tipo de reparo, hacemos pasar lo absurdo por real.
Hacemás de treinta años, cuando todavía éramos cuarento-
nes,mi amigoLee,un comediógrafo, fundó un club para tipos di-
vertidos.Como desde su optimista punto de vísta íbamos a vivir EN EL CENIT DE MI APRECIACIÓN
una pila de años, apodó el club Los vejestorios. Lee se imaginó DE LOS ANCIANOS JUGANDO
unoSencuentros como los de la Mesa Redonda del Algonquin:
peroacabaronevolucionando en una mesa de escandalosos escri- Media década más tarde. después de ver a esos niños y viejos re-
toresde chistes. cogiendo almendras en una zona rural de España. vi por prime-
Todavíanos seguimos reuniendo cada varios meses en un ra vez a unos griegos ancianos bailando con sumo deleite. Era la
restaurantede mala muerte y cotorreamos durante horas. Cual- primera vez que presenciaba semejante escena y desde entonces
quier tema serio que pueda surgir en la conversación, por ejem- nunca he vuelto a ver a nadie más bailar con tanta pasión. En
p~oel último escándalo político, sólo lo usamos para crear una aquella época apenas conocía la isla de Hidra y aún no había he-
ocurrencia chistosa, y luego otra que la «supere», y luego otra cho el montón de amigos, tanto griegos como expatriados, que
más hilarante aún: creamos un chiste tras otro, muchos conta- enriquecerían mi vida.
dos a la antigua usanza, con el pausado estilo de nuestros pa- Desde la ventana de mi alojamiento. en lo alto de la colina.
dres,haciendo una descripción minuciosa y estrafalaria de los la luna llena bañaba con su luz blanquecina las casas encaladas
personajesy los detalles llenos de digresiones, de modo que aca- y los senderos pedregosos de Hidra, dándole al paisaje diurno
de la isla la apariencia del negativo de una foto. Lo que bajo el sol
• Un grupo de escritores, críticos. periodistas y actores famosos que se reunían se veía agreste aparecía ahora espectral bajo el fulgor de la luna,
paracomer a diario en el hotel AIgonquin. Sus tertulias se reflejaban en algunas de y la misteriosa luz que se colaba por la ventana me hizo salir de
las columnas que escribían. (N. de la T.J mi habitación y caminar por la pasarela de la costa para gozar de
MIS VIAJES CON EPI CURO La terraza desierta 69
68
un fascinantepaseo.Reinabaun profundo silencio sólo inte- él. .. Por lo tanto cada hombre y cada mujer deben vivir en conse-
rrumpido por elocasionalrebuzno de un asno y e! cacareo de cuencia y jugar los juegos más nobles ... ¿Cuál es pues la forma
desúbitomedi cuentade laausencia de ruido de fon- correcta de vivir? La vida debe ser vivida como un juego».
unga 110 ,Y
do en la isla.Unlugarsinautomóvilesredefima e! silencio. Desde que Platón hizo esta afirmación, una gran cantidad
Entoncesoí una músicaviniendo de! puerto principal, e! de filósofos, tanto importantes como menores, han ponderado
a a ado repiqueteode las notas bajas de un instrumento, y a el significado metafísico de! juego, como Martin Heidegger, e!
:e!ida que meacercabaa ella percibí e! tañido de un buzuki enigmático destacado representante de la ontología del siglo xx,
que nos planteó una pregunta bastante desconcertante en su
turco.Seguílamelodíahastallegar a la taberna de Loulou . Una
vez allí reconoCÍla música, era una canción típica de Mikis conferencia El principio de razón, «¿Deberíamos reflexionar so-
Theodorakis,en aquellaépoca la dictadura griega prohibía su bre el ser. .. empezando con la esencia del juego?»
música por las actividadesantifascistas de! compositor. Las La pregunta de Heidegger es demasiado paradójica para mí,
uertasdelatabernaestabancerradas, pero una de las ventanas sin embargo percibo algo muy significativo en esta idea según la
~stabaabiertadeparenpar.Eché una mirada al interior. cual la vida no es más que un juego. Se trata de una visión de!
Cincaancianosestabanbailando uno aliado del otro, uni- mundo que valora la vida sin tomársela totalmente en serio.
dos por un pañueloque sostenían con las manos alzadas. Me Sentir que uno puede ir más allá de sí mismo en el juego de la
impresionóla expresiónorgullosa, desafiante y, sobre todo, vida no es una actitud CÍnica a diferencia de la de «como todo no
exultantedesusenhiestosrostros surcados de arrugas. Todos se es más que un gran juego, nada importa en e! fondo ••.Sí, pese a
esforzabanpormantenersederechos, aunque ninguno lo conse- ser jugadores en un juego que nunca acabaremos de entender,
guíadeltodoy, sinembargo,ejecutaban con las piernas e! baile ¡es un juego increíble!
de asas¡ateralesen una sincronía perfecta y airosa. Cuando,
ha~aelfinaldelacanciónla músíca se fue acelerando gradual-
suspasostambiénseaceleraron con ella. Después de! elí- SOBRE JUGAR CON EL TIEMPO
men te,
de!crescendo, sequedaron quietos un largo momento los
max
unosjuntoa losotrosconlas manos levantadas. Ninguno gritó -Pasa cada cuenta siguiendo su ritmo interior -me dice Di-
• f comomástardemeenteraría de que era costumbre hacer. mitri señalando a su padre, lanas, que mira pensativo por la
¡oopa.
Lo ueacababadepresenciarera ni más ni menos que un baile ventana mientras juguetea con su kombolói-. Es como e! direc-
tor de una orquesta fijando e! tempo de su vida.
a 1aqda
\'] , alaresistencia,pese al régimen totalitarista en Atenas
y, además,pesea losimpedimentos de la vejez. Era el juego en Si la interpretación de Dimitri es correcta, debe de haber algo
suestadomáspuro. existencialista en pasar las cuentas de! kombolói. Es una forma de
porfincomprendíloquePlatón quería decir cuando afirma- fijarse en e! tiempo, de «espaciarlo» y «hacerlo duran>. Tal vez esta
baquee!purojuegoestáíntimamente ligado a lo divino. En la ci- antigua tradición que lanas practica no sea un pasatiempo para
tadapartesobree!juegode su obra Leyes, escribió: «El hombre calmar los nervios sino todo lo contrario, una forma de atrapar el
estáhechoparaserunjuguetede Dios, y esta es la mejor parte de tiempo, de hacerlo suyo. lanas juega con e! tiempo.
70 MIS VIAJES CON EPICURO
'1
y Epicuro consideraba estaoportunidad de la vejez como un tenga un mayor dominio de las emociones». ¡Ajá! Por lo visto la
beneficio más de dejar atrás el mundo de los negocIOS y la políti- dopamina jes el «tirano furibundo» de Platón!
e noS permite volcar nuestra capacidad mental en No me acaba de convencer dejar que los científicos definan lo
ca, pues to qu ,'"
más Últimosy filosoficos,La mmerSlOn en el mun- que se entiende por «más sabio», pero estoy seguro de que los an-
otros asU ntos
do de los negocios restringe la mente, limitándola a pensamientos cianos son capaces de pensar desde una perspectiva muy distinta
convencionales Yaceptables; no es fácil cerrar un trato si inte- a la de cuando eran más jóvenes. Tal vez sea porque los temas que
'mas la reunión para meditar largo y tendido en la relación exigen una lenta reflexión van lígados a una reflexión lenta, o por-
rrumpl
del ser humano con el cosmos, Además, al no tener una agenda que un viejo tiene simplemente más tiempo para la contempla-
que cumplir, disponemos de todo el tiempo del mundo para cavi- ción, ¡O quién sabe!, quizá se deba a que ya no es adicto a la dopa-
lar sin prisas, para dedicarnos a un pensamIento con tanta persis- mina. Sea cual sea la razón de esta nueva forma de pensar, ahora
' profundidad como haga falta, Epicuro señala en una car- tiene la oportunidad de cavilar en varios temas fascinantes.
t encIa y
ta dirigida a Meneceo, que un anciano se encuentra en la etapa
ideal para abrir su mente a ideas nuevas, "puesto que ya no teme
el futuro», Un anciano ya no necesita preocuparse por la siguien- SOBRE EL IMPULSO AUTOBIOGRÁFICO
' l' 'cas que demuestran que con la edad llega la sabiduría y Pero a veces un anciano o anciana no sólo quiere recordar el
ro b 10 ogl
'¡daque el cerebro envejece, también aprende a em- pasado, sino buscar además el hilo narrativo de su vida, algo que
que a me d
'or sus recursoS»,Y las investigaciones llevadas a cabo la una como suya.
p 1ear me) " ,
en la Universidad de Califorma, en San DIego, han descubIerto
que «(un cerebro más lento puede ser un cerebro más sabio»,
or ue en la vejezlas partes del cerebro que rigen el pensamien- SOBRE LAS MEMORIAS Y LA VEJEZ AUTÉNTICA
de 65 años ha hecho que se publiquen un montón de memorias. contra los que hay que estar vigilante cuando se llega a viejo.
Elsegundo es simplemente el deseo de reunir la historia de la Uno de ellos consiste en absorberse indebidamente en el pasado.
propia vida para uno mismo. Aunque estos impulsos suelen No se debe vivir de memorias, lamentándonos por el buen tiem-
transformarse en emociones encontradas. Uno de los proble- po pasado, tristes por los amigos que murieron. Nuestros pensa-
mas de escribir unas memorias para publicarlas, es la tentación mientos deben estar dirigidos hacia el futuro y hacia cosas en las
de retocarlas para que sean más atractivas. Después de todo, que se pueda hacer algo»:
¿quiénquiere ser recordado como alguien que se ha pasado, por y en el poema «¿Por qué no habrían de estar furiosos los
ejemplo,una cantidad inaudita de tiempo viendo en la tele la se- viejos? William Butler Yeats describe lo que él consideraba el
rie Ley y orden? ¡No publicará este dato ni loco! Pero la posibi- producto inevitable de estar anclado en el pasado, un docudra-
lidad de haberse pasado muchas horas intrigado por el desenla- ma personal de expectativas truncadas:
ce de algún capítulo de dicha serie sí que contará en el sincero
intento de darle un sentido temático a su vida. A quienes les ¿Por qué no habrían de estar furiosos los viejos?
gusta filosofar, la empresa de construir la historia de la vida de Más de uno ha visto a Wl chico prometedor
uno para uso personal juega un papel muy importante en la con un buen pulso en la pesca con anzuelo
creación de una vejez auténtica. convertirse en un periodista borracho;
Pero algunos filósofos no están de acuerdo. En el segundo a una chica que se sabía a Dante de memoria
tomo de Retórica, Aristóteles, un cascarrabias en lo referente al vivir para parir hijos de un zopenco;
tema de los viejos, escribió: "y viven más para el recuerdo que
para la esperanza, pues es poco lo que les queda de vida y, en Ni una sola historia encontrarían
cambio, mucho lo vivido y, por su parte, la esperanza reside en el de una mente feliz que no se desilusionara
futuro, mientras que el recuerdo se asienta en el pasado. Lo cual con un final digno de su comienzo.
es también la causa de su charlatanería, pues se pasan la vida ha- Los jóvenes nada saben de esto,
blando de sucesos pasados, porque gozan recordando»: pero los viejos observadores bien lo conocen:
No se puede decir que sea un consejo que nos anime dema- y cuando sepan lo que dicen los libros de antes
siado a dejarnos llevar por el impulso autobiográfico, al contrario. y que nada mejor podemos esperar,
Bertrand Russell usa el razonamiento aristotélico de forma sabrán por qué habrían de estar furiosos los viejos.
más reveladora. Russell, un precoz eternamente joven que vivió
hasta los noventa y ocho años (atribuía su longevidad a haber Pero yo me decanto más por el psicólogo y filósofo existen-
elegido sus antepasados a conciencia), escribió en su ensayo de cialista Erik Erikson, que estaba convencido de que los recuer-
1975 Cómo envejecer: "Psicológicamente, existen dos peligros dos llenos de nostalgia y desesperanza no son nuestra única op-
ción. Al contrario, Erikson afirmaba que una forma de recordar Según la filosofía de Erikson, el impulso de la vejez de en-
madura y sabia es precisamente lo que necesitamos en una vejez contrar el hilo narrativo de nuestra vida no sólo es darnos el
auténtica. gusto de entregarnos a la nostalgia O de fantasear ociosamente,
sino algo importantísimo en esta etapa. Es lo que Svendsen su-
giere al escribir que las «vivencias» son lo opuesto de, y segura-
SOBRE EL IMPERATIVO AUTOBIOGRÁFICO mente el mejor remedio para, el tedio de vivir una experiencia
aislada e inconexa tras otra. Ligar las vivencias en una historia
Una de las contribuciones a la psicología moderna más famosas personal es el modo de darle sentido a nuestra vida.
de Erikson fue su formulación de las etapas de la evolución per-
sonal, en la que va más allá de las etapas tradicionales freudia-
nas del desarrollo infantil temprano para incluir toda la vida, SOBRE LA CUIDADOSA SELECCIÓN DE RECUERDOS
incluso la vejez. A esta última la llama de modo alentador la
«madurez». Charles Dickens empieza su obra maestra Davíd Copperfíeld di-
En cada etapa Erikson plantea un conflicto entre dos extre- ciendo: «Si soy yo el héroe de mi propia vida o si otro cualquie-
mos que se debe resolver para superarla. Por ejemplo, en la adul- ra me reemplazará, lo dirán estas páginas».
tez temprana el conflicto principal es entre la intimidad y el aisla- Esta frase siempre me hace sonreír. Después de todo, si yo
miento. Una buena resolución proviene de establecer relaciones no soy el héroe de mi propia vida, ¿quién diablos iba a serlo?
afectuosas,y un mal resultado es la soledad y la alienación. En la Pero sospecho que el bueno de Dickens estaba creando un chis-
madurez Erikson ve el conflicto entre lo que él llama la <<integri- te pre-existencialista en el que «cualquiera» podía ser la perso-
dad del ego» y la desesperanza. En esta etapa la tarea más impor- nificación de las fuerzas exteriores que determinarían los acon-
tante es reflexíonar sobre nuestra vída. tecimientos en la vida de Copperfield, es decir, su destino. En
Para Erikson una buena resolución del conflicto entre la otras palabras, tal vez David Copperfield no elígíese su vida sino
integridad del ego y la desesperanza es una sensación de pleni- que simplemente dejó que le ocurriera. Aunque los existencia-
tud sabia y meditada, la aceptación filosófica de uno mismo listas no estarían de acuerdo. La pregunta fundamental que el
pese a los graves errores cometidos y los traspiés dados por el narrador espera responder al relatar en primera persona sus
camino. Erickson creía que la aceptación filosófica de la vida aventuras en «estas páginas» es si Copperfield acabará o no
de uno en la vejez viene directamente de una capacidad madu- siendo el héroe subjetivo de su vida. Esta búsqueda se inicia pre-
rada para amar. Escribió que la relación personal clave que de- guntando qué episodios parecen ser importantes y proceder de
bemos mantener para progresar en la vejez es, de entre todas manera significativa a partir de otros episodios.
las personas, con el género humano -que él apoda «mi gen- Aunque sólo creemos unas memorias para uso personal, se-
te»-, la relación familiar más elevada. Un mal resultado de re- guimos seleccionando cuidadosamente nuestros recuerdos, eli-
flexionar en nuestra vida es la nostalgia y la amargura más ab- giendo los que en cierto modo confieren un buen hilo narrativo
solutas. a nuestras historias personales, un sentido de causa y efecto e in-
82 MIS VIAJES CON EPICURO Las fotografías de Tasso salpicadas por la lluvia 83
cluso de crecimiento personal. Y además, claro está, hay ese otro Una serie de conferencias sobre el arte de escribir las memo-
desagradable problema que Mark Twain tan bien señala: «Cuan- rias dada en la Biblioteca Pública de Nueva York se titulaba Inven-
do era más joven podía recordarlo todo, hubiera sucedido o no; tando la verdad. Pero el título, además de ser atractivo, también es
pero ahora me estoy haciendo viejo y pronto sólo recordaré lo muy elocuente, ya que cuando intentamos reunir la historia de
más reciente». Después de todo, por lo visto todos necesitamos nuestra vida, buscamos los temas y patrones que hay en ella, y
hacernos esta molesta pregunta filosófica: «¿Cómo podemos sa- esto a su vez determina los recuerdos que elegiremos. Y lo contra-
ber lo que es real y verdadero?», aunque matizándola un poco al rio también es cierto: tamizamos nuestros recuerdos en busca de
añadir: «¿En este caso importa algo?» temas y luego buscamos recuerdos que les den validez.
Cuando recordamos nuestra vida por placer, no solemos ve- A nuestra propia manera, estamos intentando usar el mis-
rificar si todo lo recordado es real. Lo que nos interesa es recordar mo ingenioso truco de Dickens, porque al elegir y seleccionar
la experiencia: la sensación que nos produjo, lo que significó para escenas de nuestra vida intentamos darle una coherencia e in-
nosotros en aquella época y lo que significa ahora. Por ejemplo, cluso -Dios nos ayude-, un sentido. Pero por arbitrarias que
para reunir una historia de mi vida que tenga sentido, no parece sean nuestras elecciones, es lo único que tenemos a nuestro al-
que importe demasiado si mantuve o no en la universidad una cance para esta tarea. En El ser y la nada, una obra monumental
conversación sobre fresas silvestres con el profesor Erikson, o si la que pesa como una losa, Sartre escribió: «Hay algo especial en
estoy confundiendo con una que mantuve con un compaJiero de los recuerdos al recordar alcanzamos por lo visto aquella im-
clase, o si incluso me la he imaginado después de asistir a una posible síntesis que tanto anhelábamos».
conferencia de Erikson. Lo que podría importar, y quizá bastante, En una vejez filosófica, no hay nada que uno desee más que
es si el tema de esta conversación -tanto si ocurrió como si no- realizar esta síntesis imposible.
fue algo que me influyó mucho, tal vez generando en mí un inte-
rés por algo que aún conservo, o incluso cambiando mi visión del
mundo. El hecho de tener este recuerdo y darle relevancia es más SOBRE LA SABIDURÍA DE FRESAS SALVAJES
importante que su realidad absoluta y objetiva.
No, no afirmo por estar desvariando que un recuerdo sea Hacia el final de su popular curso «El ciclo humano de la vida»
real porque así lo piense. Si yo recuerdo con viveza la primera impartido en Harvard en la década de 1960, Erikson bajaba la
vez que pisé la luna, pese a saber de buena tinta que nunca fui un pantalla de proyección de la sala de conferencias para mostrar
astronauta y que lo más cerca que he estado de ella es cuando Fresas salvajes, la película de Ingmar Bergman. Erikson dijo que
subí a la cima del Monte Washington, tendré que admitir que he ningún caso clínico ni ninguna encuesta psicológica habían
esperado demasiado para meditar en la historia de mi vida y que captado tan bien la «coherencia general, la "gestalt", de una vida
he cruzado esa frontera de la vejez en la que ya chocheo. En tal entera» como esta película. La consideraba un retrato moderno
caso, tendré que trazar una línea entre el recuerdo posiblemente extraordinariamente sensible y evocador de un anciano recor-
equivocado de la conversación con el profesor Erikson y el re- dando su vida e intentando tanto darle un sentido como hacer
cuerdo imaginado del paseo por la luna. Aunque no es fácil. las paces con ella.
Las fotografías de Tasso salpicadas por la lluvia 85
MIS VIAJES CON EPlCURO
84
Me resulta fácil comprender por qué Fresas salvajes le pare- final que, a pesar de todo. la vida no le ha ido tan mal. ¡Ni ha-
ció a Erikson una película tan enriquecedora. La trama se desa- blar! Aun así, al final del día experimenta una especie de reden-
rrolla en un solo día de viaje. recuerdos. sueños, presentimien- ción. Acepta su vida, con todo aquello de lo que se arrepiente,
tos y encuentros con familiares y desconocidos en la vida del como suya: una vida humana, una vida profundamente conec-
tada a «su gente». Y Borg intenta dolorosamente abrirse por fin
doctor lsak Borg. un médico y bacteriólogo sueco jubilado. Via-
ja en coche acompañado de su nuera. distanciada por aquel en- a los seres queridos que le rodean.
tonces de su marido -el hijo de Borg-. a la Universidad de
Ocho y medio, la película italiana dirigida por Federico Felli-
Lund. donde le concederán una medalla por los 50 años dedica- ni en la que el protagonista rememora su vida. aborda el tema de
dos a su profesión. Al comienzo de este viaje es un viejo amar- la angustia quizá de una forma más directa y menos sutil que
gado, aislado y cínico en extremo en cuanto al consuelo de la re- Fresas salvajes. y además más alegre e incluso cómica. En este
film al protagonista le bastará con vivir cerca del Mediterráneo
ligión y la posibilidad de que su vida, o la de cualquier otra
persona, pued~n tener algún sentido trascendente. para experimentar la catarsis. En Ocho y medio, Guido. el prota-
Antes incluso de iniciar el viaje, Borg se ve obligado a en- gonista, un cineasta falto de inspiración. se descubre recordan-
frentarse a su inminente muerte por tener un sueño aterrador do las personas y los episodios de su vida; estos recuerdos a su
en el que aparece un reloj sin manecillas y un ataúd en una ca- vez se convierten en su deseada película. En el proceso Guido
rroza fúnebre con loscaballos desbocados. Borg descubre que es tendrá que enfrentarse a los comentarios de un cínico coro grie-
go en forma de Daumier, su archicrítico. Daumier dice: «¡Qué
su propio cadáver el que va dentro del ataúd. La sombra de su
mortalidad no se despega de él durante el resto del día. obligán- monstruosa presunción creer que los demás podrían beneficiar-
dole a intentar darle un sentido a su vida antes de que sea dema- se con el escuálido catálogo de sus errores! ¿Ya usted qué le im-
siado tarde. Para Borg es un proceso extremadamente doloroso. porta reunir o no los retazos de su vida. sus vagos recuerdos ... ?»
Muchos de los recuerdos que le vienen a la cabeza. sobre Con todo, al final de su viaje, Guido afirma con una expre-
todo los de su niñez. apenas se distinguen de sus sueños y. como sión de felicidad rayana en la locura: «Todo vuelve a estar como
si de fantasías se trataran. están distorsionados por sus emocio- antes. Todo vuelve a estar confuso. iEsta confusión soy yo ... ! Ya
nes. en especial por la angustia de una vida malgastada. ¿Estas no me da miedo admitir que sigo buscando algo que todavía no
distorsiones hacen que sus recuerdos sean menos reales? ¿O he encontrado. Sólo así me siento vivo, y puedo mirar tus ojos
destacan la importancia que tienen para él? Para Erikson, ambas fieles sin avergonzarme ... Acéptame tal como soy. Es el único
preguntas no tienen en cuenta la asombrosa percepción de modo de volver a encontrarnos».
Bergman respecto a que somos capaces de «inventarnos la ver-
dad» de nuestros recuerdos por la sabiduría que acarrean. La
angustia no es la única mirada con la que Borg puede contem-
Creo que la conversación que mantuve con el profesor Erikson
plar su vida.
fue sobre el final de Fresas salvajes. En aquella época yo tenía
Pero la angustia tampoco se puede ignorar. No es una pelí-
veinte años y estaba enojado con el mundo. como a tantos nos
cula de esas que te hacen sentir bien en la que Borg concluye al
86 MIS VIAJES CON EPICURO
JEAN-PAUL SARTRE
4
£1y SUSamigos vuelven a estar en la misma mesa de siempre. SOBRE EL DESEO SEXUAL FRENTE
h
cariando .
amIstosamente. de momento sólo sobre el tiempo y sus A LA NOSTALGIA SEXUAL
pronóstico p d
t s. ero e repente enmudecen. Se quedan todos con-
emplando I .
dI Con a Vlsta alzada la cima de las escalinatas de piedra Tan pronto corrió la voz de que las prostitutas eran bienvenidas a
e paseom ,.
antlmo que pasa por delante de la terraza de la taber- la mesa de Epicuro. en Atenas circularon los rumores de que tras
na.Una)'o h '
ven a aparecIdo en ellas con la blusa y la falda pegadas los muros del Jardín tenian lugar orgías de proporciones epicú-
por elvient '
un ' o a su magl1lfico y voluptuoso cuerpo. Se detiene por reas, Pero esos rumores nadan tenían que ver con la realidad,
Instante.tal vez disfrutando de la cálida brisa. aunque lo más Epicuro era. en cuanto al tema del sexo. incluso menos de lo
probable I
la' es que e guste el efecto que provoca en los hombres que que hoy día se entiende por epicúreo. ya que creía que el sexo
mltan,es su pequeño placer inducido por el efecto sirókos, A los tendía a írsenos de las manos. a sortear la importantísima y de-
pocosseg d
un os aparece otra mujer mayor cubierta con la ropa seada zona de comodidad sin rozarla siquiera, Según Epicuro. el
negratrad" I
IClona propia de una viuda respetable, Reparando en- matrimonio y la procreación nos producen una satisfacción du-
segUidaen l' ,,
a SltuacIOn. la agarra por el brazo y la hace bajar las radera (aunque él nunca se casó). pero el sexo -y el amor pura-
escalerasL '
,a Joven se llama Elena, Tiene diecinueve años y es una mente sexual- nos trae inevitablemente un sufrimiento que su-
beelOcl"
1) ,
) " aSlcagnega de brillante pelo negro azabache. piel clara pera con creces el efímero placer que nos reporta. El sexo pone
o IvaceaY' h
oJosc ispeantes de gacela. La matrona es su abuela. en evidencia unas necesidades innecesarias e insaciables que
. Los ancianos siguen mirando a Elena sin ningún reparo nos hacen sentir vulnerables emocionalmente y nos turban el
mIentras 11
deonde est' a y su abuela se aproximan, Al pasar por delante de ánimo. Epicuro describió el doloroso ciclo del sexo: se inicia con
'1' anose levantan ligeramente de la silla para saludarlas, la lujuria. es seguido por la pasión y. tras alcanzar la cúspide de
lassolas s ) d
a u a con unos «Buenos días» al tiempo que les ofrece la consumación. cae en picado en los celos o el tedio. o en ambas
una elegant. l' ., d
I e mc maCIOn oblando su anquilosada cintura. Salta cosas, Según Epicuro no nos da paz alguna,
• at a vistaque es un a lne
o por la belleza de Elena.
. l'InaClOn
., d e ad ffilraC]On
... yagra d"eClmlen- Sin embargo. no creo que Tasso y sus amigos. o ni siquiera yo •
• nos sintamos demasiado identificados con la opinión de Epicuro .
.~n CUantala abuela y la nieta se alejan. se reanuda la conver-
• saclon e I
Para nosotros el sexo ha valido la pena. pese a los quebraderos de
. n a mesa de Tasso. pero ya no gira en torno al tiempo. cabeza que da. incluso recordándolo ahora. o tal vez precisamente
• SonrOJad '
os y al1lmados. los hombres hablan de las mujeres her- por no ser más que un recuerdo, No estoy diciendo que seamos
:osas que han visto y conocido en su vida, Tasso la inicia esta unos «viejos verdes» que seguimos obsesionados con fantasías
ez.eselq 'h
d os, Emp' ue mas a viajado y más ha tardado en casarse de to- sexuales y futuras proezas. Lo más cerca que Tasso está de serlo es
, leza afirmando que no hay nada más bello que una cuando confiesa a sus amigos que mientras miraba a Elena plan-
mUjerjo
El filósoven porque la juventud es incomparable en su belleza, tada en lo alto de las escaleras ha sentido por un breve instante un
d fa poeta se explaya con deleite en este tema. Me recuer- hormigueo en la entrepierna. Taso añade sonriendo: «El gigante
da ~ Unamigo mío que en una situación parecida plagió a Keats durmiente se ha despertado por un momento. Pero luego ha bos-
IClendo' L '
.« a Juventud es belleza y la belleza es juventud». tezado y se ha vuelto a dormin>. No. dejaré que sea mi viejo amigo
92 MIS VIAJES CON EPICURO Un siroco de juvenil belleza 93
de setenta y tres años que lleva un parche de testosterona y toma filosofía moral que siento en mis carnes: tratarme a mí mismo
Cialis de setenta y dos horas de duración, el que se entregue a tales como un objeto me hace sentir menos vivo, menos yo mismo.
fantasías concupiscentes y vÍriles. Cuando, por ejemplo, entro en un estado mental en el que estoy
convencido de ser en esencia una persona desconsiderada que
no tiene remedio, además de sentirme frustrado, siento que al
SOBRE LA AUTENTICIDAD EXISTENCIAL negar mi capacidad de cambiar he dejado de estar realmente
vivo. Pero al mismo liempo sería ridículo no aceptar lo que está
Pensar en este amigo mío eternamente joven con el parche de más allá de mi control: ya no puedo elegir ser joven, al igual que
testosterona me ayuda a poner en orden mi filosofía en cons- no puedo elegir ser alto y tener los ojos azules.
tante evolución de una buena y auténtica vejez. Una cosa es te- La mayoría de nosotros queremos ser tan responsables de
ner una libido activa y sin embargo un pene lánguido, en este nuestra vida como sea posible, lo cual es fundamental para llevar
caso tomar Cialis parece ser la solución perfecta. Y otra muy una vida que sea nuestra. Por tanto, yo soy quien soy. Si en la vejez
distinta es ponerse un parche de testaste rana para reactivar la un hombre ve que ha dejado atrás la etapa en la que siempre de-
libido. Esto último es como anhelar desear algo que no deseas. seaba «llevarse a alguien a la cama») ¿acaso es ser sincero consigo
y esta actitud es un estado muy peculiar en del ser. mismo recurrir a la testosterona para sentirse como alguien que
Jean-Paul Sartre, el existencialista del siglo xx que parece no es, es decir, como un joven cachondo? ¡No se está tratando
haberse posado en mi hombro junto con Epícuro, nos ofrece como un objeto, en este caso como una especie de objeto sexual?
una forma muy cautivadora de abordar el enigma de los «eter- Supongo que un defensor de los parches de testosterona
namente jóvenes». En la ética sartriana se nos aconseja vivir con sostendría que los suplementos hormonales no le convertirán
autenticidad. Para Sartre la «autenticidad» es la norma aceptada en otra persona, sino que simplemente aumentarán su propio
universalmente de «Sé sincero contigo mismo». Una persona vigor y vitalidad como si de una bebida energética se tratara.
vive con autenticidad si actúa siguiendo el principio de que su De hecho, incluso podría alegar que elegir volver a estar ca-
existencia precede a su esencia. En esencia, una persona no es chondo es un acto supremo de autocreación, el súmmum de la
digamos un camarero, o un demócrata, o un bebedor empeder- autenticidad.
nido, estos no son más que papeles que elige representar en la Tal vez sea asÍ. Pero sigo pensando que la vida tiene distintas
vida y no unas cualidades innatas que no pueda trascender. Por etapas, cada una con sus propias cualidades, y que intentar ma-
ejemplo, una persona auténtica no puede decir de buena fe: «Me nipularlas es intentar manipular el valor de cada una. Para mí es
tomo dos whiskis en el almuerzo porque yo soy asÍ», ya que se más auténtico reconocer que los deseos y las capacidades huma-
estaría tratando a sí misma como un objeto con unas caracterís- nas cambian de una etapa de la vida a otra y que negar esta rea-
ticas inmutables, que no existe como un sujeto con la capacidad lidad es perderse lo más enriquecedor de cada una. No pienso
de elegir quién es y los actos que realiza. intentar representar el papel de mujeriego, esto tendría tan poco
Para mí el punto más importante es la advertencia de Sartre sentido como intentar ser un jugador de tercera base en la Liga
de que no nos tratemos como un objeto. Es un inusual retazo de Juvenil de béisbol, aunque recurriera a los esteroides.
94 MIS VIAJES CON EPICURO Un siroco de juvenil belleza 95
¡Por qué apruebo el Cialis y no la testaste rana? Admito con su mortalidad. Nos inventamos un sinfín de estrategias para
que en este caso esIoyhaciendo una distinción arbitraria -Sar- evitar encarar la realidad de la muerte, desde creer en una vida
tre en un acto de generosidad deja mucho lugar para las distin- eterna en el más allá hasta convencernos de que «sobrevivire-
ciones arbitrarias-, pero tomar Cialis es como tomar un me- mos» a través de los poemas intimas que acabamos de compo-
dicamento para un hueso roto, por decirlo de alguna manera. ner. Lo hacemos por una razón muy comprensible: porque nos
en cambio el parche de testosterona se parece más a imitar lo aterra la idea de morir un dia para no volver a vivir nunca más.
que hace que un hombre sea quien es en esa etapa de su vida. Pero Kierkegaard afirma que lo que hacemos no es elegir vivir la
Su libido aún no ha decaído, se encuentra en plena efervescen- vida con plenitud y lucidez, sino que en su lugar nos estamos
cia. Anhela desear algo que en realidad uno no desea tanto, y moviendo a tientas en la caverna de lo ilusorio.
si se encuentra nada menos que en su octava década, parece A mediados del siglo xx el antropólogo Ernest Becker desa-
una falsedad. un autoengaño. rrolló la tesis de Kierkegaard en La Negación de la muerte, su libro
Aunque no sé qué decir de mi amiga de sesenta y ocho años galardonado con el Premio Pulitzer. Becker añadió una dimensión
dotada de unos pechos preciosos por estar operada. iDios mío, psicológica y cultural a la negación de la muerte, viéndola como
qué gran trabajo hizo el cirujano! Esta amiga mía me contó que un mecanismo de supervivencia del ser humano. Sin esta ilusión.
ahora se síente más joven y atractiva. y que ambas cosas le han sostiene, la civilización se habría disuelto en la desesperación. Bec-
ayudado a ser más feliz.y siempre resulta difícil esgrimir un ar- ker creía que en esta edad de la razón, en la que apenas creemos en
gumento en contra de la felicidad. la religión, nuestro intento fallido de lidiar con nuestra mortalidad
es la causa principal del aumento de enfermedades mentales.
No querer aceptar que nos hemos hecho mayores es una ni-
SOBRE LA NEGACIÓN EXISTENCIAL miedad si se compara con negar nuestra mortalidad y, sin embar-
go, es evidente que las dos negaciones están relacionadas. Según
Losparches de testosterona y los implantes de mamas no son sólo una encuesta reciente. cerca de la mitad de los estadounidenses
ejemplosde las decisiones que toman los tipicos «eternamente jó- no creen en la vida después de la muerte o en cualquier otra clase
venes".sino que además representan la negación de la vejez. de inmortalidad, y el porcentaje es mucho mayor en el grupo de
Para los exístencialistas. al igual que para la mayoría de psi- las personas más cultas y adineradas. A juzgar por los hechos,
coterapeutas actuales. no hay nada más funesto que negar la muchos de los eternamente jóvenes se niegan a aceptar que su fe-
realidad de nuestra vida. Se dice que alguien que vive en un es- cha de caducidad expirará pronto. Por eso hacen unos cálculos
tado de negación no está plenamente vivo. como los cautivos ig- confusos al programar el resto de su vida. Se creen que aún les
norantes de la caverna de Platón que toman las sombras proyec- queda mucho tiempo para seguir siendo jóvenes, para continuar
tadas en la pared por la realidad. negando la realidad que hay su dinámica etapa de la vida.
fuera, a sus espaldas -por más dura que sea- a plena luz. Pero han calculado mal. Porque lo que entonces ocurre es
Soren Kíerkegaard, considerado el padre del existencialis- que pasan directamente de la etapa de «eternamente jóvenes» a
mo. declaró que la mayor negación del ser humano tiene que ver una vejez vetusta, perdiéndose la oportunidad de ser un anciano
97
Un siroco de juvenil belleza
MIS VIAJES CON EPICURO
96
una nostalgia que valía la pena observar. Sinatra, como los can-
realizado que «ha arribado a la vejez como a un puerto seguro, tantes europeos de baladas de su época - )acques Bre!,Edith Piaf,
habiendo protegido su verdadera felicidad». Se pierden para Gilbert Bécaud-, vivía en sus canciones. y sobre todo a medida
siempre la etapa que yo también empiezo a considerar, como que se hacia mayor y su vozse volvía más áspera, nadie dudó nun-
ca de que Sinatra estuviera cantando sus experiencias personales.
Epicuro, e! pináculo de la vida.
Kierkegaard YBecker seguramente verían la negación de la Sabía de primera mano aquello que cantaba con voz suave.
vejez como una estrategia oculta para negar la muerte. Después Me estoy refiriendo a la canción Once Upon a Time (escrita
de todo, la etapa de la vejez es la última etapa de la vida, es decir, por Lee Adams y Charles Strouse) de September of My Years, sin
sin contar la vejez vetusta, cuando apenas estamos aún vivos. Al duda el mejor álbum de Sinatra en el que «rememora su vida»:
saltarnos la vejez noS podemos olvidar fácilmente de lo que real-
mente somos en la etapa postrera de la vida. Hubo un tiempo
Elegir e! camino de los «eternamente jóvenes» podría ser en que una chica con la luna en los ojos
después de todo una peligrosa estrategia para negar la muerte, poniendo su mano en la mía
ya que nuestro mecanismo de defensa concluye que si nos salta- me dijo que me quería.
mos la vejez, seguramente también podremos olvidarnos de Pero eso fue en otro tiempo,
nuestra mortalidad. Sí, la advertencia de Kierkegaard de que hace mucho.
aceptemos nuestra mortalidad va dirigida a personas de todas
las edades, pero los eternamente jóvenes, como si fueran jóve- y luego la letra continúa:
nes de verdad, creen tener un montón de tiempo para poder re-
flexionar en ello más tarde. Hubo un tiempo
en que el mundo era más dulce de lo que creíamos.
Lo teníamos todo,
SOBRE FRANK SINATRA y LA VEJEZ NOSTÁLGICA qué felices éramos.
Pero eso fue en otro tiempo
El viento cálido parece haber seguido su curso, pero Tasso y sus que ya no volverá.
compañeros siguen recordando los amores pasados. La vivaci-
dad suscitada por la aparición de Elena en lo alto de las escaleras ¿Es una canción sentimental? ¡Sin duda! Pero nunca he pen-
de piedra se ha transformado ahora en un estado lleno de liris- sado que la filosofía y los sentimientos -incluso el sentimenta-
lismo- no combinaran bien. En realidad, es e! alejamiento de
mo. Se respira una sensación agridulce en e! aire.
Incluso de joven Francis Albert Sinatra, también conocido las emociones humanas más comunes lo que ha hecho que a
como e! «viejo de ojos azules», tenía un singular talento para ex- muchos la filosofía académica actual nos deje indiferentes.
presar e! fenómeno de recordar las alegrías y tristezas de los amo- Sinatra comparte con nosotros lo que se siente al recordar
ríos pasados desde la posición ventajosa de una vejez meditativa haber sido un joven feliz lleno de amor y esperanza. Revive los
y nostálgica. Sabía transmitir una nostalgia de 10 más exquisita,
Un siroco de juvenil belleza 99
98 MIS VIAJES CON EPI CURO
SOBRE LOS PLACERES dice que Aristóteles a los sesenta, en aquel tiempo uno ya era un
DEL MATRIMONIO EN LA VEJEZ vejestorio a esa edad, mantuvo una cálida relación con su segunda
esposa (la primera murió), pero me pregunto qué papel desempe-
Ni Epicuro ni Platón dedicaron demasiados pensamientos es- ñaba su paradójico amor-odio en el seno de la familia.
critos al tema del matrimonio. Era una unión necesaria para la Los filósofos posteriores tenían muchas cosas que decir so-
procreación, y la procreación era natural y buena, pero aparte bre las alegrías y tristezas del matrimonio, pero pocos hicieron
de esto a los filósofosno les interesaba demasiado el tema. Aris- alguna observación sobre la unión que perdura en la vejez. Los
tóteles, discípulo de Platón, incluso llegó a sostener que sólo se grandes pensadores cristianos veían el matrimonio más como
les debería permitir contraer matrimonio a los hombres y las un sacramento que como una unión utilitarista, aunque lo con-
mujeres que pudieran tener hijos. (Me pregunto cómo Aristóte- sideraran como la única opción aceptable para lidiar con la luju-
les podía saber quién podía tenerlos, después de todo, venimos ria. San Agustín escribió: «Abstenerse de la unión sexual es me-
de una larga línea de antepasados fértiles.) Aunque eran otros jor incluso que el acto conyugal con el fin de procrean>. Es decir,
tiempos, entre otras razones porque Platón, como muchas otras si no puedes controlarte, cásate, pero ipor Dios!, hazlo sin gozar.
personas de aquella cultura, disfrutaban más manteniendo rela- Desde San Agustín, muchos filósofos han reflexionado so-
ciones homosexuales que heterosexuales; lo más probable es bre el tema del matrimonio, viéndolo sobre todo como un con-
que los pensamientos filosóficos de Aristóteles sobre el matri- trato social como cualquier otro en un estado que funcione
monio estuvieran condicionados por el hecho de que el matri- bien. En La metafísica de las costumbres, Kant intenta conciliar
monio gay no era una opción en aquella época. el imperativo de no tratar a los demás como objetos con lo que
Aristóteles, pese a anteponer la utilidad a los sentimientos en sucede cuando dos personas se unen en matrinl0nio: «En la
su valoración del matrimonio, apreciaba la camaradería que se es- doctrina del derecho se prueba que el hombre no puede servirse
tablece en éste, virtud que va creciendo significativamente a me- de otra persona para darse este placer sin la especial restricción
dida que la pareja envejece.El filósofo escribió: «La amistad entre de un contrato juridico, en el que dos personas se obligan
el varón y la mujer se da por naturaleza, puesto que el hombre es recíprocamente»: Es una especie de razonalniento «sobre un
más proclive a la unión del matrimonio que a la de la república, trueque justo ••. Y las filósofas feministas actuales ven por su-
en tanto que es primero la casa que la ciudad por ser más antigua puesto el matrimonio como el medio principal del hombre de
y necesaria». Aristóteles,que por lo visto nunca llegó a conocer a limitar la libertad de la mujer. La feminista Shulamith Firestone
ningún anciano que le gustara, escribió en el segundo tomo de llega al extremo de sostener que es mejor que las mujeres opten
Retórica que los viejos«ni aman ni odian forzosamente, sino que, por la no monogamia o por el separatismo lésbico.
de acuerdo con el precepto de Bias, aman como quienes pueden Para mi sorpresa, el comentario más importante sobre un
llegar a odiar y odian como quienes pueden llegar a amar ••: Se matrimonio que dura hasta los años crepusculares viene del fi-
plácidamente las ovejas. Ahora percibo el tintineo de los cence- me entraba el pánico: ¡sólo me quedaban poco más de veinte
rrOSde las ovejas, un canto llano de otra era. A los pocos instan- años para ser alguien!
tes otro sonido se une al de los cencerros, unos trinos espacia- Pero para mi sorpresa, cuando a los setenta y tres lei la es-
dos de intensidad más aguda y fuerte en la escala musical, como quela de un hombre que se había muerto, pongamos que a los
el solo de flauta de una pastoral de Vaughan Willams: es el insis- setenta y cinco, incluso me reconfortó y todo. Yo había llegado a
tente reclamo de un pájaro migratorio. Un perro ladra desde al- una edad considerable. Había disfrutado del privilegio de una
gún lugar de Kamini y es respondido con presteza por el rebuz- vida completa, aceptando todas sus etapas (salvo, como es natu-
no de un asno en la montaña que se alza por encima de mí, la ral, la vejez vetusta, que no me importaría saltarme). Ahora al
parte musical de la trompa. Dejo la bolsa en el suelo, enciendo leer las esquelas, me viene a la mente de núevo la máxima de
un cigarrillo y escucho. Epicuro de que la vida más feliz está libre de las exigencias del
Sí, fumo sin ningún reparo. En Estados Unidos cuando en- mundo de los negocios y la política que uno se autoimpone. El
ciendo un pitillo, tengo que soportar miradas y comentarios «tirano furibundo» que las «causaba» me ha soltado por fin.
ofensivos, a menudo de desconocidos. Más que el malsano Ahora puedo saborear el privilegio de haber llegado a una edad
humo expulsado, lo que les ofende es lo que ellos perciben como avanzada. Soy demasiado viejo para morir joven.
mi perversa autodestrucción. Por supuesto, tienen razón, el ta- La palabra «privilegio» tiene un significado especial para
baco es malo para la salud y seguramente me acorta la vida. Yo mÍ. Cuando mi suegro ran Vuijst, un pastor de la Iglesia refor-
les suelo soltar como respuesta defensiva a sus comentarios: mada neerlandesa, estaba en su lecho de muerte, mantuve una
<<¡Eh,que ya soy demasiado viejo para morir joven!» conversación muy íntima con él que resultó ser la última. Me
No es una réplica demasiado brillante que digamos, pero dijo: «Haber vivido ha sido un privilegio». Nunca me olvidaré
para mí tiene sentido. Como tantas otras personas mayores, yo del conmovedor agradecimiento con el que me lo dijo.
también echo un vistazo a la página de las esquelas a diario para
ver a qué edad se muere le gente hoy dia. La mayoría lo hacen a
los setenta y los ochenta, estos últimos a menudo después de SOBRE LA INSENSATEZ DE PRIVARSE
una «larga enfermedad». Si alguien se muere a los cincuenta o DE LOS PLACERES EN LA VEJEZ
lo imagino adelantándome haciendo jOggi'lg y admito que le gus- y las carencias. Como ejemplo, Aristóteles cita la virtud del va-
te correr, sobre todo por el vigor juvenil que le aporta. A cada uno lor: demasiado produce temeridad, y demasiado poco, cobar-
lo suyo. Pero he de confesar que este cigarrillo me sabe a gloria. día. Nos aconseja encontrar el punto medio porque nos mejora
A lo mejor yo tampoco puedo fiarme de mis cálculos, pero la vida en todos los sentidos. A mí me gusta en especial la idea
me pregunto si los hábitos saludables que los eternamente jóve- aristotélica de vincular esta virtud en la conducta humana a un
nes siguen a rajatabla y las privaciones que suponen, añadirán ideal estético: en la conducta moderada hay algo agradable y be-
una buena cantidad de años a su robusta vejez, o si sólo prolon- llo, al igual que en un objeto bien proporcionado como un
garán su vejez vetusta y el deterioro despiadado que trae consi- triángulo isósceles o en una obra arquitectónica equilibrada. La
go. Es imposible saberlo. Pero sigo preguntándome de cuántos belleza es equilibrio y el equilibrio es belleza.
placeres estoy dispuesto a privarme, a no volver a gozar nunca Aristóteles, como Epicuro, ha influenciado a los griegos
más, en nombre de la longevidad. Si no me doy estos gustos modernos. La mayoría comen carne grasa, beben alcohol y fu-
ahora, ¿cuándo me los vaya dar? ¿En la sala de la residencia de man, pero casi todos gozan de estos placeres con moderación.
los viejos vetustos donde ya no se reanima a nadie? Sí, eligen fumar un cigarrillo o dos al final de una larga comida,
Ahora me viene a la cabeza un chiste viejo muy malo: un an- pero no fuman un pitillo tras otro ansiosamente durante todo el
ciano y su mujer mueren al estrellarse el avión en el que viajaban día, ni se inscriben en un programa para cambiar la conducta
y se van al cielo. Un ángel les recibe y les muestra los alrededores. estresante con el fin de dejar de fumar. No es de extrañar que en
Al anciano le entra de pronto hambre y le pregunta si puede co- la actualidad los griegos sean una de las poblaciones más longe-
mer algo. El ángel le señala con la mano un espléndido bufé con vas del mundo, y no es sólo por el aceite de oliva de la «dieta me-
patés, quesos, chuletas y pastelillos de crema, y le responde: «Cla- diterránea».
ro, estás en tu casa. Sírvete todo lo que quieras, ya no tienes por
qué preocuparte por tu salud». Mientras se dirigen al bufé, el an-
ciano le dice a su mujer: «¿SabesGladys? Si no me hubieras hecho SOBRE REFLEXIONAR SOBRE PREGUNTAS
comer esas asquerosas gachas de salvado de avena cada mai'lana, TRASCENDENTES EN LA VEJEZ
podría haber disfrutado de este bufé hace ya diez años».
Con unos pequei'los arreglillos, podria ser un chiste sobre Ahora estoy sentado bajo el toldo de la terraza de la única taber-
los placeres disponibles en la vejez en lugar de disfrutarlos en el na que hay en Vlihos. Hoy quiero leer y meditar un poco sobre
cielo. unas ideas filosóficas que siempre me han estado eludiendo.
Un viejo, además de encontrarse en la etapa idónea para re-
pasar su vida, está en la situación ideal para devanarse los sesos
SOBRE LA MODERACIÓN EN TODO sobre las cuestiones «fundamentales» que se moría por respon-
der de joven, pero que mientras se involucraba en el mundo de
En Ética nicomáquea de Aristóteles el tema principal es la vir- los negocios para ganarse la vida fue perdiendo de vista. (Para-
tud de la moderación en todo, el punto medio entre los excesos fraseando a John Lennon, la vida es aquello que sucede cuando
110 MIS VIAJES CON EPICURO El tintineo de los cencerros de las ovejas 111
• uno está filosofando sobre su sentido.) Pero ahora estas cuestio- corro algunos riesgos filosóficos no tengo nada que perder ni
nes vuelven a ser importantes para él, a decir verdad le parecen que temer.
más apremiantes que nunca. Cuando Epicuro afirmaba que en la vejez la mente gana una
Pesea lo negativo que era con los ancianos, Aristóteles dijo libertad única por «no temer ya el futuro», se refería, entre otras
que «la educación es la mejor provisión para el viaje a la vejez» cosas, a que ahora podemos correr los riesgos mentales que no
yen parte lo que quiso decir es que adquirir unas buenas herra- nos atrevimos a correr cuando éramos más jóvenes. y correr
mientas para pensar -y filosofar- nos prepara para una de las riesgos filosóficos -como por ejemplo aquel tan famoso que
principales ocupaciones de una vejez auténtica: reflexionar so- propuso Camus cuando escribió en El mito de 5ísifo: «No hay
bre las grandes preguntas. más que un problema filosófico verdaderamente serio: el suici-
Cuando me hago esta clase de preguntas, me gusta tomar dio», es casi tan aterrador como lanzarte de un avión sujeto a un
una cierta distancia. A veces pienso que mis impulsos filosófi- paracaídas de endeble aspecto. Si lo pensamos bien, estos dos
cos básicos que tan viscerales eran, los de preguntarme «¿por riesgos se parecen mucho, ambos nos obligan a encarar la muer-
qué estamos aquí?», se esfumaron cuando estudiaba Filosofía en te. Kierkegaard no se andaba con chiquitas cuando nos retó a
la universidad. Me obsesioné con los conceptos embriagadores correr riesgos filosóficos y espirituales al escribir la famosa fra-
y abstrusos de los grandes pensadores y perdí esa curiosidad se: «Atreverse es perder el pie momentáneamente. No atreverse
que me incitaba a leerlos. Necesito recordarme que para filoso- es perderse uno miSITIO)).
far uno en realidad sólo necesita la intuición básica que una vida
sin examinar no destruye en él.
SOBRE ATREVERSE A PENSAR
SIN LÓGICA ALGUNA EN LA VEJEZ
bobada sin intentar entenderla nunca. Martin Heidegger fue un agotable". Primero nos dice que es una pregunta fundamental
existencia lista alemán del siglo xx que se centró -si a cientos para cualquier tipo de filosofía, y luego nos suelta que de algún
de páginas de una prosa densa y enigmática se le puede llamar modo nunca llegaremos a responderla. ¡Qué retorcido era!
centrarse- en el concepto del ser. Lo máximo a lo que llego es ¿y qué hay de las frases «atreverse a agotan. y «por medio
ver que no nos está preguntando por qué algunas cosas existen del desvelamiento de aquello que esta pregunta exige pregun-
y otras no, o ni siquiera qué es lo que causa que algo exista y qué tan.? ¿Nos está Heidegger sugiriendo que el simple hecho de
es lo que constituye su existencia. No, él es mucho más ambicio- plantearnos la pregunta, de lidiar con la idea de que el propio ser
so. Heidegger nos está pidiendo que nos planteemos la idea de puede ser puesto en duda, es una especie de fin en sí mismo?
que la propia existencia se puede cuestionar, y esto, a su modo Esto me recuerda la observación de Aristóteles: «Es la marca de
de ver, es la pregunta filosófica fundamental. Escribe: «Filosofar una mente educada poder considerar un pensamiento sin acep-
significa preguntar: "¿por qué es el ente y no más bien la nada?" tarlo". ¿Tal vez esto también se aplica a hacerse una pregunta
Plantearse realmente este interrogante significa: atreverse a ago- que lo más probable es que tenga una respuesta inconcebible?
tar y a atravesar interrogando lo inagotable de esta pregunta por Cuando iba a la universidad siempre me reía con aire de su-
medio del desvelamiento de aquello que esta pregunta exige ficiencia al oír la pregunta fundamental de Heidegger. En aque-
preguntar. Allí donde algo semejante acontece, está presente la llos tiempos -décadas de 1950 y de 1960-, a todos nos apasio-
filosofía,,: naba la escuela filosófica conocida como positivismo lógico y su
Necesito tomar un trago de retsina. hermana, el análisis lingüístico. Filósofos como Bertrand Rus-
En Grecia la forma más corriente de llamar a un camarero sell, el joven Ludwig Wittgenstein y A. J. Ayer analizaron me-
es dando unas fuertes palmadas. A mí todavía me cuesta hacer- diante la lógica, las matemáticas y el método científico los gran-
lo, me parece impropio, como si llamara a un esclavo. Aunque a des conceptos de la metafísica y la ética para demostrar que
los camareros griegos no parece importarles en lo más mínimo, careCÍan de argumentos sólidos. ¿Los conceptos del bien yel
de hecho les permite sentarse y tomar un refresco en lugar de es- mal? ¡Una estupidez! Era mejor olvidarse de ellos, porque care-
tar rondando alrededor de las mesas para ver si un cliente quie- CÍan de fundamento. Sólo nos planteábamos preguntas con un
re algo, o de preguntar, como los camareros de Estados Unidos: contenido y unas soluciones lógicas.
«¿Ha terminado ya de comer?" Doy unas palmadas y pido una Heidegger, por supuesto, no se salvó de ello, empezando con
jarra de medio litro del mejor vino que tengan. Bebo unos bue- ese «por qué" de su pregunta metafísica fundamental. El positi-
nos tragos y vuelvo a analizar la pregunta fundamental de Hei- vista Panl Edwards sostenía que en las palabras «por qué" hay
degger. una «gramática lógica" que Heidegger se salta en su pregunta,
En esta ocasión me llaman la atención dos cosas que nunca por lo tanto la pregunta no tiene ningún sentido. ¡Pasemos a la
he llegado a entender. Heidegger afirma que la pregunta es «in- siguiente!
Pero yo tenía esta mentalidad de colegial hace muchos, mu-
* Martin Heidegger, Introducción a la metaJfsiea, Gedisa, Barcelona, 1999. pág. chísimos años. Ahora que ya soy mayor puedo contemplar ideas
17. [N. dela T.] que no respetan la lógica de la gramática. Aunque también po-
114 !.\IS VIAJES CON EPI CURO El tintineo de los cencerros de las ovejas 115
dría deberse entre otras razones a que se me estén reblandecien_ Tom y yo estábamos intentando alcanzar el sí supremo. Y
do los sesos. EsIas cosas pasan. Ahora de vez en cuando soy ca- echar un buen vistazo al absoluto hegeliano tampoco habría es-
paz de entender ideas que parecen carecer de lógica. Me atrevo tado mal. Pero se ve que no podía ser. O por lo menos si uno de
a tener pensamientos ilógicos. O sea que al menos de momento nosotros entrevimos algo importante en la tierra del sí. no pudi-
no me meteré con Heidegger. mos recordarlo al volver a la realidad.
Pero ahora. mientras miro con fijeza el sol del Egeo. sí que
siento un ligero hormigueo en mi cerebro. La retsina al menos
SOBRE UN ESTADO ALTERADO DE CONCIENCIA no es mala para la salud. «¿Por qué es el ente y no más bien la
EN LA VEJEZ nada?» ¡Qué pregunta más absurda! ¿Cómo sería la nada más
absoluta? ¿Y si todo se redujera a nada? Es alucinante incluso
El sol del mediodía me ha encontrado escondido bajo el toldo contemplar la idea de la inexistencia universal. Va mucho más
de la taberna. Me ciega. y durante varios segundos me quedo allá de la idea de la mortalidad humana. nos pregunta cómo se-
mirándolo. dejando que me deslumbre el cerebro. ría si nada existiera y si nadie fuera ante todo perecedero. Y por
De niño mi hermano solía tomarme el pelo por mi costum- qué. por más exasperante que sea la pregunta. no ha sido así.
bre de tenderme boca arriba en la cama y mirar la bombilla que Tal vez sea imposible entender la nada inmutable al no dar
pendía del techo de nuestro dormitorio. Lo único que podía ale- la mente para tanto. Apenas llego a la idea de sustraer todo
gar en mi defensa es que me gustaba la sensación que me produ- cuanto hay en el universo. Pero la de una nada eterna a la que
cía. Creo que fue mi primer «colocón». nada se podría añadir es demasiado para mí. Quizá los positi-
Poco después de graduarme. mi amigo Tom y yo decidi- vistas estuvieran en lo cierto. después de todo no puedo pensar
mos probar las drogas psicodélicas. Después de todo. era la en ello porque la pregunta es de lo más absurda.
década de 1960. Pero yo prefiero creer que uno de nuestros fi- ¿Pero qué es esto? Por un instante. siento alivio o incluso
lósofos favoritos. el pragmatista americano del siglo XIX Wi- gratitud por el hecho de ser. Hasta siento una traza de algo que
lliam James. tuvo más que ver en ello que Timothy Leary. se parece levemente a una sensación de maravilla por ese ser mi-
nuestro profesor de triste fama. A James le fascinaban los es- lagroso que ha triunfado sobre la nada. Y también. aunque pa-
tados alterados de conciencia y consideraba el óxido nitroso rezca asombroso. por formar parte de ese triunfo: he tenido el
(alias. el gas de la risa) su droga preferida. por no decir la privilegio de participar en el ser y de ser consciente de ello.
puerta al absoluto hegeliano. la verdad suprema. En Las varie- ¡Y éste es mi momento del «sÍ»! No ha durado más que un
dades de la experiencia religiosa. James escribió: «La sobrie- minuto y ni siquiera ha sido un sí pletórico. sino más bien uno
dad disminuye. discrimina y dice no; la borrachera expansio- trémulo. Ahora me doy cuenta de por qué quería estar rodeado
na. integra y dice sí»: de gente mientras hacía mi paracaidismo acrobático filosófico.
A modo del «cuidador» que durante nuestros viajes con el LSD
nos vigilaba para que no nos arrojásemos por la ventana del ter-
• WilIiam James, Las variedades de la experiencia religiosa, Ediciones Península.
Barcelona, 1986. p. 291. 1N. de la T.) cer piso al «creer» que podíamos volar. mis vecinos de la taberna
r
116 MIS VIAJES CON EPICURO
1
l'
I, SÉNECA
I
f
6
El huésped de lfigenia
Tien'e una mente hortícola. Al final de la jornada, los asnos ría a sus padres mayores un lecho y mimos en su propia casa.
como premio son alimentados con un té hecho de pétalos de Spyros es e! único residente.
amapolas y, según e! folclore local, en un solo día de cada bos- Pero por lo visto Spyros requiere un montón de cuidados. Cho-
ta de asno germina una nueva amapola. Y debe de ser verdad, chea, sufre incontinencia y le dan frecuentes arrebatos de ira y
porque las flores salen a lo largo del camino por todas las grie- desesperación. Ifigenia se desvive por él, no se va de la residencia
tas. Me gusta creer que Pavlos siente una reverencia innata por hasta que Spyros, alimentado y bañado, está durmiendo en la cama.
e! ciclo de la vida. No puedo evitar preguntarme cuánto tardaré yo en volver-
Pavlos me deja a medía camino de la ladera. Desde aquí me como Spyros. La senilidad y la incontinencia es lo que nos
tomo un sendero angosto que lleva a la magnífica casa de campo espera en la vejez vetusta. Es terrible. Shakespeare ya la descri-
del siglo XIX de un capitán de navío, convertida ahora en la resi- bió en las «siete edades» de un hombre:
dencia de ancianos de la isla. lfigenia, mi casera, trabaja en ella.
Esta mañana me he ofrecido para ir a recoger las cartas en la es- Última escena de todas,
tafeta de correos de! puerto, y al ver que había la carta que Ifige- que termina esta extraña y movida historia,
nia tanto deseaba de su hija que vive en Australia, he decidido es la segunda infancia y el mero olvido,
llevársela para que no tenga que esperar a leerla al final del día. sin dientes, sin ojos, sin gusto, sin nada.
También sentía curiosidad por ver este lugar.
Junto a la entrada del jardín de la casa, un anciano octoge- Es la siguiente etapa que nos espera a los viejos, tanto si ele-
nario o nonagenario está sentado en un banco con la barbilla gimos o no ser conscientes de ella.
apoyada sobre sus manos juntas, que a su vez descansan sobre el
bastón de madera frente a él. Le digo «buenos tardes>,en griego,
pero no me contesta. Le ofrezco como saludo una inclinación de SOBRE LA CAUSA PRINCIPAL DE DEPRESIÓN
cabeza al modo griego, pero tampoco me responde esta vez. EN LA VEJEZ VETUSTA
La puerta está abierta. Llamo a Ifigenia y al poco tiempo sale
a recibirme, sonrojada y sorprendida. Cuando le entrego la car- En Never Say Die, la escalofriante investigación de Susan Jacoby
ta se pone muy contenta, pero se la mete en e! bolsillo del delan- sobre el aumento actual de la longevidad, descubrimos que la
tal diciendo que la leerá tranquilamente cuando termine de pre- ciencia médica moderna, sin reparar en gastos, nos ha prolonga-
pararle e! café a Spyros. Haciéndome una señal con la cabeza, do considerablemente los años de decrepitud. Antaño un infarto
me indica que Spyros es el anciano sentado en el banco. o un derrame cerebral en la edad avanzada acababa con nosotros,
-¿Los otros no quieren café? -le pregunto. pero ahora nos implantan stents y baipases y nos dan puñados de
-Spyros es e! único anciano de la isla que no tiene familia medicamentos que nos reviven cuando estamos a las puertas
-responde Ifigenia sonriendo. Por lo visto, los legisladores de de la muerte. La primera impresión es que parece algo positivo.
Atenas crearon esta residencia de ancianos palaciega sin tener Pero después descubrimos que el resultado de habernos prolon-
en cuenta que ningún hijo o hija hidriota que se precie le nega- gado la vida es que en esos años «de más» corremos cada vez un
El huésped de lfigel1ia 123
122 M!S VIAJES CON EPICURO
mayorriesgode sufrir enfermedades como el alzhéimer y el pár- riorando de manera gradual e inevitable, con la muerte como
kinson.Lavejiganos falla, los miembros nos tiemblan y la ener- único alivio posible, no sólo me llena de terror, sino también de
gíabajacasihasta el punto de un estado de vegetación. Encerra- furia. ¡Es una injusticia! ¿Es éste el resultado de haber vivido
dos en un cuerpo y en un cerebro que se están deteriorando a una vida larga y provechosa? ¿Quién estableció las reglas? ¡Las
marchasforzadas,nos aislamos de los demás y de todo cuanto co- odio, todas ellas!
nocimos.Somoslos nuevos muertos vivientes. ¿Pero qué gano yo enfureciéndome? Aunque sienta que tengo
En gerontologíauna especialidad en alza es la depresión ge- todo el derecho a chillar de rabia por esta broma cósmica postre-
riátrica.Hoy día, en las residencias de ancianos contratan a psi- ra, ¿es así como quiero pasar el tiempo que me queda hasta que
quiatras,psicólogosy asistentes sociales para que traten este pro- me llegue la vejez vetusta? Los estoicos, tanto griegos como roma-
blemaqueestá aumentando rápidamente. Publicaciones médicas nos, sostendrían que no es bueno tomar el camino de la furia.
como la revista Journal of the American Geriatrie5 Society divul- El estoicismo, fundado en Atenas por Zenón de Citio, unos
gan innumerables artículos sobre esta clase de temas como, por años antes de instalarse Epicuro en esta ciudad, se desarrolló a
ejemplo,cómo aplicar adecuadamente la escala de depresión ge- lo largo de más de tres siglos llegando a todas las regiones de
riátriea y cuáles son los antidepresivos que han demostrado ser Grecia y Roma, donde filósofos como Séneca y Marco Aurelio
más efectivosen la «población de la última etapa de la vida». Los perfeccionaron y elaboraron sus principios fundamentales. La
psiquiatrasaparecen con regularidad en estas revistas hablando idea que más ha perdurado de esta filosofía es que debemos li-
sobrelasposibles causas principales de esta depresión. berarnos de las pasiones y aceptar sin quejarnos lo inevitable,
¿Las causas principales? Yo creo que puedo echarles una porque revolvernos contra lo que no está en nuestra mano nos
mano en esta cuestión: es porque la vejez vetusta es un asco. Es hace sufrir sin ganar nada a cambio.
horrible. La cualidad de vida suele ser nula. Y si a estas alturas Zenón superó a Epicuro en su receta para alcanzar una feli-
aún nos queda alguna facultad de raciocinio, sabemos que la cidad serena y reconfortante: abogaba por el dominio de los de-
vida sólo va a empeorar. Por eso es difícil ver la depresión geriá- seos en lugar de, como Epicuro proponía, calibrar y planificar
triea como un trastorno mental, parece más bien una respuesta los distintos caminos que conducen a la satisfacción. Epicteto,
auténtica y acorde con la realidad. Esos psiquiatras gerontológi- un griego del siglo 1, expresó sucintamente los resultados de
cos habrían atiborrado de Efexor al padre de Oylan Thomas de practicar la filosofía estoica: «Mostradme a uno enfermo y con-
haber seguido la exhortación de su hijo de «Enfurécete, enfuré- tento, en peligro y contento, muriendo y contento, desterrado y
contento, sin honores y contento. Mostrádmelo: ansío, por los
cete contra la luz que se apaga».
dioses. vérmelas con un estoico»:
Los estoicos nos aconsejan ser indiferentes a las demandas
SOBRE LA FURIA Y EL ESTOICISMO
de la senectud para cortar de raíz la furia que nos infunden los
Sabe Dios que yo también podría enfurecerme sin ningún pro- ~ Epícteto, Pláticas por Arriano. tomo 11, Ediciones Alma Mater. Barcelona.
1958. p. 117. [N. de la 1'.1
blema contra la luz que se apaga. La perspectiva de irme dete-
124 MIS VIAJES CON EPI CURO El huésped de ¡figenia 125
horrores de la vejez vetusta. Al no tener expectativas ni deseos, nos a la vida, pues la buena cosa no es vivir, sino vivir bien. Por
no caeremos en la depresión geriátrica. esto el sabio no vivirá tanto como pueda, sino tanto como deba ...
Yo no creo poder hacerlo. A veces la práctica del estoicismo Siempre piensa en la calidad, no en la cantidad de la vida; si le
da la impresión de estar negando el sufrimiento en lugar de tras- acontecen cosas molestas que enturbian su tranquilidad, es él
cenderlo y a mí la negación, sea de la índole que sea, no me pa- quien sale de la vida sin dudar. Y no sólo debe hacerlo en la última
rece una forma auténtica de vivir. (También hay momentos en necesidad, antes bien, en cuanto comience a resultarle suspecta la
los que la práctica del estoicismo parece ser un juego mental que fortuna, es menester que dilucide con toda diligencia si ha de aca-
se asemeja peligrosamente a cantarse a uno mismo «No te pre- bar con su vida ... No ha de representar gran cosa la pérdida de
ocupes, sé feliz»).Pero una idea atractiva que saco de la filosofía
estoica es la de no preocuparme por las cosas que ya no puedo
controlar. Angustiarme por los horrores de la ancianidad antes
aquello que se nos va gota a gota. Morir más pronto o más tarde
no tiene importancia; lo que sí la tiene es morir bien o mal, y es,
ciertamente, morir bien huir del peligro de vivir mal.'
•
de que me llegue no me lleva a ninguna parte. Para empezar, se- y como preámbulo a su recomendación de poner fin a nues-
ría estar perdiendo el valioso y escaso tiempo que me queda. tra vida antes de que esta se vuelva intolerable, Arthur Schopen-
hauer, la alegría personificada, escribió en Estudios sobre el pesi-
mismo: «Todos deseamos hacernos viejos, es decir, llegar a una
SOBRE PONER FIN A NUESTRA VIDA etapa de la vida en la que podamos exclamar "iHoy es un mal
ANTES DE QUE NO VALGA NADA día, pero mañana será peor, hasta que llegue lo peor de todo!""
Personalmente, Mencio y Séneca me parecen más tolerantes
Hay sin embargo una cuestión sobre la senectud que no se pue- en cuanto al tema de poner uno fin a su vida en el momento
de posponer: ¡cuándo ya no tiene ningún sentido seguir vivo? oportuno.
Mencio, el filósofo confuciano, describió la situación con En la descripción de )acoby de la vejez vetusta no hay un yi.
sencillez y elocuencia al escribir: «La vida es lo que quiero, al ¡Queremos verdaderamente aferrarnos a la vida a toda costa
igual que quiero el yi Ise suele traducir como «sentido" J. Si no ¡Quiero yo hacerlo?
puedo tener ambas cosas, prefiero el yi antes que la vida. Aun-
que yo quiera vivir, hay algo que quiero más que mi propia
vida. Por eso no me aferro a ella a toda costa ... Es decir, hay SOBRE LA PRACTICABILIDAD DE PONER FIN
cosas que una persona quiere más que su propia vida y tam- A LA VIDA EN LA VEJEZ VETUSTA
Patrick de nuevo. Aún no es un viejo vetusto. Lo que tiene no es desde nuestra juventud -sobre todo si llegamos a viejos- que
una depresión geriátrica. sino una depresión anticipataria. sabe el ocaso de la vida no será un camino de rosas. ¡Significa esto
lo que le espera dentro de poco. yeso le hace ser una persona que si no nos hundimos en la desesperación a los veintiuno
amargada y taciturna. Me dice que yo soy tan falso como cual- hemos vivido en la más absoluta negación? Siendo la vida efí-
quiera eternamente joven. que mi búsqueda de una vejez autén- mera. ¡acaso cambia algo las cosas saber que ese final inevita-
tica no se diferencia en el fondo de la constante actividad de los ble y sombrío nos llegará dentro de cinco años en lugar de cin-
eternamente jóvenes. porque tanto ellos como yo estamos ne- cuenta?
gando lo que nos pasará dentro de poco. El existencialista Albert Camus creía sin duda que la deses-
¡Es posible que Patrick vea algo que a mí se me escapa? ¡PO- peración era una respuesta auténtica ante el aparente sinsentido
dría ser la mala uva aristotélica la forma más honesta de afrontar de la vida y. como no. ante los horrores y las enfermedades que
la vejez? La imagen del viejo cascarrabias ya viene de lejos. in- nos esperan en la senectud. Pero Camus creía que podemos
cluso aparece como estereotipo cómico en las obras de teatro y trascender la absurdidad inherente a la vida y darle un sentido
las películas. Los viejos. barruntando. se quejan de no poder ya con nuestras decisiones e interpretaciones. Estas son también
hacer las cosas como antes. piensan que la del pasado era la for- respuestas auténticas a lo que nos aguarda. La vejez auténtica tal
ma correcta de hacerlas. La mayoría de personas más jóvenes vez no consista. por tanto. en la afanosa ambición de los eterna-
creen que los viejos son tan gruñones porque saben que ahora mente jóvenes ni en la desesperación perpetua de mi amigo Pa-
ya no sirven para nada. Y pensándolo bien. esta realidad es para trick. sino en algo que tiene sentido en sí mismo.
ponerte de un humor de perros. Pero quizá me haya equivocado al juzgar la actitud de Pa-
Volverte un cascarrabias tiene sin embargo sus ventajas. An- trick. Viendo el estado ausente y los labios temblorosos de
tes de mi viaje a Grecia. Patrick me dijo: «Despotricar contra la Spyros. me cuesta no caer en una depresión anticipatoria. Como
vejez se ha vuelto ahora mi pasatiempo favorito. De hecho. es mi Aristóteles señaló sin piedad alguna. en la senectud no hay ab-
nueva razón de sen •. ¡Eh. a él le sienta de maravilla! solutamente nada que esperar con ilusión.
Pero a mí no. Yo pienso más bien como el envejecido Céfalo. En cuanto a mí. supongo que el mejor remedio para no pre-
padre de Polemarco. que dice en La república: «Tengo para mí. ocuparme con la desesperante inminencia de la ancianidad es
Sócrates. que no dan en la verdadera causa de esos males. por- tener presente la lección de los estoicos: fijarme en los horrores
que si fuese sólo la vejez. debería producir indudablemente so- de la vejez vetusta antes de que me llegue sería perder el poco
bre mí y sobre los demás ancianos los mismos efectos»: tiempo que me queda. Sabiendo el escaso tiempo del que dis-
Mi vena existencialista me incita a preguntarme por qué la pongo en esta última etapa de mi vida. no quiero pasarla angus-
depresión anticipatoria de Patrick no ha sido su actitud «au- tiado por lo que no está en mi mano. Prefiero intentar resolver
téntica» a lo largo de toda su vida. Después de todo. sabemos simplemente cómo puedo pasar este tiempo de la mejor forma
posible .
SOBRE LOS PELIGROS OCULTOS DE LA IDEALIZACIÓN iUn momento! Ahora descubro que Pavlos está charlando
con su nieta sobre el precioso vestido que su tía le está haciendo
Mientras bajo la cuesta pedregosa y abrupta del camino para di- para Pascua. Enfrascado en su deliciosa conversación, saborea
rigirme al puerto, caigo en la cuenta de que ya es hora de que me su feliz descanso en el cementerio. Mi romántica imaginación se
compre un bastón, al menos para usarlo en caminatas tan aven- ha quedado corta esta vez.
turadas como esta. La idea me hace sonreír. Aunque nunca haya
sido un consumista, descubro que me hace ilusión comprarme
un bastón. ¿Uno con una cariátide de peltre en el puño como el
de Tasso? ¿U otro menos elegante y más práctico. con un simple
puño curvo?
Delante de mí se encuentra uno de los muchos cemente-
rios "de bolsillo» dispersos por las colinas de Hídra. Me deten-
go. preguntándome si será una falta de respeto cruzarlo a
modo de atajo. Los cementerios griegos siempre me han pare-
cido extrañamente reconfortantes, creo que es por sus modes-
tos sepulcros de piedra con sus lápidas sencillas que suelen
contener una fotografía descolorida del difunto cubierta con
un cristal. En el fondo del cementerio diviso una recua de as-
nos mordisqueando amapolas con la cabeza agachada. Detrás
de los pollinos veo a un anciano de espaldas sentado solo sobre
una de las lápidas horizontales hablando animadamente. Jura-
ría que es Pavlos. el guía. Debe de estar charlando con un amor
perdido. ¿Tal vez con su mujer difunta? Me pregunto si lo hace
con regularidad. contándole cómo le ha ido el día como cuan-
do ella vivía.
Cruzo el cementerio con el mayor sigilo posible. con los ojos
clavados en el suelo. No quiero importunarle en su dolor. Y de
pronto, entreveo por el rabillo del ojo la cara de Pavlos: iestá ha-
blando por el móvil!
Además del chasco, me llevo una gran desilusión. A lo largo
de los años más de un amigo mío me ha acusado de idealizar a
los griegos y su estilo de vida. Estos amigos tenían toda la razón,
allnenos en esta ocasión.
.
i
la balsa ardiendo
en el puerto de Kamini
damente que me sentiría amenazado de inmediato si pensara nuevo y fascinante con sus especulaciones sobre la existencia de
que el grupo de hombres que se aproximaba a mí al anochecer un «gen religioso». Este gen se expresa como el rasgo de super-
venía de cumplir con un rito religioso, y podría aportar razones vivencia de un grupo determinado y las tribus que carecen de él
de ello»: se extinguen porque, sin un convincente código moral religioso
Si bien yo no me siento amenazado por los juerguistas de la que seguir, sus miembros se acaban matando unos a otros. Es
bahía de Kamini, es una de las fiestas griegas de las que pienso evidente que Christopher Hitchens habria aceptado la idea de
privarme. Al igual que Hitchens, yo pienso que la religión orga- que la religión es un rasgo de supervivencia en los humanos.
nizada «lleva un gran peso en su conciencia). Freud supone que si se nos ocurren ideas como la de un dios
Pero esto no me impide desear darle una dimensión espiri- trascendente y una vida maravillosa en el más allá, es simple-
tual a mi vida, aunque no tenga claro lo que significa exacta- mente por nuestros sentimientos, y que por esta razón no tienen
mente. ningún sentido. Desde un punto de vista estrictamente lógico y
empírico, como canta el joven Sporting Ufe en la ópera Porgy
and Bess, a propósito de los dictámenes de la Biblia, estas supo-
SOBRE LOS ANCIANOS Y LA ILUSIÓN DE DIOS siciones «no tienen por qué ser ciertas». Por ejemplo, nuestros
sentimientos nos podrían hacer creer que el desconocido con
Los viejos suelen recurrir a la religión. Siempre ha sido así. En un sombrero de fieltro con ala curva sentado frente a nosotros
nuestra era de mentalidad psicológica, sucede por la aceptada en el tren es un asesino en serie, pero podría suceder que lo ¡"e-
razón de que al oír los ancianos la muerte llamar a su puerta, su ra de verdad. Esta idea que se nos ha ocurrido podría ser cierta
mecanismo de defensa redobla sus intentos de inventarse a un o no, pero carece de fundamento real o racional.
dios y una vida en el más allá. En la actualidad ateos y filósofos como Sam Harris y Ri-
En su fundamental ensayo El porvenir de una ilusión, Sig- chard Dawkins también nos ofrecen una interpretación psicoló-
mund Freud tacha categóricamente la religión de producto de gica de por qué nos inventamos a Dios. Estos pensadores seña-
nuestros deseos. Curiosamente, y quizá demostrando una gran lan que la mayoría de personas estamos de acuerdo con el
valentía, escribió el ensayo en el ocaso de su vida. En él sostiene pensamiento científico lógico-empírico en un 99 por ciento de
que la finalidad principal de la religión es controlar a la sociedad lo que hacemos, pero que cuando se trata de Dios y de la reli-
y hacer cumplir un código moral al prometernos en el más allá gión, siendo de lo más irracionales, pensamos de manera ilógica
una recompensa por nuestra conducta ética en la tierra, asegu- y poco empírica. Elegimos una de las dos formas de pensar se-
rándose con ello que nos portemos bien hasta el último día de gún nos convenga: echamos mano de una mente científica para
nuestra vida. Es una tesis excelente. Enla actualidad los teóricos conducir, y en cambio nos viene mejor una mente ilógica y poco
de la evolución y los genetistas están dando a esta teoría un giro empírica cuando se trata de rezar por la salvación.
Sam Harris lo expresa con un gran sentido del humor: «Si
,. Christopher Hitchens. Dios no es bueno, Editorial Debate. Bacelona, 2008, p. te dijera que en mi jardín hay enterrado un diamante tan gran-
32. [N. de la T.] de como una nevera y me preguntases por qué lo creo, te res-
138 MIS VIAJES CON EPI CURO La balsa ardiendo en el puerto de Kamini 139
pondería que creer en ello le da sentido a mi vida. o que mi fa- última etapa suele empezar después de cumplir setenta y dos
milia es muy feliz con esta creencia, y que cada domingo años. La idea me gusta.
cavamos en el jardin para encontrarlo. y ahora hay en él un Lo que me sorprende y atrae de esta última etapa, es que la
hoyo descomunal. Si fuera así. me tacharías de lunático. Tú no religión forma parte de la larga lista de cosas a las que un ancia-
puedes creer que hay un diamante en tu jardín sólo porque no renuncia. La ceremonia de iniciación al periodo samnyasa
ésto le dé sentido a tu vida. Y si fuera así. sería un auto engaño incluye la quema de ejemplares de los Vedas, los textos hindúes
que nadie querría. sagrados. Simboliza el abandono de las creencias y las prácticas
Básicamente.es lo mismo que el consejo de «Sé sincero con- religiosas que el samnyasin adquirió en sus otras etapas de la
tigo mismo»:o bien creemos en el modelo cientifico para deter- vida. Se desprende de todo ello. El viejo samnyasin se basta por
minar si algo es real. o bien no creemos en él. Pero pasar según sí solo. Por medio de la meditación solitaria deberá alcanzar la
nos convenga de Una mentalidad a otra, es jugar con nosotros máxima iluminación espiritual posible. En efecto. para adquirir
mismos. no ser sinceros. una religión necesita reinventarse empezando de cero.
¿Acasolos viejos que nos interesamos por cuestiones espiri- La renuncia al mundo de los negocios hace que llevar una
tuales no somos sinceros? ¿Nos estamos engañando por «oír el vida sencilla en el Jardín de Epicuro se parezca a la vida de un ju-
carro alado del tiempo acercarse veloz a nuestra espalda»? bilado en el complejo hotelero de Sun City. En cambio. un sam-
nyasin es un asceta errante que vive en desposesión total: sin un
techo ni bienes materiales. Sólo come lo que la gente le da. Sin
SOBRE LO OPORTUNO DE LA ESPIRITUALIDAD embargo, existe una afinidad entre la idea de Epicuro de llevar
EN LA VEJEZ una vida completamente libre y la cuarta etapa hinduista. Así es
como el «Asrama Dharma» describe la vida de un samnyasin:
Loshindúes no creen en absoluto que sea un autoengaño. Sim- "El samnyasin tiene puesto el ojo espiritual en bienes que el
plemente consideran que los ancianos están por fin preparados hombre no puede ofrecerle y tanto le da lo que puedan quitar-
para abordar las cuestiones espirituales fundamentales. le ... Por tanto. está más allá de la posibilidad de sentirse seduci-
Estareligión y filosofía milenarias del sur de Asia se remon- do o amenazado». Y en otra parte dice: «Ahora los negocios. la
tan a la Edad de Hierro y su desarrollo «moderno» se inició en familia. la vida laica, los amores y las esperanzas de la juventud
el siglo 11 a. C. El hinduismo. como las filosofías más duraderas y los éxitos de la madurez han quedado atrás. La eternidad es lo
que se ocupan de la cuestión de cómo vivir. establece distintos único que le queda. Y en eso es en lo que centra su mente y no
papeles para las distintas etapas de la vida. Enumera cuatro: en las tareas y las preocupaciones de la vida que ha dejado atrás,
brahmacarya(novicio). grihastha (dueño de casa). vanaprastlza que llega y se va como un sueño».
(morador del bosque o asceta en semiretiro) y samnyasa (re- Sin duda conozco la sensación de que la vida que «he dejado
nunciante). Estas etapas representan respectivamente los perio- atrás llega y se va como un sueño ••. Muchas veces me da la im-
dos de preparación. producción. servicio a la comunidad y con- presión de haber transcurrido como un soplo. Y también sé a lo
templación espiritual. Algunos textos hindúes sugieren que la que se refiere el «Asrama Dharma» cuando dice: «La eternidad
140 MIS VIAJES CON EPI CURO La balsa ardiendo en el puerto de Kamini 141
es lo único que le queda». Estoy en la última etapa consciente de vir el presente», repuso: "Yo me lo tomo con calma, pero pien-
mi vida y cada vez me atrae más la búsqueda de lo que los hin- so vivir en él cualquier día de estos».
dúes llaman "la sabiduría verdadera del cosmos». Sin embargo, la urgencia propia de la vejez me acucia: si no
Los hindúes me recuerdan que la explicación psicológica no lo hago ahora, ¿cuándo vaya hacerlo?
es la única forma de dilucidar por qué en la vejez nos atraen las Las preguntas fundamentales que engendran los deseos es-
cuestiones espirituales. El renunciante no busca la iluminación pirituales son fáciles de reconocer, lo que ocurre es que cuesta
por eSIar atrapado en un sistema de premios y castigos en el más darles un sentido: ¿Estoy conectado a todo lo que me rodea? ¿Al
allá, o ni siquiera por temer a la muerte. Se ha despedido de to- cosmos? ¿Estamos el cosmos y yo unidos? Si es así, ¿cómo debo
das estas preocupaciones y angustias. Ahora que ha dejado atrás vivir el resto de mi vida teniéndolo en cuenta?
los asuntos de la vida y sus vinculaciones con las actividades A pesar de su vaguedad, no hay pregunIas más esenciales
mundanas, ha llegado la hora de centrarse por fin en cuestiones que estas. Después de batallar con la "pregunta inagotable» de
espirituales fundamentales. Heidegger el otro día, ahora me siento más preparado para en-
frentarme a la nueva afirmación atea de que yo no estaría siendo
sincero conmigo mismo si contemplara siquiera la idea de la
SOBRE LA BÚSQUEDA ESPIRITUAL DE UN ANCIANO existencia de una dimensión espiritual. No creo que esté bus-
cando en el jardín trasero de mi casa algo como el diamante mí-
La religión no ha jugado un papel importante en mi vida hasta tico del tamaño de una nevera de Sam Harris. No espero ver el
ahora. Y tampoco me sirve demasiado de consuelo el hecho de rostro de Dios ni el Reino de los Cielos. Lo que deseo es llegar a
que el samnyasin empiece de cero, ya que pese a haber abando- una especie de comprensión sublime, encontrarle un sentido al
nado su formación religiosa de la juventud, sospecho que em- universo. El filósofo William James me da de nuevo esperanzas
prende su viaje sabiendo mucho más que yo qué es la ilumina- en mis anhelos: no, no estoy buscando algo, lo que quiero es te-
ción y la sensación que produce. ner una experiencia espiritual.
Con todo, sigo con mi incipiente deseo de alcanzar alguna De modo que consulto Las variedades de la experiencia reli-
clase de iluminación. Creo que siempre lo he deseado. Sospe- giosa de William James, otro de mis antiguos libros favoritos
cho que la mayoría de personas siempre hemos albergado este que me he llevado en este viaje. De hecho, el ejemplar que des-
deseo en alguna parte de nuestro ser. Tal vez se me estén re- cansa sobre el escritorio del lugar donde me alojo en Hidra, es el
blandeciendo los sesos, pero creo que incluso el ateo más furi- mismo que compré en la librería de Harvard Square hace cin-
bundo anhela en el fondo entrar en contacto con una dimen- cuenta y tantos años, y todavía conserva los pasajes que subrayé
sión trascendente, lo que le pasa es que no encuentra nada con fervor en mi época estudiantil y las anotaciones hechas en
creíble a lo que agarrarse. En cuanto a mí, simplemente he ad- los márgenes. Uno de los pasajes subrayados trata de la cuestión
quirido la costumbre de ignorar mis anhelos espirituales, sobre la que ahora estoy cavilando: "Entramos en los estados
como si fueran una especie de tic molesto. Soy como aquel místicos desde fuera de la consciencia ordinaria como de menos
hombre que al ser reprendido por Baba Ram Dass por no "vi- a más, como de la pequeñez a la vastedad y, al propio tiempo,
142 M!S VIAJES CON EPI CURO La balsa ardiendo en el puerto de Kamini 143
clase de arte y ahora, en la vejez, me descubro escuchándola ciones escépticas-, puede que por fin sea capaz de vivir en un
casi cada noche, normalmente solo, a veces durante horas. estado de presencia.
Mientras escucho tendido en el sofá a oscuras por ejemplo la «Augurios de inocencia», uno de mis poemas preferidos de
Novena Sinfonía de Mahler, el Réquiem de Fauré, o la famosa William Blake, empieza así:
romanza «E lucevan le stelle» [Y brillaban las estrellas] de la
ópera Tosca de Puccini, yo también me elevo a un reino donde Ver el mundo en un grano de arena
me olvido de mí mismo y me fundo con el universo. Me pierdo y el cielo en una flor silvestre,
entre las estrellas, como Henry, y si bien no me atrevo a lla- tener la infinitud en la palma de tu mano
marla una experiencia espiritual, a veces es tan intensa que lo y la eternidad en una hora.
parece. Cuando escucho con los ojos cerrados y la respiración
calma la exquisita melancolía de la romanza que Cavaradossi Tal vez lo más probable es que mis anhelos espirituales se
le dirige a Tosca bajo las estrellas, cantando mientras espera su colmen de este modo, viviendo el presente, con plenitud.
ejecución «¡Nunca he amado tanto la vida!», a veces -sólo a
veces-, siento como si mis anhelos se hubieran colmado a ma-
nos llenas. SOBRE LA SACRALIDAD DE LO COTIDIANO
ha resucitado!). Luego arreglo el ramo de gladiolos silvestres salsa de yogur y pepino, y no sé cuántos aperitivos más. El que
que he cogido durante mi paseo matinal. Llamo a la puerta y cocina cada plato pasa Con orgullo su especialidad por el jardín,
Tasso sale a recibirme. anunciando su toque personal, el de Nikolaos, el hijo de Kos-
-iKalo Pasha! mas, son las hojas de menta que ha añadido a su ensalada de be-
-iKalo Pesach!-responde Tasso dándome un abrazo. renjena.
¿He oído bien? ¿Me ha dicho Tasso «buenas Pascuas» en he- Brindamos por Niko, por pasar la prueba de acceso a la uni-
breo? versidad; por Despina, la mujer de Kosmas, por publicar un
Así es. Sus ojos chispeantes me lo confirman. Y cuando So- poema en una revista ateniense; por Tasso y Cibeles, la perra
fía, su encantadora mujer de pelo blanco, aparece a sus espaldas añosa de Sofía, por haber vivido un invierno más. Cibeles lleva
y yo le ofrezco las flores, me saluda a su vez con un ¡KaloPesach! el nombre de una antigua diosa de la Naturaleza y es el único tri-
Es evidente que ella también ha estado repasando el saludo en buto a algo que se pueda calificar de teológico. No se nombra en
hebreo. ningún momento a Jesús o la Resurrección, ni tampoco a Moi-
En ese momento me doy cuenta de que esta familia entraña- sés o la separación de las aguas del mar Rojo.
ble me ha invitado a cenar de todo corazón. Estoy seguro de que Para los cristianos devotos, lo que está aconteciendo en el
Tasso sabía que la bulliciosa quema de Judas en la bahía me mo- jardín de Tasso representa la corrupción de la religión. Aquí la
lestaría. De hecho, sé que ha entendido más que yo mismo por Pascua ha perdido su significado. La celebración religiosa de la
qué me ha desagradado: no es por mi aversión, como la de Resurrección divina ha sido reemplazada por una fiesta profa-
Christopher Hitchens, a la mala influencia de la religión organi- na. Aunque no me hubieran invitado, estoy seguro de que en la
zada, sino por saber -por Tasso y por mi propia experiencia- fiesta de Tasso las demostraciones y los gestos religiosos habrían
que el odio dirigido a Judas, el traidor, tiene un matiz de antise- brillado por su ausencia.
mitismo. iQué compasivo es Tasso! iEs Cristo resucitado en Pero ahora, sentado a la sombra del limonero lleno de nue-
persona! vos brotes entre estas personas tan alegres y entrañables, tengo
Kosmas, el hijo de Tasso y Sofía, y su mujer y su hijo adoles- la certeza de que en el jardín de Tasso reina un ambiente sagra-
cente, también han venido de Atenas para celebrar la Pascua con do. Puedo percibirlo en el intercambio de miradas cariñosas al-
ellos. Son tan afectuosos, hospitalarios y alegres como Tasso y rededor de la hoguera, en las tiernas bromas que Kosmas le gas-
Sofía. ta a su padre por su costumbre de meterse los huesos de las
En el jardín de Tasso, la pierna de cordero sigue asándose en aceitunas en el bolsillo de la camisa. Siento que me envuelve.
el asador sobre la hoguera. Sólo son las nueve, aún es demasiado El gozar de lo que está ocurriendo en el jardín de Tasso se lo
temprano para tomar el plato fuerte griego en una cálida noche debo sobre todo a mi edad. Mi condición de anciano me permite
primaveral. Primero se sirve el ouzo acompañado de mezés, una estar en paz con esta calma. Lo único que quiero de esta gente es
selección interminable de platos compuestos de pulpo a la plan- su compañía. Ya no extraño las actividades excitantes ni los nue-
cha, quesos tostados, salchichas de cerdo con ralladura de na- vos logros. A decir verdad, en este momento no deseo más del
ranja, aceitunas, hojas de parra rellenas, ensalada aliñada con cosmos que lo que ya tengo aquí: «Ver el mundo» en sus rostros.
148 MIS VIAJES CON EPI CURO
Quien a una alegría se encadena «Tómate más tiempo y abarca menos terreno.»
malogra la vida alada.
pero quien la alegria besa en su aleteo
vive en el alba de la eternidad. THOMAS MERTON
~
I
De vuelta a casa
Algunos de los vejetes que Freke entrevistó en Florida dijeron encasillar las ideas en categorías absolutas, dejando muy poco
espacio para las complejidades y contradicciones internas pro-
que volver a trabajar los dejaba reventados. Muchos de ellos esta-
pias de la experiencia humana corriente. Una de las contribu-
ban desalentados por tener ahora unos empleos menos interesan-
ciones de Aristóteles a la filosofía y las ciencias que sigue perdu-
tes que cuando estaban en la flor de la vida. Sin embargo, una
rando hoy día es este consejo: «Pretender más exactitud de la
buena cantidad de ellos confesaron que pese a poder «apañárse-
que permite la naturaleza del asunto no es de sabios». Y la pre-
las» con su pensión, no estaban dispuestos a vivir en una casa de
gunta «¿Cuál es la mejor forma de ser un anciano» no es una
menos categoría que la de antes ni a renunciar a su tren de vida.
pregunta demasiado precisa que digamos, al contrario, es muy
Me pregunto si no les convendría aprender la lección de Epicuro
de bajar el ritmo y gozar de los calmos placeres de la vejez. imprecisa.
Quizá la receta más bien dogmática de Epicuro para ser feliz
Con todo, Freke también me dijo que muchos de esos ancia-
-liberarnos ante todo de «la cárcel del mundo de los negocios
nos le contaron que era muy vigorizante volver a trabajar. Se
y la política»- no se corresponda con lo que hace felices de ver-
sentían de nuevo como un miembro productivo de la sociedad,
dad a muchos hombres y mujeres de Estados Unidos. Para ser
estar ocupados les resultaba muy gratificante. Una viejecita le
sinceros debemos tomar decisiones que nos hagan felices. Si yo
dijo que se sentia como «si hubiera dejado de vivir recluida en
quiero ser sincero conmigo mismo, he de preguntarme qué creo
casa».
que estoy haciendo aqui, ante el escritorio, con las notas espar-
Curiosamente, en mi último día en Kamini, Dimitri me dio
cidas frente a mí, a los setenta y tres años de edad. Sin duda, creo
un artículo procedente del Ekathimerini, el blog de noticias
griego. Iba de que una buena cantidad de pensionistas griegos que aún me quedan cosas por hacer.
¿Hay un punto medio aceptable entre la actitud de los «eter-
-muchos estaban esperando cobrar aún sus pensiones del go- .
namente jóvenes» yel ideal existencialista platónico/epicúreo
bierno en bancarrota- habían dejado Atenas para irse a vivir a
de un anciano realizado y auténtico? ¿Podemos optar por un
los pueblos de Creta donde habian crecido y dedicarse a la agri-
término medio sin transigir en ambos extremos hasta el punto
cultura. En el artículo aparecia uno diciendo: «Aquí me puedo
pasar una semana sin gastar un solo euro. Me alimento de los de acabar con una filosofía sensiblera de la vejez?
¿Podría encontrarse la solución en algo tan mundano cómo
productos de mi granja y si necesito alguna otra cosa, como
una buena programación del tiempo que nos queda? Por ejem-
aceite de oliva por ejemplo, lo obtengo de mi vecino granjero».
plo, trabajar veinte horas a la semana y dedicar el resto del tiem-
Este griego, y muchos otros, estaban encantados con el asom-
po a la última oportunidad de un anciano para este intento
broso giro que habían dado su vida en la vejez. Es tentador decir
esencial. Pero ¿acaso esto no equivaldría a llevar de nuevo una
que sin proponérselo han redescubierto el Jardín de Epicuro.
vida «programada» en la que apenas nos quedaría tiempo? Y en
cuanto la llevásemos, pese a habernos hecho un hueco para ju-
gar con los amigos (y el perro) y reflexionar en nuestro pasado,
¿acaso no seguiríamos pendientes del reloj, renunciando al lujo
Uno de los problemas del pensamienIo filosófico -como suce-
del valioso «tiempo vivido» de un anciano sin prisas?
de en la mayoría de disciplinas académicas-, es que tiende a
De vuelta a casa 155
154 MIS VIAJES CON EPICURO