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ANDREA ROSAS
CAROLINA VARGAS
Presentado a:
Ing. Fredy Fonseca
Cristaloquímica
En el siglo XVIII se admitió que existía una relación ente la composición química
y la morfología cristalina. La posibilidad de determinar la estructura de los
cristales por los métodos de difracción de rayos, añadió a nueva dimensión a
esta relación y despertó gran interés entre los químicos y los cristalografos,
habiendo surgido en estos últimos años una nueva ciencia: la cristaloquímica. La
meta de esta ciencia es la explicación de las relaciones entre la composición
química, estructura interna y propiedades físicas de la materia cristalina teniendo
como meta adicional la síntesis de materiales cristalinos que tengan la
combinación de propiedades que se desee.
Tipos de enlace
Sabemos que la manera en que los átomos se enlazan ejerce un efecto profundo
sobre las propiedades físicas y químicas de las sustancias. ¿Qué es un enlace
químico? Aunque esta pregunta se puede responder de diversas formas, el
enlace se define como la fuerza que mantiene juntos a grupos de dos o más
átomos y hace que funcionen como unidad. Por ejemplo en el agua la unidad
fundamental es la molécula H-O-H cuyos átomos se mantienen juntos por dos
enlaces O-H. Se obtiene información acerca de la fuerza del enlace midiendo la
energía necesaria para romperlo, o sea la energía de enlace.
Veremos cómo los átomos interaccionan entre sí de diversas formas para formar
agregados y se considerarán ejemplos específicos para ilustrar los diversos tipos
de enlace. Existen tres tipos importantes de enlaces que se forman entre los
átomos de un compuesto: iónico (o electrovalente), covalente (polar, no polar y
el coordinado) y el enlace metálico.
Los compuestos unidos por enlaces iónicos forman redes cristalinas de iones,
que denominamos cristal. La red cristalina es una estructura gigante que
contiene un número indefinido de iones (las cargas positivas son iguales, en
cantidad, a las negativas), de manera que el conjunto sea eléctricamente neutro.
El modelo de enlace entre iones no se puede utilizar para explicar la unión entre
cualquier pareja de átomos. Si dos átomos son iguales, no existe ninguna razón
que justifique que uno de estos átomos se transforme en ión. Para justificar estas
situaciones se utiliza otro modelo de enlace. Cuando los átomos que forman un
enlace comparten sus electrones con la finalidad de cumplir con la regla de los
ocho, se forma un enlace. El tipo de enlace que se observa en la molécula de
hidrógeno y en otras moléculas en que los electrones son compartidos por los
dos núcleos se llama enlace covalente. En la molécula de H2 los electrones
residen principalmente en el espacio entre los núcleos en donde son atraídos de
manera simultánea por ambos protones. El aumento de fuerzas de atracción en
esta zona provoca la formación de la molécula de H2 a partir de dos átomos de
hidrógeno separados. La formación de un enlace entre los átomos de hidrógeno
implica que la molécula H2 es más estable por determinada cantidad de energía,
que dos átomos separados (energía de enlace).
Enlace metálico
Este tipo de enlace produce ciertas propiedades que caracterizan a los minerales
metálicos, por ejemplo, son maleables (se deforman plásticamente), dúctiles
(pueden convertirse en alambres), buenos conductores de la electricidad y del
calor y tienen brillo metálico.
Las fuerzas de Van der Waals son relativamente débiles comparadas con los
enlaces químicos normales, pero desempeñan un papel fundamental en campos
tan diversos comoquímica supramolecular, biología estructural, ciencia de
polímeros, nanotecnología, ciencia de superficies y física de la materia
condensada. Las fuerzas de Van der Waals definen el carácter químico de
muchos compuestos orgánicos. También definen la solubilidad de los alcoholes
inferiores. Las propiedades del grupo polar hidroxilo dominan a las débiles
fuerzas intermoleculares de Van der Waals. En los alcoholes superiores, las
propiedades del radical alquílico apolar (R) dominan y definen la solubilidad. Las
fuerzas de Van der Waals crecen con la longitud de la parte no polar de la
sustancia.
Las fuerzas de Van der Waals incluyen a atracciones entre átomos, moléculas y
superficies. Difieren del enlace covalente y del enlace iónico en que están
causados por correlaciones en las polarizaciones fluctuantes de partículas
cercanas (una consecuencia de la dinámica cuántica). Las fuerzas
intermoleculares tienen cuatro contribuciones importantes. En general, un
potencial intermolecular tiene un componente repulsivo que evita el colapso de
las moléculas, debido a que al acercarse las entidades unas a otras las
repulsiones dominan. También tiene un componente atractivo que, a su vez,
consta de tres contribuciones distintas:
La punta del soplete se coloca justamente en el interior de una vela o gas del
alumbrado ordinario (método más recomendado para producir una llama), allí se
ha colocado un tubo que obstruya el aporte de aire en la base del mechero y así
se produzca una llama luminosa. También encontramos un soplete más
sofisticado, perfeccionado, eficiente y fácilmente manejable, se parece al
corriente, pero está construido de tal forma que el aire forzado dentro del tubo a
través de la desembocadura y el gas que llega a través del tubo salen juntos por
la apertura.
Su ventaja es que con una sola mano se puede coger el conjunto completo y al
tiempo orientar la llama.
Fusión por medio de la llama del soplete. Una buena llama de soplete puede
alcanzar una temperatura de 1500° C aunque la temperatura varia, la
determinación del grado de fusibilidad de un mineral es una ayuda muy
importante en su identificación; para ello debe usarse fragmentos pequeños del
mineral para realizar las pruebas con el soplete, dichos fragmentos son llamados
muestras.
Empleo del carbón vegetal con el soplete. El carbón vegetal debe ser de
grano fino y uniforme, no tan blando ni tan duro. Se emplea como soporte sobre
el cual se efectúan varias reacciones, se usa principalmente como reductor;
especialmente mezclado con el carbonato de sodio, sirviendo como un fundente
en algunas reducciones.
Uno de los usos más importantes del carbón vegetal es la obtención de aureolas
sobre su superficie cuando se calientan sus minerales con llama oxidante en
carbón vegetal. En algunos casos se obtienen aureolas cuando a la muestra se
le ha añadido reactivos como yoduro o fundente de bismuto (yoduro potásico
más azufre).
Empleo del yeso. En algunos casos es preferible usar yeso que carbón vegetal
pues este permanece húmedo y cortarse en tiras, cuando está seco puede
romperse en pequeños bloques. El bloque de yeso se emplea para obtener el
color de los sublimados que se observan mal sobre el fondo negro del carbón
vegetal. Las aureolas de los yoduros se aprecian así muy bien.
Se emplea para ensayos de oxidación, una pequeña cantidad del mineral que
haya de ensayarse se reduce a polvo y se introduce en el tubo en una zona
situada en un tercio de su longitud total. Una estrecha banda de papel doblado
en un pliegue servirá de navecilla para introducir el polvo dentro del tubo, dando
una inclinación hasta que el mineral este sobre la llama de un mechero bunsen.
El mineral se calienta en dichas condiciones con una corriente constante de aire
y será oxidado. Si ello es posible, se pueden producir óxidos en forma de gases,
que son expulsados por el extremo del tubo.
Los fundentes más corrientes son el bórax, el carbonato sódico, la sal de fosforo.
La operación se realiza fundiendo primeramente el fundente sobre un pequeño
bucle de hilo de platino en forma de montura de lente. Después de que el
fundente se ha fundido sobre el hilo, se introduce en él una pequeña cantidad de
polvo del mineral y se disuelve en el mediante un nuevo calentamiento. El color
de la perla resultante depende de si fue obtenido en llama oxidante o en llama
reductora y de si la perla se observa en caliente o en frio.
Papeles de ensayo.